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ru**q RAS ia refutación inteleclrral ¡.

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ffi ofrecida por los cuatro aut«,¡. (l)

.ffi res *ontrrrr*.rolucionaric¡s (r")

que CIcuparon las páginas del volu- o


E
rnen anterior. en elplesente se expo- 0)
L
ne la consiguiente reacción bélica" '-
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El levantamiento de la Vendée
constituyó una r€spuesta hjante al
proyecto sedicioso de la Revolución
francesa, que se había propuesto
derribar los altares y los tronos. Táles
serían" justamente, las dos grandes w
Jacques Cathelineal¡ banderas de dicho levantamiento: r¿¡
Dios y el Rey. ñ
Una pléyade úe jóvenes heroi-
l*
cos se enrolaron en dicha cruzada,
tras las huellas de grandes capitanes
católicos, como Jacques Cathelinaut.
a
lU
Henri de La Rochejaquelein. Mauri- ñ
ce d'Elbée, Louis de Lescure, Char-
les de Bonchamps. Frangois Charet-
te. Frente a aquella Ravolución, qu€
a pesar cle presentarse como reno-
vadora había nacido decrépita. los
cauriillos que encabezaron el levan-
PH
tamiento encarnaban el ideal católi-
I-r¡uis de Lesc¡rre co. joven y dinámico.

Sobre el tema se ha¡r escrito t'lt-t-


merosas obras. pero muy pocas en
tI
español. A lo largo de las presentes
páginas el autor ofrece una vetsión
objetiva de aquellos hechos glorio-
sos, que siguen suscitando iuicios
frecuenternente apasionados.

Franpois Charette ,' , )!l li,


Alfredo Sáenz

LA NAVE Y LAS
TEMPESTADES
La Revolución Francesa

Cu¡rrrnPnnrr

Le EpopeYA DE u VexoÉe

lr$Í li"lc¡r,-;
:frf-
Fqrff
EDiC¡ONES GLADIUS
2009 Etill. li.) rEüÁ
L-i. !,. B-
'"L'+fr o q ñ+.li ..f6 1;,¿'

LA NAVE Y LAS TEMPESTADES s ra+ it

To¡rro IPrimera Tempestad. Lo Sinagpgo y lla lglesia primitiuo


.
Indice
Ü,¿-f

S e gu n d a Te moe stad. t=r, j


o 3i á ¡ i ii ;
Tercera Tempástad. et .
a{r¡rilÁá'-"
"Á "f ;;;
;" ii;;;
""
Tomo 2. Cuarta Tempestad. Los /nuosior¡es
de los Búrboras
Touo 3. Quinta Tempestad. Lo Embestido del
lslam
To*.o.4;, Sexta Ternpestad. La euerello de los lnuestiduras
§eprima lémpestad. La HereJía de los Cótoros
Tuys;.9jiyl3,ryl": t4. *
Renacimiento y et petisro
de mundonizqcióñ de to Fl Iglesia ..
Torrró 6; Novena Ifernpestad. Lo,:Reformá lrotestante
rena jlern
.

To¡wé 7. Décima Tempestad. .La Riwtuic¡An


fráncesa
ftimera Parte. I_¿ Revolución Culfural
Touo 8. Décima Teyggst3d._t a.)Reuolución
Sagunda Pirte. [¿ Revolrctón D.";Éd"'. .,-.
t'rancesa
Tonró 9. Declma Tempestad. Lti Reuolución
Tercera hrte. Cuabó pensadóps contu*ólorcLrU-:-
froncesa .

Toruo 10. Décima Tempestad. Lo Reuolución


lroncesa
Cuarl¿ hrte. La epopq¡a de h Ve¡rdée
Capítulo Primero
La Primera Guerra............ .,... 17
lmagen de portada
I.
Henri de La RocJtejaquelein 1. La evangelización de Grignion de Montfort... Z1
óleo sobre tela de pJi"
Guérin 2. Pródromos del levantamiento........ .... 36
Museo de fute y de Historia de Cholet. 3. Causa inmediata: la leva ...,... 50
II. El territorio y el pueblo de Ia Vendée ... 60
Todos los derechos reservados III. Dos cosmovisiones en pugna
Prohibida su reproducción total o parcial
Queda hecho el depósito que preüiene la ley ll.713
O 2009 by Ediciones Gladius
Con las debidas licencias

Sáenz, Alfredo V. ¿lniciativa de los nobles o del pueblo? 91


La nave y las tempestacles : La Revolución Francesa,
cuarta parte.. La epopeya de la Vendée. VI, iCómo era el Ejército Católico y Real? 1 03

1a ed, - Buenos Aires j Gladius, 2009. 1. Su composición, uniforme y armamento .. 1 04

*. (La nave y las tempesractesr 10)


ͧ-l ^i1_8I11_659-Ott 2. El espíritu sobrio y guerrero
rsBN 978-987 -2 de los vendeanos....... ,....... 109
1. Historia de Fiancia. l. TÍtulo
3. La eskategia que utilizaron ,..... ......,. 114
CDD 944
4. El carácter católico del eiércilo .....,.......... 122
Fecha de catalogación: 0S-10 -ZOA1
VII. El levantamiento en Bretaña: los chuanes .,. 131
VIII. Victorias y derrotas .. lS1
período
1. Primer Capítulo 'l'ercero
2. Segundt período
""""" l5l Napoleón Bonaparte y la Vendée """""""""" 321
3 reñer feríodo
.

..:: :.:::..:.::.:.:.:.:::.: l33 I. L-a ltamada Tercera Guerra de la Vendée ""' 328
IX, El broche de sangre: Westerman y Carrier..,, 169 II. E[ Concordato """ 342
X. Los capitanes más relevante-s 1. La gestación del tratado...", ' 343
....... 1gB
1. Jacques Cathelineau.,.,.... .....,... 2. Los 'Artículos Orgánicos".,""""' ""' 348
lg3 3. La "Petite Église" ""' 350
2, Maurice d'Elbée ,... lg7
3. Louis de Lescure...... .... 1g9 III. Táctica psicológica de Napoleón para ganarse
4. Charles de Bonchamps... .......... 191 a laVendée........'...-....:.... """""" 359
5. Henri de La Rochejaquelein ..... lg1 1. La Coronación.,,.... ' 359
XI. La Vendée vengé 2. Mejoría de sus relaciones con la Vendée " 368
......202
3. Su viaje triunfal por la región """" 372
Capítulo Segundo 4. El ocaso de Napoleón """" 380
La Segunda Guerra ....., 5. Los Cien Días Y la Cuarta Guerra
,....... 20S
de la Vendée """" 3BB
I. Año 1794 .....,.. ...,.. ZOT 6, Napoleón en la isla de Santa Elena """"' 400
1. ]'urreau y "las columnas infernales"...... ,.. Zlz
2. El heroísmo al desnudo ...,...., ZZB Capítulo Cuarto
3. Un verdadero genocidio ,...2g4 Los Borbones y la Vendée """"" ""' 409

I. El retorno de los Borbones " 411


1. La política ambigua de t'uis Xvltl "' 4L3
2. L-a áxpedición a España '...." " 416
3. El viaje del duque de Angouléme
y los tsorbones,...
4. La figura de Charette ..,
. 265 pot la Venrlée ""' 422
...,274
lll. II. El golpe de Estado de L-úis Felipe y ta
Año 1796 . Zgl lla¡iada Quinta Guerra de la Vendée """""' 427
1. El fin de la Bestauración'.' """' 427
2. Detención y muerte de Stofflet la duquesa de Berry
y de Charette.... 2. La cólera vendeana,
..,. 295 y la epopeya romántica '."" ""' +29
3. Balance general .,..,.... 30g
Muchos son /as olas que nos Ponen en
peligro,y graues tempestndes nos amendzan;
sin embargo, no temernos ser sumeigidos
porque permanecemos t'irmes sobre la ro-
ca. Aun cuando el mar se desate, no rom-
perá Ia roca; aunque se leuanten los olas, no
podrán hundír la naue de Jesús.

San Juan Crisóstomo, Hom. antes de


partir al exilio, 1-3: PG 52,427-430
DÉct¡un Teupusrno

LA REVOLUCIÓN FRANCESA

Cuarta Parte
Le rpopEYA DE m Vrxȃe
urante e[ año pasado nos referimos a la
respuesta intelectual con que cuako pen-
sadores contribuyeron a refutar el ideario
subversivo. En el .presente curso expondremos la
respuesta bélica que suscitó el grave atentado que
se estaba perpetrando en orden a socavar e[ altar y
e[ trono.

Varios levantamientos contra la Revolución tu-


vieron lugar en distintos puntos de Francia. Entre
ellos se destacó el acontecido en Lyon, a 1o largo
del año 1793. Un nuevo Danton, llamado José
Chalier, jacobino ex sacerdote, trató de, instaurar
allí el sistema del terror que había desangrado a
Francia. Estalló entonces un alzamiento que fue
ahogado en sangre. Si dicha sublevación implicó
un claro cuestionamiento a[ ideologismo disolven-
te de la Revolución'francesa, mucho más lo sería
t4 [¿ Neve v L¡s ]'eMpasrAnrs Epoprvn os u VuNoEe] 15
L-c RevoLuclóN Fnnncesn [L¡

el de la Vendée. Porque el alzamiento de Lyon fue


Sobre el tema que nos va a ocupar se han es-
provocado por los desafueros de los funcionarios
de la Revolución; se trató, más bien, de una reac_
crito cerca de 14.000 obras, algunas a favor y
muchas en contra. En las presentes páginas trata-
ción "girondina", es decir, desde adenko de la
remos de ofrecer una versión objetiva de aquellos
Revolución, con e[ deseo de paliar los desmanes
hechos, que siguen suscitando juicios frecuente-
de la Convención y del Tbrror,
mente apasionados.
El levantamiento de Ia Vendée fue mucho más
allá, constituyendo una respuesta integral al pro_
yecto subversivo, entendido como un atentado po-
lítico-religioso, según lo explicamos en el primer
volumen de estos tomos dedicados a la Revolu-
ción, en orden a derribar los altares y el hono. Tá_
les serían, justamente, las dos grandes banderas
de dicho levantamiento: Dios y e[ Rey.
La epopeya de la Vendée se extendería por mu-
cho más tiempo que [a de Lyon, sobre todo si con-
sideramos sus coletazos, Tanto que algunos estu-
diosos no vacilan en hablar de "cinco guerras de
la Vendée", como dicen, las dos primeras, entre
los años 1793 a7796; la tercera, de 1T9g a 1g01;
la cuarta en 1815, araízde la gestión de Napoleón;
y finalmente, la protagonizada por la duquesa de
Berry, en el año 1832.
Nos referirernos a todas esas etapas, pero dete-
niéndonos con mayor prolijidad en las llamadas
primera y segunda guerra, porque nos parece que
son las que mejor kasuntan el espíritu místico del
levantamiento, altiempo que nos permiten resaltar
corno corresponde las figuras de los principales hé-
roes que darían su sentido plenario a aquella gesta.
Cnpírurc Pru¡¡eno

LA PRIMERA GUERRA
Analizaremos en este capítulo las raíces últimas
dellevantamiento, sus razones, sus capitanes y sus
vaivenes bélicos.

I- Antecedentes

No fue casual que e[ levantamiento tuviera lu-


gar en la zona de,la Vendée. Las circunstáncias de
su historia exptican el rechazo casi instintivo que'
en ella provocó el desencadenarniento del proce-
so revolucionario, Tratemos de exponerlas.
llenri de I-a Rochejaquelein
20 L¡ y ues Teupesrnoes
N,rrve
L¡ R¡vot-uctóN FRANCese [L¡ EpopEv¿ DE L¡ VENDÉE] 27

7, La elangel¡zación de Grigníon de Montt'ort

Bien ha señalado Jean de Viguerie que hubo


otras rnuchas regiones francesas que €ran profun-
damente religiosas, como por ejemplo el
Languedoc, y sin embargo no se levantaron en
armas. Es cierto que algunas de ellas protestaron
e nárgicame nte cuand o los atropellos revolucio n a-
rios, pero no llegaron a{a confrontación bélica,
áPor qué fue precisamente la Vendé e el escenario
de este gran levantamiento? E[ pensador francés
lo atribuye en buena parte a la profunda evange-
lización que San Luis María Grignion de Montfort
y sus discípulos llevaron a cabo en esa tegión a lo
largo de todo elsiglo XVI[, especialmente mediante
sus misiones parroquiates. De hecho, un gran nú-
mero de parroquias insurrectas se contaron entte
las que habían recibido la visita de aquellos misio-
neros. Sin ese apostolado y sin el espíritu de sacri-
ficio que encendier.on en las almas, la Vend ée re*
sultaría incomprensible. Nos convendrá, pues, alu-
dir, aunque sea someramente, a [a vida y [a obra
de aquel gran santo.
Nació Luis e[ año 1673 en un pueblito de Bre-
taña, Montfort-la-Cane. Su padre, Jean-Baptiste
Luis Mo.ríaGrignion de Montt'ort Grignion, era abogado. Ya desde chico mostró el
(Grobado de Víctor Dethei)
santo una particular afición por las cosas religio-
sas, al punto de que luego algunos creerían poder
sintetizar esos primeros años de su vida en la divi-
sa: Dios solo. El día de su confirmación eligió por
22 L¿ Navr: y t.es TrNpesmoss
l_n REVOnrcróN I--RnNCr:Sn [L,c EeoeEY
DE l-a vU¡rOÉCJ 23

segundo nombre: María. Rearizó


sus estudios se- propósi-
cundarios en Rennes, en el colegio
a" to, paare, de aquel lugar. Con el fin de lograr dicho
jesuitas. Luego ingresó en la frecuentación de
al seminario.de saint- tc iniistió particr,rlarmente
espiritual y
sulpice, en parís. Tras terminar
sus estudios ecre- los sacramentos, la oración, la lectura
la devoción a la santísima Virgen. Fue también
siásticos recibió er orden sagrado. p"r en
;;;eilos
Poitiers donde fundó una congregación religiosa
años, un virtuoso sacerdote de a
Nantes, qütuUfa para
sido discípulo der padre J.J. orier, io qu" llamó de [a Sabiduría, sobre todo las
rrnáJaor'de ra
Congregación de los clérigos de
S"n illpi.iq ," misiones en el campo. Luego lo invitaron a Angers'
dirigido a parÍs en bis.a de misioneros. Allí los jansenistas le dieron una acogida indigna.
.había
Ie presentaron al novel sacerdote,
A[í
il;;Joru ,u Grignion, que parecía preclestinado para ser mi-
invitación. Era el año 1200. El padree;ü;;, fervor:
," sionerJ rural, era un sacerdote pletórico de
encaminó, así, hacia Nantes. EI los
viaje lo rial¡za en cuando hablaba de Dios su rostro se inflamaba:
barca, por er río Loire, haciendo que era Cristo quien
unarto L" i,o"t"- que lo escuchaban "decían
vrault y en Saumur. AI llegar a
aque[a ciudad, y hablabaporsuboca''.SusSermonesestabansiem-
conocer a varios sacerdotes, quedó
desagradado pre bien pensados. Su tenguaje, fácil de compren-
por la tibitezade argunos de
elros en cuyas casas se
debió alojar, y creyóque Dios Ie
iua p*ro lleno de fuego, iba derecho al cotazón de
en aquella época tan dominada
inspiÁú"lrra", ,ur'áyuntes. comenzó así a recorrer las provincias
poiel espíritu del alguno,
jansenismo, "una pequeña del oáste de Francia, sin aceptar estipendio
y pobru .o*iuná au ,i"rnprn pendiente de la Providencia' Ir en todo
a
buenos sacerdotes que, bajo en las al-
la protección de Ia ,lesús poi María, restaurar el cristianisrno
Santísima Virgen, fuesen dá parroquia de las
quia dando catecismo a los pobres
en parro- mas por la práctica de la renovación solemne
manos de la sola providenciai. por
ufA*nlr, pro-ntus del bautismo, propagar la devoción a
el n,o.ántt "r,
r" NuestraSeñora,especialmentemediantelarecita-
abocó a evangelizar en una parroquia grandes
canías de Nantes. Rápidamánte
de las cer- ción del rosario cotidiano; tales fueron las
conocido por el líneasdesumétododeevangelización.Cuandblle.
vigor de su predicacién, recibió
ciones de varias parroquias
sucesivas invita- gaba a un pueblo' lo primero que hacía' después
de la misma .ir;;; áe visitar ei Santísimo Sacramento' era acudir
al
Más adelante, fue llamado a poitiers, hospital; este paso 1o miraba como inobviable'
donde for_
mó un grupo de estudiantes universitarios,
nes anhelaba convertir en
a quie- Con especial gusto peregrinó a Mont-Saint-
érite para la conversión para quien-
Michel, en Bretaña, sitio inolvidabfe
quiera io truvu donde llegó la'víspera de
"Anocido,
[¿ Nave y t¡s Ts¡,rprsrnoes
L¡ Rei¡ouuclóN Fnn¡lcesn [Lr Epopevn oe m VenoÉe] 25

la fiesta del Santo pabono.


Dicho espacio sagra_
do, uno dq fug*". ,;as apetecidos por una misión. Tras subir al púlpito, se mantuvo en
{os los
miembros der eshÁentr
."u"'I*...,"r?rlcra silencio durante algunos instantes. Todos lo mira-
aque'os tiempos con ros ban desconcertados. Llego tomó un gran crucifijo,
majestuosos acentos "n
gregoriano. El también, der lo mostó al pueblo sin decir palabra, pero su mira-
armado p;; ;l ;.oingnl
de los combater, du.."ndáia da al Señor allí clavado era tan ardiente que todos
A"lmonte santo con
un coraje renovado y un quedaron [enos de compunción. Despuás fijó el
ardor ird;ii.i;;*
consagrarsu vida a ra
sarvación de ras armas. poco
,uru crucifijo al púlpito y descendió.-Ese fue todo e[ ser-
más adelante, fu9 a v¡s¡taraipapa rnón. Uno de los presentes dijo que nunca una pre-
quien le presentó. sus proyectos Cl"*"nü XI, a dicación había resultado tan elocuente. A [o largo
por acaso no tendría y Ie preguntó si
que ir a las ,¡rio-no?kan- de su vida le daría gran importancia a la costumbre
jeras. ',Usted tiene, de colocar cruces en los caminos; solía hacerlo para
pujru, un grun campo
cia para ejercer su celo,,, en Fran- perpetuar el recuerdo de [a rnisión y de sus frutos.
i" ,"rpondió el papa.
Elegía, por Io general, un lugar elevado, o una en-
Nunca quiso ejercer presión
sobre los demás. crucijada de carreteras; por eso las cruces eran muy
Cierta vez' un capellán lo'¡nr¡to
para dar un retiro frecuentes en los campos del Oeste de Francia.
un grupo de monjas. presentóse a
nuesho santo al
convento como rnendigo,
y pidió rn puá*o Las ciudades que él misionó: Rennes, Nantes,
por pequeño que fuera. ,Lá ü.oun, Angers, Poitiers, LuEon, acabaron por ser las más
comunidad es dema_
siado pobre *re dijo ra
hermanu- pu.u poder cristianas de Francia, las que mejor conservaron
nada". kecisamente en darre la fe, aun en medio de las persecuciones. El prin-
ese momento llegó el
cerdote que Io había invitado.
AI enterurrJá"=or"
sa_ cipal enemigo de nuestro santo fueron los
el supuesto mendigo
no;;;;;. que su predicador, jansenistas, particularmente rnolestos por [a devo-
Ias religiosas quecliro"
otuiJL.tur, y le pidieron ción a la Virgen que Grignion inculcaba con tanto
excusas' Luego ro invitaron
u .nnur. EI res diria en fervor. Francia había conocido un largo tiempo de
su primera plática: ,,Cómo,
hermanas, ustedes nie_ indiferencia en materia religiosa, de rnodo que el
gan un pedazo de pan
cuando se les pil;;;;;*_ terreno estaba preparado para la eclosión de las
bre de Jesucristq y para
un miserable pecador Ie doctrinas jansenistas que restringían el uso de los
preparan una br sacramentos bajo pretexto de falsa humildad. A
h rá y *"*,,Hio::T :?ffi[T veces aquellos herejes juntaban gente para insul-
su ciudad natal de Montfort,
"?iff:i¿¿: tar y amenazar a Grignion. Pero cuando a éI le
el fin de predicar
"ti decían que tenía muchos enemigos; contestaba:
Lq NavE y LAS l'EMptrsrAoES
[¡ REvol-ucto¡r FRnNcesA [L^ Et'oprvn oE r'n VeNoÉcJ 27

"Yo no conozco otros que


los que me halagan o
bía acontecido, quizás alguna presión de los po-
hablan en mi favor: ,¡, ,r"rJ;;;;';rü1, ,on derosos jansenistas. Pero Grignion no era un hom-
los que me dan pesadas
cruces que llevar,,.
bre que se descorazonase fácilmente. Y fue en esos
Estando un día en Fbntcháteau,
un pueblo a momentos cuando resotvió fundar en Nantes, bajo
mitad de camino entre Nantes
y Vannes, para pre_ el nomb re de "amigos de la Cruz", una cofradía
dicar una rnisión, tuvo la idea
dá ,"ulaai ali;;; pr"_ para todos los que "a [a sombra de la Cruz y de
yecto que desde hacía
tiempo ratía en lu üu"ru, Nuestra señora de [a Piedad, deseaban entrar en
erigir un calvario monumentil
.n r.,.rn"üul'Cr*_ el verdadero camino de la vida, que es el sendero
to crucilicado. Cierto día,.después
del ,"rrnón, estrecho y esPinoso del Calvario" '
puso su plan, que fue recibid- "*-
todo., ;; ;;i#il'J[H:[Íil
¿i ; iu .uburu,
Pronto se dirigió a la ciudad de La Rochelle'
con la intención de predicar allí e[ evangetio. A
idea. Cada día llegaban'por
la mañana de 200 a
400 trabajadores ,oluntarios, diferencia de otros obispos, más o melros imbui-
jóvenes y viejos, para
hombr., , .ü)rr, dos de ideas jansenistas, e[ de La Rochelle era no
ofrecer su aporte. La noticia
cundió por Europa. De todos sólo ortodoxo sino también admirador de la doc-
radts u.raán"nu"-
vos colaboradores: de Bpaña, trina y el método apostólico del padre Grignion.
de nunj"i'rl;nru,
del pueblo, pero también Allí piedicó varias misiones' en el campo y en [a
de ia nobleza, que des_
cendían de sus carrozas y ciudad. Otro tanto hizo con tos soldados' En la
se ponían a tab-iia,:'=
g.ran procesión que cerró la misión de estos últi-
Era el año 1709. EI obispo
de Nantes había Áor, r-tn oficial marchaba adelante con los pies
decidido asistir personaln,uniu para
ra bendición descalzos, enarbolando el estandarte de [a Cruz;
del monurnento. Mus h" uquique
ocurrió lo im- lo seguían sus soldados, también descalzos, llevan-
previsto. La víspera, llegó
,n _Lnra¡e de l_ .u.¡u do en una mano el crucifijo y en [a otra e[ rosario,
donde se decía que no habría
dre, asombrado
u"nji.ián;i;"_ mientras entonaban cánticos' Porque uno de sus
po¡ la inesperada novedad, fue recursos misionales consistía en enseñar a los fie-
enseguida a ver al obispo, pero
éste pers¡ri¡ál.r* les cánticos diversos que él mismo había ido com-
actitud' Más aún, u" rn.ibió
tambián unu-ü"n poniendo, donde exponía la doctrina católica, con
del rey según la cuar er carvario
debía ser pronta- io qu" no sólo enseñaba sino que inflamaba de
mente demolido. Las autoridades
convocaron en_ piedad los corazones.
tonces a S00 campesinos, que
deb¡eron-uu"úulr,
vigilados por soldaao.. n¡un.u Acertadamente el padre Montfort es considera-
se supo lo que ha-
do también como uno de los precursores de la de-
La Nnve y ues Te¡¿pESTADES L¡ Revot¡clóN Fn¡¡¡cesa [[¡ Epopeva oe r¡ VenoÉe] 29

voción al Sagrado Corazón.


No parece casual el completó las constituciones de las Hijas de la Sabi-
hecho de que.dos años después
en L6zí cristo se había .r"rudo
dL su ,,u.¡rn¡"nto, duría. Quizás fue también allí donde escribió su
ta María, precisarn ente cuando " j;;;;niJu.
s;"i; ü;rgari- obra más famosa, el "Tratado de la verdadera de-
t", ," voción a la Santísima Mrgen".
empeñaban por extinguir er
impurso de ros fieres
hacia ese Corazón qu-e tanto había Siempre había tenido la idea de fundar una pe-
amado a los
hombres. Nuestro apóstol, ardiente queña asociación de buenos sacerdotes, consagra-
a. uroiu Dios,
con su alma encendida en aquel dos a predicar el Evangelio, especialmente a los
Horno Áái"nt"
de caridad, estimaba que dicha pobres y desamparados, bajo e[ estandarte y pro-
devoción consti-
tuia una de las mejores iarvaguardias tección de María. Ahora escribiría las reglas de di-
conba Ia friar-
dad disecante der espírifu janlenista. cho instituto -la Compañía de María-, Qu€ se abren
rbmb¡én com-
puso varios cánticos en
su honor. con una oración sublime. E[ padre Faber experi-
mentaba una especial predilección por dicha ple-
Muchos lo odiaron, como cuadra
y hasta argunos quisieron
a todo santo, garia. Tiatábase de una sociedad de misioneros
envenenarro. pero sobre que llevarían e[ nombre de María, bajo la conduc-
todo lo calumniaron, tildándolo
a" ñip".jü, a" ción del Espíritu Santo, ya que etla concibió al
fanático, de loco, o bien af¡rmando
intempestivo furbaba el reposo
que con su celo Salvador en su seno virginal por obra del mismo
público, qul o.i_ Espíritu, su esposo celestial. Con dicho proyecto
a los fieles, resucitandolas guerras
Fbu de religión... no buscaba tanto suscitar profesores, sino más bien
Tras su estadía en La Rocherel
fue ¡nvitaJo-plr el misioneros, que evangelizaran en la pobreza más
obispo de LuEon.p.ara
especial Ia zona del marais "rungiiru, ,u dñJü estricta, sobre [a base de que el principal logro de
vendea"o iroroi, ,ig- "n una misión era que e[ mayor número posible de
nifica zonacenagosa, marisma) y
de la isla de yeu. los misionados renovasen sinceramente las pro-
En los alrededores de.esta isla pululaban
corsarios, gu€ saqueaban sus
piratas y mesas del bautismo. "En este sacerdote -escribe
ctstas, aleccionados de La Gorce- pom controversia, pero sÍ una fe
probablemente por ros
calvinistas de La Rochere. tan profunda que se comunica por contagio; nin-
Tiabajar en ese no dejiúa ¿. ,o p"GJro
lugar
Pero at padre Grigñion guna preocupación fuera de la salvación eterna;
nada lo anedrauu. eI rin ningún odio excepto alpecado; en [a cátedra' una
al cabo su anhero más codi.iaJo v
cierto es que er éxito de ra misión
era ermartirio. Lo implacable rigidez de doctrins, I en las conversa-
resuká n"üur" ciones íntimas una ternura infinita; un corazón lle-
en aquella isla. Vorvió ruego
a La Roche[e,;;;;" no de Dios y lágrimas verdaderas, capaces de pro-
[¡ NnvE y r¡s TeMpFsTADF:s L¡ REvor-uc¡ó¡l I'nnNcrsn [Ln Epop¿vn or ur VeNocci 31

vocar otras lágrimas. Con todo


pojada hasta el desprecio
esto, una vida des- ba transfigurado. Dedicó estos años a misionar el
más profundo de todo tlamado bocage vendeano lbocage significa bosca-
cuidado materiar; un cero que
abría todas ras fuen- je, floresta, pequeño bosque), alnorte de Fontenay.
tes de .q
la vida, aunque oeDleran
wrLrcr¡ au¡¡que debi secarse antgs de Predicando un día en la iglesia de dicho lugar se
tiempo; largas carninatas a pie,
nie- de miciÁh en
cle misión '*i
.ar¡ mi_ sintió indispuesto. Retiróse entonces a un valle pro-
fundo y estrecho. Los aldeanos de la zona se arre-
::, :i*
de no ser_o: ::_..
ntar á ;;;i"-ou"á' IIar,
pe rs.
molinaban en su torno para atenderlo. Ese lugar
rnás que un obrerod;'E;;ffi"1j acabarÍa por ser durante siglos meta especial de
Poco después emprendió
un viaje por Bretaña y peregrinaciones.
Norrnandía. En algunas ciudades a

encontró el re_ Nuestro padre no dejó de preocuparse por la


chazo frontal de. los obispos
del lugar,-r'f,r* l" educación cristiana de los jóvenes. La juventud
negación de las licencias para
.onf*ur, fiorlu. in_ estaba por aquellos tiempos bastante desquicia-
trigas que son de imaginui.
Fu" lu nor"nu ,á qun da. En orden a remediar dicha situación, Dios sus-
tuvo que soportar una sifuación
tan doloioiu ,uru ciió dos grandes santos: en el este de Francia a
un sacerdote. Luego volvió a
La Roch"l¡e. nir ru San Juan Bautista de la Salle, con sus "Herma-
aconteció algo realmente notable. porf"
parece evidente que la
qu.," uurá, nos de las Escuelas cristianas", para educar a los
Santísimu Virgen quiro, varones, y en el oeste a San Luis María con sus
una de sus fiestas, la de la purificacióñ "n
dorificu, ae "Flermanas de la Sabiduría", para trabajar con las
manera particurar a aquer que
tanto rráuia contri- niñas. Durante una misión que predicó cierta vez
buido en el Oeste cle Franc,J;lu
propagación de la en Fontenay, se incorporó a su grupo de religiosos
devoción alRosario y la esclavitud
mariana. Estaba elpadre René Mulot, que sería luego mirado como
¡:redicando en erdía de esa fiesta sobre
tu gruñuru el segundo fundador de la congregación. Dicho
de María cuando, según nos
lo cuenta una multitud sacerdote había estudiado con los jesuitas de
de testigos, de pronto la gente
tuvo la irnpresión de Fontenay, y luego en el seminario que los mismos
estar escuchando a un santo.
Su roskq extenuado padres tenían en La Rochelle.
por las austericlades, los habajos
incesantes y los
ayunos continuos, se mostró En estos momentos, e[ padre Luis María, que
de golpe lumino-stíro-
,ln1? de ét rayos de gloria.
ducido que los mismoi que
il til el .u*ú;;;o- ya se encontraba llegando al término de su vicJa,
allí se encontraban sólo se dirigió de manera especiala Nuestro Señor, para
podían reconocerlo por'lavoz,áe confiarle su empresa apostólica: "Señor Jesús,
tal ;;;;"_
acuérdate de dar a tu Madre una nueva Compa'
[¡ Neve y ues TeupF-srADES
L¡ REvor-uoóN F¡u¡.lces¡ [Ln EpopEve oe ue VeNoÉe] 33

ñía, para renovar por ella todas


las cosas y para
acabar por MarÍa ros años de gracia, ya robusta, en todas las regiones de esa zona, y ello
corno ros has
comenzado por Ella. Dale hijos, hasta 1789, insistiéndose siernpre en lo mismo: la
dale s"rviáor", u
tu madre. Acuérdate de sus consagración a Jesucristo, que no podía pasar sino
entrañas y de su seno,,.
Comenzó entonces su última por la perfecta consagración a la Santísima Virgen,
misión en Saint-
Laurent. Al concluirla sufriá en un ambiente de renovación de las promesas del
un ataqu e de pleu-
resía. Ya había la previsión de'elegir.o*o bautismo. Todos recibieron idéntico mensaje, des-
sucesor alpadretligo
Mulot, que era su confesor. Dicho de e[ simple trabajador hasta el noble del castillo.
padre lo reemprazaríapor Los guerreros de la Vendée llevarían en sus cami-
33 años. En sus úrtimos
instantes, el padre de Montfort sas la imagen del Sagrado Corazón, en tela roja,
no soltaba de su
mano derecha una pequeña estatuilla encuadrada por las iniciales de Jesús y de María; [a
de la Virgen
que había llevado en iodas pondrían sobre el chaleco o corno escarape[a en
sus misiones junto a
un crucifijo. Los miraba con ternura
alternativamente. Asi pletórico
y los ilr"b; sus sombreros de anchas alas. Fueron los herede-
a" fárror,-Jurió ros del padre Mulot, los ilamados Mulofins, quienes
en 1.776. poco antes, entonó la difundieron en toda aquella zona.
con voz vibrante de
gozo, la primera estrofa
de uno de sus cantos:
Como bien señala Rubén Calderón Bouchet, tal
Allons, mes chers arnis, fue la influencia que los verdaderos sacerdotes, dis-
A//ons ou parodis, cípulos espirituales de Montfort, ejercieron en la
Quoi qu'on gagne en ces lieux, Vendée. "No hubo incitación a la rebelión y mucho
Le parqdis uaut mieux. rnenos una cuidada elaboración de la guerra. Se
predicó Ia verdadera fe y cuando se sancionó la
, FI i{lujo que San Luis María tendría en la gesta
de la Vendée fue realmente inconmensurable. Consiitución Civil del Clero, los sacerdotes de Cris-
buena parte las guerras de En to no la aceptaron. Este lno podemos.l fue com-
aquella región se desa-
rrollaron en las tierras qu" prendido por un pueblo que había recibido [...] su
mirionó ersanto. una fe
sólida, alimentada en iu. a"rociones palabra familiar y popular, a la rnanera de Cristo
al Sagrado
Corazón, la Cru-., la Sagrada mismo, y cuyo secreto resulta tan difícilpara los que
Eucar¡stía, la Santísi_
ma Mrgen y su Rosariq formó tienen más cornplicaciones que alma".
ut puuúU O.r" f"
gran resistencia ar espíritu
de ra Rávoru.ián.-L, En 1888, monseñor Carlos E. Freppel, obispo
misioneros del Ra{re Mulo!
discípulo y heredero de Angers; pronunció un panegírico de nuestro san-
de Montfort, conüibuyeron
á sofidif¡car aquella fe, to en Saint-Laurent, donde nos parece encontrar
un compendio de todo lo Qüe hemos dicho:
L¿ Nnve y ms Tu¡,¡r,Es.rADEs
Lrr Revor-uclóu Frrencesn [[-q Epopevn oc m VurtoÉrl 35

Crignion de Montfort lleva con él tres fuerzas


cr¡yo secreto nos ha entregado en sus propios para engendrar el heroísmo: [a fe religiosa y
admirabtes
escritos: una inteligencia perfecta
de la divin" a;úi_ la fidelidad al poder legítimo.
duría, un amor apasionado por la Cruz,
un. ¿nrá_ Cuando at fin del último siglo, es decir, en la épo-
ción singular a Ia Santísirna Virgen.
Con'esta O"l"; ca de [a Revolución, cuando en un día de odio y de
ca de un poder incomparabre, rávantará
muttifudes; ceguera, se vino a atacar a los ungidos del Señor. ¿
sin hacer caso a la prudencia de la carne
en la cara a [a sabiduría soberbia del ,¡slo
combatirá todo lo que representaba a Cristo, tanto en el Esta-
humilde locura dela cruz;irá, con elcrucifro;;;
.o;'i" do como en la Iglesia, ese pueblo se estremeció en
sus boscajes y en el fondo de sus barranics. Enton-
mano y el rosario en ra otra, a derribar
r", ra"ror á"t ces se levantó para defender todo lo que amaba,
mundq abatirlos y hace¡tos añicos, a los pies
calvarios; fuerte con la ,nirión qu" nt pupu
d; *; todo lo que respetaba; y e[ mundo fue testigo de
Ct"*"n_ una lucha tal que no sb ha visto otra más emocio'
te XI le confió, triunfará de las
ui¡d".", y durezas del nante desde el tiempo de los Macabeos. Moriamur
jansenismo arrojando a
las almas en lts Ururo, a"
María, para conducirlas a Jesús in simplicitote nosfro, "muramos en la simplicidad
[,,.]. Mediant" ,u, de nuestra fe", repetían esos hijos de campesinos
prácticas tanto como por sus
enseñanzar, formurj que la fe habÍa transformado en héroes, y que cami-
un pueblo de cristíanos de fe robusta,
de p¡edad fran- naban al combate slmplemente y sin temor-
ca y abierba, sencillos en sus hábitos y
en sus cos_
tumbres, que sabrán conservar, de lnfructuosarnente en apariencia, su sacrificio no
una a otra gene-
ración, la fuerte impronta de su misionerq permanecería estéril. Porque sies verdad que la san-
V s-eran
capaces de mostrart con el coraje gre de los mártires se convierte en una semilla fe-
del soláJa., l";
virtudes que hacen a lo¡ santos y el
heroír*o qu" cunda [...J, si algunos años después de esa guerra
engendra a los mártires de gigantes, como la llamó un hombre que entendía
[.,.J
En la época en que Grignion cle Montfort de ello, habéis visto que nuestros altares se levanta-
menzó su apostolado. había, en eloeste
co_ ban de nuevo, vuestros sacerdotes volvían del exi-
de Francia, lio, y Ia lglesia de Francia se levantaba sobre stts
un pueblo hacia el cuatse dirigirían
con preferencia ruinas más fuerte que nunca, es que la sangre cle los
las rni¡adas del santo misionero.
f)ic»s, que clistribu_ justos habia nrerecido todas esas restauraciortes' es
ye sus dones como le place,
habÍa dotado u pu"- que antes de resplandecer ante el gran día de ia his-
blo con todas las cualidades naturales "r* un
que hacen toria, la resurrección había gerrninado en esas tum-
gran pueblo. La historia estaba
allí para rnostrar con bas oscuras, en que el sacrificio hat¡ía sido sepulta-
qué tenacidad habia sabido defendár,
desde los tiem- do con los hijos de la Vendée.
pos de Julio César, la vida y
la tradición nacionales.
Luego, la lglesia habia u"nido a ii¡ertu, Pero, d,quién fue el que retempló el alma de ese
sobre ese
tronco robusto las virtudes cuyos principios puebto en las fuentes de la fe? iQuién fue formando
ella lle-
vaba en sí t...]. Er arma de eite desde hacÍa tiempo y preparando para esas luchas
óuebro r,uuiu r¡at
como moldeada por dos sentimientos heroicas a esta Yendée militar, vuelta Ia acfmiraciÓn
igualmente
delmundo entero en los peores días de nuestra his-
36 L¡ N¡ve y us'l'eupEstADF§
L¡ Rrvor¡clórq Fn¡xcEse [L¡ EpopevR oe u VnNpÉe] 37

toria? i,Quién puso en marcha ese rnovimiento


de
resistencia cristiana, cuyos efectos se hacían En la zonade la Vendée, un grupo de sacerdo-
sentir a
ochenta años de entonces? No dudamos
en decirlo tes refractarios, que conocían perfectamente eles-
y en repetirlo con lavozpública: nadie
ha contribui- tado del campo y el dolor profundo de las fami-
do más para ello que San Cr¡s"irn d" M";tü.';r;, lias, escribieron a[ rey muchas cartas, todo a lo
gosas maravillosas han sido en gran parte; ;br";
la de sushijos. largo del año 1792, donde [o animaban para que
no aflojase, que pusiera el pecho a la Revolución.
No se equivocaba demasiado erinfame Fouché,
El 9 de febrero del mismo año, algunos de e[[os,
cuando dejaba traslucir.su virulenta inquini reunidos en Angers, redactaron una misiva para el
u to, rey, que puede considerarEe como el acta origina-
Mulotins. responsabres en su opinión deiarzamien-
to de Ia Vendée. ria de [a epopeya de la Vendée. "Señor -le de-
cÍan-, sois un hombre piadoso, no lo ignoramos.
I-laréis lo que podáis [...J. Pero sabedlo, al fin, el
2. Pródromos del leuantomietnto pueblo está cansado de la Revolución. Su espíritu
ha'cambiado, le ha vuelto su fervor, frecuenta los
sacramentos [...]. El pueblo está con nosotros [...]
Cuando en noviembre de lTgg,la Asambtea lSe dice que excitarnos a las poblaciones? Es todo
Nacional resotvió expropiar los bienes der lo contrario. áQué sería delreino si no contuviéra-
crero, la
medida cayó muy mal en el pueblo católico mos al pueblo? I...i. N" sabéis, Señor, de lo que
de todo
elpaís, no sólo por lo que implicaba ae aespo;o sería capaz un pueblo que se ve arrebatar su culto,
an
la lglesia sino también por er hecho d" qu" sus templos y sus altares".
att,o.
bienes fueron adquiridos pot ros banqueros
de las Pero el rey no tuvo coraje, y los proyectos re-
ciudades, nada bien vistos en la poblaciOn.
úüuuo volucionarios siguieron adelante, Los antiguos
más dio la Asamblea cuando el ls de
febrero de obispados, que eran 53, fueron suprimidos, de
1790 procedió a la supresión de las órdenur
r"rü¡o- modo que cada departamento político, pasó a ser
sas y de los votos monásticos, en camino
a la práxi_ una diócesis. Los obispos ya no eran designados
ma promulgación de ra constitución
ro, votada en julio del mismo año. El
civir aet cte- ¡ror [a Santa Sede, sino por los mismos electores
Z4de agosto, que sufragaban en las elecciones políticas, fuesen
elrey sancionó dicha rey einvitó a todos
ros fñnc"- católicos, protestantes, judíos, agnósticos o.inclu-
ses a adherirse. La rnayoría de ra gente
so adversarir¡s del cristianismo. Asimismo se pro-
que se trataba de un rey prisionero. "nt"na¡¿ hibía que la lglesia reconociese en Francia la auto-
3B
L¡ N¡ve y usltrrrpESTADEs
[¡ Revoluctó¡l FnnNcese [L¿ Epopsvn ne La Ver'¡r,ÉEl 39

ridad de cualquier obispo cuya


sede estuviese bajo
la jurisdicción de una por la Asamblea -declaraba-, es destruir la religión
botenc¡a extranjera, es de_
cir, concretamente, def papa. católica, y con ella, [a obediencia debida a los re-
Como b;;h" final,
los sacerdotes debían pi"riu, juramento yes".Al día siguiente, señalaba en una encíclica que
de fideri.
dad a la Constitución b¡ril del
Clero.
"los 17 artículos de los derechos del hombre. tan
contrarios a la religión y a la sociedad [...]"'
"El fin de la constituyente
-ha escrito Mourer- PaPa, pronto
era claro: se quería establecer
en Francia uná lgle- A pesar de la intervención del
sia.nacional, y.al mismo tiempo
se reglamentaban
empezaron a aparecer los primeros obispos "cons-
toclas las reraciones que.eila
iebía titucionales", es decir, que hicieron suya la Consti-
ade_
con el papa, con el Estado y "ü;; tución Civil,'no reconocídos, como era obvio, por
Fnl:, .on ái'puuUlo,,.
Tiatábase de un paso querido
y no accidental, en el Santo Padre. Cuando intentó ocupar su sede el
razón delcualel clero, si quería
seguir siendo fiel a obispo inkuso de Nantes, etclero se le rebeló: "Vues-
la lglesia y a sus compromisos
sacerdotales, se viera ka elección es nula y vuestra consagración ilícita.
en la necesidad de áeclarars
e en rebeldía, negan_ cuando veais que os viene a recibir [a municipali-
do su acatamiento ar Btado.
La medida sonó corno dad, en traje de gala, los cuerpos administrativos,
un estampido en toda la nación. la guardia nacional, cuando escucháis tañer las cam-
Aun cuanáo el
rey se dirigió a los franceses pidiendo panas de la catedral y tronar el cañón, creeréis que
qu"G u.up_
taran, et episcopado pnrrnunlció sois el deseado de la ciudad, de toda la diócesis.
sordo a la invita_
ción, y Ia mayor parte de los
sacerdotes se rehusa_ Pero vuestra ilusión terminará quizás con el sonido
ron a prestar el juramento. de las campanas, con el retumbar de los cañones,
con las felicitaciones de la gente. porque la mayoría
Las reacciones fueron rnúltiples,
pero de una del clero de la ciudad y del campo os mirarán como
manera particular en Ia Vendée.
Un grupo Ju .na, a un usurpador". En varias diócesis los nuevos obis-
de cien sacerdotes de ra diócesis
ron su protesta a.[a Asamblea,
de Nantes, ereva- pos debieron avanzar entre dos filas de soldados
que la Constitución que se
donde .u ufirruUu para poder acceder a la catedral. Con frecuencia
les querfa imponer rom_
p.ía el carácterjerárquico no los esperaba ni un solo sacerdote. El clero, {or-
de la lglesia, hacía de Fmn- mado sólidamente a lo largo delsiglo XVIII, no supo
cia una nación en rebeldía
conil papado ,,.r.*i. sino alinearse cletrás de sus obispos legítimos y ello
la autoridad rerigiosa ar poder
civir. En marzo de
papa pá Vl sat¡á nn áuf"nsa de manera pública. Los jacobinos presionaron en
!!?1,e1
"EI efecto obligatorio de ra
del ctero fiet: favor de la medida gubernamental, hasta lograr que
constitución decretada el poder político resolviera que ningún sacerdote
[¡ Nnve v r¡s Te¡vpESTADES
L¡ Revo¡-ucrót¡ FnA.lcese [L¡ Epopevn oe r-n Ve¡loÉrj 4l
que no hubiese jurado pudiera
permanecer en su
cargo. Refiriéndose a este
asunto, un presbítero que En Angers, 408 sacerdotes fueron encerrados en
había colgado tos hábitos, una abadía; allí permanecieron, tirados sobre paja,
bía: "En LTgO,la Asambl.u
el;a;;. C;;ü,I*r,_ durante seis días, a pan y agua. Las autoridades
ionrtituyente obligó a
los sacerdotes católicos u un de la zona de Fontenay obligaron a todos [os sa-
llrrmento que hizo
rnás mala Francia que las guilloiinas cerdotes "refractarios" a ir a esa ciudad para ser
de Roüesp i,"rr"
y los ejércitos de Europ"
ááris;dos allí internados. Los que pudieron y se anirnaron,
contra eila,,.
se quedaron en sus puestos, claro que escondién-
En Io que.toca al bocagevendeano,
que más nos interesa, la
que es lo dose. Una vida nueva comenzaba para ellos, vida
Srán mayoría del clero re_ errabunda, de escondite.en escondite. En todo eso
husó la constit:.i9!
_nu""* V el juramento. El re-
chazo fue del g0 al 70oro.
no se sabe qué admirar más, si la solicitud de los
rí.uunto a ras órdenes fieles por sus pastores, a quienes protegÍan, o la
religiosas, que estaban
bastante relajadas, no po_ entrega heroica de éstos a sus fieles, hasta poner
cos de gus miembros aceptaron
que el clero diocesano pronunciar
con más facilidad en peligro su vida. El rey estaba ahora encerrado
rnático; no asíras
eljuramento cis- en el Temple, con la familia real. La persecución
rerigiosas, que se opusieron
cerr,- se desencadenó, ya sin trabas. La gente lamenta-
mente. EI direma que ros miembro.
aa Jur" r,u_ ba: "iSe nos lleva a nuestros buenos sacerdotes!".
tenido que afiontu, .ategórico: o presta_
,bh"juramento
ban o tenían que"rairse. Cientos de sacerdo-
Mientras tanto, cornenzaron a ocupar sus car-
tes ernigraron, la mayoría gos los sacerdotes juramentados. Eran, por [o ge-
a España, y okos a Ho_
Inglaterra o Alemania. A lor'du neral, mal recibidos, al igual que los obispos gu-
lun9u,
fue bastante bien; en cambio
eñiu rc, bernamentales. Cuando tomaban posesión de sus
los que se dirigieron a
países protestantes.tuvieron
que afrontar frecuen- parroquias sólo los saludaban los "patriotas", los
temente la miseria, deambulanio cuales ni siquiera sabÍan lo que era una misa. El
de un ü;;;;r
pueblo, que se sentía abandonado, estaba de luto,
En junio de 1792 el rey,tras
sintiendo a la impl"*.nü.Íón
haber seguido con- cualsi hubiera muerto algún pariente cercano- Ue-
de ,uriuiil"aiau, gaba e[ dorningo. iEl cura intruso estaba solo!
inicuas, tomó coraje y puso
ef veto a la ley de ex_ Como si se tratara de algo casual, el cantor se en-
pulsión que se habra decretado
contra los sacer- contraba afónico, el sacristán enfermo, los mona-
dotes que se obstinaban en
negarse aljuramento.
Sin embargo los. llamaao, ;p-itriotas,,, guillos no habían ido, El nuevo pároco debía to-
c¿iso omiso, siguieron aaelanie
haciendo car él mismo la campana. Por ahí se acercaban
con sus medidas. algunos: era un grupo de jacobinos, los de la vís-
42
L¡ Nnve y uu Tg¡upESTADES
[¡ Rrvor-ucróN FnANcEsa [L¡ EpopeYA DE l.A Ve¡¡oÉe] 4'3

pera' A esos curas ros buenos


cristianos ros,ama-
ban "¡ntrusos,,, lo que pordeformación tro empleados ni servicio domésticd'. Un párroco
sonaba fruf
o truton, que era el apodo burlesco reclén.nombrado tuvo que marcharse porque ni
que denominaban a los juramentados.
fu*itt,
"on siquiera pudo conseguir fuego para encender las
La situación en que se encontraba velas: tal unanimidad reinaba en una parroquia
el nuevo cle_ de 4000 almas.
ro era francamente incómoda. para
poner un-qnrn-
plo, en cierta capiila, desde Los sacerdotes clandestinos, por su parte, se
,urro a diciembre de
7792, o sea, en ellapso de
ocho
un solo matrimonio. Si se quería
*;;,
;;.á"UrO veían obligados a vivir en la ilegalidad más total.
udrin¡rt ur!l'Uuu- Forzados a estar en contacto con gran número de
tismo habfa que recurrir a la fuerza personas, se encontrabah expuestos al peligro per-
armada. En
uno de esos bautismos forzado., manente de la delación, alentada por [a autoridad
.run¿o'"1 ilt*_
so hizo la pregrrrrta ritual: ,,ieué revolucionaria. A veces debían refugiarse en me-
pide este niño?,,,
la rnujer respondió: *Nada,,-r dio de un bosque, o en una zanja cubierta' o en
un capitán allí pre-
sente, enfruecido, la hizo sentar el un humilde rancho, celebrando la misa una o dos
revés
en un bu-
rro' y ordenó que Ia pasearan por horas antes del aman ecer. Con frecuencia, [a pre-
las caltes del
pueblo. En otro lugar, tuando sencia de un extraño interrumpía la ceremonia, y
llegó el nuevo cura
a celebrar la santa misa, encontró el sacerdote desaparecía.
Ia iglesia reple_
ta, al punto que le costó abrirse
paso en medio de Los fieles tenían que ser aleccionados para
una multitud que.lo empujab,
á" aquí p"r"'"fH, adecuarse a [a nueva situación. He aquí un extrac-
::lt".nt9 de que hubiese venido tuniu su;ü. ,u_
bió al altar, pero cuando se dio to del "Catecismo para uso de los fieles en las cir-
vuelta para salu_ cunstancias actuales", redactado por los sacerdotes
daq vio que el templo estaba
vacío. En una igle_ fieles de Saint-Laurent-sur-Sévre - " áCómo com por-
sia, a las siete de la mañana
.nt"ürJi;;il u,
sacerdote irlandés, no juramentado; tarse con los juradores?", se llama el capítulo'
tu igi"riu
taba llena. A ras diez ilegó er
intruso para cerebrar ".- El fíet. Si no se tienen otras misas que las de los
en el mismo lugar: no habÍa nadie. intrusos, cqué haY que hacer?
Uno ;; ;o,
curas escribió a las autoridades
políticu., ,SoJ'in- El sacerdoúe, No hay que asistir, ni siquiera en
zultado, escarnecido en el altir
el día de Pascua.
dradas, s¡nüniors, sin ru.rirunlHt#Í:rXfi:,
y, para decirlo todo, sin parroquianos.
No.n".uán-
El fiel. Sin embargo la [glesia manda ir a misa
los domingos y fiestas.
[¿ Nnve y ur-s Teupesreoes
L¡ Revoluctóu Fnancrsn [L¡ Epopevn oe ut VeNoÉe] 45

Ef sacerdote, Sí,.cuando la hay; pero


la de és-
tos es como si no fuese. (Siguen La situación se fue enrareciendo más y más. En
preguntas sobre
Ios bautismos, Ios matri-tnjor, algunos casos hubo que sacar las üopas a la calle,
los eitierros:..) .
hasta con'artillería. La gente, provista de navajas y
El fiel. iCon los muertos.qué hay que
hacer? guadañas, se apiñaba en torno a los soldados. A
Elsacerdoúe. No hay que dirigirse
al intruso para veces el cura jurador debía refugiarse en la casa del
enterrarlos, como para lo demás. intendente del lugaq niienbas la multitud gritaba
El fiel. Entonces áseremos enterrados desde afuera contra é1. Las procesiones de Corpus
como vi_ que organizaban los nuevos cttras, se realizaban con
les animales?
una asistencia ficticia, obligada, ya que- e[ pueblo
El sacerdoüa Consu¿tunrn, los cuerpos de los hacía oldos sordos a,las convocatorias de los alcal-
santos mártires han sido tirados
al mar, át fuüo,
-o ul des."En algunos pueblos de [a Vendée, los sacerdo-
viento, al río, a los animares, ar tes juramentados no podían siquiera entrar en. la
basurero.. -
Justamente la iglesia de saint-Laurent iglesla;'los parroquianos la habían cerrado a cal y
estaba a
cargo de ros discípuros de Grignion canto. En Saint-Christophe-du-Ligneron se llegó a
de Montfort.
Refiriéndose a esos religiosos la sangre, y de ambos lados. No lejos de allí, en
decía Charles
Dumour iez, un an tiguo Soullans, el padre Noeau, eü€ era el prior, había
¡acobi no :,,Habríá
cubrit'su lugar de cabácera de ;;;.r- dicho desde el púlpito: "No escuchen a los que ven-
saint-Laurent. La
Asamblea nacional debe preocuparse gan después de mí; ellos no serán pastores, sino
de ello. Se
asegura que no se puede mantener lobos rapaces". Cuando llegó el sucesor anunciado
a Ias Hijas de
la Sabiduría sin los mision"ror.
En ese caso, hay sonaron las campanas, y de las parroquias limítro-
que destruir los dos establecimie.tos; fes acudieron varios en ayuda de los fieles. Lós chi-
su origán e,
demasiado místic o, y erinstituto cos le tiraban piedras a[ intruso. "Todos los campe-
de.usiaá"ir"rrti-
go-. No se podía resumir mejor la nutuÁl .iá"v sinos -testimonia u¡ lpakiota"-se arman para sos-
jnflujo de aquellas dos.ongráguciones, la
a tener, dicen, la causa de Dios".
mascu-
lina y la f'emenina. Eran .,,.n7rtilur1-óJil;'r'ul
ces se alimentaban de la contempiució'n,
,ri Por ley se había ordenado sacar las campanas
p"ro ut de las iglesias, que los revolucionarios juzgaban in-
mismo iiempo, como sus adversarios
lo habían útiles. Desde la Edad Media, las campanas habían
entendido demasiado bien, sabían
sacar datal", sido un elemento casi constitutivo de la sociedad;
fuentes las debidas consecuencias
para el orden anunciaban las noticias de la pequeña parroquia,
teinporal, incluida la política.
los días de fiesta; las jornadas de luto, los nacimien-
qo L¿ Nnve y ¡¡s {¡.¡4¡,ESTADES
l.n REvotuclóN Fnn¡cesa [Lrr Epopevn oe r-n VeNpÉEJ 47

tos, los matrimonios, las muertes. Con su supre-


hacer todo lo que estuviera a su alcance en favor
sión, un inmenso silencio se extendió como una
mortaja sobre los campos de la vendée. fuimismo de aquellos hombres que optaron por perseverar
sn sus puestos, aun con peligro de la vida. En infor-
se prohibió el uso de la sotana ya que, como de_
me elevado por un comisario de la Asamblea na-
claraban los "patriotias", no era lícito "disfrazarse,,.
Por su parte, los aldeanos llevaron las cosas al
cional se lee: "Nosotros no solicitamos otra gracia,
ex- dicen ellos unánimemente, que contar con sacer-
tremo, negándose a admitir la validez de los sacra-
clotes a quienes tenemos confianza, Varios de ellos
mentos conferidos por un sacerdote juramentado:
si habían sido bautizados por é1, no r" estimaban ntribuyen tan grande valor a este favor que nos ase-
realmente bautizados; si alguno de ellos los había lluran que con gusto pagarían para obtenerlo el
casado, no se consideraban sino concubinos. Fue doble de sus impuestos".
menester que se aclarasen las cosas canónicamente: La partida delclero refractario dejó a ta mayoría
'Aunque esté excomulgado, suspendido, cle las parroquias sin sacerdote. Las despedidas fue-
interdic_
to, irregular o degradado, si bien elsacerdote peca ron a veces emocionantes. Uno de ellos, antes de
al celebrar la misa, lo que hace es válido,. La gente trlejarse, les dijo a sus fieles: "En cualquier lugar qur''
sencilla no entendía de cánones; les parecÍarisuti- la Providencia rne conduzca, rezaré por vosotos;
Iezas; para ellos se trataba, sirnplemente, de rni corazón y miespíritu estarán con vosokos. Cada
sacer-
dotes que debían ser evitados a toda .ortu. <lomingo, si puedo hacerlo, ofrecerd a Dios el santo
sacrificio por todos los habitantes de esta parroquia.
Los curas refractarios, en cambio, enconkaban
un apoyo irrestricto en el pueblo fiel. El general Y si, como por desgracia temo, quedáis privados de
Turreau, de quien hablaremos más adetantá reco_ oír la misa celebrada por algún buen sacerdote, os
, comprometo, en cuanto os sea posible, a que os
noció claramente el ascendiente que en la realidad
tenían aquellos sacerdotes. Ello se debe, decía, a .iuntéis todos los domingos en la iglesia, a la hora en
tres razones: la integridad de sus costumbres, c¡ue tuve siempre la costumbre de decir la misa con
ra se- vosotros. A esa hora, es decir, hacia las diez, subiré
riedad de su formación y er conocimiento íntimo
¿r[ santo altar y celebraré por vuestra intención. Vo-
delambiente. Los sacerdotes que se quedaron fue_
ron considerados héroes. Habiendo podido emi- sotros juntaréis vuestra oración a la mía y no dudo
grar, en espera de día.s mejores, prefirieron c¡ue el buen Dios tendrá en cuenta esta intención
seguir que tenéis de satisfacer el precepto [...1. No asistáis
entre los suyos, apoyándose en elacogimientJa"
¿r la misa de ningún inhuso". La iglesia de ese sacer-
la población. Porque ros fieles estaban Jispuestos
a dote permaneció abierta, y todos los domingos [a
L¡ Neve y ms Tr¡urpESTADEs
L¡ Revoruc¡o¡r FnnNcesn [Lc EpopEyA DE m VE¡¡pÉe] 49

campana, que felizmenteno habíasido


retirada, con_
vocaba a los fieles. Entonces Ia autoridad en su mayoría oficiales de ca'rrera. Los "patriotas"
envió un
grupo de soldados para que cerrasen eran vistos por ellos como rebeldes al orden fuadi-
ras puertas der
ternplo. Grande fue su sorpresa cuando cional. Eüos preferían ser "rebeldes a la rebelióD", o
ál domingo
siguiente volvió a sonar ra campana "contrarrevolucionarios". En 1791, se había decre-
a las diez. una
multitud estaba de rodiilas junto al tado que los oficiales prestasen juramento a [a fuam-
cementerio con-
tiguo a la iglesia, en el más profundo blea y no obedecieran sino sus órdenes. iCómo ha-
recogimiento.
cerlo si Luis XVI seguÍa siendo el rey? Muchos se
- d,Qué diablos hacen acá?,le preguntó el oficiat
a un viejo, negaron. Uno de ellos, Henri de La Rochejaquelein,
.
habfa sido elegido porla relna María Antonieta para
- Nuestro padre, al irse, nos prometió que todos ser subteniente en la guardia del rey. Luego de tres
diría la;i;;o,
los domingos, a esta misma hora,
nosotros, en el lugar donde se encontrase. meses de servicio, dicha guardia fue disuelta por la
Asamblea nacional. Luis XVI les pidió a los oficiales
- ilmbéciles y. supersticiososl iCreen que oyen la que permaneciesen en París y continuasen su ser-
misa del lugar donde se la díce!
vicio en haje de civil. Entre ellos se encontraban
- La oración recorre más de cien leguas, porque varios de los futuros jefes vendeanos: no sólo La
sube de la tierra al cielo.
Rochejaquelein, sino también Bonchamps, d'Auti-
- iY ustedes creen que están aquÍ en una ígle_ champ, Charette, Lescure y ohos.
sia? iQué salvajes que son!

- Nosotros estamos en un lugar santo, sobre los A la tarde del 9 de agosto de 1792,sólc¡ Charette,
huesos de nuestros padres. La Rochejaquelein y d'Autichamps llegaron a tiem-
Los gendarmes tiataron de forzar po a las Tullerías, antes de que las verjas delpalacio
a la gente a se cerrasen. En el curso de la vergonzosa jornada
*t::=--?".ro, temiendo u""
prefirieron alejarse.
;;;;;;;;il1;;;", del 10 de agosto, los 200 nobles allí presentes, dis-
puestos a dar su vida por la familia real, vieron con
.Conkibuyó a atizar la tendencia al levantamien_ indignación no sólo que el rey se negaba a hacer
to los ataques de la fuamblea a la ,d";;,1;;;" dispersar a la multitud sino también consentía en
también resultaba irritante para aquellos hasladarse al recinto donde se encontraba la Asam-
puebts.
lealtad catótica qu" dirtinsuijui;É;;;]".
ffieles,
l" correspondía ya blea, prefiriendo para su protección una escolta de
la lealtad ;;;üi." *;;: la Guardia nacional, La Rochejaquelein, joven e
racterizaba sobre todo a tos nobres
au r, vl"ii", imberbe, se perdió en medio de la multitud; Charette
se camufló, blandiendo elbrazo hecho fuizas de un
Ln Nave y LR-c TTMpESTADEs
L¡ Revoructór.r Fnn¡rcns¡ [L¡ Epopsvn oe ¡-n VEr.roÉe] 51

suizo masacrado por los rebeldes;


d,Autichamps
apuñaló a un guardia nacional j"."p;r".¡0. "la primera explosión", Los jóvenes de doce mu-
y n"
vuelta a su tierrl, icómo
;iü a resisür Ia iniciati- nicipios, armados con guadañas y horquillas, se
va de los rebeldes. al rey! Se agruparon en Moncoutant, y desde allí convoca-
entiende así Io que
escribió la esposa del márqués ron a todos los hombres para que se les juntaran
de Lescure: ,,cuan-
9" -ru exigió a los m.iritares un en orden a manifestarse contra un gobierno des-
¡rrurento conhario a
Ia dignidad rear y a los
r*rauááros intereses de Fran- pótico al que se negaban a servir;juntamente con
cia,,.mi marido presentó
su dimisión. Retornó a su ello pedían el restablecimiento del rey en su plena
castillo, deptorando conmigo autoridad, como único medio de volver al orden
amenazaban a Francia,'.
- - las anrg*iu, iu. tradicionaly a [a libertad rgligiosa. Pocos días más
¿rdelante, en Chantillon, estalló una revuelta de
varios miles de hombres que ocuparon Ia ciudad.
3. Causa lq leua E\24 de agosto se entabló combate en un lugar
llamado "los Molinos de Cornet". Los aldeanos,
Tales fueron los prolegómenos provistos de armas improvisadas, enfrentaron a las
que anticiparon fuezas republicanas, bien abastecidas de fusiles. Los
la guerra de la Vendée.
É"-'t,rUo un
inmediato. A raíz de.la propagación motivo más soldados dispararon a los campesinos, dejando un
gía revolucionaria y de
de la ideolo_ tendal de muertos; luego se ensañaron con los ca-
ru afiu ñ"f¡gr.r¡d;. r¿U dáveres, cortando las orejas de los caídos, con las
internacional,"lvarias
en Francia sino en elámbito
naciones de Europa resolvieron que hicieron escarapelas para sus sombreros. Tál
entrar en guerra fue el primer alzamiento de la Vendée, precursor
con Francia. EI 12 dejulio
de l792,la Asamblea del gran levantamiento. Contemporáneamente con
nacional declaró ,,la patria
en peligro,, y-Jn.retO estos sucesos se iba llevando a cabo la deportación
la leva de nuevos batallon;;"
voluntarios. En Io de sacerdotes refractarios, a que acabarnos de alu-
que toca at territorio
de la Vendé", ;i;;;;iJ'a"t
Departamento de Deux-il;; dir, lo que endureció aún más a los aldeanos.
ordenó a todos ros
municipios, por resolución Los hechos que hemos relatado deben ser vis-
del 22 de;rfi" á.i_i._
mo año, confeccionar dos tos sobre e[ telón de fondo de un acontecimiento
ristas au .iuáuáu*L'unu
con aquellos que aceptaban potítico realrnente trascendente, la caída de la mo-
alistarse ;;a;; ;""
los que se rehusaban á narquía et 10 de agosto de L792. Más grave aún,
rr*.rr"'Tar novedad cau-
só un profundo malestar si cabe, sería la noticia de'que Luis XVI había sido
un tu ,ona, provocando
llevado a juicio, condenado, y luego guiltotinado
cz [¿ Neve y us TrupEsrADFs r¡ VeNoÉeJ 53
I.n RevoLuclon FnnNcssn [L¡ Epoptve oe

el2lde enero de 1793. La muerte del rey, escribe


la marquesa de Bonchamps, llevó u ,u áá-o ,.el conde de Artois se dirigía a Inglaterra' con la idea
dolor tan profundo y la indignación tan vehemen- de juntarse a los vendeanos.
te de la población de los campos. Se amaba al rey, iPor qué chocó tanto la decisión de imponer
se lo veneraba como a una persona sagrada. Al una leva? La conscripción había sido suprimida en
matarlo, la Revolución había matado u rü padre,,. 1790. Pues bien, hes años después y en un con-
Toda la vendée se sumió en un sirencio sigrado. texto nuevo, se [a retoma. Hacía poco, el 2A de
A[ rnismo tiernpo se operó una aproximación en abril de L792, Francia habla declarado la guerra a
los espíritus: la religión era peÍseguida, también
Io Austria, o, como entonces se dijo, "alrey de Bohe-
era Ia monarqu ía, y elto por parte de las mismas mia y de Hungría" , y a.Holanda e Inglaterra el 31
personas. Hasta aquí el tema monárquico
no ha_ de enero de 1793. áCon qué obieto? Fara "expor-
bía influido dernasiado en los vendáanos. pero tar la Revoluciód'. Poco se logró, ya que el ejército
desde ahora elpueblo se volvió ardientemente
rea- francés era débit y estaba anímicam enle mellado,
lista, y ello por ser, previamente, ardientemente por lo que el enemigo iba de triunfo en triunfo'
católico. Hasta ese momento se había salido casi l:ntonces, para hacer frente a la invasión, se resol-
solamente por los fueros de Dios, En aderante
se vió convocar a 300.000 hombres. Las municipali-
dirá: iDios y el Rey! dades, encargadas de seleccionar a los posibles
Tias esta nueva configuración mental, el levan_ conscriptos, elegían con ptefetencia a los oposito-
tamiento se hizo formal, Mientras los dos hermanos res que vivían en sus jurisdicciones. AsÍ, de paso'
de Luis XVI, los condes de provence y de Artois, se se los sacaban de encima- Los vendeanos no vie-
movían por Europa pensando qué actitud toma4 el ron otra opción: o colaboraban con un régimen
1 1 de marzovarias zonas, Re2,el Bocage opresor, odiado, perseguidor de la lglesia y regicida,
vendeano,
el Chaletais, y obas más, se rebelaroñ, dundo co_ clejando las poblaciones ante elpoder absoluto del
mienzo a la primera guerra de la Vend,ée. En parís Estado, o enkaban en rebelión abierta.
las cosas se pusieron ar rojo vivo. EI 6 de abril, Por prim era vezen la historia de la nación, los
Danton creó elfamoso comité de salvación públi- conscriptos convocados se rebelaron, reclamando
ca, que gobernaría a Francia hasta 1794. pronto el fin de la Revolución opresora. Como los funcio-
pasó a integrarlo Robespierre, quien instaurarra
el narios amenazaron con severas sanciones, los jó-
régimen de Terror. La reacción vendeana se inscri- venes reclutas se apoderaron de las armas a viva
be en este contexto sangriento. Mientras tanto, el Íuerza. Casi sin pensarlo, se hallarón en guerra con
el &tado. Quede bien en claró'que no los llevó a
L¡ Nnve y ¡¡s TeupesrADES
[ ¡ Revouuclóu Fne¡¡cesn [L-+ Epopsvn
pe i¡ VenoÉrl 55

ello una actitud "pacifista",


eu€ abomina de toda
guerra, aunque fuera justa, sino la prepotencia No dejaba de ser sintomático que la Conven-
de
esta república abominable, asesina ción hubiese declarado la guerra a la católica Aus-
dei rey, perse_
guidora de los buenos sacerdotes, tria, la patria de María Antonieta, junto a [a cual se
enemigui" tu
relig-ión. La queja se radicalizó cuando l¡atían ihoru los Príncipes franceses emigrados. iHa-
se.üpo qu"
los "funcionarios" estaban dispensados bfa que ir ahora en socorro de la Repúbtica, perse-
del enrora- y asesina del
miento. iEra el colrno! ilos funcionarios,
esos
¡¡uidtra de "los buenos sacerdotes"
patauds (palurdos), corno üamaban Kry, con riesgo de tener que tirar sobre los Prínci-
a los sedicentes
"pabiotas", que desde hacía meses pátZ "Jamás usaré las armas en contra de los emi-
nos estaban har-
,Aux grados. Prefiero morir". Tal'fue la réplica de Henri
9nd9 con sus gritos: arrnes, citoyens! Marchez!
Marchezf ", van a quedarse así, muy
tranquilos, go_
iie I-a Rochejaquelein. "Se nos quiere enrolar para
zando de sus prebendas, rnienúas que que hagamos causa común con los impíos, con
nosotros, los
campesinos, los obreros, tendremos que tiombrÁ a quienes detestamos y que querrían ha-
ir a hacer_
nos matar en las fronteras por una causa cernos semejantes a ellos", declaró un iuez, Joseph
que no es para
la nuestra! áBa era ra famosa iguardadz Clemenceau. "iCómo! iVamos a ir a cornbatir
yan ellos a la guerra! Será la guerra
iqu. *- tun gobierno semeiante! iPartir al llamado
de gente
de los pátauds,
de los intrusos, de los sin-diol que trastorna todas las adminiskaciones del país,
t¡ue hacen subir al rey a[ cadalso, que ponen en
Los vendeanos comprendieron muy
bien que venta todos los bienes de la lglesia, Qu€ quieren
la Convención, al querei enrotar nuevos
conscrip- imponernos sacerdotes que no queremos y que affo-
tos, no Io hacÍa simplemente porque pastores! iJamás!",
tenían nece_
sidad de soldados. Lo qu" prin.ipalmente ian a la prisión a los verdaderos
se bus_ n,*ctunriban los habitantes de Saint-Julien-de-
gaba era que todo francés iceptase el yugo de la .,Han matado a nuestro rey, han mata-
concelles.
Revolución, comutgase en la idlología
án tlr¡*o_ do a nuestros sacerdotes, han vendido los bienes
biys pasando por álcrisol de los ya concientizados
de nuestra lglesia, idónde está el dinero? Se han
ejércitos revolucionarios- E[o exprica que
ro. qu" comido todo; y ahora quieren nueskos cuerpos' No'
habían dado pruebas de ,,patriotismo,,
esfuviesen no [os tendrán", exclamaban los jóvenes de Thouaré.
exceptuados de la conscripción. EI
decreto a" u
leva fue, pues, el detonante del drama, Se los.había puesto frente a un verdadero caso
no au.uu- a la
sa. profunda, que, según ya lo
hemos ,irtá,-"ru de conciencia: iervir a Dios y al tey, o servir
sobre todo religiosa. República. "Responder al requerimiento -afirma'
de
ba el marqués dL Ror*-, partir en los eiércitos
[¿ Neve v us Tc¡'¡pESTADES [¡ RevoruclóN Fa¡rucEsn [[¡ Epopevn DE LA VENDÉE] 57

la República es, para


esos hombres, comete
cado de sedición, exactaÁente r elpe_ monseñor de Coucy, obispo de La Roch elle, de
como si hubiesen
consentido en dejarse quien dependía una gran parte del Bocage ven-
enrotar
fa ue'¡umna Insúrre.;;; ""
I.;';;ilin", a" deano: "servir a los ejércitos revolucionarios -de-
qu" ái ió,i""ugorto
marchó hacia ras Turerru.. claró- es pecar contra la justicia y la obediencia
susrían siendo súbdi-
tos del niño prisionero siempre debidas alsoberano. No se puede en con-
á"f Temple. La Conven_
ción no era para eros
rino ru insurrección momen- ciencia ceder a esa gente que quiete forzar a to-
mar las armas y servir bajo las banderas de [a Re-
táneamente victoriosa.
incurrir en ta misma farta
a;;r en sus ejércitos era pública". El marqués de Roux concfuye justamen-
en que incurrieron los
que han desencadenado te: "La inspiración de la guerra lde la Vendée] fue
la Revolución,,.
completamente religiosa, o mejor, fue Ia concep-
Ante cierto funcionario que
de un vendeano no dejaba
insistía, la respuesta ción religiosa de un deber político, elde no coope-
d".u, asfuta: ,,Todo es rar activamente al sostenimiento de un poder juz-
lo mismo, hernos pUnáao
sobre nuestro
J bo'ete de la libertad gado en conciencia usurpador de un poder legíti-
mo" Usurpador polltico y usurpador religioso- En
m os ribres, ;; ;ilffi::,:efffi;:ff
H:JIL ül- el corazÍn de un vendeano real, la fe religiosa y la
jar nueskos campor,,.
UruUun así los argumentos convicción monárquica eran confluyentes.
ideológicos del en.m¡so
el Bs de
ración de los Derechoi "rr.rro y del la Decra-
del Hombre Daniel-Rops nos ha dejado un texto extraño: 'A
Ciudada_
no rezaba: "cuando
er gobierno viora ros decir verdad -escribe- dos Francias se en{rentaron
derechos
delpueblo, la insurrección
es, para elpueblo y para en aquella lucha frakicida. La una, católica y tradi-
cada porción der puebro,
.i*L sagrado de ros de-
cionalista, en la que se confundían convicciones cris-
rechos, el más indispens;b¡; tianas y realistas hasta el punto de borrar en ella el
¿ los deberes,,. A los
ojos de los vendeanos
su ,nU"fi{ sentido de la comunidad nacional y aceptar el lan-
era, a la vez,legí-
tima y legar. se res acusó z.aÍse a una revuelta en el instante en que la patria
a"-Lrt- de patriotismo.
No era, en verdad, antipatud;;
para franceses bien
era invadida de todas partes [...1. La otra, la Fran-
nacidos y leares.hacia
su rot"iáno, negarse cia (de laMontaño), vagamente deísta, violentamen-
a cora-
borar con un oobierno te anticlerical, que no tenía en elfondo otra religión
Ios "voluntariás,, de
Ia
4;üesear
R&ú;"
Ia derrota de que la de la Patria". No es tan sencillo como lo pre-
En esta eventuaridad se senta e[ ensayista francés. En realidad la guerra te-
hizo oír tambi én raviz nfa un propósito bien determinadq no elde defen-
de algunos pastore, a"
úJgl;a, por ejemplo de der a la patia sino el de transformar a la patria en
L¡ Neve y ¡_as Ts¡{pesraoes
L¡ Revor.uc¡ó¡¡ FnnNcesn [L¡ Epopuvn oe r¡ VeNoÉel 59

el sentido revorucionario.
como ro reconocía er di-
putado Brissot: "Era ra aborición en la Vendée -dijeron algunos "desertores"- an-
de ra reareza ro
que tuve en vista al hacer tes que acudir a las fronteras para defender a los
declarar Iu gu"rr};. abo
semejante se nos descubre
en la .rrtJqu" un .on- asesinos del rey y a los cornpradores de los bienes
vencional girondino escribió nacionales", es decir, a los burgueses.
a Robespü"n, ::qu"_
ríamos Ia guerra porque con
toda ,"glriauá b paz
mataba a la República; emprendid;
primeros reveses harían poiibtu
r¿ño fo,
rimpiar a'i{u",
senado, el ejército y er trono,,. por
Lr" uriu ,eriu_"l
mente Daniel-Rops al reprochar
que el levantamien_
to se hubiese realizado 'en el
patria era invadida por todas
;r,*i;-;r'iu" ,,
partes,,. Como bien
lo explica carderón Bouchet:1'Ér
perigro a-*lu in*-
sión no venía sóro de afuera.
t-or uaiurÁ, [uuion
tomado el gobierno y Ia buena
gente temía mas a
l'os pakiotas encargados
de difuná¡r rr nuuuo puo¡o-
tismo que a los soldados extranjeros
a los q,iu .uri
estaba tentada de considerar
corno salvadores,,.
En su momento el padre Bachelier
afirmó que
cuando los partidos revorucionarios
procramaban
la patria en perigro, mi*on"r
Ju franceses estaban
tentados de regocijarse, corno
si saludaran el alba
de una liberación.-porqu*,
J"ra" hacía tres años,
poco más o menos, los partidos,
dueñ.rJnlpur,r,
hacían pesar sobre étr un'yugo
caaa vez más tiráni-
co, g que al agravarse se tornaba
insoportable. En
semejante coyuntura los,,rebeldes"
que sólo reconocían al rey irodu*-*on
de Franciu, v no f^to.
"patiotas" de la Convencián,
niu tu. runi.ipulau_
des, ni a los clubes jacob¡n;r.-,,pr"f.rimos
morir
[¡ Nave y us TeupESrADEs [¡ RevouucróN Fan¡¡crsn [L¡ Epopeva oe u VeNoÉe] 67

II. El territorio y el pueblo de la Vendée


Porque hay también una Vendée departamental,.
que vai desde el oeste al este, es decir, del Atlánti-
La vendée está ubicada ar oeste de co a la ciudad de Saumuq sobre una banda de
Francia, rin-
dando con el Atlántico. Ningún puebro 150 kilómetros de largo, y'de norte a sur, del Loire
de dicha
nación se había mostrado l',urL entonces a la Gátine potevina, sobre unos 100 kilómetros.
más dócir,
más sometido a ras reyes. cuando La línea norte, que corre junto al Loire, va de Saint-
la Revoru.i¿r,
taba en sus comienzos, no la vieron "r- Nazare a Pont-de-Cé; ta deleste cornienza en Pont-
con malos ojos,
recibiendo con beneprácito ra noricia de-Cé y termina en ParthenaV; [a del sur une
de ra convoca-
toria de los Btados Geneiares. Tambián Parthenay y Saint-Gitfeé,,sobre e! Atlántico. Las
eros apor
taron su cahier dotéances, tres provincias que colaboraron fueron Anjou, Bre-
le
satas, siempre dejando en claro
con sugerencias sen-
taña y Poitou, que no tienen una historia común.
su convicción de
que estaban bajo ,,el mejorde Por reduccionismo se eligió [a palabra Vendée.
los reyes,, .pero cuan-
do empezaron aatisbarra ideorogía que
se escondía Durante [a guerra, el Departamento de la
detrás de tantas frases altisonantes,
comenzaron a Vendée no pasaba de una población de 300.000
fruncir el ceño. Como lo acabamos
de señalaq ta habitantes; su capital, Fontenay, incluía unos 7000.
yitacjón llegó a su o<tremo con el asesinat" á"f r"V. Geográficamente la zona estaba dividida en tres
sólo les quedaba el pobre derfín de ocho
unor,
--' "n- regiones: elllano, elbosque y la marisma de la zona
cerrado sin piedad en el castillo del
Temp lu. costera. De tales condiciones topográficas y de sus
El levantamiento abarcó más que
ra vendé e te-
consiguientes propiedades los vendeanos sabrían
rritorial, uniendo kes provincias en cuatro sacar inteligente partido para abordar una guerra
departa-
mentos, que se a.malsamaron para
formar unl pro- tan especial como la que llevaron conha los repu-
víncia artificiar, ra ilamad a "úendée
guerras que nos ocuparán se
militarir iu, blicanos.
denominaron guerras La Vendée de L793 no se parece a la de hqy. H
{" h Vendée porque la primera batalla for¡ial ten_
dría lugar en el departamento de - general Kléber, uno de los jefes delejército republi-
ese no*ur". cano, la definió "un laberinto oscuro, inextricable y
En marzo de lTgS la Vendée militar profundo". Solarnente dos caminos la cruzaban, se-
abarcaba
770 comunas repartidas en l0.0OO parados entre sí por más de treinta leguas: Nantes-
*iiái",-roüu"
incluyen el norte de la Vendée y La Roch elle y Samour-Les Sables, éste último sin
de las Deux-
sévres, elsur de Maine-et-Loire y terminar. Ningún camino transversal los unía. En-
erLoireinferior.
tre aquellos dos caminos principales, un revoltijo
L¡ Nnvr v ur.s Teupes.reoes VexoÉe]
[¡ Revol-uclóN Fnn¡rcesn [L¡ Epopuv¡ oe un 63

de montes, de landas, de densos matorrales.


