Está en la página 1de 16

BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.

° 3, 223-238 223

TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA EN PERSONAS CON


(RELATIVO) ALTO NIVEL DE FUNCIONAMIENTO:
DIFERENCIACIÓN FUNCIONAL MEDIANTE ANÁLISIS
MULTIVARIADO

AUTISTIC SPECTRUM DISORDERS IN (RELATIVE) HIGH-


FUNCTIONING CHILDREN AND ADOLESCENTS: FUNCTIONAL
DIFFERENTATION THROUGH MULTIVARIATE ANALYSIS

MERCEDES BELINCHÓN CARMONA 1 Y JOSÉ-SIXTO OLIVAR PARRA 2


Universidad Autónoma de Madrid 1 y Universidad de Valladolid 2

Recibido 8-1-03 Aceptado 5-5-03

Resumen Abstract
En este trabajo se estudiaron los perfiles de In this work the profiles of psychological
funcionamiento psicológico de un grupo de 30 functioning were studied within a group of 30
niños y adolescentes de relativo alto nivel de (relative) high-functioning children and adoles-
funcionamiento psicológico, diagnosticados de cents, diagnosed of Pervasive Developmental
autismo/TGD y otros trastornos psicopatológi- Disorders (PDD) and other psychopathological
cos de inicio en la infancia. A través de análisis severe disorders in childhood. Carrying out
multivariados (análisis discriminante) de las multivariate analysis (discriminant analysis) of
características conductuales, cognitivas y the behavioural, cognitive and communicative
comunicativas de este grupo (extraídas de la characteristics of this group (extracted from the
revisión de las historias clínicas y entrevistas a review of the clinical stories and from inter-
los padres y a los propios sujetos), se encontra- views to their parents and to the subjects them-
ron tres patrones de funcionamiento psicológi- selves), we obtained three different patterns of
co que discriminaban a los sujetos mejor que las psychological functioning, which discriminate
categorías establecidas en el sistema oficial the subjects better than the categories of the
DSM-IV-R. En la discusión, se abordan los pro- DSM-IV-R. Clinical topics are discussed on the
blemas de la clasificación diagnóstica de este diagnostic classification of these groups of sub-
tipo de sujetos, así como la escasa correspon- jects, as well as the lack of correspondence bet-
dencia existente entre las agrupaciones basadas ween groups derived from clinical versus func-
en criterios clínicos y funcionales. tional criteria.

Palabras clave: Trastornos del espectro


autista, Trastornos Generalizados del Desarro- Key words: Autism spectrum disorders, Per-
llo, Síndrome de Asperger, Autismo de alto nivel vasive developmental disorders, Asperger syn-
de funcionamiento, subclasificación diagnósti- drome, high-functioning autism, diagnostic
ca, análisis multivariado. subgroups, multivariate analysis.

Contactar con: Dpto. de Psicología Básica. Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de Madrid.
Campus de Cantoblanco. 28049-Madrid. E-mail: mercedes.belinchon@uam.es.
224 BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238

Introducción manifiesto la diversidad clínica del trastorno en


personas con distintos niveles de funcionamien-
to intelectual, y abrió numerosos interrogantes
En los últimos años, se ha producido una
tanto sobre la subclasificación de los TGD como
importante controversia en torno a la caracteri-
sobre sus límites diagnósticos con otras catego-
zación clínica de los llamados Trastornos Gene-
rías (incluida la variación «normal» de estilos
ralizados del Desarrollo (en adelante, TGD), y a
de funcionamiento cognitivo y/o personalidad).
la posibilidad de diferenciar subtipos dentro de
dicha categoría. Esta controversia se ha visto
La controversia acerca de la validez nosoló-
acentuada por la generalización, entre los profe-
gica de algunas de las categorías establecidas en
sionales, de la noción de «continuo o espectro
las actuales clasificaciones diagnósticas ha
autista», y ha afectado de manera especial a la
generado una abundante literatura en los últi-
diferenciación diagnóstica entre el llamado
mos años, especialmente en lo concerniente a la
«Trastorno Autista» –cuando afecta a personas
diferenciación de los TGD que afectan a perso-
sin discapacidad intelectual asociada– y el
nas sin discapacidad intelectual asociada. Así,
«Trastorno o Síndrome de Asperger».
por un lado, los investigadores han discutido la
La noción de «continuo o espectro autista» posibilidad de establecer límites diagnósticos
fue utilizada por primera vez por Allen (1988), precisos entre las formas del Trastorno Autista
aunque su uso no comenzó a generalizarse has- que se observan en personas con niveles altos de
ta finales de los años 90, tras los trabajos de funcionamiento intelectual (en adelante, AUT-
Lorna Wing (1988, 1998) en Inglaterra, y de NA) y el llamado Trastorno o Síndrome de
Ángel Rivière (1997a, 1997b) en nuestro país. Asperger (SA), llegándose a cuestionar incluso
Históricamente, esta noción es el resultado de la la validez de esta última categoría (p.ej., Miller y
comprobación empírica de que todas las perso- Ozonoff, 2000; Wing, 1998). Por otro lado, la
nas con autismo o TGD presentan las alteracio- acumulación en los últimos años de observacio-
nes características de la llamada «tríada de nes relativas a las características clínicas y fun-
Wing» (alteraciones en la comprensión, la cionales de las personas con SA ha reabierto el
comunicación y la imaginación sociales), pero debate de las semejanzas y diferencias entre
también de la evidencia de que una proporción esta forma de TGD y otros trastornos de inicio
significativa de personas que no cumplen los en la infancia con los que el propio trastorno
criterios diagnósticos de los TGD presentan difi- autista había sido relacionado históricamente
cultades de severidad variable en estas dimen- (p.ej., trastornos de personalidad como el «tras-
siones de la tríada (Wing y Gould, 1979). torno esquizoide de la infancia», o algunos tras-
tornos del espectro esquizofrénico).
La adopción de la «tríada de Wing» como
núcleo de la definición clínica de los TGD ha Hasta la fecha, los estudios que sostienen
sido una constante desde la publicación del que el AUTNA y el SA son dos trastornos distin-
DSM-III (APA, 1983), y ha favorecido el desarro- tos se han basado en que las personas con SA
llo de criterios operativos extremadamente úti- presentan un perfil neuropsicológico aparente-
les para la diferenciación diagnóstica entre las mente característico (con puntuaciones de
personas afectadas por estos trastornos (que C.I.V. más altas que de C.I.M.), mayor torpeza
muestran alteraciones graves en todas las motora y habla más «pedante» que las personas
dimensiones de la tríada) y las personas que no con AUTNA (Ghaziuddin, Tsai y Ghaziuddin,
muestran ninguna de estas alteraciones y se 1992; Ghaziuddin y Gertein, 1996), y una edad
agrupan diagnósticamente en otras categorías de aparición de los síntomas más tardía (Klin,
(p. ej., las personas con «Trastornos del lenguaje Volkmar, Sparrow, Cichetti y Rourke, 1995). Por
y la comunicación de inicio en la infancia o la su parte, los estudios que mantienen que las
adolescencia»). Sin embargo, la asunción diferencias entre estos dos tipos de TGD son
–implícita en las definiciones dimensionales– de más bien cuantitativas que cualitativas se han
que los TGD pueden implicar niveles de desarro- basado en la ausencia de diferencias significati-
llo y afectación muy heterogéneos en los distin- vas en la comparación de distintos aspectos del
tos componentes de la tríada pronto puso de funcionamiento psicológico de personas con
BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238 225

