Está en la página 1de 12

RESISTENCIA DE LOS SUELOS

Falla y resistencia

Los suelos, como cualquier otro material, fallan en algún momento cuando son cargados o solicitados con
incrementos de los esfuerzos normales, tales como los que producen las construcciones. Los suelos cargados
en compresión fallan por corte, en superficies claramente definidas. Existe suficiente evidencia empírica de
que la resistencia al corte es fundamentalmente el resultado de las fuerzas de fricción entre las partículas. La
resistencia al corte es una propiedad del suelo muy importante, pues de ella dependen la capacidad de soporte
para cimientos y estructuras de tierra, la estabilidad de taludes, muros de retención y terraplenes.

La falla de suelos cargados en compresión puede manifestarse como:


• La ruptura del terreno acompañada por movimientos de masas de suelo con comportamiento de cuerpo
rígido y, excepcionalmente, de fluido (arcillas muy sensibles). Las estructuras sufren asentamientos y
desplazamientos horizontales que las pueden dañar o llevar al colapso.
• La acumulación de deformación plástica hasta niveles inaceptables para las estructuras construidas sobre la
superficie o enterradas (tuberías).

En zonas de actividad sísmica, se pueden producir fallas del terreno por el incremento de esfuerzos
cortantes que produce en paso de las ondas. En este caso, la falla puede manifestarse como ruptura del
terreno asociada con:
• Deslizamientos de tierra (esfuerzos excesivos en laderas)
• Licuación de suelos arenosos (acumulación de presión de poro que anula la fricción entre partículas)

Las lluvias intensas acumuladas también producen la falla de laderas por saturación del terreno. El volumen de
agua infiltrada aumenta el peso total del suelo (incremento de carga). La saturación anula la succión y
disminuye los esfuerzos de fricción entre partículas. Una vez que el suelo se satura, se puede generar un
incremento de la presión de poro hasta anular la fricción. La combinación del aumento de esfuerzos totales y
disminución de la resistencia al corte (fricción) conducen a la falla del terreno.

Resistencia a la tracción de suelos

Los suelos se diferencian los sólidos elásticos como los metales y de otros materiales geotécnicos como las rocas
por su baja o nula resistencia a la tracción, dado que normalmente están formados por partículas
separadas, con agua y aire en los espacios interparticulares, sin elementos de unión, soldadura o cementación.
El desarrollo de uniones físico – químicas entre las partículas es el proceso de litificación (también conocido en
geología como “consolidación”), que convierte los sedimentos en rocas con el aporte de los carbonatos de calcio
disueltos en el agua marina.

Los suelos derivados de cenizas volcánicas finas compactas (tobas) y de flujos piroclásticos (ignimbritas) pueden
heredar algún grado de soldadura entre partículas si los materiales originales fueron depositados a altas
temperaturas. La soldadura de estos suelos da como resultado una resistencia baja a la tracción. Sin embargo,
esta propiedad se pierde usualmente con la alteración de la condición natural del depósito (movimientos de
tierra) y con la acción del clima (meteorización), por lo que debe ser descartada, especialmente en zonas de alta
precipitación pluvial.

En ausencia de elementos de unión físico – química entre partículas, la resistencia a la tracción de los suelos es
producida por el aporte de las fuerzas electromagnéticas entre el agua y las partículas laminares de minerales
arcillosos y su magnitud es muy baja, por lo que se descarta para efectos prácticos.

Los suelos no saturados tienen una resistencia a la tracción aparente, que es el resultado de la succión o presión
del agua inferior a la atmosférica (negativa).
Medición experimental de la resistencia al corte

La resistencia es uno de los aspectos de mayor interés en relación con el comportamiento de los suelos bajo
cargas. Para su evaluación, es necesario someter un espécimen representativo de suelo a cargas de corte o
compresión y observar el comportamiento en la curva de esfuerzo aplicado contra deformación resultante. Para
medir experimentalmente la resistencia al cortante se utiliza una gran variedad de ensayos de laboratorio, tales
como:

• Corte directo
• Compresión y extensión triaxial
• Compresión uniaxial inconfinada
• Compresión planar
• Torsión
• Corte simple
• Corte anular

En la práctica, para garantizar la validez de los resultados, se debe procurar la mínima alteración de los
especímenes utilizados en los ensayos y se debe escoger el ensayo que represente de mejor manera tanto las
condiciones in situ del suelo como el proceso de carga al cual será sometido por las construcciones u otras
acciones que se quieran analizar.

