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CARTAS DISCIPULARES
Djwhal Khul
CARTAS DISCIPULARES A FRANCISCO BRUALLA
(1938-1948)
DJWHAL KHUL
I. A. P.
Junio de 1938
Hermano de antaño:
Sin embargo, ha llegado el momento en que puede trabajar con visión más
clara, en estrecha colaboración con y desde el Centro interno, y no por sí solo.
Se ha convertido ahora en parte de mi grupo de discípulos, y este conjunto
seleccionado de hermanos, permanece a su lado; también yo trato
definidamente de darme a conocer y de acercarme en forma servicial y
comprensiva. Mi ashrama y todos los que están afiliados al mismo, van
vinculándose más estrechamente y forman esotéricamente un grupo.
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Me comunico con usted hermano mío, como si fuera un trabajador
entrenado, que ha comprobado su disposición y capacidad de servir y de
sacrificarse por sus semejantes. Nuestro objetivo es actuar como grupo
consagrado a prestar un servicio unido, donde quedan sumergidas todas las
personalidades y sólo la luz del alma resplandece. De esa luz le llegará la luz
para resolver sus problemas, tanto los individuales como los que surjan en
conexión con el grupo o con el campo elegido para su servicio. Sin embargo,
quiero llamarle la atención únicamente sobre dos cosas:
Enero de 1940
Hermano mío:
Creo que su mayor peligro en la actualidad reside en el espejismo derivado
de su soledad. Hay ciertos espejismos que surgen como resultado de una vida
espiritual interna demasiado cerrada y restringida y de una impuesta
introspección. Por no tener con quien hablar y por estar muy alejado de sus
hermanos espirituales, se encuentra muy solo; su situación es la del que
enseña y da, por eso se encuentra aislado y se ha alejado quizás en forma
indebida, aunque inevitable, desde el ángulo de la personalidad, lo que trae
como resultado la creación de una forma mental poderosa de aspiración,
interpretación y metas y objetivos espirituales. Pero esto constituye hermano
mío, una forma mental que, por muy elevada que sea su naturaleza, puede dar
por resultado un pronunciado espejismo y control alucinante que llegará
hasta hablarle y condicionarlo psicológicamente; debe precaverse de él;
mantenerse alerta; reconocerlo como algo de su propia creación, al cual debe
condicionar y controlar usted y no viceversa. Creo que sabe a qué me refiero.
Libérese de ese espejismo en bien del servicio que tan eficientemente nos
presta. Aprenda a reconocer que el tiempo es corto y que usted, sus
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condiscípulos y también A.A.B., sólo deben hacer lo que es de utilidad para
todos, lo cual ya está en marcha. Iniciar un nuevo esfuerzo, cuando es breve
el tiempo para terminar aquello de lo cual es responsable, puede ser un
espejismo de carácter muy entorpecedor. Le doy las gracias por el servicio
prestado y le pido que siga adelante en las líneas que tan firmemente ha
establecido.
NOTA: Este discípulo lucha todavía, embargado por una gran soledad, en uno de los
países latinos, llevando a cabo el trabajo del Tibetano con mucho éxito.
Agosto de 1940
Hermano de antaño:
No es fácil en la actual hecatombe mundial y su paulatino acercamiento al
hemisferio occidental, para los discípulos del mundo con su sensibilidad poco
común, desentenderse de la condición psíquica general. Sin embargo, la meta
de todo discípulo consagrado y comprometido (como usted lo es, hermano
mío, por propia comprobación –el único testimonio verdadero–) debe ser
adoptar una actitud subjetiva de contacto sin apego –¡paradoja oculta!– y al
mismo tiempo continuar la vida de servicio activo en el plano físico. Éste es
su problema, y deberá enfrentarlo acrecentadamente en el futuro. La
situación actual debe llegar y llegará a todas las naciones, y cada discípulo será
probado y deberá prestar el máximo servicio de que es capaz. Puntualizo esto
a fin de que comprenda el presente y se prepare para el futuro.
