Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TENDENCIAS
Revista de la Facultad de Ciencias
Económicas y Administrativas.
Universidad de Nariño
Vol. VII. No.2
Segundo semestre 2006, páginas
RESUMEN
Este artículo plantea los principales aspectos que sirven como elementos para la
reconstrucción de la historia económica de Nariño en el período anterior a la
conquista y colonia de España y los comienzos de la República. El principal
argumento es sostener que en esos años se encuentran las raíces de un proceso
que aquí se llama “mal desarrollo”, del cual se origina la actual situación de
atraso y pobreza del departamento. El método empleado plantea hipótesis
interpretativas, dentro del enfoque crítico, en un estudio descriptivo que tiene
por objeto explicar. Sobre la base de documentos y opiniones diversas, esa
explicación se hace en función de la predicción, buscando detectar los factores
relevantes, las condiciones, tal vez, que permiten hacerlo en la relación causa-
efecto y la dialéctica, de los períodos analizados.
1
Economista, Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Magíster en Ciencias Financieras y
Sistemas de la Universidad Central, Bogotá. Magíster en Dirección Universitaria de la
Universidad de Los Andes, Bogotá. Docente Postgrados FACEA. Correo:
sunspot_guille@hotmail.com
Guillermo Alfredo Narváez Ramírez. Elementos para la historia económica del departamento
de Nariño (I)
ABSTRACT
This article explains the main issues used like elements in the reconstruction of
the economical history of Nariño before the Spanish conquest and colony and
the beginning of the Republic. The main argument is to claim that in such
years emerge the roots in the process called “bad development”, cause of the
present time of arrears and poverty of the Department. The method utilized
tries interpretative hypothesis with the critical focusing, in a descriptive study
that seeks to explain. Based in diverse documents and opinions that explain is
made in predict function looking to detect the eminent factors, the condition,
perhaps, that permit do it in the cause- effect relation and the dialectic, of the
analyzed periods.
1. INTRODUCCION
2. HIPÓTESIS DE TRABAJO
Los Pastos poblaban la región que rodea el alto y medio Río Guáitara, hasta
Ancuya. Sus límites al este y al oeste, eran las cimas de las cordilleras y se
extendían por el altiplano hasta el Ecuador, en la población de San Gabriel,
teniendo como centro de acción lo que hoy es Ipiales y algunas poblaciones de
la exprovincia de Obando. Los Quillacingas del centro eran dueños de las
tierras desde la hoy Pasto hasta el norte, en la ribera derecha del río Guáitara y
la mayor parte del Valle del Río Juanambú. Los Abades vivían en un territorio
limitado por el sur por el río Pasto; al norte por el río Patía; al este con la región
de los Quillacingas; y al oeste con la de los Sindagua. En un nuevo grado de
desarrollo, en el límite del actual departamento, vivían los Chinches y los
Patías, mientras en la Llanura del Pacífico se encontraban los Iscuandé y
Telembí y los Kwaikeres. Por otra parte, y en lo que fue también territorio de
Nariño en el actual departamento del Putumayo, habitaban los Sionas, Inganos
y Kofanes. Sin embargo, solo el grupo Pasto-Quillacinga se convertiría en el
núcleo de formación de la cultura americano-hispana en el departamento de
Nariño.
Teniendo en cuenta los estudios más documentados, con opiniones como las de
Pedro de Casas, Agustín Ventarino, monseñor Justino Mejía y Mejía y el
erudito Ignacio Rodríguez Guerrero, se puede afirmar que antes de la conquista
española, en la época precolombina, nuestras tribus gozaban de la propiedad
milenaria de sus tierras, sin que pagaran por ello censo o tributo a nadie. El
poder lo detentaban los caciques y en su cabeza se representaba la propiedad de
la tierra. De esa forma los indios no poseían sino aquella porción que los
caciques les permitían; en la misma medida se les permitía tener bienes, poseer
inmuebles y conseguir el dominio sobre las mujeres. El trabajo personal solo
podía ser señalado y ordenado por el cacique que, a su vez, era el dueño del
producto de tal trabajo.
