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¡Hemos vuelto a romper nuestra propia marca impuesta en The Golden Lily! Esto,
no podemos decir que haya sido fácil, detrás de este proyecto hay más de
veinticuatro horas sin dormir, muchas horas sentadas frente al ordenador,
comidas olvidadas, dolores de cuello, espalda, dedos, etc. Pero si nos preguntas,
NO nos arrepentimos de haberlo hecho. Ahora que vemos todo nuestro trabajo ya
listo nos damos cuenta que todo valió la pena y esperamos que lo disfrutes tanto
como nosotras.
El próximo mes estaremos cumpliendo un año. ¡¡SI!! ¡¡YA UN AÑO!! ¿No te parece
que el tiempo se ha ido volando? ¿Y qué mejor regalo previo al aniversario, que
The Indigo Spell en español? Hacer este proyecto es nuestra manera de decirte:
GRACIAS. Gracias por apoyarnos en todo este año, por seguir motivándonos a
traer los libros que tanto esperas, a recordar que ante todo lo más importante es
la sonrisa satisfecha en tu rostro al terminar uno de nuestros libros, no tenemos
ninguna retribución monetaria pero tus palabras de agradecimiento son más que
suficiente para nosotras.
Con tu apoyo nos reafirmas que no se requieren semanas o meses para sacar un
proyecto tan esperado en menos de 2 días, contando con un gran equipo de
personas tras bambalinas. Traduciendo más capítulos de los previamente
asignados, corrigiendo al momento y dándonos ánimos para seguir.
dark&rose, kathesweet, LizC, Lizzie, Mari NC, Niii, Paaau, Pimienta, Sheilita
Belikov, Simoriah y vanehz. Quienes una vez más nos han acompañado en esta
traducción.
Además, este año dimos la bienvenida a nuevas personitas que con su trabajo
nos demostraron porque fueron elegidas para tan importante proyecto: Ale..,
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Aria25, flochi, Jo, lalaemk, Little Rose, Lorenaa, Maru Belikov, otravaga,
Susanauribe, Vannia, Vettina y Xhessii.
Nuestro maravilloso grupo de corrección que prácticamente volaron para tener los
capítulos listos lo más pronto posible: LizC, Lizzie, Mari NC, Marina012, Nanis,
Niii, Paaau, Pimienta y Simoriah, que nos acompañaron en The Golden Lily. Y
Ángeles Rangel, Dani, La BoHeMiK, Laurence15, Susanauribe, Vannia, Vero y
Xhessii, quienes se nos unieron este año.
El diseño una vez más es creación de Paovalera, gracias Pao, que aunque no
pudiste estar con nosotras en esta aventura, dejaste todo listo para solo montarlo
en el diseño.
Como una mención especial muchas gracias a dark&rose, nuestra hada de los
libros, que una vez más ayudo a que pudiéramos tener el libro lo más pronto
posible.
13/02/13
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SINOPSIS
S
ydney Sage es una alquimista, una de un grupo
de humanos que manejan la magia y sirven de
puente entre los mundos de los humanos y los
vampiros. Ellos protegen los secretos de los
vampiros... y las vidas humanas. A raíz de un
momento prohibido que sacudió a Sydney hasta la médula, ella se
encuentra luchando por dibujar la línea entre sus enseñanzas de los
alquimistas y lo que su corazón la está instando a hacer.
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Índice
Sinopsis Capítulo 14
Capítulo 1 Capítulo 15
Capítulo 2 Capítulo 16
Capítulo 3 Capítulo 17
Capítulo 4 Capítulo 18
Capítulo 5 Capítulo 19
Capítulo 6 Capítulo 20
Capítulo 7 Capítulo 21
Capítulo 8 Capítulo 22
Capítulo 9 Capítulo 23
Capítulo 10 Capítulo 24
Capítulo 11 Capítulo 25
Capítulo 13 ¡Visítanos!
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Capítulo 1
Traducido por MariNC, Pimienta, dark&rose, LizC, Lizzie y Kathesweet
—¿Es virgen?
—¿Eh? —Me froté mis ojos soñolientos, solo en caso de que todo esto
fuera una especie de sueño bizarro que desaparecería.
—Uhm, sí…
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—¿Por supuesto? ¿Qué se supone que significa eso? ¿Qué está
pasando?
—No hay tiempo para explicar. Tenemos que irnos. —Ella se aferró a
mi brazo, pero me resistí y me quedé donde estaba.
—Vas a estar bien —dijo, pescando las llaves del auto de su enorme
bolso de terciopelo.
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Palm Springs. Pero entonces, salir en pijama no era realmente práctico en
cualquier lugar.
—Señora Terwilliger —dije una vez que estábamos en el auto por las
calles suburbanas—. ¿Qué está pasando? —Ahora que estábamos fuera de
la residencia, esperaba que ella empezara a hablar coherentemente. Yo no
había olvidado su comentario de "vida o muerte", y estaba empezando a
ponerme nerviosa.
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nuestro auto—. Eres un millón de veces más potente. No puedo emitir ni
una fracción de las cosas que tú puedes.
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Un ritual lunar, un desierto árido, una virgen en sacrificio… ¿en que
había caído tan imprudentemente? La presión de la señora Terwilliger por
empujarme a la magia siempre me había molestado, pero nunca pensé que
ella representara una amenaza.
―Esto servirá.
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―Ahora bien. Empecemos. ―La Sra. Terwilliger me miró con atención
con esos ojos que eran oscuros y aterradores en la noche del desierto―.
¿Lleva puesto algún objeto de metal? Necesitas quitártelo.
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fluían entre nosotros. Hasta que las cosas se habían acabado, no me había
dado cuenta de lo mucho que contaba con ellas. ¡Cuánto las necesitaba!
Me sentía vacía por dentro... lo cual era ridículo, por supuesto. ¿Por qué
debería preocuparme tanto por un vampiro?
A veces esto me hacia enojar. ¿Por qué él había arruinado una cosa
tan buena entre nosotros? ¿Por qué había hecho que lo echara tanto de
menos? ¿Y qué había esperado que yo haga? Tenía que haber sabido que
era imposible para nosotros estar juntos. Yo no podía tener sentimientos
por él. No podía. Si hubiéramos vivido entre los Vigilantes —un grupo de
vampiros civilizados, humanos y dhampirs— tal vez él y yo podríamos
tener... no. Incluso si yo sentía algo por él —y me dije firmemente que no
lo hacía— estaba mal para nosotros contemplar la posibilidad de tal
relación.
—Debido a que tiene que ser hecho por una virgen —explicó. Traté
de no hacer una mueca. Sus palabras daban a entender que ella no era
virgen, e incluso si eso tiene sentido para una mujer de cuarenta años de
edad, seguía siendo un pensamiento en el que no quería pensar
demasiado—. Eso, y que la persona a la que estamos buscando se ha
protegido a sí misma contra mí. ¿Pero de ti? De ti no se lo va a esperar.
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—Este es un hechizo de adivinación. ¿Por qué no estamos haciendo
el que hice antes?
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latín escritas a mano describiendo el espejo y la mezcla de hierbas que
había vertido sobre mí. Después de eso estaban instrucciones sobre cómo
usar el hechizo. Sin derramamientos de sangre, por suerte.
—Suena demasiado simple —le dije con recelo. Había aprendido que
los hechizos que solo tenían unos pocos pasos y componentes por lo
general requerían una gran cantidad de energía mental. Me desmayé con
el otro hechizo de adivinación.
¿O sí?
Una parte de mí sabía que debía negarme a ir junto con esta locura.
Otra parte de mí se preocupaba de que ella me abandonara en el desierto
si no la ayudaba. Y otra parte estaba increíblemente curiosa por ver cómo
funciona todo esto.
—¿Ve algo?
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reflejo se había ido. Una niebla gris plateada colgaba en frente de un
edificio, pero yo sabía que la niebla no era física. Era producida por arte de
magia, una barrera mental me impide ver la imagen que se extendía más
allá de ella. Fortalecimiento mi voluntad, empujé la cabeza por delante, y
después de unos minutos, la niebla se rompió.
—No hay nada exacto —le dije—. Solo una poco pintoresca calle
residencial.
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incómodamente cálido. Me sentí cansada y temblorosa, como si me fuera a
desmayar. La Sra. Terwilliger me entregó un termo lleno de jugo de
naranja. Bebí ávidamente, sintiéndome mejor mientras el azúcar ingresaba
en mi sistema y me fortalecía.
—¿Eso ayuda? —pregunté, una vez que había bajado el termo. Una
voz persistente dentro de mí empezó a quejarse por las calorías, pero la
ignoré—. ¿Eso era lo que quería saber?
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hechizo, su culpa. Sin embargo, me había dado la directriz con tanta
fuerza, tanta seguridad, que casi parecía como si yo fuera la razón de que
hubiéramos venido aquí a esta tierra.
—Señora… —empecé.
—¿Entonces por qué? —dije en voz baja—. ¿Por qué tengo que
aprender más?
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Capítulo 2
Traducido por Little Rose, Lizzie, Jo, Paaau y Niii
L
a señora Terwilliger se negó a decir mucho más después
de eso. Nos llevó de regreso a Amberwood y apenas
pareció notar que yo estaba allí. Se la pasó
murmurándose cosas como: “No hay suficiente tiempo”, o “Necesito más
pruebas”. Cuando finalmente me dejó, intenté presionarla por más
información.
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—Material de lectura para el avión —dijo. Hablaba en su tono de voz
escolar de siempre, pero podía ver un dejo de la ansiedad de anoche en
sus ojos—. Solo concéntrate en la primera parte. Confío en que harás tu
trabajo de siempre… y luego algo más.
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poderoso llamado espíritu, que podía hacer milagros curando. Había
utilizado esa magia para traer a Jill de regreso de la tierra de los muertos
cuando la mataron. Hacer eso había convertido a Jill en una “bendecida
por las sombras”, por lo que se creó un lazo psíquico entre ellos, uno que
le permitía a Jill sentir sus emociones y a veces incluso ver por sus ojos.
Debido a eso, Jill sabía más de lo que pasaba conmigo y Adrian de lo que
me gustaría.
Sonrió.
—Te perderías las clases —le dije. La única razón por la que era
capaz de cortar prematuramente la escuela era debido a la inusual
naturaleza de mi estudio independiente.
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—Sí —estuvo de acuerdo—, lo que no sé es por qué está enojada
contigo.
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Yo conocía a la pareja, y en teoría, estaba emocionada de verlos
casados. Era el resto del evento lo que me ponía nerviosa: una gran
reunión social de Morois y dhampirs. Incluso con otros Alquimistas ahí,
estaríamos irremediablemente superados en número. Estando en Palm
Springs con Eddie, Jill, y los otros había recorrido un largo camino en la
mejora de mis sentimientos hacia sus semejantes. Me llevaba bien con ese
pequeño grupo y ahora los consideraba amigos. Pero incluso tan liberal
como yo era en estos asuntos, todavía poseía una gran parte de la
ansiedad que los otros Alquimistas tenían dentro del mundo vampírico. Tal
vez los Moroi y dhampirs no eran criaturas del mal, como una vez había
creído, pero ciertamente no eran humanos.
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Sentí una sensación de hundimiento en la boca del estómago.
Recogiendo mis cosas. Me acerqué a recepción y fui recibida por una
alegre representante de la aerolínea.
Ella asintió.
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la terminal. Sin otra palabra, tomé mis cosas y corrí a toda velocidad a la
puerta tan rápido como pude, tomando nota mental de escribir una carta
de queja a la aerolínea. De milagro, alcancé a llegar justo antes de que mi
nuevo vuelo fuera cerrado a los pasajeros, sin embargo la agente
trabajando en esa puerta me dijo severamente que la próxima vez, debería
planear con anticipación y hacerlo con tiempo.
La ignoré y entré al avión, donde fui recibida por una mucho más
agradable azafata especialmente cuando vio mi boleto de primera clase.
Adrian.
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—Algunos lo llamarían destino —dijo él—, o quizás que no hay
suficientes vuelos a Filadelfia. —Levantó una copa con un líquido claro en
mi dirección, brindando. Ya que nunca había visto a Adrian beber agua,
tuve que asumir que era vodka—. Es bueno verte, por cierto.
—Uhm, a ti también.
—Así que —dije finalmente, mirando mis manos—, ¿cómo está tu,
uhm, automóvil?
—Lo dejé en la calle. Asumí que estaría bien ahí mientras no estoy.
—Así que eso es lo que hace falta para obtener una reacción
apasionada, ¿ah? —Negó con la cabeza—. No te preocupes, Sage. Estaba
bromeando. Está escondido, a salvo, en el estacionamiento de mi edificio.
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Alcanzamos nuestra altitud crucero1 y la azafata regresó para traerle
a Adrian otro trago.
—Whitney —respondí.
—Diamante.
1Altitud crucero: Altura que mantienen los aviones al volar horizontalmente y durante la
mayor parte de la ruta.
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—Oye —le dije—, no estoy haciendo esto.
—¿Hacer qué?
Señalé la revista.
—¡Lo estoy! Pero entonces ella dijo… —Me callé, recordándome que
no debía comprometerme con Adrian más de lo que debía. Era tan fácil
volver al comportamiento antiguo y amistoso con él. Se sentía bien
cuando, obviamente, estaba mal.
—Una cosa es que ella intente que aprendas hechizos. Pero es algo
totalmente diferente que te arrastre a algo peligroso.
—Sin embargo, por la forma en la que ella hablaba, no era algo suyo.
Parecía bastante molesta por… bueno, lo que sea que todo esto significa.
Sin darme cuenta, regresé a como solían ser las cosas, hablando con
Adrian en esa forma sencilla y cómoda que teníamos. De hecho, incluso
había estado confiando en él. Se veía sorprendido.
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—Adrian, tenemos que hablar sobre lo que pasó. Entre tú y yo
—declaré.
Me arriesgué a mirarlo.
Me sonrojé de nuevo.
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—Nada te llevará a ninguna parte conmigo —exclamé.
—¿Ya sea que te quiera o no? ¿Qué se supone que significa eso?
—Lo siento. Eso sonó más aterrador de lo que pretendía. Solo quiero
decir que, no me importa si dices que no podemos estar juntos. No me
importa si crees que soy la criatura más malvada y antinatural que camina
sobre la tierra.
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—Yo… ¿qué? No. ¡No puedes!
No lo sabía completamente.
—Tú… necesitas seguir adelante —logré decir. Sí, ese era un motivo
razonable—. Necesitas encontrar a alguien más. Sabes que yo no… que no
puedo. Bueno, lo sabes. Estás desperdiciando tu tiempo.
Él permaneció firme.
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del tiempo, permaneció en silencio, y cuando hablaba, era sobre temas
perfectamente seguros, como nuestra cena o la próxima boda. Cualquier
persona que se sentara con nosotros jamás sabría que había algo raro
entre nosotros.
Pero yo lo sabía.
Era ridículo. No podías hacer que alguien te amara solo por amarlos.
No importaba lo encantador, apuesto o divertido que era. Una Alquimista y
un Moroi jamás podrían estar juntos. Era imposible.
Muy imposible.
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Capítulo 3
Traducido por Lizzie y Niii
F
iel a su palabra, Adrian no hizo ninguna otra mención
de la relación —o la falta de la misma— entre
nosotros. De vez en cuando, sin embargo, podría jurar
que veía algo en sus ojos, algo que me devolvía el eco de su declaración
sobre continuar enamorado de mí. O tal vez era solo su habitual
impertinencia.
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Me estremecí, y no tenía nada que ver con el frío. Los Moroi
normalmente manejaban un horario nocturno, comenzando sus días
alrededor de la puesta del sol. Aquellos viviendo entre los humanos —como
Adrian— tuvieron que adaptarse a un horario diurno. Pero aquí, en un
pequeño pueblo que debe estar lleno de invitados Moroi, él tendría la
oportunidad de volver a lo que era para él un horario más natural.
Él sonrió.
La puerta del auto se cerró, y de repente me sentí sola sin él. Ellos
se marcharon hacia el imponente hotel. Mi posada parecía pequeña en
comparación, pero era bonita y en buen estado. Los Alquimistas me
habían reservado aquí precisamente porque sabían que los invitados Moroi
tendrían otros alojamientos. Bueno, la mayoría de ellos.
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Excelente. La vemos mañana.
Bloquee su puerta.
Estamos en su puerta.
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conmigo. A juzgar por la sonrisa boba en su cara cuando me vio, las cosas
no habían cambiado. Les hice un gesto para que entraran, asegurándome
de bloquear la puerta cuando la cerré. Como yo, ambos Alquimistas tenían
tatuajes de lirio dorado en las mejillas izquierdas. Era el signo de nuestra
orden, los tatuajes infundidos con sangre de vampiro nos daban una
rápida cicatrización y fueron diseñados mágicamente para detenernos de
discutir asuntos Alquimistas con aquellos que no sabían nada de ellos.
¿Aparte de viajar con un bien parecido vampiro que cree que está
enamorado de mí?
Stanton asintió.
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—Creo que vamos a tener que permanecer juntos —le dije. Esa fue la
peor elección de palabras, a juzgar por la sonrisa feliz de Ian.
—La Srta. Sage está bastante bien cómo puede ver —dijo Stanton
con sequedad. El flechazo de Ian tenía que ser obvio para ella, y era
igualmente de obvio para mí que ella no tenía que usar tal frivolidad. Su
mirada se desvió hacia la ventana, que estaba en radiante naranja y rojo
con el sol poniente—. Bueno, entonces. Es casi la hora. ¿No deberías estar
lista?
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La boda se estaba celebrando en el lugar que daba fama a la ciudad:
un gran jardín interior que desafiaba las condiciones invernales de fuera.
Sonya era una gran amante de las plantas y las flores, y esta era más o
menos la situación ideal para una boda. Las paredes de cristal que
componían el edificio tenían vapor por la drástica diferencia entre las
temperaturas interior y exterior. Nosotros tres entramos en un área de
entrada que se utilizaba para vender entradas durante las horas normales
de funcionamiento del invernadero. Aquí, al fin, encontramos a los Moroi
que se habían escondido para mí a la luz del día.
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Un número de aquellos reunidos aquí dejó de hablar cuando nos
vieron. No todos los Moroi sabían acerca de los Alquimistas ni cómo hemos
trabajado con su gente. Por lo tanto, la asistencia de tres no-alimentadores
humanos era un poco de una rareza. Incluso aquellos que sabían de los
Alquimistas probablemente se sorprendieron de vernos, dada la formalidad
de nuestra relación. Stanton tenía demasiada experiencia para mostrar su
inquietud, pero Ian abiertamente hizo la señal Alquimista contra el mal,
mientras los ojos de Morois y dhampirs nos estudiaban. Hice un buen
trabajo manteniendo la calma, pero ojalá hubiera por lo menos una cara
familiar en esta multitud.
—¿Señora Stanton?
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en algún espacio para un secreto ritual amazónico. Y, por supuesto, casi
escondidos entre los árboles y arbustos, los guardianes vestidos de negro
se paseaban vigilando todo.
—Lo que necesito es salir de aquí —murmuró Ian una vez que ella se
hubo ido. No dije nada, no confiando en ninguna respuesta. Si yo le
aseguraba que estábamos a salvo, sería mirado con sospecha. Sin
embargo, si actuaba como si nuestras vidas estuvieran en peligro, estaría
mintiendo. Mis opiniones estaban en algún lugar en medio de esos
extremos.
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—Ellos hacen un buen trabajo haciéndolo parecer tan normal, ¿no?
—preguntó, sin molestarse en ocultar el disgusto en su voz. Estaba un
poco sorprendida de lo viciosa que era su actitud. No lo recordaba siendo
así exactamente este extremo verano pasado—. Como si fuera una boda
real o algo así.
—¿Así que estás diciendo que no es una boda real? —le susurré.
—Sr. Jansen —dijo Stanton con voz severa—. Por favor, mantenga
sus opiniones para sí mismo. Independientemente de su validez, somos
invitados aquí y se comportará de una manera civilizada.
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—¿Soy el único que piensa que es una locura que estemos aquí? —
Asintió con la cabeza hacia Stanton—. Ella piensa que esto está bien, pero
vamos. Nos mantuvieron cautivos. Eso es imperdonable. ¿Eso no te
molesta?
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Stanton, Ian, y yo intercambiamos miradas confusas. Entonces
entendí.
Podía ver en la cara de Stanton que eso no era algo que hubiera
considerado. Tuvo una fracción de segundo para decidir el protocolo para
esta situación y cómo mantener nuestro estatus de invitados "civilizados".
Era verdad, y era el motivo por el que la seguridad de Jill era tan
importante. Una antigua ley Moroi decía que un monarca tiene que poseer
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un miembro de su familia vivo para poder estar en el trono. Jill era la
única que quedaba en la línea de Lissa. Aquellos que se oponían a Lissa
por su edad y creencias se habían dado cuenta de que matar a Jill sería
más sencillo que ir tras la Reina. Muchos se oponían a la ley, y estaban
intentando cambiarla. Mientras tanto, las intenciones políticas de asesinar
a Jill serían monumentales. Los Alquimistas, cuyo trabajo era mantener
oculto y protegido el mundo de los Moroi, necesitaban prevenir que su
sociedad cayera en un caos. Y a un nivel ligeramente más personal, yo
necesitaba prevenir la muerte de Jill porque contra todo pronóstico, me
había comenzado a preocupar por ella en el corto tiempo que habíamos
estado juntas.
Rose tenía lo que era un muy normal y saludable cuerpo entre los
humanos. Sin embargo cuando me comparaba a mi misma con los Moroi,
me sentía enorme. Sabía que era ridículo —especialmente porque usaba
una talla más pequeña que Rose— pero un sentimiento difícil de eliminar.
