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Medidores de Temperatura
Medidores de Temperatura
1. INTRODUCCIÓN
La temperatura es, junto con el caudal, la variable que con mayor frecuencia se mide
en los procesos químicos. Se mide no sólo para conocer el contenido energético de corrientes
de fluido, sino también para controlar reacciones o inferir la composición de líquidos. En una
columna de destilación, por ejemplo, la composición de la corriente de destilado se puede
controlar midiendo la temperatura en alguno de los platos de cabeza ya que, asumiendo que la
presión es constante y que prácticamente se alcanza el equilibrio líquido‐vapor, habrá una
relación directa entre la composición y la temperatura.
El rango de temperaturas a medir en procesos químicos es muy amplio, desde
temperaturas claramente por debajo de 0 °C en procesos criogénicos, hasta temperaturas
ampliamente superiores a 1.000 °C en hornos de proceso por ejemplo. La casuística en cuanto
a la precisión requerida, el tiempo de respuesta del instrumento y las condiciones ambientales
en las que se va a encontrar el sensor, también es muy amplia. Además, en las plantas de
proceso habrá que medir la temperatura de líquidos, gases, vapores, lechadas y sólidos, todo
lo cual contribuye a ampliar el número de situaciones diferentes a las que habrá que
enfrentarse. Todo ello ha hecho que se hayan desarrollado numerosos tipos de sensores de
temperatura que, en conjunto, se puede decir que cubren todas las aplicaciones y situaciones
posibles. El ingeniero químico deberá seleccionar entre los que satisfacen las especificaciones
técnicas requeridas, el tipo de sensor más adecuado a cada aplicación concreta.
2. TERMÓMETROS DE DILATACIÓN
Estos sensores se basan en la expansión o dilatación que sufre un sólido, un líquido o
un gas al aumentar la temperatura, tales como los termómetros de vidrio que contienen un
líquido, los termómetros bimetálicos, los termómetros de bulbo o los de tubo en espiral
rellenos de un líquido o un gas, se utilizan en la industria para indicación local de la
temperatura sobre una escala graduada o un reloj. Estos termómetros no son especialmente
adecuados para enviar una señal de temperatura a grandes distancias y tampoco suelen
emplearse en lazos automáticos de control.
Los mas populares son los termómetros de vidrio constituidos por un depósito y un
tubo capilar que contiene un líquido, como mercurio o alcohol, el cual al calentarse, se dilata y
expande por el capilar hasta un determinado punto que indica la temperatura.
Una de las variantes más utilizadas en la industria la constituyen los llamados
termómetros de bulbo, los cuales, más que medir la expansión del elemento sensor en sí,
aprovechan la deformación del recinto que lo contiene. Estos termómetros están compuestos
por un bulbo (depósito), un capilar y un fuelle o tubo bourdon en el extremo (Figura 1), que se
deforma al dilatarse el fluido que lo contiene, produciéndose una fuerza mecánica que se
puede usar para mover una aguja indicadora, abrir o cerrar un contacto, o bien mover algún
mecanismo regulador. Los termómetros de bulbo se clasifican, dependiendo del tipo de
relleno, en cuatro clases. Esta clasificación se muestra en la Tabla 1.
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Medidores de temperatura
Tanto los termómetros de vidrio como los de bulbo, presentan como inconveniente su
fragilidad y que cualquier rotura implica su sustitución, pues no son fácilmente reparables.
Este inconveniente no lo tiene el tercer tipo de termómetros basados en la técnica de
dilatación, llamados bimetálicos. Los termómetros bimetálicos constan de dos láminas
metálicas con diferente coeficiente de dilatación, unidas sólidamente por sus extremos (Figura
2); así pues, cuando por efecto de la temperatura se dilatan, se deforman, produciéndose un
desplazamiento mecánico cuya fuerza, al igual que en los termómetros de bulbo, se emplea
para mover una aguja indicadora o para activar un mecanismo de control.
