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CONTRATO DE DEPÓSITO

I. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS

Se puede definir como aquel contrato en virtud del cual una parte(denominada depositario) recibe
de otra (denominada depositante) que la entrega, una cosa mueble, con la obligación de
guardarla y restituirla cuando sea reclamada.

Cabe hablar de dos grandes tipos de depósito, un depósito de carácter civil cuya regulación se
contiene en los artículos 1758 y siguientes del Código Civil, y otro depósito de carácter mercantil
que revestirá tal carácter cuando conforme al artículo 303 del Código de Comercio el depositario
sea al menos comerciante, las cosas depositadas sean objeto de comercio, el depósito en si
constituya una operación mercantil, o se haga como causa o consecuencia de una operación
mercantil.

La jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo establece, que el depósito es mercantil cuando a


cambio de una retribución convenida que recibe el almacenista (depositario) éste deberá guardar
y custodiar la mercancía de forma apta e idónea para devolverla, sin que a esta calificación de
depósito mercantil obste el que, al depósito como negocio base, se agreguen otros elementos
que son también propios del arrendamiento de servicios y que el contrato de depósito como
remunerado que es, impone una obligación de guardar que, accesoria a la restitución pasa a ser
específica y característica del contrato cuya causa es la custodia como deber especialmente
cualificado (Sentencias de 30 de julio de 1991, 27 de mayo de 1986 y 20 de octubre de 1989).

No se exige por nuestro legislador que adopte una forma determinada para su validez, pero lo
que sí requiere en todo caso es que se produzca la entrega de la cosa, dado que se trata de un
contrato real, y que quien la reciba la acepte con esa obligación de guardarla y restituirla, dado
que como dice nuestro Código de Comercio el depósito quedará constituido mediante la entrega,
al depositario, de la cosa que constituya su objeto.

La finalidad principal del depósito no es otra que la custodia de la cosa depositada, y esa
finalidad es en sí misma la propia esencia del contrato, de hecho hay entidades y personas como
los almacenes generales de depósito cuya única actividad consiste en la custodia de las cosas
depositadas, así como también existen sectores como el bancario en el que el depósito de
fondos es una de las principales operaciones que realizan.

A diferencia de lo que sucede con el depósito civil que se presume gratuito salvo pacto en
contrario, el depósito mercantil se presume oneroso o salvo pacto en contrario, e incluso si no se
fija un precio determinado y concreto se aplica la costumbre o uso de la plaza donde se
constituye el depósito (artículo 304 del Código de Comercio) se trata por tanto el depósito
mercantil de un contrato de depósito retribuido en el que es patente el ánimo de lucro de ambos
contratantes (Sentencias del Tribunal Supremo de 31 de marzo de 1970, 27 de mayo de 1986,
20 de octubre de 1989 y 30 de julio de 1991 entre otras).

II. DERECHOS Y OBLIGACIONES DEL DEPOSITARIO

En cuanto a las obligaciones y derechos que se derivan del mismo cabe destacar las siguientes:

obligaciones principales:

 a) Está obligado el depositario a conservar la cosa objeto del depósito según la


reciba, respondiendo de los menoscabos, daños y perjuicios que las cosas depositadas sufrieren
por su malicia o negligencia, y también de los que provengan de la naturaleza o vicio de las
cosas, si en estos casos no hizo por su parte lo necesario para evitarlos o remediarlos, dando
aviso de ellos además al depositante, inmediatamente que se manifestaren. Esta obligación
puede variar según que lo depositado sea numerario o títulos valores, artículos 307 y 308 del
Código de Comercio. Así pues, "el daño sufrido por la mercancía depositada durante el tiempo
que permaneció bajo la custodia del depositario, éste venía obligado a probar que el deterioro del
género no fue debido a culpa o negligencia a él imputable o que se produjo por caso
fortuito..." así lo tiene declarado de forma reiterada la jurisprudencia entre otras Tribunal
Supremo, Sentencia de 30 de julio de 1991, es decir el depositario en caso de menoscabo de las
mercancías para eximirse de responsabilidad debe de probar que actuó con la diligencia que era
exigible a tenor de las circunstancias del caso concreto y que nada se le puede reprochar o bien
que en el menoscabo intervino fuerza mayor o caso fortuito entendido este pues para ello, tal y
como indica el artículo 1105 del Código Civil como un suceso que no hubiera podido preverse o
que, previsto, fuere inevitable. Así mismo se debe tener en cuenta que el depósito mercantil,
como remunerado, impone una obligación de guarda, que de accesoria a la restitución, pasa a
ser la obligación específica y característica del contrato, cuya causa es la custodia, como deber
específicamente cualificado, por lo que la norma impone al depositario un mayor rigor en el
cumplimiento de dicho deber, que si se tratara de un depósito de carácter civil donde la diligencia
a observar por el depositario según la doctrina y jurisprudencia no es otra que la de un buen
padre de familia.

b) La segunda de las obligaciones principales del depositario, es la de devolver o restituir la cosa
depositada al depositante, si bien en cuanto a esta obligación el Código de Comercio no
establece una regulación expresa por lo que a tenor de la remisión normativa que establece
el artículo 310 del Código de Comercio resultarán de aplicación las normas reguladoras del
depósito civil contenidas en los artículos 1773 y siguientes del Código Civil.