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más y había ganado exactamente medio kilo, algo que se había sentido
como una tortura e incorrecto hasta que mi amigo Trey me había
comentado recientemente que me "veía bastante bien estos días". Eso
había reforzado la idea de que un par de kilos más no me matarían y que
tal vez realmente sería algo bueno para mí. No es que fuera a admitirle
nada de eso a Adrian.
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vez… y luego una tercera. La siguiente etapa de las festividades, la
recepción, se realizó en el hotel donde Adrian y la mayoría de los otros
Moroi estaban alojando. Sonya y Mikhail se fueron primero, seguidos por
la reina y otros miembros de la realeza de alto rango. Stanton, Ian, y yo
esperamos pacientemente nuestro turno para ser despedidos y así poder
ponernos en la fila para las limosinas que estaban trasladando a los
invitados mil quinientos metros hasta el hotel. Normalmente no hubiera
sido una caminata tan terrible, incluso en tacones, si no fuera por la fría
temperatura.
El viaje duró solo cinco minutos, pero pude decir por las caras de los
otros Alquimistas que se sintieron como cinco horas para ellos.
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tremendamente en la incomodidad que su presencia nos producía, pero
tenía que admitir, era algo refrescante tener a alguien que reconocía
abiertamente las tirantes relaciones entre nosotros en lugar de pretender
que todo estaba bien.
—No hay sangre en eso —nos dijo Abe cuando la cena fue servida.
Los tres estábamos dudando en cortar nuestro pollo marsala, incluso yo—.
Solo hay sangre en los tragos, y en realidad tienes que pedirlos en el bar.
Nadie va a echarles nada extraño, y los alimentadores están instalados en
otra habitación.
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hecho hervir de furia. No quería ser el peón de nadie. Podía aceptar que
pelear por una causa mayor significaba decisiones difíciles, pero me
negaba a ser utilizada o puesta en peligro por mentiras “importantes”. Le
había dado mi vida a los Alquimistas, siempre creyendo que lo que hacían
y me decían era lo correcto. Había pensado que yo era importante, que
ellos siempre me cuidarían. Ahora no lo sabía.
Al menos, había pensado eso hasta que aprendí sobre Marcus Finch.
Ver eso me cambió la vida. No tenía idea de que era posible tatuar
sobre algo tan poderoso. Ciertamente no había pensado que alguien
pudiera dejar a los Alquimistas o que alguien alguna vez si quiera lo
hubiera querido, no por la forma en que nuestro propósito era enseñado a
nosotros prácticamente desde el nacimiento. ¿Cómo alguien podía
considerar abandonar nuestras misiones? ¿Cómo alguien podía abandonar
y simplemente irse de los Alquimistas? ¿Qué había pasado para que lo
hiciera querer hacerlo? ¿Había tenido experiencias similares a las mías?
Cuando había preguntado sobre él, Stanton había dicho que los
Alquimistas no tenían conocimiento de Marcus, pero sabía que era una
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mentira. Ella no sabía que tenía su foto. Su tatuaje azul era lo
suficientemente grande para cubrir un lirio, y había visto indicios
metálicos de uno por debajo, probando en efecto que había sido una vez
uno de nosotros. Y si él había tenido la marca de los Alquimistas, entonces
ellos con seguridad sabían sobre él. Lo estaban ocultando, y eso solo me
hacía querer llegar más lejos. De hecho, estaba un poco obsesionada con
él. El instinto me decía que él era la solución para mis problemas, que
podía ayudarme a descubrir los secretos y mentiras que los Alquimistas
me estaban diciendo. Desafortunadamente, no tenía ni la menor idea de
cómo encontrarlo.
—Es importante que nadie aquí sepa lo que estás haciendo, así que
recuerda ser discreta —añadió Stanton, como si necesitara que me lo
recordaran. Una pequeña arruga apareció entre sus cejas—. Estaba
particularmente preocupada sobre ese chico Ivashkow yendo a esta boda.
No podemos dejar que nadie sepa que ustedes se conocen más que de
forma casual. Pequeñas cosas como esa podrían comprometer nuestra
misión.
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—Sí, sí. Pero sabes, si alguna vez quieres visitarme… Te mostraría
los alrededores.
—Bueno, sí. Ehh, no. —Sabía tan bien como yo que los Alquimistas
no conseguían vacaciones fácilmente—. Pero, quiero decir, están haciendo
todos servicios de vacaciones, sabes. Si decides venir a uno, bueno,
házmelo saber.
—Desde luego. Eso, y que estamos aquí por negocios. Tenemos que
concentrarnos en construir buenas relaciones con ellos.
—¿Señorita Sage?
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un rastro hacía Jill—. ¿Los acabo de escuchar hablando sobre construir
buenas relaciones?
—Tienes razón. Estamos aquí para hacer las cosas más amigables
entre nuestra gente. —Su voz, sin embargo, era más decididamente poco
amistosa.
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Capítulo 4
Traducido por Aria25, Paaau y Vannia
M
e congelé. No confiaba en mí misma para
responder.
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—Ella… ¡no! ¡Por supuesto que no puede!
Stanton parecía estar librando una guerra mental. Sabía que ella
pensaba que era una petición descabellada… sin embargo todavía era
consciente de la necesidad de mantener las cosas agradables. Tragó.
—Tal vez… tal vez sería un buen gesto. —Me lanzó una mirada de
simpatía que parecía decir: A veces hay que sacrificarse por el equipo.
—¿Está loca?
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brazos. Incluso con el espacio apropiado entre nosotros, nuestras manos
estaban entrelazadas, nuestras posturas todavía eran íntimas. Yo era
híper consciente de cada lugar en que sus dedos descansaban sobre mi
cuerpo. Su toque era ligero y delicado pero parecía llevar un extraordinario
calor e intensidad.
Adrian sonrió.
—Nah. Todos se sienten mal por ti. Estarás bien después del
martirio de bailar con un vampiro malvado y retorcido. Estabilidad laboral
con los Alquimistas.
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Ugh. Adrian tenía razón. Yo era la que no podía superar “esa cosa”.
—Puedo atraerte más cerca, si quieres —dijo—. Solo para ver cuánto
se preocupa. Siempre estoy dispuesto a ayudar de esa manera, ya sabes.
—Sip. Tienes su foto, ¿no? ¿No podrías hacer el mismo hechizo que
hiciste la otra noche? ¿Localizarle de esa forma?
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de que de la misma forma en que nuestros cuerpos estaban más cerca,
también lo estaban nuestros labios.
—¿Qué necesitas?
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me había olvidado de que estaba con un vampiro. Simplemente estaba
bailando con Adrian, lo que se sentía fácil y natural, siempre y cuando no
pensara en nuestra audiencia.
Gemí.
—No. Coacción no. —La coacción era una habilidad que tenían los
vampiros para forzar su voluntad sobre los demás. Todos los vampiros lo
tenían en una pequeña medida, y los usuarios del espíritu lo tenían en
exceso. Los Moroi lo encontraban inmoral. Los Alquimistas lo
consideraban un pecado.
—No —admití.
Le seguí sin decir una palabra, mi cabeza daba vueltas con lo que
tenía que hacer en dos horas. En el bar, Adrian me sorprendió pidiendo un
ginger ale.
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No estaba segura de eso pero no le contradije. Tomé un sorbo de mi
Coca-Cola Light, y nos quedamos ahí en un silencio cómodo. Dos hombres
Moroi se deslizaron en el bar cerca de nosotros, hablando con el volumen y
la exuberancia de esos que no se habían contenido al tomar licor gratis.
Su amigo asintió.
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única que me entendía, incluso más que mis propios padres. Me aceptaba.
Vio la bondad en mi alma. Ella era la única que creía en mí.
—Ella no era la única —le dije—. Yo creo en ti. Ella está en paz, y
nada de lo que digan puede cambiar quién era. Por favor vuelve a mí.
—¿Estás bien?
—Siento que hayas tenido que soportar eso, Señorita Sage. Como
siempre, su dedicación al trabajo es admirable.
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—¿Huh? Oh, no. Solo, um, estoy intentando quitar la mancha. De
hecho… probablemente debería ir a lavarme. Vuelvo enseguida.
—¿Sydney?
Estaba tan distraída al salir del baño que no había notado a Rose
junto a Dimitri Belikov. Estaban abrazados, sonriendo ante mi sorpresa.
No había visto a Dimitri esta noche, y su traje de guardián blanco y negro
me dijo por qué, estaba de guardia aquí y sin duda había sido una de las
sombras corriendo entre los árboles del invernadero, manteniendo un ojo
en todos.
—Estoy bien —dije—. Creo que los otros Alquimistas estaban más
consternados que yo. —Recordé con retraso que incluso si Rose y Dimitri
sabían que yo conocía a Adrian de Palm Springs, aun así no podía actuar
tan cómoda. Puse mi mirada de indignación de antes—. Todavía estaba
fuera de lugar, sin embargo.
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Rose rio ante el eufemismo.
No sabía qué expresión tenía, pero hizo que Rose riera de nuevo.
—No te veas tan asustada —dijo Rose, sus ojos brillando—. Fue
agradable ver a un humano y un Moroi como si fueran el uno para el otro.
¿Por qué ella seguía diciendo cosas como esa? Sus palabras estaban
jugando con la actitud fría y lógica que intentaba mantener. Sabía que ella
estaba hablando de esa forma tan amistosa y diplomática, la que todos
intentaban tanto.
Pero tan progresistas como eran Rose y Dimitri, sabía que incluso
ellos estarían sorprendidos si supieran la verdad acerca de los
sentimientos de Adrian y ese monumental beso.
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Adrian permaneció lejos, presuntamente para reunir los
componentes de mi hechizo. El tiempo pasaba y mientras el límite de las
dos horas se acercaba, me di cuenta de que a pesar de que había traído la
fotografía de Marcus conmigo en este viaje —raramente la dejaba fuera de
mi vista— aún estaba en mi habitación. Me excusé para alejarme de Ian,
diciéndole que necesitaba volver a la Hostal para cambiarme zapatos y
tomaría uno de los automóviles que habían estado transportando invitados
alrededor del pueblo.
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Palmeó la bolsa.
—Toma.
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—Con gusto.
—¿Estás bien?
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—Eso creo. Solo fue un pequeño mareo por el azúcar bajo. —
Lentamente recogí el espejo y la bolsa—. También debería haberte pedido
un jugo de naranja.
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—¿Cómo sabías eso? —exclamé—. Lo que es el edificio, quiero decir.
Se encogió de hombros.
—Y pensar que Angeline dijo que yo era demasiado lindo para ser de
utilidad. Parece que podría tener algo que ofrecer al mundo después de
todo.
66
—Solo acompañando a la señorita Sage de regreso —dijo Adrian—.
Tenía que conseguir algo de su habitación.
—Ya veo. Bueno, será mejor que entren antes de que se congelen.
—¿Adrian? ¿Sydney?
67
—Esta noche ha sido algo estresante —dije. No era precisamente
una mentira.
Me mofé.
68
—Sabe que estamos mintiendo. Puede decírselo. —Los usuarios del
espíritu eran buenos para leer las señales de las personas, Sonya era una
de las mejores.
—Tal vez para ti. Pero ella tiene razón en una cosa: tenemos que
entrar. —Se tocó ansiosamente su cabello—. Creo que el gel de mi cabello
está congelándose.
—Sí, pero esta noche estuviste de aquí para allá por algo que no
tiene nada que ver contigo. Aprecio eso. No tenías que haberme ayudado.
No tienes las mismas razones que yo para destapar a los Alquimistas.
69
Capítulo 5
Traducido por Aria25
P
oco después me fui con los Alquimistas y no esperaba
ver a Adrian por un tiempo. Él se iba a alojar con el
otro Moroi un par de días más en Pennsylvania, así
que no había ninguna posibilidad de repetir un vuelo juntos. Mi viaje de
vuelta a California fue tranquilo y sin incidentes, aunque mi mente corría
con todos los acontecimientos de los últimos dos días. Entre la advertencia
críptica de la Sra. Terwilliger y mi nueva pista sobre Marcus, tenía
bastante de que ocuparme.
70
había demostrado ser extraordinariamente buena para él. Y no le hacía
menos diligente en sus deberes de guardián, por supuesto.
71
como una reina que como una hermana hacia Jill. Era una relación difícil
para ambas.
—Pasé una velada interesante. Todavía hay mucha tensión entre los
Alquimistas y tu gente, así que parte de ello fue un poco extraño.
—Por lo menos Adrian estaba allí. Debió haber sido agradable tener
a alguien que conoces —dijo Angeline, con una ignorancia bien
intencionada. Señaló a una foto que había tomado en la sala de recepción.
Mi intención había sido sacar un plano general del lugar para Jill, pero
Adrian pasó por casualidad por la toma, posando perfectamente como un
apuesto modelo anfitrión del evento—. Siempre tan guapo. —Angeline negó
con la cabeza en desaprobación—. Todos allí lo son. ¿Supongo que eso
significa que no hubo combates de lucha libre de celebración?
Era una señal del progreso de Angeline que hubiera deducido eso
tan rápido. Su gente, los Vigilantes, vivían en los bosques de West Virginia,
y su actitud receptiva al romance entre vampiros, dhampirs y humanos
era solo una de sus más extrañas costumbres. A menudo tenían peleas
amistosas, y Angeline había tenido que aprender que esos
comportamientos no eran aceptables aquí en la sociedad americana.
—No mientras estuve allí —dije—. Pero oye, tal vez pasó algo
después de que me fuera. —Eso provocó sonrisas en los rostros de Jill y
Eddie y una mirada esperanzadora de Angeline.
72
—¿No están rompiendo muchas reglas al estar juntos sin que eso
haya ocurrido todavía?
—Puede que tengas que hacerlo —dijo ella, sin darse cuenta de que
él estaña bromeando.
Difícilmente era una broma romántica, pero Jill parecía sin duda
incómoda hablando de su relación. Se volvió hacia mí, evidentemente
intentando no mirar hacia ellos.
73
familiarizados con ese estribillo. El comentario de Ian sobre lo frágil que
era el trono llevó a casa la importancia de lo que hacíamos.
74
dormitorios, la Sra. Weathers. Cuando la Sra. Santos comenzó a darse la
vuelta y marcharse, llamé su atención.
—Por supuesto.
Ella se iluminó.
75
un estudio independiente conmigo. Siempre que puedas prescindir de la
Sra. Terwilliger.
Tal vez era verdad, pero aun así me tomé tiempo para poner la
maleta en mi habitación y cambiarme mi ropa de viaje. La Sra. Terwilliger
vivía bastante cerca de la escuela y parecía como si hubiera estado
caminando en círculos cuando llegué a su casa.
Miré la hora.
Negó con la cabeza y otra vez tenía la misma expresión sombría que
había tenido en el desierto.
—¿Granate? —pregunté.
76
—Es hermoso —dije.
Ella me lo ofreció.
Me negué a tocarlo.
77
Un pequeño destello de una sonrisa se dibujó en sus labios.
—Por supuesto que lo eres, una que usa la magia. Y para una
persona particularmente poderosa, eso sería obvio. La magia deja una
marca en tu sangre que impregna todo tu cuerpo.
—Señora, no lo entiendo.
—Su hermana.
78
—Verónica. Es diez años mayor que yo y luce como si tuviera la
mitad de mi edad, como sin duda notaste. Ahora bien, no es difícil crear
una ilusión. Si quisiera parecer joven y hermosa, podría —con énfasis en
parecer. ¿Pero Verónica? Se las ha arreglado para hacer su cuerpo joven y
vibrante. Es una clase de magia avanzada e insidiosa. No puedes desafiar
a la edad así sin hacer algunos sacrificios. —Frunció el ceño, y mi corazón
latió con fuerza. Crear la juventud hacía que toda mi susceptibilidad de
Alquimista se tambaleara. Era casi tan malo como la inmortalidad Strigoi,
tal vez peor si estaba hablando de una humana haciéndolo. Ese tipo de
magia retorcida no tenía cavidad en este mundo. Sus siguientes palabras
reiteraron la maldad de todo eso—: O, en su caso, sacrificar a otros.
79
adivinación confirmó que ella estaba en la zona, lo que significa que es mi
responsabilidad tratar con ella.
Me atreví a bajar la mirada hacia el artículo otra vez y sentí que las
náuseas brotaban otra vez. La chica tenía diecinueve años. ¿Cómo sería
que succionen la vida fuera de ti en una edad tan temprana? Tal vez el
coma era una bendición. ¿Y cuán corrupta y retorcida tenías que ser para
hacerle eso a alguien?
Volví al presente.
80
Un gato multicolor saltó sobre la mesa, y pasé una mano por su pelo
liso, consolándome en el pequeño contacto.
—No. Pero sabe que estoy aquí y podría vigilarme de vez en cuando,
así que necesito que te escondas en caso de que lo haga. Estoy en un
aprieto, sin embargo, porque tengo que encontrarla, pero no puedo hacer
la caza activamente. Si se entera de que estoy investigando, sabrá que sé
que está aquí. No puedo alertarla. Si tengo el elemento de sorpresa de mi
parte, tengo más probabilidades de detenerla. —Frunció el ceño—. Estoy
francamente sorprendida de que viniera tan cerca de mí a California. De
todos modos, tengo que mantener un perfil bajo hasta que llegue el
momento de atacar.
81
—¿Pero por qué yo? Usted tiene un aquelarre. Si no puede hacerlo
usted misma, entonces tiene que haber alguien más, una bruja más fuerte
que pueda hacerlo.
—¿Podrías dejar que esto les pasase a otras chicas, sabiendo que
hay una forma de poder detenerlo? Nunca he oído que ninguna de sus
víctimas se despertara. La forma en que funciona este hechizo, Verónica
tiene que renovarlo cada pocos años, y requiere cinco víctimas en un mes.
Hizo esto una vez antes, y me pilló con la guardia baja. Esta vez, tenemos
un aviso. Cuatro personas más podrían sufrir este destino. ¿Quieres eso?
82
inocentes sufrieran, ni siquiera si significaba arriesgar mi vida o enfrentar
los temores que me atormentaban. Si podía detener esto, tenía que
hacerlo. Nadie merecía el destino de esa chica del periódico.
Toqué el granate.
Algo que había aprendido a lo largo de los años: nunca era algo
bueno cuando la gente decía: “He aquí algo que nunca te he contado…”.
Me preparé.
83
—Así que está diciendo… que con cada víctima que ataca, la
posibilidad de que me encuentre aumenta.
—Sí.
¿En serio?
—¿Más que cazar una bruja malvada que quiere drenar mi vida y mi
poder?
—Lo siento. Sé que te estoy dando algunas tareas muy difíciles aquí.
84
—Sí. Y te diré dónde encontrar sus posibles víctimas, si vas a hacer
el trabajo preliminar de advertirles. Mi aquelarre guarda un registro de
ellos. Serán chicas parecidas a ti, con poder, que se niegan a entrenar y no
tienen mentores para cuidar de ellas. Una vez que tengamos una solución
clara con Verónica… —Los ojos de la Sra. Terwilliger se endurecieron—.
Bueno, entonces. Ahí es cuando yo me ocuparé.
—Bueno, él parece como si fuera a hacer cualquier cosa por ti. —La
miré, preguntándome si había un doble sentido en eso. Su mirada estaba
pérdida, sus pensamientos muy profundos en su interior. Ella había
querido decir sus palabras con sinceridad—. Verónica no sería capaz de
detectar magia vampírica. Su poder…. el elemento del espíritu del que me
hablaba…. puede confundir la mente, ¿verdad? ¿Afectar lo que los otros
pueden ver?
—Sí…
85
Todavía no sabía qué haría para cazar a la hermana de la Sra.
Terwilliger, pero sonaba como si, al menos, habría un viaje a Los Ángeles
en mi futuro. Yo, atrapada en otro espacio pequeño con Adrian mientras él
continuaba con ese exasperante “amar de lejos”. Estaba tan atrapada en el
torbellino emocional que causó esa idea, que me tomó un momento para
darme cuenta del problema más grande en el que estaba dejándome
atrapar.
86
Capítulo 6
Traducido por Paaau
87
“honor” de matarla, aunque había renunciado al partido en el último
minuto. Yo había intentado apelar ante los Guerreros para liberar a Sonya,
pero no habían escuchado. Ella y yo fuimos salvadas cuando un grupo de
dhampirs se presentó y venció a los Guerreros. Stanton había ayudado a
orquestar esa redada, pero no se había molestado en decirme que yo
estaba siendo usada como una distracción. Era parte de lo que había
alimentado mi desconfianza ante ella y los Alquimistas.
88
Alejé mi mente de la intriga mágica. Luego de haber sido educada en
casa casi toda mi vida, algunas partes del mundo escolar “normal” eran un
misterio.
—¿A la biblioteca?
Esto los hizo reír a ambos, pero mi mente ya estaba corriendo con
posibilidades. Si realmente no tenía que quedarme para mi última clase,
estaría libre para dejar el campus temprano. Podría ir a Los Ángeles para
buscar a Verónica y… no. Adrian no estaba de regreso. Por un momento,
jugué con la idea de investigar sin su magia del espíritu, pero las
advertencias de la Sra. Terwilliger hicieron eco en mi mente. La caza
tendría que esperar.
Santa Bárbara estaba a dos horas. Eso significaba que tenía tiempo
suficiente para conducir ahí, investigar algo a Marcus y aun así volver
cómodamente para el toque de la escuela. No había intentado ir a buscarlo
hasta este fin de semana, pero me daba cuenta ahora de que no debería
desperdiciar esta oportunidad. La tarea de la Sra. Terwilliger pesaba sobre
mí, también, pero no podía hacer nada sobre eso hasta que Adrian
regresara esta noche.
