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7.

1 EL PAPEL DE LA FINANCIACIÓN DEL DESARROLLO


AGRÍCOLA

7.1.1 NATURALEZA DEL PROBLEMA

No existen dudas sobre la antigüedad de los préstamos. Ya el segundo libro de la Biblia establecía
normas respecto a los préstamos en especie: "Cuando un hombre toma en préstamo una bestia de
su vecino y esta se lesiona o muere no estando en poder de su propietario, el prestatario debe
restituirla plenamente" (Éxodo 22:14). Los textos cuneiformes de los antiguos sumerios describían
las penas asociadas al incumplimiento del pago de los préstamos: "Los campesinos sin tierras ... a
veces se venden a sí mismos, como esclavos, simplemente a cambio de alimentos y de un lugar
para dormir... Un hombre en situación financiera desesperada puede entregar su familia, incluido él
mismo, a un prestamista por el tiempo pactado para satisfacer sus deudas" [663].

Mientras las antiguas normas se referían a transacciones financieras entre individuos, con el
tiempo los gobiernos comenzaron a ocuparse del crédito agrícola como un asunto de política. Que
los agricultores reciban suficiente crédito es un serio desafío para virtualmente todos los gobiernos
de nuestra época. La influencia política sobre el crédito difiere según los países, pero todos los
gobiernos del mundo han intervenido en la financiación rural [664]. En los países en desarrollo esas
medidas se han justificado por los insuficientes volúmenes de préstamos bancarios a la agricultura,
lo mismo que por tasas de interés excesivas y fondos limitados en los mercados crediticios
informales.

Desde hace varias décadas, la intervención en los mercados del crédito ha tendido a ser directa,
frecuentemente bajo la forma de distribución dirigida de los préstamos, tasas de interés
subsidiadas y propiedad estatal de los bancos. "A fines de los años setenta, por ejemplo, el Banco
Central de Indonesia administraba cerca de 200 líneas de crédito dirigido, muchas destinadas a
actividades agrícolas y la mayoría subsidiadas... En Tailandia ... durante los años setenta y
ochenta el gobierno requería que todos los bancos destinasen una proporción creciente de su
portafolio total de préstamos a los agricultores". Y "en las Filipinas y otros países, segmentos
importantes del sistema financiero rural estaban vinculados a programas de producción de cultivos.
En otros países, como Egipto y Brasil, los elevados subsidios al crédito se justificaban como
compensación a los agricultores por los efectos de otras distorsiones económicas, por ejemplo, los
controles de precios de los alimentos o la sobrevaloración de la tasa de cambio" [665].

La experiencia muestra que dichas intervenciones no lograron sus objetivos y se convirtieron en


cargas fiscales insostenibles. Como resultado, el monto real del crédito formal disponible para el
sector ha disminuido en las últimas dos décadas en la mayoría de las regiones en desarrollo. La
satisfacción de las necesidades financieras de las agriculturas en crecimiento, en formas viables,
se ha convertido en tema central de la política de desarrollo agrícola. La crisis del enfoque
tradicional ha sido bien presentado por Jacob Yaron:

Por lo general, el desempeño de los servicios financieros rurales auspiciados por el estado o por
donantes ha sido muy inferior a las expectativas. Muchos organismos creados o apoyados para
administrar programas de crédito no han podido convertirse en instituciones financieras rurales
autosostenibles. Los programas han alcanzado sólo a una minoría de la población rural,
frecuentemente en forma de préstamos con tasas de interés negativas (en términos reales) que se
han convertido en un subsidio no intencional captado por los agricultores más ricos e influyentes.
Muchos de estos programas de crédito han terminado constituyendo un costoso drenaje de
recursos públicos... Las intervenciones administrativas han retardado la creación de mercados
financieros eficientes y han tenido efectos adversos sobre otros sectores de la economía,
principalmente privándoles de fondos prestables y encareciendo el costo de sus créditos. Muchas
de las grandes instituciones financieras rurales han sufrido fuertes pérdidas, generadas sea por
una inadecuada indexación frente a la inflación (Brasil y México) o por una pésima recuperación de
préstamos en economías estables (India y Bangladesh)[666].

