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Alternativas Organizacionales Indígenas en México Sept 2014 Vol. 15 No. 9 PDF
Alternativas Organizacionales Indígenas en México Sept 2014 Vol. 15 No. 9 PDF
Revista Digital Universitaria ISSN: 1607 6079 | Publicación mensual 1 de septiembre de 2014 vol.15, No.9
Alternativas organizacionales indígenas en México SÍGUENOS
Ana del Conde Morales y Carlos Chávez Becker
EDITORIAL
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La complejidad de la estructura social de México, así como en gran parte de Latinoamérica, está determinada
principalmente por su conformación multicultural. Esta complejidad yace en la intersección de la influencia
occidental globalizada y un apego a las raíces autóctonas.
La descoordinación y, en ocasiones, imposición de modelos políticos y económicos discutidos y empleados a
nivel global sobre las tradiciones locales, como son los significados indígenas con respecto a la tenencia de la
tierra, la identidad y otros usos y costumbres, han impulsado procesos de deterioro medioambiental, RDU EN CONACYT
sobreexplotación de la tierra, escasez de alimentos, imposibilidad de acceso a servicios básicos de salud,
Índice de Revistas Mexicanas de
higiene y educación, recurrente violación de los derechos humanos, así como entornos crecientemente violentos Divulgación Científica y Tecnológica
en las comunidades originarias latinoamericanas.
Como respuesta a estas consecuencias, muchos grupos indígenas se han organizado en manifestaciones de
resistencia sociopolítica de muy diversa índole y muy variadas dimensiones. En no pocas ocasiones han
logrado procesos cada vez más profundos de autonomía política, económica y social, reestructurando en cierta
medida su propio tejido comunitario. A través de su activismo estos movimientos trabajan hacia la recuperación
de su historicidad indígena planteando soluciones alternativas al sistema imperante y echando a andar
proyectos verdaderamente novedosos. Muestran, así, una capacidad de propuesta y creatividad relevante y
significativa en momentos en los que parece que la falta de opciones a nivel macro político y macro económico
crece hasta el punto de la desesperanza.
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La respuesta indígena presentada en este volumen, al menos en primera instancia, no parecería del todo
novedosa en tanto que retorna a la acción colectiva como punto de partida para establecer trayectorias
reestructuradoras de un orden social, político económico y cultural, si no perdido, sí al menos severamente
amenazado por los macropoyectos de construcción de los estados nacionales. No se plantea en estos trabajos
un regreso al pasado comunitario en un mundo fragmentado y poco comunicado. Por el contrario, lo que se
resalta en esta colección, es la capacidad de adaptación y la sensibilidad por parte de los pueblos originarios en
nuestro continente para entender un mundo bajo fuertes presiones y en transformación profunda,
particularmente, las alternativas organizacionales que han emprendido para mitigar o revertir estos procesos.
Para discutir esta temática, la Revista Digital Universitaria convocó a estudiantes, académicos y activistas a
presentar sus proyectos relacionados con la temática "Alternativas organizacionales indígenas en México". El
proyecto reúne propuestas originales de investigación que buscan generar un diálogo entre los autores y el
público lector. Mediante el aprovechamiento de la plataforma digital, la publicación tiene como meta principal
promover un espacio de análisis, debate y reflexión que presente nuevos planteamientos y alternativas de
discusión sobre los temas expuestos, tanto para la gente experimentada en la rama de estudio, como para
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16/7/2015 Alternativas organizacionales indígenas en Méxxico
aquellos que se aproximan al tema por primera vez.
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1 de septiembre de 2014 | Vol. 15 | Núm. 9 | ISSN 1607 - 6079
ARTÍCULO
“
ciertos temas, como la defensa de las tierras, los recursos naturales y el ejercicio de la
ciudadanía.
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“Apuntes sobre las condiciones históricas del desarrollo de las organizaciones
de los pueblos originarios”, Lidia Blásquez Martínez
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Introducción
E
n México, a pesar de los importantes movimientos sociales que han protagonizado
los pueblos originarios, pocos han sido los investigadores que se han interesado en
dar cuenta de las particularidades de los liderazgos que surgen en el seno de estas
comunidades (REINA, 1980; HERNÁNDEZ, 1997; GUTIÉRREZ, 2001).
La construcción de la identidad de los pueblos originarios ha tenido que lidiar
con la estigmatización que ha ejercido sistemáticamente la sociedad mestiza y sus ins-
tituciones que construyeron el acceso a la ciudadanía plena, a partir de la idea de crisol
cultural. La indianidad se asociaba entonces con la pobreza económica, la marginación,
la opresión y la inferioridad. Es por esto, que en este artículo elegimos utilizar el término
pueblos originarios que pone énfasis en la historia socio-espacial de estos grupos.
Este trabajo se compone de dos partes. La primera es un breve recorrido histó-
rico sobre las formas que han adquirido los movimientos de los pueblos originarios. En
la segunda, se abordará cómo algunos líderes e intelectuales orgánicos han motivado en
las comunidades procesos organizativos que han favorecido la contra-estigmatización y
el empoderamiento que, a su vez, ha producido formas organizativas originales.
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sus sistemas productivos, que no es azaroso que las dos luchas armadas que marcaron el
México independiente y revolucionario estallaran por la cuestión agraria (REINA, 2004:
88 y 93).
Durante el siglo XIX, estas luchas fueron motivadas principalmente por la Refor-
ma Liberal de 1855-1857 que transformó las tierras comunales en propiedad privada.
Este periodo marca también el inicio de su acaparamiento por compañías internaciona-
les y hacendados que instalaban plantaciones comerciales de tabaco, henequén y caña
de azúcar, entre otros productos (PÉREZ Castañeda, en prensa) (REINA, 1980). Como dice
Pérez Castañeda, esta primera etapa de amortización, que acabó supeditando las tierras
y los recursos naturales de los pueblos originarios a una agricultura industrial, se saldó
con la Revolución (PÉREZ Castañeda, en prensa). Inició entonces un periodo de distri-
bución de núcleos agrarios y algunos pueblos originarios lograron recuperar sus tierras
comunales y beneficiarse de tierras ejidales. Sin embargo, una vez más el gobierno revo-
lucionario decidió ignorarlos como sujetos de derecho y tratar, a través de la política de
Estado de asimilarlos a la cultura mestiza. Asimismo, las tierras repartidas siempre eran
de mediana o baja calidad, enclavadas y difícilmente explotables. Aún así, los pueblos
originarios continuaron en su resistencia y ya entrado el siglo XX empezaron a surgir im-
portantes liderazgos de intelectuales orgánicos.
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de recursos legales extranacionales para defender sus derechos. Por lo tanto, podemos
decir que la lógica histórica siempre guía la concreción de metas (MUMFORD et al, 2008).
Si trazamos un conflicto de un pueblo originario podemos ver que hay varios
líderes involucrados, algunos con una formación académica o técnica que pueden fun-
gir como brokers o expertos. Por otra parte también observamos que se consulta a los
ancianos, miembros de la comunidad que están ungidos por las normas tradicionales y
a quiénes se les respeta por su buen juicio y defensa del bien común. En este sentido, la
organización mantiene el registro histórico de las soluciones y resultados obtenidos en
cada situación específica, conformando una memoria colectiva. Los líderes que aparecen
en la escena pública son contingentes pues pueden cambiar de una situación a otra y en
donde el grupo, los acomide por su expertise o capacidad de traducción de sus valores
comunitarios a aquellos del proyecto nacional. Esta transformación de las metas y ob-
jetivos se da a lo largo del tiempo para renovar las estrategias y adaptarlas a la realidad
actual.
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humanitarias. Lo que los hace brokers sociales, es decir, mediadores para hacer fluir los
recursos estratégicos entre actores (materiales, simbólicos y de información) (NATAL y
BLÁSQUEZ, 2012). Por ejemplo, la gestión que hacen los líderes para colocar sus produc-
tos con un buen precio y en canales alternativos de comercialización como los mercados
de comercio justo.
En cuanto a derechos de propiedad intelectual se refiere, algunas organizaciones
buscan proteger colectivamente tanto los componentes tangibles como los intangibles
de su patrimonio cultural, dando respuesta a los nuevos retos que impone la incesante
tendencia de privatizar la gestión de los bienes comunes. Así se articula la defensa del co-
nocimiento botánico, medicinal y de plantas domésticas. También se valoriza la artesanía
y el conjunto de prácticas vinculadas a la cosmovisión de los pueblos originarios.
A modo de conclusión
Como podemos observar, todas las acciones pueden resumirse a la defensa de los dere-
chos humanos y las organizaciones de los pueblos originarios han hecho un intenso tra-
bajo para que los instrumentos nacionales e internacionales funcionen para ir conquis-
tando el ejercicio de una ciudadanía plena. También buscan la representación política
para perseguir en el ámbito nacional el respeto de los derechos humanos y aun más, la
autonomía de los pueblos, el reconocimiento de sus territorios y los derechos colectivos.
Asimismo, se promueven proyectos de desarrollo integrado de los pueblos y comunida-
des. Más aún, en este espacio se promueve también la formación de recursos humanos.
Algunas organizaciones incluso le dan seguimiento a las políticas públicas que se impul-
san desde el aparato gubernamental. Así las organizaciones de los pueblos originarios
han logrado que ciertos temas entren en las agendas legislativas, desde cuestiones del
presupuesto hasta de problemáticas de tierras y territorios. Además, en este nivel, se ha
impulsado a líderes de los pueblos originarios como candidatos a ocupar una curul en el
Congreso de la Unión.
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Bibliografía
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rebeliones yaquis del noroeste de México, 1824-1889” en Reina Leticia (coord.) La
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[10] REINA, Leticia. Las rebeliones campesinas en México, 1819-1906. México: SXXI,
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[11] ------Los retos de la etnicidad en los estados-nación del siglo XXI. México: CIESAS/
M.A. Porrúa/INI, 2000.
[12] ------Caminos de luz y sombra. Historia indígena de Oaxaca en siglo XIX. México:
CIESAS/CDI, 2004.
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ARTÍCULO
“
un mundo nuevo.
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“La defensa de la vida: una mirada académica a la lucha zapatista”, Luis
Emilio Riva Palacio de Icaza y Anaid Campos Nájera
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Introducción
¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo.
El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día.
SCI Marcos, 21 de diciembre de 2013
L
a dicotomía constante entre el desarrollo del sistema capitalista y los sistemas al-
ternativos de organización de las relaciones sociales se encuentra actualmente en la
cúspide de sus contradicciones, y esto se refleja en los distintos sentidos que en la
práctica cada uno da a la muerte y a la vida.
Los sistemas, el capitalista y el anticapitalista —cuya mejor representación es,
desde nuestra mirada, el zapatismo— se reproducen y se expanden para prolongar su
duración. El primero, como paradigma dominante, y el segundo como una propuesta que
[1] Para mayor información nace de la práctica cotidiana y colectiva.
consultar: La Unión de
Científicos Comprome- Sin embargo, más allá del intento de cada uno de ellos por prolongar su existen-
tidos con la Sociedad,
The National Climate
cia, hay un elemento que no se puede perder de vista: por el momento, únicamente en el
Assessment, Intergover- sistema capitalista que existe el riesgo de un ecocidio a escala mundial — riesgo compro-
nmental Panel on Clima-
te Change, The National
bado por algunas disciplinas científicas1 — que amenaza su vida y a la propia humanidad.