TENDENCIAS Vol. VII No. 2
Sobre esta base se conjetura una forma del modo de producción asiático, no
aplicable en toda su dimensión. El nexo con este modo de producción está en
primer lugar en la comunidad de aldea, entendiendo que en ella la propiedad
significa pertenecer a una tribu, entidad comunitaria al decir de Marx (1976:
70), quien al respecto afirma que la propiedad no significa originariamente sino
el comportamiento del hombre con sus condiciones naturales de producción,
con condiciones pertenecientes a él, suyas, presupuestas con su propia
existencia. En este contexto, la forma productiva de los Pastos prehispánicos
contiene en sí misma un elemento positivo fundamental, constituido por la
posesión de la tierra como bien natural comunitario. En esa comunidad de
aldea, sin embargo, existe un fuerte nexo con el comunalismo primitivo, porque
la posesión individual, aún existiendo, no es la predominante.
Habiéndose comprobado que la etnia quillacinga tenía una gran población antes
de la llegada de los españoles, debía haber desarrollado la agricultura en un
grado importante, ya que poseían la técnica de mejorar las tierras que
laboraban. Además, contaban con la alternativa de ocupar distintos pisos
térmicos. Esto les permitió lograr una producción variada y abundante.
Cultivaron principalmente maíz, papa, fríjol, yuca, camote, arracacha, zapallo,
oca, maní, algodón, aguacate y otros más. Con la llegada de los españoles las
tierras ocupadas por los aborígenes del valle de Atriz se convirtieron en grandes
productores de los cultivos que provenían de Europa, como fueron la cebada, el
trigo y las hortalizas, gracias al desarrollo agrícola que ya poseían y a la calidad
de los suelos. Al respecto Cieza de León escribía que
“los españoles tienen todo en este Valle (de Atriz) sus estancias y
caseríos, donde tienen sus granjerías, y las vegas y campiñas de este
río está siempre sembrado de muchos y hermosos trigos, cebadas y
maíz y tienen un molino en que muelen trigo porque ya en aquella
villa no se come pan de maíz, por la abundancia que tienen de
trigo“(Cieza de León, 1971).
Analizando las precisiones que hace Sergio Elías Ortiz (1960), se puede deducir
que el trabajo en piedra tuvo gran importancia, con base en la amplia difusión
del arte rupestre y la fabricación de monolitos. Estos se han encontrado en
distribución regular por todo el territorio de los aborígenes sureños,
particularmente en Pasto, El Tambo, Buesaco, Arboleda, Albán, El Tablón, La
Unión, San Pablo y la Cruz. Ortiz señala la posible existencia de sus oficios en
la lítica, precisamente en dos “talleres” en Chimayoy. En cuanto a la alfarería,
se puede afirmar que este oficio surgió a través de la cerámica, sin conocer el
horno alfarero. Fabricaron así cerámica utilitaria para las necesidades diarias y
ofrendatorias en los rituales. Si se creía que solo los Pastos llegaron a un alto
desarrollo de ese arte, los informes de María Victoria Uribe (1978-79),
confirman que hubo un gran avance entre los Quillacingas. Incluso se señalan
algunas semejanzas en el diseño y las técnicas de manufactura de cerámica, en
áreas que iban más allá del Valle de Atriz, dándose similitudes entre Pastos y,
por ende, de los Quillacingas, con las que se daban en el Alto Patía (Patiño y
Gnecco, 1983:34)
4. CONQUISTA Y COLONIA
cual generó actos y litigios de protesta de los aborígenes. Poco a poco la lucha
por la tierra se hizo más evidente, y los indígenas defendieron valerosamente lo
poco que les iba quedando, las tierras de resguardo. Existían también las
llamadas tierras de ejidos, que pertenecían al cabildo y que eran abundantes en
Pasto. El cabildo podía darlas a los particulares en calidad de arrendamiento y
mediante composición, entregarlas a quienes elevaban petición. De estas tierras
obtenían algunas rentas que le servían para las obras de gobierno, como arreglo
de vías, construcciones y gastos para la guerra. Finalmente existían lo que se
llamaban tierras realengas o baldías.
5. COMERCIO E INDUSTRIA.
6. LA ANTESALA DE LA INDEPENDENCIA
A finales del siglo XVIII, en gran parte de Europa se había afianzado una
nueva clase, la burguesía, que derrotaba a la anquilosada y decadente clase
feudal. Sin embargo, en España era todavía muy fuerte el feudalismo y la
economía se desenvolvía en pleno mercantilismo, de tal manera que la lucha
con la burguesía estaba por iniciarse. En sus colonias esto se reflejaba en una
codicia por el oro, de tipo mercantilista, que pasaba a manos del capitalismo
juvenil de Europa; en una política restrictiva y proteccionista y en una
exagerada política fiscal que aceleró la protesta de los criollos poderosos, los
terratenientes y comerciantes de la época, en América. La anquilosada clase
feudal peninsular entró en contradicción con el latente poder de los criollos
americanos.
