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Melatonina y sarcopenia

Otra razón para seguir apostando a favor de ciertos suplementos


Jorge Roig (mayo 2017)
Muchas de las alteraciones en la anatomía y fisiología neuromuscular
producto del envejecimiento son bastante conocidas, aunque no todas
logran ser explicadas por la ciencia. La pérdida de la masa muscular es
una de ellas, y el hecho de estar inexorablemente garantida su presencia
en las etapas últimas de la vida es de enorme preocupación. Y lo es por
partida doble, porque la sarcopenia es el sustento en el cual se apoyan
numerosas patologías, pero también por la pérdida de la calidad de vida
que la misma admite y que a su vez será detonante de otras
enfermedades. 
El aumento de la expectativa de vida implica considerar que un
porcentaje cada vez más importante de la población exigirá
medicamentos y tratamientos concretos de un organismo que va
perdiendo calidad en sus prestaciones, lo que sin dudas tiene un fuerte
impacto en quien envejece, porque ello además provoca su deterioro
funcional y alta dependencia de terceros. Este desgaste fisiológico se
observa como un menoscabo en la calidad de vida, lo que se asocia al
incremento en la demanda de asistencia de terceros. 
Es conocido que de los procesos degenerativos que se instalan con el
envejecimiento, las limitaciones en la movilidad es uno de los más
comunes y preocupantes, porque lleva a una reducción en la capacidad
para el desempeño de las actividades de la vida diaria, y ello asociado a
una discapacidad y la pérdida de la independencia. Además, y no poco
importante en estas alteraciones que se instalarán con el advenimiento
de la vejez, la velocidad de la marcha se torna sensiblemente lenta, y ello
unido a una debilidad muscular evidenciada por la disminución en la
fuerza muscular, lo que lo conduce a tener una reducción muy importante
en los niveles de actividad física, todo lo cual termina por dar forma al
conocido sindrome de fragilidad (Fried L.P., et al. Frailty in older adults:
Evidence for a phenotype. J. Gerontol. A Biol. Sci. Med. Sci. 2001)
Un músculo en estado sarcopénico muestra en su intimidad ciertas
disfunciones fibrilares que tienen su origen en el estrés oxidativo, lo que
se admite encuentra sus orígenes y causas primarias en la disfunción
mitocondrial, asociado ello a una disminución en la capacidad de
captación de radicales libres. A esto debe sumársele una incapacidad
para mantener el anabolismo proteico en equilibrio con el catabolismo de
proteínas como consecuencia de la instalación de lo que se conoce como
resistencia anabólica. Esta es la consecuencia de un estado hormonal
alterado, como es el caso de la insulina, que no logra mantener
debidamente el vínculo con su receptor y por ello la síntesis de proteínas
se deprime. Pero también la reducción de la testosterona, asociada a la
síntesis proteica. Y en esta situación, además, se observa un cuadro
fuertemente pro-inflamatorio, tal como lo documentan Leng y colegas
(Leng Y., et al. Daytime napping, sleep duration and serum C reactive
protein: A population-based cohort study. BMJ Open. 2014).
Respecto de esto último, viene siendo analizada la posible acción
antioxidante de la melatonina (MLT) a nivel muscular, a la que se le
reconoce desde hace mucho tiempo esa función sobre diferentes tejidos,
pero ahora observando su potencial acción para atacar la sarcopenia. 
(Galano A., Medina M.E., Tan D.X., Reiter R.J. Melatonin and its
metabolites as copper chelating agents and their role in inhibiting
oxidative stress: A physicochemical analysis. J. Pineal Res. 2015).
La importancia otorgada a la MLT en las edades avanzadas está
cimentada en la verificación del descenso que acontece de esta hormona
en la vejez y el desarrollo de diversas enfermedades (Hill S.M., et al. Age-
related decline in melatonin and its MT1 receptor are associated with
