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Caso "Comisión
Ningún mandamiento fue exhibido y sólo cuando fue trasladado a La Paz se le informó
cuáles eran las sindicaciones contra él. Hasta ese momento solamente le informaron que
estaban buscando el paradero de Acasigüe (Declaración Informativa de Elvis Vargas, fs.
1).
El relato hecho a esta Comisión de Derechos Humanos, por parte de la Srta. Nava
Morales, es el siguiente;
"No, para nada (se refiere a que no le mostraron orden de detención o mandamiento).
Yo tuve conocimiento de que habían estado rodeando mi domicilio más o menos desde
las dos de la tarde, la detención que hicieron conmigo fue a las cuatro más o menos. Yo
no me encontraba en mi casa, había ido a que me hagan precisamente mi chequeo,
porque para la Universidad necesitaba mi certificado donde me den una baja médica
para faltar unos días a las clases (...) Entonces ya estando abajo en el hall, supe que
había sido rodeada mi casa, mas o menos desde las dos de la tarde, que interceptaron a
transeúntes, una de ellas era mi hermana, que pensaron que era yo ...) baja médica que
implicaba absoluto reposo, porque había tenido una carta de más o menos unos ocho
metros y tenía una herida en la cabeza de más o menos 31 cm. (...) querían (se refiere a
los médicos) hacer un examen de encefalograma y una tomografía para determinar si
había estado la masa encefálica un poco inflamada, que habían un poco de indicios
porque no tenía yo mucha coherencia en la que yo hablaba, o sea directamente no me
expresaba bien y, bueno, un poco que no me ubicaba bien después del accidente"
(Declaración Informativa, fs. 2)
Vale la pena conocer estos detalles, puesto que esas eran las condiciones de salud en
que se encontraba la Srta. Nava Morales en el momento de su apresamiento.
" ..yo no sabía la real causa por la que me detenían y menos sabía quienes me
estaban deteniendo, o sea no sabía la magnitud de lo que realmente estaba
pasando"
Ante una pregunta sobre las formalidades fiscales legales observadas para la detención
de la Srta. Nava Morales, el Fiscal José Nemtala, afirma:
En todo caso, hasta que se tomaran las medidas jurisdiccionales de detención preventiva
mediante mandamiento librado por el Juez Instructor Noveno en lo Penal, Dr. Antonio
Santamaría Patón, no existe otra disposición anterior para su detención.
Cuando sucedieron los hechos vinculados al secuestro del Ing.. Lonsdale (11 de junio de
1990), Zalles Cueto se encontraba residiendo en Quito, Ecuador (desde mayo de ese
año), realizando estudios de posgrado. Asimismo, el 5 de diciembre de ese año --día de
los hechos de sangre en la calle "Abdón Saavedra"--, como consta en la documentación
legal pertinente que cursa en obrados y también en la Comisión, Zalles Cueto
continuaba residiendo en Quito, aunque según información de prensa, podría haber
muerto o fugado ese día del operativo realzado.
"..cuando nos comunicaron que el Sr. Zalles Cueto estaba siendo detenido en
la frontera, se le mandó una movilidad, se lo trajo remitió como dije, sino me
falta la memoria, en menos de 24 horas al juez competente (Declaración
Informativa, fs. 51 y 52).
Niega, igualmente, que se hubiera realizado gestión alguna ante el Gobierno o ante la
Policía del Ecuador, para conseguir que Zalles Cueto fuera enviado -vía Perú- a Bolivia:
De manera que "de oficio" las policías ecuatoriana y peruana procedieron a cumplir,
según el fiscal Nemtala, el Mandamiento de apremio del Juez competente Antonio
Santamaría".
b) Afirma que "el Perú también lo expulsó". Luego se supone que habría admitido la
deportación del Ecuador. Si no la aceptó, la pertinente jurídica y lógicamente era que no
lo admita en Tumbes y lo devuelva al Ecuador, por cuya frontera ingresaba al Perú.
Ningún país, ninguna policía realiza las acciones oficiosas de trasladar a una persona
desde un extremo de su territorio, al norte, hasta el otro extremo, al sur, para proceder a
expulsarla", si no media una gestión de la policía interesada. Ni siquiera es INTERPOL
quien cumple esta gestión, "ultra petita" según Nemtala".
c) Afirma que el señor Zalles Cueto "estaba siendo detenido en la frontera", para lo que
se le "mandó una movilidad". Juliaca no es la frontera, sino una ciudad peruana distante
varios centenares de kilómetros de Guaqui por donde se conduce a Zalles Cueto. No
está claro quién comunica esa "detención". Se tendría que suponer que la Policía
Boliviana detiene al indicado ciudadano en Juliaca, Perú, donde el mismo Fiscal declara
no tener "jurisdicción ni competencia".
