Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INFARTO:
Es un área de necrosis isquémica secundaria a la oclusión del riego sanguíneo del tejido
afectado.
ROJOS (HEMORRÁGICOS)
BLANCOS (ANÉMICOS).
Infarto anémico
Los infartos anémicos se producen en órganos con irrigación terminal o simple. A ellos
pertenece el corazón, el riñón y el bazo. El infarto en estos órganos presenta sin embargo
un aspecto hemorrágico en las primeras 24 horas, se debe a la extravasación de sangre
contenida en los vasos que se necrosan. A partir del segundo día, a medida que se
reabsorbe esta sangre, van apareciendo los caracteres macroscópicos típicos de la
necrosis de coagulación.
Se trata por lo tanto de un componente hemorrágico inicial y sólo pasajero, que no quita
el carácter de anémico de estos infartos, puesto que a la zona comprometida no sigue
llegando sangre. En la substancia blanca cerebral el infarto anémico no alcanza a aparecer
hemorrágico ni siquiera al comienzo debido a que los vasos son poco numerosos.
Infarto hemorrágico:
Lo que explica el carácter hemorrágico de algunos infartos es que sigue llegando sangre a
la zona isquémica aunque en cantidad insuficiente para mantener la vitalidad de los
tejidos. Las condiciones más frecuentes en que se da este hecho son:
Oclusión venosa.
En tejidos laxos
tejidos con circulación doble.
Tejidos con congestión previa.
Cuando se recupera el flujo tras un infarto.
En la mayor parte de los tejidos, el principal hallazgo histológico asociado al Infarto es la
necrosis isquémica coagulativa. Se empieza a observar una respuesta inflamatoria
alrededor de los márgenes del infarto en unas pocas horas y, en general, está bien
definida en I -2 días. Al final, a la inflamación le sigue la reparación, que comienza por los
márgenes conservados.
En el infarto isquémico antiguo la zona necrótica es reemplazada por tejido cicatrizal
retráctil que macroscópicamente se ve de color nacarado.
En el infarto hemorrágico antiguo la cicatriz se ve pigmentada por el depósito de
hemosiderina.
Macroscópicamente la mayoría de los infartos tiene forma de cuña, con el vaso ocluido en el ápex
y la periferia de órgano formando la base.
TROMBOSIS:
El proceso de coagulación está formado por la hemostasia y la fibrinólisis y dependen del vaso
sanguíneo, las células hemáticas circulantes, la hemostasia y sus reguladores. La hemostasia es un
proceso fisiológico que mantiene la sangre en estado líquido, mientras que induce la formación de
un tapón hemostático en los sitios donde hay lesión vascular; una alteración en este proceso
llevará a la formación de la trombosis.
Existen diversos tipos de trombos: los arteriales y cardíacos, los venosos y los desarrollados sobre
las válvulas cardíacas.
La trombosis es una obstrucción local del flujo de la sangre en algún vaso sanguíneo, arterial o
venoso, y que provoca que los tejidos y células irrigados por ese vaso sufran isquemia. Si la
isquemia se prolonga, se produce una lesión celular irreversible (necrosis) la cual puede afectar a
cualquier órgano (infarto).
Aunque la trombosis afecta con mucha mayor frecuencia a las arterias y venas, también se genera
en los capilares o en el corazón. Dependiendo de factores hemodinámicos, el trombo se forma por
una malla que tiene proporciones variables de fibrina y plaquetas y que engloba otros elementos
celulares de la sangre como glóbulos rojos y blancos.
