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Myers 08 Influencia en Grupo PDF
Myers 08 Influencia en Grupo PDF
capítulo 8
Influencia
en grupo
"Nunca dudes de -t awna está casi por terminar el trote diario. Su mente la incita a seguir; su cuerpo le
que un grupo suplica que camine las seis cuadras que faltan. Cede parcialmente y se encamina a
pequeño de casa con un trote lento. Las condiciones del día siguiente son idénticas, salvo porque
ciudadanos dos amigos están con ella. Tawna corre su ruta dos minutos más rápidamente y se
reflexivos y pregunta: ¿lo hice mejor sólo porque Gail y José iban conmigo?, ¿correría siempre
11
Los individuos intluyen en sus grupos. Como en la clásica película de 1957, Doce
lIol/l1lrcs furio sos (Twe/ve Angry MCIl), doce jurados de un juicio de as.esinato se encie-
rran en la sala de deliberaciones. El día es caluroso. Todos están cansados; se hallan
cerca de un acuerdo y están ansiosos por llegar a un veredicto rápido de condena al
adolescente que acuc!úlló a su padre. Pero un inconforme - interpretado por Hemy
Fonda- se niega a dar Su voto de castigo. A medida que avanza el debate acalorado,
los hombres, uno a uno, van cambiando su decisión hasta que llegan a un consenso:
"No es culpable". En los procesos legales de la realidad, un solo individuo raramente
mueve a todo un grupo. Sin embargo, la historia está llena de minorías que arrastran
mayorías. ¿Qué hace que una minoría (o un líder eficaz) sea persuasivo?
Vamos a examinar uno por:Únd estos intrigiú1tes fenómenos de la influencia de los
grupos. Pero primero, lo pritnero: ¿Qué es un grupo y por qué se forman?
¿Qué es un grupo?
Larespuest'a a esta pregunta 'parece obvia ... hasta que varias personas comparan las
definiciones.' ¿Los CompaI1erOS de trote forman un grupo?, ¿los pasajeros de ut) avión
· son uno? ¿Urigrupo es un C()njúnto de personas que se identifican, que sienten que
debenestarjtlnt~s?¿Constitúyenttno ac¡uellos que comlJárten metas y dependen en-
ti'e sí?, ¿se forÍ11acu,mdo se organizan los individuos?, ¿cuando sus relaciones se pro-
longan? Éstas son algunas de las definiciones de grupo que da la psicología social
(McGrath, 1984), . '.' . .'..'. '. • . . .
Marvih Shaw(1981), expeÍ·to en dinámica de grupos afirma que todos ellos tienen
grupo algo en común: sus miembros interactúan. Por consiguiente, define grupo como dos o
Do~ O más PC1'S0111lS que, más personas que se interrelacionan y se influyen mutuamente. Además, John Turner
dU1'imfe más que HilOS (1987), psicólogo social.de la Universidad Nacional de Australia, observa que los gru-
cuantos if,ollleHtos, . . pos se perciben a sí mismos como un "nosotros" frente a "ellos". Entonces, los com-
.illterdcÍlíali y se illj11~yCl!; paileros~e tl:0i~sí 50n\111 grupo. Los grupos existen por varias razones: para satisfacer
eíit,i'e 'S" ¡::. j/se pc';'ciben :"
como "uos'ofros",
U11a necesidad de 'pertenencia, para dar información, para proveer recompensas, para
alcanzar metas. '
·.•••.• De aCtl~¡:4o ~on la definición de Shaw, los estudiantes que trabajan individualmen-
teeít tina'sala dé cómputo no pueden ser un grupo. Aunque están juntos, son más un
conjtlnúl de individuos que un grupo en interacción (aunque cada uno puede ser par-
te' dé un grupo invisible de un chnl room). A veces es borrosa la distinción entre los
· (xmjtrntos de.gente que no se relacionan en un laboratorio de cómputo y la conducta
grupal influyente de individuos que interactúan.. La~ personas que simplemente están
en presenciá'unas 'de otras llegilll a influirse. Durante un juego, los aficionados pue-
den percibirse como "nosotros" en contraste con "ellos", los que.apoyan al equipo
contral'iO,
' En este capítulo consideraremos tres ejemplos de esta influencia colectiva: fncililn -
· ciólI social, oeío soeíaly desindividunliznción , Estos fenómenos pueden ocurrir con míni-
ma interacción.(en lo que Ilammnos "situaciones grupales minimas"). Luego veremos
ti'es ejemploS :de,i nfluenciasocial en los grupos en interacción: po/nriznciólI del grupo,
· pe:¡~al~!Í~'¡togr¡¡r.alei/lflllellcin de [a minoría" . ........ '.' . , " " ,\
figura 8-1
Los efectos de la
estimulación social.
Robert Zajonc reconcilió
resultados aparentemente
contradictorios, al
proponer que la
estimulación de la
presencia de los demás
fortalece las respuestas
dominantes (las respuestas
correctas sólo en las tareas
fáciles o bien aprendidas).
dencias confirman: la presencia de los otros incita o llena de vigor a las personas (Mu-
llen y otros, 1997; todos nos acordamos de habernos sentido más tensos o agitados
frente a una audiencia). Si la estimulación social facilita las respuestas dominantes,
debería impulsar el desempeño de las tareas sencillas y obstaculizar la realización de las di-
fíciles. Así, los resultados contradictorios se vuelven lógicos. Agitar líneas de pesca,
resolver multiplicaciones sencillas y comer eran labores fáciles para las que las res-
puestas eran aprendidas o naturalmente dominantes. Por eso, la presencia de otros fo-
mentó el desempeño. Comprender material nuevo, recorrer un laberinto y solucionar
"El mero contacto social problemas complicados de matemáticas son desempeños más complicados para los
crea ... una estimulación que las respuestas correctas son, al principio, menos probables. En estos casos, el he-
del espíritu animal que
cho de que los otros estén presentes aumenta el número de reacciones incorrectas en
aumenta la eficiencia de
cada trabajador." las tareas. La misma regla general (la estimulación facilita las respuestas dominantes) fun-
-Karl Marx, Das Kapital, ciona en ambos casos (véase la figura 8-1). De pronto, los resultados que daban la im-
1867. presión de ser contradictorios ya no lo parecen.
La solución de Zajonc, tan simple y elegante, dejó reflexionando a otros psicólogos
sociales como Thomas H. Huxley después de leer El origen de las especies de Darwin:
"¡Qué estupidez tan grande no haber pensado antes en esto!". Parecía obvio ... des-
pués de que Zajonc lo señaló. Acaso las piezas encajaron tan bien, sólo miradas a tra-
"El descubrimiento vés de los espejos de la consideración retrospectiva. ¿La solución resistiría las pruebas
consiste en ver lo que
experimentales directas? Después de casi 300 estudios, realizados con la colaboración
todos han visto y
pensar lo que nadie ha de más de 25 000 voluntarios, la salida sobrevivió (Bond y Titus, 1983; Guerin, 1993,
pensado." 1999).
-Albert von Szent-Gyorgyi, En varios sentidos, los experimentos posteriores confirmaron que la estimulación
The Scientist Speculates, 1962. social facilita las respuestas dominantes, sean correctas o inapropiadas. Peter Hunt y
Joseph Hillery (1973) descubrieron que en presencia de otros, algunos estudiantes se
tardaron menos en aprender un laberinto sencillo pero más en aprender uno compli-
cado (¡tal como les pasa a las cucarachas!). James Michaels y sus colegas (1982) descu-
brieron que los buenos jugadores de billar de una asociación de estudiantes (que
habían acertado 71 por ciento de sus golpes sin observadores) lo hicieron mejor (80
por ciento) cuando cuatro personas se acercaron a verlos jugar. Los malos participan-
tes (que solos promediaron 36 por ciento) empeoraron (25 por ciento) cuando los ob-
servaron atentamente.
