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Frente a la pandemia causada por el COVID-19 y la saturación del sistema sanitario, los
profesionales de la salud se enfrentan a un dilema ético; ¿Quién tiene prioridad en el
tratamiento contra el virus? ¿Acaso lo tienen aquellos que llegan primero a recibir asistencia?
¿Aquellos más jóvenes? O ¿Aquellos con mayores posibilidades de ser salvados?
El colapso de los instrumentos hospitalarios condujo a los médicos a tener que decidir sobre la
vida de sus pacientes. Tal como lo plantea Christian Salaroli, especialista en reanimación del
hospital Juan XIII de Bérgamo (Italia) “todos los días estamos decidiendo a quién salvar. Es la
realidad. No estamos en condiciones de hacer milagros”.
De la corriente Principalista
De la corriente Personalista
2) ¿Cuál cree que debe ser la posición ética del psicólogo frente a la situación de la
pandemia?
Claro está que frente a una emergencia mundial como la de una pandemia, teniendo en
cuenta los cambios a los que nos vimos obligados como sociedad, el ser humano debe
adaptarse a los mismos. Junto con esta adaptación, se pueden generar diferentes sensaciones.
Algunos pueden adaptarse con facilidad, mientras que a otros, les puede llevar más tiempo y a
su vez, sentir malestar.
Aquí, es donde, desde el lugar de psicólogo, los mismos deben intervenir proporcionando
consejos, alivianando el miedo y el estrés que genera el encierro. Dicho de otro modo, es
necesaria la implementación de medidas de contención de la expansión del virus.
Como bien es sabido, exponer al psicólogo a abrir el consultorio al público, sería muy
arriesgado, dadas las condiciones a las que nos enfrentamos. Pero una opción, a mi parecer
acertada, es buscar canales de atención alternativos como podrían ser las plataformas
virtuales.
Me genera inquietud un dilema ético sobre el que leí hace un tiempo, lo transcribo a
continuación:
“Un matrimonio consulta por su único niño, que presenta un cuadro de enuresis. Al tiempo de
iniciado el tratamiento, en una entrevista a solas con los adultos, éstos ponen en conocimiento
del terapeuta que ellos son infértiles, que en realidad el niño fue apropiado ilegalmente y que
su verdadera familia lo está buscando. Aclaran que es la primera persona que conoce este
hecho y que lo hacen por el bien del tratamiento del niño y confiando en la discreción
profesional del terapeuta.”