Los bancos agrícolas estatales, que cubrían sus deficiencias administrativas con repetidas
inyecciones de capital provenientes del presupuesto público, no han podido continuar contando con
estos fondos. Muchos de ellos han tenido que cerrar o reducir sus operaciones drásticamente. La
desaparición de estos bancos ha dejado a gran número de pequeños y medianos productores sin
acceso al crédito institucional, a pesar de que muchos de ellos tenían sólidos antecedentes
crediticios. La pérdida de estas relaciones financieras y de la información asociada, acumulada en
el tiempo, representa una pérdida para la economía [667].

Del otro lado del espectro, muchas pequeñas instituciones de crédito rural que dependían de
fondos de donantes han quebrado cuando los programas que los sostenían llegaron a su fin. Las
dificultades experimentadas por dichas instituciones han generado la necesidad de buscar
enfoques que sean sostenibles y que al mismo tiempo aseguren volúmenes suficientes de crédito:
las reformas de mercado y las privatizaciones en curso no han producido todavía apreciables
mejoras en la provisión de servicios de apoyo a la agricultura. Tampoco han aumentado la
rentabilidad agrícola. Más bien, con frecuencia, los pequeños agricultores tienen menos acceso
que antes a los servicios bancarios rurales y a los préstamos agrícolas institucionales. Una razón
importante es la ausencia de un adecuado marco de políticas de financiación agrícola y rural [668].

En años recientes se ha aprendido mucho sobre la sostenibilidad de las instituciones financieras de


pequeña escala y ha crecido rápidamente el número de organismos de microfinanciación que
trabajan con éxito. Estas instituciones están proporcionando una parte de las necesidades
crediticias de la producción agrícola, pero su contribución todavía es pequeña en relación a las
necesidades. El siguiente es uno de los numerosos comentarios en este sentido:

En vista de la difícil experiencia del crédito agrícola, la ayuda al desarrollo se ha reorientado hacia
el apoyo a las instituciones microfinancieras (IMF). Estas instituciones conceden
predominantemente préstamos pequeños y a corto plazo a clientes marginales... Sin embargo, las
instituciones de microfinanzas concentran su atención mayormente a las zonas urbanas y
periurbanas. Además, otorgan préstamos principalmente para propósitos no agrícolas tales como
las actividades comerciales. Así, los requisitos financieros de la producción de los pequeños
agricultores siguen estando en gran parte insatisfechos[669].

7.1.2 CRÉDITO AGRÍCOLA Y AHORROS RURALES

En los países en desarrollo, la agricultura es al mismo tiempo más intensiva en capital y en trabajo
que el sector manufacturero. El capital por unidad de producto es, en promedio, el doble o más que
el requerido por la industria, tal como lo prueban las informaciones sobre las matrices de capital de
las tablas de insumo-producto. La utilización más intensa de trabajo por unidad de producto se
confirma por la elevada proporción de la población activa que depende de la agricultura, en
relación a su contribución al producto nacional.

De esta circunstancia se desprende que ya sea el capital o el trabajo, o ambos a la vez, tienen
rendimientos más bajos en la agricultura que en la industria. En la práctica esto significa que tanto
los salarios como el rendimiento medio de las inversiones tienden a ser más bajos en la agricultura
que en otros sectores. Los salarios más bajos se explican en la mayoría de los casos por la
abundancia relativa de mano de obra y su escasa movilidad a corto plazo hacia ocupaciones no
agrícolas, mejor remuneradas pero más exigentes en capacitación. Los bajos rendimientos del
capital no pueden ser explicados por su abundancia: el capital para inversión es escaso en la
agricultura.

Según el pensamiento tradicional de que la industrialización es la base del crecimiento económico


(Capítulo 1), la agricultura sencillamente carece de oportunidades rentables de inversión. La
evidencia empírica, sin embargo, sugiere claramente que esta no es una explicación suficiente.
Muchos agricultores obtienen recursos en los mercados financieros informales, en los cuales
pagan altas tasas de interés. Si la productividad del capital fuese baja en todo el sector, los que
piden préstamos entrarían en mora y los prestamistas informales desaparecerían de la agricultura.
De hecho, en todos los países existen numerosos ejemplos de empresarios que han expandido
con éxito la producción agrícola mediante inversiones financiadas con préstamos. El bajo
rendimiento del capital parece caracterizar principalmente a los préstamos de las instituciones
financieras formales.