Los deportistas ejecutan habilidades muy practicadas, lo que explica por qué se de-
senvuelven mejor cuando los llena de energía el apoyo de las multitudes. En estudios
realizados en más de 80,000 acontecimientos atléticos -profesionales y universita-
rios, en Canadá, Estados Unidos e Inglaterra-, se revela que los equipos locales ga-
nan, aproximadamente, seis de cada diez juegos (algunos pocos menos en el béisbol y
el rugby, algunos más en el basquetbol y futbol; véase la tabla 8-1). Sin embargo, la
ventaja de ser local también se da porque los jugadores conocen su entorno, no sufren
la fatiga de un viaje ni los sentimientos de dominio que se desprenden del control te-
Influencia en grupo capítulo 8 291
tabla 8-1 Ventaja de los equipos locales en los principales deportes en grupo
Fuente: Datos tomados de Courneya y Carron (1992). Datos del beisbol, tomados de Schlenker y otros
(1995).
rritorial, así como por la identidad del equipo con los aficionados que los alientan
(Zillmann y Paulus, 1993).
ñados tenían un ritmo cardiac'o y presión arterial más altos (lo que indica estimu-
lación). En las tareas difíciles cometieron más errores, un efecto de las multitudes
que repitieron Dinesh Nagar y Janak Pandey (1987) con universitarios de India.
Así, los conjuntos grandes fomentan la estimulación, lo que facilita las respuestas
dominantes.
¿POR QUÉ NOS EXALTAMOS EN PRESENCIA
DE LOS DEMÁS?
Lo que uno hace bien, lo realizará con más vigor por la presencia de otros (a menos de
que la estimulación se vuelva excesiva y uno se haga demasiado consciente de sí mis-
mo). Lo que a uno se le dificulta, parecería imposible en las mismas circunstancias.
¿Qué hay en los demás que produce exaltación? Existen evidencias que apoyan por lo
menos tres factores posibles (Aiello y Douthitt, 2001): aprensión por la evaluación,
distracción y mera presencia.
Miedo a la evaluación
Nicolás Cottrell conjeturó que los observadores nos ponen nerviosos porque nos pre-
aprensión por la guntamos cómo nos están calificando. Para verificar si existe aprensión por la eva-
evaluación luación, Cottrell y sus colegas (1968) pusieron vendas a algunos observadores,
Preocupación por la forma supuestamente para preparar un experimento de percepción. En contraste con el
en que otros nos evalúan. efecto del público, la mera presencia de estos individuos con los ojos cubiertos no fo-
mentó las respuestas bien practicadas.
En otras pruebas se confirmó la conclusión de Cottrell: el favorecimiento de las res-
puestas dominantes se acentúa más cuando la gente piensa que está siendo evaluada.
Durante otro experimento, los trotadores de una ruta de carrera en la Universidad de
California, en Santa Bárbara, aceleraban el paso cuando se topaban con una mujer
sentada en el pasto, siempre y cuando estuviera de frente a ellos y no de espaldas (Wo-
rringham y Messick, 1983).
La aprensión por la evaluación también explica:
• Por qué las personas se desenvuelven mejor cuando su coactor es ligeramente
superior (Seta, 1982).
Influencia en grupo capítulo 8 293
Mera presencia
Zajonc cree, sin embargo, que la mera presencia de los demás produce algún estímu-
lo, aun sin los efectos del temor por la evaluación y la distracción excitadora. Por
ejemplo, las preferencias por el color de la piel son más firmes si se hacen juicios cuan-
do otros están presentes (Goldman, 1967). En esta tarea no hay una respuesta "buena"
o "correcta" que los demás evalúen; así, no hay razón para preocuparse por sus reac-
ciones; pero de todas maneras es vigorizante la presencia de los demás.
Recuerde que los efectos de la facilitación también se presentan en animales no hu-
manos. Esto sugiere la existencia de un mecanismo de alerta social innato, común a la
mayor parte del mundo no racional (es de creer que los animales no se preocupan
conscientemente por cómo los evalúan sus congéneres). En el plano de los seres hu-
manos, la mayoría de los trotadores se vigorizan cuando los acompaña otra persona,
incluso si ésta no compite ni los evalúa.
Éste es un buen mQmento para recordarnos el propósito de una teoría. Corno diji-
mos en el capítulo l,-tiña buena teoría es un método científico abreviado: simplifica y
resume varias observaciones. La de la facilitación social hace lo mismo, puesto que es
una simple síntesis de muchos resultados de investigaciones. Una buena teoría ofrece
también predicciones claras que: 1) son útiles para confirmar o modificarla, 2) sirven
de guía para nuevas exploraciones, y 3) sugieren aplicaciones prácticas. La teoría de
la facilitación social ha generado, sin duda, las dos primeras formas de predicción: 1)
sus fundamentos (que la presencia de los otros produce alerta y que la estimulación
social facilita las respuestas dominantes) y 2) ha dado vida nueva a un campo de in-
vestigación relegado durante mucho tiempo.
¿Se puede decir que hay: 3) aplicaciones prácticas? Podernos hacer algunas conje-
turas informadas. Corno se indica en la figura 8-2, muchos nuevos edificios de ofici-
nas han sustituido a las oficinas privadas con largas zonas abiertas divididas con
mamparas bajas. ¿Estar conscientes de la presencia de los otros fomenta el desempe-
ño en las tareas bien aprendidas, pero obstaculiza el razonamiento creativo o las labo-
res complicadas?, ¿se le ocurren otras posibles aplicaciones?
294 p.1I'tc dm. Influencia social
figura 8-2
En el "pJi\n de oficina
.:lbierta" 1.\ gente tl'.:1b .. ja en
pr~sencia de otros. ¿Qué
decto tiene esto en Ji'I
~ficien ci J. de los
trólbajado1't~s?
fuente: f Ol(! ,;ortcsi" d~· H~·rm.m
MIIlt!I' Inc.
Resumen El tema más elemental de la psicología rrecta) y estorba la realización de las di-
social concierne a la mera presencia de fíciles (para las que las respuestas equi-
los demás. En los primeros experimen- vocadas son las que imperan).
tos se encontró que el desempeño mejo- ¿Pero, por qué nos estimula que estén
ra si hay observadores o coactores. En presentes los demás? En los experimen-
otros, se descubrió que la presenda de tos se sugiere que la estimulación proce-
los demás es obstaculizante. Robert Za- de, en parte, de/miedo por In evalllnció" y,
jonc concilió estos resultados a través de en parte, por distracción, de un conflicto
un conocido principio de la psicología entre estar atentos a ellos o concentrarse
experimental: la estimulación facilita las en la labor. En otras pruebas, incluidas
respuestas dominantes. Dado que la pre- algunas con animales, se indica que la
sencia de los demás produce alerta, la de presencia de los demás puede despertar
observadores o coactores fomenta el de- alerta, aun si no somos evaluados ni dis-
sempeño en las labores sencillas (para h·aídos.
las que la respuesta dorrúnante es'la co- "
En un jllego de jalar la cuerda, ¿ocho personas de UI1 lado ejercen lanla fuerza como
la suma de su mayor esfuerzo Í1ldividual?, ¿si ¡lO es así, por qué no? ¿Qué nivel de
enlpeño parliculár cabe espe¡'ar de los miembros de los grupos de Irabajo?
La facilitación social ocurre generalmente cuando las personas trabajan por sus
metas particulares y cuando sus esfuerzos '-sea para enrollar los carretes de pesca o
para resolver' problemas de matemáticas- pueden evaluarse de manera indiVidual.
Estas situaciones son un paralelo de circunstancias cotidianas de trabajo, pero no de
Influencia en grupo capítulo 8 295
figura 8-3
El aparato para tirar
de la cuerda.
Las personas en la primera
posición jalaron con menos
fuerza cuando pensaban
que detrás había otros que
también lo hacían.
Fuente: Datos tomados de
Ingham, Levinger, Graves y
Peckham, 1974. Foto de Alan
G. lngham.
aquellas en que la gente reúne su desempeño por una meta común y en las que no es
responsable de su esfuerzo. Un equipo en el juego de jalar la cuerda proporciona un
ejemplo. Otro es cuando se reúne dinero en W1a organización (como la formación de
un fondo común por venta de dulces para pagar un viaje de grupo). Lo mismo pasa
en un proyecto de clase en el que todos obtienen la misma calificación. En estas "ta-
reas de aditivas" (en las que los logros grupales dependen de la suma del esfuerzo de
todos), ¿el espíritu de equipo fomenta la productividad? ¿Los albañiles ponen hileras
de ladrillos más rápidamente si trabajan en equipo que si lo hacen solos? Una mane-
ra de abordar estas preguntas es recurrir a simulaciones de laboratorio.
figura 8-4
El esfuerzo
disminuye cuando el
tamaño del grupo
aumenta.