Así pueden surgir problemas en cuanto a quien se debe devolver la cosa depositada, sobre todo
en el ámbito de depósitos bancarios donde una vez depositado el dinero aparece una titularidad
indistinta del mismo. Merece a este respecto traer a colación la sentencia de la Audiencia
Provincial de Barcelona de 23 de octubre de 1999 que establecía: “que la jurisprudencia
apuntada por la Sentencia del Tribunal Supremo de 24 de marzo de 1971 y seguida por la
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, Sección Decimosexta, de 2 de marzo de
1989, por la que se dilucida precisamente esta cuestión, sentando la doctrina de que es
inaceptable el criterio de que el dinero depositado en las cuentas indistintas pase a ser propiedad
de persona distinta a los herederos por la única razón de figurar como titular indistinto, no como
propietario, porque según doctrina de la Sala Primera del Tribunal Supremo, en el contrato de
depósito la relación jurídica se establece entre el depositante, dueño de la cosa depositada, y el
depositario que la recibe, no modificándose la situación legal de aquél en cuanto a lo depositado
por la designación de la persona que la pueda retirar. Ha tenido ocasión de pronunciarse esta
Audiencia Provincial, siguiendo la doctrina del Tribunal Supremo, en la última Sentencia indicada
que "los depósitos indistintos no presuponen comunidad de dominio sobre los objetos
depositados, debiendo estarse a lo que resuelvan los Tribunales sobre la propiedad de ellos", por
lo que incumbe al causahabiente del depositante acción para reivindicar de la persona designada
en el depósito indistinto los efectos que hubiera retirado del mismo sin título para apropiárselos.
En el mismo sentido se pronuncia la Sentencia de fecha 7 de diciembre de 1989, de la Sección
Decimoquinta de la Audiencia Provincial de Barcelona”.

III. DERECHOS Y OBLIGACIONES DEL DEPOSITANTE

En lo referente a las obligaciones del depositante cabe señalar las siguientes:

 a) La de pagar el precio pactado al depositario y si no se hubiere pactado un precio


determinado, la costumbre que tiene fuerza vinculante en el ámbito mercantil será la que
determine cual es el precio a abonar, es decir que se ha de pagar el precio que sea usual en la
plaza donde se constituyó el mismo para depósito de las mismas características, artículo 304 del
Código de Comercio.
 b) Así mismo deberá el depositante abonar al depositario todos los gastos que le
haya ocasionado el mantenimiento de la cosa depositada, así como indemnizarle también en los
perjuicios que le hubiere causado el depósito de la cosa, y ello en base a la remisión que
el artículo 310 del Código de Comercio hace las normas del derecho común por lo que hacen
que entre en juego el artículo 1779 del Código Civil.

Por último, indicar que en virtud de la citada remisión del artículo 310 del Código de Comercio, en
caso de incumplimiento de dichas obligaciones de pago por el depositante a las que antes se ha
hecho referencia, surgirá el derecho del depositario a retener en prenda la cosa depositada hasta
que se le pague lo que se le deba por razón del depósito en base artículo 1780 del Código Civil,
si bien la jurisprudencia entre otras la Sentencia del Tribunal Supremo de 7 de julio de 1987
señala que no se trata de un verdadero derecho de prenda sino en realidad es un derecho de
retención hasta que se le pague lo que se le deba por razón del depósito.

En cuanto a la extinción de este contrato de depósito, cabe señalar que si el depósito sigue por
sus cauces normales el contrato terminará con la devolución de la cosa depositada y con el pago
del precio. Pero también puede darse el caso de que sea el depositario el que renuncie a la
tenencia de la cosa depositada si bien para ello ha de tener justos motivos, si bien la acepción de
justos motivos, a la que se alude en el artículo 1776 del Código Civil, se trata de un concepto
jurídico indeterminado que habrá de analizarse según las circunstancias de cada caso concreto,
así por ejemplo entiende la jurisprudencia que no es justo motivo la suspensión de pagos,
Sentencia del Tribunal Supremo de 21 de octubre de 1991. Si concurriere justo motivo y el
depositante se negare a recibir la cosa por no haber transcurrido el plazo pactado para el
deposito el depositario podrá liberarse de la cosa mediante su consignación judicial, y por tanto
acorde con lo previsto en los artículos 1176 y siguientes del Código Civil.

Por otra parte, como es lógico, el contrato también se extinguirá en caso de que se pierda la cosa
depositada, si bien en ese caso se deberá analizar cual es la causa de la pérdida de la cosa y si
en dicha pérdida ha intervenido responsabilidad alguna o no del depositario, y si existiere esa
responsabilidad del depositario surgirá la obligación de éste de indemnizar por dicha pérdida al
depositante. Si la pérdida se produjo por causa de fuerza mayor, y la cosa inicialmente
depositada ha sido sustituida por otra, el depositario está obligado a entregar esta última al
depositante .

IV. EL DEPÓSITO IRREGULAR

Expuestas en líneas generales los elementos y obligaciones del contrato de depósito, se ha de


hacer necesaria mención a lo que la doctrina llama depósito irregular, cuya característica
diferenciadora de lo antes expuesto consiste básicamente en que la cosa depositada es una
cosa fungible, y en consecuencia el depositario adquiere la propiedad de la cosa depositada
desde la constitución del deposito, la puede usar y se obliga a devolver otro tanto de la misma
especie y calidad, si bien en este tipo de supuestos las reglas a observar son las del préstamo
mercantil, comisión o aquel que en sustitución del mismo se hubiere celebrado, según se
desprende del artículo 309 del Código de Comercio. En la práctica este tipo de depósitos
irregulares se aplican en la practica bancaria, cuando al banco se le entrega un dinero en
concepto de depósito y este tiene la obligación de devolverlo, si bien la mayor parte de la
doctrina y de la jurisprudencia entiende que en este tipo de supuestos más que de un contrato de
depósito se ha de hablar de un contrato de préstamo.
V. EL DEPÓSITO DE USO

No obstante lo anterior, señalar que dentro de los depósitos bancarios cabe hablar del depósito
de uso, que conlleva que el banco asuma la obligación de custodiar los fondos que se le
depositan y se obliga a devolver la suma depositada además del abono de un interés, pudiendo
tratarse de un deposito a la vista que conlleva la obligación del banco de devolver la suma
depositada en el mismo momento que el cliente se lo exija, y que permite a su vez que los fondos
aumenten o disminuyan según las necesidades del cliente, que se trata a su vez de un deposito
indefinido y que se renueva tácitamente si bien con liquidaciones periódicas, y ofreciendo al
cliente un servicio de caja para retirar e ingresar fondos, así como abono de facturas etc.

