Está en la página 1de 91

DATURA

Por: bloodyparkdrog
Era quizás un otoño cualquiera. Las hojas anaranjadas caían, la luna se
alzaba en el cielo ligeramente nublado y el pavimento de la calle se
encontraba inquietantemente húmedo. Alguien fácilmente podría resbalar y
lastimarse tratando de cruzarlo.

Park Jimin se encontraba en su cama observando la nada hasta que su


teléfono comenzó a sonar. Un número desconocido apareciendo en
pantalla. Sin mucho ánimo, contestó.

— ¿Hola?

— ¿Puedes verla?

Jimin unió sus cejas. La respuesta lo había tomado con cierta sorpresa y
más que nada, confusión. La voz no le resultaba conocida en lo absoluto.
Se reincorporó de la cama todavía con cejas unidas.

— ¿Quién habla? — preguntó Jimin.

— ¿Puedes verla? — insisitió la voz electrónica del otro lado.

— ¿Ver a quién? — preguntó nuevamente Jimin.

— Ella. Está afuera. Junto a tu ventana. ¿Puedes verla? — repitió la voz


nuevamente.

Jimin se levantó asustado y corrió las cortinas observando el exterior. La


calle se encontraba desierta, todo se mantenía igual. Los postes de luz
decorados en plata, los árboles con flores que brillaban bajo la luz de la
luna, la alcantarilla en medio de la calle, las dos casas de enfrente, una con
un perro dormido y otra todavía con la luz prendida, y un extraño cartel
pegado a un poste que no estaba en la tarde.

— ¿Quién está afuera? — preguntó Jimin nuevamente.

— ¿Puedes verla?
— ¿Quién habla?

La llamada se colgó. Jimin observó su teléfono y lo bajó observando


nuevamente la calle. Agarró una sudadera negra y se subió el cierre hasta
el cuello. Salió de la pequeña casa, cruzando la calle con cuidado y
acercándose al cartel desconocido; un pedazo de papel viejo con tinta roja
escrita: "ten cuidado con la manzana espinosa".

— ¿Qué? — susurró Jimin, viendo debajo múltiples fotos, unas que se


encontraban tachadas con la misma tinta roja y otras que no. Sintió su
aliento cortarse, sintiendo algo en su pecho estremecerse al reconocer a
varias de las personas allí colocadas, muchas muertas o desaparecidas en
los últimos meses.

Sin más, llamó a la policía y regresó corriendo a casa, deteniéndose en la


entrada al ver una manzana tirada en el suelo con una gran espina
atravesándola. Se agachó y la tomó en sus manos, sintiendo su cuerpo
contraerse y una gélida ola de viento erizarle los vellos de la nuca.

"Ten cuidado con la manzana espinosa". Jimin entró corriendo a su casa al


escuchar las sirenas de la policía. Se pegó a la puerta con el aliento corto y
se forzó a irse a dormir. Mañana en la universidad seguramente habría más
información respecto a esto. A la mañana siguiente seguramente todos ya
estarían enterados...

Quod homine caecus, qui est amare.

Ten cuidado en no cerrar tus ojos.

.
.

Esto lo escribí hace unos días y avancé un poco en mi partida en una libreta
(? no sé, me gustó, así que me enfocaré total en este y poco a poco se
subirá lo demás. Las demás historias igual serán actualizadas de cuando en
cuando, por el momento, quiero darle prioridad a este antes de que se me
vaya la inspiración (?

Si les gustaba la saga príncipes infernales y tienen su libreta de teorías y


códigos, sáquenla mamasitas que la volverán a utilizar. Este también será
un juego muuuy intenso. Y si son nuevas, jaa, bienvenidas al infierno.
Saquen un lugar donde tomar notas cuando esto empiece.

BloodyParkDrog
| UNO

29 de Septiembre del 2017

Seokjin había muerto.

Nadie supo con exactitud qué había pasado con él. A decir verdad, creo que
ni la misma policía comprendía qué había sucedido con mi amigo. ¿Quién
sería capaz de hacerle algo tan horrible? Él, siempre tan bueno y
comprensivo con todos nosotros, tan divertido y gran amigo... ¿por qué
alguien querría hacerle daño?

Comienzo a pensar en nuestra última conversación pero no hay nada de


particular en ella. Habíamos finalizado de comer. Yo me dedicaba a
platicarle acerca del nuevo chico a quien me encontraba haciéndole ojitos,
alguien tan imposible como extraño pero era quien me gustaba: Kim
Namjoon, el más inteligente de la carrera de medicina.

Seokjin reía diciendo que no había manera que yo (un estudiante de letras
antiguas), estuviera con un gran médico. Lo llamaba algo contradictorio.
Aquello me había hecho reír y después estuvimos en conversaciones más
banales, como por ejemplo, el nuevo chico a quien él se encontraba
haciéndole ojitos. Dijo que iba a esperar a tener algo más formal con él
antes de presentarlo ya que era algo "sube y baja" y difícil de tratar. Bueno,
a Seokjin siempre le habían gustado los chicos malos y tenía el fuerte
presentimiento que ese "sr. problemas" era nada más ni nada menos que
Jeon Jungkook.

¿Por qué? No lo sé. Intuición supongo. Los había visto juntos últimamente
pero no había dicho nada al respecto. De hecho, me sorprendía en parte la
indiferencia de Jungkook respecto a la muerte de Seokjin. Prácticamente la
noticia se disparó en toda la universidad en menos de diez minutos cuando
Chen, su compañero de cuarto, lo encontró muerto en el baño, sangre
brotando de su cabeza y una pistola a su costado.

¿Suicido? La policía no estaba seguro de ello. Seokjin no tenía armas, Chen


lo había confirmado y la misma Universidad. Entonces, ¿de dónde sacó una
pistola? Las cámaras no mostraron a nadie en los pasillos antes de Chen,
solo a Seokjin caminando y desapareciendo, dos horas después,
apareciendo muerto con una bala en la cabeza.

Como era de esperarse, comenzaron a llamar a las personas a que fueran


con la policía a dar sus versiones de los hechos y toda la cosa. Era claro
que yo como buen amigo suyo y última persona en verlo con vida, se
encontrara allí invocado.

— ¿Park Jimin?

Inevitablemente alzo la mirada de mis manos al escuchar mi nombre.


Observo de reojo a Jeon Jungkook quien también se encuentra saliendo,
una expresión difícil de analizar pero puramente mortal que me provoca
escalofríos. Ese chico nunca me ha dado buena espina y menos ahora que
me ha golpeado con su hombro al pasar. Me sobo con una mueca e ingreso
al pequeño espacio. Un poco más de tortura emocional.

— Buenas tardes, Jimin. Soy el detective Byun — me estrecha su mano que


contesto con un apretón de labios — vamos a comenzar, ¿te parece?

— Claro... — no puedo evitar removerme en el asiento visiblemente


incómodo.

— Bien... — abre un expediente—aquí los testigos dicen que fuiste,


aparentemente, la última persona que vio a Kim Seokjin con vida. ¿Es
cierto?

— Es cierto — asiento.
— ¿Puedes hablarme de su último encuentro? — se recarga en el asiento,
cruzado de brazos.

— Bueno — relamo mis labios — salimos a comer hamburguesas, a Dotty


Dolls — especifico y el detective asiente — eran las dos de la tarde,
platicamos de cosas realmente superficiales. Yo le hablaba de... bueno, de
alguien me gustaba, un poco de las clases y él... bueno, me hablaba de un
chico a quien le tiene puesto el ojo.

— ¿Puedes hablarme más de ese chico? — pregunta el detective.

— No, lo siento. Seokjin dijo que era algo complicado de carácter y un sube
y baja... él... no quería presentarlo formalmente hasta tener algo serio —
suelto un suspiro —no sé absolutamente nada de él.

— ¿Alguna sospecha? — insiste entrecerrando los ojos.

— Bueno... — sobo mi hombro con mi mano contraria — no quiero señalar


sin estar seguro, solo es una hipótesis. Últimamente estuvo juntándose con
Jeon Jungkook y él es de temperamento algo complicado. Los vi algunas
veces.

— Es curioso que lo mencione — el detective Byun observa el expediente y


pasa unas páginas — en su entrevista él dijo que no conocía a la víctima en
lo absoluto, solo era compañero de carrera.

— ¿Eso dijo? — mis cejas se unen — qué extraño.

— Un poco. Parece que tenemos un mentiroso acá — anota unas cosas


con una pluma — ¿qué más puede decirme de su comida? ¿Qué sucedió
cuando acabaron?

— Fue a las tres probablemente, nos despedimos, él se regresó a la


Universidad y yo me regresé a mi casa.

— ¿Vive solo?
— Con mi hermana mayor — contesto — Park Shinhye.

— De acuerdo — el detective asiente — ¿conoce de alguien que quisiera


dañar a Seokjin? ¿Una enemistad?

— No, no para nada — niego al instante — él era muy querido en la


universidad y una gran persona. N— no tenía enemigos o problemas con
alguien hasta donde sé. Era completamente inocente.

— De acuerdo — el dtective Byun asiente — gracias por su tiempo, Park


Jimin. Una disculpa por hacerle pasar por esto.

— No se preocupe — niego y aprieto mis labios cuando las lágrimas


amenazan con salir — solo quiero que encuentro a quien hizo esta
atrocidad.

— Lo haremos — él asiente abriendo la puerta — tenga buena tarde.

— Hasta luego.

Suelto un suspiro al salir y hundo mis manos en mi sudadera. ¿Quién podría


ser capaz de hacer estas cosas malas ? ¿Matar a alguien? ¿O suicidio? No
creo que sea suicidio, Seokjin era feliz, realmente era feliz. Lo veías en la
luz de su mirada que era una gran persona.

— ¿Estás acá? — escucho a mis espaldas. Volteo y observo a Kim


Namjoon, siento mis manos temblar.

— Oh, ho— hola — balbuceo — sí... ¿t— tú también?

— Sí — Namjoon suspira pesadamente — éramos conocidos, íbamos


juntos a clases de piano.

— ¿Iban a clases de piano? — pregunto sorprendido.

— Sí — Namjoon asiente — ¿no te lo dijo?


— No. Lo recordaría — niego con la cabeza y suspiro — pero está bien.
Suerte.

— Nos vemos mañana — se despide.

— Igualmente, Namjoon.

Sigo avanzando derecho con la información que me dio Namjoon. ¿Por qué
Jin nunca me lo dijo? ¿Tenía miedo que me pusiera celoso? Tal vez, pero él
sabía que no soy esa clase de persona posesiva enferma de celos.
Entonces, ¿por qué?

Trato de mantenerme tranquilo y salgo de la estación de policía. Me alejo


cruzando la calle, frente a un pequeño parque. Rebusco en mi bolsillo de
cajetilla de cigarros, sacando uno que coloco en mis labios mientras palpo
mis demás bolsillos en busca del encendedor.

— ¿Dónde te puse? — murmuro palmeando los bolsillos traseros de mi


pantalón.

Escucho un chasquido y es un momento, que veo una pequeña llama de


encendedor a mi costado. Volteo alzando un poco la mirada, cruzando
miradas con unos oscuros ojos que me observan fijo, gatunos y profundos.
Parpadeo dos veces viendo al chico frente a mí de tez pálida, labios
pequeños y una mirada dura como piedra.

— Gracias — digo con el cigarro en la boca, mientras me inclino a la llama


y lo enciendo. El chico apaga la llama y guarda el encendedor mientras yo
doy una calada.

Nos mantenemos en un corto silencio donde él no se mueve y observa fijo


la estación de policía. Yo sigo a su costado sintiendo el ambiente algo tenso
donde no sé si hablarle, preguntarle algo o simplemente retirarme. Es algo
confusa su presencia.
— Si quieres hablar, habla — dice con voz áspera que no puede evitar
sacarme un escalofrío. Vaya que tiene la voz gruesa — necesitas
tranquilizarte un poco.

— ¿Se nota mucho? — pregunto soltando una pequeña risa.

— Juzgando el dedo que no dejabas de morderte hace rato y tu posición


actual de un brazo cruzado por delante para sujetar el otro — me
examina — yo diría que tienes serios problemas de confianza, necesitas un
abrazo, definitivamente más seguridad y necesidad calmarte.

No puedo evitar soltarme para dejar caer los brazos a mis costados y
observalo con desconfianza. Él mantiene su expresión seria.

— ¿Y todo lo sabes porque...? — pregunto alzando una ceja cruzándome


de brazos.

— No necesitas ponerte a la defensiva, descruza tus brazos — me los toma


con una confianza que me sacude un poco y los coloca nuevamente a mis
costados — así está mejor. Y no necesitas verme con esa cara, lo único que
hice fue leer el lenguaje de tu cuerpo.

— No es por querer ofenderte, pero realmente me estás incomodando — le


digo cruzándome de nuevo de brazos y alejándome un poco, dándole otra
calada a mi cigarro después.

— Es curioso — él desvía la mirada a la estación de policía — usualmente


cuando comienzo a leer a las personas, comienzan a reír nerviosas o se
muestran ligeramente interesados. Creo que tú eres al que más a la
defensiva se ha puesto. Mira, hasta estás frunciendo el ceño, ¿qué te
estresa?

— ¡Por el amor de Dios! — exclamo sin poder creerlo — ¿eres acaso un


lunático o psicópata? ¡Déjame en paz! ¡Estamos justo enfrente de la policía
y puedo gritar que eres un acosador ahora mismo!
— No, no soy un lunático ni un psicópata — ahora él alza una ceja — soy
un estudiante. Y no busco incomodarte, pero me recuerdas a un chihuahua,
todo tembloroso y ansioso, ¿sabes?

— ¿Puedes dejarme en paz ya? — volteo a verlo de mala gana — gracias


por encender mi cigarro, en ningún momento te pedí que te quedaras a
acosarme o a... leerme. ¿Te importa? Acaba de morir un amigo mío y creo
que tengo todo el derecho de estar tembloroso y ansioso. ¡Hay un maldito
asesino en nuestro campus!

— Aja — él finalmente asiente — ¿lo ves? No es tan complicado de decir.

— ¿Qué pretendes? ¿Que voy a contarle mis cosas a alguien de quien no


conozco ni el nombre? Claro, cosa de todos los días, hermano — hablo con
sarcasmo dando otra calada.

— Bueno, no es por querer lanzar más leña a tu fuego, pero es justo lo que
acabas de hacer — alza sus hombros, abro la boca pero él alza su mano
para callarme — y para no tirarte más remordimiento, puedes decirme
Yoongi. Min Yoongi.

— No me interesa, Yaangi — me acomodo la mochila que traigo en el


hombro — gracias por el cigarro y la molestia, ve a freír espárragos. Yo
debo largarme.

— Solo antes de que te vayas — él avanza un poco y me detiene. Lo


observo fijo y él acomoda mi mochila de forma que no cuelgue solo de un
hombro, sino de ambos — así está mejor.

— ¿Ahora resulta que la forma en que llevo la mochila también te dirá cómo
soy? — pregunto con una falsa sonrisa.

— En realidad puede, pero juzgando que te sobaste el hombro al menos


unas diez veces mientras conversábamos, algo me dice que te duele. Si
sigues cargando la mochila de ese mismo lado que te lastima, nunca vas a
curarte. Date un masaje o cambia de lado simplemente — ladea un poco su
cabeza con sus manos hundidas en sus bolsillos — adiós, desconocido.

Desvío la mirada y rasco mi cuello dispuesto a avanzar de una vez por


todas pero algo me detiene. Me volteo para verlo nuevamente mientras boto
el cigarro.

— Eres muy extraño, ¿sabes? — pregunto también ladeando mi cabeza.

— No, no lo soy — sonríe mostrando sus encías y yo relamo mis labios y


ladeo mi cabeza hacia otro lado — te he agradado y buscas seguir
conversando conmigo.

— ¿Qué? — pregunto uniendo mis cejas.

— Ladeaste tu cabeza, al menos que sea sumisión, prefiero tomar el


término que buscas mi confianza — me apunta con su barbilla.

— ¿Qué? — repito.

— Este es mi número de teléfono — saca un papel que me entrega —


tómalo o déjalo, tienes tres segundos.

— Espera...

— Uno

— ¿Qué crees que haces?

— Dos

Agarro el papel de mala gana y lo veo sonreír. Ruedo los ojos y él se coloca
firme.
— Bien, mándame un mensaje cuando gustes, si quieres esta misma
semana. No quiero que mueras por exceso de estrés. Quizás termines con
tics en tu cuerpo antes de los cuarenta. Sería triste — ladea su boca.

— Eres raro — repito guardando el papel — por cierto, soy Jimin.

— Un placer — alza ambas cejas. Yo niego con la cabeza y emprendo mi


camino de regreso evitando voltear atrás.

Menudo encuentro por un maldito encendedor.


| DOS

11 de Octubre del 2017

Doce días habían transcurrido desde la muerte de Seokjin. No estaba


particularmente seguro de qué había sucedido, pero al menos, la policía no
había vuelto a buscarme. Supongo que quedaba fuera de sospechas.

Suelto un suspiro y bajo la mirada a mis libros. Últimamente me había


puesto a investigar un poco acerca de la felicidad y los suicidios. Quizás
parte mía se aferraba a la idea que Seokjin había sido asesinado y no había
sido un suicidio. No tenía sentido que fuese un suicidio, no tenía sentido
alguno. ¿Suicidio por qué? Tenía excelentes notas, una gran familia.
¿Señor misterioso con temperamento complicado? No parecía
particularmente triste el día en que hablamos o tenso. Natural.