En una sinopsis estadística
de 49 estudios realizados
entre más de cuatro mil
sujetos se revela que el
esfuerzo decrece (el ocio
aumenta) cuando el
tamaño del grupo se
incrementa. Cada punto
representa los datos
acumulados de un estudio.
Fuente: Tomado de Williams,
Jackson y Karau, en Social
Dile1ll1llas: Perspeclives Oll
Individ/lals a/ld GrollpS,
compilado por D. A. Schroeder,
1992. Praeger Publishers, un sello
de Greenwood Publishing
Group, ¡nc., Westport, CT.
Facilitación social
Ocio social
figura 8-5
¿Facilitación social u
la responsabilidad se difunde entre todos los participantes (Harkins y Jackson, 1985;
ocio social?
Kerr y Bruun, 1981). En contraste, en los experimentos de facilitación social aumenta la
Cuando los individuos no
exposición a la evaluación. Cuando una persona era el centro de atención, vigilaba pueden ser calificados o
conscientemente su proceder (Mullen y Baumeister, 1987). Así que el principio es el responsabilizarse de algo,
mismo: cuando ser observado aumenta la preocupación por ser evaluado, se da la fa- el ocio se hace más
cilitación social. Cuando perderse en la multitud aminora la inquietud por la califica- probable. Una nadadora es
ción, ocurre la inactividad social (figura 8-5). evaluada por su capacidad
para ganar la competencia.
Para motivar a los miembros de un grupo, una estrategia es hacer identificable el En el juego de jalar la
desempeño individual. Algunos entrenadores de futbol filman y evalúan a cada juga- cuerda, ninguna persona
dor por separado. Estén en un grupo o no, las personas se esfuerzan más si su produc- del equipo es responsable,
ción es identificable: los integrantes del equipo de natación de una universidad se así que cualquiera puede
desempeñan más velozmente en carreras de relevos interescuadras cuando alguien relajarse o flojear.
mide y anuncia sus ti@gJ.pos individuales (Williams y otros, 1989). Incluso, sin sufrir
consecuencias, en mi. p equeño experimento, los obreros de una línea de montaje rea-
lizaron 16 por ciento más de un artículo cuando se identificaba su producción indivi-
dual (Faulkner y Williams, 1996).
Hungría, las parcelas privadas sumaban apenas 13 por ciento de las tierras de cultivo
pero daban un tercio de la producción total (Spivak, 1979). Cuando China empezó a
permitir a los agricultores que vendieran los excedentes de lo que debían entregar al
Estado, la producción alimenticia creció ocho por ciento al año, lo que representó 2.5
veces el incremento anual de 26 años anteriores (Church, 1986).
En Estados Unidos, los trabajadores que no pagan cuotas ni dan tiempo volunta-
rio a su sindicato o asociación profesional, de todas maneras, aceptan contentos sus
beneficios. Lo mismo hacen los espectadores de la televisión pública, que no respon-
den a las campañas de recolección de fondos de las emisoras. Lo anterior apunta a
otra explicación posible del ocio social. Cuando las recompensas se dividen por
igual, sin que importe cuánto contribuya cada uno al grupo, cualquier individuo ob-
tiene una remuneración mayor por unidad de esfuerzo, dejándose llevar gratuita-
mente por el grupo. Así, las personas están motivadas para disminuir el ritmo de
trabajo si sus esfuerzos no son vigilados y premiados individualmente. Por consi-
guiente, las situaciones en las que se abre la puerta a los polizones pueden ser, en pa-
labras de un comunero, el "paraíso de los parásitos" .
Por ejemplo, en una fábrica de encurtidos, la tarea principal consiste en escoger,
de la cinta transportadora, pares de pepinillos de igual tamaño y meterlos en frascos.
Por desgracia, los trabajadores se sienten tentados a colocar piezas de cualquier me-
dida, porque su producción no es identificable (los envases pasan a un vagón antes
de llegar a la sección de control de calidad). Williams, Harkins y Latané (1981) seña-
lan que las investigaciones sobre el ocio social proponen "hacer identificable la pro-
ducción individual y que se haga la pregunta sobre cuántos pepinillos de igual
tamaño tomarían los obreros si se les pagara sólo por los que están correctamente co-
locados en los frascos".
Pero los esfuerzos colectivos no siempre llevan a la flojera. A veces, la meta es tan
atractiva y la máxima producción de todos es tan esencial, que el espíritu de equipo
mantiene o intensifica el esfuerzo. En una carrera de canotaje olímpico, ¿los remeros
de un bote de ocho se esforzarán menos que si estuvieran en alguno de sólo uno o dos
ocupantes?
Las pruebas nos aseguran que no. En los grupos, las personas holgazanean menos
si la tarea es desafiante, atractiva o comprometedora (Karau y Williams, 1993). En las
Trabajo en equipo en la regata labores difíciles, la gente piensa que su esfuerzo es indispensable (Harkins y Petty,
del río Charles, en Boston. El
ocio social se presenta cuando
1982; Kerr, 1983; Kerr y Bruun, 1983). Cuando se considera que los demás miembros
las personas trabajan en no son confiables o capaces de aportar mucho, el esfuerzo es mayor (Plaks y Higgins,
grupos sin ser responsables, 2000; Williams y Karau, 1991). Añadir incentivos o desafiar a un grupo para que se
salvo que la tarea sea difícil, empeñe en alcanzar cierto estándar también promueve el impulso colectivo (Harkins
atractiva o absorbente y si los y Szymanski, 1989; Shepperd y Wright, 1989). Cuando los grupos creen que un gran
integrantes son amigos.
esfuerzo producirá un desempeño que traerá recompensas, sus integrantes trabajan
más (Shepperd y Taylor, 1999).
Asimismo, los grupos son menos perezosos cuando
sus miembros son amigos o se identifican con el conjunto,
que cuando se desconocen entre sí (Davis y Greenlees,
1992; Karau y Williams, 1997; Worchel y otros, 1998). Hasta
el simple hecho de esperar la interacción con alguien, sir-
ve para aumentar el esfuerzo en los proyectos de equipo
(Groenenboom y otros, 2001). Si usted colabora en un
plan escolar con compañeros a los que verá a menudo, es
probable que se sienta más motivado que si no pensara
volver a verlos. Latané observa que los kibbutz (las granjas
comunales de Israel) producen más que las que no son co-
lectivas, en ese país (Leon, 1969). La cohesión intensifica
Influencia en grupo capítulo 8 299
el desempeño. Entonces, ¿habrá ocio social en las culturas centradas en grupos? Para
averiguarlo, Latané y sus coinvestigadores (Gabrenya y otros, 1985) se trasladaron a
Asia, donde repitieron las pruebas de generación de sonidos en Japón, Tailandia, Tai-
wán, India y Malasia. ¿Cuáles fueron sus resultados? En esos países también se mani-
festó el ocio social.
Sin embargo, 17 estudios posteriores revelan que las personas de las culturas colec-
tivistas exhiben menos ocio social que las individualistas (Karau y Williams, 1993; Ku-
gihara, 1999). Como dijimos en el capítulo 2, la lealtad a la familia ya los grupos de
trabajo está arraigada en los contextos grupales. Del mismo modo (según explicamos
en el capítulo 5), las mujeres tienden a ser menos individualistas que los hombres y
muestran menos ocio social.
Algunos de estos resultados recuerdan los de estudios de grupos de trabajo reales.
Cuando éstos tienen objetivos difíciles que implican desafíos, cuando se recompensa
su éxito y cuando hay un espíritu de compromiso al "equipo", los integrantes se es-
fuerzan en el desempeño (Hackman, 1986). Mantener grupos pequeños y formarlos
con personas de competencias equivalentes también ayuda a los individuos a pensar
que sus aportaciones son indispensables (Comer, 1995). Por ende, la inactividad so-
cial es una situación corriente cuando los miembros de los grupos trabajan colectiva-
mente y sin responsabilidades individuales. Muchas manos no siempre aligeran el
trabajo.
figura 8-6
Las anónimas aplicaron
más descargas a víctimas
impotentes que las
mujeres iden tificables.
que cuando los grupos eran pequeños y estaban expuestos a la luz del día, los inte- "Una masa es una
grantes no trataban de hostigar al sujeto. Pero cuando un conjunto grande o el velo de sociedad de cuerpos
la noche les confería el anonimato, acosaban y hacían escarnio. que voluntariamente se
Brian Mullen (1986) informa de un efecto semejante en los linchamientos. Cuanto despoja de la razón."