VI. OTROS DEPÓSITOS

Después están los depósitos de Preaviso que exigen que el cliente para retirar los fondos
depositados deba avisar al banco con un plazo de antelación. Y por otro lado están los depósitos
a plazo fijo que conllevan básicamente que el cliente no pueda retirar los fondos depositados en
el banco hasta la fecha en que se haya pactado.

Hablar por último de los depósitos de custodia, en estos el banco no esta autorizado a usar de
las cosas depositadas, generalmente se trata de valores depositados en el banco, como
acciones, siendo la obligación del banco la de custodiar y administrar los mismos, actuando el
banco en representación de los clientes en los cobros de dividendos que generen dichos valores,
así como velar porque dichos efectos depositados conserven su valor. Otra característica de este
tipo de depósitos de valores es que los mismos son transmisibles.

Dentro de los depósitos de custodia cabe hablar también de aquellos depósitos en que se
entregan al banco paquetes cerrados, en cuyo caso será de aplicación lo dispuesto en el artículo
307 del Código de Comercio; en íntima relación con este tipo de depósitos está el servicio de
caja fuerte que prestan los bancos, que consisten en poner los bancos a disposición de los
clientes un determinado compartimento en locales acorzados del banco, obligándose el cliente a
pagar un precio por tener a su disposición dicha caja y el banco se obliga a vigilar y custodiar la
misma, todo ello con los derechos y obligaciones que en cada caso concreto se pacten por las
partes. En cuanto a la naturaleza de este tipo de contratos, la mayoría de la doctrina conviene en
determinar que tiene una naturaleza mixta, ya que se trata por un lado de un contrato de
arrendamiento consistente en cesión de la caja a cambio de un precio y por otro lado también es
un depósito en cuanto a la obligación de guarda y custodia que asume el banco de la caja y del
local donde se halla instalada la misma.

El contrato de depósito es un contrato mediante el cual el depositante cede la tenencia de una


cosa al depositario para que se encargue de custodiarla, debiendo éste restituirla cuando el
depositante la reclame.1 Es un contrato real, bilateral imperfecto, gratuito, de derecho de gentes,
de buena fe y no traslativo de dominio ni de posesión (pues el mero uso de la res deposita se
tiene por hurto).

Clases de depósito según los países.


Legislación en España
El propio Código Civil de España distingue entre depósito extrajudicial y depósito judicial (Art.
1759 del C.c):

 Depósito extrajudicial:
o Depósito voluntario (Art 1763 del C.c): El depósito se hace por voluntad del
depositante.
Depósito necesario (Art 1781 del C.c): El depósito se hace en cumplimiento de una
obligación legal o cuando tiene lugar con ocasión de alguna calamidad
como incendio, ruina, saqueo, naufragio u otras semejantes.

 Depósito judicial (Art 1785 del C.c): También denominado secuestro, es el


depósito que se hace por embargo o aseguramiento de bienes litigiosos.
Legislación en México
En México, el código civil establece que el contrato de depósito puede ser convencional o
judicial. Es convencional cuando los litigantes depositan el bien litigioso en poder de un tercero
que se obliga a entregarlo, concluido el pleito, al que tenga derecho a él, conforme a la sentencia
o en su caso al laudo arbitral o al acuerdo transaccional de las partes; mientras que el secuestro
judicial es un acto jurídico plurilateral en el que intervienen, la parte de la voluntad de la ley que lo
fundamente la de la autoridad que lo ordena, la del actuario que lo practica y la del depositario
que acepta desempeñarlo y se rige por las disposiciones relativas del código de procedimientos
civiles.
Legislación en Argentina
El Artículo 1356 del Código Civil y Comercial de la Nación de Argentina, define el depósito
cuando una parte se obliga a recibir de otra una cosa con la obligación de custodiarla y restituirla
con sus frutos. Este tipo de contrato se presume oneroso. En los artículos 1367 al 1375 inclusive,
se disponen las clases de depósito (depósito irregular y depósito necesario/regular).
Legislación en Chile
El Artículo 2211 del Código Civil de Chile define al depósito en general, como el contrato en que
se confía una cosa corporal a una persona que se encarga de guardarla y de restituirla en
especie.
La cosa depositada -de acuerdo al mismo artículo- se llama depósito, y se perfecciona con la
entrega de la cosa.
Se distingue entre A) Depósito propiamente dicho, el que puede ser -propio o -necesario
(artículos 2215 al 2248 del C.c) y B) Secuestro.

 Depósito propiamente dicho: Se distingue entre:


o Depósito voluntario (Art 2215 del C.C): Contrato en que una de las partes
entrega a la otra una cosa corporal y mueble para que la guarde y la restituya en especie a
voluntad del depositante.**
o Depósito necesario (Art 2236 del C.C): El depósito propiamente dicho se
llama necesario cuando la elección de depositario no depende de la libre voluntad del
depositante, como en el caso de alguna calamidad como incendio, ruina, saqueo u otra
semejante.**
 Secuestro (Art 2249 del C.C): Es el depósito de una cosa que se disputan dos o
más individuos, en manos de otro que debe restituirla al que obtenga una decisión a su favor. El
depositario en este caso, se llama secuestre.
Clasificación según el objeto del depósito

 Depósito regular: Tiene por objeto las cosas no consumibles, lo que implica que el
depositario debe devolver al depositante la misma cosa que fue depositada.
 Depósito irregular: Tiene por objeto las cosas consumibles, lo que implica que el
depositario debe devolver al depositante una cantidad de la misma especie y calidad (conocido
en terminología jurídica como tantundem). En Chile toma el nombre de Contrato de Mutuo.
Un caso especial es aquel en que se entregan cosas consumibles que pueden identificarse o
individualizarse, como, por ejemplo, cuando se entrega dinero dentro de un sobre cerrado. En
este supuesto el depósito se considerará regular, debiendo el depositario devolver la misma cosa
que se le entregó.