Climate Assessment. En Sobre este tema, Pablo González Casanova (2004) dice:
este mismo sentido se
puede leer un estudio
en el que se advierte, “El sistema” está consciente a veces de la desigualdad entre lo que ofrece y
mediante un modelado
matemático, sobre lo que hace, como está consciente, de que en el futuro vendrá una ruptura
un inevitable colapso
civilizatorio si continua-
sistémica, que no podrá impedir si siguen aplicando, como está decidido a
mos con la explotación hacerlo, todas y cada una de las políticas que aplica y cuyos “efectos latera-
insostenible: Motes-
harrei, et al. “Human
les” llevan a la destrucción de la humanidad y de la naturaleza.
and Nature Dynamics
(HANDY): Modeling
Inequality and Use of No se trata sólo de una típica crisis cíclica del capitalismo, que tampoco se en-
Resources in the Collap- cuentra en una nueva etapa de su despliegue2, facilitada por la revolución tecnoinformá-
se or Sustainability of
Societies”. tica y la globalización (CECEÑA y BARREDA, 1995), sino que ese despliegue ha alcanzado
[2] Entendemos el desplie- niveles inimaginados. El sistema está en una crisis sistémica y va a desaparecer.
gue capitalista como Sin duda, la urgencia de crear un nuevo sistema que organice y procure la vida
aquel movimiento
por medio del cual también responde a la crisis civilizatoria que se está padeciendo. “De lo que estamos
se amplía e impone
el sistema capitalista
hablando obviamente es del fin de nuestro sistema-mundo y de su sustitución por algo
sobre cada espacio fundamentalmente diferente. Y es intrínsecamente imposible predecir cuál será el re-
y ámbito de la vida;
como se modifican los
sultado” (WALLERSTEIN, 2004). Por esto, la creación de otro sistema debe tener la capa-
espacios y las relaciones cidad de eliminar cada riesgo que amenaza a la humanidad. Es evidente que el intento
sociales en el proceso
de subsunción y coloni- por controlar o aplazar la muerte inevitable del sistema capitalista ha provocado nuevos
zación capitalista. Esta peligros para la humanidad.
idea integra de manera
compleja distintas es- Una de las características del sistema capitalista, que lo hace parecer menos des-
calas y velocidades del
proceso dialéctico de
tructivo, es que se muestra casi siempre como su contrario; como aquello que niega pero
globalización-coloniza- tiene la capacidad de convertir en apariencia: la democracia y la libertad, son ejemplos
ción y resistencias.
de ello. El capitalismo es movido básicamente por el ciclo de la producción pero, en ge-
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Es en este sentido que el Estado se amplía (GRAMSCI, 1986) sobre los distintos
ámbitos de lo social, tomando diversas formas y en escalas variadas pero siempre en
respuesta de la lógica de la objetivación, de la mercantilización y la refuncionalización de
todo lo humano, es decir, de su muerte. El capital determina los valores y los elementos
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que constituyen el espacio, definiendo así las formas que toma, las funciones que cumple
y las condiciones que impone a la existencia humana y de la naturaleza. Asimismo, com-
prime el tiempo y modifica los ciclos naturales en beneficio de su propia valorización y
acumulación en cada vez menos manos.
La guerra es la consecuencia y la herramienta más siniestra de la lógica de objeti-
vación y, por lo tanto de la deshumanización de toda relación social tocada por ella. Sólo
durante el siglo XX murieron en algunas de las guerras más brutales decenas de millones
de personas, fueron heridas otras tantas decenas de personas, cientos de poblaciones
bombardeadas y vaciadas. Se gastaron miles de millones de dólares en armamento. Sólo
en lo que va del siglo, EUA ha gastado un promedio de 1500 millones de dólares (PERLO-
FREEMAN y SOLMIRANO, 2014).
Los conflictos más grandes
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Suicidios
Esclavitud
Es cierto, antes del capitalismo ya existían las guerras, la competencia y los crimi-
nales que se beneficiaban de la explotación del trabajo humano. Sin embargo, el sistema
capitalista se ha especializado en contaminar con su lógica de objetivación, mercantiliza-
ción y expansión infinita —como un cáncer— todos los ámbitos de la vida social y todos
los espacios del planeta. La explotación descarada por medio de la esclavitud, por ejem-
plo, ha sido negada formalmente pero se legalizó mediante la organización del trabajo y
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La globalización del capital (su despliegue) también se maquilla como una etapa
más del sistema, en la que la crisis financiera y económica sirven como resorte para la
reestructuración para la expansión y por tanto para la sobrevivencia del capitalismo. Esta
ficción difundida desde la ciencia que sirve al dinero bien se puede desmentir con los
datos siguientes:
En el mundo hay 7 mil millones de habitantes, de ellos, casi el 30 por ciento
padece hambre, cuando a escala global se genera alimento para 12 mil millones de per-
sonas. A esto hay que añadir que solamente se utiliza una tercera parte de las tierras
cultivables. Además, 8 millones de niños mueren cada año en el planeta por problemas
relacionados con la pobreza, y cada tres segundos fallece un menor por desnutrición y
falta de agua potable (KLIKSBERG, 2014).
Sobrevivencia. Imagen: Karla
Nney Medrano
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El sistema de la vida
¡Ah la muerte! Como si no fuera evidente que a los de arriba los libera
de toda corresponsabilidad, más allá de la oración fúnebre, el homenaje
gris, la estatua estéril, el museo controlador. ¿A nosotros? Bueno, pues a
nosotros la muerte nos compromete por lo que tiene de vida. Así que aquí
estamos, burlando a la muerte en la realidad (MARCOS, 2014).
La construcción de un mundo en el que quepan muchos mundos —así como enuncian los
zapatistas el proyecto al que conduce su proceso de organización y que en estos años si-
gue fortaleciendo su autonomía y su desarrollo autosostenible— se entiende, desde una
mirada académica (auto)crítica, como una consecuencia lógica y directa de la defensa de
la vida en todas sus dimensiones; como un principio fundamental de su lucha.
No se quiere sugerir aquí que el zapatismo ha seguido este mismo razonamien-
to, ni se pretende explicar cuál es la lógica de su pensamiento; es decir, de sus pensa-
mientos, pues debe enunciarse en plural. No queremos suplantar su propia palabra pero
podemos tratar de elaborar un marco comparativo que permita, de alguna manera, en-
tender un poco más ampliamente cuando los zapatistas hablan de defender la vida.
Recientemente, el anuncio de la muerte del Subcomandante Insurgente Marcos,
junto con el desentierro de Galeano –maestro zapatista asesinado por paramilitares en
el Caracol de la Realidad– redefine extraordinariamente en lo teórico y en lo práctico
el significado de transición generacional y de transición de clase que las comunidades
zapatistas evidenciaron con la desaparición de Marcos –su vocero mestizo encapuchado-
quien muere para que sean escuchadas–, ya sin él como intermediario, las comunidades;
ellas que siempre han sido el elemento fundamental de la autonomía zapatista que tanto
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nos sorprende.
Fenómenos y conceptos se han redefinido y recontextualizado a raíz del levan-
tamiento zapatista de 1994. Conceptos como libertad, democracia y justicia no pueden
estudiarse sin esa vivacidad que los zapatistas fueron construyendo en lo concreto, en un
Otro sistema de organización que prioriza la vida. La mirada crítica en las ciencias socia-
les es otra desde el quiebre histórico de 1994. Ahora mismo seguimos maravillándonos
con las nuevas lecciones del zapatismo, que, haciendo uso de la dialéctica práctica, orga-
niza, desaparece y genera nuevas contradicciones que siguen siendo superadas, porque
el zapatismo no pretende ser nunca un proyecto acabado.
Es en este sentido que podemos hacer la distinción y comparación entre lo que
acontece en el sistema capitalista, que reproduce la inmovilidad y muerte de todo lo que
toca, y un sistema alternativo anticapitalista, como el zapatista, que dedica su lucha a la
creación de una verdadera organización de la vida para la sobrevivencia de sus pueblos y
que invita a la humanidad a luchar por la vida desde una lógica de la vida; es decir, desde
la pluralidad, la diversidad y el movimiento.
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• Materiales (4 libros de texto y 2 Dvd) para 1281 alumnos: $100,000.00 (cien mil pe-
sos m/n).
• Transporte y alimentación para 1281 alumnos: $ 339,778.27 (trescientos treinta y
nueve mil setecientos setenta y ocho pesos con veintisiete centavos), repartidos de
la siguiente forma:
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En 2014, los miembros de las 300 mayores fortunas del mundo ganaron 524 mil
millones de dólares. Se calcula que percibieron individualmente mil 746 millones de dó-
lares en promedio, mientras que los pobres apenas juntaron 456 dólares anuales. 300
millones de jóvenes están desocupados y sin posibilidad de formarse académicamente.
Los que han tenido la suerte de terminar la educación superior compiten por un lugar en
un posgrado, muchas veces más como una especie de trabajo temporal que por un inte-
rés académico o porque este esfuerzo les ofrezca más oportunidades, pues saben que
al final, a pesar de su cualificación, la mayoría seguirá siendo rechazada por el mercado
laboral.
Es decir, que mientras en el mundo capitalista la norma es la privatización, eli-
tización y hasta la banalización de la educación (y de todo lo demás, por supuesto), en
el zapatismo los proyectos de educación en cada uno de los Caracoles (junto con los de
salud, alimentación y otros) van afianzando la autonomía de las comunidades, al grado
de poder ofrecer esta otra forma de educación, política y humana, la Escuelita, a ya más
de 5 mil personas de todo el mundo. La apuesta zapatista no parece ser la de resolver las
necesidades de trabajo, techo, alimentación, cultura o salud a cada persona del mundo,
sino la de que ellas mismas vayan construyéndolas, con sus modos y en sus propias con-
diciones.
El eje de la iniciativa de la Escuelita es la libertad que, junto con la democracia,
la justicia y al menos otras diez demandas más, forma parte del proyecto general del
zapatismo y se enseña a los condiscípulos5 en la práctica y como espejo de su propias
condiciones de existencia. Todo esto dentro de una lógica de la vida, la diversidad y el
respeto por la humanidad y la naturaleza.
En pocas palabras
[5] ¿En alusión a una
educación “de ida y Por mucho tiempo la filosofía se encargó de pensar la idea de autoconsevación de la
vuelta” o en la que el
maestro es al mismo humanidad, principalmente en términos de racionalidad y frente a su propia producción,
tiempo discípulo? Sobre
este tema véase el libro
tanto material como cultural, y frente a su creciente capacidad autodestructiva. Mien-
de Jacques Ranciere. tras esta capacidad alcanzaba grados inimaginables (¡cuántas veces se puede destruir la
El maestro ignorante:
cinco lecciones sobre Tierra con el armamento moderno!), la modernidad se encargó de privilegiar las ideas
la emancipación inter- de escasez y competencia, del progreso histórico, el desarrollo y el crecimiento de las
cultural. Buenos Aires:
Libros del Zorzal, 2007. sociedades (de las fuerzas productivas), y asoció el fin de la Historia con una cumbre de
la producción objetiva, tanto de aquellos objetos necesarios para la reproducción mate-
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rial de las personas como de la cultura como de los objetos suntuarios, y en especial con
la reproducción de la sociedad de consumo. El neoliberalismo llevó estas tendencias al
extremo de la mercantilización y la capacidad de control y violencia.
Si lo vivo se define como aquello que es diverso, dinámico, colectivo, subjetivo,
cíclico… lo muerto será siempre su contrario. Y es por ello que, si se observa con deteni-
miento y más allá de las apariencias, no cuesta trabajo mirar en la lógica capitalista una
tendencia constante hacia la muerte. Extraer de este razonamiento una conclusión polí-
tica sería la tarea consecuente con la defensa de la vida. Algo así es lo que, desde nuestra
perspectiva, han hecho los zapatistas.
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Bibliografía
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sustento de la hegemonía mundial. Aproximación metodológica”, en CECEÑA,
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Mundial, México/España: Siglo XXI Editores, 1995, pp. 15-51.
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segunda-guerra-mundial.html .
[4] GELMAN, Juan. “Robotizando la guerra”, Revista Rebelión, 10 de febrero, 2012 [en
línea]: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144429.
[5] GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo. Las nuevas ciencias y las humanidades. México/
España: Editorial Complutense/Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM/
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[6] GRAMSCI. Cuadernos de la cárcel, vols. 1-5. México: Editorial Era, 1986.
[7] HILLMAN, James. El terrible amor por la guerra. México: Sexto Piso, 2010.
[9] KLIKSBERG, Bernardo. “Política social y sociedad civil: retos para alcanzar la equidad
y la justicia social”. Conferencia inaugural del Congreso Política social y sociedad civil:
retos para alcanzar la equidad y la justicia social. En la Escuela Nacional de Trabajo
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mx/2014/05/02/sociedad/040n1soc.
[10] LACINA, Bethany, y Nils Petter Gleditsch. “Monitoring Trends in Global Combat: A
New Dataset of Battle Deaths”, European Journal of Population-Revue Européenne
de Démographie, Vol. 21, No. 2/3 (junio, 2005): 154. The Demography of Conflict and
Violence/La démographie du conflit et de la violence. Tomado del sitio electrónico
Jstor. [en línea]: http://www.jstor.org.pbidi.unam.mx:8080/stable/pdfplus/20164300.
pdf .
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[12] ------“Apuntes sobre las guerras (Carta primera a Don Luis Villoro Toranzo)”, Revista
Rebeldía, núm, 76, marzo de 2011.