Ha_ Elpaís, por su forma g más aún, por las costum-
bía también oüos carninos, pero por lo general
bres de sus habitantes, forma un contraste con el
eran estrechos, encajonados, tortuosos, resto de Francia. Consta. por lo general, de colinas
deir¡vela-
dos, muy polvorientos en verano y barrosos de moderada elevación, que no se enlazan con nin-
en in-
vierno. Desde comienzos cre noviembre guna cordiltera. Los valles son estrechos y de poca
hasta abril,
la circulación se volvía problemática. profunclidad: pequeños arroyos corren por e[[os en
todas direcciones; unos hacia el Loire, otros hacia el
Numerosas lagunas de sal jalonaban la zona. mar, otros se iuntan en el llano y forman riachuelos.
En_
tre eflas había kozos de tierra de gran En todas partes hay rocas de granito. Se comprende
rertuaaa. Et que un territorio que no tiene cadenas de monta-
labrador recorría estos carnpos sartando
con nota- ñas, ni rÍos, ni valles arlchos, ni siquiera una llanura
ble agilidad por los fosos y canales. El silencio extensa, ha de formar una especie de laberinto.
del
paisaje suscitaba un sentimiento merancólico
y reli- Raras veces se hallan alturas rnuy eminentes so-
gioso. Los habitantes se sustentaban
de la pn .r, bre las ohas, que dominen el paÍs y ofrezcan una
así como de vacas y ovejas, Elgeneral visión amplia. Está cubierto de malezas, como lo in-
Tuneal, eu€
siendo cornandante repubricaño recorrió díca su nombre (bocoge); se ven allí pocos bosques
a menu-
do esta comarca durante la guerra, dice sobre grandes, pero todo campo y todo prado está rodea-
ella: do de un seto vivo, que se apoya en árboles muy
"Los ejidos son en inviernolntansitabres, y en ros
próximos unos a oiros; no tienen troncos alios ni
demás tiempos del año, difíciles; por ende,
fa"¡t tu ramas extendidas [...], Una que otra ve:'. se ve a tra-
defensa [,.-]. Elreberde fleva er fusir a ra espatda, vés de los árboles un techo de rojas tejas y casasr o
ae
una correa, se apoya en una larga pértiga, y pasa se tevanta sobre las ramas un campanario. Casi siem-
de una a otra oriila con maraviilosá fig;rezí.§i pre la mirada está muy limitada, Llna que otra vez se
proximidad del enemigo no re permite
a extiende a una o dos rniltas [...J
ese sarto sin
exponerlo al alcance de una bala, se arroja Al fin de cada finca se halla una encrucijada que
a un deja at viajero incierto sobre la dirección que ha de
pequeño bote plano y corre el canal
con la rapidez tomar. Los mismos habitantes se extravían a menu-
del rayq siempre bastante protegido para
ruriu"r_ do, aunque sólo hayan de ir a dos o tres leguas de
se a las mimdas de sus perseguidtr.r.
A poco vuel_ su casa. No hay ciudades grandes en el bocage, sólo
ve a aparecer, dispara una bala a su adversario, lugares de dos a hes mil almas están esparcidos en
y
desaparece instantáneamente ". su superficie. Las aldeas no son numerosas, y distan
mucho unas de otras, Támpoco se ven grandes ca-
En sus [vlemorias, Mme de La Rochejaquelein seríos. Et pais está dividido en casas de campo, cada
nos ha dejado una descripción sugerente una de las cuales tiene un ecónomo y algunos cria-
del pai_
saje vendeano: dos. [...]. El campo circundante es grande pero rin-
[¿ Nave y us TeupEsrADES
L¡ Revoucró¡r FnaNcesn [L¿ EpopEyA DE l.n Ve¡loÉr] 65

de poco. La renta principar procede


de ta venta der
ganado, y en guardarlo
se ocupan principalmente cruces, más modestas, lo sorprendía alque por altí
los campesinos. pasaba, en las encrucijadas de los caminos. Al ver-
las,'los hombres se sacaban elsombrero. Asirnismo
Contrariamente a lo que comúnmente cuando en algún enüerro se flevaba en andas el
se cree,
la'vendée miritar, antes á.-\lgs, ataúd, los porhadores no dejaban de detenerse un
se caracterizaba
por su riqueza agropecuaria. En lnstante alpie de la crvz. Numerosos eran también,
luronuiár.unu ul
Loire había 200.000 vacunos y alborde de los senderos, los arcos allí erigidos para
dos mirones de
ovejas, que alimentaban y vestían albergar una estatua de [a Santísima Virgen; a ve-
a Francia. El
sur del Loire-inferior y er sudoes
te deAnjou rirrun ces el viajero era invitado a saludarla con un
en abundancia gracias sobre todo
u lo, uin"áo, y Avemaría. En los domingos y días festivos que
la hacienda. EI trigo tenía buen precio jalonaban el año, todo elpueblo se dirigía a [a igle-
y eramuy
abundante. Agreguemos los árbores sia, al llamado de la campana. La misa dominical
frutares de toda
ctase, cuyos frutos se exportaban. era el acontecimiento de la semana. No se faltaba a
Las costas eran bajas, por lo general, ella por nada del mundo. La blasfemia era desco-
y tam_ nocida. A. Bitlaud, en su magnífico libro sobre la
bién anegadizas, lo qu" áuuu tugi
u quá 'ru'ror_ Vendée, nos dice que en el entrevero de los comba-
masen extensos pantanos (moroís).
Dicha topogra_ tes, a veces de noche, cuando todos se mezclaban
fía habría de inspirar a los estrategas
de la Repú_ y no se sabía quién era quién, para identificar a
blica Ia idea de cercar a los vendelno.
po. ;i;or_ alguien sólo había que observar de dónde procedía
te, el este y elsur, para empujarlos
hacial;; ;i;y", una blasfemia, No podía ser sino enemigo. Tam-
y sepultarlos en ros barriaies-de
la costa uuinti.u. bién las costumbres eran puras. Los escándalos ape-
Si atendemos ahora a la idiosincrasia nas si existían. El sacerdote era para ellos e[ hom-
de aquel
pueblo advertimos que una bre de Dios, alguien que estaba en otro nivel. Él
de sus características
principales era un profundo
espírifu rerigioso. ¿;"- amaba a sus ovejas y sus ovejas lo seguían.
do el paisano recorría los .amino,
."-top.-.b; fi,"
cuentemente con numerosas imágenu,
piuáo.ur.
Conmovedoras cruces monumentales,
llamadas
"calvarios", habían quedado
arí plantadas en re-
cuerdo de alguna-misión, quizás
d'e las prrái.uau,
por Grignion de Montfort o
sus discíp;lo;.-ót.,
l¡ Nrrve v us .l.uupFs.tArrEs [.¡ RrrvoluctóN Fn¡Ncesn [L¡ Epoprrn oE un Ver'¡oÉ¿] 67

III. Dos cosmovisiones en pugna


rios oficiales. Era [a Francia tradicional, que enar-
holaba su bandera y su doctrina, frente a la Francia
Más irnportante que cono cer en disolvente y revolucionaria. Las dos posiciones se
mostraban cada día más claras. No se fuataba, pues'
detaile Ia se_
cuencia de los combates que jalonaron
peya, nos convendrá detenernos
esta-epo_
cle un levantamiento epidérmico, sino radical,
en su telón de
fondo. Porque_de lo que se trató fue cosmovisional, cuya veta más profunda era la reli-
de un encon- gión. Propiamente el enfrentamiento era entre dos
tronazo frontar entre dos mentaridades,
ao. .or- ieligiones, como entonces se dijo de manera drásti-
movisiones opuestas: la católica y
la que brotaba
delespíritu moderno. Bien ha escrito phirbert .,u,I,lu religión de Dios y 14 religión del Cemonio".
Doré- La primera era servida por los buenos sacerdotes'
Graslin: "Excedidos por ras medidu.
untiráigi.ru, los iefractarios, los que se habían negado a doblar
de Ia revolución, viorentados en
sus armas, brutari-
zados en sus conciencias, ras pobraciono su rodilla ante el Baal revolucionario, y la segunda
Já iuiutu- por los juramentados, los malos pastores, inficio-
ra vendée Militar rechazan ra ideorogiu
.rorucio- nodos por las ideas Prevalentes'
naria y se rehúsan a asistir impoten'tes
a la destruc-
ción programada delorden social
cristiano. y cuan_ Las poblaciones de las orillas del Loire, de Bre-
do la campana de rebato suena en los taña y de Poitou, que se mostraron reacias a seguir
campana_
rios de las seiscientas parroquias
der sur derloire le uent de l'hístaire, esdecir, los propósitcs corrosi-
convocando a la guerra santa, a Ia
últimu vos de los "filósofos" de moda, de los que trataban
de la Francia cristiana, las pobiaciones, "rurudu
y mas far_
de crear [a 'bpinión pública", estaban integradas
ticularmente los jóvenes, ránzan
a Ia cará de Ia'Re- en su casi totalidad por gente de campo, en conüa-
volución el grito de San pedro: JVon porrrrnrr,,. posición a los burgueses de las pequeñas ciudades,
El alzamiento ya estaba formalizado. muchos de los cuales habían adherido a la nueva
La Revoru_
ción no tardó en entender que se le cosmovisión. El pueblo tradicional estaba asistien-
enfrentab, un
enemigo poderoso. Advertía cómo do a[ derrumb e delaFrancia que había aprendido
toda ra zona der
sur del Loire se había mancornunado a amar, con su orden espiritual, moral e incluso
en torno a
ideales convocantes. Sus fautores material. Veía con angustia cómo se introducían
blandían I; b;r- un
dera blanca del rey en lugar de la nuevas instituciones' nuevos modos de pensar'
tricolor de la Re- por fru-
pública, y luego de habeiarrancado conjunto de ídolos. Juzgando el árbol sus
los árboles de y prefirió
la libertad, no vacilaban en expulsar tos, esa gente rechazíla nueva ideología
a los fr*ion"- la tradicional. Thl es la razón'por la que en marzo
L¡ Nnve y IAs;TEMpESTADES
VrwpÉel
l¡ RevorucúN Fnn¡¡cese [L¡ Epopeve oe r-n 69

de 779J emprendió esta guerra


atípica, la guerra
por Ia Francia católica, nar con las antiguas costumbres, nacionales, pro-
firo de la restauración de vinciales y aldeanas, impregnadas de cristianismo;
los principios concurcado."n po, quienes
que los re- ahora serían reemplazadas por [a ley escrita, 'bbra
presentaban. Emprend¡ó
ei combate .ontu*ro-
l ucionario para
resta brecer er orden,o"¡ui abstracta de la voluntad general". La Revolución
es decir, en última instancia,
oirrano,
-' vino a suplir todo aquello con un Estado laico y
Ia CristiunJuá'.
una nueva patria, no la de Carlomagno y de San
No se trató, pues, de dos proyectos Luis, sino una distinta, ideologizada.
econórni-
cos en confrontación, ni de
antagonismos estricta-
mente poríticos. E_ra argo much-o La innovación mayor que excogitó fue en el
Ese pueblo había floreciáo
,ar
pioiundo. plano espiritual, procurando sustituir e[ culto de
a fartir
de sus comuni-
dades naturales: la familia, Dios por el culto del hombre. Como bien diría años
L parroquia, Ia pro- después, en 1878, Albert de Mun en la Cámara de
vincia y el reino. impregnaba los espíritus y
las costumbres, el.La,fe
año t unr.urría al ritmo del ca_ Diputados: "La Revolución no es ni un acto ni un
lendario litúrgico, ,,,urcado hecho; es una dockina social, una doctrina políti-
como las de los santos patronos
for fiestas rerigiosas ca, que pretende fundar la sociedad sobre la vo-
de las purro!'uiu,
y I?r santos protectores luntad del hombre en lugar de fundarla sobre la
de tar corporación o de tar
cofradía. La vida se desarrollaba voluntad de Dios, que pone la soberanía de [a ra"
de ;r;;;;p"-
cible, sin deseos inmoderados, zón humana en lugar de la ley divina. Eso es la
en serena fidelidad
a las costumbres ancestrares y ar Revolu.ción; el resto no es nada". Dicho proyecto
recuerdo de sus
antepasados. Todos, desde quedó claramente simbolizado en eljuramento que
er rey hasta er úrtimo
de sus súbditos, sabí.an perfectam se exigió a todos los sacerdotes. lbmbién ellos de-
enteque no eran
ciudadanos definitivos de esta bían optar entre la religión de siempre y la "mo-
tierra, sino peregr¡-
nos, en camino a otro reino, derna". Los buenos sacerdotes, obligados prime-
el del cielo. lr¿* f,"
aquí que ahora habían aparecido ro a abandonar sus parroquias, tuvieron luego que
unos ,"ñLr,
los "propaga nd istas " d e ru rrroiú.,d esconderse, ser encarcelados, y finalmente expul-
sus "luces", para explicarles que
;i,*"1,":., sados del reino. Pero el pueblo no quedaría sin
todo aquello era
anacrónico, que debían renunciar religión, ya que se instauró una nueva, acorde a
a esa vieja los nuevos tiempos, [a de [a Diosa Razón, o del
cosmovisión en aras de un nuevo
mundo, que les
traería "la edad. de oro,,, al decir Ser Supremo. Asimismo, al asesinar a Luis XVI,
de Voltairá-. pu.u
ello era preciso hacer tabra ruru'a.r no sólo se contentaron con hacerlo desaparecer,
puruJo, i.r*i-
como persona concreta; a lo que se apuntaba era
[¿ Nave y ¡¡s'ltr*rpEsrADl]s VeNpÉeJ 7l
L¡ RrvoltlcloN Fn¡rucasn [[-rr Eropevn or'. m

al principio monárquico como tal, o mejor, al tipo


derey que reinaba desde hacla ocho siglós en Fran_ vadieron Francia, llamaron a voluntarios porque "su
cia, el vicario de Dios para el orden támporal. patria estaba en peligro'. Támbién los vendeanos
amaban a su patria, pero, como lo señalamos más
Fue por todo ello que cuando sonó el toque arriba, la entendían de otra manera, no era la mis-
a
rebato en los campanarios de las 600 iglesias del ma patria que la de aquállos. Amando a su peque-
sur del Loire, llamando al levantamiento de Ia ña patria provincial de ningún modo desconocían
Fran-
cia católica, esas poblaciones, y sobre todo sus [a patria grande. Lo que reprobaban era la direc-
jóvenes, Ianzaron a la cara de la
Revorución el co- ción que sus gobernantes pretendían darle' Como
rajudo
-sJsvv grito pedro: ,,Non
:$.rr-, \¡E San ruulg:
de ect¡¡ Iy()n possumus,,
possumus_-, a qug bien afirma Émile Gabory: "Dos lglesias, dos pa-
se aludía en un texto anteriorrnente citado. trias igualmente en oposiiiOn. La guerra está ya en
Reite-
rémoslo. No fue el rechazo de una potítica econó- las almas: la guerra civil está siempre en las almas,
mica determinada o de un recetario social especí- antes de ser efectiva".
fico lo que enardeció a aqueltos corazonur,'rino
que el portazo lo dieron desde Ia teología, Hemos señalado páginas atrás Qu€, en líneas
la concepción de Cristiandad.
desde
generales, e[ campo respondió mejor a los
vendeanos, V las ciudades a los republicanos' No se
Por eso, así como hubo dos lglesias contempo- ható de una ley absoluta. Pero lo que sÍ se puede
ráneas, también existieron dos patrias parareras,
ras afirmar es que en las aglomeraciones urbanas, in-
"dos patrias" de las que no hace
mucho ha escrito fluidas no poco por las logias masónicas y los clu-
páginas magishales Jear¡ de Viguerie. Los vendea_
bes, las palabras "filosofía", "razón", "luces", "fi[an-
nos Io sabían bien. Uno de los convocados por
la tropía", encontraban resonancia en los espíritus. En
Ieva lo estableció categóricamente al decirle ya
a sus el campo, en carnbio, por lo generalrebotaban,
compañeros: "Los que quieran servir a Dios pasen y
que tos aldeanos campesinos vivían con los pies
a mi derecha, y los que quieran servir a la
Repúbli- en la tierra, lejos de las utopías ideologizantes'
ca a mi izquierda". Acertadamente asevera
ialde- Por lo demás, muchas veces los términos en
rón Bouchet que los republicanos sabían que te-
nían "su" patria y gustaban llamarse ,.patriotas,,, uso no tenían e[ mismo sentido para todos. En la
es
decir, militantes de esa patria querida a su corazón, sociedad se había producido una especie cle con-
la patria encarnada en su gobierno. y cuando fusión de lenguas. La palabra "fraternidad"' por
ros
países exkanjeros juntam.nt. .on ejemplo, en labios de un vendean o, eta un térmi-
los emigrados
franceses que se encontraban en dichos-fári"r-¡n- no impregnado de cristianismo; no así en boca de
los jacobinor. Ello sucedió sobre todÓ con la pala-
[¡ Neve v ues T*pEsrADEs
VeNoÉcl
L¡ Revor-ucóN Fnaxcesn [L¡ EpoprvR oe I-n 73

bra "libertad". Se puede decir que


a fines de lT92
coexistían dos acepciones totalm"n dad de poner a todo e[ mundo "bajo el yugo de [a
t. urtug;nicas libertad pública". Los voluntarios que en 1793 se
de la libertad: la de los vendeanos,
más obvia, más
concreta, más radicada en la ofrecieron para combatir a los rebeldes de la Vendée
vida cotidiana, tu.
familias, o ul los consejo, áu parroquia "n se autodesignaban con orgullo como representan-
por sus miembros; y Ia de elegidos tes del "fanatismo de [a libertad", dispuestos a com-
los revolucitnarior, una
libertad más abstracta, mas batir al "fanatisrno de la religión". Robespierre, por
interectuat, iuliu"ru-
ción de toda traba, de toda religación; su parte, consideraba que elfanatismo era una par-
uur,'.uun_
do de hecho significara el aplastamiento ticularidad propia de [a religión, y defendía [o que
de una gustaba llamar "el despotismo de la libertad". Así
serie de libertades bien cóncietas,
en aras de otra
serie, mucho.rnenos real, de principios lo afirmó en un discurso foue ptotunciara ante la
quiméri_
cos. La Vendée se levantó precisamente Convención en febrero de 7794: "E[ motor del go-
puiu ,.¡_
vindicar una de esas libertud"., bierno popular en la revolución es la virtud y el
a su juicio la más
trascendental: [a de poder terror; la virtud, sin [a cual el terror es funesto, el
vivir y ,nárir ru]rin lu
doctrina y las costumbres de ra terror, sin e[ cual la virtud es impotente ['..]. El go-
rerigión catórica.
bierno de la revolución es eldespotismo de [a liber-
Unos pensaban simplemente: ,,libertad
para pro- tad contra [a tiranía". Para los revolucionarios, la
fesar el culto católico,,. Lo,
ot o., según una fórmu- libertad era patrimonio de los que aceptaban la Re-
la que los fascinaba: ,,lib"rtuá1ir.,
lírnites,,. pero en volución. Los vendeanos, por el hecho de recha-
realidad había rímites, que
eran ros que señaraba er zarla, no eran sino engendros que no merecían vi-
ideologismo de Ia ReváluciOn,
y que convertía en vir. "Es por principio de humanidad -afirmatía el
prisioneros vigirados a todo,
uqu.iros que i"ü"r"- general Carrier- que yo purgo la tierra de esos
sen transgredirlos. ,,iAcaso hay
que fusiiarala ¡'nonstruos".
te para iluminarla?", se preguntaba n"n-
el geniral
Dos concepciones, pues, totalmente divergentes
Hoche. Desde comienzo. d"
nos que habitaban en ra vendée
ilgl, b, ;;;üiL"- de lo que es la libertad, dos cosmovisiones lanza en
entendían que ra
mayoría de sus compakiotas riske. Ya en junio de 1793, el diputado Barére se
constituían un püebro
ignorante, cerrado a las Luces, había dirigido a la Convención para proponer las
al q,re fr.U?"'qr"
'bbligar a ser libre,'; era el"*,-.uri primeras medidas despiadadas conha la Vendée.
texfual, de una
fórmula de Rousseau en su Nos queda un grabado de [a época que muestra al
Confra to social.saint_
Just, en vísperas de su ,r"nr, diputado de pie, apoyando su mano sobre una mesa
sostenía Ia necesi-
donde se encuenha una hoja en que se lee la ins-
[¡ NnvE y l_Rs I.SNTpESTADES
[¡ Revor-uctÓ¡l F¡rnNcrsn [L¡ EpopEvn oe ln Vr'NoÉel 75

cripción "Derechos der Hombre". Así como


sería
en nombre de Ia Libertad que Robespierre propi- hecho soldados, en sus cabañas resonaba el mar-
ciaría el despotismo, así fue en nombre de
ra üech-
tillo. Las rejas de arado se trocaban en espadas; la
ración de los Derechos der Hombre que gente que solía llevar sólo vitualla, llevaban ahora
Barére in-
citará al incendio y ra masacre. porque Io
mismo
án t,rt carros instrumentos de muerte' Los cam-
que sucedió con ta .,libertad,,, acontecería pos continuaban labrándose' aunque sólo por las
con los
"Derechos del Hombre". F*tor sóro
tendrían vigen- mu¡eres y los niños; pero cuando [a fortuna aban-
cia para los "ciudadanos" que ros aceptaran. donaba a los varones, las mujeres corrían en auxi-
Los
que se rebelasen contra ellos serían
considerados lio de sus maridos, para cubrir la retirada y aun
como si fuesen- "exfuanjeros entre los ciudaclanos,,, para luchar con ellos V Shuyentar al enemigo' En
uiViva
tarnbién según Ia tórmula de Rousseau, y
se les apli_
ias bataltas resonaban mil voces clamando:
caría el artículo zz deaqueila Decraraáián, la religión, viva el rcy,vivan los Borbones!' No se
u,uu",; que corrían con-
"que todo individuo que usurpa la soberanía
r"u ul dirigíán contra el enemigo, sino
instante llevado a ra rnuerte por ros hombres tra é1".
ribrur".
No resulta, pues, extraño que los vendeanos,
ya desde los primeros días del alzamientq
se
abocasen a desiruir festivamente todos los rignos
de ese "hombre nuevo,, que se les quería irñpo"
ner, en especial su principal símbolo, los
árboles
lu libertad, justamente en orden a recupeiu,
9-" fu
libertad y los derechos perdidos. Sus
rn
guiaban por una razón ideológica: "nnrnig;
inculcu, n i*_
poner las ideas revorucionarias'para "regenerar
ar
hombre", como decían. y habían elegidoTa
Vuiá¿"
cgmo campo predilecto de experimentación.
De
ahí las ganas con que los ,enáeanos se
lanzaron
al combate. La marquesa de Bonchamps,
en sus
Memorias, escribe: .,Reinaba entonces
en la Ven_
dée una maravillosa actividad en ros castilr",
deas. Se forjaban armas; los pastores v ur-
se habían
[¡ Neve y r¡s Te¡\,rpEsrADEs
L¡ Revoruoóu Fn¡NcEs¡ [.¡ EpopevR oe r¡ VeNoÉe] 77

IV. por Dios y por el Rey


a encontrar y conservar para siempre nueska san-
ta religión catótica, apostólica y romand, g tener un
Los republicanos apenas si Rey que nos sirva de padre adentro y de protector
entendieronlos mo-
tivos profundos der revantamiento
de ra vendée.para afuera". Según la idea tradicional, e[ rcy era para
ellos eran reductibres a problemas
socio-económi- ellos, según dijimos, e[ vicario de Cristo en el or-
cos, como la presión fiscal,
las tasas usrirolur, ia dis_ den temporal, verdadero don del Padre celestial.
rninución de ra autonom ía
deror .uii.-¡riil r*nt"
Uno de los jefes republicanos que acabamos de
a los burgos, etc. sabían,
;fq* había también moti_
nombrar, el general Hoche, comprendiendo
vos religiosos, pero en modó
ulgu"" p"áfun'"nten_
der que esa fuera Ia princip*i*á,JE;'iu" fácticamente la influencia'que los sacerdotes eier-
asunto quedase claro ros cfan sobre los vendeanos, para dar un término a su
vendeanos en"l
un manifiesto los móviles de "*p*t.iln an- resistencia entendió que [a única política inteligen-
su ulrurnl"rio',;No
seamos la guerra, pero tampoco te sería ataer alpueblo "alcarro de la Revolución",
la tememos. eue-
remos vorver a tener nuestros prometiéndosele algunas ventajai sustanciales y una
sacerdotes legítimos,
y no inkusos, nuestros antiguos
párrocos qi" Lrun
libertad relativa en cambio de su adhesión. "Una
nuestros bienhechores y v ez arÍeglada la cuestión religiosa -afirmaba en carta
nulesfuos mejores amigos,
que compartían nuestras penas al Directorio, elaño 1795-, los vendeanos se resig-
y preocupaciones,
y mediante su piadosa ¡nstrucciOn narán a abandonar a[ rey, e incluso, con eltiempo,
y sus !¡r*pfo,
nos enseñaban a soportarlas. a olvidarlo". El gobierno de aquella época no esta-
Esta*á, airpr.rü, u
derramar la última gota a"
nuota sangre por la ba dispuesto a tales concesiones, y menos aún los
religión de nuestros
fadres. eulr*os de nuevo ra vendeanos hubieran aceptado dicho rallíement.
monarquía, no queremos
vivir bajo un goUieino ,u- El 17 de marzo de 1795, un sacerdote, e[ padre
publicani- eue no
mas que división, confusión Marchais, pondría en guardia a sus ovejas contra la
y gueffa". He aquílrag claram"nte expuestos tos
dos seducción de una paz falseada: "Sólo con un Rey
motivos del levantamiento:
la religiá" til;;". monarca o soberano y la rel§ión católica triunfante,
El 2l
de mayo todos los jefes del
ejército
pero no de ota manera ni en base a cualquier otro
vendeano hicieron público el siguiente pretexto, esperad todo de nosotros y contad con una
'Cre ern os de ber pro.-lu pregón:
rnur ulta* en te n uesbos pro_ paz que será tanto más valedera cuanto sea más
yectos y el fin de.nuestros sólida; será sólida porqye será tanto religiosa como
cornunes esfuenos. Co_
nocernos el anhelo de Francia, razonable". E[ padre Etienne Bemie¡ quien sería
es
"f
nr".io, ,oü, nombrado en 1796 "agente general de los Ejérci-
L¿ Nnve y ms TuupESTADES
I.n Rnvot-uctó¡¡ FneNcesn [[¡ EpopEv¡ oe Ln Vetroerl 79

tos católicos y reales cabe er Rey y ras potencias


ligerantes", se expresaba de rnanera semejante:
be- l, Pro Deo
"separar eltrono der artar, someterse
a ros ,"gi.idur,
resignarse al desarme del país, es hacer
elj-uego a Porque por sobre todo la Vendée tue, como lo
los enemigos de Ia religión; la aparente
libeituá an trernos ieiterado, una rebelién eminentemente reli-
Ia que goza provisoriamente el culto no durará
y giosa, una respuesta a laf,etozideología ateizante o
pronto, cuando el pueblo haya abandonado
todo ilnticristiana, que desde París se quería imponer a
rnedio de resistencia, ese engaño terminará sangre y a fuego sobre toda [a nación. Una insu-
[...]. Vo-
¡otros habéis
jurado restablecer el tono, d"béi,
,u, ,ru..ión de este tipo, surgida para defender e[ cris-
fieles a dicho juramento; el perjurio es
un crimen,,. tianismo conculcado, constituye un hecho singular
Esto lo decía cuando estaba term¡nando
ra segunda en [a historia. "Elbuen pueblo del campo -escribía
guerra vendeana, en LTg6. pero la
conjunciZn d" el padre Brumault de Beauregard- no tiene otro
ambos ideales ya tenía vigencia desde prin.ipio, interés personal opuesto a la revolución que elrefe-
desde el año 7TgB, que es el que ahoru "i rente a [a religión. Que se le devuelvan los mlnis-
ná,
".rpr.
Utrique t'idelis, tal era la divisa, fiel al uno y lros que supieron conquistar su confianza; que se
otro, a Dios y al Rey, al Altar y al Tiono.
al les deje los medios de practicar el culto al que ad-
hiere". Ello era lo principal; lo del rey era segundo'
Tratóse, por consiguiente, de una guerra teo[ó-
g¡ica, un capítulo de la guerra agustiniana de las
bos Ciudades. De un lado [a impiedad, e[ sacrile-
$lio y las matanzas sin compasión.
De[ otro, el tes-
timonio de los mártires, sea de los que caían con
las arrnas en Ia mano, dispuestos a rnorir por la
causa sagrada, sea de las víctirnas inocentes, mu-
jeres y niños masacrados..se podrían citar cien
Lj.rnóto, como e[ de aquella mujer que exhortaba
a su marido a dejarse quemar la mano antes que
quemar su catecismo, como se [o ordenaban los
verdugos: "iTen coraje! es por le bon Diett-" ' Otro
Emblemade los uendeanos
ejempio: cuando uno de los primelos,jefes, Jacques
iatfrltineau, llegó a las proximidades de Jallais,
L¿ Neve y res TeprpesTADES
[¡ Revor-ucton FR¡Ncrsn [L,r Epopela uu r-n VeNoÉr,J 81

I:1**l:ty,1to:igás
quinientos hornbres que
;;, o""
to nablemente religioso. EI sorteo sólo constituyó la
::*TI.g'"1i.;.,Am . íor,;; ;ffi rnecha que encendió [a pólvora. "La insurrección
t1¡hanLo por-n*"rt
::i:Ti: ffiffi."§;
1""t"
" el hi
_a¡rodilló, se santiguó, y entonó
rrrmada -concluye de Viguerie- no es rnás que la
voitt;íesis;;;;ff iü,:§"i:;I":'ff jlf::::
del iRey avan-
culminación de una movilización espiritual en de-
tambid n ;,;;;;;;;ñ fensa de la fe".
_l
j
:3:*i:: ;;;;;#; ;;": ;ü:[ h ff'#i; Por cierto que inspirando dicha movilización ha-
:delnSagrado
::y:::x'-,"-'o:' ob
Corazón. tlfa un clero -el clero refractario- que se mostraba
Es cierto eu€, como.lo indicamos rnuy activo e influyente, y no se dejaba doblegar
más arriba,
fue el llamado. a Ia conscripción
lo que provocó ¡ror el desánimo. A uno de ellos, a quien lo com-
inmediatamente el levanta'miento,
pero ello no ¡ladecían porque se veía obligado a esconderse
constifuyó la causa real. contitruamente, é1 les replicaba: "Si los republica-
Corno lo'ha notuJo a"
viguerie, también nn ot u, provincias rtos supiesen cuán contento estoy de ser persegui-
dicha medi-
da suscitó el rnismo sent¡*ienio do por [a buena causa, me irnagino que se arranca'
y sin embargo no
se rebelaron. rían el pelo de despecho'. Ta[ celo intrépido susci-
fue la que había!1 región que se levantó en armas
protest"d. más enérgicamente taba la admiración de sus fieles, quienes defendían
conka la persecución de ros tr tales sacerdotes, los amab¿rn y les ciaban asito.
sacerdotes,á*iurio.,
I? ou.u para ap-oyarrou y
opÁ"rse al movimiento Cuando clurante la guerra los vendeanos logra-
cismático manifestó su fá
de manera cramorosa por tlan ocupar Lln lugar, lo primero que hacían era re-
medio de procesiones y peregrinaciones
a los san- .lbrir iglesias, de modo que [ós "buenos sacerdo-
tuarios marianos, con cientos
de miles de personas tes", como la gente llarnaba a los refractarios, pu-
que iban y volvían caminanao. ya
tres años antes cliesen retomar y celebrar las fiestas, ElJueves San-
de que estalrara er revantu*ünto
ese puebro se to los fieles volvían a escuchar la pasión, la historia
había manifestado, y u ,u.",
d]" manera violenta, rle un Dios que murió por ellos y que a [o mejor
en contra de la'venta de los
bienes del clero y el rnañana les pediría morir por El. El Viernes Santo
decreto deljuram.?tq arro¡ando
piedras a los guar_ veneraban [a cruz, cantando elVexilla8egis, enton-
dias que cerraban ras igresiar-J"
iu, nuii.orffir_ ces himno litúrgico y mañana himno precursor del
primidas y a las autoridadr,
lu" venían a poner
en funciones a los curas constitucionares.
combate. Y cuando en [a Vigilia Pascual el sacerdo-
Erfunda- te entonaba elAleh-tya en tono vibrante, no poclían
mento de esta actifud de resistencia
fue incuestio- dejar de pensar en su religión, hasta ayer humilla-
da, y que ahora renacía. Los enemigos de [a Vendée
Ln Nnve y l..ns Teupesrnors
l¿ Rrvolucróx Fnn¡¡cesn il-n EpopEyn or r-n VeNoÉcl 83
debían sentirse desconcertados. Hasta
er momen-
to, ninguno de sus rnéiodos había l)los"). Toda [a Vendée se resume en este tan
tenido éxito. Ni es-
Ia persecución, ni ra descristianización cueto como expresivo diálogo. El pedido del noble
sistemática.
ni la inkoducción de nuevos cultos, aldeano no se limitaba a que se le devolviese "el
su_
"nruyuJos
cesivamente para reemplazar el catolicisÁo, l)ios fntirno de la conciencia", como lo hubiera en-
Iogra_
ron apartar a los vendeanos de su fe. tendido de habersido "católico liberal", sino el Dios
Cuantas ve_
ces en esta guerra, que fue tan larga,
había alguna ¡:úblico, el que estaba representado en la cruz del
tregua, al punto el culto se restableciapo, c.amino, elDios que renovaba cada día su sacrificio
aoqúiury
de manera espontánea. La respuesta cn la misa, el Dios que quería impregnar con el es-
será tan fuer-
te que impresionará a Boñaparte,
impulsándolo a ¡:rfritu del Evangelio todo el orden temporal; que le
firmar el Concordato de lB01 devolvieran, en última instancia,la Cristiandad qr-re
No queremos obviar una escena ocunida kr estaban arrebatando. Tcdo ellose esconde en este
el 2 diálogo que resume, como decíamos, toda la
de mayo de lT97 en Saint_Christoph"_ar_tiñron,
que simboliza de manera acaba¿i Vendée, y que expresa de manera incisiva el carác-
ta,ubtiri" .,ter- ter religioso de la lucha entablada: Por Dios. La es-
quedad" religiosa de los rebeldes
de ra vnnaZe. Er
cura fiel acababa de morir. corría ra voz cena aconteció, es cierto, dos años antes del levan-
juramentado ve*dría a reemprazarro.
a. qul un lamiento, pero lo preludia y condensa a la vez. Por
Entonces un
grupo de campesinos se juntó para algo luego exclamaría Napoleón: "La guerra de la
oponerse por la
fuerza al ingreso del nuevo sacerdote. pronto Vendée fue un acto de fe que se renovó en cada
it.gu- sacrificio". Acotemos que el Calvario, finalmente
ron las tropas encargadas de reprimir,
iniciándose
el combate. En el curso de la refriega, abatido en aquella ocasión, fue rehecho en L967.
ao, puiru-
nos y tres soldados resultaron heridás. En Angers y en otros lugares, los vendeanos
B prim"ro
de aquellos dos, paul Barillon, un hortelano liraron abajo los llanrados "altares cle la patria",
de
Soullins, se defendió como un héroe, precisamlnte de la patria nLreva, la patria descreída. y volvieron
al pie de r.¡n Calvario. Eljoven, que ,r levantar los altares de Dios, símbolo claro'del
había recibido
veintidós heridas, chorreando sangre, carácter teológico del alzamiento, del choque de
seguía pro_
tegiendo con una horquilla elCalvaiio
qu""* uírur_ clos cosmovisiones. Cuando ocupaban un lugar de-
taban a derribar ros guarcrias nacionares. rribaban también, como di.iimos, "el árbol de la
un sorda-
do lo intirnó: Rendloi (,,entréga te,,), Itbertad", de la libertad desbocada, y hacían so-
V.f pJrá". f"
respondió: Rend-moi mon D¡eu nar las campanas. No es, pues! de extrañar que al
l..entregame a mi
enterarse de una derrota que los republicanos ha-
84 L"q Nave y us TuuprsrAoes [.e Rsvoluc¡ón Fna¡¡cEsa [L¿ Epope.yn oe ln VeNoÉEJ 85

bían sufrido en estas guerras, el diputado


Barére ce, hermano del rey, lo había proclarnado como
debiese reconocer en Ia Convención: ,,iNo
ha ha- [-uis XVII, declarándose a sf mismo Regente hasta
bido nada parecido desde las Cruzadasf
íNo hay la mayoridad del nuevo rey. Por su parte, el prín-
que perder un instante!,,. :

cipe de Condé, delante de los emigrados en ar-


mas, lo proclamó rey, frente a la iglesia de los fran-
7. Pro Rege ceses de Mllingen, después de una misa de requiem
por Luis XVI. Inglaterra, Cerdeña y España se de-
clararon en favor de Luis XVil. El otro hermano
El grito se reiteraba: t,Devuélvanno s (rendez_
del rey asesinado, el conde. de Artois, fue nombra-
nous) nuestros buenos sacerdóter,
ubu¡o ril i"trr- do Lugarteniente general del reino. En una pro-
sos". Pero también pedían qu" Ie, devolvierán
al clama a los emlgrados decía el nuevo Regente: "Si
rey' Ya desde el comienzo deirevantamiento,
cuan- cs posible alcanzar un consuelo en semejante des-
do los paisanos invadieron Chemillé,
entraron en gracia, se nos ofrece, en venganza de nuestro rey,
la ciudad gritando: "viva erreyy
dotes". Eran dos
ros buenos sacer- l)oner en el trono a su hrjo, y devolver a nuestra
_amores
que sá cobUaban bajo la patria aquella antigua constitución, la única que
misma bandera. EI rema de uno de
ros .o*ináun- puede hacer su felicidad y su gloria". Esta procla-
La Rochejaquelein, rezabapro arís,
fes, ,"i. rna se difundió ampliarnente en Francia. La Vendée
(por los altares, el rey y los hogares),
Tat sería la "li*i, lc dio respuesta con su levantamiento.
divisa que se podía leer en letras de
oro sobre la
bandera blanca de ra vendée rnilitar. El ejército vendeano sería así un ejército alzado
Er branco era
el color del rey. cn defensa del rey legítiffio, V ello por un motivo
religioso ya que, como decía el marqués de Roux,
No bien se enteraron del asesinato de Lr.ris
XVI, la religión les había hecho un deber de conciencia
s.u1-Sió otro grito: Viue Lours K/ll, hasta enton.es "no coopeyar en sostener un poder juzgado usur-
d.elfín, el hijiro del rey guillotinad;,
;;;.il;; pador del poder legítimo'. Por ello, cuando los je-
el Temple. Los rendeanos se hacían
Ia ilusión de fes vendeanos tomaron conciencia de la importan-
liberar un día a su joven rey de mano
de sus ver_ cia de sus fuerzas y de sus logros bélicos, sintieron
dugos y traerlo consigo a Cholet,
dían llevarlo a Reims, para gue recibiera ;"-
Vr qu; ;; enseguida la necesidad de ponerse bajo una auto-
altf slu ridad superior, de modo que fuesen reconocidos y
consagración real. EI 2g de enero,
siete días cres- encabezados por sus Príncipes naturales. Tál fue la
el conde d" p;;;n-
pués de la muerte de Lr.ris XVI,
raeón por la que escribieron al conde de Artois, el

L
86 L¡ Nrrve v l¡s IeupEsrADES
l¡ Revolucron Fna¡tcese [t¡ Epopevn oe r-a VenoÉe] B7

18 de agosto de 1795: .,Es al generoso hermano


de su consagración, como el sacerdote que debía
99 un Rey que no cesarnos dellorur, es a Vuestra
Alteza Real que nosotros reconocemos por llevar elóleo sagrado para dicho rito no podía atra-
lugar_
teniente general de Reino de este niño por vesar la ciudad a causa de la multitud que se ha-
er cuar
estamos prestos a derramar hasta la úrtima gota [:fa agolpado, una paloma blanca llevó en su pico
de
nuestra sangre [...J. eueremos expresarle nuestro la botellita de óleo -ampulla- hasta el altar, y un
ardiente deseo de que nosotros y nuesh.os ángel trajo una bandera bordada con flores de lis,
inképi-
dos soldados veamos a vueska Alteza Rear que sería la enseña de los reyes de Francia. Pues
a ra
cabeza de los nuestros bien, esa Santa Ampo[[a, empleada desde enton-
[...J. Venid, pues, Señor
venid [...J, nos atrevemos a aseguraros que sere_ ces en [a consagración de los reyes, había sido rota
rnos invencibles teniendo entre nosotros
a un kín-
por el convencional Rhül, pastor luterano. justa-
cipe". Lamentablemente los príncipes no parecie_ mente en e[ año en que estamos, 1793, sobre el
ron advertir la importancia de un paso isí, que ¡:edestal de la estatua derribada de Luis XV en el
hubiera permitido poner efectivamente en er
kono corazón de la Plaza Real de Reims, "para dar una
a Luis xvli. Napoleón diría que si ér hubiese
sido liesta a nuestros buenos patriotas y amigos", se
uno de aquellos Príncipes no hubiera dudado
en
dijo. Algunas gotas de ese líquido sagrado fueron
acudir, aunque fuera en la cáscara de una nuez. salvadas entonces de la profanación y, mezcladas
con el Santo Crisma, pudieron todavía servir para
La Revolución se obstinaba en destruir la rea-
leza tradicional. Aunque de hecho ros Borbones ulteriores consagraciones.
no estuvieron' ni de rejos, a ra artura de ras
circuns- Los soldados de la Vendée luchaban, pues, por
tancias, Ios vendeanos seguían viendo en
ellos a su Dios y por su Rey, el descendiente del viejo
Ios vicarios de Dios en er oidun temporar.
No orvi- Clodoveo, intuyendo que no hubiera tenido senti-
daban que en la Navidad der año 496,durante do lucharsólo por la religión o sólo p<lr el rey. Había
el
bautismo solemne de Clodoveo, rey de los que defender ambas cosas a la vez. De ahí que
fran-
cos, que recibió juntamente con tres mil de q u isiera n llamarse Armée Catholíque et Roya/e, Por
sus
vasallos en Ia catedral de Reims, el obispo
Remigio sobre la causa política, sin embargo, reiterémosto
le había dirigido al caudiflo ras siguientás parabüs: una vez más, primaba la causa religiosa, [a que
"lnclina humildemente ra cabezá, sicamüro; defendían los "buenos sacerdotes"" Ya desde el co-
ado-
t" F que has quemado y quema lo que f,ir ua*u_ mienzo del levantamiento, el 24 de marzo, quisie-
do". Cuenta una leyenda que cuando llegó
el día ron dejar en claro, a través de un manifiesto, que si
bien su intento se dirigía a restablecer el trono y la

¡,
Ln Navu r- us TIupESTADES
L.n Rrvourcróu Fnn¡¡crsn [La EeoeEyA DE r-n VEr.roÉej g9

religión, había.una
ierarquía de intereses. ,,El res_
tablecimiento der curto .utori.o a sus colegas lo que creía ser la kaición de un re-
y romano -escribe
Gabory-, es lo gu¡ princlpalmente publicano, el general Quétineau, vencido y hecho
movió a los cam_
pesinos a tomar las armas". prisionero por los vendeanos en Thouars. para de-
cuando ," áLtuniu u
algunos de ellos, inmediatarnente moskar que realmente hubo traición, el conven-
jueces protesta pública
hacían ante los
de su catolicidad. Co*o yu cional comenzó alegando que el general vencido
Io hemos señaladq ,u, uarnrsarios habÍa comido con los jefes de los rebeldes, siendo
cali::icaban di_
cha actitud de deririo; "Es su anfitrión el marqués de Bonchamps. Por tanto,
de su parte un verdacre-
ro fanatismo, como en el.siglo concluía, con ello ha demostrado su acercarniento
[V _opinaba el con_
vencional Volney, enviado por a los aristócratas. Pero cqno el hecho pareció irr-
elgoúi.rno u uqu*-
lta región*. Se tos e¡ecui, suficiente para convencer a los miembros de la
ioao, i", Jr"rl ioao.
i
los días mueren cantando asarnblea, el convencional agregó un agravante, a
cánticos y haciendo su
profesión de fd, . EI general saber, que el general vencido había entonces ex-
Berruyer, por su parte,
constataba: ,,Morir es para clamado: "iViva eL rey, viva la reina!". Era un indi-
ellos el comien zo de la
felicidad". El general Turreau r:io flagrante de su aceptación de larealeza, segun-
no vacilaría en com-
pararlos con los cruzados. clo grado, más grave, de [a prueba de traición. Mas
nl advertir que sus colegas se rnostraban aún inde-
Dos causas, pu€s! se conjugaban
guerreros, Ia rnonárquica en aquellos cisos, entendió que debía aportar a la prueba de la
v la á¡¡giosa, p;;;..on traición de Quétineau un dato deltodo contunden-
preeminencia de la segunda.
Uno U.,u, ñriri.¡rr- te, Entonces señaló que el general había "incluso"
les héroe's, Maurice dEIbé;,
lonf"ruría al morir: gritado: "iViva Jesucristol", Era el tercer y supre-
'lJuro sobre el honor que
a pesar de que yo desea- nro grado de la prueba db baición. Ya nadie dudó.
se sincera y verdaderamente
el gobierno monár_ (.)uétineau merecía la rnuerte. Al parecer, el gene-
quico, no tenía ningún proyecto
particular y ha- ral era un hombre ingenuo, porque, cuando le fue
bría vivido como c¡uáadan"
áá.ir¡.o üu:á üüuio ¡rosible hacerlo, volvió a la zona republicana para
gobierno que fuese, .g, tal
que hubiesl;.;üru_
do mi h'anquiridad y er ribre jnrcicio ¡:robar que había cumplido con su deber; inme-
gioso que he profesado del curto reti- tliatamente fue detenido, juzgado y ejecutado.
ui.-pra,,.
Una anécdota confirmará Dios y el Rey. Aquellos vendeanos, como lo ob-
nuestro aserto. El I t servamos más arriba, entendían que la religión no
de mayo de tT93, el diputad;;"
Le coin tre-puyravaux, jaco
h ao;;;nlon, (,ra separable de la conformación de la sociedad.
bi n o mili tante, de n
u nció No quedarían satisfechos con que se "tolerase" la
90 l¡ Nnve v us'lEprpESrADES [¡ Rwou.¡c¡óN FneNcEs [Lá Epopeve oe u Ve¡roÉ-r,l 91

práctica de la religión verdadera,


sino que además V. álniciativa de los nobles o del pueblo?
anhelarían el reconocimiento de
tu ,uulirilo.iur
de.Jesucristo, es decir, la impregnación
evangélica
rlel orden temporal. No
liberales. AfirmJban, La nobleza de [a región de la Vendée militar
al menos implícitamente, "run
Ia necesidad de un or_ tenía sus características propias. Ante todo estaba
den político catórico, fier a Ia doctrina
del Evange- hondamenle enraizada en [a tierra, lo que le rne-
lio, más allá de ras debiridades
de sus rupr"rlniun- recía un respeto generalizado. El castillo era e[ co-
tes, religiosos o políticos. Los
vendeanos comba- razón del pueblo. Todos conocían el camino que a
tiero¡ por Dios, Señor de"las almas,
por Dios, señor de la ciudad
pero también él conducía, principalmente los pobres, que allí
catórici. No se con- siernpre encontraban acogirniento. La nobleza de
tentarían con un Dios prisionero
en las sacristías, esa zona parecía vivir una edad de oro. Es cierto
en medio de una sociedad liberal
e ¡lumñI ro, que algunos nobles habían sido infiltrados por el
las "Luces".
espíritu de la Ilustración, o al menos no se procla-
maban abiertamente contrarrevolucionarios. Pero
constituían casos excepcionales. Por [o demás,
tratábase de una nobleza nada versallesca; era más
bien sobria y frugal. "Los castillos -afirrna Mme
de La Rochejaquelein- estaban edificados y ador-
nados sin lujo, no se veían grandes parques ni ele-
gantes jardines. Los nobles vivÍan sin boato, con
suma sencillez. Cuando su jerarquía o el servicio
de la corona los sacaba por algún tiempo de su
región, no traían a[volver las costumbres y eltono
de París; su mayor lujo era una buena mesa y el
único deleite la caza. Los nobles de Poitou fueron
en todo tiempo buenos cazadores. Este ejercicio y
la vida que llevaban, los acostumbraron a tolerar
penalidades, y a renunciar a los goces ordinarios
de los ricos. Los señores viajaban a caballo o en
litera, o en un coche tirado por bueyes".

§^
Ln Nnve y r-ns'feupasrADtr-s
l.q Revou;c¡oN Fmtqcusn [["n Epopsvn or m VeruoÉu] 93

El historiador weiss nos ha dejad«r


una fidedigna
descripción del ambiente en que vfa más adhesión a los que hacía tiempo se habían
se movía la noble_
za vendeana. Las relaciones enke ganado su confianzat'^ Si bien, corno dijimos, algu-
nobtes y labrie_
gos, escribe, eran diferentes que lros de los nobles experimentaron cierta simpatía por
en.er resto de Fran- más
cia; reinaba entre eilos, comoro l¿rs ideas revolucionarias i cada vez se mostraban
acabamo, J" r"nu- Bien
lar, una cercanía que no se hallabu rJescontentos con el nuevo cLtrso de las cosas.
un ot u-purt".
"Los señores no cercaban su
terruño; repartÍan la
lra escrito Calderón Bouchet "Ambos estamentos
{e sen-
cosecha con sus ehacareros qLle
lo foabajauunl.u¿u [elde la nobieza y elpueblo] compartían una
día tenían, por tanto, .o*,.rr,*. provechos iittu y muy viva, un mismo amor al terruño e idénti-
y rela_ y
ciones que presuponían niutua cos gustos. Una Edad Media paternal agrícola se
confianza y Éonru_
dez" . Como las propiedades
estaban _rí ür"n,_ ¡lrolángaba en aquella re§ión de Francia"'
das, el señor se enconkaba en
constante tato con
Ios chacareros, ros trataba paternarmente,
Iás ui.¡ta-
ba a menuclo en sLls chacras, hablaba
cc¡n ellos de
su situación, del cuidado de la
hacienda,-á*uUu
parte en sus pen?s y pesares, que
a veces lo afecta_
ban también a ét, asistía u r*-bodas
de sus hijos y
bebía con los huéspedes. El domingo
había baile
para todos en el patio del
castillo. ci,unJ" *" ¿i-
de caza, elpárroco lo anurnciaba
a sr_rs fieles desde el
púlpito' cada cuar tomaba su
rr"ir
nte y con"'iuJ"irrnrr.--
ñalado, De manera semeja
la misma natu_
---
ralidad serían luego convocadás
a la guerra.-
Tales costumbres crearon un pueblo
excelente:
''Son mansos, devotos, hospitalarios,
afectuosos, va_
lerosos y alegres
-prosigue Weis_; las cosfumbres
son puras, son muy honrados.
Nunca se oye f,uUlu,
de u¡n crimen, rara vezde un litigio.
Eran adictos a
sus señores, y su reverencia se
expresaba confiada_
mente. Su carácter, que.tiene algo
du rutru;l-rár_
vado y desconfiado cán ros fbrasieros,
infundía toda- Soldodos ueiidelanos
[¿ Nave y us Tur,rprsrADES l¡ Rr.vor-trcó¡r FnnNcesa [[¿ Epopevn pe r¡ Ve¡¡oÉeJ 95

PodÍa advertirse, eso sí. cierto


enfrentamiento para hacerlo convenientemente necesitaban jefes
entre el campo y ra ciudad. En ravendie,lu
,rrir- ndecuados. "Si tenemos nobles a nuestra cabeza',
tencia a Ia Revolución fue en alguna
manera Ia lremos a París", decÍan.
lucha de los nobres y de los campesinos
contra los
burgueses, contra los ciudadanos Por cierto que cuando hablamos de "puebld',
ávidos. porque
Ia nobleza era ajena a la codicia y debemo.s incluir también en él,además de los cam-
rnortruLu un,
ineptitud hereditaria para ra induitria y
.orn"r- ¡lesinos, a nurnerosos artesanos, e incltiso a algu-
cio, más propios de los burgueses. "t nos comerciantes honrados, si bien estos últimos
l'ueron contados. Se levantó, entonces' el pueblo'
La "historia oficial', se,ha propuesto
la idea de que Ia Vendé e fueel producto
imponer Itro idónde encontrar jefes? Muchos de los no-
de un en_ lrles que prestaron servicios en el eiército real, ha-
frentamiento de clases entre la nobleza
el pueblo humilde, al que no Ie quedaba
opresora y tlfan emigrado. Los que perrnanecían, no mostra-
tar. Según dicha versión, los nobles,
sino aca_ ban demasiado interés en este movimiento exclu-
y tarnbi én el sivamente popular, e incluso entendían que muy
clero, fueron quienes empujaron
paisanos, totalmente incu¡tos,
a aquellos pobres rliffcilmente podrían hiunfar. un republicano, Jules
a a"f"na"iil
Iegios de sus amos. Los hechos ;il;: Simon, nos informa:
desmienten abso-
Iutamente dicho aserto. porque No son los príncip€s cuyos pensamientos y espe'
en ra rearidad. er ranzas estal¡an en los ejárcitos de Condé ["'l' No es
levantamiento partió der pulbro
v roiá-J"rp.¿, la nobleza local, Hoy se sabe que aquélla preveÍa el
arrastró consigo a la nobreza. "Erpuebro
uru.án.i- fin, que advertía y resistía, y que fue menester que la
llo, laborioso y piadoso *escribe obligaran a ser heroica [...]. Estuvieron, como sus pai-
el mismo weiss_,
no corrompido con la literatura disolventu sanosr por los curas refractarios contra los
ael .i- constittrcionalistas, pero se puede suponer que su fe
glo XVUI. La nobleza nose había
arruinado pá, lu era menos simple y menos viva, y que no eran tan
prodigalidad y la frivolidad de
aquella Apo.rl y extraños a las controversias filosóficas como los cam-
la pureza de costumbres y en
la fL poreyu;;*_ "n pesinos [..,]. Tenían mucha experiencia y seguían de
bos fuerza para accioÁes heroicas cerca la marcha de los acontecimientos; no se hacían
.la en la lucha
por las ideas que habÍan fundado ilusiones solcre la suerte de una insurreccién local- ['a
la granA,"ri a"
Francia". Se trató, pues, de una confluencia vieron nacer con tristeza, V s€ esforzaron, dentro de
enri_ lo posible, para evilar que estallara [..']' Es verdad
quecedora, con objetivos comunes:
Dios y el Rey. que fueron obligados por los insurgentes y arnenaza-
Mas fueron los alcleanos quienes
tomaron la ini_ dos con una violencia, que no era vana palabreria, a
ciativa. Ellos querían luchar por sus tomar el mando de las ttopas. Pero una vqz decidi-
ideales. pero
dos, lo hicieron sin reservas. Comenzaron por dar su

t
[¿ Neve v us Teunsrnr.res pr m Ve¡¡oÉeJ 97
lrr Revouuc¡ó¡l FnnNcssn [LA EpopevR

fortuna y después dieron la vida. De esta


manera los
nobles y los sacerdotes fueron ros jefes de nl los nobles fomentaron o cornandaron nunca la
ra ievuerta,
pero no sus instigaclores. Es el paisano vendeano revuelta; secundaron a los campesinos, g sólo cuan-
ei
que se rcbeló primero y solo conha
ra Revorución,'. clo la revuelta estaba lanzada; entonces la apoya-
ron. No niego que la desearon; pero hay que en-
Tal fue el proceso: al comienzo los paisanos tenderlo, por poco que se piense, ninguno de ellos
. se
lanzaron por su cuenta. pero enseguida
entendie- era tian loco como para enrolar a un puñado de
ron que la cosa no sería tan sencilla, y que campesinos sin armas y sin dinero para atacar a
ten_
drían que recurrir a personas mas intális'*1u, toda Francia". Comentando e[ testimonio de esta
v
poderosas, a aquellos culos castillos, rnuJer, Michel Ragon escribiría en L992: "Podría ser
durá* hacfu
siglos, se,levantaban en medio de las chu.rur. cltada como parcial, a peshr de que no sie vea qué
ventaja podía sacar la viuda de uno de los ieteste-
Hubq por cierto, algunos casos, realment e, o<_
beldes más estimados, Luis de Lescure, en mostrar-
cepcionales, en que fueron personas
de extracción l«¡ como seguidor de una revuelta y no como su
popular quienes encabezaron operaciones
milita_ lrrlciador". Lo que afirma esa señora es completa-
res. Por ejemplo un joven llamado Forestier,
ae rg rnente lógico. Los nobles sabían bien [o que era una
años, hijo de un zapatero de aldea, que
con ál ti**_ guerra. áQué podían esperar de aquellos paisanos
po llegó a.ser general, desempeñó un
brillante pa_ mal armados y sin adiestramiento alguno frente a
pel en los combates. Otro caso cle hombre
común los ejércitos de la República? Lejos, pues, de predi-
invitado a acaudiltar ras huestes todavía
informes, car la rebelión, hicieron todo lo posible para que
fue Jacques cqtherinectu. Tratábase
de ur¡ vencre- los paisanos permaneciesen tranquilos en sus gran-
dor ambulante de 34 años, padre de famiria
nurne* las y no se expusiesen a previsibles represalias.
rosa, y conocido en toda Ia región por su pieclacl
.y
sus virludes. No sería sino él quien et
I3 i* *urro Como se ve, en modo alguno se puede afirmar
dio la señal de la guera santa. que la idea dellevantamiento partió de los nobles;
éstos no hicieron sino responder generosamente
Con razón señala Mme de La Rochejaquelein
en sus Memoriqs; "La iguardad reinaba
ul llamado de los paisanos. Tiaigamos a cotación
mú.ho rnás algunos casos de nobles que fueron convocados,
en el ejército de los vendeanos que en
el dn ¡u R"_ aun conka su voluntad. Entre ellos podemos norn-
pública; nLrnca pucle .saber si había
más oficiares hrar a M. Dangug cabatlero de San Luis, antiguo
nobles o burgueses. sólo se atendía almérito,
ca a la nobleza". y en oho lugar: "Ni ror
nun_ capitán en un regimiento. Era más que sexagenario
ru."idotu, y casi ciego. En vano se excusó, alegando que ape-

t
98 [-n Nnur v r-es TclrpESTADEs
l"n RrvotucúN FRnucesn [[¡ Epopwn oe r-n
Vi:xoÉ:el 99

nas si podía moverse. Lo pusieron sobre un


caba-
llo y lo llevaron con eilos, si bien res hizo prometer llres a uno de esos Calvarios que se encontraban
nueva
que Io dejarían volver a su casa a ra puesL
aa,or. sn un cruce de caminos, V allí pronució una
Forzado a combatir, acabaría finarm ente guifloti- nlocución. Se ve que lo había tomado realrnente
seduci-
nado por los repubricanos en Nantes. Dás cn serio. Todos [o escucharon con atencií¡n'
des- bajo
pués se vio llegar al marqu és de Ia
Roche-soinf- clos por su actitud marcial' AIli se comprometió
y no deponer-las
André. Se presentó poco menos que en piyama, i*otnurto'solemne ser fiel al Íey, se-
para que quedara en claro que no
se incorporaba armas hasta que Ia religión fuese restablecida.
aceptaban
sino forzado. Sus-paisanos,
eu€ Io querían jor¡efe, ñalemos QU€, por lo general, los nobles
ins-
habían ido por él a su mórada. combatir ante todo por el lrono, y en segunda
El campesino' en cam-
tancia, también por el altar'
Oko día un grupo se dirigió al castillo de un ca- por el altar' y
ballero llamado FronEois cÁarette, antiguo t¡io, anhelaba pref ercntemente luchar
del rey, decididos a no irse sin a. u cábailero
oficiar i,r;;. por el fono; menos lo movía el amor a[ rey
proyecto Ie parecía una locura, una tentativa
er que el odio a la República sacrílega'
con_ en tas cerca-
denada de antemano alfracaso. Entonces
se escon_ Cierto día, los paisanos que vivían
Banchamps
dió debajo de la cama, con la esperanza nfas del castillo dei marqués Chorles de
de que que pusiera a su ca-
quienes lo buscaban siguiesen de rargo
ar no verro se presentaron para pedirle se
de fami-
aparecer. Ellos empezaron a gritar: icharette,
cha- b.)a.Dicho marquéi pertenecía a una las
atrás se había
rette! Hasta que tuvo que másftarse; pero
todavía lias más antiguas del país' Tiempo
que la República exi-
se resistía. iEs una vergüenza, le dijeion,
que un negado a prestar eljuramento
lo cual se retiró a su
antiguo oficial delrey se niegue a combatir
a ros sa- ;f, " todos los oficiales, tras [e "roga-
crílegos que manciilan ras igresias y aprisionan
a los
Iastillo. Pr-res bien, ahora los labradores
tiempo
sacerdotesl Después de tres días de insistenciu,
Cnu_
ron" que se pusiera a[ frente de ellos' Pidió
pu* rneditaito. Pero ellos urgieron una respuesta'
rytte acabó por aceptar. Iré, les respondió, pero con liáu.no _les diio_ áestán ustedes irrevocablemente
la condición de que me obedecerán puntualmente.
I'os condujo entonces a un lugar clispuestos a satrificarlo todo
por la santa causa que
espacioso y ailí res
dirigió una arenga, prometiéndoles el retáno
a" qu[t"n defender? áPrometen no abandonarme
*Sí, sí", [e respondieron' "iJuran ser fie-
los buenos sacerdotes y la reapertura nunca?".
de ras iglesias;
más aún, concluyó, el peque ño reyprisionero les a nuesha sagrada religión, a
nuesko joven rey
subi- a la
rá finalmente altrono. Dirigióse ruego
con sus hom- que se .onr,r*-* en la cárcel' y finalmente'
juraroir morir en
áonurqu ía y ala pakia?" ' Todos

t
100 L¡ N¿ve y ms Teupesrnoes
l-r Revourc¡óN Fnn¡¡cesA ILA Epopeva oe r¡ VENoÉE] 101

la defensa del artar y del tono. Entonces


er mar- Otro caso, el de un grand e, Henri de La Roche-
qués los exhortó, en nombre de
la religión, u *un-
tenerse siempre arejados de aquerur.,ü"Háao Joquelein La vida, a pesar de la dureza de aque-
qu" llos tiempos, se le abrla por delante llena de espe-
por lo regular acompañan a iu, gu"rrus
intestinas. ranza. Tenía 20 años y, como tantos otros, debía
A su rnujer re dijo ar despedirse: 7árÁut"-a"
Lror, presentarse para ser alistado. Eljoven campesino
redobla tu paciencia y abnegación, pues
te serán r¡ue le trajo esa noticia preguntó: "Señor, ipodéis
muy necesarias; no hemos de engañarnos;
no he_ lr a alistaros mientras vuestros labriegos se baten
mos de contar. con una recompensa
aquí abajo; es- contra el alistamiento? Venid con nosotros; todo
taría por debajo de Ia purgza d-e nuestra
intención y el pafs os desea y os obe decerá". Ya [a guerra ha-
la santidad de nueska causa. Ni siquieru
t a" bfa estallado y varias derrótas habían jalonado los
contar con la gloria entre los hombi"r; "_*
n,., la guerra enfrentamientos, por lo que nuesho joven no po-
civil, no Ia hay. veremos nuestros casti[os
incándia- dfa sino ver bajo los colores más sombríos la lucha
do§; seremos saqueados, proscritos, insultados,
ca- a mano armada. Los paisanos querían a todo pre-
lumniados, y acaso sacrificados.
gracias a Dios, porque nos da
D;";;-f,"n cio que él se pusiera a su frente. Pero a él no le
este modo de veq
pues esta previsión duplica elmerecimiento ¡rareció oportuno, de modo que por el momento
de nues- la cosa quedó como una expresión de deseos. Pa-
has acciones". Agrega su esposa en las
lvlemorias saron los días. Volviendo en cierta ocasión de un
que luego escribiría: "Me desgarró
er coraeón .uun- corto viaje, al entrar en su castillo encontró el pa-
do lo vi marcharse tan soro án medio de
aqueilos tio lleno de paisanos. "Señor Henri -le dijeron-,
labriegos sin disciplina ni pericia militar,,.
los azules marchan sobre nosokos; poneos a nues-
En otra ocasión un grupo de paisanos se
diri_ tra cabeza, defendednos- Henri trató de que Íazo-
gió a la casa de Mauríce d;Etbée, antiguo
teniente nasen. Resultó inútit. "Señor Henri *le dijo un cha-
del ejército. Ese mismo día acababa áe carero- si vuestro padre estuviese aquí, no habría
por segunda vez. "ipodrán ustedes resistirfua."
,",
tenido miedo de comprometerse". Henri lo miró y
a tas
tropas de la República?,,, les dijo. Dos exclamó: "iBueno, sea! Acepto. Que toquen a re-
dfas hizo
esperar la respuesta, Ar tercero, una
nueva insis- bato. La cita es mañana por la mañana acá". A
tencia de los demandantes disipó toda
reserva. esa hora lo esperaban 3000 hombres. l{enri pasó
"Entonces -les d.jo- iremos hasta
er fin, hastu'ü revista. Luego, con el entusiasmo y la altivez pro-
victoria". De hecho, iría hasta la muerte, y pios de [a juventud, les dirigió una arenga: Si mi
muerte
gloriosa, que es también una forma padre viviera, düq tendríais confianza en é1. Yo, es
de víctoria.
cierto, soy todavía muy joven, pero trataré de ha-

t
702 La Nnve y uRs Tr-r¡pr:srADrs
[-n Rnvoruc¡ort FnaNo:sn [L¡ EpopevR oE u VE¡¡oÉrl 103

cerlo lo rnejor posible. "si avanzo, seguidme; si re-


trocedo, matadme; si muero, vengadme,'. Lo acla_ VI. Cómo era el Ejército Católico y Real
maron.
un último caso, el der rnarqués Luís de Lescure. Las poblaciones vendeanas se dividían en dos
Mvía habitualmente en su castillo de clisson, cerca grupos. Porque no todos se encolumnaban entre
de Bressuire, y no era muy arnigo de hacer o recibir los que luchaban con las armas en [a mano, EI pri-
visitas, fuera de la de su primo, que era justamente mero de ellos lo formaba [a parte no combatiente
Henri de La Rochejaquelein, con quien compartía de la población; su tarea consistía en mantener los
las mismas ideas. El 10 de agosto de l79T,,a pedi- sembrados, levantar las cgsechas y cuidar a [os ani-
do de María Antonieta, había participado vorunta- males. Ellos debían también alertar de posibles in-
riamente en la defensa de las Tüllerías. vuelto a su cursiones, prevenir a la población en caso de peli-
castillo, fue allí detenido con su familia hasta el 10 gro e incluso resistir a un ataque eventual. Los mo-
de mayo de l79l,siendo liberado con la.ayuda de linos diseminados por los campos tenían un papel
su primo Henri. como era oficiar de la Guardia relevante en este sentido. Colocados por [o gene-
nacional de su aldea, en cualquier momento podía ral en lugares elevados, parecían especialmente ap-
sef requerido por el gobierno para reprirnir a los tos para vigilar los territorios vecinos de donde pro-
rebeldes de Ia vendée. Fue precisamente en esos venía el peligro y consiguientemente alertar a la
cruciales momentos cuando [o abordaron los pai- población, Sus propietarios usaban las aletas de
sanos y su primo Henri, en el castillo de clisson. los molinos para transmitir diversos mensajes' Así,
Conocemos detalles de lo acontecido en ese en_ las alas en cruz de San Andrés significaban calma;
cuentro por las Memorios de Mme de La Rocheja_ en forma de cruz común, llamado a congregarse';
quelein. Henri, el más joven, habló primero: *Nun- e[ ala baja a la izquierda de la puerta de entrada,
ca combatiré conha los labradores o los emigrados". peligro próximo; las aletas en forma de equis, pasó
A lo que Lescure acotó: "yo no perearé nuñcu con- el peligro. De este modo, los molinos no sólo ser-
tra mis amigos". *8, pues, cuestión de morir',. vían para proveer el pan cotidiano al carnpesino,
Así
L?Xochehaquelein se [e unió su primo Lescure, sino también para comunicar mensajes relaciona-
1
de 27 años, excelente oficial de una rara piedad. dos con los acontecimientos bélicos.
Sería llamado "el santo de poitou,'.
Alconocer esta estratagema que empleaban los
vendeanos los combatientes del otro bando opta-
ron por una solüóión tan simple corno drástica:
LO4 L¡ N¿ve y us TerupEsrADES t¡ Revo¡-uc6N Fnnrucrse [t q Epopeyl or r¿ VeNoÉe] 105

derribar todos los morinos. Las señales


de los mo- tes llevaban los cartuchos o balas en los bolsillos.
linos se completaban con un grupo de
mensaje- La segunda sección estaba compuesta por la ca-
ros, a pie o a caballo,
eu€ advertían conveniente_ ballería; pocos la integraban, ya que la zona no se
mente a las poblaciones del avance del
enemigo. prestaba tanto para grupos montados. Finalmente
Entonces los habitantes no aptos para
er combate la artillería.
se distribuían en ra zona y trataban
de demoiar ro
más posible la marcha der adversario, Al comie nzo dela guerra los combatientes mar-
con troncos
atravesados en el camino, carretas quebradas, chaban sin armas. Las prirneras fueron muy ele-
que
servían de obstáculo, etc., mentales, bastones, garrotes, guadañas y máqui-
El segundo grupo abarcaba a los varones nas de podar; luego recutrieron a fusiles de caza.
en Los vendanos, por ser cazadores, tenían a<celente
edad de llevar armas? o sea, desde
los trece años. puntería. El general Türreau no vaciló en elogiar
A su cabeza, un estado mayor, compuesto
de un su habilidad en este campo: "Ningún pueblo co-
general en jefe, un segundo comandante
y varios nocido, por guerrero que sea, sacapartido tan gran-
generales subordinados ar comandante,
áaos t- de del fusil". Pronto las derrotas de los republica-
bremente elegidos por los soldados.
nos, que avanzaban imprudenternente en zonas
de malezas y pantanos por ellos desconocidas, con
I. Su composición, uniforme y armamento cañones y cajas de municiones, los proveyeron de
un parque impresionante de cañones, unos 300
en los tres prirneros meses de la guerra, pero sobre
Cuando los ene-migos se ponían en marcha, todo de fusiles y de pólvora. Los paisanos se di-
la
región entera entraba en estado de alerta.
LorLo- vertían muchísimo oyendo el estrépito de esas ar-
lineros hacían Io suyo. Los capitanes
de parroquia mas, hasta entonces por ellos desconocidas, sibien
ordenaban tocar las campunu, a rebato.
Al escu_ les costó familiarizarse con tanto ruido. Pronto
charlas, el campesino dejaba el arado,
to*uüu ,u aprendieron a hacer metralla, e instalaron tanto
guadaña o su fusil, se prov eía de,u.ián"u
para varios días, y partía al combate.
;;;"" arsenales como depósitos de armas. Varios prisio-
Las purro_ neros republicanos entendidos en ese menesteq
quias cercanas se agrupaban
en un lugar prrr¡u_ aportarían su colaboración forzada.
mente convenido. En rnenos de veinticuatro
ho- Cuando los combates se generalizaron resolvie-
ras un ejército estaba de pie. Dicho
ejército conta-
ba con una sección de infanterfa, ron elegir un generalísimo, para unificar las opera-
i"t"Sr;"- ciones. Sería el cómandante'en jefe de todos los
"uyo,
106 L¿ Nnvrr t, ms
Flw.tcEsn [L¡ Epopcvn oe r-n VeNoÉe] 107
TE¡rtpES.lADF§
L¡ Rrvoluc¡ón

grupos. El primero de elros fue catherineau.


Lue-
go d'Elbée,La Rochejaquelein, Stofflet. etc. De noche dormían al raso. Las comidas las to-
matran proveyéndose en los lugares por donde pa-
No es fácil determinar er número preciso de los saban. Si se trataba de grandes unidades -en al-
combatientes vendeanos. se habla de 60.000 gunos casos 40.000 hornbres-, requisaban e[ pan
o
quizás de 100.000 hombres. Lo que
hace difícil y la comida, con la promesa de devolver el costo
conocer la cantidad exacta es el estilo del comba-
cuando llegase la paz. Los combatientes eran hom-
te. Al comienzo, sus miembros se enrolaban, pero
bres y adolescentes; en algunos casos, también
luego, no bien terminada la batalla o la .u*funu,
mujeres, pocas, por cierto, a veces vestidas de hom-
ponían su fusil en bandolbra, y retornaban
a sus bres. No recibían, como€ra obvio, sueldo alguno'
hogares para asegurar Ia siembra o [a cosecha.
Eran El hecho de recibirlo hubiese aminorado, en su
muy hogareños, no resultándoles posible olvidar
a opinión, el valor del sacrificio que estaban ofre-
los miembros de su familia. como señara
Gabory, ciendo a Dios.
el soldado vendeano no dejaba de ser un campe_
sino, y a pesar de su adaptación a las necesidades Los burgueses de las ciudades que asistían como
castrenses, la organización bélica seguiría siendo espectadores al paso de las columnas vendeanas
rudimentaria y hasta caótica. uno de eilos dejó 4s no podrían olvidar esa visión que parecía de otra
veces su casa y combafií 66 veces, recorriendo época. Adelante iban los que llevaban armas de
400 kilómetros. fuego: viejos arcabuces conservados en los casti-
llos, fusiles de caza, largas y pesadas escopetas'
Los combatientes no tenían uniforme propio.
El Luego avanzaban los que portaban armas blancas'
vestido se componía generalmente de uná.huqu"_
La misma diversidad: sables tomados al enemigo o
ta de tela rústica, bombachas y un cinturón
de lana forjados de manera casera; bayonetas; guadañas,
roja; se cubrían con un sombrero de alas anchas,
ayer destinadas a las cosechas, hoy terribles
con escarapela blanca, o, rnás simplernente,
un pa_ cosechadoras de hombres; enormes cuchillos de
ñuelo colorado. como carzado usaban arbacas.
ios lagares que hacían brotar sangre envezdeljugo de
bolsillos de la chaqueta servían de cartucheras.
A las uvas: finalmente, simples bastones a los que se
veces, una mochila tomada a los republicanos
era les ajustaba una punta de hierro larga y acerada,
empleada como recipiente devíveres, Los soldados
que llamaban picas. Tias la infantería venían los de
llevaban un estandarte branco, que era erde ra
mo- la caballería, al trote pesado y desigual. Nada más
narquía, con la imagen del Sagrado Corazón
o de extraño y pintoresco; Uri muchacho de 16 años a
la Virgen, así como la insignia: -Dios y Rey.
quien nóntt'tu*ps le había:dicho: "Eres demasiado
[¡ Nnve v us Tr¡r.rpesreoes Ln RevoLucróN Fn¡Ncesa [[¡ Epoprv¡ oe r-¿ VeNuÉe] 109

joven para servir, no podrás seguir


ar ritmo de ros organización fue e[ gran Consejo de la Vendée
nuestros", le respondió: ,rlré a caballd,. ,,pero
no militar, que administraba e[ territorio conquistado,
tienes caballo", le replicó er jene. "se ro
sacaré a uno en nombre de Luis XVII, para el cual se construyó
de l«¡s azules". fuí se sentían frente al a.dversario:
una casa en Beleville. El 12 dejunio fue este Con-
inermes. Se cuenta que en cierta ocasión,
al ver al sejo el que eligió a Cathelineau como primer
enemigo poderoso que se acercaba, y eltos
caret.:er generalísimo, a quien sucederían d'Elbée y La
de medios de combate, un grupo de vendeanos
se Rochejaquelein.
acercó a su comandante: ,,General _le dijeron_,
ino
tenemos más pólvora!,'. AJo que éste Ls
*rpon_
dió: "¿No hay rnás pólvora? Bueno, en frenteálo, 2. Et espíritusobrio y gr.ierrero de los uendeanos
la tienen, ino hay más que ir a tomarla!".
En cuanto a los efectivos propiamente dichos, Ocho ejércitos republicanos cercaron la Vendée,
señala Gabory que pronto se pudieron
distinguir con afamados generates a su frente. Se los deno-
cuatro ejércitos principares que abarcaban minaba Azules, por el color de su uniforme, en
er con-
junto de los combatientes de las prorincias contraposición a los Bloncos, asÍ llamados por la
insurrectas: el de poitou , el de Anjou,
Lt aut Cen- escarapela que llevaban en su chaqueta. áCómo
tro y el de Marais. El primero, que igualaba combatían los vendeanos? La marquesa de
en
cantidad a los otros Ejércitos ,nunidor] Irevaba Bonchamps nos revela en sus Memorias algunas
er
nombre de "Gran Ejército,,, si bien algunas peculiaridades: "EI fogonazo de un cañón era para
veces
ese término era empreado para desigñar
ra totati- ellos ta señalde arrojarse alsuelo e invocar a[ Dios
dad de las tropas. Tüvo por
¡áfes a Lesfure, Marigny de los ejércitos; el estampido era la señal para vol-
I Lu Rochejaquelein. A la cabe za delrréunJo, verse a levantar rápidamente, lanzarse contra las
Flél"ll..de Anjou, que contaba entre 10.000 "ty baterías, y acuchillar con rapidez todo lo que opo-
15'000 hombres, lo encontramos a catherineau,
nía resistencia". Resalta asimisrno que cuando en
Bonchamps y d'Etbée; más adelante a
Stofflet, y su marcha hallaban una cruz de misión, todos se
luego a d'Autichamps. Er Ejército [amado
á*ió"n- detenían y se arrodillaban para orar. Uno de los
tro, de unos 5000 hombres, se mo vía entre jefes quiso un día reprenderlos por la inconvenien-
Montaigu V el m11. El cuarto Ejárcito, el
deMarais, cia de dicha costumbre. Pero Lescure lo interrum-
conducido por Charette, aiabaría por ser pió enseguida: "Déjelos rezar; con ello se hacen
el Áas
importante de todos. Er órgano unifrcante
de esta más fuertes". Una vez,t agtega [a marquesa, en-
110 L¿ Nnve v r¡s TEupEslhDES [¡ RevolucróN Fn¡ncese ü-rr Epopevn oe un VuNorieJ 111

contrándose frente a Íuerzas superiores,


exclama- Cuando la columna era grande, cornpuesta a
ron: "iAdelante, marchemos altiulo!,,, y
r" tunru- veces de infantería, caballería y artillería, sus com-
ron sobre los batallones enemigos, felices por
su_ ponentes solían albergarse en las pequeñas aldeas
frir rápidamente el martirio.
o en las granjas que estaban a su paso. La camara-
Como es natural, los azules luchaban con dería reinaba entre ellos; caballeros, ciudadanos y
otro
espíritu, nada religiosq por cierto, sino paisanos se alimentaban de los mismos platos y
más bien
vengativo. Por los cronistas sabemos que compartían las mismas cuchetas. Para la atención
eran más
cobardes en la lucha y más crueres en
ra victoria. de los enfermos se valían de algunos médicos y ci-
Los jefes vendeanos se mostraban, por
to gn;Ld, rujanos que se enconkaban entre los que habían
auténticos caballeros; sus sordados eran tomado las armas. Al acabar el combate, juntaban
sobrios, se-
gún lo señalamos anteriorrnente, a amigos y enernigos heridos para que todos fue-
usando sogas en
vez de riendas, albacas en lugar de sen atendidos, También había hospitales en aba-
botas, fresti_
menta de toda clase; al cinto llevaban
dos'jistolar, días y conventos, e incluso uno fue instalado en
de la espalda colgaba elfusil, y elsable medio del monte para [a atención de dos mil heri-
de una.r"r-
da. En [a cola delcabailo a veáes ataban dos. Por 1o demás, estaban adrnirablemente infor-
una kicoror,
o las cha*eteras de argún aeurvencido.
cuando con- mados por sus espías; sabían cuándo el enemigo
quistaban un pueblo, lo primero que había salido de sus bases, la dirección y e[ destino
hacían era de_
rribar el árbol de la libertad, símboro predirecto de sus columnas. A veces eran mtrjeres o gente dis-
de
los republicanos, y luego lo quemaban. frazada de mendigos quienes acercaban la informa-
Entre ellos
e.staba rigurosamente proh¡bida la ción,
embriagu.r, ,rf
:omo eljuego y las riñas. Mme de La Rocñe;aque- Pero el principal motor de sus victorias, rnás allá
Iein refiere haber asistido a una escena
singurar en- de sus métodos de combate, fue el{actor moral, el
tre dos jinetes. uno de elros, a rande
cierta discu- errtusiasmo que ponían en sus propósitos. E[gene-
sión, sacó el sable e hirió ligerarnente
ai otro; éste ralTurreau señalaba con cierta tazón en sus adver-
quiso reaccionar. Intervino enseguida
eloficiaí: .ue- sarios "[a e.specie de delirio, de embriagttez, que
sucristo perdonó a sus verdugoJ_b
dijo_ ¿V un
dado del ejército catórico quI"r. matar a
*l- les daban éxitos inesperados". Goupilleau, miem-
su cama* bro de la Convención, decíade ellos: "Están de tal
rada?" Los conkincantes ie abrazaron,
EI coraje rnorJo fanatizados, que no tienen necesidad sino
debía mostrarse contra los azules.
de un pedazo de pan negro y de agua por toda
provisión, y así, conducidos por jefes inteligentes.

t
172 L¡ Nave v us TeupESTADES
l¡ REvor-uctó¡¡ FnnNcesn [-n Et'opEvn ou m VemnÉe] 113

guiados por un furor religioso, no aspirando sino


a
la gloria del martirio, se precipitan iobre nueskos dirles nuestros principios; o los hemo.s de aniqtrilar
i.r todos, o ellos nos'aniquilarán a nosotros".
'
cañones y sobre nuestras armas. Un gran número
perecen, pero a menudo el resto triunfa". Como hemos señalado anteriormente; hasta las
Elcoraje de aquellos guefferos improvisados era mujeres se sentían inclinadas a intervenir en los
proverbial, fruto de su convicción y de su espíritu combates. El Consejo de Guena había prohibido
sobrenatural. cuando se les preguntaba si tánían severamente admitirlas en las filas de los comba-
miedo antes del combate responáíun con ras para- tientes vendeanos. A pesar de ello, una que otra
bras de uno de sus himnos: "sóro tenemos un vez se halló entre los caídos alguna joven disfraza-
mie-
do en el mundo: ofender a nuestro Señor,'. Todas cla. "Poco antes de la batalla de Thouars -refiere
las noches se juntaban las diversas secciones para Mme de La Rochejaquelein- vino a mí un solda-
Ia oración. un oficial republicano que había plrti- do, a[ castillo de Boulay, y me dijo que me quería
cipado en los combates, se anirnó a reconoá. comunicar un secreto: era una doncella y 'deseaba
un club de los jacobinos: "Nuestros éxitos en"n un clraleco diferente del que se daba a los,solda-
Ia
vendée han sido breves, y nuestras derrotas fre- rlos más pobres, y me pidió que no dijera nada de
cuentes. Ni uno de nuestros Generares posee eso a Lescure. Se llamaba Juana Robin, y era de
ta
confianza absoluta de los soldados, necedad,livian- Coulay. Escribí a su párroco; él contestó que era
dad, traición, éstas son sus principarus cuaridades. una muy virtutosa doncella, pero no había podido
Los batallones de París constan en verdad sólo «lisuadirla de ir a la guerra. Antes de marcharse se
de
gente que se ha dejado alistar por S00 francos, habia confesado y recibido la Sagrada Comunión.
y
no son del todo a propósito para obtener una t.a noche antes de la batalta de Thouars le dijo a.
vic-
toria [...]. No hay crirnen ninguno de que no se I..escure: oGeneral, soy una doncelia, la señora de
hayan hecho culpables. Está;familiarizados Lescure lo sabe [..,]. Mañana es día de batalla.
con
el robo, las violaciones, el saqueo; las liviandades Hacedme dar unos zapatos; cuando hayáis visto
y los crímenes están der lado de ros patriotas. cómo ¡ne t¡ato estoy segura de que no me despe-
Es
un grande error aplicar las reglas de la táctica cliréis". En realidad peleó tenazrnente a la vista de
con_
tra gente que va a la batalla con el rosario L-escure. uGeneral-le gritó una vez-, no os adelan-
en la
mano, y armados con simples palos se lanzan taréis a rní. Siempre estaré rnás cerca de los azules
con_
tra nuestra artillería. No se baten por sus nobres, eue vos». Fue herida en la rnano. oNo es nada'
sino por sus sacerdotes [...J. No podemos persua_ -dUo-; se lanzó elosperadá en to más empeñado
de la batalla y recibió un tiro. Loq advérsarios ha-
114 L¿ Nnve y Lns Tc¡¡pESTADF-s
l¡ R¡-:vor-uclo¡¡ FRnuc¡sn [[-e EnonEyA DE r-e VeNoÉE] 115
blaron en sus periódicos de una nueva
Doncella
de Orleans, que había surgido enke los rfan atacar una posición de los azules, buscaban
vendeanos,,.
A veces las mujeres hacían guardia, cuando irmparo alrededor de ella en los setos y hondona-
los varones estaban en combate. pero das; desde allí comenzaban un certero fuego. Sus
aún éstos
fueron casos excepcionales. por lo gun"rJ,'mien_ enemigos no los veían, de modo que las descar-
tras los hombres peleaban, Ias mujeres flas que éstos hacían no producían efecto. Poco a
estaban en
Ia iglesia de rodillas, pidiendo la victoria, [)oco, de arbusto en arbusto, avanzaban hasta des-
o lu. t:ordar al adversario por los costados. Su principal
casas, cuidando a los heridos y enfermor. "n
el entu- objetivo era apoderarse rápidamente de sus caño-
siasmo hacía que cada una trabajara
donde poaf"
ser útil. ¡res. Se lanzaban hacia ellos, pero no bien veían el
f«lgonazo, se arrojaban a tierra, de modo que los
No deja de resuttar admirabte advertir cómo
¡:royectiles pasaban silbando sobre sus cabezas.
todos, jóvenes y viejos, varones y mujeres,
esta_ Luego seguían avanzando por los setos, procuran-
ban animados por ros mismos ideáres.
ún .roni.tu rlo llegar hasta los artilleros. Generalmente los sor-
nos relata que, en cierta ocasión, una patmlla de
¡rrendían, por su velocidad, después del segundo
azules detuvo a un chico de doce
años, que lleva_ rlisparo; los maiaban y se apoderaban de [a pieza.
ba víveres a un sacerdote refractario
oculto - *¿A Si el artillero aquel era vencido, no [e quedaba sa-
dónde vas con esa cesta de panes?,,
El chico tarta- lida, ya eu€, en caso de huida, se perdía en eilabe-
mudeó. "Dime Ia verdad, pequeño ladrón,
o te rinto de senderos, impracticables con frecuencia,
hago fusilar", le dijo el oficial. El pobre
cnicá f,¡ro y era muerto. En cambio, cuando los blancos no
la señal de la cruzy contestó: ,,Máienm";
hugon lo podían tomar una posición de sus enemigos, se
que quieran de mi cuerpo; pero
invoco a la Madre clispersaban sin poderser alcanzados. Saltaban los
de Dios por testigo de qu" no les diré
rnu putubru setos, huyendo por sendas que ellos conocían al
más" No le arrancaron una palahra.
«ledillo, y se dispersaban con la esperanza de vol-
ver a encontrarse a los dos o tres días en un lugar
3. La estrategia que utilizaron predeterminado. retomando desde allí la lucha.
La táctica fue muchas veces de guerrillas. El
Notables eran los procedimientos que general Turreau no ocultaba su estupefacción ante
emplea- este ejército tan insólito: "Hablemos ahora de los
ban. Elvendeano practicaba instintivamente
fá qun vendeanos, hablemol de estos homb¡es verdade-
hoy se llama "utilización delterreno,,.
Cuunao qi e_
ramente extraordinarios, cuya o(istencia política,
116 [¡ NnvE y r-as Jt¡rlpEstADES
u V¿r.¡oÉel
L¡ RevoluctóN Fnn¡rcEsa [L¡ Epopnyn or, 117

los rápidos progresos y sobre todo Ia ferocidad


in- tes. Ambos bandos tenían su repertorio musical.
audita, harán época en los fastos de [a Revotu-
ción; de esos vendeanos a quienes no les farüa He aquí uno de los cantos que entonaban los azu-
más les Carmañola de los brigonds de la Vendée:
que la humanidad y otra causa por defender para
reunir todas las características del heroís*o.'unu Ret'rán

manera de combatir que aún no se conocía y qui_ V¡ue la Carnwgnole, Viva la Carmañola,
zás inimitable en cuanto que no puede uive le son, (bis/ viva el tronar, (bisl
.*pLurrn Vive la Carmognole, Viva la Carmañola,
sino en aquella región y brota del genio de sus Vlve le son du canon. Mva el tronar delcañón.
habitantes; una adhesión i¡violabln á ,, partido,
A Nontes, ils son! fous uenus, Todos ellos vinieron a Nantes
una confianzasin límite en sus jefes, una fidelidad dlsont: C'est I'armée de Jésús, '' diciendo: "Es el ejército de Jes(ls",
tal a sus promesas que ella puede suplir a la mois nos brooesNontois, pero nue.shos bravos nanteses
disci_ les chatouillaient de prés. les hacían cosquillas.
plina, un coraje indomable y a prueba de toda
clase
de peligros, de fatigas y de privación: he ahí lo Quand il possoit quelques boulets Cuando pasaban las balas,
uite ils prenaient un chapelet, ensegl¡ida tomaban un rosario,
que hace de los vendeanos enemigos temibles
y mois nos coups de t'usil pero nuestros golpes de fusil
que debe colocarlos en la historia Jel primer les ménent au paradis. los llevan alparaíso.
ran-
go de los pueblos guerreros,,.
l.o Jolie Carmagnole l'lermosa la Carmañola
que uous ouez, (bis) que tenéis. {bis}
El elogio que nos ofrece weiss es mucho más hermosa la Carmañola
lo Jolie Carmagnole
ecuánime: "Eran superiores a sus adversarios qu.e l'on uous a t'ait donser. que os ha hecho danzar.
en
valor y entusiasrno, peleaban por la fe de sus pa_
Le leu dix-huit heures a duré, El fuego duró dieciocho horas,
dres, y por el desgraciado rey, por su familiu, po, Plus de dix mille ont été tués. rnás de diez mil han sido muerlos.
su patria, por su.hacienda, por sus adalides'iun Ces cruels brigonds Esos crueles brigands
los precedían en la lucha, y les daban nj.rnpto disent en trépassont: dicen muriendo:
an
valor y energía; estaban por tanto inspirados por l-a Í,..Carmagnole La f,.. Carmañola
los más poderosos sentimientos que hacen que qr/e nous donsons, fbís/ que bailamos, (bis)
La Í...Carmagnole, la f., . Carmañola,
hombre desafíe todo riesgo y menosprecie todo "l f,.,d, son du canon. f .. . al tronar del cañón.

obstáculo y aun la muerte,,.


Loa rrurdeanos, por su parte, hicieron suyos al-
El combatiente seguía siendo un paisano, aus-
gunos himnos republicanos, cambiándoles [a le-
tero pero festivo y eutrapélico. Incluio ros días tra. Por ejemplo uno que llamaron "El Credo de
más sombríos de guerra perseveraba "n
en su gus-
]a los intrusos y otros juradores", con L8 estrofas. En
to por la danza, elbuen vino y ros chistes o.uñun-

t
otra ocasión se burlaban así de un general llama-
118 L¡ Nnvc y r¡s Tempes-rno¡:s
[-n RevolrrcroN FRnxcesn [L¡ Epopnvn oe r-n VeNpÉel 119
do. "Marcé s' en ua-t-en guerre, Miranto,
M ironton, Mirontnine" ; tenía
2 7 estrofas. Y con la Y también este otro:
melodía de la Carmagnole cantaban:
1

C'est notre philosophie Nuestra filosofía


l-a République a mol au coeur; I-a Reprírblica está mal del corazón; qui foit encore des projets; sigue haciendo proyectos:
ll lui laut de la liqueur necesita licor. la [:rance est d I'agonie, Rancia está en agonía,
Nous lui en donnerons Nosotros se lo daremos on inmole ses sujets,' inmolando a sus súbditos;
A grands coups de conon a fuertes golpes de cañón. nos dodeurs emphotiques nuestros doctores enfáticos,
A bos la Républigue! iAbajo la República! pour nas perdre d tout jomois, para perdernos det todo.
Viue le son, uiue le son Viua el tronar, viva el tronar quieren una república,
ueulent une république,
I)u canon. d.elcañón. le tombeou des bons Frongois. la tumba de los buenos franceses.