Obligaciones del depositario

 Obligación de custodia: Esta obligación se da en un gran número de contratos,


pero es esencial para el contrato de depósito. Implica guardar y conservar en buen estado la
cosa objeto del depósito. En los contratos de depósito de cosa fungible, el depositario está
obligado a conservar el tantundem, o suma igual en cantidad y calidad a la recibida en depósito,
a disposición del depositante en todo momento de la duración del contrato. La quiebra de este
principio en el depósito de dinero a la vista es lo que causa, de acuerdo con los autores de la
escuela austríaca de economía, los ciclos económicos de auge y recesión.
 Obligación de restitución: Implica restituir la cosa cuando el depositante,
sus herederos (en caso de fallecimiento) o la persona designada en el contrato lo soliciten. Si
existiera plazo y en caso de no haber reclamado el depositante la devolución, ésta se hará al
finalizar dicho plazo.
Obligaciones del depositante
Aunque el depósito, por opinión mayoritaria de la doctrina, es unilateral y por ello sólo crea
obligaciones para el depositario, a lo largo del período del contrato pueden surgir obligaciones
para el depositante. Es esto lo que ha llevado a sectores doctrinales a reconsiderar la
clasificación tradicional por la que un contrato real tal y como es el depósito es a su vez contrato
unilateral, surgiendo la concepción de contrato bilateral imperfecto o ex post facto.
Las obligaciones del depositante son las siguientes:

 Abonar al depositario los gastos en que haya incurrido para la conservación de la


cosa objeto del contrato e indemnizarle los perjuicios ocasionados por el deposito
 Sólo en caso de que el depósito sea remunerado, deberá el depositante pagar la
retribución al depositar

Depósito Derecho Civil Concepto y caracteres.

Se ha definido el depósito, en sentido amplio y parafraseando el artículo 1.758 C.C., como el acto


o contrato por el cual «uno recibe la cosa ajena con la obligación de guardarla y de restituirla»
(CASTÁN).

La mayoría de los autores lo definen como un contrato real, unilateral o bilateral (según


sea gratuito o retribuido), por el que una persona entrega a otra de su confianza una cosa para
que la guarde y custodie, con obligación de restituirla a la primera cuando la reclame.

La nota esencial del depósito es la de primordial finalidad de custodia, que lo diferencia de


aquellos contratos en los cuales esa obligación es accesoria (arrendamiento de servicios, etc.).

Otros caracteres del depósito son:

a) En un contrato real, ya que sólo se perfecciona por la entrega de la cosa (cfr. art. 1.758).

A esta característica han objetado algunos autores la posibilidad del depósito de cosa propia,


admitida en el artículo 59 de la Ley de 16 de diciembre de 1954 en relación con la prenda sin
desplazamiento (a cuyo tenor «el dueño de los bienes pignorados, a todos los efectos legales,
tendrá la consideración de depositario de los mismos, con la consiguiente responsabilidad civil y
criminal, no obstante su derecho a usar de los miembros sin menoscabo de su valor [...]»), en
incluso por la doctrina del Tribunal Supremo. Pero según la propia exposición de motivos de la
citada ley, «se ha considerado que esta figura no es propiamente un depósito, sino una especial
situación del deudor, análoga en algunos puntos a la del tercer depositario, pero siempre distinta
con arreglo a la naturaleza de las cosas. Sin embargo, se ha mantenido la ficción de depósito por
ser tradicional en nuestro Derecho y por ser quizá el medio más expresivo de determinar dos
aspectos de excepcional importancia en la prenda sin desplazamiento: la singular relevancia que
en ella tiene la persona del deudor y la más enérgica responsabilidad de éste por actos que
dificulten o impidan el ejercicio de los derechos del acreedor».

b) Es naturalmente gratuito, esto es, salvo pacto en contrario (cfr. art. 1.760)

c) Es unilateral o bilateral, según sea gratuito o retribuido.

d) No confiere al depositario facultades de uso, disfrute ni disposición, pues la entrega de la cosa


sólo tiene el sentido de permitirle su obligación principal de custodia (cfr. art. 1.768).
2. Naturaleza.

Para algunos Códigos, como el francés, el depósito es un acto unilateral. Para otros, como el
alemán, se trata de un contrato sinalagmático o bilateral.

En la doctrina, tanto la extranjera como la nacional, predomina la consideración


del depósito como contrato, entendiéndose que en
todo depósito hay concurrencia de voluntades, siquiera en el secuestro o depósito judicial sea
la voluntad del deponente suplida o representada por la determinación judicial.

No faltan quienes, desde una posición ecléctica, sostienen que no se puede dar


carácter contractual a todas las variedades del depósito, sino sólo al depósito llamado voluntario
(CASTÁN).

Nuestro Código sólo califica al depósito de contrato al tratar del depósito propiamente dicho (arts.


1.760 y ss.).

3. Clases.

El depósito puede ser civil o mercantil, según la legislación aplicable.

Atendiendo a la causa de su  constitución, puede


ser extrajudicial (o depósito propiamente dicho) y judicial (o secuestro) (art. 1.759). Y cabe
dividir el depósito extrajudicial en voluntario y necesario (art. 1.762), según haya intervenido o no
de una forma espontánea la voluntad del deponente.