"..dicho operativo fue realizado por Inteligencia de/ Ministerio de/ Interior de
la época y sin presencia de fiscal (...) esos fueron remitidos a poder de
Inteligencia 48 horas antes de ser remitidos y eso usted puede comprobarlo
en las mismas declaraciones...
"...la tuve en mi presencia durante los 4 o 5 días últimos" (Declaración Informativa, fs.
46 y 48).
Como consta en obrados (fs 1153 y 1154) todos los detenidos del caso que analizan
fueron remitidos ante el juez competente el 21 de diciembre de 1990. Es decir que a 3
de ellos el Fiscal Nemtala conoció el 19 de diciembre de 1990 (hermanos Acasigüe y
Dante Lirnaylla) y a otros 3 (Mercedes Nava Morales, Carlos Pacajes y Serafín E
Margase entre el 16 y 17 de diciembre de 1990.
Todas estas declaraciones están refrendadas con sello y firma del Fiscal de partido en lo
Penal, Dr. José Nemtala Kairala. Y hemos registrado solamente aquellas que son
anteriores a los 5 días de remisión al juez competente.
c) Dante Limaylla.
Fecha: 14/12/90, fojas 260 de obrados
Mercedes Nava Morales pidió asistencia de un abogado cuando se enteró que estaba
"detenida", pero nunca te dieron esa posibilidad, puesto que ta incomunicación duro casi
un mes Relata en su declaración ante esta Comisión:
"..ya más o menos a las seis de la tarde le dicen a mi hermana que me tenga que dar yo,
que necesitaban más tiempo. Es ahí donde yo le digo a mi hermana: 'avísale al papi
que traigan un abogado`...) Desde ese momento que se va mi hermana ya no tuve más
comunicación con absolutamente nadie (...) más o menos unos dos o tres días antes
que determinaran que tienen que pasarnos al Ministerio del Interior (al parecer se
refiere al Ministerio Público), recién tiene acceso Derechos Humanos (...) es donde yo
recién puedo hablar con alguna gente, jurídicamente no sabían en que situación
estaba" (Declaración Informativa, fs.3).
Esta cita es pertinente, porque desde los policías, pasando por los fiscales, hasta los
jueces, parecen desconocer lo establecido taxativamente en el referido Art. 16 de la
Constitución Política del Estado (párrafo 3) concordante con el Art. 3 del Código de
Procedimiento Penal, que determina la asistencia de abogado, desde el momento de la
detención, como parte del derecho inviolable de defensa. Nadie puede alegar ignorancia
de la ley, mucho menos los encargados de administrarla. Pero algunos funcionarios,
incluyendo jueces, consideran que este derecho es posterior a los apresamientos de los
que estamos tratando. Mencionan la Ley de Ministerio Público promulgada en 1993,
que define entre las obligaciones de la Fiscalía, en la dirección de las Diligencias de
Policía Judicial, preservar este derecho como requisito para darles validez a las
declaraciones informativas, y hasta sostienen que "antes" no era así, pasando por alto
que la Constitución Política del Estado (1967) y el Código de Procedimiento Penal
(1973), que definen este derecho, tienen vigencia anterior a los apresamientos y
Diligencias.
Ese el criterio de un jefe policial, pero lo grave es que un abogado que ha adquirido el
nivel de juzgador tenga una similar opinión contrapuesta a la ley expresa y la ponga en
práctica, violando principios fundamentales del derecho de defensa.
"En las Diligencias de Policía Judicial no ha observado que exista este aspecto de que
un abogado particular haya participado en las declaraciones de estas personas"
(Declaración Informativa, fs. 5).
Y no olvidemos que es el Juez del Sumario, el que debe realizar una investigación
objetiva de los hechos, de las presunciones e indicios, para ofrecer elementos de
convicción suficientes en la "búsqueda de la verdad", de manera que el procesamiento o
el sobreseimiento de los imputados cuente con una sólida base jurídica. El debido
proceso solamente es posible cuando el juez no ignora en la práctica (puesto que es
imposible suponer que no haya leído la Constitución y el Procedimiento) las garantías
fundamentales de las personas. El debido proceso es inviable cuando el Juez, el Fiscal y
los funcionarios no se someten estrictamente a las reglas procesales (Art. 77 CPP). Y la
ley prevé no solamente la nulidad de actos sustentados en la población de principios
constitucionales y garantías procesales, sino que define como un tipo penal específico,
de carácter público, la vulneración por acción u omisión de este bien jurídico protegido
por ley y por el Estado de derecho.