Entre los numerosos cantos que entonaban, 2


transcribiremos el siguiente: Froppe, lrappe to poitrine, Golpea, go[pea tu pechq
oulre donc enlin les yeux. abre por fin los ojos.
C'est lo plus sale doclrine Es la más sucia doctrina
1
'fo¡nbours qui te rend si molheureux. la que te hace tan desgraciado.
notionaux lhmbores nacionales Vicns uoir un peuple de tréres Ven a ver un puebto de hermanos
baltez la retraite; tocad a retirada¡ professant la méme t'oi, que profe.san la misma fe,
gordes nationaux, guardias nacionales, en chantant cornme nos péres: cantando como nuestros padtes:
rendez uos drapeoux. entregad vueslras banderas. Viue l'Église! Viue le roi! iViva la lglesia! iViva elrey!

2 3
Cl¡osons nos infrus Echemos a nuestros intrusos [:njin, Dieu les abandonne F*rnalmente Dios aba n don a
c¡uj sonf scñísrnofiques, que son cismáticos. ces hommes, faibles mortels, a esos hombres, débiles mortales,
uoleurs el lahons ladrones y bandolerris, todos ladrones de la corona,
lous voleurs de lo couronne,
brúleurs de moisons. incendiaríos de casas. deslructores de nuestros altares.
deslructeurs de nos orrtels.
Vioent le roi, Ia noblesse, Vivan elrey, la nobleza,
3 le clergé, nos bons FranEois, el clero, nuestros buenos franceses,
Vous auez chossé Vosotros habéis echado vivamos todos en la alegría,
Viuons tous dons I'allégresse
lour.s nos bons éuéques, a todos nuestros buenos obispos, ne nous diuisons jomoisl ino nos dividamos jamásl
uicaires el curés, vicarios y párrocos,
et tout le clergé. y todo elclero.
Los vendeanos fueron fecundos en artilugios.
4
Vos temmes e.ffrontés
Por ejemplo, los jefes hacían retumbar el tambor
Vuestras descaradas mujeres
portenl la cocarde, llevan la escarapela, del lado opuesto a aquel desde donde se propo-
uous serez pendus, vosotros seréis colgados, nían atacar; los republicanos, engañados, se pre-
uous,.et uos íntrus. vosolros y vuestros intrusos,
cipitaban en ta dirección equivocada" Otro de los
ardides consistió en cantar con la melodía de [a

t Marsellesa una letra contrárrevolucionaria. At oír


720 L¿ Nnve y I.as Te¡¡prsrADES
L¡ Revol-uctóN FMNCesn [L-e Epopsvn oe u Ve¡roÉnl 721

la música del himno, no escuchando aún


las pala_ batalla, ganada o perdida, los combatientes retor-
bras, los azules creían que quienes Io cantaban
eran naban a sus campos. Ellos sabían que los espera-
de los suyos y caían en la trampa tendida.
Ello ban sus mujeres, que sus bebés floraban en la cuna
sucedió concretamente en marzo de
1TgB, al co_ y las cosechas estaban a [a sazón, sin poder ser
mienzo del levantamiento: un pequeño
destaca_ levantadas. A su entender, la bravura en el com-
mento republicano, oyendo cantar la nreloclía
de bate todo lo suplía. Así que só[o permanecían los
la Marsellesa, pensaron que se trataba de
una co_ que vivían lejos. Y de este modo sucedía que, de
lumna de Nantes que ,"níu a juntársele.
pronto, un ejército victorioso, no existía más, se
He aquí el texto de rá pseudo-Marseilesa, había evaporado. Cuando los iefes proyectaban
re-
dactado por un sacerdote, álpadre Lusson-aresor otra campaña, nuevamente había que convocar-
del Ejército del Centro: [os, para 1o cual se hacía menester una trabajosa
Lramitación. Era preciso rnandar un mensaje a las
Allons, armées catholiques,
Le jour cle gloire est arriué:
Adelante. ejércitos católicos, parroquias y tocar a rebato; los labradores acu-
ha llegado eldÍa rJe gloria:
Contre nous de lo Répubtique contra nosotros se ha levantado dían a la iglesia, y allí se les leía: "En nornbre de
l'étendard sanglant est leui alestandarte sangriento de la Re- Dios y por encargo del rey, se intima a la parro-
(bisJ.
pública (bis).
Ontondez-ue, dons quiés com_ iOid, quia... que envíe cuanta tropa pueda a tal o cual
en nucstros serenos camfJos
pagnes sitio, para tal o cual día y hora".
les cris impurs des scélerors! Ios gritos impuros cle los peruersos!
Ole uenant jusque dcns nos Ellos se acelcan hasla nosolros Las relaciones de los paisanos con sus jefes eran
bras, notablemente cordiales. Si un noble se había mos-
prendre uos t'eilles et uos para apoderarse de vuestras hijas
femmes,
trado débil durante el combate, en la rnesa. donde
y de vuestras mujeres.
Aux armes, Poiteuins! iA l¿rs arrnas, los de poitou! por lo común el soldado almorzaba con los oficia-
Formez uos batoillons! iFormad vuestros batallones! les, éste no vacilaba en decirle: "Lo que usted ha
morchez, marchez, marchad, nrarchad,
L.e sang des B/eus hecho no está bien para un noble". En cierta oca-
l-a sangre de los azules
Rogira uos seil/oons/
Enroieccrá vuestros surcosl sión un combatiente llegó a manifestar con total fran-
queza a su general: "Usted ha sido un poco cobar-
La mayor dificultad era mantener de en aquelcombate". Como se puede ver, reinaba
unido a aquel
eiército proveniente de tantos lugares. po. una curiosa "igualdad", que le haría declarar'a Na-
tá!e- poleón: "Los ejércitos vendeanos estaban domina-
neral ello sólo se lograba durante t"u
o.uut olL,

t
Como Io hemos relatado más arriba, luegode dos por ese gran principio que acababa de invadir
unu
a Francia y contra el cual ellos se batíán cada día".
722 L¡ us Tr.r¡pFs.rADÉs
Nave v
[¡ Rsvor-uc¡on l;RnNcese [L¡ EpopEvR oe, m VE¡¡oÉeJ tZg

4. El carácter católico del ejército


cias. Luego volvieron al combate, cantando en e[
camino elVexílla Regís; asimismo, juntamente corr
Este aspecto es fundamental para untund", ut cien de sus mejores cabafieros, La Rochejaquelein
sentido de la epopeya. Según ya lo hemos adver- escoltó al Santísimo Sacramento llevado en pro-
iido, no fue sino en nombre de la religión que los cesión a [a cabeza de las tropas. Es cierto que al
paisanos tomaron las armas . ,Au nom de Diieu, comienzo e[ espíritu religioso parecía más espon-
de
par le Roi" era la fórmula consagrada para convo- táneo en la gente hurnilde que en los nobles, pero
car a los combatientes. rcdo estaba impregnado una vez que éstos resolvieron acompañar a los al-
de catolicismo. Ya desde los comienzos la emlpresa deanos, se mostraron dignos de la fe sólida y sim-
fue bendecida por los sacerdotes. catherineiu te- ple de sus hombres.
nía su asesor, elpadre Barbotin; La Rochejaquelein
Tiatóse de una nueva cruzada donde todo te-
el suyo, el padre Jagault, benedict¡no dá Angers,
eminente profesor de teología. En enero ae Ilgq nía un toque religioso. Antes de ponerse a tirar, el
el papa Pío VI nombró a monseñor d,Hercé, obis_
soldado no dejaba de hacer la señal de la cruz, y
po de Dol, "asesor ordinario de todo er ejército mientras iba recorriendo los caminos, se detenía
para rezaÍ ante las imágenes de Cristo o de la Vir-
real del Oeste".
gen, allí diseminadas desde la época de Grignion
Pero no se trataba sólo de ,inombramientos,, de Montfort, o para tezarr el rosario, Ello a veces
protocolares. Algunos ejemplos, elegidos entre ponía nerviosos a los oficiales, porque los republi-
mil,
bastarán para mostrar que ra fe y ra canos podían aprovechar tales clemoras para ata-
[inaua no eran
de fachada, sino el corazón mismo de ra vtda de car o para escapar. Por lo demás, los soldados eran
los soldados y de su combate. Después de [a bien conscientes del sentido de su combate. En
toma
de Bressuire, sucedió algo muy sintomático, que cierta ocasión, en que uno de ellos había sido he-
así relata la marquesa de La Rochejaquelein:',A rido gravemente en la cabeza, alguien se acercó
la
tarde quedé rnuy impresionada y edilicada al ver para ayudarlo, y le mostró su compasión, pero él
a todos los soldados que se alojaban en ra misma le dijo: "Dios ha sufrido mucho más por nosotros",
casa que nosotros ponerse de rodillas, rezando No en vano las tres flores de lis de sus banderas
el
rosario que uno de ellos decía en voz bien atta. blancas encuadraban una cruz.
supe que nunca faltaban a esta devoción tres ve-

t
ces por día". Después de su primera derrota, Asirnismo los vasos sagrados que ellos retiraban
cathelineau ordenó oraciones públicas y peniLn- de las iglesias, para salvarlos delsacrilegig eran lle-
vados junto con las tropas. Todo un símbolo. A uno
724 Ln Nnve y us Teu¡,ES.rADr§ l¡ Revoluclor.¡ F¡Lff.rcESn [[-n Eeoeevn oe m VE¡luÉEJ lZ5

de los sacerdotes que en cierta ocasión


custodiaba en 1689, Cristo le había hecho llegar este mensaje
dichos vasos en sus manos consagradas,
el padre n Luis XIV por interrnedio de Santa Margarita Ma-
Barbotin, lo protegía un destacamento
especial, rfa de Alacoque: "Has saber al hijo rnayor del Sa-
compuesto por cien hombres, para defenderde
toda grado Corazón [...] que quiero reinar en su palacio
profanación tanto las hostiar ioro
ros vasos.ugru- y estar pintado en sus estandartes y grabado en sus
dos, En torno u nrgs vasos se apretaban
los pjrr- i)rmas [...] a fin de que quede victorioso de todos
nos' llevando el embrema der sagrado
corazu",'."- los enemigos de la lglesia". Aquel rey no lo hizo, ni
ronado por una cruz entornadi por la
corona de tnmpoco sus sucesores. Los vendeanos cosieron la
espinas- cientos de pregarias a dicho
corazón cir- irnagen del Sagrado Corqzón sobre sus camisas
culaban enke ellos. Recuérclese que un
siglo ahás, (:omo insignia de Cruzada, prefiriendo el Corazón
mismo de Dios a la Cruz, cual emblema de su fe.
En cuanto a los sacerdotes, por lo general no
combatían. Es cierto que a veces se encontraron
rrn los campos de batalla cadáveres de sacerdotes;
pero éstos nunca ltevaron arrnas. Los enemigos
lricieron correr [a versión de que eran ellos quie-
nes arrastraban contra su voluntad a los campesi-
nos. Nada más lejos de la verdad. Su cometido
(rra acompañar a las tropas, asistir espiritualrnente
.r los moribundos y administrarles los sacramen-
tc>s. En las Memorios de Mme de La Rochejaque-
lcin leemos: "Se ha dicho que los sacerdotes com-
tlatían. Ellos confesaban a los moribundos, en me-
clio del fuego, en el campo de batalla [...J; ningu-
rro pensó en otra cosa que en exhortar a los solda-
clos, e irrspirarles coraje y resignación en sus sufri-
rnientos". En las mismas Memorias, refiriéndose a
k> que pasó en la batalla de Dol, escribe:
Lo caricatura reuolucionorio burla la alionza
de lo lgtesia Todavía fue rnás eficaz la acción de los sacerdo-
y del campesino uendeano
tes. Allí los vi por primera vezmezclados con los com-

&
126 Ln Nnvu y t-ds l¡ Revo¡¡cróu Fnn¡rcEsn [L¡ Epopeyn oe r-n VexoÉrl
TEMpESTADES
lZ7

batientes, y empreando todos ros medios de


ra reri- de su conducta deplorable, logró ganarse [a con-
gión para alentarlos a la lucha; y creo que sólo por
calumnias se les puede echaren cara haber fanatizado llanza de las Hijas de la Sabiduría y de los Padres
entonces alejército, como declan los azules.
Durante de Fspíritu Santo, gracias a cierta apariencia de pie-
el plazo en que se imponía sílencio para atender al dad; pero, por otra, frecuentaba los clubes, exhi-
estampido de los cañones, el párroco de Santa
Ma- biendo su carnet de afiliado al club de los Jaco-
ría de Ré subió a una altura cercana a mí,
levantó un tlinos de París. Cuando estalló ellevantamiento, diio
gran cruciffo, y coménzó a dirigir un sermón a los
vendeanos con voz estentórea, rstuuu éste que era obispo, que había sido consagrado secre-
entusias-
mado y hablaba como sacerdote y soldado. pr"gun- tamente. "iUn obispo, un obispo. tenemos un obis-
tó a los soldados si carecerfan de honra, hasta po!", exclamaba la gente. TMos le creyeron, solda-
el ex_
tremo de abandonar a sus mujeres e hijos a los
cu_ dos y comandantes, convirtiéndose así en el jefe
chillos de los azures. Er único medio de sarvarros
era religioso de la Vendée militar. Viajaba a caballo, se-
volver a la batalla. ,,Hijos míos, yo iré delante
de
vosotros a la pelea con el crucifijo en la mano; guido de dos sacerdotes, uno de los cuales llevaba
los
que quieran seguirme, arrodíllense ahora y
les daré su pectoral y el otro la mitra. Antes de la lucha,
la absolución; si caen, se van alcielo; pero clxhortaba a los vendeanos, y luego, si salían victo-
Ls cobar-
des que traicionen a Dios y abandonen
sus firas en er riosos, entonaba elTeDeum. Pero había cosas que
alfuro, serán acuchiltados por los azules y caerán
en llamaban la atención, por ejemplo la facilidad con
el infierno". Más de dos mir hombr.r qu"
alrededor suyo, se arrodiilaron, les cJio la "riuuun r¡ue perdonaba sin penitencia a los sacerdotes in-
uu.otu.¡¿n
en vaz alta, y marcharon al gríto de .,iViva el rey! trusos, y también e[ hecho de que a veces pasaba
iQueremos ir ar ciero!". Er párroco iba derante semanas sin celebrar rnisa. Se consultó al papa
de
ellos y continuaba espoleánclolos
[...J. p¡n"t,ránt" r" c¡utien declaró nulos sus actos y lo excontulgó, afir-
supo que la victoria había sido completa, y
los repu- rnando que no figuraba entre los obispos. Pronto
blicanos se retiyaban. Ahora nos volvimc.s
a Dol. Sol,
dados, oficiales y sacerdotes, todos se felicitabun cayó en manos de una patrulla de republicanos v
tuamente, y se abrazaban [...J. Vi cómo el párroco
,r_
frte ejecutado en Angers, a comienzos de 7794.
de Santa María volvÍa al frente de los suyos,
,i.Ápr"
con el crucifijo en la mano; cantó el Vexiila En las diversas proclamas y reglamentos de los
riglls, y
todos se arrodillaban doncle él pasaba. iefes se les pedía a los soldados que se comporta-
sen en su vida moral de acuerdo con la doctrina
Entre tantos sacerdotes dignos, hubo uno católica. No todos fueron ejemplares, ni mucho me-
muy
extraño- se llamaba Guiilot de Fortevilre. nos. Hubo, por cierto, de parle de ellos, pillajes y
Era croc-
t9r en teología y cura en la ciudad de Dol. De crueldades, que se exacerbaban al ver las salvaja-
he-
cho llevaba un doble juego. por una parte, pesar das del enemigo que mataba con alevosía. Sin em-
a
FF-

[-a Nave y ¡-es TeN{pF.srADEs


[-r Revor-ucrnr-r FnRucesn [-r Epoprvrr oe u V¡¡¡crecJ 129

bargo, fuera de casos aislados, kataron


de ejercitar
la misericordia. por ejempro en ra maneru Bouchet: "La dosificación de bondad y perversión
dá tratar
a los prisioneros. Cada ciudad que ocupuUun no era la misma en los dos bandos en pugna. La
,n Vendée tuvo algunos jefes duros: Stofflet y
convertía en una prisión de soldados azules.
En
agosto no había rnenos de 60.000 prisioneros. Charette. Y sus huestes no siempre dieron mues-
ieué tras de caridad para con los prisioneros [...i. Pero
hacer con ellos? En argunos casos se
res hizo jurar
que no combatirían más en su contra; la revolución empleó elterror por sistema, con frial-
luego r" lo.
pelaba al ras, para que quedasen dad calculada y sin parar mientes en ningún senti-
marcados, lo que
no dejaba de provocaruirur, y se los c{ejaba miento noble. Si hubo alguna excepción hay que
Ln li_
bertad. Así más de 2s.0ó0 sordado. p"Ldos buscarla entre los militarqs de oficio: uno que otro
reci-
bieron documentos que les permitían retornar clieron pruebas de que tenían entrañas de hom-
a las
zonas republicanas, donde constaba bre, y pagaron esta osadía con el patíbulo'. A ello
el compromi-
so de la palabra jurada. pero para podemos acotar que si bien hubo atrocidades de
la Convención
taljuramento no tenía ningún uutor, p", qü-mu_ los dos bandos, es preciso agregar que del lado
f"
chos de ellos retomaron eicombate junto realista fueron excepcionales, a menudo cometi-
u io, urr_
les..Sin embargo algunos quedaron das bajo el choc de la indignación, cuanclo los ven-
muy impresio-
por Ia grandeza de alma cle sus rln.ndorur. deanos descubrían cott horror los crímenes abo-
1-ados
uno de ellos escribiría: "Fuimos conducidos minables cometidos por los republicanos, y repri-
a ras
prisiones de saint-Frorent con
todos ros miramien- midas en [o p«:sible por los jefes v el clero; en catn-
tos posibles. Los señores comandantes
y soldados
bio, del lado de los azules fueron frecuentemente
del Ejército católico y real nos han tratado sisternáticas. De m¿Inera especial los sacerdotes
como a
hermanos y amigos y han empleado procuraron habitualmente que los vendeanos se
todos los cui-
dados para hacer nuestra cautividad mostrasen generosos con los azules. Err Saint-Lau-
más conforta-
ble"" Los republicanos, por su parte, jamás rent-sur-Sévres, por ejemplo, un padre llarnado
acepta_
ron los ofrecimientos de canje depririonnror.-,'Xo .Suplaud se colocó delante de la casa d,:nde esta-
hay ninguna respuesta que dar a dicha propo.i.iOn ban detr:ntdos varios presos republicanos muy abo-
-decían-; los prision"ror que hemos hect,o uo,rfu. rrecidcs por sus crueldades, y al advertir que algu-
versos; los que se nos han hecho son nos vendeanos avanzaban profiriendo amenazas
buena gent",,.
declaró que sólo sobre su cadáver llegarían a ellos'
Refiriéndose a esta difere¡rcia de comportarnien-
to entre los azures y los brancos, escribá En aquellos tiempos había dos clases de ciu-
calderón
dadanos en la Vendée: los "azutes" y los "brigand,s".
130 [-¿ Nrrvu v r.qs'l'e¡upr-rrADgs
Ln REvouuctóN Fnn¡rcese [L¡ Epot'Evn ne u VruoÉr] 131

Ya hemos dicho por qué los primeros eran


llama_
dos aeules. La palabra brigand,que significa
sartea-
VII. El l.evantamiento en Bretaña:
dor, bandolero o pilrq apareció desde los primeros los chuanes
días para designar a los soldados católicos.
Al co-
mienzo éstos se irritaban por er urtraje. Refiriéndo-
se a los soldados der general Türreau, diría Además de [a sublevación de la Vendée, estallÓ
uno de
ellos: "Si Ia gente de mi partido son brígo nds, otra similar en Bretaña, que tuvo colaterales ell
iqué
no serán los del suyo?". Luego ra coitumbre fue NormandÍa. La zona es, corno [a Vendée, monta-
quitando a la expresión ro que tenía de ofensivo, ñosa, cubierta de bosques y peñas, Pot tanto fácil
a
tal punto que los vendean-os ilegaron a carificarse de defender contra enemigos inva§ores.
a
sí mismos de brigands. En ,u, fu.^orÍos, f* El nuevo orden de cosas instaurado por [a Re-
,"no_
ras de Sapinaud y de La Rochejaquelein
hicieron volución encontró una repugnancia visceral entre
de elta un uso corriente; ros venJeanos capturados los bretones. Tres mil noble.s de esa región habían
e interrogados se autodenominaban con orgullo emigrado al extranjero. Ya en 1790 apareció una
brigands de Íavendée. otro de ros insurtos
.on"quu figura precursora y convocante, que supo expre-
los azules buscaron crescalificarlos fue er
de aristó- sar el rechazo de aquel pueblo a[ espíritu de la
crofos, aunc¡ue se tratase de simples campesinos. Revolución, el marqués de La Rouerie. Su vida
lambién ellos Io asumieron, a pesar de su farse- fue muy azarosa. Siendo joven, se había enrolado
dad: "Lo seremos -decraraban- hasta nuesho últi- en la aventura de la independencia de Arnérica,
mo suspiro". Señala Gabory que quizás tras
esta aun antes de que lo hiciera Lafayette. Mientras tan-
ad¡udicación del calificativo, pietendidamente
<Je- to la Revoluciórr seguía su curso' en razón de lo
nigrante, se esconda una coquetería de elegancia
y cual el marqués se dirigió al conde de Artois, pro-
de distinción. Ellos no eran ya simptementá poniándole un plan para levantar Bretaña. Como
labrie.
gos. iAcaso uno de los suyos, Cathelineau,
no te* no obtuviera respuesta, entendió que debía traba-
nía a nobles bajo sus órdenes? jar por su cuenta y desde adentro. Creó entonces'
en cada cabeza de distrito, un consejo formado
por nobles, burgueses y clero. Para armar a los
suyos adquirió en lnglaterra municiones y fusiles'
'L792,llegó una carta de los Prín-
A comienzos de
cipes acordando a de La Rouerie plenos poderes'
Pero precisamente en esos momentos los ejércitos
732 L¡ NnvE y ¡_as l'ErurpESrADES L¡ REvor-ucúN Fn¡¡rcesA [Lá Eeopeyn oe r-a VeNoÉe] 133

de los aliados que_ se dirigían a prestar


Luis XVI habían sido derrJtados,
apoyo a - Añadamos que, del mismo modo que en la
debiendo cruzar Vendée, la cuestión religiosa jugó un papel pre-
de nuevo el Rin, ahora en retirada.
De La Rouerie, ponderante en el alzamiento. El bretón amaba a
escondido en los_ bosques, hubo
de ulpárá, unu sus sacerdotes. La Constitución Civil del Clero
nueva ocasión. Mas he aquí
eu€, por casualidad, había resultado detonante. Para los bretones, el
le llegó un día ra noticia dll asesinato
de su arna- culto era algo intocable y la jerarquía no podía ser
do rey. Lleno de indignación, y encendido
en una modificada sino por la misma lglesia. Cuando a
emoción suprema, falleció de tristeza.
los sacerdotes se les hizo prestar e[ juramento, la
Bretaña resistió a ra Revolución,
entre otras co- mayoría de ellos se resistió; sólo consintieron en
sas porque se sentía rnás bretona hacerlo unos 750 sobre uñ conjunto de 4000. Las
que francesa. pero
además la pobreza, en vísperu, clecciones de los nuevos obispos llevaron al col-
á" u neuorución,
juntamente con el agobio mo la indignación popular, al punto de que algu-
áe los impuestos, ta ha_
bían afectado terriblemente, incluidos nos marcharon para liberar a sus pastores legíti-
los miem_
bros de la nobleza. por lo dámás, mos, depuestos abusivamente de su cargo. Los
seguían ,ái¡au_
mente adheridos a la rerigión de t:bispos que habían aceptado prestar el juramen-
sus án."rtror. er
parecer, el levantamiento
de Ia Vendée to, se veían obligados a asumir rodeados de la
el origen del alzamiento bretón Guardia nacional. En Finistére, lugar situado al
por mimetismo sino por solidaridad , ";;;;;;;, ,"
"rtuuo "n
extremo oeste de Bretaña, estaba muriendo e[obis-
paisanu. t-u
leva en masa decretaáa por la ¡:o regular; en su lecho de agonía dejó asentado
Convención en fe-
brero de 1T9B fue deterÁinante. que desde ya consideraba un intruso al que fuera
EI 1s de agosto,
en el interior de ra igresia de san entronizado según las formas nuevas. Como lo ha-
ouen .u]uu u
realizar el sorteo de reclutas. Un bía barruntado, al mes de morir fue elegido obis-
campesino se acer_
có al púlpito y gritó: "iNo! iNada po un sacerdote juramentado. El fanatismo de este
de voruntarios! si
el rey nos llama, nuestros brazos y ¡:astor intruso en favor de la nueva causa supera-
nuestros cora_
zones serán suyos; marcharemos
todos juntos, yo rfa a los fanáticos de los clubes jacobinos, Durante
respondo por todos. pero si hay que una ceremonia patriótica, en lugar del Te Deum
partir para
proteger Io que vosotros flamáis entonó el Qa íro revolucionario.
laliblrtaá, A,írA_
dad, ipartid vosotros! iNosotros somos
reales ar rey La situación religiosa y política se iba enrareci-
y sólo al rey!" Los allí presentes,
enardecidos, se do cada día más. Un cantar de aquel tiempo así
adhirieron al que acababa de hablar.
dgscribe las cosast : : r'. : ,'. : : r .: ', .i. ,..: .-

L
Le Nnve y us Tsupcsrnors
l¡ Rrvor"ucró¡r Fnence.sA IL.¡r Epopriv¡ oE, un VuNoÉel 135

. Oíd, los perros ladran. Seguramente vienen


franceses. Huyamos rápidameñte
a los
los
borqu".. y ll._
- hal¡cr vendido a su Dios por dinero como Judas- El
vemos delante los rebaños que no va al sacerclote perjr'rro, pierde riegLlrarncnte
[.,.J l,Habremos de sufrir
siernpre a esos laclrones, que oprimen
a tos labrado- la vida, sea noble o labriego. Nobles y labradores,
res? Han deshónrado a núesua, gente del país de alta frente, todos los bretones son
b"llu, jóvenes, ma_
tado a la madre, al niño y alvarón; ahora perseguidos porque son cristianos.
has:a han asesi_
nado a los pobres enfermos, u aurru
de sus blancas Tú puedes ahora, presa del infiernq entregar tu
manos [se refiere a los noblesJ; han
incendiado las
cabañas de los pobres, han jástruido corazón a la alegría, cuando has arrancado lágrimas
las ;h;;;; a fu ángel de la guarda en elcielo, cuando has puesto
quemado la mies del campo y
el heno en e[ prado. la tey del diablo en lugar de la ley de Dios, cuando
I{an coytado los árboleq fruHás de iuestros
u los han quemado tan terriblemente
hue¡tos, has matado a los sacerdotes, a los nobles y al rey:
que en nueve o
diez años no habrá manzana ni rnosto cuando has asesinado a la reina. y has hecho rodar
Han robado su cabeza por tierra, co¡l la cabeza de dorados rizos
los vasos sagrados de las iglesias,
áári¡Uuao nuestras
campanas, hasta han deshuido los de su cuñada Isabel; cuando has anojado al joven
osarios y disper_
sado- las rel.iquias. Han devastado rey a una fétida cárcet, para pudrirse y morir en la
los hermosos va_
lles de Bretaña, en otro iiempo suciedad. Oculta tu faz, bendito sol, a vista de los
verdes y fértiles, de
suerte que no se oyen en ellos la crírnenes que son dignos del espíritu del infierno,
voz cle un f,"*ü*
iAh!si pudieran Adiós, Jesús y María. Vuestras imágenes han sido
nuestros ojos derramar sus lágri-
rnas con entera libertad! pero destrozadas;sirvieron a los azr¡les para empedrar con
cuanrJo ve correr látri-
mas, el cir-rdadano derrama sangre. ellas las calles de la cittdad. Adiós, pila bautismal,
iSi pudiéraños donde en otro tiernpo hemos hallado fuerza para
hallar aún una cruz para arrodillarnos
ante ella y pe_ padecer antes la muerte que el yugo de los rnalos.
dir a Dios la fuerza que nos falta! pero,
oh Dios mío, Adiós, santas campanas, que cantaban sobre nues-
tu santa cruzha sido derribada en
todas purt,ur, ;;;
su lugar se ha elevado Ia cruz tras cabezas; no os oímos ya cttando los domingos y
de la guillotina. Cacla
día se ve a fus sacercjotes, como a dias festivos nos llamabais a la iglesia' Los hornbres
ti, incl¡nar la cabe-
,u cle la ciudad os han fundido para hacer sueldos. Adiós,
1?..lCalvario y perdonar al rnundo. l-os que han adolescentes, que sois llevados al e.iército, para
podido huir, se han ocultado
en tos montes; allí di-
cen a la noche sobre las peñas la arruinaros en cuerpo y alma. Adiós, hijo mío, hasta
santa misa, a veces
en barcas en el mar. Otios ,n h.n volvernos a ver en el valle de Josafat cuando'estés
i"ni.lo qr" rnui- fuera de Bretaña, áquién protegerá entonces a tu pa-
char de la patria. y andan errantes por
er océano sin
recursos, porque han preferido dre? Cuando los hombres de la ciudad penetren en
servir a Dios q,r" u
los hombres, porque piefieren.oilr mirnorada, me oirán decir: Si mihijo estuviese aquí,
en tierra extraña que pan branco
run de cebada me defendería. Ven, hijo mío, a los brazcs de tu po-
con remordimien_
tos de conciencia. Losjuramnntados bre rnadre, que te llevó en sus enhañas, ven alpecho
viven en nues- que te amarnantó, pobre hijo mÍo, antes que yo mue-
tras casas, de los bienes de
tos pobres, rJespués de
ra. Cuanclo vuelvas a esta cása, yo ya no estaré en el
rnundo; ven para que te abrace por última vez.
r-
136
L¡ N¡vE y ms TeupFsrADEs
[¡ Rr,vol..uc¡ót¡ Fnn¡¡crsn [La Epopevn ou i¡ VeNoÉE] 737

No llores, madre mía: no llores,


padre mío; rne
quedo para ampararte, para
defencler tu Breraña. l.oire, internándose en Anjou y Bretaña. Fue en-
Es muy dolorosó ,", oprirido,
pero no es deshon- tonces cuando, de golpe, en Ia otra orilla de aquel
ra; sólo es. afrenta someterse
como un cobarde o río, indignados por la leva que se les irnponía, ca-
cómplice a los ladrones.
perear por ra patria;
Si es necesario pelear, quiero torce departamentos entraron en combate. Allí,
si he de rnorir, quiero rnorir
y alegre a un tiempo. No ribre
temo las balas que no pue_
como en [a Vendée, los paisanos blandieron sus
den matar mi arma; ,i mi
cuerpo cae en tierra, mi trastones y sus horquillas, contra la opresión revo-
alma se eleva al cielo. lucionaria y en favor de sus antiguos pastores. Los
Adelante, hijos de Bretaña, soldados tiraron sobre ellos. Por toda respuesta,
mi corazón empieza
a arder, la- fuerza de ?nis brazos
aumenta: iViva la los bretones gritaban: "Np tenemos ni rey ni sa-
religión! iViva el que ama
a su paÍs! iViva eljoven cerdotes. No queremos colaborar con la nación.
o del rey! Márchánse
h ij
hay un Dios. Vida po, uidu.
los azrld;;;"';;;;;", ou" l,Con qué autoridad pretenden reclutarnos?"- Sólo
amigos míos; matar o
morir; Dios hubo de morir para lograron que algunos de sus dirigentes fueran lle-
vencer al mundo
[...1. Venid nobles, ,ungr"'rugia
del país. y Dios será
vados a la cárcel mientras clamaban: "iViva elrey.
gloríficado por todos lo"r.rirtiunos
clelmundo. AIfin Viva la buena religión!". Es claro que todo esto
la verdadera fe volvera u-iu gr"taña,
y Dios volverá era muy anárquico, obedeciendo sólo a los impr"rl-
a su altar, y elrey a su
irono. Los valles
der e6¡6¡rr¿¡lls sos de la indignación. Y así, como en [a Vendée,
volverán entonces arererdecer;
rán como,las anrapot", fu.
los corazones se abri-
tos paisanos corrieron en busca de jefes que los
I flores de los árboles.
Entonces ra cruz crer sa¡áaor condujeran. El primero a quien ofrecieron e[ rnan-
se levantará racriante
sobre el munclo, y a sus pinr, do fue un joven llamado Le Bras des Forges, anti-
,"guAos con la sangre
de los bretones, .r*.rran
ioi'nlá. bellos lirios. guo oficial de [a marina, quien de entrada hizo
sufrir una derrota a la Guardia nacional. Pero el
Este poerna,..tan emotivo,
Iristórico. Describ e metor
es verdaderamente incipiente ejército bretón no iría como en la Vendée
qrl'.r.has memorias de victoria en victoria. No tenían la cohesión de
la situación trágica de
agu-ll* tiempos, la presión sus vecinos. También la Normandía enharía en esta
que gravitaba sobre los
corazones, y cómo los lucha, si bien con menos ern¡:uje que la Bretaña.
racteres enérgicos se veían ca-
impelijo, u iu l;;i",
aunque fuese dese.sperada. La resistencia en Bretañase llarnó Chouannerie.
Pronto se conjugaron la La palabra deriva de quien sería su jefe: Jean
Vendáe y la Bretaña. Chouan, Tá[era elsobrenombre que tenía, Su nom-
bre verdadero era Jean Cottereau. La palabra
vendeanos en combate
d".id¡;;;=#;:1 l?j "chouannerie" tiene un extraño origen. Tiempo

L
138 I¿ y ms
Nnve Tnupesr.nor:s l¡ Rnvoxlctotl F¡tnNcrsn [[;r Epopnva nr: urr Vr:r'iner:] 139

atrás, en la aldea st. euen des Toits


vivía un fabri- durante un tiempo en las filas de los vendeanos,
cante de zapatos llamado Jean Cottereau. por
cara hosca y genio tedioso, un vecino
su sobre todo en Granville y Le Mans, pero tras una
lo emp ez6 a - derrota creyó conveniente apartarse de ellos. El27
llamar Chat-huanú (lechuza), que, abreviado,
a ser Chouan. La familia conservó
pasó de enero del794comenzóa recorrer elcampo para
el apodo. Éi nin_ reclutar tropas. Informada de sus movimientos, la
to de Jean cottereau fue un contraband¡rtu
razó, por la cuar esfuvo dos veces preso
de sar, policía lo detuvo, juntamente con toda su familia, y
e incluso ro los llevó a la cárcel de Brest, de donde logró esca-
condenaron a ser ahorcado. Entonces
su madre se par. Su tío, al abandonar la prisión le había dicho:
dirigió a Versalles para interceder por
¿t unin t-ui. "Si escapas, ve a un escopdite donde he enterrado
xVI y logró que ro indultaran. con iodo,
.oÁt tuu- una suma de 9000 francos. Te los doy". Con esa
go rei'cidió, volvió a ra cárcel, pero
esta vez eilo re pequeña fortuna, organizó militarmente la zona,
sirvió para convertirse a una vida
honesta, *ruo_ ayuclado por su lugarteniente Mercier, a quien ha-
sa. Thl será nuesko héroe. En agosto
de ligT, con bía conocido en el ejército vendeano.
ayuda de algunos camaradas, expulsó
de su muni-
cipio a un grupo de empleados que querían
hacer La rebelión come nzó aextenderse poco a poco
cumplir el decreto de conscripción, aiistando
a los por tocla la Bretaña Lo que Jean Cho':an había
jóvenes como solclados. Luego comenzado y Cadoudal afianzado, se fue consoli-
formó un cuerpo
de unos 7S0 hombres, denorn]nado dando por obra de un militar de nombradía, el con-
Lo petite Ven-
dée, emprendiendo una guerra de escaramuzas cle Joseph de Puísaye, perteneciente a una familia
conha los guardias nacionares que recorrían de la nobleza de Perche. Támbién é1, de ioven, ha-
ra zona.
La Bretaña había tomado ras urmas. pronto
ra "feüte bía ingresado en el seminario, pero salió para ser
Vendée" se solclaría con Ia ,,Grand e militar, incorporándose a un regimiento de caballe-
Vendée,, .
Dos personajes emergen en la gesta ría. Era alto, akactivo, de mirada penetrante, con
primero esGeorgeCadoudol. NacilGeorge
chuan. El cualidades de jefe En 1789 fue miembro de la
familia de paisanos acomodados.
unu Contituyente, y adhirió a los girondinos' Irero pron-
Cuando "n joven,
to advirtió lo que se escondía en los entretelones de
ingresó en el seminario, del que luego
salió,.¡úzgan_
do que no tenía vocación . A rancle ¡a la Revolución. En 1792 intentó, sin éxito. salvar a
Conrlit liOn Luis XVl. Luego huyó al país de los bretones, para
C,.ril del Clerq resolvió incorporarse
al Ejército ca_
tólico v real, que había pu.udo a la dedicarse enterametrte a la resistencia contra la
otra orifia der :lbpóse con muchas di-
Loire. Nombrado capitán de caballería, Repúbtica en dicha región.
"o*üui¡O ficultades, pues no era bretón'de naóimiento y de-
140 [¡ Nave y ms Te¡upES¡.ADes
l¡ REvr¡lucrón Fnnncesa [L-+ EpopEve oE r-a VeNoEel 14L

bió aprender er diarecto de Ia zona,así


como supe- vuestros sacerdotes y colocad en el trono al joven
rar la instintiva desconfianza que
i", urátol", ,o- rey, y no depongáis las armas hasta haber castiga-
lían sentir por los forasteros y sobre
todo eludir la do a los rebeldes". Que todos los bretones se levan-
persecución de que era ob¡eio
por parte de los re_
ten, agregaba; elque no lo haga, será tratado como
publicanos. Él .nirmo no,
t refiere€ñ sus lttÍemo- rtlbelde. AI decir esto se estaba refiriendo a los po-
rios; r'Súbitamente me vi en rnedio
de un puil qrru cos nobles que olvidaban sus deberes de la religión
me era del todo extraño, más de
ochenta t"nguu, y el honor propio de su estamento, para no arries-
alejado de mifamilia y amigos, proscrito
y denun_
ciado a todos los puestos q; flnr sus posesion€s, g luego a todos los que vacila-
entonces cubrían las
carreteras t...ll leíaentodas partes ban entre los partidos y blasonaban una deshonro-
la.orden A" prn_ ra neutra[idad, o retenían a sus fieles vasallos impi-
derme; en todas partes r" rnu aseguraba
la rnuer_ rlléndoles que se incorporaran a los ejércitos dekey.
te". Pero estaba en el país de los
treton"r, y árto, ;.
jamás traicionan a ningún Tras la convocatoria, les impuso a los inscriptos
fugitivo de ra t,uena cau-
sa. Por su manifiesta adhesión
al rey, pu¡rry" re ga- un compromiso solemne: "Juro sobre la sangre de
nó pronto Ia confianza de los labriegos, rrri Rey, indignamente masacrado, sobre la de mis
tu fÁl"ru v
el clero. A los tues meses ya hablubá hermanos, que mana continuarnente de los patí-
ui aiuU.to...
En esos momentos, los vendeanos, lrulos, por mi honor y delante de Dios, no recono-
tras haber cer otro soberano que Luis XVII y otra religión que
atravesado er Loire, marchaban
hacia ár pulriá a"
Granville, en espe3 d" una ayuda que la religión católica".
habían prometido. puisaye, unt
É;;;i;._,
d" los caudillos más Mienkas tanto los vendeanos habíair sido de-
inteligentes del oesfe francés, quizás rrotados en Savenay. Entonces la Convención vol-
desqonfiando
de los ingleses, trató de atraerlos có sus esfuerzos conka los chuanes. Lo primero que
hacia !a Bretaña,
exhortándolos a ocupar Rennes, la Iricieron fue enviar a los departamentos levantados,
capital, cuya
toma tendría a su juicio gran resonancia. pero tropas integradas por criminales de derecho común,
los
vendeanos, más atentos a su idea clisfrazadr:s de chuanes, provistos de imágenes del
de un upoyo aul
gobierno inglés, siguieron su Sagrado Corazón y rosarios al cuello, con e[ encar-
camino. como ros
vendeanos no lo oyeron, se volcó go de multiplicar los asesinatos, violaciones y ro-
a los chuanes. y
así expidió una proclama: .,iFranceses! bos, para que aqué[os quedasen deshonrados en
Sacudid fi_
nalmente vuestras cadenas, y al pueblo. Eran los llamados "falsos chuanes",
atreveos a ser libres,

L
y lo seréis' volved a erigir chuanes de contrabando. Tál estrategia se extendió
vuástros artares, uu*uJ u
rnucho'más allá del tiempo que nos ocupa, Toda-
r-
142 I-¡r Nnve y ms I eprpqsrnDEs l¡ Rurro¡.ucló¡r Fnn¡¡crsn [L¡ EpopEvn oe m VruoÉ.r,] 143

vía en 7798, en una circular secreta


enviada por el liobre una gran parte det país, mendiga o trabaja
rninistro de policía Sotin, miembro
de la pfo,i,unu, tle día, y por las noches guerrea. A éstos pertene-
a los agentes der Directorio en
erdepartamunio a"r ce, por así decirlo, una gran parte de [a población
Oeste, se decía: ,,8 preciso que
la chuanería sea 1...1. En generalelpaís tiene elaspecto de la Vendée
deshonrada en sus obras vivasl
ros minist o, á"t ¡n-
terior y de guerra os dan instrucciones t...1. En todas partes el fanatismo flevado al extre-
en ese senti- nro les da la energía que combate y la tenacidad
do; yo os anuncio varios centenares
de hombres de (lue nunca se enmienda. Se siente que los sacer-
acción que podéis emplear para
todo. os envío dotes y los nobles dirigen toda la agitación". Será
jacobinos que, dañosos
err paiís aldesarroflo á" U,
instifuciones constitucionales, ¡rreciso terminar con esta peligrosa sublevación,
rendirán en Bretaña
inmensos servicios. Lo que más ¡rro.sigue, para lo cualpropone colocar destacamen-
detertun un ui;;r_ los en lugares claves, organizar constantes corre-
do son los chuanes; déjánlos
hacer e irán más lejos ¡'f¿rs y desarmar comptetamente las aldeas.
que los insurgentes [...], que sean
bárbaros;;á"_
do: ,,Viva el Rey, y rezandoal que Varios de los generales presgntaron a los chua-
antes llamaban
bon Dieu". Eran siempre falsos nes como tropas salteadoras. Estos, mostrando la
.huun"r, [u*ááo,
"cent sous", por su suelclo. falsedad de dicha imputación, enviaron la siguiente
Las represarias fueron terribres. ¡rroclama: "Venimos para traeros la paz, y el auxi-
"cuantas veces lio para sacudir las cadenas bajo cuyo peso gimen
me traen un prisionero chuán _decía
un oficial re_ todos los hombres honrados. Sólo [a calumnia más
publicano- lo envío al paclre
eterno; es mejor que rnaligna podría movero.s a abandonar vuestro ho-
esté allí que no aquí',. por el frente
de Bretaña fue_ «¡ar al aproximarnos nosotros, que somos vuestros
ron pasando una serie de generares
azure., .in nin- Irermanos y amigos. Nuestra conducta os ilustrará
gún resultado definitivo, ii binn
provocando nu_ r;otrre nuestros principios. Queremos la religión, el
merosas bajas. Entre eilos se contó
álgunurur Kr¿ú"r, rcy y [a paz, la renuncia a las venganzas, la vuelta
quien así nos informa: "Los chuanes
conocen per- clel orden y de la tranquilidad"
fectamente elpaís, que esrá cortado
y malezas, de suerte que a primera ¡:or fosos, setos 'lbdo chuán que caía prisionero era e.iecr-rtado.
vista parece
sólo una enorme selva; se retiian [)ero la presa más codiciada fue siempre el peligro-
ante nuestras ko_
pas cuando las tienen por so "conspirador" Puisaye. E te había intentaclo
superiores; las atacan
con osadía cuando qr_re tienen ventaja rruevos golpes, mas sin éxito. Permanecía, con todo,
-creen sobre
ellas. Otra porción de los.ñuunur, que se extiende obstinado, dirigiendo a los franceses una nueva aren-
ga: "Las circunstancias terribles'qne agitan desde

L
744 Ln Nnvr y ms l-eupbsrAD[s
I[¡ Revor-uc¡óN FanNcEse [L¡ Epopeyn ne r.a VenoÉe] l4S
hace tanto tiempo a nuestra marhadada patria
no Hubo, por cierto, algunas ernpresas hechas de
permiten ya a nadie perrnanecer incierto y
flotan_
do entre dos partidos, dudar enke la maláad y la consuno. Por ejemplo una expedición de varios
virtud". Evoca luego el asesinato de la familia real, grupos, comandados por el mismo Puisaye, con-
las iglesias profanadas, [a persecución... tra Rennes, para sorprender a los comisarios de la
Un segun_
do llamado es a los soldados azures: "sorcrado, irun- Convención. Étos estaban allí reunidos, celebran-
ceses' es tiempo de entendernos. iQuién do una gran fiesta. Silenciosamente, por caminos
ha provo-
cado la guerra atrozque hacemos cada dfa? semiabandonados y de noche, avanzaron los di-
ieui¿_ versos grupos desde distintos lados hasta ubicarse
nes somos nosohos y por.qué combatimos?
De un
la{o, una República monstruosa, una asamblea a dos horas de la ciudad..Pero la cercanía los trai-
imbécil, de sedicentes representantes, tan cionó, dando tiempo a los enernigos para reaccio-
ridícuros
corno feroces. De nuestra parte, el respeto y nar. Tras violentos combates, hubo que dar orden
el ho- de retirada. Entre los mejores oficiales qrre allí mu-
nor de las propiedades y ra ribertad áe los indiv¡-
duos". Al advertir la falta de eco de sus ccnvocato- rieron se encontraba Jean Cottereau.
rias, y tras nuevos intentos fallidos, se trasladó Según la opinión autorizada de la marquesa de
a
Londres, donde murió el año lgZT,sin haber La Rochejaquelein, los bretones no estaban hechos
vue[_
to a Francia durante ra Restauración. En Londres para una guerra de ese estilo. "Los bretones -cscri-
publicó susMémoires pour seruir d I'histoire be- no son a propósito para una guerra cual la ha-
du partí
rogaliste durant la derníére Réuolution. cen los vendeanos: son abnegados y valientes, pero
En la guerra de la Vendée, como lo veremos, tienen poco calor en ta resolución; viven más aisla-
una batalla seguía a la otra; en la Bretaña, dos que la gente del Poitou, y obedecen con mayor
al con_
irario, sólo hubo escaramuzas. Fue ésta más dificultad a sus jefes; cada cual es tercq y piensa en
bien
una guerra de guerrillas, si bien ininterrumpida. sus provechos; son rnás bien gente sedentaria, y
En cada cantón, los bretones se batían contü salen de casa de mala gana: el temor de que pueda
los
azules. La idea de puisaye había sido incendiarse o ser saqueada los retiene"
conv encer a
los suyos de la necesidad de una guerra Su lucha fue, pues, ffiuV especial, una guerra de
común;
constantemente viajaba por el país, enrolando jó- emboscadas, no de enfrentamientos de un ejércilo
venes, por ver si así los arrancaba de contra otro. AI parecer eran renuentes a combatir
su visión
aldeana y los orientaba a la idea de una Iucha alistados en una unidad militar. keferían los golpes
ge-

L
neral. Pero con poco éxito. de mano, en que intervenían muy pocas personas,
golpes tipo comandos. A la estrategia normal prefe-
146 [-n Nnvl. r, r.ns'l'r:ttpn§-tnr)Ls
l¡ llr:vr¡ux:¡rir.¡ [rlmNcl,sn {l-n lipon..rn rrn t.n Vr,rrruúr,J 147

rí¿rn las expediciones nocturnas, ros at;rques,


furmi-
nantes- se ha dicho que er .sob'enombre de ,'chua- cnlre ellos I-escure, ni La Roche.iaquelein. "e[santo
nes", podía venir de chouette, que significa lecrrr-r- de Poitou", como lo llamab¿rn. No se habla de san-
za, e'n alusión ¿rl chistido que les permitía reco¡ro- los clruanes de Bretaña o de la Normanriía. Ello se
cerse en la oscuridad. Bollet, un comisario rellejó.a veces en e[ comportamiento de sus tropas.
cle la
convención, decía que "los chuanes sorr las tropas [,:n ocasiones, porejemplo, reprimieron el terror con
ligeras de los brigonds de la Vendée',. r,rl terror. No que los vendeanos fuesen todos perfec-

Por lo demás, el chuán, que conocía tocJos los los, nitodos sus actos laudables; sin embargo siem-
senderos que llevaban ¿l [ó más oculto del bosc¡ue, pre un idealismo superior fue la not¿r dominante.
tenía una habilidad especiar para estar enteracJo Con todo,.sería injusto, y orf [o reconoce Gabo-
de todo lo que pa.saba a su alrededor, por clónde ry, desconocer que también la chuanería I'ue un ve-
iban los enernigos y cuáles eran sus propósitos. p¿rra ncro de hechos caballerescos, de actos dr: lealtad y
ello ¿r veces se valían de personas qLre se enroraban rlc coraje. Nunca olvidarcln que Ia causa principal
como espías, niños incluidos. su astucia se mo.s_ -lampc¡co
rlel levantamiento fue religiosa. ellos de-
lrab¿r proverbial. Ser chuán, escribe Gabory, jaron de llevar en sus ropas diversas imágenes de [a
era
vivir acosado como el zorro,ser duro como un iuuo ftz por la que luchaban, un pequeño cruci[ijo, urr
y rápiclo como la liebre. Así fueron pururando nu- csca¡rularlo, un rosario. Cuando triunfat¡an eu al-
rnerosos grupos en diverso.s bosques, con
lo que 1¡ún punto, tras echar o en algr:nos casos matar al
volvían locos a sLrs e*emigos. se retiraban para r;¿:rcerdote intruso, se ¿rpresur¿rban por rea:rbrir las iqle-
vor-
ver a aparecer de pronto en otra comarca. r;ias ¿rl vercl¿rdero cul[o, posibililancloel inmecJiato
lin l¡rs filas de los chuanes rrlrbc¡ varios s¿rcercro- lr¿torno cle lc¡s sacerc{otes fieles que estaban escon-
tes, más que en [a Vendée, clonde eran poco r licjos.
nume_
roso¡^. Con todo, como señala el misnio
Gat:ory, si Utr cronista nos ha de.iado un relato conmove-
bien el levantamiento cre ros bretones f*e prena.*n- rl«rr que protagonizó Mme l-lune¿ru, una mujer cul-
te c¿ltólico, no se siente por encima c]e esla guerriüa la, que empleaba sus conocimientos cle medicina
el soplo rnístico que caraclerizó a l¿rs gu"rá, cn atender a pobres y heridos. Tenía un solo hijo,
de la
Vendée; el chuán no se consideraba guerrero «le 15 años, que en razón de su debilidad corpoml
cla
I)i's, al del vendeano. A.sí coml se puecle tlra incapazde lomar las armas por la buena caus¿):
hablar de'rodo
una cruzada ve¡rdeana, no se podría ha- t:ntonces mostró su celo sirviendo de int'ermediario
cer lo mismo con [a lucha de ros chuanes. No hubo de los chuanes para llevar cartas y órclenes, así como
para espiar la marcha de los azules. En cierta oca-
L¡ Revor-ucró¡¡ Fnn¡¡cES^ [L^ EpopEv¡ oe u VeuoÉEl 149
148 L¡ N¡ve y lts Tc¡'¡pESTADEs

Loire, Maguncia y Calvados. El gobierno confirió


sión, volviendo eljoven de una de esas misiones al entonces al general Hoche el mando superior del
encuentro de su madre, uno de los azules concibió ejército azul para dar término a tal situación. Este
sospechas sobre él y ahí nomás lo mató. La pobre
fervoroso republicano empleó, sin embargo' una
mujer vio caer a su único hijo, mienftas el asesino política de conciliación. Y así, en una proclarna
huía. Sólo la fe le ayudó a sobrellevar la cruz. No exhortaba de este rnodo a los chuanes: "Dejad de
mucho después, el asesino contrajo una enferme- creet que vuestros hermanos quieren vuestra rui-
dad vergonzosa, y a los dolores del cuerpo se agre- na; que [a patria, vuestra madre común, quiere
gó [a desesperación del alma, profiriendo insultos y
vuestra sangre t...]. A los que vuelvan a sus hoga-
blasfernias. Entonces aquélla mujer misericordiosa
res [a República] les as€gura la paa y la seguri-
tomó algunos remedios y se dirigió a la casa del dad". Pero a los rebeldes que persistan, agregaba,
enfermo, quien al verla cornenzó a gritar: "áQuién
"con fuerzas superiores los perseguirá día y noche,
trae acá a esa mujer? ZSabe lo que he hecho? iVie- y hara asimismo a sus padres, madres y parientes,
ne para recrearse en mis tormentos? No espero sino
responsables de todo daño". Por lo demás, reco-
la condenacíón. El mismo Dios no rne puede librar mendó a los suyos respetar el culto y a los sacerdo-
de ella". La mujer se sobrepuso y le dijo: "ipor qué
tes, aunque fuesen refractarios, así como a las mu-
blasfemas de Dios? Vuelve a entrar en tiy te perdo- jeres. La eshátegia era ahora ganarse a los chuanes.
nará. áPor qué no podría hacerlo, pues Él me ha Pero la gente, ya harta de mentiras, no confiaba lo
traído a ti, a ti, que mataste a mi hijo? Ah, si Dios más mínimo en las autoridades de [a República. EI
me ha enviado a ti para perdonarte, sin duda tam- obispo de Dot publicó entonces una pastoral don-
bién Él te perdonará; pero merecesu misericordia". de recomendaba a los chuanes perseverar y obe-
Ante tales palabras, el hombre se conmovió y pidió
decer al 'Judas Macabeo de la Bretaña", es deciq a
la asistencia de un sacerdote. Ella sabía dónde es- Puisaye, todavía en actividad, y seguir combatien-
taba oculto uno de ellos, y que a pesar del peligro
do por eljoven rey, que se consumía en la cárcel,
de ejecución que [o amenazaba si era descubierto,
"para que Dios proteja su cabeza y libre su corazón
vendría enseguida al lecho del enfermo. Así se hizo
de los errores del siglo, para que sea como su gran
y el blasfemo se reconcilió con Dios.
ascendiente, San Luis". La lucha de los chuanes
A pesar de todos los conkatiempos, [a chuanería continuaría hasta 1797, siempre secundados por
no desapareció el año 1793. En septiembre del94 el movimiento de la Vendée.
seguiría existiendo, no sólo en la propia Bretaña,
sino también en los departamentos de Maine y
[.n Rr:vOLUC¡()N l;nnucesA [[A Epop6vn DE LA Vr:ruunr] 151

VIII. Victorias y derrotas


ivl A N(,'TI A
l,A
ffi
,t.,orrfr-i
'i#$
El lto
Volvamos a nuestros queridos vendeanos. Su
eC«c,n I)rimera guerra, que es [a que nos está ocupando,
tuvo tres diferentes etapas.
OL
NDIA
Üangump -O
.)'(

l¿Í
l, Prímer período
-.-

Det 72 de marzo al 29 de junio los vendeanos


a/
lograron apoderarse, en [a euforia general, de un
inmenso teriitorio de cerca de 10.000 kilómekos
'f{orw
cuadrados, donde se incluían unas 770 comunas
repartidas en cuatro semi-departamentos: el norte
cle la Vendée, el noroeste de las Deux-Sévres, el sur
ú rlel Loire inferior y el sudoeste de Maine-et-Loire-
Algunas ciudades periféricas, como Angers y
'.:,{1"$;
l.hUeu Saumur, se entregaron o Cayeron. Nada parecía
capaz de detener a este ejército glorioso. Por razo-
nes estratégicas, se decidió atacar Nantes' cuya ocu-
pación permitiría estable cer [a unión con Bretaña.
Detaltemos, si bien de manera SLtmaria, las op eYa-
ciones rnilitares.
Todo comenzó con el ofrecimiento de Catheli-
neau, hombre de pueblo, como ya lo hemos seña-
lado, quien a[ enterarse de [a arbitrariedad de [a
leva para combatir en favor de una' Revolución
que les era ajena y enemiga, se puso a[ frente det
r
152 L¡ Nnve y ues TeupESTADEs
l¡ Rrvouuclóru Fnarucese [[¡ EpopevR oe m VexoÉeJ 153

levantarniento. Dispuestos a llevar aderante su pro-


yecto, los insurrectos ocuparon los pueblos no se explicaban de dónde provenían aquellos tiros,
de no atinaron sino a huir. La toma de Cholet fue el
Jallais y de chemillé. con las armas conquistadas
primer triunfo importante. Los vencedores recorrie-
en ambos combates, se dispusieron a apoderarse
de cholet, la ciudad más importante d,e ra zona. ron de noche la ciudad, Eitando su alegría y ento-
Antes delanzarse a la batafla, re pidieron al padre nando cánticos religiosos, probablemente algunos de
Barbotin, quien se les había unido, que celetrase cllos compuestos por Grignion de Montfort.
una misa de campaña. Tras recibir la absorución En días posteriores se sumaron a [a expedición
colectiva, se lanzaron sobre Cholet. Bonchamps, Lescure y La Rochejaquelein. El si-
Bien señala calderón Bouchet que ra tropa tenía
guiente objetivo fue la ciudad de Thouars, a [a que
mas de horda que de cuerpo regular, pero il atacaron el 5 de mayo. Esa ciudad era muy im-
"*p-
ño y el coraje reemplaaaban a ra disciplina. Marcha- portante, algo así como la clave de Poitou. Tras
ban con ellos cuafuo cañoncitos, de io, qu" se ha_ clerta indecisión, Lescure tomó un fusil, llamó a
bían apoderado en los anteriores combat"r. Ni todos los valientes que se atrevieron a acompa-
,i- ñarlo, y se lanzó al puente que cruza e[ río Thouet,
quiera sabían cómo usarros, pero ferizmente
apare-
ció un "entendido" que andaba por allÍ, un ,ugu_ tlordeando la ciudad. Una descarga de metralla
bundo apodado "seis centavos,,, cayó sobre ellos. Los paisanos, que nunca habían
I)or to'poao quu ofdo sernejante estrépito, retrocedieron asustados.
valía, quien supo poner las armas en actividad.
Du- Lescure retornó del puente y arengó a los suyos,
rante [a marcha hacia cholet, se unió a los improvi-
sados soldados un grupo de reñadores, dirigidás
pero estaban temerosos y no se atrevían, por lo
por que regresó solo al combate. Volviendo luego de
un antiguo soldado alsaciano llamado Stofflet, que
tenía no sólo cierto ascendiente sino también nuevo, les reprochó su cobardía, y se lanzó una
alguna vez más a la lucha en total soledad, sin la ayuda
experiencia militar. cuando faltaba una leguu pu.u
llegar a cholet, se hizo un arto. EI comandaite cle nadie. Precisamente en esos momentos llegó
escri-
bió una proclama dirigida a los habitantes de la La Rochejaquelein, quien lo siguió impertérrito.
ciu- Avergonzados de su rnedrosidad, los paisanos aca-
dad para que se rindieran ar "Ejército cristiano,'.
La baron por encolumnarse detrás de sus jefes.
guarnición conraba con 300 guardias nacionales,
bien
equipados, por cierto. Stofflet dispuso a los suyos
en "isoldados, adelante!", gritaba La Rochejaque-
forma de media luna, y comenzaron un tiroteq res- lein. Pero f'altaba lo más duro. áCómo kepar las mu-

L
guardándose entre los árboles. como los rallas? No tenían escalas. Entonces La Rochejaque-
de adenho
lein montó sobre los hombros de un soldado, y lle-
I54 L",l Nnve y ¡.ns .l-eupes.rADLs
[¡ Revor-ucló¡l Fnn¡lcesn [Ln Epopey¡ oE m VeNoÉr] l§s

gando a un hueco de Ia pared, fue descargando allí da en aspa. Todos los vendeanos, tanto los jefes
los fusiles que le iban pasando. Al fin rogiaron tre- como los soldados, fievaban sobre el pecho un es-
par los demás, y así enkaron en la ciudad que al capulario donde estaban las iniciales de Jesús y de
poco tiempo se rindió. iQué hacer con los prisio_ María, rodeando un corazón inflamado. Durante
neros, no menos de 4000? se decidió dejarlos li- la marcha, las primeras filas recitaban el rosario;
bres, previo juramento de no tomar más las armas los otros respondían [..,]. Era una procesión reli-
contra los vendeanos. Ellos no Io podían creey, ya giosa tanto corno una marcha guerrera".
que estaban seguros de que serían fusilados, En-
tonces juraron y gritaron: "iViva el rey!". Ar salir del IJegaron a Saumur. Al verlos, el enemigo abrió
Consejo, Cathelineau encontró al general eué_ el fuego. Pero al rnismo tiempo y sorpresivamente
tineau, el comandante vencido de Thouars. ,,Sus un regimiento de coraceros atacó a los vendeanos
soldados -le dijo el je{e azul al vencedor- se baten por detrás, Respondieron éstos, pero quedaron es-
como leones. Todos ustedes son héroes, pero iir lupefactos al advertir que las corazas de sus adver-
solos contra la Repúblical Jamás vencerán. iEnton- sarios eran refractarias a las balas. Para quitarles el
ces?" "iEntonces? -respondió simplemente Cathe_ rniedo, Lescure le tiró a un azul en la cara, ultimán-
lineau-, entonces moriremos,,. dolo. Al verlo, los demás se animaron a hacer otro
lanto. Tras sucesivos ataques y contraataques, los
El 2 de junio el qército se puso de nuevo en republicanos acabaron por rendlrse. Nuestro ejárci-
marcha. Ahora la meta era la ciudad cle Saumur, a
to enkó triunfalmente en Saumur y lo ocupó. Las
orillas del río Loire, donde se encontraba el cuar-
Lranderas, ahora negras de polvo y agujereadas por
tel Generalde los repubticanos. .,Vimos lo que nun_
las balas, se levantaban y se inclinaban todas a la
ca habiamos visto -relata un testigo-: un ejército vez cuando se pronunciaba el nombre de Jesús.
realmente espléndido, lleno de altivez, de coraje y
Una vez más, los vencidos fueron puestos en liber-
de esperanza, desfiló durante más de seis horas por
lad. Eran 11.000. A manos de los vendeanos pasa-
la gran ruta de cholet a vihiers. se advertía con
ron B0 cañones, 15.000 fusiles, y pólvora en abun-
sorpresa y con alegf ía una espe cie de orden militar
clancia. Ahora sí que estaban pertrechados.
[ ..]. En primera fila Cathelineau. Cada parroquia
tenía su bandeya y su tambor. La división de Tras la ocupación de Saumur, a propuesta de
Bonchamps había sido ubicada por honor en la d'Elbée, se decidió elegir un Generalísimo. Las ope-
vanguardia [...]. El estandarte general era blanco, raciones exigían unidad de comando. iQuién po-
con las armas de Francia, con una cruz y una espa- dría serlo? ¿Un noble como Bonchamps, Lescure,
el mismo dlElbée, La Rochejaquelein? Lescure pro-
Ibb [-c Nnve y us TeupEsrADES
r-
L¡ Revo¡-ucló¡l Fne¡cesn [[¿ EpopEY¡ or u VeuoÉe] 157
puso a Cathelineau. El ,,Santo de poitou',, así lo
llamaban a Lescure, abogaba por el ,,Santo de
Bonchamp estaba herido y no pudo opinar, pero
Anjou", como Cathelineau era denominado; un
se sabía que su idea era cruzar el río Loire con
noble proponía por jefe a un plebeyq un hombre
varios miles de hornbres, resueltos a ir.en ayuda
de pueblo. Los demás consintieron. Nótnse que el
de [a Bretaña, que no esperaba sino una señalpara
acuerdo fue resuelto por un consejo que se ñabía
levantarse. Porque élteníacontactos con los parti-
constituido como resultado de una decisión toma-
darios de La Rouerie. "La Bretaña nos [[ama -de-
da por los dirigentes de ras parroquias. Dicho con-
cfa-, vayamos allí, elevernos nuestra visión. Pase-
sejo encabezaríaellevantamiento en nombre de Luis
mos el río para que Francia asombrada nos vea
xv[. El nombramiento de"cathetineau no deja de recorrer victoriosos la Bretaña. A[[í se agregarán a
llamar la atención. sin duda pensaron que él esta-
nuestro ejército todos los que aún aman a Dios y
ba muy cerca de la gente sencilla, pero al mismo
alRey". En el Consejo de Guerra d'Herbiers apor-
tiempo sabían que era una persona ejemplar y tam_
tó su opinión: "No hemos de poner en las poten-
bién humilde, por lo que no tomarÍa medidas sin
cias extranjeras nuestra esperanza de volver a eri-
consultarlo previamente. Thl circunstancia no deja-
gir los altares y e[ trono, a nosotros ha de pertene-
ría de llamar la atención a ra marquesa de La
cer esta gloria. Para este fin hemos de salir de nues-
Rochejaquelein, quien observó en sus lv[emorias que
la igualdad, tan cacareada por la Revorución, ,,rei- fros bosques y de nuestras peñas, hemos de pasar
naba mucho más en el ejército de tos uendáanos el río y conquistar un puerto de mar, por donde
nos pongamos en relación con nuestros Príncipes".
que en el de [a República',.
La Rochejaquelein se mostró aún rnás atrevi-
EI Gobierno com enzó a temblar. La Conven_
ción no salía de su asombro. La toma de saumur do: propuso nada menos que una marcha inme-
hizo que los republicanos comprendiesen que no
diata a París, porque, aducía, "la anarquía es un
monstruo al que no se lo puede herir mortalmente
se hallabun unt" un simpre levantamiento, sino
sino golpeándolo en el corazón". Stofflet lo apoyó
frente a una guerra.
sin vacilar: "Se nos abre el camino a [a capital.
Pero en este momento a los vendeanos se les iVamos a París a buscar al pequefio rey, para ha-
abría un interrogante: aqué hacemos ahora?, ia cerlo coronar en Choletl". Pero ello no era sino un
dónde nos dirigiremos? Las opiniones fueron di- j
sueño. No olvidemos que aquellos guerreros eran,
vergentes. Lescure prefería quedarse en la vend,ée, antes que nada, campesinos, y se acercaba la época
y allí atrincherarse, manteniéndose a la defensiva. de las'cosechas. Los habían convocado para to-
mar Saumur. Ya estaba hecho. Basta por ahora.
1s8
L¡ Nnve y LAs TEMpES.TADES l.a Revor-uctóu Fnnn¡cEsa [l;r Epopeva or: u VrNoÉ-el 159

Lo que pasa en parís les resultaba


mucho menos 2, Segundo período
acuciante que el trigo, la
uva, sus buey*. ru uru_
do. No podemos ir a parís. V
nta *ü,1"J.;."
Vayamos a Nantes, convinieron Duraría desde el29 de junio hasta et 18 de octu-
jefes' costó mucho persuadir finalmente los tlre, Tras [a derrota de Nantes, los vendeanos vol-
a los vendeanos, para vieron a cruzar el Loire, eslavez hacia su tierra na-
ellos era totarmente insórito
tener que cruzar er río. lnl, Ambos bandos recompusieron sus fuerzas' Las
siempre habían vivido a"
á.i" rado. AI atrauesar el victorias y las derrotas se sucedieron en los dos cam-
Loire, pasaban a otra provincia,
y ya sabemos de pos. No vamos a detallar todos los combates, por
su localismo. pero los;efes
inr¡rtiurJn] É;"*"rurr", clerto. Chátillon, Montaigui, Mortagn€, V otras ciu-
dejar esta ori'a, dijerán. EIü
habían previsto en- lades, fuero n sucesivame nte ocupadas y retomadas.
trar en contacto c-on algunos r

grupos de soldados lin estos momentos apareció un joven general re-


comandados por charette,
que se encontraban en
el Marais, y asirevar aderante-un ¡lublicano, llarnado Francisco José Westermann, a
prun conjunto para quien luego nos referimos con mayor detenimiento,
ocupar la ciudad de Nantes,
baluar te iei* fLrru,
republicanas que operaban r¡uien introdujo una política de incendios masivos.
en esa región. Los [:ntre otros lugares, hizo quemar el castillo de
vendeanos acataron finalmente
la ora"n?" ,u, Lescure. Los labriegos estaban furiosos. Sus jefes,
fes' Así daremos también ¡e_
una mano a nuestros her-
manos de Bretaña, que luchan sabiendo que Westermann se enconbaba en Cholet,
por nuestros mis_ resolvieron ir a castigarlo, para lo cual reunieron a
mos fines' Nantes contaba
con 80.000 habitantes.
miles de los suyos. Llegados al[í, Bonchamps dio
Luego de cruzar el río, el2lde orden a sus soldados de irse arrastrando hacia el
junio se apode_
raron primero de Angers enemigo hasta llegar a un tiro de fusil, y luego caer
sin mayor dificuliad, y
de allí se encaminaro-n a cle improviso sobre los artilleros. Así lo hicieron.
Nantes . El Zg de
empezó el combate. Los .iunio
vendeanos Westermann sólo logró salvarse gracias a ta veloci-
pidamente los arrabales purá-tos ocuparon rá_
nanteses no se dad de su caballo. Esta vez los aldeanos, indigna-
amilanaron, oponiendo una
tenaz resistencia. La dos como estaban por tanta depredación, no qui*
batalla duró 18. hora,
generalísimo Cathelineau
;;; su transcurso el sieron hacer gracia, a pesar de sus jef'es. Algo seme-
cayó gravemente heri_ jante había acontecido en Chátillon. Y así comen-
do. El sitio de Nantes aeU¡Jío zaron a acuchillar a sus enemigos, sin que Lescure
levantado. Era el
primer contraste serio en pudiera contenerlos. iEra posible frenar la vengan-
esta guerra. Desde acá
evolucionaría en otra d¡reccián.
za a la vista de tanta crueldad? :
760 [¡ Neve v lRs Te¡upesreoes
L,r Revoluctóu FnmcesA ILA EporeYn ou r¡ VENoÉe] 161

Hacia fines de julio llegó un enviado


rra, ofreciendo ayudu il Conrn¡o d".
de Inglate_ lncendiar los bosques, malezas y retamas de la re-
vendeano.
ó*"rru glón, sobre todo uno cuyo humo tenía la virtuali-
Los despachos que enfuegó
mados nada menos que por pitt, pi**,
estaban fir_ clad de destruir cuanto estaba cerca, "asfixiando
el Uinistro todo ser vivd'. Asimismo requisarían los animales.
británico, v otros dirigentls poríttos.
valentía de los.subtevados, L*pr"ruban
il;üiar ra
Pero para deskuir la Vendée, primero había que
su disposi_
ción para ayudarlos, enviando quizas clerrotarla militarmente. Se destinó para ello al Eiér-
algunos bar_
cos. Recuérdese que Francia revolucionaria
estaba cito de Maguncia. Su palabra de orden era: "iViva
en guerra conka varias la República! iTerror a los Brigonds!". He aquÍ su
coronas de Europa, que se
habían aliado para ir en ayuda canción "La Carmagnolede [a Vendée":
del kono de los
Borbones, así que este ofrecimiento
no era dema_ l\trlotes,réiouissez'uous. Patriotas, regocijaos.
siado insólito. En aquel despacho
preguntabu'n Eormée de Mayence est avec El ejército de Mayence está con
los motivos del alzamiento, J" Oo,
dónde sacaban el uous; vosotros;
material de guerra, con cuántos oíder
Elle est uenue nous él ha venido a ayudarnos
hombÁ oürun A purger loVendée. a purgar la Vendée.
contar, etc. En uno de esos barcos
debía venir un
Príncipe de Borbón, suscitándose
así er revan tam ien- Un nantés antivendeano pronosticaba elfin pró-
to de Ia Bretaña. Comentando ximo de la campaña: 'Antes de 15 días, ya no ha-
este proyecto, opi_
naría Napoleón varios años después: *Un brá más Vendée", decía. Como comandante había
Borbón
a la cabeza era necesario en aquella sido nombrado elgeneral Kléber, quien en elfondo
lucha de gi_
gantes". Pero por el momento admiraba el coraje de los vendeanos. En su francés
todo quuaO ufü.
El 1o de agosto Barére, diputado alsacian izado reco nocía : Le§ prícands se pattent bien
.- de la Conven_ (tos brígonds se baten bien). Los 16.000 hombres
ción, señaló en un discurso: i,La
deshucción de la
Vendée, el castigo de los traidores, puestos bajo su mando, parecían dar ventaja a los
la extirpación
del realismo, he aquí nuestras azules, pero en un encuenho con los blancos, el 19
necesidades,,. i-o quu
así glosaba el periódico Man,teur: ,,El de septiernbre, después de cinco horas de combate
preparado medidas que tienden
Comité ha mortal, aquel ejército fue vencido.
a exterminar esa
raza rebelde, hacer desapare Los republicanos empezaron a temer un triste
cer sus guaridas, incen-
diar sus bosques, segar sus cosechaJ,.
CoÁá ,* ,", desenlace para elios. Así, el 1" de octubre, Barére
la Convención estaba p.oy".tundo elevó este informe sobre la marcha de [a guerra:
una gr"rr" a"

L
exterminio, Se llevaría combustibb,
;i;;;;;'Juru "Csudadanos, la inexplicable Véndée existe toda-
vía. Ese crisoi donde §e purifica la nación, debía
!-
Ln Nnve y us Te¡¿pESI'ADES
L¡ Revor.uclóN Fan¡rcesn [LÁ Epopcy¡ oe un VrnroÉeJ 16g

haber sido aniquilado ya hace tiempo; y


todavía
amenaza hacerse un poderoso volc¿n. Vu por nes y apoderarse de un puerto donde pudiesen re-
lo
menos veinte veces, desde ra existencia cibir la ayuda de los emigrados y de los ingleses.
de ese nido
de la contrarrevolución, los diputados,
Generales
y la rnisma Comisión, os han anunciado
la presta
ruina de esos fanáticos; pero los pequeños 3, Tercer período
ixitos
de nuestros Generales vienen siempre seguidos
de
grandes derrotas [...J; Ios vendeanos Corre desde el 18 de octubre hasta elZZ de di-
no-tenán al
principio nipólvora, nicañones, ni armas ciembre. Tras la derrota de Cholet y la muerte de
t...]. Ese
ejército católico es una eipecie de prodigioiaye, varios de los jefes, se hacíá preciso elegir un nuevo
insignificante, hoy fuerte de 100.000 comandante general. Primero le ofrecieron elcargo
h-ornbres.
Hace poco se creía aún que era una pequeña a Lescure, pero el héroe se disculpó, aduciendo que
tro_
pa, mas ahora forma tres grande-s eiércitos,,. estaba mortalmente herido, y sugirió a La Rocheja-
iCómo es que son tantorZ tfoaos los uuron"., quelein. Éste objetó que no tenía sino 21 años, ca-
desde los diez años hasta los sesenta, reciendo de suficiente experiencia, Quizás no la ten-
han tomado
el fusil; las mujeres hacen tas guardias; todo drÍa, pero los labriegos le amaban y le obedecían.
el
pueblo está sublevado,,. por tanto, ficdo en él contribuía a ello: su aspectq su manera
concluía, es
urgente destruir la Vendée. de obrar, su palabra inflamada. De modo que se [e
Lamentablern ente los jefes vendeanos confirió el cargo propuesto, en medio de aplausos.
com enza_
ron a desentenderse enlresí, ya por rivalidades Minutos después, lo enconüaron en un rincón, llo-
per_
sonales, ya por divergencias de tácticas. rando amargamente. Cuando se le acercó Lescure
AI fin .iau
uno decidió luchar por su cuenta. para colmo, para saludarlo, élle dijo redondamente que no ser-
los
principales comandantes, d,EIbée y vfa y le rogó que no bien se curase retomara elman-
Boncha*p., nu-
bían muerto en combate, justamente do. "Ya no tengo esperanza de efio -le contestó Les-
cuando e|ejér-
cito republicano se estaba reestructurando; cure-, pero si sanq seré tu ayudante general".
Lesclr"
se encontraba heridd de gravedad. Enseguida se reunió el Consejo de Guerra.
El 17 de octu_
bre, los vendeanos perdieion choret. Lescure aconsejó un rápido ataque contra Nantes.
convencidos
que no podían ya resistir en su propio El príncipe de Talmont, uno de tos jefes vendeanos
{e territorio,
decidieron cruzar otra vez et río Loire'hac¡a
Báa- que era general de carrera, propuso atacar Rennes,
ña, con la intención renovada de unirse en orden a provocar el anhelado levantamiento de
a ros chua-
la Bretaña, y luego avanzar hacia Saint-Malo, para
Lb4 L¡ Nnve y us TcupESTADES
I- L¡ Revoluctó¡l Fne¡rcese [L¡ EpopEvn oe LA Ve¡loÉel 165

así entrar en contacto con Inglaterra. El enemigo, así, en marcha: combatientes, pero también muje-
que era sagaz, había advertido la peligrosidad de res, niños, ancianos, V hasta rebaños. La Conven'
una alianza entreel norte y el sur del Loire. Bo fue ción estaba desconcertada. T|as lavictoria de Cholet
lo que se intentó. El 18 de octubre, un día después creyeron que el ejército católico se encontraba des-
de la derrota de Cholet, comen zó lo que se dü en truido. Y he aquí que había vuelto a cruzar el Loire
llamar la uirée de Galerne, vasta campaña militar al y se dirigía decididamente hacia e[ norte. Era preci-
norte del Loire. En el patoí vendeano, la palabra so detenerlos, costara [o que costase. Los jefes
galerne indicaba el noroeste, con lo que la o<p.e_ vendeanos, por su parte, no estaban demasiado
sión significaba "el viraje hacia el noroeste". A lo seguros de que actuaban como convenía. [ng[ate-
largo del camino, numerosos jóvenes bretones se rra ya había hecho anteriormente varias promesas'
fueron incorporando at ejército vendeano, si bien ilas cumptiría en esta ocasión? Para presionar so-
no se produjo el esperado levantamiento general bre la corte inglesa, le escribieron a[rey mismo, Jor-
de Bretaña, De pronto llegó la noticia de que se ge II[, diciéndole que las cosas iban a andar bien,
acercaban los de Maguncia bajo el mando dei terr¡- que los habitantes de [a Normandía se incorpora-
ble general westermann. El enconhonazofue terri- rían a sus filas contra la tiranía de Ia República,yle
ble. Los azules lograron penehar en Entrammes, rogaban que Inglaterra se apoderase de algún puer-
ocupada por los nuestros, ya en la región de Magun_ to: Saint-Malo, Granville u otro. "Que sus soldados
cia. Entonces se oyó a La Rochejaquelein que gri- vengan con los nueskos", le pedían en la misiva.
taba a los suyos: 'Amigos míos, ihan de peinoctar Se convino en tomar el puerto de Granville.
los azules en la ciudad y dormir nosohos en elcam-
El 8 de noviembre la vanguardia alcanzó prime-
po?". Corrieron entonces al puente, se apoderaron
ro el puerto de Dol. Un destacamento se dirigió a[
de los cañones, y volvieron a entrar en ta ciudad.
cercano monasterio de Mont-Saint-Michel, muy cer-
Fue el 27 de octubre. La Rochejaquerein estaba
cano de aquelpuerto. Dicho monasterio había sido
manifestando sus dotes de caudilto. cada vez los
un gran centro cultural durante la Edad Media. Atlí
suyos [o admiraban más. También sus enemigos.
en elsiglo Xfl se tradujo a Aristóteles. Por lo demás,
ise haría por fin ahora factible la alianza con ¡
San Miguel era, desde tiempos remotos, el Ángel
Inglaterra? Para lograrlo los vendeanos se dirigie- ¡
guardián de Francia. La Revolución había suprimi-
ron hacia el norte, hacia la Mancha. Había I do las iglesias a élconsagradas, sus fiestas, solemni-
tue
buscar un puerto donde acoger ra podero.a fláta dades y cofradías. fuí, tras qe¡ depuesto de su pa-
británica que se aguardaba. TMo elpueblo se puso, tronazgo, fue -eapulsadó de!, Sagradó Monte en la
lbb L"A Nave v r_es Ter¡pesTADES
[¡ Revoluc¡óN FnaNcEsn [[¡ Epopevn oe m Ve¡¡oÉn] t67
persona de tos benedictinos que vivían en
el san-
tuario, obligados a exiliarse. Algunos meses más quistaron esta última, tras una lucha casa por casa
tarde, elprocurador síndico de Avranches hizo
des-
y cuerpo a cuerpo, Una borrachera de sangre y de
pojar el tesoro de la Abadía, y el Mont-saint-Michel sadismo se apoderó de los vencedores, reserván-
pasó a ser el "Mont-Libre,,, paradójicamente,
una close como botín de guerra a las religiosas y a las
cárcel, donde fueron internados más de 300 sacer- mujeres más distinguidas; metían cartuchos en los
dotes refractarios. Lo primero que hizo el destaca- cuerpos de las víctimas y les prendían fuego.
mento vendeano que arribó a aquel lugar fue libe-
For fin los vendeanos arribaron al Loire. El ejér-
rar a los sacerdotes prisioneros.
clto se dirigió hacia Savenay, a orillas de aquel río.
Pronto nuestros gu"rrro, llegaron a Granville, Eran apenas 7000los que állí llegaron, 5000 de ellos
el punto convenido. Los ingleses, tras muchas apenas capaces de llevarlas armas. iPor qué no pre-
du-
das, finalmente se habían comprometido. pero
cuan- flrieron internarse en la hospitalaria Bretaña? Qui-
do los vendeanos accedieron al puerto, quedaron zás porque ya estaban exhaustos y tan cansados de
consternados. No solamente Granville resistía.
Los sufrir que poco importaba el lugar de su muerte. Al
ingleses no aparecían. En vano miraban a ro
rejos. menos morirían cerca de su patria. Pronto apareció
¿Y las velas inglesas? Nada se veía. No importa. ya Westermann, que inicialmente fue rechazado por el
llegarán, pensaron. Mientras tanto, había que
to_ fuego de los vendeanos, Pero el combate frontalse-
rnar [a ciudad. Pero las murallas parecían ináxpug- rfa al día siguiente, el 23 de diciembre. Billaud nos
nables. Tras dos días de asedio, y viendo qr"
no lo relata en detalle. La noche anterior, escribe, se
lle§aban los refuerzos asegurados, en lugar á. p".- hizo eterna para los nuestos. Unos reparaban sus
sistir en el cerco de la ciudad, resolvieroruegr.ri, armas, okos se repariían los pocos cartuchos dispo-
ul
Loire, maldiciendo a ros ingreses, a "ra péIfida Ar- nibles. Muchos se confesaban, La mayoría rezaba
bión". Es cierto que Inglaterra había pldido qu" en sitencio. "Hoy es el fin de la guerra", dijo
primero ocuparan un puerto, y los vendeanos Westermann, frotándose las manos. Los azules eran
no lo
habían hecho. Sin embargo se dijo que .,lnglaterra ahora cuatro confua uno. La batalla de Savenay'tuvo
había faltado a su palabra',. el desenlace que era de esperarse. Sólo 2000
volvieron entonces al Loire, cariacontecidos. En vendeanos pudieron huir. Elresto fue masacrado. Y
el camino de retorno ocuparon la ciudad de Ma- enseguida empezó la caza del hombre, que duraría
guncia, el24 de noviembre, y la ciudad deLeMans, ocho días. Todos los matorrales, todos los bosques
el 10 de diciembre. pero pronto ros azures recon- vecinos fueron cuidadosamente registrados. Tam-
bién recurrieron al engaño, prometiéndose la vida a
L¡ Neve y us TeupESTADEs
r L¡ Revolucló¡¡ FnnNcesa [[-+ Epopevn oe Ln VeNoÉel L69

quienes se rindieran. De entre Ios fugitivos, 1200 se


IX. El broche de sangre:
dejaron capturar, y fueron fusilados en Savenay. Westermann y Carrier
Más odioso aún que la masacre fue elacento de
alegría infernal con que los verdugos relataron sus
hazañas. "iQué placer -düo uno de ellos-, ver caer
a los soldados de Jesús!". Westermann comunicó a Dos altos dirigentes azules fueron responsables
la Convención: "Ya no hay Vendée. Ella ha muerto principales de la terrible hemorragia sufrida por el
bajo nuestro sable libre, con sus mujeres y sus hijos. pueblo vendeano. Del primero de ellos, el general
Acabo de enterrarla en lo's pantanos y en los bos- Froncfsc o José Westermernn, ya hemos dicho algo,
ques de Savenay. Siguiendo las órdenes que me pero ahora abundaremos. Alsaciano de origen,
habéis dado, he aplastado a los niños bajo las patas ingresó en [a cárrera militar siendo suboficial de
de los caballos, y masacrado a las mujeres, que al gendarm ería y luego gentilhombre del conde de
menos ya no parirán. No tengo un prisionero que Artois. El 10 de agosto se puso al frente de un
reprocharme, lo he exterminado todo. se fusila sin grupo de bretones republicanos en e[ asalto de las
cesar en savenay porque a cada instante llegan bri- Tullerías, tomando parte importante en la toma
gands que pretenden hacerse prisioneros. Nosoüos
del palacio. En 1793 se dirigió a París y trabó amis-
no hacemos prisioneros: habría que darles el pan tad con Danton. Tias diversos avatares fue pro-
de la libertad, y la piedad no es revolucionariai. movido a general de brigada.
Refiriéndose a la campaña en general, Gabory En realidad debió los galones menos a su cien-
dice la verdad: "El hambre,la disentería mataron cia mititar, casi nula, al decir de su camarada, el
más que el acero; nada les hizo tembtar [a los general Turreau, que a su extraordinaria bravura.
vendeanosJ. Vencieron a Kléber, Marceau, Wester_
Siempre a la vanguardia, no pensaba en otra cosa
mann en diez combates; se apoderaron de una de_ que en atacar y dar sablazos; dicha temeridad [e
cena de ciudades. Sin víveres, sin ropa, recorrieron
valdría éxitos inesperados y derrotas resonantes.
170 leguas de camino en menos de dos meses. Lle-
Intervino de manera destacada en la guerra de la
vaban con ellos mujeres, niños, enfermos, ancia_ Vendée. Allí se destacó por imponer entre los-su-
nos, todo un pueblo, y sus dificultades eran sobre- yos una disciplina severa así como por su arrojo y
humanas. iNinguna derrota más gloriosa!,,.
brutalidad. Tomó parte decisiva en la batalla de
Le Mans, e[ 13 de diciembre del 93, y de Savenay,
el23 del mismo mes. Westermann era jactancio-
774 L¡ Nnve y t-es
Les l.ei,rpEsrnoes VettoÉe] l7L
l'ei,rpEsrADES lrr RuvouuclóN Fn¡ucese [L¡ EpopEYA DE r-n

so, sin escrúpulos, sin moral, sin piedad,


duro con A este hombre, que sería enviado a la zona de [a
sus soldados, cruel con sus enemigos,
saqueador, Vendée, Weiss lo ha descrito con maestría: "Era de
incendiario y masacrador, como io mostró
guerra que ahora nos ocupa. Cierta
en la aquellas índoles de las que dice Séneca que están
vez entró con nmasadas con sangre y lodo. Sus inclinaciones eran
los suyos en una aldea llamada Ama¡llou,
u iu qrc llajas; el vuelo de su espÍritu no se elevaba; era un
sa.queó y luego entregó a las llamas.
fnt",-,aá que calavera escandaloso y su intetigencia de la política
tal era elprocedimiento adecuado: una
aldea que_ no iba más allá de los sofisrnas que había sorbido
mada aterroriza más que la vista de cien
res, decía. EI mismo día fge a incendiar,
cadáve- en los escritos de Rousseau, y de las insensateces
personalmente, el castiflo de v É-niro ttrue había oído en e[ club {e los jacobinos". Un día
crisson, roid-"ncia de clfo a su confidente, el diputado Real: "Elgobierno
Lescure. Luego siguió quemando por
.u*ino tra calculado elnúmero de los habitantes, y hallado
todo lo que podía arder: pueblos, nn.u, "l , Lr"-
chas. Cerró esta expedición haciendo que es imposible mantener tanta gente; por tanto
quáma, el lray que tomar medios para disminuir [a muche-
castillo de La Rochejaquelein.
rlumbre de la población, y para suprimir una parte,
Ya hemos visto cómo se comportó
en Savenay. han de ir a la guillotina, primero los nobles, los fun-
Diez días después de dicha batára, cionarios, los sacerdotes [...J. Por eso, imatad, ma-
er 2 di *"ro
de 1794, fue llamado a parís. por ese tad!". En ota ocasión le confesó a Lamariey a otros:
entonces,
Danton había caído en desgraciu. "Preferimos hacer de toda Francia un cementerio,
óorno
Westermann era su amigo, tamb-ién que dejar de transformarla a nuestro modo y frus-
ál cayá
desgracia. Fue destituido, "n trar e[ fin que nos hernos propuesto".
"n.ur.elado v .onáánu_
u muerte, juntamente con su protector Camille
9o EI plan de la Convención y de sus enviados era
Desmoulins. Lo ejecutaron el 3
de abril.
destruir una tercera parte de la población para que
El segundo personaje ar que queremos pudiesen vivir tos otros dos tercios. De ahí la alocu-
referir_
nos es Juan Bautista Carcier. Tias pasu, ción de Carrier a una columna que debía cruzar la
pá. un
seminario y luego salir, estudió derecho. Vendée: "Os conjuro en nombre de la ley: pegad
iuando
la Revolución, fue eregido diputado fuego en todas partes y no perdonéis a nadie, ni
en ra conven-
ción de 1792. Se ubicó, entonces, siquiera mujeres y niños; fusilad a todos, incendiadlo
enke los de la
Montaña, y votó, sin sombra de duda, toád'. No será necesario, agrega' excluir de ello a
tu .u.rt"
del rey así como ra creación der rribunar los patriotas. De hecho no los hayi "Yo os puedo
n"r"ru-
cionario. afirmar que no ha quedado ni'un sóto patriota en [a
L"q Nave y ¡-es TEr,rpEsrADES
r VENoÉe] 173
L¡ Revoruc¡óN Fnn¡lcese [L¡ Epopeva oe r-e

Vendée. Trdos los habitantes de esta región han


tomado partg más o menos activa en esta guerra,'. Convención Nacional, quitar todas las subsisten-
Hasta los chicos: "Los niños defuecea catorce años cias, los cultivos, los pastos, todo, en una palabra,
llevan las armas contra nosokos, y los niños de aun en esta maldita región, quemar los edificios, y ex-
menor edad son los espías de los brigands. Muchos terminar a todos los habitantes [...]' Oponte con
de esos pequeños pillos han sido juzgados y conde- todas tus fuerzas a que la Vendée tome o conserve
nados por la comisión militar". un solo grano [...]. En una palabra, no dejes nada
en este país de proscriPtos".
De hecho los generales estaban vigilados por el
poder político, Para asegurarse de su civism o re_ Carrier tendría una actuación especialmente
publicano se había enviado a la región del Oeste destacada en la ciudad de ltlantes. Allí había de todo.
diputados y comisarios de toda clase. Los manda- Al principio eran pocos los jacobinos, y muchos más
ba la Comuna de París, el Ministerio de Justicia, el los timoratos, que para seguir viviendo sin aprietos
Ministerio de Guerra, y eran llamados lisonjera_ cedfan cosa tras cosa. Nantes constituía para elgo-
rnente sus "adjuntos". Tenían a su cargo evaluar bierno tanto un baluarte como un lugar eshatégico,
"la conducta revolucionaria" de las tropas, y de que debía permanecer incólume en manos de las
sus mandos, al tiempo que preparar listas de ,,sos_ autoridades republicanas. Nada, pues, de exkaño
pechosos". Eran los antecesores de los ,.comisa- que la Comisión del Bien Púbtico así le escribiera a
rios políticos" de la unión soviética. por sus intro- Carrier, que en esos momentos se enconkaba en el
misiones fueron a veces culpables de reveses mi- Bocage: "Te conjuramos que vayas a Nantes; te en-
litares. Los generates tenían que pedir hasta el viamos un decreto que te urge limpiar esa ciudad".
menor permiso a esos controladores, quienes, por A dicho decreto apelaría más adelante Carrier cuan-
lo dernás, medían el ardor militar de los oficiies do al fin de su vida le hiciesen un proceso, para
por su fe jacobina, negar toda acusación de cruetdad.

