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Políticas

El hombre es un animal político, como decía Aristóteles. La política abarca todas


las actividades de la vida pública de los ciudadanos y sus consecuencias invaden
la vida privada, la seguridad, la educación y todos los aspectos de la vida,
incluyendo la salud.
Por esta razón, mis últimos tres artículos han sido sobre la pandemia de
coronavirus, como una contribución para facilitar a mis lectores el entender y
sobrellevar esta crisis histórica mundial.
Hoy, el coronavirus nos hace sentir en carne viva las consecuencias de las
decisiones de nuestros políticos en nuestra salud y supervivencia económica.
¿Deben los políticos saber también de pandemias? No, no podemos esperar que
nuestros políticos sepan todo lo que hay que saber de salud, economía,
seguridad, etc. Pero sí debemos esperar de ellos que escojan bien a sus ministros
y asesores; que sepan escucharlos y puedan leer sus reportes e informes.

Sociales
Una de las consecuencias sociales posteriores a esta pandemia será el
incremento de la conciencia de vivir en la sociedad del riesgo, término acuñado
por el sociólogo Ulrich Beck, quien señaló que la sociedad moderna pasó de
imaginar el desarrollo y la seguridad que brindaba la medicina y la tecnología a
una angustia permanente por las consecuencias que ese mismo desarrollo
provocaba (medicinas que enferman, economías frágiles, cambio climático y
epidemias. La conciencia de la fragilidad humana será memoria de las nuevas
generaciones.
Otra consecuencia será una mayor desigualdad económica y la consecuente
polarización social que generará mayores movimientos de protesta social a nivel
global, aunado a la intensificación del estigma al extranjero o la discriminación al
diferente por su condición racial, étnica o sexual, ejemplo actual es el estigma
sobre China.

Económica
En la economía, los efectos del COVID-19 se han sentido en la caída de los
mercados, que el pasado 9 de marzo obligó al cierre de las operaciones en Wall
Street, en los precios del petróleo y en las proyecciones de crecimiento a nivel
global.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), el crecimiento de la economía mundial se reducirá en 0,5%, mientras que
en China el declive se acerca al 1%.
En Colombia, el precio del dólar por encima de 3.800 pesos y la caída de la bolsa
de valores, que el pasado 9 de marzo superó el 10%, son indicios claros de un
virus que está trascendiendo a lo económico.

Culturales
Día a día la enfermedad invisible se extiende y la creencia en los motivos van
cambiando, tanto como la posibilidad de curarla. Estamos en estado de cautela y
de espera.
De alguna manera, en forma inesperada, el coronavirus cayó sobre la humanidad,
conmociona a los países, se toman medidas restrictivas, de cierre día a día. Los
programas culturales, deportivas, sociales, viajes, trabajo, las calles vacías, bares,
universidades, escuelas, cerradas.
Necesidad que las personas no nos juntemos, estemos separadas, en cuarentena,
como recurso para la reducción del contagio de la enfermedad.
Queda claro que, así como el Estado es responsable de las políticas públicas
como respuestas a los derechos ciudadanos, así también cada ciudadano es
responsable. Es responsabilidad compartida, de lo contrario no hay salida, lo cual
pone de manifiesto los valores sociales, éticos, solidarios de la convivencia social.
Es lo que al capitalismo le importa poco, sólo el sujeto de consumo en el mercado,
pero el coronavirus sacude esta fórmula, la economía de los países, pone en
cuestión al individualismo y al sujeto del consumo como única perspectiva.

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