El proceso de carga de un suelo saturado puede generar una condición drenada o no drenada, lo cual
dependerá de la rapidez o tasa de carga en relación con la permeabilidad del material. Las cargas de
construcciones usuales o típicas en ingeniería generan una condición drenada en materiales de grano grueso
(gravas y arenas) y una condición no drenada en materiales de grano fino (limos y arcillas).

Comportamiento esfuerzo – deformación y resistencia al corte de suelos

Se han identificado dos comportamientos esfuerzo – deformación en los suelos: el primero, denominado
“rígido”, es típico de suelos de alta densidad, tales como las arenas compactas y las arcillas preconsolidadas y el
segundo, denominado “blando”, es típico de suelos con altas relaciones de vacíos y/o humedad, tales como las
arenas sueltas y las arcillas normalmente consolidadas.

El comportamiento esfuerzo – deformación de los suelos se relaciona con una propiedad especial de estos,
asociada con su composición de partículas. A diferencia de los sólidos metálicos y otros materiales sintéticos, los
suelos sufren deformaciones volumétricas cuando son sometidos a esfuerzos cortantes. Esta
propiedad fue descubierta por Reynolds en 1880 y es denominada “dilatancia”. Por la importancia de las
deformaciones, los ensayos de laboratorio en condición drenada usualmente incluyen la medición de los cambios
volumétricos del espécimen ensayado. La dilatancia permite separar el comportamiento de los suelos en
contractivo y expansivo. Esta clasificación corresponde con los comportamientos descritos como “blando” y
“rígido”, respectivamente.

Un comportamiento blando indica una capacidad de deformación alta bajo la aplicación de esfuerzos
cortantes, el desarrollo de cambios volumétricos negativos (pérdida de vacíos y humedad) en condición drenada
y un exceso de presión de poro en condición no drenada. Las arenas sueltas y las arcillas normalmente
consolidadas muestran el comportamiento blando.

Un comportamiento rígido indica una capacidad baja de deformación bajo esfuerzos cortantes, el desarrollo
de cambios volumétricos positivos (aumento de vacíos y ganancia de humedad) en condición drenada y una
disminución de la presión de poro en condición no drenada. Este comportamiento es típico de arenas densas y
arcillas preconsolidadas.

Existen distintas definiciones de resistencia y en el sentido más general se considera que la resistencia al corte
de un suelo es el esfuerzo cortante máximo que una masa de suelo puede soportar sin fallar y que se
alcanza a bajas deformaciones cuando el suelo tiene un comportamiento “rígido”. Cuando el comportamiento del
suelo es “blando”, los esfuerzos aplicados a una masa de suelo para alcanzar el máximo generan deformaciones
importantes y, por lo tanto, se puede definir alternativamente la resistencia como el esfuerzo cortante
asociado con la deformación máxima permisible, según el tipo de obra en consideración. La falla de
terrenos naturales en eventos tales como sismos o lluvias intensas está relacionada con deformaciones de gran
magnitud, las cuales hacen que el suelo alcance su resistencia última, que también se denomina resistencia
residual, en caso de que sea inferior al esfuerzo cortante máximo.
Criterios para definir Resistencia
Ensayo de σ1-σ3
compresión Máxima

Esfuerzo de compresión
triaxial
Comportamiento rígido:
σ1 Arena Densa, Arcilla PC
Última
Δh Permisible
h0

Comportamiento blando:
σ3 Arena Suelta, Arcilla NC
ε=Δh/h0
σ1
εmáx Deformación axial ε

La figura presenta las curvas esfuerzo de compresión – deformación axial que definen el comportamiento típico
de un suelo arcilloso, sometido a un ensayo de compresión triaxial, en el cual una muestra cilíndrica de suelo
con un esfuerzo de confinamiento lateral se comprime al incrementar gradualmente el desplazamiento de un
pistón vertical de carga. Cada uno de los puntos mostrados de la curva se puede utilizar para definir la
resistencia y el criterio escogido dependerá del problema que se esté analizando.

Se puede observar que en el caso del suelo preconsolidado, el esfuerzo normal σ aumenta con la deformación
axial ε, hasta alcanzar un valor máximo y luego disminuye hasta quedar en un valor último o residual. El
comportamiento blando no presenta un valor máximo definido de resistencia a bajas deformaciones sino que el
esfuerzo se incrementa gradualmente hasta alcanzar el valor máximo a grandes deformaciones y puede
asumirse que la resistencia máxima corresponde en este caso con la última.