En cierta ocasión el general l-laxo, que estaba El hecho es que fue el 8 de octubre cuando en-
bajo el control de Carrier,lesolicitó víveres para la tró el nuevo comisario en la gran ciudad comercial
Vendée republicana. Así [e respondía Carriei: ,,Re- del Loire. Primero levantó la bandera populista y
sulta sorprendente que ta vendée se atreva a soli- reivindicatoria: "iPueblo, pueblo! Toma tu clava,
citar subsidios, después de haber destrozado la mata a todos los grandes traficantes, a todos los
patria con la guerra más sangrienta y cruel. Entra que se han enriquecido con el fruto de tu sudor
en mis proyectos, y son también las órdenes de la [...]. Puedes, ioh pueblo!, contar conmigo ['..1; la
guillotina dará a todos su merecido"'. Luego reunió
774 Ln Nnve y us TEr,,rpES¡nDEs
T_
L¡ Revouclóru Fnnncesn [L¡ Eropeyn oe u Vrr.roÉe] L7S

un grupo de bribones para constituir un tribunal llevados a la prisión de Cayena, pero su viaje era
revolucionario, y creó una entidad bajo el nombre
a la eternidad.
de "sociedad Marat", integrada por sesenta miem-
bros, cuyo fin era capturar a los sospechosos y eje_
cutarlos; tales hombres dispondrían de Ia libJrtad,
la vida y la hacienda de sus conciudadanos.
carrier
quería denunciar una conspiración ficticia para
de-
clarar a Nantes en estado de sitio. ¿cómo i¡acerro?
uno de sus confidentes nos Io explica: "se inventa;
se hace tocar marcha generar; ros sqns- curottes y
todos los hijos delpueblo corren a sus puestos,
mas
los ricos y los egoístas se quedan en ,u .uru;
.on
eso se hacen sospechosos, y se los puede deiener
enseguida. Esto no es sino equitativo, Se quedan
en sus casas; Iuego son miembros de la conjura-
ción, porque no salen para combatirla',.
Mientras tanto introdujo un nuevo medio en
Nantes para acelerar la destrucción de sus
enemi-
gos. Las prisiones estaban reptetas, Ia guillotina
era muy lenta para vaciarlas con la veloJdad que Con este motivo recuerda Weiss [o que refería el
se requería, había hambre en Nantes,.. Alguien historiador Tácito tratando de la vida de Nerón. En
su_
girió Ia idea de ahogar por ra noche a los cierta ocasión éste se hallaba perplejo sobre elmodo
[risione- de matar secretamente a su propia madre; enton-
ros, El primer ahogamiento colectivo tuvo
lugar el
77 de noviembre; allí pereciercn noventa sacerdo- ces un tal Aniceto le ofreció construir una nave que
tes que habiéndose negado a prestar eljuramento se abriría durante la navegación, para que las mu-
que abusivamente se les requería, estaban das olas se kagasen la víctima. No otra cosa dispu-
encar_
celados desde 1.7gz,y al año siguiente habían so Carrier. Previamente los carpinteros habían abier-
sido to compuertas en la embarcación a la que serían
trasladados a una cárcel comúñ en Nantes,
Ahora hasladadas las víctimas. Se conducía luego la nave
se los colocó en un barco, y desde ailí
se los truns-
firió a un buque de carga. Ellos creían que serían a la parte donde el río era más ancho y profundo.
Entonces t¡n artillero quitaba elcerrojo. Se oían gri-
776 Le Nnve v us Te¡qpESrADEt
Te¡qpESTADES 'Í77
r
L¡ Rr:vo¡-ucróN Frn¡¡cr:sn [Ln Epopure ue ln Vr:NpÉcl

tos de desesperación. Después todo quedaba


en tus, los eleva al nivel de la Revolución; prejuicios,
silencio. una coincirdencia no desdeñabie:
u iu t,oru
misma en que los sacerdotes fieres sufrían superstición, fanatismo, todo se disipa ante la llama
er marti-
rio en el Loire, er obispo constifucionar de la filosofía. Minée, antes obispo, hoy presidente
der Loire-
Atlántico, monseñor Minée, y sus vicarios del Departamento, ha atacado, en un discurso rnuy
generales
abjuraban púbricamentá de sus frincitnes elocuente, los errores y los crímenes delsacerdocio,
sacerdotales. Al día siguiente todos v ha abjurado su calidad de sacerdote; cinco curas
tos aaiiios ju-
ramentados de Nantes trajeron sus docu.urit* han seguido su ejemplo, y han rendido el mismo
d" Itomenaje a la nzón. Un acontecimiento de otro
curas y con ellos se hizo una fogata,
en medio de
gran'algarabía. ocho di'Js después se género parece haber querido disminuir el número
cerebró en
Nantes l'la Fiesta de la Razón,,. de los sacerdotes: noventa de aquellos que noso-
tros designamos bajo e[ nombre de refractarios, es-
Poco más adelante, el 1o de diciembre,
se reite_ taban encerrados en un barco sobre el Loire. Me
ró el procedimiento: cinco sacerdoter,
rnntln.üao, acabo de enterar, y la noticia es muy segura, de
a deportación en Caye¡a, fueron t
en un barco. Alguien de la ,,sociedad
u,ao, J" Á;;"" que todos han perecido en el río". Firmado: Carrier,
Marat,iü pr-
guntó a carrier si se debía acabar Por lo visto, al comisario le gustó el método. Lo
con eilos en
barco. "No -le contestó-, no tanto sigilo; "r que ¡:rimerc, se había hecho con los sacerdotes,
hay que
echar al agua a todas esas bestias,,. pronto se aplicó a los civiles. Las cárceles de Nantes
Carrier no
trepidó en informar a Ia convención de se encontraban, corno dijimos, abarrotadas de pri-
este proce-
dimiento, y ello ya desde el primer ahogamiento; sioneros vendeanos, especialmente de los que
habían quedado después de la derrota de Savenay.
refiriéndose a la segunda tanda dijo
"La última noche han sido devorado, pá,
el ñ, ;;i.., Carrier estal¡a dispuesto a quitarles de en medio,
er río
Loire. iQué revolucionario este ríol', vaciando las cárceles "a la ma¡rera revotuciona-
ria". La ejecución con la gr-rillotina era demasiado
En el periódico Moniteur der 30 de
noviembre lenta, el fr-rsitamiento hacía mucho n-tido y costaba
se podía leer: "El representante
carrier escribe á".- pólvora. Así volvió al método del ahogarniento.
de Nantes' Todas ras autoridades constituidas
han Tiajeron entonces L29 de esos presos, diciándoles
sido regeneradas, una sociedad anti-popurar ¡
disuer- que se lo.s requería para cierto trabajo. Como uno
ta, Ios conciliábulos crandestinos, ilarnádos
ocáÁa- I de ellos pidiera un vaso de agua, uno de los "nla-
ras literariasr, dispersadas

L
t...1. EI apostolad" á" f" ratistas" le diio alcarcelero: "No es necesario; pron-
raz6n esclarecedora, erectrizando a
iodos ror urp¡ri- to beberá de [a gran taza", Los metieron en una
178 [¿ Nnvu y r.ns'feu¡,csrnpes
ms'feu¡rcsrnpes
[¡ Rrvo¡-ucró¡¡ Fn¡¡lcEsA ILA Epopc.vn oE m VeNoÉrJ

barca y después abrieron las compuertas. Algunos


A juicio de Weiss, lo más aborninable en Carrier
que estuvieron allí presentes luego contarían que
no es tanto su asesinar en masa, sino el bromear
las víctimas sacaban por los huecos las manos y
todavía sobre ello. Especialmente se regocijabacuan-
brazos, pidiendo compasión. Entonces un solda-
do las víctimas eran sacerdotes: "Nunca me he reí-
do había cortado las manos a los desgraciados. Se
do tanto como a la vista de las muecas que hacían
dice que en Nantes fueron ahogados unos 4860
al morir", decía. Si los brígands se han quejado a
personas, entre varones, mujeres y niños. pero
veces de morir de hambre, a[menos no podrán que-
hubo otros ahogamientos, de modo que no se co- jarse de que se les haya hecho morir de sed, agre-
noce el total absoluto.
, gaba. En el periódico Moniteur podía leerse: 'An-
A veces carnbiaban las modalidades. No se cenis, Saint-Florent y otrós lugares están llenos de
puede negar que los azules sabían divertirse. por prisioneros; pero no se quedarán mucho tiempo,
ejempto en Entrepót dos carceleros, mientras re- porque tendrán también e[ bautismo patrióticd'. O,
corrían diversos graneros donde estaban recruidos como prefería decir Carrier: "Los nanteses tienen
los presos, fueron eligiendo a algunos de eilos, aún e[ sentir de los antiguos bretones; por eso hay
hombres o mujeres, y se los puso en una larga fila que valerse del hierro, el agua y e[ fuegd'. Por hie-
que llegaba casi hasta el Loire. La mayoría creía rro entendía la guillotirra, Pot agua el ahogo, y por
que se trataba de un traslado de prisión. pero al- fuego el fusilamiento en masa. A un grupo de con-
gunas mujeres, más intuitivas, que llevaban su bebé denados a perecer en el Loire les dijo que serían
en brazos, entendieron que se las iba a sumergir. empleados en una conshucción bajo elagua; a otos,
A[ llegar a[ río, les arrancaron la ropa, luego ata- que sufriríau una "deportación vertical". Cierto día
ron a las víctimas de a dos, un hombre y una mu- le presentaron un conjunto de jóvenes vendeanas
jer, o, lo que resultaba más gracioso, un sacerdote para que dispusiera de su suerte. Como no encon-
y una religiosa, entre chistes obscenos; eran ,,ma- tró ninguna qLte le interesara especialmente, dijo:
trimonios republicanos", decían. Luego se los hizo 'Aquí no hay nada limpio; llévenlas al baño nacio-
subir a un barco, que se llenó. Mientras las vícti- nal". Los verdugos, por su ¡rarte, antes de ahogar-
mas rezaban, el agua les llegó primero hasta las las, solían abusar de las mujeres que les agradaban,
rodillas, luego a la cintura. Tras los últimos gritos, Carrier tenía un harén de vendeal'Ias hermosas a
un gran silencio. El encargado fue a darle cuenta a su disposición, a las que no trepidaba en hacerlas
Carrier, que estaba medio borracho, como de cos- ahogar cuando ya dejaban de agradarle. "Todo
tumbre. Se rió, y bebió a [a salud de la República. buen republicano -decía- ha de sentirse feliz a[ ver
morir esas bestias".
180 Lq Nave v us TeueESrADrr
Te¡,¡eESTAD[s
Ln Ruvclr-ucró¡.¡ Fnnxcusn [[-a Epopcyn oe ¡.n VEnuÉe]

La variante era ser ahogado o ser fusilado. En


Nantes se ahogaba, en Angers se fusilaba. porque traste entre los carceleros, que olían a alcohol, y
también Angers fue sumamente castigada. Las los campesinos o nobles, eu€ caminaban cantan-
prisiones rebosaban. "Hay que degoilar todo estd', do: "Yo pongo mi confianza, Señora, en tu soco-
se decía. Al comienzo conducían a los prisioneros rro". Los carceleros los encaminaban a un lugar
hasta una especie de tribunal. "Los jueces donde había una zanja, Al llegar allí los condena-
-relata dos se ponían de rodillas. Tiros, bayonetas, sepul-
un testigo- €stáD sentados en medio de botellas y
de vasos que se confunden con los escritorios y tureros. Merecidamente este campo de Angers se
los papeles". "«iTu nombre?',. ,,áHas estado con llama hoy "el Campo de los Mártires".
los brÍgands?". "iHas ido á ra misa de los refracta- Adernás de los ahogafnientos y fusilamientos,
rios?", "Ponle.un F", gritaba el presidente al escri_ funcionó también la guillotina, "la navaja nacio-
bano. f, con tinta azul, frente at nombre, significa- nal", como la llamabáñ, g ello de manera incesan-
ba /usiior Para acelerar los procedimientos, el tri- te, Fue tanta la sangre derramada que, desde el
bunal se trasladaba a las prisiones. Así todo era lugar donde se encontraba la guillotina, hubo de
más rápido. "iTu nombre? iBrígand? ponle una hacerse un canal de desagüe al río Loire. Los c[é-
F". En Angers se especificaba la causa de la con_ rigos fieles a la lglesia eran ejecutados. Los que no
dena, por lo general, de orden religioso. He aquí lo eran, eludían la persecución. Hemos nombrado
algunos ejemplos: Jacques Uzureau, 63 años: ,,Ern_ al obispo Minée, hombre ambicioso y sin fe. Ha-
pleado de un sacerdote refractario": E Marie- bía comprado al precio de 6000 francos la digni-
Jeanne Grille, 56 años: "Ha recibiclo a un sacer_ dad de obispo constitucional. Ahora, por miedo,
dote no juramentado": E FranEois pagis, 62 años: se hizo cómplice de los crímenes de Carrier. Mien-
"FIa querido ir a la misa de un cura no juramenta_ tras sus virtuosos herrnanos en el sacerdocio eran
do" : H Gabrielle Ar-rdrouin, 36 años: ,, Ha escon_ sumergidos en el río, é1, como encargado que era
dido varias veces a su hermano sacerdote,'; E Marie del Departamento, y como obispo, pronunció
Pichery, 39 años; "No ha ido a Ia misa repubiica_ aquel discurso a que antes nos referimos, impreg-
na": E FranEois Miaulet, 35 años: ,,Ha hecho ro_ nado de incredulidad, a cuyo término renunció al
sarios": E Maurice Louettiers, 44 años: *Ha ileva_ cargo episcopal, "pues la razón y la filosofía -afir-
do un Sagrado Corazón en su chaleco,,: E mó- [e hacían una ley quebrantar los lazos que le
Los condenados iban en fila a la muerte, ata- I sujetaban a su casta, a la cual debía la República

L
dos de a dos, en silencio. Notable resultaba el con- toda su desgracia".
L82 [¡ Nnvn y us TeupEsrADEs
TcupESTADES [¡ REvot-ucóN Ft]r¡ces¿r [L¡ E¡,opevR oe ln VeruoÉEJ

iQué sería [uego de Carrier? En febrero d,elZ94


X. Los capitanes más relevantes
empezó a caer en desgracia. iCuántos fueron los
que murieron por decisión suya? Se dice que no
menos de 7000. Las víctimas de Ia Revolu.ión nn
todo e[ noroeste se calcuran en un mi[ón. Ahora
carrier estaba próximo a la demencia. como ob- Ya algo hemos dicho de las personalidades más
serva weiss, la convención había dado a los co- rrotables del levantamiento. Pero nos parece con-
misarios un poder tal, que algunos lleg6on a per_ veniente abundar un tanto en ello.
der el juicio. Y así le ocwrió a carrier. cuando
pasó la época del Terror, la gente reclamó
su pre_ 1, Jacques Cothelineau dlSg-l7gs)
sencia en el banquillo de los acusados. Al fin fue
relevado, y llevado a parís el g de febrero de 1794.
carrier nada ocultó ante ra convención de ro por Thl la primera figura importante que aparece en
él actuado. cuando se [e preguntó si era cierto que ta contienda. Nacido en Pin-en-Mauges, era un hom-
había dicho: "No me habren de humanidad ante bre de pueblo, que recorría [a zona en caffo y hacía
estas fieras de la vendée; todas serán extermina- encargos a domicilio. Al misrno'tiempo cumplía el
das. No l'ray que dejar vivo a un solo rebelde,,, cargo de cantor en la parroquia. Tiatábase de una
pretextó que él sólo había hecho Io que Ia persona de fesólida, cuyas virtudes [o recomenda-
Con-
vención le ordenaba. si lo castigaban a ér conde- ban a todos los que lo conocían. A este joven alto,
narían a la Convención; todos en la Convención inteligente y de ojos vivos, la persecución religiosa
serían culpables, hasta ra campanitta der presiden- lo había exasperado. Aborrecía la Revolución, y
te, clijo con gracia: "Tottt est coupable ici, jusqu,o ¡ror donde pasaba no perdía ocasión de hablar a la
la sonnette du présídenú". Es cierto que a'Roúes- gente en su contra, El hecho de ir de feria en feria,
pierre le cupo responsabilidad directa en de mercado en mercado, le permitía conocer a todo
[a repre_
sión [evada a cabo por carrier. pero elro nf to elmundo en los alrededores, siempre diciendo'fran-
exime de culpa. Sea lo que fuere, el asesino de camente lo que pensaba.
Nantes fue condenado a muerte el2s de noviem-
Pues bien, comc; [o hemos señalado anterior-
bre y guillotinado el 16 de cliciembre.
mente, el 11 de marzo de7793 estaba preparando
e[ horno con el fin de amasar pan para é1, su mujer
y sus cinco hijos, cuando llegó a su casa un primo
suyo, qr,re había sido convocado como conscripto
lE4 L¡ NnvE t, l_Rs Tc¡u¡¡,F.s.rADEs
Ln Rr-vouuctón Fn¡¡rcrs¡ [Ln EpoeEy or u VcNuÉrl

en ac{uella famosa leva que provocó el golpe de


drá cuidado de ellos". Algunos hicieron tocar las
sairrt-Florent, y le relató [o que allí había suceclido
campanas a rebato, también en los campanarios
entre los conscriptos y las autoridades der distrito.
vecinos. Y partieron para [a Cruzada. Así se ha
podido señalar et 11 de marzo como la fecha en
que dio comienzo esta epopeya.
Cathelineau y los suyos se dirigieron hacia
Jallais, donde estaba apostada urla guarnición de
soldados. Sería preciso arrebatartes las armas, En
las cercanías, una mujer les dijo: "Los republicanos
tienen allí r-rn cañón". "Lo tomaremos", respondie-
ron. "iCon bastones?". "Con [a ayuda de Dios".
Cuando llegaron a Jaillais ya eran 500. A['ver la
ciudad, e[ caudillo detuvo a los suyos: 'Amigos
-les recordó-, no olvidemos que estamos luchan-
do por nuestra santa religión". Puso una rodilla en
tierra, hizo la señal cJe la crLtz y entonó en alta voz
La inuitación a Cathelineau elVexillq Begis, que sería en adelante e{ himno de
piedad y de combate de los vendeanos. Luego se
Se lavó las manos, se vistió a las apr.rradas, ciñóse levantó, y se lanzó intrépido al ataque, juntamente
una pistola, ató a Ia cintura el rosario, y se dirigió a
con sus compañeros, que blandían guadañas y
la plaza para hablar con los paisanos. Tenía
bastones. Los republicanos, tomados de sorpresa,
ces 34 años. r)e entre los presentes 28 se le"n1on-unie- huyeron, abandonando su famoso cañón. A[ ver
ron. Los llevó entonces a la iglesia y puso en sLls que en e[ campanario de la iglesia flameaba elpen-
chaquetas una imagen del Sagrado Corazón. Vol_
dón tricolor, Cathel[neau no vaciló en arriarlo. Un
vió luego a la plaza. se encontraban allívarias muje- gesto realmente sirnbólico, Luego siguió avanzan-
res: "Ustedes, que no pueden cornbatir _les clijo_,
do con su contingente, ocupando pobtados, incor-
rec€n por e[ éxito de nuestras armas',. Su urpá.u,
porando hombres y apoderándose de cañones ene-
llorando, quería retenerlo. "/No ves nuestro.s cinco i
migos. En atgunos de esos encontronazos debió
hijos? iQué harán sin ti?". A lo que le contestó:
conrbatir cuerpo a cuerpo, enardeciendo a los su-
"'len confianza; Dios, por quien voy a luchar, ten_
yos. Cuando terminó el día, "el santo de Anjou"

¿
186 Le Nnve v lRs TeupES.tADES
l¡ Revoluctó¡¡ [:RnNcEsn [[-rr EeoeEYA DE l..e Vr.¡¡oÉrJ L87

-así lo apodaría toda ra vendée- entró en una ca-


pilla y rodeado de penumbras agradeció los bravos. Fue una explosión defe cristiana [...].
su ayuda
al señor de los Ejércitos. como L u", Aparece como [a viva encarnación de sus compa-
iniciarÁente
no fue sino un movimiento espontáneo, popular
y triotas. Instintivamente el pueblo busca perpetuar
religioso. sin saberlo, otros rnuchos ,"-huurun en un nombre [a memoria del generoso esfuerzo,
le_
vantado en diversos rugares de Ia zona con sacrificio, devoción, trabajo, desprecio por la rnuer-
idánti-
cos propósitos, entre ellos Stofflet. te, hogar y familia abandonados, Dios confesado
No nos detendremos en ras siguientes bataflas hasta [a sangre. Todo lo que eramérito colectivo y
que comandó quien pronto sería proclamado sublimemente anónimo se fijó en un hombre; y
Generalísimo de todo el Ejército y tuvo todo esto, en la lengua del pueblo sublevado, se
siempre llamó Cathelineau". Murió et 14 de julio de 1793.
en jaque al enemigo. Refiriéndose a
é1, diría
Napoleón que poseía "la primera cuaridad
de un
hombre de guerra, Ia de no dejar reposar;amás
a los vencedores ni a los vencidos',.
ni 2. Maurice d'Elbée (1752-1794)

En el sitio de Nantes, según ro hemos indicado


con anterioridad, cayó mortalmente herido. Nació en Dresd e, d.e padre anjevlno. Siendo
llevado a saint-Florent, a orilras aer
Fue subteniente en e[ cuerpo de granaderos del Elec-
loirq-iunu, tor de Sajonia, pasó alservicio de Francia en 1772.
donde cornenzó er arzamiento. Elsacerdot.
qü to 'lias renunciar al ejército en 1785, se retiró a su
acompañó los catorce días que duró
su agtnía, propiedad de Be-aupréau. Tarnb!én át fue invitado
nos ha dejado una interigente reflexión
der slgnifi- por los insurgentei: Al morir Cáthblineau [o pro-
cado de su persona y de su gesta: .,iCómo
nr-qu" clamaron General en ie{e el79 de julio. Tenía 31
alrededor de esta vida corta se ha fijado
ria que pocos hombres de guerru hun lguataáo?
,* Sto_ años cuandg,,lo busga¡on ,, t,,
La explicación se encuentra no tanto Entre sus batállas; recordemos la'de Chqmillé,
méri-
tos del hombre, como en todo aquelfo "nIo, el 11 de ábrit, choque duro, por cierto, donde mu-
qun .imüo-
lizaba. cathelineau personificaba aima de ra rieron 600 vendeanos v 1500 azü{es:'Algunos exal-
Vendée [...]. La revuelta fue popular: "r él tados allí gritaban: "iVenguernos á nuestros rnuer-
era pue-
hrlo. Fue paisana: él era hi;o ie
ia tierra. Fre'unu tos! iNada de cuartel a los prisioneros: masacré-
sublevación de hombres que no temían moslos!". D'Elbáe trató de calmarlos, Pero en vano.
nada: é[,
según la confesión de todos, era un Sintiéndose desboJdado¡ ordenólen alta voz: "iSol-
bravo enhe
dados, de rodillas! Digarnos primero elPadrenues-
Ln Nnve v ms TE¡rrpEsrADES l,n Revor.uc¡ot'r FRrwcusa [L¡ Epopey¿r nc r_n VeNnEe]

tro", Sin comprender dernasiado, los rrs¡deanos D'E[báe cayó gravemente herido en la batalla
acataron la orden. Al recitar la frase: "perdona de Cholet, el 1,7 de octubre de 1793. Fue entonces
nuestras ofensas así como nosotros perdonamos recogido y transportado a la isla de Noirmoutier,
a
los que nos han ofendido,', diElbée los interrum_ entonces bajo control de Charetie. El 2 de enero
pió: "Desgraciados, áustedes se anirnan a pedirle cle 7794 los enemigos ocuparon la isla. Él no esta-
a Dios que les perdone como ustedes perdonan tra aún curado de sus heridas. Capturado por los
a
los dernás?". Los paisanos eran cristianos y desis- azules fue fusilado el 9 de enero.
tieron de su propósito, quedando así a salvo la
vida de los prisioneros. Fr¿e er lramaclo "pater de
Ios Vendeanos". En e[ interior de la iglesia de ,'j. LouÍs de Lescure (lfdA-lfgS)
chernillá hay todavía un vitral represen-tando [a
escena,
Vástago de la antigua nobleza de Poitou, nació
r,rn París. Ingresó de adolescente en el estamento
rnilitar, realizando una brillante carrera. Todavía jo-
ven, siendo capitán, tuvo acceso a la corte. Cuan-
«Jo estalló la Revolución, tras una coria tentativa de
cmigración, volvió a su castillo de Clisson, cerca de
Bressuire, Luego la reina María Antonieta le pidió
clue estuviese con ella en París. Así [o hizo, partici-
¡:ando valerosamente en [a defensa de las Tr_rllerías,
cl 10 de agosto de 7792. Luego fue detenido, .iun-
lamente con su familia. Liberado porsu primo, I{enri
c.le La Roche.iaquelein, pronto se convirtió en rrno
rje los comandantes del Gran Ejército Católico y
l.leal, llegando a ser su tercer General en jefe.
:

t Hombre de piedad profunda y austera, estuvo


¿rdornado de sólidas virtudes. Se destacó sobreto-
I rlo en la rnisericordia. Por [o general los vendeatlos
El fueron, sobre todo en los comienzos, generosos con
"fu¡a¡, de d'Etbée,
por el que perdono o S0O pri.sioneros el enemigo. Promulgaron,'es cierto, e[ derecho a ias
azules

tu
190 Le Nnva v Lns TeupLs,lhDES
L¡ Revolucto¡t Ftn¡¡cesn [Lrr Epopevn oe m VENocc] 79L

represalias, pero de hecho no lo practicaron. ,,Te-


níamos repugnancia a los incendios y degollinas,,, niendo a su h¡ito en brazos, él murmuró: "Te voy a
dice uno de ellos. cuando se enteraron dá que los dejar. Es mi único dolor, y también el de no haber
habitantes de Parthenay habían ayudado podido reponer a[ Rey en el hono [..,]. En cuanto a
a
westermann a incendiar diversos lugares, entre los mí, muero tranquilo. Sin duda, he pecado. Pero
cuales se contaba el castillo de Lesiure, lo lógico combatí en favor de Dios; espero en su misericor-
hubiera sido que aquelpuebro fuese castigado. i,No dia. Voy al cielo con confianza". Recibió los sacra-
quiero vengar e[ incendio de rni castillo de clisson,, mentos, y poco después rnurió. Tenía 27 años. Al
les había dicho Lescure, por tanto tampoco enterarse de su defunción, Merlin, comisario de la
V- acá
se vengaron de aquellos malhechores. Convención, escribiría: "Su muerte valió tanto para
nosotros como una bata[a ganada". Cuando falle-
Bajo su comando los vendeanos tomaron ció enconharon en su cuerpo las rnarcas de un cili-
Thouars, Fontenay y Saumuq ciudad esta última cio. Vivió como un santo, afirma Gabory, un santo
donde fue herido. Luego de otras victorlas, resurtó guerrero, al estilo de San Luis, No en vano gusta-
nuevamente lesionado, en vísperas de la batalla ban llamarlo "elsanto de Poitou". Luegc de Ia par-
de Cholet, pero esta vez de gravedad. Haciendo tida de Lescure, su esposa, Victoire de Domissan,
un reconocimiento en torno a Ia ciudacl, había sé casó con Luis de La Rochejaquelein, hermano
subido a una colina, y al ver cerca un puesto de de Henri, volviéndose así la marquesa de La
los azules, ordenó atacarros diciendo: 'Adelante,
Rochejaquelein, autora de las famosas Mémoires,
amigos míos". En ese instante una bala enemiga a que tanto hemos recurrido.
le entró por el ojo izquierdo y le salió por la orda,
cayendo sin sentido. Durante su agonía, la noticia
que más le dolió fue Ia de Ia ejecución de María

l
4. Charles de Bonchomps (1760-1793)
Antonieta, aquella reina por él tan amada, ,,Me
batí para liberarla -comentó-; si recobro las.fuer-
zas, la vengaré; no más merced,,. Desde 1776 fue cadete en un regimiento de
infantería. Al comienzo no se mostró hostil a la
t

&tando todavía grave, le pidió un día a su mu_ Revolución, pero pronto captó su perniciosidad.
jer que abriera las cortinas del cuarto. "Btán En 1793 organizó en la Vendée dos compañías de
abier-
tas", dijo. "iEl día está claro?,,, preguntó. ,,Sí". pre- cazadores, costeándolas de su propio peculio, que
ocupado le confesó: "Entonces tengo un velo en formaron e[ núcleo del ejército vendeano: "los
los ojos, no veo nada". Como,u .nuje, iloraba, Bonchamps", se los llamaba. Tenía una visión más
te-
L¡ Nnve y ms TeuprsrADEs
t¡ Rrvo¡-ucró¡¡ [ine¡¡cesa [L-+ EeoeEyA DE r-a VeNoÉr]

universal de la guerra que sL¡s compañeros,


de_
masiado encerrados en ras fronteras cIe tre en el castillo de sus padres. Entre sus seguidores
ra vendée,
e incitó a que er revantamiento se extendiera nadie hubiera podido discutirle su talento militar;
ar
norte del Loire. "Nuestros señores quieren se lo consideraba elmás hábilGeneral, V su ejército
concen-
trar acá todas sus fuerzas _objetaba_ para el mejor enkenado. Su rostro era franco y amable,
atraer-
nos toda la República sobre nosotros,,. su carácter rnanso y sin ambición, sus hombres le
tenían rendida confianza. Lo único que le echaban
Bonchamps fue así uno de los primeros
en com_ en cara era que, como General, se exponía en ex-
prender la utilidad estratégicu qru
ros emigrados y ceso. Pero a[ parecer obraba así más por cálculo
sus aliados podían extraer del levantJmiento
que por temeridad, ya que conocía muy bien a los
vendeano y viceversa. De este modo propició
establecimiento de una cabeza de puente
el vendeanos, que tanto valoraban la ejernptartdad del
en la coraje. Ello hizo que en varias ocasiones resultara
costa, que hiciera viabre un posibre
desembarco herido. Cierta vez en que por motivo de sus lesio-
de aquéllos, concordando en esto con
su amigo nes debió apartarse de los suyos durante tres días,
La Roche.jaquelein. De ahí su insistencia
en la ne_ oyó que éstos estaban descontentos y los oficiales
cesidad de expandir el frente hacia
el norte, en fa rro lograban reducirlos a su deber. Entonces se hizo
zona de Bretaña y Normanclía, para
unirse allí con llevar allí; apenas lo vieron, lo rodearon exclaman-
las tropas chuanas, y tarnbién hacia
nn- do: "iViva elrey, viva Bonchampsl", y confirrnaron
viando en esas dos direcciones fuertes "r "#,
l"ntingnn su sumisión. La autoridad que ejercía sobre los sol-
tes de vendeanos. por cierto que
lo esencial del dados era omnímoda.
Ejército debía permanecer en ta
venci¿n,-.o*o
base de operaciones. Fue e[ farnoro',;ftun Recuérdese córno los jefes, después de la de-
Bonchamps". De haberse cumpliclo, rrota de Cholet, decidieron pasar el Loire. Pero
fácilmeniu lu
insurrección hubiera triunfado. ¡rreviamente se preguntaron: iQué hacer con los
La persona!idad cle Boncharnps prisioneros? Eran más de 5000, entre los cuales
es francamenLe había soldados intrépidos, pero también incendia-
sugestiva, Desde joven mostró
una especi¿rl afición
por las ciencias y las artes, sobre rios y asesinos. ¿Qué hacer? iSoltarlos? En dicho
todo las mateÁá_
ticas y la música, Asimismo componía caso, ino irían a engrosar las filas de los azules?
cantare.s y illevarlos a[ otro lado del Loire? Imposible, "iHay
sabía acompañarlos con el arpa. Tamb¡én
á¡Url"U. que ftsilarlos!", opinó el jeÍede su custodia. "iHay
a la perfección. su conversacián
eraparticurarmente que fusilarlos!"; repitió la multitud. "Han incen-
amena. Arnat¡a la tranquilictad de
la vicla campes_ diado nuestras casas, deshónrado a nuestras mu-
794 L¡ Nnve v uu Tsr'IpESTADEs
Tsr'IpESTADEs
[.n R¡=-vot-uctóru Fn¡lcesn [[.n L,pot'uva nr m Vrru»Ér-:]

jeres, degollado a nuestros hijos. íSi etlos nos tu-


que los azules habían reducido su castillo a pavesas.
viesen, nos matarían! iA muertel iA muerte!" Pu-
Los cazadores le pidieron ¡:ermiso para lanzarse con-
sieron entonces cañones en Ia puerta de la iglesia
lra los incendiarios. "Os doy las gracias por vuestra
donde aquéllos estaban detenidos. Los jefes se re-
adhesión y lealtad -contestó e[ marqués-, pero ni
unieron y coincidieron con sus subordinados.
una gota de sangre de los soldados de mi rey se ha
Bonchamps, que a [a sazón se encontraba muy de derrama( por [a defensa de mi propiedad".
grave, prácticamente moribundo, se atojaba en una
casa cercana. Cuando fue puesto a[ corriente del
asunto, se irguió, lfamó d d'Autichamp y le dijo:
"Yo me voy a morir. La última orden que os doy:
no manchéis nuestra causa con una rnasacre tan
horrible, perdonad a esos malhechores". D'Auti-
champs fue a la plaza, pero cuando trató de hablar,
los gritos cubrieron su voz. Entonces hizo returnbar
Ios tambores. Luego dijo: "iGracia a los prisione-
ros! iBonchamps moribundo así lo quiere! iBon-
champs moribundo así lo ordenal". Al soto nombre
del joven vendeano, la cólera se desvaneció. Y la
multituci repitió "Bonchamps moribundo lo quiere.
iGracia a los prisioneros!" Se hizo abrir entonces la
puerta d¿ la iglesia y los azutes salieron libres. De
los 5000 prisioneros agraciados, 4900 retomaron
la guerra conha los vendeanos. Se ha dicho que
fue un error deljefe. Quizás Io haya sido desde un
punto de vista puramente militar. Pero se trataba
de una guerra cristiana, regida por la caridad. I
;
i*
No s¿ trató, por cierto, de un caso aislado. Los I
t
blancos solÍan tener compasión por los vencidos. El
mismo Bonchamps había protagonizado tiempo
atrás algo semejante, En cierta ocasión se enteró de '. : ..";
B anchamps, rn oribufid ti,'concéde §rocii: o los prisibn ei'os

¿
196 La Nnvr- v us TEturpEsrADEs
TEprpEsrADEs Ln Rrvoucór.¡ Fnn¡lcrse [L¡ Epopcyn oe m VexoÉe]

Bonchamps se agravaba cada día más. Enton_ sepultar en el olvido esta desgraciada acción. No
ces los suyos lo llevaron con enorme respeto a la habléis de ello, ni siquiera a [a Convención. Los
otra orilla, y lo alojaron en ra cabaña de ün pesca- brigands no tienen tiempo de escribir o de hacer
dor. uegó luego un sacerdote, quien despuésáe dar-
diarios. Esto se olvidará, como tantas okas cosas".
le elviático, [o exhortó a la confian za. "yome
afuevo
a contar con la misericordia de Dios He aquí cómo se practica la "memoria" falsea-
-exclamó nues-
tro héroe-. No he combatido por la groria humana. da para que las nuevas generaciones nada sepan
si no he podido volver a erigir los aráres y er trono, de la verdad histórica. Fue elprimer "memoricidid'
por lo menos los he defendido. He servidoá de [a historia, e[ primer intento de matar su memo-
mi Dios,
a mi Rey, a mi Patria. He sabido perdonar',. ria. Ya desde entonces son los "medios de comuni-
cación" los que fabrican la opinión pública. Algu-
icuál fue la reacción de ros azures ante aquel nos dÍas más tarde, comenta Billaud, los azules arro-
gesto de perdón que tanto ro sublimó? para qui- jarían, aún vivos, a una cisterna de Vihiers,2T ca-
tarle méritos, algunos dijeron que habían sido ellos
rretadas de heridos vendeanos juntados en el cam-
quienes liberaron a los prisioneros; otros, más
cí_ ¡:o de batalla de Cholet, De ello no se hablaría.
nicos, afectaron indignarse, como si se hubiese
ka-
tado de una hipocresía de Bonchamps. Así decra- Con la muerte de Bonchamps, escribe Weiss,
ró uno de ellos, Merlin de Thionville, un represen_ no sólo perdió la Vendée alGeneral que la condu-
tante del pueblo: "Los cobardes enemigos de la jo de victoria en victoria y que sabía entusiasmar a
Nación, según se dice, han perdonado á más de sus hombres para que realizasen acciones admira-
4000 de los nuestros t ..1. n hecho es verdadero, bles, sino también el secreto de sus alianzas con
porque yo lo sé por varios de ellos. Algunos Ios caudillos del partido de La Rouerie, así como
se
dejarán conmover por este rasgo de incieíbre hi- su conocimiento delpaís y de [a gente de Bretaña.
pocresía. Yo se Io he explicado a los soldactos Gracias a Dios, su mujer, [a marquesa de Bon-
y
ellos han comprendido pronto que no debían champs, nos ha dejado sus tan valiosas Mémoíres.
nin_
gún agradecimiento a los brigands. pero como
[a
Nación no está todavía a ra attura de nuestros sen-
timientos patrióticos, vosotros obraréis sabiamen- 5, Henrí de La Rochejaquelein (1772-1794)
te no diciendo una palabra sobre tal indignidad.
iHombres libres que aceptan la vida de mJnos Fue uno de los arquetipos principales de la epo-
de
los esclavos! Eso no es revolucionario. Hay que peya que nos ocupa. Siendo su padre coronel,
l9U Lc NAve v t¡s 'l.r_¡rrpEsmDEs
VuNuÉu]
l-n llcvor-uc¡oN FR¡¡tctsn [L¡ Epopevn oe m 199

entró de adolescente en el colegio militar. Era to_


davía rnuy joven cuando prestó servicios en la ro, vengadme (sij'ouon ce, suiuez-moi; si je recule,
guardia personal de Luis XVI, teniendo una parti_ luez-moí; sí je meurs, uengez-moi)". Comentando
cipación heroica en la defensa de las TullerÍas, el Napoleón estas palabras, hubo de recor ocer: "Era
trágico 10 de agosto de 1T92. Esta familiaridad hablar como un héroe". No se trató, por cierto, de
con la corte lo marcó de por vida. una "corazonada". Habitualrnente seguiría hablan-
clo y obrando como tat. Así lo atestigua uno de sus
Si Lescure fue el táctico, el estrategay el santo, vendeanos: "siempre era ál quien daba [a señal
escribe Calderón Bouchet, La Rochejaquelein era de ataque; trazaba sobre su cuerpo una gran señal
el valor ardiente y apasionado, con una intrepidez de la cruz y se lanzaba hacia delante, precipitando
rayana en [a locura. Y si en el combate tenía que su caballo hasta en medió de los escuadrones ene-
ser reprendido por la audacia con que exponía la migos, Su sombrero, adornado con plumas blan-
vida, en los Consejos de Guerra se solía dormir. cas, su bufanda del mismo color, ordenando en
"áQué diablos quieren medio del humo, arrastraban a los soldados".
-decía sonriendo . No quie_
ro ser un general, soy un húsar para quien la pelea
es una fiesta". Comúnmente solía llevar un pañuelo rojo al
cuello, y otro en la cintura, donde guardaba sus
EI Ejército vendeano carecía por aquel enton_ pistolas. Cuando aconteció la batalla cle Fontenay,
ces de general en jefe. D'Elbée no estaba en con_ los vendeanos oyeron cómo los azules se decían
cliciones de ejercer e[ rnando; su cuerpo sangraba entre sí: "ÍApunta a aquel del pañuelo rojo!"' Esa
por las heridas recibidas y debía ser atendido para noche lc¡s oficiates [e pidieron que en adelante no
su recuperación. ¿Quién lo reemplazaría? Lescure, se mostrara con dicho pañuelo para n() ser fácit-
herido de muerte, sugirió para el cargo a Henri de mente reconocido, pero él se negó; entonces acor-
La Rochejaquelein. Monsieur Henri -así [o llama_ daron [evar todos un pañuelo delmismo color para
ban respetuosamente los paisanos- fue finalmen_ disminuir el peligro de perder a su jete, A partir de
te elegiclo. Tenía sólo veinte años. Fue entonces ese momento los pañuelos rojos en el cuello fue-
cuando dijo: "Si mi padre estuviese entre noso_ ron universalmente usados en e[ ejército vendeano.
tros, os inspiraría rnás confianza. yo tengo en mi La condesa de La Rochejaquetein observa en sus
contra no sólo mijuventud sino tarnbién mi inex_ Memorías que ese pañuelo y el vestido holgado [e
periencia , pera ardo en deseos de hacerme digno
conferían a[ oficial vendeano el aspecto de un ca-
de conduciros. Vamos en busca del enemigq si pitán de salteadores, y en elto se inspiraron los azu-
avanzo, seguidme; si retrocedo, matadme; si mue_ les para darles el nombre de brigands.
Ln N¡ve y us Tr¡qpESTADES Ln Ruvor-ucló¡t FnnNcesn [L¡ Epopevn ne r-n VeNpÉE] 2Ol

Sus soldados [o adoraban. El los llamaba ,,sus b[o. Para colmo, los azules los esperaban con cin-
amigos", "sus hijos", y compartía todo con ellos, sin co ejércilos. La Rochejaquelein se sentía abando-
perder en modo alguno [a dignidad del mando. Su nado de todos, de los ingleses, de los emigrados,
amistad con Lescure era conocida. Pero sobre todo de los Borbones. Resalta aquí la grandeza trágica
se moskaba camarada y admirador de Bonchamps,
del más puro héroe de esta Cruzada.
con cuyo plan estratégico coincidía: abrir un segun-
do frente en Bretaña, uniendo a los vendeanos con El28 de enero de 1794. Monsieur Henri cayó
los grupos chuanes, para entrar lo más pronto posi- muerto de un balazo en [a cara que [e dirigió un
ble en Anjou. Fue, sin embargo, durante su manda- fugitivo azul a quien acababa de hacerle gracia-
to que elConsejo de Guerr'a decidió acercarse a los Como Bonchamps, sus uJtimas palabras fueron de
ingleses. ALa Rochejaquelein no le agradaba la idea, perdón. Tenía 22 años.
pero a pesar de ello ordenó la rnarcha sobre Gran- Con razón algunos autores no disimularon su
ville. Ya hemos relatado aquel trágico suceso. iSe estupor al advertir que [a gesta de la Vendée convo-
tuató de unaverdadera tuaición de los ingleses? Cuan- có especialmente a la juvenfud más idealista. La edad
do los vendeanos llegaron a la costa preestablecida, promedio de los sons-culoffes era de 4A a 45 años,
los navíos británicos estaban fondeados en Jersey, en cambio la de los contrarrevolucionarios y sus je-
con todas sus tropas ernbarcadas. Al parecer, no fes no solía pasar de los 30. En su reciente obra "La
oyeron los incesantes cañonazos de los vendeanos rn entalidad revolucion aria " ha escrito Mi chel Vovelle
que tronaron durante 33 horas como para anunciar que "la contrarrevolución es joven", Vá que sus
su presencia, según se había convenido previamen- adherentes pertenecían en su mayoría a una juven-
te. Elcomandante inglés de las tropas de desembar- tud en plena comunión con sus mayores. Eso y no
co nunca recibió, a pesar de sus instancias, [a orden otra cosa es [a "hadición", [a tradición pletórica de
de lanzarse al mar. La decepción de los vendeanos juventud, eu€ enfrentaba a la "revolución" senil.
al ver el mar totalmente vacío de aliados, de prínci-
I

l En 1814 aparecerían las Mémoires de la Mar-


pes y de emigrados, fue inenarrable. ¡
;
i quíse de Lo Rocheiaquelein, obra escrita entre los
I
El viaje de vue[ta de Granville hacia el Loire años \798 y 1803, Lo mismo hizo la marquesa de
constituyó un verdadero calvario. Los paisanos se Bonchamps. Támbién algunos azules nos dejaron
sentían engañados. Y hasta echaban la culpa a sus Memorias, por ejemplo, el general Westermann-
jefes. Henri hubiera podido renunciar a su cargo, I El mejor entre los escritos del bando enemigo es
pero eligió sacrificarse por sus soldados y,u pru- uno llamado Mémoíres d'un ancien commíssoire
mílitaire des armées républicaines.

{
202 [¡ Nnvr v us
¡
Te¡r,tpESTADES
f Rcvor-ucro¡l l:nnncusa [L"e Epopr.rA or, ¡..n V¡:Nr¡r.r]

XI. La Vendée vengé


dose rehenes y masacrando a los brigands captut-
rados. Así el año 179íl terminó en el horror.
En una carta que Marceau, general de división,
"La guerra contra la vendée comandante en jefe por un tiempo del Ejército del
-escritre weiss-
fue Ia más difícil que la Revolución tuvo que
sos- Oeste, dirige al ministro de Guerra se lee: "[,.,]. El
tener, mucho más que su ataque a Lyon, enemigo no pensó sino en buscar su salvación en
en su
propio país, y perten ece generalmente a la huida [. .].Yo acababa de dar orden a Wester-
la más
notable de todos los sigroq; fue una rucha por ¡llann de subir a caballo con toda su caballería [...1.
artos
ideales, por la religión y el derecho históri.o,
,o._ Él sembró entre los enemigos un terror tan fuerte
tenida por sencillos labradores, que por su que ellos no pensaron más en darse vuelta para
unani_
midad y abnegación obtuvieron muchas victorias oponerse a sus esfuerzos. Pronto, toda la ruta es-
sobre grandes ejércitos, y en que, aun cuando
su_
tuvo cubierta de muertos. La infantería, que en la
cumbieron a las fuerzas superiores, mostraron ligereza de su curso seguía a la caballería, mató a
en
su misma ruina un glorioso heroísmo, y hasta todos los que ella dejaba atrás, como los que bus-
en
su muerte intimidaron a sus enemigos, caban en los caminos transr¡ersales los medios de
En saveney
se dio la última bataila grande de ros vendeanos: escaparse a sus golpes".
pelearon con elmismo menosprecio de
la vida que [,os vendeanos que alcanzaron la otra orilla del
los griegos en las Tbrmópilas,'.
Loire se salvaron del desastre de Savenay. Wester-
Conternporáneamente a los sucesos que hemos mann, el gran vencedor, se gloriaba, alglrnos días
ido relatando, el año 1793 vio consolidarse en rnás tarde, en su informe al Comité de Salud Pú-
el
orden nacional la línea nrás dura de Ia Revoru- blica, de haber masacrado a la Vendáe, de haber
ción, la que encabezaba Robespierre, del grupo aplastado a los niños bajo fos cascos de sus caba-
llamado de la Montaña, porque sus representan_ :

llos, según lo consignamos más arriba.


tes se ubicaban en la parte superior de :
ra sara de I
¡ Una carta enviada a Carrier confirmaba la vic-
debates. Fue durante ese año cuando se t
creó el Loriai "Finalmente e[ núcleo destructor salido de [a
famoso comité de salud púbrica para desarentar I
I Vendée está destruido, Westermann ha purgado
la resistencia rnediante el espanto colectivo I
al esti- el suelo de la libertad entre Savenay y Montoir".
lo de caruier, prohibiéndose hacer prisioneros,
re-
partiéndose el botín e.ntre los vencedores,
toman_
El 7 de noviembre de 7793, la Vend ée Íve
rebautizada cpn el nombre deVengé, apedido de

{
204 I¡ Nnvr: v ua.s TrupLsrADES

Merlin de Thonville. Éste había propuesto a


tos
convencionales borrar "el nombre de vendée
del
cuadro de los departamentos", para sustituirlo por
aquéI, más evocador, de ,,département u"ngé,,
.
Esta medida sería aplicada u1gr.rno, meses
más
tarde. "Como si se pudiese castigar a un pueblo
con palabras", cornenta Reynald Secher.

CRpírulo Secuxoo

LA SEGUNDA GUERRA

;
I

I
I

fl

Con la derrota de Savenay, el 23 de diciembre


de 1793, se acaba la denominada Prirnera Guerra
de [a Vendée. Aqr-rella batalla puso un término dolo-
roso a la epopeya del Cran Ejército Católico y Real.
Pero pronto Stofflet, La Rochejaquelein y Charette
retomarían el combate. Asís€ dio comienzoa lo que
se ha dado en llamar "la Ségunda Guerra", que
abarcaría tres largos años, llenos de suspenso, los
años 1794,1795 v 1796. Nos limiiaremos a expo-
rrer tan sólo los acóntecimientós más destacados.

I. Año 1794
i
d
*
,
I Durante este año e[ coraje siempre renovado
Monumento ol s<;lclado ¡¡errJeano ot'reciendo su corozón a
de los unos y e[ sadismo sin límite de sus adversa-
Dios
rios se harán cada,gez más notorios,
Ll Nnve y ms Tr¡,¿T,ESTADES
l.n REvo¡.uctó¡¡ Fn¡¡crsa [Ln EpopEYA DE r-n VE¡¡oÉr]

Acabamos de señalar que la primera guerra ter-


tar estaba viva y de pie, si bien dispersa. Aún no se
minó con el paso del Loire, tras la cterrota de
lr¿rbía apagado el eco triunfal de los últimos caño-
Savenay. El grueso del ejército republicano estaba
nazos de los generales Marceau, Kléber y Wester-
ahora al oho lado del río. D'Elbée había sido heri-
rnann, cuando comenzaron a rebrotar por toda la
do gravemente en la batatla de Cholet, el 1T de oc-
Vendée, e[ Poitou, e[ Bocage angevino, la Bretaña
tubre pasado. Entonces fue recogido y transportado
V la Normandía, nuevos focos de rebelión, que pro-
a la isla de Noirmoutier, según lo indicamos ante-
longaban inesperadamente la guerra contra la Re-
riorrnente. Cuando los republicanos retomaron di-
¡rública anticatólica y antimonárquica. Sus ejércitos
cha isla, el2 de enero de 1194, el caudillo católico ya no formaban, hay que rpconocerlo, un bloque
no estaba aún recuperado de sus heridas. Hecho compacto e imponente, como se habÍan mostrado
prisionero por los azules, fue fusilado el 9 de enero.
ul año anterior. Pero sí persistían y reaparecían nu-
Así comenz6, de manera lúgubre, el año t7g4.
lnerosos grupos que combatían a la marrera de los
r:huanes.

No deja de mostrarse revelador, en lo que a ello


compete, el contenido del informe que Lequinio,
rcr¡:resentante de la Convención en la Vendée, en-
vió a sus jefes el último día de 1793. Allí sostenía
r¡ue [a táctica empleada hasta entonces no había
rlado el resultado esperado. "Si [a población que
todavía está en la Vendée no llegara más que a 30
o 40.000 almas, sería evidentemente lo más breve
,rcuchillarlo todo, como yo creía al principio; pero
ln población es enorme, asciende a 400,000 horn-
Irres, y este es un país cuyas barrancas y colinas,
lnontes y bosques, menoscaban nuestros medios
Fusilamiento de d' Elbée
i rle ataque, y al mismo tiempo acrecientan los me-
rJios de defensa de los habitantes". Luego echaba
é

La Convención se mostraba exultante. ,,iLa


§
4

t,rl ejército la culpa de los fracasos sufridos, porque


E

f
Vendée ya no existe!", exclamaban. Por cierto que
k>s generales, decía, han hecho de la guerra un
cantaban victoria antes de tiempo. La Vendée miti-
negocio, favoreciendo el saqueo. No sólo. l'Los re-

tu
210 L¡ Nnvu v r¡s'lEupEsr-ADES
[¡ Revouuc¡óu FneNcr.sn [L¡ EpopevR »e r-rr Ver.roÉeJ 277

publicanos han violado rnujeres en los montones


de piedra de la carretera, y luego las han fusilado y concedo la vida!". Uno de los agraciados se le acer-
degollado. Okos llevaban niños de pecho en la pun_ có y [e dijo: "Me rindo". Pero enseguida disparó
ta de la bayoneta o de los pies, que habían traspa_ contra é1. La bala alcanzó a La Rochejaquelain en
sado al niño y el pecho de la madre". Asimisrno, el medio de la frente. Así murió a los 22 años,
agrega, a los que se rendían, los mataban. y eso abatido por un soldado felón. Era el 28 de enero.
que Lequinio no era una persona fácil,de condoler_ Cuando Stofflet se enteró de tan triste noticia,
se, destacándose por contarse enbe los peores hom- quedó consternado, pareciéndole oportuno ocul-
bres del terror. tar tanto a sus hombres como a los azules, la noti-
Volvamos a las filas de nuestros vendeanos, cia de la muerte del comandante en jefe, porque
Como ya lo hemos relatado, La Rochejaquelein, ello hubiese sido desmoralizante. Para que nadie
que seguía siendo el comandante en jefe, había pr"idiera reconocer el cadáver, Io hizo desnudar,
vuelto muy decaído por la aventura de Granville, luego cortó con un sable la cabeza ensangrentada
que él no había alentado en modo alguno. Duran_ del héroe, y escondió su cuerpo en un matorral,
te el penoso viaje de retorno de los puertos del de modo que los azules, que estaban por doquier,
norte al Loire, logró ganar, por cierto, varias bata_ no pudieran usarlo corno trofeo. Nueve días des-
pués, el9 de febrero, dos vendeanos se llegaron a
llas, pero no pudo impedir el fracaso en Angers y
Le Mans. Siguió adelante, con pocos de los suyos, ese lugar, y encontraron que los lobos habían de-
hasta que llegó a Ancenis, población contigua al vorado buena parte de los restos. Entonces Stofflet,
Loire, con la intención de cruzar el río. A[í se em- con dos hombres más, llevaron lo que quedaba a
barcó en compañía de Stofflety de algunos más. 500 metros de allí, donde había un pequeño valle
Llegó a la otra orilla, pero at encontrarse tan aisla- alejado de todo camino, y lo enterraron al pie de
do, se vio obligado a esconderse. Ni siquiera en_ un peral, Atlí permanecieron los despoios hasta
1816, en que fueron flevados a ta tumba familiar,
:

tonces se rindió, Al contrario, se puso a reclutar en


la zona donde se encontraba nuevos paisanos para
1

sita en Saint-Aubin de Baubigné. Tal fue la trágica


reiniciar el combate. Tras una escaramuza entre suerte del "Águila de [a Vendée", e[ caballero sin
los vendeanos y sus enemigos, advirtió en cierto miedo y sin tacha, e[ más valiente y admirado de
momento que dos soldados azules estaban próxi- los jefes vendeanos.
mos a ser ejecutados por los suyos. Dirigióse en_ Mrne de La Rochejaquelein dice en sus Merno-
tonces a los enemigos gritándoles: "iRendíosl ios rios; "Entre los adalides de los vendeanos, §u ca-
rrera fue la más britlante. Era el ídotó del ejército.
272 L¡ Navs v r-as TelapFsrADES
L¡ Revolucrór.¡ Fnnr.icesn [L¡ Epopeya oe u VexoÉ,e] 213

Todavía ahora, cuando los viejos vendeanos re-


cuerdan su ánimo fogoso y brillante, su modestia, ba a ello. Otros se consideraban "profesionafes",
su afabilidad, su carácter dehéroey buen esmerándose en respetar los códigos de la guerra;
mucha- entre ellos podemos incluir a los generales Kléber,
cho, hablan de él con orgullo y amor; no hay
un Marceau y Hoche. Pero en su mayoría eran hom-
Iabriego cuya mirada no centell"e como el fr.i"go,
cuando refiere que sirvió a Monsieur Henrí,, . bres fanáticos y sanguinarios, al estilo de Wester-
El mann. Por lo demás, según lo señalamos anterior-
conde de Quatrebarbes, por su parte, trae a cola-
ción el testimonio de Mme de Cambourg, quien mente, se sabían "controlados" en su fidelidad a
se encontraba en cholet lq víspera de la la ideología del régimen y su "entusiasmo" revolu-
batalla
que iba a decidir Ia suerte de la vendée.,,Ella cionario por los "comisgrios" que las autoridades
vio políticas enviaban desde París, los cuales vigila-
a Monsieur Henri, como er más humirde de ros
fieles, mezclarse con la gente que se acercaba ban de cerca el comportamiento de los generales
a y oficiales superiores.
recibir la sagrada comunión. Durante más
de dos
horas permaneció en oración, inmóvil y la En un primer momento [a Convención, tras las
frente
inclinada hacia abajo [...]. cuando se re,lantó, victorias logradas por los azules en Le Mans y
una
expresión sobrenatural brillaba en su rnirada Savenay, dio al levantamiento por terminado. Eran
de
águila e iluminaba su belta imagen. Se hubiese todavía los tiempos de Carrier. Bourbotte, uno de
dicho que advirtió ya en er ciero ra parma que Dios los comisarios, refería: "E[ silencio y el desierto rei-
reserva a los que mueren por él',. Tenía áos nan ahora en el país que en otro tiempo poseye-
h"r-
manos, Luis y Augusto, ambos con pasta de hé- ron. Se puede viajar mucho tiempo por aquellas
roes. De ellos hablaremos rnás aderante. Fue comarcas, sin ver un hombre o una cabaña; pues
sto-
fflet quien lo reemplaz6 como general en jefe. fuera de Cholet y Saint-Florent y algunos pocos
i lugares donde el número de los patriotas era mu-
*
cho mayor que el de los enemigos de la Revolu-
7. Turreau y las "columnas infernales" $

ción, no hemos dejado en pos de nosotros más


que cenizas y montones de cadáveres". Merlin, por
No todos los generales que estuvieron ar frente su parte, habló en la Convención defendiendo a
de los ejércitos repubricanos durante ra represión los que habían intentado, aunque tímidamente,
azul fueron iguales. Los hubo de tres catágorías. una política de cierta blandura y remedio de las
unos luchaban sirnpremente porque se ros Juriga- heridas abiertas: "Era en provecho de la Repúbli-
ca; también era,'difícil e*tiipar'a tódo un pueblo".
214 Lr Nnve
L,n v t.ns
tns Tr:¡¡pESTADES L¡ Rnvor-ucón Fna¡rcesn [La EeorEYA DE un VeNoÉcJ

A lo que se opuso de una manera tzrrninante có otro expediente: envenenar los ríos con arséni-
Fayau, comisario de [a Convención en el ej&cilo co, mas he aquí que el agua arrastraba el veneno
de Saumur: "Todavía no se ha quemado bastante más allá de la zona rebelde, poniendo en peligro a
en la Vendée; hay que enviar allá un ejército de los seguidores de la República que habitaban por
incendiarios. Durante todo un año ningún horn- aquellas zonas. Se encargó entonces a un farma-
bre ni animal debe hallar víveres en aquel país". céutico que fabricara gas venenoso. Pero también
Tal sería la política que se implementaría desde aquí se encontraron con una dificultad: a menudo
ahora. Justamente en estos momentos, fines de el viento llevaba los efluvios del gas en direcciones
1793, Robespierre y el Comité de Saltrd Pública no deseadas, Oho medio excogitado consistió en
habían optado por el recurso al Terror generaliza- minar el territorio odiado, mas a veces las minas
do. En diciembre de dicho año, el gobierno dio or- explotaban bajo las botas de los propios azules.
den de exterminar lisa y fianamente las poblacio- Carrier, ya lo hernos visto, había recurrido a un ex-
nes de las 778 parroquias de la Vendée. "Es nece- pediente original, e[ de aquellas barcazas para su-
sario masacrar a las mujeres para que no reproduz- mergir a los vendeanos en las aguas del Loire. Al
can y a los niños porque serían los futuros rebel- final se optó por recurrir a los cañones: se encerra-
des". Basta de "paridoras de bandoleros". Tál fue ba a las víctimas en un edificio, por [o general la
lo resuelto con la firma del ministro de Guerra, iglesia del lugar, y se lo derribaba a cañonazos.
Lázaro Carnot, El general Kléber se negó a obede- Con el fin de sacar todo el provecho posible a
cer aquella orden: "iPero quién se creen que yo las víctimas se recurrió a un procedimiento verda-
soy? Soy un soldado, no un carnicerd'. Fue enton- deramente sádico: se arrojaba los cadáveres en hor-
ces cuando mandaron al general Türreau. nos prefabricados para poder servirse de su grasa,
iCómo tlevar a la práctica elproyecto de [a Con- que se empleaba [uego en los hospitales o para acei-
vención? El modo de hacerlo se determinaría se- tar los fusiles. Asimismo se utilizaba a los muertos
gún Ios gastos y beneficios que ello implicara para arrancándoles la piel antes de tirarlos a los hornos.
e[ erario. Fusilar a casi dos millones de personas Con ella hacían pantalones. En un informe a la Con-
hubiera supuesto un costo muy etevado, aunque se vención declararía un testigo: "Se curte, en Meudon,
lo considerase sólo por el gasto de balas, Para aho- la piel humana. La piel que proviene de los hom-
rrar se pensó en otro modo: cortarles la cabeza a bres es de una consistencia y de una bondad supe-
sablazos. Así se lo empezó a hacer, pero tampoco riores a Ia dé la,gámuza. I-a.dátlas'.mujeres es más
ello resuttó; los sables pronto perdían elfilo. Se bus- suave pero menossólidall;'Un soldado azul se jac-
216 L¡ N*ve v us Tc¡TpESTADES
Ln Revolucró¡¡ l:nnxcEsn [t¡ Eporrvn oE m Ve¡roÉe]

taba de haber vendido doce de esos pantarones


hechos con piel humana, en orden Focalicemos ahora nueska investigación sobre
u to'.rui f,.Uiu
hecho derretir los cadáveres de 150 el tema que nos ocupa en una de las figuras más
muje*.-puru
exkaerles su grasa. Expricaba así proced¡rn¡ento, sinieskas del ejército azu[, e[ general Turreau. iQuién
el
"Hacíamos huecos en ri tiena para era Luis MaríaTurreau? Nacido en una familia no-
ailí corocar carde-
ros, a fin de recjbir lo que caÍa. poníamo, ble normanda, aprovechó de la Revolución para
uüOotu
rras de hieno y a las rnujeres arriba; hacer carrera en el Ejército. Enviado tardíamente a
luego, maráb4o,
el fuego". La macabra idea de la Vendée, cuando terminaba el año 1793, impuso
utilizar pi"l humunu
había sido de Saint-Jus! empleándoL j.rrito allí el Terror propiciado por Robespiewe en e[ or-
.t den nacional. Ya en engro de 1794 se dirig!ó por
sobre todo para confecciolnar botas.
Todavía Á;; r"
puede ver en el Museo de Historia carta a[ Comité de Salud Pública, manifestándole
Natural ¿" ñuít",
^'*"
Ia piel de un reberde debidamnnt. su propósito de crear doce columnas de combate.
.uri,iul"
"Sin ello -[es dice- yo no podría responder.de ani-
quilar esta horda de brigonds, que parecen encon-
trar cada día nuevos recursos". Y en carta al minis-
tro de Guerra: "Esta raza infernalparecerenacer de
su ceniza". Tias la deskucción que propiciaba, sus
p[anes incluían una ulterior "recolonizaciór{'de esos
territorios con personas seguras, verdaderos pakio-
tas; a cada uno se le daría una tierra para cultivar,
de las arrebatadas a los brigands. De este modo, si
desde el verano del 93, la Convención había de-
cretado la destrucción de "esta razarebelde", a par-
tir de enero del 94, por orden del Comité de Salud
Pública, elgeneralTürreau lanzaría sobre ia Vendée
sus doce "Colurnnas Infernales" con esta consigna:
"La Vend ée debe ser un cementerio nacional". Sus
órdenes estaban encabezadas por la inscripción:
.
*

Is
i
"Libertad, igualdad, fraternidad, o muerte".
1

Piel de un chuán Como [o señalamos páginas atrás, no todos los


(Museo de Nantesl generales se avinieron a ejecutar'puntualmente las
278 [¡ Nevn v r_as Tur"tpEST
TuT"IpESTADES
DEs
L¡ Rtvoluctó¡t l-i<eNcesn [t¿ EpopEvn oe r-¡ VexoÉel

órdenes de Turreau. Algunos de eflos no dejaron


de expresar su repugnancia. por ejempro en auxilio desde allí; L2 columnas debían recorrer el
"itono
de los inforrnes de las operaciones que er general país desde el este, y destruir toda concentración
Duquesnoy enviaba a su generar en jefese aávierte de rebeldes, incendiar las casas, apoderarse de los
cuánto despreciaba a aquel superior in,Jig¡s,,, víveres y de [a hacienda. Los que habían tomado
programa de devastación: "Tú ordenur *átur parte en el levantamiento habían de ser
e in-
cendiartodo [...]. Todo ro que resta hoy en ra vendée acuchillados en el acto; los demás serían traslada-
se ha levantado contra ta Repúbficá. Esta pobra- dos a comarcas netamente republicanas para ser
ción, no teniendo otra perqpectiva que el hambre y allí "reciclados"
la muerte se defiende aún,,, Turreau, que no tolera_ Turreau había organi2ado un gran ejército de
ba las objeciones, intentaría enviar este hombre a seis divisiones, comprendiendo cada una de ellas
la guillotina porque "ha contribuiclo no poco dos columnas. Eran, pues, 12 las columnas que
a tra-
bar las medidas revolucionarias tan sabiamente debían cubrir toda la zona, desde la periferia has-
adoptadas". Por fortuna Duquesnoy logró escapar ta elcenko. Los jefes de aqueltas columnas, Huché,
a [a venganza de su comandante. Thmb:tén elgene- Grignon, Duval y otros, eran por 1o general tan
ral Bard, que se opuso al plan de exterminii fue bárbaros como Turreau. El general Grignon' por
suspendido por Tirrreau y puesto en prisión.
Oho ejemplo, jefe de la prirnera columna, juró al entrar
general, Alexandre Dumas, padre del fámoso en la Vendée asesinar a todos los que [e saliesen al
escri-
tor, juzgó necesario presentar su renuncia, decla_ paso, aunque entre ellos se incluyese ocasional-
rándose incapaz de seguir [a porítica estabrecida. mente algún "patriota". No había personas sospe-
Más allá de estas objeciones, el hecho fue que chosas, no había sino culpables. Todo vendeano,
desde el17 de enero de t794 hasta el 14 de toda vendeana, cualquiera fuese su edad, sería cul-
mayo
del mismo año, se puso en práctica el plan de pable, por e[ mero hecho de ser vendeano. Obser-
ata_
que de Turreau. El muy fanfarrón había prometi_ vaba así puntualmente las últimas directivas de
do liquidar en un mes el levantamiento. Las auto_ Turreau, quien había comunicado esta instrucción
ridades, confiando en su decisión, ro habían nom- a sus soldados: "Les doy la orden de entregar a las
brado Generalísimo para er frente de Ia vendée. llamas todo lo que es susceptible de ser quemado
Ahora su programa se concretaría aún más: 24 y de pasar al filo de las bayonetas a todos los habi-
lanchas cañoneras en el río Loire debían evitar tantes que encuentren a su paso' Yó sé que pue-
ra
fuga de los brígandsa Bretaña, e imposibiritar den encontrarse algunos patriotas en esa región'
todo
Es igual, debemos sacrificarlos a todos'1.
220 L¡ Neve y ¡-es TeupESTADES l¡ REvor-ucó¡r Fnnncese [L¡ EpopEvn oe t.a Ver.¡oÉE]

A Huché se Ie dio ta orden de apodemrse


de to_ Gabory [o describe comiendo con excelente ape-
dos los víveres y animales que enconkase
a su paso, tlto, mientras en el jardín contiguo se oían los gri-
y llevarlos a Lugon. Tras eúo debía qu".ui"ntera-
los y súplicas de las víctimas. Más aún, uno de sus
mente, sin excepción, todas las aldeas,
pan y molinos, y extirpar enseguida
hornos de ¡tasatiempos era ver rodar hasta la base de una
a ros habitantes roca escarpada a mujeres que había hecho fusilar
que hubiesen tomado parte, directa
o indirectamen- sobre la cuesta, para reírse luego de los accidentes
te, en la sublevación. Se conservan,
aún hoy, las rlc la caída. Algunos de sus soldados, después de
huellas de los Iugares por dond" purO
Hr.ná, gn rlesventrar a las mujeres encintas, llevaban a los
uno de ellos, antes de masacrar alas
víctimur, lu, hebés ensartados en [a punta de sus bayonetas; a
cortaron las orejas. EI sitio se ilama "EI
camfo de otros los quemaban en sus iunas.
las Orejas". Cerca de allí hay oko
lugar de ,iume_
rosos muertos que se denomina ,,EI De la columna Gramment se cuenta que dego-
Campo de la
Masacre". sólo doce ciudades fueron llaban ancianos, mujeres y niños. DelgereralAmey
t"r'prári"- se relata, "quu hacía encender los hornos de pan y
mente exceptuadas del incendio, cosa
imprescindi-
ble para contar con rugares donde ,rrrojaba a ellos mujeres y niños. Como le hiciéra-
,ui.ur ü, g,;;rni-
ciones convenientes, Así ro ha bía ¡nos reflexionar por ello, dUo que de este modo co-
dispuesto'rilrruu,
"Mi intención es incendiar todo r:ía la República su pan". El general Duval escribía
-escribía er rz de
enero de 7794 al Comité de Salud públical rlesde Niort al general Turreau que en algunas co-
pro". rnunas habían sido destruidas más de dos miltone-
vando sólo los pastos necesarios para
estabrecer ros
acantonamientos propios para ra aniquiración l¿das de cereales. Carpentier, antiguo cura consti-
de tos
rebeldes, pero esta gran medida lucional, hansformado ahora en uno de esos gene-
deb" s", prer.ritu
por ustedes". Esto último lo agregó, r;rles, entregó a las llamas todas las provisiones que
sin duda, no sin
cierto temor de ser desautoriruJ", Temor se habían descubierto en los graneros, las cavas y
¡.,funau_
do, ya que el B de febrero de este las bodegas de una vasta región. Otro general se
modo I" ,rfon_
dió el Comité: ,,Extermina a los brigona, gloriaba así de [o realizado: "Mareuil-sur-le-Ley en
f,uriu
último, ese es tu deber,'. Así las columnas este momento está ardiendo -le escribe triunfalmen-
pasaron "f y
volvieron a pasar, una y otra vez, los tr: a[ general Huché-. iViva la República! Los
misrnts t"rrio_
rios, como para no ir dejando nada I>rígonds se multiplican: tanto peor y tanto mejoq
en pia.
rnás perversos que destuiry la tierra será purgada".
El general Huché, tan adicto a la
bebida, da la
impresión de una especie de sádico Tál era la catadura de aquellos genetales. Pero,
,^G;;id" como comenta Weiss, quizás fuése péor Ia de los
222 L¡ Nnve v Les Tut,tpEsrADEs
l¡ Revot.ucló¡¡ Fnexcrsn [[¿ EpopEyn o¡' u VrNoÉr'] 223

comisarios de la convención. uno de e[tos, [ama-


zas necesarias. Turreau llamaba [a quema de la
do Francastel, vituperó incruso ar cruer Giignion:
"Haces demasiados prisioneros; iquién Vendée,es decir, su política de incendiarlo todo, "la
haá pri- gran iluminación". Sus oficiales retornaron la frase:
sioneros en la Vendée?,,, ;Lu ilurninación se extiende más que nunca". Eso
Turreau, por su parte, que estaba habitualmen_ se dijo cuando cuarenta Eanjas iluminaron e[ cam-
te borracho, a punto de no poder mantenerse
a ca_ po al anochecer. A [a idea de "iluminación" se su-
ballo, coleccionaba vasos sagrados de ras igresias, maba [a de "calefacción": "Yo me he calefaccionado
así como ornamentos de oro y plata, un cJnjunto muy ampliamente esta rnañana", dUo un oficial azul'
destinado, decía, al comit é desalud pú,itica.'pero
fue aún más llamativo el modo como se cornporta- Como lo hemos señalado' a veces había "pa-
ron con la gente. A las rerigiosas de ra Gaubret¡ére, triotas" entre los caídos. En cierta ocasión llegó el
ejército azul a unapequeña aldea habitada por unos
los soldados les cortaron ros dedos. A una famiria,
compuesta de cinco personas, que se negaron cincuenta "buenos patiotas", QU€ los recibieron con
gritar: iviva la Repúblicar, res arrancaron la
a honores; durante el banquete que éstos les prepa-
les sacaron los ojos y les cortaron las
lengua, raron, comieron y bebieron festivamente; al termi-
orejas ante-s de nar, Ios soldados los llevaron a un cementerio don-
recibir el golpe mortal. Hubo también hornbres
y de fueron apuñalados uno tras otro. Los tlamados
mujeres eue, empalados o cortados vivos a peda_
zos' rogaban: 'Acaben con nosotros". A vecei
"pakiotas" solían tener dos pasaportes: uno de la
cap, República y otro de [a Vendée, por si acaso, Era en
turaban grupos de jóvenes mujeres. Cuando
no Ias vano: si habtaban como vendeanos y vestían como
mataban, a las menos agraciadas las enhegaban
los soldados, y a tas más atractivas a ros
a vendeanos, pensaban como vendeanos: iA la muer-
oficiares. te! Tampoco se excluyó una cierta comicidad sádi-
La violación era Ia recornpensa normal der sorda-
do. Una mujer de pouzauges fue [a conquista I ca. A un grupo de72 ancianos, hombres y mujeres,
co_ encerrados en un castillo, se los hizo comer' beber y
,
mún del estado mayor del ejército. Otra perteneció
bailar la Carmañola. Luego los mataron.
§

a treinta soldados. Luego todas fueron fusiradas.


!"lu]q Gabory que se podría cornponer un libro
de 300 páginas con escenas de este género. Era
la 2. El heroísmo al desnudo
bestia desencadenada.

Para colmo tales crímenes se presentaban


a los El martirologio vendeano fue nutrido. Ofrecere'
soldados como formando parte del plan de vengan_
mos tan sólo algunos ejemplos aleccionadores, cierto
224 La Nnve y Les Te¡.4rEsrADEs

día, tras haber entrado a sangre y fuego ros


azures
en una finca, se apoderaron i. ,n .ñ.o de
ocho
años: "iVamos!, pequeñ o brigand, te vamos
a per-
donar. Pero con una condlción: antes de
irte, vas a
jurar de una vez contra tu buen
Dios,,. _,,iAh, eso
no, señor *respondió el chico indignado_,
sería un
pecadol". Entonces se abaranzaron
sobre ér y ro hi-
cieron morir con ra cruerdad más refinada.
En otra
ocasión, una mujer, Mme de Rorthays,
condenada
al fusilamiento, se negó u ,á separada
de sus tres
pequeños hijos, dos de los cuares permanecían
abra-
zados a ella, llenos de miedo
, v ;lt"r."ro ;"b"
sus brazos. "iDe ninguna manára! *düo ""
, ror.or¿u-
dos*. Prefiero que mueran conmigo, porque
si mue_
ren serán ornato del cielo, mientras que
si se que-
dan con ustedes, se volverán quizás
malos e impícs,,.
Fueron multitudes los confesores de
la fe, hom-
bres y mujeres que marchaban al
suplicio ento_
nando salmos ycánticos espirituales,
o d*rgr*un_
do su rosario; aún se encuentran cadenas
de rosa_
rio enmohecidas mezcladas con sus huesos.
EI es_
pectáculo no dejó de impresionar
a tos mismos
perseguidores. EI propio Turreau
confesaba su
desencanto al comité de sarud púbrica: ,,Más
de
cien representantes y generales han venido
a fra-
casar en este país maldito. EIlo proviene i
del coraje
fabuloso de los brigonds. Hay atgo
de sobrenatu_
ral en esa obstinación de la qle ningún
puebro ha Rends-toi!

