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STEPHANIA GIRALDO GALVIS.

El peculado: Una modalidad de la administración pública.

INTRODUCCIÓN.

Múltiples veces en nuestro país hemos dudado de nuestros funcionarios públicos, y es porque, la
mala utilización de los recursos públicos y la desaparición de ellos los han vuelto sospechosos.
La presunción de la buena fe se ha ido perdiendo poco a poco, y más cuando es tan común
escuchar que un funcionario se quedó con dineros o propiedades de la misma entidad pública
para la que trabaja, se apropió de ellas, las usó, les dio una aplicación oficial diferente o lo hizo
culposamente; a esto se le conoce, tipificado en el código penal, como peculado.

En las siguientes líneas se abordará el tema del peculado, qué es, cuáles son sus modalidades,
cómo ha influido en la vida política diaria colombiana y algunas materializaciones del delito en
la realidad actual, además, de la naturaleza del mismo delito y de cómo, desde lo social, se ha
construido una percepción del mismo relacionada con la seguridad y la falta de confianza en los
mismos funcionarios públicos que deberían ser precursores de un verdadero servicio al estado y a
la sociedad.

EL PECULADO.

El peculado, es el delito que comete el funcionario encargado de administrar bienes, ya sean de


propiedad del Estado o de particulares, pero puestos bajo administración estatal, apropiándose de
ellos o usándolos indebidamente. Se presenta bajo varias modalidades: la primera, y tal vez la
más común, es el peculado por apropiación (Art. 397 C.P), y es evidenciado cuando un servidor
público se apropia en provecho suyo o de un tercero de bienes del estado, la segunda modalidad,
es el peculado por uso (Art. 398 C.P), entendido como el indebido uso que un servidor público
hace o permite que un tercero haga en bienes del estado o de empresas o instituciones en que este
tenga parte, o bienes de particulares cuya administración se le haya confiado por razón de sus
funciones, el siguiente tipo es el peculado por aplicación oficial diferente (Art. 399 C.P) , y se da
cuando el servidor público da a los bienes del estado en que este tenga parte, cuya administración
tenga por sus funciones, una aplicación oficial diferente a aquella a que están destinados, la
última modalidad se refiere al peculado culposo (Art. 400), y se conoce de él cuando el servidor
público por su culpa dé lugar a que los bienes del estado se extravíen, pierdan o dañen. (Ortega,
J. pág.31 - pág.47).
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Estas modalidades del delito, tienen dos elementos comunes: El primero, es el sujeto activo que
ejecuta la conducta, y este es el servidor público a quien se le confieren calidades de
administrador por sus funciones, que equivale a la custodia de bienes que, siendo públicos, son
de todos y para todos, y por otra parte, encontramos al sujeto pasivo simple, que es el estado,
como entidad a la que se está afectando, a la que todos somos parte, pero que en su elemento
constitutivo del poder permite el daño a bienes jurídicos que son parte de la comunidad: el
resultado de todas las modalidades es un uso indebido que no permite la utilización efectiva de
los bienes estatales para facilitar el camino a la prevalencia del interés general.

No es un delito meramente de papel, si bien ha sido difícil probarlo pero muy común escucharlo,
se han conocido casos de cuantías completamente opuestas: como prueba de los menos
significativos económicamente, (Fiscalía, 2017) “un exfuncionario de la fiscalía fue condenado
70 meses por peculado por apropiación”, por aprovechar su puesto y apropiarse de algunos
elementos de papelería y venderlos en quinientos mil pesos, sin embargo, en otras instancias, se
conocen casos de más nivel económico: (El tiempo, 2018) “En Cundinamarca, la fiscalía capturó
a la exsecretaria de infraestructura en el año 2018 por irregularidades en un contrato de una obra,
la cantidad que fue determinada equivalía a los 2500 millones, que causaron captura por algunos
delitos, entre ellos el peculado por apropiación”; en otros ámbitos, (El tiempo, 2019) “un fraude
pensional de maestros de Cundinamarca llega a 35mil millones” (A través de certificaciones
falsas, logradas por red de abogados, se beneficiaron 1099 pensionados). Además de casos de
gran valor económico, los hay de impunidad, un ejemplo muy evidente: (El espectador, 2019)
“El contralor de Antioquia, estuvo vinculado a un escándalo de corrupción en el que capturaron a
tres alcaldes de Antioquia presuntamente vinculados a irregularidades en la contratación de los
municipios que tienen a cargo. Se inició el proceso de extinción de dominio de 28 propiedades, 9
automóviles, 2 sociedades y 3 hoteles. Estos bienes tendrían un valor total de $13.000 millones.
El entramado de corrupción funcionaba de la siguiente manera: los funcionarios de la Contraloría
encontraban irregularidades fiscales en las auditorias, pero no las denunciaban a cambio de
millonarias sumas de dinero o adjudicación de contratos”; tuvieron que responder por múltiples
delitos, entre ellos, el peculado por apropiación, sin embargo, no todos los implicados, a pesar de
tener las pruebas suficientes, fueron capturados y condenados: todos los alcaldes implicados
conservaron sus cargos (2015-2019) sin ninguna repercusión.
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Cabe aclarar que, estos son solo algunos de los delitos que sí han sido probados (en parte), otros,
son encubiertos por los mismos funcionarios, y en cientos de casos son archivados en la fiscalía
(Desde hace muchos años, hasta ahora): la constante ha sido fija, se han llegado a archivar hasta
300 casos en la fiscalía por distintos factores que equivalen a “falta de pruebas” o la imputación
de delitos que, según esta misma, no corresponden a los descritos; esta es una evidencia de que, a
pesar de que los delitos sean denunciados, no se imputan cargos y no se nota una eficiente
actuación de la rama judicial en la penalización de este delito.