[18] MOTESHARREI, Safa, Jorge Rivas y Eugenia Kalnay. “Human and Nature Dynamics
(HANDY): Modeling Inequality and Use of Resources in the Collapse or Sustainability
of Societies”. Department of Atmospheric & Oceanic Science, marzo, 2014: 1-27.
Tomado del sitio electrónico de la Universidad de Maryland. [en línea]: http://www.
atmos.umd.edu/~ekalnay/pubs/2014-03-18-handy1-paper-draft-safa-motesharrei-
rivas-kalnay.pdf
[21] PORTANTIERO, Juan Carlos. Los usos de Gramsci. México: Editorial Folios, 1981.
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[25] Walk Free Fundation. “Índice mundial de esclavitud 2013”, Walk Free
Fundation, 3013. Tomado del sitio electrónico de Amazon. [en línea]: http://
s3-ap-southeast-2.amazonaws.com/gsiwpassets/wp-content/uploads/2013/10/
GlobalSlaveryIndex_2013_Download_WEB_Spanish.pdf
[27] WERNER, Klaus, y Hans Weiss. “El libro negro de las marcas. El lado oscuro de las
empresas globales”. Pedagogizando, 2003: 11: Buenos Aires, Argentina: Editorial
Sudamericana [en línea]: http://educarteoax.com/pedagogizando/descargas/otros/
el_libro_negro.pdf
[28] World Bank. “La globalización debe de beneficiar a los pobres, afirma nuevo
estudio. El Banco Mundial propone un plan de acción en siete puntos”. World
Bank, 5 de diciembre, 2001 [en línea]: http://siteresources.worldbank.org/NEWS/
PressRelease/20142150/pr120501-es.pdf
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ARTÍCULO
Edgardo L. García
“
puesta sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas a los Medios de Comunicación para
ser incluida en la nueva legislación. En este contexto nos preguntamos, ¿qué podemos
hacer los comunicadores indígenas? ¿Cómo revertir
la situación a la que nos someten los medios comer-
ciales? ¿Cómo resistir creando algo nuevo? Propone-
Comunalizar significa mos otro camino posible, el de la comunalización de
los medios, es decir, sembrar medios libres en cada
sembrar medios libres, desde
nuestros propios espacios, en
cada barrio, colonia o pueblo.
“ barrio, colonia o pueblo desde la horizontalidad, el
trabajo colectivo, el intercambio, la reciprocidad y la
resistencia cotidiana.
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Introducción
E
n el principio era el silencio, hasta que llegaron nuestros abuelos e hicieron nacer
la palabra, junto con el maíz y la vida comunitaria. Pero luego volvió el silencio, y
no fue voluntario sino a la fuerza, misma que los conquistadores ejercieron sobre
nuestros abuelos para hacer callar sus voces e imponer la suya. A sangre y fuego trataron
de silenciar nuestras voces y así mero creyeron que lo habían logrado, pero nuestros
abuelos eran muy listos y abusados y no permitieron que sus voces se olvidaran o se per-
dieran. Así fue como empezó la lucha por no silenciar nuestra palabra y ahí se mantuvo
por más de 500 años la violencia que de distintos modos ha tratado de silenciarnos.
Los medios de comunicación comerciales se imponen sobre nosotros. Hace va-
rias generaciones que la televisión “educa” a nuestros hijos. El duopolio televisivo dicta
órdenes a los gobiernos de todos los niveles. De los diez hombres más ricos de México,
cinco se encuentran en las mesas directivas de las televisoras, mientras la gran mayo-
ría, campesinos e indígenas, no figura en los medios comerciales. En la radiodifusión y
las telecomunicaciones, la ética brilla por su ausencia y existe una carencia absoluta de
contenidos. Estamos sometidos al
régimen de la “telebasura”.
Diversas voces se han ma-
nifestado históricamente en nues-
Movimiento #YoSoy132.
tro país para abrir una grieta en
este sector y ampliar el panorama.
Recientemente el movimiento #Yo-
Soy132 desenmascaró la compli-
cidad de los medios comerciales,
denunciando su papel como ins-
trumento de dominación nacional
y herramienta al servicio del poder
político. Actualmente, las voces que
exigen una información veraz y crí-
tica resuenan de nuevo en nuestro
país. El 11 de junio del 2013, como
resultado de la actuación de diver-
sos grupos y organizaciones, se pu-
blicaron las reformas y adiciones
a las disposiciones de los artículos
constitucionales en materia de te-
lecomunicaciones. En estos mo-
mentos, en el debate nacional se
discuten los ajustes a las leyes se-
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las leyes, concesiones y vigilar el cumplimiento de esta posesión del 50%; por lo pronto,
la Reforma ya es un fiasco”4.
En resumen, será una lucha pasar de las palabras a los hechos y evitar que la le-
gislación se convierta en letra muerta. Observamos los primeros pasos de los de “arriba”
para evitar que sean realidad estas nuevas prerrogativas. Nos encontramos una vez más
ante la estrategia de que todo cambie, para que todo siga igual.
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peto del pacto federal”. De ahí que una de las exigencias centrales de esta propuesta es
que la distribución y dinámica del espectro radioeléctrico refleje la diversidad existente
en nuestro país.
Comunidades indígenas.
Imagen: Photo RNW.org
La Propuesta sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas a los Medios de Comunicación
propone lo siguiente:
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La comunalización de los medios se inspira en los valores y principios del modo de vida
de nuestros pueblos oaxaqueños y en el camino de resistencia que recorren desde hace
más de 500 años. Se habla de comunalizar como un hacer de todos y para todos, como
la construcción de un nosotros, la apropiación y valorización de lo propio, como un ac-
tuar basado en la horizontalidad, el trabajo colectivo, el intercambio, la reciprocidad y la
resistencia cotidiana.
Comunalizar implicar tomar los medios en nuestras manos, creándolos desde
abajo. En 2006 el movimiento social oaxaqueño ocupó las radios comerciales y el canal
local de televisión, pero llegó el momento de la embestida y cuando creía que había
ganado resultó que una vez más trataron de silenciarlo mediante la fuerza y la violencia.
Las radios tomadas por los oaxaqueños fueron balaceadas en varias ocasiones, el canal
local de televisión fue recuperado por la policía, las radios, que por un momento fueron
del movimiento, trasmitían días después la canción de moda, como si nada hubiera pa-
sado, como si nadie hubiera hablado antes, como si su palabra fuera el olvido. Entonces
se dieron cuenta que había fallado algo y, volvimos hacia ellos mismos, descubrieron que
no era ahí donde eran fuertes, que esas radios ya tenían dueño: el poder y la violencia.
Replegados por la fuerza, se dieron cuenta de que no habían podido quitarles las radios
comunitarias ni los medios libres sembrados por nosotros, porque esos sí eran nuestros.
Abrimos los ojos y vimos que no podían silenciar nuestra palabra.
Con estas reflexiones se volteó a ver a las comunidades y aprender de ellas, y
es de ese ejercicio se deriva esta propuesta. A continuación se describen los elementos
básicos de la comunalización de los medios, el otro camino que busca construir desde
abajo los otros medios, aquellos verdaderamente nuestros y realmente libres:
• La base de los medios y los medios de base (territorio). Uno de los puntos centrales
de la comunalización de los medios es el territorio. En las comunidades indígenas
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la tierra es madre y punto de partida del ser comunal, del nosotros. En los medios
comunales la relación es similar: el territorio es donde estamos parados, nuestro
piso (el barrio, la colonia, el pueblo). En este espacio están las personas que hacen
posibles los medios, las que lo siembran, a quienes se dirige, a quienes debemos es-
cuchar. Cuando las personas de a pie toman los medios en sus manos se produce una
transformación radical, una revolución creativa. Sin la gente, los medios son simples
herramientas vacías y sin sentido. Cuando se parte desde el territorio se rompe la
abstracción y homogeneización a la que nos someten los medios masivos de comuni-
cación, para quienes no contamos como personas o comunidades sino como puntos
en una escala de rating. Radio Maíz, en la comunidad serrana de San Juan Tabaá,
es un ejemplo de territorialización de la radio, transmite en lengua zapoteca a una
docena de comunidades, sus contenidos se basan principalmente en el maíz, la vida
campesina y las fiestas patronales de los pueblos6.
• Ante la masividad, territorialidad. Comunalizar los medios implica dejar de preten-
der que vamos a informar de todo a todos, que sabemos lo que México quiere es-
cuchar, ver o leer. No somos terminales en una computadora, somos personas y co-
munidades con problemas concretos. Proponemos medios libres que rompan con la
lógica de la masividad interac-
Encuentro de pueblos indíge- tuando con un núcleo pequeño
nas. Imagen: boerries nehe de personas o comunidades con
las que puedan tener relación,
a las que puedan conocer, con
las que compartan e intercam-
bien. Una radio comunitaria en
cada barrio, colonia o pueblo
resolvería nuestros problemas
de difusión de la información.
Regiones mediáticas o redes
de medios libres resolverían
problemas de localismo o ais-
lamiento, porque un medio en
Oaxaca podrá recuperar conte-
nidos o conocer las problemáti-
cas de otro medio en Tijuana o
California, por ejemplo.
• Comunalizar los medios nos
lleva a pensar que no hay me-
dios libres sin resistencia y lu-
cha. Comunalizar es aprender
a escuchar las resistencias
[6] Para conocer más sobre cotidianas. Los medios deben
Radio Maíz ver su pá-
gina: http://radiomaiz. ser herramientas de difusión y
net/ propagación de las luchas de
base. Nuestra organización se
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potencializa cuando los medios están a nuestro alcance y son realmente nuestros.
Un ejemplo es el de la Radio Stiidxi Charis o La Voz de Charis, que en la comunidad
binnizá de Gui’Xhi’Ro´-Álvaro Obregón da voz a la resistencia popular contra el mega-
proyecto eólico en la Barra Santa Teresa en el Istmo de Tehuantepec7.
• Comunalizar los medios implica una revaloración de lo propio impulsando la recu-
peración de las lenguas maternas o idiomas originarios, la música tradicional de los
pueblos, el lenguaje de las comunidades y sus modos propios de expresarse. Un
ejemplo muy claro de un medio comunal que ha trabajado intensamente en la recu-
peración de lo propio es Estéreo Comunal, en la Sierra Norte de Oaxaca. Para ellos,
los contenidos de sus programas reflejan dos aspectos centrales: revaloración de lo
propio y resistencia cultural. Aclaran que: “lo primero significa el reconocimiento
de lo que tenemos, de lo que somos, pensamos y soñamos; entender la realidad que
vivimos. Lo segundo es lo que aspiramos; esto tiene relación con el desarrollo, con la
falta de fuentes de empleo, con el abandono en la agricultura, con políticas genera-
les que dañan de manera cotidiana a nuestras comunidades; porque como siempre
hemos sostenido: a mayor sofisticación de los mecanismos de imposición, mayor
sofisticación de nuestros mecanismos de resistencia”8. Estéreo Comunal transmite
en zapoteco y español. En la música da vital importancia al talento local, retomando
canciones de compositores de la región como el disco “Así es mi pueblo” grabado
en 1982 por el grupo Trova Serrana que suena en la radio para complacencia de las
cuarenta comunidades a las que llega su señal9.
• La revalorización amerita investigación por parte de los medios comunales, por un
lado de lo propio y por el otro de lo ajeno: “…si el problema es que todos quieren
vivir en una ciudad, se puede hablar de los beneficios de habitar una comunidad. Si el
problema es que todo se quiere imponer, debe revisarse cómo diseñar la resistencia.
