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Aunque muchos de los avances tecnológicos actuales hayan replanteado la forma

de enseñanza en el mundo, la importancia de la educación sigue siendo


innegable de cara a la formación de los ciudadanos en el siglo XXI.

Una buena parte de los profesionales de este sector reclama desde hace años un
cambio en los sistemas de enseñanza en todos los niveles, sobre todo si tenemos
en cuenta que muchos de ellos son herederos de modelos basados en la
autoridad y se diseñaron en contextos como la Revolución Industrial, cuando lo
importante no era la calidad del aprendizaje sino la cantidad y la cuantificación de
los resultados.

Hoy, por fortuna, sabemos que esto ya no es así. La educación reclama un giro
rotundo de sus métodos y herramientas, pues los alumnos habitan un mundo más
dinámico, ágil y con múltiples posibilidades de proyección.

Siglo XXI: la importancia de la educación en el


mundo 2.0
En el siglo XXI, la educación seguirá transformando vidas y generando cambios en
todas las áreas. La tecnología no reemplazará la labor educativa como tal;
simplemente, la hará más eficaz ante las necesidades de los ciudadanos del siglo
XXI.

De hecho, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de su


organismo para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ha diseñado
la Agenda de Educación Mundial, que pretende implementar hasta el año 2030, y
en la cual se abordan temas como el acceso a la educación, la cobertura, las
herramientas y su calidad en el mundo.

La importancia de la educación será todavía más significativa en regiones


y países marcados por la desigualdad, la pobreza, la ausencia de derechos
fundamentales, la falta de justicia y la exclusión social, entre otros factores.

Es más, ya lo estamos viendo: en los campos de refugiados y centros de acogida


ubicados en sitios donde se han registrado crisis humanitarias, la educación de
niños, adolescentes y jóvenes se ha convertido en el mejor recurso para superar
esta situación y dotar a los afectados de nuevas alternativas de supervivencia.
¿Cómo debe ser la educación del siglo XXI?
Nadie cuenta con una receta definitiva ni con una fórmula mágica. Cada lugar
tiene necesidades educativas que deben ser cubiertas de manera específica. No
obstante, sí pueden señalarse algunos rasgos que debería tener la educación del
siglo XXI para que se convierta en un motor de desarrollo:

 Debe ser flexible y lo más alejada posible de modelos rígidos, pues el


mundo cambia constantemente y es preciso que los niños y los jóvenes se
adapten a nuevos contextos y circunstancias. Nada es definitivo.
 Es necesario que promueva valores sociales como la igualdad, la
justicia, la cooperación y la ayuda humanitaria, pues de esta forma se
anima a los ciudadanos del mañana a ser motores de cambios estructurales
y a tomar conciencia de las necesidades reales de su entorno.
 Debe insistir en el modelo de desarrollo sostenible como una meta a la
que todos debemos contribuir. Los actos de las personas que en algunas
décadas guíen los destinos del mundo no pueden obviar la sostenibilidad
de la Tierra ni el cuidado de los recursos naturales

En último término, la importancia de la educación en el siglo XXI radicará en su


capacidad para transmitir valores que nos ayuden a construir una sociedad más
justa, igualitaria, dinámica y diversa, acudiendo a los diversos recursos
tecnológicos que nos proporciona el mismo contexto. 

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