Hasta aquí se realzan las observaciones que tienen que ver con las Diligencias de Policía
Judicial. Lo referente al Sumario corresponde a otro parágrafo.
Vayamos, en primer término, al registro sucinto de las declaraciones realizadas por los
ciudadanos denunciantes, para tener un cuadro de referencia ya que el detalle esta
contenido en los actuados sobre los que se basa el presente informe.
Continúa el relato, señalando que después de hacerle dar vueltas en una movilidad para
desorientarlo:
"...me ataron tanto de pies como de manos, me pusieron tantas capuchas y
como que también un saquillo y me dijeron que me iban a arribar al río (... )
donde yo caí, pero como había estado amarrado a una pita, el momento en
que Caía jaló (...) nuevamente me vendaban {...) me lanzaban al vacío, pero
como digo, yo estaba atado con una soga a los pies (...) me hicieron con la
corriente la picana, ya sea en los testículos como también en las rodillas..."
(Declaración Informativa, fs.3).
(En el CEIP) "me daban palizas y todo lo demás, hasta que al final yo firmé
el documento (...) me decían 'a vos te vamos a soltar el día viernes (...) En la
Segunda (se refiere a la Sección Segunda de Ejército) no solamente tenía una
(declaración) sino varias, porque golpeaban, daban patadas, algunos
volapiés (... ) y que hacerme firmar, a veces yo hacía otra raya que no era mi
firma, pero ellos se daban cuenta, 'y esta no es tu firma: y pues al final de
cuentas yo firmaba, porque yo no veía, me lo ponían aquí abajo y yo firmaba"
(Declaración Informativa, fs. 5).
".. entre esos grupos (de a ocho personas) que se turnaban, habla un grupo donde
supuestamente, supongo, no se, eran más accesibles, trataban de hablar conmigo de
buena manera, me decían cosas que podían aliviarme un poco la tensión que notaban
que Denia, y el otro grupo que entraba y que había uno al menos que tenía un
maletincito donde así delante de uno, ponía todo instrumento: pinzas, cosas como unos
cables, instalaban, era todo un show (...) `por si acaso sea necesario` decían, entonces
empezaban otra vez el interrogatorio y decían: `usted ha participado en el secuestro de
Lonsdale` -no- y en uno de esos ratos agarró la pinza y me abrió el ojo grande y
empezó con estas pestañas de abajo, me las jalaba, no me las llegaba a sacar entonces
me decía `esto es el principio y yo estuve negando absolutamente todo, porque no tenía
conocimiento realmente de lo que ellos precisaban (...) Agarraban, me destapaban la
herida--recordemos que la Srta. Nava Morales fue detenida cuando se hallaba
convaleciente de un accidente que le provocó Una importante herida en la cabeza--,
además con palabras soeces, me sacaron la venda y realmente constataron que todavía
tenía yo necesidad de algunas curaciones, tenía la cicatriz que estaba supurando
todavía; entonces empezaron a no se, como... (voz entrecortada por el llanto) me
golpeaban en la herida, yo ya tenía adormecido totalmente este lado (...) porque la
herida venía desde más o menos la mitad del cuero cabelludo hasta atrás de la oreja,
era una herida de 31 cm .." (Declaración Informativa fs. 4).
Según la versión, amarrada a una silla (más bien enmanillada), obligada a permanecer
con la cabeza gacha, en un sótano, vigilada permanentemente, Mercedes Nava apunta
en uno de los pasajes de su relato:
"...no podía yo moverme, si tenía alguna necesidad, `hágasela aquí` entonces, en esa
situación he estado desde el día que me detuvieron, cuatro días, en domingo, donde ya
después tampoco dieron paso a que tenga acceso a nada, a ningún abogado,
absolutamente a nada, pero segura el hostigamiento". (Declaración Informativa, fs. 5).
"...yo no tenía sueño, no sentía nada, era tal la tensión que podía haber
estado, pienso, los 21 días que me tenían incomunicada, en esa situación. O
sea yo llegué a tener un, no se si fue la defensa misma de mi organismo, que
no quería moverme (...) si me movía un milímetro ya pensaba que me iban a
asestar cualquier cosa".
