Magueta: RAG
alos tos Tos derechos. De aenetdo slo dipesto en
‘ris, a). del Cétigo Penal, poaean ser eastgndos con penis
zien,
i
‘en cualquier tipo de soporte sin It percepivasitorzacion,
1 sedicion 1990
eticion 1994
iciones Aka, S.A, 1990
Los Berrocales del Jara
Apdo. 400° Torre de Ardoz
Tes: 65661193049 1
Depésto Teal MEDD 1994
Iimpreso en Cosmoprng, 8 L,
‘San Sebastian de les Reyes (Madi)
JOSE CONTRERAS DOMINGO
Departamento de Didéctica y Organizacién Escolar
Universidad de Malaga
ENSENANZA,
CURRICULUM
Y PROFESORADO
INTRODUCCION CRITICA A LA DIDACTICA«De algiin modo, los criticos de 1a escuela (y en gran medida
el presente autor) estan cogidos en wna trampa. Es bastante senci-
Mo denigrar tas estructuras “educativas” existentes (al fin y al
cabo todo el mundo parece hacerlo}; sin embargo, no es fan senci-
Ho ofrecer estructuras alternativas, El individuo que trata de me
jorar algunas de las condiciones mas debilisantes corre el riesgo
de ayudar en realidad a fortatecer y perpetuar lo que bien podria
ser una serie anticuada de disposiciones institucionales. Sin em-
bargo, no tratar de mejorar las condiciones en modos a menudo
pequelios y vacilantes es despreciar a los seres humanos reales
que habitan actuabnente Ia escuela durante [a mayor parte de su
vida hasta Hegar a adulios. Por tanto, solemos intentar jugar a
‘menudo en ambos lados de ta batalla, Criticamos tos presupuestos
ideotdgicas y econdmicos fundamentales que conforman a las ¢s
euelas tal como existen hoy y, al mismo tiempo, paradéjicamente,
tratamos de conseguir que esas mismas instituciones sean un poco
mas humanas, un poco mas educativas. Bs una posicién ambigua,
pero al fin v al cabo es también ambigua nuestra situacién tora.
Sin embargo, si la educacién en particular puede ocasionar car
bios (y agul deberfamos leer politica y econémicamente), entonces
deben efectuarse cambios concretos ahora, mientras se articulan
las criticas mas bésicas. Lo uno no es excusa para lo otra.»
(M. W. APPLE, Ideologia y currfculo.)sive para poder escribir hay que con
vvencerse primeramente de que todos Ios
Tibros que se han escrito lo fucton para
{que se Tes pidiera cosas prestadas. El arte
cconsiste en pagar los préstamos con inte.
és, Y esto es mis diffeil de lo que pa
(L. DueneLt, ET iro negro.)
s#lay algunos que se cansan en saber y
averiguer cosas, que después de sabi
averiguadas, no import
fentendimiens® ni Ia memoria.»
(CERVANTES. Don Quijote.)
Desile que comenz6 mi trabajo de docencia en Didéctica, siem-
se me preocupé lo que yo percibfa como carencia de wna organiza
cién a la vez estable y fluida det cuerpo de conocimiento que con:
luye esta materia. Si al fin y al cabo una disciplina —sobre todo
cuando se piensa en su enseflanza— requiere de fa reconstruccion
Iogica de lo que constituye su saber especializado, ne acababa nunca
de encontrar un modo de organizacion que permitiers un acerca
miento sistemético, pero no necesariamente crédulo, a ta Diddctica
La obligada referencia a la literatura extranjera —dada la esca-
sa produceisn autéctona de relieve-~ hacia atin mas dificil la clari-
ficacién, debido a la falta de equivalencia, no silo en ta organiza-
cién disciplinar del saber pedapégico, sino, lo que es quizés masimportante, en Ja estructura educativa y social sobre Ia que se
asienta el desarrollo de dicho conocimiente,
Esta preacupacién me Hevé a numerosos tanteos con los alum
tos y a prolongadas discusiones con compaiieros. Et problema era
no ya e6mo organizar un conocimiento, que est claro que forma
parte de la Dieictica, de una forma S6gics e inteligitle, Mi proble-
mma acabé siendo ef de clarificar qué era realmente 1a Didactica,
cual era la naturaleza de esta disciplina, c6mo se constituia como,
‘conocimiente vilide y qué es lo que comunicaba de vator a futuros
profesores, qué es lo que les aportaba —o les debia aportar— para