89
Marcus Finch había sido un misterio para mí desde el momento en
que había descubierto que él era un ex Alquimista. Dándome cuenta de
que reamente podría obtener algunas respuestas hoy, mi corazón latió en
exceso. Una cosa era sospechar que los Alquimistas me lo habían estado
ocultando. Era un asunto totalmente diferente aceptar que podría estar a
punto de confirmar esas suposiciones. La verdad, era un poco aterrador.
90
Nunca, ni es mis sueños más salvajes, había imaginado que tendría un
equipo así. Cuando nos conocimos, solo creaba hechizos bajo presión.
Ahora tenía varios que había hecho por voluntad propia, y si lo que ella
había dicho sobre su hermana era cierto, necesitaba comenzar a hacer
más. Con mucha reticencia, tomé también una variedad de esos y los
guardé con los químicos de Alquimista. Luego de un momento de
consideración, puse un par en mi bolsillo para un rápido acceso.
Ahora venía la parte más difícil: Tener que descubrir dónde podría
estar el estudio que había visto. El vecindario en el que había estacionado,
proveía una vista similar a la que había observado en el hechizo. Los
ángulos no eran exactos, sin embargo, y esta calle solo contenía casas. Era
casi seguro que el estudio que había visto estaba en un edificio.
Manteniendo la Misión en la mira, conduje algunas calles más y encontré
lo que esperaba: Muchas cuadras conteniendo complejos de apartamentos.
Una se veía demasiado bien para tener lo que había visto. El estudio
había parecido muy básico y en mal estado. Los otros dos edificios en la
calle se veían como mejores candidatos. Conduje a cada uno y caminé
alrededor de sus terrenos, intentando imaginar cuál sería el ángulo visto
desde una ventana más alta. Deseé haber tenido la oportunidad de
realmente mirar abajo hacia el estacionamiento en la visión. Me habría
dado una mejor idea del piso. Después de mucho pensar, finalmente
91
deduje que el estudio había estado en el tercer o cuarto piso. Ya que uno
de los edificios solo tenía dos pisos, eso me daba una posibilidad bastante
buena de acertar al lugar correcto.
Pasé la siguiente media hora haciendo la misma cosa cada vez que
veía a un residente salir o entrar. Me quedé fuera esta vez prefiriendo una
zona pública brillantemente iluminada al oscuro interior. Algunas de las
personas con las que hablé eran un poco vagas, y un par de chicos me
miraron de una forma que definitivamente no me gustó. Estaba a punto de
renunciar cuando un joven chico se me acercó. Parecía tener alrededor de
diez años y había estado jugando en el estacionamiento.
92
Genial. Justo lo que necesitaba.
—No.
El niño asintió.
Eso, al menos, sería de ayuda para este loco plan. Dejé al niño y
caminé alrededor del edificio, el que estaba afortunadamente desierto. Ahí,
aferrándose al muro exterior, estaba la escalera de incendio más
93
destartalada que había visto. Considerando lo rígidos que eran los
estándares de seguridad, estaba asombrada de que esto no hubiera sido
reportado. Por supuesto, si así hubiera sido, no parecía como si el dueño
de este edificio sería rápido en actuar, juzgando por el resto de condiciones
que había visto.
Una vez que me subí en ella, casi di por terminado el plan. Toda la
escalera de incendio crujió y se balanceó. Los andamios estaban tan
oxidados, que no estaría sorprendida si se desintegraban bajo mis pies. Me
congelé en donde estaba, intentando reunir el coraje para seguir. Me
recordé a mí misma que esta podía ser mi única oportunidad para
encontrar a Marcus. El niño en el estacionamiento había confirmado que
vivía aquí. No podía desperdiciar esta oportunidad.
94
comenzando a comerse el estuco. Hice una mueca mientras a pared se
disolvía. El hechizo eventualmente se consumió, pero dejó un notable
agujero atrás. Lo había atravesado por completo, y supuse que dado el
estado del edificio, probablemente nadie lo notaría.
Tenía una bolsa más y tenía que servir. El panel era bastante
grande, y no había forma de que fallara esta vez. La lancé con fuerza… e
hice contacto. El polvo se estrelló contra la ventana. Inmediatamente, una
reacción se esparció y comenzó a derretir el vidrio. Goteaba como hielo en
el sol. Ahora, mirando ansiosamente, quería que la reacción fuera lo más
lejos posible. Necesitaba un agujero lo bastante grande para entrar.
Afortunadamente, cuando se detuvo, me sentí confiada de que podía
entrar… si podía llegar hasta allá.
95
piso y las mismas escasas pertenencias. Al otro lado de la habitación, la
puerta que llevaba al exterior tenía cerraduras muy nuevas y muy
avanzadas. Disolver el picaporte no habría hecho ningún bien.
2El Guardián en el Centeno: (The Catcher in the Rye) es una novela de J. D. Salinger. Al
publicarse en 1951, en los Estados Unidos, la novela provocó numerosas controversias
por su lenguaje provocador y por retratar sin tapujos la sexualidad y la ansiedad
adolescentes. Es considerado por numerosos expertos como uno de los libros más
importantes del siglo XX.
96
Vencida, fui para investigar un armario cercano. Después de todo mi
trabajo, había encontrado a Marcus Finch pero realmente no lo había
encontrado a él. Mi búsqueda no había revelado nada. Tenía tiempo
limitado para esperarlo y honestamente, si yo fuera él y regresara a casa
con una ventana derretida, saldría rápidamente por la puerta y no
regresaría nunca. Si él corría, yo no tendría más opción que seguir
adivinando y…
—¡Ahh!
Era un hombre.
97
Ignorando mis amenazas, el hombre avanzó hacia adelante y tomó
una de las patas de la silla, alejándola de mí. Me tenía en una esquina y a
pesar de algunos trucos que Eddie me había enseñado, no confiaba en mi
habilidad de lanzar un puñetazo. Sin embargo, puse una buena pelea
cuando mi atacante intentó atraparme de nuevo.
98
Capítulo 7
Traducido por Vannia
P
odría haber estado determinada a encontrar a
Marcus, pero ciertamente no iba a discutir con una
pistola en frente.
99
más importante que la vida, un salvador rebelde que iba a decirme todos
los secretos del mundo y liberarme de ser otro engranaje en la máquina de
los Alquimistas. Pero todo era una mentira. Clarence había mencionado
que había convencido a los Guerreros de dejarlo en paz. Yo asumí que era
porque Marcus tenía algún tipo de influencia increíble que podía usar
contra los Guerreros, pero aparentemente, la llave de su influencia era que
él era uno de ellos.
Casi señalé a la chica pero decidí que sería mejor no hacer ningún
movimiento repentino. Me conformé con un asentimiento de cabeza hacia
su dirección y noté todas las cerraduras de la puerta que habían sido
destruidas. Había estado tan concentrada en la lucha con Marcus que no
las había escuchado.
Una vez más, era difícil saber cómo responder a eso. Tampoco
estaba segura de si compraba esta historia del espía.
100
¿Dirigir? Difícilmente. Nadie —especialmente Stanton— había tenido
la necesidad ponerme al corriente acerca del ataque hasta que estuve en
medio de ello. Sin embargo, no quería bajar la mano tan pronto.
101
—Sabes que no podemos. Nunca sabes quién puede estar
observando en un hospital. Esos lugares son muy fácilmente
monitoreados.
—¿Qué otros?
Él se encogió de hombros.
102
—Como gustes. ¿Quieres algunas respuestas? Primero tú dame algunas.
¿Por qué vendrías a buscarme fuera del horario Alquimista?
Di un paso atrás.
—Guau, nunca dije que eso es lo que quería. Y ¿por qué lo querría
de todas formas?
Casi tuve que darme por vencida con cualquier expectativa para esta
conversación porque cada tema era más loco que el anterior.
Él asintió.
103
Sus palabras hicieron que me recorriera un escalofrío, y puse mi
mano en mi mejilla mientras recordaba el encuentro que había tenido
cuando me dieron la tarea de Palm Springs.
—Creo que ella sería una buena adición. Y dado que todavía está
dentro, puede ayudarnos con ese… otro asunto.
—¿Y qué hacen? —Hice un gesto hacia lo que nos rodeaba—. Esto
no se ve exactamente como la súper base de operación de alta tecnología
para ningún equipo encubierto.
104
—Mírate. Bonita y divertida —dijo él, viéndose encantado—.
Hacemos lo que tú haces, o lo que tú quieres hacer. Nos gustan los Moroi.
También queremos ayudarles… en nuestros propios términos.
Teóricamente los Alquimistas también quieren ayudarles, pero todos
sabemos que el meollo de eso se basa en miedo y disgusto, por no
mencionar un estricto control de sus miembros. Así que nosotros
trabajamos en secreto, puesto que los Alquimistas no son fans de aquellos
que se salen del rebaño. En realidad no son mis fans, lo cual es la razón
de que terminara en un lugar como este.
105
—Todo a su tiempo. Por ahora, tenemos que salir de aquí. Incluso si
fuiste discreta, ¿asumo que utilizaste recursos de los Alquimistas para
encontrarme?
—Algo así.
106
—El Guardián en el Centeno es un buen libro, por cierto. —Guiñó un
ojo—. Tal vez algún día tengamos una discusión literaria.
Él suspiró.
Medios convencionales.
—Sí, ella es uno, y hay otro en Palm Springs. Podría llevarte con él y
dejarlo curarte.
—¿Por qué no? —preguntó él—. Ella está dando un salto de fe con
nosotros. No lo podemos hacer menos. Además, muero por conocer a un
107
usuario del espíritu. La casa segura no está tan lejos de Palm Springs.
Asegúrate de que todo esté en orden y luego ven a recogerme más tarde.
—Gracias a ti —dije.
108
Adrian me miró. Una sonrisa comenzó a formarse, y entonces murió
instantáneamente.
—Marcus me pegó.
—Lo que pasó con nosotros no tiene nada que ver contigo —contestó
Marcus.
109
—Todo acerca de ella tiene que ver conmigo.
—Sí —coincidió Marcus—. Por una vez tiene algo inteligente que
decir.
110
—Adrian, realmente fue un accidente. Marcus, él es quien te va a
ayudar, así que muestra un poco de respeto.
Salté de la cama.
—Lo he dicho una y otra vez, haría cualquier cosa por ti. Solo sigo
esperando algo como: “Adrian, vamos a tomar un baño caliente” o “Adrian,
llévame por algo de fondue”.
Se encogió de hombros.
112
—Ya somos dos —admití, perdiendo parte de mi dureza anterior.
—¿Qué?
113
—Déjame curarte a ti también.
Era un farol, y lo sabía. Tal vez era egoísta, pero sabía que no iba a
dejarme entrar en una situación peligrosa sin él. Sin embargo, tenía razón.
Yo todavía no había visto la marca que Marcus había dejado, pero no
quería tener que explicarlo a mi regreso a la escuela. Y sí, había una gran
posibilidad de que Eddie quisiera dar caza a mi agresor. Ser golpeado por
un dhampir vengador podría ponérselo difícil a Marcus.
—Tal vez —dije renuente—. Pero cada vez que usas al espíritu, es
más probable que te vuelvas loco.
—Bien —dije, con más audacia de la que sentía—. Solo acaba de una
vez.
114
Adrian no perdió el tiempo. Dio un paso adelante, estiró la mano y la
colocó sobre mi mejilla una vez más. Contuve la respiración y mi ritmo
cardiaco aumentó. Sería tan, tan fácil para él jalarme hacía sí y besarme
de nuevo. Un calor hormigueante se extendió por mi piel, y por un
momento, pensé que solo era mi reacción normal hacia él. Pero no, me di
cuenta. Era la magia. Sus ojos estaban clavados en los míos, y durante lo
que dura un latido del corazón, estuvimos suspendidos en el tiempo.
Luego removió su mano y se alejó.
115
—¿Qué voy a hacer con un abrigo de lana? —pregunté—.
Especialmente en Palm Springs.
Puse mis manos sobre las caderas y traté de mirarlo hacia abajo, lo
que no era muy fácil ya que él era muy alto. Por eso, y porque sus
palabras de pronto me regresaron esa sensación desorientada que había
tenido cuando estaba sentada en la cama.
—Ya te digo, Sage. A veces creo que yo soy el que necesita sacar la
orden de restricción contra ti.
—¡Adrian!
116
Capítulo 8
Traducido por Sheilita Belikov
C
reo que Adrian hubiera ido a buscar a la hermana de la
Sra. Terwilliger conmigo en ese momento. El toque de
queda de Amberwood no lo permitió, y además, era algo
que yo quería hacer de día. Para su crédito, sanó a Marcus sin que se
metieran en una pelea a puñetazos, así que eso era un progreso. Marcus
perdió un poco de su animosidad y trató de entablar conversación con
Adrian sobre lo que el espíritu podía hacer. Adrian dio respuestas
cautelosas y pareció aliviado cuando Sabrina apareció para llevarse a
Marcus. Me dio una despedida misteriosa, simplemente diciendo que me
enviaría un mensaje acerca de la “próxima etapa” pronto. Estaba
demasiado cansada para pedir más detalles y me dirigí de vuelta a mi
dormitorio a dormir hasta que pasara el que había sido un día bastante
loco.
Era Angeline.
117
Caminó hasta mi cama y se sentó como si fuera suya. Realmente no
sabía su horario, pero siempre me pareció una dormilona. Al parecer, hoy
no. Estaba vestida con un uniforme de la escuela, con su cabello rojo
brillante recogido en lo que, para ella, era una cola de caballo bastante
arreglada.
118
ser tolerados, pero no en dos. Y si Angeline era expulsada, bajaríamos un
nivel de seguridad para Jill, por no mencionar el hecho de que
probablemente se me culparía por todo.
—La Sra. Hayward me dijo que necesito conseguir un tutor. Dice que
necesito mejorar o al menos demostrar que lo estoy intentando.
¿Por qué no podía? Bueno, primero tenía que evitar que una
malvada hechicera absorbiera la juventud y el poder de chicas inocentes.
Luego tenía que descifrar los secretos y mentiras que la organización en la
que había nacido me estaba diciendo.
—Estoy ocupada.
119
Al menos los problemas académicos de Angeline eran algo un poco
más fácil de manejar que las otras intrigas sobrenaturales que ocupaban
mi tiempo. Como ya estaba despierta y había café, decidí que no tenía
sentido volver a dormir. Me di una ducha y me vestí, luego me puse al día
en algo de tarea adicional mientras esperaba el desayuno. Cuando la hora
de servir comenzó en la cafetería, bajé las escaleras y me quedé cerca de la
entrada. Solo tomó unos cinco minutos antes de que mi amiga Kristin
Sawyer pasara por allí. Siempre salía a correr antes de que la clase
empezara y más tarde generalmente era una de las primeras en la fila para
el desayuno. Ella también estaba en cálculo avanzado conmigo.
Kristin casi dejó caer el plato de huevos revueltos que uno de los
servidores le entregó. Sus ojos marrones se ensancharon.
—Oh, vamos. Será fácil. —La seguí a una mesa, teniendo que
apresurarme para alcanzarla. Creo que pensaba que si caminaba lo
suficientemente rápido, podría ser capaz de escapar de mi petición—. Está
en matemáticas de recuperación. Podrías ser su tutora en sueños.
120
—Sydney, vi a tu prima dándole un puñetazo a un hombre adulto y
lanzándole un altavoz a alguien. ¿De verdad crees que me voy a apuntar a
un trabajo que la hará hacer trabajo que no quiere hacer? ¿Y si se siente
frustrada ante lo que le estoy diciendo? ¿Cómo sé que no me apuñalará
con un compás?
—Señorita Melbourne.
—Sí. —La Sra. Santos me había enviado por correo electrónico los
barrios históricos que conocía, y yo los había reducido a un par de
posibles candidatos—. Voy a empezar a trabajar en el, eh, proyecto este fin
de semana.
121
—¿Por qué está posponiéndolo? Nunca he sabido que posponga las
cosas en una asignación.
Gemí.
122
—Trey, pensé que eras mejor que eso.
Estaba desconcertada.
—Bueno, eso suena más como él. —La campana estaba a punto de
sonar, así que había empezado a regresar a mi asiento cuando me percaté
de algo en el pupitre de Trey—. ¿No has terminado con eso?
Era una gran tarea que teníamos para nuestra clase de química, que
involucraba varios problemas complicados de ácidos y bases. Era para
nuestro próximo período, y parecía poco probable que Trey fuera a
terminar a tiempo ya que todo lo que tenía en el papel hasta el momento
era su nombre.
123
—Cierto. La cerveza. Divertirte. —Ni siquiera me molesté en ocultar
mi desaprobación—. Esa es una parte muy importante de nuestra
calificación.
—Lo sé, lo sé. —Miró los papeles con un suspiro—. Terminaré lo más
que pueda hasta entonces. Crédito parcial es mejor que ningún crédito.
—Toma —dije.
—¿Tomar qué?
—Sí.
—Sí.
—Sí.
124
Trey parecía comprensiblemente cauteloso.
—¿Cuál es?
—Tu prima es un poco inestable —dijo. Pero no dijo que no, así que
pensé que era una buena señal.
—Sí, eso fue antes... —No terminó la frase, pero la sabía. Antes de
que se enterara de que era una dhampir. Los Guerreros tenían los mismos
tabúes que los Alquimistas sobre las relaciones entre razas.
Sonreí.
—Estaré devastada.
125
—También deberías añadir que él quiere demasiado volver a esa
vieja vida.
—No me digas que crees que Trey es una mala opción también.
Jill sabía lo que Adrian sabía, así que ella también estaba informada
de mi búsqueda de Verónica. Si bien había aprendido a aceptar el
conocimiento de Jill como parte de tener confianza en Adrian, todavía era
un poco chocante para mí escuchar estos temas prohibidos discutidos
abiertamente. Al ver mi reacción estupefacta, Jill sonrió un poco.
126
—No te preocupes —dijo—. Guardo los secretos de Adrian. Y los
tuyos. —La amargura en su voz también me pilló con la guardia baja.
—Adrian lo está —dijo—. Ve el peligro de que andes por ahí con otro
chico.
Estaba perdida.
—¿Lo es? —preguntó Jill. El vínculo era tan extraño a veces. Jill
estaba celosa en nombre de Adrian—. Él es humano, eres humana. Los
dos tienen este asunto rebelde de Alquimistas pasando. Y lo vi. Es
bastante lindo. No se sabe lo que puede pasar.
127
—¿Qué? ¿Por qué siquiera preguntarías algo así?
128
Capítulo 9
Traducido por Ale..
C
omo había dicho Jill, Adrian estaba más que feliz de
empezar nuestra cacería esa tarde. De hecho cuando por
fin logró contenerse, se ofreció a recogerme cuando las
clases terminaran con el fin de maximizar nuestro tiempo. No me
importaba ya que eso significaba que podía montar en el Mustang. Tenía
que admitir que hubiera preferido conducirlo sola, pero aceptaba lo que
pudiera conseguir.
—Es un objeto inanimado —dijo el—. Los nombres son para las
personas y las mascotas.
129
Hizo un sonido que fue entre una burla y una risa.
—De vida o muerte —dijo sin expresión—. Será mejor que escojas
cuidadosamente.
130
mientras escaneaba cada lado, esperando que tal vez me hubiera perdido
de algo.
—¡Ahí esta!
—No lo sé. Dado que no hay ninguna clase de castillo antiguo, ¿por
qué no un Bed & Breakfast?
Respiré profundamente.
—Sera fácil —dijo el—. Pero sería aún más fácil si llevaras tu peluca.
131
Me agaché y saqué una peluca de color marrón que me llegaba a los
hombros, que la señora Terwilliger me había dado. Incluso con la magia de
Adrian, queríamos tomar precauciones adicionales. Aun mejor que ser
visitados por una rubia que no llamara la atención, era ser visitados por
una morena que no llamara la atención. Me puse la peluca, esperando que
nadie hubiera visto mi transformación. Levanté la cabeza.
—¿Se ve bien?
132
Teníamos toda una rutina planeada, pero Adrian inmediatamente se
salió del guión. Puso su brazo a mí alrededor.
—Jet —dijo Adrian. Casi gemí. Por razones inexplicables, “Jet Steele”
era un seudónimo que a Adrian realmente le gustaba usar. Hoy en nuestro
ensayo, se suponía que se llamaría Brian.
133
—Oh, genial —dijo Alicia—. Entonces los llevare a la Suite Conejito
primero.
—¿Quieres probarla?
—Lo siento. Esas están ocupadas. Les puedo dar un folleto con
algunas fotos, si quieren.
134
probablemente, ¿eh? ¿Si nuestra amiga Verónica está aquí? Es bastante
bonita tiene el cabello largo y oscuro.
—Oh, bien —dijo Adrian, todavía con esa sonrisa fácil—. De todos
modos la veremos para Navidad. Muchas gracias por tu ayuda.
—Ese es nuestro bebé… bueno hasta que tengamos los reales. ¿No
crees que necesita un nombre? —preguntó Adrian—. Sigo tratando de
convencer a Taylor.
135
Nos subimos al auto y después de decirle adiós a Alicia, Adrian
encendió el auto y nos fuimos. Me quedé mirando fijamente al frente.
—Al igual que con la Suite Conejito, no tengo palabras para describir
lo que acaba de pasar. Quiero decir. ¿De verdad? ¿Nuestro aniversario?
¿Jet?
—¿Estás segura? Tal vez Verónica dejó la zona por completo, tal vez
tú y las otras chicas están fuera de peligro.
—Eso sería bueno, supongo… excepto que significaría que otra chica
en alguna otra parte sufrirá en lugar, y no tendríamos forma alguna de
detenerlo. —Saqué la lista de las chicas usuarias de magia de mi bolso —.
Una de las direcciones es en Pasadena. Al menos, en nuestro camino de
vuelta podemos pasar y advertirle.
136
exclusivamente a la búsqueda de conocimiento? ¿Sin intrigas ni
situaciones que amenazaran tu vida? Incluso Adrian con sus clases de arte
de medio tiempo podía tener alguna clase de experiencia universitaria.