Siempre atendiendo el tema de que se trate, porque la imposición la recibimos de
[7] Para conocer más sobre muchas maneras, desde del comercio hasta del amor”10.
la resistencia del pueblo
binnizá de Gui´Xhi´Ro´- • Ante la verticalidad, horizontalidad (asamblea). Si los medios comerciales y masivos
Álvaro Obregón ver el
blog: http://tierrayterri-
de comunicación están al servicio del poder político es porque desde su concepción
torio.wordpress.com misma son aparatos verticales, centralizados y burocráticos. Los medios comunales
[8] Reseña de Estéreo o comunalizados practican la horizontalidad desde la operación misma. En los pue-
Comunal, disponible
en: http://jaimemarti-
blos originarios hemos practicado por siglos la toma de decisiones en asambleas,
nezluna.blogspot.mx/p/ órgano máximo de autoridad pues es la voz de todos. La asamblea (forma horizontal
estereo-comunal.html
de organización) y el territorio (lugar concreto físico y espiritual) definen a un medio
[9] Sobre la historia de Trova
Serrana y su música
comunal.
ver: http://jaimemarti- • Medios de todos y para todos (trabajo). La programación, estructuración y opera-
nezluna.blogspot.mx/p/
trova-serrana-musica-
ción de los medios de “comunicación” no sólo está en manos de un duopolio que
y-audios.html concentra el 88% de las concesiones. Se encuentra, también, en manos de profesio-
[10] Jaime Martínez Luna, nales que hacen de los medios un trabajo de “expertos”, de “técnicos”, por lo que,
Decolonización a
través la radio, texto
para acceder a ellos, la gente común debe seguir los pasos que estos expertos dicten
preparado para el taller o, en la mayoría de los casos, “dejar las cosas en sus manos”. Estos profesionales mo-
“Comunalidad y Radio”
del Diplomado de nopolizan el acceso a los medios, ellos son los “calificados” para operar y controlar
Radio de la Unitierra de los medios, diseñar los objetivos y construir las misiones y visiones. La gente común,
Oaxaca (5 y 6 de mayo
del 2012). entonces, debe someterse a sus fórmulas, las cuales, aunque a veces tienen buenas
intenciones, en el fondo reproducen las lógicas dominantes de la exclusividad y de
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Bibliografía
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Nacional. “La reforma en telecomunicaciones ‘Una reforma entreguista’ Virgilio
Caballero” [En línea]: http://bocadepolen.org/web/?p=1872.
[2] MARTÍNEZ LUNA, Jaime. “Decolonización a través la radio”, texto preparado para el
taller “Comunalidad y Radio” del Diplomado de Radio de la Unitierra de Oaxaca (5 y
6 de mayo del 2012).
[4] PETRICH, Blanche. “Balas impunes silencian la voz triqui” La Jornada, edición digital,
21 de abril de 2008 [En línea]: http://www.jornada.unam.mx/2008/04/21/index.php?
section=politica&article=048n1pol.
[5] “Propuesta sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas a los Medios
de Comunicación”. [En línea]: http://media.wix.com/ugd/68af39_
cc2ae9b50d96426cbbaa844c0b9c87ae.pdf.
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ARTÍCULO
“
de un proceso autonómico, en el que los pueblos crean aparatos de seguridad y justicia
de acuerdo con sus usos y costumbres, pero con es-
tricto apego a los derechos humanos.
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Antecedentes
E
l sociólogo noruego Johan Galtung (2004) diseñó el triángulo de la violencia para sin-
tetizar, analizar y relacionar las violencias en tres grandes tipos: 1) violencia cultural,
2) violencia estructural y 3) violencia directa.
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La Policía Comunitaria
Actualmente, la Policía Comunitaria, como mejor se le conoce a este sistema, tiene pre-
sencia en 12 municipios: San Luís Acatlán, Marquelia, Malinaltepec, Iliatenco, Metlato-
noc, Atlamajalcingo del Monte, Cochoapa el Grande, Copanatoyac, Xalpatlahuac, Tlapa
de Comonfort, Xochistlahuaca y Acatepec. En total participan 77 comunidades y cuenta
con más de 877 policías. Según datos de la propia organización y aceptados por el Go-
bierno del estado, durante los primero 10 años de su existencia el índice de delincuencia
bajó hasta en un 95% en la región (ROJAS, 2005).
Los pueblos que se organizan alrededor de la Policía Comunitaria han logrado
darse a sí mismos un sistema de justicia de acuerdo con sus usos y costumbres, con res-
peto a los derechos humanos y al debido proceso. Mediante el Reglamento Interno, la
Policía Comunitaria logró sistematizar las prácticas de justicia de los pueblos, al tiempo
que agrega elementos del derecho occidental. Al respecto, Giovana Gasparello (2009)
escribe lo siguiente:
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“La Policía Comunitaria de Guerrero: un sistema alternativo de seguridad y
justicia”, Raúl Romero Gallardo
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Territorio Comunitario,
CRAC PC, Guerrero. Imagen:
IMPAR AV
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la “guerra contra el narcotráfico” declarada por Felipe Calderón en 2006. Ante el clima
de inseguridad e impunidad11 grupos sociales de diferentes zonas del país han querido
replicar la experiencia de la Policía Comunitaria, sin embargo, la mayoría de los intentos
se han limitado a conformar “grupos de autodefensas” que ante la falta de programas,
han quedado expuestos a la cooptación por parte de gobiernos o grupos del crimen or-
ganizado.
El Sistema Comunitario de Seguridad, Impartición de Justicia y Reeducación es
tan sólo una experiencia más de las muchas que los pueblos construyen en todo el país.
Ahí están en Cherán, Michoacán; en los Caracoles Zapatistas y las Juntas de Buen Go-
[10] El 98% de los delitos
que se cometen bierno en Chiapas, en las Universidades de la Tierra en Oaxaca, Chiapas y Puebla, o en
en México quedan
impunes. Ver: Centro
la propia Ciudad de México con el Frente Popular Francisco Villa. Estas organizaciones,
de Investigación para el diferentes entre sí pero que guardan grandes similitudes, nos hacen preguntar si son los
Desarrollo A. C. (2009)
Índice de Incidencia caminos de las autonomías –así, en plural- una forma paradigmática de nuestros tiempos
Delictiva y Violencia hacía la construcción de sociedades alternativas. Estemos atentos, el tiempo y los pue-
2009.
blos nos darán las respuestas.
Bibliografía
[1] CAMACHO, Zósimo. (2013) “Jacobo Silva: El Charco, error y masacre” [Consulta: 29
de mayo de 2014]. En Contralínea, 13 de mayo. Disponible en: http://contralinea.
info/archivo-revista/index.php/2013/05/03/jacobo-silva-el-charco-error-masacre/
[6] GALTUNG, Johan. “Violencia, guerra y su impacto. Sobre los efectos visibles e
invisibles de la violencia” [Consulta: 4 de septiembre de 2014]. En Polylog. Foro para
filosofía intercultural. Disponible en: http://them.polylog.org/5/fgj-es.htm.
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autonomía” [en línea]. En Política y Cultura, Otoño, núm. 32, pp. 61-78. Disponible
en: http://www.scielo.org.mx/pdf/polcul/n32/n32a4.pdf.
[8] LÓPEZ Y RIVAS, G. (2010) “Tesis en torno a la autonomía de los pueblos indios” [en
línea]. En Rebelión, 25 de mayo. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.
php?id=106782 .
[9] ROJAS, Rosa. (2005) “Reducen hasta 95% la delincuencia en seis municipios de
Guerrero” [en línea]. En La Jornada, 27 de septiembre. Disponible en: http://www.
jornada.unam.mx/2005/09/27/index.php?section=politica&article=021n1pol.
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ARTÍCULO
“
país. En muchas ocasiones se entrecruzan y dan lugar a particularidades, es decir, hay
elementos comunes que resultan transversales al conjunto, tal es el caso de las deman-
das indígenas cuando se traslapan, por ejemplo, con
el componente campesino . En un gran número de
casos ambos sectores se encuentran en el mismo
plano, como sucede con los pequeños productores
de café en México, quienes se desenvuelven entre
Los pueblos que construyen sus actividades locales y su relación con el mercado
procesos autonómicos, internacional en el que se vende su café.
La producción del café se concentra en los esta-
han encontrado siempre dos del sur del país, principalmente Veracruz, Oaxaca
el respaldo jurídico que
requieren en el derecho
internacional.
“ y Chiapas, donde está también la mayor parte de cul-
turas indígenas. Así, la problemática de los pequeños
productores de café se empalma en gran medida con
los asuntos y las prácticas culturales propias.
La cadena comercial del café es compleja pues
requiere varios pasos en su procesamiento, que invo-
lucran a la familia campesina, la industria y el aspec-
to comercial. Los procesos pueden estar en manos
de grandes empresas transnacionales o estar dividi-
dos entre los pequeños productores y algunos procesadores medianos. Sin embargo, son
las etapas industrial y comercial en las que se localiza el valor agregado. Esto, aunado a su
alta valoración en países en los que no se produce el café, convierten al café en un cultivo
sumamente propenso a la especulación que deriva en una gran inestabilidad de precios
especialmente para los productores, ya que dicho precio es regulado en Bolsa de Valores
y quienes lo controlan son principalmente aquellos que dominan las etapas industrial y
comercial.
Los pequeños caficultores mexicanos afrontan la problemática referida a su si-
tuación como campesinos e indígenas y al mismo tiempo la de su quehacer como caficul-
tores. Es ante este contexto que se ha construido una gran diversidad de estrategias, de
las cuales, el comercio justo es una de las más innovadoras que parte de la organización
social.
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“La organización campesina indígena frente al libre mercado. El caso de los
pequeños productores de café en México”, Silvia Nuria Jurado Celis
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L
as organizaciones campesinas en nuestro país no son un tema nuevo. Han existido
con diversos propósitos siempre orientados a intentar dar respuesta por varias vías a
las demandas sociales de este sector.
Se dice que el llamado movimiento campesino ha pasado por varias etapas, des-
de un agrarismo propio de la etapa revolucionaria en el cual la demanda principal era la
posesión de tierra, pasando posteriormente a la institucionalización del mismo. Arman-
do Bartra afirma que: “El agrarismo –vuelto ley desde 1917– se hace gobierno en 1920.”
(BARTRA, 2012) Y continúa con: “En esta perspectiva historiográfica el movimiento cam-
pesino se esfuma desde la tercera década del siglo” (Ibidem).
No obstante, a partir de los años cuarenta las demandas campesinas comen-
zaron a enfocarse más en la apropiación del proceso productivo, es decir, más allá de
la propiedad de la tierra y su usufructo. La importancia comienza a orientarse al tener
acceso a los excedentes derivados del valor agregado que se genera en los procesos pos-
teriores a la cosecha, como es el caso del cultivo del café.
A lo largo de esos años la organización campesina ya era una de las figuras cen-
trales y también un mecanismo gubernamental regulador del descontento social en ese
sector. Si bien las demandas indígenas aún no eran lo suficientemente claras, sí había una
presencia constante de ese componente en la organización campesina.
Finalmente, al llegar la década de los setenta, las demandas campesinas se cen-
traron específicamente en dicha apropiación del proceso productivo, y es precisamente
en este contexto en el que se inscriben las organizaciones de los pequeños productores
de café en México, quienes logran conformar un tipo de asociación bastante particular
que les ha permitido hacer frente al contexto específico que enfrentan.
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sujeto social, así como todo lo que implica para los campesinos caficultores la producción
o generación de la oferta, agregando, además del costo medioambiental y social, todo
esto como elementos que deben ser considerados al momento de fijar los precios.
Nace así un nicho de mercado que ha permitido a estos pequeños productores
de café mantenerse en el mercado internacional bajo sus propias reglas y no pasar por la
especulación en la Bolsa de Valores. No obstante los avances notables de dicha iniciativa,
se han presentado retos importantes conforme ha avanzado su consolidación.
Organizaciones indígenas.
Imagen: Oriana Eliçabe
Frans Van der Hoff definió cuatro componentes que conforman el comercio justo:
1. El principio económico básico del Mercado Justo es el cálculo integral de los costos
de la producción tomando en serio que es el campesino el que realiza la producción.
El campesino tiene que usar su tiempo de trabajo, su energía… Pero también tiene
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una familia que mantener… Todos estos costos se tienen que integrar en el precio
del producto.
2. El Comercio Justo es una producción sustentable desde un punto de vista social.
Este segundo componente se refiere a la integración social del costo real de la pro-
ducción. El campesino es parte de una comunidad donde tiene obligaciones… Todas
estas obligaciones tienen un costo y deben tomarse en cuenta en el precio.
3. El Comercio Justo es una producción sostenible desde un punto de vista ecológico.
Este tercer componente se refiere a la incorporación de los gastos medioambienta-
les de la producción.
4. Un cuarto elemento del Mercado Justo es la relación, lo más directa posible, del pro-
ductor con el consumidor (VAN DER HOFF, 2005).
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Organizaciones indígenas.
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el relevo en su dirigencia, fiesta del café campesino que permite que mixes, mixtecos,
zapotecos, chatinos, chontales, no indígenas y quien guste agregarse, se renueve para
reconocerse como parte de la organización.