Por su objeto, se distingue entre depósito regular, que se constituye sobre cosa específica y


determinada, y el depósito irregular, que recae sobre cosas fungibles y sólo obliga a restituir otro
tanto de la misma especie y calidad.

4. Depósito ordinario.

Por tal entendemos el depósito que es extrajudicial, voluntario y regular.

Nuestro Código Civil distingue dos clases de depósito voluntario: aquella en que se hace la


entrega por voluntad del depositante, y aquella otra en que dos o más personas que se creen
con derecho a una cosa la ponen en poder de un tercero, que hará la entrega a quien
corresponda (art. 1.763); variedad esta última que los autores solían considerar como una
especie de secuestro, el denominado secuestro convencional.

A. Constitución.

a) Elementos personales. Para dar algo en depósito no se exige ser propietario de la cosa


depositada, como se infiere de los artículos 1.771 y 1.773.

Respecto de la capacidad de las partes, señala el Código reglas especiales:

- Para el caso de incapacidad del depositante, el deponente queda sujeto a todas


las obligaciones derivadas de contrato (cfr. art. 1.764).

- Si el incapaz es el depositario, sólo tendrá el deponente acción para reivindicar la cosa mientras


ésta subsista en poder del otro contratante, o a que éste le abone la cantidad en que se hubiese
enriquecido con la cosa o con el precio (art. 1.765).

b) Elementos reales. Sólo pueden ser objeto del depósito las cosas muebles (art. 1.761);
además, han de ser corporales, pues las incorporales o derechos no son susceptibles
de custodia en sentido material, aunque sí pueden ser objeto de ello los documentos en que
consten esos derechos.

c) Elementos formales. No se exige formalidad especial ninguna. La entrega de la cosa, que


necesariamente ha de efectuarse, más que requisito formal es elemento integrante del contenido
del contrato.
B. Efectos.

a) Obligaciones del depositario. Son fundamentalmente dos: la custodia de la cosa y


la restitución de la misma (art. 1.766).

El artículo 1.767 le prohíbe el uso de la cosa bajo la indemnización de daños y perjuicios; si


tuviese permiso expreso para usarla, el contrato pierde el carácter de depósito y se convierte
en préstamo o comodato (art. 1.768).

En cuanto a la restitución, cabe señalar las siguientes reglas:

- Dicha restitución se debe hacer al depositante, a sus causahabientes o a la persona designada


en el contrato (art. 1.766). Contiene el Código normas específicas para los casos
de incapacidad del deponente sobrevenida con posterioridad al depósito (art. 1.733: al que tenga
la administración de sus bienes), de pertenecer a un tercero la cosa depositada (art. 1.771) y de
pluralidad de depositantes (art. 1.772: si la cosa es divisible, se dará a cada uno su parte; si
hay solidaridad o es indivisible, se estará a lo dispuesto en los arts. 1.441 y 1.442).

- Debe ser restituida la misma cosa específica en su integridad sin que sea admisible la
entrega parcial ni de cosas equivalentes. Será devuelta la cosa con todos sus productos y
accesiones (art. 1.770).

- Si se entregó cerrada y sellada, debe ser devuelta de este modo (art. 1.769).

- El lugar de la restitución será el pactado, y a falta de pacto el lugar en que se halle la cosa (art.
1.774).

- Debe ser hecha la restitución de la cosa cuando el dueño la reclame (cfr. arts. 1.775 y 1.776).

b) Obligaciones del depositante: abono de los gastos de conservación de la


cosa, indemnización de perjuicios sufridos por razón del depósito (art. 1.779) y, en su caso, pago
de la retribución convenida. En garantía se reconoce al depositario derecho de retención de la
cosa (art. 1.780).

C. Extinción. Se extingue el depósito por las siguientes causas: la restitución de la cosa, la


terminación del plazo; pérdida de la cosa depositada; enajenación hecha por el deponente;
cuando el depositario resulta dueño de la cosa; por renuncia del depositario.

5. Depósitos especiales.

Sin ánimo exhaustivo, cabe señalar los siguientes:

A. Depósito irregular. Es aquel que recae sobre cosas fungibles, cuya propiedad adquiere


el depositario quedando éste obligado a restituir no la misma cosa recibida sino otro tanto de la
misma especie y calidad (v. gr., depósito de dinero).

Difiere este tipo de depósito del préstamo mutuo en que aquél se constituye preferentemente


en interés o utilidad del deponente, mientras que éste se establece en interés del prestatario; por
otra parte, el depositante, a diferencia del prestamista, puede reclamar la restitución de la cosa
en cualquier tiempo.

En cuanto a su admisibilidad, en nuestro Derecho, el Código Civil parece rechazarla (cfr. art.


1.768 antes analizado). No obstante, cierto sector doctrinal defiende que en el llamado depósito
irregular subsiste la esencia y función del depósito, quedando la obligación de custodiar y
devolver sustituida por la de mantener una solvencia que garantice la devolución
del equivalente o «tantundem». Incluso, se citan como preceptos que suponen el depósito
irregular los artículos 1.770 referente al depósito de dinero y 1.200 relativo a
la compensación cuando alguna de las deudas provinieran del depósito o de
las obligaciones del depositario.

Respecto al depósito irregular bancario apunta GARRIGUES que su posibilidad legal deriva


del artículo 310 C. de C. que se remite a lo que dispongan los estatutos de los bancos, y éstos
autorizan el depósito de dinero y determinan que la responsabilidad del depositario consistiría en
devolver la misma cantidad en moneda nacional.

B. Depósito judicial o secuestro. Es aquel que tiene lugar cuando se decreta el embargo o el


aseguramiento de bienes litigiosos (art. 1.785).