Figura 1. Termómetro de bulbo Figura 2. Termómetro bimetálico
3. TERMÓMETROS DE RESISTENCIA
La técnica de estos medidores de temperatura se basa en el hecho de que algunos
elementos dejan pasar, con mayor o menor facilidad, una corriente eléctrica cuando varía la
temperatura. Estos medidores se pueden clasificar en dos tipos, según el detector sea una
resistencia metálica o un semiconductor.
3.1. Resistencias metálicas o termorresistencias
En las resistencias metálicas, el detector está constituido por un hilo de un metal muy puro
enrollado alrededor de un soporte cerámico o de vidrio. El principio físico subyacente en este
tipo de sensor de temperatura es el incremento de resistencia eléctrica que experimenta un
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Medidores de temperatura
conductor al aumentar su temperatura. En algunos conductores metálicos esta dependencia es
aproximadamente lineal.
Las termorresistencias más empleadas son las de platino debido a su resistencia a la corrosión
y a su linealidad en un rango muy amplio de temperaturas. El rango de utilización de las
resistencias de platino es de ‐270 a 650 °C. Para temperaturas más elevadas (hasta 1.100 °C) se
suelen emplear termorresistencias de tungsteno.
El hilo de resistencia se arrolla para alcanzar una longitud tal que la resistencia sea elevada.
Gracias a esta elevada resistencia se consigue que las resistencias de conexión con el resto del
circuito sean comparativamente despreciables. La termorresistencia se protege de un
ambiente corrosivo o se aísla de un medio conductor, encapsulándola en una vaina metálica
de Iconel o acero inoxidable (Figura 3).
Figura 3. Termorresistencia con vaina de protección
3.2. Termistores
La otra clase de detectores a base de materiales semiconductores incluye los denominados
termistores, resistencias de carbón, detectores de germanio, etc., teniendo generalmente
todos ellos la característica de que la resistencia eléctrica disminuye al aumentar la
temperatura, al contrario que ocurre con las resistencias metálicas.
La sensibilidad de estos dispositivos es diez veces superior a la de las resistencias metálicas, y
su coste sensiblemente inferior, no obstante, tienen algunos inconvenientes, siendo el mas
importante que los rangos de medida son estrechos, por lo que son poco populares para
empleo industrial, quedando relegados para uso de laboratorio.
3.3. Medida de las variaciones de temperatura
Bien sea una resistencia metálica o un semiconductor, el procedimiento de medida de la
temperatura está basado en el “puente de Wheatstone” (Figura 4), el cual tiene una precisión
del 0.1%. En dicho circuito, al alimentar con una tensión fija E, se genera una tensión variable
entre los puntos A y B, cuando la resistencia R varía. Si dicha resistencia es un detector, la
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tensión entre los puntos A y B, convenientemente amplificada, puede utilizarse generar una
señal eléctrica proporcional a la temperatura.
Figura 4. Puente de Wheatstone
Las últimas tendencias en la industria son el empleo de sistemas compactos en los que el
detector y el circuito de medida van montados juntos formando una pieza. Dependiendo de la
medida de la temperatura requerida se puede emplear diversas variantes del “puente de
Wheatstone”, como por ejemplo la “conexión a dos hilos”, que se emplea en sistemas de aire
acondicionado, la “conexión a tres hilos”, que es la mas empleada a escala industrial, o la
“conexión a cuatro hilos”, que se emplea en sistemas que requieren una gran precisión.
4. TERMOPARES
Los termopares son, junto con las termorresistencias, los sensores de temperatura más
utilizados en los procesos químicos industriales. Estos dispositivos se basan en la propiedad
física de que entre las uniones de dos metales diferentes formando un circuito cerrado, se
genera una corriente eléctrica cuando dichas uniones están a diferente temperatura,
dependiendo la citada corriente de la diferencia de temperaturas y de la naturaleza de los
metales. El principio físico de un termopar consiste en que cuando dos metales diferentes se
unen, se genera en el punto de unión una fuerza electromotriz que es función de la
temperatura. Hay ciertas parejas de materiales metálicos que presentan una relación entre la
fuerza electromotriz y la temperatura prácticamente lineal y muy estable en un amplio rango
de temperatura.
