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Las reconstrucciones de los titanotéridos que se muestran

van desde hace unos 55 m.a. (A) hasta hace unos 35 m.a.
(D). La causa de esta tendencia no es obvia, ya que
podría tratarse de un subproducto de la selección para el
aumento del tamaño corporal o podría ser el resultado de
la selección del tamaño de los cuernos directamente: los
individuos con grandes cuernos podrían haber tenido una
ventaja en las «luchas de cabezazos» por las hembras,
como en las ovejas y las cabras.
Es decir, que la selección natural de los titanotéridos fue
para protección, pero para su vez tuvieron que
incrementar su masa física para provocar miedo y evitar
que fueran consumidos por sus depredadores. Pero a lo
largo de los años los titanotéridos lo usaron como una
forma de reproducción.

Ejemplo, en muchos linajes animales diferentes ha habido cefalización, básicamente, el


«desarrollo de una cabeza». La cefalización implica la concentración de neuronas en un
cerebro, en un extremo del animal, y la evolución de órganos sensoriales en ese mismo
extremo. Los artrópodos (crustáceos, insectos y su grupo), los anélidos (gusanos
segmentados) y los cordados, todos ellos han experimentado una cefalización creciente. Sin
embargo, muchos linajes animales no han experimentado mucha cefalización (¿dónde está la
cabeza de una estrella de mar?) y otros, como muchos parásitos internos, han ido en la
dirección contraria, perdiendo las «cabezas» con las que empezaron.

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