"... por todo lo que había pasado sistemáticamente yo estaba como un ente; o sea usted
me hablaba yo podía
"...cuando yo estaba en el CEIP, vienen los policías y me han lavado la cara, porque
estaba así, no podía ver nada, todo inflamado y me dicen que no tenía que decir nada
de lo que haba pasado porque iba a ser peor después y me decían: vos sabes a qué te
atienes o sea que no era por mí, me hablaban de mi hermana y me presentan, había un
grupo, supuestamente eran periodistas, incluso me han mostrado un carnet de
Derechos Humanos. Yo no conocía a nadie de la Asamblea (de Derechos Humanos),
entonces yo me lo creí y empecé a decir todo lo que me han hecho: me han hecho esto,
esto y esto y ahí mismo me han agarrado otra vez a patadas y me han vuelto a llevar,
me han colgado hasta que me he desmayado, y había sido gente del mismo CEIP".
La "tina" sería una forma de tortura vejatoria que, según Vargas, consiste en la
siguiente:
"... los señores estos van y defecan en el inodoro y uno está esposado de pies y manos.
Van y le meten la cabeza y dan unos golpes en el estómago. Remeten la cabeza en el
inodoro totalmente lleno, le meten y le dan golpes al estómago para que abra la boca".
(Declaración Informativa, fs. 3).
"De los torturadores (...) había un señor, un Cnl. Antezana, por ejemplo, el
hacía como el hombre bueno, el Sr. Linares era el que venía y me
presionaba" (Declaración Informativa, fs. 3).
Inés Paola Acasigüe relata otros matices del método que habrían empleado los
interrogadores:
" ..mayormente era esa cuestión de la corriente (...) En el cabello, que eso era
en el Ministerio de Inteligencia, donde estaba Carlos Valverde. Me decían:
cuál quieres, la 110 o ta 220: porque ahí tenían su enchufe y sus cables y
después me querían asfixiar con una toalla".
"..me hicieron jugar a eso de la "ruleta rusa" o sea le pusieron una bala..."
(Declaración Informativa, fs. 1 y 2).
Paola Acasigüe describe así lo que aparece como tortura psicológica para obtener
declaraciones forzadas:
"Había cumplido diecinueve años. No, ya tenía mi hija de seis meses ..."
"A mi me golpearon casi dos días seguidos abren la celda esa, era una celda
pequeña que cada vez que venían a ofrecerme agua no me la daban, me
comenzaban a golpear (...) lo que más me han dado es que me han molido a
patadas, siempre en la cabeza, siempre en los hombros, casi era una rutina,
el que entraba me tenía que golpear necesariamente y se enteraron que era
peruano era peor, me decían a qué venías acá? y todo por el estilo y me
chantajeaban, por ejemplo me decían; 'nadie sabe de tu presencia, sabemos
que había un peruano, e peruano está muerto, por si acaso, por si no sabes,
está muerto" (Declaración Informativa, fs. 1 y 2).
" se me ha presionado bastante con ese cuento de que me tenían que llevar al
Perú. Te vamos a entregar en la frontera y ahí ya sabes como es la cosa, el
ejército desaparece así simplemente" (Declaración Informativa, fs. 2 y 3).
También menciona haber reconocido entre los que lo torturaron al subsecretario Raúl
Loayza y a un "grupo de miristas" que cuando no tenga capucha fingían ser amigos.
Augusto Zallas Cueto, cuya detención y secuestro ha sido relatado con algún detalle,
también destaca, aunque escuetamente, la violencia sufrida:
"El final del interrogatorio concluye con el Fiscal Nemtala (...), el aparece y,
obviamente, están detrás de uno de los que lo Interrogan".
"...todo lucha contra el terrorismo es decisión poética, son los gobiernos los
que deciden si se va a luchar contra estos grupos subversivos. Nosotros
somos técnicos (...) que solamente aportamos con lo que sabemos y
precisamente las instrucciones que se han dado vienen a partir de la
superioridad". (Declaración Informativa, fs. 19).
"...al ver sus magulladuras (se refiere a las que tenía Julio Acasigüe) y al ver
absolutamente todo, yo ordené un examen médico competente y un
tratamiento total de su persona". (Declaración Informativa, fs. 46)
"..lo que yo constaté es que tenía una magulladura (Julio Acasigüe) en el ojo
izquierdo o derecho que cuando me preocupaba y lo hice ver con un médico
a tal efecto".
Con referencia a Mercedes Nava Morales, no obstante admitir que tenga una "rotura de
cabeza", Nemtala afirma que no sufrió torturas y que él fino constato otros daños físicos
o perturbaciones psicológicas (Declaración Informativa, fs. 49).
Sin embargo, a requerimiento del Fiscal Nemtala, el Médico Forense, Dr. Antonio
Tórrez Balanza, informa el 14 de diciembre de 1990:
En todo caso, ese cuadro es mucho más preocupante que una simple magulladura y el
Fiscal no ordenó se le proporcione asistencia médica.
