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político, los cuales, se han desarrollados en las principales ciudades de este país.
Entre los muchos casos que podemos encontrar se halla el carrusel de contratación
de Bogotá, un caso con el que se puede entrever la situación que está atravesando
nuestro país y al mismo tiempo nos lleva a pensar: ¿este hecho es legal, ilegal o a
legal?, ¿Qué sistemas sociales influyeron en el resultado que vive hoy Colombia
con respecto a este caso? Y ¿Qué solución se le podría dar a este problema?
Una de las obras que fueron más afectadas por este carrusel, fue la construcción de
la tercera fase del sistema de transporte público TransMilenio, la cual tuvo alrededor
de unos tres años de retraso.
Por otro lado, está la doble calzada Bogotá-Girardot, la cual fue adjudicada al grupo
Nule, cabe resaltar que esta obra era de gran importancia para el país y sin importar
eso, cayó en un letargo absoluto. Esta obra dio inicio en el 2004 con una fecha de
entrega proyectada para el 2009 la cual debido a la parálisis fue entregada en el
2014, con unos cinco años de dilatación.
Al igual que las anteriores se encuentra los planes de ejecución del metro los cuales
eran una de las banderas principales del entonces alcalde de la ciudad.
En los días posteriores al 25 de junio del 2010, varias instituciones jurídicas iniciaron
sus respectivas investigaciones las cuales llegaron a tal punto de descubrir la
involucración de varios empresarios, políticos, directivos del IDU (instituto de
desarrollo humano) y el alcalde de la ciudad, en ese entonces.
Claramente podemos notar lo condenable que es este hecho que vendría siendo el
prevaricato por acción que podemos definir como la actividad o acción que comete
un juez o un servidor público con autoridad para beneficiar a otra persona. Es decir,
cuando un alcalde concede un contrato a una empresa privada sin cumplir los
requisitos legales y sin llevar a cabo el debido proceso de la contratación pública o
cuando un juez concede un beneficio a otro sin cumplir con los requisitos de ley.
Este delito se encuentra en el código penal, artículo 413 que dice: El servidor público
que profiera resolución, dictamen o concepto manifiestamente contrario a la ley,
incurrirá en prisión de cuarenta y ocho (48) a ciento cuarenta y cuatro (144) meses,
multa de sesenta y seis punto sesenta y seis (66.66) a trescientos (300) salarios
mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas de ochenta (80) a ciento cuarenta y cuatro (144) meses.
Algunas de las condenas que se han hecho por este caso son bastante tenue para
la gravedad del asunto sin embargo, hay algunas que si son acordes como: Miguel,
Manuel y su primo Guido Nule fueron condenados a siete años y medio de prisión
por el delito de peculado por apropiación. El juez Ignacio Martínez condenó a los
hermanos Manuel y Miguel Nule y al primo de estos Guido Nule a 89 meses de
cárcel por peculado por apropiación, mientras que sobre Mauricio Galofre recayó
una condena de 72 meses por el mismo delito.
Inocencio Meléndez, ex subdirector técnico del IDU. Fue el primer condenado por el
carrusel de la contratación condenado. Pagó 4 de los 7 años de la condena, rebaja
que obtuvo por su colaboración con la justicia.
Una de las solucione más evidentes que se le pueden dar a este problema vendría
siendo un mayor fuerza en los organismos de control ya que estos, en ciertas
circunstancias no se percatan de lo que sucede, y cuando se enteran el daño ya
está hecho. De la misma manera, considero que al elegir un funcionario público el
cual valla tomar un cargo como lo es de director del IDU debe ser investigado más a
fondo con la finalidad de evitar que una persona con un historial de corrupción o algo
similar llegue a obtener semejante poder o responsabilidad.