Teoría de resistencia de Coulomb

Para describir la resistencia de los suelos generalmente se utiliza el criterio conocido como teoría de Mohr-
Coulomb, puesto que combina la teoría de resistencia por fricción de Coulomb (1776) y el criterio de falla por
cortante de Mohr (1882).

La teoría de Coulomb fue publicada en 1776 y establece que la resistencia al corte de los suelos es el resultado
fundamentalmente de las fuerzas de fricción entre las partículas, que se oponen al movimiento de estas. En el
análisis de la falla de muros de retención y otras construcciones militares, Coulomb observó que los suelos y la
mampostería fallan por cortante a lo largo de superficies bien definidas y fue el primero en relacionar sus
observaciones con el equilibrio de fuerzas.
Movimiento del
El análisis simplificado del equilibrio de un talud vertical de
bloque fallado
suelo en el momento en que falla, tal como se muestra en la
figura adjunta, permite observar que el movimiento de cuerpo
rígido (deslizamiento) del bloque fallado es paralelo a la
W superficie de falla y ocurre bajo la acción de su propio peso
Superficie de falla (W). La resistencia al movimiento es aportada solamente por
A = área una fuerza tangencial al plano de deslizamiento (T).

Coulomb postuló que la resistencia al cortante del material es


N el resultado de la adhesión y la fricción entre las superficies
T
que están en contacto en el plano de falla. Basado en la ley de
fricción de Amonton, estableció que la componente de resistencia debida a la fricción es directamente
proporcional a la fuerza normal en la superficie de falla (N).

En el caso de la mampostería, las rocas y algunos suelos, la adhesión entre las superficies en contacto es el
resultado de los enlaces electroquímicos entre las partículas o componentes del material, propia de los procesos
de formación. Esta adhesión física es denominada soldadura o cementación y proporciona una resistencia
adicional al cortante, independiente del esfuerzo normal. Considerando los aportes de la adhesión y la fricción,
la fuerza de resistencia al corte T puede ser expresada como:
T = c A + μN
El parámetro c es denominado cohesión por unidad de área; A es el área del plano de corte; N es la fuerza
normal en el plano de corte y μ es el coeficiente de fricción interna. En función de los esfuerzos en el plano
de corte, la expresión se convierte en:
τf = c + μ σn
en la cual τf es la resistencia al corte por unidad de área y σn es el esfuerzo normal en el plano de corte.

Esta ecuación es más usada en mecánica de suelos cuando el coeficiente de fricción μ se expresa como la
tangente del ángulo de fricción interna, φ.
τf = c + σn tan φ
Esta es la forma más general de la ecuación de resistencia al cortante de Coulomb.

Cuando se aplica esa teoría de resistencia a los suelos, se debe considerar que las fuerzas normales entre las
partículas y, por lo tanto, la fricción entre las mismas, son funciones de los esfuerzos efectivos. Por esa
razón, la ecuación de Coulomb para la resistencia de los suelos se escribe con "primas" acompañando a los
símbolos.
τf = c' + σ'n tan φ'

La validez de este modelo de resistencia en la falla se ha comprobado en muchas aplicaciones de la mecánica de


suelos. Es un modelo sencillo que requiere solamente de la determinación de los parámetros c’ (cohesión
efectiva o real) y φ’ (ángulo de fricción). El parámetro más importante para el análisis de resistencia de los
suelos es el ángulo de fricción (φ’), dado que la magnitud de la cohesión real (c’) es muy reducida. La cohesión
real de los suelos es el resultado de fuerzas de atracción entre las partículas de mineral, producidas por la
polaridad de las moléculas y el agua y, que por lo tanto tienen magnitudes muy reducidas. Las rocas y otros
materiales con minerales cementantes presentan valores altos de cohesión real, la cual provee la resistencia a la
tracción de esos materiales. Para la mayoría de los suelos, el grado de soldadura o cementación es reducido y la
cohesión verdadera es mínima, con valores inferiores a 20 KPa.

Criterio de falla de Mohr

El criterio más utilizado para el análisis de falla de suelos es el de Mohr (1882), el cual establece que la falla de
estos y otros materiales ingenieriles, se da cuando " el esfuerzo cortante en el plano de falla alcanza un
valor límite que es función únicamente del esfuerzo normal en ese plano", en contraste con las teorías
de Saint-Venant que postulan un criterio de falla basado en deformaciones máximas.