137
—Quiero que me llames Sydney —golpee en la puerta—, er, Taylor.
Una chica con pecas y cabello rojo rizado abrió la puerta. Sus ojos se
estrecharon en desconfianza.
—¿Sí?
—No. No. Les he dicho cientos de veces ¡no quiero estar involucrada!
No puedo creer que de hecho aparecieran en mi puerta para tratar de
convertirme a su aquelarre de locos.
138
—Habla —ordenó.
—Nop.
139
realmente lo entiendo, pero podría salvar tu vida. También… —Le ofrecí mi
colgante de ágata—. Deberías tomar esto y usarlo en todo momento.
140
Como esperaba, la pantalla brillante era aterradora para alguien
anti-magia como Wendy. Ella se retiró al otro extremo de su apartamento y
por suerte no utilizó el spray.
Lo pensó y sonrió.
—No te preocupes —dijo Adrian—. Y a tengo una para Jet Steele que
puedes usar.
—Por supuesto que la tienes. Para todas esas citas en línea ¿verdad?
141
los rumores —o algunas de propias mis observaciones— eran verdad
Adrian había tenido experiencia con muchas mujeres. Demasiadas.
142
Capítulo 10
Traducido por Mari NC
A
la mañana siguiente, busqué a la señora Terwilliger
antes de la clase para darle un resumen de las
aventuras de ayer. Se apoyó en su escritorio,
bebiendo un capuchino mientras yo hablaba. Su expresión se volvió más
oscura mientras la historia avanzaba, y suspiró cuando terminé.
143
habituales. A los ojos de los Alquimistas, usar magia era malo. A mis ojos,
dejar a inocentes en peligro era peor.
Sin otras situaciones críticas para lidiar, encontré que el día pasó
volando. Cuando me reuní con la señora Terwilliger para nuestro estudio
independiente, la encontré empacando y esperando a que yo llegara.
Asentí con la cabeza sin decir nada, pensando que su plan era
bueno. Si los gatos no eran alimentados pronto, parecía probable que se
volvieran contra nosotras. No me gustaban nuestras probabilidades.
144
supuesto, pero se combinaba con una fascinación secreta al ver a alguien
con su fuerza lanzar un hechizo.
—¿Ha visto algo? —pregunté. No había habido nada visible para mí,
pero tal vez solo el lanzador podía ver lo que el hechizo revelaba.
—No creo que podamos hacer un viaje de ida y vuelta a Los Ángeles
hoy. Iré por él mañana, y veremos si podemos terminar la lista.
145
Una vez que estuve convencida de que ella no se desmayaría por el
esfuerzo mágico, hice movimientos para salir. Ella me detuvo cuando
estaba a punto de salir por la puerta.
—¿Sydney?
—¿Sí?
146
—No lo sabría.
—¿Qué? —Fue algo bonito atraparlo por sorpresa otra vez, aunque
fuera por algo tan trivial—. Te lo has estado perdiendo. Préstame algo de
dinero para fichas, y te mostraré. —Al parecer, ser un líder renegado a la
fuga no pagaba bien.
—Tenlas.
—¿Cómo sabes que somos libres? ¿Cómo puedes estar tan seguro de
que los Alquimistas no me han estado observando? —pregunté. Estaba
bastante segura de que no estaba siendo vigilada y mayormente quería
ponerlo a prueba.
147
—No fui echado. Me fui. —Esta ronda terminó, y él puso su siguiente
ficha—. Debido a una chica Moroi.
—Oh. Oh. No, nada de eso —dijo él, dándose cuenta de mis
pensamientos—. Eso es una línea que incluso yo no cruzaría.
Volvió al juego.
Eso me descarriló.
Él captó la indirecta.
—Como dije, era una amiga. Muy divertida. Oh, hombre. Ella me
desternillaba de la risa. Solíamos pasar el rato todo el tiempo, pero ya
sabes que es algo así como mal visto.
148
Casi me río de su broma sutil. ¿Algo así? Eso era un eufemismo. Los
Alquimistas de campo no se suponía que interactuaran con Moroi a menos
que fuera absolutamente necesario para algún asunto de negocios o
relacionados con detener y encubrir Strigoi. Mi situación era un poco
singular, ya que mi misión en realidad me obligaba a hablar con ella
diariamente.
—Eso es cierto.
—Así ahí fue cuando salí. O, bueno, huí. Pude ver las señales. Había
cruzado una línea y sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que
tuviera un tiquete de ida a la re-educación. —Otra nueva ronda comenzó, y
él me hizo un gesto hacia adelante—. ¿Quieres darle una oportunidad?
149
—Eso es lo que me dijeron también. —Él me miró alinearme un
tiro—. Existe una especie de curva de aprendizaje de esto, por cierto.
Puede tomar unos cuantos…
Casi me burlé.
—Pero… no… —Él miró los anillos, luego a mí, y luego de regreso a
los anillos—. Eso es imposible. ¡He estado jugando esto desde que era un
niño! Mi padre y yo solíamos ir al carnaval de nuestra ciudad una y otra
vez en el verano, y pasaba al menos una hora jugando esto cada vez.
—Tal vez deberías haberlo hecho dos horas. —Lancé otra bola—.
Ahora dime más acerca de los Guerreros y los Alquimistas. ¿Alguna vez
conseguiste alguna prueba?
150
—¿Qué pasó?
Agarró mi mano.
151
—¡Acabo de conocerte! No voy a romper con el grupo que me crió. —
Quité mi mano—. Estaba dispuesta a escucharlos chicos, pero ahora has
ido demasiado lejos.
—Continúa.
152
—Demasiado peligroso. Voy a reunirlos en otro lugar y luego decirte
dónde encontrarnos, pero tiene que ser de última hora de nuevo. No se
puede correr el riesgo de detección.
—Lo sé, lo sé. Será cerca. Solo tengo que asegurarme de que es
seguro. —Estaba otra vez en su modo autoexcitado y alegre—. ¿Lo harás?
¿Vendrás a reunirte con nosotros?
—Dila.
—¿No es Adrian?
153
—Quiero creerte. Pero no acabo de tener esa misma buena sensación
que ya tienes.
154
Capítulo 11
Traducido por flochi
M
arcus desapareció a donde sea que se estaba
ocultando, y manejé a casa. Lo que me había dicho
seguía pareciendo bizarro. Me seguía repitiendo
que nada de eso podía ser cierto. Hacía que las cosas fueran más fáciles de
manejar.
155
Antes de pudiera incluso empezar a analizar eso, Angeline se puso
de pie de un salto.
—No. No puedes hacer esto. No otra vez. ¿Qué dijo el director? Oh,
Dios. ¿A dónde van a enviarte? —Luego de una pelea de Angeline con un
grupo motivacional, había quedado muy claro que impulsar peleas
conseguiría que la expulsaran.
Angeline asintió.
156
entender cómo algunos de sus comentarios mordaces podían ser
percibidos de esa manera.
Pareció escéptica.
—Lo sé, pero las personas no están exactamente formando fila para
llenar su posición. Te necesitamos aquí. Jill te necesita aquí. Eddie te
necesita aquí. —Vi algo de su indignación desvanecerse ante la mención de
sus amigos y deber—. Por favor, intenta trabajar con Trey.
157
Me preparé para el sarcasmo cuando me encontrara con Adrian al
día siguiente. Jill probablemente le había contado sobre mi viaje al salón
de juegos, lo cual probablemente provocaría un comentario como: “Qué
agradable saber que estás tan dedicada a derrotar a los Alquimistas. Qué
forma la tuya de mantener el ojo en la bola.”
Lo miré.
Incluyendo el Mustang.
—¡No!
158
—Los neumáticos pueden ser reemplazados. Creo que mi seguro lo
cubrirá.
Seguía horrorizada.
—¿Quién lo hizo?
Se encogió de hombros.
159
mientras me ocupaba de Marcus. Llamé a la Sra. Terwilliger y le pregunté
si me cubriría si llegaba después del toque de queda.
—Sí, sí, claro —dijo ella, en un tono que sugería que no podía
entender por qué siquiera me había molestado en llamarla—. Solo habla
más con esas chicas.
—Dios, soy una idiota —dije, una vez que casi habíamos llegado a
nuestro destino.
—Me estoy obsesionando con ese auto cuando las vidas de esas
chicas están en riesgo. Es estúpido. Mis prioridades están desordenadas.
160
La suerte estuvo con nosotros al principio. Las primeras dos chicas
se encontraban en sus casas, aunque sus reacciones fueron parecidas a
las de Wendy Stone. Esta vez, había tenido la previsión de traer el artículo
periodístico, con la esperanza de que eso causaría una impresión más
fuerte. Esa imagen fantasmal por lo menos les dio que pensar, pero me fui
sin saber si realmente me habían tomado en serio o usado los amuletos de
ágata.
Sabía que no debería ser una sorpresa. Estas chicas tenían vidas. No
todas estarían esperando que viniera y les hablara. Miré inquieta hacia la
ventana, tomando nota del cielo púrpura.
—Lo sé. Pero eso no significa que quiera pasarme toda la noche
esperando a Lynne. —Hice algunos cálculos mentales—. Supongo que
podemos esperar un par de horas. Tres máximo.
161
—¿Qué cosas divertidas hacen por aquí? —preguntó a nuestra
anfitriona. Miró alrededor al silencioso ambiente académico—. No hay
ninguna furiosa fiesta por aquí, ¿huh?
—Um, ellos.
—Alpha Yam Ergo —dijo Adrian, sin dudar. Esperaba que el equipo
de la puerta señalara que la mayoría de esas ni siquiera eran letras
griegas. Quizás fue porque Adrian habló con mucha confianza —o porque
tenían mucha cerveza— pero el sujeto nos hizo un gesto con la mano para
entrar.
Era casi como estar de vuelta en los juegos, una inmensa avalancha
de estímulos. La casa estaba llena de gente y ruidosa, con humo colgando
en el aire y alcohol fluyendo libremente. Varias personas nos ofrecieron
162
bebidas, y una chica nos invitó —tres veces— a jugar cerveza pong,
olvidando que ya nos había hablado. Miré todo con asombro, intentando
mantener el disgusto fuera de mi cara.
163
enmascaraba el de él. Cuando estaba terminando la camiseta y
escribiendo el nombre de la hermandad, noté que todas las chicas se
habían detenido para mirar.
—Haré una para cada una —les aseguró él. La manera en que lo
miraban era un recordatorio inoportuno de la amplitud de su experiencia
con las mujeres. Me moví un poco más cerca de él, solo para que ellas no
se hicieran alguna idea.
—No dejan que muchas personas entren —dijo él. Con pintura
blanca, escribió las iniciales de su fraternidad falsa: AYE.
—¿No es eso lo que dicen los piratas? —preguntó una de las otras
chicas.
—Bueno, los Alpha Yams tienen origen náutico —les explicó. Para mi
horror empezó a pintar un esqueleto pirata conduciendo una motocicleta.
164
lo que él estaba pintando ahora. Al menos, asumí que él había estado
fingiendo—. ¿No es genial?
“Genial” no era la palabra que habría usado, pero a pesar de ser una
imagen tan ridícula, realmente hizo un buen trabajo. Me puse cómoda,
atrayendo mis rodillas hacia mí y apoyándome contra la pared. Él pronto
dejó sus bromas y quedó completamente absorto en el trabajo, pintando
meticulosamente los huesos del esqueleto así como el esqueleto de un loro
sentado en el hombro del pirata. Estudié sus rasgos mientras trabajaba,
fascinada por la alegría en sus ojos. El arte era una de las pocas cosas que
parecían anclarlo y llevarse lejos esa oscuridad en él. Parecía brillar con
una luz interior, una que mejoraba sus ya apuestos rasgos. Era otro
vistazo raro y hermoso de la intensa y apasionada naturaleza yaciendo
debajo de las bromas. Venía a través de su arte. Había venido cuando él
me besó.
—¿Quieres una también? —La sonrisa que me dio despertó otra vez
esos sentimientos cálidos. No pude evitar corresponder a su sonrisa.
165
—No tenemos tiempo —logré decir—. Tenemos que comprobar a
Lynne.
—¿Púrpura?
166
—Pensé que te sentirías adulada de ser aceptada como miembro
honorario.
—Mi error.
167
—Puede ir a una reunión en la sala de juntas —agregué, sintiendo
necesidad de defender mi trabajo—. Es muy apropiado ahora.
168
la cara horrorizada de una chica que no conocía. Ni siquiera nos estaba
mirando a nosotros.
—¿Está… viva?
La chica asintió.
—No lo sé… eso creo, pero dijeron que hay algo realmente raro. Está
inconsciente y se ve… bueno… vieja.
169
que a las otras dos chicas? Había escogido el orden al azar. Peor, ¿y si
hubiéramos sido capaces de encontrarla en vez de haber pasado el
momento de arte con las chicas borrachas de la hermandad?
—Lo siento.
—Quizás. Eh, espera. Podría haber sido marrón. No. ¿Rojo, quizás?
170
Capítulo 12
Traducido por Lalaemk
M
e sentía como un fracaso cuando le entregué a la
Sra. Terwilliger las novedades antes de clases al
día siguiente.
—¿Sí, señora?
—¿Mi cuello?
171
Entonces lo vi. Un pequeño moretón, de color marrón púrpura al lado de
mi cuello.
¡No, no, no! No podía pensar en eso. Tenía que olvidar que eso había
sucedido. Tenía que asegurarme de que no volviera a ocurrir. ¿Qué se
había apoderado de mí? No me sentía de la forma en que él se sentía por
mí. Él era Moroi. E incluso si no lo hubiera sido, sin duda era el hombre
más inadecuado para mí en el mundo. Necesitaba a alguien serio, alguien
con el potencial de conseguir un trabajo con beneficios médicos. Alguien
como Brayden.
172
Sí, ¿cómo funcionó eso para ti, Sydney?
Lo estoy intentando.
Contestó.
173
Pero cuando corrí de vuelta afuera del dormitorio —con una
bufanda— ella todavía estaba ahí. Llegué de vuelta a la clase de la Sra.
Terwilliger justo cuando sonaba la campana. Ella me lanzó una mirada de
complicidad, pero no dijo nada acerca de mi cambio de vestuario.
174
No podía hacer nada en contra de un argumento académico.
—¿Por qué llevas esa bufanda? —preguntó—. Hace mucho calor hoy.
—Era cierto. Las temperaturas fuera de temporada habían regresado.
175
—¿Quiénes son estas personas exactamente? —preguntó.
—Eso no suena tan mal. —Podía oír cautela en su voz. Eddie no era
tonto—. ¿Por qué quieres que vaya?
—Es solo que no sé mucho acerca de ellos. Creo que sus intenciones
son buenas, pero ya veremos. —Pensé con mucho cuidado en cómo
expresar mis próximas palabras. Tenía que darle una advertencia—. Ellos
tienen un montón de teorías conspirativas. Algunos incluso, uhm, creen
que podrían haber Alquimistas trabajando con Guerreros.
—Tranquilo con Jill, lo cual es bueno. Queremos que las cosas sean
lo más aburridas como sea posible para ella. Las cosas están mejor con
ella y Micah también. Al principio, muchos de sus amigos no querían
hablar con ella después de la ruptura. Pero él la ha superado lo suficiente
para que puedan ser solo amigos… así que los otros han decidido que ellos
también pueden hacerlo.
176
—Eso es un alivio.
—Confusa.
Me eché a reír.
177
rural—. Dale tiempo. Esto la hará sentar cabeza, y su, uh, entusiasmo va
a volver.
—Supongo.
178
No estaba segura de que esperar de los Merry Men. Tal vez un
montón de hombre duros-y-tambaleantes con cicatrices de batalla y
parches en los ojos, como Wolfe. En su lugar, lo que encontramos fueron
un chico y una chica compartiendo un plato de alitas de pollo. Tenían
lirios dorados en sus mejillas.
—Oh, ella está aquí —dijo Marcus, con una nota enigmática en su
voz.
—El proceso del tatuaje es muy simple —dijo Marcus, una vez que
nuestra vida privada estaba de vuelta—. Te dije que los Alquimistas son
179
capaces de poner coacción en ellos, ¿cierto? Para limitar la comunicación...
y otras cosas, si es necesario.
—Es más fácil de lo que piensas —dijo Amelia—. La parte difícil es...
bueno, Marcus añadió otra parte en el proceso. No es técnicamente
necesario... pero es de ayuda.
Las risas que obtuve de Marcus fueron tan contagiosas como antes...
excepto que, una vez más, la escena realmente no provocaba risas. Hizo
una pausa, como si estuviera esperando que nos uniéramos, y continuó
cuando no lo hicimos.
—Esa es una manera de ver las cosas. Pero ella tiene razón, es de
ayuda. Antes de que deje que alguien lo haga, tienen que realizar una
tarea. Algunas tareas involucran directamente ir en contra de los
Alquimistas.
180
—Más que eso —dijo Marcus—. Tengo la teoría de que al hacer algo
como eso, algo que desafíe todo el entrenamiento que han tenido,
debilitará un poco la coacción. Por lo general es algo que implica la
infiltración y ayuda a nuestra causa. Ese debilitamiento hace más fácil que
la otra tinta haga efecto. También es una buena prueba. El desactivar el
tatuaje no significa estés listo para irte. No deshace años de
condicionamiento mental. Trato de encontrar personas que piensan que
están listos para rebelarse, pero a veces, cuando se enfrentan a la
realidad, ellos se rompen. Es mejor saberlo antes que después, antes de
interferir con el tatuaje.
—¿Y los dos hicieron esto? ¿Hicieron algún desafío, y luego sus
tatuajes fueron desactivados? —Ellos asintieron al unísono.
—Solo tenemos que sellarlo ahora con índigo. —Al ver mi confusión,
Wade explicó—: Incluso después de romper los elementos del tatuaje,
todavía puede ser reparado. Alguien podría volver a ponerte la tinta a la
fuerza y obligarte. Tatuarte encima con índigo asegura que no puedas ser
controlado nuevamente.
—Y yo que pensaba que el tuyo era solo una elección de estilo —le
dije a Marcus.
—Parece que la tinta azul sería un tipo de señal para que los
Alquimistas se den cuenta que algo está sucediendo.
181
¿Especialmente si eso los libera? Sus tatuajes lucen iguales al de Sydney
en este momento. Si realmente creen que hay algo sospechoso, entonces
trabajen desde adentro y esperen para sellar su tatuaje con tinta índigo.
Sinceramente, no lo sabía.
182
Wade acabó con un dedo cubierto de pollo en salsa ranch, y luego se
inclinó hacia nosotros.
—Fui castigado bastante mal. Una y otra vez, todos mis superiores
seguían diciéndome lo equivocado que estaba por siquiera pensar cosas
como esas acerca de los Moroi, y mucho menos hablar de ellos. No me
enviaron a la re-educación, pero me suspendieron por dos semanas, y
cada día, tuve que escuchar conferencias acerca de la terrible persona que
era y como estaba en el borde de la corrupción. Al final, yo les creí... hasta
183
que me encontré con Marcus. Me hizo darme cuenta de que no tenía que
estar en esa vida nunca más.
—Por supuesto que no. Eso fue lo que hizo la tarea tan difícil.
Marcus no nos pone tareas fáciles. Tuve que hacer un montón de cosas
peligrosas, cosas que me hicieron feliz de escapar después. La lista nos
mostró el vínculo con los Guerreros.
184
Lo hacía, en realidad. Era uno de los funcionarios de los altos
oficiales Guerreros, un hombre intimidante con una barba sal y pimienta
que había llevado anticuados trajes ceremoniales dorados.
—Gracias, amor —dijo Marcus, dándole una sonrisa que casi la hizo
desmayarse y dejar caer la bandeja. Cuando se volvió de nuevo a nosotros,
él era todo negocios—. Ahí es donde entra Sabrina. Poco antes de que
Wade consiguiera la lista, ella escuchó al Maestro Jameson hablando con
uno de sus amigos acerca de un próximo viaje a St. Louis y cómo iba a
encontrar pistas sobre una chica desaparecida. La sincronización se
alinea.
Jill.
Él se encogió de hombros.
185
Esos detalles eran inmensamente importantes para Eddie y para mi,
pero no estaba segura de cuánto sabían Marcus y sus amigos de Jill. No
estaba dispuesta a mostrar demasiado interés.
—Miren, conozco a alguien allí, pero tendría que pedir permiso para
ir, lo que no será fácil. —Miré a cada uno de ellos a su vez—. Ustedes
186
saben cómo es. Todos eran Alquimistas. Saben que no podemos tomar
vacaciones siempre que queramos.
Me volví hacia él y vi algo en sus ojos que nunca había esperado ver:
suplica. A él no le importaban las conspiraciones Alquimistas o los Merry
Men de Marcus. Lo que le importaba era Jill, y había oído algo que le hacía
pensar que estaba en peligro. Eso es inaceptable en su mundo. Él haría
cualquier cosa a su alcance para mantenerla a salvo, pero incluso él sabía
que robar información de los Alquimistas estaba fuera de su liga. También
estaba fuera de la mía, pero él no lo sabía. Él creía en mí, y estaba
rogándome en silencio que lo ayudara.
187
seguían, la forma en que incluso Sabrina lo seguía. Había una dedicación,
una creencia ferviente que no tenía nada que ver con el tonto coqueteo de
Marcus. Realmente podría ser algo.
188
Capítulo 13
Traducido por Little Rose y Maru Belikov
W
ade me dijo todo lo que sabía. Todo era útil, pero no
sabía si sería suficiente. Primero, tenía que llegar a
St. Louis… y eso iba a ser difícil. Me preparé para las
llamadas telefónicas que tendría que hacer, esperando que tuviera
suficiente persuasión Alquimista.
Mi corazón se detuvo.
