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ANDRÉS CAICEDO EL SILENCIO.

Lo que estabamos viendo ya lo


sabíamos  perfectamente, Era tu fin. No nos importaba
nada más... Sólo eso: tu fin. Veíamos todo pero
callábamos. Eso era lo peor: callábamos. Pero en nuestro
silencio comprendíamos que se nos iba algo de la vida. Yo
y él El y yo Nosotros y ellos Todos. Es que sabes una
cosa? Te llegamos a odiar terriblemente, ya no
queríamos creer en ti. Ni en tus palabras. Recuerdas
cuando nos encontraste? Éramos unas personas que
trataban de encontrar la felicidad que prometía la vida
en cualquier luciérnaga de apestosa esperanza y
fe... Todas falsas. No teníamos nada en que depositar
nuestras creencias, no podíamos confiar en nadie, por
que a nada encaminábamos nuestros actos. Y nos
encontraste. Quisiste librarnos de ese peso, de ese
estúpido significado de la vida. Creímos en ti y te
seguimos. Ideal, Aceptamos de buena gana tus mensajes.
En ti veíamos la verdadera esperanza de nuestras
existencias. Eras Nuestra estatua Preferida. 
Llegó el momento en que casi conocimos la felicidad, y te
llegamos a 
idolatrar, Ideal. Ya el culto que te rendíamos no era
como el de una 
simple y falsa misa; por ti hubiéramos llegado a la
idolatría para después vencerla con el idealismo;
alcanzábamos lo que nos proponíamos, y por 
eso amábamos. Por que el hombre nunca odia ni
consigue todo lo que 
ha soñado hacer... Pero si sólo recibe desengaños odia
con todas sus fuerzas. 
Claro, tenía que llegar. Después de todo, esta vida es
bonita o no es bonita, eso depende. Y nosotros optamos
por lo segundo, sabes por qué? Porque nos 
dimos cuenta que nos habías engañado... que ya tu
presencia nos recordaba el día que el desengaño de
nuestros propósitos nos golpeó en la jeta. Sí, Ideal... La
vida nos había golpeado. Nos dimos cuenta que ya no
podríamos alcanzar nuestros propósitos...Es muy
sencillo, ni te das cuenta? Por eso, sencillamente por eso,
Te odiamos. Si, tal vez te traicionamos, porque olvidamos
tu enseñanza, ignoramos nuestro oficio en el mundo,
nuestra búsqueda por la inexistente esperanza...
dejamos todo eso para acabarnos en el maldito tedio, eso
era lo único que encontrábamos, Por eso En parte tenías
razón Pero no debiste dejarnos solos. Y si te dijera que
después te buscábamos? Y si te dijera que te llamábamos
a gritos y que te suplicábamos que aparecieras y que
vinieras de nuevo a darnos un consuelo en
nuestra maldita vida? 
!Ideal! !Ideal! !Ideal! !Ideal! !Ideal! Maldita sea. Por qué
no aparecías? 
Llegó el día en que nos cansamos de buscarte, Ideal. No,
no te hagas ilusiones... Te odiábamos pero te
considerábamos necesario, solo eso. 
Entonces nos dimos cuenta que lo mejor era perseguirte
y acabar contigo. 
Para que tu presencia se perdiera, y así poder vivir
nosotros en paz 
Sin recordarte ! uno dos y tres otra vez ! Necesitábamos
matarte, Ideal...Era necesario Ahora escribo esto para
recordarte, para poder escribir nuevamente 
tu palabra cinco veces: 
  
1. Ideal 
2. Ideal 
  3. Ideal 
  4. Ideal 
  5. Ideal

Ya no existes, Ideal. Tal vez vivamos felices, no podría


decirlo. Sería igual asegurar que uno -a uno y que dos es
igual dos mas d o dds dos. Por eso, porque no existes, no
nos preocupamos de nada. No tenemos propósitos,
dejamos que todo nos suceda porque sí... No por que
nosotros estemos interesados en que pase Por eso, porque
no 
                                Existes 
                                            Existirás
                                            Exististe.
Pero, amls 
Pero, mansdd 
Pero, malsd 
Pero, maldiss 
Pero, Mald 
Pero, Maldito Ideal 
Por qué no acudiste a nuestro llanto? 

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