En el caso del relevo generacional las estrategias son un tanto mas amplias. Exis-
ten ejemplos como el de la Tosepan Titataniske en Puebla, organización conformada por
caficultores nahuas y totonacos en la que la diversificación de actividades ha sido el me-
canismo para que los jóvenes campesinos permanezcan en sus lugares de origen pero
además participen del quehacer organizativo. Por una parte, han implementado un pro-
yecto de turismo alternativo con la construcción de cabañas bajo ecotecnias, donde los
jóvenes hijos de socios están participando activamente bajo la figura de guías de turistas,
administración del comedor y el hotel y demás áreas que abarca el proyecto, sin perder
de vista que son sus padres los dueños de dicho espacio.
Cabe destacar en este caso particular que la Tosepan es una de las pocas organi-
zaciones que tiene una directiva que podría considerarse joven, de tal suerte que estos
grupos organizados están llevando acciones no sólo en el terreno internacional sino tam-
bién en lo local.
Lo anterior no ha impedido que se presenten también crisis. Toda estrategia o
iniciativa tiene también sus propios límites, los cuales se presentan también en los ámbi-
tos local e internacional.
A nivel del sistema de CJ, el hecho de ser una iniciativa consolidada ha llevado a
que haya cada vez más actores involucrados, incluyendo recientemente a algunas trans-
nacionales. Existe una discusión importante referente a qué tanto es posible aceptar la
intervención de dichas empresas sin favorecer esos intereses.
Para las organizaciones
campesinas de América Latina este
es un punto que no debe ser trans-
Recolectando Café. Imagen:
Darío Ribelo gredido, ya que se corre el riesgo de
desvirtuar el propósito del CJ (por
ejemplo al favorecer o flexibilizar
las normas de CJ en beneficio de los
intereses particulares de dichas em-
presas) y de las instituciones que lo
apoyan como FLO. Así que, de ma-
nera alternativa, se han agrupado
en el bloque llamado Coordinadora
Latinoamericana y de Caribe de Pe-
queños Productores de Comercio Justo (CLAC), red que incluye a organizaciones con-
formadas exclusivamente por pequeños productores y que aglutina principalmente a
grupos de caficultores y cultivadores de miel. Se ha pugnado a través de esta figura por
mantener condiciones de equidad en el seno de FLO, en un afán de que el CJ continúe
siendo una alternativa viable de comercialización para las organizaciones campesino-
indígenas.
A nivel local existe asimismo una serie de retos importantes, pues si bien al prin-
cipio de la iniciativa de CJ hubo oposición en ciertos sectores, actualmente funciona tam-
bién como un regulador de los precios locales, ya que los intermediarios cercanos han
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tenido que emparejar su oferta de precios. Esto ha impactado incluso en aquellos pro-
ductores que no pertenecen a estas organizaciones, y ha provocado que haya quienes
consideran que el CJ ya no es una opción atractiva porque finalmente no hay diferencia
en cuanto a los precios.
Actualmente, a más de treinta años de iniciado el camino hacia un comercio
más justo, las organizaciones de pequeños productores se encuentran en una coyuntura
importante incidiendo tanto en lo global como en lo local e intentando retomar en ese
camino el modo de vida campesino y la cosmovisión indígena.
Reflexiones finales
El comercio internacional es un espacio en el que los caficultores han logrado ingresar
gracias a la estrategia organizada. La conformación de grupos en los que se empalma la
condición campesina e indígena ha permitido un variopinto interesante de campesinos
haciendo presencia en el mercado internacional, pero también luchando desde los espa-
cios locales.
Sin embargo, es importante comentar que además de los retos que ya se han co-
mentado en apartados anteriores existen otros que se desenvuelven en un plano distinto
–lo referido a la problemática local mas allá de la comercialización del café–. Un ejemplo
muy claro es el caso de los megaproyectos que se pretenden instalar en algunas de las
regiones donde están asentadas también estas organizaciones. El suceso más reciente se
dio en la sierra norte de Puebla, donde integrantes de la Tosepan Titataniske sostuvieron
diferencias importantes como parte de la representación que se opone a la construcción
de una hidroeléctrica. Es este un ejemplo de que el contexto para las organizaciones
campesino-indígenas es sumamente complejo y en este caso va mas allá de uno de sus
principales objetivos, que es la comercialización de sus productos y la retención del ex-
cedente.
Es necesario trabajar a la par, ya que los problemas son múltiples. En el caso del
CJ el panorama es también convulso, y muy probablemente de renovación. Asimismo, a
nivel local, es urgente atender el relevo generacional en el campo y uno de los principa-
les retos es lograr que el campo sea una opción atractiva para estos jóvenes y que el ser
campesino no signifique muerte ni desesperanza.
No hay que olvidar que estas organizaciones han sido capaces de abrirse paso en
el mercado internacional, donde se encuentran haciendo presencia a través de sus pro-
ductos miles de familias campesinas e indígenas que nos siguen diciendo a gritos que la
historia de nuestro país no puede ser escrita sin ellos y que nos demuestran que el modo
de vida campesino deviene también en estrategia política y económica y sobre todo en el
afán de llevar una vida digna donde podamos jalar parejo aun con nuestras particulares
diferencias.
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Bibliografía
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1920 – 2012. D.F.: Circo Maya, CNPA, PRD, Secretaría de Trabajadores del Campo
Desarrollo Rural y Pueblos Indios, 2012.
[2] Fair Trade Organization International. Informe anual 2012 – 2013. FLO. [en línea]:
http://www.fairtrade.net/fileadmin/user_upload/content/2009/resources/2012-13_
AnnualReport_FairtradeIntl_web.pdf.
[3] JURADO, Silvia. Bartra Armando. “Cómo sobrevivir al mercado sin dejar de ser
campesino”. Veredas. Revista del pensamiento sociológico. 2012, año 13, número
especial, segundo semestre. D.F.: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología,
Universidad Autónoma Metropolitana, pp. 182 – 191.
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ARTÍCULO
“
el Sistema de Consulta de Organizaciones Políticas y Conflictos Étnicos en las Américas
www.sicetno.org para contribuir a subsanar la profunda y enorme desinformación que
prevalece sobre las formas de participación política
de los pueblos indígenas. Otra razón, que motivo su
construcción es la de generar estudios confiables so-
bre la cultura política indígena, desterrando o des-
mintiendo algunos mitos que han confundido la for-
Esfundamental construir ma de hacer política de los pueblos indígenas.
herramientas que contribuyan
al estudio de los pueblos
indígenas y el Estado.
“ Palabras clave: Palabras clave: sicetno pueblos indí-
genas, indígenas, movimientos indígenas, base de
datos, cultura política indígena.
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projects on indigenous political culture and ethnic conflict carried out at the Institute of
Social Research, National University of Mexico. Some of objectives of SICETNO are: to
develop a system of digital archive that hosts updated information on indigenous political
culture and ethnic conflict. To store models and proposals of autonomy and free determi-
nation which have being put forwarded by political organizations of Mexico, Ecuador, Bo-
livia and Chile. The platform is a tool of research which allows studying the contemporary
ethno politics of indigenous peoples taking place in the nation-state.
Antecedentes
E
l déficit de la democracia en México se expresa con más contundencia en la falta
de acceso que tienen los pueblos indígenas al estado, por lo tanto, hay carencia
de garantías a los derechos civiles y sociales de esta ciudadanía diferenciada. Los
pueblos indígenas han carecido de participación en la organización del poder del estado-
nación contemporáneo, en el espacio donde se toman las decisiones con respecto a la
distribución de los bienes, menos aún en el control y en la administración de sus recur-
sos. Todos los pueblos indígenas tienen en común la pobreza estructural. Pero también
experimentan una exclusión social en términos amplios. Es decir, una falta de prestigio
cultural, y un sinnúmero de restricciones que les impide participar en la vida local y na-
cional. En consecuencia, experimentan una profunda exclusión social, política y cultural,
una verdadera privación de oportunidades para su bienestar y desarrollo. El desarrollo
como condición para la modernización del Estado-nación ha sido muy desigual, dado que
los pueblos indígenas no se han beneficiado del bienestar social, son marginales aunque
sus tierras y recursos naturales son, por lo general, bienes de gran valor
Por cultura política entendemos que son los valores, concepciones y actitudes que se
orientan hacia el ámbito específicamente político, es decir, el conjunto de elementos
que configuran la percepción subjetiva que tiene una población respecto del poder (J.
PESCHARD, en línea http://www.ife.org.mx/documentos/DECEYEC/la_cultura_politica_
democratica.htm). Y tal definición posibilita entender que la población indígena desarro-
lla diferentes niveles y tipos de organización mediante las cuales procesa sus creencias,
imágenes y percepciones sobre su entorno político y de qué manera éstas influyen tanto
en la construcción de las instituciones y organizaciones políticas de una sociedad como
en el mantenimiento de las mismas y los procesos de cambio.
Sobre la forma de hacer política de las sociedades indígenas hay un gran desconocimien-
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to, lo que da lugar a que subsistan algunas ideas muy extendidas sobre la cultura política
indígena, que no son empíricamente verificables. Por ejemplo, hay por lo menos dos
formas de apreciar la cultura política indígena a través de la noción muy conocida de
“movimiento indígena”. Por un lado, está la corriente de tratar al “movimiento indígena”
como uno solo, una gran corriente aglutinadora y con un liderazgo que comparte deman-
das, aun superando las numerosas fronteras estatales y regionales, las barreras étnicas
y lingüísticas que dividen a los mismos pueblos indígenas. Desde los años 80 existen
organizaciones indígenas de éste tipo que buscan articular las diferentes formas de orga-
nización local para contrarrestar la dispersión y conjuntar esfuerzos. Un ejemplo ha sido
la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía A.C. ANIPA. Fundada en 1995 y
presuntamente disuelta hacia el 2008 siendo su último dirigente la amuzga de Guerrero,
Martha Sánchez Néstor.
El hecho de que la representación política de los pueblos originarios sea muy incipiente
no significa que haya pasividad o indiferencia hacia la políticahacia el ejercicio democrá-
tico ni hacia los daños y amenazas que con frecuencia enfrentan. Las sociedades indíge-
nas tienen su propia historia de movilización, de lucha y de protesta, por lo que están
lejos de ser pasivas, indiferentes o apáticas, sin embargo el control autoritario hacia es-
tos grupos se expresa con más contundencia. Además están mayoritariamente privadas
o limitadas de un recurso esencial para el funcionamiento de la democracia: el acceso a
la información y el control de sus medios de comunicación. Un caso muy frecuente entre
las organizaciones de indígenas es su gran vulnerabilidad ante las estructuras corporati-
vistas impuestas por las élites políticas para movilizarlas o desmovilizarlas, principalmen-
te, mediante la cooptación de líderes, la violencia y la represión.
Este artículo tiene como fin dar a conocer la plataforma digital SICETNO que está inte-
grada por dos bases de datos en línea: Conflictos étnicos y nacionalismos en las Américas
(CETNA) y Organizaciones políticas indígenas de América Latina (ORGINDAL). Ambas ba-
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ses de datos cualitativos son insumos de varias investigaciones sobre la cultura política
indígena y la conflictividad étnica, realizadas en el Instituto de Investigaciones Sociales
de la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo la coordinación de la doctora Na-
tividad Gutiérrez Chong, y recibieron financiamiento de la Delegación de la Comisión Eu-
ropea en México, del Programa PAPPIT- DGAPA UNAM y del Consejo Nacional de Ciencia
y Tecnología (SEP-CONACYT 128183). Con estos financiamientos ha sido posible llevar a
cabo un extenso trabajo de campo que incluyó a México, Bolivia, Ecuador y Chile y tam-
bién permitió desarrollar la parte tecnológica de esta investigación cualitativa.
2. Ofrecer una plataforma digital en la que se incluyen las propuestas y modelos de au-
tonomía y libre determinación que han diseñado y ejecutan algunos pueblos indios de
México, Ecuador, Bolivia y Chile.
3. Construir y desarrollar una plataforma digital que pueda ser accesible a las organi-
zaciones indígenas cuando la técnica de negociación política, tal como el cabildeo o el
consenso, sean requeridos en asuntos de interés jurídico indígena.
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La investigación nos permitió identificar cinco ejes analíticos para facilitar la búsqueda de
información y destacar los conflictos más frecuentes y recurrentes:
En las últimas décadas del siglo pasado y, enfáticamente, en lo que va de éste, es visible
una conciencia y un activismo político expresada en organizaciones indígenas locales,
nacionales e internacionales que ha denunciado que el tipo de desarrollo vinculado a los
planes económicos de los gobiernos nacionales ha implicado distintos tipos de violencia
y graves atentados a los derechos humanos. Y sobre algunos aspectos de éste vasto tema
se ocupa ORGINDAL.
