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INTRODUCCIÓN
Durante y después de las dictaduras militares que tuvo el Perú se formaron 2 grupos
“políticos”, éstos con ideologías de cambio y en su mayoría extremadamente violentas para
llegar a sus objetivos. Estos fueron Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso ,
fundado y comandado por Abimael Guzmán Reynoso en el año 1970, pero fue en 1980 que
se dio a conocer por el primer acto de violencia que este grupo concebía, el segundo fue el
Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) formado en el año 1982 por Víctor Polay
Campos.
Estos Grupos terroristas aprovechando la gran desigualdad y el poco alcance del estado en las
regiones del interior del país, pudieron expandirse con gran facilidad, con las promesas de un
país diferente, aunque los medios sean la violencia extrema.
La ideología senderista era una mezcla de “maoísmo de manuales”, de ideas tomadas de José
Carlos Mariátegui, y la invención de un nuevo comunismo andino liderado por el siniestro
Abimael Guzmán, el “pensamiento Gonzalo”. Los senderistas adoptaron la “revolución
cultural china” como modelo perfecto de la sociedad de hombres nuevos que querían crear en
el Perú. Guzmán exhortaba a los jóvenes universitarios de Ayacucho a eliminar el orden
antiguo para que pueda nacer el orden comunista. Esos jóvenes eran muy similares a los
Guardias Rojos, ambos grupos estaban entre dos mundos, tradicional y moderno; ambos
acumulaban frustraciones y resentimientos, y en sociedades rurales donde la gestión política
estaba reservada a los mayores, los jóvenes los enfrentaron, los torturaron y los mataron.
Sendero Luminoso fue una de las muchas organizaciones que surgieron de la división del
Partido Comunista Peruano, su ideología se caracterizó por un pensamiento dogmático y una
sumisión total a su líder. Sendero Luminoso no reconocía a ninguna organización popular que
estuviera fuera de su control y reprimía violentamente cualquier disidencia. Prometió una
sociedad nueva, pero su accionar devino en el terror generalizado, miles de muertes,
inmensas pérdidas económicas y la destrucción de espacios de participación política.
Algunos peruanos optaron por la violencia porque la promesa de un país diferente parecía
justa para poblaciones históricamente excluidas. Esto provocó que muchas tensiones sociales
salieran a flote. Lo cierto, sin embargo, es que la violencia fue engendrando más violencia.
Así lo afirma un testimonio: “Comenzamos a matarnos entre nosotros”.
CONCLUSIÓN
En síntesis, estos grupos terroristas, aunque sus fines no se podrían tomar éticamente ni
moralmente como malos, los medios para llegar a estos no contemplaban ni una pizca de
moralidad y ética, el miedo intencionado por las amenazas de muerte, ante la negación a su
guerra contra el estado y sus fuerzas armadas, que generó una guerra interna en el país donde
los más afectados fueron los pobladores de las regiones interiores del país, que sufrieron por
parte de estos grupos terroristas y de las fuerzas armadas también.
Por un lado, grupos armados con ideales, para una mayor igualdad y con un estado para
todos, pero con medio terribles contra los que no apoyaban su movimiento, y por otras
fuerzas armadas sin conocimiento sobre las regiones, lenguas, costumbres y menos alguna
estrategia para mitigar la violencia que se vivía. Prácticamente se vivía en un país donde la
ética y la moralidad brillaban por su ausencia. En otras palabras, se combatió la violencia con
más violencia siendo los más afectados miles de familias del interior del país. Esto nos
genera, que tenemos que recordar por qué nace esto, porque crecen estos grupos, y que fue lo
que se hizo tan mal para que no vuelva a suceder.
ANEXOS
https://lum.cultura.pe/visita360
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