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vida deberá dedicarse intensamente a asegurar el contacto obtenido con el
alma, a entrenar al expectante hombre interno, a fin de captar las
comunicaciones del alma, además de aplicar la voluntad de olvidar todas las
cosas de la personalidad, al satisfacer la necesidad circundante –hasta donde
sea posible– en su propio país y en las naciones aliadas. Quizás le sorprenda
esta declaración pero, cuando termine la guerra, el periodo de reconstrucción
y el establecimiento de rectas relaciones humanas, puede obligar (no digo que
obligará, porque debe tenerse en cuenta el constante factor del libre albedrío)
a cada discípulo a trabajar en lugares donde esfuerzos anteriores, ataduras
kármicas, herencias y tendencias nacionales, determinen su lealtad personal.
Esto también atañe a usted, pero sólo el tiempo dirá si trabajará en estrecha
relación o a la distancia –preferiblemente lo primero, de ser posible–. Le pido
simplemente que recuerde estas posibilidades para evitar conclusiones
fanáticas, y que esté preparado para trabajar donde la oportunidad se le
presente.
Agosto de 1942
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Septiembre de 1943
Hermano mío:
Quizás crea que he guardado silencio y que lo he abandonado. En realidad
no es así. Siempre lo observé, pero poco podía hacer hasta no haber
abandonado por lo menos parcialmente la “intención de aislarse”, con la cual
enfrenta su personalidad constantemente los requerimientos de su alma.
Como alma consciente, está aprendiendo rápidamente a rechazar esta
reacción de la personalidad. La soledad, el aislamiento, el sentimiento de estar
abandonado, la separatividad (basada en la sensibilidad en la mayoría de los
casos) caracteriza al discípulo de primer rayo, hasta que aprende a conservar
su sentido divino de “identificación unificada”, mientras se fusiona al mismo
tiempo con otros discípulos. Esto también lo está aprendiendo.
Ha pasado por una época muy difícil, hermano mío. Se sintonizó con el
sufrimiento del mundo y se dio cuenta que lo hace con creciente y angustiosa
frecuencia. Así se entrenan los hijos de Dios, y se los conduce a la etapa de
los servicios altruistas y espiritualmente orientados.
¿Ha estudiado con cuidado los seis enunciados que le di hace un año?
Quiero llamarle la atención sobre el tercer enunciado; este conjunto de
palabras debería condicionar su planificación en el futuro, en particular la
frase: “Antiguos hilos de planificación deben ser captados nuevamente”.
Comenzó a trabajar para nosotros en otro país. Su principal destino kármico
reside allí, aunque no retorne físicamente o durante un tiempo. El Plan debe
ser servido. Le pediría que se prepare para restablecer el trabajo que comenzó
una vez terminada la guerra en Europa; que se prepare para ubicarse
nuevamente allí si es necesario, y comience a comunicarse con aquellos que
trabajaron anteriormente, tratando de hacer todo contacto posible y en las
líneas espirituales originales. No dije en las líneas originalmente organizadas.
Mis instrucciones se refieren al tema del trabajo, ¿no es así, hermano mío?
Para usted es el tema de la vida. No es preciso decirle que el éxito de la
reorganización venidera y de su esfuerzo espiritual dependerá mayormente de
la profundidad de su enfoque espiritual individual, del estrecho vínculo con
su propia alma y del reconocimiento de su “apego” (hablando técnicamente)
a mi Ashrama. Éstos son el abecé de su relación conmigo, como discípulo
aceptado.
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Cuando el curso de la acción externa a seguir le parezca más claro y el
camino se abra para reasumir el trabajo anteriormente comenzado, debe, por
lo tanto, hacer dos cosas. Resumiendo:
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Le explico esto, porque usted se está preparando para ser un miembro más
íntimo en el “Círculo del Ashrama” que protege el corazón de la vida
jerárquica.