uno u otro diagnóstico. Así, Manjiviona y Prior berg y Lord (2002), a partir de los datos proce-
(1999) no encontraron diferencias significativas dentes de 120 niños con Trastorno autista y
en los perfiles neuropsicológicos de un grupo de TGD no especificado y C.I. superiores a 55, han
35 niños con SA y 21 niños con AUTNA, siendo confirmado que pueden darse tres perfiles neu-
la única diferencia entre ellos la mayor puntua- ropsicológicos en estos grupos: C.I.V > C.I.M,
ción global de C.I. en el grupo con SA (debida, C.IV = C.I.M. y C.IV <C.I.M. Además, han pues-
en su mayor parte, a la superior capacidad ver- to de manifiesto que las discrepancias entre
bal). Por su parte, Miller y Ozonoff (2000) y C.I.V. y C.I.M. varían sensiblemente con la edad
Ozonoff, South y Miller (2000) no encontraron y que, además, existe una correlación negativa
diferencias entre ambos trastornos ni en habili- entre las puntuaciones de C.I. y la severidad de
dades motoras, ni en el comienzo precoz del la sintomatología típica de los trastornos autis-
lenguaje, ni en funciones ejecutivas ni en habili- tas. Este último dato concuerda parcialmente
dades viso-espaciales, sugiriendo que la única con otros trabajos sobre subtipos que, combi-
forma de distinguir ambos trastornos se basa en nando análisis factoriales y de cluster sobre
la mayor capacidad intelectual de las personas medidas evolutivas, funcionales, clínicas y de
con SA con respecto a las personas con AUTNA. evolución, revelan la estrecha relación existente
entre la severidad de la sintomatología clínica,
Con anterioridad, Miller y Ozonoff (1997) la edad de inicio de los primeros síntomas, los
habían evaluado algunos de los casos del estu- niveles de C.I. y de desarrollo en habilidades del
dio original de Asperger (1944) con los criterios desarrollo social, lingüístico y comunicativo, y
del DSM-IV (APA, 1995) y concluido que todos la frecuencia y gravedad de las conductas este-
cumplían mejor los criterios diagnósticos para reotipadas (ver Beglinger y Smith, 2001 para
el Trastorno autista que los criterios de SA esta- una revisión).
blecidos en esta clasificación. Eisenmajer y cols.
(1996), utilizando el análisis de regresión en un Tomados globalmente, los resultados recien-
estudio en el que analizaron las historias clíni- tes de las investigaciones sugieren que las dife-
cas de 69 niños y adolescentes con síndrome de rencias entre personas con SA y con Autismo de
Asperger y 48 con autismo de alto nivel de fun- nivel alto de funcionamiento (AUTNA) podrían
cionamiento para determinar qué variables pre- ser más bien de tipo cuantitativo (severidad de
decían mejor el diagnostico clínico posterior, las dificultades sociales y comunicativas, pun-
encontraron que las únicas diferencias entre tuaciones de C.I. o edad de desarrollo verbal,
ambos grupos fueron el comienzo del lenguaje etc.) que propiamente cualitativo (perfil distinto
más retrasado en el grupo autista y el C.I.V. de funcionamiento psicológico o naturaleza de
mayor en el SA. Sin embargo, en un estudio las funciones psicológicas afectadas y preserva-
posterior con 108 niños con trastornos del das). No obstante, frente a esta visión dimensio-
espectro autista, Eisenmajer y cols. (1998) cues- nal de ambos trastornos, que los considera
tionan incluso la posibilidad de discriminar como parte de un mismo continuo funcional de
entre subgrupos en base al retraso en la adquisi- alteración en el desarrollo, los sistemas de clasi-
ción del lenguaje. Mayes, Calhoun y Crites ficación oficiales actuales (DSM-IV-TR y CIE-
(2001), en un trabajo más reciente en el que uti- 10) mantienen el Trastorno Autista y el SA como
lizaron los criterios del DSM-IV para el trastor- categorías distintas de TGD, y postulan ciertas
no autista y SA y compararon retrospectiva- diferencias cualitativas entre ellos (por ejemplo,
mente los patrones de desarrollo de lenguaje de según estos sistemas, las personas con SA no
personas de ambos grupos, llegaron también a habrían presentado los retrasos en el desarrollo
la conclusión de que ambos trastornos resultarí- lingüístico característicos de los trastornos
an imposibles de diferenciar en base a esa única autistas, ni tampoco retrasos cognitivos signifi-
variable. Ramberg, Ehlers, Hyden y Gillberg cativos).
(1996) tampoco encontraron diferencias signifi-
cativas al comparar las habilidades pragmáticas Por lo que respecta a la delimitación diag-
y de comprensión del lenguaje de un grupo de nóstica de los TGD en personas con alto nivel de
11 niños con AUTNA y un grupo de 22 diagnos- funcionamiento respecto a otros trastornos de
ticados de SA. Finalmente, Joseph, Tager-Flus- inicio en la infancia, cabe señalar que, tras una
226 BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238

primera etapa en la que se enfatizaron las dife- drome de Asperger y otros trastornos relaciona-
rencias clínicas, evolutivas, intelectuales, fami- dos, obtuvieron tan sólo tres subgrupos: subgru-
liares y médicas entre el «autismo infantil pre- po 1, formado por sujetos típicamente autistas;
coz» (cuyo inicio debe tener lugar en los 3 pri- subgrupo 2, formado por sujetos autistas de
meros años de vida) y las llamadas «psicosis nivel alto de funcionamiento y síndrome de
infantiles de inicio tardío» (posterior a los 5-6 Asperger; y subgrupo 3, de sujetos no especifica-
años) –víd., p. ej., Kolvin y cols., 1971–, distintos dos. En estos trabajos, se utilizó información
autores (p.ej., Frith y Frith, 1991; Konstantareas procedente de historias clínicas y entrevistas;
y Hewitt, 2001) han llamado recientemente la sin embargo, las variables de medida utilizadas
atención tanto sobre las importantes afinidades (clínicas y psicométricas) no muestrearon de
funcionales de las personas con trastornos del forma exhaustiva ni el conjunto de dimensiones
espectro autista y del espectro esquizofrénico de la «tríada de Wing» ni las áreas de funciona-
(que incluye las distintas formas clínicas de la miento psicológico en que se basan las defini-
Esquizofrenia y el llamado «Trastorno esquizo- ciones clínicas de los TGD y los «trastornos psi-
típico»), como sobre la comorbilidad de estos copatológicos de inicio en la infancia» en los
ambos grupos de trastornos. Por otro lado, las actuales sistemas de clasificación diagnóstica.
semejanzas clínicas observadas entre los jóve-
nes descritos inicialmente por Asperger (1944) y Partiendo de estos y otros antecedentes, y
el «Trastorno esquizoide de personalidad en la dado nuestro interés por la búsqueda de corres-
infancia» (Wolff, 1964; Wolff y Barlow, 1978) pondencias entre las agrupaciones clínicas y las
han llevado también a sugerir recientemente agrupaciones funcionales de los trastornos de
que este último trastorno podría constituir una inicio en la infancia, nos planteamos como obje-
forma leve del SA (y, por tanto, de los trastornos tivo general para el presente estudio comprobar
del espectro autista), cuyos límites respecto a la la validez externa tanto de algunos de los sub-
variación normal de las características de perso- grupos de TGD establecidos por las actuales
nalidad serían más bien difusos (Wolff, 1998, propuestas de clasificación como de sus límites
2000). categoriales respecto a otros trastornos de ini-
cio en la infancia, mediante la realización de
La semejanza clínica y funcional de algunos análisis multivariados de medidas referidas al
de estos trastornos (como el SA, el AUTNA y el funcionamiento actual y pasado de los sujetos
«Trastorno esquizoide de la infancia»), entre sí y en los dominios psicológicos identificados por
respecto a algunos otros trastornos psicopatoló- la tríada de Wing –entre otros–.
gicos de inicio tardío en la infancia (como la
Esquizotipia o la Esquizofrenia), ha dado pie a En concreto, y sobre una muestra formada
la realización de trabajos en los que se han por personas con TGD y relativo alto nivel de
intentado derivar subclasificaciones empíricas funcionamiento, y por personas con trastornos
de grupos de personas diagnosticadas con TGD psicopatológicos de inicio en la infancia, se
y otros trastornos relacionados, utilizando téc- comparó la agrupación derivada de las actuales
nicas multivariadas como el análisis factorial y categorías diagnósticas del DSM-IV-R con una
el análisis de cluster. Así, Siegel y cols. (1986), agrupación alternativa, diseñada para este estu-
con una muestra de 46 sujetos con trastornos dio, y basada en evidencia aportada por los
del espectro autista y trastornos relacionados, estudios previos. Con las dos agrupaciones, se
obtuvieron cuatro subtipos mediante análisis de intentaron comprobar, entre otras cuestiones:
cluster: subtipo 1, típicamente autista con nive- (a) si existen o no diferencias cualitativas en el
les altos de funcionamiento cognitivo; subtipo 2, patrón de funcionamiento psicológico de las
más homogéneo y más severamente retrasado; personas con Autismo y relativo alto nivel de
subtipo 3, con rasgos esquizotípicos (incluía funcionamiento (AUTNA) y las personas con
algún sujeto que reunía los criterios para el Síndrome de Asperger (SA) de la muestra, que
diagnóstico de esquizofrenia), y subtipo 4, en el avalen la actual diferenciación diagnóstica de
que predominaban los rasgos de ansiedad y estos grupos en los actuales sistemas de clasifi-
negativismo. Por su parte, Prior y cols. (1998), cación; (b) si existen o no diferencias cualitati-
con una muestra de 135 niños con autismo, sín- vas en el funcionamiento psicológico de las per-
BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238 227

