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ARGUMENTO DE LA TRAGEDIA: “ROMEO Y

JULIETA”
Dividida en cinco actos en los que se alterna la prosa con el verso, Romeo y
Julietase inicia con una riña entre miembros y criados de las dos principales
familias de Verona, los Montescos y los Capuletos; queda así patente desde el
principio la irreconciliable enemistad que enfrenta a ambos clanes. Ni Romeo ni
Julieta están presentes en tal riña, que sólo finaliza cuando irrumpe el Príncipe
Scala e impone la paz con amenazas.

En compañía de sus amigos Benvolio y Mercucio, Romeo asiste a una fiesta de


máscaras en casa de los Capuletos, y, si antes se creía enamorado de Rosalina, ahora se siente cautivado
por la belleza de Julieta; se acerca a ella y, tomándole la mano, le declara su amor. La pasión es instantánea
y recíproca, y culmina en un beso; sólo tras separarse conocen, cada uno por su cuenta, la identidad del otro:
Julieta es la hija de Capuleto; Romeo, el hijo de Montesco. Con este descubrimiento termina el primer acto.

En otras circunstancias, tal enamoramiento podría haber culminado en una jubilosa boda: ambos son de noble
cuna, e incluso sabemos que el viejo Capuleto, padre de Julieta, se inclina por respetar la elección de su hija
ante un posible matrimonio (Acto I, II) y que tiene un buen concepto de Romeo, al que considera "un joven
virtuoso y bien gobernado" (Acto I, V). Pero el odio entre las familias es tal, que los jóvenes nunca llegarán ni
siquiera a plantearse la posibilidad de comunicar su pasión a sus padres; por otra parte, el saberse miembros
de clanes enfrentados no puede detener la fuerza y determinación que engendra en ellos el amor.

Sin ninguna ruptura temporal, la acción del segundo acto comienza esa misma noche: finalizada la fiesta,
Romeo se separa de sus amigos y, desde una calleja, salta la tapia y entra en el jardín de la casa de los
Capuletos. Allí vislumbra en una ventana el perfil de Julieta. Tiene lugar entonces la icónica escena del balcón
(en realidad, ventana): sin haber advertido la presencia de Romeo, que la escucha en la oscuridad, Julieta
pronuncia en voz alta sus amorosas quejas, lamentando que Montesco sea el apellido de su amado para
negar enseguida toda importancia a ese hecho: "¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos rosa, olería tan
dulcemente con cualquier otro nombre". Aparece entonces ante sus ojos Romeo; inflamados en mutuo amor,
conciertan, tras un dulce coloquio, casarse en secreto. Gracias a la ayuda de Fray Lorenzo, su propósito se
cumple la tarde del día siguiente: el fraile los une en matrimonio en su convento.

Pero en el acto tercero, el aborrecimiento mutuo de Capuletos y Montescos, que ya había determinado la
clandestinidad de la boda, es ahora causa de una forzosa separación de los amantes que conducirá al trágico
final. En una plaza de Verona, Mercucio, amigo de Romeo, topa con Tebaldo (sobrino de la señora Capuleto),
que está furioso por la presencia de Romeo en la fiesta de máscaras celebrada en casa de los Capuletos la
noche anterior. Romeo interviene, y al desafío de Tebaldo responde con palabras que ocultan el nuevo
vínculo de parentesco, y rehúsa batirse. Mercucio se indigna ante tanta sumisión y saca la espada. Romeo
trata en vano de separar a los contendientes, consiguiendo tan sólo dar ocasión a Tebaldo para herir de
muerte a Mercucio. Entonces Romeo se ve arrastrado a luchar, mata a Tebaldo y huye.
Informado de los hechos, el Príncipe Scala condena a Romeo al destierro. La noticia de la sentencia llega a
oídos de Julieta, y también de Romeo (oculto en la celda de Fray Lorenzo), causando la desesperación de
ambos. Les queda como único consuelo el ya previamente convenido encuentro para esa misma noche; al
amanecer, tras una triste despedida, Romeo parte hacia Mantua. Como remate del acto tercero, una decisión
del viejo Capuleto agrava aún más la situación: pese a la oposición de su hija, Capuleto fija para dos días
después la boda entre Julieta y el conde Paris, un matrimonio del que se venía hablando desde antes de que
Julieta conociese a Romeo.