9ud? ejemplo. Hay que abándonui .irtumu


Fends-moí mon Dieu!
(Vitral de la capilla de Notre-Dame de Haute-Foy)
[es deciq este método de represiónJ,,. "rin
Retrato de Luts Xt/il

Jacques Cathelineau

¿
T-

Mísa oculta en el bosque

Matanzq de uendeanos

I
r

28 de febrero de 1794
Masacre de [os habitantes
de petit_Luc

Charles M, de BonchomPs

T
T-

Nlaurice d'Elbée Jeon N. Stofflet

§
Lauis-Marie de Lescure

FronEois A. de Charette

I
Jean Chot¡an

Georges Codoudal

t
Jean-Baptiste Carríer
Lazare Hoche

J
l.n Revou.lcróru Fner.rcrsa [[¡ Epopcvn oc r-n VrNpÉEJ

La localidad de Chanzeaux lloraba la pérdida


rle [a mitad de sus pobladores. E[ 25 de enero,
rrna de las colurnnas infernales entró en ese lugar,
no encontrando sino quince personas, mujeres y
ancianos. El oficial republicano ordenó su ejecu-
r:ión. El pequeño grupo fue conducido, entre dos
fitas de soldados, a[ lugar donde se los iba a fusi-
lar. En el camino iban cantando la Solue Regina.
Ouando llegaron a la fosa,.levantaron el volumen
de su voz. El espectáculo resultaba tan conmove-
dor que aun los verdugos estaban impresionados.
t''.1 jefe del destacamento, al ver que las lágrimas
asomaban a los ojos de sus soldados, se puso fu-
rioso, y comenzó a entonar lo más fuerte que pudo
l¿: Marsellesa, pero su voz, a la que nadie se unía,
no logró cubrir el canto sagrado. "iFuego!", gritó,
y los quince mártires fueron a terminar en el cielo
la melodía comenzadaen la tierra.
De Chanzeaux, los soldados se dirigieron a
Melay. Allí capturaron a 57 personas, entre muje-
resy niños. Tras una parodia de juicio, las mujeres
fueron condenadas a muerte. Pero antes de que
se ejecutase el veredicto, se las quiso hacer sufrir
espiritualmente. Para ello las llevaron a la iglesia,
i
y en su presencia saquearon el altar y profarraron
$ los vasos sagrados. Luego las condujeron al pres-
I
Louis Marie biterio; allí envolvieron ante eltas los manteles y
IT
: ornamentos del culto, y les prendieron fuego,
Como si estuviesen poseídos, aquellos soldados
comenzaron a danzar eñ torno a las llarhas vocife-

Á
L¡ Nnve y r¡s Tc¡rtpES1ADr.l,
[¡ Revoulcló¡¡ Fnn¡¡cesn [L¡ Epon vn or r'a Ver'luí'e'l

rando diversas canciones, a cual más impía y


obs- Los revolucio narios montaban pseudo -tribun a-
cena. Luego arrojaron tizones al techo
á" tá igtn les para dar una apariencia de justicia a sus vere-
sia y el campanario. pronto todo se convirtió
e. dict,os. Del estilo de los procesos hemos hablado
una hoguera. Cuando cayó la cruz que coronab¿r
Ia torre, los sayones redobraron sus auilidos páginas atrás. Las ejecuciones se llevabln ? cabo
alegría infernal. Luego se lanzaron a saquear
cor) un ,n simulacro poco menos que ritual' Se forma-
casas del pueblo para después incendiarlas
ra.s
ba el cortejo en e[ barrio donde se encontraba la
bién. Talfue el espectáculo qu e ofrecieron
tam_
catedral o la iglesia principal. Delante lban los tam-
a aque
llas valerosas mujeres. A continuación, bores y ta banda, el comandante y los miembros
en medicr
de nubes de humo, las árrastraron, más muertas de [a iomisión militar, debidamente empenacha-
que vivas, a un campo vecino para dos, Luego los condenadós, encadenados de a dos,
ejecutarlas.
seguidos por carros donde ponían a los más an-
En el mismo mes de enero, la señora cianos, enfermos, o demasiado débiles' Así atra-
Victoire
Réveillére fue condenada por er comité vesaban el trayecto, a veces de varios kilómetros,
,"rotu.io-
nario de Cholet y luego ejecutada. En mar que conducía a[ lugar señalado. Las fosas ya esta-
z:o d,e
7794,Ia señora cesbron-Descrance, por ban abiertas; junto a ellas ubicaban a los reos, ata-
haber aco-
gido a algunos sacerdotes refractarios, fue
guifloti- dos y de rodillas, para que recibiesen la descarga'
nada, También la señora perrine potier fuJ Luego algunos soldados ultimaban con sus bayo-
asesi-
nada el 16 de abrir. Juan pablo II ras beatificó netas a los moribundos.
a ras
tres en 7984. El de mayo, los azules quisieron
14
obligar a René Jousseaume, un anciano Hemos dicho que en Angers las víctimas fue-
de ZS ron numerosas. Juan Pablo Il ha beatificado sólo
años, bajo amenazade pena de muerte,
a destruir
con el hacha las estatuas de una capilla. a 99 de etlas, por conocerse rnás detalles de su
Como él martirio, Lo hizo el t9 de febrero de 1984' Con
se rehusara, fue degollado al pie mismo
del altar. esa ocasión dijo el PaPa:
En Angers las cárceles estaban flenas,
A ra ma- Muchos de tos mártires de Angers fueron arres-
yor parte de los allí detenidos se ros fusiró.
se carcu- tados en su propia casa o en su escondite, porque
la que en las zonas aledañas fueron entre otros los denunciaron. Se ensañaron contra ellos'
1g00 y
2000 las víctimas. En el lugar que hoy hombres y mujeres indefensos' con un desprecio di-
se fiama
"Campo de los Mártires,', en Ávrillé, fícitmente comprensible. conocieron la humillación
cerca'dn Ang"o,
se sucedieron nueve tandas de fusiramientos de la represalia y de las prisiones insalr'rbres; afron-
taron tribunales y ejecuciones sumarias ["'l
el 11 de enero y el76 de abril de este año ""r,t.
fatÍdico.
228
L¡ Nnve y Lns TgupesrnDr:s;
[-n REvot-uc¡ó¡t Fne¡rcrsn [L¿ Epopeve ne le VEr.¡oÉel 229

*X:f:"1lunut tos numerosos rnártires


sue,
de Angers, en lo, t¡"rpi;';:',j?;Tj defender vuestra religión?" "iSí|". Así hablaban tas
,l],,:^01".^:is
l: iiul, ll i:: :i, nj i+ "Li J;d;ü'ü :;:..
* 80 mujeres, a las que no se puede acusar de rebe-

¡ ; ñ ft'Jr"; lll ;i,?JP-


lión armada. Algunas habían ya manifestado de an-
,1':,f :*::' " "pr,". Ii,,e rigion;,';;;l;;tHil_ '
in un ;
ternano su deseo de rnorir por el Noml¡re de Jesús
I* :^f ::,:ll,: ri..y y
il;;ñ.: "i.; antes qué renunciar a su religión (Renée Feíllatreau).
::. : : l1l:, "^,,:prestar
_c-1
g
" juramenro que;d ;H
un Crisiianod auténticos, testi m oniaron así, negándo-
;:j""?"Tl:,a l;=J"'l"ff;:
considera,
se a odiar a sus üerdugos y mediante et perdón, su
Dastoral' lai^^o
::'i:f I':','^o:,?" P á'¡n un ;' r# ; ; ;:,;; :t"" deseo de paz para todos: "Nada he hecho sino pedir
,: yl,:"ü¡"u*J""'iplürá,'í
;Ji:f:j
festaciones det cutro
";;
;¡,,tu]á ; "",lJ,i'"11.
llí_lJ,
a Dios por la pazy la unión de todo elmundd' (Marie
Cassin). En fin, sus úttimos momentos son úna mani-
Sin duda, "',., festación de la profundidad de su fe. Algunos canta-
:l un y;,f,i;;.;*rn
ideológicas, políticas
contexto de fuertes tensiones
ban himnos y salmos hasta el lugar del suplicio; piden
puao hacer pe_
sar sobre ellos sospechas algunos minutos pata ofrecer a Dios elsacrificio de su
de ¡nria"l¡Aua ; il;;rfi;
se les acusó, en lai u.tu.
a" lur.Int"n.iur, de com- ' vida, lo que hicieron con tanto fervor que hasta sus
pro m iso co n las,,fu mismos verdugos quedaron extrañados. Sor Marie
erzas co n trarrevolr.¡ona
sucede en casi todas tas p"r.narJones, r¡u-, ü;; Anne, Hija de la Caridad, anima así a su herrnana:
pero de ayer y de
"Vamos a tener la dicha de ver a Dios, y de poseerlo
hoy. por lo qu*,"-i.ri.r"á
dn.rnbres y muje_
res cuyos nombres _entre
muchosígualmente meri_
por toda la eternidad, y seremos poseídas por El sin
torios- son
recordado¡, lo qu" ,"utm"nt" miedo a ser separadas" (testimonio del P Gruget).
que respondieron en vivieron, lo
los interrogatorios de los
nul::, no deja la rnenor duda tribu-
alerca de su determi- El papa no perdió la ocasión de destacar la ana-
nación de permanecer fieles _.or,p"l,g-¿;;il-
a las exigencias de sy fe;
ni.oUrá'.1 motivo profun_
logía de estas persecuciones con las persecucio-
do de su condena: el oáio
, i. quu sus jueces nes comunistas, de las que él fue testigcr en su pa-
despreciaban corno ,,devoción "ri; insosten¡U le,, y ,,{a_ tria. Los 99 mártires de Avrillé quedaron asocia-
natisrno". Nos admiran sus
,..pr"rá, decidiclas, tran_ dos, por la gloria de su beatificación, al primero
quilas, breves, francas,
ae p.gyolación;
t um¡ljes, ;;; r.
tienen nada de ellos, el padre Noél Pinot, beatificado hace se-
V son tajantes y firmes en lo
esencial: la fidelidad!ue.
a la tglesá. senta años, del que enseguida hablaremos.
Así hablan los sacerdotes,
todos guillotinados Los peores horrores de las persecuciones que
corno su venerable decano
Guillaume Repin, d;;;_ llevaron a cabo los ideólogos de la Revolución se
ligÍosas que se negaban
habían prestado jurarnento,
i".d;;';ejar creer que reservaron a los sacerdotes, A veces, estando toda-
cos. Baste citareltestimonioa"
los cuairo hombres lai-
vía vivos, les arrancaban la lengua y el cotaz6n.
ur"le ellos, Antoine
Fburnier; "iEstarÍais Traigamos a colación algunos casos. E[ padre Fran-
dispuestos . ,rfr" la rnuerte por
Eois Nicolas,'que era vicario de Chambretaud, se
L¡ Nnve y l-as Teupt§laDcs
[.n REvot-ucóN Fn¡nces¡r [[-n EpouEYA DE u Venu'üEl

había negado, al igual que su párroco, a prestar al


juramento inicuo que exigía el gobierno. ción con los insurrectos, negarse a jurar la constitu-
se vio así
obligado a seguir ejerciend,o el ministerio desde ra ción civil del ctero, contribuir a [a restauración de
clandestinidad. Estando cierta vez escondido. en ta rnonarquía, y, sobre todo, el prohibido ejercicio
una
granja, fue denunciado a los azules, quienes esa tlel sacerdocio. Esto último, juntamente con el he-
misma noche se dirigieron allí para detenerlo. Tras cho de haber celebrado la misa, resultó suficiente
elconsabido interrogatorio, fue condenado a muer- para ser condenado a muerte. Irónicamente le pre-
he, en virtud de una ley de rTgB según guntaron si quería morir con e[ alba puesta, lo que
ra cuar todo
sacerdote refractario capturado en venrjée, debía ál padre aceptó con gusto: de ese modo podría
ser fusilado dentro de las 24 horas. Llegado manifestar su sacerdocio hasta el fin; [a muerte se-
allugar
de su ejecución, los azules cavaron una fosa en la rfa su úttima misa, su ofertorio final. Así subió al pa-
que hicieron bajar al sacerdote, Allí fue enterrado tfbulo vestido con alba y casulla. Momentos antes
de pie, hasta el cuello. Luego ros soldados se areja- cle ta decapitación, fuvo que quitarse la casulla, pero
ron un tanto, cargaron sus fusiles y tiraron. A conti- luego, tas habersido asesinado, sus fieles se la pusie-
nuación uno de ellos desenvainó su sable y le cortó ron nuevamente. Cuando Pío XI [o beatificí, en
la cabeza que los otros hicieron después iodar por lg26,dijo: "Noé[ Pinot atestiguó, tlevando hasta el
las calles de la ciudad, momento de su ejecución la casu[[a' que la tarea
primordial, más importante y más sagrada delsacer-
Otro padre, Joseph Cosneau, fue detenido por
dote es la celebración de la Santa Eucaristía según
Ios azules a fines de 1794,y tras atarlo a Ia cola
de el encargo del Señor: Haced esto en memoria mía" '
un caballo, Io arrastraron hasta Ancenis. Allí, [ue-
go de ser mutilado a golpes de sable, lo a*arra_ No deja de ser sintomático que los religiosos
ron a una tabla que pusieron sobre el río Loire. más odiados por la Revolución fueron los que in-
Desde Ia orilla los soldados se divertían descar- tegraban las dos congregaciones fundadas por San
gando sus fusiles sobre la víctima, Al padre Louis I-uis María Grignion de Montfort, la de las Hijas
Jousset, sorprendido mientras cerebraba misa en cle la sabiduría y [a de los Hermanos c{el Espíritu
un bosque, tras afrentosas torturas, lo mataron, y Santo, comúnmente llamados muloÉins' Cuando
sus miembros fueron tirados en pasto a los perros, se impuso el juramento de la Constitución Civil
del clero, los varones de esta familia religiosa se
El21 de febrero se abrió en Angers er proceso negaron, debiendo dispersarse, Por decreto de
contra elpadre Noél Pinot, a quien nombramos más
t7éZ,el gobierno resolvió la supresión del Insiitu-
arriba, Las acusaciones fueron múltiples: colabora-
to. Algunos de ellos fueron deportados, otros en-
232 L¡ Nave v us .feupESrADEl
'fe¡vpESTADET;
L¡ Revot.uc¡óN Fne¡cesn [L¡ EpopEYA DE r-n VenpÉ.g]

carcelados, otros ultimados


en los ahogamientos
de 7793, otros, finalrnente, torturados cañón todo negro [,..1. No tuvo tiempo de gritar
y muertos iA los ormos! La matanza comenzó.
por las columnas infernares, pero
varios de eilos
sobrevivieron escondidos. Am Fue una de las más espantosas y cornpletas ma-
bos Institu to, p"ra, tanzas de las que podían alabarse las columnas' No
ran hasta el día de hoy.
se escapd ninguno, con excepción del sacerdote, y
veremos cómo: después de haber tirado al montón
. Hemos dejado para el final de este muestrario
de sangre un caso altamente conrnovedor, hasta que elhumo.impidió ver, los azules hicieron sa-
el del lir a los sgbrevivientes uno a uno para ejecutatlos al
qadle Bardeau, tal como nos lo ha dejado'r"lutu_ arrna blanca. El sacerdote, presa reservada, apareció
do Jean de la varende, en su
"Man áñ;l', r" al final. Trató de consumir las hostias, pero dos hom-
transcribe Calderón Bouchet. bres [o tenÍan. Uno de állos tomó e[ hostiario, y, son-
He aquí ut t"*to,
riendq lo vació en el chiquero de los cerdos, que es-
El padre Bardeau era uno
de esos sacerdotes que taba junto al edificio, sobre un matete de suero, barro
seguíair a las hopas de los.f,uun".,;"r*;;;:;" y bosta. "Puesto que quieres corner tus buenos dio-
do llegaron las columnas infernal"r,
rráronlrJüL.¡. ses, ve a buscarlos". De rodillas delante de la sentina'
nes enteras en éxodo que
pues la orden de parís
escapaban a lur r"ánlr, el padre tendió la diestra; un sabtazo le cortó dos de-
era terminante: matar a todos. dos conha la tabla delcerco [...J- Avanzó la otra mano;
Una mañana celebraba la misa el sable le cortó las falanges. Los soldados se reían a
del alba en una
construcción medio granja, carcajaclas. Por detrás de la espalda se apretó ambas
medio Sutp¿;, p* ,-nu
cincuentena de hombres, muieres manos, por las que corrían dos chorros de sangte y,
y niños quienes,
seguros de estar bien protegid-os, con [a boca, removió el lodo, para atrapar con los
escuchaban el ofi_
cio deldomingo. Todos se h1bían labios las blancas obleas que flotaban. Era demasia-
propuesto comul-
gar y había un buen número 'horii;;"*;;" do y todos cayeron sobre el santo. Unos lo golpearon
d"
das. Apenas cornenzaba la con la culata del fusil, otros con los gruesos zapatos
comunión cuando em_
pezó la sorpresa. por las militares, y Ie hundían la cabeza en el barro'
altas ventanas los azules
acechaban rodilla en tierra.
Habían .omr"na¡ál.u "Me hice el muerto -confesaba clespués, un poco
los centinelas entumecidos
con el frío nratinat, y ,o- avergonzado cle esta mentira-. Me dejaron [...J". Una
dearon la granja, uprora.hundo,
para avanzar, los i vez solo, metió los muñones en el fondo podrido de
cánticos, que cubrían el ruido
exterior. Tirarían du_ f
t [a charca, para guardar su sangre y sus fuerzas' Los
rante la cornunión, cuando todos
tuvieran las cabe_ vendeanos lo encontraron una hora después lamien-
zas gachas o entre las rnanos. I
do el matete para recoger las hostias y luchando a
El sacerdote escr.rchó un ruido cabezadas con los Puercos.
que le hizo le_
vantar los ojos: frente a é1, y I
puerta, el pasto con que
por encima de la "El hornbre era duro -comenta Calderón
.. tuuiu t"auáolr"-ir"._ Bouchet- y sobrevivió a su ordalía; un símbolo
galuz reclondo, ." l"noríu, .uály un largo fusil de
completo de la Vendée en su obcecación sublirne".

Á
[¡ Nnve y ms'I'EupESTADES
[¡ Rtrvot-uc¡ón FR¿wcrse [L¡ Epopeve oe ua VeNpÉel

3. Un uerdadero genocidio
sechas segadas. El 1" de octubre se dectelí el exter-
minio: "soldados de la libertad, es preciso que los
Reynald Secher, joven autor contemporáneo, brigandsde la Vendéesean exterminados antes del
originario de Ia Vendée,se ha empeñado
en buscar fin de octubre; la satvación de la libertad lo exige; la
una documentación que rnuchos considerabun paciencia del pueblo francés lo ordena, su coraje
yu
perdida, porque las autoridades "culturares"
qu" ti.- debe realizarld'. El 8 de noviembre, en sesión so-
nen.la manija en Francia se ocuparon
diligentemente lemne, la Convención propuso borrar del mapa de
en depurar los archivos públicos con Francia el nombre mismo de [a Vendée y llamarla
ra idea de ha-
cer desaparecer los docurñentos que
comprueban en adelante "departamento Vengé".
Ia masacre realizada en la vendée por
r"r i¡Jr.¡to. Fue también en esos momentos cuando se re-
revolucionarios enviados desde paris.
secher se las
ingenió para descubrir mucho material que currió al método del envenenamiento, emponzo-
se ha-
bía salvado, conservado a escondidas por ñando las fuentes de agua, así como el pan que
purti.u_
lares. Además pudo ttegar a la docü*"itu.i¿, devorarían los brigands, muertos de hambre. "El
cataskal de ofici nas gubername n tares veneno es más seguro que toda vuestra artillería
r ef erentea tas
destrucciones materiares sufridas por
ra vendée. Er
-decía Carrier, el hombre del día-. Haced enve-
resultado de sus investigaciones los nenar las fuentes de agua. Envenenad elpan' que
dio u .ono.n,
en un magnífico libro, Le génocide abandonaréis a la voracidad de este miserable eiér'
franco_franEais, cito de brigands. y dejad que haga su efecto. Te-
recien te mente aparecid o. Resu
m arnos sus hal lazgos.
néis espías entre esos soldados del papa que un
Ante todo el autor nos ofrece un análisis niño conduce. Dejadlos con este regalo y la patria
de las
medidas que se fueron sucediendo
en ros anos 1793 está salvada. Vosotros matáis a los soldados de La
y 1794. Será para nosotros un compendio Rochejaquelein a golpe de bayonetas, matadlos a
de lo
que hemos expuesto anteriormente.
La idea de ani_ golpe de arsénico, es menos caro y más cómodd''
quilar la Vendée, comienza diciendo,
fue anuncia_
da por primera vez en abrir de rlg}por Hasta fines de diciembre de 1793las decisio-
er ,ini.tro
Barére: "Hay que desolar hasta su paciencia,,, nes tomadas parecieron teóricas, por e[ hecho de
afir_ que las tropas revolucionarias no controlaban aún
mó de manera tan gráfica como incisiva.
EI 1" de
agosto, la Convención votó la destrucción el territorio sublevado. A partir de Savenay, la si-
áu tu tuación cambió, Fue'entonces cuando la Conven-
Vendée: los bosques debían ser destruidos,
to, un¡_ ción decidió pasar a los hechos, en orde n a "trans-
males incautadoi, lu, viviendas confiscadas,
las co-
formar la Vendée en cementerio nacional", corno
236
L¡ Nnue y r_.qs TEMpesTADEs
La Revolt;crox Fn¡Ncnsn [L"r Epopevn oE r-n VeuoÉe]

se dijo. Mujeres y niños quedaron


primeras, en cuanto .,sur.o, incluidos; Ias dicho está fehacientemente documentado. Si el ge-
todas monstruos.,,, Ios segu
,"proil;Iil, eran nocidio no llegó a los resultados apetecidos fue
nd o, ;.;;;li,!roror,
"porque brigands o en "por la debilidad de los medios". Sobre una po-
áiá¿. de ilegar a serro,,,
Un testigo cuenta: ,,Veo-.hioo, blación de unas 815.000 personas en la Vendée
de:diez,cinco o militar, murieron al menos 117.000.
dos años, chicos ,"noru.-masacrados
dos [...]; chicos infórtunados o ahoga_
tendiendo.hacia sus Este proceso es inseparable del Terror que re-
verdugos sus brazos inocentes,
sonriéncores sobre solvió implantar Robespierre en elorden nacional.
el seno que ros ,eva y E[ tirano afirmaba et 5 de febrero de 1794: 'A los
dgr qu" un brazo feroz
arranca. Los veo debatirse ros
a los gritoeá" ,, ,u_ enemigos del pueblo hay que conducirlos por el
dre que los llama,', Algunos
' "confiscad'os,, para
nino, fugron ,"*üiU" terror t...1. El terror no es otra cosa que [a justicia
r;;irü,,regenerados,,. rápida, severa, inflexible; es por tanto, una emana-
EI propósito necrofílico ción de [a virtud". Sus esbiruos, Hantz, Garrau y
conoció diversas eta-
pas, a las que ya nos Francastel, representanies de la Convención, lo ra-
hemos referido, pero que
ahora nos ayudará recoraa. primero tificaban con espe cialrefercncia a la región que nos
se recurrió a ocupa: "Todos los habitantes que están ahora en
vapores asfixiantes, mas
el procedimiento no re_
sultó. I. uego se la Vendée son rebeldes [...] La guerra no quedará
jllrodu.¡o Ia guillotina, pero era de-
masiado lenta' Más tarde completamente terminada sino cuando no haya un
sistabrecieron cárceres
que fuesen "antecámaras solo habitante en la Vendée [...], esa tierra desgra-
de Ia ,unrüi, dona"
los allí detenidos muriesen ciada". Bourbotte, delegado del Gobierno, así como
hacinados; tampoco fue
viable' Después se recurriJ el general Turreau, no disimulaban su orgullo y su
u ro. ahogarnientos,
que no sólo se practicaron alegría al constatar: "Hay que hacer mucho cami-
en la ciudad de Nantes
sino también en otros lugares, no por estas tierras antes de encontrar un hombre
como Angers, etc.;
para hacerlos más impaitantes, o una choza. Nosotros no hemos'dejado a nues-
como lo señala_
rnos en su mornento, tras espaldas sino cadáveres-y ruinas".
se los hacía juntando dos
personas desnudas, preferentementá
el padre y la Hace müy poco se ha kailucido al español un
madre, el hermano y la
herrnana, un sacerdote y apasionante relato de los avatares sufridos por cier-
una religiosa, en posiciones
obscenas. Finalmen_ to hogar de la Vendée, bajo el título de ,Una fomilia
te, a partir delZT de enero
ae úg4,r.;";;;; de bandidos en 7793, donde se recogen los sufri-
Ias "columnas infernaler,;.
su.[á;;";;o¡".," " mientbs y masacres que tuvieron que soportar los

I
católicos de aquella iegión a partir'de 1789, más
[¿ Nnvu y ms TTupESTADES
l¡ Rr-voluctÓN F¡tn¡'tcesn [t¡ Et'opt'in ur: u VE¡rpÉr]
especialmente durante el año 1Tg3, pero sin ex_ ,,buenos sacerdotes", cómo gozan con las
cluir lo acontecido en los siguientes áños, con la rJe los
y lloran la destrucción
implantación del Terror revolucionario. si bien se ¡:rimeras victorias militares,
trata de narraciones históricas, ra obra semeja una il" ,u. casas y las violentas muertes de los suyos'
de
novela de avenfuras. No nos parec e del todo acer_ Acompañaron también, al igual que decenas
y la marcha de
tado que el kaductor la haya titurado "una famiria rniles de mujeres, niños ancianos'
hecho' ha-
de bandidos". Nuestros rectores saben que ra para- los ejércitos catóii.ot' De no haberto
y por
bra "bandidos" es Ia kaducció n de brigánds, ,o.a- brían sido capturados, torturados asesinados
particular
blo despectivo elegido como apodo poi el enernigo los azules. La escritora se detiene con
principales perso-
pero que acabó por ráultar honroso para tos ¡¡fecto en la consideración de los
que han
vendeanos. Mas no todos lo saben, y e[ título po_ najes históricos de la epofeya vendeana
pasado por nuestras páginas' Cuando se reflere
a
dría, a[ menos iniciatmente, inducir á error. es-
escribe e[presente libro es una anciana, Marie
euien bathelineau, a quien conoció personalmente'
sainte aquella mira-
Hermine de Rambure, superviviente de un hogar cribe: "Me parece estar viendo ahora
me
ejemplar, el del marqués de serant, ra cuar no hizo da de fuego, aquel gesto amplio y significativo'
con-
parece que estoy escuchando aquellos acentos
sino relatar los hechos que vivieron los miembros los corazo-
movedores que comunicaban a todos
de su familia durante la Revolución francesa, pen- su cora-
sando sobre todo en sus dos únicos nietos, con nes la indignación que se desbordaba de
pero sen-
deseo de que conocieran la historia familiar y
el zón. Todavía no predicaba la insurrección'
la
testimonio de heroísmo que ofrecieron sus groiio-
el tía uno, al verto y escucharlo, que se acercaba
en su pecho lan-
sos antepasados. EI castiilo sorariego, sito hora en que las iias que hervían
"n
Boir-
Joli, quedó arrasado por los azules, y los parientes zarían sus llamas para encender la guerra santa" '
de la abuela exterminados. 'Apoyada en una incuestionable base históri-
ca -eicribe Vaquero Oroquieta-, [a suerte de
esta
A lo largo de sus apretadas S00 páginas, [a au_
tora, que tenía 16 años cuando estallá la guerra, familia se presenta corno el espejo del destino de
escribió sus Memorias en 1g4s. A[í expone eimodo
ün sencillopueblo carnpesino levantado en armas
en' defensa cle su estilo de vida y de sus
principios
de vida y los proyectos de los suyos, en medio y su rey" ' Las
las vicisitudes comunes ar puebto vendeano,
de más generales: ta religión católica
ve- apasionantes páginas de este libro, realmente con-
mos cómo participan en las conspiraciones inicia_ que
les de los blancos, en ra vida espirituar y mov"dorus, dá¡an trasuntar [a terrible crueldad
litúrgica quemas y
acompañó a la persecución: asesinatos'
240 Le Nnvu y uas'IeupESTADES
Lq R[volucróN [:RnNcusn [Ln Epopeyn or: r-n VeN»úr] 247

desmanes totalmente arbitrarios. por ro demás,


er
hilo de la memoria histórica es impecable, desde Gracchus Babeuf, uno de sus más destacados di-
sus orígenes hasta el dramático desenlace. rigentes, a quien se considera como precursor del
SerÍa preciso esperar la caída de Robespierre, cr¡munismo. Dicho tribuno no vaciló en calificar
en julio de 1794, para que el mundo des.ubriere de populicidío a [o efectuado en la Vendée , Tér-
el horror en toda su dimensión. Cuando el gene_ mino contundente, por cierto. Hace muy poco, en
ral Hoche, enero del año 2000, Michael Neurnann, antiguo
n ombrado cornand ante del ejércitá
arul redactor de Díe Zeit, recordó aquella exnresión en
destacado en la Vendée, llegó a su nuevo
destino, un discurso al Congreso: "El término francés
quedó horrorizado. 'llamás he visto argc
más atroz «populicidio» se utilizó a 'üeces antes que se inven-
-escribió en carta a ra convención-. iHabéis des-
honrado a la Repúblical Llevo a ,u"rtro tase e[ término «genocidior, Fue inventado por
cono.i_ Gracchus Babeuf en 1795 y describió el extermi-
miento que a partir de hoy haré fusilar a todos
aquellos que obed ezcan vuástras órdenes,i. tuio de 117.000 carnpesinos de Vendée, Esta fértit
región del oeste de Francia, en efecto, permane-
Felizmente hace ya algunos años cornenzó ció prácticamente deshabitada durante 25 años".
una
reacción que está saliendo por los fueros
de la ver- Pues bien, en el2008, se hizo pública la traduc-
dad. Enhe sus propulsorei no podemos
dejar de ción al español de E/ sisÉemo de despol,loción, En
nombrar al historiador pierre Chaunu, quien"nn
,u esta obra, escrita en 1794, el autor denuncia y con-
libro Le grand déclassement se esmera en
enume_ dena los planes genocidas de Saint-Just, Barére,
rar los estragos rerigiosos y curturares ocasionados
por Ia Reuolución: el robo de ros bienes Carrier, y otros cabeciilas de la Revolución. El año
de ra lgre- 7794 es por él considerado como un orlnus
sia, la destrucción de la Francia monásticu,
lu t unr_ horribilis, el más rabioso de la Revolución. Su am-
formación de abadías románicas en canteras; .,em_
balaban pescado con los manuscritos antiguos plio conocimiento de los horrores cometidos, así
y los como de las gestiones de los representantes de las
incunables", etc. En er mismo vorumen
nJru.iiá un sucesivas Asambleas y de los clubes jacobinos, le
calificar la guerra de la vendéecomo ,,la rnás
cruel :
permitió salir en defensa de las mujeres, los niños,
entre todas las hasta entonces conocidas y
er primer
l

gran genocidio sistemático por motivo


I los agricultores y la gente humilde en general. ¿Por
religioso,,. qué este libro ha tenido tan escasa divulgación?
En los cursos que hemos dado anteriormente Quizás porque los dirigentes de [a Revolr-rción con-
sobre la Revolución francesa nos hemos referido sideraron siempre a su autor como un pensador de
a
izquierda, propulsor del igualitarismo, por lo que
242 Ln Nevg y lns'fe¡¿pESTADr,..

L¡ BEvr¡¡.ucóN Fn¡nc¡rse [[-n f:porruyn oe m VnNoÉeJ


fue guillotinado. También pudo influir el hecho der
haber puesto sobre el tapete los horrendos críme
serie de "actos mortíferos". No sólo. Al señalar
nes que hubiese sido mejor permaneciesen ignora_
cómo la nueva clase gobernante equiijaraba fal-
dos por el público. No en vano el libro de n-uestr.
samente justicia con abusos, afirmará que el ,.co_
autor llevó, como título alternativ o, La uid,a y los
rnité de asesinatos públicos" fue el verdadero eje-
crímenes de Carrier.
cutor de un "código feroz de abrasamiento y ex_
Digamos, más en general, que Babeuf fue ulr terminio". De ahí que acuñara el términ o de popu-
heterodoxo enfoe los heterodoxos, apartándose ahe licide para calilicar las tácticas de aniquilación y
vidamente de la "línea general" que ros jacobinos estrago a que se vio somgtida Ia población france-
habían impuesto, al animarse a exponer las causas sa de [a Vendée. Fue, puLr, un acierto que el tra-
de la descomposición der proyecto revolucionario ductor español pusiera de subtítulo a la obra de
"volved a analizar la legislación de sangre, hierro Babeuf, Genocidio y Reuolución Frqncesa.
<r
fuego que hemos recordado
-escr¡be_, y os pare- Cuando se celebró el bicentenario de la Revo-
cerán las cartas de carrier tan sólo coniecuentes.
Sus uprincipios de humanidad, son los de muchos
lución, los periodistas le hicieron un reportaje a
de sus colegisladores. consurtad a Lequinio en str
Pierre Chaunu, historiador liberal y protestante.
"Estamos celebrando la revolución de la mentira,
propia obra sobre Ia vendée, os repetirá casi
literal.. del robo y del crimen -afirmó-. Esta es la verda-
mente la misma frase de Carrier; es por humanidacl
dera trilogía de Ia Revolución, que se extendió por
por Io que el autor de nprejuicios destruidos, rnató
Europa a sangre y fuego". ¿Qué es [o qrie ha visto
con sus propias manos a unos hombres indefensos
en la Vendée?, le preguntaron. Su respuesta fue:
de las prisiones de Fontenay y mandó fusirar sin
juicio a 500 de aquellos inferices. Robespierre 250.000 masacrados en una población de 600.000
ha habitantes, aldeas y ciudades arrasadas y quema-
bÍa establecido estas máxirnas',.
das, mujeres y niños horriblemente destrozados.
Babeuf califica de manera artamente peyorati "Tálfue elgenocidio vendeano. iEs eso lo que fes-
va la actuación de los dirigentes de la Cánven. tejamos?", Y expresando sur legítima extrañeza por
ción: "naturaleza carnívora", "hordas caníbares", la adhesión de numerosos católicos al aniversari«¡,
"sacrificadores", "carniceros de hombres,,,,,aristo- agregaba: "Francamente yo no entiendo córno hoy
cracia criminal", "exterminadores,',.. pusieron en los católicos pueden elogiar la Revolución. Una
marcha, agrega, un plan de despoblación, una ,,in- cosa es e[ perdón y otra solidarizarse con los car-
dignante masacre y escandalosa combustión,,, niceros, renegando de las víctimas y de los márti_
unu
res. Creo que la lglesia tiene miedo, si habla mal
L¡ REvot.ucrri¡.t Fnnxcesn [L¡ Epopuvn ne r-n VrnoÉuJ
244 [-e Navr y us TeupESlhDES

II. Año 1795


de la Revolución, de payecer antimoderna, de
nerse a la modernidad".
En el segundo semestre de 1794,la República,
Sin embargo el debate sigue en pie. EI término
sin reconocerse vencida, confiesa que la política
genocidio aplicado por Secher a la política segui-
seguida en la Vendée fue desacertada. Por una de-
da con la Vendée ha desatado ardientes polémi-
cisión del Comité de Salvación Pública, Turueau
cas. Se lo considera excesivo. No lo es en modo
fue suspendido y con él varios de sus generales,
alguno. Su valiente libro muestra, con la f,uerza
Los energúmenos Hentzy Francastel se vieron re-
demoledora de los docuritentos, que dicha'pala_
emplazados por un grupo de miembros de la Co-
bra resulta absolutamente adecuada, Etimológica-
misión de Agricultura y de Artes, que hicieron pú-
mente no significa otra cosa que "destrucción de
blica una proclama pacifista. En ella se prometía
un puetllo". Había que matar sobre todo a las mu-
el perdón a los lrabitantes de la región, "víctimas
jeres, según ya lo vimos, por ser el "surco reproduc_
de los sacerdotesy delos nobles", se decía, altiem-
tor" de una raza que tenía que morir porque se
po que se desautorizaba el pasado reciente y se
resistía a aceptar la "declaración de los derechos
pedía a los vendeanos olvidar lo acontecido: "Ex-
del hornbre". Incluso en un periódico de la época
traviados o intimidados por algunas medidas que
se usó como propaganda para comprar aquefias
el gobierno no ha autorizado, la patria les abre los
tierras el argumento de la aniquilación de sus po-
brazos; vuelvan a sus hogares, prepárense a reco-
bladores: "Quedan pocos habitantes en esas re-
ger sus abundantes cosechas y estén seguros de
giones tan bellas y tan fértiles; uno de los más her-
que el gobierno cerrará los ojos a[ pasado".
mosos lugares de la República y casi totalmente
abandonado, sin cultivo; no ofrece a la vista clel Pero los paisanos ya no estaban dispuestos a
viajero que lo recorre temblando otra cosa que confiar en promesas. Veían sus pueblos incendia-
cenizas y cadáveres". dos, su.s familias destruidas, y eran suficientemen-
te sagaces como para darse cuenta de que de nada
valía ponerse a sembrar si luego la cosecha pasa-
ba al gobierno. Por [o demás, una proclama apa-
rentemente generosa del general Dutruy resultó de
hecho agraviante: "E[ gobierno quiere tra[arlos
como a hombres [...] , El ei&cito recibirá, durante
246 [¡ Nnvc y ms TeiupESTADES

Lrr Rrvou.¡ctó¡¡ l:nnrucEsn [L¡ Epopevn oe u VeNoÉe] 247


quince días, y considerará como hermanos
a to_
dos los que, volviendo a sus casas,
vayan a hacer_ sable. No podía ser otro que Turreau, concluyeron,
se inscribir con los comandantes de quien con sus masacres odiosas había logrado que
las tropas de
la República [...J. Los que no, serán puestos el pueblo se rebelase más que antes. Lo prirnero
fuera
de la ley y se los perseguirá como a clue hicieron fue ordenar el retiro de los soldados
cazá.mayor,,.
Era. una trampa grosera. iNo
nos dan lo qu-" 1", del Oeste. Un suspiro de alivio se extendió por toda
pedimos, a nuestro Dios y a nuestro
Rey, el niño la Vendée. Aquellos azules se retiraban sin pena ni
prisionero, y ahora nos ofrecen volver gloria, muriendo de hambre en medio de un país
a nuestros
hogares, ustedes que han incendiado que ellos mismos habían devastado. Así abandona-
nuestra, .u_
sas, y degollado a nuestras rnujeres
e hijos? La res- ron lo que ilamaban "la infernalVendée". iLa infer-
puesta de Charette fue categórica
al tiempo que nal Vendée les deseaba bón uoyagel
desafiante: ',Nosotro, urpurámos que
;;;;;; La vida parecía comenzar de nuevo, Los paisa-
deshonrosas ",
desprenderéis de vuestrai cadenas
y nos volvían a sus campos, juntaban las ovejas so-
aniquilaréis esa horda de facciosos que
ha usur_ brevivientes, sernbraban, recogían. Pero se presen-
pado una autoridad que no estaba
¡,..iu puiu taba una dificultad. ¿Cómo hacer para moler la
Sólo entonces os abriremos los brazos "ttu
t...i. V,J., cosecha? La mayoría de los molinos habían sido
morir por nuestra Religión y nuestro
Rey, he ahí
nuestra divisa". Si no os comportáis destruidos. Se resolvieron entonces a repararlos.
uri l""ro. También la vida religiosa comenzó a reflorecer, Las
en otra respuesta, *veréis
más ae SO.OOO
"nr.gulda
hombres que no están dispuJstos misas de los sacerdotes refractarios, en presencia
a pedir gracia,
sino a hacerla a quienes de entre de fieles que no se habían plegado a [a rglesia ofi-
vosotros obráis
de buena fe. íAbajo la República! ciaI y cismática, se multiplicaron por toda la
iVivu n"yi;,.
"t Vendée. Sin embargo hubiera sido grave engañar-
Por cierto que
*fqv la
¡u situacíón ilu era Ia
rrrr.¡crul(Jil no la mi
mlsma qug se, en la idea de que todo comenzaba de nuevo.
la del año pasado.sv. ¿¿cr
La caída
Lc¡¡rra ue
de noDgsplgrrg,
Robespi*rr", yy-ru
su ,|
Porque había instrucciones reservadas de la Co-
ulterior muerte en la guiltotina el
, 29 ae e julio
iuúá an
de i misión a los generales. En una de ellas se podía
7794, no tardó en repercutirdesde i
tu,ngunáu quin- leer: "Buscarán por todos los medios desarmar a
cena de agosto. Resultó evidente que
se entraba en los brigonds. Están ustedes autorizados a hablar-
un nuevo período. La Convención se preguntaba les de pacificación; es el deseo del Cornité. Dejen
cómo podía ser que ra vendée hubiese
ráguü-".*i.- que se levanten las cosechas: hay que ,racer que
tiendo durante tanto tiempo. Buscaban
;" ;;;"_ el enemigo se duerma y así se aleje de sus jefes.
Cuando hayan calmado el furor de los brigands.,
248 L¡ Nnvr y ms TeupESTADES
Ln RevoluctoN F-nn¡lcesn [L¡ Epoprve or u VeNoÉu]

podrán ustedes caer sobre ros graneros ilenos


de
granos y hambrear al país, Hoy es el único medio de Napoleón contra Alemania, y al año siguiente
que le queda a la patria para vencer a la Vendée,,, celebró la revocación de los Borbones. A pesar de
ello, paradojalmente, Luis XVIil lo hizo caballero
Públicamente, sin embargq se seguía condenan- de San Luis. Y lo más inverosímil, le pidieron que
do, si bien de palabra, a los generalni que se habían
acompañara al duque de Angouléme en un viaje
comportado con sadismo. "La posteridad que éste hizo por las provincias del Oeste, justa-
-dijo uno
de los miembros de la Convención- no creerá ja_ mente aquellas que él había asolado. En los Cien
más que hombres que tenían sin cesar en la boca Días tomó parte en la batalla de Waterloo. Murió el
los santos nombres de libertad, de igualdad y año 1816, en su castillo de Conches, en Normandía.
de
fraternidad, hayan podido enkegarse a semejantes
atrocidades contra sus hermanos". Turreau seguía Señala Weiss, que en las Memorios que el ge-
siendo el chivo expiatorio. Tanto él como.r, g"n"_ neralnos dejó, se porta con los vendeanos ya muer-
rales alegaban que habían cumprido insfouccün.r. tos mejor de como se había comportado cuando
Yo tenía que obed ecer,dijeron Grignon y Cordellier. estaban vivos; elogia su heroísmo, su magnanimi-
dad, su adhesión nunca desmentida a su religión
áQué fue finalmente de Turreau? A diferencia y a su rey, la confianza sin límites en sus coman-
de Carrier y de Westermann, que murie:on ajusti_ dantes, que suplía con creces, observa, la discipli-
ciados en 1794, kas su juicio, to enviaron a prisión. na militar, su valor indomable en todos los peli-
Luego, por intercesión del convencional Merlin gros, privaciones y penalidades. "Con esto -con-
de
Thionville, lo presentaron a un tribunal militar, que
cluye Turreau- los vetrdeanos fueron tan temibles
lo absolvió. "Dicho general dijeron los juecer_ ¡,u enemigos, y se elevaron en primer lugar entre to-
cumplido sus ft;nciones como hombre dL guerra y dos los pueblos belicosos. Y no obstante son fran-
como ciudadano". Según se ve, logró zafár. Ulte_ ceses en cuerpo y alma". iPor qué entonces, rnien-
riormente sortearía los diversos avatares de ra porí-
tras ejerció el mando, no tuvo por contrario a su
tica republicana e imperial.. ., siempre cayendá
pa_ honor proceder como un bárbaro contra tales hom-
rado, Elaño 1800 enkó en contacto con Bonaparte, : bres de tan altos ideales?
el cual, tres años después, lo nombró nada Áuno, I
que embajador de Francia en Norte América, Particularmente interesante resulta lo que en sus
don_
de permanecería incluso en Ia época del Imperio. I Memorias nos dice sobre las dificuttades que en-
En 1810 fue admitido entre ros cabaileros de ia contró al hacer la guerra a los vendeanos. La mu[-
L"- titud de colinas y valles, escribe, asícomo la falta de
gión de Honor, En 1813 tomó parte en la
campaña
carreteras hacían difícit llevar rápidamente adelan-
Le N¿ve y uqs TcvpESTADES [¡ RrvoluclóN F¡uncEsn [L¡ Epopeyn oe r_a Ver.roÉr]

te las ofensivas der ejército azur,


medir ras distan- do. En los cinco meses primeros los vendeanos,
cias, disponer súbitamente un orden
de bata,a, re- con palos y horquillas de heno quitaron a los azu-
conocer la fuerza o debilidad del
enemigo I fro.u_ les 200 cañones y 500 carros de pólvora". En lo
rarse informaciones seguras, .,Nunca
,""aá;Jn ,or_ que a él le compete, insiste una y otra vez en que
prender los vendeunor, y
se baten sólo .u.arao sólo cumplía órdenes. "Yo no recibí constantemen-
dónde quieren. su habiriáad en V
er uso de armas de te de la Comisión del Bien Público si no la arnena-
fuego es tal que. ningún pueblo
conocido, por gue_ za de enviarme a[ cadalso".
rrero y ejercitado en la lucha que
sea, sabe sacar
tan gran utilidad de su fusif como
los cazadores de
Loroux y los tiradores dei Bocage.
una sorpresa, stlila.V terrible,
Su ataque es l, La poz de La Jaunaye r
casi siempre impre_
vista, porque es difíci! en la Vendée
Guerreros que no yerran tiro ".iju 1.i", f I Volvamos ahora a los hechos acontecidos en
ni disparan nunca al
aire [",J. se retiran tan rápidamente que L795. La República, tras las vacilaciones de los
no se [os
puede alcanzar, sobre todo porque úrltimos meses delt94, no sabía qué hacer con los
.io"r,
mite el empleo de la caballeiía; "J.o"r_ rebeldes vendeartos. ZNo habría llegado el momen-
se dispersan,
pan por los campos, ros setos, to de establecer un tratado con ellos? "Libertad de
tas floresü;; "r.u_
t"r-
ques; conocen todas las sendas, cultos, libertad de cultos -escribía un enviado de
todos ros rináones,
escondrijos y celadas, todos los París al Comité de Salud Pública-; sin esto, es im-
obstáculos de tu iugu
y todos los medios para evitarlos ¡:osible mantener a los habitantes de los campos',.
[...J. Vencndorn.,
os cercan y rodean por todas partes, No era la recomendación de un creyente sino de
os persiguen
con una furia, un calor, una rapid r"rn hombre práctico, que entendía se estaba ha-
ez,'queron Jnt"_
ramente incomprensibles ciendo de los pueblos del Oeste un pueblo de
[...],,,
rnártires. Las prornesas de la Convención ya no
Mujeres y niños, agrega, informaban
con pre_ persuadían a nadie. Por lo demás, entre los azules,
cisión los suyos todo rnovimiento
1 de los azules, los soldados iban al combate de rnala gana; Ios
"cuando llegaba ra noticia
de que era inminente ¡
vendeanos, en cambio, se seguían mostrando arro-
una batalla, el labrador lanzaba
alegre ¿e ri ru-áru- .¡ados. Es cierto que ahora les faltaba unidad de
da y tomaba el fusil. Hasta
ancianos y n:uchachos mando. Quedaban sólo dos grandes capitanes:
corrían y peleaban con incomparubl" I
pertinácia Charette y Stofflet. Pero aun entre ellos habÍa
[..,], Los antiguos héroes pu*.iun haber resucita-
distanciamientos. Por lo demás, ya no era la gue-
[-n Nnve y ¡¡s Tr.upr-s'rnD[s
[¡ Rgvot-uc¡ó¡t Fn,r¡lcnsa [Ln Epoprve oc m VcNoÉ:e]
253

rra heroica y mística de los Lescure, Bonchamps,


que
d'Elbée y La Rochejaquelein. La viuda del prime- clejad de ser los esctavos de aquellos canallas
y
ro de ellos nos dice en sus Memorias: "La guerra han jurado la completa destrucción de Francia'
os excitan para cortaros la garganta por una
perdió el carácter que había tenido al principio; ya pre-
no se vio aquella unanimidad de los caudillos, tendida libertad e igualdad, que no son sino imá-
aquella abnegación, aquella pureza de intencio- genes del vientd'.
nes, aquel impulso del alma que habían distingui-
El Gobierno insistía en su propósito integrador'
do los primeros tiempos de la Vendée".
Es cierto que seguÍa llamando "extraviados"
a los
Charette y Stofflet eran, por cierto, grandes com- vendeano., p"rá ahora parecía considerarlos al
batientes, pero, según lo acabamos de señalar, no menos colro miembros clé Ia rnisma nación' Fran-
estaban mancomunados, tanto por razones de des- cia quiere reunir a sus "hiios extraviados" ' decían
co-
avenencias personales como de estrategia militar. con iingida misericordia. Reconocían, sí' haber
pero
Con todo, en algo estaban de acuerdo, en no tra- metido graves crímenes contra los rebeldes'
tar con el Gobierno. "No os engañéis -se dice en la culpa, se excusaban, fue de un grupo terrorista
la contestación de Charette a una de aquella.s invi- de la Convención, que ahora ya no tiene
poder'
taciones republicanas a la paz-, áPodéis creer que mar-
incensarémos jamás a [a monstruosa República que Después de muchas vueltas, de numerosas
ha devastado a Francia y ha convertido el má.s chas y contramarchas, algunos dirigentes católicos
hermoso de los reinos en horror de todas las na- aceptaron entrar en tratativas' En nombre de los
ciones? iNo os engañéis! iUn reg,la religión cató- u"ninunos, Charette se adelantó en poner condi-
el
lica, apostólica, rornana, y la destrucción de vues- ciones previas: el libre ejercicio del culto católico,
que no habían prestado
tro supuesto Estado libre! Este es el grito de com- retorno cle los sacerdotes
el juramento que el Gobierno les había
exigido' de
bate que siempre oísteis de nuestra parte; por eso mi-
hemos tomado las arrnas, que no depondremos, modo que a su vuelta fueran respetados en su
nisterio' presbiteral; como contrapartida'.
los'de la
Nos exhortáis a volver a nuestros hogares. l,Dón- las armas
Vendée se comprometerían a no tomar
de los hallaremos? Habéis quemado nuestras ca- y
sas, y degollado a nuestras mujeres e hijos. Ahora contra la Repúbiica, volverían a sus propiedades'
queréis tener nuestras mieses y armas, que hasta algunascosasmás.Luegodediversasvacilaciones,
que
ahora no habéis podido conseguir. iHombres ex- el Gobierno accedió a reunirse, reconociendo
;lo, qu" oprimieron e[ culto católico quisieron lan-
traviados! Arrepentíos mejor de vuestros yerros y mismos
zar aFraricia a la anarquía y hacerse e[[os
Sumos Sacerdotes de un nuevo cultd"
254 L¿ Nnvr y ms TeupESrAoES l.n REvor.uctóN Frrnncrsn [Ln EponEy DE un VeNoÉrJ 255

Stoffletse pronunció de manera terminante


,.Ior con_ do. En ambos bandos había deseos de llegar a un
tra el acuerdo: degollaron prometiéndonos la entendimiento. La República parecía rnostrarse
salud y la vida; la bandá que
entonces gobernaba más dúctil. Ya se prohibía flamar brigands a sus
empuña todav.ía el timón, sus
sentirnientrcs son ros adversarios, ahora eran nos fréres égarés. Final-
mismos e iguales sus fines; sólo
los inst umen,o. , mente se acabó por decidir que habría un encuen-
los medios son diferentes. si vuestros
deseos fue- tro formal entre Charette y su séquito con el gene-
ran sinceros, si vuestros corazones
aspiraran a la ral Canclaux y e[ representante Ruelle j'unto con
paz, os diríamos: oDad al
heredero de nunrlor r"_ los suyos, en un pequeño castillo, en las cercanías
yes su ceko y su corona;
dad a la religión su culto y cle Nantes. Sería [a Conferencia de La Jaunaye.
sus ministros; dad de nuevo
a la nobláru ru, Ui"n",
y su esplendor [...]. Entonces EI72 de febrero arribaron al castillo los azules
olvidaremos vuestru
injusticia, y volaremos a vuestros con un brillante cortejo de cien húsares y doscien-
braeos, V funa¡r"-
mos nuestros corazones con los tos soldados de infantería. Luego llegó Charette,
vuestros. con vues_
tros deseos y sentimientosr. pero ornado con un sombrero de plumas blancas, ver-
sin .onAi_
ciones previas, despreciaremos "rtá, que des y negras, un cruci{ijo en el pecho y trescientos
una arnnistÍa la
patria nunca. puede ofiecer caballeros. Del lado de Charette, la repugnancia
a la virtud; dasjiare_
mos vuestros esfueyzos y arnenazas era casi instintiva, no pudiendo olvidar el inicuo
I...1 Así ha sido juicio del Rey -en la comisión republicana había
acordado unánimemente. En
Maulerriu., ;i'Zg an
enero de 7295,,. Firman: Stofflet kes regicidas-, el Temple, [a guillotina, los ahoga-
y once jefesrnás.
Como enseguida verernos, a pesar mientos... Saludó a sus adversarios con cierta frial-
de las objecio_
nes, el proyecto pacifista se lrevL dad. El general Canctaux, su antiguo enemigo, le
aderante sin er con-
sentimiento de Stofflet, Io que dio un abrazo. Los oficiales de ambos bandos se
Ie resulto of"nriuo,
"iAI diablo con ra paz-dijo-, abrazaron entre sí. Los delegados de [a República
ur ¿iuuro ."" cñ"."i.r,,.
Juzgaría el paso que su émulo miraban con especial curiosidad a Charette, elfa-
acababa de dar como
un cobarde abandono de la buena moso jefe mÍtico que había tenido el coraje de en-
causa.
frentar, casi solo, a la República. E[ portavoz
Charette, rnientras tanto, estaba
negociando, vendeano leyó un texto con22 artículos, QU€ con-
Sus adversarios Ie ofrecían
arunr.us cosas, pero no tenía las demandas de Charette: libre ejercicio del
Io esencial: el ejercicio público
de ra rerigiá" .át¿- culto católico, abolición de las leyes contra el clero
lica así corno er retorno de los
sacerdotes refracta- refractario, restitución de los bienes de los emigra-
rios. Por el momento eran sólo
proyectcs de trata- dos, etc. Los vendeanos,'en'contrapartida, se com-
L¡ N¡rv¡= v t-Rs TeupESthDES [-n Rr.voi-uctóN FnnNcrsn [L¡ EpopEY DE r-n Vr'NoÉ,uJ

prometían a observar f'rente a la República "[a


más No deja, por cierto, de llamar [a atención que
estricta neutralidad ".
en el tratado se habta, sí, de la religión, pero no de
Los debates se prolongaron por cuatro días. la monarquía, que era una de las banderas
Hubo diálogos enérgicos. charette; dirigiéndose a indeclinables de la Vendée. De hecho no hay la
un teniente coronel de los húsares de la República, menor alusión a algo que se parezca a una restau-
le dijo: "Señor, con 600 hombres y,o le he puesto ración monárquica. Sin embargo, se ha afirmado
más de 20.000 soldados en er hospital", Et oficial eu€, efectivamente, el documento contenía algu-
respondió galantemente: ,,Es verdad que nos ha nos artículos secretos, que arregló Charette, bajo
puesto muchos allí, general...',. En ambos bandos cuerda, con representantes de la República. Al pa-
había partidarios de la paz.y de la guerra. El I7
de recey, Ruelle, uno de ellosl se habría comprometi-
febrero llegaron a un acuerdo: se declaraba libre
el do de manera forma[, en nombre de la Conven-
culto católico, con lo que implícitamente quedaba ción, a que en el lapso de cuatro meses' el peque-
abolida [a constitución civil der crero, y iegariza- ño rey Luis XVII, siempre encerrado en el Temple,
dos los sacerdotes refractarios; una guardia ae zooo sería entregado a [a Vendée. Si así hubiese sido,
vendeanos constituiría ra poricía aá ra región,
etc. todo lo que parec.ió una defección, quec.aría expli-
cad o. Ch arette habría sacri fi cad o mome ntáneamen-
¿Hubo cláusulas secretas? No lo sabemos con
te su propia reputación a aquella espléndida y mis-
certeza. Según Napoleón, sí las hubo, y entre ellas
se habrían incluido ras siguientes: ra monarquía teriosa esperanza, No deja de resultar extraño que
sería restabtecida, la religión católica se ,¡ería ell4de marzo, en la barra de la Convención, don-
rásti- de en los tiempos del Terror se habían pronuncia-
tuida a su antiguo esprendor. En er entretanto,
la concreta restauración de la monarquía, los
hasta do los propósitos más sanguinarios y sacrílegos,
Iistas quedarían completamente a cargo de la
rea_ aparecieran brigands de la Vendée llevando ban-
Vendée. Así lo afirma en su Memorial, escrito deras blancas con flores de lis y [a tradicional [e-
du- yenda "Viva Luis XVII". A[[í se leyó una carta de
rante su destierro en ra isra de santa Erena,
Alrí Charette. Todos se püsieron de pie, y ovacionaron
elogia a los negociadores republicanos po, ,u
tucia y critica a Charette por su miopía y creduli_
u._ al jele vendeano, a sus oficiales y estandartes.
dad. "Cuesta creer que Charette y los Jemás fir_ ¿Qué pensar de todo esto? Nos impresiona el
mantes de este convenio pudieran pensar ni por testimonio positivo de Napoleón, a[ que acabamos
un momento que el Gobierno republicano Io á;e- de aludir. Incluso cita ei desterradb un documento
cutaría sincera y honradamente,' escrito, que dice tenef bajo sus oios, en cuyo artícu-
258 L¡ Nave v ms TempLyrADris
TempLyrADris
[¡ Revolucló¡¡ [:tt¡Ncese [t¡ Et'c¡pEvn or m VeuoÉeJ

lo 10 se lee: "La Monarquía será restabrecida en Fran-


cia". Al parecer, ningún vendeano, o casi ninguno, acuerdo habría hecho prornesas verbales. "Yo ten-
habría sabido de esto. En tal coyuntura, varios ofi- go razones para hacer este tratado -les dijo des-
ciales no'ocultaban su indignación, entendiendo que pués Charette a sus oficiales-, razones que no les
la primera condición que se hubiera debido impo- puedo decir, pero que algún día conoce:án".
ner a los azules habría tenido que ser la liberación y Sea lo que fuere de esta cuestión, el hecho es
enhega del pequeño Rey. Uno de ellos decía: ,,El que estaban ya a punto de firmar elkatado cuando
generales un traidoq le voy a hacer volar el cerebro. inesperadamente llegaron a La Jaunaye varios ofi-
icómo trata con los asesinos delreyl". Dcs attos je- ciates de Stofflet. Uamen a su comandante, les dijo
fes así hablaban entre eflos' "icómo no exigió Charette. Luego solicitó a los representantes de la
charette Ia enrrega del heredero del trono y de la República tres días de demora para darle a'Stofflet
princesa, su hermana?". Eloko, presuntamente tiempo de llegar antes de [a firma. Los representan-
ini-
ciado en elasunto, Ie respondió: ,,Hay artículos con- tes le dijeron que elpueblo de Nantes esperaba con
venidos que no se pueden hacer conocer impaciencia la conclusión del tratado. Charette en-
[,..]; el
joven Luis XVII deberáser entregado en rnanos tonces se avino a adelantar su conforrnidad. Ttes
de
Charette a fines de junio; de aquí hasta allí, para días después llegó, efectivamente, Stofflet, y al sa-
preparar los espíritus al retorno de [a monarquía, ber que eltratado se había firmado sin é1, se moles-
era preciso la mayor circunspección y un secreto in- tó sobremanera. Todos los vendeanos que estaban
violable. Por eso en las discusiones no se trató de Ia contra esta pacificación lo rodearon. De repente,
realeza [.,.], confiando charette en las promesas de saltó alcaballo y salió a todo galope gritando: "Vive
los representantes". le Roi et merde pour la République!". Stofflet vol-
Otros dicen que nunca existió tal compromiso vió así a[ combate.
promonárquico. En todo caso, se ha conjeturado, Mientras tanto, Charette con los suyos se diri-
trataríase de un invento ulterior de charette para gió det castillo a la ciudad de Nantes, donde iba a
denunciar eltratado y retomar así ra guerra. ságún tustar los honores deltriunfo. El26de febrero hizo
Billaud la verdad parecería ser que cha:ette plaio su entrada en dicha ciudad, QUe tanto le había cos-
efectivam ente el restablecimiento de la monarquía, tado ocupar en su momento, una entrada triunfal.
a lo que se le habría respondido con mucho mira_ El espectáculo era realmente extraño: iel que has-
miento que ello era imposibre. Él hubríu vuelto a ta ayer no había sido sino un brigand, hoy ingre-
hablar en secreto con Ruelle quien para [egar al saba en aquella ciudad con un halo de victoria,
rodeado por los diputados de la Convención! A su
260 L¿ Nnve v ms Teu¡rEslADEr
Tau¡TESIADES
l¡ RevolucloN FnnNcrsn [[-q EropeYn oe m Ver'tuÉel

entrada, orquesta y salvas de honor. Con su alti_


vezy elegancia habituales, avanzaba a caballo, en to, así como de su reunión con los enemigos del
actitud marcial, aunque no ocultando cierta pre_ Estado [...]". A continuación se dirigió a Clisson,
ocupación, escoltado por dos generales republica- donde se encontraba Prudhomme, uno de los
nos, Detrás de él iban oficiales blancos y azules. firmatarios de La Jaunage,g lo hizo fusilar por trai-
De repente detuvo su cabailo: acababa áe ver er dor; después ordenó incendiar el cuartel general
lugar en que antes se alzaba la guiltotina, donde de Sapinaud, otro de los firmantes. Pero luego pen-
había corrido la sangre de tantos de sus bravos. só que si seguÍa en semejante tesitura, su actitud
Profundamente conmovido, se sacó su'sombrero suscitaría un verdadero escándalo para los
empenachado, y saludó prolongadamente. Sus vendeanos en general, y desistió de su proyecto'
oficiales lo imitaron. Los azules, tras alguna vaci-
lación, también se sacaron elsombruro.lu"go to-
2, La retoma de la guerra
dos se dirigieron al hotel, er mismo en que ef terri-
ble carrier se había alojado durante mucho tiem-
po. Allí se sirvió un suntuoso banquete. charette, Más atlá de las conjeturas a que acabamos de
que era el protagonista de la jornada, tuvo que referirnos, lo cierto es que la "paz de La Jaunaye"
salir varias veces al balcón para saludar a la multi- no constituyó sino un cese del fuego muy mal acep-
tud. Luego se inició un gran baile. tado por los vendeanos, como [o testimonia cierto
informe del bando azul elevado el 20 de abril al
sin duda que nuestro generar ha de haber esta-
general republicano Hédouville: "El corazón del
do muy inquieto imaginanclo lo que los vendea_ pueblo está ulcerado, de tal manera ulcerado que
nos pensarían de su extraña aceptación del trata-
serán necesarias generaciones para cicatrizar las
do, máxime por no poder hacer públicas sus razo-
heridas. Mantiene siempre [...] sus indestructibles
nes, ya que se había comprometido a guardar 'prevenciones contra e[ régimen popular. No se le
si-
lencio. zNo sería tachado de traición lo, medios ,püede hacer olvidar los tormentos que se [e ha
realistas, de modo que [a adrniración "n
pasase pron_ ,hecho sufrir en nombre de la República [..']".
to al intransigente Stofflet? Éste, por su parte, no
bien llegó a su cuarter generar, ha6ía heci,o púuti- : De hecho, la conducción de los republicanos
co un manifiesto agraviante para Charette y sus no cumplió importantes compromisos del tratado,
seguidores: "lnstruido del cobarde abandoná que , No sólo el de la conjetural entrega de Luis XVll a
I'
los señores charette y otros han hecho de su pulr- ,''la Vendée antes del 13 de junio, sino también otros,
.'§ravemente vulnerados por los azules. ElZ de mar-

Áffi
262 La N¿vr: y us l'e¡¿pEs'r
l'e¡¿pEs-r DES
DEs
L¡ Rr:vot-ucró¡¡ l-nnncr:sn [L¡ E¡'opet'n oe un Venorlul

zo una columna republicana encerró a SZ perso-


dura, también de parte de los vendeanos, que no
nas, hombres y mujeres, en una iglesia. Los ase-
dejaban sin castigo a los que pasaban por haber
diados resistieron a balazos desde adentro, mien-
servido traidoramente de guías a las columnas in-
tras las mujeres cantaban y cargaban fusiles. Al fin
fernales, o saqueaban a quienes se habían enrique-
los azules prevalecieron y entrando en la iglesia
fusilaron a varios. Semanas más tarde, un general cido con bienes robados. Ya los jefes no tenían Ia
ejemplaridad moral que había caracterizado a los
hizo rodear otra iglesia donde se habían refugiado
Cahelineau y La Rochejaquelein.
20 personas; tras incendiarla, mataron a algunos
y encarcelaron a otros. Ante tales actos y otros se- Fue precisamente en aquellos momentos cuan-
mejantes, Charette hizo pública una declaración do se anunció [a posibilidad de una ayuda prove-
solemne el22 de junio: "Con dolor vuelvo a reto- niente de Inglaterra, así como la llegada del conde
mar las armas; los republicanos han jurado nues- de Artois, el hermano de Luis XVl, para ponerse
tra pérdida, no podemos evitarla sino combatién- al frente de las tropas vendeanas. Así éste se [o
dolos". Cuatro días después se conoció [a muerte había hecho saber a Charette por corresponden-
de Luis XVII. Al grito de "Viva Luis XVIII, el rey de cia. Más aún, el gran comandante vendeano reci-
Francia" , el generalísimo retomó nuevamente la bió del hasta entonces Regente, el conde de Pro-
guerra. Por lo demás, él había jurado desde el co- vencer recienternente proclamado rey bajo el nom-
mienzo luchar o morir si la religión no era restable- bre de Luis XVIII, una carta datada en Verona, el
cida y el rey liberado. Ahora reiteraba su decisión 8 de julio: "La Providencia me ha colocado sobre
de cumplir con dicho juramento. el trono -le dice en ella-; el primero y más digno
uso que yo puedo hacer de rni autoridad es confe-
Se retomaron, pues, Ias hostilidades, casi como
antes. Es cierto que no todos los jefes republicanos
rir un título tegal al comando que vos no debíais
hasla ahora sino a vuestro coraje y a la confianza
reaccionaron del mismo modo. El general Alejan-
de mis bravos y fieles súbditos [,,.]. Yo os nombro,
dro Dumas, por ejemplo, padre del famoso novelis-
pues, general de mi eiército católico y real; obede-
ta del mismo nombre, no quiso seguir Ia política
ciéndoos, es a mí a quien obedecerán" ' A [o que
incendiaria. Pero otros sí estuvieron dispuestos. De
Charette respondió: "¡Qué satisfacción para mis
hecho Charette logró victoria tras victoria, con lo
que acrecentó extraordinariamente su prestigio, aca_
bravos compañeros de armas y para mí enterar-
me por vos mismo que el trono de San Luis no
bando por ser el comandante indiscutido de todos
está ya vacante t...1. La carta con que su Alteza

L
los ejércitos realistas. La guerra se fue haciendo más
Real acaba de honrarme transporta mi alma' Yo
264 L¡ Navr y L¿s TrMpEsrnoe¡
TTMpESTADEs
Ln Rirvol-t-lctóN FR¡Ncrsn [Ln Epopevn os r-n VeNoÉrl

tendré la felicidad de veros, de combatir bajo vues-


gión católica sea reconocida y fielrnente protegi-
tras órdenes por la rnás bella de las causas".
da. Soy, mientras espero ese momento tan desea-
Y mientras tanto , i,qué pasaba con Stofflet? do de los franceses, señores: Elcaballero charette".
Poco después del acuerdo de La Jaunaye, había Fue en estos momentos cuando la celebridad de
firmado su propio tratado de paz. Perr> ahora la Charette alcanzó su apogeo. Su nombre era cono-
designación que Charette acababa de recibir de cido en toda EuroPa.
Luis XVIII excitó la vieja envidia delcaudillo. Nom-
brado solamente tenient e general, perman ecía de-
finitivarnente postergado, Estos dos hombres, gran- 3, La ínteruenctón de lnglaterra y /os Borbones
des por cierto, se estimaban y admiraban recípro-
camente, pero su orgullo no soportaba que uno Hasta hacía poco, chuanes y vendeanos no ha-
prevaleciese sobre el otro; para desgracia de la
bían recibido de Ia familia real británica sino pla-
Vendée nunca llegaron a entenderse del todo. tónicos alientos, manifestando cierta disposición
Charette, por su parte, convocó a los suyos, a ayudar Ia causa real de los Borbones. De hecho
Tras recordarles la perfidia de los azules, aludió a todas las monarquías europeas se mostraron
la reciente muerte del pequeño príncipe; no se la proclives a apoyar los intentos de los emigrados
podía atribuir sino al régimen ominoso en que lo por restaurar la corona violada. Particularmente
mantuvieron durante su prisión del Temple. En desde tTgS lnglaterra pareció interesarse más en
compañía de Sapinaud, así como de Stofflet, quien e[ asunto, Los príncipes Borbones, por su parte,
al final se había dispuesto a colaborar, y de varios no se resotvían a pisar sueto francés' El conde de
comandantes más, el ahora generalísimo dirigió Artois no era belicoso ni por asorno. Sólo asegura-
una larga carta a los miembros del Comité de Sal- ba su ardiente "anhelo" de untrse a los comba-
vación Pública, donde señalaba que dada la vio_ tientes vendeanos. Pero parecía tratarse más que
lacién reiterada de los iratados establecidos con Ia nada de una expresión de deseos.'Era más fácil
República, la paz había quedado formalmente rota. escribir cartas que actuar. En lo que toca a la coro-
Era la guerra, Su declaración revestía Ia solemni- na británica y sus "buenas intenciones", ya he-
dad del caso: "Renuevo el juramento para siem- mos considerado su participación en e[ desastre
pre irrefragable de no deponer las armas sino cuan- de Granville, en la zona de Normandía' Sea lo que
do el heredero presunto de [a corona de Francia fuere, en junio del presente año e[ ministerio in-
esté -sclbre el trono de sus padres, y cuando Ia reli- gtés dirigido por Pitt, juntamente con el conde de
[¡ Nnve y r¡s TSMpEsTADES
[¡ Rrvol-t.¡r;ó¡.¡ lrR¡¡lcesn [Lt Epopevn oe ¡-e Vu¡roÉnl

Artois, que vivía en Inglaterra, se pusieron


de acuer-
do en conducir desde ia isla la reconquista para poder refugiarse en los buques anclados en la
de Fran-
cia. En orden a cumplimentar dicho propásito bahía. Si bien los ingleses, con previsión admira-
se
organizó una gran expedición naval puru ble, llevaron a cabo un salvataje desesperado, alre'
desem_
barcar tropas en ra BretaRa francesa;
con eilas irÍan dedor de cada buque ya repleto se agolpó una
los emigrados que residían en Inglaterra.
Dichas
rnultitud de desgraciados que huían a nado.
tropas se reunirían con los chuanes,
comandados Tias semejante desastre, Puisaye enkegó elman-
por Cadoudal y coordinados por puisaye.
do aljoven conde Charles de Sombreuil. El general
Esta vez la operación sé concretó
en la bahía de Hoche, ahora fuerte, exhortaba así a los vencidos:
Quiberon. El desembarco se hizo sin dit¡cuitaa. "iRendíos, bravos ernigrádos! íConfiad en la leal-
Enseguida los emigrados y sus aliados
¡ngf".", tad francesa!". Sombreuil le creyó,junto a los 6200
traron en conüacto con s000 chuanes.
R-esurta "n_
realistas que no habían logrado embarcarse en las
Ia-
mentable decirlo pero [a verdad es que
los chua^e, fragatas inglesas. Mas a pesar de las promesas, más
eran cordialmente despreciados porlos
emigrados, de 800 emigrados y chuanes fueron fusitados' Mon-
que los tenían por poco menos que
salvaj"r] M¡un- señor de Mercé, asesor de los Ejércitos reales del
tras tanto los azules, sumarnente preocupados
por Oeste, el primero que subió al altar del sacrificio
lo que estaba sucediendo, kataban deslsperada_ con el ardor de un mártir, sufrió [a muerte con otros
mente de juntar kopas para contener
el avance 16, entre los cuales elGeneralde Sombreuit, a quien
de
sus enemigos. Pero er desacr-rerdo que
existía entre no cesó de alentar en aquellos momentos dramáti-
sus diferentes jefes resuf taba disorvente. por cos, Intimado a ponerse de rodillas ante e[ pelotón,
desgra-
cia los blancos perdieron un tiempo precios" Sombreuil no obedeció sino a pedido del obispo:
permitió al nuevo jefe de los azules, iun "Pongo una rodilla en tierra por Dios y la otra por
el general
Hoche, bloquear a los realistas en la penínr.iíu el Rey", declaró con entereza, Su cuerp: cayó so-
don_
de habían desembarcado, y lanzar luego,rnu
fu.rtu bre et de monseñoq juntando su fogosa sangre de
contraofensiva, Las tropas antirrepubltanas 27 años a la delvenerable pretado de70. La Repú-
se vie_
ron desbordadas. Los emigrados estaban
ahora a blica quedó dueña de un rico botín y de 4000 pri-
la defensiva, entre el mar y las bayonetas
republica_ sioneros. De entre ellos 750 fueron juzgados y fusi-
nas, No soportando dicha situación, lados en iulio de \795. Como se ve, e[ desembarco
v ao.inlao,
por el temor, se arrojaron en masa resultó un fracaso rotundo.
sobre las chalu_
pas inglesas, disputándose los lugares
con frenesí, Los blancos insistían en [a necesidad de que vi-
niese personalmente uno de los príncipes Borbones'
268 Ln Nave y ms TTupESTADES
TrupESr DE{ [-q Rrvoluclót¡ FRnncrsn [L¡ Epopevn oc t.n VexpÉc]

en cuyo caso se pensaba que terminarían las rivali- En septiembre de 1795, e[ conde de Artois de-
dades entre los jefes. De ser así, la Bretaña entera, cidió por fin embarcarse, "Mi más dulce momento
cuya rebelión, aún latente, permanecía diseminada
-dUo- será cuando pueda reunirme con mis fieles
en cien focos locales, saldría a la [uz, el Maine y la súbditos que han combatido tan valientemente por
Normandía se plegarían, y 300.000 franceses se mi casa". Asimismo [e pidió a Charette que se re-
pondrían bajo la bandera blanca. Desde el comien- conciliase con Stofflet, lo que aquél aceptó, dán-
zo del levantamiento de la vendée, sus caudillos, dose ambos jefes un abrazo. Luego Charette se
tanto d'Elbée como Lescure, no habían cesado de reunió con Sapinaud y Stofflet para responder de
llamar a los príncipes. yugn l7g}, Lescure le es- manera conjunta a[ conde de Artois, resolviendo
cribía así al conde de Artois: "Es al hermano del esperarlo en la costa de la Vendée.
rey a quien nos cansamos de fiamar; a élle expo_
nemos el ardiente deseo que nosokos y nueskos La flota inglesa que llevaba alconde akacó en [a
intrépidos soldados tienen de ver a vueika Alteza isla de Yeu, situada a algunos kilómetros del conti-
Real a nuestra cabeza [...1. Venid, pues, Monseñor, nente, ante las costas donde tantos soldados de
venid; un descendiente de san Luis a huestra cabe- Charette habían combatido y muerto. Enseguida
za será para nosotros y nuestros soldados el presa_ comenzó eldesembarco -eran unos 6000 hombres-
gio de nuevos éxitos y de nuevas victorias; y pode_ y el descargue de material: pólvora, cañones, fusi-
mos asegurároslo, seremos invencibles teniendo Ies, sables y pistolas. El 2 de octubre el conde puso
entre nosokos a un príncipe heredero,,. Ahora ya finalmente el pie en tierra, juntamente con su h'rjo
i

no quedaban aquellos grandes jefes, ahoia sóro res- Luis Antonio y un estado mayor de nobles. Recien-
ternente Charette había sido derrotado por el gene-
ri

taban Sapinaud, Stofflet, y sobre todo Charette. Este


'último conocía muy bien ra frivolidad de quienes ral Hoche, novedad que elpríncipe ignoraba. Pasa-
i
rodeaban al conde de Artois, y tampoco tenía gran ron hes días. El conde se sentía perplejo en aquella
confianza en los ingleses, con frecuencia ,q,iíuo_ pequeña isla. Stofflet deseaba que almenos pusiera
sus pies en el continente, en suelo vendeano.
'
cos, ni en los emigrados, que vivían en las nubes.
Los azules, por su parte, se preguntaban que si por Sin duda que el príncipe había pensado en un
acaso se animaba a hacerse presente alguno de
los recibimiento apoteótico, con multitudes que grita-
príncipes, lo haría por la Bretaña o por la ban iViva e[ Rey! Cuando vio que no era etto lo
Vendée.
¿sería el conde de provence o el de Artois? A que sucedía, sintió ganas de volverse a Inglaterra.
la
postre se resolvió que fuese el segundo. Pero ácórno quedaría su reputación? Pensó enton-
ces que lo mejor sería que [a iniciativa de retornar
270 L¡ Nnve y
Y us TcupESTADES
L¡ Rrvolucró¡t Irnn¡¡cusn [Lrr Epopevn ¡tr m VnNnÉEl

proviniese de Gran Bretaña. Mas el gobierno in-


perdida si los ingleses hubieran dejado descender
glés no estaba dispuesto a asumir dicha responsa-
sobre elsueto de la patria a[ conde de Artois". Pero
bilidad.
dicha afirmación no deja de ser cuestionable. Corno
Ya en Granville los mismos ingleses juzqaron que señala Gabory, ya no estábamos sino en L795; el
habían perdido el honor. No querían reiterar ahora tiempo de las victorias fulgurantes había pasado.
una situación semejante. Y asÍ prefirieron un cami- Quedaban algunos miles de vendeanos famélicos,
no intermedio, resolviéndose que sus kopas fueran que seguían a Charette en momentos muy desfa-
repatriadas. Ello ofrecería una razón plausible alre- vorables. Sea lo quef.uere, de Artois echaría la cul-
torno del príncipe de Artois. Pero al mismo tiempo pa a los ingleses, esos malditos ingleses, que ha-
dieron seguridades de que sostendrían al conde en bían resuelto evacuar la islá a pesar suyo.
la isla para que pudiera juntarse con Charette, si así
En tugar del príncipe tanto tiempo esperado,
lo deseaba. Reunió el conde su estado mayor y con
de uno de los barcos ingleses había bajado el con-
aire desolado les dijo que de Inglaterra había llega-
de de Góyo, su ayuda de campo, quien comunicó
do [a orden de evacuar la isla. "Me llaman inme-
oficialmente a los jefes vendeanos que "e[ Prínci-
diatamente de Inglaterra, Et Gobierno quiere que
pe no juzgaba e[ momento favorable", Pot lo cual,
yo parta sin diferir [...]. Decid a los jefes realistas
tras madura reflexión, había resuelto retornar a In-
que yo ardo en deseo de ponerme asu cabeza, que
glaterra. Para "consuelo' de Charette, le entregó
mi partida de la isla de Yeu no retardará sino en de parte delconde un rnagnífico sable, ornado con
pocos momentos aquel en que yo cumpliré sus de-
esta divisa: "Yo no cedo jamás". Parecía un chiste
seos; pero no puedo luchar contra la voluntad im-
de mal gusto. Charette empalideció. "No me que-
perativa del Gobierno de lngtaterra".
da sino huir o morir como bravo -habría dicho-.
Los jefes vendeanos hicieron llegar su opinión Sabré morir. Dígale al Príncipe que él firrna mi pena
de que ello sería totalmente desalentador, que to- de muerte. Usted ve en torno mío 15,000 hom-
dos quedarían desanimados y la causa monárqui- bres; mañana no quedarán sino 500. Dígale a Su
ca en franco descrédito. El conde insistió en que los Alteza Real que yo observaré su divisa: No cederé
ingleses lo urgían. Cabe pensar qué hubiese pasa- jamás".
do si kas su desembarco se hubiera unido a los rea-
¿.Habrá creído Charette en la sinceridad detcon-
listas en e[ continente. Probablemente las cosas
de? Naturalmente que no podía darle un desmen-
hubieran ido mal, militarmente hablando. Es cierto
tido público. Y así declaró: "Los ingleses nos han
que Napoleón diría luego: "La Repúbl:ca estaba
indignamente traicionado; no nos quedan ohos re-
272 L¡ Nevn v us Teu¡TESTADu;
Le Revoluc¡ó¡¡ lrnRNcgsn [La EpopEvn oE r-n VervoÉul 273

cursos que nosotros mismos, g nuestros medios


son débiles". De hecho, el conde de Artois, tras futuro Luis Felipe,lerecordaba los magros honores
dos meses de dudas, había huido antes Celabata con que los Borbones habían gratificado al general
vendeano. "Ellos os han hecho teniente general; el
lla. Stofflet declaró: "Yo me inc[ino, pero marcha_
mos al cadalso. Viue le roi, quond méme',, como si
duque de Orleans, rey, sabrá reconocer con mayor
generosidad el servicio que hacéis a la patria".
dijera: "a pesar de todo'. El emisario de los vendea-
nos que subió a[ buque donde se encontraba el Charette respondió en un sirnple billete con encan-
conde, profundamente indignado, golpeando l.r
tador desenfado: "Mi querido Dumouriez, decidle
al hijo delCiudadano Igualdad d'aller se fqiret'outre.
mesa con el puño, se atrevió a exclamar: ,,Los
Firmado: El Caballero Charette". El sienrpre había
Borbones no merecen {ue tanta gente valiente sei
combatido por Dios y ¡roi el Rey legítimo, Lo que
exponga por ellos". Tál aseveración era rigurosa-
correspondía era seguir luchando por ellos.
mente exacta. Los príncipes reales habían visto pe-
recey por la causa de la monarquía a miles de com_ Los ingleses estaban muy molestos por todo el
batientes, habían visto masacrar poblaciones en- alfaire de la isla de Yeu. Lord Granville afirmaba:
teras, habían visto caer uno tras otro a cathelineau, "El conde ha abandonado la isla de Yeu por su pro-
Bonchamps, d'Elb ée, La Rochejaquelein, y pron. pia voluntad [.,.] iQué quieren que hagamos en
to verían caer a Stofflet, Charette, Cadoudaly tan_ adelante por una causa que no se la quiere servir?".
tos ohos. Ninguno de ellos se dignaría hacers epre. Algunos prefirieron echarle la culpa al entorno del
sente en la tierra ensangrentada. conde. Sea lo que fuere, enhe los ingleses el escán-
dalo fue mayúsculo, lias el desastre de Quiberon,
A pesar de todo, Charette, ',e[ caba[el.o,', nunca
el ridículo de la isla de Yeu. En 1796 el general
daría las espaldas a los Borbones. Justamente por
I-loche escribiría, refiriéndose a los rebeldes: "Se
aquellos mismos aciagos días había recibido una
baten por un rey, y no tienen rey. Esperan un Prín-
carta de Durnouriez, antiguo general republicano
cipe que no viene, El Príncipe tiene miedo, y tiene
l

que se había pasado a [a causa de Luis Felip e de


razón" ,Pero los vendeanos, a pesar de todo, persis-
Orleans. Dumouriez le pedía ahora apoyo a tían en sr-r propósito. Como afirma Gabory, su rea-
:

Charette, viejo conocido suyo, para su nuevo pro_


lismo estaba fundado mucho menos en r¿l apego a
1

pósito, en la idea de que el prolongado abandono


las personas que a los principios.
en que le habían dejado los Borbones [o iispondría
a aceptar su propuesta, aunque fuera por despe- I Se ha echado la culpa de casi iodo a lnglaterra.
Los tres puntos de combate: Granville, Quiberon