—Mañana a la mañana.
189
Me di cuenta que mañana era sábado. ¿Ya? ¿A dónde se había ido la
semana? Iba a llevar a Adrian a buscar su auto en la mañana, lo que
esperaba que no tomara mucho tiempo.
—¿Por qué tenemos que ir al medio del desierto? —El Parque Lone
Rock era remoto y raramente se veían turistas. No había olvidado lo
atemorizante que había sido la última vez que me llevó a lo salvaje. Al
menos esta vez sería de día.
—Es verdad…
Necesito que mañana sea rápido. Me encuentro con la Sra. T a las 12.
¿Por qué?
Eso era en parte verdad. Aún pensaba que el feroz corazón que
había pintado era exquisito. Pero cada vez que veía la camiseta,
demasiados recuerdos me acosaban. ¿Qué había estado pensando? Esa
pregunta me la había hecho miles de veces, y cada respuesta que se me
ocurría sonaba falsa. Mi teoría favorita era que simplemente me había
visto atrapada en lo serio que Adrian había sido respecto a su arte, cómo
la emoción y la pasión lo habían invadido. A las chicas nos gustaban los
artistas tanto como los chicos malos, ¿verdad? Incluso ahora, algo se
removía en mi pecho cuando pensaba en la mirada desgarrada en su
rostro. Amaba que poseyera algo tan poderoso dentro de él.
191
La Sra. Terwilliger me envió dos mensajes de que no llegara tarde a
nuestra reunión. Mantuve un ojo en mi reloj, pero el cuidado de un
Mustang no era algo que me tomara a la ligera, y tuve que tomarme mi
tiempo en el taller para asegurarme de que estaba en prístinas
condiciones. Adrian quería ir por ruedas básicas, pero lo convencí de que
las mejorara, diciendo que el costo extra valdría la pena. Y una vez las
inspeccioné, me felicité con la elección. Después de que estuve satisfecha
de que no tenía nada innecesario finalmente le permití pagar. Llevamos
ambos autos de regreso a Vista Azul, y me alegró ver que mi sincronización
fue perfecta. No era tarde, pero la Sra. Terwilliger nos estaba esperando a
ambos en el porche.
192
—Casi —dije. Lo había vuelto a hacer, anticipar mis pensamientos.
Por medio segundo, fingí que solo éramos nosotros dos en un lindo paseo
por la tarde. Parecía que la mayor parte del tiempo que pasábamos juntos
era en alguna misión urgente. ¿Qué tan lindo sería solo pasar el tiempo sin
el peso del mundo en nuestros hombros? La Sra. Terwilliger se apresuró
en volvernos a nuestra oscura realidad.
193
ser hecho muy rápidamente, con muy poca preparación. Pero tienes que
practicar antes de poder llegar a eso.
194
Miré la bola de fuego, en trance, pero pronto me encontré cansada.
Las llamas parpadearon, se encogieron, y finalmente se desvanecieron en
un solo momento.
195
Quería decirle que me era imposible no leer otras partes del libro. Yo
simplemente funcionaba así en todas mis clases. Algo me dijo que ahora
no era el mejor momento para decirlo.
Ella me hizo practicar el lanzamiento una y otra vez. Una vez que se
convenció de que lo había dominado, me hizo trabajar en aumentar el
calor del fuego. Finalmente me las arreglé para llegar a amarillo pero no
pude más. Luego tuve que trabajar en invocar el hechizo sin las cenizas.
Cuando pasé ese obstáculo, volvimos a practicar los lanzamientos. Me
eligió varios blancos, y les di a todos sin esfuerzo.
—A mí.
196
Esto la hizo reír.
Él asintió.
La bola de fuego voló desde mi mano, directo hacia ella, pero nunca
hizo contacto. Mis ojos no podían creerlo. Cercano a treinta centímetros
enfrente de ella, golpeó algún tipo de barrera invisible, rompiéndose en
pequeñas llamas, que rápidamente se disiparon en humo. Mi mandíbula
cayó colgando.
197
esfuerzo hacer esto… y requiere más esfuerzo todavía mantenerlo. El
resultado es un escudo invisible —como puedes ver— es inmune a la
mayoría de los ataques físicos y mágicos.
198
aceptara. Tenía que empujar todas mis preocupaciones internas fuera y
tratarlas exactamente como al Skee-Ball4. Apunta, lanza. Apunta, lanza. No
pienses.
—¡Ahh!
—¿Qué fue eso? —pregunté—. ¡No tengo un escudo mágico sobre mí!
Ella tenía razón. Había estado tan dentro de la lección que no había
notado cuán exhausta me sentía. Ella estaba en peor forma, pero la magia
definitivamente había tomado su cuota sobre mí. Nunca había trabajado
con cantidades así de grandes por tanto tiempo, y mi cuerpo se sentía
débil y drenado cuando la usual baja de azúcar llegó. Empecé a entender
por qué seguía manteniéndome alejada de las cosas realmente difíciles.
199
Prácticamente absorbí los dátiles secos que trajo para nosotras, y aunque
el azúcar ayudaba, estaba desesperada por más. Adrian galantemente nos
ayudó a ambas a caminar de regreso al estacionamiento de la entrada del
parque, manteniendo a cada una de nosotras por un brazo.
200
teníamos que abstenernos, dolorosamente, por la magia. Tomé un sorbo e
inmediatamente me sentí mejor.
—¿Otra pieza?
—Te conseguiré otra taza —me dijo. Cuando regreso, incluso tenía
una para la Sra. Terwilliger—. Me imaginé que querría una también.
Fui otra vez golpeada por todos los problemas que había pasado por
mí. Desde que ella me identificó como una potencial usuaria de la magia,
no había hecho más que resistirme e incluso ser antagónica.
201
—Gracias —le dije—. Por todo… desearía que hubiera una manera
en que pudiera regresárselo.
—Pensaré sobre ello —dije al final. Desearía poder darle más, pero
mis instintos de protección me habían sujetado.
202
—Adrian, ¿cuándo llegué a este punto? ¿Tratando de abrir una
grieta entre los Alquimistas y practicando magia en el desierto? —El
verano pasado, cuando había estado con Rose en Rusia, no podía ni
siquiera tolerar la idea de dormir en la misma habitación que ella. Tenía
demasiados mantras Alquimistas corriendo por mi mente, advirtiéndome
de la maldad de los vampiros. Y ahora, aquí estaba, asociada con vampiros
y cuestionando a los Alquimistas. Esa chica en Rusia no tenía nada en
común con la de Palm Springs.
203
—Haciendo… ¿qué? ¿Lanzando bolas de fuego? —Sacudí mi
cabeza—. No hay nada natural en eso.
204
—Pero me apegaré a solo besar estos si te hace sentir mejor. Sin
marca. —Empezó a inclinarse hacia mí, y yo salté lejos.
—De acuerdo —dijo—. La próxima vez que te bese, prometo que será
en un lugar más romántico.
205
Otra lección Alquimista vino a mi mente. Ellos lucen como nosotros,
pero no sean engañados. Los Moroi no muestran la malicia de los Strigoi, sin
embargo son criaturas que beben sangre y manipulan la naturaleza no
tienen lugar en nuestro mundo. Trabajen con ellos solo lo que deban. No
somos iguales. Mantengan su distancia tanto como sea posible. Es por el
bien de su alma.
206
Capítulo 14
Traducido por Xhessii
—¿Hola?
207
—Lo entiendo totalmente —dijo ella, aunque sonaba decepcionada
por perder la venta—. Si cambias de parecer, déjamelo saber. Este mes
tenemos un especial, así que podrías obtener la suite Conejito por un
precio muy bueno. Recuerdo que me dijiste que te recordaba a tu mascota
conejo. ¿Cuál era su nombre?
—¿Lo hizo?
Me congelé.
—¿Qué?
208
—¡Puedes contar conmigo!
—Lo sé, y me siento mal. Así que si dice no, lo entiendo. —En
verdad, si ella decía que no, tendría un número de problemas en mis
manos, pero era mejor no sonar demasiado ansiosa—. Bueno, he estado
pensando sobre tener que pasar Navidad aquí… con los Moroi. Y
definitivamente entiendo eso, señora. Es parte de la misión, pero… bueno,
le mentiría si le digo que no me importa. Así que me estaba preguntando si
hay alguna manera de que me sea permitido ir a uno de esos enormes
servicios de fiestas. Me haría sentir… oh, no sé. Más conectada. Incluso
purificada. Siempre estoy rodeada por ellos aquí, como una mancha,
¿sabe? Siento la mitad del tiempo como si no pudiera respirar. Eso
probablemente suene ridículo.
209
amigos. Las vacaciones eran para algo más espiritual y orientado al grupo,
es decir, los servicios de fiesta anuales de los Alquimistas, lo cual era un
asunto diferente. Muchos Alquimistas tomaban el espacio para viajar y
atender esos servicios. Ellos tratan de fe y de unión grupal. De hecho, Ian
lo había mencionado en la boda con la esperanza de atraerme a visitarlo.
Poco había sabido él que su truco funcionaría. O algo así.
210
—Por supuesto. —Su siguiente pausa fue unos segundos más larga,
pero se sintió como una hora—. Bueno, no veo razón por la que no puedas
ir. Haz hecho un admirable trabajo en tu tarea, y desde mi punto de vista
personal, puedo entender por qué quieres estar de nuevo con caras
conocidas. Has pasado más tiempo con los Moroi que cualquier Alquimista
en toda su vida, y no dudaste cuando Ivashkov te llevó con él a la boda.
—Gracias, señora.
Ella me autorizó para que fuera la próxima semana y dijo que podía
utilizar los fondos de los Alquimistas para planear mi viaje. Cuando colgué
el teléfono, contemplé llamarle a Ian, pero entonces decidí que sería mejor
un aproximamiento impersonal. Le envié un e-mail rápido diciéndole que
estaría en la ciudad y que esperaba que pudiéramos encontrarnos.
Después de pensarlo, le mandé un mensaje a Marcus: Arreglos listos.
211
mi zona de confort. Mirando de vuelta a Jill, traté de hacer mi mejor
suposición.
—Claro que no —dijo Eddie, como si fuera algo que debería saber—. Ahora
está saliendo con Claire Cipriano.
212
introducción. Son dichas de manera inmediata. Esta cosa premeditada era
una carta salvaje.
—Sí. Almorzó ayer con nosotros. —Él frunció el ceño—. Pero está
actuando extraño. No podía explicar por qué ha estado tan ocupada.
Jill coincidió.
—Cierto.
213
trabajo es asegurarme que siga en la escuela y que no hable de más. Todo
lo demás es extraño, y no tengo tiempo para eso. Y si lo tuviera, si ella no
habló con ustedes, ¿por qué en la tierra ella hablaría conmigo?
Gemí.
Cuando me fui tiempo después, no pude evitar pensar otra vez en los
comentarios de Marcus en San Bernandino sobre cómo los Alquimistas
quedaban atrapados en penosas tareas. Traté de asegurarme que Jill y
Eddie se harían cargo de esto por sí solos, y que yo no tendría que
intervenir realmente. Presumiendo, por supuesto, que Angeline no
estuviera de hecho planeando algo catastrófico.
214
Desafortunadamente, estas dudas fueron sacudidas pronto cuando
me subí en el autobús que me llevaría al campus principal. En los fines de
semana, solo había un autobús que pasaba entre todos los edificios, y este
se agarraba en la residencia de chicos. Encontré a Trey sentado en él,
mirando por la ventana con una expresión feliz. Cuando me vio, su sonrisa
desapareció.
215
—Hola, Sydney —dijo ella apenas mirando—. Ya lo reuní todo, en el
mostrador lejano.
—Gracias, señora.
—Oh, eso es por algo de cocina que está haciendo. Ya sabe, las
fiestas y todo eso.
—Hola, Sydney.
216
Obtuve más de esas miradas, lo que medio me molestó. ¿Realmente
era increíble que un chico bien parecido quisiera hablar conmigo? Sus
seguidoras se dispersaron a regañadientes, y Marcus y yo caminamos por
el terreno.
—Así que, ¿por qué estás aquí? ¿Por qué no llamaste o mandaste un
mensaje de texto?
—Como prometiste.
Él se rio.
217
—¿Alguna vez se acaba? —pregunté. Lo dije como broma, pero vino
sonando con más melancolía de lo que pretendía.
—No. Y no bebo.
—Bueno, quizás uno de esos días podemos salir por un café. Sé que
bebes eso.
—Hola, Sydney.
218
—Gracias. Muchas gracias. No tenías que hacer eso. Me refiero a
que, fue mi culpa. Usualmente no soy tan torpe. Y estoy segura de que
estás ocupado. Tienes muchas cosas que hacer. Obviamente. —Nunca
había escuchado a Julia divagar.
Asentí. Tan pronto como se alejaba, Julia tiró de nuevo los libros y
se apuró hacia mí.
Ella jadeó.
—Nop.
219
Las palabras de Jill vinieron de nuevo a mí, sobre como él era
humano y tenía “esa cosa de Alquimista rebelde” yendo en él. Quizás
debería empezar a considerarlo a él o a otro ex-Alquimista como una
opción romántica. Tener a alguien quien no era un vampiro prohibido en
mi vida, haría que las cosas fueran un poco más fáciles. Traté de tener la
misma reacción que otras chicas tenían alrededor de Marcus, pero nada
pasó. No importaba cuán duro lo intentara, no tenía la misma atracción.
Su cabello era muy rubio, decidí. Y sus ojos necesitaban ser un poco más
verdes.
—Si tú lo dices. Pero aun así pienso que estás loca. Ese es el tipo de
chico que te seguiría al infierno y de regreso.
Ella resplandeció.
220
Capítulo 15
Traducido por Pimienta
L
a Sra. Terwilliger estaba esperando en el vestíbulo
cuando Julia y yo volvimos a la residencia de
estudiantes.
—Sorprendentemente, sí.
221
—Cuando no estábamos seguros de dónde estaba o qué estaba
haciendo. Esta vez, tenemos un testigo que confirma que ella está allí
ahora mismo. No puedo dejar pasar esta oportunidad. —Ella miró el reloj
junto a la puerta y suspiró—. Me gustaría irme esta noche si fuera posible,
pero no he hecho los preparativos necesarios. Me podré con ello ahora y
me iré mañana por la noche. Esperemos que no la pierda de nuevo.
Ella no pudo discutir contra esa lógica. Hice arreglos para que
Adrian me recogiera el día siguiente, luego de regañar a “Jet” por entregar
el número de “Taylor.” Cuando llegó la mañana, la Sra. Terwilliger fue fiel a
su palabra. Fui excusada de las clases para un "viaje de investigación." La
ventaja de ser un alumno estrella, era que ninguno de mis profesores tenía
ningún problema con que me saltara las clases. Sabían que haría el
trabajo. Probablemente, podría pasar todo el semestre sin ir a clases.
222
eres la única persona que pueda manejar esto, pero de todas formas… No
bajes la guardia, ni siquiera por un momento.
—Oh, no.
Él me miró de nuevo.
223
—Consigue un vestido nuevo. Uno que muestre mucha piel. Corto.
Escotado. Tal vez un sostén push-up también. —Él realmente tuvo la
audacia de hacer una evaluación rápida de mi pecho—. Eh, tal vez no.
Pero sin duda unos tacones altos.
Él era indiferente.
224
Parecía tan serio que finalmente le dije que lo consideraría, aunque
me costaba mucho imaginarme a mí misma usando algo como lo que él
había descrito. Mi respuesta lo dejó satisfecho y no dijo nada más.
Alicia estaba leyendo otra revista cuando entramos. Todavía lucía las
mismas gafas inconformistas y los desordenados collares llamativos. Su
rostro se iluminó cuando nos vio.
—Han vuelto.
—Tienes que estar bromeando —le dije. ¿Cómo podía ser nuestra
suerte tan mala?—. Entonces, ¿se marchó?
—No, ella todavía tiene alquilada la suite Terciopelo. Creo que solo
fue a hacer unos recados. Pero… —Ella se volvió tímida—. Puede que yo,
uh, arruinara la sorpresa.
225
—No me pude resistir. Le dije que puede que tuviera algunos
visitantes inesperados pronto. Buenos visitantes —añadió—. Quería
asegurarme de que no se quedara fuera demasiado tiempo.
—Hopper —corregí.
226
carpa en el patio trasero y cuantos fogones podría poner antes de
convertirse en un peligro de incendio. Una vez que estuvimos en el
segundo piso y fuera del alcance de su oído, Adrian habló.
—Así es. Muy buena idea, ¿no? Esperemos que Alicia esté distraída
por un tiempo.
227
ducha, una botella de perfume en el mostrador del baño y un montón de
menús de comida para llevar en la mesita de noche.
228
como en mis dos collares, provocando que se rompieran ambas cadenas y
casi quitándome la peluca marrón. Rápidamente los agarré antes de que
pudieran caerse, pero la cruz se escabulló. Gracias a Dios había cogido el
importante—. No más besos —le advertí. Me abroché los collares y me
enderecé la peluca.
—Y me la devolviste.
—Estaba enfadado.
—¿Y ahora?
Él se encogió de hombros.
—Deja de decir eso. Es odioso. La próxima vez, dirás que “te lo estoy
pidiendo.” —¿Por qué tenía que ser tan irritante? Bien… No había enviado
un mensaje realmente claro en la hermandad. O en Pies and Stuff. Pero
esta vez lo había hecho mejor—. Me aparté. ¿Cuánto más directa tengo que
ser?
Gemí.
—Adrian…
229
—No voy a besarte —dijo—. Te lo prometo.
—¿Qué tan estúpida crees que soy? —le dije—. No voy a caer en
esto.
—Entonces compláceme.
—Es el instinto. O algo así. Eres un Moroi. Soy una Alquimista. Por
supuesto que tendría una respuesta. ¿Crees que sería indiferente?
230
puramente física, impulsada por las hormonas y los años de evolución. Mi
cuerpo no conoce nada mejor. Y soy tan susceptible a la lujuria como
cualquier otra persona. —Probablemente había un libro sobre eso, o por lo
menos un artículo en Cosmopolitan.
Abrí los ojos, dispuesta a decirle que no, que no importaba lo que mi
aura dijera… Esto no podía seguir ocurriendo. No había emoción que
respaldara este deseo y trataba de aferrarme a mi argumento anterior.
Estaba tan a gusto con los Moroi ahora que una parte primordial de mí se
olvidó de lo que eran. Este era un instinto básico. Yo simplemente estaba
teniendo una reacción física a él, a sus manos, sus labios, su cuerpo…
Tomó mi brazo y rodó sobre mí. Cerré los ojos de nuevo y envolví mis
brazos alrededor de su cuello. Sentí el toque de sus labios en los míos, no
un beso, solo una mínima caricia…
231
tímidas, había una mirada satisfecha en su rostro, el tipo de mirada que
se esperaría en un hombre que acababa de hacer una conquista. ¿Era
parte de la parafernalia o es que realmente él creía que se había salido con
la suya?
—Ya veo. Pues bien, esta habitación está ocupada. Es… —Ella
frunció el ceño y miró de nuevo—. Es de Verónica. Parece que ella se fue.
—Es por eso que pensamos que estaba vacía —le dije
apresuradamente—. No había nada aquí.
—Otro callejón sin salida —le dije una vez estuvimos en la carretera.
Envié un mensaje a la Sra. Terwilliger: V se ha ido. No hubo necesidad de
acción. Su respuesta llegó unos minutos más tarde: Vamos a seguir
intentándolo. Casi podía sentir su descontento a través de la pantalla de mi
teléfono. Ella no era la única. Adrian parecía particularmente triste al
volante. Respondía cada vez que hablaba, pero estaba claro que estaba
distraído.
232
mí misma y me acurruqué en la cama, dedicándome a las tareas
ordinarias y a las lecturas. Me dormí con mi cara en mi libro de cálculo.
No quería dormir después de eso, así que hice una taza de café y
traté de volver a la lectura. Funcionó por un tiempo, pero en algún
momento alrededor de las cuatro, mi cuerpo no pudo aguantar más. Me
quedé dormida sobre mis libros de nuevo, pero esta vez, dormí sin sueños.
233
Capítulo 16
Traducido por Lorenaa
L
e di a la Srta. Terwillinger un informe completo de
nuestro viaje a la posada a la mañana siguiente. Nos
encontramos en Spencer’s, y en una rara demostración
de madrugar, Adrian se nos unió.
—Seguro —dijo él—. Toda la gente con la hablamos, todas las chicas
incluso Alicia… ninguna de ellas tenía una clara idea de cómo se veía
Sydney.
234
Bueno, no hay nada que podamos hacer ahora aparte de un control de
daños. Ella no parece saber exactamente dónde estás aún o que incluso
estás conectada a mí. Te haré otro amuleto para intentar impulsar este,
pero quizá no funcione si ella encuentra la manera de llegar a ti. Y
mientras tanto, ya no te preocupes por la infracción. Necesitas centrarte
en la defensa… en particular en los hechizos de invisibilidad. Tu mejor
protección contra Verónica en este punto es no hacerle fácil que te
encuentre si ella viene a echar un vistazo a Palm Springs.
235
—Ella se refiere a un arma o un cuchillo —comentó Adrian.
Entendiendo lo que yo no.
236
Sacudí la cabeza, y su rostro decayó.
237
La puerta se abrió de repente —solo una rendija— y un ojo gris
apareció ante nosotros por debajo de una cadena.
—Ya tuve entrenamiento —dije. Eso era verdad. Era obligatorio para
todos los Alquimistas. Lo había hecho bien, pero como le había
mencionado a Adrian, realmente no me gustaban las armas para nada. Al
menos un cuchillo tenía otros usos. ¿Pero un arma? Eran solo para herir o
matar.
238
Wolfe arqueó una ceja, la de encima de su ojo bueno. Claramente, él
no me creía.