τ ente El criterio de Mohr asume la existencia de un plano definido de falla, lo


Envolv
cual está comprobado en la práctica para los materiales mencionados.
Mohr demostró la validez de su criterio con base en el análisis de los
τult

esfuerzos en la falla usando el círculo ideado por él mismo. Con base


en las mediciones de los esfuerzos en la falla a la compresión (σc) y a
σ la tensión (σt) en ensayos de carga axial, Mohr dibujó los círculos
correspondientes y una “envolvente de falla” tocando tangencialmente
a los círculos. Luego demostró que el esfuerzo en la falla por cortante
puro (τult) se obtiene con un círculo también tangente a la envolvente,
σt σc con centro en el origen y radio τult. El radio del círculo tangente a la
σc σt
envolvente y con centro en el origen está dado por τ ult = .
σc + σt

Es evidente la conveniencia del análisis con el círculo de Mohr, dado que permite calcular fácilmente las
combinaciones de esfuerzos normales y cortantes que pueden producir la falla. El criterio de falla de Mohr se
puede expresar como τff = f(σff), lo cual establece la envolvente de falla, es decir, el límite de estados
posibles en el espacio (τ,σ). En la notación de esfuerzos, el primer subíndice indica el plano en un elemento y se
agrega una letra f como segundo subíndice para indicar la condición de falla.

τ τ
Estados
imposibles
lla Imposible
de fa
v o lven t e
En σ )
τ ff=f( ff τ ff
En falla
Estados
posibles Estable

σ σ ff σ

Por simplicidad, se puede representar solamente la mitad superior de los círculos. El criterio de falla de Mohr es
independiente de la dirección del esfuerzo cortante, por lo que la parte inferior (omitida) del diagrama es
simétrica a la mostrada.

Envolvente de falla de Mohr – Coulomb

La combinación del criterio de falla de Mohr con la teoría de resistencia de Coulomb da como resultado un
criterio de resistencia denominado “Mohr-Coulomb”, de uso extendido en Mecánica de Suelos. La ecuación de
Coulomb es una función particular (una línea recta) que cumple con el criterio de falla de Mohr y define la
envolvente de falla. En el caso general, la ecuación de una línea recta para la envolvente sería:
τ ff = a + b σ ff
en donde a es la intersección con el eje del esfuerzo cortante y b la pendiente de la línea. En los términos
usados por Coulomb, la ecuación resulta:
τff = c + σ ff tan φ
En función de esfuerzos efectivos:
τff = c' + σ'ff tan φ'

τ
encia
de resist
e
lvent nφ
Envo =c+σ ff ta φ
τff
c

Los parámetros de resistencia c y φ que definen la envolvente de resistencia o falla se determinan a partir de
una serie de ensayos en el laboratorio, en los cuales se dan aplican diferentes tipos de esfuerzos a muestras de
suelo en condiciones variadas de confinamiento y drenaje. Por lo tanto, cuando se usa el criterio de falla
generalizado de Mohr-Coulomb, la “cohesión” y el “ángulo de fricción” se refieren a los parámetros de la
ecuación de la envolvente de falla (intersección y pendiente) y no necesariamente a las propiedades reales del
material. Puesto que la resistencia de los suelos se desarrolla por fricción y ésta es función de los esfuerzos
efectivos, cuando se utilizan esfuerzos totales para el análisis de resistencia, los parámetros de la envolvente
no son propiedades reales que se puedan aplicar a cualquier condición de carga, si no se consideran los
esfuerzos efectivos correspondientes.

El criterio de resistencia de Mohr–Coulomb es el más usado en Mecánica de Suelos porque es simple y predice
los esfuerzos en el plano de falla en la condición de falla. El criterio permite identificar las superficies potenciales
de falla en una masa de suelo y estimar los estados de esfuerzo en ellas. Esto es útil en el análisis de estabilidad
de taludes y de capacidad de soporte de cimentaciones, dado que las masas de suelo fallan en superficies o
planos claramente identificables.

Obtención de la envolvente de resistencia

Una envolvente de resistencia es una representación gráfica de una condición límite del suelo en el plano τ σ’ o
τ – σ. La condición límite puede ser la resistencia máxima, la resistencia última o la resistencia residual. En la
práctica del análisis geotécnico, para evaluar la resistencia en forma adecuada, se debe considerar la condición
que la carga aplicada induce en el terreno, en relación con la generación de exceso de presión de poro. La
fricción entre partículas, función del esfuerzo efectivo, es el principal factor determinante de la resistencia al
cortante de los suelos y, de acuerdo con la ecuación de Coulomb, la resistencia aumenta proporcionalmente con
el esfuerzo efectivo. Esto solo ocurre si el suelo actúa en condición drenada ante la carga aplicada. En
condición no drenada la carga se transfiere inicialmente a la presión de poro y no genera incremento en el
esfuerzo efectivo sino a largo plazo. Al analizar los resultados de ensayos para medir la resistencia se debe
hacer clara la diferencia entre el ángulo obtenido con base en envolventes de esfuerzos efectivos y de esfuerzos
totales. Es necesario, además, utilizar un subíndice que especifique la condición que representa la envolvente.