&
cho. En dicha carta, tras un ditirambo en favor del
y la isla de Yeu, forman el trípode de la deshonra
Le Nnve y us TTupESTADES
[.q RrvoluclóN FnnNcrsn [Lr E¡opev¡ oe r-n VeNoÉr]

británica. Pero hay atenuantes que considerar. In-


glaterra, si bien estaba en contra de la República, defender activamente la causa que tanto amaba,
no amaba a la casa de Borbón, su antigua rival. y así partió para Coblenza, donde la nobleza emi-
Ello explica en algo las tergiversaciones, las lenti- grada de Francia se estaba agrupando pn torno a
tudes, las reticencias, las maniobras lindantes con los hermanos de Luis XVI. Lo que allí vio no le
la hipocresía... resultó grato. Aquellos nobles derrochaban jactan-
cia e ilusiones, y mostraban sobre todo una conni-
Napoleón dejó escrito en su Memorial: ,,Faltó vencia excesiva con el extranjero. Volvió entonces
siempre un Príncipe a [a cabeza de la causa a Francia. Cuando pasó por París, justamente el
vendeana. Los realistas lo pidieron sin cesar a In-
fatídico 10 de agosto, pudo ser testigo de aquellos
glaterra, que se lo mostró una sola vez y no se lo
desrnanes, y allí mismo se alistó entre los defenso-
dio, lo que fue un refinamiento nuevo en materia
res de las Tullerías, siendo uno de los últimos que
de crueldad política". Y agregaba; "Si yo hubiese permaneció en el palacio conquistado por el po-
estado en lugar del príncipe, habría atravesado el pulacho. Estaba a punto de ser fusilado cuando
mar en una cáscara de nvez", logró escapar recurriendo a una estratagema: se
puso a[ cinto una caramañola que [e había sacado
a uno de los muertos, y ilevando como si fuese un
4. La t'iguro de Charette
trofeo [a pierna de un soldado suizo que acababa
de ser descuartizado, pasó incólume a través de [a
Fran Eo is-Atha n ase C harette, person aje alta me n- turba que devastaba los aposentos de la familia
te originaly pintoresco, merece una consideración real. Saliendo de París con un disfraz, tomó el ca-
especial. Nacido en 1765, ingresó en la marina, mino de la Vendée, con el propósito de incorpo-
donde luego de recibirse como oficial, participó rars€ al ejército católico. A[ llegar a la casa solarie-
en la guerra de la independencia norteamericana, ga, su mujer recurrió a diversos argumentos para
En 1790 abandonó la marina para contraer matri- disuadirlo de meterse en nuevas aventuras. Cha-
monio. Cuando estalló la Revolución parecía, al rette tenía entonces 30 años.
igual que muchos hidalgos del Oeste, si no desin-
Pocos días después, en rnarzo de l793,los pai-
teresarse, porque era un ferviente monárquico, al
sanos delMarais vinieron a buscarlo, como en tan-
menos resigñdise a la inacción. Sin embargo, a {
tos otros casos, según lo hemos relatado, para que
comienzo s de L792, entendió que el honor tá ¡m-
se pusiera a su cabeza, Y asíya lo tenemos al fren-
pedía la abstenei6n, exlgléndole ofrecerse para
te de los suyos. Weiss lo describe como un adalid
276 L¡ Nnve v ms Tu¡*IpEST DES [¡ REvo¡-uctóN [:naxcesn [Le Epopevn oe r-n VENoÉrl

de brillantes cualidades, un hombre de perseve- pronto se encuentra a diez leguas. Hábi[ para elu-
rancia tenaz, de cierta bravura un tanto arrogan- dir el combate, no busca sino sorprender para de-
te, el gusto del penacho y atuendo caballeresco, gollar a las patrullas enemigas y quitarles sus ar-
con una extraordinaria inventiva que le hacía des- mas. Yo lo persigo sin descanso; perecerá bajo mi
cubrir un escape, donde amigos y enemigos le ten- mano o yo pereceré bajo sus golpes"-
drían por perdido. Hombre de coraje inquebran-
A medida que iban muriendo los grandes jefes
table, parecía no temer los peligros, siempre in-
vendeanos de la primera guerra, él fue quedando
fundiendo ánimo a quienes lo rodeaban. Realmen-
casisolo a fines del94, La Vendée agonizaba. Cons-
te inflamaba los corazones, Por desgrac.ia su tem-
ciente de ello, entendió que no le quedabasino hacer
peramento [o inclinaba a mostrarse demasiado
la paz, aprovechando un mornento en que la tira-
independiente respecto a otros jefes, como [e su-
nía de París era menos dura, con la desaparición de
cedió con Lescure, Bonchamps o La Rochejaque-
Robespie yye y consiguientemente del Terror. Así [o
lein. Gustaba cortarse solo y comportarse como
jefe supremo. intentó, firrnando el katado de La Jaunaye, que la
Convención había concertado con él, "el rey de la
Su manera de combatir era extraordinaria, sa- Vendée", como se [o llamaba. Dicho pacto, lo he-
biendo aprovechar al máximo eltipo de terreno bos- mos visto páginas atrás, no fue respetado. Enton-
coso y tupido de la Vendée, con yuyales espinosos ces élretomó las armas. Mas las cosas no iban bien.
que posibilitaban salidas sólo accesibles a las bes- El futuro Carlos X lo dejó en banda, como acaba-
tias feroces... y a los suyos, Supo aprovechar tales mos de relatarlo, debiendo proseguir la lucha cada
particularidades para desconcertar sin pausa a[ ene- vez en mayor soledad. Con todo, seguía siendo te-
migo. Su estrategia le era muy peculiar, bajo forma mible para los azules. Hoche no se equivocaba.
de guerrilla, con [o que tendría en jaque a las mis- "iNo dejen un momento de reposo algran brigandt" ,
mas "columnas infernales" de Türreau, de que ha- incitaba a sus tropas.
blarnos páginas atrás. Refiriéndose a dicha aptitud
Porque Charette continuaba impertérrito, siem-
escribía e[ general Hoxe al Comité de Salud Públi-
pre según el estilo que había escogido. Su ejército,
ca: "No es cosa fácil encontrar a Charetta; aún me-
señala Calderón Bouchet, parecía integrado por
nos combatirlo: hoy está a [a cabeza de 10.000 hom-
fantasmas. "Las descripciones de los generales azu-
bres, y mañana anda errante con unos 20 solda-
les -nos dice- son unánimes en reconocer su ca-
dos. Se [o cree frente a unq y está detrás de las
pacidad maniobrera y la velocidad con que des-
propias columnas; o arnenaza tal puesto del que
aparecía sin dejar rastros, o sabía presentars e al ene-
Lc Nnve v ms TeupEsmDEs
[.n Revoruc¡o¡l lrRRr'lcts¡ [L¡ Epopevn oe r-rr Ver.roÉeJ

migo cuando éste lo creía derrotado". Sin embar-


go las condiciones se le iban volviendo cada vez vestir. Monsieur de Charette, así se [o llamaba. No
más difíciles. Ya que si bien es cierto que los tenía que decir sino una palabra, para tlue los su-
yos diesen su vida.
vendeanos se batían como leones, no habían pro-
gresado en disciplina militar, ni en perseverancia. En elpequeño pueblo de Legé habían instalado
Un día Charette estaba al frente de 10.000 hom- su cuartel general. La llamada "Corte de Legé" se
bres, y aldía siguiente no contaba con más de 100. hizo cálebre por su aire festivo y galante. Aun en los
El joven general salía al paso de dicha anomalía peores días, no cesaron las fiestas en el campo, en
variando el tipo de su cor4bate, a veces batalla en las plazas, en las casas. Cierta vez el general Haxo
regla, a veces guerrilla. detectó la presencia de urigrupo de soldados ven-
íExkaño este ejército, cuyos integrantes canta- deanos, casi exhaustos. Envió entonces un espía
para que averiguase algo sobre ellos. "-Buenq iqué
ban y bailaban no bien concluían los combates! El
sonido de las violas y las gaitas no cesaba hasta el hacen? áCuáles son sus preparativos?", le preguntó
amanecer; incluso danzaban a menudo en la vís- el general al volver, "Mi general, danzan" "iCómo?
pera misma de una batalla. "Quiero que [a alegría iDanzan?". "Si, mi general, y es Charette quien los
reine donde yo estoy", repetÍa el caudillo, tratan- flirige". Días después diría Haxo, altamente sorpren-
do de que las mujeres acompañasen a sus mari- flido: "ilos fanáticos bailaron toda la noche y muy
dos combatienies, fuesen campesinas o damas de de mañana ocuparon sus puestos de combate!".
pn aquetla corte vendeana también se cantaba. Era
la noblezu. Ét mismo alternaba cordialmente con
sus soldados, encendía su pipa en las suyas, les eostumbre en la Francia tradicionat que diversos
distribuía dinero para que comprasen tabaco y Epntos acompañasen los kabajos y distintos momen-
aguardiente, les daba cuanto tenía, siernpre con- tgs de la vida. Cantaba e[ viñatero, cantab a el zapa'
descendiente en todo lo que no fuese intrepidez. tero, cantaban los esposos, cantaba el peregrino...
(,For qué no habrían de hacerlo los combatientes
Los suyos lo amaban y lo admiraban al mismo
tiempo. No deja de sorprender el estilo con que en los momentos de descanso? Su repertorio in-
ejercía el mando, con ese toque tan aristocrático y cluía especialmente cánticos que expresaban [a es-
autoritario que lo caracterizaba, como cordial y peranza o el sufrimiento, [a nostalgia o [a fidelidad'
simpático, tan distante y tan atrayente a la vez. Pero lo que más se destacaba en Charette , Íei-
Todo se lo perdonaban, aun su frecuente dureza. ¡
terérnoslo, era la genialidad con que llevaba ade-
A nadie [e rnolestaba su prurito de elegancia en el lante el combate. Circulaba como un señor por
zonas inhóspitas, jaqueado a veces por columnas
280 L¡ Nnve v ms Tr¡'¿pES'TADES
Ln Ruvot-ucró¡¡ FnnxcEsn [Ln Epopr:vn oe t-n VexoÉel 281

enemigas varias, de 1000 at 1500 hombres cada


rior de los bosques, donde construían con ramas
una. Fue con referencia a este escabu[imiento per-
pequeñas chozas para abrigar a su familitr, asícomo
petuo, a esta permanente invisibilidad, que se ha-
cabañas para sus vacas; estando destruidos'todos
bló del "milagro de la Vendée" . Zigzagueando sin
los molinos de [a zona, debían también moler el
cesar a las colurnnas infernales de Turreau, Cha-
trigo. Por la noche, cuando los chicos dormían, a la
rette conservó siempre su libertad de movimien-
luz de candelas de resina se ocupaban en reparar la
tos. Si lo juzgaba oportuno desaparecía, para re-
ropa que sus maridos usaban para [a guerra. Los
aparecer cuando le convenía, por lo general de
hombres, por su parte, levantaban mangrullos he-
improviso, Se necesitaba un temple personal a toda
chos con ramas, a modo.de periscopios, para vigi-
prueba para poder protongar semejante táctica du-
lar los movimientos del enemigo. Charette dirigía
rante meses, dentro del acotado espacio en que se
todos estos trabajos, sin dejar de poner a cada cual
movía, y ello sin que sus incursiones de aprovisio-
en su lugar. A un padre medio potitiquero, que pre-
namiento fuesen descubiertas por ninguno de los
tendía meterse en asuntos que no le competían, le
veinte generales de la República que estaban abo-
dijo: "Un sacerdote debe permanecer junto al altar
cados a su búsqueda, rivatizando entre sí por quién
como un general a la cabezade su ejército".
sería el prirnero en encontrarlo. Miles de sotdados
azules hostigaban a Charette sin lograr ubicarlo, y Sin embargo, según bien lo señala Calderón
eso que el héroe se movía seguido por una mulli- Bouchet, Ia memoria de este generalno goza, como
tud de mujeres, niños y ancianos fugitivos. Ha- la de otros caudillos vendeanos, de un recuerdo
biendo visto tanla brutalidad de parte de las co- sin mancilla. Era, sí, un magnífico soldado, eso
lumnas infernales para con los aldeanos, no les nadie [o niega, pero [e gustaba destacarse sobre
quedaba sino luchar o morir. Y Charette había ju- los demás y no era fácil en borrarse con generosi-
rado morir antes qure abandonar a los suyos. dad ante las exigencias del bien común. De hecho
compartió con Stofflet la responsabilidad de haber
Así fue como durante [argos meses de batallas y
lntroducido o al menos tolerado en la guerra de la
escaramuzas en los pantanos delMarais, el Bocage
algunas acciones de depredación y de ven-
y a ambos lados del Loire, fuvo siempre en jaque a "Jendée
ganza. Desgraciadamente para [a causa, escribe
todo el ejército de la República, y ello en condicio-
Madame de La Rochejaquelein, ellos dos fueron
nes verdaderamente precarias de supervivencia. A
los últimos caudillos del movimiento, y así la gue-
veces no tenían qué comer, fuera de las raíces del
rra perdió el carácter que había tenido en sus co-
lugar. Las mujeres debían ser ubicadas en el inte-
rnienzos. No se vio ya aquella abnegación de los
282 L¡ NevE v ms TeUpLSTADES [¡ Ruvoluclór.¡ lirn¡rcrsn [L¡ Epopeve ou r-n VenoÉel 283

primeros comandantes, aquella pureza de intencio- en el Bajo-Vendée. Enke los defectos, hubo uno
nes, aquel impulso generoso del alma que tanto que fue bien vendeano: la inclinación inmoderada
distinguieron a los primeros tiempos de la Vendée. a[ jugo de Ia uva. Cada victoria era festejada con
Es cierto que la barbarie de los republicanos se abundantes libaciones. Se les ha reprochado, asi-
había acrecentado sobremanera, endureciendo mismo, algunas crueldades, a que acabamos de re-
hasta a las almas más sensibles def efircito católi- ferirnos, incluidos entre ellas fusilamientos de ene-
co. Ahora no vacilaban en vengarse por la matan- migos vencidos, ejecución de varios curas juramen-
zadesus prisioneros, porlos ahogamient,)! de Nan- tados, etc. E[lo se explica en buena parte como re-
tes, por las crueldades indecibles de las columnas presalia por las terribles atrocidades del enemigo, si
infernales. Sin embargo, en [o que toca particular- bien no las justifican. Ni hay que olvidar la frecuen-
rnente a Charette es preciso señalar que, a[ pare- cia con que los paisanos perdonaron de manera
cet no rnandó matar, sino que dicha decisión fue heroica a quienes habían incendiado sus granjas y
más bien irnputable a algunos de sus oficiales. asesinado a sus mujeres e hijos. Grancles por su
Detengámonos un tanto en esta cuestión, que coraje en los combates, escribe Billaud, se mostra-
empaña aparentemente la nobleza de la causa ven- ron a menudo s.ublimes por la generosidad cristia-
deana, pero que debe ser considerada €n un con- na con que actuaron después de la batalla. Sólo el
texto más general. Desde el comienzolos azules tra- inconmensurable horror sembrado por las colum-
taron a los vendeanos de brigands. Algunos de sus nas infernales permite comprender la sed de ven-
historiadores no han querido ver en ellos más que ganza que en ellos se despertó, y que no siempre
un conglomerado de bandidos, llenos de vicios. supieron dominar, a pesar de tas exhortaciones de
Otros escritores, del bando realista, como es fácil sus oficiales.
de entendeq se colocan en el otro extremo, ponde'. Un ejemplo. Tras una batalla, gracias a la cual
rando bajo los rasgos más edificantes la "dulzura Ios vendeanos lograron ocupar cierta ciudad, des-
angélica" de los vendeanos. Ni una ni otra cosa, cubrieron allí una guillotina, en la plazacentral, con
afirma Billaud. Losvendeanos no fueron, en su con- la cuchilla tinta todavía en sangre. Tal espectáculo
junto, personas angelicales, pero menos aún fue- t
los puso furiosos, a talpunto que se arrojaron sobre
ron bandidos. Por lo demás, hay que entender que los prisioneros que habÍan tomado y comenzaron a
no todos eran iguales. Los hubo más mansos en I
rnatarlos. Cuando llegaron los jefes, sólo con difi-
Anjou y más duros en el Marais; lo rnismo se diga cultad loEaron detener la matanza. Los paisanos

&
de su piedad: muy viva en Anjou, más superficial acataron [a orden, pero no bien se fueron los Óficia-
284 Neve y ms TTupESTADES
L"q
Ln Rr.vo¡-ucroN F¡tn¡tcusa [Lt Epopeve oe r-n VenoÉeJ

les, se lanzaron en persecución de ros republicanos


blo, poco sospechoso de simpatías por los católi-
que habían sido enviados a determina.Jas prisio-
cos, escribía: "Luego de la toma de Fontenay, los
nes, y recomenzaron allí la masacre. Cuando La jefes de los rebeldes recomendaban por doquier el
Rochejaquelein fue advertido de lo que estaba su-
buen orden y empleaban el simulacro hipócrita
cediendo, se dirigió enseguida a dicho lugar. "¡Mi-
de [a sabiduría y de la bondad para ganarse
serables! -les dijo-. ¿eué estáis haciendá?,,. A lo
partisanos". Gracchus Babeuf, aquel comunista
que ellos respondieron: ,,Degollamos a los que han
"antes de tiempo", se atrevió a afirmar: 'lJamás se
degollado a nueskos amigos, sus mujeres y sus hi_
ha dicho de los vendeanos que hayan cometido
jos". -"Pero entonces, si vosotros devolvéis
mal por rapiñas o excesos [...]. S¡rs partidarios vivían tan
mal, idónde está la buena causa?',.
frugalmente como antaño las hordas galas, en Ye'
En este campo, Charette dejaba hacei,. Más bien lación al César [,..]". Refiriándose a cierta batalla,
sufría las represalias que las árdenaba. pero rara un dirigente republicano, el general Danican, de-
vez bajo su mando, las ejecuciones revistieron un claraba "que los realistas han hecho más de 30.000
carácter sisternático. En cierta ocasión, los prisioneros a los que soltaban pelados; no han
vendeanos, que estaban furiosos, cornenzaron a cometido crueldades sino después que nosotros
degollar sin asco a los prisioneros. A uno de ellos, les hemos dado el ejemplo envenenándolos y
que había sido incendiario, se aprestaban a que_ masacrando a los enfermos en sus lechcs".
marlo vivo. Charette se opuso a este espantoso des_
He aquí un mensaje-testimonio dirigido a [a
quite, e hizo fusilar al delincuente en su presencia.
comisión republicana de Doué por soldados azu-
Al principio, casi no hubo crueldades. Recuér- les prisioneros de los vendeanos: "Hemos sido con-
dese cómo, en ocasión de [a toma de Saumur, por ducidos a una comunidad de benedictinos en
ejemplo, los jefes del ejército vendeano resorvie- Montagne. Es con verdadero placer que hacemos
ron dejar libres a los soldados de la República que públicos los procedimientos honestos y humanos
deponían sus armas; a los 11.000 que habían de- que hemos recibido y que recibimos cada día de
tenido les devolvieron la ribertad, después de to- los generales y comandantes del efército de los ca-
mar la precaución de cortarles ef pelo uir.p., puru tólicos. Nueskos heridos y nuestros enfermos son
poder reconocerlos en caso de nueva captura.
Con i tan bien tratados como podrían serlo en un hospi-
motivo de la batalla de Fontenay, ganada por los tal mititar [...]". Carta dictada, se dirá, bajo amena-
vendeanos, un personaje siniestro de la Repúbti- za. Quizás. Pero nadie podrá decir que alguien for-
ca, José María Lequinio, representante dei pue- zaba la mano de un tal Savary, agregado al estado
286 L¡ Neve v ms TeupESTADES
TeupESrADEs L¡ RevolucÉN Fnn¡lcEsa [Ln Epopcvn or m Vr:r.¡oÉr.]

mayor republicano, amigo de Kléber y guía d,el ejér_


hacia nuestros prisioneros una falsa humanidad;
cito de Maguncia, cuando consignaba en su gran
nos los envían a menudo con una simple prohibi-
colección de documentos, que sigue siendo una de
ción de llevar las armas contra la religión y el rey" .
las más importantes fuent"r purá la historia de las
guerras de Vendée, sus impresiones de prisionero Otro ejemplo. En cierta ocasión un joven de ape-
durante un mes en el campo realista. Ailí iue testigo llido Bibard, vino a anunciarle a su madre la muer-
de una escena emocionante: cierto día, relata, Ios te en combate de su padre y de su hermano. Ella,
jefes vendeanos, informados de la manem una campesina sencilla, [e respondió: "Tu padre y
.á*o
los azules trataban a los brigands, discutían si no tu hermano han recibido la recompensa, y están
sería buena política ,ecuriir a las represalias, con_ ahora con e[ Buen Dios [.*J. Tú, hijo mío, vuelve al
denando a muerte a los prisioneros capturados. Ejército, mienkas que tus hermanas y yo vamos a
"Durante este tiempo un espectáculo muy extraor- yezar t. ..1 ¡Y no olvides que será ahora preciso batir-
dinario se ofrecía a las miradas: el patio ástaba ro- se por tresl". A la verdad, el muchacho se mostró
deado de paisanos de Ia región, de rodill¡s, las ma_ digno de tal madre. Poco tiempo después, cubierto
nos juntas, pidiéndole al buen Dios no permitir que de heridas, en defensa de una ciudad, fue tomado
se degollase a los prisioneros,,. prisionero por los azules vencedores y arrojado en
prisión. Su carcelero, que era un hombre brutal, no
Recordemos también cómo Bonchamps, heri_
le ahorraba maltratos. Pero habiendo sido retomada
do de muerte ante la ciudad de cholet, en'octubre
la ciudad por los vendeanos, eljoven fue liberado y
de 1793, imploró y obtuvo de sus colegas, antes
no bien le resultó posible, intercedió con éxito por
de expirar, la gracia para varios miles de soidudos
su verdugo. "iAcuérdate -le dijo- de que yo te he
republicanos capturados en el curso de Ia batalla.
perdonado por amor a Jesucristo!". Cuando e[ ge-
Aquellos hombres, puestos en libertad, volvieron
neral La Rochejaquelein se enteró del hecho, se
llenos de gozo a sus unidades, reconociendo como
arrojó al cuello de Bibard, y exclamó abrazándolo:
a liberador suyo a Bonchaffips, ya moribundo. Los
"Por un vaso de mi sangre, yo no habría querido
esfuezos de los jefes vendeanos por conducir la
que te mostrases menos generoso".
guerra según procedimientos más humanos _y cris-
tianos-, no podían sino desconcertar la fanática Charette, es preciso reconocerlo, fue menos
intolerancia de los llamados "representantes": una "piadoso" que los otros comandantes, empleando
medida de clemencia era de antemano entendida desde el comienzo métodos de guerrilla muy efi-
por ellos como un embuste. "Los brígandsafectan caces pero también más crueles. D'Elbée no lo
rniraba con buenos ojos, considerando que era un
288 Lc Nnvn v ms Tr¡¡pFiTADEs
[¡ REvot-uctó¡r FRnNcrsn [l¡ Epopcvn or: r-rr VElrtrÉeJ

jefe de espíritu obstinado, cuyas actitudes no fa-


no es menor. Sin embargo si hubiera entre voso-
vorecían a [a postre el curso del combate. Pero
tros algunos que desesperasen de nuestra causa,
quedémonos, mejor, con una buena imagen de
que se pongan a mi izquierda; yo no quiero con-
esta figura tan pintoresca como intrépida. A juicio
ducirlos a[ combate. Quienes, al contrario, tengan
de Napoleón, su talento militar se elevó a veces a
confianza en los recursos de su general, pónganse
la altura del genio. "Leí una historia de la Vendée
a mi derecha. iYo los salvaré a todos!" Aclamacio-
-nos dice en su Memorialde Santa Elena-, y si los nes entusiastas acogieron sus palabras. Aun las
detalles y los retratos son exactos, Charelte es el
mujeres allí presentes, que eran muy numerosas'
único gran carácter, el verdadero héroe de este
se mostraron tan resueltas qomo los soldados. Era
episodio notable t.. l. Huü degüellos, pero sin de-
diciembre. La noche caía rnuy temprano. El ene-
gradación; se reciben socorros de extranjeros, pero
migo estaba a un cuarto de legua, al punto de que
no se pasa la vergüenza de estar bajo sus bande-
se veían los fuegos del vivac. Pero, como de cos-
ras, nide recibir un estipendio diario por no ejecu-
turnbre, los vendeanos bailaban, a[ son de violas y
tar sino su voluntad". No deja tampoco de resul-
gaitas, prolongándose las danzas hasta el momen-
tar significativo que e[ general ruso Alejandro
to en que los oficiates se retiraron para ocupar sus
Suvarov, capitán invicto contra turcos, polacos y
puestos de combate, Tras el primer encontronazo,
franceses, lo saludase diciendo: "iHároe de la
abrumado por la superioridad numérica del ene-
Vendée, ilustre defensor de la fe de tus padres y
migo, Charette logró escapar con los suyos, mer-
del tronco de tus reyes, honor de los caballeros
franceses, salud!".
ced a esa astucia qLte tanto maraviltaba a
Napoleón. ¿Dónde eslaba? Había desaparecido'
En cierta ocasión [os azttles dispusieron que el
Otra arenga en una situación semejante. "Nues-
general Haxo formase en Nantes un cuerpa de eiér-
tra Patria está en nuestras atmas, en nue.stros alta-
cito de 5000 a 6000 hombres para atacar y vencer
res, en nuestras tumbas, en todo lo que nuestros
de una vez por todas a Charette, en cualquier lu-
padres han amado antes que nosotros' Nuestra
gar se lo encontrase. Nuestro héroe nc disponía
Patria es nuestra Fe, nuestra Tierra, truestro Rey.
más que de 1500 hombres. Cuando Haxo logró
Pero [a patria de ellos i'qué es? iComprenden esto'/
ubicarlo, entendió que sería su último combate.
Ellos quieren destruir las costumbres, el orden, [a
Juntó entonces a sus hombres, les pasó revista, y
tradición. Entonces cqué es esa patria que se bur-
les dirigió una corta arenga: "iCamaradas! Et peli-
gro que os amenaza es grave, pero vuestro coraje la del pasado, sin fidelidad, stir amor? ¿Esa patria
,de confusión y de irreliglén? Eello discurso, áno es
29O L¡ Nnve y r¡s I'r:r,rpuslADlls
I'r:r,rpuslnDlls
[¡ Rrvoluctó¡¡ Fn¡Ncr:sa [L¡ l:pr¡puvn or: un Vunuúul

así? Para ellos, la patria parece no ser sino una


idea, para nosotros es una tierra. E[os la tienen en III. Año 1796
el cerebro; nosotros la tenemos bajo los pies, ies
rnás sólida! Y es viejo como eldiab' el mundo que
ellos llarnan nuevo y que quieren fundar en la au-
sencia de Dios [...]. Viejo como el diab'[...j. Se ha Durante este año las hostilidades fueron mer-
dicho que nosokos somos los secuaces de viejas mando. El general Hoche, kas haber vencido en
supersticiones t,..1 ¡Es para reírse! Pero frente a esos varias ocasioues a Charette, se abocó a presionar
demonios que renacen de siglo en siglq somos una sobre los chuanes que sostenían una lucha deses-
juventud. iSeñores! iSomos la juventud de Dios, perada bajo Cadoudaly Frotté. Poco a poco, e,liefe
la juventud de la fidelidad!" iEspléndida arenga, azul logró ir erosionando [a resistencia del enernigo
tan popular como recia, perfectamente adecuada a fuerza de proclamas tentadoras. "éCuáles son
para aquellos jóvenes aldeanos! vuestros lefes? áPoseen los talentos de d'Elbée, la
"Fue, a {in de cuentas -afirma Weiss-, un hom-
amenidad de Bonchamps, el coraje de Stofflet, la
actividad, las astucias y los conocimientos locates
bre extraordinario. Peleó como un héroe, y dirigió
de Charette?". Por lo demás, slendo corno era un
batallas como un genio; su constancia fue incon-
hombre inteligente, entendió que no dejaba de ser
movible, aun en las circunstancias más desespera-
conkaproducente la política de hacer mártires, máxi-
ll das; una firmeza inmuiable cuando todo parecía
me que los blancos cultivaban la mística del marti-
perdido'
rio, para no cesar en combate. Gracias a esta nue-
sLl

i
va táctica, dosificada con medidas más drásticas,
I-{oche logró desgastar [a resistencia. F{ubo, por cier-
to, otros motivos de debilitarniento entre los blancos,
por ejemplo las divisiones internas de sus jefes, que
atentaban contra la disciplina, a tal punto que algu-
no de ellos inició por su cuenta tratativas con l{oche.

Queremos destacar la figura de Hoche entre los


.i

{
generales azules por la hábilpolítica que implemen-
tó en [a guerra contra los católicos. Su :rrograma,
que incluía la libertad retigiosa, e[ desarme, y la
derrota de Charette, sería puntualmente aplicado.
292 L¡ Nnve y tns L¡ Rrvoi-ucrór'¡ m Ve¡roÉEl 293
TSI4pESTADL_I, l:¡rn¡¡cesn [L¡ Epopeyn os

Ante todo levantó la bandera de [a libertad religio- 1. EI apaciguamiento de los chuanes


sa. Aunque personalmente ateo, era demasiado
astuto para no darse cuenta de la razón última del
enfrentamiento: Ia causa religiosa. Era preciso se- ¿Qué acontecía mientras tanto en la chuanería?
renar al pueblo, decía, ganarse a los sacerdotes, Frente a la sagaz política delgeneral Hoche, tas con-
sobre todo a los refractarios, puesto que sólo ellos vocatorias desesperadas de Puisaye no conseguían
tenían real influencia sobre el pueblo seircillo. reanimar el espírifu de los chuanes. Cadoudal, por
su parte, a pesar de la terrible derrota de Quiberon,
La consigna se fue aplicando en los hechos. Cier.. había logrado mantener sus grupos arrnados, en
to día, uno de los generdes que estaba bajo las ór- espera de una hora más propicia. El 24 de noviern-
denes de Hoche, el general Graciano, vio que sus bre de 1795, no vaciló en arrojarse con los suyos
soldados habían detenido a un sacerdote, el padre sobre la posta de Elven. Pero los granaderos que [a
Léauté, que se veía hambriento y enfermo. Siguien- defendían lograron repeler elembate. De este modo,
do la polÍtica de su comandante, en vez de castigar- los nombres de Quiberon y Elven resonaron en los
lo, le hizo dar de comeq le prornetió una buena oídos de los chuanes como dos hitos de derrota.
sotana, lo invitó a celebrar misa sin temor, e incluso Sin embargo pronto se repusieron, entendiendo que
le ofreció sus hombres para baner la iglesia. En cuan- había que acabar con las divergencias de los jefes.
to al desarme, Hoche quiso implementarlo lanzan- Dirigiéronse entonces a Puisaye, casiolvidado des-
do una proclama: "Reconstruid vuestras choza.s de Quiberon, rogándole que dejase a un lado su
-les dijo a los paisanos-, rezad a Dios y traba.jarl resentimiento, [o que él hlzo con magnanimidad,
vuestros campos [..,]. Entregad vuestras armas, re- dispuesto ya a entenderse con Cadoudal. Hoche
haced vuestras aldeas". Comentando tal modo de sabía muy bien quién era el alma de la resistencia:
comportarse, señaló el padre Deniau: "iEsa procla. "iEl maldito Puisaye! -cxclamaba-. iNo podré atra-
ma resultó más funesta para Charette que diez ba, parlo?", Mientras tanto el jefe chuan lograba unir a
tallas perdidas!". Sin embargo, como no fueron tan- los nobles en una unidad montada, eu€ denominó
tos los paisanos que consintieron en acatar la or- la Compañía de los caballeros católicos, Enseguida
den impartida, Floche los amenazó con apoderarse se dirigió por carta alconde de Artois exhortándolo
de todos los animales de la comuna y no devolver- a no perder [a confianza: "Pronto toda Francia va a
los hasta que sus habitantes no hubiesen cumplido pedir un rey", le aseguró.
la prescripción. Con el tiempo los paisanos fueron
cediendo, Quedaba lo tercero: capturar a Charette. Las batallas se sucedieron unas a otras, por lo

,&
cornún con resultado negativo. No faltaron, sin
294 I.¡ NnvE v l¡s'l'E¡,tpEs'IADES
L¡ Ruvor-ucó¡¡ l:nnNccsn ü-¡ Epopna oc r-e VeNoÉu] 295

embargo, gestos heroicos. Aludamos tan sólo a uno vo menos en la mira del general Hoche. Allí com-
de ellos. En cierta ocasión un jefe chuan, elgeneral batía el conde de Frotté, con sus "Caballeros de la
Boisguy, había pedido una entrevista a Hoche. Este Corona", pero en total soledad, y sin dinero ni ar-
se negó. Luego eI jef.e azul le tendió una kampa a mas. Si bien el gobierno inglés lo apoyaba, de he-
la que Boisguy logró escapar gracias a un acto he- cho, y como de costumbre, no [e hizo llegar la ayu-
roico que merece no ser olvidado. Un crtado suyo, da esperada. Tras diversas refriegas, poco menos
apodado Sons-Ch agrin (sin pesadumbre), se pre- que desesperadas, Frotté fue vencido ante la mo-
sentó ante Hoche: "Yo soy el general de Boisguy", desta ciudad de Tincheburg, tras siete horas de re-
le dijo. Lo condenaron a ¡nuerte. Mientras se diri- cio combate. Luego los reveses se sucedieron. Cier-
gía al cadalso confesó su verdadera identidad. No to día e[ enemigo logró capturar a Grandorge, un
por ello le perdonaron. "Soy feliz de morir -decla- jefe famoso que había seguido luchando. Lo con-
ró-, puesto que he podido salvar a mi general". denaron a muerte.Oyó su pena sin pestañar. Antes
La situación para los chuanes empeoraba de día de ejecutarlo le ofrecieron un vaso de aguardiente.
en día. Lapazse imponía. La Vendée [a había acep- "Un monárquico -respondió- debe morir con san-
tado. El Anjou chuan haría otro tanto. Cadoudal gre fría". Lo llevaron entonces al lugar del suplicio.
pidió entonces uR cese del fuego. "Entregue prime- Al ver a un soldado que fumaba, [e dijo: "Granadero,
ro las arrnas -le respondió Hoche-. Usted, señor, pásarne tu pipa". La fumó pausadamente; cuando
dice que quiere la paz, yo también; la quiero, y la llegó al lugar de la ejecución, [a devolvió a su due-
obtendré. Le repito que me será agradable ahorrar ño, agradeciéndole el favor. "Grita iViva la Repú-
sangre, pero si es preciso que siga corriendo, diré, blica!", le ordenó el comandante reputtlicano; é[
con el alma oprimida de dolor: So/us populi prima gritó: "iViva e[ Rey!". Y cayó. Frotté, por su parte,
lex". El 27 de junio, Cadoudal se rindió simple y resolvió retirarse. La Normandía ya no siguió com-
llanamente. Sólo Pr-risaye seguiría impertérrito, es- batiendo, así como todo el Oeste.
quivo e indomable, errando por los montes, lloran-
do sus ilusiones destruidas y no dejando de apelar ¡

a Inglaterra. En cuanto a los paisanos bretones, ya 2. Detencíón y muerte de Stot't'let y de Charette


hacía tiempo que habían vuelto a sus arados.
I Elprimer enemigo de entre los vendeanos alque
La Normandía sería [a última en someterse, pro-

&
bablemente porque habiendo constituido una ame- Hoche apuntaría ahora no fue Charette sino Stofllet.
nazamenor que [as otras provincias chuanas, estu- Este gran comandante había hecho público el 26
Ln Nnve v urs Te¡',rpESrADE.s L¡ Revou-lc¡óu FnnNcrsn [Ln Ei'opr-ve or u VrNoÉr-]

de enero la siguiente proclama: "iBravos amigos, el unos diez kilómekos. De allí fue transferido a Angers,
momento de mostrarse ha llegado! Dios, el rey, el donde [o sometieron a juicio y [o condenaron a
grito de la conciencia, eldelhonor y la vozde vues- muerte. El25 de febrero fue conducido al lugar de
tros jefes os llaman al combate". Hoche acusó el la ejecución. Cuando [e quisieron cubrir los ojos, se
desafío y respondió indirectamente en carta al Mi- negó a ello, y gritando por última vez: "iViva la
nisterio de Guerra: "Creo que la guerra stoffletiana Retigión! iViva el Rey!" , cayó fulminadc. Tenía 43
durará quince días". A continuación envió 6000 añoi. Fue, sin duda, uno de los jefes rnás virtuosa-
hombres contra aquel comandante. Tras diversos mente obstinado que haya conocido [a Vendée.
avatares, elvaliente jefe vendeano se vio precisado
a escapar precipitadamente, no teniendo siquiera Mientras tanto, equé era de Charette? Perseve*
tiempo de ilevar consigo la cruz de San Luis, ni de raba en sus correrías, Cierto día se encontró con
deshuir su correspondencia con e[ conde de Artois. una joven sumamente bella. Siempre gatante, se
le acercó. Era la hija del marqués Grégo y esposa
Valiéndose de una delación, lograron enterarse de un emigrado. iCómo se encontraba allí, tan
de [a casa dond,e el héroe se refugiaba. Stofflet ad- lejos del castillo de su padre? En esos tiempos no
virtió que los azules habían llegado y aprovechó la se pedían muchas explicaciones. Pocos días des-
oscuridad para esconderse. Los soldados ilumina- pués, Charette se topó de pronto con una colum-
ron todo el recinto, pero no lo encontraron. Esta,. na republicana. Eludió el combate, al mejor estilo
ban furiosos. iSe les había escapado de las rnanos? suyo, desapareciendo. Pero los azutes esta vez Lo-
Apoderáronse entonces del dueño de la casa, un graron localizarlo. Cambió nuevamente de direc-
granjero [amado Lizé, y también de su mujer, ame- ción pero también allí encontró nuevas tropas ene-
nazando con fusilar al hombre y quemar viva a l¿l migas. Estaba cercado. iY Madame de Grégo?
mujer si no denunciaban el lugar dónde se oculta. Nadie la había visto. ¿No habría sido ella quien
ba e[ huesped. Heroicos, ambos callaron. Los azu- advirtió a los azules? Después se enterar:n de que
les llevaron entonces la mu.jer a las [[amas. Al escu- era la amante de Hoche, quien la había utilizado
char sus gritos, Stofflet, no aguantando más, salió para espiar y delatar. Ya anteriormente dicha mu-
de su escondite y trató de ganar la puerta. Sus ene- I
¡ jer no había deiado de prestar un relevante servi-
§
migos se abalanzaron sobre é1. Uno de ellos le dio cio a la República al impedir que Charctle se en-
I
un sablazo en la frente. Su piel cayó sobre sus ojos. contrara con Stofflet, fortaleciéndose así la insu-
Enceguecido por [a sangre, debió rendirse. Sin más rrección. El incorregible Charette logró ahora es-

&
tardar, fue llevado a pie hasta Chemitlé, distante capar nuevamente, Pero Hoche no se dio por ven-
L¡ Nnvu v t¡s ]'i:UpESTADES [-n llrvor.tx:tóN Fnnxct sn [l-n EpopEvn ur m VnxoÉe] 299

cido, destacando tres columnas para que persiguie- una insigne cobardía? iDesde cuándo sus dirigentes
sen a[ fugitivo sin tregua. Se lo sabía desampara- se han permitido fijar los gastos de mis viajes y de
do y casi en total soledad. dirigir su marcha? iQué derecho ha podido usted ad-
quirir sobre mis propiedades para ofrecerme tan ge'
Hoche recurrió esta vez a una estratagema. En- nerosamente su disfrule en el exkanjero, en épocas
cargó a uno de sus generales que contactara a nues- fijadas únicamente por sus caprichos?
tro héroe y lo exhortara a entregarse, dándole segu- Persuadido de que todas las naves de la Repú-
blica no bastarían para transportar a los realistas del
ridades para él y su familia, incluida [a de irse al
país que yo tengo elhonor de comandar, usted debe
extranjero, a Inglaterra o a Suiza; de elegir elsegun- comprender que su proyecto de embarcarme en
do país sería acompañado hasta allí por un destaca- Saint-Gitles es quiméricd. Igualmente co'lvencido de
mento de caballería. La República pondría los me- que sus ejércitos republicanos no sabrían sino débil-
dios, [e aseguraron. Un plazo de 48 horas [e fue mente escoltarnos atravesando Francia para dirigir-
nos a Suiza [...]. Vencer o morir por mi Dios, por mi
concedido para que diese la respuesta. Caso conta-
Rey, he ahÍ mi divisa irrefragable. La conducta que
rio, continuarían las hostilidades. Antes de respon- siempre he tenido debe convencerlo del poco caso
der, Charette convocó a sus seguidores, ya escasos, que hago de sus amenazas' El futuro probará que
y les dejó en liberiad para retirarse. Pero inmediata- sabré hacerlas tan infructuosas como sus maniobras
mente, como avergonzándose de lo que acababa [...] iViva el Reyl
de decir, protestó en alta voz que ét, mientras tuvie- El caballero Charette, teniente general de los
ra un hálito de vida, mantendría en alto la bandera Ljércitos del Rey.
blanca bajo la cualse había refugiado elviejo honor Al escribii esta carta, Charette se estaba conde-
francés. "iJamás entragaré mi espada a los enerni- nando a sí mismo. Por cierto que no se ilusionaba;
gos de mi Rey!". Y agregó: "Mientras quede una la Vendée, cansada ya de muertes y de ruinas, se
rueda, la charrete rodará". Luego saltó a caballo y resistía a seguirlo, Por lo demás, como afirma G.
se dirigió a su campamento para escribir una carta Lenotre, en el espléndido libro que escribió sobre
al emisario de[ general Hoche, que [o haría justa- nuestro héroe, y a quien seguimos en estas pági-
mente famoso y [o pinta de cuerpo entero: nas, el generat no hubiera ganado nada aceptando
Señor, usted me propone de parte de su general ,i
las proposiciones de Hoche. Luego se sttpo que si
en jefe [...] abandonar la Vendée para pasar a Jersey II se hubiera trasladado a Saint-Cilles para embarcar-
flnglaterral [...1, o irme a Sulza escoltado por un des-
tacarnento de caballería. iDesde cuándo la Repút:li- se, como se le había propuesto, ya arteramente el
ca se cree autorizada a dictarme leyes que el honor y Directorio había decidido que fuese allí detenido y

&
la.iusticia reprueban y que yo no podría adoptar sin encerrado en el castillo de Saumur, para ser ense-
s00 L¡ Nnvu y Lns TSMpESTADES [-n Rt vc¡r.ucro¡t F¡iaNcesn [L"r Epopevn ou u VeNnÉeJ 301

guida juzgado y condenado a muerte. La ruptura a Charette! Más fácil era decirlo que hacerlo. Si al
de las conversaciones evitó así que cayese en una menos los patsanos quisiesen hablar. Pero no se les
nueva kampa. Sin embargo no le era posible pro- podía sacar una palabra. Aun los que lo habían
longar su resistencia; los paisanos no respondían ya abandonado, aun los que ya no lo seguían, se ne-
a sus llamados. Con todo, este hombre obstinado, gaban a traicionarlo. El general Grigny escribiría
seguido por sus últimos fieles, resolvió retomar la un día: "Charette no se dedicaba más que a evitar-
lucha. Pronto se topó con nuevas kopas republica- nos, con una destreza y una agilidad sorprenden-
nas. El enfrentamiento terminó con una rnasacre tes, secundadas por el silencio absoluto de todos
de los blancos. Casi solo,. escapó por un costado. los habitantes de [a campaña. De prontc se oculta-
Ahora entendió sin sombra de duda que la Vendée ba en una finca, de pronto se acostaba en un bos-
estaba muerta. Muy probablemente habrá recorda- que; íbamos derecho donde estábamos seguros de
do aquel día ya lejano en que los paisanos lo arran- encontrarlo: siempre llegábarnos allí algunos mi-
caron de su casa solariega de Fonteclause, cuando nutos después de su evasión. Ni las promesas, ni
juró volver a poner al Rey en el trono o perecer. los halagos, ni las amenazas podían absolutamen-
Queriendo permanecer fiel hasta etfin a dicho com- te nada sobre los chacareros que lo habían alber-
promiso, reunió a los pocos que todavía lo acorn- gado". En cierta ocasión, uno de los suyos le pidió
pañaban y les dirigió unas palabras de despedida: que no se mostrase en público con su sombrero
"Hemos sido traicionados, vendidos, no os queda emplumado. Dame tu sombrero, le dijo Charette,
otra esperanza que perderos en la multitud; que y toma el mío. El soldado se lo sacó y [o puso en la
ninguna consideración os detenga. En cuanto a mí, cabeza de su jefe. Justamente aparecieron por allí
ligado como estoy al juramento que hice a mi Rey, Llnos azules y cuando vieron a quien flevaba el
no puedo abandonar mi puesto sin su orden, y mi sombrero de Charette, se abalanzaron sobre él y lo
religión me prescribe esperar mi destino t...1. Me mataron. iVictoria!, comenzaron a gritar, hasta que
defenderé como soldado y morirá como cristiano". al darse cuenta de su error profirieron en impreca-
iTexto sublime, realmente digno de adrn¡raciónl ciones y blasfemias. Charette había desaparecido.
Eran los primeros días del mes de marzo del96, Esperando contra toda esperanza, nuestro ca-
La caza al grand brígand se volvía implacable,
t

ballero había logrado agrupar 50 o 60 jinetes y


*

I:
Hoche había ordenado: "Cualquiera sea el tiempo 400 infantes. El enemigo, abrumador, se lanzó al
que haga, no dejen respirar a su presa. Reúnan ataque. Una vez más Charette desapareció corno
tropas por doquier; maten sus caballos". iDetener por arte de magia. Siete días pasaron sin que pu-
302 L¡ Nnvr: v us Tul¡pEsrADES L¡ Rrvorlcrórl FnnNcr:sn [Ln Erutpna »r r_n VnN»Er:J

diesen encontrarlo. Por fin lo ubicaron, pero cuan- fue muerto por una descarga; otro hizo lo mismo
do estaban ya a punto de detenerlo, desapareció y también cayó; un tercero volvió a cargar al ge-
de nuevo. Aquel a quien el año anterior el rey de neral, cubierto de sangre. Al fin fue capturado.
"áCuál es su nombre?", le pregunta un oficial azul.
Francia había nombrado "elsegundo fundador de
[a Monarquía", erraba ahora, de seto en seto, por Charette no respondió. El comandante enemigo
la zona donde había reinado, siempre escondién- se Ilamaba Travot. Cuando éste lo vio le preguntó:
dose. El comandante enemigo no sabía ya qué "iDónde está Charette?". "Helo aquí", respondió
hacer. Ocurriósele entonces una estratagema: dis- el vencido. "iEs verdad?". "Sí, ife de Charette!".
fuazar a varios de los suyos como si fuesen ven- Cuando le dijeron que aquél se llamaba Tiavot, le
deanos capturados o heridos, que preguntaban por preguntó: "áEres tú Travót?". "Sí". "En b,rena hora
Charette. Thmpoco este truco resultó. Por aquellos -dijo Charette-, sólo a ti yo quería rendirme". Y lo
días aciagos elcaudillo vendeano se enteró de que felicitó caballerescamente.
Stofflet había sido capturado y ulteriormente fusi' Los soldados azules se acercaban, lo rodeaban,
lado en Angers. lo observaban atentamente, Ante ellos estaba el
Poco después se topó inesperadamente con una hombre-fantasma, a quien creyeron que nunca
columna azu[. Entablóse la lucha. En el entrevero podrían capturar. El lugar del bosque donde acon-
resultó herido; una bala le había dado en [a cabe' teció esta escena es hasta el día de hoy un lugar
za y otra en la espalda. Retomó, sin embargo, [a venerado. En 191L, más de 5000 personas venidas
marcha, torturado por la fiebre y la sed. En tales de todos los puntos de Francia asistirían a una cere-
condiciones recorrió cuatro leguas. Alli lo espera- monia er) su homenaje, que presidió el general ba-
ba una nueva trampa: varios oficiales superiores rón de Charette, sobrino nieto dellréroe vendeano.
del ejército republicano recorrían la zona disfraza- Pero sigamos con los hechos. Charette fue lleva-
dos de personajes ingleses y emigrados, pregun do a la cocina de una casa cercana. Allí le curaron
tand<r qué camino tomar para encontrarlo a Chare sumariamente sus heridas, lo lavaron, y se lo dejó
tte. Este, tras pasar la noche en una casa, a la ma' descansar. Cuatro o cinco horas pasó en dicho lu-
ñana siguiente retomó viaje. Sóto lo acornpaña' gar, siempre rodeado de.soldados. No se conoce a
ban Il2 hombres, Prontamente apareció el enemi- ciencia cierta qué sucedió en el entret¿nto. Sólo
go y se inició e[ combate. Charette logró escapar, sabemos por un narrador, testigo de segunda mano,
pero pronto fue nuevamente herido; un oficial dc V:manifiestamente hostil, que Charette habrÍa di-
los blancos logró cargarlo sobre sus hornbros, pero cho a Tiavot: "He recibido de Inglaterra una es-
304 L¡ NnvE v t¡s TaupESlhDEs L¡ Rr-vot-uclr)N FnnNcrsn [L¡ Epopryn oe m Vrr.ruÉe] 305

pléndida espada; es en nácar, rodeada de dorados; Valentin y Grigny. Ha de haber sido para Charette
la envié a París para que le hicieran una vaina de un trayecto altamente evocador. Pasaron por Saint-
plata, Si no temiese comprometer a [a persona a Florent, que le traería al recuerdo la rebelión de los
quien se la he enviado, se la regalaría a usted, como conscriptos de L793, el perdón de Bonchamps, y
a mi vencedor. Usted es digno de llevarla". Final- sobre todo el paso del río Loire. Cada dos horas
mente el prisionero fue trasladado a Angers. una cañonera republicana rendía honores a la glo-
Al conocerse la noticia de la detención de riosa víctima. Finalmente llegaron a Nantes. Charette
Charette, la República entera estalló de alegría, entró en la celda que le había sido destinada, don-
"iEstamos corno locos -escribió Hoche- desde que de durmió serenamente. Luego fue llevado a juicio.
supimos esta buena noticia!". Billaud nos ha deja-
"iCuáles eran sus proyecto's alhacer la guerra?", se
do un vívido relato de los últimos momentos de le preguntó, enke okas cosas. "Tener un Rey -res-
Charette, que a continuación compendiaremos. Al pondió-, y que e[ Gobierno fuese lo que era antes
llegar a Angers, fue conducido a donde se encon- [...]". Terminado el interrogatorio, exhibieron públi-
traba e[ general Hédouiville, rodeado de todo su camente al prisionero haciéndole recorrer toda la
estado mayor, quien [o recibió con respeto y cor- ciudad, antes de llevarlo a [a prisión. Charette avan-
tesía. Luego lo condujeron a prisión. L,n médico zaba con la frente alta, el rostro tranquilo, conver-
le lavó las heridas, que ya cornenzaban a infectar- sando con los oficiales que [o rodeaban. Cuán dife-
se. Luego el general [o invitó a un banquete, rente este recorrido de aquel triunfal, embriagante,
Charette comió con buen apetito, conversando con
por [a misma ciudad, que siguió a [a firma deltrata-
mucha desenvoltura. "i,Por qué usted recornenzó do de La Jaunaye. Hubo, por cierto, injurias agre-
la guerra?",|e preguntó el general. "Porque la Re- sivas, aunque escasas. El no parecía oírlas. Cada
pública no cumplió sus promesas", Alguien le ex- tanto tomaba tabaco de la tabaquera de algún gen-
presó su extrañeza de que se hubiese dejado cap- darme cercano.
turar vivo. "Yo me he batido por mi religión -repli- Cuando [e comunicaron que había sido con-
có Ch¿rrette-, pues bien, mi religión me prohíbe el denado a la pena capital pidió un sacerdote no
suicidio, Por lo demás, pronto sabré dernoskar que juramentado. Le respondieron que la ley no los
no temo la muerte". Porque estaba seguro de que conocía. Aceptó entonces, si bien a regañadientes,
sería condenado a [a pena capital. los servicios de'un cura constitucional. Se confe-
Aldía siguiente lo flevaron a Nantes. Fue un via- só, de rodillas, durante dos horas, Pero no quedó
je de 1-6 horas, en compañía de los generales Travot, del todo tranquilo. Al igual que María Antonieta,
306 Ln Nnvn v urs'fe¡¡¡,ES-tADuS
I-¡r RrvolucrórlF¡inNcrsn [Ln Epopr=.vn »e r-n Veur:r:r:] 307

un anhelo lo acuciaba: recibir la absolución de un


so. Charette estaba de pie, recto, con la frente alta.
sacerdote refractario, mientras se dirigin al lugar
Tras murmurar una última oración, inclinó la cabe-
del suplicio. Una hermana suya que lo visitó en la
prisión te dio [a seguridad anhelada: en tal calle za. Cay6 lentamente, como quien se acuesta. El
"Rey de la Vendée" había muerto. Tenía 33 años.
concreta, por donde tendría que pasar, habría un
Su programa había sido terminante: "Combatido:
buen sacerdote en la ventana de una casa- Ten-
a menudo; vencido: a veces; abatido: jarnás". Era
dría un pañuelo blanco.
el29 de marzo de 1796. Los miembros del pelotón,
A las cuatro de [a tarde, los tambores dieron la al retirarse, no pudieron disimular sus lágrirnas,
señal de partida. Cuandq apareció Charette, real- e

mente imponente, se hizo un silencio sabrecoge-


dor. Con su confesor, el condenado recitó el Mise'
rere, Al pasar por la calle señalada, buscó con sus
ojos la ventana de que [e había hablado su herma-
na. AI ver el pañuelo blanco se inclinó para recibir
la última absolución, Pronto llegaron a [a plaza
Marme, donde se encontraban las tropas ya forma-
das. En el centro, dos bandas militares y una doce-
na de generales a caballo. Charette se acercó algru-
po de generales, V €fl medio de la admiración ge-
neralmantuvo con ellos una animada conversación,
Al fin, saludó con la cabeza. Por encima de Ia mul-
titud pudo ver, frente a él,la ventana de donde par-
tió, e[ 29 de junio de 1793, e[ tiro que mató a
Cathelineau. Un oficialle ordenó qu€ se arrodillase FusílornÍenf o de Charette
sobre una piedra que allí se enconkaba pero él se
negó tanto a ello como a ser vendado. En voz alta Fue, en verdad, un gran soldado. "Se batía como
pronunció el acto de contrición. Luego [e dijo al un león, y maniobraba como un zorrd', escribe de
comandante delpelotón: "Señor, yo mismo daré la él Gabory. Refiriéndose a su persona, Napoleón re-
seña[; inclinaré [a cabeza. Elto querrá decir: Tiren". conoce en su Memoríal de Santa Elena: "Me deja la
El oficial transmitió el mensaje. El silencio era den- irnpresión de un gran carácter; lo veo haCer cosas
de una energía y de una audacia poco corrientes;

I
308 L¡ NavE v t-¡rs TzupEsrADEt; Ln Revotlclotl Fn¡Ncesn [L¡ Epoprvn pn ¡-n VeNoÉel 309

deja trasuntar a[ genid'. Hace atgunos años, cierto ta que el general Hoche dirigió al ministro del In-
panegirista de nuestro héroe le pidió al'obispo de terior el12 de febrero de 1796, da una cifra seme-
Lugon,.'lcon motivo de [a causa de beatificación de jante: "seiscientos mil franceses han perecido en
los mártires vendeanos", que Charette fuera inclui- ia Vendé e y se afirma que en esa época la pobla-
do en [a lista. "Sin duda iecía- fue un poco muje- ción total del país insurrecto se redujo al quinto de
riego. Más de un santo llorará ese pecado de juven- tos habitantes masculinos". Cerca de 50'000 per-
tud [...]. Sin embargo, fue un defensor de la fe, la sonas, si no más, fueron fusilados, guillotinados,
confesó ante sus jueces y murió por ella". Sucesor ahogados o muertos en prisión en el conjunto de
de los generalísimos Cathelineau, d'Elbée y La las ciudades capitales de la Vendée militar. En cuan-
Rochejaquelein, hizo elsacrificio de su vida, de una to a las casas, probable*"ñtn [a mitad de ellas des-
vida si no ornada con las mismas virtudes de aqué- aparecieron consumidas por las llamas'
ilos, al menos con la misma fe y el mismo honor.
En consonancia con lo que hemos señalado
Así que'án febrero y marzo murieron dos gran- anteriormente, observa Messori que el térrnino ge-
des jefes vendeanos, Stofflet el 25 de enero en nocidío es aquí perfectamente adecuado' Porque
Angers, y Charette el29 de marzo en Nantes. La Lquésignifica [a palabra "genocidid', escribe, sino
Vendée militar quedó huérfana, enteramente so .
"iert uición de un pueblo", según la etirnología?
metida a una ocupación republicana que fue real- Jean-FranEois Revel,'en su obra El conocimiento
mente depredadora. Para colmo, entre los peque- inútil, amplía elsignificado de la palabra proponien-
ños jefes vendeanos que sobrevivieron hubo dis- do cuaho características para saber si estamos real-
cordias y desencuentros. Aunque se libraron algu mente frente a un genocidio: 1) Cuando la violen-
nos combates, la muerte de los dos grandes mar- cia ejercida contra los adversarios busca, de mane-
có el fin de la guerra, de esta segunda guerra, quc ra clara y a veces explícita, no sólo someterlos sino
abarcó los años 7794,, 1795 v L796. también exterminarlos. 2) cuando este exterminio
se extiende a toda [a población, combatiente o no,
de cualquier sexo y edad, según un plan predeter-
3. Bolance general minado, y que kasciende las operaciones estricta-
mente militares. 3) Cuando, con esa misma finali-
La Vendée militar perdió globalmente cerca del dad, se destruye sistemáticamente los rnedios.de
75% de su población. De los 815.029, que erarl subsistencia de la población civil, sus casas, sus cam-
originariamente, sólo quedaron 117 .257 , En car- pos, sus herramientas de trabajo, siempre de ma-
310 L¡ Nnvn y ur.s'I'TupLSTADES
L¡ Ruvot-ucró¡¡ FHnNcesn [L,e Epopeyn ou m VeNoÉel 311

nera deliberada y no por saqueos incontrolados. 4)


Cuando las matanzas organizadas son imputables las autoridades locales, que bajo el camuflaje de
a un plan previamente elaborado y no a Ia anar- henévolas expresiones, no dejaron de perseguirla
quía, y continúan después de la victoria de los repre- con tenacidad. Ya el 25 dejulio de'1.796, el consejo
sores y cuando el adversario ya ha sido reducido a municipal de Luroux-Torrereau había redactado un
fa impotencia. EI mismo autor concluye que si estas memorial dirigido a los habitantes del distrito don-
son las características de un genocidio, entonces er de, tras lamentar "[os desastres de la anarquía", pro-
primero de la historia se cometió en la !?ndée. metía "[a seguridad de las personas y de las propie-
dades y un alivio en los males [...]. Rodeados de
Coincide Messori al señalar que no otra cosa vuestra confianza, vuestros administradores van a
era lo que buscaban "los amigos de la humanidad ocuparse de las personas y de las cosas". E[ propó-
en París: la orden era matar ante todo a las muje_ sito aparente de dicho memorial era exhortar al ol-
res por ser el «surco reproductor, ds una raza que vido delpasado y [a práctica de la fraternidad: "Los
tenía que morir". La razón: porque el pueblo hombres son todos hermanos y debemos mirarnos
vendeano se resistía a aceptar .,la Declaración de como tales. Seguid, por fin, esas bella-c máximas
Ios derechos del hombre". Se hacía preciso des_ que deben ser grabadas en todos los corazones y
truir sistemáticamente sus casas y sus cu.tivos para son uno de vuestros deberes principales [...]". Pero,
que los supervivientes desaparecieran por escasez como bien observa Secher, esas bellas declaracio-
y hambre. Según el pensadoi italiano las cifras de nes, casi de raigambre evangélica, fueron firmadas
muertos que nos da Secher son exactas: el l1"/o por los mismos que dirigieron la represión brutalde
de la población. Proporcionalmente fue como si los meses anteriores. Por eso no las tomaron en se-
en la Francia actual hubiesen sido asesinadas más rio las poblaciones siempre en guardia. Los hechos
de 8 millones de personas. La más sangrienta de posteriores justificarían sus prevenciones. Para po-
las guerras modernas, la de L914, costó algo más ner un ejemplo, las indemnizaciones otorgadas se
de un millón de muertos franceses. limitaron a "los pakiotas", con gran indignación de
Secher nos ha dejado un inteligente análisis de la mayoría de la gente,
lo que sucedió al terminar la llamada ,,segunda gue_ Para colmo, en enero del97,las autoridades re-
rra de la Vendée". Por ley del 24deagosto del7g7, I solvieron celebrar de manera desfachatada y con
escribe, el Directorio proclamó teóricamente la gran pompa el aniversario del asesinato del último
amnistía y el retorno de una cierta libertad general, rey de Francia. En la cerernonia se incluyó un jura-
pero de hecho la Vendée fue dejada al arbitrio de mento solemne que"debían proñunciar' todos los
312 L¡ Nnve v t¡s'IgMPEST DES [¡ Ruvor-uclóN FnnNcesn [t¡ Epopevn oe r-n VeNoÉeJ 313

funcionarios y representantes de las comunas: "Juro una vergonzosa indolencia y un cobarde desinte-
odio a la realeza, ala anarquía, adhesiór: a la repú- rés, pareciendo considerar un odioso placer y un
blica y a la Constitución del año XI[". El I de no- juego criminal el hecho de contravenir a la expre-
viembre del 98, los consejos municipales de los di- sión de la voluntad general".
ferentes cantones decidieron que se celebrara una Los abusos de los soldados azules hacían más
fiesta de la paz. Intención ingenua, al parecer' pero
odioso, si cabe, las medidas de las autoridades.
que encubría implícitarnente un encomio al espíri-
Hubo de parte de ellos incursiones de toda clase:
tu de la Revolución. Para dar a dicha manifestación
robos, asaltos,' toma de rehenes, frecucntemente
todo elboato deseable, sehizo intervenir a las fuer- bajo pretexto de "servicio's a [a República", mane-
zas armadas, en traje de gala, así como a los diver-
ra elegante de "enmascarar un delito". Los solda-
sos funcionarios públicos. E[ desfile, con banderas
dos, rnal acostumbrados durante las guerras, no
y escarapelas tricolores, recorrió todas las calles de
ahorraban violencias sangrientas matando
ios pueblos, bajo los acordes de los himnos republi-
vendeanos, decapitándolos y paseando luego sus
canos, desembocando en las plazas ubicadas frente
cabezas sobre una pica, Como éstos habían lucha-
a las iglesias. Los actos se celraron con banquetes
do por Dios y por el Rey, ahora sus enernigos to-
"fraternales", bailes e iluminaciones.
maban la revancha exhortando a trabajar "[os días
Otro caso de venganza ideológica. En Nantes se llamados domingos y fiestas", así corno a destruir
celebró el aniversario de una batalla en que los azu- "los signos exteriores del culto" y de la rcaleza.
tes habían vencido a los realistas, con uníJ paródica
Más atlá de tales desgracias, Billaud se atreve a
"procesión religiosa". Los ciudadanos, "dominados
calificar de "victoria de los vencidos" al resultado
por una santa indignación", después de haber roto
de esta contienda en su excelente libro Lo guerre
imágenes de santos y los tabernáculos del templo,
de Vendée. Pregúntase e[ autor cuáles fueron las
"llevando uno la irnagen de un santo, e[ otro de
consecuencios reales de esta "guerra de gigantes",
una Virgen, éste del niño Jesús, aquél un relicario,
como gustaba calificarla Napoleón, i,Fueron pura-
se clirigieron a eso de las cuako de la tarde hacia e[
mente negativas, una mezcla de sangre y Ce ruinas,
Campo de Marte [...]".Por cierto que tales fiestas o tuvo también resultados halagüeños? Resurnamos
no despertaban e[ menor entusiasrno en e[ pueblo,
sus asertos.
profundamente irritado. E[ canton de Brioux' por
ejemplo, se lamentaba delpoco interés de la gente' Conviene ante todo, nos dice, tener en cuenta
"La casi totalidad de sus ciudadanos dormitan en las conse cuencias moteríalés g'personales de lq gue-
314 [¡ NnvE v ¡.¡s TeupESTADES [¡ R¡=.vor-t.rctóu I'-rnNcesn [L¡ Epoprve ue t.n Ver.nrÉ:e] 315

rro. Hubo muertos, hubo devastaciones. Ya hemos tas escombros, molinos sin aletas, castiltos en rui-
indicado algunos números. Según Chateaubriand, nas, aldeas calcinadas, iglesias carentes de techo, a
600.000 blancos perecieron en la Vendée. Según cielo abierto, y sin campanas. Cholet fue quemada
otros, en los dos campos hubo 900.000 muertos. cuatro veces; sus calles quedaron desiertas, nos
Algunas localidades fueron particularmente afecta- declara un testigo, con cadáveres semidesnudos; los
das. Cholet, por ejemplo, en siete años, sobre BM4 perros y los lobos se disputaban sus restos. Cuando
habitantes perdi6 6282; en Saint-La:nbert-du- volvieron los habitantes del lugar, lo primero que
Lattay, sobre 7200 fueron 800los que murieron, es tuvieron que hacer fue luchar, durante semanas, con
decir, dos tercios de [a población. Por doquier fami- las bestias feroces, especialmente manadas de [o-
lias enteras fueron casianiquiladas. René Bordereau, bos, muchos de ellos rabiosos.
una heroína célebre, perdió 42 desus parientes. En
la familia de Cathelineau, murieron él y sus 3 her- Sin embargo, y sobre esto se basa en parte
manos, sus 4 cuñados, 16 primos sobre L8; los dos
Billaud para hablar de "victoria de los '.¡encidos",
restantes volvieron lisiados a sus casas. Un prefecto
tantos destrozos materiales permitieron que todo
pudiese ser luego reconstruido, mejorándose las
de la Vendée [e escribía en los siguientes términos
casas y las iglesias. Fue una consecuencia material
al Primer Cónsul: "Las pequeñas aldeas; las villas
deberán ser reparadas aún durante mucho liempo,
no querida, por cierto, pero consecuencia al fin.
porque sus habitantes ya no existen". No otra ha- Asimismo, terminada la guerra, se proyectó un
bía sido la política de generales al estilo de Wester- vasto programa de rutas, de modo que a[ fin del
nann, el carnicero de los vendeanos, que unía los Imperio no habría en toda Francia una región con
incendios a los muertos; el principio de su conduc- mejores caminos.
ta era: "Una aldea quernada asusta más que cien Billaud analiza luego las consecuencias socio-
cadáveres". Los soldados de Maguncia continua- Ies de [a guerra, El pueblo vendeano se vio pro-
ron dicha política, No sin razón fueron llamados fundamente trastornado por las exigencias bélicas.
"los incendiarios". Turreau acabó [a tarea con sus La guerra arrancó a los paisanos apacibles de sus
"Columnas Infernales" . campos, así como a los artesanos de sus oficios,
De las Memorias que nos han dejado algunas convirtiéndolos en improvisados soldados. Al te-
ner que participar en diversas campañas se vieron
3

autoridades políticas de aquellos tiempos podemos


precisados a dejar su hábitat natural y dirigirse a
extraer los siguientes datos: en una superficie de
cien leguas cuadradas, no se veían sino granjas vuel- regiones lejanas, que antes no habían conocido,
arnpliando así sus reskingidos horizontes habitua-
316 L¡ N¡vu v t¡s [t¡"r¡,ES'rAoES L¡ Revot-r.¡cróx FR¡Ncesn [L¡ Et oprvn uE un VeNpÉr-] 317

les; lástima que al volver a sus pagos encontraron se convertiría en una raza de soldados. Fue como
con frecuencia a sus parientes masacrados y sus el oro que se pone en el crisol: adquirió temple. E
casas incendiadas, lo que suscitó una cólera in- hicieron la.guerra, una guerra de cuako años. In-
rn€ñsá; que dejó rescoldos de venganza. cluso lograron vencer a los terribles guerreros de
En cuanto a la nobleza vendeana, mejoró mu- Maguncia. "Combate de leones -dirá Kébet en su
cho a raíz de [a guerra. Es cierto qüe ya antes de momento-, un combate con tigres". Los soldados
que ésta estallase, era distinta a la nobleza cómún azules, cuando hablaban de su lucha con los blan-
de Francia, por lo general bastante segregada del cos, decían "la infernal Vendáe", y se alegraban si
pueblo sencillo. Apenas si en la Vendée había dis- los destinaban a otros frqntes de combate. Dicho
tancia entre nobles y paisanos, según [o hemos se- temple guerrero se mantendrá en generaciones ul-
ñalado en su momento. Los nobles se rnezclaban teriores. Fueron vendeanos, principalmente, quie-
con sus colonos, bailaban en sus bodas, y los colo- nes enfrentarían con éxito a los alemanes en [a pri-
nos gustaban a veces salir de caza con sus señores. rnera guerra mundial.
Cuando estalló la Revolución, la emigración de Finalmente el desenlace de la guerra entrañó
nobles fue mucho rnenor en la Vendée que en el consecuencíos religíosos. Como ya lo hemos seña-
resto de Francia. Y ya hemos visto cómo los aldea- lado reiteradamente la fe católica había sido la cau-
nos se dirigirían a eflos para que fuesen quienes los sa principal de la contienda. Pues bien, frente a los
condujeran en su combate por Dios y por el Rey. opresores del cristianismo, la Vendée conquistó la
"Bueno, vamos, venceremos o moriremos juntos", libertad religiosa a[ precio de su sangre. Recuérdese
dijo d'Elbée al ser invitado. La guerra creó un lazo que por aquellos años en toda Francia el culto cató-
social mucho más fuerte aún que antes entre no- lico estaba prohibido, los domingos suprimidos, las
bles y campesinos. En numerosas ocasiones los pai- carnpanas mudas, los sacerdotes fieles p"oscriptos.
sanos pudieron admirar el coraje de sus jefes, en En el tratado de La Jaunaye la primera cláusuta
muchas okas éstos quedaron asombrados ante la impuesta por Charette fue: "En adelante, e[ culto
intrepidez y bravura de los campesinos. católico es libre en Vendée; los refractarios no serán
Hubo, asirnismon prosigue Billaud , consecuen- allí molestados". A partir de entonces los buenos
cias militares, E[ alma de los vendeanos, en 7789,
t
sacerdotes pudieron circular con libertad y celebrar
era tosca y medrosa, Se los había descrito: "un pue- misa donde quisieran, las campanas volvieron a
blo de hombres de mal genio, sin vigor y sin cora- repicar y el decadi desapareció en-tpro del domin-
go. Hapta se llegó a celebrai gn sinodo en L795,

&
je". Pues bien, ese pueblo de pacíficos campesinos
318 [¡ N¡vr. v l¡s TeupEsrADES Ln Rr-yo¡uctóN Fnnruccsn [-rr Epoprvn or m VrNrJ;el 319

custodiado por Charette, bajo la presidencia de un la de la diosa Razón o la del Ser Supremo. Y ha-
obispo emigrado. El general Hoche, por su parte, ciendo caso omiso de los consejos de Tálleyrand,
ateo pero inteligente, llegó a ordenar que sus ofi- Grégoire y Sieyés, que lo exhortaban a mantener la
ciales y soldados fuesen a misa para reconciliarse religión oficial, con el clero juramentado, se propu-
con los vendeanos, so restablecer en Francia, aunque fuese por moti-
vos fácticos, la religión católica, Era la religión que
También la fe de los vendeanos se acrisoló. Pa-
á[ conocía, la misma que le enseñó su rnadre. Para
dres y madres la comunicaron a sus hijos, con acen-
etlo se pondría en contacto con elpapa, én orden a
tos de heroísmo. En el seno de los hogares, al atar-
firmar con él un Concordato. No fue la Vendée, por
decer, se contaban las gestas del abuelo o del her-
rnano mayor, caídos con e[ rosario al cuello y el cierto, Ia causa única de taldecisión, pero sí lo ayu-
Sagrado Corazón en [a chaqueta, fusilados como dó para inclinarse en dicha dirección. Desde elprin-
"fanáticos" en Angers, o guillotinados por haber cipio se interesó por esa "lucha de gigantes", flo
escondido a "un padre de los buenos", o ahogados ocultando su admiración por aquellos paisanos que
en e[ Loire; se mostraba a los chicos los escondrijos batallaban y morían por su fe. En cierta ocasión
pediría que le contasen sus hazañas. 'A esos relatos
de los bosques donde había celebrado sigilosamen-
te [a misa, a la noche, casi sin luz, algún sacerdote -dice elpadre Bernier-, su figura se anir.a, sus ojos
condenado a muerte. Los jóvenes no podían dejar brillan, y exclama, transportado: uiYo querría ser
de reflexionar en el valor de una religión signada vendeanolrr". Tiataremos de este tema con más
por un heroísmo tan grande, No es, pues, de exha- extensión en e[ próximo capítulo.
ñar la floración inaudita de vocaciones que siguió a Pregúntase Gabory qué hubiera sucedido si los
la guerra, como en ninguna otra parte de Francia. vendeanos hubiesen triunfado, decidiendo una
Billaud destaca Ia innegable relación que media marcha victoriosa sobre París en mayo o junio del
entre la guerra vendeana y el futuro Concordato. 93, como algunos lo habían llegado a proponer.
Tias los terribles años de persecución, de terror, de Se habría ahorrado a [a nación el Terrot y más de
destrucción de los signos sagrados, de acoso a los veinte años de guerras extranjeras, responde; un
buenos sacerdotes, apareció Napoleón. Personal- millón quinientos mif lrombres hubiesen quizás
mente no tenía fe, la había perdido a los 13 años, escapado a las matanzas de toda clase,
Pero era inteligente y comprendía que a un pueblo En el recientemente aparecido Liure noir de la
católico no se le podía extirpar su religión ni impo- Réuolutton frangaise, afirma Secher que las gue-
nerle una religión inventada por los hombres, como rras vendeanas tuvieron tres fases. Sírvannos su
320 [¡ Nnve y ¡-es TeMpES'TADES

reflexión como una síntesis del presente capítulo.


La prirnera fue la guerra civil, que corrió de marzo
de L793 a diciembre del mismo año, y se cerró
con Ia derrota de Savenay, La segunda fue la con-
cepción, planificación y realización de un sistema
de aniquilamiento g de despoblación, un verda-
dero populicidio, como dijeron los revolucionarios,
de la Vendée y de los vendeanos; dicho período
comenzó en abril de 1793 y terminó con la caída
de Robespierre. La terceta fase fue -y es- la mani-
pulación de [a memoria, eu€ se tradujo -y se si-
gue traduciendo- por un memorícídio.

Cnpfi'uuo TuRcERo

NAPOLEÓTI NONAPARTE Y LA VENDÉE

Á
Al término del capítulo anterior hemos aludido
a una figura trascendental en la historia c,e Francia,
que interferiría en los proyectos de la República,
sobre todo en lo que atañe a su política antirreligiosa.
Nos referimos a Napoleón Bonaparte, un persona-
je amado por algunos, incluso católicos, hasta el
delirio, y aborrecido por otros hasta la execración.
Si bien ya algo dijirnos de él en nuestro segundo
volumen sobre la Revolución francesa, trataremos
ahora de adenkarnos más en su personalidad, tan
compleja como apasionante, con especial referen-
cia a su relación con la Vendáe.
Nopoleón Bonaporte Siendo aún joven oficial, la República pensó
en él para que colaborara en la represión del ej&-
cito católico y real. Fue en agosto de 1795 cuan-
do, en plena segunda guerra, se lo designó para
servir allí bajo el mando del general Hoch e. Pero
Á
Ln Rr-vor-uclóH F¡r¡Ncesn [L¡ EpopEvn oe L.n VeNoÚnl 325
324 L¡ Neve v us TeUPEST DES

la altivez de los vendeanos. Al padre Bernier, por


se negó terminantemente. La aceptación de dicho
ejemplo, un día le confesó que estaría 'brgulloso
destino [o hubiera obligado no sólo a abandonar de ser vendeano". Cuando hablaba de esa mane-
el ejército de ltalia, en el que revistaba, sino tam- ra, se refería sobre todo a [a Vendée militar, a los
bién a sacar la espada contra enemigos que a'drni- vendeanos combatientes. Ya en [a primera con-
raba, a quienes calificarÍa, no lo olvidemos, de versación que mantuvo con aquelsacerdote abor-
"pueblo de gigantes". Ta[ rechazo no quedaría im- daron la cuestión de las guerras de la Vendée-. "El
pune, ya que se vio militarmente sancionado. primer cónsul -relata el padre- es un hombre ex-
Sin embargo no por e[[o su carrera política se traordinario; entiende perfectamente que todos los
detuvo, llegando a ocupar, a fines de L799, et cargo sacrificios hechos por,lo§ vendeanos no pueden
de Primer Cónsul. Con los poderes que dicho puesto ser condenados a la esterilidad. Cuando yo le cuen-
le confería, dirigió un gesto benévolo a [a Vendée, to la piedad y los rasgos de coraje de que rnás de
ofreciéndole a Luis de La Rochejaquelein, herma- unavez he sido testigo, su figura se anima, se cree-
no de Henri, el grado de coronel. Elvendeano cre- ría que está celoso de esos soldados que él no ha
yó necesario rechazar la distinción. Poco más ade- comandado [,..]. Más de una vezha dicho: "Yo les
lante intentó un nuevo acercamiento,' Esta vez al devolveré todo esto. iNo hay que hacer algo en
conde Constant de Suzanné, quien habiendo lu- favor de los que han hecho tanto en favor de la
chado hasta hacía poco en las filas de los vendeanos, religión?r". Eran palabras demasiado elogiosas
quedó asombrado al enterarse de que se le ofrecía para ser sinceras, dirigidas a un sacerdote a quien
un mando mititar:importante si aceptaba adherirse quería ganar para su causa.
al nuevo gobierno. El noble rehusó de plano la pro- Porque a los comienzos de la guerra vendeana,
puesta: "Cuando uno es realista y ha combatido más concretamente, en L793, no era tal la opi-
como tal -alegó-, ño puede sin deshonrarse servir nión de Bonaparte sobre aquellevantamiento' "La
a otro par[ido'', Varios jefes recibieron propuestas Vendée -decía por ese entonces- quiere un rey, la
semejantes, entre otros d'Autichamps. Fue, al pa- Vendée quiere una contrarrevolución declarada.
recer, el padre Bernie¡ antaño capellán del ejército
La guerra de la Vendée es la del fanadsmo, del
de Stofflet, quien habría influido particutarmente despotisrno; la nuestra, a[ contrario, es la de los
para que el Primer Cónsul buscase incorporar ofi- verdaderos republicanos amigos de las leyes, del
ciales vendeanos en las filas del ejército cr¡nsular. orden, enemigos de la anarquía y de los malhe-
Desde que llegó al poder, Bonaparte supo en- chores. iNo tenernos la bandera tricolor?". Por cier-
contrar expresiones contundentes que halagaron
326 L¡ Nave y us'I'TUpESTADES
[-rr Revor.ucróN FRnNcesn [L¡ Epopevn on r-n VrnrrÉe] 327
to que al margen de tales apreciaciones, siempre
valoró e[ coraje de los jefes vendeanos. Ya hemos Elestado de cosas carnbió, pero insensiblernen-
te, y por el solo efecto del contacto de esas masas
señalado la admiración que experimentaba por
ignorantes con la civilización nueva. El Consulado
Charette. Más aún, cierta tradición nos dice eu€, pacificó a la Vendée porque era un primer paso ha-
siendo Emperador, tenía en su escritor:o una mi- cia una reorganización monárquica y porque e[ Pri-
niatura que representaba al célebre general mer Cónsut, cuando no era más que el vencedor de
vendeano. Su aprecio por la Vendée y especial- [talia, daba a esa población [a esperanza de que a
ella se le debería el restablecimiento delculto, El Con-
mente por Charette explica la antipatía que le des-
cordato cumplió dicha esperanza. El Irnperio extin-
pertaba el generalTurreau, creador de las "co[um- : guió los últimos restos de la Vendée y así se vio, en
nas infernales", a quien jamás quiso confiarle un 1814, seis mil paisanbs de esas comarcas batirse
mando militar importante. como héroes por la causa de Napoleón, y preferir la
muerte a rendir sus armas a los aliados de esos mis-
Pero también en su Memoríal nos muestra que mos príncipes por los cuales habían durante seis años
nunca llegó a comprender a fondo la nobleza in- resistido a todos los esfuerzos de la República. El
trínseca de [a causa. Allí leemos: "lLa primera heroísrno de esos bravos prueba que la gran recon-
ciliación de los franceses había sido realizada por
Vendée fue inglesa? No. Ella fue desde elprincipto
Napoleón y que la Francia de 1814 no era la de
completamente popular; fue el movimiento espon-
1793.
táneo de una población numerosa, compuesta de
hombres simples e ignorantes que, separados de Así dice, hablando en tercera persona, y reve-
toda civilización y del resto de Francia por falta de lando [a astucia de su plan. Más adelante nos ex-
comunicación y sobre todo por [a impenetrabili- tenderemos sobre este tema.
dad de sus localidades, no conocían otras leyes
que el respeto debido a la religión, a la realeza, a
la nobleza. Las ventajas de [a [ibertad, la supre-
sión de Ia feudalidad, resultante de los decretos de
la fuamblea nacional, no halagaron sus pasiones;
ellos no vieron en la ley nueva sino ataques a la
religión de sus padres y a la antigua rnonarquía,
Desde que creyeron en peligro el altar y el trono,
se levantaron en masa [...]". Y en otro lugar o<pli-

&
ca [a política que siguió para ganárselos:
328 L¡ Neve v ms'l'r'.ptpEsrADES [¡ Revouucló¡.¡ FnnNcrsn [La Epoprva uE I-a Ve¡roÉn] 329

I. La llamada Tercera Guerra de la Vendée fos del siglo de las luces", decía, En 1797 volvió a
su patria, viéndose obtigado a vivir en la clandes-
tinidad. Disfrazado de marinero, ejerció valerosa-
mente su rninisterio, especialmente de noche, con
Decimos [a "llamada" tercera guerra, aceptan- el fin de pasar inadvertido. Entendió que [a prime-
do, si bien por motivos más prácticos que reales, ra necesidad era acrecentar e[ número de buenos
que hubo cinco guerro.s de la Vendée. De las dos sacerdotes, para [o cuat se hacía necesario formar
prirneras, que nos parecen verdaderamente tales a los jóvenes que creyeran tener vocación, aten-
por su envergadura, nos'hemos ocupado larga- diendo especialmente [a§ necesidades de la hora'
mente. La tercera y la cuarta tienen que ver con la A etlo se abocó, buscando candidatos aptos para
figura de Napoleón. De [a denominada "quinta", un ministerio que exigía tanto coraje, dadas las
algo diremos al final. circunstancias. Fundó, asimismo, una congregación
femenina. Todo ello era clandestino. Pero cuando
El poco tiempo de paz, muy relatit,a, que si- el Primer Cónsul hizo libre el culto, a fines de 1799,
guió a la muerte de Charette, fue aprovechado por
su obra salió a la luz del día. Pronto inició el pri-
los católicos para restaurar lo que estuvo a su a[- mer seminario que se abrió después de la Revolu-
cance, especialmente en e[ campo religioso. En tal ción, en orden a tomar e[ relevo de un clero enve-
emprendimiento quisiéramos destacar la figura de jecido y diezmado por años de persecución' loco
un eclesiástico eximio, el padre Luis María después ernpezaría otros seminarios lr'ás' Murió
Baudouin, sacerdote cabaly fleno de celo apostó- lleno de méritos en 1835. "He vivido un siglo de
[ico. Cuando se impuso la prestación deljuramen- revoluciones", diría. Fue un hombre realmente
to, se negó rotundamente, así como a reconocer contemplativo, pero de una contemplación que
la legitimidad del obispo consiitucionat, Tras ser redundaba en acción. Gracias a sacerdotes de ese
detenido, en 7792, tomó el camino del exilio, diri- estilo, Francia, y sobre todo [a región de [a Vendée,
giéndose a España, donde permanecería durante tan católica, pero tan saqu eada, seguiría viviendo'
cinco años. Durante su estadía en Toledo, aprove-
chó para conocer mejor los rnísticos españoles, Volvamos a la situación que com enzó a vivirse
leyendo con admiración a Santa Teresa y a San el año 1797 . En agosto de dicho año asomó una
Juan de la Cruz. Deudor de la escuela francesa del esperanzn: elgobierno declaró nulastodas las leyes
cardenal Bérulle, su espiritualidad se polarizó en anteriores relativas al iuramento de los eclesiásti-
la figura de Cristo, "que no es el Dios de los filóso- cos, y por tanto quedaron cancetadas las penas de

Á
330 L¡ Nnve Y us TEt"tpEST DES L¡ Ruvot.rrcróN Fnnrucrs¡r [L,r Eporeva oe m Ve¡rpÉrl 331

prisión o deportación. Al saberlo, muchos sacerdo- mo día, sobre las principales ciudades de Bretaña,
tes se apresuraron a retornar de la emigración o Maine, Normandía y Vendée, deponiendo a los
salir de sus escondites. Pero alparecer hubo nume- intendentes de las distintas localidades; los chuanes
rosas protestas de parte de los republicanos, por lo desde una orilla del Loire y los vendeanos desde
que poco después otra ley reimplantó las antiguas la otra, avanzarían en tenazasobre Nantes. Inclu-
en toda su odiosidad, con e[aplauso enfusiasta "de so era posible que se hiciese presente el conde de
los patriotas del Oeste". No pocos sacetdotes fue- Artois. El30 de octubre, Bourmont asÍ [o anunció:
ron encarcetados. Detectarlos era ahora más fácil "Su Alteza Real, el herrnano del rey, sólo espera,
que en los días del Tenor,.porque el tenitorio, me- para llegar a bordo de tq escuadra aliada que se
dianamente pacificado, hacía menos dificultoso dirige a nuestras costas, un lugar que [e sea ofreci-
ubicar a los padres. Las iglesias, que estaban en do como punto de desembarco".
ruinas, volvieron a utilizarse para fines profanos.
Mientras tanto, Lqué hacían los del gobierno?
Fue dicha situación la que desencadenó la lla- Su situación no les era muy favorable, eu€ diga-
mada "tercera guerra" eu€, al decir derGabory, mos. Como creían que la zona estaba suficiente-
podría ser denominada "la guerra de 1r.,6 emigra- mente pacificada, habían retirado muchos solda-
dos". En agosto de 7797, e[ conde de Artois, re- dos del oeste francés. Sólo quedaban 16.000 hom-
cluido en su torre de marfilde Edimburgo, por ins- bres. Pero el peligro no era tan grande como al
tigación del padre Bernier, a quien acabamos de principio pudieron sospecharlo, máxime que pron-
referirnos, autorizó la retoma de la lucha, cuando to fueron advertibles diversas fricciones entre los
fuese posible, designando él mismo los que serían jefes del ejército católico. De hecho fue sólo con
sus jefes: Cadoudal, La Prévalaye, Godet, Bour- 120 chuanes que Frotté entró en campaña; luego
mont, Frottá y d'Autichamps. Fuera de Cadoudal, de varias derrotas, se creyó obligado a licenciar a
a quien ya conocemos, y que era delpueblo bretón, sus tropas. Tarnpoco Normandía respondió como
así como de d'Autichanips, nacido cerca cle Angers, se esperaba. Cadoudal, en la Baja-Bretaña, lanzó
los demás capitanes desconocían el terreno. Casi varios ataques con sus chuanes, pero tampoco [o-
todos ellos se reunieron en un castillo, juntamente gró eléxito esperado. Lo mismo aconteció en otros
con 200 jefes subalternos y 1200 paisanos en ar- lugares. Bourmont, por su parte, se había propues-
mas. Allí se fijó el 15 de octubre como día del alza- to ocupar Le Mans. Sólo había reclutado un ejér-
miento, que sería, en su opinión, gigantesco, Los cito de 3000 hombres. Efectivamente logró con-
ejércitos se lanzarían conjuntamente, en ese mis- quistarla, pero pronto ordenó su evacuación, no
332 L¡ Nnve v ms J'er,tPestADEs
[-n Revol.ucróru FnnNcesa [L,r Epo¡,r:yn oe r_n VnNoÉeJ 333

se sabe bien por qué. Algo parecido sucedió con do, En 7793 se unió a los ejércitos vendernos. Des-
Nantes: fue primero tomada, pero luego los solda- pués del desastre de Savenay, atravesó e[ Loire, y
dos se retiraron. Támpoco en [a zona de [a Vendée se aproxirnó a Stofflet, ejerciendo sobre él una gran
hubo triunfos significativos. Parecían cansados. influencia. Desde e[ dÍa en que consideró perdida
Bonaparte, tras volver de su campaña en Egip- la causa de [a Ve.ndée, araízdel último fracaso que
to, dio un golpe de Estado, el.9 de noviembre de acabarnos de recordaq la abandonó para arrimar-
1799, Pocos días después, e[ 28 dediciembre, tomó se alnuevo poder, ofreciendo sus servicios a Bona-
posición frente al levantamiento de [a Vendée: parte. El 3 de diciembre, este hombre tan astuto
"Una guerra impía amenaza con abrasar por se- como enigmático, escribiría en los siguientes tér-
gunda vez los departamentos del Oeste. E[ deber minos a un agente suyo en París: "Haga entender
de los primeros magistrados de la República es de- bajo cuerda que yo puedo mucho para el cambio
tener sus progresos y extinguirlos en su foco; pero que se prepara, Estoy dispuesto a secundar los pla-
no quieran recurrir a la fuerza sino después de nes del gobierno; hable y haga hablar para que mi
haber agotado las vías de la persuasión y de [a nombre cobre relevancia. Las dificultades no son
justicia". Enseguida concedió una amnistía total tan insuperables como usted parece creerlo. Yo ten-
por los hechos recientemente acontecidos. Para [o- go [a confianza de los paisanos a los que no he
grar que se alcanzase la pacificación deseada, ne- comprometido en esta misma tentativa; la de los
cesitaba de un intermediario que resultara potable jefes no me hará falta". Cadoudal rugió al enterar-
para los sublevados. Hábilmente eligió a un se de lo que entendía como una vergonzosa defec-
vendeano, justamente aquel que tanto había con- ción del antiguo capeilán. Lo cierto es que en ade-
tribuido a[ alzamiento, y que tiernpo atrás se había lante Bernier le fue fiet a Napoleón, quien pronto
mostrado particularmente agresivo con el Directo- lo elegiría de nuevo para ayudarle en Ia tramita-
rio, el padre Bernier, a quien hemos encontrado ción del Concordato con el papa. Al parec er, ya
anteriormente en diversas ocasiones. casi había olvidado.[a causa vendeana. Por lo de-
rnás, quedó decepcionado porque no se lo nom-
iQuién era, a fin de cuentas, e[ padre Étienne bró cardenal arzobispo de París, como lo hubiera
Bernier? Habiendo sido ordenado sacerdote en deseado, debiéndose contentar con [a diócesis de
L7B7 , tres años después fue nombrado párroco de
Orleans. Murió en 1806.
Angers. Tras negarse a prestar eljuramento impío,
se vio removido de la parroquia, y entonces le hizo Un poco más conocido este personaje, bastan-
la vida imposible a su sucesor, que era jt:ramenta- te misterioso, volvamos al tiempo y a los hechos
334 L¡ N¡ve v t.ls TeuprsmDEs [-A REVoLUcTóru Fnnxcrse [Lrr Epopuve oe un VeNoÉ-e] 33S

que nos ocupan. Llamado por Bonaparte para ser timando los levantamientos del Oeste, para luego
intermediario válido entre el Primer Cónsul y los acabar con la suya: "Ustedes han hechc muy bien
rebeldes, Bernier se dirigió a París, donde fue reci- en defenderse contra un gobierno opresor, pero las
bido con los más grandes honores por aquel a circunstancias han cambiado, y nada debe impe-
quien llamaba "elsalvador de Francia". A nuestro dirles tratar conmigo". D'Andigné insistió en la ne-
juicio, se equivocaba sobremanera. Nc.,era posi- cesidad de que el nuevo gobierno otorgase liber-
ble olvidar que cuando Napoleón inició el Consu- tad plena para el ejercicio de la religión católica.
lado pronunció esa frase tan reveladora: "Ciuda- "La religión yo la restablewré -respondió Napo-
danos, la Revolución quqda ffada en los princi- león-, pero no para ustedes sino para mí [...]. No
pios que Ia han comenzado; está terminada". Él porque nosotros, los noblbs, tengamos mucho de
entendía "encarnar" dicha Revolución. Es quizás religión, pero ella es necesaria para el puebto". Al
en ese sentido que decía ser "e[ representante del conde nada le gustó lo que acababa de oír. Con
pueblo'. Sea [o que fuere, Bernier y Napoleón se todo, prosiguió la ionversación y la focalizó en los
comprendieron a primera vista, Borbones, que era la razón por la cual d'Andigné
había ido a París, "Usted rne habla siempre del rey
Hubo otros contactos, pero más insospechables, iEs entonces realista?", le preguntó Bonaparte.
entre Bonaparte y los jefes vendeanos. Algo de ello "Desde hace diez años combato por la restaura-
dijimos páginas atrás. Especialmente sintomático ción de la monarquía francesa -le respondió el con-
nos parece el que mantuvo con el conde Luis Ma- de-. iCómo, después de ello, podría usted supo-
ría d'Andigné, quien había sido comandante de los ner que yo no soy realista?". "Pero yo no soy rea-
chuanes. Dicho conde nos ha dejado en sus Me- lista", objetó Napoleón. "Yo querría que lo fuese",
moires, un relato del encuentro. El diátogo tuvo le dijo elconde. Napoleón "sonrió y pareció halaga-
lugar en París, el 27 de diciembre de 1799. El Pri" do por esta respuesta", señala elconde en su cróni-
mer Cónsul, nos refiere, se mostraba a l¿- vez hala- ca. "Pero los Borbones ya no tienen chance -agre-
gador, impaciente y amenazante, buscando osten- gó Napoleón-. Ubiquese del lado de la gloria", A
tar ascendiente sobre su interlocutor. D'Andigné lo que d'Andigné: "Nuestro lugar está en otra par-
tuvo al principio mala impresión de Napoleón, le te", "En fin, iqué es Io que ustedes quieren?". *Los
pareció una persona vulgar: "Nada en su conjunto realistas no tienen sino un anhelo: el rey y usted.
me daba a pensar que pudiese ser un hombre im- Lo que queremos es: Luis XVIII por rey legítimo y
portante". Pero pronto entendió que no era tan asf, Bonaparte para cubrirlo de glorial. Al escuihar s"-
Como solía hacerlo, elPrimer Cónsulcomenzó [egi- mejante respuesta el kimer Cónsul se contentó con

