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María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena (en alemán, Maria Antonia Josepha

Johanna von Habsburg-Lothringen; Viena, 2 de noviembre de 1755-París, 16 de


octubre de 1793), más conocida bajo el nombre de María Antonieta de Austria, fue una
princesa archiduquesa de Austria y reina consorte de Francia y de Navarra. Decimoquinta y
penúltima hija de Francisco I del Sacro Imperio Romano Germánico y de la emperatriz María
Teresa I de Austria, se casó en 1770, a los catorce años con el entonces delfín y futuro Luis XVI
de Francia, en un intento por estrechar los lazos entre dos enemigos históricos.

Detestada por la corte francesa, donde la llamaban «L'autre-chienne» (una paranomasia en


francés de las palabras «autrichienne», que significa «austriaca» y «autre chienne» que
significa «otra perra»), María Antonieta también se ganó gradualmente la antipatía del pueblo,
que la acusaba de derrochadora, presumida y de influir a su marido en pro de los intereses
austriacos.1 No en vano se ganó los apelativos de «Madame Déficit» y «loba austriaca».2

Tras la fuga de Varennes, Luis XVI fue depuesto, la monarquía abolida el 21 de septiembre de
1792 y la familia real encarcelada en la torre del Temple. Nueve meses después de la ejecución
de su marido, María Antonieta fue juzgada, condenada por traición y guillotinada el 16 de
octubre de 1793.

Tras su muerte, María Antonieta se convirtió en parte de la cultura popular y en una figura
histórica importante. Algunos académicos y estudiosos piensan que su comportamiento
considerado como frívolo y superficial ayudó a aumentar la agitación durante el inicio de
la Revolución francesa; sin embargo, otros historiadores alegan que ha sido injustamente
retratada y que las opiniones hacia ella deberían ser más benévolas.3

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