Para la medida del potencial eléctrico generado por un termopar se recurre
normalmente a los circuitos galvanométricos, potenciométricos, o últimamente, a los
amplificadores diferenciales, capaces de medir tensiones del orden de milivoltios. Los aparatos
de medida galvanométricos se basan en una bobina que gira entre los polos de un imán, a la
cual está acoplada una aguja indicadora que, sobre una escala graduada, da directamente la
medida de temperatura. Es un aparato delicado, que necesita ser recalibrado con frecuencia y
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muy sensible a las vibraciones. Otro equipo de medida más preciso y muy popular hasta
tiempos recientes, es el basado en un circuito potenciométrico, el cual se basa en el principio
de oponer una tensión conocida a la que se pretende medir, ajustando la resistencia, de forma
que la salida del amplificador sea nula. Hoy en día, el circuito se simplifica mediante el empleo
de un amplificador diferencial dejando fija una de sus entradas.
El termopar se construye conectando por un extremo los hilos de esas parejas de
materiales metálicos. Para formar esas parejas metálicas se utilizan metales tales como hierro,
cobre, platino o tungsteno, aleaciones metálicas como alumel (Ni, Mn, Al, Si), chromel (Ni, Cr)
y constantan (Cu, Ni), y aleaciones de metales nobles como platino/rodio y tungsteno/renio.
Sólo algunas combinaciones entre estos materiales metálicos se emplean para fabricar
termopares, designándose cada una de ellas con una letra diferente; así por ejemplo, los
termopares tipo K son de cromel y alumel. La Tabla 2 ofrece datos útiles (rango de
temperatura, precisión, condiciones de uso) de los tipos de termopares más usados (K, J, T, E,
B y R).
Tabla 2. Características de termopares
Como el transmisor de la fuerza electromotriz generada no puede colocarse
normalmente allí donde se requiere medir la temperatura, es necesario utilizar hilos de
extensión de varios metros de longitud para unir los hilos del termopar propiamente dicho al
medidor situado en un panel, o a la tarjeta de entradas analógicas en un sistema de
adquisición de datos por ordenador. El material de cada cable que forma los denominados
hilos de extensión es el mismo que el del termopar, aunque tiene un diámetro más manejable.
Son por tanto, más económicos y manejables y tienen las mismas propiedades eléctricas que
los termopares, constituyendo una extensión de los mismos.
La tendencia actual es la de emplear aparatos transmisores que efectúan la medida en
la cabeza del sensor, transformándola en una señal eléctrica que se puede transmitir, al igual
que el resto de las señales de planta, por cables de cobre, con lo que el uso de los cables de
extensión ha disminuido considerablemente.
Existen numerosos diseños diferentes de termopares con los que es posible cubrir una
amplia gama de aplicaciones y servicios. En el diseño más común los hilos del termopar se
unen mediante soldadura para formar la unión caliente. Después del punto de unión los hilos
se separan y se aíslan interponiendo entre los mismos fibra de vidrio, teflón, polvo cerámico u
otro material aislante. Este conjunto se protege con un recubrimiento metálico que le dota de
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cierta resistencia química y metálica (Figura 5). Cuando la unión caliente se expone
directamente al fluido, la respuesta del instrumento es muy rápida, pero los hilos pueden sufrir
un ataque químico que alteraría sus propiedades termoeléctricas y existe la posibilidad de un
cortocircuito si el fluido es conductivo. El termopar, con la protección metálica de acero
inoxidable o aleación de cromo y níquel, puede tener un diámetro entre 1 y 10 mm.
Figura 5. Protección de los hilos del termopar
5. PIRÓMETROS DE RADIACIÓN
Son unos aparatos que miden la temperatura de un cuerpo a distancia, basándose en
el principio de que todas las sustancias a cualquier temperatura por encima del cero absoluto
radian energía como resultado de la agitación atómica asociada con su temperatura. Los
pirómetros son instrumentos capaces de medir la temperatura de un objeto sin ponerse en
contacto con él. Aunque siempre que se habla de un pirómetro se piensa en un instrumento
para medir temperaturas elevadas, lo cierto es que este tipo de sensor puede ser utilizado
también en el rango de temperatura de termopares, termorresistencias y termistores.