- Ralph Waldo Emerson,
mayor es la turba, más pierden sus miembros la conciencia personal y más dispuestos "Compensa tion", Essnys,
están a cometer atrocidades, como quemar, lacerar o desmembrar a una víctima. En First Series, 1841.
cada uno de estos ejemplos - de las masas amantes de los deportes a las turbas de los
linchamientos- se desploma el temor a ser evaluados. Como "todos lo hacen", todos
atribuyen su comportamiento a la situación, más que a sus propias decisiones.
Philip Zimbardo (1970) especuló que la sola inmensidad de las ciudades atestadas
genera anonimato y, por ende, las normas que permiten el vandalismo. Zimbardo
compró dos automóviles con diez años de antigüedad cada uno y los dejó con los co-
fres levantados y sin placas, uno en una calle cercana al campus del Bronx de la Uni-
versidad de Nueva York y otro, a un lado de las instalaciones de Palo Alto (una
ciudad mucho más pequeña) de la Universidad de Stanford. En Nueva York, los des-
valijadores llegaron al vehículo en diez minutos. Se llevaron la batería y el radiador.
Al cabo de tres días y 23 incidentes de robo y vandalismo (a manos de blancos bien
vestidos), el coche que®J'_educido a una carcacha de metal, destruida e inservible. En
contraste, la única pers<5ha que se vio que tocara el automóvil de Palo Alto en una se-
mana, fue un transeúnte que bajó el cofre cuando empezó a llover.
Anonimato físico
¿Cómo sabemos con certeza que la diferencia crucial entre el Bronx y Palo Alto es el
mayor anonimato del primero? No podemos hacerlo; pero sí hacer experimentos con
el anonimato para ver si realmente aminora las inhibiciones. Zimbardo (1970, 2002)
concibió la idea de un experimento por un estudiante de licenciatura que le preguntó
por qué los niños buenos de El señor de las moscas de William Holding se convirtieron
en monstruos poco después de pintarse el rostro. Para experimentar ese anonimato,
vistió a alumnas de la Universidad de Nueva York con capas y capuchas blancas idén-
ticas, al modo de miembros del Ku Klux Klan (figura 8-6). Cuando les pidió que apli-
caran descargas eléctricas a una mujer, ellas oprimieron el botón respectivo dos veces
más tiempo que las colaboradoras que eran visibles y llevaban grandes etiquetas con
su nombre.
302 parte dos Influencia social
figura 8- 7 ) .
Los nili os tu vieron más
probabilidades de
transgredir y tomar un Identificado
du lce de más en
Anónimo
Halloween si estaban en
grupo, eran anónimos y,
sobre todo, si se
encontraban
desindividualizados por la
combinación de la
imnersión en el grupo
y el anonimato.
Fuente: Datos tomados de
Diener y otros, 1976.
torturan o mutilan a los enemigos; en otras, toman prisioneros vivos. Robert Watson
(1973) indagó en archivos antropológicos y descubrió que las culturas con guerreros
despersonalizados eran también las que trataban con brutalidad a sus adversarios.
Los policías uniformados de Los Ángeles que golpearon a Rodney King estaban eno-
jados y excitados por su osada negativa a detener su automóvil. Disfrutaban de su
camaradería y no estaban conscientes de que otros pudieran ver sus actos. Así, olvi-
dados de las normas usuales, fueron arrastrados por la situación.
En Irlanda del Norte, 206 de 500 ataques violentos estudiados por Andrew Silke
(2003) fueron realizados por agresores que llevaban máscaras, capuchas y otros dis-
fraces en el rostro. En comparación con los que no tenían la cara oculta, los anónimos
infligieron lesiones más graves, embistieron a más personas y cometieron más actos
de vandalismo.
¿Volvernos anónimos libera siempre nuestros impulsos? Por fortuna, no. En todas
estas situaciones, las personas respondieron a claves antisociales claras. Robert John-
son y Leslie Downing (1979) señalan que las vestimentas al estilo del Klan que usaron
las participantes de Zimbardo pudieron haber fomentado su hostilidad. En un expe-
rimento en la Universidad de Georgia, las participantes se vistieron de enfermeras an- "El uso del autocontrol
tes de decidir qué descarga eléctrica debía recibir una persona. Cuando las que es como los frenos de
llevaban el uniforme se_hicieron anónimas, se volvieron menos agresivas al aplicar la un tren. No sirven si
corriente que cuando~estacaban su nombre e identidad. A partir de su análisis de 60 uno va en la direcciOh
estudios de desindividualización, Tom Postmes y Russell Spears (1998; Reicher y contraria, pero son
otros, 1995) concluyeron que el anonimato lo hace a uno menos consciente de sí mis- dañinos si la dirección
mo y más consciente del grupo, aparte de más sensible a las claves de la situación, es la correcta."
-Bertrand Russell, Mnrriage
fueran negativas (uniformes del Klan) o positivas (uniformes de enfermeras). Con in- and Mora/s, 1929.
dicios altruistas, las personas desindividualizadas, incluso, llegan a dar más dinero
(Spivey y Prentice-Dunn, 1990).
Resumen. Cuando una gran exaltación social se tricciones normales y pierde el sentido
combina con la dilución de la responsa- de la individualidad. Esta desindividuali-
bilidad, mucha gente abandona sus res- zación es más probable cuando las perso-
Influencia en grupo capítulo 8 305
figura 8- 8
Polarización de
grupo.
La hipótesis de la
polari zación de grupo
predice que la discusión
forta lecerá lma actitud
compartida por los
integrantes.
figura 8-9
La discusión aumenta la
polarización entre grupos
homogéneos de
estudiantes universitarios
con muchos y pocos
prejuicios. Hablar sobre
temas raciales los
incrementa donde hay
muchas ideas
preconcebidas y los reduce
donde hay pocas de ellas.
Fuente: Datos tomados de Myers
y Bishop, 1970.
Polarización de grupos en la escuela Otro paralelo de la vida real con lo que ocurre en
En dos juicios, los
el laboratorio es lo que los pedagogos investigadores llaman "fenómeno de la acen-
tribunales de Sudáfrica
redujeron las sentencias tuación". Con el tiempo, las diferencias iniciales entre grupos de universitarios se
después de enterarse de acentúan. Si los estudiantes de la escuela X son originalmente más intelectuales que
cómo los fenómenos de la los de la Y, la diferencia se acrecienta durante la carrera. De la misma manera, al com-
psicología social parar a los alumnos independientes con los que tienden a formar parte de fraternida-
-incluidas la des, aquéllos tienen actitudes políticas más liberales y la diferencia se marca con el
desindividualización y la tiempo, durante los años de estudio (Pascarella y Terenzini, 1991). Los investigadores
polarización de grupos- creen que esto es resultado, en parte, de que los miembros de los grupos refuerzan sus
llevan a las masas a inclinaciones compartidas.
cometer actos criminales
(Colman, 1991). ¿Estaría
Polarización de grupos en las comunidades La polarización también ocurre en las
usted de acuerdo con que
comunidades. Durante los conflictos, las personas de la misma opinión se acercan
los tribunales debieran
considerar a los cada vez más, lo que agranda las tendencias que comparten. La delincuencia pandi-
fenómenos de la psicología lleril surge de un proceso de reforzamiento mutuo entre las bandas del barrio, cu-
social como circunstancias yos integrantes comparten atributos y hostilidades (Cartwright, 1975). Si se muda a
atenuantes? su calle "otro quinceañero descontrolado -expresa David Lykken (1997)-, los líos
Influencia en grupo capítulo 8 309
en los que se metan como equipo serán más que el doble de lo que el primero habría "La proliferación de
hecho solo. Una pandilla es más peligrosa que la suma de sus individuos". En efec- canales de medios y la
to, los "grupos de pares sin vigilancia" son el "principal factor de pronóstico" de la segmentación de la
tasa de delincuencia de un vecindario, informan Bonita Veysey y Steven Messner sociedad significan que
(1999). Además -algo que no sorprende a ningún estudioso de la polarización en es más fácil para las
personas congregarse
grupo-, las excursiones experimentales en las que se agrupan adolescentes delin-
en grupos de afines.
cuentes con otros transgresores aumentan la tasa de conductas problemáticas (Di- Algunos individuos
shion y otros, 1999). viven en pueblos donde
A partir de su análisis de organizaciones terroristas de todo el mundo, Clark Mc- nadie quiere al
Cauley y Mary Segal (1987; McCauley, 2002) señalan que este fenómeno no surge re- presidente Bush. Otros
pentinamente, sino que más bien aparece entre personas unidas por agravios oyen las cadenas de
comunes. Cuando interactúan aislados de influencias moderadoras, se vuelven cada radio, en las .que nadie
vez más radicales. El amplificador social fortalece la señal. El resultado son actos vio- quiere a Bill Clinton. En
lentos que los individuos, lejos del grupo, nunca cometerían. estas comunidades
Por ejemplo, los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos fue- circulan y se exageran
ron preparados durante un largo proceso, en el que intervino el efecto de polariza- verdades a medias."