Las consecuencias clínicas de una trombosis incluyen múltiples y diversas complicaciones agudas o
crónicas que pueden dejar secuelas graves y discapacitantes hasta la muerte del individuo. Las
complicaciones de la trombosis se originan también por el consumo de elementos hemostáticos o
por el desprendimiento y embolización del material trombótico. Un émbolo es un fragmento de
trombo que viaja en la circulación. En el caso de un émbolo venoso, éste puede viajar sin
obstáculos por la circulación venosa de calibre cada vez mayor a medida que se aproxima al
corazón. Luego de pasar por las cavidades cardiacas derechas finalmente pasa a una de las arterias
pulmonares y, súbitamente, se aloja en el sistema vascular pulmonar. Ya que el diámetro arterial a
este nivel disminuye a medida que se hace distal al corazón, el sistema arterial pulmonar actúa
como un filtro que atrapa al émbolo produciendo el cuadro clínico de infarto o tromboembolia
pulmonar (TEP). Por estas razones es que el término actual para la trombosis venosa es
enfermedad tromboembólica venosa (ETV), ya que toda trombosis venosa profunda (TVP) de la
circulación venosa sistémica puede provocar TEP. Casi siempre, toda TEP es secundaria a una TVP.
1. la lesión endotelial.
2. turbulencia del flujo sanguíneo.
3. hipercoagulabilidad de la sangre
3. Hipercoagulabilidad:
Es la alteración en las vías de la coagulación que predisponen a la trombosis. Sus causas primarias
son: mutaciones del Factor II, V, mutación del gen de Metiltetrahidrofolato, deficiencia de la
proteína C, y las causas secundarias se puede deber a la inmovilización prolongada, infarto de
miocardio, fibrilación auricular, y daño tisular, entre otras. Las diátesis trombóticas adquiridas
como el uso de anticonceptivos orales y el estado hiperestrogénico del embarazo pueden estar
parcialmente causados por aumento en la síntesis hepática de factores de coagulación y una
reducida síntesis de antitrombina III. En los cánceres diseminados las liberaciones de productos
tumorales pro-coagulantes predisponen a trombosis y en la edad avanzada el aumento de la
susceptibilidad a la agregación plaquetaria y una reducción liberación de PGI por el endotelio
predispone a la hipercoagulabilidad.
Se clasifican en cardíacos y arteriales pequeños, venosos y los formados sobre las válvulas
cardíacas. Los trombos aórticos o cardíacos clásicamente no son oclusivos, tienen un color gris
rojo, principalmente se forman en zonas de infarto del ventrículo izquierdo, en sacos
aneurismáticos y en placas ateroscleróticas rotas. Los venosos se producen en sitios de estasis,
suelen ser oclusivos de tonalidad rojo azulado, el 90% se producen en las extremidades inferiores.
En casos de tumores y endocarditis infecciosa, se pueden formar trombos sobre las válvulas
cardíacas.
Si se produce una diseminación bacteriana, el contenido del trombo degradado se comporta como
un medio de cultivo ideal y la infección que tiene lugar puede debilitar la pared vascular, con la
consiguiente formación de un aneurisma micótico
TROMBOSIS VENOSA
Los trombos murales, cardíacos y aórticos pueden embolizar a cerebro, riñón y bazo. El infarto
miocárdico con discinesia y lesión endocárdica puede dar lugar a trombos murales. La cardiopatía
reumática puede ocasionar estenosis de la válvula mitral, propiciando la formación de un trombo
en el interior de la aurícula. La aterosclerosis causa trombos arteriales asociados con flujo vascular
anormal y la pérdida de la integridad endotelial.
Se le realiza electrocardiograma (ECG) que muestra taquicardia sinusal, con datos de sobrecarga
de ventrículo derecho y presencia de patrón S1Q3T3. La radiografía de tórax con datos de
hipertensión venocapilar pulmonar y amputación de la arteria pulmonar derecha. Laboratorios
con Dímero D 4935 ng/ dL, resto en límites normales. Se decide su ingreso a la Unidad de Cuidados
Coronarios, sin apoyo de aminas, y se solicita Doppler de miembros inferiores que muestra la
presencia de trombo oclusivo en vena femoral común izquierda. Se realiza ecocardiograma
transesofágico (ETE) que muestra presión sistólica pulmonar (PSAP) 69 mmHg, dilatación de
cavidades derechas y movimiento paradójico del septum interventricular, así como la presencia de
un trombo de 7 X 1.3 cm que protruye desde la vena cava hasta región apical de ventrículo
derecho. Se inicia manejo con heparina no fraccionada a dosis convencionales y se decide realizar
trombectomía. Durante el monitoreo y al momento de realizar la intubación endotraqueal
presenta datos de hipotensión severa y fibrilación ventricular que revierte con 300 joules. Se
diseca arteria femoral derecha y vena femoral izquierda, observando salida abundante de trombos
de vena femoral. Posteriormente se realiza esternotomía a gran velocidad por presencia de paro
cardiorrespiratorio, encontrando un corazón muy dilatado, se cánula aorta ascendente y ambas
venas cavas. Se baja temperatura a 30°C, se excluyen las venas cavas extrayendo trombos de vena
cava inferior (VCI) y aurícula derecha. Se abre el tronco de la arteria pulmonar extrayendo de
ambas ramas abundantes coágulos que obstruían totalmente la luz.