—No, no. Me refiero a que, juraría que estaba en el otro ojo la última
vez.
—Eso no tiene ningún sentido —dije al final—. ¿Por qué haría eso?
239
No pude argumentar contra eso.
—Yo haré eso —dije. Le cogí el arma y la cargué sin esfuerzo. Él hizo
un pequeño gruñido de aprobación. Señaló hacia el extremo lejano del
campo de tiro, hacia un papel cortado en forma de silueta humana con
algunos objetivos marcados en él.
—Algo así.
Yo todavía estaba colgada de las otras palabras que dijo Wolfe, sin
estar segura de creer lo que había escuchado.
—¿Estuvo en el Amazonas?
—¿No me crees?
—NO, no, claro que lo hago —dije rápidamente—. Solo que, nunca lo
había mencionado antes.
—He estado intentando olvidar durante años el tiempo que pasé allí.
Pero no puedes escaparte de algunas cosas.
241
—Gracias —dije—. Por todo. Por ir a la posada, por sugerir que
viéramos a Wolfe.
—Hey, eso valió la pena solo por saber que Wolfe tiene una
cerbatana.
Me reí.
Adrian asintió.
242
—Bueno… sé que te gustan las cosas simples, pero siempre hay que
adornarlo un poco.
Sonreí a eso.
—¿Sydney?
—¿Sí, señora?
243
—Sí, sé que haces eso mucho para ella… pero no he recibido
ninguna autorización de su parte para dejarte salir hoy después de la
hora. —Su expresión se convirtió en una de disculpa—. Estoy segura de
que tienes influencia y todo pero las reglas son las reglas.
—Nada. Lo siento.
244
—Es demasiado tarde. Ya estoy volviendo a casa. Tendremos que
intentar esto en otro momento.
—Lo seré.
Ser cuidadosa era la una cosa que podía hacer por mi cuenta por
ahora. Solo esperaba que fuera suficiente.
245
en la habitación donde había sido la recepción de Sonya y Mikhail. Parecía
exactamente la misma: flores por todas partes, mesas cubiertas por lino
blanco, vasos de cristal… la única diferencia es que la habitación estaba
vacía y en silencio. Era extraño, ver toda esa riqueza y glamur sin nadie
que lo disfrutara. Podría haber estado en una ciudad fantasma. Miré hacia
abajo y vi que usaba el mismo vestido que esa tarde también.
—Lo podría hacer rojo, sabes. Es un color mejor para ti, no es que el
azul se vea mal en ti.
Adrian se dirigió hacia mí, vestido con el mismo traje azul oscuro. La
comprensión me golpeó. Era un sueño espiritual. Era otra de las
habilidades increíbles de ese elemento, la habilidad de un usuario del
espíritu para entrometerse en los sueños de las personas. No, no era
entrometerse. El usuario era capaz de crear el sueño por él mismo,
controlando todos los detalles.
246
—No —me reí—. Estaba intentando no dormirme para nada. No
funcionó. ¿Por qué me trajiste aquí?
—Bueno, fue algo egoísta también. Quería verte en ese vestido. —Él
lo reconsideró—. Realmente, quería verte en ese vestido rojo de Halloween
otra vez, pero me imaginé que eso sería tentar a mi suerte.
Miré lejos cuando una imagen de ese vestido me vino. Lia DiStefano
había creado ese disfraz para mí. Ella se había basado vagamente en un
vestido griego antiguo y terminó con una maravillosa confección en rojo y
oro. Eso fue cuando Adrian dijo que era la criatura más hermosa que
caminaba sobre la tierra. Había pasado antes de que él expresara sus
sentimientos por mí, pero incluso entonces, sus palabras me deshicieron,
pensé en lo que estaba haciendo por mí ahora y decidí darle una pequeña
compensación. Me centré otra vez en mi ropa y el vestido azul volvió.
—¿Mejor? —pregunté.
—Sí.
247
—¿Estás segura de que no quieres bailar? Puedo hacer algo de
música. —Mi silencio habló por mí—. Bien, bien. No lo sé. Podemos jugar
algún juego. ¿Monopoly? ¿Life? ¿Hundir la flota? ¿Twisted? Cualquiera. No
voy a jugar al Scrabble contigo.
Él no pudo recordar todas las calles y las tarjetas, así que hicimos
nuestro mejor intento de recrearlo. Ninguno de los dos pudimos recordar
ninguna de las calles amarillas, así que las llamó Jet Way.
248
—Soy un vampiro, Sage. Una criatura de la noche ¿Recuerdas?
—No te preocupes. —Él sonrió—. Una vez nos libremos de esa perra,
lo celebraré tanto que no estaré sobrio en días.
Su sonrisa se desvaneció.
—No tocaré esas cosas. Lissa los tomó y los odió. Estar separada del
espíritu casi la volvió loca.
249
—¿Estás segura de que estarás bien? —Su preocupación era tan
intensa. No creo que nadie jamás se hubiera preocupado tanto por mí.
Bueno, a lo mejor la Sra. Terwilliger.
250
Capítulo 17
Traducido por Maru Belikov
A
unque nuestros planes mágicos habían sido
desviados, la Sra. Terwilliger me había pedido que
pasara por su salón antes de que las clases
comenzaran en la mañana para que tuviéramos tiempo para hablar de
estrategias y futuros trabajos. Tenía el tiempo apenas suficiente para
pasar por la cafetería para el desayuno y encontré a Jill, Eddie, y Angeline
sentados juntos. Se sentía como si hubiera pasado mucho tiempo desde
que todos habíamos estado juntos en algún tipo de ambiente normal, y le
di la bienvenida a este pequeño momento de vinculo. Era un refugio en la
tormenta que mi vida había sido recientemente.
Jill sonreía sobre algo que Eddie no parecía encontrar tan gracioso.
251
—¡Claire lo obligo a hacerlo! Fue divertido. Pero no sé cómo él
convenció a Juan y a Travis para hacerlo. Quizás le debían un favor.
252
Angeline había estado en completo silencio hasta ahora. La miré,
esperando que tuviera algo gracioso que decir sobre su novio que estaba
siendo alentado a modelar. Pero para mi sorpresa, no estaba prestando
atención a la conversación en lo absoluto. Tenía un libro de geometría
abierto y estaba furiosamente tratando de dibujar algunos círculos a mano
alzada. Me mataba mirar, pero después del comentario de Kristin sobre
que Angeline había apuñalado a alguien con un compás, a mano alzada
quizás fuera lo mejor.
—¿Qué crees tú, Angeline? —pregunte, solo para ver cuán absorta
estaba—. ¿Crees que Eddie sería un buen modelo?
—¿Hmm? —No alzó la vista—. Oh, sí. Deberías dejar que Jill te
probara algo de ropa.
Eran en realidad los peores círculos que había visto jamás, pero
supuse que Trey quería darle ánimos. Me sorprendía cuán seriamente ella
tomaba esta calificación de matemática. Me parecía que lo estaba
poniendo por encima de todo, incluso de su vida personal. Reunió todas
sus cosas para que ella y Trey pudieran ir a la biblioteca. Eddie lucía
decepcionado pero no podía protestar, para no revelar la verdad sobre
Angeline y él. Trey sabía que en realidad no éramos todos parientes, pero
la relación de Eddie y Angeline todavía se mantenía en secreto.
253
Eddie y a Jill que los vería luego. Si hablarían de modelos masculinos o la
vida sentimental de Jill, no podía adivinarlo.
254
—No. No otra vez. —Me hundí en una silla, y todos los miedos que
había estado cargando hoy se precipitaron sobre mí—. Esperaba que
hubiéramos protegido a esas chicas.
—No fue una de ellas. Anoche, Verónica tomó como objetivo a uno de
los miembros de mi aquelarre. Alana.
—Sí.
—Sí.
Me tambaleé.
—No. Quizás hizo esto para confundirme, para hacerme pensar que
hay alguien más detrás de los hechizos. O quizás para hacerme pensar que
no está interesada en ti. Cualquiera sea la razón, yo no seré su blanco.
255
Admiraba a la Sra. Terwilliger por pensar tan bien de su hermana,
pero no podía compartir su confianza de que el afecto fraternal se
sobrepondría a una malvada búsqueda de juventud y poder.
—Sin ofender, señora, pero, ¿no hay una ligera posibilidad de que
pudiera estar equivocada y que ella la busque a usted? Dijo que ella solo
iría tras jóvenes novatas, pero obviamente, ése no es el caso. Ya está
haciendo cosas que usted no esperaba.
—Todavía insistiendo con eso, ¿hmm? Bueno, una vez que haya
asegurado el tuyo, veré si hago otro. Sin embargo, puede que tome un
tiempo. Lo que tengo en mente para ti es particularmente complejo.
Eso me hizo sentir todavía peor. Ella lucía tan cansada últimamente,
y todas estas cosas que estaba haciendo para mí solo estaban
intensificando la situación. Pero sin importar cuantos argumentos hiciera,
ella se negaba a escuchar. Dejé su salón de clases sintiéndome disgustada
y confundida. Necesitaba descargarme con alguien. Obviamente, mis
opciones eran limitadas en este aspecto. Le envié un texto a Adrian: V
atacó a una verdadera bruja anoche. La Sra. T no se protege. Solo está
preocupada por mí. Como es usual, recibí una respuesta rápida: ¿Quieres
hablar sobre ello?
256
¿Quería? Yo no era del tipo de sentarme y analizar mis sentimientos,
pero sí quería compañía. Sabía que no debía pasar más tiempo cerca de
Adrian de lo necesario cuando mis sentimientos por él ya estaban tan
mezclados. Pero era la única persona con la que quería hablar. Ahora
tengo que hacerle algunos encantamientos.
Me había dicho que fuera a algún lugar aislado, así que una vez más
escogí el Parque Lone Rock. Cuando Adrian y yo llegamos, ardía con el
calor del atardecer, y encontré difícil creer que la Navidad estuviera a solo
un par de semanas. Me había vestido en capas, igual que antes, y me
quité mi sudadera con capucha de Amberwood mientras Adrian y yo
caminábamos por el terreno rocoso. Él también se quitó su abrigo, y tuve
que mirar dos veces cuando vi lo que llevaba debajo.
257
incertidumbre, preocupándome porque Verónica esté acechando detrás de
cada esquina. Mi vida ya es lo suficientemente complicada sin que las
brujas vengan detrás de mí.
258
—Bueno, entonces, supongo que mejor me pongo a trabajar. —Miré
el libro—. No he tenido oportunidad de ver qué es lo que quiere que haga.
No suena como un libro de defensa.
—Invocación Callistana.
259
Adrian rio entre dientes mientras me observaba caminar hacia un
pedazo de tierra vacío.
Tuve que arrancar las bayas de enebros una por una y hacer un
pequeño anillo con ellas, diciendo.
Nada sucedió.
Miré el círculo.
260
—Eso solo es la resina que está…
Y también se movía.
261
haya sido alimentado y haya descansado, puede invocarlo y desterrarlo a
voluntad por un año y un día. Un pequeño encantamiento seguía.
Miré a Adrian.
—Honestamente no lo sé.
262
—Llámeme ahora —dije entre dientes. El chillido del dragón
realmente estaba empezando a molestarme.
—¿Compraste la tienda?
—No sabía de qué tipo quería —protestó. Entre las dos bolsas,
teníamos media docena de porciones de diferentes tipos de tartas. El
contenedor de cada una estaba claramente marcado.
—Hora de averiguarlo.
Recité las palabras. Humo revoloteó del cuerpo del dragón. Comenzó
a brillar, y en segundos, estábamos mirando una inerte pieza de cuarzo
263
ahumado. En otra muestra de valor, Adrian lo levantó pero lo sostuvo tan
lejos como era posible mientras la estudiaba. El sonido de mi teléfono nos
sorprendió a los dos, y él dejó caer el cristal en la cesta. Miré a la pantalla
del teléfono y vi el nombre de la Sra. Terwilliger.
Me congelé.
—Un demonio.
No lo creía.
—Si son tan útiles, entonces, ¿por qué usted no tiene uno?
—Oh, bueno, estoy en un nivel donde puedo sentir magia oscura por
mi cuenta. Eso, y si me disculpas el lenguaje, los callistanas son un
verdadero dolor en el trasero. Hacen el sonido más irritante cuando tienen
hambre. Los gatos son más adecuados para mis necesidades.
—Sí —dije—. En cierta forma noté la parte del ruido. Lo alimenté con
algo de tarta y lo regresé a su forma de piedra.
264
nunca de que hice la elección correcta al guiarte por el camino de la
magia.
—¿Qué sucede si había dos personas allí cuando abrió los ojos?
Adrian estaba conmigo cuando lo invoqué.
265
Capítulo 18
Traducido por Vanehz
C
iertamente no había esperado regresar del viaje de hoy
en custodia compartida de un dragón miniatura. (Me
negaba a llamarlo demonio). Y, de hecho, Adrian ya
había demostrado no ser el más dedicado de los “padres”.
—No tienes nada que hacer. Además, estamos a solo unos días del
fin de semana —protesté—. Y no sabes si es un “él”.
—Lo sé. Pero me siento mal de alguna forma dejándolo como si fuera
una roca. —La Srta. Terwilliger me había dicho que debía ser cuidadosa
con él si lo sacaba de vez en cuando.
—Hmm, ¿qué?
Sacudí mi cabeza.
266
—Solo me adelantaba en mi cabeza. Me pregunto qué haré con él si
voy a México.
—Oh. Bien, Marcus dijo que después de que iniciara este acto de
rebeldía, podíamos romper los elementos y liberarme del control del
tatuaje. Pero para realmente unir el hechizo y asegurarnos de que el
tatuaje nunca sea reparado, necesito tatuar sobre este; como él lo hizo. Lo
llama sellar. Pero necesita un compuesto especial que es difícil de
encontrar. Consiguió algo en México y llevará a algunos de sus hombres
Merry Men allí para que puedan hacerlo.
Me encogí de hombros.
Ignoré su tono.
267
—¡No es así! No vamos a huir juntos. ¡Regresaré! E iremos por una
razón específica.
—¿Playas y margaritas?
—Ya veo como es —chasqueé—. Estás del todo a favor con que
rompa el tatuaje y piense por mi cuenta, pero solo está bien si es
conveniente para ti, ¿eh? Igual que tu “amor a distancia” que solo funciona
si no tienes una oportunidad para poner tus manos sobre mí. Y tus labios.
Y… lo demás.
—Una en la que estoy seguro amarías educarme. Una chica más que
agregar a tu lista de conquistas.
268
toda lógica, cálculo, y superstición, sé que tú me amas también. Escapar a
México y huir de todos tus problemas no va a cambiar eso. Solo acabarás
asustada y confundida.
Agarré la cesta y abrí de golpe la puerta del auto. Sin otra palabra,
salí a toda velocidad hacia la residencia, negándome a mirar atrás en caso
de que viera las lágrimas que habían aparecido inexplicablemente en mis
ojos. Simplemente, no estaba exactamente segura de qué parte de nuestra
conversación me había molestado más.
269
—Tengo una idea. —Miró mi reloj alarma—. Espero que no sea
demasiado tarde.
270
—¿Juguetes para un demonio? ¿No es suficiente que le diera mi
tarta?
271
—¿Crees que te abandonaría a Verónica?
No entendí… al inicio.
—Estás ebrio.
—El Kahlua no sabe como el café —dije—. Así que no empieces con
eso. —Estaba locamente curiosa por saber por qué había estado
bebiendo. Algunas veces lo hacía para nublar el espíritu, pero parecía
querer acceder aún a su magia esta noche. Y, por supuesto, la mitad del
tiempo, ni siquiera necesitaba una razón para beber. En lo profundo de
mí, me pregunté si nuestra pelea lo había llevado a esto. No sabía si
sentirme culpable o molesta.
272
siempre puedo decir lo mismo de mí mismo. Lo que sea que necesites
hacer, te apoyaré.
Le sonreí de vuelta.
273
Capítulo 19
Traducido por Otravaga
D
e alguna manera, todavía perdí.
275
Me sentía llamativa caminando a través del vestíbulo, pero nadie me
dio ninguna mirada conmocionada. Las pocas que recibí eran de
admiración. El hotel era bastante elegante y yo solo era una de un número
de mujeres vestidas con vestidos de cóctel de fiesta. Nada escandaloso o
fuera de lo común. Puedes hacer esto, Sydney. Y llevar puesto un vestido
revelador no era ni de cerca tan difícil como piratear un servidor, ¿cierto?
¿Cierto?
Ian negó con la cabeza, tan firmemente que casi esperé oír un
repiqueteo.
276
—Hice una reserva para nosotros en esta marisquería realmente
genial —me dijo—. Está cerca de la instalación, así que podemos dirigirnos
hacia el servicio de inmediato.
—¿Qué me recomiendas?
—El mahi mahi8 es genial aquí —dijo—, igual que el pez espada.
8 Mahi Mahi: pescado magro y dulce, también conocido como Dorado o Pez Delfín.
277
Nos dejaron solos para esperar, sin nada que hacer excepto pasar a
una pequeña charla. Ian recogió el balón.
—Me temo que no. Ya sabes cómo es. —Le unté mantequilla a un
rollo de masa fermentada con lo que estaba bastante segura era
exactamente la mitad de una cucharada. No quería volverme demasiado
loca, pero podía permitirme un poco de indulgencia puesto que pedí una
ensalada—. Te puedo decir que estoy en el campo. No puedo decir mucho
más.
—No, no. Realmente no lo manejé bien. Como que perdí los estribos.
Me enviaron a entrenamiento para el manejo de la ira después de eso.
278
La verdad es que no conocía el alcance de la rabia que lo había
llevado al manejo de la ira, pero me parecía interesante que dos semanas
fuesen suficientes para considerarlo listo para trabajar de nuevo. Mientras
tanto, el esquema de Keith para utilizar a los Moroi para ganar dinero le
había asegurado por lo menos dos meses de re-educación… Tal vez más,
ya que yo no había oído ninguna actualización desde hace tiempo.
—Sí.
—No suena tan mal —dije. No era del todo una mentira—. Un
montón de libros.
Tal vez era así, pero eso no era asunto mío. Lo que sí era asunto
mío, era Wade diciéndome que los archivos estaban en un nivel seguro, un
piso más arriba de la sala de vigilancia que contenía videos de seguridad.
Me había dibujado un mapa de cada piso, asegurándose de que
memorizara el diseño y las mejores maneras de entrar y salir.
279
entrar a aquellos con acceso escolar especial. Sin embargo, podríamos
mirar las partes de acceso general del edificio.
—No, quiero decir… Tal vez. Tengo un amigo que trabaja allí. No sé
si él tiene un turno mañana, pero todavía podría ser capaz de ayudar. Él
me debe algo de dinero, así que puedo usar eso como un trueque. Espero.
—Oh, Ian. —Le mostré una sonrisa que esperaba rivalizara con una
de las de Marcus—. Eso es increíble. —Recordé lo que Adrian había
dicho—. Yo estaría tan, tan agradecida si pudieras llevarlo a cabo.
—Lo llamaré esta noche después del servicio —dijo Ian. Ahora lucía
decidido—. Con suerte podremos hacer que suceda antes de tu vuelo de
mañana.
280
poco demasiado íntimo para mí, por no hablar de antihigiénico. Entonces,
me comí toda una tarta de limón yo sola, confiada al saber que todavía
estaba muy lejos de la marca de dos kilogramos. Cuando Adrian me había
dicho que me vería más saludable si ganaba un poco de peso, había
añadido que mejoraría mi talla de sujetador. No podía ni siquiera imaginar
lo que eso haría por este vestido.
El centro tenía tres pisos por encima del nivel del suelo y cinco por
debajo. La gente de la calle no podía entrar simplemente vagando, pero
aun así tomábamos precauciones al mantener las oficinas más benignas
en la planta principal. A medida que todos caminábamos por el pasillo
hacia la sala, pasamos por Nómina, Viajes y Mantenimiento. Todas las
oficinas tenían ventanas transparentes por las que se podía ver el interior
desde el pasillo, manteniendo el ideal Alquimista de que no teníamos nada
que ocultar.
281
con cintas rojas y de colocar macetas de flores de pascua en el escenario.
El salón tenía un sistema audiovisual de última generación, incluyendo
una pantalla gigante que daba un impresionante vistazo de todo lo que
estuviese sucediendo en el escenario. Los asientos del auditorio eran tan
eficientes que incluso aquellos en los rincones más lejanos tenían una
visión bastante clara, así que creo que la pantalla era solo para dar
énfasis.
Para alguien que siempre parece ser tan frío, seguro que puedes
entrar en calor muy rápido.
282
La observé ahora, tratando de evaluar dónde estábamos. No cargaba
el odio evidente que tenía en nuestra última reunión, lo cual era una
buena señal. Desafortunadamente, tampoco lucía del todo cálida y
acogedora. Se mostraba cautelosa, estudiándome cuidadosamente… Casi
recelosamente. Todavía, me di cuenta, no tenía un lirio dorado en la
mejilla.
—Son las fiestas —dije. Forzar una sonrisa ahora fue mucho más
difícil de lo que había sido con Ian—. Es importante estar aquí con el
grupo. ¿Conoces a Ian Jansen?
283
—Siéntate a lado de tu hermana —le dijo él a Zoe, asintiendo con la
cabeza en mi dirección.
Ella asintió.
—Lo sé. Mamá me lo dice cada vez que llamas. —Pero no había
disculpa por evitar mis llamadas.
—Lo siento por la forma en que dejamos las cosas. Nunca quise
hacerte daño o eclipsarte. Pensé que estaba haciéndote un favor,
salvándote de quedar involucrada.
Elegí mis siguientes palabras con mucho cuidado para que ella no
las tomara como una ofensa.
—Sí, pero otro año con papá será realmente, eh, estelar. Él tiene
tanta experiencia… Y querrás conseguir tanta como puedas, créeme.