-David Brooks, The Era of
ción en las relaciones de personas con opiniones similares. La marcha hacia la Distortion, 2004.
conversión en terrorista, señaló un grupo del Consejo Nacional de Investigación de
ese país, aísla a los individuos de otros sistemas de ideas, deshumaniza a los blancos
de ataque potenciales y:po tolera disensiones (Smelser y Mitchell, 2002). Ariel Merari
(2002), investigador det::terrorismo suicida en Medio Oriente y Sri Lanka, cree que la
clave para formar un atacante suicida es un proceso grupal. "Hasta donde sé, no ha
habido un solo caso de agresión fatal efectuado por iniciativa de una persona". De la
misma manera, las matanzas son fenómenos de grupo, por los que los asesinos se in-
citan unos a otros (Zajonc, 2000).
electrónico, Google y los chat rooms "facilitan que grupos pequeños convoquen a per-
sonas afines, materialicen odios difusos y movilicen una fuerza mortífera", observa
Robert Wright (2003), y especula que a medida que se propague la banda ancha, au-
mentará la polarización cibernética. "¿Han visto los videos de reclutamiento de Osa-
ma bin Laden? Son muy eficaces y llegan a su público mucho mejor a través de la
banda ancha."
EXPLICACiÓN DE LA POLARIZACiÓN
¿Por qué los grupos adoptan posturas más exageradas que la opinión promedio de
sus integrantes? Los investigadores esperan que arroje algunas luces resolver el mis-
terio de la polarización de los grupos. Armar rompecabezas pequeños a veces da cla-
ves para solucionar problemas grandes.
Entre varias teorías propuestas sobre la polarización de los grupos, dos han sobre-
vivido al escrutinio científico. Una se ocupa de los argumentos presentados durante
una discusión; la otra, de cómo los miembros de un grupo se ven a sí mismos de fren-
te a otros. La primera idea es un ejemplo de lo que en el capítulo 6 llamamos influen-
cia informativa (la que procede de aceptar las evidencias sobre la realidad). La segunda
es un ejemplo de influencia normativa (la que se basa en el deseo de una persona de ser
aceptada o admirada por los demás).
Influencia informativa
De acuerdo con la explicación más aceptada, las discusiones en grupo forman un fon-
do de ideas, de las cuales la mayoría favorece el punto de vista dominante. Las ideas
que eran de conocimiento común de los miembros de un grupo se llevan a colación a
las discusiones o, incluso tácitamente, influyen en éstas (Gigone y Hastie, 1993; Lar-
son y otros, 1994; Stas ser, 1991). Otras opiniones incluyen argumentos persuasivos
que algunos integrantes no habían considerado previamente. Al discutir el caso de la
escritora Helen, alguno podría decir: "Ella debería arriesgarse porque tiene poco que
perder. Si su novela falla, siempre puede volver a escribir historias baratas de vaque-
ros". A menudo, estas declaraciones conllevan información sobre los argumentos de la
persona, con claves sobre su posición en el tema. Pero cuando los individuos escu-
chan explicaciones pertinentes sin conocer las posturas que asumen otros, también
cambian sus posturas (Burnstein y Vinokur, 1977; Hinsz y otros, 1997). Los argumen-
tos, por sí mismos, importan.
Pero para cambiar de actitudes hay que hacer más que simplemente escuchar las
explicaciones de otra persona. La participación activa en la discusión produce más cam-
Influencia en grupo capítulo 8 311
Influencia normativa
La segunda explicación de la polarización abarca las comparaciones con otros. Como
afirma Leon Festinger (1954) en su influyente teoría de la comparación social, los se- comparación social
res humanos queremos evaluar nuestras opiniones y capacidades, lo que hacemos Evaluación de las propias
comparando nuestros puntos de vista con los demás. Nos convencen más las perso- habilidades y opiniones, al
nas de nuestros "grupos de referencia", que son con quienes nos identificamos compararse uno con otras
(Abrams y otros, 1990; How y otros, 1990). Además, al querer a la gente que es como personas.
nosotros, podemos expresar opiniones más fuertes y descubrir que los demás com-
parten nuestras ideas.
Robert Baron y sus colegas (1996) exploraron el efecto de polarización de corrobo-
rar socialmente nuestros puntos de vista. Les preguntaron a algunos pacientes de la
clínica dental de la Universidad de Iowa si consideraban que el sillón era" cómodo" o
"incómodo". Luego, algunos de ellos oyeron que el experimentador inquiría: "Por
cierto, doctor X, ¿qué dijo el último paciente?" El dentista siempre repetía la última
respuesta recibida. Por último, los pacientes calificaron el asiento en una escala de 150
a 250. En comparación con los participantes que no habían oído sus opiniones corro-
boradas, los que las confirmaron dieron puntuaciones más extremas.
Cuando pedimos a las personas (como le solicité a usted) que predijeran cómo res-
ponderían a reactivos como el dilema de "Helen", por lo regular manifestaban una ig-
norancia variada: no sabían cuántos más apoyaban la tendencia social preferida (en
este caso, escribir una no..vela). La persona común aconsejará redactarla, aun si las pro-
babilidades de éxito son de apenas cuatro entre diez, pero calculará que la mayoría de
las demás pediría cinco o seis entre diez (este resultado recuerda la predisposición al
servicio del yo: la gente se considera una mejor encarnación que el promedio de las
características y actitudes que la sociedad desea). Cuando comienza la discusión, la
generalidad descubre que no es mejor que el resto, como suponía. De hecho, algunos
la superan, pues tienen una postura más firme en favor de escribir la novela. Ya sin las
restricciones de una norma de grupo mal percibida, se sienten libres para declarar sus
preferencias con más vigor.
Quizá recuerde alguna ocasión en la que usted salió con otra persona pero los dos
temían dar el primer paso, porque suponían que no había un interés recíproco. Esta
ignorancia pluralista obstaculiza el inicio de las relaciones (Vorauer y Ratner, 1996). ignorancia pluralista
O quizá recuerde otra vez cuando usted y otros, dentro de un grupo, estaban en ac- Falsa impresión respecto a
titud de guardia y reservados, hasta que alguien rompió el hielo y dijo: "Bueno, para la forma en que la mayoría
ser honestos, creo que ... " Poco después, usted descubrió, con sorpresa, un fuerte apo- piensa, siente o responde.
yo a sus puntos de vista. A veces, cuando un profesor pregunta si alguien tiene dudas,
312 parte dos Influencia social
figura 8-10
En los reactivos el dilema
"del riesgo" (como en el
caso de Helen), la mera
exposición a los juicios de
Reactivos cautos
los demás acentuó las
tendencias de los
participantes a correr
riesgos. En los reactivos
del dilema "cauteloso"
(como en el caso de
Roger), la exposición a los ,';#-", "
juicios de los demás
acrecentó su cautela.
Fuente: Datos tomados de
Myers, 1978.
¡I.,'l-' .
.' . ", ! .
nadie responde, por 10 que cada estudiante deduce que es el único que no entendió.
Todos suponen que el temor a avergonzarse explica su silencio, y que el mutismo de
los demás significa que comprendieron el material.
Dale Miller y Cathy McFarland (1987) embotellaron este conocido fenómeno en
un experimento de laboratorio. Pidieron a los sujetos que leyeran un artículo incom-
prensible y que pidieran ayuda si se topaban con" cualquier problema grave para
entenderlo" . Aunque ninguno pidió ayuda, todos supusieron que los demás no se de-
tendrían por el mismo miedo a avergonzarse. Así, dedujeron erróneamente que las
personas que no piden ayuda no la necesitan. Para superar esta ignorancia pluralista,
alguien tiene que romper el hielo y facultar a los otros para que revelen y refuercen
sus reacciones comunes.
