Está en la página 1de 4

¿Hacia un mercado mundial de

gas natural?
EXPERTOS GESTIÓN EMPRESARIAL VALENTÍN DE MIGUEL
Ratings
(0)
 
 
 
El gas natural licuado (GNL) supone ya más del 30% del comercio
mundial de gas natural. Su intensa actividad comercial ha alterado las
condiciones del mercado y sigue favoreciendo la convergencia de los
precios a nivel internacional.

Hay algo en lo que coinciden todos los expertos: el gas natural es el


futuro. Las razones son evidentes. En primer lugar, es menos perjudicial
para el medio ambiente que el carbón y las emisiones de su combustión
son menos dañinas. Las centrales de gas y vapor destacan por su
flexibilidad, lo que permite usarlas para generación distribuida y para la
interconexión con fuentes de energía renovable. Es imposible alcanzar
su nivel de eficiencia en centrales de carbón, ni siquiera con las
tecnologías más avanzadas. Por otra parte, el gas natural presentado en
su forma licuada (GNL) también se puede utilizar como combustible en
motores de buques en lugar de recurrir a fueloil, lo que significa una
reducción potencial del 20% en las emisiones de CO2. Los estudios
indican que el uso de GNL como combustible para motores se
cuadruplicará de aquí a 2030.

También está aumentando el consumo a nivel global. La Agencia


Internacional de la Energía (AIE) prevé un incremento anual del consumo
de gas natural del 2,7% hasta el año 2017, lo que convertiría al gas
natural en la fuente de energía con el máximo crecimiento.

Abundancia de gas 
Aunque el consumo de gas se encuentra en su máximo histórico, las
reservas explotables en todo el mundo eran de 208,4 billones de metros
cúbicos a finales de 2011, suficiente para satisfacer la demanda durante
64 años. En la actualidad, incluso los expertos más prudentes estiman al
menos la misma cantidad de reservas adicionales en depósitos no
convencionales, mientras que los más osados creen que el suministro
está garantizado para los próximos 250 años.

El mercado de GNL no ha dejado de crecer en los últimos años y, en la


actualidad, supone ya más del 30% del comercio mundial de gas natural.
En 2011, creció más del 10% y se prevé que siga haciéndolo a una
media del 4,3% anual hasta 2030, lo que significa que la oferta duplicará
a la demanda. La AIE prevé que, a medio plazo, el GNL representará
más del 50% del comercio internacional de gas.

El gas natural ha acercado la globalización a


unos mercados eminentemente regionales que solo se solían abastecer
a través de gaseoductos. El número de terminales de licuefacción y
regasificación no deja de crecer en todo el mundo (18 terminales activas
solo en la UE, y 35 en fase de construcción o planificación).

En un futuro inmediato, el mercado del gas seguirá estando dominado


por gaseoductos y contratos de suministro a largo plazo, pero la
expansión del comercio de GNL continuará intensificando la
interdependencia de los grandes mercados regionales de gas en
Norteamérica, Europa, Asia-Pacífico y Latinoamérica. Eso hará que las
fluctuaciones en la producción o la demanda ya no afecten solo a los
precios a nivel regional, sino también a escala global.
La influencia del comercio de GNL sobre los precios del gas es evidente
desde hace algún tiempo. Los precios de mercado al contado en la EEX
(Bolsa Europea de Energía) sufrieron en 2009 una fuerte caída que
coincidió con el inicio de la crisis económica y financiera mundial, y con el
llamado “gas glut” o exceso de gas. Las importaciones de GNL (en
contraposición al gas suministrado por gaseoductos) en la UE habían
pasado del 13% al 19% en apenas un año. Eso provocó el hundimiento
de los precios, que todavía no han recuperado los niveles de 2008. Uno
de los motivos para el repentino exceso de GNL es el descenso de las
importaciones de GNL en Estados Unidos, debido a un aumento de la
producción nacional recurriendo a depósitos no convencionales. La
flexibilidad de los contratos de abastecimiento en el mercado de GNL
impidió desviar el gas natural restante hacia los mercados al contado de
Europa y Asia.

¿Un mercado mundial de gas natural?


Aunque el GNL siguiera ganando mercado (si Estados Unidos llegara a
posicionarse como uno de los principales proveedores, por ejemplo), la
demanda de gas en Europa no se podría satisfacer solo con GNL. De
hecho, Europa dependerá cada vez más de las importaciones como
consecuencia del descenso de la producción local. El GNL no es más
barato que el gas distribuido con gaseoductos, lo que significa que puede
influir en los precios o incluso tener un efecto moderador, sobre todo si
los precios se elevan demasiado a nivel global. Por otro lado, los
proveedores de gas de gaseoductos (que con frecuencia son organismos
oficiales) tienen una gran capacidad de influencia sobre los precios y no
sería la primera vez que hicieran uso de ella para proteger las relaciones
comerciales de Europa.
Valentín de Miguel, managing director de Resources de Accenture

Artículo publicado en Executive Excellence nº103 may13.

MERCADOS / INVERSIÓN / ESTRATEGIA

También podría gustarte