El Código Civil contiene las siguientes reglas especiales del secuestro: a diferencia


del depósito voluntario, puede recaer tanto sobre bienes muebles como inmuebles (art. 1.758);
no se extingue cuando lo desee el depositante, sino cuando termina la controversia que lo motivó
por mandato judicial (art. 1.787); el depositario debe, respecto a la cosa, cumplir
las obligaciones de un buen padre de familia (art. 1.788), y con carácter supletorio regirán las
disposiciones de la L.E.C (art. 1.789).

También se diferencia el secuestro del depósito ordinario en que el dueño de lo depositado no


elige el depositario.

B. Como apunta certeramente CASTÁN, cuando recae sobre bienes inmuebles tiene una


naturaleza muy especial, y más que un depósito, con finalidad estricta de custodia, constituye
una administración.

C. Depósito necesario. Nuestro Código Civil, ampliando el concepto tradicional de depósito


necesario o miserable, recoge los siguientes supuestos:

a) El que se hace en cumplimiento de una obligación legal. Se rige por las disposiciones de la ley
que lo establezca y supletoriamente por las reglas del depósito voluntario (arts. 1.781.1 y 1.782).

b) El que se hace con motivo de alguna calamidad, que se regirá por las reglas
del depósito voluntario (arts. 1.781.1 y 1.782).

c) El que tiene lugar respecto de los efectos introducidos por los viajeros en las fondas y


mesones (arts. 1.783 y 1.784).

d) El que se hace a los conductores de efectos por tierra o por agua (art. 1.604 rel. 1.781).

D. Depósito en garantía. Lo regula la Ley 474 de la Compilación navarra, a cuyo tenor


«para garantía del cumplimiento de una obligación puede constituirse a favor
del acreedor un depósito de dinero u otras cosas fungibles. El acreedor adquiere la propiedad de
las cosas depositadas en su poder con obligación de restituirlas al depositante, si
procediere, conforme a lo establecido en el contrato. Cuando el depósito se haga en poder de
un tercero, éste quedará obligado a entregarlo al acreedor o a restituirlo al depositante, según
corresponda conforme a lo pactado».

E. Depósito notarial. Se regula en los artículos 216 a 220 del Reglamento notarial, de los cuales


resulta que el notario, con carácter de tal, puede recibir en depósito toda clase de bienes
muebles que sus clientes les confíen, bien como prenda de sus contratos, bien para su custodia.

La admisión de tales depósitos es voluntaria por parte del notario, quien, de admitirlos, hace


constar mediante acta fehaciente como tal notario, la entrega y la devolución, si bien podrá
también recibirlo con otros requisitos formales o por simple recibo privado. No obstante, existen
supuestos contemplados en algunas disposiciones legales en que la entrega al notario de
determinada cantidad de dinero implica un depósito al que el notario no podrá negarse (v. gr.,
entrega de aportaciones dinerarias en la constitución de sociedades anónimas o
de responsabilidad limitada -arts. 40.2 L.S.A. y 19.2 L.S.R.L., depósito por la Entidad acreedora
de la suma correspondiente a efectos de subrogación en el crédito hipotecario conforme al art. 2
de la Ley 2/1994, de 30 de marzo) (V. depósito irregular, judicial o secuestro, notarial,
de garantía, necesario en depósito).

Muchos son los contratos que obligan a una de las partes a guardar y conservar las cosas del
otro. El mandatario debe guardar las cosas cuya administración le ha sido confiada;
el empresario, las cosas que se ha comprometido a reparar; el comodatario, las que se le
han prestado; el transportador, las que lleva de un lugar a otro.

Pero en todos estos casos la obligación de guarda es accesoria de otra principal, que constituye
el verdadero objeto del contrato. En el contrato de depósito, de cambio, la finalidad esencial es
precisamente la guarda de la cosa. Habrá, por tanto, deposito cuando una de las partes entregue
a la otra cosa con la sola finalidad de custodiarla hasta que aquella la reclame. Salvo
contadas excepciones (Ver Gr., El código civil argentino) la cosa, objeto del depósito, debe ser
mueble, solución predominante en el derecho comparado.

Parece preferible limitar la esfera de acción del contrato de depósito de acciones


del contrato de depósito a las cosas muebles. Dice Puig brutau, con razón, que el lo que
en definitiva interesa es decir si el cumplimiento de la obligación de custodiar una
cosa inmueble queda mejor determinada con referencia a las reglas del contrato de depósito o de
otra figura jurídica. Un rápido análisis de los supuestos de "depósito " de inmueble prueba, en
efecto, que las relaciones entre las partes encuadran mejor dentro de otros contratos.

Supongamos que se trata del cuidado de un inmueble y que el cuidador está obligado a


administrarlo, percibir sus frutos, etcétera. Es obvio que tales relaciones encuadran mejor dentro
del concepto de mandato de administración.

Si se trata de un simple casero, cuya obligación se reduce al cuidado y conservación


del inmueble, parece preferible regular las obligaciones de acuerdo al contrato de trabajo. En
indudablemente este contrato el que ha estado en el espíritu de las partes:

la falta de solvencia económica de los Caseros (que en la práctica son simple de


modesta condición) prueba que el dueño de casa no ha pensado en
su responsabilidad como garantía de restitución de la cosa; el casero es casi siempre
remunerado y e se le paga un sueldo de la manera que la habitual para los obreros o empleados.

La limitación, hoy aceptada generalmente, del depósito a las cosas muebles, obedece a la


estructura especial de este contrato, cuyas reglas tiene n como finalidad asegura la restitución de
las cosas que serían susceptibles de desaparición.
Caracteres: el contrato de depósito tiene los siguientes caracteres: A) es en principio gratuito,
pero puede ser oneroso si las partes lo acuerdan así.