Hemos investigado 168 organizaciones fundadas por indígenas en México, Bolivia, Ecua-
dor y Chile. La gran mayoría de las organizaciones, el 61%, o sea 79 organizaciones, no
ignoran este derecho, más bien, hay varias formas de interpretarlo y de llevarlo a cabo
como se muestra en los datos de esta base. En el continente americano hasta ahora, nin-
gún estado-nación ha instaurado una política de autonomía para pueblos indígenas, que
sea operativa y que esté en manos de administradores y profesionales.
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Conclusión
Los indígenas frente al desarrollo y a la democracia intercultural.
Cada vez se reduce más el territorio, se vuelve más conflictiva la extracción de recursos
naturales, no hay expectativa alguna de movilidad social para incrementar el empleo
indígena, y las ciudades son muy hostiles a los indígenas migrantes. Tan sólo en la ciudad
de México, se calcula que hay entre 3,000 y 30,000 indígenas dedicados al comercio
ambulante, al trabajo doméstico, la industria de la construcción e incluso la mendicidad.
Existe aún 29% de indígenas que habitan el medio rural. Además hay conciencia de la
gran responsabilidad de conservar de los recursos naturales y el medio ambiente. Por
esto, los indígenas organizados enfatizan en la importancia del desarrollo sustentable
de los recursos naturales, la capacitación y la asistencia técnica, lo cual los ha llevado a
tomar la filosofía del “buen vivir” y del desarrollo sin daños al medio ambiente, a las per-
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sonas o a los seres vivos; el desarrollo sin violencia y sin amenazas, es ahora la bandera
ideológica de muchos de sus proyectos organizativos y de defensa.
América Latina experimenta un resurgimiento étnico sin precedente. Por un lado, existe
un marco jurídico de reconocimiento constitucional a los grupos diferenciados expresa-
dos en el derecho a la autonomía y la libre determinación. Por otro lado, ha ido creciendo
un activismo y una capacidad de autodefensa y resistencia frente a los daños al medio
ambiente y a su territorio, así como a la criminalización de la protesta derivada de su
capacidad de defensa frente a la prohibición de realizar actividades económicas tradicio-
nales, como la pesca del pueblo Cucapà en el rio Colorado, o la defensa de territorios de
los Mapuche en Chile.
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Una de las utilidades que reporta esta base de datos, es la investigación que reciente-
mente realizamos para el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Democracia del
Instituto Federal Electoral. Partimos de ésta base para profundizar y actualizar la acción
política de las organizaciones políticas de indígenas con mayor visibilidad en el terreno. A
fin de conocer, por un lado, los valores y prácticas que ejercen en sus gestiones organiza-
tivas y con respecto a las de las instituciones formales y, con esos insumos, contribuir a
la construcción de una democracia intercultural. Partimos de la hipótesis de que las or-
ganizaciones indígenas mexicanas muestran una creciente desconfianza en el Instituto
Federal Electoral y en los procesos electorales debido a que su falta de visibilidad los
convierte en minorías sin representación política. Los valores y prácticas de la democra-
cia, según los entrevistados, resultó ser una fuente indispensable para evaluar posibles
definiciones de la democracia y obtener una apreciación si dichos valores y prácticas son
o no afines entre las organizaciones y el IFE. Se obtuvieron datos por separado sobre
definiciones y prácticas de los valores asociados a la democracia compartidos tanto por
las organizaciones como por el IFE. Con ésta información subjetiva se puede obtener un
panorama de cómo los indígenas organizados políticamente perciben la democracia y
ello resulta ser un insumo de gran utilidad para construir la interculturalidad.
Bibliografía
COTT, Dona Lee van, Indigenous Peoples and Latin American Security, Honolulu: Univer-
sity Press of the Pacific, (2005).
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ARTÍCULO
AUTONOMÍA POLÍTICO-ORGANIZACIONAL
RURAL Y SOLIDARIDAD GLOBAL. LA UCIRI
Y EL COMERCIO JUSTO EN MÉXICO
“
rural mexicano. El supuesto que se busca analizar es que la posibilidad de construcción
de proyectos autogestivos y autónomos impulsados por organizaciones rurales que lo-
graron, hasta cierto punto, romper con el dominio
clientelar y corporativista por parte del Estado-par-
tido (Partido Revolucionario Institucional - PRI) en
...el establecimiento de México, puede ser potenciada con la construcción de
alianzas en el ámbito global. En particular, esta rela-
una relación de corte civil ción causal se discute a la luz del caso de la Unión de
con los diferentes órdenes Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCI-
RI), una organización que agrupa a productores de
de gobierno posibilita, café de diferentes etnias indígenas en la Sierra Juárez
hasta cierto punto, una
gradual autonomización de
organizaciones rurales.
“ en el estado de Oaxaca y que a través de su vínculo
con el movimiento-mercado del comercio justo, lo-
gró desprenderse y alejarse de las redes corporativas
del PRI. La conclusión es que, efectivamente, estas
redes de solidaridad global que reúnen comunida-
des epistémicas estructuralmente diferenciadas,
contribuyeron de manera muy significativa en la po-
tenciación del amplio margen de autonomía político-
organizacional con las cuales hasta la fecha cuenta la
UCIRI. Por ello, esta es una vía, hasta cierta medida, alentadora para pensar alternativas
de autonomización en las organizaciones rurales mexicanas.
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Introducción
¿
Cómo romper la larga y pesada tradición, patrimonialista-corporativa y clientelar,
de control autoritario en las organizaciones en el medio rural mexicano hoy en día?
Esta es una de las preguntas que durante décadas, numerosos investigadores y ana-
listas del medio rural se han propuesto responder. Es, por decirlo muy directamente, uno
de los temas privilegiados en la discusión de la acción colectiva rural en nuestro país.
En esta discusión, se han planteado y analizado posibles respuestas desde muy
diversas alternativas y desde variadas perspectivas. Se ha planteado, por ejemplo y des-
de una lógica ciertamente emancipadora y autogestiva, que este proceso puede ocurrir
como consecuencia de la implementación de exitosos procesos productivos autosusten-
tables. Desde otra óptica, neo institucional, se ha visto que el establecimiento de una re-
lación de corte civil con los diferentes órdenes de gobierno posibilita, hasta cierto punto,
una gradual autonomización de organizaciones rurales, usualmente dependientes de los
intercambios que se llevan a cabo con partidos políticos y funcionarios gubernamentales
mediatizados por éstos. También se ha explicado que el trabajo coordinado entre dife-
rentes organizaciones, es decir, la construcción de esfuerzos asociativos de segundo y
tercer nivel, puede ser un factor que potencialmente contribuye en procesos autonómi-
cos en las organizaciones del medio rural mexicano.
Lo cierto es que ninguna de estas explicaciones causales ha resuelto de forma
cabal la discusión que se plantea. Por ello, es necesario y conveniente continuar por la
ruta de la exploración de casos que permitan conocer y analizar experiencias en las que
sea posible encontrar nuevos mecanismos que redunden paulatinamente en el resque-
brajamiento de las redes de control social típicas del régimen autoritario encabezado
por el binomio PRI-Gobierno. Es verdad que, como en todo fenómeno político y social, la
construcción de una respuesta más precisa requiere un análisis multifactorial en el que
se contemplen y tomen en cuenta aspectos diversos. Esto nos lleva a la construcción de
una lógica causal más compleja, pero probablemente más comprensiva.
La idea, tomando en cuenta lo anterior, es explicar brevemente la experiencia de
la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI en lo sucesivo) en su
búsqueda por establecer formas autonómicas de organización colectiva indígena en su
zona de influencia. Nos interesa observar los mecanismos que han permitido a la orga-
nización, hasta cierto punto y a lo largo de sus más de treinta años de existencia, mante-
nerse como una alternativa organizacional autónoma para miles de productores de café
en decenas de comunidades de la Sierra Juárez en el Estado de Oaxaca en México.
La hipótesis central es que la UCIRI ha logrado consolidarse como una organiza-
ción con un elevado grado de autonomía. Esto se debe, en muy buena medida, a que lo-
gró establecer una red de solidaridad global amplia y compleja que le permitió allegarse
recursos con los que pudo romper lazos de dependencia y control político que han sido
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muy efectivos con otras organizaciones de la región y, en general, han sido un mecanis-
mo muy efectivo de dominio sobre lo social organizado rural.
Para estructurar esta presentación, este trabajo se divide en cuatro partes. En la
primera se discute muy brevemente la naturaleza de las relaciones corporativas y clien-
telares montadas por el régimen priista durante el siglo XX. En el segundo apartado se
hace una breve narración sobre la manera como se creó la UCIRI, sus principales supues-
tos organizacionales y situación actual. En el tercer apartado se explica la forma como la
organización se vinculó y contribuyó en la construcción del llamado Comercio Justo (CJ
en adelante), una amplia red de solidaridad global con productores pobres de países en
desarrollo. Finalmente, a manera de conclusión, se hace una análisis de las perspectivas
y potencialidad de este tipo de relaciones transnacionales como una forma de romper la
dependencia clientelar y corporativa de numerosas organizaciones rurales mexicanas.
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blema que enfrentaban, debido a que era origen y causa de otros numerosos rezagos y
carencias, era el bajo precio que recibían por el café que cultivaban en la zona. Se cons-
tató después que el café que se produce en la región es de buena calidad, de la clase
arábica, por lo que la razón que explicaba los bajos precios del aromático no era un tema
relacionado con la calidad. En realidad, como parte de las redes de control político y de
dominio autoritario, se dejó crecer en la Sierra Juárez una extensa red de intermediarios,
especuladores y acaparadores, que bajo el nombre genérico de “coyotes”, controlaban
la comercialización del grano al amparo de los caciques locales.
Los coyotes disfrutaban de plena libertad para hacer sus negocios, con los cua-
les sacaban márgenes de utilidad muy amplios. Con el comercio del café, el negocio era
redondo: pagaban precios irrisorios a los productores locales y lo vendían a muy buen
precio en los centros de distribución que se encontraban en los conglomerados urbanos
cercanos donde era muy difícil llegar a los productores.
De acuerdo con VanderHoff (2005), a principios de los ochenta, cuando se cayó
el precio internacional del café, éste se podía intercambiar por otros productos como
frijol, maíz, abarrotes varios, entre otros. El primero se intercambiaba a razón de un kilo-
gramo por veinte kilogramos de café.
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ción, mortalidad infantil y analfabetismo, así como un muy bajo nivel de ingreso y de
desarrollo humano, donde la actividad primordial es el sector primario4, la tenencia de
la tierra es casi por completo propiedad comunal y son regidas por el sistema de usos y
costumbres.
Esta composición sociodemográfica, aunada a diferencias étnicas notables, ha-
cía pensar como una meta muy complicada la generación de esfuerzos autónomos de
acción colectiva que permitieran a los productores de café y sus familias organizarse
para defender sus propios intereses y para mejorar sus condiciones de vida.
Sin embargo, treinta años después de haberse formado la UCIRI, el panorama no
sólo para sus socios, sino para grupos más extensos de las poblaciones en donde ésta
tiene presencia, ha cambiado notablemente.
Por un lado, la UCIRI, junto con otras organizaciones de cafetaleros que se forma-
ron posteriormente con su apoyo, definen el precio del café en la zona. Esto ya no queda
en manos de los coyotes como ocurría todavía hasta la década de los noventa. Si bien los
vaivenes del liberalizado mercado internacional del café afectan de manera importante
su precio, con el trabajo de estas organizaciones y sus aliados globales, el precio en la
zona mejoró. Pero más aún, por primera vez en décadas, los productores reciben pagos
por adelantado para iniciar la temporada, con lo que se puede planear y hacer estimados
de producción y ganancias (CHÁVEZ y Natal, 2012). Este es un cambio estructural que
transformó, hasta cierta medida, pesadas inercias económicas y sociales en la zona.
Hoy, la UCIRI cuenta con cerca de 2 mil 500 socios productores de café, pro-
venientes de unas seis etnias, y tiene presencia en casi cincuenta comunidades en la
Sierra Juárez en un perímetro muy amplio. La organización comercializa en mercados
internacionales más de mil toneladas de café y otros productos, como el maracuyá. Pero
además ha echado a andar una política de apoyo social muy importante a través de la
provisión de servicios, hasta hace poco inexistentes en la región o acaparados por los co-
yotes, una red de tiendas de abasto de productos básicos a precios justos, una fábrica de
ropa, una caja de ahorro que ofrece servicios financieros, clínicas de salud y una empresa
propia de transporte, entre muchos otros.