Una explicación plausible del aparentemente bajo rendimiento medio del capital en el sector es que
los fondos no fluyen con presteza hacia los usos más productivos, en razón tanto de la manera en
que se administran las instituciones de crédito como de la estructura de los mercados. Los fondos
proporcionados por las instituciones públicas no necesariamente han ido a los usos con
rendimientos más elevados. En el medio rural, los mercados de capitales privados están
segmentados y sufren otros tipos de imperfecciones. Un estudio econométrico del crédito agrícola
en Filipinas detectó fuertes evidencias de segmentación del mercado; esto facilita la selección de
los prestatarios y el cumplimiento de los contratos ya que, por ejemplo, muchos comerciantes están
vinculados a los grandes productores de arroz [670]. Esta clase de acuerdos puede ser eficiente para
ciertos prestamistas y prestatarios, pero crea problemas al desarrollo del sector:

Debido a su especialización, los comerciantes en arroz están en mejores condiciones (y con


menores gastos) para evaluar la capacidad de endeudamiento de los arroceros que de la de los
productores de maíz. Si bien existe una creciente necesidad de diversificar los cultivos, debido a
razones ambientales y de riesgo, dichos prestamistas informales especializados tienen dificultades
para servir adecuadamente a fincas diversificadas... Puede ser también difícil crear instituciones
crediticias formales en este tipo de mercados segmentados ... Las instituciones formales tendrían
que resolver esos problemas de selección de los prestatarios y de cumplimiento de los préstamos
para poder competir eficazmente con los prestamistas especializados ... El bien documentado
fracaso del sistema bancario rural de las Filipinas a principios de los años ochenta se debió en
parte a su incapacidad de desarrollar técnicas financieras capaces de enfrentar ese desafío [671].

Muchas de las razones del limitado progreso de la intermediación financiera privada en el sector
son bien conocidas: información imperfecta acerca de los solicitantes de préstamos y de los
proyectos, como se ilustró con el ejemplo de Filipinas; carencia de garantías suficientes (tenencia
de la tierra sin título pleno, por ejemplo); información asimétrica entre los prestamistas y los que
solicitan préstamos acerca de las expectativas y la variabilidad de los rendimiento de los cultivos;
covarianza entre el riesgo de los rendimientos [672] y el de los precios, y así sucesivamente. Aumenta
también el consenso acerca de que las inadecuadas políticas para los servicios financieros rurales
son otra de las razones de su bajo desarrollo. El análisis de este problema y de las formas de
mejorar esas políticas es uno de los principales temas de este capítulo.

La baja formación general del capital humano en el sector rural es también una explicación de los
bajos rendimientos de las inversiones de capital: las dos formas de capital son complementarias.
Sin embargo, en años recientes y en todas las regiones del mundo, muchas reformas financieras
rurales han enfrentado con éxito las debilidades de los sistemas formales de intermediación. Estas
experiencias sugieren que es posible, a través de políticas y programas adecuados, mejorar las
inversiones de capital en el medio rural, elevando a la vez los rendimientos del recurso y los
ingresos de sus usuarios.
Las inversiones de capital toman la forma de patrimonio y de deudas. En las fincas agrícolas el
capital humano también puede ser convertido en capital físico, por ejemplo mediante la
construcción manual de canales de riego y de cercas. Sin embargo, pocas formas de capital
productivo pueden ser creadas artesanalmente y, aunque tengan capacidad de ahorro,
normalmente las familias rurales no disponen de activos financieros suficientes para hacer frente a
inversiones importantes. De igual modo, las sociedades de capital accionario son poco comunes en
las agriculturas en desarrollo. De hecho, en todos los sectores y en casi todos los países, incluso
en los más avanzados, el patrimonio propio juega un papel mucho menos importante que los
préstamos en la financiación de las inversiones. Como destaca Joseph Stiglitz, "en la mayoría de
los países el patrimonio es un fuente secundaria de nueva financiación" [673]. Por lo tanto,
mecanismos de préstamos más eficientes y duraderos pueden contribuir considerablemente al
desarrollo agrícola.

