Según Sartre la libertad es lo que nos define como seres humanos.
El ser humano está
condenado a ser libre, y al ser libre tiene la responsabilidad de decidir sobre su propio ser. Mediante sus decisiones decide lo que es, por eso “la existencia precede a la esencia”, la esencia es el conjunto de rasgos que invariablemente deben estar presentes en un objeto para que este objeto sea lo que es. Cuando queremos fabricar algo primero nos hacemos una idea de él, nos formamos un concepto en el que se incluyen las cualidades que le van a definir y su utilidad, su finalidad; el concepto expresa en el nivel del pensamiento la esencia del objeto que vamos a fabricar. En conclusión si el hombre no asume su libertad y se reconoce libre y totalmente responsable de sí, actúa de mala fe. TESIS Nº3: “LA NADA NO PUEDE ORIGINARSE EN EL SER EN-SÍ, PUESTO QUE LA NOCIÓN DE SER EN-SÍ NO CONTIENE EN SU ESTRUCTURA LA NADA” . Ser en sí: Es aquel que se nos presenta, que está afuera del sujeto. Es el ser de las cosas externas, es lo que es y no puede ser nada más. Distingue Sartre en el mundo dos tipos de realidades o entes, los que son “en-sí”, y los que son “para-sí”. Entre estos últimos se encuentran los seres humanos, en cuanto son conscientes de su propio ser, en cuanto existen, en el sentido anteriormente señalado. Los demás seres simplemente son. El ser humano, siendo consciente de su propio ser, y precisamente por ello, existe, ¿Cuál es, pues, el ser del ser humano, el ser del para-sí? El ser del ser humano es la nada, tomada en su sentido más literal. ¿Cómo llega Sartre a alcanzar esta respuesta? El análisis de la conducta humana, basado en cierto modo en la filosofía de Heidegger, le lleva a Sartre a descubrir en el ser humano la posibilidad que éste tiene, frente a los demás seres, de contestar con un no, es decir: le lleva a descubrir al ser humano como posibilidad de negar. La interrogación nos descubre un nuevo componente de lo real, la negatividad. Pero ¿dónde está el origen de esta nada? No puede originarse en el ser en-sí, puesto que la noción de ser en-sí no contiene en su estructura la nada: el ser en-.sí es pura positividad. La idea de la nada tiene que venir, en consecuencia, del otro único tipo de ser, del ser para-sí, única realidad que queda, excluido en ser en-sí. Dice Sartre: “Debe, por tanto, existir un ser – que no puede ser el para-sí – y que tenga como propiedad el níhilizar (negar) la nada, soportarla en su ser y construirla contínuamente de su existencia, un ser por el cual la nada venga a las cosas”.. Pero, para ser el creador de la nada, el ser humano debe albergar en si mismo la nada: el ser del ser humano, en definitiva, es la nada. No hay que entender esta nada como si el ser humano en si mismo fuera absolutamente nada: en el ser humano hay un en-sí, es decir, su cuerpo, su “ego”, sus costumbres… Pero lo específicamente humano es su no determinación, su libertad, su nada. Sartre nos dice, además, que el para-sí (el ser humano) se caracteriza por tres tendencias: 1)Tendencia la nada 2) Tendencia al otro 3) Tendencia al ser La tendencia del ser humano a la nada se descubre en la conciencia y en la libertad. Esta no es una propiedad del ser humano sino que es su propia esencia. Con ello nos quiere decir que no es cierto que exista primero el ser humano y luego se diga de él que es libre, sino que no hay, estrictamente hablando, diferencia alguna entre el ser del ser humano y el ser libre del ser humano: el ser humano es su propia libertad. De la identificación del ser del ser humano y su propia libertad se deducen dos consecuencias importantes para la concepción del ser humano en Sartre, En primer lugar, el ser humano, como tal, no posee naturaleza alguna predeterminada, no se identifica con una esencia determinada: su esencia es su libertad, es decir, la indeterminación, la ausencia de toda determinación trascendente. En segundo lugar, la existencia precede necesariamente a la esencia, hasta el punto de que la esencia del ser humano (del para-sí) es su propia existencia. ¿Cómo llegamos a la conciencia de la libertad? La libertad se revela en la angustia: “En la angustia adquiere el ser humano conciencia de su libertad o, si se prefiere, la angustia es el modo de ser de la libertad como conciencia del ser “. La angustia es la