Incluso si tienes que esperar por una asignación hasta los dieciséis años,
todavía estarás por delante del resto de nosotros.
284
Cada palabra que salía de mi boca me hacía sentir enferma, pero
Zoe parecía tragárselas. No estaba preocupada por su deseo de ser parte
de la causa, pero me mataba que claramente estaba haciéndolo para
impresionar a nuestro padre.
285
Navidad. La mayor parte de su sermón era acerca de cómo teníamos que
ayudar a proteger a la humanidad de la tentación de seguir a los Strigoi,
que ofrecían inmortalidad profana. Esta advertencia, al menos, no era
exagerada.
286
lógicos, pero sí teníamos una tendencia a simplemente hacer lo que nos
dijeran. Esa era la similitud, una que podría ser peligrosa.
Era exasperante que la única conversación que podía tener con Zoe
se centrara en la retórica Alquimista, pero la prefería por encima del
silencio de los últimos meses. En mi corazón, deseaba hablar de la forma
en que solíamos hacerlo. Lo quería de vuelta. A pesar de que ella se había
animado un poco, esa vieja familiaridad que había existido entre nosotras
se había ido.
—Ojalá hubiésemos tenido más tiempo —dijo una vez que nuestros
grupos estaban listos para separarse en el estacionamiento—. Hay tantas
cosas que quiero hablar contigo.
Ella sonrió y había una sinceridad en eso que me calentó. Tal vez la
distancia entre nosotras no era irreparable.
287
había mostrado un poco más de pasión. Y, por supuesto, ningún chico
estaba a la altura de Adrian.
Cuando no hice nada, Ian finalmente abrió los ojos. Le di otro abrazo
—con el abrigo puesto— y le dije lo feliz que estaba de que hubiese
conocido a mi padre. Eso pareció satisfacerle.
288
Claro. Robar información ultra secreta de una instalación de alta
seguridad.
289
Capítulo 20
Traducido por Little Rose
290
hierbas. La parte más complicada era una memoria USB que había
ocultado en mi sostén. Podrían no haber cuestionado que llevara una en
mi bolso, pero no quería arriesgarme a que la notaran. Dicho esto, si la
memoria aparecía en el escáner, iba a costarme mucho más el explicar la
razón de que la llevara escondida. Me tensé mientras pasaba bajo el
escáner, preparándome para correr, o intentar un movimiento de Wolfe.
Pero, como esperaba, era demasiado pequeña para que la encontraran, y
nos dejaron pasar. Ese era un obstáculo menos, aunque no me hizo sentir
menos tensa.
—Sí. —Hizo una mueca—. Intenté que fuera solo por la mitad de lo
que me debía, pero era todo o nada para él.
291
—Bastante genial, ¿no? —Al parecer, ser un bibliotecario glorificado
se había vuelto un trabajo mucho más emocionante para él—. Sígueme.
292
—De acuerdo. —Señaló una pequeña oficina en el fondo—. Tengo
que ponerme al día con ciertas cosas. ¿Quieres que volvamos a
encontrarnos aquí en una hora?
Revisé algunos y pronto comprendí que una tarea así tomaría más
de una hora. Los libros más nuevos no mencionaban a los Guerreros, lo
que no me sorprendió, viendo que esa información ahora estaba
encubierta. Si iba a encontrar alguna referencia a cazadores de vampiros,
tendrían que estar en los libros más viejos. No tenían nada parecido a una
tabla de contenidos o índice, y no había manera de que pudiera leerlos
completos. Recordando mi verdadera misión aquí, guardé los libros
después de diez minutos y busqué a Ian. La tensión inicial volvió, y
comencé a sudar.
Recé para que no. Había visto uno en el pasillo cuando bajábamos a
este nivel. Parte de mi plan dependía de salir de los archivos.
293
proveyendo largas y continuas tomas del lugar. Los baños estaban al final
del pasillo, casi directamente bajo una cámara. Fui dentro del de mujeres
y verifiqué que no hubiera más gente —o cámaras— adentro. Al menos los
Alquimistas permitían algo de privacidad.
Invocar el hechizo de invisibilidad fue fácil. Salir fue algo más difícil.
La posición de las cámaras me hacía pensar que la puerta del baño estaba
demasiado al nivel de la pared para que cualquiera cámara consiguiera
una buena toma. La puerta se abría hacia adentro, por lo que pude salir y
sentirme confiada de que ninguna cámara había capturado una puerta
abriéndose fantasmalmente. La puerta a las escaleras era el verdadero
problema. Estaba en el rango de una de las cámaras. La señora Terwilliger
me había dicho que el hechizo de invisibilidad me protegería de
grabaciones y cintas. Así que no tenía miedo de ser descubierta.
Simplemente tenía que arriesgarme a que la cámara grabara una puerta
abriéndose sola.
294
rápida delató su elección de almuerzo. Contuve el aliento mientras él
pasaba su tarjeta y presionaba los números. La cerradura hizo clic, y él
abrió la puerta. Me deslicé detrás de él y pasé por la puerta sin tener que
atraparla o abrirla un poco más. Desafortunadamente, él se detuvo antes
de lo esperado y me rocé contra él. Inmediatamente retrocedí, y él se dio la
vuelta, sorprendido.
Por favor, no creas que hay una persona invisible aquí. ¿Qué tan
terrible sería haber llegado tan lejos, para que me detectaran ahora?
Afortunadamente, un subterfugio mágico no era lo primero que se les
ocurría a los Alquimistas en ningún caso. Después de unos momentos más
de desconcierto, se encogió de hombros y saludó a uno de sus
compañeros.
295
segundos, los cables y el panel comenzaron a derretirse. La esencia de
plástico quemado me envolvió, y el humo comenzó a subir. Era suficiente.
Dejé que la bola de fuego desapareciera, y luego me alejé de la
computadora justo a tiempo. Ahora todos habían notado la computadora
quemándose. Una alarma se disparó. Hubo gritos de sorpresa, y alguien
gritó por un extintor. Todos se levantaron de sus sillas para apresurarse a
mirar, incluso la mujer que había estado en la computadora que yo
necesitaba.
296
desarmar la computadora derretida. Mi archivo terminó de copiarse, y
salté de la silla, justo cuando la mujer empezaba a dirigirse hacia allí.
Había estado completamente preparada para arriesgarme a “otra puerta
fantasma” mientras estuvieran distraídos, pero la alarma de incendios
había reunido a otros en el pasillo. La gente entraba y salía con tanta
frecuencia que no hubo problema en que sostuviera la puerta abierta lo
suficiente para escabullirme a través de ella.
297
No me relajé hasta que el avión despegó, cuando el potencial de un
arresto Alquimista era mucho más bajo. La parte más paranoica de mí
estaba preocupada de que hubiera gente esperándome en el aeropuerto de
Palm Spring, pero por ahora tenía unas horas de paz.
298
servidor de los Alquimistas. Era posible que Marcus tuviera a más gente de
adentro haciéndole mandados, pero esto no había sido fácil para mí,
incluso con ayuda mágica. Además, ¿por qué Marcus se tomaría tantos
problemas para hacerme creer esto? Si era alguna manera retorcida de
hacer que me uniera a él, había miles de formas en las que podría haberlo
intentado, con evidencia mucho más fácil de falsificar.
Algo adentro de mí me decía que esto era real. No había olvidado las
similitudes en nuestros rituales o cómo los Guerreros habían querido que
nuestros grupos se fusionaran. Quizás los Alquimistas y los Guardianes
no eran mejores amigos todavía, pero alguien al menos complació al
Maestro Jameson con una reunión. La pregunta era, ¿qué había ocurrido
en esa reunión? ¿El Alquimista en la grabación había enviado a Jameson a
empacar? ¿Estaban los dos juntos ahora mismo?
Sin importar el resultado, esto era una prueba ineludible de que los
Alquimistas y Guerreros seguían en contacto. Stanton me había dicho que
nos limitáramos a mantener un ojo sobre ellos y que no teníamos interés
en escucharlo.
299
Capítulo 21
Traducido por Simoriah
U
na parte de mí rogaba que fuera un error. Miré las
imágenes tres veces más, lanzando locas teorías en mi
cabeza. Quizás el Maestro Jameson tenía un gemelo
que no era un fanático que odiaba a los vampiros. No. El video no mentía.
Solo los Alquimistas lo hacían.
300
—¿No cree que me lo he ganado? —contesté.
La parte trasera del edificio lucía como el tipo de lugar que gritaba
“robo”, y me pregunté si Sabrina vendría en mi ayuda de ser necesario.
Golpeé la puerta, medio esperando algún tipo de situación de taberna
clandestina donde se me pediría una contraseña como “iguana oxidada”.
En cambio, Marcus abrió la puerta, preparado con una de esas sonrisas
que esperaba que me ganaran. Extrañamente, esta noche me calmó.
301
—Me alegra ver que volviste en una pieza. A juzgar por tu mensaje, y
tu rostro, descubriste algo.
302
—Es correcto.
—¿Es posible que ella no supiera sobre una visita como ésta?
—pregunté—. ¿Incluso a su nivel?
Cuando aparté los ojos del cuadro congelado del Maestro Jameson,
encontré a Marcus observándome.
Él asintió.
303
—No sé si estoy lista para esto.
¿Estaba lista para esto? ¿Realmente iba a dar el siguiente paso para
convertirme en parte de los Merry Men de Marcus? Había pasado su
prueba; de la cual él había tenido razón. Claramente, este grupo no era
inútil. Tenían ojos sobre los Alquimistas y los Guerreros. Al parecer,
también tenían los mejores intereses de los Moroi en la mente.
304
Jameson? ¿Y esta información pondría a aquellos alrededor de ella en
peligro, como Adrian?
Había preguntas para las que no tenía respuesta, pero tenía que
descubrirlas.
—Un amigo Moroi teorizó sobre esto. Me ofrecí como voluntario para
ser su conejillo de Indias, y funcionó. —Entró en modo negocios una vez
más y sostuvo la aguja en alto—. Lista.
Hora de saltar.
—Hazlo.
Dolía tanto como volver a aplicar la tinta del tatuaje, solo unos pocos
pequeños pinchazos en la piel. Incómodo, pero no realmente doloroso. En
305
verdad, no fue un proceso largo, pero se sintió como si tomara una
eternidad. Todo el tiempo, seguía preguntándome a mí misma: ¿Qué estás
haciendo? ¿Qué estás haciendo? Finalmente, Marcus retrocedió y me miró
con ojos brillantes. Sabrina y Wade también sonrieron.
Creo que Marcus casi siempre se salía con la suya, y este nuevo
desarrollo lo confundía totalmente. Wade continuó con el argumento.
306
—Ahora no hay vuelta atrás. Estás dejando un rastro de migas de
pan. Mira lo que has hecho. Ya hiciste averiguaciones sobre Marcus.
Incluso si no te hubieras puesto súper amistosa con los Moroi, aun así los
Alquimistas saben que pasas mucho tiempo con ellos. Y un día, alguien
podría darse cuenta de que tú estabas ahí cuando la información fue
robada.
Me alejé de él.
—Seré cuidadosa.
307
Por el esfuerzo, sabes. En su lugar, acabas de probar lo que había pensado
antes: eres extraordinaria. Nos vendrías realmente bien.
Abrí la puerta.
Amelia me dijo adiós cuando entré a mi auto, sin darse cuenta del
hecho de que acababa de desafiar a su amado líder. Mientras conducía de
vuelta a Amberwood, estaba sorprendida por lo libre que me sentía; y no
tenía nada que ver con el tatuaje. Era saber que había desafiado a todos; a
los Alquimistas, a los Guerreros, a los Merry Men. No respondía a nadie,
sin importar la causa. Era una persona independiente, capaz de tomar mis
propias acciones. No era algo con lo que tuviera mucha experiencia.
—Sí —dije—. Fueron muy iluminadores. Pero no es por eso que estoy
llamando. Tenemos una situación. Los Guerreros de la Luz están
buscando a Jill. —No iba a perder tiempo.
308
—Ese tipo que conozco que solía estar con los Guerreros. Todavía
somos amistosos, y ha estado teniendo dudas sobre ellos. Mencionó oírlos
hablar sobre encontrar a una chica perdida que podría causar todo tipo de
problemas. —Quizás estaba mal arrastrar a Trey a esta mentira, pero
seriamente dudaba que Stanton lo interrogara pronto.
—No hay un “nosotros” aquí. —Su voz había ido de plana a helada—
. Usted no decide qué hacemos.
309
había pasado de pedido a demanda. Prácticamente le había gritado una
orden. Ésa no era la conducta típica de Sydney. Ésta no era la conducta
típica del Alquimista. ¿Qué había dicho Wade? Estás dejando un rastro de
migas de pan.
Ella no respondió, así que recé para que eso significara que estaba
escuchando con atención… y creyéndome.
310
Corté mi diatriba y me tensé mientras esperaba su respuesta. Con
suerte le había dado lo suficiente para descartar cualquier pensamiento de
que fuera una disidente. Por supuesto, puedo haber sonado como una
Alquimista completamente débil e inestable que necesitaba ser retirada de
esta misión. Si eso sucedía… bueno, quizás tendría que aceptar la oferta
de Marcus de ir a México.
No era exactamente lo que quería, pero con suerte sería honesta con
su palabra. Realmente, realmente quería creer que ella estaba bien.
—Gracias, señora.
Click.
Dormir sería difícil después de eso, y no tenía nada que ver con
Verónica para variar. Estaba demasiado nerviosa, demasiado ansiosa por
lo que había sucedido con Marcus y Stanton. Intenté atrapar esa
sensación de libertad una vez más, usándola para fortalecerme. Fue solo
una chispa esta vez, agitándose con mi nueva incertidumbre, pero era
mejor que nada.
311
—Finalmente —dijo—. Casi me doy por vencido. Pensé que no ibas a
dormir en toda la noche. —Había dejado de usar su traje en estos sueños,
probablemente porque yo siempre aparecía vistiendo jeans. Esta noche él
también vestía jeans, junto con una camiseta negra lisa.
—Lo sé, lo sé. ¿Crees que acabo de cometer un enorme error? Dios,
quizás Marcus tenía razón, y había algo de compulsión forzándome a ser
leal en el tatuaje. Soy libre por una hora y me vuelvo loca con mi superior.
Adrian sonrió y tomó mis manos, dando unos pasos hacia mí.
312
—Dices lo que quiero oír —me burlé—. No sabías nada de mí la
primera vez que nos conocimos.
—Sabía que eras hermosa —dijo—. Solo tenía esperanzas del resto.
Él siempre tenía ese brillo en los ojos cuando hacia cumplidos por
mi aspecto, como si viera mucho más que solo mi actual apariencia. Me
desorientaba y mareaba… pero no me importaba. Y ésa no era la única
cosa que de repente encontraba apabullante. ¿Cómo se había acercado
tanto a mí sin que me diera cuenta? Era como si tuviera habilidades
sigilosas secretas. Sus manos estaban tibias en las mías, nuestros dedos
trabados juntos. Todavía tenía remanentes de esa anterior alegría dentro
de mí, y estar conectada a él amplificaba esos sentimientos. El verde de
sus ojos era tan hermoso como siempre, y me pregunté si los míos
tendrían el mismo efecto en él. Había un poco de ámbar mezclado con el
marrón que una vez él había dicho que lucía como oro sólido.
Reí suavemente.
—No si nuestra historia es una indicación de eso. Cada vez que uso
algún vestido moderadamente atractivo, te vuelves loco.
Debería haber puesto los ojos en blanco. Debería haberle dicho que
no estaba aquí para su entretenimiento personal. Pero había algo en la
forma en que me estaba mirando y algo en la manera en que me sentía que
me hacía querer ver su reacción. Romper el tatuaje no había afectado nada
entre nosotros, pero sí (y las acciones de este fin de semana lo
313
demostraban) me habían dejado sintiéndome audaz. Por primera vez,
quería tomar un riesgo con él, a pesar de mi usual conjunto de
argumentos lógicos. Además, no había nada peligroso en permitirle mirar.
—No. El otro lugar. En el que voy a arder por pensar lo que estoy
pensando.
Una vez más, se movió hacia mí. Sus manos soltaron las mías y se
movieron a mi cintura, y noté que no era la única que respiraba
pesadamente. Me atrajo hacia él, acercando nuestros cuerpos. El mundo
era todo calor y electricidad, espeso con la tensión que estaba a solo una
chispa de explotar alrededor de nosotros. Estaba al borde de otro
precipicio, lo cual no era fácil en tacones altos.
Envolví su cuello con mis manos, y esta vez fui yo la que lo acercó.
—Maldición —murmuró.
—Está bien.
—¿Qué lo está?
314
—Está bien si me besas.
315
Metáforas. Éste era el costo de besarse con un artista.
316
Capítulo 22
Traducido por Susanauribe
A
brí mis ojos, atontada por el repentino impacto de ser
sacada del sueño. Mi cuerpo se sentía desconectado y
entrecerré los ojos contra la luz. La lámpara que
había dejado encendida anoche estaba sumada a la luz del sol entrando a
través de la ventana pero la pantalla de mi teléfono mostraba una hora
jodidamente temprana. Alguien golpeó mi puerta y me di cuenta de que
eso era lo que me había despertado. Pasé una mano por mi despeinado
cabello y me alcé de manera inestable de la cama.
—¿Qué pasa?
—Angeline y Trey.
Gruñí.
317
—Oh, señor. ¿Qué le hizo ella ahora?
—Nunca tuve oportunidad de hablar con él. Fue sacado tan pronto
como fueron atrapados. —Sonrió pero no había mucho humor en esa
sonrisa—. Por el lado bueno, él se metió en muchos más problemas que
ella así que no tenemos que preocuparme porque la expulsen a ella.
Oh no.
318
—Bueno, entonces supongo que no hay mucho por hacer. Quiero
decir, las consecuencias emocionales serán un desastre, por supuesto.
—Oh, por supuesto que no. Nadie esperaría que hicieras eso. —No
estaba tan segura de dejarla continuar—. Angeline va a hacerlo. Es lo
correcto.
Ella se ruborizó.
Rose había dicho que algunas veces en el lazo, podías ver los
recuerdos recientes de alguien incluso si no habías estado en sincronía
con el lazo en este momento. Mientras Jill me miraba, pude saber que lo
había visto todo, todo lo que había sucedido anoche con Adrian. Era difícil
319
decir cuál de las dos estaba más horrorizada. Reproduje todo lo que había
hecho y dicho, cada posición comprometedora en la que literal y
figurativamente me había puesto. Jill acababa de “verme” hacer cosas que
nadie más me había visto hacer, bueno, excepto por Adrian, por supuesto.
¿Y qué había sentido ella en verdad? ¿Cómo era besarme? ¿Pasar sus —las
de él— manos sobre mi cuerpo?
—Jill…
320
El impacto del entendimiento de lo que Jill había visto conjuró una
sombra en todo lo que había sido sensual y emocionante anoche. Sentí
como si hubiera sido expuesta. Me sentí barata y sucia, especialmente al
recordar mi propio rol en incitar las cosas. Esa sensación vomitiva en mi
estómago se incrementó y no hubo forma de detener la avalancha de
pensamientos que rápidamente le siguieron.
321
preocupaba que su comportamiento me distrajera de mis propias
desgracias. Un poco.
—Entonces —dije.
Él sacudió su cabeza.
—No empieces.
Lo creía. Sin importar cuáles fueran las otras culpas de Trey, él era
de buen corazón y honesto. Si alguien era culpable aquí de mal
comportamiento, esa era Angeline.
322
—Ugh, esa es un poco más de información de la que necesitaba. —
Alzando la mirada, vi que nuestro profesor de química estaba todavía
organizándose, dándonos a Trey y a mí un poco más de tiempo—. ¿Qué
vas a hacer ahora?
—¿Tú qué crees? Tengo que terminarlo. No debería haber dejado que
esto llegara tan lejos.
—¿Ella te gusta?
—Sí, yo —se detuvo por un minuto y luego bajó su voz—, creo que la
amo. ¿Eso es loco? ¿Después de unas pocas semanas?
No en Spencer’s.
324
podría reconvertirlo en cuarzo, el dragón había estado en su verdadera
forma todo el fin de semana.
Claro.
Respondí de regreso.
Entré.
—La parte donde me dices que anoche fue un error y que nunca lo
podemos volver a hacer de nuevo.
—¿Por qué los Moroi y los humanos no pueden estar juntos? ¿Por
qué no sientes lo mismo por mí?
—Exactamente.
325
—Tal vez tú eras inocente a los quince pero Jill no. Ella sabe cómo
funciona el mundo.
—Bueno, ¡no soy una de tus otras chicas! La veo todos los días.
¿Sabes cuán difícil fue enfrentarla? ¿Sabes qué se siente saber que ella me
vio haciendo eso? Y Dios, ¿qué si hubiera habido más?
326
juntos. Enviarán a otro Alquimista a vigilarla y con suerte Stanton tomará
precauciones contra los Guerreros.
—Deberías —espeté.
—Sí, exactamente.
—Sydney, no hagas esto. Sabes que está mal. Dentro de ti, lo sabes.
327
Afortunadamente, él estaba demasiado enfrascado en sus emociones para
notar las mías.
—No hay nada malo con querer estar con alguien —dije
diplomáticamente. A menos que esa persona voltee tu mundo y te haga
perder todo el auto-control.
—¿Alguna vez has pensando en estar con Jill? Sé que ella solía
gustarte. —Y estaba completamente segura de que todavía le gustaba.
Él se congeló.
—Ella lo hace.
328
Un montón de emociones pasaron por los ojos de Eddie.
Incredulidad. Esperanza. Alegría. Y luego… resignación. Recogió la
cuchara de nuevo y regresó a su compulsivo revolver.
