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EL CELIBATO

En este ensayo analizaremos la posición sobre el requisito del celibato para la ordenación
católica, cuestionando su requisito para el ordenamiento y su forzamiento para los clérigos
como limitante de opciones de vida, para concluir si es necesaria su práctica o no.

Desde tiempos remotos el celibato en la iglesia católica ha sido una norma y condición
indispensable para el ordenamiento, especialmente se ha visto ante todo para la comunidad
latina de una manera coactiva para cualquier integrante del clero. El celibato consiste en
permanecer en un estado de soltería, absteniéndose de cualquier tipo de relación sexual,
como estilo de vida dedicado a Dios.

Según el catolicismo el hombre que dedica su existencia a Dios debe practicar este estilo de
vida, según una recomendación bíblica de San Pablo, 16 quien siendo apóstol, llevaba una
vida célibe. Además, está el hecho de que Jesús también practicaba una vida célibe, en la
cual nunca se casó y no se hayan registros contundentes sobre su unión con alguna mujer,
por lo cual los toman como un ejemplo. Así mismo, creen que el tener una esposa, o un
hogar es una interferencia a la hora de dedicar y transmitir los mensajes de Dios.

Sin embargo, por parte de la iglesia protestante, este dogma ha sido muy criticado, pues el
protestantismo se fundamenta en la vida del apóstol Pedro quien fue el primer Papa para la
iglesia católica y quien era un hombre casado, además, que es inconsistente que un
hombre soltero, que no comprende a fondo el ambiente como el amor o los problemas de
una familia en el papel de padre y esposo, predique como debe ser o cuales son las
acciones más apropiadas ante determinadas situaciones.

Un sacerdote que predica a una comida, que busca consejo en el, a mi parecer debe tener
la experiencia de tener una familia, de comprender que un hijo rebelde es más que solo eso
y que la unión de una pareja, esposos, es más complejo que lo que dice la biblia. Él debe
tener un referente ante estas situaciones, que le permitan empatizar y vislumbrar con más
profundidad, que con solo conocimientos adquiridos a través de libros o de otros.

Por otro lado, esta norma restringe el comportamiento de los integrantes del clero, evita la
libre expresión del amor, por que, hay que considerar que ellos también son humanos, los
cuales tiene la capacidad de enamorarse, esta bien si eligen estar solteros por su propia
voluntad. Aun así, los que encuentran el amor cuando ya han sido ordenados, son
obligados a cuestionarse sus prioridades, donde deben abandonar su fe o su amor, cuando
deberían tener la opción de poder conservar ambos, pues esto no debería representar
ninguna dificultad a la hora de predicar o dedicarse a Dios, pues el amor es para todos.

A razón de todo esto, puedo concluir que el requisito del celibato es innecesario para el
ordenamiento y que el único, que a mi parecer es requisito, es su devoción a Dios y en el
caso de que el este casado también a su familia, como su comprensión plena del pueblo,
por que como en muchas otras ramas de cristianismo un hombre que entiende el entorno
del otro como propias es alguien de confianza.

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