así el beso, entre blasfemas blancuras consumado, ya no es beso, ni vino, ni sangre, ni amor. Así como la reina mayor de la noche toma como corona los primeros rayos dorados que el sol depara en la hora máxima de oscuridad, así el agua del rio horizontal fluye en vertical, dirigiendose hacía su caída
Y así vivo, así me la paso viviendo, a destiempo, como muerto
o en todo caso en una vida antes de la vida, que tampoco tomo como mía, pues me precede.
El instante infinito del inalcanzar, también inalcanzable, y
entonces viviré, amaré y escribiré a un tiempo, exacto, medido, mío y de ello, que de ti conoce solo la acción del olvido, pero que te ama, que te alcanza tal cual. La poesía, lo bello y lo horrendo, el amor, y todo lo que de sublime e importante tiene la vida, juegan al catoblepas fallido con las manecillas de mi reloj.