—¿Qué pasó entre Marcus y tú? ¿El viaje a St. Louis? ¿Descubrieron
algo sobre Jill?
—Hora de irnos.
329
—Gracias por al apoyo moral —me dijo Eddie—. Algunas veces se
siente como si fueras una hermana…
¿Espuma?
330
—Creo que si muestras un reporte de policía en el dormitorio, serán
indulgentes contigo.
—Sí, eso espero… ugh. La policía. —Corrí hacia el lado del pasajero
y miré la pared de espuma.
—¿Una qué?
331
algo que había resultado en el desastre de la espuma. Alicia no había
podido encontrar la cruz. ¿Verónica había regresado y la había tomado? Si
era así, ¿cómo me había localizado? Sabía que los objetos personales
podían ser utilizados para rastrear una persona, aunque los más comunes
eran el cabello y las uñas. Tan avanzada como estaba Verónica, era muy
probable que un objeto —como la cruz— sirviera también.
Verónica me podría haber encontrado. Pero si era sí, ¿por qué dañar
mi auto en vez de quitarme la vida?
332
Había visto este talismán antes, este poderoso y doloroso hechizo
convertido en dije que podía esconder fuerte habilidad mágica.
333
Capítulo 23
Traducido por Lizzie y LizC
P
or un momento, pensé que tenía que ser una
coincidencia. Después de todo, ¿qué tenía de especial
una estrella de peridoto 10 ? Por lo que sabía, Alicia
podría haber nacido en agosto y simplemente estaba luciendo su piedra de
nacimiento entre el lío de collares que siempre llevaba. Y aun así, si había
algo que creía más que nunca, era el adagio de Sonya de que no había
coincidencias en el mundo de lo sobrenatural.
10
Peridoto: es una piedra preciosa de color verde oliva.
334
estábamos mintiendo. Sabía que no éramos realmente amigos de Verónica,
y pudo haber sido lo suficientemente fuerte como para luchar un poco
contra la coacción de Adrian. Había estado en todo, incluso siendo tan
amable como para llamarme cuando Verónica se había presentado de
nuevo. Ahora no tenía idea de lo que era verdad, de si acaso Verónica se
había ido en primer lugar o regresado de haber desaparecido. Yo, sin
embargo, tenía la oscura sospecha de que mi auto no era el único que ella
había incapacitado.
335
atacado. Algo podría estar sucediendo mientras que yo estaba allí,
tratando de decidirme. Tendría que despertarla… siempre que pudiera
llegar a ella.
—¿Hola?
—Adrian, sé que las cosas están mal entre nosotros, y que tal vez no
tengo derecho a pedirlo, pero necesito un favor. Se trata de Verónica.
—¿Qué necesitas?
336
—Muy mal. —Estuve de acuerdo—. Te lo explicaré en el auto.
—Dulce —dijo.
—¿Eso es fácil?
337
Me pareció increíble que alguien que había reclamado en Educación
Física que el bádminton era demasiado “peligroso” no tuviera ningún
reparo en escalar un árbol desde su habitación del tercer piso. Por
supuesto, el apartamento de Marcus había estado en el cuarto piso y la
escalera de incendios había sido un millón de veces más peligrosa que este
árbol. Los pensamientos de Alicia y la Sra. Terwilliger me trajeron de
nuevo a la importancia de mi misión, y le di a Julia y Kristin un
asentimiento decisivo.
—Hagámoslo —dije.
Una vez que llegué a la rama que Julia había indicado, descubrí que
tenía razón. Era muy simple, tan simple, de hecho, que me sorprendió que
ningún oficial escolar hubiera notado esta sencilla ruta de escape y
comencé a bajar. Bueno, mucho mejor para nosotros que teníamos
deberes nocturnos que hacer. Logré llegar al suelo y me despedí de mis
amigas que estaban observando.
338
un problema para más adelante, con esperanza uno con el que la Sra.
Terwilliger me podría ayudar.
—Está en la lavandería.
Sonrió.
—Por supuesto que sí. Ahora bien, ¿a dónde vamos, y qué está
pasando?
—Su aura era demasiado perfecta —dijo una vez que hube
terminado—. Perfectamente neutral, perfectamente normal. Nadie es así.
Sin embargo, lo descarté. Pensé que quizá era solo un ser humano raro.
339
—Tal vez tuvo que irse abruptamente —dijo. El tono de su voz
transmitió lo que sus palabras no hicieron. ¿Y si la Sra. Terwilliger ya
había averiguado lo que nosotros habíamos hecho y había arrancado para
luchar contra Alicia y Verónica? No tenía idea de lo poderosa que era
Alicia, pero las probabilidades no parecían prometedoras.
340
abrirse camino hasta mi costado. Tardíamente, me di cuenta que me había
olvidado de cubrir el acuario. Al parecer él se había deslizado al interior de
mi bolso en mi habitación. El sonido que hacía ahora era similar a su
chillido de hambre, excepto que aún más molesto. Entonces,
increíblemente, mordió mi pierna. Me incliné sobre él y traté de quitármelo
de encima.
341
Pero la verdad, de pronto estuve segura, era que Verónica ya estaba en
coma. No había ninguna mente activa para que la Sra. Terwilliger buscara
ya que Alicia había consumido a Verónica.
La Sra. Terwilliger...
—Estás aquí por ella —dije—. Por la Sra. Terwilliger. No por mí.
—No soy su... —No pude terminar. Había estado a punto de decir
que no era su aprendiz, y sin embargo... ¿no lo era? Ya no iba a
incursionar más en la magia. Me había unido a las filas. Y ahora, tenía que
proteger a mi mentora, tal como ella me había protegido. Si es que no era
demasiado tarde.
—Oh, por favor —se burló ella—. Deja de perder el tiempo con tu
coacción de vampiro. Me di cuenta de lo que estaba sucediendo después de
esa primera visita, cuando seguía teniendo problemas para recordar sus
342
caras. —Desde su revoltijo de collares, nos mostró un círculo de jade—. He
adquirido esto esta tarde. Me hace inmune a tus “encantos”.
Vi a Alicia tensarse para lanzar otra vez, y me las arreglé para saltar
fuera de su camino, tirando de Adrian conmigo hacia el salón. Más de
aquella cosa pegajosa salpicó detrás de nosotros con un siseo. Produje una
flor de cardo seco y la plegué hacia Alicia, gritando un conjuro griego que
la cegaría. Ella hizo una pequeña floritura con la mano izquierda y se
burló de mí.
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la casa ya desordenada de la Sra. Terwilliger, me pregunté ¿qué más podía
poseer?
—Esa fue una buena idea —dije con una voz tan baja como pude—.
Pero ahora estamos atrapados aquí abajo. Hubiera sido mejor si
hubiéramos podido salir a la calle.
Por encima de nosotros, pude oír el crujido del suelo a medida que
Alicia caminaba por la casa.
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—No, no es así. —Su voz en la oscuridad sonaba calmada y
tranquilizadora. Él alisó mi cabello y presionó uno de esos medios besos en
mi frente—. Solo relájate y concéntrate. Tarde o temprano, ella va a venir
escaleras abajo, detrás de nosotros. Tenemos que derribarla o al menos
enlentecerla para que podamos escapar.
—No les quedan opciones —oí decir a Alicia—. No hay lugar para
escapar… ¡ahh!
Hubo una serie de fuertes golpes a media que ella iba deslizándose
por las escaleras y caía de golpe en la parte inferior con un gran crujido.
—Sé que no debo decir esto —dijo—. Pero creo que te amo más que
nunca.
—Vamos.
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Yo había previsto esto y tenía un amuleto listo. Lo giré sobre su cordón de
seda y dije unas rápidas palabras cuando la pasamos. Un escudo breve y
brillante estalló entre nosotros y ella, apenas absorbiendo los pequeños
dardos brillantes que arrojó a nuestro camino. El escudo era similar al que
la Sra. Terwilliger había utilizado en el parque, pero tuvo que ser
convocado en el mismo lugar y no duró mucho tiempo.
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—Ve a buscar en el resto de la casa a la Sra. Terwilliger —le dije a
Adrian—. Voy a detener a Alicia.
—Sydney.
—Esta es una de esas veces que tienes que confiar en mí, sin dudar
—dije—. ¡Date prisa! Encuéntrala y sácala.
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dragón valientemente se interpuso entre las dos, y ella simplemente lo
pateó a un lado. Lo oí gimotear mientras se deslizaba por el suelo.
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Mi triunfo fue de corta duración. Estaba más que mareada. Yo
estaba a punto de perder el conocimiento. El calor y la luz del fuego eran
abrumadores, sin embargo, mi visión estaba oscureciéndose del
agotamiento de lanzar un hechizo para el que no estaba en absoluto
preparada. De repente solo quería acurrucarme en el suelo y cerrar los
ojos donde era cómodo y cálido...
—¡Sydney!
349
—Lo última vez que la vi, estaba en el sótano. —Un sentimiento
enfermizo se retorció en mi estómago—. No sé si logrará escapar. Adrian,
¿qué he hecho?
Señalé.
—Sydney…
Estaba despierta, gracias a Dios, pero se veía tan agotada como yo.
Las lágrimas y las manchas sugerían que había pasado toda una odisea.
Se las había arreglado para escapar de Alicia, pero no sin una lucha. Fue
por eso que no habíamos sido capaces de encontrarla en la casa. Al verme,
ella parpadeó sorprendida.
—Los gatos nos guiaron —le dije, señalando. Los trece estaban
sentados en el parque, en torno a su propietaria, asegurándose de que
estuviera bien.
—¿Y tú también estás aquí? Lamento tanto que tuvieras que ser
arrastrado a este lío. Sé que no tienes nada que ver con este problema.
351
Capítulo 24
Traducido por Vettina
M
e sentía bastante mal sobre quemar la
casa de mi maestra.
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al decirles a adiós mis amigos. La cosa más segura hubiera sido
desaparecer sin dejar rastro, pero confiaba en que todos ellos (incluso en
Angeline) podían mantener mi secreto y fingir ignorancia una vez los
Alquimistas descubrieran que tenían un fugitivo. También le dije a Trey.
Sin importar lo que hubiera pasado entre nosotros, aún era mi amigo, y lo
extrañaría.
diciembre y 1 de enero.
353
Decidí posponerlo y hablar con Jill hasta el día siguiente.
Despedirme era tan difícil… y no solo por lo que ella veía a través del
vínculo. Sabía que pensaba que la estaba abandonando. En verdad, si me
quedaba y terminaba con Adrian, posiblemente sería atrapada y nunca
sería capaz de ayudarla en absoluto. Al menos si estaba lejos y libre, podía
tratar de ayudarla desde afuera. Esperaba que ella entendiera.
354
—No, señor. Ni siquiera necesité la primera, pero gracias por
prestármela. —La saqué de la bolsa y se la di.
—No gracias, señor. Tuve más que suficiente azúcar estas últimas
semanas —sentí que debía tener una tarjeta de cliente frecuente para Pies
and Stuff.
—Tuve una amiga como esa una vez. Sally Diente de Plata —Tenía
esa expresión lejana que siempre venía cuando tenía una anécdota para
compartir.
355
Estados Unidos y asentarse. Yo no. Verás, tenía sueños. Era entonces un
hombre joven, atraído por el peligro y la gloria. La dejé y fui a vivir con un
hechicero Orcadiano. Tomó dos años y mucha búsqueda de visión, el
darme cuenta de mi error, pero cuando regresé, no pude encontrarla.
Cuando cierro mi ojo en la noche, aún puedo ver ese diente brillar como
una estrella. Me atormenta, niña. Me atormenta.
Fruncí el ceño.
Tragué.
—Sí, señor.
—¿Realmente te vas?
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—No realmente —dijo—. De todo lo que he visto y oído, solo estás
asustada. Siempre has controlado cada detalle de tu vida. Cuando no
pudiste, como con los Alquimistas, encontraste una manera de retomar
ese control.
—Adrian ha aprendido.
—¿De verdad crees que soy feliz cuando él es miserable? ¿Crees que
me gusta la oscuridad que se arrastra sobre él? —Cuando no dije nada,
ella siguió empujando—. Mira, no tengo la misma reacción física hacia ti
que tiene él, pero cuando está contigo, esta tan lleno de alegría… que la
irradia a través de mí, y es una de las mejores experiencias que he tenido.
Nunca he estado enamorada como ustedes lo están.
357
—No lo… —No podía decirlo, y ella me dio una mirada conocedora.
Intenté una táctica diferente—. Quedarse aquí es peligroso, especialmente
con él. Los Alquimistas podrían enterarse de todo… él, mi tatuaje, la Sra.
Terwilliger, y Dios sabe qué más.
Era tan sorprendente verla así, tan confiada y mucho más sabia que
sus años. También era un poco irritante. Si era tan sabia, ¿por qué no
podía entender cuánto estaba en juego?
—¡Por supuesto que lo es! —exclamó ella, sus ojos brillando con
ira—. Toda vida digna de ser vivida, va a tener riesgos. Si vas a México, lo
vas a lamentar, y creo que lo sabes.
Sonaba desconcertado.
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Ella y yo fuimos a la recepción, sin más mención de Adrian. Cuando
salimos, encontramos a Eddie y Angeline deliberadamente evitando
contacto visual el uno con el otro. De pie cerca de ellos estaba un chico
alto, guapo, con el pelo negro bien recortado y brillantes ojos azules. Él
tenía una severa, seria expresión y estaba escaneando el área.
Neil extendió una reverencia a Jill tan baja, que era un milagro que
no golpeara al suelo.
Jill dio un paso atrás, con los ojos amplios mientras lo asimilaba.
—Gr… gracias.
Eddie miró hacia atrás y adelante entre ellos, una pequeña mueca
apareció en su rostro.
Eso era para mí, y a menos que me equivocara, había una nota
acusatoria en su voz.
Le estreché la mano.
—Es bueno tenerte cerca, Neil. ¿Te están haciendo pasar por otro
primo?
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—Solo un estudiante nuevo —dijo. Eso estaba probablemente igual
de bien. Nuestra "familia" estaba en peligro de hacerse cargo de
Amberwood.
360
Ninguno de ellos tendría su seco ingenio o visión sobrenatural. Además,
hirviendo a fuego lento por debajo de todas esas emociones, estaban los
recuerdos más calientes… la forma en que nos besamos, la manera en que
se sintió estar envuelta en él…
Él sonrió.
—Ahí vas otra vez, divertida y hermosa —Él se rio—. Vamos a pasar
un buen rato.
—Exactamente.
361
—Marcus, ¿qué haces con esa información que recoges? Quiero
decir, ¿qué vas a hacer acerca del Maestro Jameson?
—Es más que una pista. ¿Por qué no filtrarlo a los Moroi?
—Tienes muchas ideas para alguien que acaba de unirse. —Se rio
entre dientes. Deseaba que dejara de hacer eso—. Espera, y luego lo
entenderás.
362
—¿De dónde demonios viene esto? —preguntó por fin.
—Alguien me dijo que cualquier vida que valiera la pena vivir tiene
sus riesgos —dije, sin poder ocultar una sonrisa. Nunca pensé que estaría
citando a Jill.
363
—Es mí tiempo para perder —dije.
Agarró mi mano.
—¿De dónde viene esto? Cuando me llamaste para decirme que ibas
a venir, tú dijiste que te habías dado cuenta que era la cosa más
inteligente que hacer. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
364
Capítulo 25
Traducido por LizC
C
uando Marcus finalmente aceptó que no me iba, me
deseó buena suerte, a pesar de que aún llevaba esa
expresión atónita. Él había planeado abandonar el auto
en la estación, pero me entregó las llaves como un regalo de despedida. Lo
vi alejarse y me pregunté si había cometido un error. Entonces pensé en el
color verde, ojos verdes y todo el trabajo que Adrian y yo teníamos que
hacer juntos. Esta era la decisión correcta... yo solo esperaba que no fuera
demasiado tarde.
365
Se sintió como el viaje más largo de mi vida. Todo el tiempo mis
manos apretaron con fuerza el volante. Estaba ansiosa, incluso
aterrorizada. Cuando estaba a solo unos pocos kilómetros de la dirección,
empecé a ver señales de la Villa Getty. Durante unos segundos, estuve
confundida. El Getty Center es un museo muy famoso, pero estaba más
cerca de Los Ángeles. No entendí la conexión o por qué había terminado en
Malibú. Sin embargo, obedientemente seguí las instrucciones y terminé en
el estacionamiento para invitados de la Villa.
Cuando entré, casi olvidé por qué estaba allí, pero solo por un
instante. El museo era un sueño hecho realidad para un amante de los
clásicos como yo. Sala tras sala se centraba en el mundo antiguo. Joyas,
estatuas, ropa... era como si hubiera entrado en una máquina del tiempo.
Mi erudito interno ansiaba estudiar y leer acerca de cada objeto expuesto
en detalle. El resto de mí, con el corazón acelerado y la emoción apenas
contenida, solo se detuvo brevemente en cada habitación, el tiempo
suficiente para buscar y seguir adelante.
366
hacia mí, pero yo lo habría reconocido en cualquier parte. Me acerqué con
temor, todavía agitada con la extraña mezcla de miedo y ansiedad. Cuanto
más me acercaba, más detalladas se veían sus facciones. El cuerpo alto y
delgado. Los reflejos castaños que el sol produjo en su cabello oscuro.
Cuando por fin llegué al final de la piscina, me detuve justo detrás de él,
sin atreverme a ir más lejos.
—Nah. —Adrian se puso de pie y dio un paso hacia mí—. Eres una
chica inteligente. Sabía que lo entenderías.
Él sonrió.
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—La búsqueda de un lugar más romántico que Pies & Stuff.
Me apoyé en su pecho.
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—Fue una combinación de cosas, la verdad. Algunos consejos
sorprendentemente buenos de Jill. Una de las anécdotas encantadoras de
Wolfe; tengo que contarte acerca de su cocina, por cierto. Además, me
quedé pensando acerca de cuando estuvimos sobre la mesa.
—Eso es todo lo que tomó, ¿eh? Y yo que pensaba que ganarte iba a
ser difícil. —Él se puso serio de nuevo y me dio un suave beso en la
frente—. ¿Qué pasa ahora?
—Estoy seguro de que lo hará. Pero, ¿qué hay del futuro? ¿Qué
vamos a hacer con nosotros… acerca de esto?
—Yo no diría que “me gusta” hacerlo —corregí. Una suave brisa le
alborotó su pelo, y resistí el impulso de devolverlo su lugar. Si lo hiciera,
estaba bastante segura de que volveríamos a empezar a besarnos otra vez,
y se suponía que primero debía ser responsable y responder a sus
preguntas.
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—Por supuesto que no —me burlé—. Eso sería cobarde e inmaduro.
Y nunca sobrevivirías sin gel para el cabello… aunque es posible que te
guste su luz de luna.
—¿Eso no es cobarde?
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Adrian y yo pasamos el resto del día en la Villa, la mayor parte de
ello besándonos en los jardines, aunque logré convencerlo de echarle un
vistazo a algunos de los artefactos en el interior.
Tal vez estaba enamorada, pero seguía siendo yo, después de todo.
Cuando las cosas finalmente cerraron por la noche, cenamos en un
restaurante de fondue junto a la playa y permanecimos allí por mucho
tiempo después, manteniéndonos cerca el uno del otro y observando el
brillo de la luna creciente en el océano.
Gemí.
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Sospechaba que el auto de Marcus era robado, así que lo dejamos en
Malibú. Adrian me llevó de vuelta al dormitorio y me dio un beso de
despedida, prometiendo llamarme a primera hora de la mañana. Fue difícil
dejarlo ir, aunque sabía que era tonto pensar que no podía seguir sin él
durante doce horas. Entré en mi dormitorio como si estuviera bailando en
el aire, mis labios todavía ardiendo por sus besos.
Era una locura, lo sabía, tratar de tener una relación con él. Tachen
eso. Iba a ser arriesgado… lo suficiente para que parte de mi euforia se
atenuara mientras la comprensión me golpeaba. Había sido concisa al
hablar con él, tratando de aliviar sus temores, pero yo sabía la verdad.
Tratar de averiguar nuestros secretos dentro de los Alquimistas iba a ser
bastante difícil, y mi tatuaje aún no estaba seguro. Lo que tenía con
Adrian había subido las apuestas de manera exponencial, pero era uno de
esos riesgos que con mucho gusto aceptaba.
—Señorita Melrose.
—¿Sí, señora?
—Es medianoche.
—Sí, señora.
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notificación, pero seguramente ella puede arreglar las cosas
retroactivamente.
—No —le dije a la Sra. Weathers—. No estaba con ella. Solo estaba...
afuera.
Asentí solemnemente.
Parpadeé confundida.
Empecé a decir que no tenía otra prima, pero una voz en mí interior
me alertó de no negar ni confirmar sus palabras. No tenía ni idea de lo que
estaba pasando, pero todas mis alarmas decían que algo definitivamente
estaba a punto de suceder. Fuera lo que fuera, tenía que mantener mis
opciones abiertas.
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—Ella tenía todo el papeleo apropiado —explicó la Sra. Weathers—.
Así que la dejé en tu habitación ya que es solo por la noche.
Tragué saliva.
Ella se apartó y me miró con una gran sonrisa. No había ira en ella,
ni siquiera la cautela que había tenido en St. Louis. Ella estaba llena de
alegría, realmente feliz de verme. No sabía por qué estaba allí, pero
esperanza comenzó a florecer dentro de mí de que por fin conseguiríamos
nuestra reconciliación.
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—Ya veo —dije. La habitación daba vueltas. Zoe. Zoe estaba aquí… y
ella era un Alquimista, una que se quedaría conmigo.
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Richelle Mead
Nacida el 12 de Noviembre de 1976, Richelle es la
autora de los libros mejor vendidos de Fantasía
Urbana.
Saga Bloodlines:
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