Noviembre de 1944
Mi compañero y hermano:
Ambos apelativos son sinceros e intencionados. En este momento enfrenta
cambios. Por eso no debe determinar dónde trabajará, sino que deberá
determinar si ha llegado al máximo de su desarrollada vida de servicio y, por
lo tanto, no puede seguir adelante, o si posee todavía esa fuente de interés y
anhelos internos que le permitirán avanzar y penetrar más en la vida del
espíritu. Tal es la decisión que con frecuencia enfrenta el discípulo que se
acerca a los setenta años de la empresa humana, a la cual ha llegado usted. Lo
difícil reside en el hecho de que, fundamentalmente, cualquiera de las
decisiones es correcta. Sin embargo, muy pocos enfrentan consciente o
inteligentemente la decisión, o después de tomarla no se atienen a la misma.
Desde el punto de vista del aspirante común, la elección es relativamente sin
importancia, porque la ecuación tiempo no tiene valor en esta etapa; unos
años más o menos nada son en la eternidad para la reacción del alma. Por lo
tanto, la decisión de descansar, de aferrarse a la etapa alcanzada y abstenerse
de seguir luchando, no es criticable. Recuerde esto.
Desde el punto de vista del discípulo aceptado, como usted lo es, quizás
puede haber algo más en la decisión de lo que parece a primera vista. Podría
serles de utilidad, para usted y todos los que puedan leer después estas
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instrucciones, si me detuviera un momento sobre el inevitable problema del
discípulo activo, el problema del hombre que ha llegado a su edad. ¿Deberá
descansar sobre sus laureles –y usted ha conquistado laureles, hermano mío,
como señalé en mi última instrucción– o deberá –empleando una frase
bíblica– “ceñir sus lomos” nuevamente y avanzar con renovado ímpetu e ir
hacia una cima más elevada de realización? ¿ Deberá demostrar el poder de la
séptima ola que lo llevará adelante y más adentro en la playa donde se expresa
la vida, o la fuerte corriente subterránea de la fragilidad humana común lo
retendrá, evitando que inicie un renovado esfuerzo?
Las razones por las cuales un discípulo debe por lo menos tratar de no
relajarse indebidamente y arremeter adelante a pesar de la fatiga (la fatiga de
años de vida) y del creciente “crujir” del mecanismo humano y la inevitable
tendencia hacia el constante servicio y contacto con los demás, podrían ser
enumeradas de la manera siguiente:
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actividad no es fácil debido al natural y normal deterioro del vehículo físico a
medida que envejece, lo cual requiere una concentración definida del esfuerzo,
acrecentando así la tensión en la que vive siempre un discípulo.
Una de las muchas cosas que debe aprender en este momento e iniciarla
durante los próximos años, es cómo reunir a la gente trabajar por su
intermedio. Como se le enseñó, esto es muy difícil para un discípulo de
primer rayo, particularmente cuando el rayo del alma y el rayo de la naturaleza
astral o emocional, es el primero. Al discípulo de primer rayo le es mucho
más fácil retirarse dentro de la conciencia de su alma, que a los que
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pertenecen a otro tipo de rayo, y su problema (como también el de …) es
darle más acción a la personalidad de segundo rayo, a fin de equilibrar la
capacidad que tiene el primer rayo para manifestar el desapego por la
actuación de la cualidad opuesta, el apego –tan característico de la naturaleza
de segundo rayo–. Reflexione sobre esto.
La razón por la cual insistí sobre la necesidad del apego en esta instrucción
se debe a que el correcto apego libera el amor del alma, y sólo el amor
consciente, inteligente y deliberadamente aplicado, puede contribuir al éxito
del trabajo, tanto en Europa como en Sudamérica –sus dos campos
reconocidos de servicio–. Sólo su personalidad de segundo rayo será capaz de
revivir el contacto con los estudiantes de España o mantener firmes a quienes
están ya trabajando en Sudamérica; mediante el conocimiento individual
nuevamente descubierto, despertado e inspirado, el trabajo planeado y
dispuesto por mí puede ser llevado adelante con éxito. Tal es su inmediata
tarea. Sólo su personalidad de segundo rayo tiene la paciencia de ocuparse del
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conjunto, de los necesarios detalles y persistir ante el aparente fracaso.
