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TITULO DEL ARTICULO

Autores:

Laura Valentina Moreno Quinchanegua

Giselle Martínez Pulido

Pedro Niño Adaime

Universidad colegio mayor de Cundinamarca

Resumen

Abstracto
Introducción

Título del artículo

Para comenzar, es necesario recordar que, América Latina se encaminó en una serie de
reformas neoliberales en términos fiscales, monetarios, comerciales, políticos y culturales
guiadas por el denominado Consenso de Washington, políticas que fueron sugeridas y
aplicadas a países en desarrollo los cuales se encontraban en crisis financieras; en teoría se
adoptó una liberalización tanto comercial como financiera. Sin embargo, en América Latina
dichas reformas no han resultado como se esperaban pues no se evidenció el crecimiento
sostenido del PIB como se esperaba, esto debido a que diferentes variables relevantes en el
estudio de la macroeconomía tales como la demanda global, el acceso al crédito y el tipo de
cambio, fueron muy volátiles en esta época, conllevado a una disminución en la formación
de capital, el empleo y la productividad. No obstante, “La emergencia de la crisis global,
pese a sus graves efectos recesivos y regresivos, ha tenido un resultado positivo, dado que
ha contribuido a reforzar los planteamientos sobre el papel central que implica el estilo de
hacer políticas macroeconómicas, y la relevancia de evaluar correcciones a las prácticas
vigentes” (CEPAL, 2010).

Según Ricardo Ffrench-Davis en sus artículos de la CEPAL, un factor determinante para el


crecimiento económico es la formación bruta de capital fijo, el cual se encuentra
conformado por el gasto en equipo y maquinaria, así como las construcciones comerciales y
residenciales, dicho factor se encuentra estrechamente relacionado con el entorno
macroeconómico, cuya tasa en los PAL ha resultado ser baja en comparación con otras
economías emergentes, ejemplo de ello es la notable disminución durante el periodo 1990-
2008 la cual se situó en 18.5% del PIB esto comparado a la presentada en los años setenta
del 23.3%.

La baja formación bruta de capital no es lo único que estancó a las economías


latinoamericanas, a eso se le sumaron las fluctuaciones que la demanda agregada adquirió
antes de los años noventa que tuvieron como resultado un aumento en los déficits fiscales
los cuales fueron financiados mediante emisión monetaria, es decir que las fuertes
variaciones de la demanda agregada se debiera principalmente al sector privado, puesto que
se prestaba una mayor atención a las actividades financieras que  a las industriales.

Adicionalmente, un rasgo predominante en las crisis que se dieron tanto en Asia como en
América Latina es que esta afectó a ciertas economías que eran en ese momento
consideradas como economías exitosas. La inestabilidad financiera, en parte se dio por una
asimetría en la información entre los acreedores y deudores, tal como lo señalan Helman
(2000) y Ocampo (2007) “las finanzas tratan sobre el futuro y evidentemente la
“información” concreta acerca de este no se encuentra disponible” (CEPAL, 2010). Hay
que mencionar, además, que, pese a la liberalización se dio un auge al ahorro financiero,
esto sin traducirse en un aumento del ahorro nacional, además de grandes fluctuaciones
tanto en la actividad económica como en el empleo, esto debido a que el mercado
financiero se encuentra bajo el poder de agentes especializados solo en el corto plazo y no
por una inversión más productiva. Más aún, América Latina no termino sumergida en una
depresión similar a la dada en los años treinta, esto gracias a las acciones públicas las
cuales se encontraban encaminadas hacia la mejora del medio macroeconómico mundial.

En relación con lo anterior como lo plantea Ricardo Ffrench-Davis en su libro titulado


Reformas para América Latina, es necesario que el entorno macroeconómico según la
escuela neoliberal sea amigable con el mercado y contenga unos precios correctos para
alcanzar así un desarrollo en el mercado y a su vez en la economía latinoamericana. “el
punto clave es que, para ello debe otorgarse prioridad a actividades productivas y al
empleo, es imposible en términos generales, tener buenos consumidores que sean malos
productores” (Ricar do Ffrench-Davis, 2005).

Teniendo en cuenta las reformas neoliberales que se dieron durante el periodo 1990-2005,
más explícitamente en el enfoque Ortodoxo, el cual hace referencia a mercados sin
restricciones, es decir, el Estado no debe estar presente, y al rasgo predominante de la
escuela neoliberal de “su fe extrema en la eficiencia del sector privado tradicional y una
desconfianza también extrema en el sector público y en las formas no tradicionales de
organización privada” (Ricardo Ffrench-Davis, 2005), las reformas no tuvieron los
resultados obtenidos, según el autor debido a este excesivo fundamentalismo de mercado,
debido a esto se plantea realizar una reforma a las reformas pues la manera en que estas
fueron aplicadas no fue la más conveniente para América Latina.

Así mismo, se planteó como necesario el desarrollo de unas políticas contra cíclicas, es
decir, conjunto de acciones cuyo fin es impedir, superar o bien sea minimizar los efectos
del ciclo económico, mediante políticas fiscales, monetarias, cambiarias, así como del
mercado financiero interno y de la cuenta de capitales. De igual manera, por el lado de la
política fiscal ese proclamaba como necesaria la medición del presupuesto a través del ciclo
económico, esto con el fin de estimar cuál sería el nivel de gasto adecuado con el ingreso
público.