Por informe del mismo Medico Forense (que no figura en el expediente judicial, pero
que fue presentado a esta Comisión), el señor Acasigüe presentaba, el 14 de diciembre
de 1990, los siguientes signos:
Sobre Inés Paola Acasigüe, el informe Médico Forense elaborado por el mismo Dr.
Tórrez Balanza en la misma fecha, describe los siguientes signos:
izquierdo"
Aún con la parquedad y las insuficiencias de los Informes Médico Forenses, y teniendo
en cuenta que en algunos casos habrían pasado más de 20 días de las torturas
denunciadas que habrían originado los signos descritos en los mismos, se puede inferir
que se produjeron los hechos denunciados.
" ..esta muchacha que les digo que fue amante de Lorgio -se refiere a Julio Acasigüe-
(...) con el miedo que tenía, a los dos días de su detención dice: 'Coronel, yo no puedo
aguantar más, yo tenía que verme con Lorgio (...) Llegamos a la calle 21, efectivamente
no estaba Lorgio, sino el peruano "Enrique" que en cuanto la vio la agarró de la mano
y se la estaba llevando y ahí procedemos a la detención de Enrique" (Declaración
Informativa, fs. 11).
Las razones para proceder a dicha detención habían sido las denuncias hechas por la
indicada enamorada de Acasigüe, quien lo habría identificado como integrante del
Movimiento Revolucionario Tupac Amarú (MRTA) del Perú, encargado de vigilarla
porque según Linares, "...había sido elegida para (...) recoger el rescate de tres millones
de dólares" (fs. 11). Ella misma habría manifestado temer a "Enrique" y desear "librarse
de esa pesadilla" (fs. 11).
"Llegan a alquilarles (los miembros del MRTA) una casa en Irpavi (...) pero
el que constantemente los controlaba era "Enrique" de ahí el miedo que ella
tenía, porque decía: las veces que nos ha amenazado de muerte a mí y a
Lorgio, si es que nosotros dábamos un paso en falso'. Y varias veces él por
este teléfono se ha comunicado con el Perú y ha hablado, precisamente, con
Silvia". (Declaración Informativa, fs. 10).
"4.- ...ninguna autoridad del Ministerio del Interior fue consultada y menos
aún jamás se autorizarla ninguna acción de esta naturaleza".
"5.- ...es política del Gobierno Nacional combatir por las vías legales toda
acción terrorista...".
"6.- ...con la misma severidad con que se llevaron a cabo las investigaciones y las
acciones antiterroristas, de igual modo se actuará con los excesos que pudieran
producirse en el accionar de los organismos de seguridad del Estado".
"7.- ...no vamos a permitir bajo ninguna circunstancia acciones alejadas del
respeto a la ley y sus procedimientos y mucho menos violentas, ya que
consideramos como una condición indispensable de la seguridad ciudadana
el respeto a los derechos humanos y constitucionales como la mejor forma de
garantizar la democracia..." (Documento cursante en Anexo).
Del análisis de las evidencias directas e indirectas, es posible identificar los siguientes
aspectos que esclarecen este caso, que aún no ha tenido resultados en el proceso penal
dispuesto por el entonces Ministerio del Interior.
Sin embargo, todavía no queda claro dónde y a cargo de qué "Servicio" se encontraba.
El Informe del Grupo Operativo dirigido por el Tcnl. Carlos Antezana Cuellar, fechado
el 7 de enero de 1991, sostiene:
"Me llamó el Ministro a mi casa, seria más o menos las cinco menos cuarto
de la mañana (...) fuí donde el Ministro y me dijo: 'Coronel, ya sabemos
dónde está Lonsdale'. Entonces él dio la orden, de ahí que mucha gente
asistió a toda esa zona, eran muchas inteligencias (se refiere a los Servicios
de Inteligencia) pero lo interesante es que a mí me ordena ingresar a la casa,
yo soy investigador, no agente, no soy una persona preparada tal vez para
esas situaciones" (Declaración Informativa, fs. 12).
Sin embargo, cursa en esta Comisión una copia del Informe en Conclusiones de la
Comisión de Constitución, Justicia y Policía Judicial de la Cámara de Diputados, que
incluye una "Declaración Informativa del Cap. Waldo Panozo Meneses" prestada ante
esa Comisión, el día 2 de diciembre de 1992. En dicha declaración el Cap. Panozo
entrega un cassette y sostiene:
" ..quiero indicar en este caso y quiero hacer la entrega y que se lo escuchen
en esta sesión, referente al cassette que se ha grabado de la tortura al súbdito
peruano en el caso Lonsdale por el grupo CNPZ" (Doc. cit., Anexo, fs. 7).