Esta teoría de la comparación social motivó algunos experimentos en los que a al-
gunos sujetos se les mostraban las posiciones de otras personas, pero no sus argu-
mentos. Esta experiencia es parecida a la que tenemos cuando leemos los resultados
de una encuesta de opinión o un sondeo de salida el día de las elecciones. Cuando la
gente se entera de la posición de los demás (sin compromisos ni discusiones anterio-
res), ¿modificarán su respuesta para sostener una posición social favorable? Como se
ilustra en la figura 8-10, en efecto, lo harán. Esta polarización por comparación es
menor que la que se produce en una discusión animada. Pero es sorprendente que,
en lugar de conformarse frente al promedio del grupo, la gente prefiera superarlo.
¿Los individuos tratan de colocar la norma observada "por encima de los demás" pa-
ra distinguirse de ellos? ¿Es otro ejemplo de nuestra necesidad de sentirnos únicos
(capítulo 6)?
En la investigación de la polarización de los grupos se ilustra la complejidad de la
indagación en la psicología social. Por mucho que queramos que nuestras explicacio-
nes de un fenómeno sean simples, una aclaración casi nunca da cuenta de todos los
datos. Como las personas son complejas, en el resultado influye a menudo más de un
factor. En las discusiones grupales, los argumentos persuasivos predominan en los te-
mas que tienen un elemento de hecho (" ¿es culpable del delito?"). La comparación so-
cial modifica las respuestas de los juicios de valor (" ¿de cuánto tiempo debe ser su
sentencia?"; Kaplan, 1989). En muchos asuntos que tienen aspectos factuales y/o que
Influencia en grupo capítulo 8 313
llevan valores implícitos, ambos factores operan juntos. Descubrir que los demás
comparten nuestros sentimientos (comparación social) estimula argumentos (influen-
cia informativa) que respaldan lo que todos favorecían en secreto.
De las discusiones en grupos surgen re- res observan la influencia de aquéllos. Resumen
sultados potencialmente positivos y ne- En los experimentos se han confirmado
gativos. Al tratar de entender el curioso dos influencias: la informativa y la nor-
hallazgo de que las controversias grupa- mativa. La información extraída de una
les fomentan los riesgos, los investigado- discusión favorece, principalmente, la
res descubrieron que éstas fortalecen el alternativa preferida al comienzo, lo que
punto de vista dominante inicial, sea refuerza el apoyo que se le presta. Ade-
arriesgado o cauteloso. En las situacio- más, las personas pueden adentrarse en
nes cotidianas, la interacción en los gru- una situación más aventurada si, des-
pos intensifica también las opiniones. El pués de comparar posiciones, descubren,
fenómeno de polarización del grupo abre con sorpresa, que existe apoyo para sus
una ventana por la cual los investigado- inclinaciones originales.
con 1 400 isleños exiliados que habían sido entrenados por la CIA. Casi todos
los invasores murieron o fueron capturados pronto. Estados Unidos quedó
humillado y Cuba se alió más firmemente con la ex URSS. Cuando se enteró
del resultado, Kennedy expresó, en voz alta: "jCómo pudimos ser tan tontos!"
• Guerra de Vietnam. De 1964 a 1967 el presidente LyndonJohnson y su "grupo
de almuerzo de los martes", compuesto por consejeros políticos, empeoraron
la guerra de Vietnam, con la idea de que el bombardeo aéreo estadounidense,
la defoliación y las misiones de búsqueda y eliminación regresarían a Vietnam
del Norte a la mesa de negociaciones, con el apoyo agradecido del pueblo de
Vietnam del Sur. Continuaron la escalada, a pesar de las advertencias de
algunos expertos de inteligencia del gobierno y de casi todos los aliados de
Estados Unidos. El desastre costó más de 58 000 vidas estadounidenses y un
millón de vietnamitas, polarizó a la opinión pública del país americano, sacó al
presidente de su puesto y creó déficit presupuestarios inmensos que
alimentaron la inflación de la década de los setenta.
Janis pensó que estos errores se debieron a que los grupos de decisión tienden a su-
primir las disensiones, en aras de la armonía general, lo que constituye un fenómeno
pensamiento grupal que llamó pensamiento grupal (véase el recuadro "La historia tras la investigación:
"Forma ¡;fe pensamiento Irving Janis, sobre el pensamiento grupal"). En los grupos de trabajo, la camaradería
de las personas que surge fomenta la productividad (Mullen y Copper, 1994). Además, el espíritu de equipo es
cuando la búsqueda de bueno para la moral. Pero cuando se toman decisiones, las agrupaciones que están
concurrencia se vuelve muy unidas pagan un precio. Janis pensó que el suelo para que brote el pensamiento
tan dominante en un grupal debería contener:
endogrupo cohesionado,
que tiende a eliminar la • un grupo amistoso y cohesionado,
evaluación de cursos • aislamiento relativo de puntos de vista distintos y
alternativos de acción ".
- Irving Janis (1971) . • un líder directivo que señala qué decisión prefiere
Cuando se planeaba la malhadada invasión a la Bahía de Cochinos, el recién elec-
to presidente Kennedy y sus consejeros sentían un intenso esprit de corps. Las críticas
al plan fueron suprimidas o excluidas y el Ejecutivo respaldó poco después el ataque.
Influencia en grupo capítulo 8 315
El peHsamiento grupal a
escala titánica, A pesar de
cuatro alertas sobre la
presencia de posibles icebergs
y de la solicitud desatendida
del vigía, de que le entregaran
binoculares, el capitál!
Edward Smith (un líder
directivo y respetado)
mantuvo el barco a toda
ve/ocidad durante la noche,
Había una ilusión de
invulnerabilidad (el capitán
había dicho: uNi el mismo
Dios hundiría este barco U),
Había una presión por la
conformidad (miembros de la
tripulación regañaron al
vigía por no poder trabajar a
simple vista e ignoraron sus
recelos), Por último, también
había un guardia de la mente
(un telegrafista del Titanic
no transmitió al capitán
Smith la última y más
completa advertencia sobre
los icebergs), aunque mis sentimientos de culpabilidad están atemperados por el
conocimiento de que una postura de objeción hubiera logrado poco, aparte de
ganarme el epíteto de fastidioso" .
• Ilusión de la unanimidad. La auto censura y la presión para no lesionar el consen-
Las personas "nunca so crean una ilusión de unanimidad. Más aún, el acuerdo manifiesto confirma
están más cerca de la decisión del grupo. Esta apariencia consensual fue evidente en estos tres fa-
resolver atinadamente llos y en otros, antes y después. Albert Speer (1971), consejero de Adolf Hitler,
un problema que
describió la atmósfera que prevalecía alrededor de aquél, una donde la presión
cuando lo discuten con
libertad" . por conformarse suprimía toda desviación. La ausencia de disensión creaba un
-John Stuart Mill, Sobre la espejismo de unanimidad.
libertad, 1859,
En circunstancias normales, las personas que dan la espalda a la realidad son
enderezadas por las burlas y críticas de quienes las rodean; las hacen conscientes
de que perdieron la credibilidad. En el Tercer Reich no había esos correctivos, en
particular para los que pertenecían al estrato superior. Por el contrario, cada
autoengaño se multiplicaba como en un pasillo de espejos torcidos y se convertía
en la imagen confirmada, repetida, de un mundo fantasioso de ensueño que había
dejado de guardar cualquier relación con el áspero entorno externo. En estos
reflejos no veía más que mi cara multiplicada muchas veces. Ningún factor
exterior perturbaba la uniformidad de cientos de rostros iguales, todos míos.
(pág. 379).