Y es necesario reconocer que en nuestros días, nadie piensa en el depósito como en


el contrato esencia l o necesariamente gratuito; la enorme mayoría de los depósitos (y, por lo
pronto, todos los de carácter comercial) son remunerados. Cabe, pues, poner en duda inclusive
el principio de que, salvo pacto en contrario, e l depósito debe considerarse gratuito; con todo,
esta regla obedece a una larga tradición jurídica y tiene la ventaja de definir la solución en caso
de que el contrato guardara silencio o mediara duda sobre el punto.
B) siendo gratuito, es también unilateral, ya que las obligaciones recaen solamente sobre
el depositario, que deba cuidar las cosas y luego restituirla al depositante. Es verdad que
el depositante estará obligado a reintegrarle los gastos, si los hubo; pero esta obligación no es
otra cosa que una responsabilidad eventual, que puede nacer o no, se haya incurrido o no en
gastos, y que sólo tiene como finalidad hacer menos gravosa la carga que asume el depositario.
Pero será bilateral si tiene carácter oneroso.

C) es un contrato real que no queda concluido sino que la entrega de la cosa; entrega que puede
ser real o ficta (como ocurre si la cosa está ya en poder del depositario por un título distinto).
Sin perjuicio de la validez) es un acto de confianza del depositante en el depositario.
Esta confianza esta en la raíz del contrato y gobierna sus efectos de una manera permanente
CONTRATO DE DEPOSITO: (SEGÚN LEGISLACION GUATEMALTECA) Concepto:   Contrato en
virtud del cual una persona (depositario) reciba de otra (depositante) una cosa, con la obligación de
conservarla y restituirla.  El contrato de depósito es real, pues se perfecciona mediante la entrega de la
cosa; unilateral, en cuanto de él surgen obligaciones sólo para el depositario, salvo los casos
excepcionales de depósito oneroso, que algunas legislaciones, no reconocen.

Art. 1974 = Por el contrato de depósito, una persona recibe de otra alguna cosa para su guarda y
conservación, con la obligación de devolverla cuando la pida al depositante o la persona a cuyo favor se
hizo o cuando la ordene el juez.

Sánchez Medal define el contrato de depósito como el contrato por el que el depositario se obliga hacia el
depositante a recibir una cosa mueble o inmueble que aquél lo confía y a guardarla para restituirla
individualmente cuando la pida el depositante.

Características:

Contrato Real: Art. 1974, para que se perfecciones el contrato de depósito, es necesario que una persona
haya recibido de otra una cosa para su custodia, guarda y retribución, por lo que se concluye que el
depósito es un contrato real que se perfecciona con la entrega de la cosa (art. 1588 C.C.)

(ver arts. 1810 y 1975 C.C.)

Contrato Oneroso:  El depositario tiene derecho a exigir remuneración por el depósito, salvo pacto en
contrario (art. 1977 C.C.).  En esa virtud, el depósito es normalmente un contrato oneroso, aunque
excepcionalmente, existiendo pacto expreso entre las partes, puede serlo gratuito.

La onerosidad ordinaria del depósito es consecuencia de la mercantilización del Derecho Civil y del hecho
de que cada vez son menos comunes los depósitos civiles y se utilizan con mayor frecuencia los
depósitos mercantiles que son fundamentalmente onerosos. 

Contrato Bilateral:  Dado que el depósito es normalmente oneroso y sólo ocasionalmente gratuito, se esta
en presencia de un contrato sustancialmente bilateral y excepcionalmente unilateral, pues del depósito
oneroso derivan prestaciones a cargo de ambas partes.  En el caso del depósito gratuito y dado que el
depositante habría ya cumplido con su prestación al perfeccionarse el contrato, el depósito únicamente
genera obligaciones y prestaciones a cargo del depositario, por lo que deviene unilateral (art. 1587 C.C.).

Contrato Principal o Accesorio:  El depósito normalmente existe por sí independiente de otra relación
jurídica entre las partes y, por ello, tiene calidad de contrato principal; pero es también posible y usual que
el contrato de depósito sea accesorio de otro contrato que tendría la calidad de principal.

Pero además, debe tenerse en cuenta que en muchos casos, sin que exista un verdadero contrato de
depósito, se entregan cosas para su guarda y custodia y quienes las reciben asumen los derechos y
obligaciones de los depositarios.  No existe en estos casos un contrato principal o accesorio de depósito,
pero las atribuciones y responsabilidades que a los depositarios derivan del contrato de depósito, son
aplicables a esas personas (guardador, tutor, albaceas, interventores, etc.).

Contrato de Confianza:  (intuito persona). Tradicionalmente, dada la gratuidad del depósito y la


intransferibilidad de los derechos y obligaciones del depositario, se consideraba que era un contrato de
confianza, pues era impensable que se entregara una cosa a un tercero, para su guarda, conservación y
restitución, si no tenía plena confianza en su honestidad y madurez.

Contrato de Custodia:  He aquí la esencia del contrato, ya que su finalidad es la prestación al depositante
del servicio de custodia por parte del depositario.  Ese servicio de custodia tiende asegurar el depositante
la devolución o restitución de la cosa depositada, en el mismo estado en que la entregó, con sus frutos y
accesiones.

Clases de Depósitos
Depósito Voluntario o Contractual:  Es el que se origina de la voluntad libre de las partes y en donde el
depositante entrega voluntariamente la cosa al depositario. Es el verdadero contrato de depósito.  El
depósito voluntario o contractual se puede presentar de dos formas: depósito regular y el depósito
irregular.

Depósito Regular:  Se constituye mediante la entrega de cosas individualizadas y el depositario


únicamente tiene la tenencia, de las cosas, no puede usar, ni disponer de ellas y está obligado a devolver
exactamente las mismas cosas que recibió.