su olicio, Precisamente el hecho de dedicarme a la formacién de
profesorado hizo que actuara en m{ —al principio de Forma intuiti-
va, para posteriormente igse clarifieando y adoptando una posicisn
expresa~ cierta obsesién por eacontrarle un valor para la préctica
en la misma forma de concebir Ig naturaleza de esta asignatara,
pero un valor para la préctica que no supusiera ni una recopilacién
de recursos pricticos, ni la pérdida del vigor intelectual. Fl con:
‘vencintiento de que el trabajo del profesor es fundamemtalmente un
trabajo intelectual y no sito de capacidad operativa, me animaba a
uit en ese empeciaamiente de deseubrie ef valor para la pri
‘en ef propio esfuerz0 intelectual, ast como a entender que la Di:
ilscticn debe eargar con la responsabilidad basica de dar cuenta de
ese problema,
Es probable que todo ello no sea sino wna paradoja: estaba bus:
cande resolver académicamente, es decir, por fa via de ta clarifica-
cin del saber académico. algo que no puede ser resuelto, en dltima
instaneia, por tal via, sino justamente por lo que sustantiviza en
verdad!— a fa Didictica: fa reflexién sobre la préctica. Puede ser. Lo
cierto es que este libra ¢s el fruto del esfuerzo de ese intento de
ahondar ent fa naturaleza del conocimiento didéctico, y de Ia preten-
\én por mostrur una organizacién inteligente e inteligible de dicho
conacimiento. Pero decir que es el fruto de ese esfuerzo, no quiere
docir que sea ef fruto que se pretendia al principio. Fs quizds el tipi-
co trabajo que emprendes com una intencin y luego te sale otra cosa
Me ta sido necesatio escribirle (y reeseribitlo varias veces) para or=
ganizat mis ideas a partir de esa pretensisn primera, pero ahora me
parece mids innecesario como Ta buisqueda inicial del esquema asenta
do de reconstruceidn légiea, porque su propis redaccidn ha sido un
proceso de descubrimiento de Ia debilidad natural sobre ta gue se
asienta esta disciplina, Su elaboractén ha sido, al menos paca mi, un
proceso de desvelumiento del papel de legitimaciéa de su propia po-
sici6n de expertos que suelen jugar Tos pedagogos, consteuyendo un
saber que se asicnta en la necesidad de justiticar su existencia (la de
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4 saber y lade clos mismos) tanto menos como ens necesdad
de conocer I eaidad objeto de su estat
Pos too cllo, ef presente trabajo aspra a oftecer una panord-
nica de la Didetea, pero asumiendo elaramente una pororecnoe
Asumir una perspectiva no supone nevesariamente optay for
parcitidad. Antes bien, supone asumi que no existe Jn sanjerea
lidad», que no existe la'«no perspectiva», y ya que no existe, es
major que I elijamos bien, que lo hagamos consclemeniete
Ofrecer una panordtica honest de una diseipina, requiere dove,
tar as posiiones desde ls ques sta ol punto de vista Pore oto
nos uo cjeticio de palparte Ins ropasy miamee a epefe anes
de entrar al ruedo. De lo que se tata e6 de que Ta pogia eke
cig de lo gue se mira no dsponga de camuflajes wi de egos oe
tos, etal manera que al anostrar el pasaje peda ser vistsbry
do con claridad el hugar desde donde se ote,
{Lo importante en este caso estiba en que se pretende defender
aue in perspectivaadecuada desde la que debe eabraree el cone
Cimento didtico es inearpordudose cino tl diseplin ala scaly
dad estadina, de modo aie cuando la Didéchca drige va mirada
al campo de trabajo que Te es propio, una de ly east con fas qe
se encuentra en ese campo es consigo misma teabajande ene), No
incnta esto ser un juego de espejos qu, com eh los laerintes de
feria, Je impiden uno saber dine est, eudl de todos la toes
ducciones es uno mismo y por donde se encucnta ta salida Legos
se procuraes no ocultat cl papel que desempena la pricticn seat,
Ini en la configracion de a relidadsobie lage sseatentane
La Didctca necesita verse ast misma cuando ests la one-
Banca, parave constituye un factor de determinacin ode leva