Dejo los libros de costado y me acuesto con mi teléfono, observando el


nombre de Yoongi agendado. Siendo sincero no lo he llamado. ¿Para qué?
Es un chico sumamente extraño y no tendría por qué ir a hablar con él. ¿Me
leerá? Claro que lo hará aunque no diga nada. ¿Entonces? ¿Debería
hablarle un sábado en la tarde para salir?

Aprieto mis labios y suelto un suspiro rindiéndome por completo. Le mando


un mensaje simple, un sencillo "hola, soy Jimin. ¿Me recuerdas?" y espero.
Coloco el teléfono en mi pecho hasta que comienza a vibrar, una llamada
entrante de Yoongi. Contesto.

— Hey — contesto con voz extraña, carraspeo un poco.

— Hola, Jimin — habla con su voz gruesa — vaya sorpresa. Creí que mi
plan por conocerte mejor o volver a verte había fracasado.
— Ja — suelto sarcástico — ¿le dices eso a todos los chicos lindos con los
que te encuentras?

— En realidad, sí — me contesta en un tono neutro — sin embargo, tú no


eres un chico lindo. ¿Sabes? No es que estés mal, en realidad eres
atractivo, pero no mi tipo. Si no eres mi tipo no puedo considerarte atractivo.

— Aja — alzo una ceja — eso no es precisamente halagador, ¿sabes? Y si


no soy lindo o tu tipo, ¿entonces por qué me diste tu número de teléfono?

— No busco halagarte, Jimin — contesta de nuevo y no puedo evitar pensar


nuevamente en lo extraño que es este chico — yo usualmente halago
cuando quiero llevármelos a la cama. Tú no eres pasajero para mí y por eso
te di mi número. Me llamas la atención por ser justamente lo opuesto a lo
que busco.

— Eso no tiene mucho sentido — contesto jugando con el borde de la


cobija — debe haber seguramente muchos chicos allá afuera que sean igual
de opuestos como yo. ¿Por qué te centraste en mí? Dudo ser el primero
diferente.

— Tienes total razón en eso, no tiene sentido — sigue hablando — yo por lo


general al encontrarme a alguien opuesto a lo que busco, me alejo y
muestro un claro desinterés. Sin embargo, no sé por qué me llamaste la
atención. Quizás sea algo químico, quien sabe, o la linda ropa que usabas
que te favorecía. Un poco de ambas.

— Así que, saliendo de la zona de confort, ¿eh? — pregunto con una


sonrisa.

— Así es, Jimin. ¿Crees que vaya a arrepentirme si te pido salir conmigo
viéndonos donde nos encontramos a las cinco y media de la tarde? Yo
pagaría la comida, iríamos a donde quieras.
— Para ser una pregunta donde puedo decidir entre mandarte al diablo o
no, fuiste muy específico en cuanto horas, plan y locaciones. — entrecierro
los ojos — ¿es otro de tus trucos psicológicos para sacarme de mi casa?

— Quizás. ¿Te parece que eso hago?

Vacilo mordiendo mis labios y observo el espejo de mi cuarto, ladeando un


poco la cabeza.

— Salgo de mi casa en veinte minutos — contesto finalmente.

— Excelente — casi puedo sentir su sonrisa — por cierto, ¿Jimin?

— ¿Sí, Yaangi? — pregunto burlándome.

— Es Yoongi — me corrige con cierta molestia — y lleva unos pantalones


que amolden bien tu trasero.

— ¿Perdón? — pregunto expandiendo mis ojos.

— Tienes un culo hermoso, quizás el mejor que he visto en mucho tiempo.


Yo también me pondré sexy para ti. ¿Tomas la propuesta o no? Tienes tres
segundos.

— Eres taan raro — digo con un ligero rubor.

— Tú también por hablar conmigo. Uno.

— Apenas te conozco, ¿sabes?

— Dos.

— ¡Bien! — exclamo tapando mi cara que se encuentra roja — ponte sexy


para mí. Yo llevaré mis mejores pantalones.
— Estoy ansioso — habla ronco y yo muerdo mi labio inferior al
instante — adiós, lindo.

Escucho los pitidos de la llamada finalizada. Bloqueo mi teléfono viendo


fijamente el techo y resoplo antes de meterme a bañar. Me aseo
perfectamente y peino mi cabello un poco viéndome al espejo. Agarro un
poco de delineador, colocando en la parte inferior y a los costados para
resaltar más la mirada. No es que busque seducirlo pero si él se pone sexy,
sería un poco embarazoso llegar muy casual. ¿No?

Chupo mis labios para hacerlos brillar un poco y enrojecerlos, y suelto un


suspiro. Sacudo mi cabello un poco para despeinarlo, alborotándolo para
darme un look más rebelde. No soy un niño de mami bien peinado. Avanzo
a mi armario y corro la puerta, agarrando una camisa con cuello en "V" que
presume mis clavículas. Ropa interior roja y unos jeans ajustados de las
piernas y un poco flojos de la parte del trasero que lo hace ver en efecto,
más grande de lo que ya es. ¿Será suficiente? Doy un último vistazo. Luzco
bien.

— Bien, las cinco con dos minutos — observo mi teléfono — vámonos.

Agarro una chaqueta negra de múltiples bolsillos y salgo de la casa. No


estoy seguro de si llevar auto o no, así que opto mejor por tomar un taxi.
Tomamos unos minutos antes de que finalmente lleguemos, son las cinco
con treinta y dos minutos y para mi sorpresa (en realidad no tanto), Yoongi
ya está ahí.

Bajo del coche y avanzo hasta él donde inclusive desde lejos, me llega el
olor de su colonia. Lleva ropa negra igualmente con una chaqueta color
vino, su cabello un poco más natural y no tan peinado como la primera vez
en que nos vimos y la mirada en el teléfono. Doy dos pasos más hasta que
él voltea y mi andar baja considerablemente de ritmo.

— Jimin — habla sorprendido — por un pequeño segundo no te reconocí.


— ¿Sí? — pregunto relamiendo mis labios— tú luces casi igual, solo que
más sexy.

Él sonríe satisfecho.

— ¿Chico malo? — me observa lentamente de pies a cabeza, frotando su


barbilla — ¿Ese es tu estilo fuera de la universidad?

— En realidad, no. ¿Te parece? — pregunto acercándome finalmente más a


él.

— Delineador de ojos — se inclina hacia adelante acortando la distancia de


nuestros rostros — a menos que seas estilo motociclista o rockero, lo cual
no creo, diría que más bien quisiste ponerte sexy para mí también.

— ¿Esa no era la idea? — pregunta ladeando mi cabeza.

— No, Jiminnie — él me da una sonrisa puramente seductora que


internamente me hace morderme los labios y arrancarle la ropa — yo te dije
que me pondría sexy para ti. Yo solo te pedí ponerte unos buenos
pantalones, de ahí a que quisieras complacer mis lindos ojos, es algo extra,
pero muy lindo de tu parte.

— Cierra el pico antes de que me arrepienta de haber salido de la


comodidad de mi cama — le contesto colocando mis manos dentro de mis
bolsillos, en parte, divertido de la situación.

— ¿Quieres volver a tu cama? — pregunta ronco y se acerca a mí, rozando


mi brazo con sus dedos, mandando un escalofrío — ¿te acompaño?

Observo su mano que soba mi brazo suavemente y levanto la vista a él.


Joder. ¿Por qué estoy comenzando a ponerme helado y caliente al mismo
tiempo? Y esos lindos labios... mierda, debe dar muy bien. Y por la forma en
la que también me observa tan intensa, veo que no soy el único en
comenzar a sentir frío...
— Tengo hambre — le contesto con una pequeña sonrisa y desvío la
mirada un segundo a la calle antes de volverla a él — además, creí que no
era exactamente tu tipo. ¿Ahora intentas seducirme?

— En realidad, no — pellizca suavemente mi barbilla en un breve


movimiento antes de retirar su mano — pero si me pides acostarme contigo,
créeme que no lo dudaré dos veces.

— Claro, lo tendré en cuenta — sobo suavemente mi barbilla aun sintiendo


su tacto — tú no eres mi tipo de chico que llevaría a la cama, pero gracias
por la oferta — él me observa divertido — espero tengas antojo de pizza.

— ¿Algo menos cliché, bonito? — pregunta ladeando su cabeza.

— ¿Sushi? — pregunto de nuevo y él niega con la cabeza — ¿no debe ser


decisión mía?

— La es, solo te estoy dando mi punto de vista. Si quieres ir a comer pizza,


comeremos pizza — me sonríe de nuevo, una sonrisa bastante caliente así
como maliciosa — ¿o prefieres comerme en una cama? Tengo buen sabor.

— Sigue participando — le contesto alzando una ceja con la misma sonrisa


maliciosa — comeremos entonces en un restaurante italiano, tu billetera no
sufrirá mucho y es bastante bueno. Tengo antojo de pasta.

— Pasta — asiente — me gusta el plan. Sube al auto — apunta un Sedan


plateado bastante lindo.

— Lindo auto — le digo dando la vuelta para entrar.

— Un lindo auto tiene un lindo dueño — me contesta entrando igualmente y


encendiéndolo. Cerramos las puertas y nos colocamos el cinturón de
seguridad.

— Tienes mucha confianza en ti mismo, ¿no? — pregunto observándolo.


— ¿Se nota? — pregunta divertido haciendo rugir exquisitamente el auto y
colocándose unos lentes de sol debido al sol que da en el parabrisas.

— Sexy — es lo único que contesto antes de acomodarme en el asiento.

Yoongi esboza una sonrisa.

Después de una comida increíblemente agradable para mi sorpresa,


pudimos bromear un poco acerca de los estudios y conocernos mejor.
Aprendí que está en su último semestre en una carrera de administración y
dirección de empresas. En realidad, él se sorprendió bastante cuando le dije
que estudiaba letras. Creyó que tenía perfil de algún biólogo o periodista.
Reí bastante ante aquello.

El spaguetti carbonara con una copa de vino fue algo que me pareció
bastante formal, pero Yoongi insistió en pedir un vino. Juzgando con la
facilidad con la que accedió a gastar el dinero, probablemente tenga una
familia adinerada. Quién sabe.

Al pagar la cuenta, finalizamos el vino y salimos del lugar. Yo suelto un


suspiro observando la noche y las estrellas que iluminan el despejado cielo.
Avanzamos al auto al que entramos y froto mis manos para calentarlas.

— Bueno, fue bastante agradable — habla Yoongi viéndome — la pasé


bien.

— Igual yo — le sonrío cálido.

— ¿Cuál es la siguiente parada? — apoya sus brazos en el volante y me


observa intensamente.

— Oh, ¿no ha acabado la salida? — pregunto ligeramente sorprendido.

— ¿Quieres que acabe ya? — me pregunta de vuelta.


— En realidad no — me sincero — así que estoy abierto a propuestas.
¿Qué quieres hacer? — él alza sus cejas dos veces seguidas haciéndome
reír — no, eso no.

— No te he dicho nada — contesta frotándose su labio inferior con una


sonrisa.

— No, pero las señales que me mandó tu cuerpo fueron otras — digo
sonriente.

— Alguien va aprendiendo. ¿Debería sentirme amenazado? — abulta sus


labios en un fingido puchero de tristeza.

— No lo creo. Bueno, al menos no todavía — bromeo alzando mis cejas


repetidas veces — ¿quieres ir al cine?

— Sinceramente, si estuviese solo, me encantaría. Contigo no. No


encuentro mucho sentido a llevarte a un cine si no vamos a hablar durante
largas horas y como no es ESE tipo de cita — me dice algo alargado al final
y no puedo evitar reír — estoy abierto a otras propuestas.

— De acuerdo — ladeo mi boca para pensar en algo — podemos... ¿ir al


parque? ¿Una galería de arte? No te veo muy artístico, francamente.
¿Parque?

— Te propondré unas cosas y tú eliges, ¿bien? — me pregunta y yo


asiento — ¿karaoke, billar, boliche o antro?

— De acuerdo... — comienzo pero me interrumpe alzando su mano — ¿qué


pasa?

— No finalicé — me sonríe — lo que elijas para finalizar esta vez, lo


haremos. Las otras tres, serán para nuestra próxima salida.
—¿Próxima? — pregunto apoyando mi brazo en la ventanilla, sobando mi
sien con una sonrisa — ¿emocionado ya? ¿Cómo sabes que accederé a
salir de nuevo?

— No lo sé, quiero suponerlo. ¿Quieres tú salir conmigo otra vez? — me


pregunta todavía apoyado en el volante, sonriente como es, malicioso.

— Eres cruel, tus trucos psicológicos apestan — suelto una risa —


aprenderé algún día.

— Y te lo creo — asiente y finalmente se separa del volante — así que,


¿cantaremos, jugaremos con un palo y muchas bolas, una gran bola o
iremos a beber y bailar? — alza ambas cejas — no lo malpienses.

— Muy tarde — suelto una carcajada — de acuerdo, de acuerdo, lo


siento — tomo aire — vamos a un karaoke. En los sábados es un ambiente
más divertido.

— ¿Así que bolos, billar y antro para la próxima salida? — me pregunta a


punto de arrancar el auto.

— Bolos, billar y antro para la próxima salida — confirmo — e iremos a


comer a donde quieras. Ahora yo pago.

— Es muy dulce de tu parte — avanza por la calle — aunque puedo pagarte


nuevamente todo con la única condición que me respondas algo. ¿Aceptas
o no?

— Correré el riesgo. Hazla.

Yoongi se mantiene en silencio unos segundos hasta que nos toca un alto.
El golpea el volante con sus dedos antes de voltear a verme.

— ¿De dónde conoces a Jeon Jungkook?


| TRES

11 de Octubre del 2017

— ¿Jeon Jungkook? — pregunto alzando una ceja y volteándolo a ver


molesto — ¿tú cómo sabes que conozco a Jeon Jungkook? Oh, espera, ya
sé — aprieto mis labios — me sacaste a salir solo porque querías sacarme
información, ¿cierto? ¿Este es tu show?

— Jimin perdón, pero eres un tanto idiota — enfoca en "tanto" apretando el


volante.

— ¿Lo soy? — pregunto de mala gana — ¿tú cómo mierda sabes que
conozco a Jeon Jungkook?

— Bueno, te explicaré una historia muy sencilla y chistosa — me voltea a


ver frívolo pero yo me mantengo tenso y cruzado de brazos — conozco a
Jeon, y un día pasando por su universidad ya que me queda de regreso a
casa, vi que estaban hablando… Lo cual me resulta curioso ya que yo no
sabía que ibas en su universidad o que lo conocías. Me entró la simple
curiosidad, sabes que Jungkook no es alguien particularmente bueno para
juntarse, ¿verdad?

— Sí, me quedó claro — resoplo — aún así, perdóname por seguir


desconfiando de ti.

— Jimin, no es por querer sonar altanero o agresivo, pero si quisiera


información tuya, ya la habrías escupido hace dos horas — sigue viendo al
frente seriamente — no te saqué por información. No uso esos métodos, yo
acudo a preguntar directamente o a la fuerza bruta. Solo quería saber de
dónde lo conocías ya que conozco a Jungkook y sé que no es bueno y sí,
me preocupé.
— ¿De dónde lo conoces tú? — ataco.

— Íbamos en el colegio juntos, compañeros de curso, tuvimos uno que otro


problema — alza sus hombros — nada de otro mundo o que no fuese típico
entre adolescentes. Aun así con eso me bastaba para saber que no es una
fabulosa persona.

— Yo lo conozco sencillamente porque va en la universidad y se juntaba


con un amigo mío — le contesto observando fijamente al frente todavía de
brazos cruzados.

— Ya — él asiente — solo ten cuidado, ¿bien?

— Lo tendré — le contesto sin quitar mi mala cara —y, por cierto. Recordé
que mañana debo acompañar a mi hermana a hacer unas compras, así
que... creo que no podremos finalizar la salida. ¿Crees poder dejarme en
una parada de autobús?

— En pocas palabras, arruiné el ambiente y prefieres correr lejos ya que te


he incomodado con la conversación — habla.

— Creo que la indirecta se nota en las palabras.

— En realidad no te presté mucha atención, solo me bastó ver tu cuerpo —


contesta alzando sus hombros nuevamente sin dejar de conducir.

— Claro — asiento observando el paisaje por la ventanilla — bueno, ya sea


por lenguaje corporal o directas de mi boca, ¿puedes dejarme en una
parada, por favor?

— No.

— ¿Perdón? — pregunto observándolo algo molesto — esa no es una


respuesta que se espera de alguien que te ha pedido educadamente que lo
dejes en una parada de autobús.
— Y yo con la misma educación te contesto: no, bonito — me sonríe
falsamente y sigue conduciendo.

— De acuerdo — suspiro rendido — supongo que ahora llegamos al


momento donde me secuestras, me llevas a un lugar oscuro, tratas de
abusar de mí, me matas y consigues otra víctima. ¿No?

— Vaya, Jimin — alza ambas cejas — eres fanático de las películas y el


drama, ¿no?

— No encuentro otra razón por la cual no me dejarías bajar — observo de


reojo la puerta — inclusive pusiste los seguros.

— Bueno, no soy fanático de manejar con los seguros arriba. Lo llamo una
medida de seguridad. Lamento arruinar la diversión.

— De acuerdo, ya que eres fanático de llevarme la contraria o encenderme,


lo pediré en tu lenguaje. Déjame en la parada de autobús o deberé bajarme
a la fuerza, tienes tres segundos.