forma que tiene el ser humano de darse cuenta de lo que es, es decir, la forma de darse cuenta de que no es nada. El ser humano huye de la angustia y de este modo trata también de sustraerse de su libertad. Pero el ser humano no puede liberarse de la angustia, puesto que es su angustia, y por eso tampoco puede escapar de su libertad. El ser humano está, por ello, “condenado a ser libre”. TESIS Nº2: ”LA LIBERTAD DE SARTRE ES LA LIBERTAD DEL SER HUMANO”. Según Sartre la conciencia es una posibilidad, es la posibilidad de la libertad. Sin conciencia no se puede ser libre, no se proyecta ni se cambia. “No hay diferencia entre el ser humano y el ser libre”. Al ser el hombre libre, éste ya es consciente, en consecuencia sólo y únicamente el hombre es responsable de todos sus actos, de su proyecto fundamental: su vida. El hombre al ser libre es ateo ya que “Dios no es el rey de los hombres”, porque el hombre es responsable de sus actos, el tiene el poder de elegir. “Si en el ánimo de un hombre ha explotado la libertad, los dioses ya no tienen ningún poder sobre él” (Sartre, Jean Paul, “Las moscas”,1943). La libertad es una obligación, es incondicional, el hombre no puede dejar de ser libre, está condenado a serlo, es decir está condenado a decidir, a elegir. El hombre no tiene una naturaleza, es libre y es lo que él decide ser, somos lo que podemos ser. Al conocer el significado de la libertad, al poder entenderlo más allá que como un simple derecho humano o civil o como una parte que nos constituye, es conceptualizado como un todo, como una obligación que nos permite elegir y a su vez nos conduce directamente a la práctica de la responsabilidad de todas nuestras acciones, sólo y simplemente por ser humanos. Se comprende de igual forma que conciencia y libertad son lo mismo, por lo tanto se deduce, que si el individuo no es consciente, no es libre. Según Stork – “la libertad es el don más valioso que tenemos.” También debemos incluir que la conciencia pese a que es parte del hombre si no es estimulada por la educación no puede hacerse notar, y por lo tanto se obstaculiza la libertad. Por último el ser libres es un deber, que nos conduce a la reflexión, a la comprensión de nuestra realidad, de nuestro entorno, de nuestra sociedad; pero al llegar a este punto se debe transcender con miras a promover el cambio, con un espíritu de compromiso. Es así como Sartre a través de su interpretación de la libertad nos conduce a anhelar un cambio, en nosotros mismos para convertirnos en hombres conscientes, libres y totalmente responsables para luchar por una sociedad diferente, auténtica. TESIS Nº1: ”SARTRE PLANTEA LA LIBERTAD ABSOLUTA”. Palabras claves: Libertad: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. La libertad ha de ser entendida dentro de la capacidad racional del hombre, pues de lo contrario se condenaría al hombre a una libertad sin sentido. Cuando la libertad pierde su sentido racional se convierte en un poder. La libertad es fundamental pero si se entiende como “voluntad de poder” la libertad degrada y te convierte en un “tirano de la libertad”, y esa tiranía se da principalmente sobre los más débiles. Para ser totalmente libre se debe suprimir la esencia. Por esto la libertad absoluta se da en el nivel mas bajo de conocimiento, en un estado pre-cognitivo en el que aun no se han establecido tus propios límites. Para Sartre, la negación de Dios es necesaria para la libertad del hombre. La libertad absoluta es una utopía que se termina siempre con la muerte. Sin embargo, no entendemos al hombre sin libertad, pero esta es una ardua tarea para él. Sartre, en su obra “El ser y la Nada” se centra en la búsqueda del sentido del ser. Sartre se enfrenta fundamentalmente con el ser en-si y el ser para-si (fenómeno y conciencia). Para solucionar esto, se centrará en unir el pensamiento fenomenológico de la conciencia con una concepción realista del ser, de tal modo que la conciencia pueda ser cuestionada respecto no se deriva de nada, es originario, es decir, que la existencia no surge por un salto evolutivo, la existencia es ella misma el salto originario. Por tanto el hombre no es una esencia, en el hombre la existencia es previa a la esencia, mientras que las cosas tienen esencia porque deben ser hechas por el hombre o por la naturaleza. La