Las instituciones y los mecanismos para movilizar ahorros líquidos son también esenciales para
financiar el desarrollo agrícola y rural: contribuyen a la sostenibilidad de la intermediación financiera
y proporcionan los servicios financieros requeridos por la población rural. La capacidad de ahorro
de las familias rurales de bajos ingresos ha sido frecuentemente subestimada y usada como
justificación para dirigir crédito hacia los agricultores, en lugar de crear instituciones financieras
rurales viables. Como subraya Robert Vogel, ya en 1979-1981 un proyecto apoyado por AID en
Perú demostró el potencial del ahorro rural:

Este proyecto [BANCOOP] muestra que, en zonas rurales de países de bajos ingresos, los ahorros
pueden ser movilizados cuando existen los incentivos adecuados.... Existe un mito... que la
mayoría de la población rural no tiene ahorros. Si fuera verdad, los pobres rurales se habrían
extinguido hace mucho tiempo con la aparición de las primeras emergencias, y los pequeños
agricultores habrían pasado hambre mientras esperaban la próxima cosecha.... Los pobres rurales,
más que cualquiera, deben tener reservas líquidas para enfrentar las emergencias. El crédito,
usualmente de fuentes informales, puede a veces complementar estas reservas líquidas, pero el
crédito está disponible sólo para los que tienen ahorros reales o potenciales. Los prestamistas no
prestan a alguien que no tenga un excedente acumulado o potencial, y los amigos y parientes, así
como las asociaciones de ahorro y crédito, normalmente requieren la capacidad para
corresponder[674].

Marguerite Robinson ha observado que la masiva movilización de ahorros por parte de los bancos
de Indonesia a partir de 1986 ha destruido el mito según el cual resulta difícil movilizar ahorros
rurales en los países en desarrollo [675]. Ella señala que los ahorros institucionales proveen
numerosos beneficios a las familias, incluyendo los siguientes:

 Liquidez. El rápido acceso a algún ahorro financiero es considerado esencial por muchas
familias en economías total o parcialmente monetizadas ... las personas ahorran para
emergencias y oportunidades de inversión que pueden surgir en cualquier momento...
 Rendimientos sobre depósitos. Fuera de las instituciones financieras, los depósitos no
obtienen normalmente rendimientos reales positivos a bajo riesgo...
 Ahorros para consumo. Las familias con flujos irregulares de ingresos (de la agricultura,
la pesca y otras actividades con variaciones estacionales) pueden ahorrar para consumir
durante los períodos de bajos ingresos... Las familias tienden a ahorrar para otros tipos de
inversiones, como la educación de los hijos, la construcción de casas y la electrificación.
 Ahorros para propósitos sociales y religiosos, y para la compra de bienes duraderos...
 Ahorros para la edad de retiro, períodos de enfermedad o incapacidad...
 Ahorros para construir una solvencia crediticia y como garantías de préstamos...

Muchos de los beneficios que las familias obtienen de sus ahorros institucionales también
son aplicables a las empresas con una elevada demanda de liquidez ... Los depósitos
movilizados en conjunto con programas de crédito comercial permiten ... a las instituciones
financieras [hacerse sostenibles]. En diciembre 31 de 1991 el programa KUPEDES del
BRI[676] tenía 1,8 millones en créditos otorgados, totalmente financiados por depósitos
bancarios por 8,6 millones en cuentas de ahorro ... KUPEDES provee una parte creciente
de la amplia demanda de crédito local, a tasas de interés comerciales [677].

Además de aumentar el fondo de recursos prestables y beneficiar directamente a las familias


rurales, la movilización de ahorros por parte de instituciones financieras rurales genera otros
beneficios. Vogel resume algunos de ellos en la siguiente forma:

Redistribución de ingresos

Las políticas que mejoran las posibilidades de ahorrar pueden hacer bastante más para redistribuir
los ingresos hacia los pobres rurales que los proyectos basados en préstamos a bajas tasas de
interés. Las bajas tasas de interés crean exceso de demanda por crédito y, por lo tanto, fuerzan a
las instituciones financieras a racionarlo en detrimento de los pequeños prestatarios sin garantías
tradicionales, considerados riesgosos y costosos de atender ... El racionamiento consiste no sólo
en rechazo de solicitudes de préstamos sino también en costos de transacción que pueden
fácilmente exceder a los costos por intereses que pagan los pequeños prestatarios ...