— No sabes hacer estas cosas, pero buen intento — se detiene en un alto y


frota su nariz antes de reír — eres... alguien complicado, ¿sabías?

— Con muertes recientes, perdóname por ser tan desconfiado —le contesto
sencillamente — ¿me dejarás bajar?

— No quiero que te vayas — me dice viéndome fijo, yo también cruzo


miradas con él — siendo sincero, eres de las cosas que menos busco y más
interesantes que he conocido. La pasaremos bien, te agrado, no necesitas
ponerte así solo porque te pregunté por un desconocido. Oye, ni que te
hubiera preguntado por tu ex.

— Oh, eso hubiera dolido — hago una mueca y reímos por igual — en
realidad, igualmente me agradas, Yoongi. Pero no creo que juntarte
conmigo sea lo mejor ahora, sigo algo alterado por mi pérdida y el asunto de
la policía. Es decir— suspiro — inclusive yo he comenzado mi propia
investigación, ¿sabes?

— ¿Por qué no me sorprende? — ríe — ¿puedo ayudarte?

— ¿Ayudarme? — pregunto confundido — ¿tú? ¿a mí?

— ¿Por qué no? Soy bueno en leer a la gente, podría ayudarte — contesta
con simpleza sin dejar de manejar — también soy bastante observador y
bueno en hacer hablar a la gente. No lo sé, piénsalo.

— Estás consciente que no llevamos ni un mes de conocernos, ¿cierto? —


le pregunto viéndolo con una ceja alzada y él vuelve a sonreír.

— Confío en ti — me responde sin romper el contacto visual — siendo


sincero tienes algo que te hace... diferente. No lo sé, me gusta. ¿Puedo
ayudarte?

— Puedo pensarlo, nada es oficial de todos modos — vuelvo a suspirar —


te avisaré, ¿bien?

— Bien — él asiente.

— Por cierto, ¿a dónde vamos? — pregunto viendo la zona que


desconozco.

— No lo sé, creo que nos perdimos, vaya pena — se detiene observando el


entorno.

— ¿Hablas en serio? — pregunto preocupado.

— Ojalá no lo hiciera — avanza un poco para estacionarse frente a unos


edificios — ¿tienes batería para que veas dónde estamos? ¿GPS?

— Me quedé sin datos, ¿tú?


Yoongi levanta su teléfono apagado y maldigo por lo bajo. Suelto un suspiro
y observo el entorno buscando por alguien pero no aparece nadie en la
calle. Está desierto.

— Es la primera vez que me pierdo en una cita, nunca me había pasado —


Yoongi sigue observando el entorno — me distraes mucho.

— ¿Cita? — repito divertido — ¿es una cita?

— Oh bebé, no te hagas del rogar, te encantó salir conmigo — me dice


viendo los edificios mientras yo abro la boca. Ugh, maldito, me encanta.

— ¿Entonces qué hacemos? — pregunto.

— Bueno, espero traigas dinero ya que aparentemente nos tocará dormir en


un hotel. Me está dando pereza preguntar por el regreso y más en la noche,
seguramente nos perdemos el doble.

— No sé por qué esto me suena a que en realidad no te perdiste, solo te


haces para conseguir un hotel y... — dejo las palabras al aire — follemos a
gusto.

— No lo había pensado — frota su barbilla— lo usaré algún día, gracias por


la idea.

— ¿En serio? — pregunto de nuevo cuando se quita el cinturón de


seguridad.

— Es preguntar por tu casa o a la cama, bebé. Tú decides — me sonríe


abriendo la puerta antes de salir y cerrarla nuevamente. Yo gruño por lo
bajo saliendo igualmente.

Avanzamos a unos edificios, uno con un letrero rojo que dice "hotel". Yo
ingreso primero, observando los tonos rojos y cafés, es bastante antiguo,
algo tétrico. Embrujado. Lindo. No lo sé, de esas casas enormes y
hermosas pero que te producen escalofríos.
— Buena noche — nos saluda el hombre — ¿una habitación para cuántas
noches?

— Una, nos perdimos — Yoongi vuelve a su rostro neutro.

— ¿Sencilla o especial? — pregunta el hombre — la especial es más cara


pero más amplia y con vista al jardín. La sencilla es más pequeña pero al
ser dos, caben perfectamente.

— ¿Cuál quieres? — me pregunta Yoongi.

— La... sencilla está bien — contesto sacando mi dinero igualmente.

— No pagues — me detiene — fue mi culpa por perdernos. A ti te toca el


desayuno — vuelve la vista al hombre y saca una tarjeta de crédito.

— Bienvenidos — el hombre nos entrega después una llave que Yoongi


toma — su habitación está subiendo las escaleras, en el pasillo de la
izquierda.

— Gracias — contestamos antes de avanzar.

Cruzamos el pasillo e ingresamos a la habitación mencionada. Es agradabe,


tiene dos camas matrimoniales y un pequeño baño. Hay una ventana, sin
embargo, es más encerrado, pero no deja de ser lindo y agradable.

— Esta salida realmente ha sido un tanto extraña — Yoongi cierra la


puerta — creo que entendería que no volvieras a aceptarme una.

— No, está bien — me siento en la cama junto a la pared de enfrente,


Yoongi se sienta en la cama frente a mí — he tenido peores.

— No te creo — sonríe.

— Fue en un zoológico, un mono me orinó encima, perdí mi billetera y me


enteré que el chico estaba casado — aprieto mis labios.
— Jodida mierda — Yoongi silba — no me siento tan mal ahora. Gracias.

— Por nada — río un poco y observo el pequeño entorno — y, ¿qué


hacemos? ¿jugamos basta?

— ¿Por qué no mejor me cuentas de lo que sucede en tu universidad? —


me pregunta levantándose y sentándose a mi lado — lo siento, pero el
rumor ha corrido rápido y no me fío mucho de lo que diga la gente. Prefiero
que me digas tú.

— No hay mucho qué decir — froto mi nuca mientras Yoongi me examina


fijamente — la verdad no estoy seguro de qué habrá pasado. Seokjin habló
conmigo ese día.

— ¿Seokjin? — repite alzando una ceja.

— Sí, así se llamaba mi amigo — juego con mis manos que observo —
hablamos esa tarde en unas hamburguesas y unas horas después, lo
encontraron muerto en baño con una bala en la cabeza y una pistola en su
mano.

— ¿Qué dijo la policía? — pregunta él.

— Suicidio — levanto la mirada a la cama frente a mí — muchos creemos


que no ha sido así. Incluyéndome. La policía parece que ha comenzado a
sospechar que tampoco fue un suicidio y hubo algo más.

— ¿Y qué estás investigando? — pregunta ladeando un poco su cabeza —


por lo que me dices no hay muchas pistas.

— Estoy tratando de ver más allá, leyendo mensajes, recordando


conversaciones con él, algo que me de pistas de qué sucedió con él —
aprieto mis labios — hay una persona desconocida de la cual jamás me
habló. Un... amorío secreto. Una persona complicada, de sube y bajas
constantes.
— Qué extraño — Yoongi observa también la cama frente a nosotros —
¿jamás te dio una pista? ¿un nombre o apellido?

— Nada. Era sencillamente el chico misterioso — suspiro — aunque


Jungkook aparentemente le mintió a la policía diciendo que no conocía a
Seokjin.

— ¿Jungkook conocía a Seokjin? — repite entrecerrando los ojos — ¿por


qué dijo que no?

— Eso me hubiese gustado saber. El día en que me viste con él


seguramente fue el día en que me reclamó por haberle dicho a la policía.

— ¿El miércoles pasado?

— Ese mismo día.

— ¿Qué te dijo?

— Que yo no entendía nada y me alejara de su camino — alzo un poco


ambas cejas — es suficiente para que sea sospechoso para mí.

— Comparto el pensamiento. ¿Por qué decir que no lo conocía? — Yoongi


se acomoda y cruza sus brazos y toma una posición pensativa — podría
mentirle, decirle que lo vi con un chico que apareció muerto apenas en las
noticias. Ya sabes, sacarle información y pasártela. Él no sabe que te
conozco.

— ¿Harías eso? — pregunto sorprendido volteándolo a ver.

— Tengo vacaciones, quiero hacer algo de mi tiempo libre — se estira y se


deja caer de espaldas a la cama. Yo sonrío — y ayudar a un chico a
resolver el caso de la muerte/suicidio de su amigo, me parece una forma
productiva de gastar mi tiempo. Es por una buena causa.

— Eres raro — le digo acostándome junto a él.


— Me lo dijiste ya tres veces — ríe un poco — si me lo dices tanto creo que
comenzaré a creerlo. Es una forma cruel de jugar con mi cabeza.

— No es intencional — me excuso también sonriendo un poco. Nos


mantenemos en un corto silencio — te dejaré ayudarme, con la condición de
que solo se mantenga entre tú y yo.

— Deberíamos tener una palabra clave — entrecierra los ojos — ¿banana?

— ¿En serio? — repito riendo — ¿no prefieres bolas y palitos?

— Joder, no me hagas malpensar que te juro que lo único que provocarás


es que me coloque entre tus piernas y te coma la boca.

— Eso... — paso saliva — sonó sexy y... algo extraño — en realidad, la


imagen mental me ha encendido demasiado, mierda — ¿sexy? ¿te parece
una buena palabra clave?

— Encendedor — habla Yoongi y yo asiento, me gusta — ¿no?

— Me gusta — sigo asintiendo — encendedor será. ¿Para qué lo usamos?

— Cuando algo nos parezca sospecho o uno esté en peligro, o


encontremos algo — Yoongi habla — en general, que tenga que ver con
esto.

— Hecho — me reincorporo — ¿qué cama quieres?

— En la que vayas a estar tú — ladea su cabeza con expresión seria.

— ¿Realmente quieres acostarte conmigo?

— ¿Tú no quieres hacerlo conmigo?

Alzo los hombros y me quedo sentado observando el suelo. Siento a Yoongi


reincorporarse, quedando bastante cerca de mí. Peina unos mechones
rebeldes en mi rostro y lo siento rozar mi mejilla con sus labios. Muerdo mi
labio inferior sintiendo cada vello de mi nuca erizarse y algo helado y
eléctrico recorrerme deliciosamente.

— Follamos o dormimos, es tu elección. Bésame si aceptas, tres


segundos — susurra.

— No me hagas esto... — susurro.

— Uno — ronronea deslizando sus labios por mi mandíbula — dos...

— No eres el tipo de chico que llevaría a la cama — le sonrío observándolo,


nuestros rostros quedando muy cerca.

— ¿No? — observa mis labios sin disimular ni un poco — con el tiempo


quizás llegues a considerarlo de nuevo.

— Probablemente — le contesto y él levanta la mirada — tres.

Él sonríe pero no se separa. Finalmente se levanta sobando suavemente mi


espalda y se va a tirar a la cama de enfrente rebotando un poco sobre ella.

— Descansa, cigarros — bromea.

— Descansa, ego — le contesto de vuelta.

— Y nuevamente lo siento por esta catástrofe.

— Está bien — le repito — al menos un mono no me orinó encima o me


enteré que estás casado. No lo estás, ¿cierto?

— Nop. Me he reservado a alguien.

— ¿En serio? — pregunto alzando una ceja — ¿a quién?


— A cierto chico que no podía encender su cigarro un frío 29 de
Septiembre. ¿Lo conoces?

Puedo sentir su sonrisa aún sin verlo. Yo también esbozo una.


| CUATRO

29 de Octubre del 2017

Kang Seulgi había muerto.

Al igual que pasó con Seokjin, absolutamente nadie supo con exactitud qué
pasó con ella. La diferencia con Seokjin, es que ella la conocía desde hace
más tiempo. Era de mis mejores amigas, la que me guió estando en la
universidad en mi primer año y, además, la mejor amiga de mi hermana
también. Mismo día, distinto mes.

Las lágrimas no dejan de brotar de mis ojos aún en la entrevista que me


hacen. Es un descontrol, la universidad está temblando en terror y agonía.
Muchos piensan cambiarse, otros... no sé qué vaya a pasar con los otros.
Lo curioso, fue cómo murió Seulgi esta vez. Es en parte casi igual a la
muerte de Seokjin a excepción de unas cosas. Aún así, decido esperar a
ver a Yoongi antes de compartir lo que quiero.

Quedamos en la cafetería cerca de la estación de policía, se llama Bayli's,


pronunciado "beilis" por nuestros compañeros
estadounidenses. Tampoco es que me queje mucho, suena lindo y
sofisticado hasta cierto punto. Yoongi llega ahora después de mí, tomando
asiento frente a mí y apretando sus labios. Nos hemos visto otras dos
veces, cumpliendo con lo que habíamos quedado de bolos, billar y antro.
Aún así, sé que esta "cita" será distinta a las demás.

— Lo siento — me dice él haciendo su boca un poco de lado — debe ser


algo difícil para ti.

— Era mi mejor amiga — susurro pestañeando para que las lágrimas no


salgan — no entiendo qué está pasando.

— ¿Qué le pasó? — pregunta Yoongi suavemente.


Me limpio con una servilleta las lágrimas. Mi mano que reposa en la mesa
es tomada suavemente por la de Yoongi, quien soba el dorso suavemente
con su pulgar. Es un gesto tierno y tranquilizante hasta cierto punto así que
lo dejo hacerlo. Sonrió con los labios apretados antes de dejar la servilleta a
mi costado. Yoongi no me suelta.

— La encontraron en el baño también, una pistola en su mano y un disparo


en su cabeza — niego un poco con la cabeza viendo la mesa — solo... que
a ella la encontraron además con una botella de vino a su lado.

— ¿Vino? — pregunta él alzando una ceja — ¿estaba dando los últimos


tragos de su vida?

— No lo creo — niego nuevamente y volteo a verlo — ella no tomaba. La


conocí bien, ella no tomaba vino en lo absoluto. Lo detestaba.

Yoongi se sigue manteniendo en silencio y suavemente me suelta. Se


mantiene pensativo unos momentos antes de cruzarse de brazos y observar
la mesa.

— ¿No encontraron alcohol en las venas de Seokjin cuando lo


encontraron? — pregunta.

— No lo sé — alzo mis hombros — no lo creo. Al menos a su alrededor no


había nada.

Yoongi asiente y descruza sus brazos, ahora apoyando su barbilla en su


puño y manteniendo la vista fija en la mesa, bastante concentrado en un
punto.

— Entonces — habla finalmente — tenemos la misma muerte con la misma


fecha, solo que el vino fue añadido esta vez. No estaría seguro si fue algo
que eligió tu amiga o... el asesino lo quería así.
— ¿Pero cómo? — pregunto — ¿cómo puede haber un asesino allí sin
dejar sus huellas? ¿Sin entrar? Solo hay una puerta de entrada y salida de
todos los dormitorios. A menos que haya entrado por esa, no hay manera.

— Ventanas — Yoongi me observa fijo — ¿no hay ventanas?

— Solo en algunos cuartos — hago memoria — Seokjin tenía una, Seulgi


creo que también. Aún así, la policía ya habría encontrado algo, ¿no? Tela
de ropa, huella, cabello, una gota de sudor.

— Quizás — él asiente — ¿quién encontró a la inocente?

— Su compañera de cuarto, Irene — le contesto.

— Todos tenían un roomie — él habla — eso lo vuelve complicado para


alguien que mata gente. ¿Cómo sabes que el compañero de cuarto no
estará?

Lo observo uniendo un poco mis cejas. Yoongi alza los hombros.

— Lo único que se me ocurre es que no solo el asesino conocía a sus


víctimas, sino también a los roomies. O al menos, un horario o los mantenía
vigilados. En ambos casos los chicos murieron cuando sus compañeros
estaban fuera, llegan y los encuentran muertos en el baño. Mismo patrón,
un asesino bien organizado. Sabe lo que hace.

— ¿Entonces sus asesinatos no son aleatorios?

— Para ser asesinatos al azar están demasiado bien planeados. Es algo


personal, muy personal. Quizás sea un universitario de tu colegio, no se me
ocurre nada más — suspira — es alguien interno que los conocía a ambos.

— Es complicado ya que ambos eran de distintos años — explico — tendría


que ser alguien terriblemente social o que conozca a todos. Ojos en todos
lados.
— Bien, un par de pistas nuevas. Alguien de la universidad bien organizado,
perfeccionista que los conoce a ambos — lo anoto en la pequeña libreta que
tengo — es un avance. Puedo preguntar por amigos de ellos y ver si hay
alguna conexión entre Seulgi y Seokjin.

— Sus nombres comienzan por "s" — abulta sus labios — ¿crees que sea
importante?

— Más vale prevenir que lamentar — anoto aquello también.

Escuchamos unos gritos que nos hacen voltear al instante. Unos chicos
están abalanzados contra la ventana tapando sus bocas y ojos muy
expandidos. Yoongi y yo nos observamos, levantándonos de nuestra mesa
y acercándonos a ellos. Yo tomo mi libreta.

— ¿Vieron eso? — pregunta un chico cuando Yoongi y yo nos colocamos a


su lado.

— ¿Qué pasó? — pregunto.

— Un auto acaba de estrellarse contra la pared — dice otro chico y Yoongi y


yo nos observamos nuevamente — joder, hay heridos.

Empujo a las personas para pasar entre ellas y quedar cerca de la ventana,
viendo en efecto un auto contra la pared sacando humo. Hay personas
alrededor, unas hablando por teléfono y otras grabando. Tapo mi boca y
siento un tirón en mi brazo, volteo y veo a Yoongi.

— Vámonos — me dice.