Á
336 L¡ Nnvc v r-as TeupFsTADEli
Ln Rcvoluc¡óN Fnru.¡casn [Le Epo,ryn oe u VrNnÉe] 337

sonreír, agregando para su coleto: "si los realistas


sus chozas'1. "Entonces nos retiraremos a los bos-
no vienen a rní, serán exterminados,,.
ques. Por lo demás, usted quemará la cabaña del
La conversación siguió su curso, recayendo cultivador apacible, arruinará a sus propietarios
ahora en los príncipes franceses, Napoleón le con_ que no toman parte alguna en Ia guerra [...], pero
fió: "Ellos no han hecho nada para la gloria. Están usted no nos encontrará sino cuando nosotros lo
olvidados. iQue no estuviesen en [a vendéel iEra queramos, y, con el tiempo, destruiremos todas sus
su lugar!". El diálogo continuaba. Al conde le pa- columnasr una a una". Entonces el primer Cón-
reció entender que su interlocutor lo quería ganar sul, con voz terrible, dijo: "iMe está amenazan-
con dádivas o empleos, ya que en un momentc.r do?". A lo que d'Andigné,Jruy serenamente, con-
en que Bonaparte pareció estimar que su invitad«l testó: "Yo no he venido a amenazarlo sino todo lo
estaba de acuerdo con élle dijo: ,,¿eué quiere ser? contrario, para hablarle de paz. Conversando, nos
aQuiere ser general, prefecto? Usted y los suyos hemos apartado de nuestro tema. Cuando usted
serán lo que quieran'1. D'Andigné [e aseguró que quiera, lo retornamos". Bonaparte se calmó. Tál
ninguno de ellos deseaba ser nada. La respuest¿r fue el coloquio, bastante singular, por cierto,
pareció chocarle: "ise sentiría usted humiltado de
Otro que intentó acercarse fue Frotté. Él ¡amas
llevar el uniforme que lleva Bonapar te?,' .,,De nin-
había consentido en tratar con la Repúbtica, pero
gún modo -contestó el conde-. pero jamás iría-
dadas las nuevas circunstancias y ante los ofreci-
mos a combatir mañana contra las potencias d*
mientos de pazque hizo llegar Napoleón, aceptó la
las que ayer hemos sido aliados", Napoleón se in-
invitación. Cornenzó entonces a verse con los jefes
dignó: "iEntonces ustedes son aliados de las po_
enemigos locales, pero, arteramente traicionado, lo
tencias extranjeras?". D'Andigné respondió: .,Us
llevaron a un consejo de guerra, eus Io condenó a
ted sabe bien que hemos sido obliguáor a aceptar
muerte. Fue fusilado el lT de febrero de 1800, ca-
el socorro que sólo Inglaterra podía darnos; y no
yendo con honor e hidalguía. Cadoudal; el último
podemos olvidarlo tan pronto,'.
que persistía en resistir, a[fin consintió en katar con
De repente Bonaparte perdió la paciencia: .,Si Napoleón, a pesar de que no confiaba en su perso-
usted no hace la paz, yo marcharé sobre ustedes na, considerándolo un jacobino disfrazado, que
con cien mil hombres". A lo que el conde: ,,Enton- aeabaría por poner en eltrono a algún Orleans. Tias
ces trataremos de probarle que somos dignos de conversar con é1, sin mayores resultados, se dirigió
combatirlo". "Yo incendiaré sus ciudadÁ [...],', a Londres. Acontecimientos posteriores lo llevarían
rugió Napoleón. "Mviremos en chozas,'. ,,euemaré a planear un secuesto de Napoleón. Detenido, des-
338 L¡ Nnve y us Tur,tpEsrADES
[¡ RevouucróN FtrANcesn [L¡ Eporevn oE r.n VexpÉ.e] 339

pués de una viva resistencia, sería condenado a


hacer dudar de ello: "Yo era mahometano en Egip-
muerte y ejecutado el 15 de junio de 1804.
to, seré católico aca. No creo en las religiones". Sea
La tercera guerra de la Vendée, si asi se puede lo que fuere, a d'Andigné le escribió el 30 de di-
llamar a las pocas escaramuzas que nos han ocu- ciembre: "Ya ha corrido demasiada sangre france-
pado, había concluido. Tlas una mirada retrospec- sa desde hace diez años. Dígale a sus conciudada-
tiva señala Gabory el carnbio operado en los espí- nos que las leyes revolucionarias no volverán a de-
ritus, como lo demuestra el reducido número de vastar el bello suelo de Francia, que [a Revolución
combatientes que participaron en aquella atianza ha terminado, que la libertad de conciencia será
tardía de la Chuanería y la Vendée. Una vez más entera y absoluta". Despues de tantos sufrimientos,
el conde de Artois quedó descolocado. En adelan- comenta el historiador francés, tales palat-,ras no po-
te se limitaría a alettar sobre las apariencias enga- dían sino sonar a música celestial en los oídos de
ñosas de la personalidad de Napoleón. los vendeanos.
El Primer Cónsul, por su parte, Ies aseguraba a De hecho, poco a poco [a fe salía a superficie.
los vendeanos que reinando plenamente la paz re- Los sacerdotes ya no debían esconderse y podían
ligiosa, no había más motivo para rebelarse. Es cierto celebrar en las iglesias. La orden de Napoleón a los
que la segunda causa del levantamiento, la restau- dirigentes políticos era que no persiguiesen lo más
ración de la moriarquía, no había quedado satisfe- mínimo, ni se metiesen en las cosas de la religión.
cha. Sin embargo, la propaganda proveniente de El retorno de los sacerdotes fieles era, por [o gene-
París resultaba exitosa ya que las poblaciones del ral, ocasión de una gran fiesta para toda la pobla-
Oeste, complacidas con la libertad religicsa alcan- ción. La lglesia, pot su parte, podía negarse al rein-
zada, fueron perdiendo razones para el cornbate y, tegro en su seno de los sacerdotes juramentados
consiguientemente, abandonando a sus jefes. Se ha sin una previa retractación púbtica. Un republicano
preguntado si Bonaparte partía de alguna convic- [o relata con asco: "Todos los sacerdotei que han
ción religiosa personal, o su actifud respondía a una hecho juramento, deben ser rebautizados, reben-
mera táctica política. A juicio de Gabory, et debate decidos, desexcomulgados, y otras tonterías, siquie-
tiene importancia secundaria. El origen católico de ren retomar el ejercicio del cultd''.
Napoleón, así como su muerte igualmente católi.
Parecía, pues, natural que la gente mirase con
ca, hacen la afirmativa probable. Sin ernbargo, al-
buenos ojos al Primer Cónsul. ZPor qué los vendea-
gunas de sus palabras, por ejemplo, las que habrfa
nos tenían que seguir sintiándose'descontentos st
dicho al consejero de Estado Thibaudeau, podrían
ahora podían practicar públicamente [a religión en
340 L¡ Nnve v us TrttpEsrADES L¡ Rr-vonrc¡ó¡r Fnnuci:sA IL-rr Epopgvn oe r-n VEr*¡pÉe] 341

que creían? Por 1o dernás, áacaso no estaban ya autoridades prometían corregir las malas leyes, así
bajo un régimen monárquico? Esta última idea, nos como obrar según justicia, sobre todo en lo refe-
parece, pudo hacer que los incautos fuesen induci- rente a [a libertad de culto: "Los Cónsules decla-
dos a engaño. Porque Napoleón no era legítirno ran la libertad total de los cultos garantizada por la
sino intruso, [e faltaba legitimidad y los vendeanos constitución [...], ningún magistrado puede aten-
querían no a cualquier rey, sino a su rey. Sin em- tar contra ella t...]. Todos nosotros no conocere-
bargo no podemos olvidar que [a causa principal rnos sino un sentimiento: el amor a [a patria. Los
del gran levantamiento, más que el anheto de repo- ministros de un Dios de paz serán los primeros
ner al rey había sido [a defensa de la fe católica. motores de la reconciliación y de [a concordia; que
R'esulta muy difícil que aquella gente pudiera ver ellos hablen a los corazones el lenguaj,¿ aprendi-
en Napoleón, como lo vernos nosotros, una encar- do en la escuela de su maestro; que vayan a los
nación o un foco de propagación del espíritu revo- templos reabiertos para oÍrecer con sus conciuda-
lucionario, si bien con algunos correctivos. danos e[ sacrificio que expiará los crímenes de Ia
guerra y la sangre derramada". Como observa
Sea [o que fuere, más allá de las conversacio-
Secher, la palabra "sacrificio" no es casual.
nes entabladas entre algunos dirigentes vendeanos
Bonaparte, siendo niño, la había conocido de la-
y Bonaparte, fue evidente que un go[;:e de aire
bios de su madre. La decisión del régimen consu-
fresco se dejó sentir en la Vendée. Ya desde e[ as-
Iar fue considerada una victoria para los vendea-
censo de Napoleón al poder consular, se recono-
nos. Su identidad quedaba reconocid.a, su com-
ció el despotismo con que había obrado elgobier-
bate justificado.
no del Directorio, con su persecución religiosa des-
de 1797: "Leyes injustas han sido promulgadas y
ejecutadas, actos arbitrarios han alarmado la se'
guridad de los ciudadanos y la libertad de con-
ciencia [,..]". La pacificación del país y su ulterior
reconstrucción parecieron ser e[ resultado del ac-
cionar exclusivo de Bonaparte, Todo se jugó entre
mediados de octubre y fines de 1799, cerrándose
el proceso el?B de diciembre con una "proclama-
ción de los cónsules de la República a los habitan-
tes de los departamentos del Oeste". Las nuevas
342 L¡ Nevr v us Tn¡pEsrADES
[¡ Rr.vor-uc¡ó¡l Fnnr.rces¡ [L^ Epopev¡ t>e m VeNoÉEJ 343

II. El Concordato ni al Consejo de Btado, ni a la Academia, nial Ejér'


cito, ni a la lglesia juramentada. Grégoire, Por ejem-
plo, obispo del oficialismo, no quería ni oír hablar
Por mero olfato polÍtico, entendía Bonaparte que de ello; otros obispos de la misma tesitura, ternían
una religión era necesaria al pueblo, de donde la por sus sedes usurpadas, no fuera a ser que Roma
conveniencia de acercar posiciones con la trglesia. los obligase a enhegarlas, Bonaparte se sentía, pues,
Si bien la Vendée no fue la causa de tal paso, al muy solo en ese asunto, de modo que su decisión
menos to facititó. Corría el año 1800, y Napoleón pareció sumamente atrevida. Pero iestaba en ver-
seveíaurgido a concretar su designio. Es cierto que dad realmente solo? En el fondo sabía que no. Su
poco antes las tropas a sü mando habían expulsa- olfato 1o llevaba a entender que en dicho proyecto,
do de los Estados Pontificios al papa Pío VI y lo aparentemente tan descabellado, [o apoyaba todo
habían hecho prisionero. Dicho papa murió el29 el pueblo fie[, que quería ver reestablecidas, de una
de abril de 1799 en Valen ce, entre Aviñón y Lyon, vezpor todas, Ias relaciones ente la Iglesia y el Esta-
donde fue enterrado "civilmente'l. Su sucesor, Pío do. De hecho, la noticia trajo un suspiro de alivio no
Vll, se mosúó más inclinado a iniciar una negocia' sólo en la Vendée sino en toda Francia.
ción. Fue entonces cuando Napoleón re,solvió en-
trar en tratativas con Roma para entablar un Con-
cordato, [o más a su agrado posible. Para ello ten- 7. La gestación del tratado
dría que afrontar procedimientos diplornáticos, no
siempre expeditivos, como eran de su gusto, y e[[o
Comenzaron, pues, las negociaciones. Los con-
tanto de parte del papa como de [a curia vaticana,
tactos enke la Santa Sede y Bonaparte no fueron
siempre atentos a numerosos matices cuya impor-
nada fáciles, por cierto. Las exigencias de Napoleón
tancia a éÍ.le escapaban,
eran tajantes: que todo el episcopado se'renovase,
La tarea no era fácil. Luego de tantos desenten' que e[ papa obligase a presentar su renuncia a los
dimientos y conflictos con la lglesia, eran muy po- obispos legítimos que aún quedaban, que los bie-
cos en París lo que se inclinaban a[ acuerdo. No lo nes de la lglesia confiscados o vendidos permane-
querían los jacobinos, por supuesto, pero tampoco ciesen en manos de sus actuales poseedores, que el
personajes de influjo como Talleyrand, e[ obispo Estado tuviese a su cargo el control del culto...
apóstata, ni Fouchá, el ex oratoriang ni Siáyes, el
¡

Napoleón quería moskárse como la parte fuerte; se


cura francmasón. Támpoco le interesaba alSenado, manifestaba imperioso, exigente. El PdPa, en cam-

Á
344 L¡ Nnve v us Tcu¡,ESTADES [.¡ Rsvor-uclóN FnnNces¡ [L¡ Epopeya pE u Vr-:NoÉel 345

bio, cuando cuestionaba algo, lo hacía con timidez. de Napoleón, encontrando siempre fórrnulas con-
Tálleyrand, siempre huhán, tensaba la relación, tra- ciliadoras, En cierta ocasión, harto Bonaparte por
tando de que Napoleón no aflojase, no temiese a la lentitud de Roma, quiso romper las negociacio-
los romanos, siempre estúpidos, [e decía. nes; entonces el padre Bernier, según él mismo de-
En cierta ocasión las tratativas estuvieron a pun- clara, lo ilamó a la realidad hablándole de la Vendée,
to de ser interrumpidas, pero apareció alguien que aún estremecida por las recientes persecuciones.
lo impidió. Fue aquel sacerdote de [a Vendée, el El Concordato incluía 17 artículos. El catolicis-
antiguo asesor de Stofflet, de quien hemos hablado mo era declarado no religión del Estado sino reli-
tantas veces, el famoso padre Bernier, hombre am- gión de la mayoría de los franceses. Se trataba de
bicioso, dijimos, no especialrnente piadoso, pero de qlgo más que de una cuestión de palabras. El traza-
aguda inteligencia, gr¿n sentido de los matices y So de las diócesis se adaptaría en adelante a las
voluntad Íérrea. El 3 de diciembre así escribía a su nuevas divisiones adminishativas determinadas por
agente en París: "Haga entender bajo cuerda que lq putoridad pública. Se decidía la creación de un
yo puedo mucho para e[ viraje que se prepara. Es- nuevo cuerpo episcopal. Ello implicaba pedir a los
toy dispuesto a secundar las vías delgobierno [...]". antiguos titulares que aceptaran toda clase de sacri-
En respuesta, el general d'Hédouvi[e, agente de figios, incluido elde la renuncia a sus pro¡rias sedes;
Fouché, le hizo [egar "la seguridad de que el Pri- si se negaban a ello, serían simple y llanamente re-
mer Cónsul deseaba emplearlo en un teatro más emplazados. A los nuevos obispos los nombraría el
amplio", Io que no habrá dejado de halagar sLr Primer Cónsul; el papa les conferiría los poderes
ambición. Entonces elpadre se dirigió a París, don- espirituales. A su v€2, los obispos nombrados elegi-
de Bonaparte lo recibió con muchos mirarnientos y rían a los párrocos, ateniéndose a una lista propor-
le encargó negociar las cláusulas del Concordato, cionada por e[ Gobierno. Antes de su consagración,
Sin é1, nunca se habría llegado a un acuerdo, tanto pronunciarían e[ juramento de obedecer "al gobier-
que un historiador reciente pudo hablar del "Con- no establecido por la Constitución'!, e,incluso de
cordato vendeano'. En e[ mismo sentido, cierto re- denunciar toda intriga que fuera en detrimento del
publicano llamado Chassin tlegó a afirmar que "la Estado. Por último, para conservar la paz, e[ papa
guerra de [a Vendée fue una de las causas del Con- se comprometía a no protestar contra la venta de
cordato; con Bernier, erala Vendée [a que firmaba los bienes de [a lglesia ya enajenados,.ni turbar a
el pacto". Sea lo que fuese de tal opinión, a[ padre sus actuales propietarios. A cambio de ellq el Go-
Bernier le tocó negociar oficialmente, en nombre bierno ponía a disposición de los obispos los edifi-
Le Neve y us l'e¡¡pEsrADus
[¿ Rr.vouucró¡¡ Fna¡.¡ces¿ [L¡ Epopeyn oe r-n VeuoÉr]

cios de culto no enajenados. fuimismo se garanti-


bajo e[ Ancien Régime. Y para terminar, elTe Deum.
zaba [a libertad del culto público. Nada se decía de
Al relatar esta ceremonia, Secher no oculta su com-
[a enseñanza, ni de la moralcristiana. Evidentemente
placencia; comentando las palabras dei himno li-
no se quiso volver al régimen tradicional, al régi- túrgico: "Los ángeles te alaban, los profetas [...] y
rnen de Cristiandad. Luis XVIII, desde el exilio, hizo
ejército esplendorbso de los mártires", escribe: "En-
"t
todo lo que pudo para evitar la firma del Concor- tre esos mártires estaban Cathelineau, el santo de
dato, mas en vano.
Anjou, y Lescure, elsanto de Poitou, y los campesi-
EI documento fue firmado elZ\de julio de 1801, nos muertos con elrosario alcuello, las mujeres fie-
pero se hizo público recirán en Pascua de 1802. ¿A les ahogadas en Angers [..,J",
qué se debió dicha demora? Cuando parecía que
Pero Bonaparte tuvo sus designios secretos, que
todo estaba arreglado, Bonaparte no tuvo empa-
no por ser tales, los ocultó del todo. Pocos días
cho en nombrar como obispos a ocho sacerdotes
antes de [a ratificación solemne del tratado, el B
que en su momento habían jurado la Consütución
de abril, en un discurso a los miembros delTribu-
del clero. Roma exigió que primero se re[actasen;
nal explicó que el Concordato lograría "que etpapa
si se negaban a hacerlo, no daría su consentimien-
reorganizase a los católicos en Francia bajo la obe-
to. El Cónsul se obstinó: "No quiero que se retrac-
diencia republicana"; luego, "una vez gve el cato-
ten". Los mismos nombrados se resistían a hacerlo.
licismo se hubiese sometido por las buenas, se su-
La situación parecía sin salida. Una vez más intervi-
primirÍa e[ intermediario extranjero entre la Repú-
no Bernieq logrando que los obispos objetados se
blica y los eclesiásticos. La dirección de estos últi-
arrepintiesen y pidiesen perdón. Salvado este últi-
mos quedaría entonces enteramente en :nanos del
mo escollo, el día de Pascua se promulgó oficial-
Gobierno'. Por eso, no compartimos del todo el
mente elacuerdo. Las calles de París se llenaron de
gozo que muestra Secher. En realidad, más allá de
gente. La satisfacción era general. Las campanas
sus aspectos positivos, el Concordato hizo posible
de Noke-Dame, mudas desde hacía nueve años,
una especie de ralliemenf, por e[ que la lglesia'
comenzaron a repicar. En una carroza tirada por
pareció aceptar una cierta coexistencia con los pos-
ocho caballos, llegó Bonaparte,.con sus dos cole-
tulados de los principios revolucionarios. No es ello,
gas cónsules, detrás sus miniskos y sus generales, a
por cierto, lo que habían querido los cornbatientes
la catedral, donde esperaban los senadores, los jue-
de Gran Ejército Católico y Rea[. No era sólo ta
ces y los rnilitares. Com enz6 la Santa Misa. En la
"libertad religiosa" lo que elto¡ pqopiciaban.
elevación sonaron la; campanillas, como se hacía
348 L¡ Neve v us TempEST DES [.n Revoulc¡ó¡r Fnn¡¡crse [L"r Epopr:vn oe r.e VrruoÉ:l 349

2. Los 'Artículos Organicos" dos episcopados, tanto el que se había mantenido


fiel a Roma como el constitucional, integrado por
Tias la ratificación del Concordato, Napoleón los que habfan hecho el farnoso juramento. iCuá-
hizo una de sus trapisondas, realmente astuta. Bajo les iban a ser las reacciones de los buenos obis-
pos, alverse removidos de sus sedes? En un Breve
elpretexto de establecer nuevos reglamentos de po-
que el papa había dirigido a los obispos legítimos,
licía para [a aplicación del Concordato, el Prirner
les pedía que renunciasen voluntariamente; en caso
Cónsul ordenó agregar de manera inconsulta 77
negativo, les decía, se vería obligado a ir'hasta el
artículos orgánlqos, todo un código de derecho ecle-
siástico.' Era evide nte quá se exhalim itaba, i nvadie n-
fin. Entre e[[os hubo 58 renyncias y 37 que se ne-
garon. Entonces el papa tomó una medida drásti-
do la competeqcia de la lglesia, Veamos algunos de
ca, declarando suprimidas las 135 diócesis de [a
ellos. Según el tÍtulo I, ninguna disposición de la
antigua Francia. De este modo, todos los obispos,
Santa Sede podrÍa ser publicada en Francia sino
renunciantes o no, quedaban sin territorio y por
después de su aprobación por parte del Gobierno,
ende carecían en delante de toda jurisdicción.
El título II prohibíq p los obispos salir de sus diócesis
y los obligaba a someter a[ Estado los reglamentos iY qué sucedió con los otros obispos, los que
de sus seminarios, en los que debían ser enseñados habían pronunciado el fatídico juramento, en acti-
los cuatro artículos de 1682, es decir, lc; artículos tud cismática respecto de Roma? Presintiendo una
del galicanismo integral, hacía tiempo desapareci- borrasca que podría hacerlos desaparecer, su infa-
do. Al recibir dicho sorprendente docurnento, el tigable jefe, el obispo Grégoire, juntamente con
papa Pío VII quedó totalmente desconcertado. iQué sus seguidores, intentaron acercarse a los envia-
podía hacer? No otra cosa que lo que hizo, o sea, dos de Pío VII para [egar a un acuerdo, pero éstos
negarse a reconocerlo. Bonaparte, siempre estrate- se negaron a reconocerles eltítulo de obispos. Tám-
ga, se mantuvo en sus trece, sabiendo muy bien poco encontraron apoyo en el Primer Cónsul,
que en las presentes circunstancias el papa no po- quien declaró que todos los obispos de una y otra
día romper con é1. Y así todo e[ "paquete" , Con- Iglesia debían dimitir. El papa, por su parte, les
cordato y futículos Orgánicos, fue adoptado como envió un Breve, evidentemente de acuerdo con
ley el8 de abril de 1802. i' Napoleón, donde les pedía su dimisión. Como eran
Ahora había que aplicar elCoqcordato. El tema
i
tan dependientes del gobierno no pudieron resis-
más espinoso era elque se reieríaa los obispos. El tir, y de hecho accedieron.
documento preveía que se harían desaparecer los

Á
L¡ Neve v ¡-ns TEI"IPESTADES L¡ REvoluclÓn Fnencssn [L¡ Epopryn oe m VeruoÉeJ 351
350

Tias este vendaval, se hacía preciso forrnar un nombre de "Reclamaciones Canónicas". Ante todo
nuevo episcopado, el previsto por el Concordato' hubo motivos políticos: no creían poder aceptar a
L6 Bonaparte, a quien calificaban de usurpador, como
Entonces el Primer cónsul escogié 60 obispos,
entre los antiguos, 12 entre los constirucionales, autoridad política de Francia para concordar con.la
completando át resto con prelados nuevos' fuí lle- Santa Sede. La oración que prescribía el Concor-
gó a contar con un episcopado a su gusto, cumplién- dato: "So/uom fac Rempublicam, sa/uos/oc Consu-
áoru de este modo lo que había dicho en otra oca- /es", en vez del tradicional: "soluum t'ac Regem",
siónr "E[ pueblo necesita una religión, y se necesita
les parecía inaceptable. Se negaban asimismo a
que esa religión esté en r'qanos det Gobierno"' hacer el nuevo juramento que imponía el Concor-
dato. Pero sobre todo se oponían a la reorganiza-
ción de la lglesia, eu€ preveía la renuncia de todos
3, La "Petíte Église" los obispos franceses. Elpapa había dado.un plazo
de dlez días para hacerla efectiva; en caso conha-
rio, Roma declaraba sus diócesis libres y vacantes.
Tales avatares no dejaron de tener graves con'
Los firmantes denunciaban elcarácter inédito en Ia
secuencias, sobre todo para los sacerdotes heroi- historia de la lglesia de una medida semejante, te-
pro-
cos, que en su momento se habían negado a cordando la tradicional irnagen del matrimonio es-
nrn.iil el juramento de adhesión a [a Constitu- piritualindisoluble entre elobispo y,su diócesis. fui-
ción civil det clero, en comunión con los obispos mismo parecía inaceptable el norirbramiento de
fieles y con el papa. No dejaba de ser dramático doce antiguos obispos constitucionales, sin que
constatar cómo ahora su fidelidad de tantos años hubiesen retractado eljuramento previo que habían
parecía verse desconocida, a[ mismo tiempo que pronunciado, condenado por el papa Pío VI, sola-
se premiaba a no pocos de los traidores. El mismo mente diez años antes del Concordato.
Pío VII, cuando se dirigió por carta a los obispos
fieles, no pudo disimular.su melancolía: "Estamos Mons. de Coucy, obispo de La Rochelle, de quien
forzados; Por la necesidad de los tiempos, que ejer' dependía el Bocage vendeano, se opuso con firme-
ce también sobre nosotros su vtolencia ['"J", les za a [a aplicación del Concordato, y pidió, desde el
decía, a pediros la renuncia. exilio, a su elero y a sus fieles, que no reconocieran
el nuevo episcopado concordatario, permanecien-
Las razones de quienes se opusieron al Concor'
do fieles a sus pastores legítimos. Obispos al estilo
dato eran numerosas, quedando expuestas en un del de La Rochelle, que no eran pocos, considera-
documento publicado el 6 de abrit de 1803, bajo el
3s2 L¡ NnvE v Les'|ENapESTADES l-n R¡-:vor-uc¡ó¡.t l:Rn¡lcrs [Lá Epot Eve r-:e t..n VeNoÉr] 353

ban la lglesia concordataria como viciosa y cismáti- der la doctrina católica, conculcada por [a Revolu-
ca, Esta guerra teológica se hizo particularrnente ción, se manifestaban ahora con igual entusiasmo
virulenta en las tierras de la Vendée, donde fueron contra el Concordato. En varias iglesias los sacer-
numerosos los sacerdotes que a ella adhirieron. Los dotes no hepidaban en predicar conka la política
aldeanos apenas podÍan comprender el cambio de del papa y conba los obispos dóciles a sus manda-
posición de la lglesia. Cuando en un lugar del tos. Algunos prelados franceses que residían en
Marais, e[ párroco, recién vuelto de su exilio en Es- Londres como emigrados, prohibieron a sus vica-
paña, cantó "Domíne, scluom fac Rempublicam", rios mantener relación con los concordatarios; más
toda [a gente salió de la iglesia. iCómo es posible, aún, varios de ellos se resistieron a volver.
gritó uno de ellos, que lds sacerdotes que rehusa-
En 1805 el número de los "disidentes" en la re-
ron el juramento y llamaban a la República hija del
gión erade unos 20.000. Muchos de los sacerdotes
demonio, nos exhorten hoy a ÍezaY por e[la!
que antes habían hecho vida de fugitivos, huyendo
En el alto Bocage, donde la contrarrevolución de bosque en bosque, o de choza en choza, y a
había encontrado sus más entusiastas exponentes, quienes los fieles amaban de manera entrañable,
el nuevo grupo refractario reclutó sus mejores efec- se sentían de nuevo marginados. Nápoleón no dejó
tivos. Fue precisamente allí, y más exactamente en de perseguirlos y de acosarfos. Entre ellos se desta-
e[ actual departamento de Deux-Sévres, donde se có el padre Pierre Texier, de una familia de héroes.
situó e[ centro de la resistencia, es deciq en la re- Su tío, Joseph, había sido uno de los más decididos
gión de Courlay, Ciriéres, Bressuire, Cerizay y alre- combatientes en la guerra de Vendée, uno de esos
dedores, de donde habían provenido tas más ar' hombres que participó en todas las batallas, y "cuya
dientes kopas de| ejército católico y real. La mar' bravura sobrehumana debía inmortalizar el recuer-
quesa de La Rochejaquelein escribe en sus Memo' do', como escribe Crétineau-Joly. El padre del sa-
rios que los habitantes de Courlay habían sido "los cerdote había sido rnartirizado en Courlay por los
soldados de élite de Lescure"; los llamaba "los grana- azules; tenía 72 años,y a cada tortura grit rba: "Mva
deros de Lescure". Pues bien, aquel misrno apego Jesús, viva su Cruz" y "Viva el Rey". Pues bien, el
a las cosas religiosa§, la misma propensión a sacrifi' padre Texier fue eljefe indiscutido de [a PetiteEglise
carse por ellas, [a misma sed que experimentaban hasta su muerte y un terrible adversario del Con-
de combatir por lo noble y perseguido, los orienta' cordato y del Imperio. Su cabeza fue puesta a pre-
ban ahora a esta nueva y extraña cruzada, Las pa' cio por Napoleón.
rroquias que antes se habían levantado para defen-
354 [¡ N¡ve v t¡s TruPEs'TADES
Ln Rr:volucróN Frn¡rcusa [L¡ Epop¿vn oe m VenoÉeJ 355

Los disidentes se ocultaban y tenían regiskos En 1814 elrey recibió benévolamente en lasTullerías
parroquiales clandestinos; en esas carpetas se leía a monseñor de Coucy y al padre Joseph Texier,
que las ceremonias se habían hecho "en una casa Los sacerdotes disidentes, por su parte, se dirigie-
particular, a causa de la persecución". Tras haber ron a este obispo para pedirle inskucciones. Más
sido hostigados por la Convención, ahora lo eran tarde el prelado acabó por aceptar e[ C<;ncordato,
por el Consulado y "por el mismo clero", según se y dejó libres a sus antiguos adeptos para que "cada
decía. La gente humilde los veía como víctimas uno siguiese su conciencia". Faltándoles ya el obis-
del verdadero catolicisrno, rnártires de la fe. Des- po, todos ellos se reunieron en torno al padre Texier.
de elcomieneo muchos realistas se afiliaron algru- Este les dijo: "Ya que nuestro obispo no nos indica
po refractario, enke ellos la tía de HenriLa Rocheja- lo que debemos hacer, que cada uno de ustedes
quelein, por instigación de su propio párroco' La obre según sus luces. En cuanto a mí no me rendiré
diridnn.ia estalló también en otras regiones de jamás". "Támpoco nosotros", exclamaron los de-
Francia, como en Normandía, y hasta en el Lan- más sacerdotes.
guedoc. Napoleón, indignado por esta oposición
que no esperaba, llegó a pedirle al rey de España Cabe preguntarnos lo que sucedió en años pos-
que le extraditase algunos obispos de esa línea allf teriores. Bajo la Restauración se propuso entablar
un nuevo Concordato. Desgraciadamente el pro-
refugiados. Carlos IV ordenó la detención de dos
yecto fue rechazado por [a Cámara en 18].7, man-
obispos franceses. El mismo Napoleón puso tam-
teniéndose así en vigor el ya firrnado. El rey no se
bién en prisión a varios sacerdotes que vivían en
la Vendée, confiscándoles sus bienes. Coexistie- atrevió a insistir. Un obispo, por su parte, se ani-
ron así dos lglesias, lo que trajo consigo graves mó a hablar bien de "los venerables sacerdotes
que soportaron con tanto coraje y perseverancia
incidentes. Por ejemplo, los fieles casados por sa'
las persecuciones de Bonaparte". El subprefecto
cerdotes que habían aceptado el Concordato, [1e'
garon a creer que vivían en concubinato y pedÍan de Bressuire fue aún mas explícito al señalar que
"es entre los disidentes donde se encuentran prin-
que los casasen de nuevo. Hubo asimismo discu'
cipalmente los antiguos vendeanos, siempre fieles
siones acaloradas entre sacerdotes de tas dos lgle-
a su divisa: Dios y el Rey, cubiertos de honorables
sias. Eran, una vez rnás, los sacerdotes "buenos"
heridas que recibieron combatiendo por esos dos
contra los "intrusps".
objetos de su adoración y de su respetd'.
Cuando llegé la Restauración, accediendo altro'
En L826 murió el padre Texier. Sus exequias con-
no Luis XVIil, la Petíte Égtise salló a la superficie.
gregaron a una §ran'multitud. Casi enseguida la
356 L¡ NnvE v ¡-as TEt'.tpESlADES
Le REvot-uc¡ó¡¡ FsnNcEsn [L¡ Epopeve ¡:e LA VeNoÉe] 357

iglesia de Courlay, donde normalmente oficiaba el carácter ilegal de kes escuelas atendidas por un
aquel sacerdote, fue clausurada. Entonces los disi- grupo de "heimanas desidentes" en Courlay' Sin
dentes edificaron una nueva capilla en el misrno ámbargo en oka ocasión este rnismo obispo se diri-
pueblo, que es hasta hoy la sede principalde la Petite gió con expresiones verdaderamente paternales a
Égtise. En LB29 murió monseñor de Themines, áquellas ovejas suyas que sise habían separado de
obispo de Blis, el único sobreviviente de los obis- Roma no había sido por soberbia, les dice, sino por
pos que se habían negado a aceptar elConcordato. una mal entendida fidelidad a la lglesia de siempre.
D esde ese mo mento la Petite Eglise fue adm i n istra-
da por sacerdotes. Pero eq 1840 ya no quedaban En 1868, con motivo del Concilio Vaticano I,
sacerdotes disidentes en el Bocage vendeano. que convocó Pío IX, lo§ miembros de la Petite
áCómo hacer? Se pensó entonces en una nueva Égliseredactaron un memorial donde recordaban
r,-, fid"lidud a [a tglesia Católica, rnemorial
que,
forma de organización. La autoridad del último sa- envia-
anexado a las "Reclamaciones" de 1803,
cerdote fue kansmitida a un laico, que recibió así el
encargo de dirigir la comunidad. La potestad resi- ron al papa y al concilio. Pero, como se sabe, aquel
diría, de este modo, en una persona elegida por su concilirc debió interrumpirse inopinadamente, lo
intregridad, su sabiduría y sus lazos de parentesco
que impidió et tratamiento del asunto' En 1892
con el último bon prétre (buen sacerdote). De este elevaron un nuevo recurso a León xlll. Esta vez el
pdpo, en los términos más respetuosos para con
modo los fieles, siguiendo las instrucciones que ha-
iosdisidentes, confirmó [a conducta de Pío VII res-
bían recibido de monseñor de Themines, se reagru-
paron en torno a Philippe Texieq pariente cercano pecto al Concordato.
del sacerdote fallecido. La Petite Égtíse de Vendée sigue hoy existien-
Cuando hace un tiempo leímos las obras com- do y cuenta con unos 4000 fieles. Desde hace un
pletas del cardenal Pie, obispo concordatorio de siglo y medio carecen de sacerdotes propios y re-
chazan a los sacerdotes católicos mientras no se
Poitiers, para escribir un libro sobre su vida y su
pensamiento, nos impresionó encontrar una Carta haya hecho justicia con sus antiguos pastores. En
el entretanto se siguen rigiendo por laicos siempre
Pastoralsuya, hecha pública el27 de noviembre'de
descendientes de la familia Texier. En el plano
1853, donde el celoso obispo recurría a las autori-
doctrinal no mantienen divergencias esenciales con
dades civites para que cerrasen algunas capillas de jefe
la doctrina católica. Reconocen al papa como
la Petite Église, que se encontraban en su iurisdic-
ción. En el mismo documento denunciaba también de la lglesia universal y rezan por él' Son rnuy re-
ligiosoi y de costumbres austeras. Su centro está
358 L¡ Nnve v us TeUpESTADES
L¿ REvol-uclóN FnnncmA [Lá Epopevn »e r-a Ver'roÉeJ 359

en Courlay, en su capilla de la Plaineliére. Tienen, lII. Táctica psicológica de Napoleón


además, pequeñas capillas en otros pueblos. To- para ganarse a la Vendée
dos los domingos se congregan para un oficio cul-
tual, cantado en francás y en [atín; sobre e[ altar
están los ornamentos del día; la comunión es es-
piritual y de deseo. Los libros litúrgicos son el mi-
A lo largo de los años que hemos ido conside-
sal que en 1787 se usaba en el obispado de La
rando es posible observar una inteligente manio-
Rochelle, reimpreso una y otra vez, y el catecismo
bra de Napoleón para arrastrar tras sí al pueblo
que se usaba antes de [a Sevolución. Celebran las
de la Vendée. Los resultados fueron notables.
fiestas de precepto, y durante [a cuaresma practi-
can el ayuno y la abstinencia. El bautismo de los
niños es conferido por laicos. La primera comu- 7. La Coronación
nión, también espiritual, se recibe a los diez años;
los niños son preparados durante un mes. Para
casarse, los novios dan su consentimiento en la Pero antes de abocarnos a declarar dicha estra-
intimidad familiar, delante de testigos; luego hay tegia será conveniente aludir a lo que aconteció en-
una ceremonia en la capilla, donde se leen los tex- seguida de la firma del Concordato. Era evidente
tos de [a liturgia del matrimonio. Cuando alguien que Napoleón apuntaba a [a consolidación de su
fallece, el cuerpo es velado, mientras se recita el poder. En mayo de 1802 togró que e[ Senado pro-
rosario; a continuación se lo lleva a la capilla, don- pusiese que et régimen consular fuera garantizado
de se realiza una ceremonia, y luego al cemente- de antemano para un nuevo período de dlez años;
rio, pasando adelante de la tumba delpadre Texier. más aún, algunos sugirieron, sin duda que por insi-
Antes de sepultarlo se implora a Dios reciba en su nuación del mismo Primer Cónsul, que un plebisci-
misericordia "el alma de su servido¡ que no ha to le confiriera a Napoleón el consulado vitalicio.
Asimismo se hizo perceptible un intento por agru-
I

tenido la asistencia de un sacerdote, no porque no


par en torno a su figura suprema una nueva noble-
i

la haya deseado, sino únicamente a causa de su I


i

fidelidad a nuestros antiguos pastores". i za. Desde el punto de vista jurídico, e[ régimen [o-
gró consolidarse con la promulgación clel Código
I
I
I
I
Ciuit. A juicio de Napoleón dicho Código se había
vuelto necesario porque, como át decla', Francia era
"una República sin ley'con treinta voltimenes de
360 L¡ NnvE v ms TEI.¡pESTADES [-n RrvoluclóN F-nn¡.¡cesn [Ln Epopeyn oe m Ve¡roÉEl 361

leyes". Los "inmortales principios" introducidos por clero, a quien estaba tratando de ganar, conserva-
la Revolución habían sobrevivido a sus promulga- ba una instintiva preferencia por la monarquía.
dores, pero sin haber adquirido esa legitimidad que Hacía poco que había regresado de Egipto logran-
sólo podía darles un Código que los sistematizara. do posesionarse del poder político. No pocos lo te-
Cambacárés, que era e[ segundo cónsul, enconbó nían por realista, creyendo que quizás repondría a
las palabras adecuadas para acabar de convencer a los Borbones en eltrono. Elduque de Enghien, que
su jefe: "Este monumento duradero de nuestra Re- era miembro de la familia real, entendió que ello
volución impondrá el respeto y el amor de las razas era imposible. "Si Bonaparte es realista, [o es sólo
futuras". Para su elaboración, Napoleón recurrió a para sí". El duque deseaba, por cierto, el retorno
un grupo de estudiosos, del cual él mismo sería el de los Borbones. Aun cuando vivía en la ciudad
cerebro. El Código fue hecho público e\2l de rnar- alemana de Ettenheim, cerca de Friburgo, próxima
zo de 1804. Tiátase de una obra sintética, de estilo a la frontera de Francia, seguía siempre con aten-
claro y conciso. Allí se incluye la iguatdad de las ción los acontecimientos políticos de su patria, por
personas, los derechos del hombre, el, divorcio y la si se ofrecían oportunidades para el restablecirnien-
laicización del Btado; también se promulga [a li- to de la monarquía legítima, decidido como estaba
bertad religiosa, entendiéndose así la religión como a luchar abiertamente por sus derechos, En aque-
algo propio de la esfera privada. Con ocasión de llos días Bonaparte había hecho un intento junto a
las ulteriores invasiones de Napoleón a naciones L¡"ris XVIII por ver si éste renunciaba a sur derechos
exkanjeras, dicho Código se propagaría por toda a la corona de Francia. Enghien apoyaba lealmen-
Europa. Bien señala Daniel-Rops que, al promul- te a Luis XVIII, como lo dejó en claro por diversas
garlo, Napoleón consagró, frente al icleario del cartas, algunas de las cuales llqgaron a manos de
Ancien Régime, la entera ideología de [a Revotu- Bonaparte. Desde entonces el Primer Cónsul hizo
ción. Tal Código atravesaría dos monarquías, dos montar una estrecha vigilancia en Ettenheim.
lmperios y cuaho repúblicas. Solo Ia Francia de
Mientras tanto, el conde de futois dio a Cadoudal
Vichy se atrevió a revisar y corregir sus principios
poderes para un golpe de audacia. Éste, con un
liberales y revolucionarios.
I
{

I grupo de amigos, proyectó una acción Ce cornan-

J
Pero Bonaparte no se contentó con el consula- I
I dos en París, de lo que también se enteró Bonaparte
do vitalicio y con haber promulgado el Código. Su
t
I
: gracias a sus espías. Dos influyentes personajes,
intención era ir más allá. Sabía perfectamente que Tálleyrand y Fouché, fogoneaban a Napoleón para
[a rnayoría de los franceses, pero especialmente el que reaccionase. Los realistas,,,le decían, afirman
362 L¡ Neve v us TE¡,lpEsrADES [-n RrvolucróN Fna¡¡cesn [L¡ Epopevn oE m VENoÉeJ 363

frecuentemente que usted quiere restablecer el tro- vez. No se lo consintieron. Los jueces, por su par-
no; debe dar a [a Revolución una prueba de que en te, se mostraban renuentes a firmar la pena. "Tu-
modo alguno propicia la vuelta del antiguo régi- vimos que fallar -confesó más tarde uno de ellos-,
men. Por fin Napoleón resolvió detener a los conju- si no queríamos ser nosotros mismos sentencia-
rados así como a[ dugue de Enghien, quien nada dos". Tuvieron, por cierto, su cuota de culpa, pero
quería saber con aquel tipo de golpes de fuerza. la principal recayó en Bonaparte. El duque cayó
Envió, pues a los suyos a Ettenheim para que pren- al fuego de la metralla, [o que acabó de destruir
dieran a Enghien. En esos rnomentos el duque, los puentes que se habían tendido entre Napoleón
desconociendo lo que se,tramaba, se disponía a y los fieles a los Borbonep, quienes hubieron de
salir de caza con dqs com,pañeros. Se lo detuvo así convencerse de que Bonaparte no trabajaba para
en territorio extra¡jero. El aseguró que nunca se el Rey sino para sí misrno.
había meüdo en n!¡rguna conjuración contra la vida
del Primer Cónsuf, como se afirmaba falsamente. La noticia del asesinato causó pésima impre-
sión. Bonaparte entendía hacer de ello una lec-
Que estaba, eso sí, totalmente en contra de los crí-
menes de la Revolución, de los asesinatos de Luis ción. "Por [o menos verán ahora de qué sornos
XVI, de María Antonieta y de lsabel. capaces y nos dejarán en paz". Y agregó: "Esa
gente quería poner en confusión a Francia y sofo-
De nada valiergn sus descargos. La orden era car en mi persona la Revolución; yo la había de
traerlo a París. Lo llevaron alcastillo de Vincennes, defender y vengar [...]. He derramado sangre, ha-
en las cercanías de la capital, y la misma noche en bía de hacerlo, acaso todavía derramará más [...],
que fiegó fue juzgado. Ya de entrada estaba deci- Yo soy un estadista. Soy [a Revolución francesa:
dido que el príncipe había de ser fusilado, por lo lo digo de nuevo y lo mantendré". iNo querría ser
que el interrogatorio no sería sino una mera fór- acaso "la Revolución coronada"?
mula. Nada apareció en su transcurso que indica- - | :-)
se que elduque fuera digno de la pena cre muerte. Fouché movió ahora una nueva ficha de su ta-
Enghien dejó bien en claro que no participó en blero, tratandó de convencer a Napoleón de que
ninguna conjuración y que estaba lejos de la idea diera rápidamente un nuevo y trascendentatpaso,
de atentar contra la vida de Napoleón, lo que hu- que asumiera [a dignidad imperial. Ya el Cónsul
biera considerado una victoria, dijo, que en elfon- había rodeado su autoridad del aparato propio de
do no sería sino una derrota. "Sóto deseo una con- un monarca. Las Tullerías tenían todo e[ aspecto
ferencia con el Primer Cónsul", afirmó una y otra de una coite. De este modo no le resultó difícil a
Fouché y"sus'coiáboradores lograr que. el 18 de
364 L¡ Nnve v ms TSUpESTADES L¡ RevolucróN Fnexcesn [Le Epopcvn us u VeNoÉe] 365

mayo el Senado declarase por ley la transforma- cinco meses. En varias ocasiones parecieron inte-
ción del régimen de Consulado en Imperio. rrumpirse, por ejemplo cuando se trató de la fór-
Napoleón Bonaparte sería desde ahorá el Empe- r¡ula del juramento constitucional que el Empera-
rador de los fronceses. Y ello sin salirse del espíritu dor prestaría en la ceremoriia de su coronación,
de la Revolución. Para que quedase bien en claro donde parecían incluirse los Artículos Orgánicos, 1o
la seriedad detpaso, el hasta ahora Primer Cónsul cual resultaba inaceptable para la Santa Sede. Un
se dirigió a Aquisgrán, antigua sede de Carlomag- nuevo diferendo se produjo altratarse de la posible
oo, g se arrodilló ante su sarcófago antes de ir a Ia presencia en la ceremonia de los obispos que ha-
basílica, para sentarse solemnem ente en el trono bían pronunciado el juramento de la Constitución
de su "glorioso predecesor". iParecía increíble! iTan- civil del clero. Pero en esto papa cedió, quizás pa-
to odio a la MonarquÍa, y ahora no sólo se restau-
"i
ra mostrar su agradecirniento al hornbre que había
ra un Reino, sino que se erige un Imperio! firmado el Concordato. No todos los miembros de
la Curia Romana vieron con buenos ojos elarreglo.
Pero Napoleón dio todavía un paso más. Como
Tambián Napoleón enconhó enemigos enke los su-
sabía que el tífulo que se disponía a asumir estaba
yos. A ellos les arguyó: "Hay que juzgar la ventaja
carente de legitimidad ante sus súbditos, y que sólo
que sacaremos de ello, por eldisgusto que produci-
podía ser aceptable cuando se convirtiese en "el
rá a nueskos enemigos, iQué dirán los Borbones?".
Ungido del Señor", como lo habían sido los reyes
de Francia, se dirigió al cardenal Caprara para ex- Para cumplimentar lo acordado, Pío VII salió de
presarle su deseo de ser consagrado por el papa en Roma el2 de noviembre, rumbo a París, acompa-
una ceremonia de coronación, que habia de tener ñado por un séquito de cuarenta personas. A lo lar-
lugar en París. La Curia pontificia quedó asombra- go del camino, los franceses lo saludaban de mane-
da. iCórno conferirle a aquel hornbre, que había ra cordial. "Hemos atravesado Francia en rnedio
dado tantos rnotivos de quejas, un privilegio que lo de un pueblo arrodillado", le dijo a Fouché. La aco-
colocaría por encima de todos los príncipes católi- gida que le brindó Napoleón fue sobria y hasta des-
cos de Europa? Por [o demás, el mismo Carlomagno comedida, haciendo que fuese el obispo apóstata
había ido a Roma para ser consagrado y ahora este Tálleyrand quien [o recibiera en las escalinatas del
corso pedía que e[ papa se trasladase a París, a un palacio. Más aún, organizó las cosas de rnodo que
país que había dado tantas mueshas de irnpiedad y e[ papa ltegase de noche a la capital en orden a
ateísmo, hasta ahora no retractadas. Las negocia- evitar un recibimiento popular. Pío V[[, decidido a
ciones fueron arduas prolongándose a lo largo de pasar por alto dichas descortesías,, encontró'una
366 L¡ Nave v uns'fEt'tpESTADES L¡ Revor.uctó¡¡ Fnn¡rcesn [L¡ Epopeyn oE r-e Ve¡loÉeJ 367

solución de componenda a dos dificultades pen- Emperador tomó en sus manos la corona que esta-
dientes: el juramento constitucional [o formularía ba sobre el altar y se la colocó él mismo sobre su
Bonaparte en ausencia del papa, Por un ladq y por cabeza. Al parecer, la corona con que se SinO fue la
otro el Emperador quedaría dispensado de comul- misma que usaba Luis XVI. Se ha dicho que al po-
gar en la misa. El tan citado padre Bernier fue en- nérsela a sí mismo habría querido dejar en claro
cargado de concertar [a ceremonia de [a coro- que se negaba a admitir la idea tradiciona[ de que
nación. Hubo un incidente de última hora. En vís- el poder venía de Dios por [a intermediación del
peras de la consagración, Josefina, [a esposade Na- papa. Pero dicha interprelación es discutible. Por lo
poleón, pidió ver al papa en privado. Era para de- demás, así había sido previamente acordado. Tias
cirle que no estaban casados por la lglesia sino por ello, Napoleón puso una diadema sobre la frente
el civil. E[ papa, que nada sabía de ello, exigió que de Josefina, que estaba arrodillada ante las gradas
e[ matrimonio religioso se celebrara inmediatamen- del altar. Mientras tanto, los coros entonaban el
te; en caso contrario, no participaría en la ceremo- "Viuat Augusfus in aetern,)m". Escribe Daniel-Rops
nia. Auiorizaba, claro está, que las nupcias se cele- que el pincel de David inmortalizó esta escena con
braran secretamente, en un aposento de lasTullerías. mucha verdad al destacar "el contraste entre el
Emperador casi divinizado, que ocupa e[ centro de
Al día siguiente, 2 de diciembre, se realizó la la escena, ante un segundo plano de sotanas y
consagración, con gran pompa, en medio de sa[-
rutilantes uniformes, y el anciano silencioso, senta-
vas y repiques de campanas. Ante Noke-Dame, e[
do a la derecha delcuadro, que sonríe con aire tris-
artista David había erigido un suntuoso arco de triun-
te, como si ya presintiera el previsible pr rvenir".
fo, y en e[ interior del templo pululaban tapices y
terciopelos. El papa llegó con puntualidad, pero De hecho, el verdadero triunfador parecía ser
debió esperar dos horas [a llegada del cortejo. Lue- Napoleón. Los Borbones estaban indignados. El
go empezó la misa, cuyo ritual estaba tomado en conde de Provence, furibundo, proponía ir al Va-
gran parte del propio de la consagración de los re- licano para clavar en las puertas de la basílica de
yes de Francia, si bien con algunos retoques. Al
i San Pedro una protesta: "Los excesos de un Ale-
jandro Borgia son menos repugnantes que esta

j
I

comienzo, el papa bendijo los símbolos del poder,


la espada, el cetro, el globo y la mano de la justicia; horrible apostasía de su sucesor". Desde el otro
después se los fue entregando a Napoleón, mien-
I
lado, también los jacobinos se sentían molestos;
tras le recordaba que aquel poder que se le confería
I
un abogado, FranEois Quéré, murmurlba: "Sea
debía servir para protgger a la lglesia. Enseguida el dicho aparte, ivalía la pena hacer esta Revolución,
para volver a lo que se había creído muerto?".
368 L¡ N¡ve v us Tc¡¡pESTADES
Ln Ruvor-ucróN Fnn¡rcesa [Ln Epopeye oe l.a Vcr.rÉe] 369

2, Mejoría de sus relociones con la Vendée


Esta nueva mirada, benévola hacia [a Vendée,
tuvo gestos concretos. En 1804, para poner un
Hemos ya señalado que Napoleón no es, como ejemplo, siete días después de su coronación, cre6
tantos [o creen, e[ reverso de la Revolución. Por el Llna nueva ciudad en La-Roche-sur-Yon, que quiso
contrario, él mismo dijo que ero la Revolución, si pasase a ser la capital de la Vendée, con la inten-
bien bajo otras formas. En elpreámbulo de la Cons- ción de que fuese considerada como punto central
titución que él impuso, escrita por Siéyes, es cierto, de la región y encrucijada de toda la zcna. Su in-
pero bajo su dirección, se podía leer: "Citldadanos, tención era que se la edificase como para 15.000
la Revolución está fijada"en los principlos que la habitantes, y lo máq ¡ápidamente posible. Dispu-
han comenzado; ella está terminada". En otras pa- so, asimismo, que Ia iglesia estuviese en el centro
labras, la Revolución ha perdido su furor inicial, su del tejido urbano. Un símbolo de su anhelo de pa-
tendencia a los desmanes, pero lo esencialsigue en cificación. La ciudad tomó e[ nombre de Nopoleón.
pie: el rechazo de la Cristiandad, la soberanía del Luego de su caída, cambiaría de denorninación,
pueblo, entendida como lo conkario de la sobera- pasando a llamars e Bourbon-Vendée.
nía de Dios, los derechos del hombre, en detrimen-
to de los derechos de Dios. Con todo, para [a gene- Además decidió trazar una red de c¡rminos en
ralidad de [a población, la impresión era que se había todo aquel territorio. Así [o resolvió, se dice, como
instaurado la paz entre la lglesia y el Estado, si bien medida estratégica para evitar nuevas turbulencias,
sobre bases un tanto extrañas. despejando de ese modo elBocage, disperso y en-
cerrado en sus setos, espesos y tupidos. Ya hemos
En la Vendée, a pesar de todo, no se lo pudo señalado en su momento que, durante las guerras,
rnirar a Napoleón sino como un correctivo de la el estado de los caminos fue en parte responsable
política anticlericaly anticatólica que la Revolución de las grandes dificultades que encontró el ejército
había propiciado hasta entonces, Por su parte, el para reprimir. Sea 1o que {uere, lo cierto es que aque-
novel Emperador se esmeró por katar bien no sólo lla red de caminos permanece intacta lrasta hoy.
a la lglesia sino también a los dirigentes Ce [a causa Para contar con suficiente mano de obra recurrió a
vendeana, llegando incluso a ofrecer grados en el prisioneros de guerra que había ido capturando en
ejército a sus antiguos jefes, al tiernpo que reducÍa sus numerosas campañas, italianos, prusianos, aus-
o quitaba impuestos a la población civil. tríacos y suecos; muchos de eilos murieron en el
lugar por las malas condiciones de vida. También
estableció varios colegios en diversos puntos de la
370 Le Nnve y us Te¡¡pEsrADES
Ln Revouuclón Fn¡rucesa [t-n EpopeyR oe r-n VeNoÉrl S7L

Vendée, dirigidos por sacerdotes o religiosas. Y pedir noticias de su familia. fhra un gran número, ay,
mandó reconskuir iglesias destruidas. Por todo ello, la respuesta habrÍa sido la misma.
y a pesar de algunas reservas, los vendeanos no La vista de su iglesia incendiada le arrancó pro-
pudieron sino ver en Napoleón a un benefactor, fundos lamentos; aquellos muros ennegrecidos y ca-
luego de las terribles borrascas sufridas. ' sas sin techo le anunciaban que desde hacía mucho
el fuego delhogar se había extinguido y que no ha-
Volvieron entonces no pocos sacerdotes de los bía, en su lugar, más que cenizas y lágrimas.
que antes habían emigrado. Grande fue la emoción
Era natural que esos sacerdotes, por lo general,
popular, como lo deja advertir este informe delpue-
comentasen abundante y elogiosamente el papel
blo de Laroux-Bottereau,ton motivo delretorno del
jugado por e[ nuevo régirrfen en [a vuelta a la paz.
padre Peccot, que regresaba de su exilio en Bpaña.
La sintonía del pueblo vendeano con Napoleón,
La población entera, con trajes de fiesta, se diri- "emperador por la gracia de Dios y por la voluntad
gió a la antigua ruta de Nantes, donde se había pre-
parado una gran fogata. Todos queríar llegar más del pueblo francés", como algunos decían, duraría
temprano para saludar a aquel cuya ausencia había hasta 181,2 y explica, enke okas cosas, e[ fmcaso de
sido tan amargamente llorada. Al ver aquellos ros- las raras tentativas insurreccionales que o,ganizaron
tros conocidos, aquella multitud que hacía llegar al en aquellostiempos los realistas. Por cierto eu€, años
cielo gritos de gozo, aquellos niños que pedÍan de
después, las cosas cambiarían, volviendo Napoleón
rodillas su bendición, elsanto anciano olvidó los su,
frimientos del exilio. La inmensa alegría que inun- a ser considerado como enemigo. Un cronista con-
daba su corazón no podía traducirse en palabras, taría: "Cuando se enteraron de su caída, gritaron
Tornaba entre sus brazos a los buenos labradores, uiViva elreyt El emperador fue destuonado. Luis XVill
lloraba, sonreÍa cada tanto y no dejaba escapar sino ha sido proclamado rey de Francia [...]r. Francia se
esta palabra:
"Buen dfa, hijos míos, buen día, mis había liberado de su tirano, isus hijos, sus queridos
queridos hijos, iré a veros" [,..1.
hfios flos del reyl estaban salvados! El enfusiasmo
Etpastor no podía dorninar su ernoción al ver los
de la población llegó a su culmen. Nunca he olvida-
desastres y las destrucciones acumutadas por el te-
rror; cuando llegó a[ lugar, de golpe su rosho se llenó do con cuánta felicidad se cantó el Domine, soluum
de lágrimas. Una sola mirada sobre todas esas ruinas fac regem por primeravezen la iglesia [...]". Pero lo
le bastó para revelarle la extensión de las desgracias que el cronista relata sería rnás adelante. Por e[ mo-
que habfan agobiado a su paffoquia, Buscaba en vano mento, los que se habían negado a cantar en la misa
a su alrededor aquella rnultittrd de jóvenes cuya cuna
Saluam fac Rempublicam no tenían empacho en
había bendecido o cuya unión consagrado, y habÍa
dejado llertos de fuerzas y de salud, a la entrada de la cantar Saluum fac Imperatorem. Como si los her-
vida. Apena§ ge dnimaba a pronunciar ru nombre o manos de Luis XVI hubiesen pasado al olvido.
L¡ Revoluctóru Fna¡lcrsa [h EpopevR oe un Ver'¡r:Éel 373
372 L¡ Nnve Y us Te¡tITESTADES

fue una gran farsa. Juzgando Napoleón que las


3. Su uíaje tríuntal Por la región
cosas habían quedado tranquilas en España, re-
solvió retornar a su patria. Pero ni bien José subió
Entre las grandes campañas militarei que em- a[ trono, numerosas insurrecciones estallaron por
prendió Napoleón, de las que por razones obvias doquier. En Sevitla se constituyó una Junta rebel-
no podemos ocuparnos, signadas por rotundas vic- de, que reconoció a Fernando Vll por su único
torias -varios combatie ntes vendean os se e nrolaron soberano. José se sentía so[o: "No estoy espanta-
en las fitas del Gran Ejército Imperial-, acometió do de rnisituación, pero es única en la historia; no
dos que sus asesores [e habían desaconsejado: a tengo un solo partidario". Pronto estalló un levan-
España y a Rusia. Sabemós lo que'le pasó en Ru- tamiento general en todd España, para recobrar
sia. Ciñámonos ahora a lo que sucedió en Espa- su independencia. La situación se hizo tan grave
ña. Napoleón se dirigió allí, o más propiamente a que Napoleón decidió tomar él mismo las riendas
Bayona, alsur de Francia, en los Bajos Pirineos, el ie la situación. El 5 de noviembre, a la cabeza de
2 d,e abril de 1808, para "arreglar" los asuntos de 200.000 hombres, cruzó la frontera española' La
España, ya invadida por los franceses. Llegó et 15 represión fue severaY feroz.
de dicho mes, y allí permane cería hasta el20 de
Luego decidió volver a París, pero no sin antes
julio. El 2 de mayo estalló una gran insurrección
hacer un recorrido porlaVendée, 9u€ es lo que inte-
en Madrid, duramente reprimida, muriendo miles
resa especialmente a nuesho propósito. Resultó, en
de españoles. Goya [o ha dejado admirablemente
verdad, un viaje glorioso. Por las razones que antes
evocado en su famoso cuadro de los "fusilamien-
expusimos, fue muy bien recibido. En cada pueblo
tos". En Madrid no quedaba ya ningún Borbón.
lo esperaban con arcostriunfales. Sin embargo aquel
Gobernaba et general Murat.
trayecto fue también acompañado de rnalas noti-
Mientras tanto, el 5 de mayo, siempre en Bayo- cias. Por ejemplo, habiéndose detenido en uno de
na, tras una borrascosa escena de familia, en pre- los pueblos, donde querían agasajarlo, [e ltegó la
sencia del Emperado¡ el rey Carlos [V, luego de noticia de que e[ general Dupont se había rendido
abdicar en favor de su hUo Fernando VII, se arre- en Bailén. Dicha derrota tuvo gran resonancia en
pintió de haberlo hecho. A su vez Fernando debió toda Europa, dejando en claro que los ejércitos im-
renunciar, cediendo ambos ta corona'de España a periales no eran tan invencibles como se creía' Al
Napoleón, quien graciosamente la ofreció a su Lnterarpe de ello el Emperador se puso furioso, lle-
hermano, José Bonaparte, en adelante José gando a decir que lo iba a hacer fusilar a Dupont'
NapoleóR 1o, Rey de España y de las lndias. Todo
374 L¡ Nevu v tes TeupESTADEs
L;r Revolucrón Fan¡lcesa [L¡ Epopeyn oE m VeruoÉeJ 375

Con todo, en lo que a la Vendée atañe, fue un


Por cierto que en este viaje, tan glorioso, Napo-
trayecto triunfal, m inuciosamente proyectado por
león no las tenía todas consigo. Temiendo que al-
Napoleón, quien se fue deteniendo en todos los
gunos vendeanos pudiesen desconfiar de é1, no di-
pueblos posibles. Había pedido que al entrar en
simulaba el temor que sentía de sufrir algún atenta-
cada uno de ellos, así como al salir, se tocasen las
do. En Fontenay, por ejemplo, elservicio de seguri-
campanas durante media hora. El 31 de Julio, el
dad revisó metro por metro los lugares por donde
intendente de Benet, uno de los pueblos, lanzó
iba a pasar, incluidas las bodegas y las cuevas, no
esta proclama: "El vencedor de Europa, el restau-
fuera que hubiese allí atguna bomba escondida. El
rador de la religión nos viene a visitar [...J isomos
intendente de ese lugar qgedó profundamente de-
los primeros de este depártamento por el que él
pasa! iCuántas municipalidades envidian nuestro cepcionado cuando Napoleón se negó a tomar par-
te en elbanquete que se [e había preparado; el cor-
destino! iCiudadanos de todas las clases, acudid
de todas partes a rendir homenaje al primer hom- tejo irnperial incluía sus propios cocineros. Sin duda
que temía un posible envenenamiento. Pero por lo
bre del mundo! [...]. Hombres, mujeres y niños,
vestíos con ropas de fiesta en este día feliz [...]". común trataba de mostrarse feliz. En cierto pueblo
pidió que le fueran presentados algunos comba-
Empeñábase sobre todo el Emperador en salu-
tientes vendeanos. AIverlos, les mostró la gran sim-
dar con preferencia a los sacerdotes. Sabía bien el patía que le producían. "iEs acá -les dijo a un gru-
partido que podía sacar de dicha actitud, que tan
po de ellos- donde ustedes vencieron a los que
bien caía en el pueblo: "Yo estimo y amo a los
habían vencido a todos los demás?".
sacerdotes que son buenos franceses y que saben
defender la patria contra esos eternos enemigos En otro lugar felicitó por su coraje a una joven
del nombre francés, esos malvados herejes de In- de apellido Regrenil, que se había destacado en
glaterra", decía. La expresión no deja de tener sa- varias ocasiones durante la lucha contra los azules,
bor, comenta Gabory; quería elogiar a los que tanto tomando parte en toda la campaña alot¡o lado del
en Bretaña como en la Vendée, se habían batido Loire. Su historia era notable. Sin duda que alguien
por su fe católica, Un sacerdoie ya mayor y enfer- se la relató a Napoleón. De muy joven había ingre-
mo, elpadre Jacques Boursier, se acercó casi arras- sado en el convento de las Ursulinas de LuEon.
trándose a [a carrozaimperial para saludar al Em- Luego dejó la vida religiosa. Tenía 20 años cuando
perador. Luego diría: "Como Simeón, habiendo se puso traje de hombre y empuñó el fusil, un sa-
visto a[ Redentor de Israel, yo puedo morir con- ble y dos pistolas. Prirnero tomó parte en e[ paso
tento, he visto al pacificador de la Vendée" . del Loire. Luego, en Do[, se puso a [a cabeza de
376 Ln Nnve v us TTUpESTADES Ln Revolt.¡ctó¡r Fnarucrsn [L,n Epopev¡ oe un VrnoÉe] 377

una cornpañía en derrota y logró que volviesen al con sus ministros y consejeros, y les pidió que re-
combate. Escapada del desastre de Savenay, pro- latasen sus combates y la parte que tuvo cada uno
siguió [a lucha hasta el fin. Mientras la multitud la de ellos. Luego los colmó de regalos. No sabiendo
aplaudía, ya que [a consideraban comparable a qué más darles, les preguntó en qué le era aún
Juana de Arco, el Ernperador la felicitó por su co- posible serles agradable. Uno de ellos se adelantó
raje y le dio un abrazo. Otro tanto hizo Ia empera- y le dijo: "Devolviéndonos nuestros sagerdotes".
triz Josefina. Al abrazar a esta heroica vendeana, Se ve que Napoleón quería integrarlos en su pro-
estaban abrazando a toda la Vendée. Entonces se yecto guerrero. Ya antes de su viaje por [a Vendée,
adelantó un hombre: "Sire, yo soy el intendente el año 1803, siendo aún Primer Cónsul, [e había
de la municipalidad y'hermano de la joven comunicado por carta al ministro de Guerra:" Mi
Regrenil". "¿Y usted que hacía mienhas su herma- intención es formar una legión compuesta de dos
na se batía tan bien?", [e preguntó Napoieón. "Sire escuadrones de cazadores y tres batallones de in-
-respondió el hombre, que se imaginaba ser há- fantería. Me gustaría poner al frente de etlos con el
bil-, yo era neutral". Entonces Napoleón le lanzó título de coronel al Señor d'Autichamps, que está
esta terrible réplica: "iNeutral! iBueno, entonces us- en París [...]. Bta legión deberá estar compuesta
ted no era sino un cobard" y un Jean-foutrel". En por oficiales y soldados, por hombres que han
fin, al término de su viaje por la Vendée, Napoleón hecho la guerra de la Vendée contra nosotros".
pudo decir: "He quedado extremadamente con-
Napoleón tenía, no sólo en aquella circunstan-
tento del espíritu del pueblo de la Vendée".
cia sino en todo su obrar, elsentido de los gestos y
En uno de tos días de aquel trayecto pidió que de los sÍmbolos. Sabía cuán sugestivo era ello para
eligiesen doce hombres de los más valerosos y los [a gente común. Usaba por ejemplo, su sombrero
llevasen a París, acompañados por el oficial que cle una manera que le era peculiar, así corno lo era
los había comandado en la batalla: "Quiero ver a el modo inconfundible que tenía de llevar su mano
esos bravos y buenos franceses. Quiero que el derecha en la chaqueta guerrera. El modo de'ha-
pueblo de la capital los vea". Tiempo después, di- berse con su sombrero contenía también un "men-
cho deseo se cumpliría. Los seleccionados eran saje" implícito: arrojado al suelo o al rostro del in-
gente del pueblo, marineros o labradores. EI de- terlocutor significaba que estaba furioso, y ello ha-
partamento pagó el viaje. En París los alojaron en cía temblar. Apeló asimismo al recurso de los
los mejores hoteles. Todos querían conocerlos, El sauuenir que dejaba en sus frecuentes viajes o en-
Emperador los recibió en las Tullerías, juntamente kevistas particulares. El objeto, siempre presente
378 L¡ Nnve v us Te¡¡pESTADES Ln Revor.uctóu FnnNcgsn [t-n EpopeYn oe u¡ Ver'¡oÉeJ 379

para el agraciado, ayudaba a hacer duradera la aborrecía altiempo que la admiraba. Su correspon-
fidelidad. dencia y sus grandes proclamas alejército no dejan
Iugar a dudas. "soldados -dijo sólo un mes des-
De este modo, su manera de comportarse du-
pués de haber tomado elpoder-, hay que extermi-
rante elviaje por la Vendéese enmarca en una po-
nar a esos miserables, eldeshonor delno-nbre fran-
lítica seductora, merced a la cual consiguió ganar
cés". Se kataba de una política camaleónica. En
la voluntad y el afecto de no pocos de aquellos po-
bladores. Thnto sus éxitos bélicos como su eskate-
un discurso ante el Consejo de Estado, que pro-
gia de seducción logró que numerosos vendeanos, nunció el 76 de agosto de 1800, hizo pública su
táctica: "Mi política es gobernar a los hombres como
incluidos algunos nobles, olvidasen un poco a[ rey
legítimo, Luis XVIII, por quien tanto hat ían lucha- [a mayoría quiere que lo haga. Tál es, creo' la ma-
do, y mirasen ahora con admiración la figura nera de reconocer la soberanía del pueblo. Es ha-
ciéndome catótico que acabé la guerra de [aVendée,
impactante del Emperador. De ahí que en las ulte-
haciéndome musutmán me establecí en Egipto, y
riores campañas de Bonaparte varios de efios se
ofrecieran de voluntarios, como una manera de haciéndome ultramontano he ganado lcs espíritus
agradecer sus beneficios. Dicha inesperada adhe-
en ltalia. Si gobernase un pueblo de judíos, resta-
sión no dejóde tener sus peligros para la causa cató- blecerÍa el templo de Salomón". Ello exptica en
lica. Algunos empezaron a juntar la pakia vendeana buena parte su extraña actitud con la Vendée.
y la patria republicana. Víctor Hugo, e[ gran escri- Los mejores vendeanos nunca le creyeton del
to¡ cuyo padre, héroe de las guerras de I'lapoleón, todo. Seguían esperando la hora de la "verdadera"
fue un conocido general republicano en las luchas Restauración, la det rey tegítimo. "Los vendeanos
de la Vendée, no temería decir: "Mi padre republi- han conocido las amnistías -observaba en 1804 el
cano, mi madre vendeana". Es claro que, luego, prefecto de Maine-et-Loire-, seguidas de degüetlos
cuando los vendeanos fueron testigos de los des- espantosos, V esas imágenes lúgubres perrnanecían
manes de Napoleón, sobre todo en Ia actitud que siempre presentes en su imaginación aterrorizada" '
tomó con la lglesia, y especialmente con el papa, Aun en aquellos que habían mirado con buenos
volverían a sus antiguas aficiones. ojos a Napoleón, la confianza comenzó a declinar
En elfascinante viaje de Napoleón por el territo- cuando erfipezaron a considerar los hechos: el Em-
rio de la Vendée hubo, pues, una mezcla de honra- perador perseguía al papa, en 1808 le había quita-
dezy de hipocresía. Porque, en el fondo, el Empe- do sus Fstados Pontificios, y en 1810 los anexó al
rador temía a la Vendée, o, más propiamente, la Estado francés, luego le ar¡eba!ó su libertad; elpapa
380 L¡ Nnve v ms Tc¡¡pES'TADES
L-q Rr-voluctóu FneNcesn [L¡ Epopevn os m Ve,NoÉr] 381

estaba en prisión y e[ Emperador excr)mulgado.


Todo ello no podía dejar de ser ponderado en los katado, preanunciaban la intención del nuevo Car-
hogares católicos de [a Vendée, En varios pueblos lomagno de inmiscuirse en los asuntos de la lgle-
delSévre aparecieron carteles con [a bula de exco- sia, como [o iría demostrando progresivarnente.
"Ya ha tomado el incensario -decía en voz baja e[
munión, del 11 de junio de 1809.
arzobispo de Burdeos-; si le dejamos hacer, pron-
En los rostos de los vendeanos, que habían sa- to subirá a[ altar".
crificado todo en defensa de la fe católica, se co-
menzó a advertir la cólera. Aquel que se les había
En modo alguno fue un acto banalen este con-
moskado como el enviado mismo de Dies para res-
texto su decisión de ceñir la corona de los
lombardos. No sería sino bl preludio de su accio-
taurar su lglesia, fue pasando a ser para ellos elpeor
de los impíos, perdiendo así, poco a poco, su luske
nar contra los Estados Pontificios. "El papa será
vasallo mío", dijo entonces a un confiden e. Y pron-
y popularidad. Pronto en la misma Vendá,e el am-
biente político se enrareció: brutalidad de funciona-
to escribiría a Pío VII: "Vuestra Santidad es sobe-
rios imperiales o arbitrariedades de algunos inten- rano de Roma, pero yo soy su Emperador". En
dentes. Fouché, todopoderoso minisbo de Ia Poli-
1805 se desencadenó el enfrentamiento entre
cía, comenzó a dar pábulo a su inquina de apósta-
Napoleón y la coalición de Estados europeos. Pre-
ta. En Bretaña hizo perecer, uno por uno, a los diri- venir un ataque inglés fue la excusa que blandió
gentes chuanes que se negaban a inclinar [a cabeza,
para ordenar la ocupación de Ancona, que era una
incluido Cadouda[, quien fue detenido y condena- ciudad pontificia, violando así los dominios de la
do a muerte. En Vendée y Anjou, todos los jefes Iglesia. iPensar que hacía sólo un año que el papa
que conservaban influencia sobre el pueblo, fueron to había coronado! Luego ocupó Venecia y la unió
puestos en prisión a despecho de las convenciones. al reino de ltalia. Pronto hizo a su hermano José,
rey de Nápoles, que era feudo del papa, desde
donde sus tropas ocuparon el puerto de Roma.
4, Elocoso de Napoleón Mientras tanto,.en una serie de contundentes'vic-
torias, venció a Prusia y entró en Berlín, Su deseo
era que el papa tomase partido, aliándose con é1
Tras la aurora de paz religiosa, que pareció in- para enfrentar en cornún a sus enemigos. El 2 de
augurar Ia época del Concordato, pronto apare- febrero de i809 las tropas francésas hicieron su
cieron nubarrones. Los Artículos Orgánicos, aña- entrada en Roma, rodeando elpalacio delPaPa, V
didos arbitraria y unilateralmente por Napoleón al el 77 de mayo Napoleón anexó lisa y llanamente
s82 L¡ Nnve y ms TSUpESTADES L-c RrvoLuctórlF'nnncrsn [L¡ Epopeva ou u VeNoáel 383

al Imperio los Estados Pontificios. La bandera leses inientaron por todos tos rnedios de represen-
tricolor fue izada en el Castel Sant'Angelo. Enton- tación respetuosa que se retiraran aquellas medi-
ces el papa publicó una bula, Cum memoranda das, pero sin éxito. Entonces el hermano de Fran-
illa die, en [a que excomutga a sus expoliadores, cisco, el archiduque Juan, descontento con [o que
cómplices y consejeros. Dos meses después, un estaba aconteciendo, convocó a varios hombres
destacamento de soldados franceses secuestraron que le eran leales, entre ellos uno llamado Andreas
al papa y, atravesando toda ltalia, lo llevaron a Hoffer. Corría el año 1806 cuando los-¡eunió en
Francia. Luego fue conducido de nuevo a ltalia, Viena, y les propuso forrnar un contingente de
más concretamente, a Sauona, pequeña ciudad a partisanos, para sublevarse contra el invasor.
cuarenta kilómetros de Génova, donde permane-
Hoffer, hijo del propietario de un mesón, era
cería cautivo durante tres años, en espera de que
un joven gigantesco, de negra barba y de educa-
renunciara a sus poderes temporales sobre Roma.
ción muy limitada, que se ocupaba del comercio
Mienkas tanto, Napoleón se separó de Josefina, de vinos y caballos con ltalia. Comenzó este rnu-
para desposarse con María Luisa, hija de Francisco chacho a reclutar jóvenes tiroleses para secundar
II de Austria, y sobrina segunda de la reina María los designios del archiduque. Años atrás, el 1'de
Antonieta. Btamos en los años 1810-1811. Napo- junio de 1796, ante la amenaza de que Austria
león, en e[ápice de su poder, soñaba con instalar al fuese invadida, por iniciativa de los sacerdotes de
papa en París, de modo que esa ciudad fuese a la la región se había consagrado e[ país al Sagrado
vez capital espiritual y temporal del mundo. Pero el Corazón, Ahora, en 1809, Andreas Hoffer, a la ca-
Emperador no las tenía todas consigo. En varias de beza de su ejército, renovó aquelta consagración.
las tierras por é[ conquistadas estallaban levanta- Ét solía usar el escapulario del Sagrado Corazón e
mientos por motivos semejantes a los de laVendée, instó a sus tropas a tlevarlo en sus chaquetas.
al punto de que ál mismo llegó a hablar de "las mil
Este caudillo, a quien llamaban "el chuan del
Vendée" con que hubo de encontrarse.
Tirol", se reveló como un gran jefe de guerrillas,
Uno de los focos de resistencia se concentró en llevando adelante una guerra local de embosca-
elTirol. Era Emperador en Viena Francisgo II, cuan- das, sumamente eficaz. Lo primero que atacaron
do Napoleón, aliado con el barón bávaro fue lnnsbrucl(, logrando ocuparla. Pronto el Tirol
Montgelás, invadió y derrotó a sus ejércitos. Lue- quedó liberado. Los combatientes regresaron en-
go tomó en esa zona ocupada diversas disposicio- tonces a sus hogares, dejando la ciudad al rnando
nes contra el culto católico. Los campesinos tiro- de un intendente nombrado por Viena, con la pro-
384 L¡ NnvE v us TTupESTADES L¡ REvor-ucró¡r FR¡¡'¡cesn [Le Epopeve oc r-n VEr'roÉe] 385

mesa del Emperador de no desarnpararlos. Pero bién un museo en las afueras de Innsbruck, precisa-
al poco tiempo Tirol fue alevosamente entregado mente en Berg Issel, dedicado a Hoffer y los suyos'
a Francia. El mariscal Lefebre, con 40.000 hom-
Mas el ocaso de Napoleón se fue haciendo dra-
bres, avanzó sobre Innsbruck. La juventurd, vibran-
mático sobre todo a raí2, de [a resistencia implaca-
do de patriotismo y siernpre bajo la conducción ble de los españoles, a que antes aludimos' pero
de Hoffer, decidió "luchar contra los infieles [[os sobre la que ahora nos extenderemos. Hemos se-
bávaros] y los masones flos franceses]". Dieron
ñalado cómo en mayo de 1808 el Emperador, tras
así batalla en Berg lssel y vencieron. Francisco II
separar a Carlos IV de su hijo Fernando VII, insta-
entregó al caudillo una medalla de oro. Hoffer [a
ló en el trono de España a"su hermanr¡ José. In-
recibió sin siquiera ponerse de pie, indignado por
mediatam ente el pueblo se rebeló en masa, inspi-
la anterior defección del monarca. Este se corn- rado por los mismos sentimientos que rnovían a
prometió a no abandonarlos de nuevo, por Io que
los cle la Vendée: la fidelidad dinástica y la reli-
ellos volvieron a confiar en su Emperaq.or, gión; sobre todo ásta, que de algún modo incluía
Poco más adelante, los ejércitos bávaro-france- a aquéfla. A los ojos del clero, los franceses eran
ses atacaron de nuevo en Berg Issel. Esta vez los los que importaban a España el virus de los "filó-
catélicos fueron derrotados, muriendo un tendalde sofos" de las "[uces" así como de los terroristas
jóvenes. Hoffer escribió entonces una audaz carta perseguidores, y Napoleón no era sino el que ha-
al Emperador, que tituló: "De igual a igual". Allí di- bía despojado a[ papa de sus posesiones' Como
ce: 'Amé mucho a mi país, como todos, tal vez más se sabe, el clero tenía gran influencia sobre el pue-
que todos. Por mi tierra me habría lanzado al fue- blo español. Et 2 de mayo estalló la revuelta en
go. No me detuve en pensar que obrand.: así hacía Madrid. Tras la capitulación francesa en Bailén, el
lrenle a[ ejército más grande del mundo. iQuién es 21 dejutio de 1808, que, como vimos, sorprendió
este Napoleón para permitirse ser amo de mi ama- a Napoleón en su viaje por la Vendée, él mismo
do Tirol?". El emperador francés al tomar conoci- decidió intervenir personalmente, desde noviem-
miento de esta carta, puso precio a [a cabeza de bre de 1808 a enero de 1809, logrando restable-
Hoffer. Habiendo sido delatado por un traidor, lo cer a su hermano en el trono de Madrid.
llevaron a Mantua y allí fue ejecutado por orden de
España estaba exhausta pero no rendida, como
Napoleón. Hoy Hoffer sigue siendo el héroe nacio-
lo muestra la resistencia de Zaragoza, en febrero
nal del Tirol, y el lugar donde está su +umba, en
de 1809, eu€ no cayó sino después de una encar-
lnnsbruck, es santuario nacional tirolés. Hay tam-
nizada lucha. La §uerrá de Fspaña duraría cinco
386 Lq Nnve v ¡-as TeNTpESTADES L¡ Rr.volucÉr.¡ Fnn¡lcesn [L¡ Epopevn oe r¡ VrNoÉel 387

años. Los ocupantes tomaron varias medidas anti- a más de controlar a los obispos que le parecían
católicas: supresión de la Inquisición, abolición de sospechosos, recluy6 a algunos de ellos en residen-
varias órdenes monásticas y mendicantes, cance- cia vigilada. Luego decidió dar un. gran golpe. El 9
lación del derecho de asilo en [as-iglesias, atenta- de jurrio de 1812, alegando que los ingleses prepa-
dos contra los templos y sepulfuras; eran "francesa- raban un desembarco en Savona para raptar al
das", como aún hoy califican a esas acciones los papa, ordeqó que Pío VII fuese llevado a Francia e
españoles. Juntamente con ellas, las a.rtoridades instalado en.él palacio de Fontainebleau. Quince
de ocupación fomentaban la creación de logias días'degpués'emprendió la campaña a Rusia, Sa-
masónicas en las grandes.ciudades. Todo ello era beriros el resultado de esta nueva aventtlra. Cuan-
más que suficiente para que Pepe Botellas, como do llegó a Moscú, [a encontró en llamas, viéndose
se lo llamaba a José por su afición a la bebida, y obligado a emprender la retirada en medio de un
todo su clan, parecieran la encarnación misma de invierno crudelísimo. Mientras tanto, el papa había
Satanás y su corte infernal. La lucha por la.[iber- comenzado a ceder, y en un momento de desfalle-
tad fue inseparable de la guerra religiosa. El canto cimiento aceptó una especie de nuevo Concordato
de los combatientes, que se batían al estilo de los mucho más condescendiente aún que el anterior.
comandos, tenía por estribillo esta cop.á: Pero luego sintió un profundo remordimiento por
La Virgen del Pilar dice lo actuado, a tal punto que le hizo llegar al Empera-
que no qutere ser t'rancesa,.. dor una larga carta de retractación. Napoleón se
puso furioso, e hizo público un decreto que volvía
Como afirma Daniel-Rops, el heroísmo católi- obligatorio el nuevo Concordato. Había doce se-
co de Ia Vendée volvió a mostrarse en España, des episcopales vacantes. Se apresuró entonces a
sólo que extendido a toda una nación. Talfue aque- cubrirlas, aunque fuese con la ayuda de la policía.
lla "grrerra de España", refiriéndose a la cual el
mismo Napoleón reconoceríaque conslituyó para Pero Europa estaba harta del Emperador, de
él e[ comienzo del fin. tantas gu"rrui, de tanta sangre. fute, ya muy de-
bilitado, ordenó que e[ papa fuese llevado nueva*
Mientras tanto, elpapa se encontraba en Savona,
mente a Savona. A lo largo del camino, las multi-
prisionero del Ernperador y totalmente aislado de
tudes se sucedían a las multitudes para aclamarlo
la lglesia, negándose con santa pertinacia a conce-
a su paso, fuí pudo llegar a Roma, de donde ha-
der la investidura a los obispos nombrados por el bía sido arrebatado hacía cinco años.
Emperador excomulgado. Napoleón, por su parte,
388 L¡ Nnve Y ms l'eupEsrADF-s
VE¡loÉeJ 389
L¡ RevolucróN FRnrucrsn [L¡ EpopEv¿ ne m