Es una masa intravascular sólida, líquida o gaseosa, que es transportada por la sangre hacia un
lugar alejado de su punto de origen. La mayoría de los émbolos se deben a un trombo desplazado,
por eso se habla de tromboembolia, otros tipos menos frecuentes de émbolos son las gotículas de
grasa, las burbujas de aire o nitrógeno, los restos de ateroesclerosis (émbolos de colesterol).
Los émbolos pueden alojarse en cualquier zona del árbol vascular, provocando la oclusión parcial o
completa del vaso. La consecuencia principal de la embolización sistémica es una necrosis
isquémica (infarto) de los tejidos distales, mientras que la embolización en la circulación pulmonar
puede producir hipoxia, hipotensión e insuficiencia cardiaca derecha
insuficiencia cardiaca derecha.
EMBOLIA GRASA:
Desde el punto de vista etiológico, la embolia grasa puede ser secundaria a múltiples causas como
son traumatismos, tratamiento prolongado con esteroides, quemaduras, liposucciones,
trasplantes de médula ósea, pancreatitis aguda, cirugía a corazón abierto y artroplastias de cadera
o rodilla. No obstante, el desencadenante más frecuente son las fracturas de huesos largos y
pelvis; el 90% de las embolias grasas son consecutivas a fracturas diafisarias de fémur y tibia,
especialmente en pacientes jóvenes y de sexo masculino.
Su patogenia no es bien conocida y se han establecido múltiples teorías para explicarla, aunque las
más aceptadas son la teoría mecánica y la bioquímica. Según la primera, el aumento de la presión
intramedular tras la lesión ósea o la manipulación quirúrgica determina que los glóbulos grasos
procedentes de la médula ósea sean empujados al interior del sistema venoso. Los fragmentos de
médula ósea son rodeados por agregados plaquetarios formando microémbolos mixtos que
alcanzan distintos territorios vasculares, fundamentalmente en pulmón y cerebro, justificando de
este modo la clínica del paciente. La teoría bioquímica de la lesión endotelial, que es la causa de
las múltiples hemorragias petequiales, establece que la acción de las lipasas séricas sobre las gotas
de grasa circulantes genera ácidos grasos libres que poseen efecto citotóxico sobre los neumocitos
y las células endoteliales. El conjunto de síntomas generados por la alteración de los diferentes
órganos conforma el SEG que se caracteriza por la triada clásica consistente en insuficiencia
respiratoria (96%), compromiso neurológico (59%) y rash petequial (33%).
EMBOLIA GASEOSA:
La distinción, el diagnóstico y las consecuencias de una embolia venosa o de una embolia arterial
son de gran importancia.
Vasos pulmonares.
Los lugares más frecuentemente afectados son: las venas pulmonares, la aurícula izquierda, las
heridas por arma blanca de la aorta y de sus ramas, o las heridas penetrantes del pulmón por
costillas fracturadas.
4) CONCEPTO Y EJEMPLOS DE PETEQUIA Y PÚRPURA: Hallazgos macro y microscópicos
en ambos casos.