El informe del Grupo Operativo manifiesta que alrededor de la 1:20 del 5 de diciembre
de 1990, cuando una fracción del mismo se encontraba rastrillando la calle Montevideo
(la otra fracción "rastrillaba", según el informe de la calle Saavedra), encontrándose
Salazar en la movilidad, custodiado por el subte. Pereira y el policía Pozo:
" .. la segunda vez que me llevan a la Clínica (Virgen de Copacabana) yo bajaba las
gradas (del CEIP) con una policía femenina, no se quién sería, y justo cuando bajaba
yo nos hacen detener, pero ya tarde, metían a una persona con mucha resistencia, era
una cosa de diez o quince personas que lo metían. Esta persona hacía resistencia,
entonces (...) tuvimos que pararnos en el descanso de las gradas del CEIP, lo metían
completamente agachado (...) y al momento en que lo bajaban por las gradas donde
son las celdas pude ver que era este señor Salazar (...) Y bueno, yo eso ya supe cuando
estuve en el Centro de Orientación, cuando después pasaban algunas retrospectivas de
lo que había sucedido y ahí pude determinar que era él".
Relato de un vecino:
"Después de la balacera parece que escaparon (...) y se habían colado por la parte
trasera de mi casa. A esto la sirvienta me dijo 'Coronel hay dos individuos allá y nos
han intimidado que si hablamos nos van a eliminar'. Entonces (...) a mi yerno le dije
que llamara a uno de la policía para que haga el rastrillaje (...) hicieron el rastrillaje,
entraron los policías y escuchamos no más ruidos que 'rápido, pongan las manos... etc.
etc., ruidos que siempre se suscitan en el momento de la detención.
"Después de esto ya no... parece que los han sacado de la casa (...) el número de
personas en el techo y oí que les obligaron a subir a los individuos. Uno estaba vestido
con una chompa beige y el otro con una chompa azul que teñía una franja roja.
Después vi que... oí, no solamente vi, que de manera violenta lo obligaban a subir a un
techo un poco más alto aún y le obligaban a hablar. Le decían que hable, obviamente
utilizando términos soeces. Me di cuenta, me percaté tarde cuando ya lo estaban
victimando al individuo... "
Del cotejo de la anterior información con otros datos de la Investigación puede inferirse
lo siguiente:
b) Los seudónimos o alias, coinciden plenamente (vgr. el "Gringo", que era Northufter,
"Pancho", que era Acasigüe, quien evidentemente relata:
"Al salir los compañeros los detienen, cuando yo me acerco a la ventana del
baño, escucho que me habla Luis Caballero, ya los habían detenido"
(Declaración Informativa, fis. 2).
c) La opinión profesional del Dr. Tórrez Balanza, médico Forense, coincide con la
versión de uno de los vecinos, acerca de la probable "ejecución" de Northufter al que
identifica como a "Gringo". Dice Tórrez Balanza:
"...si estamos aquí, es gracias a digamos, a las casualidades que se dan, por
ejemplo, de la presencia del reportero de Canal 4 y del señor Diputado
Lanza, porque de lo contrario creemos que hubiéramos sido aniquilados
igual que nuestros compañeros" (Declaración Informativa, fs. 1).
Todo ello confirma que las circunstancias en que murieron los integrantes del CNPZ y
el propio Ing. Lonsdale, todavía no están claramente determinadas. Y estas dudas
cobran mayor vigor, cuando el Cnl. Germán Linares, principal actor de la parte policial
en este operativo, sostiene que una testigo clave, la ciudadana italiana que vivía en la
misma casa, en el piso superior, habría sido inducida a salir del país privando a los
jueces de su testimonio esclarecedor. Sostiene el Cnl. Linares:
"..es ahí que yo no se porqué a la señora la han hecho salir del país, porque esta
señora es testigo de lo que ha pasado ese día...".
" ..es un procedimiento médico como cualquier otro es un examen clínico que hay que
hacerlo más una valoración a través de un examen externo..." (Declaración
Informativa, fs. 14 y 10).
"..por razones de negligencia de la Corte (de Justicia) no nos dan ni papel el paciente
tiene que venir con su guante quirúrgico, que va a recoger de la Corte, porque piensa
que los médicos son rateros de guantes (...) Entonces mi intención sería de trabajar en
la mejor forma..." (Declaración Informativa, fs. 14).