Resistencia al corte en condición drenada y ángulo de fricción

El comportamiento de los suelos de grano grueso (gravas y arenas) se puede asumir en condición drenada para
la mayoría de las cargas de obras de ingeniería, con excepción de las cargas dinámicas inducidas por los
impactos y los sismos. En ensayos con suelos secos o en ensayos drenados con suelos saturados
normalmente consolidados, en los cuales la carga se aplica lentamente y se permite el flujo de agua, no se
genera exceso de presión de poro y los esfuerzos totales son idénticos a los esfuerzos efectivos.

La figura muestra la relación entre las curvas de esfuerzo - deformación y las envolventes de resistencia típicas
de materiales de grano grueso en condición seca o drenada obtenida en un ensayo de corte directo, el cual es el
más sencillo y uno de los primeros en ser utilizado para investigar la resistencia de suelos de grano grueso. La

τ τ Envolvente de
resistencia máxima

3
Esfuerzo cortante

Envolvente de
resistencia última
2

φ'f
φ'ult
σ'
γ σ'1 σ'2 σ'3
Deformación (o desplazamiento) Esfuerzo normal

a. Curvas de Esfuerzo - Deformación b. Envolventes de resistencia


determinación de la envolvente de resistencia requiere de tres pruebas con el mismo suelo, a diferentes niveles
de esfuerzo normal ( σ’1<σ’2<σ’3). Las curvas mostradas son típicas de suelos densos o preconsolidados
(rígidos). Las envolventes se obtienen dibujando la línea recta de mejor ajuste a través de los pares de (σ’,τ).

El aparato de corte directo no es apropiado para investigar la resistencia en condición no drenada de las arcillas.
Para estos materiales, es preferible realizar ensayos de compresión triaxial con medición de presiones de poro,
para expresar los resultados en función de esfuerzos efectivos.

τ Ensayos drenados
y no drenados
c'=0 φ'

Esfuerzo efectivo σ'

Cuando se realiza el análisis de resistencia en función de esfuerzos efectivos, la envolvente de falla de Mohr–
Coulomb es una línea recta que se proyecta hacia al origen del espacio (σ’,τ), lo cual muestra que la resistencia
de los suelos es fundamentalmente originada por fricción entre partículas y que la cohesión (real) en estos tipos
de suelos es nula o casi nula (c'=0). Cuando se utiliza la misma escala para los esfuerzos normal y cortante en
las gráficas de las envolventes, es posible leer directamente el ángulo φ’. Este ángulo se denomina ángulo de
resistencia al cortante, y puede ser considerado una buena aproximación para el ángulo de fricción del suelo.
El ángulo de resistencia es una propiedad intrínseca del suelo. Puesto que la condición drenada es más usual
para construcciones civiles sobre suelos de grano grueso, el ángulo de fricción se utiliza más frecuentemente
para modelar la resistencia de gravas, arenas y en menor grado limos. En este caso, si se desprecia la cohesión
real por tener valor muy bajo, la ecuación de Coulomb se reduce a:

τ=σ’tanφ’

Existen excepciones para la selección de un valor de c’ distinto de cero en la ecuación de la envolvente de falla
de Mohr-Coulomb en función de esfuerzos efectivos. Los esfuerzos de confinamiento (normales) muy altos en
ensayos de compresión producen la ruptura de partículas más que el deslizamiento o rodamiento que se asocia
con la fricción entre las mismas y, en consecuencia, el ángulo de fricción de arenas y gravas medido
experimentalmente se reduce con el incremento de esfuerzo efectivo.

τ
A esfuerzos A esfuerzos
bajos altos
φ'a
φ'b

c'b

c'a=0
Esfuerzo efectivo σ'

Para representar este efecto en la ecuación de resistencia de Coulomb, se debe asumir un valor de c’ (cohesión)
distinto de cero, como se muestra en la figura. Eso no significa que exista realmente cohesión, sino que se trata
de un recurso matemático para obtener una mejor aproximación de la envolvente a los resultados
experimentales de la medición de resistencia. En este caso, es importante expresar claramente el intervalo de
valores del esfuerzo efectivo para el cual es válida la ecuación.