Necesitará también mucha habilidad en la acción. El alma de la Iglesia
Católica está regida por el primer rayo y su personalidad por el tercer rayo.
De allí su amor a la política y al poder terrenal, y también sus preocupaciones
intensamente comerciales y financieras. El rayo mental de esta iglesia es el
sexto. De allí su estrecha unilateralidad; la cualidad de su cuerpo emocional es
de sexto rayo, mientras que el rayo físico de la organización externa es el
séptimo. Éstos son puntos que deberían interesarle y tener presente a medida
que trabaja. La comprensión de esta peculiar combinación de rayos exigirá de
usted y de quienes actúan en líneas esotéricas, mucha habilidad en la acción.
Agosto de 1946
Mi querido hermano:
Ésta es una nueva manera de dirigirme a usted, porque le he tomado cariño
por su paciente persistencia y su indesviable adhesión al servicio de la
Jerarquía. Durante muchos años llevó a cabo nuestro trabajo en una esfera
muy difícil. Digo esto porque no quiero que dedique tiempo (¿o debería decir
que lo pierda, hermano mío?) pensando que podía haber hecho el trabajo
mejor o en forma diferente, o en la inútil tarea del autodesprecio. Le diría
simplemente que no somos desagradecidos ni estamos desconformes. El
campo latino –con ello quiero significar la esfera en la cual predomina la raza
latina, italiana, española y portuguesa–, es una de las más difíciles con la cual
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trabajar. La estrechez del pensamiento inducido por el control de la Iglesia
Católica Romana, la cristalización proveniente de un desarrollo muy antiguo y
(en Sudamérica) la amplia mezcla de razas, dificulta grandemente la tarea de la
liberación espiritual.
Tengo pocas instrucciones que darle. Prosiga como hasta ahora, pero
profundice persistentemente su propia vida interna, dedique más tiempo a la
reflexión y al estudio que a los tecnicismos de la tarea, deje que otros se
ocupen de la mecánica del trabajo, mientras usted actúa como reserva
espiritual de la que pueden extraer fortaleza, sabiduría y comprensión. El
reconocimiento de esta fase de su trabajo es quizás la lección más importante
que puede aprender en este momento. Experimentará un nuevo poder, el
surgimiento del nuevo fervor espiritual, el placer de ver a otros manipulando
competentemente la mecánica del trabajo, mientras los instruye y ayuda en
sus asuntos espirituales. Sobre todo esfuércese por llegar e interesar a las
personas jóvenes. Son la esperanza del futuro y vienen a la encarnación
subjetivamente conscientes de su tan predestinada tarea de reconstruir el
mundo; hallará que responden agudamente a los contactos espirituales,
particularmente si son presentados en términos eclécticos. Por lo tanto,
cuente con esto y trate de llegar hasta ellas.
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Le daré un ejercicio de meditación algo breve, que debe practicar dos
veces al día –al levantarse y al acostarse, antes de retirarse a dormir–. No
debería tomarle mucho tiempo, pero si lo practica correctamente y pone en él
todo lo que puede invocar de su alma integrada de primer rayo, lo ayudará
grandemente.
a. su alma,
b. mi Ashrama,
c. yo, su Maestro,
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b. a la Escuela Arcana, de la cual su trabajo en Sudamérica es parte
integrante,
Noviembre de 1948
Hermano mío de antaño:
No tenía la intención de comunicarme con usted, ya que las
comunicaciones personales fueron mayormente interrumpidas. Sin embargo,
me veo impelido a hacerlo hoy, porque esta mañana hice contacto con usted
en mi vida mental y decidí que una palabra y el toque de mi mano (hablando
simbólicamente) le daría fortaleza y consuelo.
NOTA: Este discípulo continuó sirviendo fielmente como un constante centro de luz y
en agosto de 1951, pasó a una luz y vida más claras, en el Ashrama interno.
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