Otra experiencia que revela el potencial latente para movilizar ahorros en zonas rurales
es la de la República Dominicana:

En 1984 el Banco Agrícola de la República Dominicana empezó a ofrecer servicios de


libretas de ahorros, debido a que se encontraba en serias dificultades financieras y
necesitaba fondos urgentemente. En 1987 los depósitos habían crecido más de veinte
veces. El 60 por ciento de los depositantes eran anteriores prestatarios de la institución,
pero el resto era nueva clientela que demandaba únicamente un lugar seguro y
conveniente para mantener su liquidez (Banco Mundial, World Development Report
1989, Washington, D.C., 1989, pág. 119).

Asignación de recursos

La eficiente movilización de ahorros por parte de los intermediarios financieros disminuye las
inversiones improductivas, especialmente las realizadas para protegerse de la inflación, pues
ofrece la posibilidad de efectuar depósitos con tasas reales de interés positivas.... Estos recursos
pueden ser prestados por los intermediarios financieros a las actividades que prometen los
rendimientos más elevados.

Instituciones financieras

El tercer argumento en favor de la movilización de los ahorros son sus efectos positivos sobre las
propias instituciones financieras. Las entidades financieras que descuidan la movilización de
ahorros son instituciones incompletas. No solamente dejan de proveer un servicio a los ahorristas
rurales, sino que también se hacen ellas mismas menos viables, como resulta claramente de las
altas tasas de morosidad e incumplimiento de pagos que afectan a la mayoría de los bancos de
desarrollo agrícola.... Cuando las instituciones financieras tratan con sus clientes sólo como
prestatarios, pierden valiosas informaciones acerca de sus hábitos de ahorro, las cuales pueden
ayudar a refinar las apreciaciones sobre su solvencia. Mas aún, [en el caso de instituciones
financieras locales] los prestatarios tienden a pagar más pronto y los prestamistas a asumir la
responsabilidad de recuperar los préstamos cuando saben que los recursos les llegan de los
vecinos más bien que de algún lejano organismo público o donante internacional.

Incentivos
La movilización de los ahorros disciplina e incentiva no sólo los mercados y las instituciones
financieras rurales sino también los gobiernos y donantes internacionales.... las instituciones
financieras tienden a perder interés en la movilización del ahorro o en la recuperación de
préstamos cuando disponen de fondos baratos provenientes de préstamos gubernamentales,
líneas de redescuento del banco central o fondos de donantes externos. Se ignora a menudo que
los recursos obtenibles mediante programas de movilización de recursos y recuperación de
préstamos son potencialmente mayores que la estimación más optimista del monto de préstamos
subsidiados y donaciones disponibles de gobiernos y donantes internacionales.... El acento en la
movilización de recursos es también incompatible con los préstamos a bajas tasas de interés, pues
no cabe esperar que las instituciones financieras movilicen ahorros y los presten a tasas que no
cubran los intereses pagados a los depositantes y los costos administrativos. Algunas veces se
argumenta que los funcionarios públicos utilizan los préstamos subsidiados como una forma de
distribuir prebendas... Si esto es cierto, constituye una razón adicional para imponer una seria
movilización de los ahorros[678].

La financiación rural se traslapa con el campo de las microfinanzas, y mucho del fermento y
evolución creativa de los sistemas financieros en los últimos años se ha realizado en el contexto de
las instituciones microfinancieras (IMF). Por lo general los prestatarios son más urbanos que
rurales (BancoSol en Bolivia) y, en las zonas rurales, están constituidos más por tenderos y
comerciantes que por agricultores (Banco Grameen en Bangladesh). Sin embargo, las IMF pueden
contribuir mucho al desarrollo agrícola[679]: directamente, mediante préstamos a la producción e
indirectamente, mediante el apoyo a la comercialización rural. Este capítulo se concentra en temas
relacionados estrictamente con la financiación agrícola, pero los debates acerca de los sistemas
financieros rurales también recogen la experiencia de las IMF.

Respecto a la microfinanciación en general, Otero y Rhyne han escrito:

La movilización de los ahorros es un ingrediente indispensable... tan importante como el crédito....