inde is prctcasescolres. No nos podenos plantar sole aoe
es la ensenanza el cariulum, sino tambien ebare las conconcon
tgs sobre ln enseanza y el curriculum se han relacionade oo Ta
prictca de ensenanza ¥ sobre todo, ebin le Diastica ha dese,
peliado una funci6n ideologizaora,y slempre torre el peline de
desemipetars, porque reitica, cosifica la propia enseanea, Ia
fija en unas formas detesminaas y Ins aperteclona,
Cuando se habla de qe la escuela se halla inset en maico
Social. Ia sociedad selina sponer et marcos, Por ct contin
tio, se enela dentro del aul, y Ho hace de varias formas, Cushyie
plantcamieno didetico no pede huir de To que In escucla vrda,
derammente es, por qué existe, para qué y pate quien Tamporo
auiere decir que e tenga que quedar ah, pero toda propuesis di,
dictica o todo conocimiente eapecalizado en cna mutes tiene
ue imteractune con esa realidad. Por eso convicne «vers Iu ences
9fhanza desde fuera y no sélo desde dentro, con objeto de entender
las relaciones estructurales que juega en {a sociedad y cudl es Ia
funcion que el conocimiento educative cumple ca esa trama. Por
fortuna, contamos hoy dia con numerosss aportaciones, en nuestro
pats y fuera de él, que nes ayudan a entender 1a profundidad, suti-
lezas, persistencia y limites de estas relaciones.
Como dije anies. la eseasex de produccién de conocimiento
pedagégico que sea verdaderamente relevante, nos obliga a echar
mano continuamente de la literatura de otros paises. Esto no es
nuevo, pero no por ello menos preocupante y delicado. Corremos
Siempre el peligro de desarrottar una conceptualizacién y una apli
cacidn desarraigadas del contexto, caracteristicas y necesidades de
la escuela espariola, Estos transplantes se convierten rapidamente,
‘4 poco que nos descuidemos, en puramente academicistas, porque
ho se refieren ni remiten a casos propies. Es lo que ocurte, por
ejemplo, con mucha de Ia literatura sobre innovacion, que suele r
Fiejar descripeiones y elaboraciones posteriores de procesos de in-
ovacién que poco tienen que ver con las formas de innovacién
‘que se han seguido en nuestro medio. Ast y todo, tenemos que
aprender lo que puede aportamos esa produccién, pero tenemos
que ser precisamente mas vigilantes y aprender sobre todo cuales
hhan sido sus limitaciones, cuél la intrumentalizacién con intereses
de dominacién de la produccién académica y cosmo ciettos sectores
se han enfrentado de manera radiea y critica al control social, y
por dénde y cémo inician caminos para la emancipacién y para ta
justicia. Es esto lo que principalmente tenemos que aprender, y no
el destumbramiento academicista que s6lo sirva para reforzar nues-
tro estatus de expertos, nuestro lustre académico, nuestra posicién
privilegiada en ef sistema educativo y nuestra dispasicién a cola
borar —desde nuestra «saber neutral y cientifico»— en el mante-
himicnto y ajuste de ta ensesanza escolar a las necesidades inter-
nas de nuestro orden econ6mico y social
A todo esto es a lo que me refiero cuando digo que la Didée-
tica tiene que verse a si misma, y en este sentido quiere set critica
Esto supone una vision problematica de la disciplina, es decir, una
visisn que se reconoce inserta en una perspectiva, deudora de una
posicin, y por consiguiente, abierta a Ja discusién externa tanto
‘como al sutoanslisis. Por eso mismo, no le importarfa a este traba
jo resullar polémico, excl convencimiento de que es Ia discusién y
Ia eritica lo que hace avanzar el conocimiento. En este sentido
también quiere sor una introduccién critica a ta Didéctica. Pero
lambién quiere serla, porque en nuestro momento puede ser clave,
‘ritico, eatar de contrabalancear las posiciones psicologicistas que
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predominan en nuestro campo, y que tan fécilmente encubren fa
raiz politics de los problemas educatives, con una visign més en:
ccuadrada en el andlisis social.