Asiento y salimos de la cafetería haciendo sonar la pequeña campana y


pasando cerca del auto. Yoongi se adelanta pero yo me detengo en seco
entrecerrando los ojos. Ese auto lo conozco.

— ¡Espera! — le grito a Yoongi — ¡creo que conozco este auto!


Yoongi se acerca a mí y yo corro hacia el accidente. Me acerco a unos
hombres que están tapando. Me muevo de izquierda a derecha tratando de
ver algo y finalmente mi corazón se detiene al ver la figura. Dios mío...

— Namjoon... — susurro con voz quebrada — ¡NAMJOON!

Me abalanzo al auto pese al hombre que trata de tomarme y tomo su rostro


empapando en sangre. Él suelta un pequeño quejido.

— Resiste... resiste... — susurro viendo la sangre que brota y su costado


atravesado con lo que parece ser una barra de metal. Estoy a punto de
tapar mi boca pero al verla rojiza únicamente suelto un sollozo — ¡LLAMEN
A UNA MALDITA AMBULANCIA!

— Ya lo hicimos — dice el hombre — chico, mejor hazte a un lado. No


sabemos qué le haya pasado y solo podemos empeorar esto.

Siento unos brazos tomarme de la cintura y apartarme delicadamente.


Volteo a ver a Yoongi quien me toma y baja la vista a mis manos llenas de
sangre. Observa a Namjoon antes de voltear a verme otra vez.

— ¿Lo conoces? — pregunta apuntando con su cabeza a Namjoon.

— Lo hago, va en mi universidad — susurro en lágrimas volteando a


verlo — es... el chico que me gusta.

— Vaya cosas — dice Yoongi con el ceño ligeramente fruncido — ¿en


serio?

— ¿Crees que miento? — pregunto viéndolo en lágrimas — puedes irte si


quieres, yo esperaré a la ambulancia y lo acompañaré al hospital.

— No podrás a menos que seas un familiar ya que es mayor de edad —


Yoongi me suelta — y debes limpiarte esas manos. No querrás quedarte
así, créeme.
— Yoongi, no te incumbe — le digo con un nudo en la garganta — mi mejor
amiga acaba de morir hoy, no perderé tampoco al chico que amo. Me
quedaré acá con manos en sangre o no. No lo dejaré así.

Veo a Yoongi endurecer su mirada y su mandíbula ponerse más tensa.

— Te busco después... — le susurro acercándome de nuevo al auto.

Las sirenas de la ambulancia no tardan en escucharse. Volteo a la calle


viéndolas de lejos, aprovecho para dar un rápido vistazo al entorno pero
para mi sorpresa, Yoongi ya no está. Paso saliva y regreso la vista a
Namjoon, pasando la manga por mis ojos para secar mis lágrimas.

No debían... no merecían morir. Ni Seokjin ni Seulgi. ¿Qué mierda está


pasando? ¿Por qué ello dos y ahora Namjoon? ¿Qué es esto? ¿Qué está
pasando? Las lágrimas se derraman y vuelvo a limpiarme, viendo a las
paramédicos empujarnos, donde el ruido casi se esfuma y únicamente el
zumbido en mis oídos me acompaña, viendo cómo sacan a Namjoon con
algo atrevesado en su costado, moribundo, lleno de sangre, subiéndose a la
ambulancia en la camilla. La policía llega, nos empuja y comienzan a pedir
que retrocedamos.

Yo entro corriendo a la cafetería y me encierro en el baño, abriendo el grifo


y comenzando a lavar mis manos en lágrimas. Levanto la vista viéndome a
través del espejo, mi cabello castaño claro cayéndome un poco en el rostro
y mis labios rosados y algo resecos. Los relamo y sigo lavándome las
manos hasta que quedan limpias de sangre. Me seco y me mantengo la
vista en el espejo.

— ¿Por qué? — pregunto débilmente viendo mis ojos rojizos — ¿por qué?

— ¿Jimin? —llaman suavemente abriendo la puerta de mi cuarto.


Levanto la vista observando a mi hermana con ojos rojizos igualmente. Ella
entra y se sienta en mi cama en donde nos fundimos en un fuerte abrazo.
Comenzamos a llorar juntos, sin dejar de abrazarnos y sintiendo la pesadez
y amargura de la atmósfera.

— Estaremos bien — me susurra Shinhye sobando mi cabello


suavemente — ella está ahora en un mejor lugar.

Asiento sin dejar de llorar, sintiendo después a mi hermana darme un beso


en la cabeza. Nos mantenemos durante largos minutos abrazados, quizás
casi una hora hasta que finalmente ella se separa y se limpia las lágrimas.

— No quiero llevarte al funeral... con lo de Seokjin... ¿Vienes?

Niego con la cabeza antes de aferrarme nuevamente a la almohada y allí


hundir mi rostro para acallar mis sollozos. Shinhye sale de mi cuarto
cerrando con suma delicadeza la puerta detrás de ella. Yo mantengo la vista
fija en la oscuridad antes de poco a poco ir cerrando los ojos y quizás,
intentar alejarme un poco de este infierno que comienza a consumirme por
dentro.

Necesito ser fuerte. Debo ser fuerte. Esta pesadilla terminará pronto. Es lo
que me llevo diciendo, la pesadilla acabará pronto. Ningún dolor dura para
siempre ni la oscuridad. Mantengo los ojos cerrados no sé cuánto tiempo
hasta que una vibración sobre las colchas me hacen suspirar y levantar la
mirada. "Llamada entrante de Yoongi"

Mantengo la vista unos pequeños segundos viendo la llamada que sigue


entrante. Aprieto mis labios y suspiro pesado antes de deslizar mi dedo de
derecha a izquierda para colgar así la llamada y volverme a acostar
cerrando los ojos. Yoongi no vuelve a marcarme, no espero realmente a que
lo haga. Solo espero no hacerlo enfadar por eso pero otra vibración suena.
Agarro mi teléfono viendo que esta vez ha mandando un mensaje.

"Encendedor"
| CINCO

30 de Octubre del 2017

Llego corriendo al lugar donde me ha citado Yoongi. Me aferro bien a mi


sudadera conforme voy avanzando a toda velocidad y el viento fresco me
golpea la cara. Observo rápidamente todas las decoraciones de Halloween
a mis costados antes de detenerme a tomar aire, apoyando mis manos en
mis rodillas. Me reincorporo y vuelvo a correr hasta que veo a Yoongi con el
teléfono en mano, él cuelga y se acerca rápidamente a mí.

— ¿Qué pasa? — pregunto tosiendo — ¿qué encontraste?

— Necesitas verlo con tus propios ojos — dice él tomándome del brazo y
jalándome para que corra.

Me dejo jalar e ingresamos rápidamente al auto. Él lo enciende rápidamente


y se lanza sobre la calle al momento que yo me aferro a la puerta debido a
una curva rápida que da. Me coloco el cinturón de seguridad y lo observo
preocupado.

— ¿Qué pasa, Yoongi? — le pregunto.

— Necesitas verlo, no puedo explicarlo — dice él cambiando la velocidad y


repentinamente vamos más rápido. Mi corazón comienza a latir con
fuerza — antes de que sea tarde.

Me mantengo en silencio viendo a los coches pasar rápidamente a nuestros


costados al pasarlos. Yoongi sigue manejando rápidamente y como un gran
experto, maneja bien el volante. Veo que se dirige a mi universidad y
aquello me confunde bastante.

— ¿Yoongi? — le pregunto cuando quedamos frente a ella.


Él se estaciona rápidamente y se quita el cinturón. Yo lo imito al verlo tan
apurado y no dudo en bajar del auto igualmente. Él atraviesa la calle
corriendo y yo voy detrás de él. ¿Qué sucede? Le grito su nombre pero él
no se detiene, va a la parte trasera de la universidad y me hace seña que
me apure. Yo llego a su costado y amplío mis ojos.

— Dios mío... — susurro tapando su boca — qué...

— Una secuencia de números escrito en pintura roja — habla y voltea a


verme — lo vi de regreso a casa. Le saqué una foto igualmente en caso de
que lo hayan borrado — desbloquea su teléfono y me muestra la imagen.
Yo lo tomo y comienzo a observar número por número y a compararlo con
del teléfono.

Algo no cuadra.

— Yoongi, cambiaron algo — le digo y apunto a la pared — añadieron un


número. Acá en tu teléfono aparece la secuencia: 1— 4— 10— 16— 24—
36— 40— 45— 53— 60— 66 — señalo la pared — es lo mismo en ella, solo
que junto al 66, añadieron un "75".

Yoongi observa su teléfono y ve el muro.

— Es cierto — susurra — entonces es 1— 4— 10— 16— 24— 36— 40—


45— 53— 60— 66— 75. — alza la vista al muro — ¿Qué significa? ¿Es
algún código? ¿No te luce familiar? ¿No estaba antes?

— No sé, probablemente, en lo absoluto, y no — niego con la cabeza —


pero, ¿cómo sabes que tiene qué ver con las muertes?

— Obsérvalo por ti mismo — apunta con su barbilla el suelo — ve a dónde


lleva el rastro de la pintura.

Observo los finos hilos que escurren por el muro hasta el suelo, donde hay
pequeñas hojas allí tiradas. Alzo una ceja y agarro una hoja perciolada, un
poco grande y con cinco lóbulos puntiagudos. Le doy la vuelta entre la yema
de mis dedos y alzo una ceja.

— ¿Qué planta es? — pregunto.

— Si no me equivoco... — él se acerca un poco y la examina — es una vid.

— ¿Una vid? — repito —me suena.

— Es una planta que da un fruto en particular. ¿Puedes adivinar cuál? —


pregunta viéndome fijo a los ojos.

— Uvas — susurro y expando mis ojos — ¡vino!

Yoongi asiente serio, yo tapo mi boca y observo el muro nuevamente.

— Debemos hablarle a la policía — digo.

— No te lo recomiendo — Yoongi niega con su cabeza — si dieron por


cerrado el caso de Seokjin con un suicidio, no me sorprende que hagan los
mismo con la chica de ayer. No se están desviviendo por estos casos,
créeme. — alza sus hombros — Aun así, es tu decisión.

Muerdo mi labio y vuelvo a ver el muro. Suelto un suspiro y saco mi teléfono


para sacarle una foto, sintiendo la vista de Yoongi muy puesta sobre mí.
Hablo: —Tendremos qué investigar qué significa esta secuencia de
números —le digo y él asiente —y las uvas... tenemos que resolver eso
también.

— No hay vendimia acá, es afueras de la ciudad — dice él y yo lo observo


confundido — donde recolectan las uvas — explica.

— Oh — alzo una ceja — entonces tenemos un asesino con un aparente


gusto por las uvas.
— El vino, uvas, vids, en general de esa rama. ¿Por qué? No estoy
seguro — Yoongi alza sus hombros y su teléfono comienza a sonar —
espera, dame un momento.

Asiento y lo veo coger su teléfono nuevamente. Yo observo nuevamente el


muro y la pequeña hoja que no dudo en guardar delicadamente en mi
bolsillo.

— ¿Qué pasa? — habla Yoongi — no puedo ir por ti, estoy ocupado. ¿Qué?
¿Qué haces allá? — pregunta con cierta molestia — te depositaré dinero,
no usaré la carretera por ti, Taehyung.

Yo comienzo a observar mis uñas escuchándolo suspirar fuertemente antes


de repetir que no irá por la persona de nombre Taehyung. Dice otro par de
cosas antes de colgar. Yo volteo a verlo, ¿será un amigo suyo? No quiero
preguntar pero creo que mi rostro luce curioso, Yoongi sonríe.

— Mi hermano — me dice y yo alzo ambas cejas — sí. Salió y quiere que


vaya por él, está equivocado. Con los mismos medios con los que se fue,
que regrese — niega con la cabeza — con tal de ir a una fiesta, capaz va
del otro lado del mundo.

— Lo entiendo — río — también soy el menor y soy más mimado que mi


hermana, aunque me tocó vivir con ella. No me quejo, es linda conmigo.

— Ah, idénticos — Yoongi niega con su cabeza y yo sonrío suavemente —


bueno, al menos te hice sonreír un poco. ¿Quieres quedarte acá? ¿llamarás
a la policía?

— No. Trataremos esto por separado — le contesto y él asiente — en la


noche iré al hospital a ver a Namjoon,

— ¿Quién? — pregunta Yoongi viéndome confundido.

— Namjoon — repito — el chico del accidente...


— Ah, el que te gusta — asiente desviando la mirada — ¿cómo está?

— Tiene una fractura en el cuello por lo que me dijeron — aprieto mis labios
y comienzo a avanzar lejos del muro, Yoongi me sigue — y está mal.
Muchos han ido a verlo pero quiero hacerlo también... aunque se note que
me gusta mucho. Quiero verlo.

— Bueno, la gente hace cosas extrañas estando enamorada — dice él


avanzando con las manos hundidas en sus bolsillos — hay un dicho en latín
que dice eso.

— ¿Cuál? — pregunto.

— Quod homine caecus, qui est amare — habla y yo lo observo


perplejo — "El hombre ciego es aquel que está enamorado”.

— Muy cierto — susurro observando al frente — yo soy algo sensible a la


sangre pero verlo allí parece que me desenchufaron los sentidos y
únicamente quería que estuviese bien — paso un brazo por mi pecho para
abrazar el otro — quiero que esté bien.

Yoongi me observa de reojo y se detiene. Yo también me detengo y volteo a


verlo.

— ¿Todo bien? — pregunto sobando mi antebrazo con mi mano contraria.

— Conmigo sí, ¿contigo? — pregunta viéndome fijo.

— ¿Hay algo malo? — pregunto nuevamente y Yoongi apunta a mis brazos,


yo los suelto — no me di cuenta.

Él ladea un poco su boca y se acerca a mí hasta que me toma en sus


brazos. Yo me sobresalto un poco al sentir sus brazos rodearme y
abrazarme poco antes de cruzar la calle. Mi aliento se corta un poco y
aspiro su colonia, devolviéndole el abrazo torpemente y sintiendo algo
cálido irme recorriendo poco a poco. Lo tomo bien después de unos cortos
segundos y permanecemos abrazados.

— ¿Te sientes mejor? — me pregunta.

— Mucho mejor — susurro derramando un par de lágrimas, sorbo por la


nariz — lo siento.

— No lo sientas — me suelta suavemente y limpia mis lágrimas — es


completamente natural llorar. Te liberas. Yo lloro mucho, no tengas pena de
hacerlo.

— N- no es eso — río torpemente — manché tu hombro de mocos.

— Oh — Yoongi alza sus cejas y se observa. Ambos reímos y yo me acerco


con mi manga a limpiar rápidamente la zona con un rubor — no te
preocupes, es normal que eso suceda. A veces también llorando se tiende a
babear mucho y te llenas de bombas de saliva y moco flojo.

— Me puede cómo hablas — río rojo secando mis lágrimas — yo quiero


llorar a gusto y llegas a arruinarlo haciéndome reír.

— Lo siento — me dice él — prefiero ver tus sonrisas, son bastante lindas.


Cálidas. Te ganas a la gente rápido con tus dos medias lunas y sonrisa de
sol.

— No digas esas cosas — le contesto nervioso tapando mi boca para tapar


la sonrisa.

— Y ahora me la ocultas, vaya que eres cruel — alza una ceja y yo vuelvo a
reír — ¿es una venganza por haber hecho trampa en el billar?

Niego con la cabeza divertido y suspiro, las lágrimas esfumándose por


completo de mis ojos.

— Eres un caso, ¿sabías? — le digo.


— ¿Te parece? Me siento halagado — él me sonríe suavemente — tú
también eres uno, y uno muy interesante por cierto. ¿Vamos?

— ¿A dónde? — pregunto.

— A donde sea, no quiero que nuestras únicas salidas sean para perseguir
un asesino. Es decir, quiero a Jimin el universitario y no solo al Jimin el
detective — se vuelve a colocar junto a mí y seguimos avanzando.

— Bueno, me gusta ese plan — asiento — ¿de qué tienes ganas?

— ¿Te digo la verdad? — pregunta sacando las llaves del auto y


observándome de reojo — ¿o lo que quieres escuchar?

— Su-supongo que la verdad — balbuceo y Yoongi ríe.

Quita los seguros del auto y me lo toma de los hombros para irme a
estampar contra éste. Suelto un pequeño chillido y expando mis ojos
viéndolo sorprendido, él únicamente esboza una sonrisa que me da un
pequeño escalofrío y se inclina hasta que sus labios rozando con mi mejilla.

— Te quiero en mi cama rasguñando mi espalda, con tus hermosos labios


mordiendo mis dedos y succionándolos, volviéndonos un desastre en mi
grande recámara — susurra con su voz ronca y yo siento mis vellos erizarse
ante aquello — te quiero con tus lindas piernas abiertas y yo entre ellas
sintiendo la fricción de nuestras pieles. Quiero verte llegar a un orgasmo,
quiero ver la linda cara que pones cuando entre en ti y golpee aquel punto
que te hará aferrarte a las sábanas y morder los cojines mientras tiro de tu
cabello.

Mi respiración se encuentra acelerada y los escalofríos son helados al igual


que el interior de mi cuerpo. Sudo frío, sintiendo mi abdomen contraerse.
Veo perfectamente mis brazos con muy pequeñas ronchitas que
demuestran nada más ni nada menos que todos mis vellos se han erizado
de imaginarlo y su voz. Con su presencia invadiendo mi espacio personal.
Por inercia muerdo mis labios y aguanto la respiración.
— Yoongi... — le susurro y mi voz sale más aguda debido a mi garganta
apretada.