En el acto cuarto, con la esperanza de que encuentre un remedio a la situación, Julieta acude a la celda de
Fray Lorenzo. Todo el ardid para volver a reunir a los esposos es idea de Fray Lorenzo: aconseja a Julieta
que finja ante sus padres aceptar el casamiento con el conde, y le proporciona un narcótico que Julieta
deberá tomar la víspera de la boda y que la hará parecer muerta durante cuarenta y dos horas; creyéndola
muerta, su familia llevará su cuerpo, en ataúd abierto, al panteón de los Capuletos. El fraile mismo se ocupará
de avisar a Romeo, que la sacará del sepulcro en el momento de su despertar y la conducirá a Mantua.
Empujada por la pasión, Julieta acepta sin reticencia alguna tan temerario plan, cuya primera parte se cumple
sin dificultades: Julieta se aviene al matrimonio, toma el narcótico, es hallada muerta y, al final del cuarto acto,
lo que iba a ser gozosa boda ha de convertirse en lúgubre sepelio.

En el quinto acto, un simple contratiempo arruina la arriesgada estratagema de Fray Lorenzo. Romeo se
encuentra en Mantua, donde había de recibir un mensaje que lo pondría al corriente del plan y que contendría
la indicación de trasladarse a Verona para acudir al panteón de los Capuletos a la hora prevista. Pero la carta
no llega a Romeo porque el mensajero que debía entregarla es retenido ante la sospecha de que podría estar
contagiado por la peste. Y en lugar de ello Romeo recibe, por otro conducto, la noticia de la muerte de Julieta
y de su entierro en el panteón de los Capuletos.

Desesperado, Romeo compra a un boticario de Mantua un poderoso veneno y se dirige a Verona; su


irrevocable decisión es tomar la pócima junto a la tumba de su amada. Entretanto, Fray Lorenzo conoce por el
mensajero que su carta no ha llegado a Romeo: el propio Fray Lorenzo debe por ello ocuparse de abrir el
panteón en el momento del despertar de Julieta, y con este propósito se encamina también al cementerio. Sin
embargo, por una fatal coincidencia, un tercer personaje se adelanta a ambos: el conde Paris, sinceramente
enamorado de su prometida, acude al panteón de los Capuletos para depositar flores en la tumba de Julieta.

De este modo, cuando Romeo llega al panteón, encuentra al conde Paris, que le sale al paso y lo increpa;
luchan, y Romeo acaba matando al conde. A continuación, Romeo contempla por última vez el hermoso rostro
incorrupto de Julieta, toma el veneno y cae muerto. Llega entonces Fray Lorenzo, y asiste al despertar de
Julieta; tras ver a su lado el cuerpo de Romeo con la copa de veneno aún en la mano, Julieta comprende lo
sucedido y, presa del dolor, se apuñala. El funesto desenlace es contado al Príncipe y a los Capuletos y
Montescos por Fray Lorenzo, por el criado de Romeo y por el paje de Paris, causando la general
consternación y el mínimo consuelo de la reconciliación de las familias, conmovidas por la catástrofe que ha
provocado su enemistad.
CONTEXTO HISTÓRICO