Las arcillas preconsolidadas presentan una tendencia a la expansión en ensayos drenados cuando los esfuerzos
normales son inferiores a la presión de preconsolidación. El equipo de carga debe realizar un trabajo adicional
contra la dilatancia del material y como resultado, la resistencia medida es mayor y la envolvente de los círculos
de falla no proyecta hacia el origen. En consecuencia, el valor de la cohesión (c') obtenido a partir de la
envolvente es distinto de cero también en este caso.

τ Envolvente bilineal
Envolvente lineal c'=0
Posible envolvente real
c'

σ'

Resistencia al corte en condición no drenada y cohesión aparente

Para los suelos de grano fino (limos y arcillas), saturados, la mayoría de las cargas de las obras civiles producen
una condición no drenada por la baja permeabilidad de esos suelos. Ante el impedimento de drenaje que
produce la baja permeabilidad del material, el incremento de las cargas de construcción (cambio en el esfuerzo
total) es transferido inicialmente a la presión de poro del agua pero no varía el esfuerzo efectivo. Esta es la
condición crítica para el suelo dado que no ha ocurrido el incremento de esfuerzo efectivo que mejore su
resistencia. El esfuerzo efectivo se incrementa solamente mediante la expulsión del agua de los poros
(consolidación).

Para evaluar la resistencia en este caso se recurre usualmente a una serie de ensayos de compresión triaxial,
con especimenes saturados, extraídos a la misma profundidad y en el mismo sitio. Como se mostrará
posteriormente, el proceso de extracción cuidadoso generaría una presión de poro negativa en los especimenes
lo cual mantendría un valor residual del esfuerzo efectivo in situ.

En los ensayos de compresión triaxial más empleados para medir la resistencia de suelos arcillosos, los
especimenes se cargan en condición no drenada, bajo diferentes niveles de esfuerzos de confinamiento, sin
consolidación previa. Los resultados de este tipo de ensayo en función de esfuerzos totales son similares a la
siguiente figura.
Envolvente de resistencia
τ en condición no drenada

φ=0
c

La figura muestra claramente que, en función de esfuerzos totales, la resistencia del suelo es una constante,
independiente del valor del esfuerzo total. Esto se debe a que en la condición no drenada, el esfuerzo total
(confinamiento aplicado externamente a las muestras de suelo) se traduce íntegramente en presión de poro de
igual magnitud y el esfuerzo efectivo de la muestra no cambia. Consecuentemente, la resistencia en condición
no drenada tampoco varía al incrementarse el esfuerzo total y el valor obtenido es único y específico para el
esfuerzo efectivo existente en la muestra.

En este caso, según se observa en la figura, la envolvente de falla es una línea horizontal. En consecuencia, la
ecuación de resistencia de Coulomb, en función esfuerzos totales, se reduce al término constante (de la
cohesión), es decir:

φ=0 τ=c

Por esa razón, la resistencia de los suelos arcillosos en condición no drenada es comúnmente denominada
“cohesión” y estos suelos también son denominados “cohesivos”. Sin embargo, el término “cohesión” aplicado
en este contexto puede resultar engañoso, puesto que es un parámetro obtenido por ajuste de una línea recta
a la envolvente de falla, la cual no necesariamente mide la verdadera cohesión. Como ya se explicó, la
verdadera cohesión (c’) sólo es reconocible cuando se analiza la resistencia en función de esfuerzos efectivos y
su magnitud en el caso de los suelos es muy reducida.

Debe tenerse claro que la cohesión que es aparente en ese caso es consecuencia únicamente de utilizar el
criterio de resistencia de Mohr-Coulomb en función de esfuerzos totales para el análisis de la falla. Esta
resistencia debe preferiblemente ser referida como resistencia en condición no drenada, cu o su y se debe
recordar que es el uso de la terminología de Coulomb para el término constante de la ecuación lo que puede
generar confusión.

Para obtener la envolvente de resistencia en función de esfuerzos efectivos se debe conocer el valor inicial de
este. Dado que ese valor no cambia con el esfuerzo de confinamiento aplicado, cuando se grafican los
resultados en función de esfuerzos efectivos, se obtendría solamente un único círculo de la envolvente de
resistencia. Sin embargo, no es posible evaluar experimentalmente el esfuerzo efectivo residual en los
especimenes cuando son extraídos, por lo que el círculo solo se puede dibujar si se conoce previamente el valor
del ángulo de fricción del suelo.