Ilustrando un poco lo anterior, Ffrench-Davis expone el caso de Chile en uno de sus


artículos, dado que Chile también decidió adoptar diversas reformas neoliberales. Al igual
que los demás PAL, Chile, tenía como principal preocupación controlar sus desequilibrios
macroeconómicos y sus problemas hiperinflacionarios que rondaban el 600% para 1973.
Las diversas maniobras neoliberales que adoptó incluyeron las comunes privatizaciones de
empresas públicas, eliminación del control de precios, apertura de cuenta de capitales,
reformas fiscales y reducción del papel regulador del Estado.  

Sin embargo, el panorama de Chile era diferente al de otras economías, por poner en
contraste con la Colombiana, en Chile la aplicabilidad de estas reformas se vio
obstaculizada por diferentes factores, como la hiperinflación, deterioro en los precios del
cobre y el choque en el mercado del petróleo alrededor de 1975, razones por las cuales la
balanza de pagos se deterioró en este periodo, además de el hecho de que la mayoría de
reformas se realizaron bajo el gobierno dictatorial de Augusto Pinochet en su mandato
1973-1990. 

Entre 1975-1979 se presentó una recuperación paulatina que implicó una muy alta tasa de
subutilización del capital, como consecuencia de medidas contractivas en la demanda
agregada. En 1979 el gobierno de Pinochet había alcanzado un superávit fiscal y un
régimen de libre importación, sin embargo, Chile se embarcó en el mismo problema que las
demás economías de América latina, la deuda externa, puesto que las políticas utilizadas
para la recuperación de las economías fueron financiadas a través de intensos prestamos
externos.

Como se explicó con anterioridad, los resultados de las reformas fueron desilusionantes, sin
embargo, ‘’se observan resultados claramente favorables en diversas áreas. Destacan entre
ellos la erradicación de la hiperinflación, la vigencia de presupuestos públicos más
equilibrados, el incremento significativo de las exportaciones en relación con el PIB’’
(Ffrench-Davis, 2005, p.14).

Con respecto a lo anterior, efectivamente Chile logró una disminución de la inflación y en


1982 se encontraba dentro del nivel mundial, adicionalmente había un superávit fiscal, y un
aumento vigoroso de las exportaciones que fue bastante pronunciado hasta 1989 creciendo
un 13% anual en promedio.  Durante 1986-1987 la economía se recuperó fuertemente
acompañada de una mejora en los términos de intercambio y los precios del cobre.

Tras pequeñas recuperas transitorias de Chile y demás economías, el panorama en América


latina era que las reformas estaban dando resultados, las economías emergentes estaban
trabajando en mantener macroeconómicos, no sólo en Chile, sino en general los PAL
estaban diversificando las exportaciones en términos de mercados y productos importados,
todo esto dio para que la opinión en 1997 fuera que el crecimiento se había recuperado.

Sin embargo, después de los 2000 y evaluando los resultados en su totalidad, las opiniones
concordaban en que los resultados de las reformas fueron pobres, los equilibrios
macroeconómicos eran muy inestables, además de que se alcanzaban a costa de otros
desequilibrios especialmente en lo relacionado con las deudas externas y equilibrios
macrosociales, por lo que se descuidaban aspectos de equidad y competitividad.

En general las tasas de crecimiento de los 90 eran demasiado modestas en comparación con
las de los años 80, década en la cual la deuda de las economías emergentes
latinoamericanas era extremadamente alta. Por ejemplo, el balance de crecimiento entre
1990 y 2004 fue de 2.6% en América latina, muy por debajo de lo esperado y acompañado
de un estancamiento del producto por trabajador.

Tras analizar los datos se llega a la conclusión de que para lograr un crecimiento sostenido
es necesario un ambiente macroeconómico amigable y precios correctos, sin embargo, las
economías latinoamericanas y el sector financiero no se enfocaron en esto, los macro-
precios más importantes como las tasas de interés juegan en contra del crecimiento
sostenido. Adicionalmente, Ffrench-Davis expone que para lograr un crecimiento sostenido
también debe lograrse una tasa alta de utilización del capital además de la creación de
nueva capacidad productiva, para así lograr disminuir la brecha entre PIB efectivo y PIB
potencial; Chile en el régimen de Pinochet y diferentes países de América latina tras
adoptar las reformas tuvieron profundos desequilibrios macroeconómicos y macrosociales,
y el costo de estos desequilibrios eran crecimientos bastante bajos de la economía, además
de hacer que los efectos positivos de la disminución de la hiperinflación, el aumento de las
exportaciones y el buen ordenamiento de los presupuestos fiscales.

El gobierno chileno intentó enfocarse en lo anterior a partir de 1990, buscaron estabilizar la


economía, incrementar la inversión y reducir la volatilidad de la economía ante los choques
externos, también se ocupó de los equilibrios macrosociales, por lo que gran parte de la
población se vio beneficiada ante tales medidas, el gobierno de Awlyn se apoyó en los
sindicatos y tuvo más encuentra al sector laboral en la toma de decisiones, es por esto que
Ffrench ´Davis dice que Chile tuvo que decidir entre el neoliberalismo o un crecimiento
con equidad, ante tal panorama el gobierno en 1990 realizó una reforma tributaria para
aumentar los ingresos del estado y aumentó la participación del gasto social dentro del
gasto del gobierno total, así podría haber una conciliación entre equilibrios
macroeconómicos y macrosociales. Es así como después de 1990 Chile presenta aumentos
en el crecimiento de su PIB, causados inicialmente por aumentos en la inversión
productiva, así mismo el gobierno chileno se enfrentó a la constante entrada de capitales
golondrina, pero logró controlar dicha volatilidad por medio de política cambiaria activa y
operaciones de esterilización monetaria, y la extensión de impuestos a los préstamos de
monedas extranjeras, en este ámbito Chile logró reducir la entrada de capitales volátiles y
de corto plazo que desestabilizaban tanto a la economía.

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