Hoy por hoy, la UCIRI es probablemente una de las organizaciones autónomas
campesinas más reconocidas a nivel nacional. Ha ganado una enorme presencia regional,
pero además es valorada positivamente en otros estados e, incluso, en otros países, por
la ayuda que ha brindado a organizaciones de productores que se plantean la construc-
ción de proyectos autogestivos autónomos como el que encabeza en la Sierra Juárez.
La UCIRI y el CJ
En un contexto tan adverso definido por la liberalización y caída de los precios del café,
por la retirada del Estado como garante y promotor del desarrollo de la producción cafe-
talera, por el “vacío de autoridad” (CHÁVEZ y Del Conde, 2014), por la pobreza, margina-
[4] Los datos desagregados ción y aislamiento de sus socios, por la falta de oportunidades, por la violencia y falta de
por municipio y locali-
dad (nivel comunitario) acción de los diversos órdenes de gobierno, por la histórica fragmentación comunitaria
se pueden consultar en
(CHÁVEZ, 2011).
prevaleciente en la zona, ¿cómo se alcanzaron tantos y tan importantes logros en un
lapso de tiempo relativamente corto?
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En el análisis de este caso, aunque hay otros factores, se debe rastrear la res-
puesta en la incorporación de la UCIRI en el CJ. Dos aspectos resultan relevantes para
nuestro análisis en este respecto.
En primer lugar, es relevante explicar que fue a través de las transacciones ca-
fetaleras en el CJ, como se logró mejorar los ingresos de los socios, pero además le per-
mitió a la organización tener recursos propios para operar y para poner en marcha los
diversos y numerosos proyectos que se mencionaron en el apartado anterior (VANDER-
HOFF, 2005).
De manera muy sintética, el CJ es un mercado alternativo que tiene como objeti-
vo contribuir a mejorar las condiciones de vida de productores primarios y trabajadores
del campo en los países en desarrollo. Se plantea como una opción de participación en
el mercado bajo condiciones de menor desigualdad económica y social, y su motor prin-
cipal es la solidaridad global entre comunidades epistémicas muy diferentes. Es un siste-
ma creado por pequeños productores en países en desarrollo y consumidores solidarios
en países desarrollados, con la finalidad de que los productores reciban un precio que
tenga relación directa con sus costos de producción y los consumidores puedan obtener
productos saludables y de buena calidad. Su supuesto primordial es que a través de la
disminución de los intermediarios que participan en las cadenas de comercialización de
sus productos es posible pagar un mejor precio a los productores primarios (ARDITI y
Chávez, 2006). El CJ es una propuesta que no sólo apuesta por el aumento en el ingreso
económico de los pequeños productores sino, además, pugna por el desarrollo social
al interior de las mismas organizaciones y de las comunidades donde ellos viven. El CJ,
desde que se puso en marcha a finales de la década de los ochenta, ha tenido un cre-
cimiento espectacular. Hoy en día, a través del también llamado mercado alternativo,
1,149 organizaciones de productores de países en desarrollo venden sus mercancías en
125 países. Esto implica que cerca de 1.3 millones de productores y sus familias se ven
beneficiados de las transacciones justas. Durante 2012 las ventas de productos dentro
del CJ llegaron a los 500 mil millones de euros, récord histórico, aunque una porción muy
pequeña del valor del comercio mundial (FLO 2014). Hoy, el CJ es una vasta y nutrida red
de organizaciones de muy distintos tipos que tiene presencia en prácticamente todo el
mundo (ARDITI y Chávez, 2006).
La UCIRI es parte importante de este esfuerzo de solidaridad global. En efecto,
la organización se incorporó al CJ prácticamente desde su creación. En realidad, el haber
contado desde su formación con el apoyo de Frans VanderHoff fue muy importante, ya
que este sacerdote, junto con su colaborador Nico Roozen, planeó y puso en marcha las
primeras transacciones justas a finales de los años ochenta. Estos primeros acuerdos,
hechos con tostadores y distribuidores solidarios en Holanda, derivaron en la creación
del primer sello del CJ, el label Max Haavelar, que después fue replicado en cerca de una
treintena de países en el mundo.
Este es el otro aspecto relevante de la participación de la UCIRI en el CJ. Por un
lado, la UCIRI y sus socios fueron beneficiarios del CJ, lo que les permitió recibir recursos
que tanto en el nivel individual como en el nivel organizacional y comunitario les permi-
tió romper la necesidad de recursos sólo disponibles, al menos en un inicio, a través de
las redes corporativas y clientelares del PRI. Pero por el otro, al ser algunos de sus miem-
bros los primeros arquitectos de las relaciones comerciales justas, la UCIRI sirvió como
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patrón de medida, como un modelo organizacional (JAFFEE, 2007; FRIDELL, 2007; SIMP-
SON y Rapone, 2000) a seguir que después fue empleado y replicado en otros regiones y
países como parte de los acuerdos del CJ (ARANDA y Morales, 2002). En efecto, la Unión
es a la vez causa y efecto de dicho movimiento, debido a que, en una parte, es pionera
en la venta de los productos agrícolas a través de transacciones consideradas justas a
consumidores solidarios en países desarrollados y, en otra, se sujeta a las normativas que
el propio movimiento exige y que construyó junto a las organizaciones que lo conforman.
En la actualidad, la UCIRI vende importantes cuotas de producción de sus socios
en el mercado del CJ a organizaciones y compradores solidarios en diversos países del
mundo, que a continuación enlistamos:
Prácticamente la Unión no
vende café de sus socios a los com-
pradores y coyotes locales. Hace
Fuente: UCIRI (s/f: 4) y mucho que dejó de hacerlo. Igual-
VanderHoff (2002: 9 y 10).
*Empresa de la cuál UCIRI mente, no depende de subsidios y
posee un 15% de las acciones
apoyos gubernamentales que, de
por sí, casi desaparecieron cuando
se llevaron a cabo las medidas de
ajuste estructural neoliberal en los
ochenta.
Conclusiones
La experiencia de la UCIRI consti-
tuye una buena oportunidad para
discutir una alternativa poco ex-
plorada para romper las cadenas
de dependencia basadas en las re-
laciones clientelares y corporativas
propias del régimen priista durante
el siglo XX en México.
Esta vía, poco usual, se va-
lió de un recurso escasamente ex-
plotado en los momentos en que la
organización fue creada: la solida-
ridad global. Con fronteras todavía
muy cerradas, al menos en compa-
ración a lo que ocurre hoy en día y
sin acceso a los medios de comunicación existentes hoy en la actualidad, este camino era
improbable.
Por eso es doblemente interesante este caso. Las dudas razonables existentes
sobre la sostenibilidad de este proyecto se han ido disipando paulatinamente. Son ya
casi veinticinco años en los que la organización ha establecido y practicado el proceso, a
través del CJ, de exportaciones que le dotan anualmente de recursos para mantenerse
como una organización viable y que otorga a sus socios un pago justo por su café.
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[20] VANDERHOFF, Frans, “Poverty Alleviation through Participation in Fair Trade Coffee
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[21] -----, Excluidos hoy, protagonistas mañana, México: UCIRI, 2005, pp. 166.
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ARTÍCULO
“
texto y a las necesidades de una organización concreta.
Los administradores de las redes, por otra parte, se deben preparar para ampliar
los conocimientos sobre cómo serán las infraestruc-
turas de las redes corporativas y públicas durante los
próximos años y qué habilidades necesitarán los pro-
fesionales de TI para construir y mantenerlas y sobre
todo como gestionarlas de manera que se entregue
Las buenas prácticas pueden en mayor medida valor al cliente. Es por esto que la
ser un respaldo sólido para adopción de buenas prácticas es un tema que debe
ser considerado por estos profesionales.
las organizaciones que desean La introducción de una metodología nueva de
mejorar sus servicios de TI
(tecnología de la información). “ trabajo (la que sea) es un gran cambio para las orga-
nizaciones. La cultura organizacional y la gestión de
cambios han demostrado ser elementos básicos para
un buen diseño organizacional.
Palabras clave: buena práctica, gestión del servi-
cio de TI, gestión de redes, proceso, ITIL®
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Introducción
L
a tecnología avanza, entre la proliferación de dispositivos, soluciones de convergen-
cia, la banda ancha, y una gran cantidad de aplicaciones nuevas. Es por esto que, los
sistemas de redes se han vuelto más complejos, con mucha más especialización, y
las redes han cambiado significativamente. Como profesionales de las redes debemos
prepararnos para estos cambios y enfrentar lo que involucra formas óptimas de admi-
nistrarlas.
Lo más recomendable es que una organización busque cerrar brechas en las ca-
pacidades mediante la adopción de buenas prácticas para la gestión de servicios de TI
(tecnologías de la información) en todos los niveles los que se participa para entregar el
servicio al cliente. Es necesario contar con herramientas y procesos de gestión de red
para controlar posibles fallas o degradaciones en los servicios de red que soportan los
servicios de TI.
Para esto, es importante contar con bases generales sobre la gestión de redes
y la importancia que ésta tiene en la actualidad. Se debe incluir una visión global de los
distintos elementos de red involucrados en la prestación del servicio y el alcance que se
tiene con su gestión.
La adopción de buenas prácticas puede ayudar a una organización a desarrollar
o mejorar las capacidades necesarias en la entrega de servicios. Una “buena práctica” es
la integración y aplicación de marcos de referencia, métodos y estándares. Para adoptar
una buena práctica es necesario considerar las fuentes, habilitadores, escenarios e impul-
sores involucrados.
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¿Qué es un Servicio?
Antes de adentrarnos en el tema, es importante dar una definición de servicio. Una de las
metodologías existentes actualmente nos proporciona la siguiente definición:
“Un servicio es un medio para entregar valor a los clientes facilitándoles un re-
sultado deseado sin la necesidad de que estos asuman los costes y riesgos específicos
asociados”1
Servicio ≠ Tecnología
Gestión de servicios de TI
La gestión de servicios es lo que permite a un proveedor de servicios:
• Conocer los servicios que proporciona para garantizar que estos realmente faciliten
los resultados que sus clientes quieren lograr.
• Entender el significado de valor de los servicios para sus clientes.
• Comprender y gestionar todos los costos y riesgos asociados con dichos servicios.
Para fines de este texto tomaremos como referencia el concepto que ITIL® da para la
gestión de servicios de TI2:
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una fase que es la gestión de operación del servicio se pueden tener: gestor de inciden-
tes, gestor de problemas, gestor de cambios y gestor de conocimiento.
La operación del servicio es, sin duda, la más crítica entre todas, pues es en la que
se percibe el valor real. La percepción que los usuarios tengan de la calidad de los servi-
cios prestados depende en última instancia de una correcta organización y coordinación
de todos los agentes involucrados.
• Se deberán proveer y administrar procesos bien diseñados para las operaciones dia-
rias de los servicios de TI.
• Monitorear el rendimiento, evaluar métricas y recopilar datos para soportar las acti-
vidades de mejora y administración del servicio.
• Cumplir el Acuerdo de Nivel de Servicio (Service Level Agreement, SLA), y los Acuer-
dos de Nivel de Operación (Operational Level Agreement, OLA), así como los objeti-
vos de los contratos tanto con los proveedores como con los usuarios.
• Se deberán coordinar e implementar todos los procesos, actividades y funciones
necesarias para la prestación de los servicios acordados con los niveles de calidad
aprobados.
• Se dará soporte a todos los usuarios del servicio.
• Se gestionará la infraestructura tecnológica necesaria para la prestación del servicio.
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• Para un buen monitoreo, se deben tener sistemas de control efectivos tales como:
• Herramientas de monitoreo activo. Se comprueban los elementos uno a uno para
verificar su estado y disponibilidad.
• Herramientas de monitoreo pasivo. Detectan y correlacionan alertas operacionales
generadas por los propios elementos.
Procesos que se recomienda
implementar tomados de
ITIL®
Funciones:
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Luego de seguir los procesos mencionados, de los cuales no todos pertenecen a la meto-
dología de ITIL®, cabe mencionar que quien gestiona la red debe entregar una variedad
de informes a sus clientes, entre los cuales tenemos:
• Fallas.
• Disponibilidad.
• Tráfico por cada aplicación y protocolos usados.
• Estado de red (actual e histórico).
• Estado de los enlaces de respaldo.
• Utilización de enlaces.
• Utilización de memoria y procesos de componentes.
