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Pero cómo podemos ser tan lelos de no darnos cuenta!

El coronavirus ha
provocado muchos muertos, cierto, pero no es sino una excusa para
lanzar un ataque contra el corazón mismo de la Iglesia: la Eucaristía. A
ver, el señor Lolito Macron y el señor Conte, mandamases de Francia e
Italia, simplemente han prohibido las misas, o sea la Eucaristía, mientras
en España los obispos obedecían dócilmente al Gobierno Sánchez y
también clausuraban las eucaristías públicas. Y todo ello con mucha,
muchísima chulería.

La nota de color la pone el pinchaúvas de Juan Manuel Moreno,


presidente de la Junta de Andalucía, del Partido Popular, no del PSOE.
Porque a lo mejor sin querer, Moreno apuntó al centro de la cuestión al
proponer a Pedro Sánchez (‘a bodas me convidan’, debió pensar
Sanchinflas) que prohibiera, no las eucaristías públicas, sino la
comunión… porque es sabido que comulgar es algo de lo más
contagioso. O sea, prohibir la comunión para salvar vidas, cuando lo cierto
es que la vacuna contra la coronavirus es, precisamente, la Eucaristía.

A ver, el objetivo de todo este pandemonio, más que pandemia, del


coronavirus es acabar con la comunión del Cuerpo de Cristo por parte
de los fieles. A ver: si se corta el acceso a Cristo Sacramentado sí que
habrán destruido la Iglesia, será el golpe final.

Sí, de acuerdo, la Iglesia no se puede destruir, pero la humanidad, parte


del Cuerpo Místico, sí se la puede aniquilar. Y no me hace mucha ilusión,
la verdad.

El coronavirus sólo aniquila el cuerpo; la ausencia de comunión aniquila el


alma.

Y así, el coronavirus resulta un taque demoniaco. Por tanto, a la


Eucaristía hay que defenderla con la vida… si fuera necesario e intuyo
que puede empezar a serlo. Pues el día en que no podamos comulgar
será el mismo día de nuestro final.

Juan Manuel Moreno no es satánico, no, simplemente un pobre iluso


que no sabe ni con qué juega ni a lo que juega. Y es lo mejor que puedo
decir de él… y de Macron, de Conte o de Sánchez.

Pero no caigamos en la idiocia. Ni estamos en guerra ni tendremos que


coger las armas.

Porque la “nueva normalidad” de don Pedro Sánchez, la ‘Nueva


Realidad’ postcoronavirus, no es más que la venenosa sociedad
del Nuevo Orden Mundial (NOM), de la que María Jesús Montero
-probablemente otra marioneta- ya no se recata de tratar ante el
micrófono.

Es decir, el imperio global de la Nueva Masonería… con la excusa del


coronavirus.

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