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Diversos investigadores han propuesto 4 mecanismos básicos para explicar el proceso del
crecimiento craneofacial y cada uno de ellos ha concedido importancia variable a
mecanismos individuales:
1. Fuerzas expansivas intersticiales generadas por los tejidos al nivel de las suturas.
2. Fuerzas expansivas intersticiales generadas por la formación de hueso endocondral.
3. Depósito y maloclusión de hueso.
4. Acción de las matrices funcionales periósticas y capsulares.
Vander Klauss4, propuso la teoría más reciente y acertada del crecimiento y desarrollo del
complejo craneofacial que fue ampliado por Moss5, ambos, consideran que el crecimiento
de los tejidos esqueléticos constituye una respuesta secundaria, compensatoria y
mecánicamente obligada a cambiar de las matrices funcionales. Moss afirma: "la cabeza es
una estructura compleja que desde el punto de vista operativo incluye varias funciones
relativamente independientes: olfato, respiración, visión, digestión, habla, audición,
equilibrio e interacción neural". Cada función es llevada a cabo por tejidos blandos
apoyados y protegidos por elementos esqueléticos conexos.6 El análisis de las
características precisas de la mutación genética a menudo revela los mecanismos por los
cuales, una estructura particular o un grupo de estructuras, alteran el crecimiento del
macizo craneofacial.
Cuando por alguna razón las matrices funcionales se ven afectadas en su crecimiento, los
tejidos esqueléticos responden también con un grado de afectación dependiendo del
momento en que ésta se produzca. En este tema, se evidencia cómo por causas aún
desconocidas se produce una enfermedad que afecta grandemente el crecimiento y
desarrollo de las estructuras de la cara, con las consiguientes alteraciones psíquicas y
sociales que trae aparejada. Esta revisión de la literatura es con el objetivo de contribuir a
ampliar la información científica en nuestro medio y garantizar con un diagnóstico y
tratamiento oportunos al mejoramiento de la calidad de vida de quienes la padecen, objetivo
básico de nuestro sistema de salud.
Desarrollo
Atrofia hemifacial, entidad pocas veces vista en la práctica clínica, es una enfermedad
progresiva que suele comenzar en la adolescencia o en la primera juventud. Comienza en la
zona paramedial de la cara (situada a 2 ó 3 traveses de dedo lateralmente a la línea media)
con atrofia del tejido subcutáneo graso. La piel situada por encima, los músculos faciales
por debajo y en algunos casos los huesos y cartílagos de la cara, pueden estar atrofiados.
Puede aparecer en la literatura con otros términos como: Enfermedad de Romberg,
Síndrome de Perry-Romberg y Trofoneurosis Facial.3 Coiffman,7 utiliza el término
Hemiatrofia Facial Progresiva, al igual que Sharpe,8 Rogers,9 Moss10 y Wartenberg.11
La piel puede presentar un color castaño claro que en casos más severos puede ser castaño
oscuro; se cree que esto se debe al espesamiento de la epidermis y la atrofia de las
estructuras anexas.
Los músculos faciales disminuyen de tamaño pero conservan su función, los huesos y
cartílagos faciales están poco desarrollados dependiendo de la edad en que apareció la
enfermedad. Ya que los huesos de la cara no alcanzan el 90 % de su tamaño adulto hasta
que el individuo no tiene 12 ó 13 años, de comenzar la enfermedad en la primera infancia,
provocará las lesiones óseas más importantes.16,17 y 18
Etiología
La etiología no ha podido ser demostrada aunque parece ser que la causa radica en el
sistema nervioso simpático. Wartenbetg11 postuló que, un disturbio en el sistema simpático
podría inducir la atrofia de los tejidos subcutáneos de esta condición, mostrando
simpatectomía cervical en ratas por Moss y Crikelair10 que sustentan esta teoría. Aunque ha
sido relacionado el desarrollo de esta enfermedad con los traumas, incluidos las
extracciones, no ha podido ser demostrado científicamente.12 Mascona,19 reporta el caso de
una mujer de 23 años con Lupus paniculítico,raro proceso inflamatorio crónico de la grasa
subcutánea que se extiende gradualmente produciendo necrosis y degeneración, en la cual,
la resolución y transformación de la grasa subcutánea en tejido fibroso, resultó en una
atrofia hemifacial. Rogers6 concluye que la causa radica en el sistema nervioso simpático,
señalando que la causa actuaría a nivel central del diencéfalo. Lo cierto es que la etiología
aún es oscura.
FIGURA. Apariencia facial de una paciente afectada por esta enfermedad. Obsérvese la
"estocada de sable" en el lado derecho de la cara.
El examen físico nos muestra que el tejido blando posterior a ese surco está más deprimido
y menos grueso y el examen funcional nos corrobora que no hay pérdida de las funciones
musculares. El examen bucal no muestra alteraciones en la cronología y orden de erupción
ni en la formación dentaria, puede presentarse mordida cruzada posterior en el lado
afectado.12,13
Radiográficamente puede observarse el desarrollo desproporcional del esqueleto facial con
una discrepancia entre el lado sano y el afectado. El ángulo mandibular del lado enfermo es
más obtuso, sugestivo de un patrón similar a las atrofias por desuso. El ultrasonido de la
zona muestra la disminución de las partes blandas a ese nivel. La interconsulta con otras
especialidades se impone para la localización de otros de los signos y síntomas. La aldolasa
y creatinina quinasa elevadas, son sugestivas de distrofia músculo esqueletal activa.12
Conclusiones
En los últimos años se han hecho notables progresos para conocer mejor la patogenia de las
malformaciones craneofaciales, muchas de las cuales, son raras lo que en ocasiones
dificulta su diagnóstico. Esta somera revisión estimulará a estomatólogos generales,
odontopediatras y especialistas que están en la mejor posición en su práctica diaria, a
detectar y remitir estas anormalidades en sus comienzos y valorar con mayor precisión el
complejo craneofacial.
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