Está en la página 1de 2

Susan Sontag: Ante el dolor de los demás, Barcelona, Penguin Random

House Grupo Editorial, 2016, 109pp.


Análisis y observación sobre las imágenes del siglo XX – XXI

Todo aficionado a la fotografía sabe que tomar una foto es como capturar un momento de la
historia, aislarlo en un fragmento del tiempo y así hacerlo eterno. A parte de inmortalizar un
momento de la historia, la fotografía es un medio por el cual los sentimientos e ideas quedan
plasmados y, a su vez, consiguen transmitir de alguna manera la sensación del momento, lo
cual puede llevar al observador a ese momento en concreto. La imagen es igual para todos,
pero tiene un valor subjetivo, ya que puede ser interpretada desde diferentes puntos de vista,
y tener su propia causa/efecto como puedan ser polémicas, debates, ofensas, … Por tanto, el
observar una imagen puede desencadenar distintas reacciones al espectador para así
trasladarse al suceso en cuestión.

El libro presenta la imagen en sí, es decir, la imagen como medio por el cual el público es capaz
de recibir información de igual medida para todos, pero desde un punto de vista subjetivo.
Sontag, en esta obra, plasma las reacciones de la población frente a diferentes imágenes de
sucesos impactantes e inolvidables ocurridos a lo largo del siglo XX – XXI. No obstante,
reacciones ante imágenes atroces “pueden producir reacciones opuestas” (p.18), lo cual puede
llevar a polémicas y desacuerdos entre la población. Esto quiere decir que la imagen es un
arma de doble filo: útil y peligrosa. Vale referirse también que Sontag se inspiró
principalmente en el atentado del 11-S, el cual mostraba la morbosidad e ignorancia del ser
humano frente un hecho casi ficticio, en el que la impotencia humana se ve desbordada a
causa de un efecto devastador para la sociedad, como pueda ser un golpe al gigante Estados
Unidos.

El libro abre presentándonos la imagen, no como herramienta de información, sino de


comunicación. Las fotografías como “medio que dota de realidad a asuntos que los
privilegiados o los meramente indemnes prefieren ignorar” (p. 14). La imagen informa más que
un titular, eso que se dice de que “una imagen vale más que mil palabras”. Es decir, la propia
imagen “dicta” tal como es un suceso. La imagen es capaz de explicar lo que las palabras no
son capaces de hacer. Pero el problema de la imagen es su interpretación: en “La muerte de un
miliciano”, de Robert Capa, la interpretación puede ser dudosa, y a partir de esta duda se
puede crear la polémica. “¿Es verdad o un montaje?”, este es el punto en el cual una imagen
puede llegar a influir, lo cual puede provocar distorsión. Esta distorsión permite a ciertos entes
aprovecharse para beneficiarse de las mismas sin tener en cuenta el significado de la imagen y
apostándolo todo a la interpretación de manera que el espectador pueda ser manipulado. Es
por eso que el objetivo principal de la imagen no es solo informar, ya que puede utilizarse para
distintos fines como la manipulación o la propaganda.

A continuación, se realizará una enumeración de ejemplos de imágenes las cuales obtienen


doble sentido: fotografías de la primera y segunda guerra mundial, “The napalm girl” de Nick
Ut, atentado del 11-S.

Estas imágenes pueden llegar a transmitir sentimientos y valores los cuales pueden llegar a ser
extremos. En las fotografías de la primera y segunda guerra mundial, se muestra la brutalidad
del ser humano. Esta brutalidad es tal que casi roza lo inhumano. Por ejemplo, “Las cuatro
fotografías de Auschwitz” reflejan el salvaje y frío temperamento de los nazis a la hora de
exterminar. También las fotografías de la Gran Guerra dejaron huella, con casos que “excedía
la capacidad descriptiva de las palabras” (p. 28). “The napalm girl” de Nick Ut es una imagen la
cual es imposible decir que ha sido manipulada, ya que plasma la acción y terror del momento.
Estas imágenes se pueden relacionar con los cuadros de Goya, los cuales plasma el terror de
un modo en el cual el espectador puede llegar a sentirse incómodo. Las imágenes del atentado
del 11-S son una serie de imágenes que reflejan una y otra vez el mismo suceso: el avión
atravesando la torre. Esta repetición puede llevar a la imagen a matarla, ya que deja de
transmitir, se vuelve insensible. De hecho, la sociedad se ve envuelta en una especie de
insensibilidad frente a imágenes de asesinatos, violaciones, guerras, … El espectador desea
“ver algo espeluznante” (p. 83). Por lo tanto, el valor objetivo de las imágenes se acaba
perdiendo frente a diferentes interpretaciones basadas en valores ya “adaptados” a imágenes
de guerra e injusticia. Es más, el espectador acusa al fotógrafo que arriesga la vida para darles
esa información aún sabiendo que él solo está ahí para informar. Esto dota a la población de
un cierto cinismo de aquellos “que nunca han estado cerca de la guerra” (p. 94)

Ante el dolor de los demás es un libro el cual permite comprender el mundo de la imagen
desde una retrospectiva objetiva frente a los problemas de relación entre imágenes y
sociedad. El principal problema es que la sociedad cree haberse adaptado a todo tipo de
contenido, desde lo más cómico hasta lo más especulativo. El análisis objetivo de la imagen se
ve afectado por los diferentes puntos de vista de la población, haciendo así una mala
interpretación del verdadero significado de la imagen. Por otro lado, el objetivo de la imagen
siempre ha sido informar, pero a causa de la aplicación de valores subjetivos a dichas
imágenes, el propio objetivo de la imagen peligra y puede llevar a malentendidos. Es cierto que
“una imagen vale más que mil palabras”, pero la mala observación y análisis de la imagen
puede hacer que el valor de la imagen cambie tanto positiva como negativamente.

S.Brito

J.Martínez

También podría gustarte