noción sarteana de libertad se define en cuatro sentidos: libertad de creación, libertad es nada, el ser libre del hombre, y la toma de conciencia de la libertad que soy. Todo ello se resume en una única cuestión: la libertad es conciencia, acción y nada. El hombre es libre en la medida en que no es en-si petrificado por si mismo. La libertad es la toma de conciencia de las carencias de mi propio ser que me motivan para proyectarme en posibilidades. Ser libre es coincidir la libertad y la conciencia con esa nada que soy, porque en la libertad el ser humano es su propio pasado como también su futuro. El tema de la nada es central en Sartre, porque nada y libertad son una y la misma cosa. La única forma de que la nada venga al mundo debe ser por mediación de un ser que se cuestione su ser y, en este cuestionar su ser, radica la libertad. La angustia se debe a la toma de conciencia de la libertad. El problema de la libertad es realmente el único que se plantea en el ser y la nada, ya que todos los argumentos pueden reducirse a ella. La esencia de la libertad no tiene fundamento y es, a su vez el fundamento de todas las esencias. El hombre no es nada más que su proyecto. El proyecto fundamental que soy decide acerca de la significación que puede tener para mi el pasado. Cada una de nuestras acciones apunta a un determinado fin, proyectando el correspondiente posible. El proyecto como acto fundamental de libertad otorga su sentido a la acción particular que puedo plantearme en un momento dado. Aunque la libertad es absoluta surge en situación Libertad y situación se dan en un surgimiento doble pero unitario, y el proyecto implica un compromiso radical con esta situación Libertad y situación se dan en un surgimiento doble pero unitario, y el proyecto implica un compromiso radical con esta situación El concepto de situación abarca varias relacionas complejas como el tiempo, el lugar, y la posición Para Sartre la situación se crea y nos fijamos una meta. Mis fines modifican el sentido que tiene para mi la situación La situación es, por tanto, el elemento definitorio de la realidad humana. Cada persona solo realiza una situación: la suya. LA LIBERTAD SEGÚN SARTRE (INTRODUCCIÓN) A continuación plantearemos a uno de los mayores exponentes del existencialismo: Jean Paul Sartre. Partiendo de su vida se trata de mostrar su pensamiento, su concepto de individuo, de la existencia, y por su puesto de la conciencia y la libertad, o la importancia del poder de elegir; de esta manera continuamos exponiendo de forma más particular en el siguiente apartado su postura con respecto al ser y al existir. Se incluye también un breve punto sobre las ideas más generales de la corriente filosófica del existencialismo. La pasión por la libertad es una fuerza capaz de realizar los más grandes prodigios; de ahí que el estudio de los filósofos y las filosofías que centran en ella su atención, constituya un imán poderoso para quienes se sienten obligados a contribuir, de algún modo, a la superación creadora del género humano, sólo alcanzable mediante una consciente y vivida noción de libertad. Jean Poul Sartre es un filósofo que ha planteado con toda crudeza ¿por qué no brutalidad? el problema de la libertad y del individuo, y lo hace en una época impregnada totalmente de los peligros que una desbordante sociedad de masas implica para esos valores. La reivindicación necesaria del yo y de su derecho de elección, en momentos en que el individuo es un número más o menos y en que la determinación de sus actos proviene de fuerzas externas enajenantes de la libertad y el ser del hombre, constituye quizá el gran aporte de una filosofía que, como en Sartre, angustiosamente trata de salvar esa expresión última de la vida humana. Pero su planteamiento trasciende la época bélica y perdura hasta hoy, porque la agresión cultural, moral y material contra el individuo se mantiene e incrementa. Existe en amplias capas de nuestra sociedad una actitud peyorativa hacia la filosofía existencialista en general y la de Sartre en particular. Esto no es sino una evidencia más de cómo el prejuicio y la ignorancia sirven, muchas veces, para rechazar valiosas aventuras del pensamiento, sin pasadas siquiera por el tamiz crítico indispensable que exige una real honestidad intelectual. JEAN PAUL SARTRE