sonas con SA y con «Trastorno esquizoide de la Procedimiento


personalidad», que avalen la equiparación diag-
nóstica de estos grupos en algunos de los actua-
Todos los participantes en el estudio fueron
les sistemas de clasificación (concretamente, en
evaluados mediante las Escalas de Inteligencia
el CIE-10), y (c) si existen o no diferencias cuali-
Wechsler apropiadas a su edad (WISC y WAIS),
tativas en el funcionamiento psicológico de las
el Test de Vocabulario Peabody (Dunn, 1985), y
personas con «Trastornos esquizofrénicos de
la Escala A.B.C. de valoración de la sintomato-
inicio en la infancia» y «Trastorno esquizotípi-
logía autista («Autism Behavior Checklist» -
co», en comparación con las personas con AUT-
Krug, Arick y Almond, 1980).
NA, SA y/o «Trastorno esquizoide» de la mues-
tra, que avalen su diferente agrupación diagnós- Para definir las variables dependientes del
tica en los sistemas actuales de clasificación. estudio, se utilizó la matriz de información
Paralelamente, intentamos determinar también generada para el sistema D.A.I. («Diagnóstico
hasta qué punto las medidas derivadas de algu- de Autismo Infantil» -Adarraga, 1991; Adarraga
nas de las dimensiones psicológicas estudiadas y Zaccagnini, 1992; Adarraga, Belinchón y Zac-
(y en concreto, las relacionadas con el lenguaje cagnini, 1995), un sistema experto (o «sistema
y la comunicación) permiten diferenciar/agru- basado en conocimiento») para el diagnóstico
par a los distintos sujetos de la muestra, tal y de autismo, que simula el conocimiento que uti-
como sugieren los resultados de algunos estu- liza un clínico experto a la hora de diagnosticar
dios previos. estos trastornos (ver Figura 1). La matriz de
variables del D.A.I. está organizada por factores
y áreas que permiten un muestreo sistemático y
Método completo de las áreas de capacidad y discapaci-
dad características de las personas afectadas
Sujetos por trastornos del espectro autista y cubren,
entre otras, las dimensiones de la «tríada de
Los participantes en el presente estudio fue- Wing». Dichas áreas se derivan de un modelo
ron 30 niños y jóvenes con diagnósticos previos funcional-evolutivo del trastorno, y por tanto
de TGD o de trastornos severos de inicio en la amplían los criterios e indicadores clínicos
infancia y adolescencia, con puntuaciones de habituales recogidos en los sistemas de clasifi-
C.I. superiores a 55, lenguaje funcional y edades cación diagnóstica.
comprendidas entre los 6 y los 22 años. En el
momento de iniciarse el estudio, todos ellos Para la realización del presente estudio, se
estaban siendo atendidos en los Hospitales Clí- adoptó la versión desarrollada por Belinchón
nicos Universitarios de Valladolid y Salamanca, (1994), que añadía al listado original de varia-
y cursaban estudios de Primaria, Secundaria y/o bles del D.A.I. variables características del fun-
Formación Profesional Adaptada. cionamiento de personas con autismo y niveles
altos de funcionamiento, dado que inicialmente
Los diagnósticos clínicos de esta muestra,
este instrumento fue diseñado pensando en el
utilizando los criterios del sistema DSM-IV-R
diagnóstico de los niveles más severos de autis-
(A.P.A., 2002), se distribuían de la siguiente
mo y las patologías más próximas a él, y no
manera: 7 personas con Trastorno Autista, 8 con
tomaba en consideración otras formas del tras-
Trastorno de Asperger, 1 con Trastorno Genera-
torno más moderadas. Las nuevas variables
lizado del Desarrollo no Especificado (TGDNE),
quedaron recogidas en un área que denomina-
4 con Trastorno Esquizoide, 4 con Trastorno
mos D.A.I.-R, y evalúan los aspectos pragmáti-
Esquizotípico y 6 con Esquizofrenia.
cos del lenguaje, los precursores evolutivos del
Las características generales de los grupos lenguaje y la organización del discurso. Para un
se presentan en la Tabla I. Dados el bajo núme- mejor control estadístico de las comparaciones
ro de sujetos en las distintas categorías, no se planeadas, se añadieron también al estudio
realizó ninguna comparación estadística ni de variables sociodemográficas tales como la edad
su nivel de sintomatología ni de sus niveles de cronológica, el género, el nivel de estudios y la
funcionamiento psicológico (ver supra). edad de comienzo de los síntomas.
228 BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238

Tabla 1. Características de los subgrupos de la muestra según la agrupación de categorías DSM-IV-TR


E.C. A.B.C.* E.M.V.** C.I.***
T. autista M: 10.8 M: 61.14 M: 76.86 M: 79.71
(N=7) D.T.: 4.25 D.T.: 27.09 D.T.: 27.06 D.T.: 21.01
Rango: 6.1-19.6 Rango: 31-101 Rango: 39-113 Rango: 56-116
T. asperger M: 13.9 M: 41 M: 101 M: 83.75
(N=8) D.T.: 3.48 D.T.: 8.52 D.T.: 24.39 D.T.: 10.79
Rango: 7.3-17.6 Rango: 29-50 Rango: 61-129 Rango: 70-99
T. esquizoide M: 14.8 M: 39.50 M: 110.50 M: 100.25
(N=4) D.T.: 6.24 D.T.: 1.73 D.T.: 27.48 D.T.: 17.95
Rango: 6.3-21.3 Rango: 38-42 Rango: 70-131 Rango: 79-121
T. esquizotípico M: 18.7 M: 38.75 M: 120.75 M: 97.75
(N=4) D.T.: 2.65 D.T.: 5.91 D.T.: 2.22 D.T.: 11.87
Rango: 16.3-22.5 Rango: 30-43 Rango: 118-123 Rango: 81-109
T. esquizofrénico M: 13.7 M: 48.50 M: 85.17 M: 73.50
(N=6) D.T.: 4.08 D.T.: 10.56 D.T.: 25.69 D.T.: 4.32
Rango: 8.6-18 Rango: 33-61 Rango: 47-114 Rango: 65-76
T.G.D.N.E. M: 10.3 M: 57 M: 71 M: 57
(N=1) D.T.: 0 D.T.: 0 D.T.: 0 D.T.: 0
Rango: 0 Rango: 0 Rango: 0 Rango: 0

*** A.B.C. Escala de Evaluación del Comportamiento Autista (Krug et al., 1980).
*** E.M.V. Edad Mental Verbal medida con el Test PEABODY (Dunn, 1985).
*** C.I. Cociente Intelectual medido con las Escalas Wechsler.

