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Dialnet PasionesSuenosYConversaciones 5871089 PDF
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Xóchitl Leyva
1994 han cantado con diferentes rit- etcétera, etcétera. En pocas palabras, II) Los sueños
mos y a diferentes tonos a la Lacan- Una tierra para sembrar sueños no está
dona y sus habitantes. Dentro de esas sola y de hecho retoma temas ya abor- Una tierra para sembrar sueños es una
voces se encuentran la del ensayista dados por otros. Estos temas van obra bien escrita y bien ilustrada que
descendiente de don Porfirio, la de la desde la colonización, el refugio guate- cobra doble importancia al cerrar el
asesora agraria socióloga, la de los mi- malteco y las confluencias étnico-reli- ciclo personal y profesional de Jan de
sioneros católicos, la del obispo “liber- giosas hasta el surgimiento del EZLN, Vos como apasionado de la selva y
tario”, la de los antropólogos pioneros, la deforestación y el “conflicto de La como “historiador regional” que ha
la de los periodistas “anti-marquistas”, Brecha”. Pero una vez dicho esto uno mirado la Lacandonia con todos sus
se preguntaría por qué entonces reco- sentidos desde la Colonia hasta los
mendar leer Una tierra para sembrar albores del siglo XXI. Nadie como él ha
xóchitl leyva: CIESAS.
sueños. Pues bien, porque Jan Vos en realizado proeza tan grande. Pero la
Desacatos, núm. 11, primavera 2003, ese libro hace una síntesis sobre lo que relevancia del libro hoy reseñado no
pp. 190-192. se ha dicho acerca de esos temas a lo termina aquí, es también importante
primavera 2003 Desacatos reseñas
de sus testimonios uno conoce de viva misma. Militarización que, enfatiza, indígenas politizados de la selva La-
voz cómo propietarios ausentistas o ha contribuido al crecimiento del candona y de Chiapas. Pero esto que
herederos latifundistas de la selva no divisionismo comunitario. El autor para algunos podría ser visto como una
quisieron, o bien no pudieron, defen- señala con certeza que para hacer virtud puede convertirse en motivo de
derse de la expropiación agraria pos- frente a las políticas neoliberales ve- controversia y crítica. De hecho, des-
revolucionaria cuando en otras nideras se requiere, antes que nada, de su primera presentación en Chia-
regiones de Chiapas la reforma agraria restaurar el tejido social de las comu- pas, Una tierra para sembrar sueños ya
no tocó los intereses de importantes nidades indígenas así como “preser- empezó a levantar pasiones entre ac-
familias latifundistas. Este trato dife- var” los recursos naturales de la selva. tores de los diferentes procesos políti-
rencial a los grandes propietarios de Esto último sería la mejor manera de cos de las tres últimas décadas. Esto
las distintas regiones de Chiapas celebrar la memoria de los tres per- no resulta extraño, pues en Chiapas
podría explicarse al recordar que la sonajes no indígenas que escogió de hay cientos de historias no contadas
selva fue la última frontera usada co- Vos para su libro: el montero-escritor, que en Una tierra para sembrar sueños
mo válvula de escape para resolver las la fotógrafa suiza lacandófila y la del encontrarán no sólo un interlocutor
demandas agrarias de muchas partes maderero-ranchero. Todos ellos “pa- sino una voz distinta y perturbadora.
del estado y del país. saron los últimos años de su vida Para finalizar de Vos señala la
Me parece también muy acertado viendo transformarse sus sueños necesidad —y agregaría yo un tanto
que Jan haya incluido como parte del [conservacionistas] en [verdaderas] de manera inocente, urgentísima— de
tejido actual selvático el sueño de una pesadillas” (p. 398). conocer de viva voz la historia de la
mujer refugiada guatemalteca. Ya no Por lo que toca a los sueños de los participación de los indígenas en los
se debiera, creo yo, hablar de los refu- otros cinco personajes indígenas que recientes procesos político-militares.
192 giados como un mundo en sí mismo, se incluyen en el libro, Jan nos dice Esto, cuando suceda, nos abrirá sin
encapsulado en sus “campos”, sino ver- que éstos de alguna manera vieron duda nuevas formas de concebir no
los como piezas claves de una historia transformar sus anhelos en realida- sólo la Lacandona sino lo que hasta
fronteriza, selvática, político-militar des. Transformaciones que no fueron ahora hemos dado en llamar “el con-
compartida y diferente. No quiero de- fortuitas sino producto de muchos flicto chiapaneco”.
cir que no se haya escrito suficiente años de esfuerzos organizativos y de
sobre los “refugiados guatemaltecos”; lucha política. Epílogo
por el contrario, se ha escrito mucho
pero a mi juicio lo que ha hecho falta IV) Las pasiones Quisiera concluir diciendo lo que ya
es explorarles como actores mexicanos, he dicho en otros foros: ahora que las
o mejor dicho, como actores binacio- De Vos llegó a México y supo escudri- políticas neoliberales parecieran que
nales de gran envergadura, como bisa- ñar lo mismo en la vida de los indios sólo se interesan por la docencia y la
gras político-culturales de la frontera como en la de los latifundistas; puso investigación mercantilizadas, que
sur. Aunque en Una tierra para sem- así a nuestro alcance voces, documen- bailan al son de los dólares o de la
brar sueños Jan no vincula la guerra tos, testimonios y fotografías que ha- empresa privada, de Vos está ahí con
guatemalteca con la [neo]zapatista, sí bían estado calladas y ocultas, pero lo su trilogía selvática (con su tríptico fla-
invita a pensar con más detenimiento más sorprendente es que a través de su menco como diría Mario Humberto
en esto y abre muchas preguntas para trilogía selvática (La paz de Dios, Oro Ruz) para recordarnos y demostrarnos
futuras investigaciones. verde y el libro que aquí se reseña) uno que para ser “de excelencia” no se
De Vos cierra su libro doliéndose puede, a manera de rompecabezas, lle- necesita más que una buena dosis de
de la deforestación de la selva y criti- gar a armar el propio sueño del autor, sensibilidad, honestidad, arduo traba-
cando la militarización excesiva de la sueño que comparte con muchos jo y mucha pasión.