— Tú pediste mi verdad — se aleja un poco sin dejar de sonreírme y con la


yema de su índice recorre mi mejilla hasta mi barbilla — pero no voy a
hacerlo, puedes respirar sumamente tranquilo, Jimin.

— ¿No? — pregunto dudoso y maldigo por haber hecho eso.

— No — él niega con su cabeza — tú amas a alguien. Digo, podría hacerlo,


podría joderte muy bien pero... — alza sus hombros — estás enamorado.

— No tiene mucho qué ver que ame a alguien a que me acueste con
alguien más. N-no somos pareja — defiendo inevitablemente.

— ¿Entonces es eso un sí? — me sonríe.

— ¡N-no! Es decir, ¡no sé! — le exclamo — esto es incómodo.

— No te estoy presionando bebé. Solamente te estoy diciendo por qué no


me pongo entre tus piernas abiertas — me sonríe con malicia pura.

Maldito... maldito... maldito... ¡Maldito Yoongi!

— ¿Te parece ir a comer? Tengo antojo de hamburguesas — pregunta


estirándose — debo prepararme para mi cena.

— ¿Qué cosa cenarás? — pregunto ingresando al auto junto con él.

— La pregunta sería "¿a quién?" — habla encendiendo el auto y yo lo


observo alzando una ceja.

— ¿A quién? — repito — ¿así que yo era tu plan B para follar? ¿En serio?

— De echo eras el A — habla observándome rápidamente y alzando sus


hombros con indiferencia — ya que he recordado que no, supongo que
debo encontrarme otra persona a quien devorar. Será difícil encontrar a
alguien mejor que tú pero ya sabes, a veces no alcanza para comerte lo que
quieres.

— ¿Me ves con cara de sexo? — pregunto molesto — ¿eso haces?


¿alguien no está para ti y te vas así nada más a buscarte a otra?

— Oh, no te pongas a la defensiva — ríe — soy un ser humano y como tú,


jodo. Y tengo mucho sexo. Puedo no decirte nada y no te quejarías, sin
embargo no tengo nada qué ocultarte. Tengo sexo como cualquier persona
normal — dice mientras sigue avanzando por las calles. Yo estoy inaudito
— ¿Te molesta que tenga sexo con otras personas?

— Es extraño que me pidas follar y tú mismo digas no, queriendo echarme


la culpa indirectamente y entonces te vas por otra — le digo — es una
manipulación muy pesada.

— No respondiste a mi pregunta, Jimin — dice tranquilo — ¿te molesta que


tenga sexo con otras personas?

— Supongo que no.

— ¿Supones? — me observa divertido al detenerse en un alto. — Si te


molesta dejaré de tener sexo con otros.

— ¿Por qué harías eso? — le pregunto con una ceja alzada — no somos
nada.

— Es cierto, pero si te molesta o incomoda, no voy a hacerlo — no borro su


sonrisa y eso no deja de irritarme. Lo está gozando el muy maldito —
¿quieres que deje de hacerlo?

— Yoongi...

— Respóndeme.
— ¡No! — grito — ¡No, no hagas eso! Ten sexo si quieres, es tu vida, solo
somos amigos, conocidos o compañeros de caso. Como quieras. Es tu vida,
Yoongi.

— De acuerdo — él asiente — entonces después que te deje, llamaré a


alguien. ¿Bien?

— No necesitas decirme — hablo molesto — es tu vida, no me informes de


ello.

— De acuerdo, lo siento — me dice con una mirada que dice "no lo lamento
en lo absoluto".

Le mantengo la mirada cruzado de brazos y él vuelve a arrancar.

— Eres muy fastidioso a veces — le digo sin dejar de verlo.

Yoongi hace una mueca y exhala dramático.

— Lo siento — me ve un pequeño segundo — dejaría de serlo si no te


gustara tanto que fuese así.

— ¿Disculpa?

— El cinturón de seguridad — me dice — póntelo. No quiero multa.

Me distraigo un breve segundo para colocármelo y vuelvo a ver. Suspiro ya


rendido.

— Espero que al menos las hamburguesas estén buenas — murmuro antes


de dejarme recargar en el sillón del auto y cerrar los ojos.
| SEIS

01 de Noviembre del 2017

Avanzo a paso lento hacia la universidad para ir a dejar unas flores en el


altar que han hecho para Seokjin y Seulgi. Mantengo las flores blancas bien
agarradas entre mis manos y mi andar es pesado y algo lento, como si
estuviese llevando cadenas en mis pies, arrastrando grandes piedras que
no se dignan a moverse.

Decidí hacerlo hoy ya que ayer había demasiada gente y no me siento


particularmente a gusto en multitudes. Suelto un suspiro pesado hasta que
me acerco a los altares y reposo suavemente las flores allí, frente a sus
fotos. Me mantengo en silencio hasta que siento un fuerte tirón hacia atrás.

— ¿Qué demonios? — suelto pero me corto en seco al ver a la persona.

— ¿Pero qué mierda te sucede? — me dice Jungkook dándome un fuerte


empujón.

— ¿A mí? — pregunto alzando una ceja — ¡tú llegaste a jalarme! ¿A ti qué


mierda te sucede?

— Claro — él asiente cruzado de brazos — ahora te harás el que no sabe


nada, ¿cierto?

— ¿De qué hablas? — pregunto negando con la cabeza.

— ¿De qué hablo? Hablo de que la gente pueda ser muy idiota pero yo no,
Jimin. Yo no — se comienza a acercar a mí amenazante — sé que eres tú
quien está detrás de esto. Únicamente juegas un maldito papel de víctima
que yo no me lo trago.
— ¡¿Pero de qué hablas?! — exclamo — ¡tú fuiste el que dijo que no
conocía a Seokjin! ¡Tú fuiste quien le mintió a la policía!

— ¿Y a ti qué? — me apunta con su barbilla amenazante — ¿por qué no


confiesas haberlo hecho?

— ¿Crees que soy capaz de dispararle a un buen amigo y a mi mejor


amiga? ¿Estás mal de la cabeza? — pregunto sintiendo mis ojos picar.

— ¿Es coincidencia que sean personas que te arrebataron algo? ¿Eh?


Seokjin estaba muy coladito con Namjoon y Seulgi con tu hermana. A tus
espaldas te quitaban a lo que amabas, a mí me parece una muy buena
razón para que les dispares.

Yo me mantengo en un crudo silencio. ¿Qué? ¿Qué acaba de decir?

— Oh, no me pongas esa cara de sorpresa — él vuelve a negar con la


cabeza — encontraré la forma de delatarte, no sé cómo, pero lo haré,
Jimin — habla agresivo — demostraré que tu carita linda es bastante sucia
realmente y engañosa.

— ¡Yo no he hecho nada! — le grito — ¡tú eres acá el que está apuntando a
todos cuando le mentiste a la misma policía! ¡Eres un cínico!

— ¿Y tú no le hablaste a la policía para lo del mural, verdad? ¿La secuencia


de números en la pared? ¿Mh? — sigue preguntando y yo expando mis
ojos.

— ¿Cómo mierda sabes de eso? — susurro.

— Jimin, por favor — él niega con la cabeza — mi habitación está en el


edificio de enfrente, te vi sacando fotos de ello y después huir como un
cobarde.

— ¡Necesitaba pruebas! ¡Tú no lo entiendes! — grito.


— ¡No Jimin! ¡Tú eres aquí el que no entiende una mierda! — me da un
empujón — ¡si entonces no eres el asesino, deja de meterte en esto!

— ¡No lo haré! — le grito — ¡y deja de hablarme de aquella pared que si


realmente me hubieses visto, te darías cuenta que no estaba solo cuando
saqué las fotos!

Jungkook se calla unos momentos y me observa enarcando una ceja.

— Estabas completamente solo, deja de mentirme. Llevabas justamente


esta sudadera — me apunta, una sudadera negra con las letras de la
universidad en la espalda y el número 95 en rojo debajo, por mi año de
nacimiento.

— ¿Qué mierda? — pregunto — ¡mentira! ¡¿cuándo fue eso?!

— Hace tres días, lo recuerdo claro. El día que murió Seulgi — sigue él.

¿Semana pasada? Yoongi apenas me informó de ella hace dos días,


¿cómo pudo ser hace tres días que lo vi? ¿Y con esta sudadera? ¿Qué
mierda?

— Jungkook, no era yo — niego con la cabeza y él abre la boca pero lo


callo — ¡no era yo! ¡apenas lo vi ayer! ¡el día en que Seulgi falleció estuve
en la estación de policía!

— Y después te fuiste, ¿dónde estabas? — sigue cuestionando — yo me


vine acá y te vi.

— Estaba comiendo, Namjoon tuvo un accidente en el local de al lado —


sigo — quise acompañarlo al hospital, él puede decírtelo, estaba ahí con él.
Me fui a casa después, no pude ser yo.

— Pues apenas abra los ojos, veremos — se inclina amenazante y yo me


encojo con miedo. Realmente me asusta este chico...
— ¿Me viste? — pregunto — ¿o era solo mi sudadera?

— Solo hay una sudadera como la tuya — espeta.

— Eso no contesta a mi pregunta — me defiendo.

— ¿Importa? Esa sudadera es única porque es personalizada — se aleja —


y si por extrañas razones poco probables estuvieras diciendo la verdad,
entonces preocúpate que tienes un impostor.

— Si tú viste a ese chico sacar las fotos, ¿por qué no bajaste tú a ver la
secuencia de números?

— Ya estaba cuando llegué al campus, no le tomé importancia hasta que te


vi sacando fotos apurado y huyendo cuando alguien pasó. Dímelo tú. ya que
borraron los números.

— ¿Los borraron? — pregunto preocupado — ¿cuándo?

— ¿Y yo cómo voy a saber? Hoy ya no estaban — sigue hablando


agresivo — y además, curioso que ayer no estuvieras en lo de Seokjin y
Seulgi.

— No me gustan las multitudes, por eso vine hoy — sigo defendiendo —


deja de buscar algo Jungkook, yo no fui. Yo no los maté.

— Eso lo veremos. No me asustas, Jimin. Hay mucha gente a quien les he


compartido esto y algunos desconfían de ti — sigue y yo siento el terror
invadirme. ¿Qué? — así que si yo muero, las sospechas de ti serán más
grandes. ¿Me oyes?

— ¡YO NO SOY EL MALDITO ASESINO! — grito con fuerza, sintiendo las


lágrimas de rabia.

— Y eso lo descubriremos — vuelve a escupir con veneno antes de pasar a


mi costado nuevamente, golpeando mi hombro. Yo hago una mueca y me lo
sobo al sentir un dolor punzante. Sigo a Jungkook a través de mi hombro y
lo veo alejarse.

Lo sigo con la mirada ligeramente amenazante y vuelvo la vista al altar.


Suelto un profundo suspiro sintiendo un nudo pesado en mi garganta y
comienzo a avanzar un poco más lejos. Sobo mi hombro nuevamente y
pienso en ver a Namjoon pero me han dicho que está en un estado delicado
y no dejan entrar a muchos. Aparentemente deberé esperar a que lo vean
sus familiares y personas cercanas. Yo... yo puedo esperar.

Suspiro nuevamente y me siento en una banca observando a las pocas


personas pasar. Hace algo de fresco, otoño está en pleno esplendor y
después llegará la nieve. Nunca he sido verdaderamente fanático de ella,
aunque no es desagradable. Froto suavemente mis manos contra sí y
expulso aire cálido para calentarlas. Me levanto después de unos minutos y
comienzo a avanzar por el campus otro rato.

Me canso después de minutos caminando por las calles pero decido ir a


casa marchando. Llego casi veinte minutos después y cierro la puerta
detrás de mí. Resoplo y subo al cuarto a estudiar un poco. Necesito calmar
mi mente un poco así que los libros parecen ser buena opción.

Me mantengo leyendo un rato, baboseando en el teléfono y la noche cae


lentamente. Estoy acostado en mi cama, había estado lloviendo en la tarde
así que afuera estaba húmedo, la luna se alzaba, ya me costaba ver bien.
Prendo la luz y vuelvo a mi lugar.

— Bien, ya está... — susurro dejando el libro de lado y bostezando.

Me mantengo en cama observando la nada, los ojos muy abiertos hasta que
mi teléfono suena. Veo un número desconocido, ¿será Yoongi? Con algo de
cansancio descuelgo.

— ¿Hola? — pregunto.

—¿Puedes verla?
Uno mis cejas y me reincorporo de la cama. ¿Qué? ¿Ver a quién? La voz
no me resulta conocida en lo absoluto, es electrónica, modificada con un
programa. No sé, de esos videos que hay en youtube con voces extrañas
de robot.

— ¿Quién habla? — pregunto.

— ¿Puedes verla? — repiten del otro lado.

— ¿Ver a quién? — insisto. ¿Es esto una broma pesada?

— Ella. Está afuera. Junto a tu ventana. ¿Puedes verla? — habla la voz


electrónica entre pausas que me causa difícil la comprensión, más no
imposible. ¿Ella? ¿Afuera junto a mi ventana?

Siento un escalofrío y me levanto asustado a correr las cortinas y ver la


calle. Todo sigue igual, los postes de luz, los árboles con sus flores
brillantes por la luna, la luna obviamente... la alcantarilla... las casas... los
perros. ¿Pero qué demonios? Enfoco más mi vista y me enfoco en un poste,
viendo un cartel allí colgado.

No estaba cuando yo vine para acá.

— ¿Quién está afuera? — le pregunto al desconocido.

— ¿Puedes verla?

— ¿Quién habla? — pregunto irritado y me cuelgan.

Maldigo por lo bajo y después de ver la calle, no niego que me ha causado


mucha curiosidad ver aquel cartel. Agarro mi sudadera negra y subo al
cierre a mi cuello antes de bajar corriendo, cruzar la calle y llegar frente al
cartel. Siento algo frío recorrerme. "Ten cuidado con la manzana espinosa",
dice en letras rojas.
— ¿Qué? — susurro y voy bajando mi vista a fotos allí pegadas y muchas
con una "X" enorme en sus caras. Siento mi aliento esfumarse al ver a
varias personas que conozco allí pegadas... Seokjin, Seulgi, Namjoon...
otros chicos de mi universidad, unos desaparecidos de hace unas
semanas... mierda... ¡mierda!

Llamo a la policía con manos temblorosas. No puede ser cierto, esto tienen
que verlo. Regreso a casa cuando me avisan que van para allá pero me
detengo en la puerta de entrada viendo una manzana allí tirada y con una
espina atravesándola. La tomo en mis manos sintiendo algo frío en mi nuca
y volteo en todas direcciones sintiendo mi cuerpo temblar. Entro corriendo a
casa con mi corazón desbocándose de mi pecho y trato de calmarme.

— Calma Jimin, calma... — susurro — todo tiene una explicación. Todo


tiene una maldita explicación. Mañana se darán explicaciones, la
universidad seguramente va a enterarse, habrá más información al
respecto.

Subo nuevamente a mi habitación y me coloco la pijama forzándome a


dormir, escuchando las sirenas de fondo. No quiero ver ahora nada, me
duele demasiado la cabeza. Aprieto mis ojos y doy vueltas pero el sueño no
llega. Me levanto y veo que ha pasado casi una hora. Me asomo a la
ventana y ya no hay nadie, ni el cartel ni policías.

Tomo mi teléfono, es medianoche ya. Abro el chat con Yoongi y le mando


un mensaje, bloqueando poco después el teléfono ya que seguramente
estará dormido y lo verá mañana en la mañana: "Encendedor"

Para mi sorpresa, contesta dos minutos después.

"Parque frente a la estación de policía, 6pm, mañana".


| SIETE

2/3

02 de Noviembre del 2017

— ¿Qué tienes hoy, Jimin? — me pregunta Yoongi una vez que he llegado
a nuestro lugar citado. Lo veo botar el cigarro y expulsar el humo por su
nariz.

— Uno, no te había visto fumar nunca. Dos, hola, estoy bien, gracias por
preguntar — le contesto con claro sarcasmo y él sonríe — tres, piensa
rápido.

Le aviento la manzana que él rápidamente agarra apenas se la lanzo. La


observa fijamente con una ceja alzada y me observa confundido. Me acerco
a él y saco la espina y la entierro en donde estaba. Yoongi pestañea.

— Estaba en la entrada de la puerta de mi casa — explico — hay un cartel


que dice "ten cuidado con la manzana espinosa", había... estaban los
rostros de muchos chicos allí, incluyendo el de mis amigos con una gran "X"
en su rostro.

— ¿No sacaste foto? — pregunta él.

— No... — susurro — la policía se lo llevó, el cartel. Lo que me preocupa


más que eso es lo que decía y justamente una manzana espinosa haya que
tenido parar en la entrada de mi casa. Yoongi — llamo y él me ve — alguien
me está espiando.

— ¿Quién y por qué? — pregunta alzando una ceja.


— Eso quisiera saber, pero esa persona me marcó anoche... puso la
manzana en lo que bajaba y veía el cartel — Yoongi alza una ceja — ven,
voy a explicarte — comenzamos a avanzar.

Comienzo a explicarle a Yoongi a detalle todo, desde la conversación con


Jeon hasta la manzana que encontré. Él me escucha atento, manteniendo
un silencio abismal y únicamente asintiendo suave para indicarme que
continúe. Llegamos al centro de la ciudad donde nos metemos en una
heladería frente a una florería. El relato lo finalizo poco antes de que nos
entreguen los helados, Yoongi frota su barbilla y espera a que nos
sentemos antes de hablar.