En fin, en la medida en que se pretende una introduccién a, y
tuna revisién de una diseiplina, es éste un libro que esta hecho &
base de pedirle mucho prestado a otros. No dirfa yo que es un libro
‘ede autor, pero que si espera haber devuelto el préstamo, aunque
solo sea consiguiendo que las discusiones y argumentos aqui pre~
sentados imporien por lo menos «an ardite» al entendimiento.
Por distintas razones en cada caso, no sélo estoy en deuda con
otros libros. Son muchos los amigos que han tenido bastante que
ver con el proceso de claboracién, y gracias al empenio de muchos
de ellos he Hegado a terminarlo, Las infinitas (por lo mumerosas y
por Io interminables) conversaciones con mi gran amigo Félix
Angulo Rasco han sido bisicas no s6lo en Ia clarificacion de mis
ideas, sino también en su desarrollo y hasta en su misma expre-
sin, Nunea sin él hubiera visto término este trabajo. Angel Pérez
‘Gémez. ha deseimpefiado un papel muy especial por su confianza y
ssa apoyo ineondicional a mi trabajo, y por mostrarme los limites
‘de mi pensamiento, Ambos aspectos han supuesto un estimulo muy
‘especial para mi, Javier Barquin Ruiz y su sentido de Io practico,
asf como su capacidad de trabajo, ha significado siempre un refe-
rente acerca de 1a manera adecuads de plantear las cosas. Miguel
Angel Santos Guerra, con su don especial de la oportunidad, sup
darme énimos, mache més generosos porque no se los pedi, en
tunos momentos claves durante el proceso de redaccién inicial
Maria de la Rosa Ramirez, con su estimulo y su afecio, me demos-
116 una forma de compatierismo que no esta reiido con la sinceri-
dad. Julién Martinez Aramendia, siempre dispuesto a la ayuda a
los amigos, por inoportuno que sea el momento, tiene mucho que
ver con la forma, por stt especial interés en convertir cualquier
labor de mecanografiado en un problema estético, y con el fondo,
por lo que de calidad humana se pueda respirar en estas paginas, A
todas ellos, mi mas profundo agradecimiento,
Al Jeet el titulo, Ensefianza, Curriculum y Profesorado, al-
guien puede pensar que dénde quedan los alumnos en todo este.
Pues bien, hay que pensar que en beneficio de ellas se plantean
todos estos temas y a ellos va dedicado lo que de beneficioso
pueda encontrarse aqui
‘Métaga, abril de 1989capiTuLo 1
LA DIDACTICA Y LOS PROCESOS
DE ENSENANZA-APRENDIZAJE,
«Como préctica, Ia educacién no puede
terminae en un andisis, no importa Io 126
amente elegane que éste sea, Tiene un
interés consttutiva en la accién emancipa-
ova
(Amu 1985)
{QUE ES LA Dive
La investigacién ciemtifica y el desastollo teGrico de una discipli-
nna no es algo siempre coherente y organizado, sino que suele consti-
{wir un torrente desperdigado de producciones especiticas que van
aportanta eoncepras, experimentns y datas, aislados a estmetarados
sectorinimente, Sélo de vez en cuando, algiin especialista emprene
cl esfuerzo de organizar y sistematizar ese cdimulo de aportaciones,
intentando engarzar el conocimiento disponible en una visién de con:
junto que reconstruya, de forma inteligente, todo fo que hasta ef mo:
mento se sabe de ese campo de conocimiento, asf como las conexi
nies internas que se establecen entre esas aportaciones. Como es nat
ral, el especialista, al someterse « esa tarea de sistematicacién de stu
isciplina, necesita previamente haber decidide qué conocimiento del
producide por I comunidad ciemtifica cortesponde a su disciplina y
‘cus no. Es decir, necesita definir, detimitar, su disciplina. En algu-
nas ciencias ésta €s una tarea relativamente facil. Hay ciencias en las
‘que hay un gran acuerdo en la comunidad de especialistas acerea de
las fronteras materiale’ y caracteristicas formales de su disciplina
‘Tal os el caso, en general, de las ciencias fisicas.