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Medidores de temperatura
El principio físico subyacente consiste en que todos los cuerpos emiten radiación
térmica y que la cantidad total de energía radiada entre dos longitudes de onda depende de la
temperatura del objeto. La Figura 7 muestra cómo la intensidad de la radiación térmica de un
cuerpo negro depende de la longitud de onda y de la temperatura. La radiación térmica abarca
la región visible (0,3‐0,72 pm) y parte de la región infrarroja (0,72‐100 pm) del espectro
electromagnético. De acuerdo con la ley de Stefan¬Boltzmann, la energía radiante total
emitida por un cuerpo negro es ésta:
E= σT4
donde σ es la constante de Stefan‐Botzmann y T la temperatura absoluta. Si el objeto emisor
no es un cuerpo negro, la expresión anterior debe multiplicarse por la emisividad de su
superficie. Así pues, midiendo la energía total radiada por un objeto se puede calcular su
temperatura, si bien, como puede observarse, la relación entre ambas variables es
fuertemente no lineal. Por otro lado, es claro que si el pirómetro no capta la radiación térmica
total, sino sólo la correspondiente a un intervalo más o menos estrecho de longitudes de onda,
la energía recibida será una fracción evaluable de la energía total que también dependerá,
lógicamente, de la temperatura del objeto. Como regla general, el sensor de radiación debe
ser capaz de medir la energía radiante en el rango de longitudes de onda en la que aquélla sea
significativa. A este respecto, obsérvese en la Figura 6 que a bajas temperaturas el máximo de
la distribución espectral se desplaza hacia la región infrarroja mientras que a altas
temperaturas está en la región visible. Por ello, a bajas temperaturas, por ejemplo, conviene
utilizar un pirómetro que sea capaz de captar la radiación infrarroja.
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Figura 6. Distribución espectral de energía radiante
El uso de un pirómetro no es tan sencillo como pudiera parecer de la discusión
anterior, ya que la energía radiada por un cuerpo no negro depende también, como se ha
dicho, de la emisividad que es una propiedad del cuerpo y del estado de su superficie. Además,
entre el objeto y el sensor que capta la radiación térmica suele interponerse un medio con
capacidad para absorber y dispersar la radiación. El CO2 y el vapor de agua tienen una notable
capacidad para absorber la radiación térmica a determinadas longitudes de onda, mientras
que las partículas de polvo y las gotitas de agua (niebla) la dispersan. Es por esta razón por la
cual los pirómetros de radiación deben ser cuidadosamente calibrados en cada aplicación.
Un pirómetro de radiación consiste en un sistema óptico que recoge la energía radiada
y la concentra sobre un detector, el cual genera una señal proporcional a la temperatura
(Figura 7). Por cada temperatura, la mencionada energía se emite mediante ondas
electromagnéticas de diferente longitud, predominando la intensidad de una más que de
otras. Tal y como se ha comentado anteriormente, a bajas temperaturas, la energía radiante es
principalmente de longitud de onda relativamente larga, al subir la temperatura la intensidad
aumenta pero la longitud de onda se acorta, lo que explica el cambio de color que
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experimenta un cuerpo al aumentar la temperatura, pasando del rojo al blanco o incluso al
azul.
Figura 7. Pirómetro de radiación
En las técnicas de pirometría, solamente se emplean las longitudes de onda por debajo
de las 20 micras y se procura trabajar con el espectro que tenga mayor intensidad, bien
seleccionando el detector o empleando filtros adecuados. Así, al escoger la longitud de onda
de trabajo se puede eliminar el efecto de la energía radiante de otros elementos que rodean al
objeto (paredes, gases, etc.) y que falsean la medida. La energía radiante emitida depende de
la temperatura, pero también del estado de la superficie del cuerpo, tal y como como se ha
comentado anteriormente. Esto plantea la necesidad de definir un radiador ideal, llamado
“cuerpo negro”, el cual tiene la propiedad de emitir el máximo de energía por unidad de
superficie, a una temperatura dada, sin reflejar nada.