La reducción de la ecuación de Coulomb al término constante puede ser confusa porque también induce a creer
que la resistencia en condición no drenada de un suelo saturado es constante, es decir que la “cohesión” es
constante. Sin embargo, es importante observar que el parámetro de cohesión es aplicable solamente a la
condición particular de esfuerzos efectivos en la masa de suelo, correspondiente a una determinada relación de
vacíos y contenido de humedad particular. Un cambio en cualquiera de esos factores produce un cambio en la
“cohesión”.

Por lo tanto, para evaluar la resistencia de un depósito de suelo arcilloso mediante este tipo de ensayo, las
muestras que se utilicen deben ser representativas de la condición de esfuerzos del sitio y se debería realizar
una serie competa de ensayos (al menos tres) para cada profundidad a la cual se hayan extraído las muestras.

Esfuerzos en la condición de falla para la envolvente de Mohr-Coulomb

Según el criterio de Mohr, cada punto de la envolvente de falla corresponde con los valores de los esfuerzos
normal y cortante en el plano de falla, en la condición de falla (σff,τff). Por cada punto de la envolvente pasa un
único círculo que es tangente a la misma y que representa todas las combinaciones posibles de esfuerzos que
producen la falla. Los esfuerzos principales y la inclinación de los planos de falla en relación con los esfuerzos
aplicados son de interés para la interpretación adecuada de los resultados de laboratorio.

El tipo de ensayo más común para medición de la resistencia de materiales es probablemente el de compresión
axial, con y sin confinamiento lateral de las muestras. Los ensayos de compresión tienen la ventaja de su fácil
interpretación con el círculo de Mohr, dado que los esfuerzos que se aplican son solamente esfuerzos normales
y, consecuentemente, son esfuerzos principales. Usualmente el esfuerzo de compresión que produce la falla se
aplica en sentido vertical, por lo que se analizará esa condición, mostrada en la siguiente figura.
Planos de falla
Ensayos de compresión triaxial σ1f conjugados

τ
Polo de planos σ3f σ3f
τff

σ1f
θf θf −θf θf −θf
σ3f σff σ1f σ
−θf
σ1f

σff
−τff
τff θf σ3f −τff −θf σ3f
σff

σ1f

Usando el polo de planos en el círculo se puede determinar el ángulo que forma el plano de falla con respecto al
plano del esfuerzo principal mayor en la falla (σ1f), según se muestra en la figura anterior. Se puede observar
que cualquier plano con la inclinación θf es potencialmente un plano de falla. En ensayos de compresión con
materiales que siguen el criterio de falla de Mohr-Coulomb como los suelos y el concreto, es común que
solamente uno o dos planos de falla lleguen a desarrollarse por completo. Esto se debe a que los elementos
mecánicos que se utilizan para aplicar los esfuerzos verticales (σ1) crean fricción en las fronteras de los
especimenes, la cual produce un efecto local de confinamiento o incremento del esfuerzo lateral (σ3). El
incremento del esfuerzo lateral a su vez incrementa la resistencia en los planos potenciales de falla que
intersecan esas fronteras y, en consecuencia, la falla se puede alcanzar solo en planos que no intersequen las
fronteras. Además, los materiales reales no son completamente homogéneos y este factor contribuye también
contribuye a definir los planos de falla que se desarrollan.

El caso particular de una envolvente de resistencia de Mohr-Coulomb general (τff=c+σfftanφ) se pueden calcular
la inclinación del plano potencial de falla con respecto a los planos de los esfuerzos principales y las relaciones
entre los esfuerzos principales y los parámetros de la envolvente (c y φ). Con los valores de los esfuerzos
principales en la condición de falla σ1f y σ3f, el centro y el radio del círculo de Mohr correspondiente se obtienen
a partir de las ecuaciones:
(σ + σ 3 ) f
af = 1
2
(σ − σ 3 ) f
Rf = 1
2
τ
σ tanφ
c+ f f
τ ff=
(σff,τff) F (σ − σ 3 ) f
Rf = 1
τff φ 2