PETEQUIA
Las petequias son lesiones pequeñas de color rojo, formadas por extravasación de un
número pequeño de eritrocitos cuando se daña un capilar. Son pequeños derrames
vasculares cutáneos del tamaño de un tamaño de 1-2 mm de diámetro. Inicialmente son
de color rojo, violáceo o negruzco y cambian después hacia el verde, el amarillo y el
marrón a consecuencia de los sucesivos cambios químicos de la sangre
La definición de petequia incluye dos datos fundamentales: no existían antes, son de muy reciente
aparición (horas) y, lo más importante, son extravasaciones de sangre (de ahí su color
característico). Se deben a la salida de una ínfima cantidad de sangre de un capilar o vaso
sanguíneo de la dermis (bajo la piel superficial). Esta salida insignificante de sangre tiene varias
causas que analizaremos por frecuencia y gravedad:
1º Petequias de esfuerzo: aparecen como consecuencia de una tos pertinaz o, más típicamente,
de vómitos reiterados. Dado que el esfuerzo de ambos procesos se transmite a la cara, la
localización de éstas suele ser en alrededor de los ojos y la boca. Se consideran absolutamente
benignas y desaparecen en pocos días.
2º Petequias por infecciones: Las infecciones más frecuentes y benignas son las víricas y son causa
de petequias. Por otra parte, las infecciones bacterianas son causa de petequias, aunque dado que
algunas de estas infecciones pueden ser muy graves, el hallazgo de petequias en presencia de
fiebre (como indicativo de proceso infeccioso) constituye un dato que debe alertar sobre la
posibilidad de un proceso grave.
3º Petequias por vasculitis: vasculitis significa inflamación de un vaso, existe una enfermedad
frecuente y habitualmente benigna en la que la inflamación de los vasos de la piel provoca
petequias grandes e, incluso, palpables (hacen relieve), todo ello en ausencia de fiebre.
4º Petequias por trombopenia: es decir por disminución en los niveles de plaquetas y tiene
orígenes variados: desde la relativamente frecuente, aunque no siembre benigna, Purpura
trombocitopénica idiopática (las plaquetas son destruidas por nuestras propias defensas, hasta
enfermedades más graves, aunque más raras, de la sangre. Son parecidas a las petequias por
vasculitis, pero no son palpables y suelen ser algo más pequeñas. La única forma de diagnosticar el
descenso de estas células sanguíneas encargadas de la coagulación es a través de una analítica.
5º Otros: otros procesos, como los trastornos congénitos de coagulación, perdida del soporte de la
pared vascular como sucede en la deficiencia de
vitamina C.
MACROSCOPICAMENTE:
Se observan como puntos redondos y pequeños de color púrpura o marrón debido al sangrado
debajo de la piel. Puede darse en un área pequeña, debido a un traumatismo menor, o
generalizado, debido a un trastorno de coagulación de sangre.
PURPURA
La púrpura es una hemorragia algo más extensa (3-5 mm), que se puede deber a los mismos
trastornos que producen petequias, como traumatismos, inflamación vascular (vasculitis) y
aumento de la fragilidad vascular.
Tipos de púrpura
Existen diversos tipos de púrpura de acuerdo a la causa que la genera, estas son:
Púrpura de Henöch-Schönlein
La púrpura de Henöch-Schönlein es el tipo más común en los niños con menos de 10 años de edad
y se caracteriza por la inflamación de pequeños vasos, causando la aparición de manchas rojas,
principalmente en las piernas y glúteos, pudiendo causar dolor en las articulaciones o en el
abdomen.
Tipo raro de púrpura que es más frecuente entre los 20 y los 40 años. Este tipo de púrpura se
caracteriza por el aumento de la agregación plaquetaria, causando la formación de trombos y
haciendo con que los hematíes se rompan. De esta forma es importante que esta condición se
identifica lo más pronto posible para evitar la anemia, pérdida de plaquetas y alteraciones
neurológicas.
Púrpura fulminante
Surge en el recién nacido debido a la falta de proteínas de la coagulación, provocando la
formación de coágulos en los vasos que pueden dificultar la circulación de la sangre, causando la
aparición de manchas rojas en la piel que pueden volverse negras debido a la muerte celular de la
piel.