De la definición de “cuerpo negro” se desprende que en las aplicaciones reales, la
energía emitida será siempre algo inferior, por lo que al hacer una medida con un pirómetro
calibrado en condición de “cuerpo negro”, habrá que introducir un factor de corrección por
emisividad, definido como la relación entre la energía emitida por el cuerpo real y por el
“cuerpo negro”. La emisividad de los cuerpos reales va desde el 0.35 del acero inoxidable, y los
metales pulidos, al 0.95 del acero sin desbastar o de la pintura mate. La Tabla 3 muestra las
emisiones típicas de varias superficies.
De todo lo apuntado hasta ahora, se podría deducir que las medidas con pirómetros
son excesivamente complicadas, de hecho, solamente se utilizan cuando no se pueden usar
termopares, bien porque la temperatura a medir está por encima del rango práctico del uso de
los mismos, o bien porque el ambiente sea agresivo a los materiales que componen el
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termopar. Si además, resulta que el área a medir se mueve o tiene difícil acceso, el uso de los
pirómetros es ineludible en muchos casos.
5.1. Componentes de un pirómetro
Los tres componentes básicos de un pirómetro de radiación son el sistema óptico, el sensor de
radiación y el sistema eléctrico:
A) El sistema óptico: Es el encargado de captar la radiación térmica en el rango de longitudes
de onda que, en cada caso, interese. Su especificación depende, pues, de dos factores:
‐ La relación entre el tamaño del objeto cuya temperatura se desea medir y la distancia al
mismo (resolución óptica).
‐ El rango de longitudes de onda en el que se desea captar la radiación.
La Figura 8 muestra un esquema de un sistema óptico simple con una lente que concentra la
radiación procedente del objeto sobre el detector. El material de construcción de la lente
depende del rango de longitudes de onda que deba transmitir.
Figura 8. Componentes básicos de un pirómetro
B) Detector o sensor de radiación
Los detectores de radiación infrarroja pueden ser térmicos o fotónicos. Los primeros producen
una señal eléctrica debido al cambio de temperatura que experimentan al absorber la
radiación térmica captada y transmitida por el sistema óptico. Como detectores térmicos se
emplean termopares (termopilas), termorresistencias y termistores con constantes de tiempo
de varios milisegundos. Estos detectores responden por igual a todas las longitudes de onda
del espectro.
Los detectores fotónicos son de respuesta más rápida que los térmicos y producen una señal
eléctrica debido a que la radiación que incide sobre ellos libera cargas eléctricas. Pueden ser
de tipo fotoconductivo o de tipo fotovoltaico y su velocidad de respuesta es aún mayor, al
involucrar procesos atómicos en lugar de térmicos. Un detector fotoconductivo exhibe un
cambio de resistencia eléctrica cuando el nivel de la radiación incidente cambia, mientras que
uno fotovoltaico genera un voltaje entre sus terminales que es función de la cantidad de
energía incidente. La selección del detector más apropiado depende del rango de temperatura
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a medir, de la velocidad de respuesta asegurada, del nivel de la señal eléctrica de respuesta y
del coste.
C) Sistema eléctrico
La señal eléctrica producida en el sensor de radiación es una señal débil que debe ser
amplificada y transformada a una señal eléctrica estándar 4‐20 mA. El sistema eléctrico suele
incorporar también otros elementos para ajustar la emisividad, linealizar o enviar la señal a un
indicador analógico o digital. Debido a la fuerte no linealidad entre la energía radiada y la
temperatura, si el sistema no incorpora un circuito electrónico de linealización la lectura será
prácticamente imposible en el extremo inferior de la escala. Como regla general puede decirse
que no es posible leer con precisión aceptable temperaturas por debajo del 50% del límite
superior de la escala si no se incorpora un linealización.
5.2. Tipos de pirómetro
Hay cuatro tipos de pirómetros de radiación, que se describirán de forma muy básica a
continuación.
A) Pirómetro de radiación total (banda ancha)
Es el tipo de pirómetro más simple. Tal como indica su denominación es capaz de captar la
radiación de todo el espectro (visible e infrarrojo) y por ello es utilizable para medir
temperaturas tanto por debajo de 0 °C como por encima de 3.000 °C.
