El manejo de cadáveres implica riesgos para el trabajador expuestos a
ciertos agentes infecciosos, especialmente ante la presencia de ciertos fluidos o lesiones abiertas en el óbito, así como durante la extracción de dispositivos, de tipo de vías periféricas o centrales, tubos endotraqueales y sondas de diversos tipos, que deben ser removidos y desechados, en forma segura, tal como los residuos hospitalarios. Las medidas de bioseguridad para el personal que trabaja en el manejo de cadáveres y la prevención de trasmisión de agentes infecciosos deben pretender disminuir los factores de riesgos, controlar y prevenir las transmisión de enfermedades infecciosas de fallecidos a consecuencia o no de dichos agentes, respetando los derechos humanos y dignidad del cadáver. Así expresamos el derecho universal que debe tener el personal que manipula óbitos, las medidas a tomar en la preparación de cadáveres y características de las salas que oficien de velatorio. Finalmente en cuanto a los agentes causales que merecen procesos especiales de tratamiento e inhumación, establecemos distintos niveles de riesgo de transmisión, de acuerdo a diversos estudios efectuados se aconsejamos tomar las siguientes precauciones:
GRADO DE INFECCIÓN EMBOLSAMIENTO VELATORIO A EMBALSAMAR PREPARAR
RIESGO CAJÓN ABIERTO Medio Cólera No Si Permitido Permitido Medio Tuberculosis Aconsejable Si Permitido Permitido Medio Hepatitis A No permitido Si Permitido Permitido Medio HIV Y SIDA Aconsejable No No permitido No permitido Hepatitis B Y Alto Si No No permitido No permitido C Alto Encefalitis Si No No permitido No permitido Enfermedades Alto por Si No No permitido No permitido meningococos Encefalitis por Alto Si No No permitido No permitido arbovirus Fiebres Alto si no No permitido No permitido Hemorrágicas Por la exhumación, previa al plazo establecido legalmente para la reducción, las medidas precautorias son las mismas que se tomaron para el entierro. Se deberán extremar las medidas de cuidados en la manipulación de cadáveres para prevenir accidentes (salpicaduras, cortes, pinchazos) así como evitar la rotura de la bolsa en que está contenido. Todo el personal deberá estar correctamente vacunado contra la hepatitis B y el tétanos. Observamos que la prevención que debe tomarse no es menor en relación a la peligrosidad que se indica mediante esta tabla, que no son tomadas en cuenta y que no solo pueden afectar a los empleados funerarios, sino también a todas las personas que concurren a los lugares de velatorio. En los últimos años, se ha tratado de desarrollar un enfoque sistémico (la denominada ingeniería de seguridad) para la prevención de accidentes laborales. Como los accidentes surgen por la interacción de los trabajadores con el entorno de trabajo, hay que examinar cuidadosamente ambos elementos para reducir el riesgo de lesiones. Éstas pueden deberse a las condiciones de trabajo desfavorables, peligrosas y amenazantes, al uso de equipos y herramientas inadecuadamente diseñadas o improvisadas, al cansancio, la distracción, la inexperiencia por falta de entrenamiento y/o experiencias o a las acciones arriesgadas. El enfoque sistémico estudia las siguientes áreas: los lugares de trabajo (para eliminar o controlar los riesgos), los métodos y prácticas de actuación y la formación de empleados y personal idóneo. Además, el enfoque sistémico exige un examen en profundidad de todos los accidentes que se han producido o han estado a punto de producirse. Se registran los datos esenciales sobre estas contingencias, junto con el historial del trabajador implicado, con el fin de encontrar y eliminar combinaciones de elementos que puedan provocar nuevos riesgos. En estos casos la injerencia de las ART debe ser vital para el control, y las periódicas inspecciones en lo que respecta a Seguridad e Higiene para lograr concientizar en una primera etapa tanto al trabajador como al empresario a utilizar los elementos aconsejados para cada tarea. El enfoque sistémico también dedica una atención especial a las capacidades y limitaciones de los trabajadores, y reconoce la existencia de grandes diferencias individuales entre las capacidades físicas y fisiológicas de las personas. Por eso, siempre que sea posible, las tareas deben asignarse a los trabajadores más adecuados para ellas o con la preparación pertinente. Sera preciso entonces tomar las debidas medidas en los sectores de la seguridad y la salud pública que se ocupa de proteger la salud de los trabajadores, controlando el entorno del trabajo para reducir o eliminar riesgos. Los accidentes laborales o las condiciones de trabajo poco seguras pueden provocar enfermedades y lesiones temporales o permanentes y en muchas ocasiones causar la muerte. También ocasionan una reducción de la eficiencia y una pérdida de productividad de cada trabajador. Si las exigencias físicas, psicológicas o ambientales a las que están sometidos los trabajadores exceden sus capacidades, surgen riesgos ergonómicos. Este tipo de contingencias ocurre con mayor frecuencia, cuando los trabajadores deben levantar o transportar cargas pesadas. Las malas posturas en el trabajo o el diseño inadecuado del lugar de trabajo provocan frecuentemente tirones musculares, esguinces, fracturas, rozaduras y dolor de espalda. Además, el brindar contención permanente a deudos, inevitablemente sufrirá los efectos de enfermedades como stress, a lo largo de las extensas y tediosas jornadas laborales en la mayoría de los casos de 12 horas, con remuneraciones que no están acordes a las circunstancias. Conclusión: no se pueden adoptar medidas para prevenir esos riesgos que, en muchos casos, llevan a los trabajadores a unos cuadros de estrés, ansiedad, tensión o depresión de graves consecuencias. Debemos luchar en diferentes frentes para que esta situación cambie, porque de ello depende la salud de cada vez más trabajadores para los que acudir al trabajo es, psicológicamente, una pesadilla. Son los riesgos psicosociales, aquellos que tienen su origen en la organización del trabajo, tan peligrosos y dañinos, o más, como cualquier otro, pero tan poco considerados como ninguno. La mayor disponibilidad y dependencia personal con horarios sin limites; más esfuerzo intelectual en el trabajo en detrimento del físico; mayor especialización y más presiones de tiempo para finalizar las tareas. Y es que en la economía globalizada que impera, el "más" que exigen las empresas lo están pagando los trabajadores con muchos "menos", principalmente en su salud. La nueva forma de trabajar ha supuesto que, junto a los riesgos tradicionales de enfermedades profesionales o accidentes laborales de tipo traumático, hayan aparecido otros nuevos que están dando lugar a nuevas formas de enfermar. Son los riesgos psicológicos, los que están directamente relacionados con la organización del trabajo, unos riesgos más difíciles de detectar y que se manifiestan a través de procesos conocidos como estrés, englobando aspectos que tienen que ver con los ámbitos físicos, mentales y sociales. Es imprescindible considerar como insalubres los riesgos psicosociales, tal y como también se evalúan otros riesgos. "Estas enfermedades siguen siendo el patito feo de la prevención. Los riesgos psicosociales también deben ser contemplados, con un método diferente al de otros riesgos, pero igual de válido. Por si alguien tuviera aún dudas, debemos determinar los principios aplicables a la prevención de riesgos, incluidos los de naturaleza psicológica. No nos quedan dudas de la insalubridad de este trabajo, que mas necesitamos para entenderlo, QUE SIGAN MURIENDO NUESTROS COMPAÑEROS?