— Buscaré a Jungkook — es lo primero que dice — acercarme a él y


espiarlo. No es coincidencia que esté tan al pendiente de ti.

— Cree que yo soy el asesino — susurro viendo mi helado de pay de limón.

— Por las razones que te dio, probablemente lo crea. Lo que me intriga es


quién era la persona que él vio en la secuencia de números. Tu sudadera
esa, ¿la perdiste el día con Seulgi? — me pregunta de nuevo.

— No, claro que no. Tú comiste conmigo ese día, no llevaba nada — le
digo.

— ¿Entonces? ¿Alguien entró a tu casa a robar tu sudadera y te la colocó


nuevamente en tu armario muy amablemente? — Yoongi alza una ceja.

— Ese es el problema número dos — susurro — mi sudadera no está.

— ¿Qué? — Yoongi expande sus ojos.

— La busqué hoy porque me quedé con la duda y la maldita sudadera


jamás apareció — juego con mis mano viendo mis piernas y volteo a verlo
— no sé dónde está.
— De acuerdo, tenemos acá un gran problema — Yoongi pellizca el tronco
de su nariz — necesitamos saber por qué Jungkook le mintió a la policía,
dónde está tu sudadera, a quién vió Jeon ese día, el significado de la
manzana espinosa, las fotos, el cartel, "ella que te ve", quién te marcó, la
secuencia de números en la universidad, el vino, la vid... esto... es
demasiado — niega con la cabeza.

— Parece un rompecabezas donde lo único que pasa es que brotan más y


más piezas — suspiro y vuelvo a darle otra cucharada a mi helado — y no
veo un patrón en ello, ¿sabes? No veo una conexión, no veo algo lógico con
todo esto.

— Nos está dando vueltas en la cabeza — Yoongi tuerce sus labios —


Tenemos que elegir un camino, enfocarnos en algo para seguir. No
podemos comer un poco de todo, hay que llegar profundo con una sola
cosa y ver qué brota.

— Eso sería la mejor — suspiro — ¿con qué empezamos?

— Lo más fácil: Jungkook — Yoongi comienza a mover su pierna de arriba


a abajo — hablaré con él, lo buscaré, trataré de sacarle información. Que
diga todo, lo anotaremos. Mientras tú busca tu sudadera por todos lados, si
no la encuentras, habrá un problema. Mientras hagamos eso.

— Bien — asiento y suspiro — lamento haberte jalado a esto.

— No te preocupes — él suspira y niega con la cabeza — tratemos de


relajarnos mientras. Hay una tienda de antigüedades y reliquias, bueno,
unos callejones. ¿Quieres ir? Debo comprar unas cosas.

— Claro — asiento — me vendría bien. Puedo comprar un atrapa— sueños


y esas cosas de protección. Ya sabes.

— Como quieras — él asiente — vamos. Debo irme en unos minutos, ¿no


te importa?
— No, está bien — asiento y sonrío.

Nos levantamos y salimos comenzando a avanzar por las calles con


nuestros helados. Observo el entorno hasta que decido hacerle plática.

— Y... ¿cómo vas? — le pregunto.

— Bastante bien, algo cansado — rasca su cuello suavemente y noto una


pequeña marca allí, entrecierro los ojos pero Yoongi se acomoda el cuello
cubriéndola — ¿tú?

— No muy bien pero hago lo que puedo — suspiro pesadamente y saco un


cigarro que enciendo, Yoongi me mantiene la vista —estresado, muy
estresado —froto un poco mi sien y le doy una calada al cigarro.

— Se te ve — recorre mi cuerpo y yo me cubro un poco — aunque hagas


eso, tus manos siguen igual.

— Ya deja de leerme — le digo expulsando el humo suavemente en una


risa — eres algo raro, ¿sabes? Y muy cínico.

— ¿No tengo vergüenza? En realidad, tengo. Un poco — me sonríe y yo


ruedo los ojos — oh, no hagas esos ojitos de "te odio". Sabes que te
encanta como juego contigo.

— ¿Cómo estás tan seguro de ello? — le pregunto deteniéndome y


esperando para cruzar.

— Tu cuerpo — me sigue examinando, joder, este realmente sabe todo de


mí y yo apenas y sé diferenciar cuando estoy enojado a ansioso — tu
cuerpo me manda señales que te agrada mi presencia.

— ¿Enserio? — pregunto dando otra calada sonriente.

— Te inclinas suavemente hacia mí, cuando te hablo ladeas un poco tu


cabeza y parpadeas continuo, tus pies apuntan hacia mí, tus pupilas se
dilatan suavemente al verme sonreír — yo enrojezco y él sonríe, siento algo
cálido — ¿lo ves? Me mantienes bastante la mirada y no te das cuenta,
pero me coqueteas mucho.

— ¿Lo hago? — río nervioso.

— Te pasas mucho el cabello cuando hablamos, relames tus labios, inflas tu


pecho y te enderezas bien. Te gusta presumirme tu cuerpo — observa al
frente y yo no sé bien qué decir — no sé por qué te haces tanto, Jimin. Ya
me tendrías desnudo.

— N-no... es mi culpa. Tú dices que no te lanzas porque me gusta Namjoon.

— Podría ser una bestia contigo, Jimin — me ve profundo — créeme que


podría hacerte temblar y llevarte a límites carnales muy fuertes. Sin
embargo... aún no estás listo — alza ambas cejas.

— ¿Listo? No soy virgen — frunzo mis cejas.

— No tiene nada qué ver que lo seas o no. Es que yo soy algo... intenso —
me dice viéndome fijo y sobando su mejilla. Desvío la mirada al sentirme
hipnotizar con su mirada — y bebé, no todos pueden aguantarlo. Lo siento
tanto.

— Cínico — le contesto y comienzo a avanzar a su costado — bien. De


todos modos no es que me importe tener polvos ahora, puedo conseguirme
otros.

— Puedes — alza sus hombros — ¿pero buenos?

— Afortunadamente me han tocado buenos — alardeo — creo que he sido


muy afortunado en el sexo.

Yoongi ahueca un poco su mejilla derecha y asiente con ironía. Me observa


con cierto desprecio que me hace incomodarme. Oh, tenemos un celoso en
potencia, ¿o qué? ¿Me cela? Esto es cómico. Esbozo una pequeña sonrisa.
— ¿Estás celoso? — le pregunto.

— No lo disfrutes, Jimin. Yo celoso no es algo que te gustaría conocer —


avanza más rápido.

— ¿Es una amenaza o algún tipo de psicología para intimidarme? — doy


otra calada al cigarro.

— No, solo es una realidad — alza sus hombros — oh, ya estamos


llegando. Vamos, apúrate.

Lo sigo cortando el tema. Me sorprende la cantidad de personas que hay


ahí. Examino el entorno viendo muchas tiendas, puestos y un olor peculiar.
Yoongi me toma del brazo y yo tiro el cigarro para seguirlo. Me aferro a su
brazo y calidez hasta detenernos en un espacio entre una gran tienda de
telas, florería y... una casa de adivinación.

— ¿Puedes esperarme aquí? — pregunta él — no tardo. Mientras puedes


ver algo, lo que quieras. Yo te lo compro.

— Está bien — asiento — ve.

Yoongi ingresa a la florería y yo me mantengo en silencio viendo todo de


brazos cruzados. Es lindo, no mi estilo, pero es interesante. Una mujer sale
de la tienda grande y vestida de forma extravagante, me dedica una mirada
intensa y nada disimulada. Yo trato de ignorarla pero me resulta imposible
así que volteo a verla. Ella se acerca tímida a mí.

— ¿Puedo decirle algo? — susurra bajo.

— Eh... supongo — le contesto con cierta desconfianza.

— Deme su mano — me dice suavemente.

Dudo un poco pero finalmente se la extiendo. Ella la toma entre sus


esbeltas y delicadas manos y comienza a trazar líneas con su índice
provocando un suave cosquilleo. Se mantiene sumamente atenta y cierra
los ojos unos segundos. Yo sigo viendo a la gente pasar, algo incómodo por
lo que está haciendo y expande sus ojos viéndome fijo, sus ojos
desbordando terror.

— ¿Todo bien? — le pregunto al ver sus ojos cristalizarse.

— Mi niño... — susurra ahogada — mi pobre, pobre niño...

— ¿S-se encuentra bien? — balbuceo.

— Escúchame, niño — susurra tomando mi mano con fuerza — corres un


gran peligro, mi niño Veo brujería alrededor tuyo, magia peligrosa y
venenosos. Muerte.

Me mantengo en un gélido silencio viéndola fijo. La mujer pasa saliva y


suelta mi mano suavemente no sin antes sobarla. Toca su cuello y sacar
unos collares que lleva puestos, rebuscando uno que toma y se lo quita. Es
un amuleto.

— Te lo regalo, mi niño — susurra — ten cuidado. Mucho cuidado. Veo un


amor muy fuerte pero muy peligroso y sucio. Veo veneno, mi niño, veo
muerte, mucha muerte. Corres un gran peligro, huye. Te están embrujando.

— ¿Qué? — le pregunto asustado.

— Esto te protegerá — me da el amuleto que coloca en mi mano — es un


amuleto con una cruz de Caravaca, es de las más fuertes. Cuídala mucho,
tenla oculta y póntelo únicamente cuando se pierda el equilibrio de los dos
mundos.

— ¿Los dos mundos? — repito — l-lo siento, señora pero...

La mujer sale corriendo dejándome con las palabras en la boca. Me


mantengo con la boca abierta viéndola alejarse y observo el amuleto. Niego
con la cabeza y lo guardo en los bolsillos traseros de mi pantalón. Examino
mi mano otros segundos hasta que siento una mano en mi hombro, doy un
respingo.

— Yoongi — digo tranquilo — me asustaste.

— Lo siento — se excusa — ¿todo bien?

— S-sí — balbuceo — ¿qué compraste? ¡Dios, huele horrible! —me tapo la


nariz.

— Flores — observa la bolsa — lo siento, el beleño no se caracteriza por


tener un olor realmente particular — me sonríe.

— ¿Para qué quieres eso? ¿Qué es? — alzo una ceja.

— Es una planta que tienes buenas propiedades medicinales, me ayuda en


el insomnio en un buen té — comienza a avanzar tranquilamente — viejos
remedios de familia. Tiene propiedades muy buenas.

— ¿Enserio? — le pregunto curioso — ¿qué más?

— Bueno, tiene varios usos — comienza a explicar — en controles médicos,


por lo que me había explicado mi madre que la usaba, trataba insomnio,
bronquitis, epilepsia, terrores... inclusive delirium tremens.

— ¿Qué es? — pregunto curioso.

— Delirios temblorosos, provocado por el síndrome de abstinencia de


alcohol — explica y yo alzo las cejas sorprendidos — lo usaba más que
nada para mi padre.

— Lo siento — susurro — debió ser duro.

— Eso al final lo terminó matando, así que da igual ya. Fue hace mucho —
alza sus hombros — pero sirvió muy bien. A mí me funciona y a mi
hermano.
— Yo sufro de insomnio — suspiro frotando mi cuello.

— ¿Sí? — me observa — puedo darte los tés que tengo. Es decir, aprendí a
prepararlos con el beleño. Podrías intentarlo una semana y ver si te
funciona.

— ¿Harías eso? — pregunto ligeramente sonriente.

— No tengo problema — alza sus hombros — puedo dártelos la próxima


semana y me cuentas qué tal, ¿vale?

— Vale — asiento — gracias. Es muy dulce de tu parte.

Él me guiña el ojo y yo muerdo mi labio antes de seguirlo, sintiendo un


extraño picor. Algo que comienza a quemarme suavemente. Deslizo mi
mano al bolsillo de mi pantalón donde está la incomodidad y muevo el
medallón. Suelto un pequeño quejido pero por suerte Yoongi no se percata
de ello. Observo mi dedo y vuelvo a avanzar hacia él aguantando un poco.

El medallón se encuentra ardiendo cuando lo toco.

Aquel día, Yoongi y yo quedamos en un lugar más cercano a mi


universidad, más exacto, en las hamburguesas a las que fui con Seokjin. Yo
voy de regreso a casa y él también así que aprovechamos para vernos y
que me entregue los tés.
— Debes tener muchísimo cuidado, Jimin — me dice serio — si tomas de
más puede ser sumamente peligroso, narcóticos.

— Tendré cuidado — susurro.

— Los sobres te los hice yo personalmente con el beleño, son cantidades


sumamente pequeñas. Puedes ponerle un poco de azúcar o miel, no hay
problema. Pero no pongas dos sobres. Solo uno, Jimin — habla serio —
solo... uno.

— ¿Puede ser uno diario? — le pregunto.

— No — niega con su cabeza — de preferencia únicamente que sea


sumamente necesario. No lo tomes más de tres veces a la semana, los
efectos son fuertes y no quiero que te pase algo. ¿Bien?

— Tendré cuidado, tienes mi palabra — le digo.

— De acuerdo — él me da una pequeña cajita de metal color rojo bastante


linda — están acá dentro, te hice 12. ¿Está bien? Para lo que queda del año
de preferencia.

— Sí, gracias — asiento — ¿cuánto te debo?

— Nada. Es de buena fe — me dice suavemente y observando su auto —


hablamos la próxima semana, ¿te parece? Me avisas qué tal.

— Claro — nos despedimos con un beso en la mejilla, lo cual es algo


bizarro pero brotó desde que le di un beso en la mejilla aquel día que fuimos
al callejón. Parece que se volvió algo común de ahí en adelante. Al menos,
no siento a Yoongi tenso — nos vemos.

— Cuídate — me pellizca la cadera de forma traviesa y entra al auto.

Lo despido con la mano y lo veo alejarse. Yo me subo a mi auto y coloco la


cajita en el asiento del copiloto hasta llegar a casa. Saludo a mi hermana
que ha estado muy ausente últimamente por los exámenes que le hacen y
ocupada con su novio. Suelto un suspiro y aviento la mochila y dejo la cajita
en mi escritorio. Abro uno de los cajones viendo ahí el amuleto, lo sobo
suavemente y vuelvo a meterlo.

— Hagamos la prueba... — susurro suavemente agarrando una pequeña


bolsita de té cuando llega la noche.

Ya estoy bañado y con pijama. Mi hermana ya se fue a dormir, así que llevo
el sobre de té a la cocina. Prendo la estufa y coloco agua hasta que hierva y
el pequeño sobre. Lo huelo, no está tan mal como la planta pero no deja de
tener un olor extraño. Frunzo mi nariz un poco y lo hundo en el agua y
espero a que hierva.

Dejo mi teléfono de lado cuando escucho la tetera silbar. Apago la estufa y


agarro un tazón done vierto el té. Agarro un poco de miel y coloco una
cucharada. Lo revuelvo bien y regreso a mi habitación soplando el tazón
entre mis manos. Apago las luces y dejo el tazón de lado junto a mi cama,
encima de la mesita.

Sigo en mi teléfono en lo que espero a que se enfría y finalmente le doy el


primer trago. Es amargo, un poco dulce, más no desagradable. Es un sabor
diferente, definitivamente no para todos pero no me resulta nada mal. Le
sigo dando tragos pequeños, viendo el teléfono y mis libros.

Finalizo todo el té. Dejo el tazón de lado junto con el libro y un gran bostezo
se hace presente. Apago la pequeña lámpara y conecto mi teléfono antes
de acurrucarme en la cama. El sueño llega más rápido de lo que pensaba,
apenas pasan dos minutos cuando caigo profundamente dormido.

.
| OCHO

12 de Noviembre del 2017

No puedo creer lo bien que me han funcionado los tés de Yoongi. Con ese
único té que me he tomado siento totalmente mi cuerpo como nuevo. El
sueño llega de forma deliciosa, mis párpados se cierran al instante y si bien
me siento mareado algunas mañanas, se complementa perfectamente con
las ricas horas de sueño en la noche.

Le mando un mensaje a Yoongi diciéndole que me ha funcionado de


maravilla y que realmente muchísimas gracias por la recomendación. Él me
ha contestado que le alegra saber eso y espera que me siga funcionando
durante mucho tiempo a menos que logre dominar mi sueño antes.

La universidad se mantiene tensa pero yo me siento más relajado.


Jungkook no deja de mostrarse mordaz y tenso a mi lado, pero no dejo que
me afecte. Yoongi dijo que hablará con él y cuando nos veamos me
explicará bien qué sacó de él. Solo espero no sea nada de lo cual nos meta
en problemas o a Jungkook. Mi sudadera no apareció por ningún lado así
que mi única teoría es que alguien la agarró acá en la universidad. Le he
preguntado a mi hermana por ella, me regañó por perderla y me ayudó a
buscarla pero después de un rato, abandonamos su búsqueda.

— ¿Vas bien? — me pregunta Shinhye sobando mi espalda suavemente.

— Eso creo — suspiro pesado frotando mis sienes — ¿tú?

— Bien — sonríe con delicadeza y suspira pesado — ¿cómo la llevas?


¿Con todo esto?

— Lo mejor que puedo — froto mi brazo.

— Te veo más tranquilo — peina mi cabello — eso es buena.


— Sí — le sonrío — trata de acabar bien tu último semestre de la
universidad y después preocúpate por mí, hermanita. Debes sacar bien tu
carrera.

— Eso haré — besa mi coronilla y yo la abrazo con fuerza — lo bueno es


que se vienen vacaciones navideñas y podremos descansar un poco.

— Al menos — suspiro y le doy un suave apretón — ¿ya te vas a dormir?