Este tipo de pirómetro tiene unos detectores de tipo térmico, termopilas, que miden la
elevación de la temperatura provocada por la energía radiante, por lo que la medida es
análoga a la de los termopares, es decir, la temperatura viene en función de los milivoltios
generados.
Estos aparatos tienen el inconveniente de la lentitud de la respuesta y que la medida se ve
afectada por la energía radiada o absorbida por los otros elementos presentes. Por todo ello,
hay que recurrir a filtros o lentes que pueden eliminar las radiaciones perturbadoras, lo que
hace que la energía útil recibida pueda ser demasiado escasa para generar una señal
aceptable, jugando entonces un papel predominante el ángulo de visión. Por todo ello, la
selección del material de las lentes tiene un papel fundamental, ya que deben de dejar la
máxima energía compatible con la gama de radiaciones emitida.
B) Pirómetro óptico
Este sensor mide la temperatura comparando la brillantez de la radiación visible emitida por el
objeto con la brillantez de un filamento de referencia cuya temperatura es conocida. Como
opera en un rango estrecho de longitudes de onda, en torno a 0,65 mm, sólo puede ser
utilizado para medir temperaturas a las que la radiación visible es significativa (T > 600 °C).
Dentro de este tipo de pirómetros merecen mención los que usan como detector el propio ojo
humano. Fueron los primeros aparatos de pirometría que se emplearon y todavía están
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vigentes en algunas aplicaciones (Figura 9). Su principio de operación se basa en el hecho de
comparar visualmente la luminosidad del objeto radiante con el filamento de una lámpara
incandescente. La corriente a través del filamento se incrementa hasta que su color sea igual al
del objeto y aparentemente desaparezca por falta de contraste. La variación de la corriente da
un valor de la temperatura si se ha calibrado previamente la luminosidad de la lámpara.
Figura 9. Pirómetro óptico
C) Pirómetros de banda estrecha
Este tipo de pirómetro opera en una estrecha banda de longitudes de onda. El instrumento
incorpora un filtro que sólo deja pasar las longitudes de onda deseadas, aquellas en las que la
radiación es intensa o la absorción por el medio que se interpone entre el objeto y el sensor es
mínima. Se emplean para medir temperaturas de materiales transparentes (plástico y vidrio),
ya que pueden seleccionar longitudes de onda a las cuales ese material no es transparente,
evitando de esta forma, medir la temperatura de objetos situados tras el objeto de vidrio o
plástico.
D) Pirómetros de dos colores
Un pirómetro de este tipo mide la intensidad de la radiación emitida a dos longitudes de onda.
A partir del cociente de esas dos intensidades se calcula la temperatura. De esta forma se
elimina en buena parte el efecto de la emisividad (si la emisividad a esas dos longitudes de
ondas es la misma) y los efectos derivados de la presencia de agentes dispersantes (polvo y
niebla) y absorbentes (vapor de agua, CO2) de la radiación.
6. SELECCIÓN DEL SENSOR DE TEMPERATURA
A la hora de considerar un sistema para medir la temperatura de un fluido o un sólido
hay tener en cuenta una serie de factores. En primer lugar, el rango de temperaturas de
operación del instrumento debe incluir el rango de posible variación de la temperatura a
medir. La Figura 10 ofrece información útil a este respecto. La precisión requerida en la
medida es otro factor que restringe aún más la selección del sensor. La Tabla 4 recoge valores
típicos de precisión de los sensores de temperatura más empleados. Estos valores representan
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Medidores de temperatura
la máxima precisión que puede obtenerse con estos sensores, esto es, aquella que se alcanza
cuando operan bajo condiciones ideales. Estas condiciones no suelen darse en las medidas
industriales y la precisión real del instrumento estará condicionada por factores ambientales,
por el método de instalación y por el uso que se haga del mismo.
