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En primer lugar, la alienación paranoica data del conocimiento, el cual se da inicialmente por el
coligamiento al espejo y la imagen proyectada, en dado caso, el yo sería el resultado del
desconocimiento, es decir, la ignorancia ante el ser que habita y esta siendo reflejado. En dado caso,
el yo, se constituye a partir de el reconocimiento de la imagen expresada en el espejo y el
conocimiento de sí mismo a partir de ella, que en este caso se formularia como un
autoconocimiento ilusorio, el cual fue constituido por la identificación por medio de la imagen. Es
esto mismo lo que provoca su alienación en su propia imagen, la cual solo es una ilusión del propio
cuerpo (yo espectral), que posteriormente, daría paso a la alienación paranoica, la cual se
dictaminaría por el hecho del desconocimiento de sí en la realidad, creando un sentido de paranoia
en cuanto al Ser y la esencia.
Por otro lado, se tiene en cuenta a instauración del dinamismo libidinal, el cual crea controversia
sobre el sujeto que aun sigue alienado, dado a que es esta carga con el deseo sobre su propia
imagen. No obstante, al entrar en la dialéctica social, se establece la imagen del otro y el
reconocimiento de deseo por el otro, el deseo sexual en la imagen no se canaliza (deseo ilusorio),
incluso no satisface, por ende, sale del yo espectral, lo cual induce a múltiples dialécticas que se
instauran, el yo comienza cuestionar su alienación y resalta su desconocimiento respecto a su
verdadero ser. En dado caso de que se conserve el deseo ante la imagen, de igual modo se estaría
conservando el “conocimiento” del reflejo.
En conclusión, se observa como el sujeto se aliena asimismo por medio de su propia imagen, que
tras esto conforma un conocimiento paranoico por el hecho del desconocimiento de su verdadero
ser, que no obstante al entrar en la dialéctica social, se da la instauración del deseo por el otro y se
comienza a cuestionar sobre la poca realidad que lo rodea y la insatisfacción surrealista, generando
así el inconformismo con la realidad reflejada y con el yo espectral, haciendo una transición al
social. No obstante, prevalece el yo, y es precisamente este el que inaugura una nueva dialéctica,
pero en términos sociales.