MACROSCOPICAMENTE
Mecanismo
Es una condición que afecta al sistema cardiovascular . Por lo general comienza con la sangre se
acumula en el saco pericárdico posterior al corazón , y con el tiempo se expande para rodear todo
el corazón. La acumulación de líquido a continuación, hace que la presión dentro del saco
pericárdico a aumentar. Si la presión se vuelve mayor que la presión intracardiaca del corazón, se
puede producir la compresión de las cámaras cardíacas adyacentes. Esta compresión,
llamado taponamiento cardíaco , se asocia a menudo con hemopericardio y puede ser fatal si no
se diagnostica y se trata a tiempo. Los signos tempranos de esta compresión incluyen la inversión
de la aurícula derecha durante ventricular sístole seguido por diastólica compresión del tracto de
salida ventricular derecho .
También se han reportado casos en los que se observó hemopericardio como manifestación inicial
de la trombocitemia esencial .
CASO CLINICO:
Mujer de 66 años, hipertensa, acudió por opresión torácica típica en reposo y cortejo vegetativo
de 2 h de evolución. A su llegada, tenía presión arterial de 165/88mmHg; en la exploración
destacaban obesidad troncular y soplo sistólico II/VI en focos de la base. El ECG mostró elevación
del ST en cara inferior y de V2-6. Se realizó fibrinolisis con 9.000 U de tenecteplasa, pues se estimó
un tiempo puerta-balón > 90 min y se encontraba en las primeras 2 h de evolución. Se administró
conjuntamente enoxaparina, ácido acetilsalicílico, nitroglicerina y morfina. Un ecocardiograma
urgente demostró acinesia del ápex y la cara anterior, y se estimó una fracción de eyección del
40%. Se observó un ligero derrame pericárdico posterior. La persistencia de los síntomas y que no
se resolviera el ST llevaron a realizar angioplastia de rescate. Antes de llegar a la sala, presentó
disociación electromecánica, que no se pudo reanimar, y la paciente falleció.
Los edemas no inflamatorios son líquidos con escasas proteínas, denominándose transudados, son
frecuentes en muchas enfermedades como la insuficiencia cardiaca, insuficiencia hepática,
nefropatías y trastornos nutricionales graves.
Es causado por:
Shock Hipovolémico:
Los cambios celulares y tisulares producidos por el shock cardiogénico o hipovolémico son, en
esencia, los correspondientes a la lesión hipoxica. Los cambios pueden aparecer en cualquier
tejido, aunque resultan especialmente en el encéfalo, corazón, pulmones, riñones, suprarrenales y
tubo digestivo.
-Las pérdidas internas pueden deberse a un escape de líquidos de los capilares del intestino hacia
la luz intestinal, hemorragia interna y deterioro del retorno venoso por obstrucción de la vena
cava. Dos causas comunes de la rápida pérdida de sangre interna son las lesiones de órganos
sólidos y rotura de un aneurisma aórtico abdominal. Un choque hipovolémico significativo puede
ser el resultado de pérdida de fluidos, diferentes a la sangre. Dos ejemplos son la gastroenteritis y
las quemaduras extensas.
-Las pérdidas externas de líquidos se refieren al escape de líquidos, plasma o líquidos del cuerpo,
por hemorragia debido a heridas externas. La cantidad de sangre circulante en el cuerpo puede
disminuir cuando se pierde demasiada cantidad de otros líquidos corporales, como en las
quemaduras, diarrea y vómitos.
Caso Clínico
Hombre de 58 años, con antecedente familiar de cardiopatía coronaria, tabáquico y dislipidémico
sin tratamiento farmacológico. Presentó intenso dolor precordial mientras jugaba fútbol,
consultando en un servicio de urgencia donde presentó paro cardiorrespiratorio por fibrilación
ventricular. Fue tratado con múltiples desfibrilaciones y maniobras de reanimación durante 25
min. El electrocardiograma (ECG) mostró supradesnivel del segmento ST en la pared anterior. Se
trasladó al Hospital Clínico de la Pontificia Universidad Católica de Chile para estudio
hemodinámico de urgencia, con IAM de 9 h de evolución. Al ingreso se encontraba intubado con
asistencia ventilatoria mediante ambú, hemodinámicamente inestable requiriendo infusión de
noradrenalina a 0,1 µg/kg/min. El ECG mostró onda Q y supradesnivel del segmento ST hasta 3
mm en VI a V3. Troponina I: 292 ng/mL (normal <0,05).