ESTRUCTURA DEL D.A.I.


Á R E A S

Lenguaje Relaciones
Comportamiento Cognición D.A.I.-R
y comunicación sociales

F A C T O R E S

Variables trastornos
Comunicación no-verbal Retraimiento social Habilidades autonomía Atención
no autistas

Pecul. leng. exprresivo Expresión emociones Conductas disruptivas Memoria Déficits pragmáticos

Patrones Momento aparición


Pecul. comprensión Patrones interacción Trastornos motores
cognitivos signos de alarma
peculiares
Retraso leng. expresivo Rituales
Desarrollo Organización del
Retraso comprensión Peculiaridades sensoriales intelectual discurso

V A R I A B L E S

Figura 1. Estructura del D.A.I.


BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238 229

Las medidas correspondientes a las varia- 1 (Trastorno Autista), 3 (Trastorno Esquizoide)


bles del D.A.I. y algunas de las variables socio- y 2 (S. Asperger), la diferencia observada es
demográficas se obtuvieron a partir del análisis muy pequeña, lo que significa que su patrón de
de la información incluida en las historias e funcionamiento psicológico –tal como resulta
informes clínicos de los sujetos, y de una entre- de las medidas del D.A.I.– es más similar de lo
vista personal con cada uno de ellos y sus que sugiere su diferenciación diagnóstica en el
padres. De la revisión de las historias clínicas, se sistema de clasificación DSM-IV-R.
consiguieron los datos más relevantes, sobre
todo en relación con las alteraciones que con-
forman la llamada «tríada de Wing». La entre- 2. Análisis Discriminante con una
vista se hizo con la finalidad de completar y reagrupación alternativa
verificar los datos de las historias clínicas y aña- de los sujetos
dir los referidos al momento actual.
Criterios para la reagrupación
Con los datos así obtenidos, se generaron de los sujetos
151 variables de medida que fueron analizadas Con el fin de intentar mejorar los resultados
con el Paquete Estadístico SPSS (entorno del primer análisis discriminante, y en base a las
Macintosh). Sobre este conjunto de variables se evidencias aportadas por otros estudios previos
realizaron diversos análisis discriminantes, al respecto a las semejanzas y diferencias funciona-
objeto de comprobar la validez de dos agrupa- les de los distintos grupos diagnósticos represen-
ciones diagnósticas (la propuesta por el DSM- tados en nuestra muestra, se procedió a reagru-
IV-R y la alternativa propuesta para este traba- par a los participantes en el estudio en un conjun-
jo), así como de identificar las variables con to nuevo de categorías que denominamos Grupo
mayor capacidad para la clasificación de nues- Nuevo 1 (GNUEV1, en adelante). La nueva agru-
tra muestra. pación diferenciaba, en primer lugar, a los sujetos
con TGD o diagnósticos clínicos asimilados (Tras-
torno autista, Síndrome de Asperger, TGDNE y
Resultados Trastorno Esquizoide –que el CIE–10 equipara al
Síndrome de Asperger), de los sujetos Esquizotí-
1. Análisis Discriminante con las picos y Esquizofrénicos; dentro del primer con-
categorías del DSM-IV-R junto, además, diferenciaba entre sujetos con
puntuaciones altas en sintomatología autista
Se realizó un primer análisis discriminante (más de 57 puntos en la Escala A.B.C.) y sujetos
múltiple, con todas las variables predictoras con puntuaciones bajas, dada la evidencia de que
–variables del D.A.I.– de manera conjunta el grado de severidad en dicha sintomatología
(método directo). El análisis incluyó a los 30 suele correlacionar negativamente tanto con el
sujetos de la muestra, y adoptó las agrupaciones nivel de inteligencia (puntuaciones C.I.) de los
derivadas de sus diagnósticos clínicos previos sujetos, como con su nivel de desarrollo social y
(categorías del DSM-IV-R). lingüístico (ver Beglinger y Smith, 2001)1.

Con los seis grupos diagnósticos derivados


1
de la aplicación de los criterios del DSM-IV, se En el estudio de validación de la Escala
obtuvieron dos funciones discriminantes signi- A.B.C., el 90% de los sujetos que obtuvieron una pun-
ficativas. La primera de estas funciones explica tuación superior a 68 puntos tenían un diagnóstico
el 66.24% de la varianza intergrupos (p = previo de autismo, mientras que el 95% que obtuvie-
ron puntuaciones inferiores a 53 no lo tenían. Como
0.0001) y la segunda el 19.78% (p = 0.0187). La
observan los autores, en el intervalo entre 54 y 67 no
primera función, que es la preponderante, per- es posible establecer puntos de corte más claros,
mite diferenciar a los grupos 5 (Esquizofrenia) dada la pequeña proporción de sujetos examinados
y 4 (Trastorno Esquizotípico) del grupo 1 (Tras- con estas puntuaciones (Krug, Arick y Almond,
torno Autista). Sin embargo, como se observa 1980). Garanto (1994) considera aceptable un punto
en el diagrama de dispersión de la Figura 2, de corte de 57 puntos, equivalente a la media estadís-
entre algunos sujetos de los grupos diagnósticos tica del intervalo anterior.
230 BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238

FUNCIÓN DISCRIMINANTE CANONICA 1


OUT -16.0 -8.0 .0 8.0 16.0 OUT
Xƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒX
OUT X X
F • T.G.D.N.E. •
U • •
N • * 6 •
C • •
I • •
O 16.0 - -
N • •
• •
• •
D • •
I • •
S 8.0 - T. Asperger -
C • •
R • Esquizofrenia 2 •
I • 22 •
M • 5* 5 2*2 •
I • 2 •
N .0 - 5 3 -
A • T.Esquizoide * •
N • 3 3 1 1 •
T • 1*11 •
E • 4 1 •
• * T. Autista •
C -8.0 - 4 T. Esquizotípico -
A • •
N • •
O • •
N • •
I • •
C -16.0 - -
A • •
• •
2 • •
• •
• •
OUT X X
Xƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒX
OUT -16.0 -8.0 .0 8.0 16.0 OUT

Figura 2. Diagrama de dispersión de todas las variables del D.A.I., utilizando los seis grupos diagnósticos
según el DSM-IV-TR.

