Está en la página 1de 1

El pluralismo político es un principio ideológico que considera la división de la sociedad en

diversos grupos sociales con ideas e intereses diferentes como una fortaleza y no como una
debilidad. Así, los defensores de este principio «creen que una sociedad debería tener
muchos centros de poder y que, gracias al compromiso y al consenso, la política debería
reflejar los intereses y los valores de tantos grupos diferentes como sea posible».1 Su principal
ideólogo fue Robert Dahl.
A diferencia de la teoría elitista, el pluralismo reconoce la participación de varios grupos que
no necesariamente forman parte de la élite. Las partes que compiten en el pluralismo se
caracterizan por la heterogeneidad ideológica y social, independientemente de los recursos
económicos que posean. También es opuesto al populismo por la misma razón que se opone
al elitismo: porque ambos defienden una visión dualista de la sociedad —en el populismo: «el
pueblo» (sano) frente a «la élite» (corrupta); en el elitismo: la «élite» moral, cultural e
intelectualmente superior al «pueblo» peligroso, deshonesto y vulgar—.2
Según Philippe C. Schmitter, el pluralismo puede definirse de la siguiente manera:
Sistema de representación de intereses en el que las unidades constitutivas están organizadas en un
número no especificado de categorías múltiples, voluntarias, competitivas, no jerárquicamente
ordenadas y autodeterminadas, que no están especialmente autorizadas, reconocidas, subsidiadas,
creadas o de algún modo controladas por el Estado en la selección de dirigentes o la articulación de sus
intereses, y que no ejercen un monopolio de la actividad representativa dentro de sus respectivas
categorías.

La Constitución Española de 1978 en su artículo 1.1. reconoce al pluralismo político como uno
de los «valores superiores de su ordenamiento jurídico» junto con la libertad, la justicia y la
igualdad.

También podría gustarte