Ahora, pasando de la materialización de la prueba, se determinará a fondo qué naturaleza ha


tomado el delito: Ha pasado de ser una modalidad de una conducta antijurídica a una nueva
forma de administración pública, que ha sido reconocida por la misma sociedad, que se ha
disimulado por aseveraciones falsas e ilegales que admiten, por ejemplo, la legitimidad de que se
pidan comisiones por contratos de obras (como las que dicen que los alcaldes pueden percibir el
10% de sus contratos), y entramos en el ámbito de una legitimidad o aceptación social, una gran
manera que tienen los políticos de persuadir la carga de la prueba, como bien se infiere de
Rogado. J (2004, pág. 4), “Si el poder que hoy en día consideramos legítimo tiene en su base
histórica una mácula imborrable de violencia, podríamos aventurarnos a afirmar que las élites
políticas dirigentes que hoy conocemos no resultan en origen muy diferentes de una asociación
delictiva o mafiosa que presta protección a cambio de contribuciones económicas”, las
manifestaciones de la violencia no son solo físicas, vienen desde la manipulación, convirtiéndose
en una maquinaria política con fines económicos y propios, haciendo favores políticos que luego
se reflejan en ellos mismos, volviendo como fin el de la administración publica la aspiración al
poder no para beneficios comunes, sino como aspiraciones individuales, citando de nuevo al
mismo Rogado. J (2004, pág. 2): “aquellos que hacen política aspiran al poder, ya sea para
cumplir determinados fines ulteriores o, únicamente, por el mero hecho de disfrutar del poder en
sí mismo”.

Y se entra a una cuestión más social, ¿cuál es la percepción de este delito en Colombia, en
relación con la seguridad ciudadana frente a los funcionarios públicos?, al respecto, define
primero Alicia Ornelas Aguayo (pág. 224) la seguridad ciudadana como: “el término que
engloba las necesidades de un individuo que convive en una sociedad organizada, donde
intervienen desde los básicos satisfactores que se brindan en la interacción con las autoridades.”
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Bajo este concepto, Cafferata precisa que, “La seguridad no es otra cosa que un estado social de
los derechos de cada uno de los ciudadanos organizados por el estado.”

Y, ¿se tiene realmente una garantía de seguridad en Colombia?, no existe un estado social de los
derechos de cada uno de los individuos, los básicos satisfactores han sido influidos por factores
externos y notables en la vida política colombiana, uno de ellos, como elemento que influye en la
percepción ciudadana, es el nivel de confianza en las autoridades: no hay garantías, no hay
certezas ni tranquilidad, no se puede estar en un país dañado por la corrupción sin sentirla, se ha
quebrantado el sistema notablemente, y, a pesar de que incluso es aceptado, la sociedad sabe que
existe, porque no sabe qué pasa con los bienes públicos, se esfuman y, al parecer,
misteriosamente se radican en el patrimonio de un funcionario. Las consecuencias en la sociedad
son evidentes, dice Ornelas. A (pág. 237) que, “La pérdida de la confianza en las autoridades es
un elemento que quebranta el sistema de seguridad ciudadana, dejando agonizante cualquier
proyecto que se esté ejecutando, por consiguiente, la ciudadanía le retará valor y pertenencia a su
actuación”, luego, los mismos servidores públicos “serán sujetos que se sometan de manera
permanente a evaluaciones de confianza, de frente a la sociedad”, y será necesario para cuando
toda la sociedad, sin excepción, sea consciente de la vulneración que ha sufrido a su
administración pública, un sometimiento constante de los funcionarios públicos a la percepción
de las personas porque le han fallado a sus funciones, y se vuelve preciso citar nueva mente a
Ornelas. A (pág. 238), admitiendo que, “Los procesos derivados de la materia de
responsabilidades para los servidores públicos adolecen de falta de credibilidad, puesto que
entran en un grado político en el cual los ciudadanos se convierten en meros observadores. Es
innegable que los niveles de confianza de la sociedad hacia sus gobernares se desplaza
actualmente en un sentido negativo”, y es innegable que estos niveles, en Colombia, no paran de
indicar hacia ese sentido.