La existencia histórica de Romeo y Julieta es difícil de dirimir. Existen documentos en los que Girolamo della
Corte, un italiano que vivió en la época de Shakespeare, afirma que la relación de los dos jóvenes amantes
había ocurrido realmente en 1303, aunque ello no ha podido ser comprobado con certeza. Lo único que
puede afirmarse es que las familias Montesco y Capuleto sí que existieron realmente, aunque no se sabe si
vivieron en la península itálica y tampoco se puede certificar que hayan sido rivales. Otra fuente literaria que
menciona a las dos familias es la Divina Comedia, del italiano Dante Alighieri. En este poema, Dante cita a los
Montesco y a los Capuleto como participantes de una disputa comercial y política en Italia. En el mismo
testimonio, ambas familias se encuentran en el purgatorio, tristes y desoladas. Para el historiador Olin Moore,
eran dos importantes partidos políticos que se hallaban enfrentados en territorio italiano: güelfos y gibelinos.
Secundando el mismo aspecto se encuentra Luigi da Porto. Sin embargo, varios académicos consideran que
estas familias nunca existieron; Lope de Vega y Mateo Bandello creían que la gente había enriquecido la
"creencia" de su existencia con el paso del tiempo.

No hay evidencia alguna respecto a estas sospechas, ya sea en la literatura italiana o en la biografía de
William Shakespeare. Sin embargo, para ciertas personas como el historiador Rainer Sousa, el amor trágico y
desmedido de Romeo y Julieta, parece instaurar un arquetipo del amor ideal, muchas veces distante de las
experiencias afectivas cotidianamente experimentadas. Tal vez por eso, varios acreditan que el amor sin
medida, como el del caso shakespeariano, es real

Para la creación de Romeo y Julieta el dramaturgo se basó en varios elementos provenientes de una antigua
tradición de relatos trágicos sobre el amor. Uno de ellos es Píramo y Tisbe de Las Metamorfosis de Ovidio, el
cual posee algunas similitudes con la tragedia de Shakespeare —las dos tramas se enfocan en los
desacuerdos existentes entre los padres de los jóvenes enamorados y la falsa creencia por parte de Píramo
de que su amada, Tisbe, estaba muerta—.132 De la misma manera, la novela griega Habrócomes y Antía,
escrita por Jenofonte de Éfeso en el siglo III, narra una historia semejante, pues incluye la obligada
separación de los protagonistas, así como la poción que induce al "sueño profundo".

La primera edición conocida fue el relato trigésimo tercero de Il Novellino, obra del autor Masuccio Salernitano
publicada en 1476.134 Esta novela italiana se desarrolla en Siena, siendo particularmente referida como "un
relato acontecido en la época del autor". Algunos de sus elementos narrativos (la boda secreta, el fraile
bondadoso, el exilio de Mariotto, el matrimonio forzado de Gianozza, el veneno y el importante mensaje que
nunca llega a su destinatario) son mayormente conocidos por la obra de Shakespeare. No obstante, cuenta
con grandes diferencias hacia el final del relato: Mariotto es capturado y decapitado, mientras que Gianozza
muere de tristeza.

Cinco décadas después, Luigi da Porto adaptó Il Novellino en una nueva edición titulada Giulietta e Romeo,
lanzada en 1530 con la denominación original de Historia novellamente ritrovata di due Nobili Amanti ("Novela
del encuentro de dos nobles amantes").

CORRIENTE LITERARIA DEL RENACIMIENTO EN LAS OBRAS DE SHAKESPEARE.

El periodo del Renacimiento fue una etapa en la que el  ser humano decidió anteponer la razón
sobre todas las cosas, estaba en busca de la cultura y los conocimientos que no se lograron
obtener durante la Edad Media. Esta transición se caracterizó por centrarse en el conocimiento del
alma humana, retornando al pensamiento greco-latino. El hombre se desprendió de la religión, la
cual no tenía ninguna finalidad práctica.
William Shakespeare utilizó la razón humana y la transformó en grandes obras que relatan los
asuntos prácticos y emocionales que vivimos en nuestro diario vivir, aunque en contextos
diferentes. Esto no debe presentarse como un intento por parte de Shakespeare de predicar sobre
la paciencia o sobre la triste condición humana en general, al contrario, debe verse como un
modelo de superación. 