Se realizó coronariografía a las 10 h de iniciado el IAM, que mostró oclusión total de la arteria
descendente anterior (ADA) proximal, con coronaria derecha y circunfleja sin lesiones,
efectuándose angioplastia con balón en ADA, con flujo final TIMI II. Se realizó ecocardiograma que
evidenció akinesia no adelgazada antero-septo-apical, determinando una severa disfunción
sistólica con FE estimada en 25%, sin otro hallazgo patológico.
Su temperatura central era de 38,5°C, con leucocitosis de 25.400 /mm 3 y proteína C reactiva de
23,7 mg/dL (normal <1). Se realizaron cultivos e imágenes buscando algún foco infeccioso, que
incluyeron radiografía de tórax y escáner de tórax, abdomen y pelvis, todo lo cual resultó negativo
para infección, atribuyéndose el shock distributivo secundario a IAM extenso no reperfundido en
forma precoz.
El paciente tuvo un IAM extenso de pared anterior del ventrículo izquierdo, como consecuencia de
oclusión aguda aterotrombótica de ADA reperfundido con angioplastia percutánea con balón a las
10 h de evolución del IAM, y que presentó shock cardiogénico asistido mediante balón de
contrapulsación intraaórtico, complicado por un SIRS caracterizado por fiebre, leucocitosis y falla
hemodinámica que requirió de altas dosis de noradrenalina y adrenalina, sin evidencia de
infección.
Este comportamiento no puede ser explicado por la fisiopatología clásica del shock cardiogénico,
donde sólo existe una depresión de la contractilidad miocárdica que provoca un síndrome de bajo
gasto cardíaco, hipotensión arterial e insuficiencia coronaria. Tal como propuso Hochmam, este
paradigma debe ser extendido gracias a los análisis del estudio SHOCK, agregándose la presencia
de un SIRS secundario a la liberación de citoquinas que produce una mayor depresión miocárdica y
vasodilatación inapropiada, ambas mediadas en parte por óxido nítrico
Existen dos tipos de SDMO, el primario y el secundario. Mientras el primero ocurre a consecuencia
de una «agresión bien definida», el segundo no tiene relación con la lesión y surge días después,
comúnmente como resultado de la respuesta corporal a la agresión. La disfunción multiorgánica
puede tener diversas causas, entre las que se encuentran: quemaduras, infecciones,
traumatismos, etc.
La fisiopatología del SDMO es un proceso complejo relacionado con la respuesta orgánica a una
agresión externa; la respuesta del organismo es la inflamación, que, en estos casos, termina
siendo una respuesta exagerada ocasionando el SRIS. Aun después de finalizada la agresión inicial
la respuesta inflamatoria continúa, desencadenando la pérdida de la función de uno o más
órganos o sistemas orgánicos. Para el diagnóstico se han desarrollado escalas que permiten
establecer la severidad de la disfunción. Según patólogos, todas las manifestaciones clínicas y
humorales que llevan al diagnóstico de este síndrome se evidencian por alteraciones morfológicas
y al conjunto de estas manifestaciones que guardan relación con la disfunción denominaron Daño
multiorgánico (DMO)
Los hallazgos cardiacos dependen del proceso patológico cuyo espectro varía desde infartos de
miocardio hasta estenosis o insuficiencia valvular, o afectación miocárdica intrínseca. Las
alteraciones microscópicas son inespecíficas, aparecen sobre todo una hipertrofia de los miocitos y
grados viables de fibrosis intersticial. El deterioro de la función ventricular izquierda suele inducir
una dilatación secundaria de la aurícula izquierda, con aumento e riesgo de fibrilación auricular.