Cuando no existen instituciones, la gente pobre tiende a ahorrar en formas no financieras, como el
ganado o las joyas pequeñas.... El crecimiento de las instituciones financieras especializadas en
atender a los pobres abre la posibilidad de considerar a las IMF como parte del más amplio sistema
financiero. Esto también fuerza el cambio del enfoque, desde la generación de buenos proyectos a
la creación de instituciones financieras sanas para los pobres [680].

Estas consideraciones subrayan la importancia de aumentar las posibilidades de ahorrar en formas


financieras y de mejorar las técnicas de gestión del crédito, de manera que el sector y la economía
rural en general lleven a cabo todo su potencial de inversiones productivas.

7.1.3 SERVICIOS FINANCIEROS RURALES

Según la concepción tradicional de la política, el único papel del crédito agrícola era el de aumentar
la producción. Se le consideraba como un insumo productivo, necesario para la adquisición de
otros insumos, y se pensaba que debía proceder principalmente de fuera del sector. A la luz del
generalizado fracaso de los programas de crédito agrícola dirigido, dicho enfoque está siendo
abandonado en favor de otro que otorga un papel más amplio a los servicios financieros rurales. La
necesidad de ofrecer servicios financieros a las familias rurales pobres había sido ignorada [681].

Las reformas financieras rurales reemplazan el acento exclusivo en el crédito a la producción


agrícola por el fortalecimiento de la intermediación financiera rural en general. Además de los
servicios arriba mencionados, Dale Adams ha subrayado la necesidad de facilitar las transferencias
financieras (por ejemplo, para enviar pagos a hijos que estudian en la ciudad y para recibir
remesas) y la financiación a largo plazo para inversiones fijas, así como de introducir mecanismos
para asignar más eficientemente los fondos de inversión entre alternativas que compiten por dichos
fondos. En el medio rural existen posibilidades de canalizar fondos desde las familias que ahorran
hacia aquellas que invierten.

Stuart Rutherford ha observado recientemente que:

Los servicios financieros permiten a las personas redistribuir sus gastos a través del tiempo. Esto
significa simplemente que si una persona no tiene la capacidad para comprar un bien ahora con
sus actuales ingresos, lo puede pagar con ingresos pasados o futuros, o con alguna combinación
de ambos ... Los pobres necesitan [este servicio] no menos que otros grupos de personas. De
hecho, pueden necesitarlo más. Esto no se debe sólo a que sus ingresos son inciertos e irregulares
(lo que con frecuencia es verdad), sino más bien a que las cantidades absolutas de efectivo que
ellos manejan son muy pequeñas. Como resultado, todo lo que supere gastos muy pequeños
requiere sumas de dinero mayores a las que disponen en ese momento [682].

Desde el punto de vista de los intermediarios financieros rurales, las instituciones que proporcionan
una variedad de servicios tienen fuentes adicionales de ingresos por comisiones y obtienen mayor
lealtad por parte de sus clientes, aumentando de esta manera la posibilidad de elevar las tasas de
recuperación de sus préstamos.

La gama de instituciones que proporcionan préstamos y algunos de esos otros servicios financieros
es amplia, entre otros, bancos comerciales, bancos de inversión, cooperativas y asociaciones de
crédito, pequeñas asociaciones rotatorias de ahorro y crédito (ROSCA), ONG, proveedores de
insumos, agroindustrias, comerciantes y negocios minoristas, amigos y vecinos, y prestamistas [683].
Sobre la base de estudios en cinco países asiáticos, el Banco Mundial ha subrayado la diversidad
del sector financiero informal, lo mismo que su importancia y ventajas operativas, señalando
también que los prestamistas profesionales representan sólo una pequeña proporción del crédito
informal total[684].

El fundamental estudio de Fry sobre las políticas monetarias de países en desarrollo ofrece
testimonios adicionales acerca de la eficacia y la sostenibilidad de las instituciones financieras
informales:

Cuatro características explican porqué los bancos locales tienen menores costos de transacción
que los bancos modernos. Primero, los banqueros del lugar conocen sus clientes mejor que los
bancos comerciales. Esto reduce los costos de información. Segundo, los costos administrativos de
los bancos locales son menores que los de los bancos modernos porque pagan menos a sus
empleados (cuya educación es menor), su estructura es menos compleja y la documentación es
más simple.... Tercero, las tasas de interés de los bancos locales no son reguladas y pueden por lo
tanto ajustarse plenamente a las fuerzas del mercado. La competencia [por los préstamos] debida
a factores distintos a los precios se reduce de este modo al nivel óptimo. Cuarto, los bancos locales
no están sujetos a los requisitos de reservas que deben cumplir los bancos modernos [685].