BIOGRAFÍA DE WILLIAM SHAKESPEARE


El 26 de abril de 1564, en el sexto año del reinado de Isabel I de Inglaterra, fue bautizado William
Shakespeare en Stratford-upon-Avon, un pueblecito del condado de Warwick que no sobrepasaba los dos mil
habitantes, orgullosos todos ellos de su iglesia, su escuela y su puente sobre el río. Uno de éstos era John
Shakespeare, comerciante en lana, carnicero y arrendatario que llegó a ser concejal, tesorero y alcalde. De su
unión con Mary Arden, señorita de distinguida familia, nacieron cinco hijos, el tercero de los cuales recibió el
nombre de William. No se tiene constancia del día de su nacimiento, pero tradicionalmente su cumpleaños se
festeja el 23 de abril, tal vez para encontrar algún designio o fatalidad en la fecha, ya que la muerte le llegó,
cincuenta y dos años más tarde, en ese mismo día.

El padre de Shakespeare, que se encontraba en la cumbre de su prosperidad cuando nació William, cayó
poco después en desgracia. Cuando contaba con trece años de edad, la fortuna de su padre se esfumó y el
joven hubo de ser colocado como dependiente de carnicería, debiendo dejar las aulas. Se lo describe también
deambulando indolente por las riberas del Avon, emborronando versos, entregado al estudio de nimiedades
botánicas o rivalizando con los más duros bebedores y sesteando después al pie de las arboledas de Arden.

El 28 de noviembre de 1582, cuando tenía 18 años de edad, Shakespeare contrajo matrimonio con Anne
Hathaway, de 26, originaria de Temple Grafton, localidad próxima a Stratford. Al parecer que había prisa en
concertar la boda, tal vez porque Anne estaba embarazada de tres meses. Tras su matrimonio, apenas hay
marcas de William Shakespeare en los registros históricos, hasta que hace su aparición en la escena teatral
londinense. El 26 de mayo de 1583, la hija primogénita de la pareja, Susanna, fue bautizada en Stratford. Un
hijo, Hamnet, y otra hija, Judith, nacidos mellizos, fueron asimismo bautizados poco después, el 2 de febrero
de 1585; Hamnet murió a los once años, y solamente llegaron a la edad adulta sus hijas. A juzgar por el
testamento del dramaturgo, que se muestra algo desdeñoso con Anne Hathaway, el matrimonio no estaba
bien avenido.

Seguía escribiendo versos, asistía hipnotizado a las representaciones que las compañías de cómicos de la
legua ofrecían en la Sala de Gremios de Stratford y no se perdía las mascaradas, fuegos artificiales,
cabalgatas y funciones teatrales con que se celebraban las visitas de la reina al castillo de Kenilworth, morada
de uno de sus favoritos.

Hacia 1592 Shakespeare se encontraba ya en Londres trabajando como dramaturgo, y era lo suficientemente
conocido. Pronto se convertiría en actor, escritor, y, finalmente, copropietario de la compañía teatral conocida
como Lord Chamberlain's Men, que recibía su nombre, al igual que otras de la época, de su aristocrático
mecenas, el lord chambelán (Lord Chamberlain). La compañía alcanzaría tal popularidad que, tras la muerte
de Isabel I y la subida al trono de Jacobo I Stuart, el nuevo monarca la tomaría bajo su protección, pasando a
denominarse los King's Men (Hombres del rey).

Paralelamente a su éxito teatral, mejoró su economía. Llegó a ser uno de los accionistas de su teatro, pudo
ayudar económicamente a su padre e incluso en 1596 le compró un título nobiliario, cuyo escudo aparece en
el monumento al poeta construido poco después de su muerte en la iglesia de Stratford.

Shakespeare se retiró a su pueblo natal en 1611, a fines de siglo ya era bastante rico y compró o hizo edificar
una casa en Stratford, que llamó New-Place.

William Shakespeare falleció el 23 de abril de 1616 a la edad de cincuenta y dos años. Los restos de
Shakespeare fueron sepultados en el presbiterio de la iglesia de la Santísima Trinidad (Holy Trinity Church) de
Stratford.

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