Depósito Irregular:  Se caracteriza porque se entregan al depositario dinero o cosas fungibles no


individualizadas, cuya propiedad adquiere el depositario o receptor, quien asume la obligación de restituir
otro tanto de la misma especia y calidad.  No es la fungibilidad de las cosas lo que genera el depósito
irregular, sino el hecho de que las mismas no han sido individualizadas, ya que si las cosas se identifican,
estamos frentes a un depósito regular.

Depósito Necesario:  Se presenta en aquellas situaciones de fuerza mayor o caso fortuito en que una
persona se ve forzada a depositar bienes en un tercero.  Los casos típicos que generan el depósito
necesario son el incendio, el terremoto, la inundación, etc.

Depósito Judicial o Secuestro:  Es aquel que se crea en virtud de una resolución judicial y el depositario
retiene, custodia y entrega la cosa, de acuerdo con las instrucciones que le da el juez. (art. 529 CPCyM =
el secuestro se cumplirá mediante el desapoderamiento de la cosa de manos del deudor, para ser
entregada en depósito a un particular o a una institución legalmente reconocida.

(ver arts. 1997 y 1998 C.C.)

Depósito en Almacenes Generales:   Los almacenes generales de depósito son empresas privadas, que
tiene el carácter de instituciones auxiliares de crédito, constituidas en forma de sociedad anónima
guatemalteca, cuyo objeto es el depósito, la conservación y custodia, el manejo y la distribución, la
compra y venta por cuenta ajena de mercancías o productos de origen nacional o extranjero y la emisión
de títulos valor o títulos de crédito.(ver arts. 585 y 586 C de C).

Depósito Condicionado (escrow):  Rodolfo Batiza se refiere a la institución del depósito condicionado
(escrow), por el cual dos persona que tienen intereses opuestos entregan una cosa al depositario, quien
se obliga a la guarda y custodia, con la obligación especial de que una vez cumplidas las condiciones
previstas en el convenio correspondiente, hace entrega a quien tenga derecho a ello.

Elementos: 

Elementos Personales:  El contrato de depósito requiere del consentimiento de dos personas: el


depositante y depositario, quienes deben tener capacidad legal y expresar su voluntad sin vicios.

El  depositario debe aceptar expresamente el depósito, mediante el recibo de las cosas, en calidad de
depósito. Los representantes de menores e incapaces pueden dar en depósito bienes de sus pupilos, sin
necesidad de autorización judicial, pues el depósito regular no es traslativo de dominio, ni normalmente
implica riesgo alguno para el propietario, dada la seria y grave responsabilidad de restituir que pesa sobre
el depositario. (arts. 264, 265, 322 C.C. requieren autorización judicial) 

Elementos Reales: Art. 1974 C.C. se limita a señalar que mediante el depósito una persona recibe de otra
alguna cosa para su guarda y custodia, sin mencionar si esa cosa debe tener alguna característica o ser
de tipo especial.  La norma anterior puede ser ampliamente interpretada en el sentido que: a) la obligación
de depositario es devolverla lo que implica que debe restituir precisamente el mismo bien que fue
depositado y ello impide que los bienes fungibles no puedan ser objeto de depósito regular, a menos que
se individualice e identifiquen; b) dada la finalidad del contrato, también se elimina la posibilidad de
depósito de los bienes incorporales, pues éstos no pueden ser poseídos físicamente y las obligaciones del
depositante no podrían cumplirse correctamente en cuanto a éstos; c) el art. 1999 C.C., declara nulo el
depósito de dinero constituido en persona no autorizada por la ley, salvo prueba en contrario.
Obligaciones del depositario

a)  obligación de guarda de la cosa (art. 1974 C.C.)

b)  la cosa debe tenerse en un lugar adecuado (art. 1978 inc 4 y 1938, 1645, 1423, 1426 C.C.)

c)  prohibición de trasladar la cosa fuera del lugar convenido  ( art 1993)

d)  prohibición de usar la cosa (art. 1978 inc. 1, 1884 C.C.

e)  la cosa debe ser guardada y custodiada personalmente por el depositario y no puede delegar su
encargo.

f)  Proveer los fondos necesarios para la debida guarda y custodia (art.  1981, 1982 C.C.)

g)  Mantenimiento jurídico de la cosa (art. 887 y 1979 C.C.)

h)  No registrar las cosas que se hayan depositado en arca, cofre, fardo o paquete, cerrados o sellados
(art. 1978 inc. 2)

i)  Obligación de devolución o restitución  (art. 1974 C.C.)

j)  Dar aviso inmediato al depositante o en su caso al juez, del peligro de pérdida o deterioro de la cosa
depositada y de las medidas que deben adoptarse para evitarlo (art. 1978 inc. 3 C.C.)

k)  Obligación de indemnizar daños y perjuicios que por su dolo o culpa sufriere el depositante (art. 1978
inc 4)

Obligaciones del Depositante:

a)  pago de remuneración del depositario (art. 1977 C.C.)

b)  Reembolso de gastos de guarda y conservación de la cosa (art. 1981 C.C.)

c)  Indemnizar los daños y perjuicios que el depósito cause al depositario (art. 1977 C.c.)

d)  Correr con el riesgo de la cosa (art. 1983 C.C.)

e)  Exonerar del depósito al depositario cuando éste ya no puede guardarlo con seguridad o sin perjuicio
para él (art. 1996 C.C.)

Terminación: 

a)  Por la entrega de la cosa del depositante, en cuanto éste lo requiere (art. 1994 C.C.)

b)  Muerte o incapacidad del depositario (art. 1990 C.C.)

c)  El depósito judicial (secuestro) termina por resolución judicial que así lo declare (arts. 1997 y 1998
C.C.)

d)  Finalmente, la pérdida de la cosa depositada también termina el depósito, aunque de ello puede nacer
responsabilidad extracontractual del depositario (art. 1983 C.C.), quien se exoneraría de ella probando
que la cosa fue destruida por caso fortuito o fuerza mayor.

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