El crédito informal puede ser igualmente productivo:

En la más amplia, aunque necesariamente incompleta, encuesta sobre instituciones financieras


nativas de países en desarrollo, Wai (1977, pág. 301) [686] informa que 55-60 por ciento de la
demanda de crédito no institucional es para propósitos puramente productivos, resultado que
difiere de la creencia común de que los préstamos informales con altos intereses se usan
invariablemente para financiar gastos de consumo[687].

Algunas instituciones financieras informales no son capaces de recibir depósitos o de ofrecer


servicios de transferencias a largas distancias. Además, sus métodos de préstamo se basan más
en el conocimiento de los prestatarios que en las garantías, característica que restringe su ámbito
de expansión pero que mejora su eficacia para manejar los riesgos.
Sin embargo, estas instituciones son esenciales para el sector agrícola y las microempresas en
general. Los marcos de políticas para los servicios financieros rurales deben ir más allá de las
instituciones financieras per se y facilitar la participación de otros tipos de agentes.

A veces los marcos reguladores inhiben la posibilidad de que las instituciones no


financieras presten a los agricultores:

... los comerciantes de alimentos, fertilizantes, insecticidas y maquinarias... con


frecuencia... están dispuestos a conceder crédito sin garantías. Sin embargo, como
carecen de la base de depósitos de los bancos, deben obtener préstamos para poder
ofrecer esos créditos. En un buen sistema de transacciones con garantías, dichos
oferentes de crédito podrían usar sus inventarios y cuentas por cobrar para obtener
préstamos del sector formal y poder así ampliar sus créditos. Sin embargo, comerciantes
de herbicidas en Bulgaria, de equipos en Uruguay y Argentina, y de insecticidas y
fertilizantes en Bangladesh han informado que no han podido hacerlo. La ausencia de un
buen marco para transacciones garantizadas puede hacer inviables las vinculaciones
entre los créditos de los abastecedores rurales y los préstamos del sector formal urbano.

Así, los defectos del sistema de transacciones reducen la disponibilidad de fondos para
los que toman prestado pequeñas cantidades o no pueden ofrecer la tierra en garantía
(J. Yaron, M. P. Benjamin y G. L. Piprek, 1997, pág. 57).

7.1.4 CARACTERÍSTICAS DE LOS MERCADOS FINANCIEROS RURALES

Es más difícil proporcionar servicios financieros a la población rural de los países emergentes que
ofrecerlos a los habitantes urbanos. Aquella está espacialmente dispersa y los costos de transporte
son altos en relación con los ingresos, lo que origina problemas de acceso. El tamaño de los
préstamos tiende a ser pequeño en promedio, lo que ocasiona mayores costos unitarios para su
procesamiento. Las tasas de alfabetización son más bajas que las urbanas, generando a veces
dudas sobre la documentación y creando problemas de elegibilidad para la firma de los contratos.
Por lo general no existen antecedentes crediticios bien documentados.

Las actividades agrícolas están sujetas a riesgos climáticos y de precios mucho mayores que las
urbanas. Por consiguiente, además de ser menores a los urbanos, los ingresos son más
susceptibles a las fluctuaciones. Es también menos probable que los prestatarios rurales tengan
garantías tangibles y documentadas. Hoff y Stiglitz han resumido algunas características de los
mercados financieros rurales de la siguiente manera:

Los mercados del crédito rural no parecen trabajar como se supone deben hacerlo los clásicos
mercados competitivos. Las tasas de interés pagadas pueden exceder el 75 por ciento anual y, en
ciertos períodos, no existe disponibilidad de crédito a ningún precio.... ni el monopolio tradicional
[de los prestamistas] ni los mercados perfectos pueden explicar las siguientes características del
crédito rural, que son, por lo menos, tan importantes e igualmente desconcertantes que las altas
tasas de interés:

 Los servicios formales e informales coexisten, a pesar de que las tasas de interés
de los primeros son mucho más bajas de las cobradas por los segundos.
 Las tasas de interés pueden no equilibrar la oferta y la demanda de crédito: el
crédito puede estar racionado y, en períodos de malas cosechas, no estar
disponible a ningún precio.
 Los mercados del crédito están segmentados. Las tasas de interés de los
prestamistas varían, según las zonas, en magnitudes mayores que las que
razonablemente pueden explicar las diferentes probabilidades de incumplimiento.
 En el sector informal el número de prestamistas comerciales es limitado, a pesar
de las altas tasas de interés percibidas.
 En el sector informal son comunes las vinculaciones entre las transacciones
crediticias y las de otros mercados.
 Los prestamistas formales tienden a especializarse en zonas donde los
agricultores tienen títulos sobre la tierra....

Los nuevos enfoques sobre los mercados del crédito rural se basan en las siguientes
observaciones:

 Las probabilidades de incumplimiento de los prestatarios difieren mucho y es


costoso determinar la magnitud del riesgo de cada prestatario. Esto es
convencionalmente conocido como el problema de la selección.
 Es costoso asegurar que los prestatarios adopten acciones que aumentan sus
probabilidades de devolver los fondos. Este es el problema de los incentivos.
 Es muy difícil obligar a la restitución de los préstamos. Este es el problema de la
obligatoriedad del cumplimiento.

El nuevo enfoque sostiene que las respuestas de los mercados a estos tres problemas, ya sea
separada o conjuntamente, son las que explican muchas de las características observadas en los
mercados del crédito rural. Por lo tanto, esas respuestas deben ser debidamente consideradas
cuando se diseñan intervenciones específicas de política [688].

Todos estos factores explican porqué muchos bancos comerciales prefieren la menos problemática
tarea de prestar a la industria, a los servicios y a los consumidores urbanos, en vez de enfrentar las
dificultades e incertidumbre de prestar a la agricultura. También explican las tendencias a la
segmentación de los mercados financieros rurales, antes mencionada. Finalmente, la presencia de
esos factores constituye una clara señal de que los diseños institucionales y los procedimientos
administrativos deben ser diferentes para la intermediación financiera rural, tal como sugieren Hoff
y Stiglitz. Pero el medio rural también ofrece ventajas que facilitan el trabajo de los intermediarios
financieros. Posiblemente la principal ventaja es la estabilidad y solidez de las relaciones sociales
en el ámbito de las comunidades. Muchos intermediarios financieros innovadores utilizan esta
ventaja para alcanzar y mantener altas tasas de recuperación de los préstamos. Otra ventaja es la
gran multiplicidad de los productores, los cuales verdaderamente forman una amplia muestra que
permite estimar adecuadamente los costos de producción y sus posibles bandas de variación, al
menos para los principales cultivos y productos ganaderos. En sectores industriales con una o dos
firmas, calcular los costos de producción esperados por una nueva empresa que incorpora
tecnologías renovadas puede resultar un ejercicio bastante especulativo, dada la falta de
experiencia al respecto.

Se han dado ya grandes pasos para adaptar las instituciones financieras a los retos del medio
ambiente rural. Sin embargo, la proporción del crédito rural suministrado por instituciones formales
es aún muy pequeña y el camino por recorrer es todavía largo. "No existe una única fórmula para
el éxito de las instituciones financieras rurales. Las formas más apropiadas de operación están
determinadas por las necesidades y características socioeconómicas de la clientela potencial, así
como por el contexto físico, económico y de la regulación" [689].

Otra nota de cautela es que, hasta el momento, la mayoría de las innovaciones en materias
institucionales y técnicas de los préstamos se ha ocupado de clientes de bajos ingresos en zonas
rurales, a través del ya mencionado esquema de microfinanzas. Aunque esto es importante, menor
atención se ha prestado a los agricultores de mediana escala cuyas fuentes tradicionales de crédito
se han agotado con el estrechamiento o desaparición de las carteras de los bancos agrícolas
estatales. A los efectos de llegar a todas las categorías de prestatarios y ahorristas se necesita
continuar innovando y adaptando otras experiencias de servicios financieros rurales.

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