Su opinión sobre los otros casos tiene la misma matriz conceptual. Acá hay que
destacar, cuando menos, dos elementos:
De acuerdo a las fechas de detención y a las del examen médico legal, se establece que
algunos signos de malos tratos pudieron haber desaparecido y en otros casos estar
notablemente atenuados. El mismo forense informa:
"...pasados tos diez días, porque eran lesiones que estaban en regresión"
(Declaración Informativa, fs. 8).
"....signos de malos tratos, de lesiones múltiples que eran compatibles con la violencia"
(fs. 3).
Es decir que evidencia los mismos signos que constató en los detenidos examinados,
aunque evidentemente en éstos con caracteres más leves.
En la hipótesis de que el Sr. Salazar no hubiera sido muerto a tiros, en diez días más,
administrando fuertes dosis de antiinflamatorios, podría haber presentado casi las
mismas características de los otros, con un proceso de regresión similar de los signos de
violencia. Lo que permite presumir que los signos que "no llaman la atención" del perito
forense, pueden ser evidencias materiales de torturas cuyos efectos ya estaban en
proceso de reversión o ya revertidos. Y esto no puede escapar a la mirada y
observación de un especialista.
Estas dos precisiones, sin embargo, serían incompletas para demostrar el cuadro que
podrá sustentar la presunción de que se aplicaron torturas y malos tratos a estos
detenidos (y a los otros), si no se establecen las causales o los instrumentos que
provocaron las lesiones. El propio Dr. Tórrez, interrogado por esta Comisión, ofrece su
opinión pericial:
El caso que más recuerda el Dr. Tórrez, porque "ha seguido su evolución" (Declaración
Informativa, fs. 6), es el de la Srta. Mercedes Nava Morales, quien aparte de "una herida
bastante amplia en la cabeza" acusaba signos que, a su juicio, "no eran lesiones que
revestían mucha gravedad, podían seguir un tratamiento ambulatorio"- (fs. 9).
Cierto que ya esta declaración ofrece indicios importantes, ya que podrían ser lesiones
de gravedad, "no mucha", pero graves al fin. Sin embargo, nos interesa destacar algo
que no puede pasar desapercibido en una consideración científica con efectos legales tan
importantes como es esta investigación.
El Dr. Tórrez Balanza, hace una prognosis muy importante sobre la salud de Nava
Morales:
En el marco de una apreciación no científica, ese estado puede ser considerado como un
pasajero humor o actitud "cargosa" de una persona que no sabe "dominar su carácter".
Pero para un profesional médico, puede revelar una dolencia mucho más grave en sus
consecuencias que todas las lesiones físicas imaginables.
Sabe él que, en esta materia los limites de la normalidad y la patología son tan tenues
que se requiere una investigación exhaustiva para obtener un diagnóstico preciso, que
permita el tratamiento adecuado y personalizado.
Para cumplir con la "parte médica ya extra-forense" (fs. 17), el Dr. Tórrez habría dado
"algún tranquilizante", a sabiendas de que los ansiolíticos pueden a veces aliviar ciertos
síntomas y en otros no tener efectos o aún agravar el estado del paciente. A veces se
combina con timoanalépticos, pero todo ello después de un minucioso estudio del caso,
puesto que la quimioterapia puede ser contraproducente. Todo ello permite controlar los
síntomas. El tratamiento etiológico (causas) consiste en eliminar los factores externos
que provocaron la crisis. En este caso es el miedo a daños personales irreversibles, es la
presumible tortura, el aislamiento, las presiones físicas y psicológicas ejercitadas en los
lugares de reclusión y los interrogatorios.
En este caso, ningún médico puede considerar que la mejor solución es no hacer nada,
sabiendo tas graves consecuencias que un cuadro como ese puede tener: deterioro
neuro-psíquico gradual, a veces irreversible y/o desenlaces fatales (suicidio), si se
abandona al paciente en el medio que le provoca o estimula el mal. Es como constatar
una quemadura y abandonar al paciente en una hoguera.
Los aportes "terapéuticos" del Dr. Tórrez, cuando para "reconfortarla psicológicamente"
le sugiere que se "haga curar la herida", sabiendo que estaba incomunicada y que el
único médico al que podía tener acceso era él, es un sarcasmo que dado el estado de la
paciente constituye un factor más de frustración, agudizando, en lugar de aliviar, su
estado. Pero como si esto no bastara, el Dr. Tórrez recomienda una "valoración
psicológica, más que todo neurológica" (Declaración Informativa, fs. 14) para tratar a
Mercedes Nava Morales, lo cual implica que sospechaba de la existencia de un "estado
confusional postraumático, muy frecuente como consecuencia de traumatismos
craneales como el sufrido por la paciente, antes de ser tomada presa, cuando se
aprestaba a ingresar a exámenes como un electroencefalograma y una tomografía para
determinar si habla estado la masa encefálica un poco inflamada" (Declaración
Informativa, fs. 2), también podría tratarse de una sospecha de "conmoción cerebral".