El obstáculo principal, que aún hoy no ha sido superado del todo, era la
incomunicación física a que estaba sometido el territorio, en medio de una
geografía agreste e inexpugnable. Esto determinó un hecho económico
significativo: en el departamento se dio una economía relativa de
autosuficiencia, de autoabastecimiento, basada sobre todo en niveles de
producción dirigidos por el consumo, mientras en otras regiones, la economía
Guillermo Alfredo Narváez Ramírez. Elementos para la historia económica del departamento
de Nariño (I)
mercantil era predominante. El atraso era latente, evidenciándose, con la
naciente estructura capitalista del norte de la república, una contradicción dual.
En el sur la base eran el feudalismo y el esclavismo, sosteniendo una actividad
comercial insignificante con ese norte. Tan sólo se efectuaban pequeñas
transacciones con Popayán y Quito.
Las cifras para la época son muy fragmentarias pero tal vez dicientes. En
referencia a la población, para 1809 se conocen estos datos para Pasto2:
Indios: 12.300
Pardos y otros: 746
Montañeses: 7.700
Nobles: 2.600
Sin embargo, una situación era igual o peor que en el resto de la república: lo
referente a la dominación. Aquí también se sentía el rigor del poder ejercido en
2
Archivo Municipal de Pasto, Libro Capitular, 1809.
Guillermo Alfredo Narváez Ramírez. Elementos para la historia económica del departamento
de Nariño (I)
forma arbitraria y también el régimen tributario era el enemigo principal del
pueblo sureño. Es así como las gentes, además de los diezmos pagaban censos
cuantiosos. Se presentaban muchos casos de torturas y de azotes con los indios,
los cuales, más tarde, eran obligados a pagar tributos e impuestos y cuando no
lo hacían eran encarcelados. La mayor parte de los tributos eran colocados por
la clase feudal clerical, por obispos y curas, que amenazaban con excomunión a
quienes no los pagaran. Pero ya desde 1720 los habitantes del sur exigieron
menos tributos, formularon reclamos para pedir la libertad de los encarcelados
por deudas y se dieron importantes revueltas en Túquerres, en Barbacoas y en la
misma Pasto.
Las victorias pastusas jamás fueron premiadas por España. Poco logró Pasto en
materia económica y política. Es decir, que los triunfos solo arruinaron más al
territorio sureño. La guerra redundó solamente en gastos y en ruina económica.
Así hay que tener en cuenta que las vías entre Pasto, Quito y Popayán
estuvieron cerradas. Fueron meses y años de incomunicación, en que el
comercio y las demás actividades económicas se arruinaron. Al respecto es
Guillermo Alfredo Narváez Ramírez. Elementos para la historia económica del departamento
de Nariño (I)
posible, por ejemplo, que los niveles de inflación en esos tiempos en el sur,
fueran altos, duros para un pueblo sufrido y agobiado por la guerra.
Nada que decir que en todas las campañas, unas veces por los españoles, otras
por los patriotas, a lo que se acudía era a las contribuciones, a los impuestos, a
las confiscaciones, que pagaban los perdedores. Así Bolívar ordenó a Salom
imponer fuertes multas, impuestos, etc. a los pastusos, pero también lo hizo el
realista Boves, cuando encabezó su fracasada rebelión. Quien pagaba era la
economía sureña, que cada vez más se hundía en la crisis. Vale la pena
mencionar, como un ejemplo, lo sucedido en la batalla de Bomboná. Según el
diario de campaña del Libertador, desde el 1 al 27 de abril se consumieron 365
reses tomadas de los hatos del Juanambú hasta Cariaco, sin que se le pagara a
ninguno de sus propietarios. Sobra decir que los embargos, las confiscaciones,
los incendios, las expropiaciones, etc. dejaron en la ruina las propiedades del
sur de Colombia. Cuando se inició la república, ya el atraso generado en esas
guerras sería un lastre para toda la historia.
Tiene por esto mucha razón Gerardo León Guerrero cuando afirma:
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
CIEZA DE LEÓN, Pedro (1971). “La Crónica del Perú.” Edición de la revista
Ximenez de Quesada. Bogotá.