Con los nuevos criterios de agrupación, por típico y los 6 con Esquizofrenia (ESZTIPICO +
tanto, se establecieron únicamente 3 subgrupos: ESFRENICO, en adelante); por su parte, el nue-
el nuevo subgrupo 1 quedó formado por 16 suje- vo subgrupo 3 quedó formado por 4 sujetos (3
tos, y agrupaba a los 4 sujetos con Autismo con con Trastorno Autista y 1 con TGDNE) con pun-
puntuaciones más bajas en sintomatología tuaciones superiores a 57 en la Escala A.B.C. y
autista y mejores niveles de funcionamiento, los niveles medios o menos altos de funcionamien-
8 sujetos con Síndrome de Asperger y los 4 con to intelectual (Autismo de Nivel Medio –A.N.M.,
Trastorno Esquizoide (AUTNA+ASP+ESZOIDE, en adelante).
en adelante); el nuevo subgrupo 2, quedó forma-
do por 10 sujetos, incluía los 4 sujetos de la Los tres subgrupos del GNUEV1 diferían de
muestra diagnosticados con Trastorno Esquizo- forma estadísticamente significativa en cuanto
BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238 231

Tabla 2. Características de los subgrupos de la muestra de la nueva agrupación


E.C. A.B.C.* E.M.V.** C.I.***
Subgrupo 1 M: 12.9 M: 40.82 M: 98.25 M: 89.69
Autistas Nivel Alto + D.T.: 4.4 D.T.: 7.68 D.T.: 28.29 D.T.: 15.98
S. Asperger + T. Rango: 6.1-21.3 Rango: 29-56 Rango: 39-131 Rango: 67-121
Esquizoide (N=16)
Subgrupo 2 M: 15.7 M: 44.60 M: 101.89 M: 83.20
T. Esquizotípico + D.T.: 4.3 D.T.: 9.95 D.T.: 26.91 D.T.: 14.64
Esquizofrenia Rango: 8.6-22.5 Rango: 30-61 Rango: 47-123 Rango: 65-109
(N=10)
Subgrupo 3 M: 12.5 M: 77.75 M: 71.75 M: 62.75
Autismo Nivel Medio D.T.: 4.9 D.T.: 22.82 D.T.: 5.75 D.T.: 7.93
(N=4) Rango: 8.8-19.6 Rango: 57-101 Rango: 64-77 Rango: 56-73

*** A.B.C. Escala de Evaluación del Comportamiento Autista (Krug et al., 1980).
*** E.M.V. Edad Mental Verbal medida con el Tets PEABODY (Dunn, 1985).
*** C.I. Cociente Intelectual medido con las Escalas Wechsler.

a la severidad de la sintomatología autista, pero diferenciar al subgrupo 2 (ESZTIPICO+ESFRE-


no en cuanto a nivel intelectual (C.I.) ni edad NICO), de los subgrupos 1 (AUTNA+ASP+
mental verbal (E.M.V.). Coincidente con los ESZOIDE) y 3 (A.N.M). Como se observa en la
resultados de otros estudios sobre subtipos, el Figura 3, con estas dos funciones discriminan-
subgrupo 3 –que obtuvo las puntuaciones más tes los sujetos de nuestra muestra quedan per-
altas en la Escala A.B.C. era también el de pun- fectamente asignados a los subgrupos y éstos
tuaciones intelectuales medias más bajas (aun- quedan totalmente diferenciados entre sí, lo que
que, como ya se ha dicho, las diferencias no se puede considerar como un indicador de la
resultaron estadísticamente significativas). Por eficacia de la nueva agrupación GNUEV1.
otra parte, aplicada la prueba de Kruskal-Wallis
Si se comparan los diagramas de dispersión
a las puntuaciones de la Escala A.B.C. de sinto-
de las Figuras 2 y 3, se observa que la distancia
matología, se obtuvo una H=9,1929 (p=0.0101);
entre los centroides en la Figura 2 (con los seis
con el método de rangos de Scheffé se compro-
grupos diagnósticos del DSM-IV-R) es mucho
bó que estas diferencias se establecían entre el
menor que la de los centroides en la Figura 3
subgrupo 3 A.N.M. con respecto al subgrupo (1)
(con los tres subgrupos de la agrupación
AUTNA+ASP+ESZOIDE y con respecto al sub-
GNUEV1). Como dato especialmente relevante,
grupo (2) ESZTIPICO+ESFRENICO, pero no
cabe destacar que los sujetos que forman el
entre el (1) y (2) entre sí. Las características
Subgrupo 2 quedan claramente más cercanos a
concretas de grupos resultantes de la nueva
cada centroide en la Figura 3, lo que significa
agrupación aparecen recogidas en la Tabla 2.
que los características psicológicas que compar-
ten los sujetos con AUTNA, SA y T. Esquizoide
Resultados del análisis discriminante
entre sí son mucho más numerosas que las que
con la agrupación GNUEV1
les diferencian.
Con los tres subgrupos de la agrupación
GNUEV1 y el conjunto de medidas en las varia-
bles del D.A.I., se obtuvieron dos funciones dis- 3. Análisis sobre el poder
criminantes significativas. La primera explica el de discriminación de los distintos
88.27% de la varianza intergrupos (p=0.0000). grupos de variables
La segunda función explica el 11.73% de la
varianza (p=0.0070). La primera función discri- Una vez comprobado que la totalidad de
minante, que es la preponderante, sirve para sujetos con TGD y trastornos severos de la
232 BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238

FUNCIÓN DISCRIMINANTE CANONICA 1


OUT -16.0 -8.0 .0 8.0 16.0 OUT
Xƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒX
OUT X X
F • •
U • •
N • •
C • •
I • •
O 16.0 - -
N • •
• •
• •
D • •
I • •
S 8.0 - AUTNA+ASP+ESZOIDE -
C • •
R • •
I • 111 1 ESZTIPICO+ESFRENICO •
M • 111* 1 •
I • 1 22 2 •
N .0 - *2 -
A • 22 •
N • 2 •
T • •
E • •
• •
C -8.0 - AUTISMO NIVEL MEDIO -
A • •
N • 3 •
O • 3* •
N • •
I • •
C -16.0 - -
A • •
• •
2 • •
• •
• •
OUT X X
Xƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒX
OUT -16.0 -8.0 .0 8.0 16.0 OUT

Figura 3. Diagrama de dispersión de todas las variables del D.A.I., utilizando los tres grupos, según el
GNUEV1.

infancia y adolescencia de nuestra muestra se con los tres subgrupos del GNUEV1 y las varia-
pueden agrupar nítidamente en sólo tres cate- bles correspondientes a las distintas áreas del
gorías, tratamos de identificar las variables más D.A.I.: el área cognitiva, el área del comporta-
eficaces para dicha subagrupación, centrándo- miento, el área de las relaciones sociales y el
nos, sobre todo, en explorar la posibilidad de área del lenguaje y comunicación.
que, como han sugerido algunos autores, las
En el análisis discriminante realizado con
alteraciones del lenguaje y la comunicación)
las variables del área cognitiva, se obtuvo una
puedan poseer quizá un mayor valor informati-
sola función discriminante significativa que
vo que el resto.
explica el 89.60% de la varianza intergrupos
Para dar respuesta a esta pregunta, efectua- (p=0.0001). La combinación lineal de cuatro
mos diversos análisis discriminantes parciales variables de las 20 que forman este área (pensa-
BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238 233

miento mágico, memoria mecánica, preferencia ASP+ ESZOIDE), pero no diferencia al subgrupo
por ciertas clases de objetos físicos y pobre 1 del subgrupo 2. Esto significa que las variables
retención de significados), dota de sentido a del D.A.I. relativas a las características y peculiari-
esta función, que es la preponderante. Esta fun- dades en el ámbito de las relaciones sociales dis-
ción sirve para clasificar y diferenciar correcta- criminan peor a estos dos conjuntos de grupos
mente a los sujetos en los tres subgrupos y dife- diagnósticos (o no establecen suficiente diferen-
rencia al subgrupo 2 (ESZTIPICO+ESFRENI- ciación entre los grupos) que las variables del
CO) del subgrupo 1 (AUTNA+ASP+ESZOIDE) y área cognitiva o las del área del comportamiento,
del subgrupo 3 (A.N.M.), pero no diferencia al lo que implica que los sujetos de la muestra com-
subgrupo 1 del subgrupo 3. parten muchos de los déficits en esta área.

