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La preocupación de los personajes no va más allá de la supervivencia

Los personajes nunca saben nada. A veces ni siquiera sus propios nombres

El hom·bre de Pinter no quiere expresar .os problemas: tal


vez ni siquiera sabe que loa tiene. Pero ah( están.
Afloran en la realidad del lenguaje mismo.

Pinter crea un clima tenso desde la oposición entre las palbras cotidianas y algunas de las situaciones extrañas, irreales,
que ese lenguaje transporta

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No aw sabe realmente que piensan los personajes. Sin embargo, algo puede intuir
el espectador, ya que el personaje tiene por lo menos
la intención de esconder sus pensamientos y esa acción
encubridora ayuda a señalar lo que alienta oscuramente
bajo la superficie. es absolutamente imposible aprehender
la interioridad de cada cual: hasta el penonaje
es como un espectador frente al misterio' de sf
mismo.

Los personajes son un enigma para si mismos

Los seres
humanos de Pinter construyen una aisladora pared de

Las formas linguisticas mas usadas aquí y en las demás obras de pinter, son ‘qué’ y ‘¿eh?’, la sordera espiritual
haciéndose verbo. Pinter afirma que el problema no reside tanto en que ala gente no PUEDA comunicarse, como en el
hecho de que no QUIERE comunicarse. Hay una gran cantidad de preguntas. Esto parecería indicar un deseo de
comunión, una efectiva apelación al otro. Pero la mayor parte de las veces, la pregunta es un mero ademán, un gesto
autojustificatorio que ignora la presencia del oyente. No se espera la respuesta a ella. Tampoco hay una respuesta. La
pregunta entonces se repite. Cuando finalmente se contesta, se hace a base de equivocación. Ninguna de las personas se
comprende.

Los personajes se contradicen, cambian su punto de vista. Son perfectamente capaces de vivir en un oí·
mulo de contradicciones sin advertirlas. En este sentido,
Pinter, como veremos después, huye de la esquematización
de su personaje, no trata de crear un ser
limpio, seguro de sí mismo, que se mueve sin problemas
en las situaciones más difíciles.

Pero, a medida que Pinter va afinando


SU estilo, vemos que los quiebres de la personalidad
obedecen a razones psicológicas: el hombre -no quiere
enfrentarse a su pasado, a cualquier aspecto de su
puado, aunque sea una silla, un objeto banal Reconocerse
en el pasado, tomar una posición con respecto
a algo significaría decidirse, identificane a sí
mismo con el mismo ser que ha huido. La desintegra-
~l ]
ción psicológica del penonaje de Pinter ea una dimensión
de su deaintegnaci6n moral.

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