.+
Búsqueda de
......
figura 8-11
un líder promueve una idea y cuando un grupo se aísla de puntos de vista disidentes, Análisis teórico del
pensamiento grupal
el pensamiento conjunto llega a generar decisiones inapropiadas (McCauley, 1989). Fuente: Jarus y Mann, 1977,
Los psicólogos ingleses Ben Newell y David Lagnado (2003) creen que los síntomas p.132.
del pensamiento conjunto también contribuyeron a la guerra de Irak. Ellos y otros
afirman que tanto Saddam Hussein como George Bush se rodearon de consejeros con
opiniones similares, intimidaron y silenciaron las voces opositoras y recibieron infor-
mación filtrada que básicamente respaldaba sus hipótesis: la idea expresa de Irak de
que podía resistir una fuerza invasora y la conjetura estadounidense de que una agre-
sión exitosa estaría seguida de una ocupación breve y pacífica y una democracia rápi-
da y próspera.
Además, cuando Philip Tetlock y sus colegas (1992) examinaron una muestra más "Hubo fallas graves en
grande de episodios históricos, se hizo evidente que hasta los buenos procedimien- el proceso de toma de
tos en los grupos terminan a veces en decisiones malhadadas. Cuando el presidente decisiones."
Carter y sus consejeros planearon su humillante intento de rescatar rehenes estado- -Informe de la Comisión
Presidencial sobre el
unidenses en Irán en 1980, aceptaron diversos puntos de vista y consideraron realis- Accidente del
tamente los peligros. Pero por un problema con un helicóptero, la acción no tuvo Transbordador Espacial
éxito (tiempo después, Cartel' reflexionaba que si hubiera enviado una nave más se C/¡nllenger.
habría reelecto corno presidente). Parafraseando al señor Rogers, a veces los buenos
grupos hacen cosas malas.
Al meditar en las críticas al pensamiento grupal, Paul Paulus (1998) recuerda la ob-
servación de Leon Festinger (1987) de que sólo una teoría que no se puede verificar per-
manece sin cambios. "Si una teoría puede, <:fe alguna manera, ser sometida a prueba,
no permanecerá inmutable. Tiene que cambiar. Todas las teorías están equivocadas."
Así -decía Festinger-, no debernos preguntar si alguna es correcta o incorrecta, si-
no más bien "cuánto del terreno empírico abarca y cómo hay que modificarla". Ir-
ving Janis, que comprobó y modificó su teoría antes de su muerte en 1990, sin duda,
habría dado la bienvenida a otros que continuaran dándole forma. En las ciencias, así
es como andamos a tientas en busca de la verdad: probarnos nuestras opiniones con
la realidad, las revisarnos y volvemos a revisarlas.
Un a buena dinámica de
grupos permitió a la
tripulación de un avión de
United el! malas condiciones,
que volaba de Denver a
C/Jicago, concebir una técnica
para maniobrar, ajustando la
potencia de dos motores
restantes, lo que hizo posible
la sobrevivencia de la
mayoría de los pasajeros.
Como las aerolíneas saben de
la importancia de la dinámica
de los grupos de la cabina,
ahora ofrecen capacitación en
la administración de recursos
de la tripulación y buscan
pilotos capaces de trabajar
como miembros de un equipo.
Robert Helrnrich (1997), un psicólogo social que estudia el rendimiento de las tripu-
laciones de vuelo, señala que la dinámica de los grupos con problemas se hizo eviden-
te cuando un avión de Air Florida despegó del aeropuerto nacional de Washington un
día de invierno de 1982. El hielo en un sensor causó que los velocímetros dieran una
lectura demasiado alta, por lo que el capitán aplicó muy poca potencia mientras as-
cendía la nave:
Primer oficial: Ah, eso no está bien.
Capitán: Sí, son 80 [se refiere a la velocidad]
Primer oficial: No, creo que no está bien. Ah, quizá sí.
Capitán: Ciento veinte.
Primer oficial: No sé.
Esto no estaba bien, y el que el primer oficial callara sus preocupaciones llevó a que el
avión cayera y se estrellara en un puente del río Potomac. Murieron todos los que
iban a bordo, excepto cinco personas.
Pero en 1989, una tripulación de tres trabajadores que volaban en un DC-10 de Uni-
ted Airlines, de Denver a Chicago, respondieron como equipo modelo al desastre in-
minente. El personal, que se había entrenado en administración de recursos de
tripulación, enfrentó la desintegración del motor central que rompió las líneas del ti-
món y los alerones, necesarios para maniobrar el avión. En 34 minutos que pasaron
antes de la caída -muy poco antes de la pista del aeropuerto de Sioux City-, tuvie-
ron que concebir una estrategia para controlar la nave, evaluar los daños, escoger un
sitio de aterrizaje y prepararse a sí mismos y a los pasajeros para el choque. Un análi-
sis detallado de las conversaciones en la cabina revela una interacción intensa: 31 co-
municaciones por minuto (una por segundo en el momento de mayor actividad). En
esos lapsos, los miembros de la tripulación reclutaron a un cuarto piloto que viajaba
como pasajero, establecieron las prioridades de su trabajo y se mantuvieron al tanto
unos a otros de sus decisiones y del desenvolvimiento de los hechos. El personal de
menor rango sugirió libremente sus alternativas y el capitán respondió con las órde-
nes apropiadas. Unos momentos de conversación social prestaron apoyo emocional
para que la tripulación enfrentara la tensión extrema y para que salvara la vida de 185
de las 296 personas a bordo.
Influencia en grupo capítulo 8 321
• Haga que los integrantes interactúen por escrito. Otra manera de aprovechar la
importancia del grupo, sin el estorbo de la regla de tomar turnos, es que los
integrantes escriban y lean. Brown y Paulus llaman a este proceso de pasarse
notas y sumar ideas, en el que todos están activos al mismo tiempo, "lluvia de
escritura".
• Incorpore la lluvia de ideas electrónica. Ésta-es una manera potencialmente más
eficaz de evitar los embotellamientos verbales en las sesiones de grupos
grandes tradicionales: deje que los individuos generen y lean opiniones en
computadoras enlazadas en red.
positivas azules y "verde" a las demás, prácticamente nadie estará de acuerdo nunca
con el"verde".
En los experimentos se muestra (y la experiencia confirma) que la falta de transi-
gencia, sobre todo la que es persistente, es dolorosa (Levine, 1989). Esto explica un
efecto de lentitud de la minoría: una tendencia de las personas con puntos de vista me-
nos extendidos a expresarse menos de prisa que los individuos de la mayoría (Bassi-
li, 2003). Si usted se dispone a ser la minoría de uno de Emerson, prepárese para el
ridículo, sobre todo si se trata de un tema que es relevante para la mayoría, cuando el
grupo quiere arreglar un asunto por consenso (Kameda y Sugimori, 1993; Kruglanski
y Webster, 1991; Trost y otros, 1992). Las personas atribuirían su desacuerdo a pecu-
liaridades psicológicas (Papastamou y Mugny, 1990). Cuando Charlan Nemeth (1979)
implantó una minoría de dos en un jurado simulado y les pidió que se opusieran a las
opiniones generalizadas, causaron, inevitablemente, aversión. Sin embargo, la mayo-
ría reconoció que la persistencia de ambos hizo más que ninguna otra cosa para que
volvieran a reflexionar sobre sus posiciones.
Al actuar así, una minoría puede estimular el pensamiento creativo (Martin,
1996; Mucchi-Faina y otros, 1991; Peterson y Nemeth, 1996). Con el desacuerdo de
un miembro del propio grupo, la gente asimila más información, piensa en nuevos
modos y, con frecuencia, toma mejores decisiones. Nemeth, quien cree que uno no
tiene que ganarse amigos para influir en las personas, cita a Oscar Wilde: liNos de-
sagradan los pleitos de cualquier clase; siempre son vulgares y muchas veces, con-
vincentes".
Algunas empresas exitosas han reconocido la creatividad y la innovación estimu-
ladas por puntos de vista minoritarios, que aportan opiniones nuevas y alientan a los
colegas a pensar desde ángulos frescos. La compañía 3M, famosa por valorar el"res-
peto por la iniciativa individual", acepta que sus empleados dediquen tiempo a ideas
descabelladas. Las notas adheribles fueron un intento fallido de Spencer Silver por
crear un pegamento muy resistente. Después de tener problemas para marcar su mi-
sal con trozos de papel, Art Fry, pensó: "10 que necesito es un separador de libros con
el adhesivo de Spencer, en la orilla". Fue una idea minoritaria que al final triunfó en
un departamento de mercadotecnia escéptico (Nemeth, 1997).