En el análisis discriminante realizado con Finalmente, en el análisis discriminante


las 39 variables del área de comportamiento, se efectuado con las 50 variables del área del len-
obtuvo también una sola función discriminante guaje y la comunicación se obtuvieron dos fun-
que explica el 76.31% de la varianza intergru- ciones discriminantes significativas. La primera
pos, con un grado de significación p=0.0333. explica el 88.27% de la varianza intergrupos
Una combinación lineal de 19 variables, de las (p=0.0000). La segunda función explica el
39 de este área, aportan significación a la fun- 11.73% de la varianza (p=0.0070). Las variables
ción, si bien 3 de ellas –hiperselectividad senso- que dan sentido y significación a la primera
rial, fascinación por la música y umbral senso- función son: selectividad comunicativa, nivel
rial peculiar para el dolor–, tienen coeficientes general de lenguaje expresivo, momento de apa-
de correlación altos. Esta función preponderan- rición de la primera palabra, dificultades para
te sirve también para clasificar a todos los suje- encontrar la palabra adecuada, dificultades
tos en los grupos y diferencia al subgrupo 2 para tomar la perspectiva del oyente, alteracio-
(ESZTIPICO+ ESFRENICO) del grupo 1 (AUT- nes del discurso, dificultades de comprensión
NA+ASP+ ESZOIDE) y del grupo 3 (A.N.M.), y a sin gestos de apoyo, y dificultades con los usos
estos dos últimos subgrupos entre sí. De este indirectos del lenguaje. Esta función discrimi-
modo, se pone de manifiesto que las variables nante sirve para diferenciar al subgrupo 2 (ESZ-
del área de comportamiento del D.A.I. discrimi- TIPICO+ESFRENICO) de los subgrupos 1
naron mejor a los subgrupos que las variables (AUTNA+ ASP+ESZOIDE) y 3 (A.N.M.) y al sub-
del área cognitiva. Esto significa que los déficits grupo 1 del subgrupo 3 (ver Figura 4).
cognitivos analizados parecen afectar de mane-
ra más similar a mayoría de los sujetos que for- Comparando los resultados de este último
man la muestra, mientras que los déficits de análisis discriminante (sólo con las variables de
comportamiento analizados permiten estable- lenguaje y comunicación) con el realizado sobre
cer mayores diferencias entre los grupos diag- el total de variables del D.A.I. (Figura 3, supra),
nósticos analizados. comprobamos que ambos son idénticos
(88.27% en la primera función y 11.73% en la
En el análisis multivariado realizado con las segunda), y que también lo son sus correspon-
variables del área de relaciones sociales, se obtuvo dientes diagramas de dispersión (ver Figuras 3 y
una sola función discriminante significativa que 4). Se obtiene así un resultado sumamente inte-
explica el 80.34% de la varianza intergrupos resante a nuestro entender, que nos indica que
(p=0.0024) y una combinación lineal de 5 varia- las variables de lenguaje y comunicación podrí-
bles, del total de 23 que forman el área, que dan an ser suficientes para la diferenciación de los
significado a la función. Estas variables son: con- tres nuevos subgrupos propuestos y para la
ducta de apego, expresión facial difícil de inter- asignación a uno u otro de ellos de los sujetos de
pretar, evitación del contacto ocular, respuesta al la presente muestra. De este modo, y en línea
contacto físico y respuesta a las agresiones. La con lo sugerido por los resultados de otras
función obtenida clasifica correctamente a los investigaciones previas, se confirma que el aná-
sujetos en los grupos y sirve para diferenciar al lisis del lenguaje y la comunicación constituye
subgrupo 3 (A.N.M) del subgrupo 2 (ESZTIPI- uno de los escenarios potencialmente más férti-
CO+ESFRENICO) y del subgrupo 1 (AUTNA+ les para el estudio de las diferencias entre las
234 BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238

FUNCIÓN DISCRIMINANTE CANONICA 1


OUT -16.0 -8.0 .0 8.0 16.0 OUT
Xƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒX
OUT X X
F • •
U • •
N • •
C • •
I • •
O 16.0 - -
N • •
• •
• •
D • •
I • •
S 8.0 - AUTNA+ASP+ESZOIDE -
C • •
R • •
I • 111 1 ESZTIPICO+ESFRENICO •
M • 111* 1 •
I • 1 22 2 •
N .0 - *2 -
A • 22 •
N • 2 •
T • •
E • •
• •
C -8.0 - AUTISMO NIVEL MEDIO -
A • •
N • 3 •
O • 3* •
N • •
I • •
C -16.0 - -
A • •
• •
2 • •
• •
• •
OUT X X
Xƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒ-ƒƒƒƒƒƒƒƒƒX
OUT -16.0 -8.0 .0 8.0 16.0 OUT

Figura 4. Diagrama de dispersión de las variables de lenguaje y comunicación del D.A.I., utilizando los
tres grupos del GNUEV1.

formas de TGD que afectan a personas con alto namiento actual y pasado de los sujetos en
nivel de funcionamiento intelectual y los grupos diversos dominios psicológicos, con 30 sujetos
diagnósticos que configuran la categoría de diagnosticados clínicamente de TGD y otros
trastornos severos de la infancia y adolescencia trastornos psicopatológicos de inicio en la
de inicio tardío incluidos en el presente estudio. infancia relacionados con los trastornos del
espectro o continuo autista, y (relativo) alto
Discusión y conclusiones nivel de funcionamiento intelectual (puntuacio-
nes de C.I. > 55). Los resultados obtenidos han
En el presente trabajo, se realizaron análisis puesto de manifiesto la escasa validez externa
discriminantes con medidas relativas al funcio- de algunas de las categorías establecidas en el
BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238 235