decreased sensitivity to melatonin and enhanced mammary tumor
growth. Curr. Aging Sci. 2013).
Dado que el estrés oxidativo afecta directamente a la mitocondria, y esto
está en línea con el envejecimiento, su incremento es principalmente el
resultado de la disfunción mitocondrial. Así es que las alteraciones en la
función de estas organelas son reconocidas como los principales
factores que contribuyen a la degeneración muscular producto de la edad
[ Marzetti E., et al.. Mitochondrial dysfunction and sarcopenia of aging:
From signaling pathways to clinical trials. Int. J. Biochem. Cell Biol.
2013)
En este sentido, Ramis y colegas afirman que la MLT y sus metabolitos
son potentes antioxidantes que protegen la cadena de transporte de
electrones y el ADN mitocondrial del daño oxidativo, mostrándose mucho
más eficiente en esta tarea que otros antioxidantes convencionales
( Ramis M.R., Esteban S., Miralles A., Tan D.X., Reiter R.J. Protective
effects of melatonin and mitochondria-targeted antioxidants against
oxidative stress: A review. Curr. Med. Chem. 2015). 
Con esta protección, los mencionados autores señalan que la MLT
garantiza la adecuada producción de ATP por medio de la cadena
respiratoria en la mitocondria.
Resulta de sumo interés conocer que entre las implicancias que tiene la
sarcopenia, la pérdida de células satélites es una de ellas, tal como lo
destacan Alway y colegas recientemente (Alway S.E., Myers M.J.,
Mohamed J.S. Regulation of satellite cell function in sarcopenia. Front.
Aging Neurosci. 2014). De recordar acá que estas células mejoran la
calidad del músculo ya que son en esencia reparadoras frente a las
lesiones del tejido muscular, algo muy común en la situación de
sarcopenia y advertido hace más de dos décadas por Faulkner y colegas
(Faulkner J.A., et al. Muscle atrophy and weakness with aging:
Contraction-induced injury as an underlying mechanism. J. Gerontol. A
Biol. Sci. Med. Sci. 1995) 
En un trabajo reciente, Hibaoui y su equipo documentaron que en el
músculo esquelético normal la melatonina previene la apoptosis y limita
el estrés oxidativo (Hibaoui Y., Roulet E., Ruegg U.T. Melatonin prevents
oxidative stress-mediated mitochondrial permeability transition and
death in skeletal muscle cells. J. Pineal Res. 2009). Así por caso, en
situación de isquemia, condición que favorece la apoptosis celular, la
MLT reduce e incluso invierte varios de estos procesos fisiopatológicos
asociados a la sarcopenia (Tarantino U., et al. Sarcopenia and fragility
fractures: Molecular and clinical evidence of the bone-muscle interaction.
J. Bone Jt. Surg. Am. 2015).
Otro importante descubrimiento que se destaca respecto a la MLT, es su
rol en la denominada Inflamación Crónica de Bajo Grado. Este cuadro
está implicado en una serie de patologías, pero se lo ha visto presente en
condición de sarcopenia. Aquí se ha dado evidencia que la MLT actúa
contra los agentes pro-inflamatorios, representados por la interleuquina
IL-6, la proteína C reactiva (PCR) y por el factor de necrosis tumoral alfa
(TNF-α), tal como lo han mostrado Ochoa y colaboradores (Ochoa et al.
Melatonin supplementation ameliorates oxidative stress and
inflammatory signaling induced by strenuous exercise in adult human
males. J. Pineal Res. 2011).
Por último cabe acá dejar algunos puntos de elevada importancia
respecto de esta hormona, como lo son el hecho de saberse que la
suplementación con MLT no tiene efectos adversos significativos en
cualquier concentración o momento del tratamiento. Además, se la ve
como un sustituto eficaz de testosterona, previniendo la atrofia
muscular. Y también se la observa efectiva en la reducción de la
lipogénesis, pero además en la atenuación de resistencia a la insulina,
representando esto último algo trascendente sobre la síntesis de
proteína muscular.
Para reflexionar…

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