5. Los Cien Días y la Cuarta Guerra de la Vendée Antes de seguir adelante, digamos algo de los
hermanos de La Rochejaquelein.,Porque Henri, el
En 1814 abdicó Napoleón, subiendo al trono héroe máximo de la familia, de quien .tanto he-
Luis XVIIL EI ex-emperador fue recluido en la isla mos hablado, tuvo dos hermanos,.Luis r¡.Augusto.
de Elba. Pero de allí escapó al año siguiente.'Tias Luis había cumplida 24 años cuando, hacia fines
regresar a París, retomó la corona, logrando rnan- de 1801, volvió al castillo familiar. Todo el pueblo
tenerse en el poder durante'cien días. vendeano lo recibió con delirio. Aquel castillo ha-
bía sido cinco veces incendiado por los azules. Al
Considerernos lo que pasó en esos tres largos
año siguiente, se casó con la viuda del marqués
meses. I os hombres de la Hevolución estaban feli-
de Lescure, el "santo de Poitou", que era primo
ces. O, como escribe Gabory, "los hijos de [a Revo.
suyo. Tuvieron ocho hijos. Desde el castillo, con-
lución volvieron al hombre de la Revolución", po-
sagraron su tiempo y su fortuna en ayudar a los
niendo en éIsu suprema esperanza..El clero, por lo
necesitados, especialmente a los antiguos solda-
general, sobre todo en la Vendée, se sentía suma-
dos del ejército vendeano. En cuanto a Augusto,
mente contrariado, negándose a cantar--n la misa
tenía seis años cuando [a Revolución dispersó su
el Sofuum fac imperatorem, De golpe, tlegaron no-
familia. Separado de sus padres, a los que nunca
ticias preocupantes a [a región. Advirtiendo que
volvería a ver, fue criado por una hermana mayor
varios países de Europa estaban preparando una
en Inglaterra, donde ingresó en Ia Marina de gue-
ofensiva general contra é1, elEmperador había dis-
rra. A los 18 años volvió a [a Vend ée.Pero no bien
puesto una nueva leva para constituir un ejército
pisó tierra lo detuvieron y encerraron en el Tem-
que pudiese hacer frente a la amenaza, Napoleón,
ple. Puesto en libertad a los pocos meses, fue de
siernpre sagaz, entendía que lo más que podía es-
nuevo arrestado en L809. Se le dio entonces a ele-
p€rar de la Vendée era [a neutralidad. Bretaña y la
gir entre revistar como subteniente en el ejétcito
Vendée fueron así exceptuadas de la leva de guar-
del Emperador o seguir en prisión. Augusto eligió
dias nacionales. Pero era tarde. Los paisanos ya no
lo segundo, pero luego, recapacitando, aceptó in-
creyeron en este favor interesado, entendiendo que
tegrar un regimiento en formación que se encon-
elrey legítimo no era sino Luis XVIII. Y así, el 11 de
traba en Tours, donde revistaban algunos miem-
mayo, d'Autichamps, Suzannet y Augusto de La
bros de las familias más ilustres de la Vendée: un
Rochejaquelein, celebraron en las orillas del Loire,
pariente de Charette, du'Landreau, y otros. Los
una especie de consejo de guena, donde se deci-
generale§ de Napofgón lqs habían incorporado
dió un levantamiento general para el 15 de mayo.
ántendiendo que aquellos j¿f¿; vendeanos y
390 L¡ Nnve v ues TettpEsl'ADEs Ln Rcvor-t.rcróN Fnnxcese [L¡ Epopevn oe r¡ VENoÉrl 391

bretones eran realmente guerreros de élite. Así gentes de voluntarios a disposición del :ey. Se ini-
Augusto participó en la carnpaña de Rusia. En ciaba así [a [amada Cuarta Guerra de la Vendée.
1B\2, en las orillas del río que pasa junto.a.la'capi-
Algunos historiadores han pretendido negar
tal, el joven oficial salvó [a vida a un aristócrata todo carácter religioso a esta guerra. Mas no es
ruso que había caído en rnanos de sus hombres y
así. Los vendeanos permanecían fieles a los idea-
éstos se aprestaban a matarlo, Algunos días más
les que dieron origen al primer levantamiento, es
tarde, en el curso de la batalla de Borodino, Au-
decir, [a religión y [a política, el trono y el altar.
gusto recibió un sablazo en plená cara y fue deja-
Véase, si no, 1o que podemos leer en. una carta
do entre los muertos. Pero estaba aún con vida. que un grupo de oficialesrealistas enviarron al en-
Cuando algunos soldados rusos, al advertirlo, se terarse de que ciertos jefes de [a Vendée'proyecta-
proponían matarlo, debió su salvación a [a inter-
ban ponerse de acuerdo con e[ Usurpador: "Pro-
vención del príncipe Damidov, el mismo a quien
fundamente afligidos por la noticia de que algu-
él había salvado días atrás. Cuidado en Kazán por
nos generales y oficiales superiores del Ejército
la familia del príncipe, altí permaneció hasta que
vendeano están a punto de dejarse sorprender por
Luis XVIII retomó el poder en Francia.
las insinuaciones pérfidas de los enemigos del tro-
Volvamos ahora a los hechos que acontecían en no y del altar, olvidando que nuestro soberano,
la Vendée. Al enterarse del retorno de Napoleón, Luis XVIII, los ha puesto fuera de la ley, ordena-
numerosos voluntarios se habían reunido en toda mos atacar alusurpador y a todos sus sostenedores
la región para ponerse una vez más al servicio del [...]. Protestamos acá y para siempre, en nombre
Rey legítimo y cortar e[ camino al lntru-io que in- de todos los bravos vendeanos, contra todo trata-
tentaba suplirlo. El t2 de marzo, Luis XVIII designó do, pacto o acuerdo contrario al juramento que
a[ viejo duque de Borbón, padre clel duque de todos hemos hecho tácitamente de no deponer las
Enghien, para ponerse a la cabeza de la Vendée, y armas sino tras la ruina entera del tirano y sus pro-
at príncipe de La Trémoille para organizar [a Breta- motores, y [a restauración de nuestro augusto
ña, con el fin de constituir "nuevos cuerpos de vo- monarca Luis XVIil [,..]".
luntarios, sea con e[ fin de unirlos lo más pronta-
Et 15 de mayo, a la salida de la misa, las cam-
mente posible a nuestros ejércitos, sea para unirse panas de rebato repicaron en todas las parroquias,
en la zanamisma y defenderla contra las empresas
llamando al combate. El t7 de mayo, e[ párroco
del enemigo'. Augusto de La Rochejaquelqin y ótos
de Aubiers.reunió pn la iglesia, como en los inolvi-
oficiales acudieron para poner los primeros contin-
dables días de 7793, a toda la población católica.
392 L"q N¡vE Y us TeupEsrADES VeNoÉel 393
L-q Revor-uc¡óN Fnn¡lcasa [Lr Epoprvn oc r-n

Después de haberlos exhortado a combatir .por Otro problema fue que algunos de los jefes
Dios y a morir por el Rey -"vendeanos, les dijo, vendeanos se habían enrolado, como [o señala-
sois soldados de Jesucristo y del Rey"-, les dio la mos oportunamente, en los ejércitos de Napoleón,
absolución generaly ellos partieron. Pronto se alis- participando en sus campañas. Pues bien, quie-
taron 25,000 hombres, si bien es cierto que espe- nes dejaron de servirlo para colaborar con las tro-
raban el doble. Entre los comandantes nombre- pas de ta Vendáe, teniendo que luchar ¿¡hora con-
rnos a Suzannet en Legé; Robert y los dos sobri- tra el rnismo Emperador, no siempre llegaron a
nos de Charette, en [a zona de Raiz; d'At,tichaffips, superar su anterior admiración por Napoleón, y el
en los Mauges; Augusto {e La Rochejaquelein, en recuerdo de su grandeur. D-lo poco les costaba de-
la región de Gatine; Sapinaud, en el Bocage. Por jar de cultivar alavez los recuerdos del lrnperio y
desgracia, y como en otras ocasiones, no faltaron los de ta Vendée. Un joven sacerdote de aquella
altercados entre los principales jefes, por ambición región decía que durante su infancia lo habían
u orgullo. Desde la apertura de las hostilidades, emocionado dos nombres, el de Charette y el de
d'Autichamp se caracterizó por una lentitud des- Napoleón, "esos dos mortales incomparables". Sin
esperante, perdiendo ocasiones de victoria, con lo embargo al enterarse de que un movimiento rea-
que le dejaba al enemigo un peligroso margen de lista tradicional había estallado en el Oeste, vol-
reacción. Sapinaud gustaba firmar "general en jefe vieron a sus fuentes y a su anhelo primigenio de
del ejército real francés", y d'Autichamps "general restaurar no cualquier realeza sino larcalezatradi-
en jefe de los ejércitos de Su Majestad Luis XVIII". cional y legítima. Así, por ejemplo, e[ caballero de
Más allá de las desavenencias, los gestos y el tono Landreau, que había revistado en los ejércitos del
de las proclamas seguían siendo los de siempre: Imperio, volvió a enrolarse en la Vendée poco an-
"iDios y e[ Rey -decía d'Autichamps a sus paisa- tes de la abdicación de Napoleón, constituyendo
nos*: he ahí nuestra divisa! [...]. En sus pretendi- formaciones rnilitares en el Bocage vencleano. Por
das constituciones el usurpador [.;.1 euita a nues- sus golpes de mano, los grupos de cabatlería que
tra religión su preeminencia t...1. El inspira la per- formó fueron flamados "[os cosacos de Landreau".
secución contra los ministros de tos altarés [..,]. La En el fondo, nunca habían llegado a asumir ple-
causa sagrada de la religión está ligada con la de namente la causa del bonapartismo.
los hijos de San Luis". Pero ya no había en los
nobles aquel fuego sagrado de 1793. No había Luis de La Rochejaquelein fue nombrado por
ardor místico en su combate. Luis XVIII general en jefe de los Ejárcitos reales de
la Vendée. Enseguida comenzaron las operacio-
394 L¡ Neve y l.ns Te¡"rpEsrADES [-n Revoluc¡óu Fnnxcese [L¡ Epopeve oe ln Ve¡¡pÉn] 395

nes rnilitares. Pronto los vendeanos ocuparon [a Napoleón estaba preocupado. Le habían dicho
ciudad de Cholet. Mientras tanto los chuanes to- que en el horizonte de Ia Vendáe se agitaba una
maron Bressuire, en el departamento de Deux- oleada de combatientes. No había pensádo en ello
Sévres. Luis de La Rochejaquelein, por su parte, al desguarnecer'esa región para dar un golpe con-
esperaba ayuda de Inglaterra, uno de los países tundente en el norte. Entonces confió la represión
que se habían aliado contra Napoleón. Ellos ha- del Oeste al general Lámarque' un militar proba-
bían quedado en desembarcar vituallas y muni- do en la lucha contra los guerrilleros de España'
ciones en el pequeño'puerto de.Saint-Gilles: Su ejército sólo contaba con 8000 hombres de tro-
30.000 fusiles, 9 millonqs de cartuchos, etc. De pas r€gulares; ConsiderÓ un buen expediente to-
hecho sólo llegaron 12.000 fusiles y un millón de rnar medidas rigurosas contra los nobtes y los emi-
cartuchos. "Siempre los inglgses nos engañaron", grados, ordenando, por ejemplo, a su ayudante
cornentó Suzannet. Se acordaron de Quiberon. á" .u*po que hiciera arrasar la casa de La Roche-
Algunos de los'jefes vendeanos mirabarr con cier- jaquelein. "La Vendée -drjo con esa ocasión- vetá
to recelo esta ayuda del extranjero. Otros la acep- Ln-este ácto de rigor una renovaiión de las des-
taban, pero siempre que fuese bajo la bandera de gracias que [a abrumaron hace 10 años"'
Francia, AsÍ d'Autichamps, quien declaraba: "Fran-
ceses, nuestros augustos aliados, los emperadores
áQué pasaba en el entretanto con Luis de la
y los reyes, vienen'en nuestra ayuda bajo la ban- Rochejaquelein? Desde que se enteró del retorno
de Napoleón se había propuesto fomentar un alza'
dera de Francia". De[ lado de los antiguos republi-
canos algunos toleraban que el extranjero viniese miento. Es cierto que no tánía ninguna experiencia
en ayuda de los resistentes a Napoleón. Fouché, de guerra. Con todo quiso merecer su apellido' En
por ejemplo, según lo relata Crétineau-Joly, se re- poco tiempo se [o nombró' comandante en iefe, y
signaba a que e[ Emperador que volvía del exilio como tat dirigió a sus'generales una ordén del día
premonitoria:'"Si .los señbres generales lo' quieren
corriese la suerte de los combates, en la seguridad
irancarhente, jamás [a Vendée ha sido tan fuerte
de que sería vencido, pero lo que no podá acep-
tar era que fuesen los blancos quienes restablecie- como [o es.en este momento. Fusiles, cañones, ffiu-
ran por las armas la antigua monarquía, Ello hu- niciones de guerrade toda especie van a desembar-
car en [a flota inglesa [:,.]. Mos[émonos dignos del
biera significado "[a muerte de [a Revolución, y
Fouché pretendía vivir con ella y para ella", escri- nombre francés y rechacemos con indignación.to-
be e[ historiador francés. das las proposiciones que busquen una kansacción
con el monstruo qug quiere gobernar Frangia"' Las
396 L¡ Nnve v us TE¡'.IpES'rADES [¡ Rr:vo¡.uctón FanNcrsn [L"r Epopeyn uE r-e VenrrÉel 397

batallas se sucedieron. En cierta ocasión, Luis subió dir a Francia, repartiéndosela entre ellos. Tal posi-
a una colina desde donde así arengó a los suyos: bilidad sus.citó viva indignación en'los sectores rea-
"iAdelante! iViva el Rey!". Al verlo tan expuesto, un listas. Sapinaud y La Rochejaquelein no dudaron
grito de admiración subió de las líneas enemigas: en enviar sendos mensajes a Cholet, para que hi-
"íEs demasiado valiente, no lo maten!", gritó uno ciesen ilegar al general azul Larnarque, "el voto
de los jefes del ejército de Napoleón, pero su voz unánirne de todos los jefes vendeanos" de unirsL
quedó cubierta con el estrépito de [a metralla. Una a sus tropas para combatir como francqses todos
bala le había dado en pleno corazón. fuí encontró los intentos de las potencias extranjeras que se pro-
una muerte gloriosa el her¡nano heredero de "Mon- pusiesen el desmembramiento de Francia.
sieur Henri", a la cabezade sus últimos fieles. Era el Lamarque respondió: 'Acabáis de hacer una de-
4 de junio de 1815. Tenía 38 años. Dejaba ocho claración que os honra demasiado para que yo no
huérfanos, el mayor de los cuales no había aún cum- la haga conocer en toda Francia. Ella reconocerá
plido 1.1 años. Entre los grandes jefes de esta cuarta que los que se han batido por opiniones diversas
guerra, Luis, marqués de La Rochejaqulein, fue qui- no dejan de conservar por ello un corazón com-
zás el que combatió con más fuego sagrado. "La pleiamente francés", Para salir al paso de tal ru-
bala que golpeó a La Rochejaquelein -escribe justa- mor, los prusianos se esmeraron por dejar las co-
mente un autor de Memorios, un tal Canuel- mató sas en claro ante la población. El general que co-
a [a Vendée". Esta expresión esfuvo con frecuencia mandaba el sexto cuerpo declaró: "No hemos ve-
en boca de los vendeanos. nido aquí corno enemigos; quedaos tranquilos,
permaneced en vueskas villas y aldeas; nadie apre-
Refiriéndose a la mezcla que en esta guerra se
produjo entre vendeanos y extranjeros, nos ofrece ciará tanto vuestra generosa y heroica entrega por
Ia causa de vuestro Rey como el eftrcito prusiano.
Gabory una acotación no carente de interés. La
participación de los prusianos, observa, prodr.rjo Vuestras familias, vuestros bienes serán respeta-
cierta preocupación en los vendeanos. Habían tte-
dos", Con lo que los vendeanos se tranquilizaron,
gado, es cierto, en apoyo de Luis XVIII, y eran, entendiendo que aquellos extranjeros estaban co-
por consiguiente, los aliados de Francia, contribu- laborando para devolverles a su legítimo rey. Y así
se oyeron miles de gritos de "Viva el rey", y tam-
yendo así al "restablecimiento del trono y del al-
tar'1, No'eta otro elanhelo de todo buen vendeano.
bién de "Viva los liberadores de Francia".
Pero pronto,corrió el rumor -o se lo hizo correr- Mientras tanto, los ejércitos de los países alia-
de que aqueltos "aliados" podrían acabar de divi- dos a la causa de los Borbones, seguían avanzan-
398 L¡ Nnve v ms TTupESTADES L¡ Rr,volucloN FnnNctrs [LA Epoprvn oe m VeNoÉr] 399

do en territorio francés. Se cuenta que cuando las para [a empresa que ella encaraba y que sería la
unidades prusianas a que antes aludimos iban última guerra de la Vendée, de que después habla-
entrando en la región del norte de Loire, en una remos. Ello le valió ser condenado a muerte por
especie de paseo militar, los oficiales del cuarto conturnacia, así qemo su mujer. Absuelto en 1835,
eftrcito y su comandante, el general conde von se dirigié a Portugal para combatir conka los libe-
Bülow, encontraron tiempo para leer las memo- rales,r comó lo había hecho en España diez años
rias de la marquesa de La Rochejaquelein. Cultores antes, luciéndose especialmente en [a batalla de
del nacionalismo alemán, que había nacido entre Trocadero, cen "les cien rnil hijos de San Luis".
ellos especialmente en reacción al yugo Luego volvió a su,castillo, donde permaneció el resto
napoleónico, quedaron piofundamente conmovi- de su vida. Fue el cardenal Pie quien pronunciaría
dos por el relato heroico de lo acontecid o en L793. su elogio fúnebre con acento encendido,
iY qué era del hermano de Luis, Augusto de La Unas palabras finales sobre la partida de Napo-
Rochejaquelein? Cuando murió Luis, lo sucedió en león hacia su último exilio, porque ello tiene tam-
el cargo, decidido a cornbatir hasta elfin contra las bién algo que ver con los vendeanos, El 19 de ju-
huestes de Napoleón. Su actuación fue relevante nio de 1815, a las diez de la noche, una c¿lrroza
en estos meses de combate. Para motivar mejor el con cuatro caballos, sin escudo de armas, llegó a
propósito de los vendeanos, le pidió a Luis XVIII Niort, ciudad vendeana, y se detuvo ante un hotel.
que enviara un príncipe a la Vendée, como se ha, De ella bajó un hombre cbn uniforme, de aspecto
bía solicitado, aunque inútilmente, en anteriores oca- flatigado. Era Napoleón, seguido por altos oficiales
siones. Pero lo mismo que entonces, tarnpoco aho- itrue caminaban en silencio. El ex-soberano partía
ra apareció ninguno. Con todo, ya la guerra se acer- para elexilio, sin saber ellugar, si Estados Unidos o
caba a su fin. Desde que llegó a la Vend éela noticia Inglaterra... No podía ni sospechar que el sitio se-
de Ia derrota de Watertoo, los combates cesaron. ñalado sería Santa Elena, en pleno Océano Atlán-
áQué sería posteriormente de Augusto? Luego de tico, Al día siguienle, por la mañana, Napoleón se
terminar la guerra, se casó con la viuda delpríncipe dirigió hacia la prefectura. A su vuelta, la rnultitud,
de Talmont, hermano del cgrnpañe¡o d¿ armas de habiéndose enterado de su presencia en e[ hotel,
Henri, y compró un ca'stitrlo'en la Vendée.Años des- se agolpó en la vereda. "iViva e[ Emperador]", gri-
pués, bajo elgobierno delrey inhuso, Luis Felipe de taban. Napoleón nq se asomó albalcón. "Quedaos
Orleans, tomó parte activa en elequipamiento de Ia aquí -exclamaba [a gente-, no os vayáis". Algunos
duquesa de Berry, casada con e[ hijo de Carlos X, oficiales le,RfoRusieron: "Poneos a la cabeza del
400 L¡ N¡ve Y I-AS Tr¡*pestapes
L¡ Revolucró¡i FnnNcesn [L¡ VenoÉel
Epopeve oe r-n 401

regimiento y volved a París, o si no, id a la Vendée participar en la expedición de Quiberon. Cuando


para uniros con el eiército det general Lamarque". Napoleón tomó elpoder, Las Cases se le acercó, y
Pero la suerte ya estaba echada. Napoleón dejó fue tratado por é[ con benevolencia, recibiendo
Niort a eso de las 3 de la mañana, en dirección a de su protector la dignidad de barón. Al llegar la
Rochefort. Durante e[ camino, las aclamaciones se Restauración, huyó de Francia, pero luego retor-
renovaron incesantemente. Era la despedida -agri- nó con los Cien Días, ocupando e[ puesto de Con-
dulce- de la Vendée... sejero de Estado. Tras la derrota de Waterloo, se
trasladó, como dijirnos, a Santa Elena, juntamen-
te con su h'rjo Manuel, para acompañar al Empe-
6, Napoleón en /o islo de§anta Elena rador a quien tanto se había aficionado. Allí pasa-
ría L8 meses, dedicándose en buena parte a man-
Tras la abdicación, el ex-emperador había ma- tener largas conversaciones con su admirado jefe,
nifestado deseos de vivir su ostracismo en Inglate- cuyo contenido transcribía por la noche en una
rra. No le dieron el gusto. Un día, y a Ia fueza, sus carpeta, haciendo a veces su hijo de secreiario.
carceleros lo embarcaron en un buque inglés y [o
Napoleón no era tratado por el gobernador de
depositaron en Santa Elena, isla rocosa y agreste,
la isla y sus oficiales con el respeto que él creía
en medio del Atlántico, ocupada por Inglaterra.Algu-
merecer, Por eso las relaciones de Las Cases con
nos de sus admiradores se habían ofrecido a acom-
las autoridades locales no dejaban de ser tensas.
pañarlo en el exilio. Entre ellos se contaba un mar-
En cierta.:casi6n, e[marqués se comunicó por car-
qués llamado Manuel A. de Las Cases, al parecer
ta con uno de los hermanos de Napoleón, Luciano
descendiente colateral del famoso ftaile dominico
Bonaparte, quejándose del trato que se le daba al
español Bartolomé de las Casas. Gracias a é1, se
detenido. La carta fue interceptada por las autori-
nos ha hecho posible penetrar algo más en el pensa-
dades de ia isla quienes resolvieron que tanto Las
miento interior del Emperador, ahora desterrado.
Cases como su hijo debían ser expulsados al Cabo
éQuién era Las Cases? Nacido a[ sur de Fran- de Buena Esperanza, Tras ocho meses en dicho
cia, en la zona del Languedoc, estudió primero en lugar, volvieron ambos a Europa, pero el marqués
la Escuela Militar de París y luego hizo la carrera sólo ser[a autorizado a entrar a Francia tras [a muer-
naval, interviniendo en algunas batallas, Al esta- te de Napoleón.
llar la Revolución, optó por irse a lnglaterra y se
Et librc que contiene sus reflexiones y enhevis-
incorporó a un grupo de emigrados, llegando a
tas se pu'cticó luego bajo el nombre de Mémorial
402 L¡ Nnve v us'I'EUPESTADES
i-n Rrvolucro¡r FnnNcEsA [L"A Epopeve oe m VENnÉe] 403

de Sainte Héléne, ou Journal oü se trouue consig- A lo largo de estas páginas apasionantes, no


né jour par iour, ce qu'a dit etfaitNopoléon pendant queda disimulado el menosprecio del Emperador
dix-huitmois (Faris, t922-t823). Cuando su autor por los Borbones, a quienes considera como tira-
retornó a Francia, ya bajo Luis Felipe, eltey intruso, nos del pueblc. "Los Borbones -le dijo a Las Ca-
fue elegido diputado ente 1831y 1839, sentándose ses- quieren hacer todo lo posible para encapu-
en las bun.ut de la extrema izquierda' Su hijo Ma- chinar a la pobre Francia, cubriéndola de frailes y
nuel, quien había tomado parte en [a Revolución de sacerdotes mucho más por hipocresía que por
de julio de 1830, fue encargado por Luis ftlipe de fervor, dado lo muy persuadido que están de que
traár a Francia los restos mortales de Napoleón' el trono y elaltar son aliados naturales indispensa-
En este documento extraordinario que es el Me' bles para encadenar al pueblo y embrutecerlo".
morial, se revelan algunos aspectos rnuy destaca- Helo aquí en las antípodas de la cosmovisión
dos de la figura de Napoleón. Arrinconado en ese vendeanu. Ét se considera el hombre de la madu-
islote, como un águila a la que se le han cortado las rez histórica, que había puesto un término a la
a[as, o como Prometeo atado con cadenas en un mediocridad presente, Él ura el hombre moderno,
peñasco, transcurrió los últimos años de su vida, en el hombre de la postcristiandad, de la época de las
condiciones precarias e incómodas, prirnero en una luces, el que había asumido el ideario y el espíritu
especie de rancho, y luego en una casa algo mejor, de la Revolución. "La igualdad es la pasión de si-
pero en extemo sobria. Gracias a sus confidencias g1o, iy yo soy y quiero ser siempre el hijo del si-
al marqués, nos ha abierto el corazón, revelando glo!", le decía al marqués. "Yo no podía reinar sino
mejor su identidad y cuátes fueron sus reales miras precisamente por el principio de la soberanía del
poiíti.ur. Al parecer, se entendía corno el punto cul- pueblo". fl nabfa dado cuerpo y también alma a
minante de una larga trayectoria histórica, o el re- la Revolución, convencido como estaba de que
mate de cuatro dinastías. La primera fue [a de tos los suyos eran "el ejército de la soberanía del pue-
generales romanos y francos que rigieron la zona de blo", los que debían diseminar por toda Europa el
tas Galias, Clodov eo y sus rnerovingios' La segun- ideario de la Revolución. E[ no hacía más que se-
da, la de Carlomagno, en el 800, quien mstauró el guir /e uent de l'histoíre, Por lo demás, le asegura-
lmperio. Hacia el año 1000 apareció Hugo Capeto, ba a Las Cases, la victoria final de las ideas mo-
dando origen a la dinastía del misrno nombre' I dernas era ineluctable: "iCómo no han de ven-
finalrnen le, é1, Napoleón Bonaparte, alcanzando la cer? Obsérvese bien el curso de las cosas: ien el
plenitud histórica, has la República vuelta Imperio. día, aun los que mandan oprimiendo, se pervier-
ten con arreglo a ellas!".
L¡ Nnve Y ms Tr-upEsrADES
Ln Revor-ucóN Fn¡¡¡crsn [L¡ Epopevn oe ¡-a VE¡luÉe] 405
444

Régimey el espíritu jacobino. "Se propuso -escribe


Con todo, no deja de señalar eldeseo que tuvo
Las Cases- tres objetos de la mayor importancia, y
de efectuar algunos retoques en la Revolución, de
modo ciue perdiera su virulencia y así se volviera todos los habría conseguido, a saber: reconciliar
Francia con Europa, establecer la armonía aparen-
más potable. "Yo purifiqué la Revolución", le dijo
a[ marqués. Pero jamás renuncia a la gloria de tando adoptar las costumbres de los nobles' recon-
ciliar al mismo tiempo y. amalgamar la Francia nue-
haber sido su faro universal. En relación con ello
va con la antigua". O en palabras de él:
el Mem'oriol nos ofrece un texto al Que aludimos
Yo también habría tenido miCongreso y mi San-
anteriormente, pero que ahora nos parece opor-
ta Alianza. Son ideas que me han robado ["']' La
tuno recordar: r
causa delsigto estaba §anada; la revolución, llevada
Nada podría ahora destruir o borrar los grandes a cabo. Yo venía a ser el arca de la antigua y de [a
principios de nuestra revolución, cuyas grandes y nueva alianza; el mediador nafural entre el antiguo y
bellas verdades deben perdurar siernpre, dado lo el nuevo orden de cosas. Tenía los principios y la
mucho que las hemos rodeado de esplendor, de mo- confianza de uno y rne había identificado con el otro;
numentos, de prodigios. Hemos ahogado sus pri- pertenecía a los dos [...1. Hubiera querido los mis-
meras máculas bn torrentes de gloria y ahora son mos principios y el mismo sistema en las dos partes'
inmortales. Surgidas de la tribuna francesa, cimen- Habría un código europeo y un tribunaleuropeo su-
tadas por la sangre de las batallas. decoradas por premo, que corrigiera los errores de todos' como e[
los laureles de la victoria, saludadas por las aclama- nuestro corrige los de nuestros tribunales' Una rnis-
ciones de los pueblos [...1. Viven en la Gran Breta- ma moneda en cuños diferentes; las mismas pesas,
ña, iluminan América, se han nacionaliz.ado en Fran- las mismas medidas, las mismas leyes ["'J'
cia. Este es el hípode de donde brotará la luz del
mundo. Esas verdades lo regirán, constituirán la [e, Era e[esbozo de un nuevo orden mundial, con-
la religión, la moral de los pueblos. Y esta era me- venientemente globalizado, un sueño imperial'
morable se enlazará, dígase lo que se haya podido Unificar toda Europa en la uniformidad de mone-
clecir, a mi persona, porque al fin y al cabo, yo he
clas, pesos y medidas, así como de una idéntica
lrecho brillar su antovcha, consagrado sus principios'
y hoy, por virtud de la persecución, paso a ser su legislación. "áPor qué el Código no habría de ser-
Mesías. 'lbdos, amigos y enemigos, me considera- vir de base a un código europeo y mi universidad
rán su primer soldado, su gran represeniación. imperial a una universidad europea? Así Europa
Como se ve, Napoleón entendía ser el "abande-
no habría compuesto realmente sino una sola y
misma farnilia. Todos viajando, se hubieran encon-
rado" de la modernidad, su encarnación misma en
el campo de la política. Lo intentó tratando de res-
trado siemPre en su Patria" '
taurar una especie de contubernio enke el Ancien
406 Lq Nnve y L¡s
Ln Rr-vot-uctó¡l Fnnuces¡ [L¡ EpopEve oe ue Ve¡¡oÉs] 4O7
Te¡,apESTADes

En cuanto a sus convicciones espirituales y su


cedíade aviesidad o de licencia de ánimo, sino sólo
política religiosa, algo dejó enlrever en sus con-
de la fuerza de su razón.
versaciones. A los 13 años, Ie confesó a su interlo-
cutor, dqó de creer, "Oja[á algún día de nuevo Sin embargo, el hombre no debe afirmar nada
sobre lo que concierne a sus últimos instantes. Sin
[...]", Ahora dice creer en Dios, pero en realidad duda creo que en ese momento moriré sin confesor,
no muestra tener la verdad era f.e. Véanse, si no, y con todo, he aquí -d'rjo, señalando a uno de noso-
las siguientes reflexiones. tros- alguien que acaso me confiese, Seguramente
Todo proclama [a existencia de un Dios, Ello es estoy muy lejos de ser ateo, pero no puedo creer todo
indudable; pero nuestras religiones son evidentemen- lo que se me enseña a despecho de mi razón, so pena
te hijas de los hombresl. iPor qué hay tantas? ipor de ser falso e hipócrita. Bajo el Imperio, y en especial
qué no ha existido siempre la nuestra? iPor qué ha después delmatrimonio con María Luisa, se hizo todo
de ser exclusiva? áQué serÍa entonces de los hom- lo posible para persuadirme a que hrera con gran pom-
bres virtuosos que nos precedieron? üPor qué estas pa, a la manera de nueshos reyes, a Notre-Dame. Yo
religiones se injurian, se exterminan, se combaten? me negué en redondo, diciendo no creer lo suficiente
áPor qué ha ocurrido eso en todos los tiempos y para que ello pudiera serme beneficioso y creer sin
lugares? Porque los hombres son siempre los hom- embargo lo bastante para no exponerme a sangre fría
bres y porque los sacerdotes han infiltrado siempre a un sacrilegio [...J.No hay, esto aparte, duda de que
por doquier el fraude y la mentira. No obstante, mi incredulidad fue, en micalidad de Emperador, un
desde que llegué al poder me apresuré a restablecer beneficio para los pueblos. De otro modo, icómo
la religión. Me servía de ella como de base y de raÍ2. hubiera podido go eiercer una verdadera tolerancia,
A mis ojos ella era el apoyo de la buena moral, de cómo hubiera yo podido favorecer con equidad a
los verdaderos principios, de las buenas :ostumbres. sectas tan contrarias, si hubiese sido dominado por
Además, la inquietud del hornbre es tal, que necesi- una sola? ¿Cómo hubiera conservado la independen-
ta lo que de vago y maravilloso ella le presenta. Más cia de mis pensamientos y movimientos bajo la su-
vale que lo tome allí, que no ir a buscarlo en Caglios- gestión de un confesor que me hubiera gobernado
tro [...], o de los que leen en el porvenir, o de los fundándose en el temor del infierno?
bribones".
En lo que atañe a las relaciones entre lo espiri-
Uno de sus acompañantes, comenta Las Cases, tual y lo temporal, su idea era, tras haber intenta-
se akevió a decirle que a lo mejor un día concluye- do separar la lglesia y e[ Btado, juntar en sus ma-
ra por ser devoto. EI, con aire convencido, le con- nos las riendas de ambos poderes:
testó que iemía que no, y que lo decía larnentándo- Y así lo sancionó el papa en el famoso concor-
lo, por6're lafe era sin duda un gmn consuelo, mas dato de Fontainebleau, a pesar de nris reveses de
añadió qrie de todos modos su incredulidad no pro- Moscú. iQué no hubiera sido de haber vuelto yo
victorioso y triunfante? Habría conseguido por fin la
408 L¡ NnvE v l¡s TeupEsrADES

tan deseada separación de [o espirituaty ae lo tem-


poral t . I.A partir de ese momento yo iba a exaltar
al papa enormemente, iba a rodearlo de pornpa y
de honores. Lo hubiera hecho olvidar su poder tem-
poral, lo hubiera convertido en un ídolo. Hubiese
permanecido a mi lado y París habría [egado a ser
la capital del mundo cristiano. Yo habría dirigido el
mundo tanto religioso como político [...1. Habría te-
nido mis sesiones religiosas lo mismo que mis sesio-
nes legislativas, Mis concilios hubieran sido la repre-
sentación de la cristiandad y los papas tan sólo sus
presidentes [...]. Yo habría abierto y clausurado las
asambteas, aprobado y publicado sus decisiones
como lo hicieron antes Constantino y Carlomagno.
Y si había faltado dicha supremacía a los empera-
dores es porque habian cometido la falta de dejar
residir lejos de ellos a los jefes espirituales, quienes CnpÍru¡-o CuRnro
se aprovecharon de la debilidad de tos príncipes o
de las crisis de los acontecimientos para librarse de
ellos y someterlos a su vez. Mas para llegar a eso
hube de maniobrar con mucha destreza, disfraiar LOS BORBONES Y LA VENDEE
sobre todo miverdadero pensarniento y engañar por
completo a la opinión [.,.].

El Emperador decía, asegura Las Casesr que


esa liberación de la corte de Roma y [a consiguiente
dirección religiosa en manos del soberano, había
sido siempre e[ objeto de sus meditaciones y de
sus deseos.
Pensamos que estas confidencias ayudarán a
penetrar algo más en e[ interior de esta figura tan
apasionante como complicada. Todo lo cual tuvo
no poco que ver con [a actitud que tomó en su
momento con nuestros combatientes de [a Vendée.
Napoleón se ha retirado. Volverían finalmente
los Borbones, por cuya restauración tanto habían
luchado los vendeanos, sibien dicho combate que-
dó un tanto obnubilado por el espejismo imperial.

I. El retorno de los Borbones

Todavía durante el gobierno de Nal>oleón, ya


en sus postrimerías, Luis XVIIÍ se había dirigido a
sus fieles de la Vendée: "El imperio de Bonaparte
se desploma, [a Revolución toca a su fin. Es preci-
so, pues, que los vendeanos y los bretones tengan
la gloria de darle el último golpe". Así los incitaba
al combate para posibilitar su propio retorno, de
modo que a los ojos de todos éste apareciese más
4t2 L¡ Nnve v us TeUpESTADES L¡ Revouuctir¡¡ FRnmcesn [L¡ EpopeY¡ »e Le VeNoÉel 413

debido al amor de los franceses que a las bayone- que "a Luis de La Rochejaquelein es a quien debo
tas extranjeras, justamente 1o contrario de lo que e[ movimiento de mi buena ciudad".
deseaba Fouché. Concordaba e[ rcy en ello con el
canciller de Austria, el príncipe de Metternich, ahna
del Congreso de Viena y la Santa Alianza, quien 1. La política ambiguo de Luis Xllll
había dicho: "Que Francia se pronuncie, es asun-
to suyo y no nuestro". El gobierno imperial, mien- , En 1814, tras el kiunfo de Waterloo, subía al
tras tanto, temiendo un levantamiento espontáneo, poder Luis XVIII, en medio de Eandes festejos. Enke
había cotocado las provincias más proclives a la otros agradecimientos por los apoyos recibidos no
monarquía bajo una ocupación militar aplastanie, quiso que pasara al olvido e[ decisivo aporte de la
capazde paralizar cualquier movimiento de cierta Vendée, "El amoq por una parte, y la fidelidad por
trascendencia. "Yo cuento con La Rochejaquelein la otra, han hecho que estos dos nombres -de Bor-
para ta Vendée", había afirmado elrey. bón y de Vendée- sean inseparables". Mas pronto
Luis de La Rochejaquelein entró entonces en las nubes comenzaron a espesarse.
contacto con e[ duque de Angouléme, hrjo mayor La hermana Lucía C. de [a Presentación nos ofre-
del futuro Carlos X, para invitarlo a dar un paso, ce en la revista "l[ est ressucité", un excelente análi-
ofreciéndose él a allanar e[ teneno. Esta vez el du-
sis del giro que fueron tomando los acontecimien-
que consintió, y de manera efectiva, haciendo una
tos. Al comienzo, nos dice, todos estaban esperan-
entrada triunfal en la ciudad de Bordeaux, donde zados, el pueblo, los nobles, la lglesia, Pero por des-
La Rochejaquelein y los suyos habían ya prepara- gracia dichas expectativas, en buena parte se vieron
do los ánimos. Una gran bandera blanca flameaba frustradas. Porque en los hechos, Luis XVIII no supo
en una de las torres de la ciudad. AsÍ la Restaura- resiaurar de veras la monarquía tradicional, que es
ción no sería vista como cosa de ingleses, de ale-
aquella por la que tanto habían luthado los
rnanes o de rusos, sino de franceses, sib¡en ayuda-
vendeanos, sino una monarquía muy influida por [a
dos por aquéllos. Era el 72 de marzo de 181'4, justo
ideología liberal, heredada de la Revolución france-
21 años después del primer levantamiento de la sa, e incluso del "bonapartismo'. E[ designio prácti-
Vendée.EtRey se acordaríadeello cuando en 7B2O co de Luis XVIII fue hacer convivir lo mejor posible
diese a[ heredero de la corona el título de "duque
en su persona las dos Francias, en él reconciliadas.
de Bordeaux", y asignase a [a casa de La Rocheja-
Por una parte, varias de las medidas que se toma-
quelein la divisa : "\Iendée-Bordeaux-Ve ndée", Por-
ron durante su' gestión fueron suficientemente
414 L¡ Nnvr, v us'I'r:¡'IpESTADES [-n Rcvor-ucrón Fnn¡¡ce.s¿ [[¡ EpopEya oe m Ve¡roÉe] 415

sintomáticas de su benevolencia para co\ el proce- servicios. Cuando el duque de Berry propuso que
so revolucionario. Baste un ejemplo: Turreau, aquel se admitiera en los Inválidos a sus veteranos, junta-
generalde las "columnas infernales", QU€ había sido mente con los caídos en las guerras republicanas e
nombrado gran oficialde [a Legión de honoq barón imperiales, Luis XVII se rehusó, so pretexto de que
del imperio y embajador en los Estados Unidos, se- ello "provocaría disputas". Por lo demás, la ayuda
gún ya lo señalamos oporfunamente, serÍa designa- delgobierno a tantos huérfanos y heridos de las gue-
do por Luis XVIII para acompañar a la hija de Luis rras de la Vendée fue sumamente tacaña bajo Luis
XVI en un viaje que ella hizo por Vendée,la misma XVIil, si bien luego Carlos X trataría de reparar tal
Vendée que Turreau habíg prolijamente devastado. injusticia. Como si la Corona tuviera vergüenza de
ayudar a quienes en gravés permane-
Pero al mismo tiempo, se obró en dirección con-
cieron fieles a la monarquía. "*"rgencias
iSiempre para no exas-
traria. Por ejemplo, para honrar la memoria de los
perar a los enernigos! Así se redujo a la mitad [a
héroes vendeanos, elcuerpo de Luis de La Rocheja-
pensión acordada por el lrnperio a [a viuda de Bon-
quelein fue solemnemente transferido, el8 de febre-
champs, mientras que Ia de la hermana de Robes-
ro de 1816, a Saint-Aubin de Baunigné, en presen-
p\erre, de un monto igual, se mantuvo intacta.
cia de las más altas autoridades civiles y militares. El
cortejo, formado por miles de veteranos, siguió un Es cierto que se levantaron monumentos, esta-
largo recorrido, pasando por todas las parroquias tuas y cruces en honor de los jefes vendeanos y
que estaban en el [ayecto. En cuanto a [c,s restos de chuanes, pero también en estos casos se trató por [o
su glorioso hermano, "Monsieur Henri", después de general de iniciativas privadas. Incluso algunos
largas búsquedas, fueron exhumados y puestos jun- miembros de [a corte parecían querer minimizar los
tos a los de su hermano Luis. Sin embargo hay que méritos de aquellos jefes. En cierta ocasión, el du-
decir que estas acciones positivas fueron debidas más que de Angouléme se encontró con e[ general Au-
a la iniciativa popular que a decisiones de [a Coro- gusto de La Rochejaquelein, quien en razón de sus
na. La política oficial, siempre pendulaq mostó poco heridas se veía obligado a andar con bastón, y le
interés en testimoniar su reconocimiento en favor dijo con sorna: "iUsted estáorgulloso porque ha oído
de quienes tan bien habían servido a los Borbones. silbar tres balas en su vidal". A lo que Augusto le
No se aceptó, para poner un ejemplo, [a lncorpora- replicó: "Sí, he oído silbar tres balas en mi vida. ila
ción a las fuezas armadas de numerosos jóvenes primera mató a mi hermano Henri, la segunda mató
que habían combatido en e[ Ejército del Oeste, [le- a mi hermano Luis, [a tercera me hirió en la rodilla!".
gando a desconocerse sus méritos en la lista de los
416 L¡ Nnve Y us Tc¡qPES'TADES L¡ Rr:vot-ucrón¡ FneNcr:s¡ [L¡ Epopr-ve pe m VsNnÉe] 417

2. La expedicíón a Espoña nos hace tomar las arrnas; un rnotivo más genero-
so nos anima; nos hemos propuesto reponer a un
Hubo, sin duda, algunos gestos dignos de par- rey sobre su trono, reconciliar a su pueblo con é[
te de los Borbones. Por ejemplo, la ayuda militar [...]". Y dirigiéndose a los españoles: "l-a facción
que prestaron a la Corona española, En 1820 una revolucionaria que ha destruido en vuestro país la
revolución había impuesto a Fernando VII cierta autoridad real, que tiene a vuestro Rey cautivo,
constitución calcada sobre [a constitución france- que ame nazasu vida y la de su familia ['"]"' iCuán-
to se parecía dicha situación a la que se tuvo que
sa de 179L En la práctica, el Rey estaba prisione-
ro de las Cortes, e hizo eonocer secretamente al vivir en su Paísl .
Rey de Francia que deseaba una intervención en Francia no está en guerra con vuestra patria' Na-
cido de la rnisma sangre que vueshos reyest no pue-
su favor. Luis XVill resolvió entonces enviar tro- do desear sino vuesha independencia, vuestra felici-
pas a la PenÍnsula para liberarlo. "Cien milfrance- dadyvuestragloria.HefranqueadolosPireneosala
ses están prestos a marchar invocando el nombre cabáza de cien rnil franceses, pero [o he hecho
para
de San Luis para conservar el trono de España a unirme a los españoles amigos delorden y de las le-
yes, para ayudarlos a librar a su rey prisionero, a vol-
un nieto de Enrique IV", declaró en un discurso
uu, u levantar el altar y el trono, a affancar a los sa-
del 28 de enero de 1823. cerdotes de la proscripción, a los propietarios de la
El duque de Angouléme fue nombrado expoliación, al puebto entero de la dominación de
algunosambiciososque'proclamandolalibertad'no
generalísimo delejército francés para aquella ope-
preparan sino la esclavitud y la ruina de España ["']'
ración. Dicho duque, esposo de la hija de Luis XVI, Españoles, vuestra bandera flameará sola en vues-
era el hijo mayor del conde de Artois, futuro Car- tras ciudadesl las provincias ahavesadas por nues-
los X, y por tanto heredero altrono a Ia muerte de tros soldados serán aclministradas en no.:bre de Fer-
su padre, bajo el nombre de Luis XIX. De hecho nando por autoridades españolas ["']' No queremos
sino vuestra liberación. Nibien la hayarnos obtenido,
nunca llegaría a reinar, porque prefirió abdicar. Lo
volveremos a nuesha patria, felices de haber preser-
tenemos pisando ahora suelo español, Allí fue re- vado a trn pueblo generoso de las desgmcias que en-
cibido como un libertador, formando un solo cuer- gendra una revolución y que la experiencia nos ha
po con las tropas españolas fieles, elllamado "Ejér- permitido conocer hasta elcolrno'
cito de Ia Fe". He aquí [a orden del día que dio a Las rnismas multitudes que antes se habían
los suyos: "isoldadosl [a confianza del rey me ha levantado contra Bonaparte, acogían ahora con
colocado a vuestro frente para cumplir la más no- gozo a los recién llegados, Pronto los franceses
ble misión. No es e[ espíritu de conquista e[ que arribaron a Madrid, sin encontrar ninguna resisten-
418 L¿ Nnvr v ms TeupEsrADES
Ln Revou-rcróN Fnn¡.¡CreA ILA EpopevA ou r¡ ver.¡oÉe] 479

cia importante. Mientras ellos avanzaban, el rey El príncipe victorioso retornó a su patria como
Fernando, la reina, los hermanos del rey y sus hi- lo había prornetido. De la frontera española hasta
jos, habían sido transferidos a Sevilla, donde se
París no hubo sino arcos de triunfo, bailes, discur-
encontraban bajo la vigilancia de las Cortes y de sos alusivos, juegos de artificio. Fernando' por su
unos 8000 hombres. parte, ordenó que el príncipe francés, "gracias a
La entrada del príncipe francés en Madrid fue srrs esfuerzos por Uberarlo de la esclavitud a
que lo
triunfal, como lo había sido en Toledo y en Burgos. había reducido e[ furor revolucionario", durante
Inmediatamente decidió seguir viaje hacia el sur su estadía en el país fuese tratado como "infante
para liberar al rey prisionero, mientras enviaba un de España". !
mensaje conminatorio a quienes lo mantenían cau-
Uno de los que acompañaron al duque, el ge-
tivo. Fernando, en una carta obviamente dictada
neral de Bourrnont, escribía desde España a su
por sus carceleros, afirrnó que él no estaba deteni-
esposa ela} de abrit de 1823 'Acá todo el pueblo
do. Et príncipe desestimó el mensaje, siguiendo
es realista, el clero hace sonar las campanas, las
adelante en su campaña. Por fin las Cortes devol-
municipalidades hacen iluminar las ciudades" ' El
vieron al rey su autoridad, suplicándole que fuese
hijo dei general, el teniente Luis de Bourrnont, así
a[ cuartel general francés para tratar allí el fin de
escribía a su madre: "En cuanto a mi padre, el
las hostilidades. Fernando, una vez lib1e, prefirió
placer de combatir bajo esta bandera que él de-
no tomar venganza de sus enemigos. He hizo el
fendía con tanto ardor en los campos devendé,e,
elogio de sus libertadores: "Francia, encargada de
to llenó por así decir de un nuevo entusiasmo" '
una empresa tan santa, ha triunfado en pocos
Nos agrada advertir el reconocimiento del desig-
meses frente al esfuerzo de todos los rebeldes del
nio cornún que enlaza las dos ernpresas: la de la
mundo reunidos, para desgracia de España, sobre
Vendée y la de España, como si fuesen gemelas'
elsuelo clásico de la fidelidad y de la lealtad, y rne
Por su parte, el general Bourmont, en carta a un
ha librado de [a esclavitud en [a que yo gemía.
amigo suyo, que era ministro de Marina, le expre-
Restablecido en el trono de San Fernando por [a
saba su dolor al ver que en París no se compren-
mano justa y sabia del Todopoderoso, ?or los ge-
día bien la importancia del proyecto emprendido.
nerosos propósitos de mis nobles aliados, por la
Se nos pide, le dice, que no inquietemos a nadie
esforzada campaña de mi augusto y bienamado
por sus opiniones polÍticas. Me parece que desde
primo e[ duque de Angouláme y de su valiente
barís lo que se busca es entrar en tratativas lo más
ejército [...]".
rápidarnánte posible con los liberales españoles,
420 Ln Neve y ms Tr¡IpESTADES L¡ RevorucróN Fnnncrsa [L¡ EpopEvn oe u VenoÉe] 421

"para que imiten lo que se ha hecho eritre noso* devuelta a la prosperidad por una Monarquía res-
tros", es decir, unir la Corona con la Revolución. tablecida sin mezcla de las ideas nuevas".
Con la conquista de Cádiz,la campaña quedó Bourmont soñaba con una España que volviese
terminada y los Íeyesespañoles o<peditos para ejer- a ser lo que fue en el curso de los siglos pasados,
cer eI poder con libertad. Desde e[ punto de vista sobre todo en la época de los Habsburgo, una gran
de Francia, el triunfo de esta expedición le devol- potencia europea, fundada en el catolicismo, tan
vió e[ rango de gran potencia, ahora contrarrevo- entrañado en el corazón de los españoles: "Con'
lucionaria. En lugar de propagar [a soberanía del versando con los habitantes de los pueblos, he
pueblo y los derechos del hornbre, cono habían notado por doquier que el amor de la religión es lo
tratado de hacerlo los ejércitos republicanos, y tam- que predominaba". Al advertir que el más seguro
bién los de Napoleón, se profesa garante del or- sostén del pueblo español era elclero, no temió re-
den cristiano y tradicional frente a [a Revolución. comendar el restablecimiento de [a Inquisición. El
pueblo mismo [a reclamaba: "La Inquisición, que
Quedaba por afirrnar e[ kono vacilante de Fer-
nando VII. "Nosofoos restableceremos fácilmente un
pudo resistir con éxito la infiltración de las doctri-
gobierno fuerte -escribió Bourmonf-, amado de la nas de Lutero y de Calvino, sería la más fuerte ba-
yyera que se podría oponer a un retorno de las ideas
nación española". Lástima que elrey de Fspaña no
estaba, ni de lejos, a la altura de las circt,nstancias, revolucionarias en España". Atrevida [a visión de
influido como se encontraba, él también, por las este general tan vendeano. Lo que en última ins-
ideas disolventes. Más allá de ello, este gran gene- tancia comprendió perfectamente fue que España
ral vendeano, con su modo de actuar y de expre- lograría volver a empatmar con sus grandes tradi-
sarse, estaba revetando dotes de hombre de Esta- ciones si el rey Fernando se decidía de una vezpol
do, muy a la altura de sus cualidades militares. Fara todas a desembarazayse de la camarilla que [e im-
evitar el irrflujo nefasto de los liberales franceses e pedía gobernar. Por desgracia prevaleció allí una
ingleses en España, recomendó un plan enérgico influencia opuesta, como la que trataba de eietcer
de retorno a [a monarquía tradicional. "En nuestro el embajador de Francia en Madrid, que se profesa-
siglo filosófico -escribe a un amigo suyo-, nada con- ba liberalernpedernido. Era la siernpre reiterada do-
tribuirá más a debilitar las ideas revolucionarias en ble política de los Borbones de la Restauración,
Europa que elespectáculo de una nación, arrojada nunca dispuestos a volver a los orígenes capetos de
en el abismo por los desenfrenos de la arbitrarie- Ia monarquía católica, sino siempre fluctuantes...
dad y e[ efecto de las ideas revolucionarias, que es
oe m Ver'¡oÉe] 423
422 Le Nnve Y LAs TEMPESTADES
Ln Rrvot.uc¡ÓN Fne¡'rcEsn [L'q Epopevn

3. Et uiaje del duque de Angouléme por laVendée cos de triunfo. Particularmente


emotivo fue para
duque a su
los vendeanos ver en compañía del
Hemos, sin embargo, de reconocer que Luis *r¡Lt, tu nUu de Luis XVI y de María Antonieta'
prisionera del Tem-
XVIII les hizo a los pobladores de la Vendée un María Teresa, aquelta ilustre
ple. En algunos lugares se organizaron
*lT:^t'"-
gesto favorable enviándoles al duque de ccasión de
Angouléme. A[ anuncio de [a llegada del sobrino tas populares, aá¿' e[ duque tuvo
hijos
del rey, toda ta Vendée se estremeció de emoción'
encontrar a numerosos nobles vendeanos'
jugaron un papel trascen-
Era la primera vez qúe podrían ver de cerca a un á" oui""es en la guerra
de Lescure'
príncipe de la famitia real y recibir de sus propios ánniu, los descenáientes d-e Charette'
cle La Rochejaquelein, detathelineau'
labios el agradecimiento por las hazañas guerreras
hombre apa-
de aquel pueblo en favor de la Corona. Aprove- Por desgracia, el prÍncip e eÍa un
llegar a los co-
charían la ocasión para expresarle sus expectati- gado, carente de fuego' incapaz de
sabía hablar
vas, su desolación al ver que el rey mantenía algu- razones au uquellosiombres' Sólo
pasado' A ojos
nas de las leyes revolucionarias así como el Con- de pazdn .on.ordia, de olvido del
cordato leonino, su molestia por la Chorte, esa vistas, trataba cle mostrarse "equ;librado"'
y los liberates'
constitución liberalque los jacobinos habían arran- .ornponund"- enLre los católicos con
presentase
cado de su bondad, o mejor, de su debilidad. el flrUtu ra pref'etido que nadie se
épicos de su
Llegó el duque a la región, entrando por Save- armas que recordasen los momentos
ese gusto los
nay. Luego se dirigió a Nantes. Una r.rultitud le rectente historia. No le dieron
mostrarle a un
salió al encuentro, encabezada por jefes y oficiales vendeanos. Su mayor deseo era
brazos y fusi-
vendeanos. En los balcones y ventanas de las ca- Borbón qru uJ" hatiu en la Vendée
les dispuestos a defender los
ideales de la Cristian-
sas, banderas blancas, estandartes y flores de lis' no co-
Es cierto que [a unanimidad no era absoluta. Que- dad. Aunque se cuidaba de manifestarlo'
del príncipe'
daban aún algunos nostálgicos de Napoleón e in- mulgaba con esa tesitura el espíritu
El viaje fue, en este sentido' un tanto decepcio-
cluso de la República. Aquí y allí se oyó algún gri- han de haber acor-
to de iViva el Emperador! Pero ello fue más bien nante. Quizás los vendeanos se
de Cholel"Viue
singular y esporádico. Elrecorrido delpríncipe por dado de las palabras de aquel cum
lo que había!
las comunas bretonas resultó verdaoeramente tu ,ri, quand méme" ' iEra
Mag-
triunfal. En todas las rutas se agolpaban los paisa- Un dato curioso, relativo a los Borbones'
del instituto del
nos. Cuando llegó a Cholet, debió entrar bajo ar- dalena Soti. BaÁt, la fundadora
424 L¡ NnvE v us Tc¡qpESTADES
f-n Rr:vot-uclÓN FHnNcrsn [[-e EpopEve ot' u Ve¡¡oÉr] 425

sobri-
Sagrado Corazón, que luego seríacanonizada, sen- La Rochejaquelein, quien tlevó consigo a su
tía especial afecto por los héroes de la Vendée. En no Henri, entonces subteniente en el primer Regl-
un pensionado a su cargo había recibido a las tres miento de los Granaderos a caballo de la Guardia
hijas de La Rochejaquelein, por las que sentía es- del Rey. Todos quedaron irnpresionados cuando
pecial afecto. Ella escribiría al rey en 1815: "Hay elzarñicolás I en persona los recibió en San Peters-
"He
lugar a esperar que Su Majestad cederá a[ deseo burgo. Al presentartos a sus soldados les dijo:
de sus rnás fieles súbditos y que, cumpliendo el pnnludo que para volver a encontrar a un La Ro-
que
voto de Luis XVI, ponga su reino bajo la protec- .f,uirqu"láin, ningún lugar era más indicado
ción del Sagrado Corazón". Atgunos videntes de al fiente.de las'tropas". Lot cgndeloró entonces
esos años habían recibido mensajes del cielo en el con [ás cruCei de'San Andrés y de San Vladímir.
mismo sentido. Se insistía en que eraelrey enpey- expe-
sona quien debía realizarlo. Si así lo hacía, Francia Por esos años'se e§taba proyectando una
del
recibiría un diluvio de gracias. Pero Luis XVIII te- dición de Francia a Argelia, punta occidental
piratería
mió cumplir el requerimiento de lo alto, a[ menos lrnperio Otomano' para poner fin a [a
públicamente, por miedo a las repercusiones que berberiscaqueinfestabadesdehacíasigloslasri.
un
ello podría tener en los ambientes llberales. Lo beras det Mediterráneo. El general Bourmont,
mismo Carlos X. Pocos años después, una vez más, ¡r"ÁUr" profundamente idealista, se entusiasrnó
al-
la Revolución derribaría el trono... co¡r [a idea, pensando que por ese medio se
canzaría la unión de las naciones cristianas
en un
En lo que toca a las muestras amistosas de la que se haría más facti-
designio común, a[ tiempo
Corona para con la Vendée, hemos de decir que ble lá conversión de los infieles y su satvación.
Tá[
tampoco Carlos X se privó de ello. A un hijo de propósito se realizaría más tarde, pero no con esta
Cahelineau, por ejemplo, le confirió no sólo la intencionalidad tan católica'
nobleza sino también una pensión para é[ y para
Digamos en conclusión que los BorAones de
la
cada una de sus hermanas. Luego recibió aljoven gestos positivos'
en su guardia-corps. No fue el único gesto del rey. Restaúración, a pe§ar de algunos
espe-
En los años 1829-1830, Francia y Rusia tenían un no estuvieron a la altura de lo que de ellos se
con-
enemigo común: el Islam. Para estrechar lazos en- raba. La alianza secular enke cristo Francia'
y

tre los dos ejércitos, el rey de Francia envió a va- certadaenlasfuentesbautismalesdeReims'estu-


vo lejos de ser reasumida en 1815' Los reyes no
se
rios de sus oficiales junto al estado mayor ruso.
*o,t,u,on dispuestos a restaurar [a Cristiandad, no
Entre ellos se encontraba el general Augusto de el or-
aceptaron ,nrjo, lugartenientes de Cristo en
426 L¡ Nnvr v ms TE¡"rt ESTADEs
VexoÉe] 427
L¡ Rsvouuclóu Fnn¡tcrsn [L¡ Epopevn De L.n

den temporal, manteniendo connivencias letales con


It. El golpe de Estado de Luis Felipe y la
el espíritu de la Revolución. Luis XVIII, aceptando llamada Quinta Guerra de Ia Vendée
la Charte, y Carlos X, prestando juramento sobre
e[[a en su consagración, reiteraron la falta de Luis
XVI. De ahí la desilusión de sus más leales súbditos.

La Revolución de 1830, que puso en eltrono al


intruso Luis Felipe de Orteans, hijo del famoso Feli-
pe lgualdad, no fue sino el desemboque terrible de
quince años de rnonarq'uía "según la Chart€", o
monarquía constitucional, bajo la cual Luis y Car-
los habían renovado el error de su hermano, Luis
XVI, reconociendo el dogma de [a soberanía del
pueblo y los llamados derechos del hombre'

1. El fin de la Restauración

A semejanza de [o que aconteció en 1789, Car-


los X no quiso defendersu trono, exclamando, como
antaño su hermano Luis XV[: "No quieto que por
causa rnía corra una gota de sangre", De este modo
respondió a sus generales, que 1o impulsaban a en-
frentar la insurrección, La enérgica duquesa de Berry,
madre del príncipe heredero, se lo aconsejó viva-
mente, a[ igual que tiempo atrás lo había hecho
Elisabeth, alentando a su pusilánime hermano. Tám-
poco ahora el rey le hizo caso y acabó exiliándose
en Londres. El barón de Haussez, ministro de Mari-
na de Carlos X, dejó así consignada en sus Me moires
Carlos X
la actitud corajuda de Ia duquesa: "En medio del
428 L¡ Nnve y Lns l'e¡,rpESlADES l¡ Revot-uc¡o¡¡ F-nn¡¡cesn [L¡ Epopeve pe t¡ Ve¡¡oÉrl 429

desconcierto universal, la confusión de ideas y la gión. Se reeditaron actitudes ya conocidas. Los sa-
falta de resolución que producía este hecho terrible, cerdotes y los religiosos eran nuevamente insulta-
una cabeza conservaba la calma, la determinación, dos por la calle, se derribaban las cruces de los ca-
la energía; una cabezaque juzgaba el mal, su exten- minos y se arrancaban las flores de lis. Asimismo
sión, los medios para remediarlo, una cabeza que fueron borrados los nombres de los generales y hé-
tenía una voluntad: era [a de la duquesa de Berry. roes vendeanos que se encontraban en los monu-
Pero fuvo la dolorosa sorpresa de ver que Carlos X mentos erigidos en su honor bajo la Restauración.
dejaba a los rebeldes hiunfar en París y se retiró. Una cruz de granito, levantada en el lugar donde
Entonces te dijo a un amiqo: uAyúdeme a obtener murió Henri de La Rochqiaquelain, no fue perdo-
del rey que marche sobre la Vendée. Atlí encontra- nada. Las oraciones púbticas quedaron prohibidas'
remos los medios de combatir. Yo animaré a esa Recornenzaron las mascaradas sacrílega¡, las pro-
brava gente con mi presencia y mi ejemplo. iEstoy cesiones btasfemas. Táles medidas y actitudes to-
armada y me moskaré en las primeras filaslr". Tán rnaron de sorpresa a la población, no dándole tiem-
decidida estaba que ya había adquirido un traje po para reaccionar. El clero, por su parte, que al
mascuhno y tomado con e[[a dos pisto[as. comienzo experimentó cierta repugnancia a can-
Con motivo de la toma del poder por parte de tar Domi ne, saluum fac Ludouicum Philipum, aho-
Luis Felipe hubo en Francia, pero sobre todo en ra se oponía a ello de manera rotunda.
París, alta tensión. El 15 de febrero de 1831, día
aniversario de[ asesinato del duqu e de Berry, se
organizó una ceremonia religiosa. A último mo- 2. La cólera uendeana, la duquesa de Serry y la
epopeya romantica
mento fue prohibida, pero igualse llevó a cabo, [o
que provocó atropellos, Entre otros desmanes, el
arzobispado fue invadido y destruido en su totali- Los delitos que siguieron a la Usurpación pro-
dad. Las oraciones públicas quedaron piohibidas. vocaron una ardiente exasperación en la Vendée.
Fueron tropelías que tomaron de sorpresa a la gen, Tánto que algunos se prepararon para un levanta-
te buena, desarmados como habían quedado du- rniento militar, bajo las órdenes de ese gran hom-
rante la Restauración. bre que fue el mariscalde Bourmont. No queremos
dejar de recordar aquí una figura extraord.naria, una
Especialmente el Oeste francés en su conjunto
joven intrépida, la condesa Félicie de La Rocheja-
se vio seriamente afectado. Una ola de anticlerica-
quelein, esposa de Augusto, a quien la duquesa de
lismo comenzó a extenders€ por toda aquella re-
430 L¡ Neve v ms'l'zupESrADEs L¡ Ruvolucró¡¡ Fn¡¡rcesn [t-n Epoprya nr: r-a VexoÉel 431

Berry llamaba "miquerida arniga". Luis Felipe puso Pero volvamos a lo que acontecíaen [a vendée.
a la policía en su búsqueda hasta lograr encontrarla Augusto de La Rochejaquelein había :omprado
y detenerla, pero la "heroica condesa", como los nn 1BZ8 un castillo en zona francamente realista,
vendeanos gustaban llamarla, logró escapar, llevan- como lo hemos señalado anteriormente' Una misa
do luego durante quince meses vida clandestina, allí celebrada en 1831 por el eterno descanso del
en medio de acuciantes peligros. "Mi misión -decía alma de su suegra, la princesa de Tálmont, reunió
en una de sus cartas- es preparar ellerreno lo me- blrena parte de la nobleza de la región' Como era
de prever, se habtó del mat momento por el
jor posible para Augusto. En ello empleo mi tiem- que
po, mis cuidados y mi dine¡o". En otra de sus misivas puábo la patria. La horp es propicia, dijeron al-
leemos: "Si [a Vendée militar está bien dirigida, gtrnor, hay que aprovecharla, canalicemos las
puede poner en pie un ejército activo de 4O a 50.000 indignaciones. La Rochejaquelein preparó una
hombres". Se movió sobre todo en [a or:ila izquier- pro.'íu-u: "Vendeanos siempre fieles, ha llegado
da del Loire, siendo algo así como [a animadora ia hora de correr a las armas; acordaos de vues-
espiritual de la resistencia. Aun cuando pertenecía tros padres, acordaos de vuestros hermanos; te-
a una familia noble, sentíase en estrecha comunión nemos que imitar su coraje y vengar su sangre'
de ideas con e[ pueblo sencillo, con los paisanos Como ellos, combatiremos por la religión y el rey
vendeanos a quienes amaba con todo su corazón, legítimo [ .] Vendeanos, mis amigos, mis hijos,
y a los que quería defender como una madre a sus nuestros bravos soldados, acudid todos, seguidme,
hrjos. Hasta los últimos años de su vidaseguiría sien- Gloria a Dios. Viva Enrique V"'
do siempre la misma. Todavía en L873-le rogaba
Poco a poco la zona se fue poniendo en pie de
insistentemente a un sobrino suyo que, junto con
guerra. Encabezaban et levantamiento varios de
sus amigos vendeanos, sostuviese a losvalientes car-
ios apellidos más prestigiosos de la Vendée militar:
listas que por aquellos años se batían en España
Atanasio de Charette, por ejemplo, descendiente
conha los liberales: "Es preciso que en este momento
clel héroe, tenía la misión de formar el tercer cuer-
rnuestres [o que eres, un corazón verdaderamente
po de ejército de Anjou, en e[ Marais; la condesa
vendeano y fiel t...1. El kiunfo de don Carlos está
absolutamente ligado al de nuestro rey [...] iTe es-
d. La Rochejaquelein, de quien acabamos de ha-
blar, organizába el segundo cuerpo en el centro; el
cribo con e[ mismo sentimiento que si fuese tu ge- pri-
g. n uruiJ acques de cath elineau encabezab a e[
neral!". Era una señora de 77 años la que hacía
mer cuerpo en los Mauges. En el norte actuaban
esta exhortación.
el general Ctouet, Cadoudal y otros'
432 Ln Nnve v Lns TeFTpESTADES L¡ Rnvoluclót¡ FnnNcesn [La Epopevn oe m VeNoáeJ 433

La duquesa de Berry sería la abanderada de la la poesía de su época". Durante cuatro años fue
causa. Su intención era levantar el país haciendo fellz, Pero en TBZA el cuchillo de un anarquista se
renacer de sus cenizas la rebelión de 1793. En clavó en elcorazón de su marido, a quien ella ado-
enero de 1831 el rey derrocado envió desde su raba. Pocos días después nacía su hijo Carlos Fer-
exilio algunas instrucciones generales para una nando. Era [a duquesa una mujer muy religiosa, y
toma de armas simultánea en el sur de Francia y sinceramente devota del Sagrado Corazón, Io que
en la Vendée. fuimismo acabó por ceder a las ins- aprendió en la escuela de Santa Magdalpna Sofía
tancias de [a madre de Enrique V nuestra duque- Barat. No sin raz6n se [a ha comparado con
sa, reconociéndole el ejercicio de la Regencia du- Elisabeth, la hermana de Luis XVI. Cuando la co-
rante la minoría de su hijo, pero que sólo tomase rona ya estaba kastabillando sobre la cabeza de éste,
el título, le decía, "cuando haya puesto pie en tie- ella le había escrito así a una amiga: "Los diputa-
rra francesa". La duquesa tenía ya carta blanca. dos, víctimas de sus pasiones, de su debilidad o de
Carlos X le había escrito: "íld, hermana mía, y que la seducción, corren a su ruina, a la deltrono y a la
el cielo vele sobre vuestra empresa! Apenas ha- de todo elreino. Si en este momento elrey no tiene
yáis puesto e[ pie en la Vendée yo estaré a vuestro la severidad necesaria para hacer cortar al menos
lado, como vuestro más adicto votuntarid'. En la tres cabezas, todo está perdido". A pesar de lo que
práctica no apoyaría lo más mínimo esta expedi- aconteció, Elisabeth permaneció hasta el fin junto
ción, aceptada de mala gana. a su hermano, y cuando comprendió que todo es-
¿Quién era la duquesa deBerry? Se llamaba Ma- taba perdido, se ofreció en sacrificio por la patria.
ría Carolina. Había nacido en Nápoles en 7798. Afectos e impulsos muy semejantes se volverán a
Por su padre, Borbón de Sicilia, descendía de Luis encontrar en el alma de [a duquesa de Berry'
XIV y por su madre, María Clernentina de Austria, Se ha dicho que cuando el tono de Cartos X
de la emperatriz María Teresa. Los sicilianos la que- estaba cancelando, la duquesa había exclarnado:
rían entrañablemente y ella no desdeñaba partici- "iQué desgracia ser una mujer!". Los cortesanos
par en sus fiestas pueblerinas con toda sencillez, A estaban aterrados, Algunos vendeanos, como
los 18 años se casó con elhijo menor de uuis XVIII, Jacques Cathelineau, trataron de dar ánimo al rey
Carlos Fernando, duque de Berry. No bien desem- medroso, señalándole el apoyo que podría recibir
barcó en Marsella, el año 1816, se volvió francesa del Oeste, Entonces la duquesa, a quien los relatos
de alma, ganándose también allí el cariño del pue- de la Vendée militar la fascinaban, se acercó a su
blo sencillo. Tálleyrand decía de ella que era "toda suegro y le dijo con entereza'. "Yo partiré sola, yo
L¡ Nnve v ms Te¡vtpEsrADES
434 Ln Rrvor-uclóu Fn¡¡.rcEse [L¡ Epopeve oe r-n Vrr'u:Ée] 435

llevaré a mi hijo Enrique V; lo presenlaté a las mul- hacer, una mujer débil lo llevaría a cabo. "Si nues-
titudes vendeanas; ellas le harán un escudo", A su tros hijos quedan huérfanos les habremos legado
juicio, había sido un grave error [a persistente au- el honor y una página en la historia", decía' La
sencia física de los Borbones en el escenario de la suya fue la concreción de un sueño de caballería.
contie nda. "Locura -respondió el rey-, nle opongo Sólo que aquí, frente a tantos caballeros cobar-
a que mi nieta vaya a correr suertes tan petigrosas". des, el lugar del héroe lo ocuparía una "dama".
Pero esta mujer tan ardiente persistió en su propó-
sito de resistencia. Só[o elta custodiaba la voluntad La intención de la duquesa era levantar e[ país,
indomable de triunfar, Q Pesar de tantos obstácu- haciendo renacer de sus cenizas la rebelión de 1793,
los. "La Vendée, en eltiempo de su gloria -decía-, para permitir a su hijo reiriar, reconquistando así el
nunca tuvo un solo rniembro de mi familia, para trono usurpado. No quedaba más que fijar el lugar
compartir sus peligros y sostener su coraje. Diré del desembarco. Las miradas de todos los buenos
pronto a los vendeanos: yo voy", Mujer irnpulsiva, vendeanos estaban polarizadas en aquella mujer.
rornántica y encantadora, comenta Gabcry. 'AIlí donde está Madame -se decÍa-, allí estará
nuestra espada". Se pensó prirnero en Bretaña,
La duquesa se ocupó primero en buscar ayuda porque en aquel lugar se podía contar con no me-
extranjera. Hizo gestiones con Austria, con Holan- nos de 8000 chuanes, según se pensaba. Pero las
da, con Rusia, enviándoles emisarios y pidiéndo- autoridades políticas, advertidas del peligro, abor-
les cooperar en favor de [a Corona conculcada. taron el levantamiento en dicha región. La duque-
La gestión no obtuvo resultados. El pequeño Enri- sa eligió finalmente el sur, puesto que le habían
que V [e daba ánimo: "Mi buena madre, ruego asegurado que las puertas del Tolón y dz Marsella
todos los días al cielo por ti, para que seas sustraí- se le abrirían no bien apareciese. Ya el mariscal de
da de todos tos peligros de que estás redeada". Bourmont se había instalado en Niza a partir de
Ella entendía, escribe Gabory, que le tocaba abril de 1831. "En cualquier lugar en que Madame
lavar del reproche de poltronería a los príncipes haga izar su bandera -aseguraba-, allí me encon-
de la casa borbónica. "Por demasiado tiempo se trará con los cuatro hijos que rne quedan".
parecieron a personajes de teatro que no cesan de Se señaló el 30 de abril de 1832 como fecha
clamar: Partamos, partamos, pero permanecen c[a- del alzamiento. La víspera a la noche desembar-
vados en [a escena". Carlos X se ha de haber es- caba la duquesa de Berry, con sus rnás fieles, no
condido de vergüenza, recordando el papelón de lejos de Marsella. Junto a ella, según [o habían
la isla de Yeu. Lo qtre los hombres nc supieron previsto, el mariscal de Bourrnont y sus hijos. La
Ln Rrvor-ucróru Fn¡Ncrs¡ [L¡ Epopevn ou u VexoÉe] 437
436 [¡ Nnve v uns Tr¡'rpEsrADLg

cerdotes recibirán el mismo trato, los mismos rnira-


playa estaba desierta. Por primeravez la princesa
mientos [...], Vueskos padres han cubierto con sus
tuvo esa impresión de abandono que cc n frecuen-
huesos esta tierra, en nombre de la realeza noso-
cia experimentaría en adelante. Retiróse entonces
kos hemos derramado olas de sangre, en nombre
a una hurnilde cabaña, en espera del amanecer, A
de [a libertad [...]. Pues bien, esas dos necesidades
las primeras horas de [a mañana llegaron dos ca-
de nuestro orden social se reúnen ahora y se con-
balleros con una terrible noticia: el movimiento se
funden en la monarquía constitucional".
había frustrado. "Hay que salir de Francia", le di-
jeron. ¿Quá estaba sucediendo? Las bosas no ha- Por desgracia, en el bando real no todos esta-
bían sido preparadas con.la debida previsión en ban de acuerdo. Eran las flesavenencias que siem-
aquellos lugares del sur. Pero pedirle a [a duquesa pre habían caracterizado a los blancos. En cierto
salir de Francia era no conocerla. Tras :n rato de momento, tres altos oficiales fueron a ver a la
reflexión, se volvió a sus compañeros y les dijo: duqueza para disuadirla de su proyecto. La Regen-
"No, señores, no saldré de Francia; la Vendée me te supo responderde manera categórica a sus argu-
espera. No engaítaré la esperanza de un país que mentos, pero la decepción hubo de ser terrible ya
ha dado a mi familia tantas muestras de dedica- que ella había esperado que [a Vendée entera, sin
ción. La Vendée no me [o perdonaría jamás y con fisura alguna, se levantaría en bloque a su llamado.
razón. E[ próximo encuentro será en la Vendée". Admirado ante semejante energía, un abogado
Y comenzó a visitar las casas de los seguidores de parisino le decía al barón de Charette: "íHay en el
aquel lugar, siendo por todos bien recibida. corazón y en la cabeza de esta princesa con qué
hacer veinte reyesl". Contra viento y rnarea, el le-
Pobre duquesa. Desde que entró en Francia iría
vantamiento se inició finalmenle el 4 de junio, dán-
de decepción en decepción. Luis Felipe, siempre
dose así comienzo a la ilamada "quinta guerra"
bien informado, seguía puntualmente sus pasos. Elta
vendeana, o también "la epopeya romántica", por
comenzó a internarse en [a región. Cuando pudo
el sesgo que le dio la presencia de la intrépida du-
hacerlo, e[ barón de Charette se le allegó en el cas-
quesa. Sonaron entonces las campanas de rebato,
tillo de Montaigu. Mientras tanto, el general tan familiares a los oídos de los vendeanos. La ban-
Lamarque fue enviado a aquella zona con la mi-
dera blanca fue nada en numerosos campanarios,
sión de encabezar las tropas del Oeste. En una de
mientras los combatientes recibían en las parroquias
sus proclamas así se dirigió a los vendeanqs: "Escu-
emblemas del Sagrado Corazón para poner en sus
chad a un hombre que os ha combatido y os esti-
chaquetas, al igual de lo que había sucedido cua-
ma [...]. Bajo el reino de Felipe de Orleans los sa-
438 L¡ Nnve v Les TeN,TpESTADES L¡ Revowc¡o¡r FnnNc*n [L¡ EpopeYA DE LA VeuoÉul 439

renta años atrás. Comenzaron las refriegas' Las tro- Como decíamos' debió llevar una vida azarosa'
ocul-
pas realistas, que en algunos casos combatieron con viviendo en las sombras, siempre de noche'
esüechos'
la misma intrepidez que sus anceshos de 1793, lo- tándose en granjas, yendo por senderos
hasta
graron algunas victorias, pero de poca trascenden- ,ut.u¿ot poi ctrarcos' a veces hundiéndose
Con frecuen-
cia, militarmente hablando. Según el plan precon- las rodillas, entre arbustosy rnatorrales'
pasar por un
cebido, los ve.ndeanos debían tomar Nantes, Angers cia optaba por disfrazarse, haciéndose
y
y La Rochelle, mientras los bretones rcupaban joven campesino chuan, de cabellos rubios' blusa
debió hacer noche
Rennes. Así, en pocas semanas, mediarlte una es- ;rro azul... En cierta ocasión,del duque de Berry, hija
pecie de guerra relámpago, los ejércitos legitimistas án un establo, ella, la viuda
política del rey. Hasta tuvo que tomar un
nombre
dominarían todo el Oeste.' Luego marcharían sobre
Por cierto
París. Pero todo ello era pura imaginación, muy le- ialso, petit-Pierre. iseríatodo un fracaso?
la
jos de lo que realmente aconteceúa. que, de su parte, no estaba dispuesta a arroshar
obstinada con sus
áerrotu sin batalla, persistiendo
Esta guerra duró cinco meses, de junio a no- los
viembre, durante los cuales la duquesa de Berry, [ro.tu*u.: "Vendeánot, bretones,Jodos, habiendo .habi-
iantes de las fieles provincias del Oeste'
que se consideraba siempre como la Regente de de atrave-
Jnrumbarcado en elSur, no tengo miedo
Francia, debió permanecer escondida, logrando pelig¡os' para cumplir una
sar Francia, en medio de
que fracasasen todos los esfuerzos de la policía para bravos ami-
promesa sagrada, la de volver enke mis
encontrarla. Su ánimo seguía siempre encendido. y sus babajos' Al fin y al
Es cierto que e[[a habÍa esperado ir a descubierto, nory compártir sus peligros
.abo estoy en un pueblo de héroes"'
bajo e[ cielo de la Vendée, rodeada de sus fieles
La du-
vasallos. Nada de ello había sucedido, lo que no Los jefes vendeanos estaban desolados'
la
dejaba de resultar extraño. Desde cuarenta años quesa iba mucho más allá que ellos. cierto día
capitanes: "éNo-tenía
atrás los vendeanos se habÍan desgañitado sin éxito Éegrnte te dijo a uno de los
pidiendo que algún príncipe dela casa':eal se su- 1S]OOO hombres con usted?", a
[o que aquél res-
que si
mara a sus filas, poniéndose a su cabeza, Ahora, pondió: 'Apenas si tengo algunos, y pienso
que tenían consigo a una princesa, no acudieron iu.humos le haríamos más bien daño a Enrique
como hubiera sido de esperar. Sin embargo con V,,'ParecíaunaVendéeapática,tandistintadela
[a
su actitud tan generosa como valiente la duquesa del 93. "Cuando yo estaba en Massa -insistía
tuvo al menos el mérito de mostrar que la farnilia duquesa-, recibí más de 500 cartas' Me llamaban'
por ciev
real no abandonaba a sus fieles. Ahora me rechazan". Diálogos dolorosos,
440 [¡ Nnve v us Te¡"rpEs.rADES
L¡ Revo¡-ucróN Fnn¡¡cesn [La EpopEvn oe un VeNoÉe] 4+l

to. Estaba aludiendo, llena de indignación, a lo que


Mientras tanto los azules lograron capturar al
señalábamos atrás: "La Vendée, en el tiempo de
general Cathelineau y lo asesinaron, Er¿rel trigési-
su gloria, nunca tuvo un solo miembro de mi fa-
mo sexto miembro de la familia Cathelineau, víc-
milia para compartir sus peligros [...J. Se ha he-
tima de las guerras de [a Vendée, Charette, por su
cho de ello el objeto de un justo reproche. Ahora
parte, acababa de librar un combate, donde fue
vengo; no calculo ningún obstáculo, iy no podéis
vencido. Al enterarse de esta batalla, la duquesa
hacer nada por mí!". Si Ia Vendée no me apoya,
exclamó: "iQue no haya ido a morir entre los bra-
agregaba, ffi€ iré a Bretaña, donde Cadoudal me
vos que cayeron combatiendol iSi hubiese sido
espera con 30.000 hombres. "No es que [a recha_
muerta, hubiera podido tener la seguridad de que
cemos, Madame -le contEstaron-, pero os habéis
un día sería vengada!". Hubo todavía diversas es-
equivocado sobre la Vendée y sobre Bretaña,,: Ella
caramuzas, pero minúsculas. La duquesa se sen-
recurrió, entonces, a la fibra patriótica: ,,Señores,
tía agobiada. Ni una noche de sueño completa.
acordaos de la guerra del 93". "pero e::l el 93 los
paisanos fueron a buscar a sus jefes Los suyos la llevaron a Nantes, alojándosela en
-le respondie-
ron-, mientras que en 1815, como en IBZZ, los e[ cuarto delsacristán de la catedral. Luego la tras-
jefes fueron y van aún hoy a buscar a los paisa- ladaron a una casa contigua, donde perrnaneció
nos; la diferencia es enorrne". La duquesa, deso- escondida unos cinco meses. El secreto era total.
lada, se tiró sobre un jergón, La policía [e había perdido el rastro. Sólo Charette
la visitó dos veces, para mejor protegerla. El 28 de
Poco después sucedió algo todavía peor. Un
agosto Carlos X le escribió: "Necesito expresaros,
enviado del Comité legitimista de parís mantuvo
querida hija rnía, la profunda inquietud que expe-
con ella una entrevista y desautorizí su acción,
pidiéndole que se dirigiese a Inglaterra. Compren-
rimento por vuestra valiente pero inútil perseve-
rancia en una empresa malograda desde el princi-
dió entonces que la partida estaba perdida, que
pio, y que no puede ya ser sino peligrosa para vos
había sido vencida sin haber sacado la espada.
como funesta para la causa que servimos [....]. No
Entonces resolvió dejar Francia, Antes de hacerlo,
ienéis ahora otro partido posible que uniros a mí
por consejo de Charette, se propuso reunir en
y a vuestra familia".
Nantes a los jefes vendeanos, con e[ objeto de dar-
les una explicación de los motivos de su partida, Los soldados y [a policía la buscaban sin pausa.
postergando la ofensiva para tiempos mejores. Era preciso que apareciese un delator.'No sería, por
cierto, un vendeano e[ que la kaicionase sino un
judío llamado DeuE, nacido en Colonia, que Se ha-
442 L¡ Nnve v ¡-as TeupEsrADES [-n REvo¡-ucróu FneNcese [Lá Epoprva oe r-n VeuoÉe] 443

bía convertido al catolicismo, ganando así Ia con- ron en Francia y en el extranjero en favor de ella
fianza de la duquesa, quien propuso a[ gobierno pidiendo su liberación.
enbegar a la princesa por la suma, enorme en aque-
lla época, de 500.000 francos, lo que aceptó el nue-
Cuando finalmente fue puesta en libertad, hizo
pública esta magnífica declaración a los franceses:
vo minisko del Interior, Adolfo Thiers. El 7 de no-
viembre fue introducido eljudío junto a [a duquesa, "Madre de Enrique V he venido sin otro apoyo
que el año anterior [e había conf¡ado algunos encar.- que sus desgracias y su buen derechq para poner un
término a las calamidades de Rancia, restableciendo
gos. Esa misma tarde, designaba [a ubicación de [a
alllla autoridad legítima, elorden y la estabilidad, pren-
casa a un comisario. Tras ser detenida, fue llevada das necesarlas del reposo y la prosperidad de las na-
al castillo de Nantes. En ¡iresencia de una multitud, ciones, La kaición me há enhegado a mis enemigos:
se dio vuelta para gritar por última vez'. "iViva el retenida prisionera y durante mucho tiempo oprimida
por personas a las que yo no les había hecho sino
Rey! iMva Enrique V!". Elprefecto de ta ciudad pu-
bien, he gemido por su ingratitud y sufrido con resig'
blicó entonces un bando: "Nanteses, [a duquesa de nación tos males con que me han agobiado; pero no
Berry ha sido detenida en elcastillo de Nantes, con- dejaré por ello de protestar contra la usurpación de
fiada a[ honor de [a guardia nacional y del eiércitci'.
los derechos de un niño, al que la justicia, los lazos de
Cpmenta Gabory: "Un silencio religioso reina en la la sangre, el honor y la fe iurada, les obligaban a pro-
teger y a defender".
ciudad, una gloria incontestable descansa sobre [a
cabeza del único Borbón -una mujer- que haya Así se cierua, con este broche de oro, la gran
venido a combatir; si su gesto parece superadq no epopeya de la Vendée, cuyo espíritu, atravesando
se impone menos porsu bellezaheroica". Poco des- los tiempos y los espacios, se hermana con la ges-
pués fue transferida e internada en Blaye. ta de Ios carlistas de España y de los cristeros de
El gobierno del Usurpador hizo una infame Méjico. Es el espíritu mismo de la Cristiandad-
campaña para deshonrar a [a heroína, pero no se Si es cierto que la Revolución soviética está en
animó a entablarle un juicio, porque temía revuel- continuidad ideologica con la Revolución francesa,
tas. Támpoco quiso liberarla. Quedó, pues, dete- nada de extraño que Lrjnin no vacilara en compa-
nida en una celda, sin motivo declarado, bajo la rar a los soldados delEjército Blanco que [o enfren-
custodia delgeneral Bugeaud, hombre brutal, que taba en Rusia -"los cosacos", como él los llamaba-
le hizo sufrir toda clase de vejaciones. Su único con los combatientes de la Vendée. Lo mismo, si
consuelo eran los sacramentos que un sacerdote bien desde el punto de vista contrario, haría
venía a administrarle. Miles de protestas se eleva- Alexandr Solzhenitsyn, en un acto de homenaje a
444 L¡ Nnve y r¡s TeUpESTADES
L¡ Rnvo¡-uclóN Fnnncesn [l-¡ Epopeve De m Ver'¡uÉe] 445

Ios héroes de Ia Vendée, con motivo del segundo


centenario delcomienzo de los hechos, pronuncian-
do un admirable discurso en el escenario mismo de
los acontecimieptos vividos en Francia, con el que
quedó inaugurado un momumento a los héroes y
víctimas de aquel levantamiento. "No hemos teni-
do Termidor -dijo en aquella ocasión-, pero he-
mos tenido nqestra Vendée, incluso más de una
entue L920 V L927. Carnpesinos en tropel, arma- Libros consultados
i
dos de bastones y horquiflas, han marchado al son
de las campanas de las iglesias vecinas, para ser A, Biltaud, Lo guerredelavendée, lmpr. Lussaud, Fontenay-
derribados por [as ametralladoras". En aquella oca- le-Comte 1977.
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