sistema de clasificación diagnóstica DSM-IV-R dos por Eisenmajer y cols. (1996, 1998), Manji-
para esta clase de trastornos, así como la posibi- viona y Prior (1999) y otros autores, que no
lidad de reagrupar las seis categorías diagnósti- encontraron diferencias significativas en la his-
cas en las que el DSM-IV-R incluía a los sujetos toria clínica y los perfiles neuropsicológicos de
de la muestra analizada en sólo tres grupos o niños con AUTNA y niños con SA, y también
patrones funcionales diferenciados: un subgru- aportan evidencia favorable a la equiparación
po 1, que incluye a las personas de la muestra diagnóstica del SA y el «trastorno esquizoide de
diagnosticadas de Trastorno Autista y mejor la infancia», tal como ha aceptado la propia
nivel de funcionamiento cognitivo y verbal Sula Wolff (Wolff, 1998, 2000) y aparece refleja-
(AUTNA), las personas diagnosticadas de Sín- do en el sistema CIE-10 (OMS, 1992).
drome de Asperger (SA) y las personas diagnos-
ticadas de Trastorno Esquizoide de la infancia; La elevada significación estadística de las
un subgrupo 2, que incluye a las personas con funciones discriminantes obtenidas en los aná-
Trastorno Esquizotípico y con Esquizofrenia de lisis realizados en el presente trabajo ha confir-
inicio en la infancia, y un subgrupo 3, que inclu- mado la utilidad del empleo de las variables psi-
ye a las personas con trastornos del espectro cológicas derivadas, entre otros, de la «tríada de
autista (concretamente, Trastorno Autista y Wing» para subagrupar los TGD y diferenciar-
TGDNE), con puntuaciones más altas en la los de otros trastornos psicopatológicos de ini-
Escala de sintomatología autista A.B.C. y nive- cio en la infancia que han sido relacionados his-
les más bajos de C.I. y E.M.V. tóricamente con el autismo (como los trastor-
nos del espectro esquizofrénico); también, ha
Nuestros resultados ponen así de manifiesto confirmado la superioridad discriminativa de
que las personas con AUTNA, SA y «Trastorno algunas de estas variables (como las del ámbito
esquizoide de la infancia» (que el CIE-10 asimi- del lenguaje y la comunicación) respecto a las
la al SA) presentan un patrón de funcionamien- variables clínicas en que se basan las distincio-
to psicológico prácticamente indistinguible nes diagnósticas de sistemas de clasificación
entre sí, pero que es significativamente distinto como el DSM-IV-R.
al de las personas con autismo con niveles más
altos de sintomatología y niveles menos altos de Por otro lado, nuestros datos han confirma-
funcionamiento intelectual. Nuestros resulta- do empíricamente que los grupos de sujetos con
dos confirman también que pese a presentar TGD muestreados en el presente estudio no pre-
también alteraciones en capacidades socioemo- sentan patrones cualitativamente diferentes de
cionales y comunicativas que característica- funcionamiento psicológico, lo que confirma
mente definen la llamada «tríada autista de las dudas de otros autores (p. ej., Miller y Ozo-
Wing», las personas con diagnósticos de «Esqui- noff, 2000) sobre la validez externa de algunas
zofrenia» y de «Trastorno esquizotípico» pre- de las categorías de las actuales clasificaciones
sentan un perfil de funcionamiento psicológico diagnósticas (como el SA), refuerza una concep-
claramente diferenciado de los grupos con TGD ción dimensional (y no categorial) de estos tras-
(con niveles más altos y menos altos de funcio- tornos, y va en contra de la consideración de
namiento intelectual). que los subtipos de TGD, tal como están defini-
dos en los actuales sistemas de clasificación
Los resultados obtenidos en este estudio diagnóstica, constituyen trastornos o condicio-
concuerdan, a grandes rasgos, con los obtenidos nes psicopatológicas y/o funcionales diferencia-
en trabajos de investigación previos que han das. La evidencia empírica obtenida en relación
derivado subclasificaciones empíricas utilizan- con los perfiles funcionales de las personas con
do información procedente de historias clínicas TGD y niveles altos y menos altos de sintomato-
y de entrevistas de niños y adolescentes con logía autista (y también de C.I.), por último,
trastornos autista y trastornos relacionados, resulta congruente también con la impresión
empleando otras técnicas multivariadas como (manifestada, entre otros, por Gillberg, 1992, y
el análisis factorial y el análisis de cluster (p. ej., Wing, 1998) de que en la heterogeneidad clínica
Siegel y cols., 1986; Prior y cols., 1998). Asimis- observada en algunas de las actuales categorías
mo, nuestros datos concuerdan con los obteni- diagnósticas (p. ej. «Trastorno autista») pueden
236 BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238

jugar un importante papel las diferencias indivi- representa no sólo una condición esencial para
duales en nivel cognitivo y/o lingüístico, y que el diseño de programas de intervención de utili-
serían estas diferencias, más que los criterios dad para las personas afectadas, sino también
propiamente clínicos, las que deberían funda- para la comprensión de la propia naturaleza
mentar en el futuro el establecimiento de los sub- humana.
tipos de TGD o trastornos del espectro autista.

Los resultados obtenidos en el presente estu- Referencias bibliográficas


dio revelan una falta de correspondencia preo-
cupante (aunque compatible con los datos obte- Adarraga, P. (1991): DAI: Sistema Basado en Conoci-
miento para Diagnóstico de Autismo. Una Aproxi-
nidos en otros estudios previos) entre las agru-
mación al Razonamiento Diagnóstico en Psicolo-
paciones que se obtienen utilizando criterios gía. Tesis doctoral no publicada. Universidad
clínicos como los del DSM-IV-R o criterios fun- Autónoma de Madrid.
cionales como los del sistema D.A.I. (al menos, Adarraga, P., Belinchón, M. y Zaccagnini, J. L.
en lo que respecta a los TGD en personas sin (1995): Técnicas de inteligencia artificial aplica-
grave discapacidad intelectual asociada, y a das al diagnóstico. Boletín de la Asociación Espa-
ciertos trastornos psicopatológicos de inicio en ñola de Terapeutas de Autismo y Psicosis Infantil,
la infancia). De ahí que resulten especialmente 6, 14 – 18.
valiosos los intentos realizados por diversos Adarraga, P. y Zaccagnini, J. L. (1992): DAI: A Know-
autores (p. ej., Keshavan y Murray, 1997; ledge-Based System for Diagnosing Autism. A
Beglinger y Smith, 2001; Pennington, 2002; case study on the application of artificial intelli-
gence to Psychology. European Journal of Psycho-
Sotillo, 2002) de desarrollar modelos capaces de
logical Assessement, 8, 23-46.
integrar los resultados de las investigaciones clí-
Allen, D.A. (1988). Autistic spectrum disorders: Clini-
nicas, funcionales y evolutivas sobre estas clases cal presentation in preeschool children. Journal
de trastornos y fundamentar así propuestas of Child Neurology, 3, 548-56.
alternativas para su diferenciación y subagrupa- American Psychiatric Association (1983). DSM-III
ción, tanto clínica como funcional. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales. Barcelona: Masson (or. ingl., 1980).
El establecimiento de conclusiones definiti- American Psychiatric Association (1995). DSM-IV
vas sobre la validez diagnóstica de categorías Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
como SA y «Trastorno esquizoide de la infan- mentales. Barcelona: Masson (or. ingl., 1994).
cia», o sobre los criterios de subclasificación y American Psychiatric Association (2002). DSM-IV-R
diferenciación de los TGD frente a otros trastor- Manual diagnóstico de los trastornos mentales.
Texto Revisado. Barcelona: Masson (or. ingl.,
nos (y a la propia variabilidad normal), exige
2001).
todavía mayor evidencia empírica. Además de
Asperger, H. (1944). Die «autistischen Psychopat-
nuevos estudios con técnicas de análisis multi- hen» in Kindesalter. Archive für Psychiatrie und
variado, se requieren estudios cuasi-experimen- Nervenkrankheiten, 117, 76-136.
tales que comprueben los perfiles funcionales Beglinger, L.J. y Smith, T. (2001). A review of subty-
de las personas diagnosticadas con los actuales ping in autism and proposed dimensional classi-
sistemas de clasificación (y de los subgrupos fication model. Journal of Autism and Develop-
derivados empíricamente en este trabajo), y mental Disorders, 31 (4), 411-422.
estudios longitudinales que permitan observar Belinchón, M. (1994). Escala D.A.I.-R: Una adapta-
tanto la evolución de sus capacidades y dificul- ción para la evaluación diagnóstica de personas
tades como su respuesta a los programas de con trastornos autistas y alto nivel de funciona-
intervención. Las capacidades alteradas en los miento. Informe de investigación no publicado.
Dpto. Psicología Básica. Universidad Autónoma
TGD y en otros trastornos relacionados (la lla-
de Madrid.
mada «tríada de Wing») constituyen el núcleo Dunn, L.M. (1985). Test de Vocabulario en imágenes
de funciones psicológicas fundamentales en la PEABODY. Adaptación española. Madrid: MEP-
configuración y diferenciación del psiquismo SA.
humano en comparación con otras especies, y Eisenmajer, R.J., Prior, M., Leekam, S., Wing, L.,
por ello la comprensión de las formas en que Gould, J. Welham, M., y Ong, B. (1996). Compa-
tales funciones se alteran en estos trastornos rison of clinical symptoms in autism and Asper-
BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238 237