CONFIANZA EN sí MISMO
La congruencia y la persistencia conducen a la confianza en uno mismo. Más aún, Ne-
meth y Joel Wachtler (1974) explicaron que cualquier comportamiento de una minoría
que transmite confianza (por ejemplo, sentarse a la cabecera de una mesa) suscita du-
das personales entre la mayoría. Al ser firme y esforzada, la seguridad manifiesta de
la minoría puede llevar a la mayoría a reconsiderar su posición. Esto ocurre sobre to-
do en temas de opinión, más que de hechos. En sus investigaciones en la Universidad
de Padua, Italia, Anne Maass y sus colegas (1996) informan que los grupos pequeños
son menos persuasivos cuando responden una pregunta factual (" ¿De qué país im-
porta Italia la mayor parte de su petróleo?") que de actitudes (" ¿De qué país debería
importar Italia la mayor parte de su petróleo?").
DESERCIONES DE LA MAYORíA
Una minoría persistente desbarata cualquier ilusión de unanimidad. Cuando una
de ellas duda constantemente sobre lo que sabe la generalidad, los miembros de és-
ta se sienten más libres para expresar sus propias dudas y llegan a pasarse a la opi-
nión de la contraparte. En investigaciones realizadas entre estudiantes de la
Universidad de Pittsburgh, John Levine (1989) descubrió que un solo integrante de
una minoría que haya renunciado a la mayoría era más persuasivo que una voz
siempre minoritaria. En sus experimentos de simulación de jurados, Nemeth encon-
Influencia en grupo capítulo 8 325
tró que una vez que se inician las deserciones, pronto otras le seguirán, lo que hace
un efecto de bola de nieve.
¿Estos factores fortalecen la influencia propia de las minorías? Sharon Wolf y Bibb
Latané (1985; Wolf, 1987) y Russell Clark (1995) creen que no. Aseveran que las mis-
mas fuerzas sociales funcionan tanto para las mayorías y como para 10s grupos pe-
queños. Las influencias normativa e informativa alimentan la polarización grupal y la
influencia de las minorías. Y si la constancia, la confianza en uno mismo y las deser-
ciones del otro lado fortalecen a aquéllas, estas variables también refuerzan a la ma-
yoría. El impacto social de cualquier postura depende de la fuerza, inmediatez y
número de los que la aRqyan. Los grupos pequeños tienen menos influencia que las
mayorías, simplemente1fotque son más chicos.
Sin embargo, Anne Maass y Russell Clark (1984, 1986) están de acuerdo con Mos-
covici en que las minorías tienen más probabilidades de convencer a las personas de
que acepten sus puntos de vista. John Levine y Richard Moreland (1985), a partir de
sus análisis de la evolución grupal, concluyen que los recién llegados a un grupo ejer-
cen una influencia minoritaria distinta que los miembros de más tiempo. Los nuevos
elementos ejercen su influencia a través de la atención que reciben y la conciencia de
conjunto que despiertan en los integrantes antiguos. Éstos se sienten más libres para
disentir y ejercer el liderazgo.
Hay uria deliciosa ironía en este nuevo énfasis en cómo influyen los individuos en
los grupos. Hasta hace poco, la idea de que la minoría podía hacer cambiar al resto
de los individuos era, por sí misma, una opinión minoritaria en la psicología social.
Sin embargo, al argumentar de manera constante y firme, Moscovici, Nemeth, Maass,
Clark y otros convencieron a la generalidad de los investigadores que estudian la in-
fluencia de los grupos de que el efecto de la minoría es un fenómeno digno de estu-
326 parte dos Influencia social
La administración
participativa, ilustrada ell
este "círculo de calidad ",
requiere líderes democráticos,
más que autocráticos.
ben lo que hacen pueden resentir un liderazgo de tareas, mientras que las que lo ig-
noran lo agradecen. Sin embargo, recientemente los psicólogos sociales se han pre-
guntado si acaso hay cualidades que distingan a un buen guía en muchas situaciones
(Hagan y otros, 1994). Los psicólogos sociales ingleses Pe ter Smith y Manir Tayeb
(1989) informan que en estudios realizados en India, Taiwán e Irán se ha descubierto
que los mejores supervisores en minas de carbón, bancos y oficinas de gobierno reci-
ben calificaciones elevadas en pruebas de dirección de tarea y de tipo social. Se inte-
resan en el progreso del trabajo y a la vez son sensibles a las necesidades de sus
subordinados.
En los estudios también se revela que muchos guías efectivos de grupos de labora-
torio, equipos de trabajo y corporaciones grandes manifiestan comportamientos que www.mhhe.com/myers8
ayudan a que el punto de vista de las minorías sea persuasivo. Estos líderes generan Conéctese al Centro de
confianza al apegarse de manera consistente a sus metas. Además, con frecuencia Aprel1dizaje en Línea para
transpiran carisma y confianza en sí mismos, lo que los lleva a ganar la lealtad de sus se- realizar una actividad
guidores (Bennis, 1984; House y Singh, 1987). Los dirigentes carismáticos tienen una interactiva sobre los
visión irresistible de algún estado al que se quiere llegar, la capacidad de comunicarlo a grupos.
los demás con un lenguaje claro y simple y también poseen suficiente optimismo y fe
en el grupo para inspirª~a los otros a que los sigan. Así, no sorprende que en las prue-
bas de personalidadse revele que los líderes efectivos son sociables, enérgicos, cons-
cientes de lo que hacen, agradables, emocionalmente estables y confiados en sí
mismos (Hogan y otros, 1994).
Para asegurarse, los grupos también influyen en quienes los dirigen. A veces los
que están al frente del rebaño no han hecho más que intuir hacia dónde se dirigía. Los
candidatos políticos saben cómo leer las encuestas de opinión. Las personas que tipi-
fican las opiniones del grupo tienen más probabilidades de ser elegidas como líderes;
el que se aparta demasiado radicalmente de las normas del conjunto es rechazado
(Hogg y otros, 1998). Los guías inteligentes, generalmente, se quedan con la mayoría
y aprovechan su influencia de manera prudente. En circunstancias raras, las caracte-
rísticas adecuadas coinciden con la situación correcta en una grandeza que hace his-
toria, observa Dean Keith Simonton (1994). Para tener un Winston Churchill o una
Margaret Thatcher, un Thomas Jefferson o un Karl Marx, un Napoleón o un Adolf Hi-
tler, un Abraham Lincoln o un Martin Luther King júnior, se necesita la persona co-
rrecta en el lugar conveniente y en el momento oportuno. Cuando una combinación
328 parte dos Influencia social
Resumen Si los puntos de vista minoritarios nunca considerar alternativas y la lleva a deci-
prevalecieran, la historia sería estática y siones mejores y más creativas.
nada cambiaría. En los experimentos, un Mediante el liderazgo de tareas y de
grupo pequeño ejerce más influencia si tipo social, los dirigentes formales e in-
es consistente y persistente en sus opi- formales de los grupos ejercen una
niones, cuando sus actos transmiten con- influencia desproporcionada. Aquellos
fianza y después se comienza a provocar que presionan constantemente por sus
deserciones en la mayoría. Incluso, si es- metas y exhiben un carisma confiado, a
tos factores no persuaden a la generali- menudo engendran confianza e inspiran
dad para que adopte las ideas de los a otros para que los sigan.
otros, crecen sus dudas, lo cual la incita a
La conexión social
En este capítulo estudiamos la polarización de los grupos y vimos si ellos
arraigan las opiniones. También abordaremos este fenómeno en el capítu-
lo 16, cuando estudiemos los jurados y cómo toman sus decisiones.
parte tres
cómo nos relacionamos. Nuestros .s entimientos y actos hacia los demás unas veces son
negativos y otras positivos.~n losc:;apítulos 9, "Prejuicios: desagrado por los de-
más", y lO, "Agresión: dañat 'a 1os demás", examinamos los aspectos más desagra-
dables de las relaciones h.umanas: ¿Por qué alguien nos disgusta y hasta lo
despreciamos? ¿Por qué y cuándo nos dañamos? Enseguida, en los capítulos 11,
" Atracción e intimidad: agradar y amar a los demás", y 12, "Ayudar", exploramos
los aspectos :mejores: ¿Por qué nos gustan y amamos a ciertas personas? ¿Cuándo
ayudamos a amigos o desconocidos? Por último, en el capítulo 13, "Conflicto y con-
ciliación", consideramos cómo surgen los conflictos sociales y cómo se resuelven de
manera justa y cordial.