En cuanto a los pulmones, la congestión pulmonar y el edema hacen que los pulmones sean
pesados y muestren un aspecto edematoso húmedo. Entre los cambios pulmonares, de los más
leves a los más graves, cabe citar los siguientes:
1. Insuficiencia sistólica: se define como una fracción de eyección insuficiente, es decir que
tenemos una insuficiencia del bombeo, y su causa se corresponde con algunos de los
numerosos trastornos que dañan o alteran la función contráctil del ventrículo izquierdo.
2. La insuficiencia diastólica: el ventrículo izquierdo esta anormalmente rígido y no se relaja
durante la diástole. En consecuencia, aunque la función cardiaca se mantiene
relativamente normal en reposo, el corazón no es capaz de incrementar su gasto en
respuesta a elevaciones de las demandas metabólicas de los tejidos periféricos como
sucede durante el ejercicio. Además, dado que el ventrículo derecho no se expande con
normalidad, cualquier aumento de la presión de llenado es inmediatamente retransferido
a la circulación pulmonar, generando edema pulmonar de aparición rápida, llamado
edema pulmonar relámpago.
10) CORAZON PULMONAR AGUDO: Concepto y causas. Hallazgos macro-micro más
significativos en pulmones y corazón.
Cor pulmonale, viene del latín cor o cordis que significa corazón, y pulmonale que significa
pulmonar. Este término se refiere a una enfermedad cardíaca pulmonar, y se define como una
dilatación y/o hipertrofia del ventrículo derecho a consecuencia de problemas en la vasculatura o
el parénquima pulmonar y puede conducir a insuficiencia cardíaca derecha.
El término se usa para describir cambios en la estructura y función del ventrículo derecho como
resultado de un desorden respiratorio que produzca hipertensión pulmonar. La hipertrofia del
ventrículo derecho es el cambio principal en el cor pulmonale crónico y dilatación del ventrículo en
los casos agudos, ambos consecuencia de un incremento de presión en el ventrículo derecho del
corazón. Sin tratamiento, el cor pulmonale puede causar insuficiencia cardíaca derecha y muerte.
Para que una alteración del corazón derecho sea clasificada como cor pulmonale, el origen de la
anomalía debe encontrarse bien en el sistema de circulación pulmonar o bien en el parénquima
pulmonar, produciéndose en cualquier caso una hipertensión arterial pulmonar (HTAP).
El compromiso del ventrículo derecho causado por un defecto sistémico, diferente al sistema
respiratorio no es considerado cor pulmonale, debe ser de origen pulmonar subyacente.
La prevalencia del cor pulmonale es difícil de definir, porque no todos los casos de enfermedad
pulmonar desarrollan cor pulmonale, la capacidad de diagnosticar la HTAP mediante el examen
físico de rutina es baja y los test de laboratorio son relativamente poco sensibles. Sin embargo,
avances recientes en imaginería con ecografía Doppler y biomarcadores hace más fácil el
diagnóstico del cor pulmonale.
Según la agudeza y la severidad del estímulo que genera la disfunción cardíaca, se puede
distinguir:
-Cor pulmonale agudo: ocurre tras un estímulo repentino y severo, que produce dilatación y fallo
del ventrículo derecho, pero no hipertrofia; puede ser producido por:
Anatómicamente, el ventrículo derecho tiene una pared delgada, con una compliancia elevada,
por lo que está mejor preparado para adaptarse a variaciones de volumen que a variaciones de
presión. Por ello, cuando se produce un aumento de la presión pulmonar (HTAP) y un aumento de
la resistencia vascular pulmonar, el ventrículo derecho no puede desarrollar la fuerza suficiente
como para superar dicho aumento, por lo cual se dilata (en los casos agudos) o se hipertrofia (en
los casos crónicos), pudiendo llegar a fallar.
La severidad de la HTAP y el fallo del ventrículo derecho están influidos por múltiples factores que
pueden producirse de manera intermitente, como hipoxia secundaria a alteraciones en el
intercambio gaseoso, hipercapnia y acidosis, además de cambios en la sobrecarga de volumen del
ventrículo derecho que se producen con el ejercicio, con el aumento del ritmo cardíaco, la
policitemia o la retención de sales debido a una disminución del gasto cardíaco.