ger´s Disorder. Journal of de American Academy of Miller, J.N., y Ozonoff, S. (1997). Did Asperger´s
Child and Adolescent Psychiatry, 35, 1523-1531. Cases Have Asperger Disorder? A Research Note.
Eisenmajer, R.J., Prior, M., Leekam, S., Wing, L., Journal of Child Psychology and Psychiatry and
Ong, B., Gould, J., y Welham, M. (1998). Delayed Allied Disciplines, 38, 247-251.
Language Onset as a Predictor of Clinical Symp- Miller, J.N., y Ozonoff, S. (2000). The external vali-
toms in Pervasive Developmental Disorders. dity of Asperger disorder: Lack of evidence from
Journal of Autism and Developmental Disorders, the domain of neuropsychology. Journal of
28, 527-533. Abnormal Psychology, 109, 227-238.
Frith, C.D. y Frith, U. (1991). Elective affinities in Organización Mundial de la Salud (1992). CIE-lO.
schizophrenia and childhood autism. En P.E. Trastornos mentales y del comportamiento. Des-
Bebbington (Ed.), Social Psychiatry: Theory, Met- cripciones clínicas y pautas para el diagnóstico
hodology and Practice. Londres: Transaction, pp. (pp. 315-316). Madrid: Meditor.
65-88. Ozonoff, S., South, M. y Miller, J. (2000). DSM-IV
Garanto, J. (1994). Epidemiología de las psicosis y defined Asperger-syndrome: cognitive, behavio-
autismo. Salamanca: Amarú. ral and early history differentiation from HFA.
Ghaziuddin, M., y Gerstein, L. (1996). Pedantic Spea- Autism, 4(1), 29-46.
king Style Differentiates Asperger Syndrome Pennington, B.F. (2002). The development of psycho-
from High-Functioning Autism. Journal of pathology. Nueva York: Guilford Press.
Autism and Developmental Disorders, 26, 585-595. Prior, M., Leekam, S., Ong, B., Eisenmajer, R., Wing,
Ghaziuddin, M., Tsai, L., y Ghaziuddin, N. (1992). L., Gould, J., y Dowe, D. (1998). Are There Sub-
Brief report: A reppraisal of clumsiness as a diag- groups within the Autistic Spectrum?. A Cluster
nostic feature of Asperger syndrome. Journal of Analysis of a Group of Children with Autistic
Autism and Developmental Disorders, 22, 651-656. Spectrum Disorders. Journal of Child Psychology,
Gillberg (1992). Autism and autistic-like conditions: Psychiatry, 39, 893-902.
Subclasses among disorders of empathy. Journal Ramberg, C., Ehlers, S., Nyden, A., Johansson, M., y
of Child Psychology and Psychiatry, 34, 813-842. Gillberg, C. (1996). Language and pragmatic
Joseph, R., Tager-Flusberg, H. y Lord, C. (2002). Cogni- functions in school-age children on the autism
tive profiles and social-communicative functioning spectrum. European Journal of Disorders of Com-
in children with autism spectrum disorder. Journal munication, 31, 387-413.
of Child Psychology and Psychiatry, 43 (6), 807-821. Rivière, A. (1997a). Tratamiento y definición del espec-
Keshavan, M.S. y Murray, R. (1997). Neurodevelop- tro autista I: Relaciones sociales y comunicación.
ment and Adult Psychopathology. Nueva York: En A. Rivière y J. Martos (Eds.), El tratamiento del
Cambridge University Press. autismo. Nuevas perspectivas. Madrid: APNA.
Klin, A. Volkmar, F. Sparrow, S., Cichetti, D., y Rour- Rivière, A. (1997b). Tratamiento y definición del
ke, B. (1995). Validity and Neuropsychological espectro autista II: Anticipación, Flexibilidad y
Characterization of Asperger Syndrome. Conver- Capacidades simbólicas. En A. Rivière y J. Mar-
gence with Nonverbal Learning Disabilities Syn- tos (Eds.), El tratamiento del autismo. Nuevas
drome. Journal of Child Psychology and Psy- perspectivas. Madrid: APNA.
chiatry, 36, 1127-1140. Siegel, B., Anders, T.F., Ciaranello, R.D., Bienens-
Kolvin, I., Ounsted, C., Humphrey, M. y McNay, A. tock, B., y Kraemer, H.C. (1986). Empirically
(1971). The phenomenology of childhood psycho- Derived Subclassification of the Autistic Syndro-
ses. British of Journal of Psychiatry, 118, 385-395. me. Journal of Autism and Developmental Disor-
Konstantareas, M y Hewitt, T. (2001). Autistic disor- ders, 16, 275-293.
der and schizophrenia: Diagnostic overlaps. Schopler, E., y Mesibov, G.B. (1992). High-Functio-
Journal of Autism and Developmental Disorders, ning Individuals with Autism. Nueva York: Ple-
31 (1), 19-28. num Press.
Krug, D.A., Arick, J.R., y Almond, P.J. (1980): Behavior Schopler, E., Mesibov, G.B., y Kunce, L.J. (Eds.)
checklist for identifying severely handcapped indi- (1998). Asperger Syndrome or High- Functioning
viduals with high levels of autistic behavior. Jour- Autism?. Nueva York: Plenum Press.
nal of Child Psychology and Psychiatry, 21, 221-229. Sotillo, M. (2002). Alteraciones Psicológicas del Desa-
Manjiviona, J., y Prior, M (1999). Neuropsychological rrollo: Proyecto docente e investigador. Manuscrito
profiles of children with Asperger syndrome and no publicado. Universidad Autónoma de Madrid.
autism. Autism, 3, 327-356. Wing, L. (1988). The continuum of autistic characte-
Mayes, S.D., Calhoun, S.L. y Crites, D.L. (2001). Does ristics. En E. Schopler y G. Mesibov (Eds.), Diag-
DSM-IV Asperger´s Disorder Exist?. Journal of nosis and Assessment in Autism. Nueva York: Ple-
Abnormal Child Psychology, 29, 263-271. num Press.
238 BELINCHÓN Y OLIVAR / ACCIÓN PSICOLÓGICA, 2003, vol. 2, n.° 3, 223-238

Wing, L. y Gould, J. (1979). Severe impairments of Wolff, S. (1998). Schizoid personality in childhood:
social interaction and associated abnormalities The links with Asperger syndrome, schizophre-
in children: Epidemiology and classification. nia spectrum disorders, and elective mutism. En
Journal of Autism and Developmental Disorders, E. Schopler, G. Mesibov y L. Kunce, Asperger
9, 11-21. Syndrome or High-functioning Autism? Nueva
Wing, L. (1998). The history of Asperger Syndrome. York: Plenum Press, pp. 123-142.
Wolff, S. (2000). Schizoid personality in childhood
En E. Schopler, G. Mesibov y L. Kunce, Asperger
and Asperger syndrome. En A. Klin., F.R. Volk-
Syndrome or High-functioning Autism? Nueva
mar y S.S. Sparrow (Eds), Asperger syndrome.
York: Plenum Press, pp. 11-28. (pp. 278-305). Nueva York: The Guilford Press.
Wolff, S. (1964). Schizoid personality disorder in Wolff, S. y Barlow, A. (1978). Schizoid personality in
childhood. Manuscrito no publicado, presentado childhood: A comparative study of schizoid,
en el 6.° Internacional Congress of Psychothe- autistic and normal children. Journal of Child
rapy (Londres). Psychology and Psychiatry, 19, 175-180.

También podría gustarte