Figura 10. Rangos de operación de los sensores de temperatura más comunes
Tabla 4. Características generales de los sensores de temperatura más usados
1) Rango de temperatura
La Tabla 4 muestra cómo una temperatura entre ‐195 °C y 650 °C puede ser medida con un
termopar o con una termorresistencia. Este rango de temperaturas abarca prácticamente
todas las aplicaciones posibles concernientes a la industria química y de procesos. Los sensores
citados también son utilizables fuera de este rango, si bien con menor precisión y
generalmente con un coste superior. Los termopares abarcan un rango más amplio que las
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Medidores de temperatura
termorresistencias o los termistores, pero su precisión suele ser inferior y además adolecen de
los inconvenientes que se muestran en la Tabla 4.
Hay pirómetros de radiación utilizables en el rango ‐40 a 650 °C. Sin embargo, normalmente su
uso queda restringido a medir la temperatura de objetos móviles o en lugares inaccesibles y de
materiales fundidos. En resumen, los pirómetros se emplean en aquellos casos en los que el
contacto físico no es posible o conveniente, y la temperatura sobrepasa el rango de operación
de los termopares (T > 1.700 °C)
2) Precisión
Los datos de precisión que se recogen en la Tabla 4 se refieren a los sensores exclusivamente y
no incluyen, por tanto, los errores en el resto de componentes del sistema de medida de
temperatura como los originados en las uniones con los cables de extensión, en el caso del
termopar.
3) Velocidad de respuesta
La velocidad de respuesta de un sensor de temperatura se suele evaluar en términos de
constante de tiempo (tiempo necesario para alcanzar el 63,2% de la respuesta final ante un
cambio brusco en la temperatura). Los termistores desnudos sin protección responden casi
instantáneamente a cambios de temperatura en una corriente de agua. Sin embargo, en esas
condiciones sólo pueden ser usados en aplicaciones de baja presión con fluidos no corrosivos y
no conductivos. Cuando se protegen con una carcasa, la constante de tiempo sube hasta 0,2 ó
2 s dependiendo de cómo sea específicamente la protección. El tiempo de respuesta de
termopares y termorresistencias se multiplica por un factor comprendido entre 3 y 10 cuando
se protegen con una vaina robusta.
4) Tipos de fallos
En el caso de termopares los fallos más comunes están asociados a una deriva excesiva o a una
gradual pérdida de precisión. Para comprobar estos extremos hay que recalibrar el
instrumento comparando su medida in situ con la de otro termopar o con la de una
termorresistencia. En aplicaciones críticas se usan dos termopares conectados en paralelo que
ofrecen la medida promedio de los dos sensores. Para detectar una situación de circuito
abierto se incluye en el sistema de medida un circuito eléctrico que lleva la salida del
instrumento al 0 ó al 100% de la escala.
En las termorresistencias la deriva no suele ser un problema y sí, en cambio, los fallos de
cortocircuito o circuito abierto, que se detectan fácilmente dado que la lectura se va al 0 ó al
100% de la escala respectivamente.
Los termistores, una vez que han sido convenientemente envejecidos y encapsulados,
tampoco presentan problemas de deriva. Los fallos asociados a cortocircuitos o circuitos
abiertos también se detectan fácilmente como en el caso de los termorresistencias.
5) Interferencia eléctrica
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La interferencia eléctrica se produce por campos electrostáticos y electromagnéticos, o por
acoplamiento directo o capacitivo con un cable o un equipo eléctrico cercano. Debido a que las
señales eléctricas en juego en termistores y termorresistencias son relativamente elevadas, la
interferencia eléctrica no suele ser un problema para este tipo de sensores. No ocurre lo
mismo con los termopares, al ser la señal generada de muy bajo voltaje. Sin embargo, es
sencillo eliminar la interferencia eléctrica usando un cable de extensión apantallado con
puesta a tierra.
6) Coste
En numerosas aplicaciones industriales la selección del sensor de temperatura suele limitarse a
escoger entre un termopar y una termorresistencia. Aunque los termopares son
intrínsecamente más baratos, cuando se compara el precio total del sistema de medida las
diferencias ya no son muy apreciables. Los pirómetros de radiación sí suelen tener un precio
muy superior y por ello su uso se restringe, como ya se ha dicho, a casos en los que el contacto
con el objeto no es posible o la temperatura sea demasiado elevada para un termopar.
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