• Estos informes deberían ser automatizados en la medida de lo posible para hacer la
gestión de redes más ágil.
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Los resultados se verán reflejados en Planes de mejora del servicio que incorpo-
ren toda la información necesaria para:
Los conocimientos propietarios están personalizados para el contexto local y las necesi-
dades específicas del negocio y están integrados profundamente en las organizaciones.
Estos se encuentran con frecuencia a través de conocimiento tácitos, que están deficien-
temente documentados, son difíciles de adoptar, reproducir o transferir, por lo cual debe
trabajarse en ello.
• Mayor control sobre la infraestructura y los servicios, de tal forma que los cambios
sean gestionados con mayor facilidad.
• Estructura sólida y consistente de procesos.
• Se fomenta un cambio de cultura respecto a la prestación de servicios dando pauta
a la introducción de otros sistemas de gestión orientados a la calidad.
Iniciar la adopción de buenas prácticas (no importa que metodología elija) en una or-
ganización no es sencillo, pues puede haber escepticismo.Lo primero es romper con él
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y demostrar que el uso de estas buenas prácticas mejorará en la calidad del servicio
ofrecido. Es muy importante identificar la cultura organizacional y niveles de madurez de
la misma, ya que el factor humano es el más crítico al momento de la implementación y
sobre todo adopción de algún sistema de gestión.
Bibliografía
[1] CLEMM Alexander, Network Design Essentials. Boston, Ed. AP Professional, 1994.
[3] Econocom Osiatis, Curso ITIL® V3 [en línea]: http://itilv3.osiatis.e itSM Foundation
Solutions, ITIL Foundations V3, manual, version 3.
[4] Office of Government Commerce (OGC Reino Unido), ITIL®, libros, version 2011.
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ARTÍCULO
“
la confusión constante que hay entre la probabilidad y la estadística y así minimizar la
posibilidad de cometer errores operativos en la aplicación de ambas ramas de estudio.
Keywords: matematics, statistics, study method, study object, probability, study purpose.
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“¿Qué diferencia hay entre la probabilidad y la estadística?”,
José Luis Ángel Rodríguez Silva
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Introducción
E
n las aplicaciones científicas y tecnológicas de la actualidad se ha vuelto indispensa-
ble la utilización, en alguna medida, de la probabilidad y la estadística, motivo por
el cual estas dos ramas de conocimiento ocupan un lugar relevante en la formación
académica a nivel superior. Existen numerosos ejemplos que ilustran esta afirmación.
Diariamente, en diversos noticiarios, se da la numeralia más importante con res-
pecto al comportamiento de diversos indicadores macroeconómicos, como la tasa de
inflación, el desempleo, la cotización peso-dólar, el índice de confianza del consumidor,
entre muchos otros. Un conocimiento básico de estadística para conocer e interpretar
dichos datos resulta indispensable, por ejemplo, en el desarrollo de alguna gráfica que
nos indique el comportamiento de un determinado indicador a lo largo de algún interva-
lo de tiempo que sea de nuestro interés.
En cuanto a fenómenos meteorológicos, para muchos, es de gran interés cono-
cer la probabilidad de lluvía durante
un día en específico o en un periodo
de una semana. Las implicaciones
prácticas son evidentes puesto que
así podemos tomar las previsiones
que sean necesarias. Para entender
Imagen: Daniel Cristán tal información, es necesario cono-
cer, aunque sea mínimamente, al-
gunos elementos de probabilidad.
Finalmente, en ciertos tra-
bajos como los que realiza el Insti-
tuto Nacional de Estadística y Geo-
grafía (INEGI) en México, como los
estudios de población, se tienen
resultados que implican compro-
bar ciertas conjeturas (hipótesis)
o establecer el valor estimado de
ciertas características de nuestro
interés, lo que puede llevar a desa-
rrollar los así llamados “intervalos
de confianza”. Todo esto implica un
conocimiento mixto tanto de pro-
babilidad y estadística para poder
tener una interpretación correcta y
explotar mejor tales resultados.
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Las preguntas clave que contestamos en este estudio son: ¿cuál es la verdadera
distinción entre una y otra disciplina, dónde comienzan, en qué punto terminan y cómo
se relacionan? El objetivo es contribuir con la comunidad académica a disipar las confu-
siones frecuentes que hay en la utilización de estos dos términos.
Conceptos clave
La probabilidad es una rama de las matemáticas, cuyo objeto de estudio son variables
aleatorias (que son valores que dependen básicamente del azar o de la posibilidad de
que puedan o no ocurrir), que busca establecer las características y propiedades ma-
temáticas (definiciones, teoremas y consecuencias) de tales variables. Su método es de
tipo deductivo, esto es, partiendo de ciertas definiciones y propiedades básicas estable-
cidas de antemano, conocidas como axiomas, se van deduciendo las propiedades de los
objetos de interés, y cuyos resultados se establecern como teoremas, que son propo-
siciones ciertas o verdaderas que pueden y deben ser demostradas. En este sentido, la
probabilidad es afín a otras ramas de las matemáticas tales como el álgebra, el análisis
matemático, la geometría o la topología.
Por su parte la estadística es otra rama de las matemáticas cuyo objeto de es-
tudio son los datos, es decir valores o atributos que tienen los objetos del estudio de
nuestro interés, por ejemplo: personas, máquinas o números de una acción financiera,
siendo su propósito describir la estructura de los datos, mediante el desarrollo de núme-
ros resumen, tales como promedios o varianzas, así como mediante el establecimiento
de cierto tipo de gráficas, como histogramas o diagramas de pastel, que son materia de
estudio de la estadística descriptiva, y realizar inferencias, es decir generalizaciones, so-
bre alguna variable de interés de una muestra hacia la población analizada. Por ejemplo,
si tomamos una muestra de estudiantes de la UNAM para conocer el ingreso promedio
de todos los alumnos, en este caso se lleva a cabo un estudio de estadística inferencial.
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que existan 100 tornillos en el lote completo, se podrá determinar tal probabilidad. Así,
observemos que en un estudio probabilístico todo es conocido: el espacio muestral, las
combinaciones de interés que pueden hacerse sobre los elementos de la población, y la
medida de probabilidad o factibilidad que asignamos a cada combinación de elementos
que sea de nuestro interés.
Por otro lado, en los estudios de estadística, se consideran conocidos o dados
sólo los dos primeros elementos, la población y las combinaciones de elementos de dicha
población, pero no así la medida de probabilidad o factibilidad de las combinaciones de
interés, y tal probabilidad es precisamente la “incógnita” a resolver en los análisis esta-
dísticos. Es decir al no conocer de antemano la forma en que se distribuyen las probabi-
lidades en algún estudio que involucre el azar, el objetivo de la estadística es caracterizar
tales propiedades mediante procesos de observación y de ahí derivar conclusiones que
sean, en principio, razonables y de utilidad. Por ejemplo, si consideramos la información
de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) es posible conocer con toda precisión las empre-
sas que cotizan en dicha institución (osea se conoce la población), y a su vez, se pueden
establecer todos las combinaciones o subconjuntos que pudieran ser de nuestro interés,
todas las empresas que cotizan en el sector de la construcción, por citar alguno. Sin em-
bargo, de antemano no es posible conocer sin incertidumbre la forma en que pudieran
comportarse los datos de una determinada empresa y en todo caso lo podremos saber
hasta que se de el cierre de la bolsa al día de hoy.
El problema estadístico de organizar la información e inferir acerca del compor-
tamiento de naturaleza propiamente estadística, mientras que el estimar la posibilidad
de que ocurra un alza o una baja es un problema de la teoría de probabilidades.
Es por lo anterior que hemos afirmado que en los estudios de probabilidad se
procede de un método deductivo (del “todo” se deducen propiedades de asignaciones
específicas), mientras que en la estadística se aplica un procedimiento inductivo (de he-
chos particulares, se pretenden establecer las propiedades del “todo”).
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Conviene ofrecer un ejemplo adicional para aclarar más aún esta situación. Con-
sidérese que en una población tuvieramos el interés de analizar el sexo de los hijos en
un conjunto de mujeres (dicho sexo, para fines de nuestro ejemplo, lo supondremos des-
conocido). Observamos que en esta ejemplificación se conoce el espacio muestral que
consta de todas las combinaciones hombres-mujeres que sumen igual que el conjunto de
mujeres (suponiendo, por simplicidad aunque sin pérdida de generalidad, que todos los
niños nacen y no hay nacimiento de varios hijos en una sola mujer). A su vez, la colección
de todas las combinaciones o sobconjuntos de interés lo podemos conocer (por ejemplo,
si hay cinco mujeres, podría ser de nuestro interés la combinación de que todos los naci-
mientos resulten en mujeres, o bien, que sean 3 mujeres y dos varones).
En este punto se tendría que tomar la siguiente decisión, dependiendo del obje-
tivo del investigador: si se supone que la proporción hombre-mujer es conocida (ya sea
por los registros administrativos, por consideraciones de simetría, como una proporción
del tipo 50-50, por el valor prevaleciente a nivel nacional, estatal o municipal que podría
obtenerse de los estudios censales del INEGI), en este caso las preguntas serían neta-
mente probabilísticas, por ejemplo: ¿cuál es la probabilidad de que todos los nacimientos
resulten mujeres?, o ¿cuál es la probabilidad de que el 80% de los niños resulten varones?
Por otro lado, si la finalidad fuera conocer en función de los próximos nacimien-
tos la proporción hombre-mujer en esta población (debido a que no se tenga acceso a
los registros municipales, a que se considere que los resultados censales del INEGI aquí
no podrían ser aplicables por algún motivo demográfico o bien simplemente se quiere
contrastar o verificar alguna cierta conjetura al respecto), entonces las preguntas serían
de naturaleza estadística. Por ejemplo, si la proporción hombre-mujer en esta muestra
es de 48-52, esta evidencia llevaría a preguntarse si realmente una proporción simétrica
de 50-50 es razonable o no en esta localidad.
Conclusiones
Con estos ejemplos lo que busca enfatizarse es: que las propiedades probabilísticas re-
sultan estar presentes cuando se supone un conocimiento de la medida de probabili-
dad, de las combinaciones de elementos que nos interesan tomados de una población,
mientras que las características estadísticas resultan cuando no puede suponerse como
razonable un conocimiento completo de dicha medida de probabilidad. Adicionalmente,
según su metodología, la probabilidad y la estadística difieren puesto que la primera
deriva sus conclusiones y hallazgos tomando en consideración básicamente un método
deductivo y axiomático, mientras que la segunda precisa de un contraste empírico para
establecer, finalmente, la veracidad de sus conclusiones.
A la estadística, cuyo objeto de estudio son los datos, le es indispensable el apa-
rato probabilístico para poder expresar sus ideas y resultados, y de manera más precisa,
para encontrar cotas a los errores de los experimentos o procesos de observación que
resultan en ciencia o casi en cualquier actividad humana. Lo contrario es también verda-
dero, puesto que los problemas estadísticos impulsan el desarrollo teórico de la proba-
bilidad, creando así un círculo virtuoso, aunque la distinción, como se ha puntualizado
en este documento, debe ser clarificada. Un hecho importante es que no podemos ni
debemos separar ambas disciplinas, pues una se nutre de la otra, aunque también debe-
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mos reconocer las diferencias que hay entre tales disciplinas para evitar confusiones que
pudieran llevarnos a un mal entendimiento o errores que deriven en efectos nocivos a
nuestros análisis.
Bibliografía
[1] BEN-ZVI, D. y Garfield, J. (Eds.) (2005). The challenge of Developing Statistical
Literacy, Reasoning and Thinking. Estados Unidos de América: Kluwer Academic
Publishers.
[2] BOX, G., Hunter, W. y Hunter, J. (1978). Statistics for Experimenters. An Introduction
to Design, Data Analysis, and Model Building. Estados Unidos de América: John Wiley
& Sons.
[4] FREUND, J., Miller, I. y Miller, M. (2000). Estadística Matemática con Aplicaciones.
Sexta Edición. México, D.F.: Prentice Hall.
[7] INEGI: Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2014). Logotipo del Censo de
Población y Vivienda en su edición del año de 2010. Recuperado de http://www.
inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/ccpv/cpv2010/Default.aspx.
[10] MOORE, D. (1997). New Pedagogy and New Content: The Case of Statistics.
International Statistical Review, 65(2), pp. 123-165.
[11] MOORE, D. (1998). Statistics among the liberal arts. Journal of the American
Statistical Association, 93(444), pp. 1253-1259.
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