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EL ZORRO Y EL CUERVO -¡Qué maravilla!

Siendo tan bello, seguro que también tienes


una voz tan bonita como la de un canario -dijo el zorro en
Un granjero trataba de dar alcance a un travieso cuervo que tono adulador.
acababa de robar un trozo de queso de su cocina, mientras
gritaba El cuervo estaba tan emocionado que abrió mucho el pico
para que el zorro pudiese oír su voz.
-¡Eh, cuervo ladrón! -¡Croa! -graznó, mientras el queso caía al suelo, que era lo
El cuervo huyó volando hacia el bosque y se posó en un árbol que el zorro estaba esperando para comérselo de un bocado.
para recuperar el aliento.
"Aquí estoy a salvo del granjero", pensó. "Ahora me comeré
el trozo de queso".
Justo entonces, pasó por allí debajo un zorro hambriento.

¡Mmmm! ¡Ese queso tiene buen aspecto!


"Engañaré al cuervo y se lo quitaré", pensó el zorro, y luego
dijo al cuervo:

-Cuervo, qué apuesto eres. -El cuervo cerró los ojos en actitud
vanidosa-. Ni siquiera las plumas del pavo real son tan bonitas
como las tuyas.
El cuervo extendió sus alas con orgullo, sin darse cuenta de
que lo estaban engañando.
- "Puedo ir mamá, por favor si te lo suplico." - dijo el ratoncito.

EL GATO Y EL RATÓN - "Que no, tontuelo! No vayas." - Insistió la mamá ratona.


Una vez un gato muy hambriento vió entrar a su casa a un - "No me hará nada mamá. Sólo quiero probar un pedacito..." -
ratoncito. El felino con muchas intenciones de agarrarlo y luego dijo por última vez el ratoncito, y sin que su madre pudiera
comérselo se acercó a la ratonera para decirle: detenerlo, salió rápidamente de su agujero.
- "¡Qué guapo y lindo estas ratoncito! Ven conmigo, pequeñito, A los pocos instantes, se oyeron unos gritos que decían:
ven..." -repitió con dulce voz el gato.
- "¡Socorro, mamá, socorro! ¡Me come el gato!"
La mamá del ratoncito escuchó las intenciones que tenía el hábil
Gato, y le advirtió a su hijo diciendo: La mamá ratona no pudo hacer nada para salvar a su ratoncito
que murió devorado por el gato.
- "No vayas hijito, tú no conoces los trucos de ese bribón!"
El gato insistente le dijo nuevamente al ratón:
- "Ven, pequeñito ven. ¡Mira este queso y estas nueces! ¡Todo eso
será para ti!"
El inocente ratoncito le preguntó de nuevo a su madre:
- ¿Voy mamá?... ¿voy?
- "No hijito, ni se te ocurra ir, sé obediente." le dijo nuevamente
su madre.
El gato nuevamente volvió a engañarlo diciendo:
- "Ven, te daré este sabroso bizcocho y muchas cosas más..."

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