No tratar oportunamente este cuadro neurológico, puede traer secuelas muy graves.
En esas circunstancias, el Dr. Tórrez sabía, como médico, que la paciente presa quedaba
a merced de sus captores, quienes virtualmente podrían conseguir de ella cualquier
resultado, entre ellos una declaración autoincriminatoria. Por omisión se estaba
ayudando a los sistemas represivos.
"....ésta es creo la duodécima vez que indico que en ningún momento se los ha
encapuchado, no se cuál será la finalidad de preguntar tanto de los
encapuchados, si se ha informado que no se ha encapuchado absolutamente a
nadie. Si hubieran estado encapuchados yo hubiese sido el primero en
saberlo" (Declaración Informativa, fs. 78).
Si se revisa el expediente, no se encuentra una sola determinación del juez para aclarar y
resolver esta denunciada violación de las garantías personales y de los derechos
constitucionalmente consagrados. Es más, la defensa pidió reiteradamente que se tomen
las medidas pertinentes y el juez, contrariamente a la declaración que hace ante esta
Comisión Camaral y violando las normas procesales, se niega a cumplir su obligación,
incurriendo en negligencia y omisión de denuncia, denegación de justicia y complicidad
(Arts. 178, 177 y 23 del Código Penal). Para testimoniar lo afirmado líneas arriba,
transcribimos declaraciones, en términos de denuncia realizada ante el Juez Santamaría,
por los imputados:
Respecto a que hubiera disparado con un arma "Uzi", a fs. 264 de obrados (Diligencias
de Policía Judicial), afirma un imputado en su indagatoria:
De acuerdo a las actas, el Juez Santamaría ante tales denuncias, procedió a realizar otras
preguntas, ajenas e irrelevantes. Tampoco figura actuación jurisdiccional alguna.
Respecto a su declaración acerca de "aclarar esta situación en el curso del sumario", no
hizo absolutamente nada al respecto prueba de ello es lo que el mismo sostiene en el
Auto Final de la Instrucción:
Esto implica, en la conducta del juzgador, dos hechos de patente ilegalidad. El primero,
responsabilizar a los imputados --y presuntas víctimas-- de la no investigación de las
torturas y coacciones denunciadas, cuando ante la gravedad de los hechos el cometido
esencial correspondía al juez. El segundo, sustentar el Auto Final en tales declaraciones
obtenidas, según denuncia expresada en el sumario, mediante tortura y otros medios de
coacción, ya que considera "como prueba (de cargo) todas las diligencias de Policía
Judicial" (fs. 4367 de obrados), incurriendo en una ilegal utilización de los actuados
investigativos como medio de prueba calificado.
Todo ello demuestra subordinación del sumario a las diligencias de policía judicial, que
son la única base en que se respalda el Juez para tomar decisiones, degradando la alta
función jurisdiccional que por ley es improrrogable, mucho más si tales diligencias,
según la denuncia que recibió oportunamente el juez, constituían grave violación de
Derechos Humanos y garantías constitucionales.
"...he sido sumamente amplio con las partes" (Declaración Informativa, fs. 6,
8, 10 y 11).
Sin embargo, revisando el expediente nos encontramos con claros ejemplos de que el
Juez hizo exactamente lo contrario. Este es el caso de una simple extensión de
fotocopias:
Esto revela las interferencias al derecho de defensa por parte del Juez cometiendo,
además, una irregularidad que entraña o ignorancia procesal o mala fe, ya que en
ningún caso el juez necesita de opinión Fiscal para ordenar la entrega de fotocopias del
expediente a los imputados. Contrariamente a lo afirmado por Santamaría,
deliberadamente se postergó por más de dos meses una providencia que debiera haber
sido dictada en el día.
Otro ejemplo:
Auto de 19 de abril de 1991, diotado por el juez Santamaría, a fs. 1395 de obrados:
Por qué negarse a convocar a dos ex-autoridades que podrían haber aportado elementos
insustituibles para el esclarecimiento de los hechos, habiendo sido ambos cabeza del
sector y responsables máximos de los organismos operativos de Inteligencia del Estado?
Evidentemente el Juez soslaya una actuación de primera importancia para el
conocimiento de la verdad y coarta el derecho de defensa.