— Ya... — habla cansada — he estado bastante estresada últimamente y


quiero descansar.

— Hazlo — le digo — yo también me iré a dormir en un rato.

Shinhye desaparece después de desearme buenas noches por última vez y


yo suelto un gran suspiro antes de cerrar mis libros. En clases me he
mantenido solitario, algo lejano con las personas. Ellas lo entienden, perdí a
dos personas cercanas en un muy corto lapso de tiempo. Me dan mi
espacio en lo que me recupero.

Voy por otro sobre de té, mi segundo de la semana. Preparo el agua


nuevamente y dejo el pequeño sobre reposar sobre el agua en lo que
hierve. Guardo los libros con cuidado, me voy a hacer mi aseo nocturno y
bajo nuevamente para servirme el té en un tazón. Le doy tragos en lo que
me acurruco en la cama y poco después de que termine, apago la luz y me
acurruco en la cama para cerrar mis ojos.

El sueño no tarda en venir, los brazos de Morfeo me reciben abiertos y


gentilmente reposo sobre ellos. Todo es negro durante un largo rato, hasta
que comienzo a soñar. Es un sueño bastante bizarro, no tengo control de él
como me pasa mucho, solo dejo que las cosas fluyan sintiéndolo real... tan
jodidamente real...

Estoy con Seokjin y allí está Namjoon también. Nos encontramos en un


piano tocándolo, yo con una melodía triste y Jin y Namjoon con una más
alegre. Es curioso que suenen dos melodías distintas cuando estamos en el
mismo piano, pero bueno. Repito: los sueños son raros. Ellos lucen felices
pero yo me siento mal, me excuso para salir de las clases y repentinamente
me encuentro en la universidad, Jungkook está siguiéndome por todo el
pasillo.

— Déjame — le pido viéndolo pero él no contesta — Jungkook, déjame.

— No quiero — es lo único que me contesta.

Y sigo soñando que camino por todo el pasillo de la universidad,


escuchando sus pisadas detrás de mí. Siento miedo. Tengo miedo. Porque
repentinamente los pasos que escucho, siento y sé, que ya no son los de él.
Son de alguien más que no conozco y comienzan a hacerme sudar frío y a
temblar, la sensación de pánico irse apoderando de mi cuerpo. La melodía
triste sigue escuchándose, solo que ahora solo Namjoon la toca, Jin ha
desaparecido, su tumba está detrás de Namjoon con una flor encima y la
luna iluminándola.

Abrazo a Namjoon con fuerza pero él no me corresponde y sigue tocando.


Tengo miedo. Quiero despertar. Algo no me da buena espina y las pisadas
se siguen escuchando pese a que ya no me estoy moviendo. Las pisadas
suenan cada vez más cerca... cada vez más cerca... Namjoon desaparece y
me deja solo. Tengo demasiado miedo.

Abro los ojos y me reincorporo de la cama rápidamente viendo que es la


una de la mañana. Mi corazón va rápido y paso saliva volviéndome a
acostar, sintiendo la habitación insegura y muy oscura.

— Duérmete — me susurro para reconfortarme — duérmete, Jimin.

Vuelvo a cerrar los ojos y afortunadamente siento el sueño invadirme de


nuevo. Me dejo caer nuevamente en al abismo oscuro hasta que los sueños
sin control vuelven. Ya no siento aquel miedo, ahora es más paz. Veo a
Seokjin platicando con Seulgi y mi profesora de literatura sentada platicando
con Jungkook. No sé por qué parece una psicóloga o qué tiene qué ver que
Jungkook hable con ella. Comienzo a avanzar por el campus hasta ver el
auto de Yoongi.

— ¡Yoongi! — grito y él me voltea a ver sonriente.

Me llega el olor de su colonia, es bastante real. De esos sueños en los que


te metes tanto que sientes y juras que realmente están pasando. Sé que no,
pero es tan agradable estar soñando con Yoongi que me dejo llevar por mi
cabeza.

Yo le sonrío de vuelta e ingresamos a su auto y comienza a conducir. Yo no


dejo de sentir nervios y platicamos acerca de la luna y el otoño que ya está
acabando. Veo sus brazos marcados por buenas venas y sus labios
moverse, sintiéndome malditamente atraído a ellos. No lo dudo mucho y
sintiéndome desfallecer aunque sea un sencillo sueño, tomo su nuca y
planto mis labios en los suyos, acallándolo.

La sensación es demasiado real. Él estaciona el auto para seguirme el


beso, siento su respiración pesada y escucho como se quita el cinturón para
inclinarse y besarme mejor, sus manos tomándome de las caderas.

— Soy algo intenso... — me susurra sobre el cuello antes de volver a


besarme.

Enredo mis dedos detrás de su nuca y salimos del auto, repentinamente,


fuera de mi casa. Soltamos una risa y es un pequeño vuelco, un fragmento
donde nada parece tener sentido ya que estamos en la casa, en mi sala, y
todos los de la universidad nos ven. Puedo sentir que nos ven pero no me
interesa.

Yoongi me va a pegar a la pared, estoy desnudo, él también lo está. Me


imagino claro su cuerpo, los besos que comienza a dejar en mi piel y mi
cuerpo lo bien que reacciona. Tan delicioso, tan ardiente. Encajo mis uñas
en su espalda, lo siento levantarme de los muslos traseros y veo a los de la
universidad con una sonrisa, como si no importaran.
Yoongi entra en mí, gimo alto y lo beso. Lo siento dentro, siento como me
llena con sus duras embestidas, sacándome el aliento y haciendo que me
empape de sudor. Un sueño húmedo, caliente. Sus fuertes embestidas
ahora empujándome duro contra la cama, su mano tomando mi rostro y otra
mi mano mientras pellizca con sus dientes mi pezón derecho. Tira mi
cabello, es rudo, no me deja respirar. Mi orgasmo llega violento, liberador, lo
escucho gemir, lo siento darme fuertes nalgadas y puedo sentir i piel
enrojecida y verla llena de marcas, de chupetones preciosos que me
recuerdan lo bien que la estoy pasando jodiendo con él.

— ¿Jimin? — llama una dulce voz — ¡Jimin!

Mis ojos se abren como platos y veo a mi hermana inclinada hacia mí, la
habitación iluminada suavemente por el amanecer que está saliendo. Mis
ojos vuelven a cerrarse otro pequeño segundo antes de verla con ojos
adormilados. Ahora sí estoy despierto y poco a poco comienzo a olvidar qué
había soñado.

— Debo irme al hospital — me susurra — ¿estarás bien? Lamento


despertarte.

— Ah— ham — susurro volviendo a cerrar mis ojos.

— De acuerdo — la siento besar mi coronilla — cuídate.

Escucho la puerta cerrarse y el sueño invadirme de nuevo. Me muevo para


acurrucarme de costado y abrazando otra almohada, pero un fuerte tirón me
hace abrir los ojos y jadear bajito. Levanto un poco las colchas, enfocando
mi vista en mi pantalón de pijama y viendo el bulto notable que sobresale de
él. Ahora sí mierda. Mis mejillas enrojecen como fuego ardiente y muy
penosamente llevo mi mano abajo para calmar el calor. Cierro los ojos y
comienzo a respirar pesado, mimando un poco mis necesidades como
hombre inevitables... aún más después de tremendo sueño erótico con Min
Yoongi.

Joder, ¿y ahora cómo mierda se supone que voy a verlo a los ojos?
| NUEVE

20 Noviembre del 2017

— ¿Qué tal te encuentras? — me pregunta Yoongi cuando me encuentro


junto a él. Me es inevitable rascar mi cuello y sonreír como puedo.

— Bastante bien, las bolsas de té han resultado — le contesto frotando mis


brazos ya que hace fresco — gracias.

— No agradezcas — él sonríe y soba mi espalda estremeciéndome con el


tacto, mi cuerpo reacciona demasiado bien a su presencia aunque no deja
de resultarme algo extraña — ¿cuántas bolsas tomaste?

— Solo llevo dos — le digo — duermo mejor.

— Me alegra — dice él a lo que yo aprieto mis labios — yo cuando comencé


a tomar el té mejoró mucho mi sueño, además de comenzar a soñar cosas
bastante agradables.

— Sueños, ¿agradables? — pregunto viéndolo algo sorprendido, solo ruego


no estar ruborizado.

— Cosas agradables — alza sus hombros — ¿no te pasa?

— Oh, eso creo — asiento y siento mis mejillas a punto de picotear debido
al rubor que sube — respiro mejor, también — le digo en un intento de
cambiar el tema de conversación.

— Ya — seguimos avanzando — hablé con Jungkook.

— Oh dios — susurro y volteo a verlo preocupado — ¿fue malo?

— Mejor de lo que esperaba — me dice él y yo suspiro de nuevo.


— Cuenta — le digo sentándome en una banca del parque.

— Bueno, fingí encontrármelo de casualidad en el supermercado. Fui


directo, le pregunté cómo estaba, lo cual el me dijo que bien — comienza él
sacando la cajetilla de cigarros, me extiende uno que tomo y él toma otro —
yo le pregunté si estaba seguro, ya que lo había visto hace unos meses con
uno de los asesinados de tu universidad.

— Oh — río encendiendo el cigarro — no lo dejaste siquiera la oportunidad


de que te dijera que no lo conocía. Buena esa.

— Ya ves cómo soy — él enciende su cigarro y le da una gran calada — me


dijo que no lo conocía lo suficiente para que le doliera como a los demás,
era compañero de su carrera pero se cruzaban bastante ya que tomaban el
mismo autobús para ir al centro de la ciudad.

— Ya — asiento suavemente expulsando el humo y viendo a las personas


pasar — no hay mucho respecto a ello. ¿Qué te dijo su cuerpo?

— Se encontraba tenso, pero no mentía — dice él sin importancia — le


incomodaba mi presencia. Nunca fuimos precisamente amigos.

— Ya — asiento nuevamente y suspiro — mi sudadera nada, siento que no


estamos avanzando. ¿Qué sigue? ¿Encontraste algo con los números y las
vid?

— Nada todavía, es un problema ya que no tenemos la autopsia de los


fallecidos — Yoongi suspira volviendo a llevar el cigarro a sus labios — me
hubiese gustado saber si Seokjin tenía vino dentro.

Me mantengo callado viendo a Yoongi. Él observa al frente con una suave


sonrisa y eso me hace llevar la mirada al frente. Veo a un chico que viene
avanzando, sonrisa cuadrada y cabello castaño. Lo saluda desde lejos y
Yoongi alza su barbilla.

— ¿Novio tuyo? — pregunto.


— Hermano — me sonríe y se levanta — ven, voy a presentarlos.

Comenzamos a avanzar hacia Taehyung, si no mal recuerdo, ese era su


nombre. Taehyung le entrega una pequeña bolsa que me causa intriga y él
le agradece. Posa su vista en mí.

— Oh Yoongi, ¿en serio? — Taehyung ríe — ¿saliste con dos chicos de tu


cuarto hace unos días y hoy ya estás con otro?

Pestañeo y volteo a ver a Yoongi pero él luce divertido.

— Al menos yo he probado tríos, hermanito — Yoongi le da un golpe en su


cabeza — y no. Este no es chico de cama. Es amigo mío. Park Jimin.

— ¡Oh! ¡Mucho gusto! — Taehyung estrecha mi mano — soy el hermano


del mujeriego al lado tuyo.

— Gracias por la insistencia en detalles — gruñe Yoongi.

— Mucho gusto — hablo finalmente en voz suave y me cruzo de brazos


después.

— ¿Algo más? — Taehyung voltea a ver a Yoongi.

— No, gracias hermanito — Yoongi le da un pequeño golpe en la cabeza —


puedes retirarte.

— De acuerdo — me observa — mucho gusto, Jimin. Lamento haberte


incomodado.

— Oh, e— está bien — digo en una risa nerviosa — he estado en


conversaciones más incómodas.

— No te preocupes — él me guiña el ojo — cuando dejes que mi hermano


te prueba, agarra tus cosas y múdate lejos.
— Tae... — habla Yoongi severo.

— Le gustas — me susurra Taehyung y mis mejillas se tornan rojas, Yoongi


expande sus ojos y trata de darle un golpe pero Taehyung lo esquiva — ¡de
acuerdo, te trae ganas! — Yoongi vuelve a gritar y a tratar de estrangularlo y
Taehyung huye — ¡te amo hermano!

Nos quedamos en silencio, Yoongi frota el tronco de su nariz. Yo lo veo


esperando una respuesta pero él únicamente suspira y me da una mirada
rápida al cuerpo.

— No lo tomes muy en serio, tiende a decir tonterías para molestarme —


niega con su cabeza — yo te dije que no eras chico de una noche para mí.

— Lo entiendo — sonrío suavemente — no te preocupes, está bien. ¿Qué


te dio tu hermano?

— Semillas para una planta que le pedí — Yoongi se sienta nuevamente en


la banca y yo lo observo curioso. Le gustan mucho las plantas. Me pregunto
si su madre estudiará herbología.

— ¿Amas las plantas, no? — pregunto.

— Mi madre las adoraba, yo me dedico a cuidarlas y expandir el jardín —


habla él — oh, no conoces mi casa, ¿cierto?

— No — niego con la cabeza — sería lindo conocerla un día. ¿Tu mamá


falleció?

— Sí — tuerce sus labios — hace dos años. Fue una mujer muy fuerte.

— Lo lamento — aprieto mis labios — mis padres están separados, mi papá


vive lejos y jamás lo veo, mi mamá no me quiere mucho que digamos. Por
eso me fui de casa.
— Vaya, lo siento — Yoongi me sigue viendo y frunce sus labios — es difícil
algunas veces.

— Lo es — hablo tristemente viendo el suelo — pero no pasa nada. ¿De


qué son tus semillas?

— Eres muy curioso — Yoongi me sonríe y pellizca mi nariz — me gusta.

— Gracias — me ruborizo un poco — supongo que es bueno a veces.

— A veces — repite asintiendo — son semillas de belladona.

— ¿Belladona? — le pregunto sorprendido.

— Atropa belladona — me dice con un tono de profesor que me hace


sonreír — no les gusta el sol, están en la sombra. Se piensa que aleja a los
pensamientos tristes. Mi mamá las amaba — él sonríe de nuevo.

— La admiro — le digo suavemente y desviando la mirada al suelo — creo


que a mí también me gustan las plantas. No lo sé, desde que me junto
contigo, despierta mi curiosidad.

— Eso es bueno — asiente — solo que recuerda, que la curiosidad mató al


gato, Jimin.

— Pero murió sabiendo — le contesto de vuelta sonriendo travieso.

— ¿O se suicidó al saber la verdad?

Mi sonrisa se esfuma suavemente para dejarme en un crudo silencio. De un


momento a otro siento que el sol ha bajado y los ojos de Yoongi se han
oscurecido. Paso saliva y por mucho que observe a sus ojos, sé que me
está diciendo algo, aunque no capto qué.

— Lo siento — habla él sin dejar de verme — creo que no debí decir eso.
— N— no, está bien — hablo desviando la mirada cuando me siento
lentamente ir perdiendo en aquella profundidad — ¿soy yo o se nubló el
día?

— Se nubló — él observa el cielo — quizás llueva. ¿Te llevo a tu casa?

— ¿Por qué no me llevas a la tuya? — pregunto y me enfrento a él


cruzando miradas de forma intensa — quiero conocer aquel jardín de tu
madre.

— Quizás no sea tiempo todavía — él ladea su cabeza sin sonreír — no he


cuidado mucho el jardín.

— No pasa nada — no corto el contacto visual — ¿por favor? ¿por mí?

Él sonríe y se levanta tendiéndome la mano. Pese a que sé que su sonrisa


no me la da realmente porque quiere, le contesto con la misma sonrisa y
tomo su mano para que me jale hacia arriba. Él sigue tomando mi mano y
no me suelta, provocando algo extraño en mi cuerpo. No me quejo y lo sigo
hacia su auto donde abre la puerta.

— Pasa — me dice lejano.

— Gracias — le digo ingresando.

Él también entra justo cuando comienzo a escuchar los truenos de fondo.


Prende el auto y se pone en marcha, el silencio permanece, las primeras
gotas de agua comienzan a caer. Lo observo con el rabillo del ojo, luce
serio, sus manos están tensas pese a que trata de mostrarse
despreocupado. No sé qué me sucede, pero siento que dentro de su casa
hay más de lo que en realidad pudiera pensar.

Mucho, mucho más.

— ¿Estás seguro que quieres ir, Jimin? — repite captando mi atención — la


verdad no quiero que te obligues a ir si no quieres.
— Oh, para nada. Yo muero de ganas de conocer, eres muy misterioso. Me
pregunto si tu casa guarda igualmente muchos secretos —le digo en tono
bromista falso. Él sonríe.

No vuelve a decir nada. Seguimos un trayecto que no conozco, viendo las


casas que aparecen. Se mete en una calle y quedamos en otra avenida,
cruzando detrás de mi universidad. La observo pasar y Yoongi sigue todo
derecho, llegando a más calles en las que se mete hasta que se detiene
junto a una cafetería.

Yo observo la casa mi costado, una bastante linda color blanco y techo


triangular donde hay ventanas. Luce... en parte como un castillo. Es decir,
es una construcción inusual. La lluvia es cada vez más fuerte y aquello
comienza a resultar también un tanto extraño.

— No creo que quieras mojarte — habla Yoongi y yo vuelvo a verlo — ¿no


quieres ir a la cafetería? Te invito un café. Después te llevo a casa.