CONCLUSIÓN.

Bajo el texto leído anteriormente, se pueden desprender varias conclusiones: en primer lugar, no
se puede negar que el delito de peculado en Colombia es bastante común, no es una conducta
ajena a las normas penales ni tampoco a la materialización de estas, sin embargo, puede estar
bajo ciertas circunstancias: se puede probar, puede no probarse o ni siquiera notar que se está
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realizando en la vida política; porque en efecto, sabemos la existencia de él, pero se ha llegado a
extremos de no investigación, aceptación, y de pensar, incluso, que ciertas modalidades son
permitidas por medio de ciertas atribuciones (como comisiones). Por otra parte, la naturaleza del
delito se ha degradado, no se respeta, los fines del poder son más propios que colectivos, y este
delito lo permite, por eso el sustento de que es una forma de administración pública, porque
parece hacer parte de ella: legal, legítima, permitida y aceptada. Y, por último, la influencia que
tienen los sujetos activos del delito, que son los funcionarios públicos en lo que tiene que ver con
la percepción de la seguridad, nada más se necesita ver las relaciones de las personas con la
administración para evidenciar que cada vez está peor, el sistema se ha degenerado e incluso,
hemos dejado de denunciarlo por ser una práctica diaria; las verdaderas funciones de los
servidores que van en pro de la comunidad, se han redirigido en pro de sus patrimonios y a crear
una administración pública, que evidentemente favorece intereses individuales.

REFERENCIAS:

1. Ortega. J. Delitos contra la administración pública, 1 – 112.


https://www.funcionpublica.gov.co/eva/admon/files/empresas/ZW1wcmVzYV83Ng==/a
rchivos/1463963379_35d46da65d45c2474dbcfba7e3c39a43.pdf
2. Fiscalía, 2017. Exfuncionario de la fiscalía condenado por peculado por apropiación.
https://www.fiscalia.gov.co/colombia/bolsillos-de-cristal/exfuncionario-de-la-fiscalia-
condenado-por-peculado-por-apropiacion/
3. El tiempo, 2018. Cae exfuncionaria de Gob. Bucaramanga por irregularidades en
contrato. https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/capturan-a-exsecretaria-de-
infraestructura-de-bucaramanga-por-irregularidades-en-contratos-276092
4. El tiempo, 2019. fraude pensional de maestros de Cundinamarca llega a 35mil millones
https://www.eltiempo.com/justicia/delitos/fraude-pensional-de-educadores-de-
cundinamarca-supera-los-35-mil-millones-406114
5. El espectador, 2019. Contralor de Antioquia vinculado de nuevo a presunto escándalo de
corrupción. https://www.elespectador.com/noticias/judicial/capturan-3-alcaldes-de-
antioquia-por-presuntas-irregularidades-en-la-contratacion-articulo-877110
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6. Rogado. J. Violencia y política. Revista Académica de Relaciones Internacionales, Núm.


7 Noviembre de 2007. 1 – 11. https://udemedellin-
my.sharepoint.com/personal/ppiedrahita_udem_edu_co/Documents/Lecturas_Pol
%20Crim_2020/Lectura%201_Violencia%20y%20Pol%C3%ADtica_Jesus%20Rogado
%20(2007).pdf
7. Ornelas. A. Aspectos generales de la percepción de la seguridad. 223 – 243.
https://udemedellin-
my.sharepoint.com/personal/ppiedrahita_udem_edu_co/Documents/Lecturas_Pol
%20Crim_2020/Lectura%203_Aspectos%20generales%20de%20la%20percepci
%C3%B3n%20de%20inseguridad_Alicia%20Ornelas%20Aguayo.pdf

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