2θf
φ c θf
P
σ3f σff O σ1f σ

c (σ1 + σ 3 ) f
af =
tan φ 2
Dado que en el ensayo de compresión axial el esfuerzo principal mayor σ1f se aplica en un plano horizontal, el
polo de los planos coincide con el punto (σ3f,0). A partir de este punto se traza una línea hasta el punto F
(σff,τff), la cual determina la inclinación del plano de falla, θf. Por ser el círculo tangente a la envolvente de falla,
el valor del ángulo del plano de falla con respecto al plano del esfuerzo principal mayor está dado por:
90º + φ φ
θf = = 45º+
2 2
En la figura se observa que:
( σ1 − σ 3 ) f
OF R f 2
sen φ = = =
OP OP cos φ (σ1 + σ 3 ) f
c +
sen φ 2
De donde se deducen las siguientes relaciones entre esfuerzos principales en la falla y parámetros de
resistencia:
(σ1 − σ 3 ) f = 2c cos φ + (σ1 + σ 3 ) f sen φ
⎛ σ1 ⎞ ⎛ 2c ⎞ cos φ 1 + sen φ
⎜ ⎟ =⎜ ⎟ +
⎜σ ⎟ ⎜ ⎟ 1 − sen φ 1 − sen φ
⎝ 3 ⎠ f ⎝ σ3f ⎠
⎛ σ1 ⎞ ⎛ 2c ⎞
⎜ ⎟ =⎜ ⎟ tan θ f + tan 2 θ f
⎜σ ⎟ ⎜ ⎟
⎝ 3 ⎠ f ⎝ σ3 f ⎠
2
⎛σ ⎞ ⎛ c ⎞ ⎛ ⎞
tan θ f = ⎜⎜ 1 ⎟ +⎜ ⎟ −⎜ c ⎟
⎟ ⎜σ ⎟ ⎜σ ⎟
⎝ σ3 ⎠f ⎝ 3f ⎠ ⎝ 3f ⎠

Para el caso de materiales cuya envolvente de resistencia se expresa en función de esfuerzos efectivos, con
c'=0, las expresiones anteriores se convierten en:
(σ'1 −σ' 3 ) f = (σ'1 +σ' 3 ) f sen φ'
⎛ σ'1 ⎞ 1 + sen φ' 2
⎜ ⎟
⎜ σ' ⎟ = 1 − sen φ' = tan θ f
⎝ 3 ⎠f
En el caso especial de los ensayos triaxiales rápidos (no consolidados, no drenados) con arcillas se obtiene una
envolvente en términos de esfuerzos totales en la que φ=0 y, por lo tanto, las ecuaciones anteriores resultan en:
(σ1 − σ 3 ) f = 2c
⎛ σ1 ⎞ ⎛ 2c ⎞
⎜ ⎟ =⎜ ⎟ +1
⎜σ ⎟ ⎜ ⎟
⎝ 3 ⎠ f ⎝ σ3f ⎠
tan θ f = 1
θ f = 45º
Sin embargo, aún en este caso el ángulo de falla observado en la realidad no es de 45º, dado que la resistencia
es función de los esfuerzos efectivos y no de los esfuerzos totales. Por lo tanto, en ensayos de compresión:
θ f = 45º+φ / 2
La razón entre el esfuerzo cortante y el esfuerzo normal en un plano determinado τθf/σθf se denomina
oblicuidad del plano y es representada por la tangente del ángulo α, como se observa en la figura siguiente.
τ nφ
c+σ ffta
τ ff=
(σff,τff) φ
τff
τθf

c α θ 2θ
σ3f σθf σff O σ1f σ
Las combinaciones de esfuerzo cortante y normal están dadas por los puntos del círculo y se puede demostrar
analíticamente que la oblicuidad máxima se da aproximadamente en el punto en el cual la envolvente es
tangente al círculo, es decir en el plano de falla y no en el punto de esfuerzo cortante máximo. En la figura se
observa además que la oblicuidad máxima (ángulo α máximo) coincide con el ángulo de fricción φ cuando el
parámetro c de la envolvente de Coulomb es nulo.

En cualquier plano con inclinación θ, los esfuerzos normal y cortante están dados por las ecuaciones del círculo
de Mohr, válidas para cualquier condición de esfuerzos, incluida la condición de falla:
σ + σ 3 σ1 − σ 3 1 + cos 2θ
σθ = 1 + cos 2θ = σ 3 + (σ1 − σ 3 )
2 2 2
sen2θ
τ θ = ( σ1 − σ 3 )
2
En el plano de falla, en la condición de falla, los esfuerzos están dados por:
( σ + σ 3 ) f ( σ1 − σ 3 ) f
σ ff = 1 − sen φ
2 2
(σ − σ 3 ) f
τ ff = 1 cos φ
2

También podría gustarte