— Soy terco, Yoongi — le sonrío — ¿no quieres mostrarme tu jardín?

— No creí que tan pronto querrías, bebé — me dice en una sonrisa más
bien inquietante.

Paso saliva y observo los seguros que siguen abajo. Trato de mantenerme
relajado y trato de abrir la puerta, pero ésta no abre. Intento nuevamente
pero en efecto mi puerta no abre. Volteo a ver a Yoongi quien tiene su
cabeza de lado y la misma sonrisa que no borra.

— ¿M— me puedes abrir, por favor?— le pregunto fingiendo estar muy


tranquilo.

— ¿Por qué te tensas, Jimin? — ladea su cabeza ahora al otro lado —


¿tienes miedo?

— Siento que eres raro y me incomodas veces por lo cambiante que eres —
le contesto sincero —pero no creo que sea miedo.
— Mira, bonito — él se inclina hacia mí acortando nuestras distancias — no
dudes en ningún momento que me agradas. Me agradas muchísimo, Jimin.
Más que la mayoría de las personas que he conocido... — baja su tono —
pero te seré sincero, bebé. No me gusta que me provoquen.

— ¿Lo hago? — pregunto alzando una ceja.

— Bebé — sonríe de nuevo y comienza a negar lento con su cabeza — a


mí no me engañas. Sé leer desde tu cuerpo hasta tus ojos y la forma en que
volteas. No quieras hacerte el confundido, desde tu sonrisa insistente ya
dices mucho. ¿Sospechas de mí?

— Un poco — le digo sin dejar de verlo

— ¿Por qué? — pregunta divertido — no soy inocente, he cometido otros


crímenes y juegos sucios, pero no tengo nada que ver con tu universidad,
desgraciadamente.

— Ojalá — le digo serio — porque me agradas. Sería una pena que me


tocara meterte a la cárcel.

— Oh bebé, no harías eso — hace un fingido puchero y se aleja — ¿sientes


peligro ahora? Estás muy a la defensiva. Luces caliente enojado
desgraciadamente.

— Si te soy franco, tengo un poco de miedo.

Nos mantenemos en silencio sin perder contacto visual. El aire se vuelve


más pesado y mi sangre más fría. Relamo mis labios sintiendo el olor de su
colonia fuerte y algo que me entumece los músculos.

— Dime Yoongi... —comienzo— Si el gato ingresa a tu casa, ¿se suicidará


al conocer la verdad?
| DIEZ

20 de Noviembre del 2017

Yoongi se mantiene extrañamente callado después de la pregunta que le he


hecho. Nos mantenemos la vista fija unos momentos antes de que él sonría
falsamente y pulse un botón que levanta los seguros.

— ¿Por qué no lo averiguamos? — me pregunta mientras baja del auto.

Yo me mantengo en un corto silencio antes de igualmente bajar. La lluvia es


bastante fuerte pero eso no me hace retroceder ni quejarme un poco.
Yoongi avanza a las escaleras que subimos en un pequeño medio círculo
antes de alcanzar la entrada principal que está techada. Abre la puerta de
entrada y me hace una seña para que pase.

— Gracias — digo y entro deteniéndome en seco — joder — siento un


fuerte golpe interno al ver la inmensidad del espacio, el techo triangular que
va hasta el techo que debe medir fácilmente unos cinco metros de alto.
Observo los enormes ventanales igualmente triangulares dando hacia abajo
donde está el auto y las demás casas. Es... tan lujoso.

— Grande, ¿no? — escucho la voz de Yoongi a mis espaldas y sus pisadas.

— Bastante... — susurro todavía hipnotizado por el juego de luces que se


forman de forma extraña. Tantas figuras hermosas... tanta luz brillante.

Comienzo a avanzar hasta quedar en el centro, viendo todos esos


triángulos de luz comenzar a tomar una extraña forma. Ladeo mi cabeza y
comienzo a girar hasta sentir una mano detenerme. Parpadeo varias veces
y sacudo mi cabeza viendo a Yoongi.
— Si no te fías de mí, no deberías fiarte tampoco de esta casa — me dice
con voz ronca que me manda otro escalofrío. Lentamente me suelta y
comienza a avanzar por un pasillo frente a nosotros.

— ¿A dónde vamos? — pregunto.

— Tengo que ir por la llave del hibernadero — explica dándome la espalda


todavía — está en mi habitación. Puedes quedarte si gustas.

Un fuerte trueno me hace dar un brinco y observo el exterior que se va


nublando más y más. El interior es bastante oscuro ahora. Observo el
pasillo por donde se ha ido Yoongi y relamo mis labios resecos antes de
comenzar a avanzar hacia él, acelerando el paso para alcanzarlo. Giro a la
derecha quedando frente a un pasillo que es únicamente de vidrio y da a un
gran jardín. Observo las gotas de lluvia sobre mí y cruzo rápidamente
viendo a Yoongi a lo lejos. Corro hacia él hasta llegar a su lado justo cuando
su mano se encuentra sobre una perilla. Voltea a verme.

— ¿Qué? — pregunto viéndolo fijo.

— Definitivamente me recuerdas a un chihuahua — me dice asintiendo


seriamente antes de empujarla para abrirla.

— Gracias — contesto de mala gana.

— De nada.

Ingresamos a la habitación que me deja igual de helado como toda la casa.


Es un espacio café claro, bastante agradable y tranquilo. Hay una enorme
ventana al fondo dando al jardín con el hibernadero, un comedor y una
puerta que da a un vestidor enorme. Sigo recorriendo la habitación
observando miles de cajones en dos armarios y más adelante, subiendo dos
pequeñas escaleras, se encuentra una base donde hay una enorme cama
matrimonial. Junto a esas pequeñas escaleras hay también sofás muy
elegantes y un librero.
Dios mío, es como una casa dentro de una habitación.

— Bien, esto quizás tarde — habla Yoongi volviendo a captar mi atención, lo


veo rebuscando junto al sofá, sobre una mesita con cajones — lo siento, la
gente de limpieza tiende a mover mucho mis cosas.

— De acuerdo — contesto cerrando la puerta detrás de mí — ¿estamos


solos?

Yoongi se detiene para verme a través de su hombro.

— Sí, lo estamos — dice y otro fuerte trueno azota. Vuelve a rebuscar entre
cajones, cambiando ahora al segundo.

Yo sigo recorriendo el lugar con la mirada perdiéndome en los detalles. Me


acerco prudentemente al comedor, rozando con mi índice la madera clara.
Observo a Yoongi quien está quieto mordiendo su nudillo y viendo fijamente
el librero. Seguramente pensando dónde ha dejado la llave.

Vuelvo la vista a la mesa y sigo rozando. Puedo imaginar la escena


perfectamente clara aunque me avergüence de ello y definitivamente no sea
el momento de pensar en ello... pero es inevitable. Estar cerca de Yoongi es
una droga potente. Trato de resistirme a ello pero cada minuto parece ser
más difícil. Más... fácil entregarse. Ya lo veo sentándome en esta mesa
bruscamente y devorando mis labios mientras se mete entre mis piernas.

Vuelvo a alzar la vista viendo la ventana. Maldita sea, debo respirar. Vuelvo
a bajar la vista a la mesa y retiro mi mano, viendo nuevamente a Yoongi
quien ahora pasa detrás de mí sin observarme y rebusca con insistencia en
el armario.

Vuelvo a relamer mis labios y me quito la chaqueta dejándola colgando en


mi hombro y vuelvo a verlo de reojo.

— Joder, juro que la cargaré conmigo a todos lados a partir de ahora — dice
molesto mientras sigue viendo en los cajones y debajo de otras cosas.
— ¿No tienes un llavero especial para ella? — pregunto.

— Lo hago, pero solo para ella. Los objetos pequeños son por lo general
difíciles de encontrar en casas grandes — me contesta cerrando el armario.
Se queda callado y después abre la boca — oh, creo que ya sé dónde
podría estar.

Vuelvo a pasar detrás de mí dándome una pequeña mirada rápida y sube


los dos pequeños escalones a la base donde está la enorme cama. Se
acerca a la mesita junto a ella y comienza a abrir los cajones, rebuscando
más lento. Yo comienzo a avanzar hacia él igualmente subiendo los
escalones hasta quedar detrás de él. Observo la enorme cama king con
muchísimos cojines, por cierto.

— Debe estar acá entonces — dice Yoongi dándose la vuelta y tomándome


de los hombros para retirarme un poco.

Pasa a mi costado y va a la otra mesita. Abre el cajón y esboza una sonrisa


sacando una llave con un llavero rojo que parece tener una planta como
decoración Me vuelvo a acercar a él.

— ¿Encontraste la llave? — pregunto ladeando un poco mi cabeza.

— Lo hice — me dice extrañamente feliz y acercándose — ¿ves? Es un


lindo llavero, ¿no lo crees?

— Bastante — acerco mi mano a la de él para tomarlo. Observo la llave en


la palma de mi mano y vuelvo a ver a Yoongi.

Otro trueno vuelve a sonar haciendo temblar un poco las cosas. Ambos
volteamos al exterior que es negro, apenas se ve algo ya. Yoongi maldice y
prende la pequeña lámpara para iluminar de nuevo.

— Bueno, si quieres ir al jardín es ahora o nos caerá un trueno encima —


me dice — y está anocheciendo y debo regresarte y luego yo volver —
sonríe de forma irónica — así que, ¿nos apuramos? Estoy encantado.
Doy un corto paso hacia él y guardo la llave en el bolsillo de su pantalón
delantero. Él me observa un tanto confundido y no pierdo mucho el tiempo
antes de darle un fuerte empujón y tirarlo a la cama.

— ¿Pero qué?

— El hibernadero puede esperar a mañana — sonrío conforme voy zafando


poco a poco los botones de mi camisa, Yoongi abre la boca y se mantiene
mudo — ¿qué? — sonrío cuando ya llevo más de la mitad de mi pecho
descubierto — ¿no quieres?

— Eh... — Yoongi ríe y frota su nariz — si te soy sincero no esperaba que


fueras a hacer eso. Digo, estoy acostumbrado a que me empujen a la cama
y se quiten la ropa pero no me lo esperaba de ti, Jimin.

Mis manos zafan el último botón de mi camisa y siento la tela acariciar mi


abdomen cuando se abre, dejándolo al descubierto. Yoongi toma aire
profundamente y muerde un poco sus labios.

— ¿Te gusta lo que ves? — le pregunto acercándome otro poco y él sonríe


coqueto.

— Me encanta lo que veo, Jimin — me dice — pero tú no viniste a mi casa


por una follada. Eso no era nuestro trato, travieso.

— Tú, rogándome tantas veces este momento, ¿ahora te haces hacia


atrás? — pregunto alzando una ceja — vamos, Yoongi. No sigamos con
juegos.

— Jimin, si te quisiera en mi cama, ya lo estarías — me dice sentándose en


el borde y viéndome fijo.

— Oh, ¿y todas tus insinuaciones anteriores qué fueron? ¿Mal uso de


palabras? — ladeo un poco mi cabeza.
— No... — sonríe de nuevo — solo que no siento que sea el momento
todavía — me guiña el ojo.

— Cierto, lo olvidaba — lo empujo de nuevo para que vuelva a caer a la


cama. Él ríe negando con su cabeza — eres "algo intenso" y "no estoy listo"
— me subo a la cama y quedo sobre él con una sonrisa — ¿es eso?

— Lo es — me observa fijo — y tú, eres un niño muy travieso.

— Estamos solos en tu lujosa y extraña casa, en una noche lluviosa, sobre


una cama que debe medir el doble de la mía, yo diría que las insinuaciones
son bastante claras desde que me abriste la puerta — sigo bajando mis
manos a su pantalones — así que vamos, Yoongi. Vamos a dar al menos
una probada.

— ¿Una probada? ¿Eso quieres? — se reincorpora tomándome de los


brazos y queda sentado y a mí sobre él con la respiración. Bajo mi mirada a
sus labios y esbozo una pequeña sonrisa antes de verlo nuevamente.

— ¿O te asusta? — susurro.

— Hm — ríe un poco pasando su mano detrás de mi cuello — si supieras...

Se inclina suavemente y yo aguanto la respiración al sentir como deposita


un beso sobre mi sensible piel. Mi cuello sufre de un cosquilleo y comienzo
a sentir la necesidad de cerrar mis ojos. Me estremezco y él me toma con
más fuerza cuando siento que pasa su húmeda lengua dando una lamida
que me eriza los vellos. Abro mi boca para respirar por ahí y me aferro a sus
antebrazos sintiendo como succiona mi piel repetidas veces, lamiendo
profundo y haciendo que cabecee anonadado.

— Supongo que con eso tendrás un par de días — me susurra, su tibio


aliento chocando contra mi mejilla — travieso.

Me aparta suavemente y se levanta de la cama acomodándose bien la


camisa. Volteo a verlo y él me sonríe triunfante a través de sus ojos.
— Vamos, la lluvia se calmó un poco — me dice.

Niego con la cabeza y suspiro levantándome de la cama y avanzo detrás de


él abotonando mi camisa. Cruzamos el pasillo de vidrio y llegamos junto a
una puerta que Yoongi abre. Corremos hasta el hibernadero y él
rápidamente introduce la llave para que entremos.

Prende una pequeña luz y rápidamente observo el entorno, viendo varias


flores y plantas allí colocadas en grandes macetas. Es un espacio bastante
amplio y confortable para mi sorpresa. Está bien cuidado. Impecablemente
bien cuidado.

— Siéntete libre de recorrerlo — me dice él.

Observo las flores y recorro rápidamente las plantas con la mirada. Me


paseo un poco escuchando todavía los truenos de fondo. Mi curiosidad
surge.

— ¿Dónde tienes el beleño? — pregunto.

— Por acá — me sonríe y me hace una seña de que lo siga. Eso hago.

Llegamos al fondo donde hay una hilera de diversas plantas que me


resultan curiosas. Es una hilera dividida en tres secciones.

— El beleño es el primero — me explica — acá está.

— Ya veo — asiento examinándolo — ¿cuáles son las otras dos?

— ¿Las otras? — me sonríe — esa es belladona — apunta la segunda


hilera — y la tercera, si eres fan de las películas de Harry Potter, quizás la
reconozcas.

— Mandrágora — contesto inclinándome a la tercera sección y


examinándola fijo — ¿por qué esas esas tres plantas?
— Mi madre las usaba de cuando en cuando — me sigue diciendo
observando fijo la mandrágora — una gran botánica talentosa sin duda
alguna. Increíble en herbolaría. Tenía un don.

Vuelvo a ver las plantas que están en impecable estado junto con las demás
flores detrás de nosotros.

— ¿Y qué haces con todo esto? — pregunto inevitablemente — ¿lo


vendes?

— Cuando son demasiadas, sí — asiente — pero por lo general tendemos a


ser prudentes y no pasarnos. Las plantas nos escuchan, ¿sabes? — me
sonríe — si eres bueno con ellas, te tratarán bien. Por eso siempre debes
tratarlas con mucho cuidado. Y más, a estas tres — apunta con su barbilla a
las tres plantas que nombramos — pueden pasar cosas malas sino. Son
peligrosas.

Me mantengo en silencio unos segundos y suspiro.

— ¿Es suficiente para que el gato se suicide? — Yoongi me observa


cruzado de brazos.

— No — niego con mi cabeza — lo siento. No sé por qué desconfiaba de ti.


Era extraño que te pusieras a la defensiva.

— Bueno, el jardín es como mi madre. Solo lo cuido — observa el entorno


— ya que Taehyung es poco sensible para las plantas y no le interesa nada
más que las de su habitación y los videojuegos y las fiestas, me toca ser el
jardinero.

— Eres bueno — le sonrío — el jardín luce bien. Felicidades.

— Bueno, eso es dulce de tu parte — me sonríe de vuelta y observa el


exterior — y menuda sorpresa. Dejó de llover. ¿Quieres ir por un delicioso
chocolate caliente? ¿O te invito mejor una película en nuestro cuarto de cine
con unas deliciosas galletas caseras?
— Amaría aceptarte ambas de no ser porque tengo examen mañana —
muerdo mis labios y él me observa alzando una ceja. Sonrío — lo siento.

— No, no. Lo entiendo — asiente — te pagaré un taxi de regreso a casa.

— Oh no... no, en serio, está bien — le digo — yo lo pago.

— O yo lo pago o te quedas esta noche dormido a mi lado, tres segundos —


me sonríe como bien sabe y yo tapo mi cara — detenme si no quieres que
pague un taxi. Uno.

— Yoongi...

— Dos.

— ¿Puedes...?

— Tres — prende su teléfono.

Niego con mi cabeza y salimos del hibernadero mientras él da las


instrucciones y la dirección de dónde me recoge y dónde me lleva el buen
chofer. Me impresiona la velocidad a la que llega, es en tres minutos
fácilmente cuando ya está a los pies de la casa.

— Gracias — agradezco cuando Yoongi me acompaña a la puerta y beso


su mejilla — te la debo.

— Invítame a comer en la semana y me pondrás muy feliz — me sonríe y yo


niego viendo al aire — cuídate, travieso.

— Adiós, ego — me burlo igualmente antes de salir. Siento que me dé una


palmada en el culo que me hace sobresaltarme un poco y que voltee a verlo
a través de mi hombro. Él alza sus manos con su sonrisa de "no lo lamento
ni un poco". Suspiro negando con mi cabeza y bajo las escaleras llegando al
taxi.
Algo me dice que las cosas comenzarán a ponerse interesantes a partir de
ahora.

También podría gustarte