Bno obstante, otros campos del saber, como es el caso, en
general, de Jas ciencias sociales, en los que esa delimitacion es
Inds arriesgada, Ea ocasiones, este riesgo ha estado motivado por-
{que la propia definicién del campo saponia una apeidn es la forma
de entender la realidad material objeto de estudio, para la que no
existia un gran consenso entre los especialistas. Asi ha ocurrido,
por ejemplo. con la Psicologia, que viene manteniendo, simultinen-
mente, como es bien sabido, distintas concepeiones de su objeto de
estudio, desde «la conducta del organismo humano en tanto que
observables, hasta «los acontecimientos mentales inconscientes
que subyacen a la mente consciente», pasando por «la conducta
humana en cuanto que significativay, 0 «la conciencia en fanto que
expresada en la conducta» (Tizén, 1978; Piaget, 1976; Taylor y
col., 1988).
‘Como tendeemos oportunidad de ver més adel
de los problemas con Jos que se enfrenta la definicién de Ix
Diddctica: le dificultad para aclarar y pera acordar su ambito de
referencia, el objeto de estudio, Teniendo sobre toda en cuenta que
rio es ésta una cvestion banal, ya que supone definirse por una
forma de entender Ia naturaleza de Ia realidad que nos ocupa, ast
coma Ia motivacisn para aproximarnos a esa realidad (zexplicar-
n?, geonstruirla’, gtranstormatla?)
En ocasiones, los especialistas de disciplinas con problemas
similares al nuestro ban aptado por una solucién ce compromise,
‘ue les permite seguir avanzando sin necesidad de resolver el pro
Ihlema de la definieién de In disciplina. Para ello han apetado bien
a una especie de intuicién comdn a todos los especialistas que les
permite entender que, pese a los desacuerdos, se trata del mfismo
campo de conacimiento, o bien a ta conciencin de pertenencia
tuna misma comunidad cientifica. Para continuar con ef mismo
cjemplo, si no podemos establecer una coincidenc
Psicologia, se dice, si podemos estudiar 16 que lracen tos psicélo:
gos. «Se han propuesto definiciones de 1a psicologia que no sélo
se oponen entre sf, sino que también son demasiado generales y
Dscuras como para resultar esclarecedoras, Para saber lo que es le
a, Io mejor es ver lo que haces (Taylor er
en lo que es Is
psicologia contemporéi
al, 1984, p. 12).
Sin embargo, en Didactica, esta posibilidad choca con otro
problema poco usual: el de su eiscunscripcién, en cuanto que dis
ciplina académies, a determinado smbito internacional. La catego~
rizacién de Ia Diddetica como una diseiptina dentro de tas Ciencias
de la Educacién se corresponde con [a tradicién académica de la
Europa continental (en especial de fa Europa central y mediterns~
4
nea), aungue no con Ja configuracién de las disciplinas pedagég
cas en los paises anglosajones (fundamentalmente, Estados Unidos
y Gran Bretafa) y en sus areas de influencia, Pero hay que tener en
‘euenta que Ia produccién cientitica de estos paises es de fas m:
importantes en nuestro campo, Por elto es necesario delimitar
conceptualmente, a pesar de fas dificultades, La Didsetiea, porque
asf podremos reconacer las apostaciones para nuestra disciplina
aunque no aparezean configuradas como tales,
No obstante, conviene tener cuidado con un intento de delim
tacidn rigorista que, en vez de darnos profundidad en ta compren-
sign del campo, nos acabe shogando en las exigencias a las que las
palabras nos comprometieron en un momento dado, por exceso de
academicismo. Vamos a ver cémo nuestia disciplina se encuentra
sometida a dificultades muy especiales y probablemente le conven:
2a una cierta soltura, més alld de tas definictones de diccionario,
con respecto a qué es o deja de ser como campo de especializa~
cidn. Quizas no importe tanto disponer de una definiciéu formalis-
ta como poder entender de qué se ocupa y qué es Io que le preocu:
pa a la Didactica, qué caracteristicas y consecuencias tienen esas
(preJocupaciones y en qué circunstancias y con qué compromises
tiene que desarrollar su trabajo.
‘A pesar de lo dicho, para tranquilidad de todos y para que no
se entienda que lo que trato de defender es una postura ambigua
para la Didactics, propondré una definieién formal de la misma,
Lo tinico que quiero decir con todo Io anterior es qué no hay que
ddejarse engafiar con ese tipo de aproximaciones formales a Ia nata~
raleza de las disciplinas sociales, porque al amparo ce In exactitud
¥ el rigor se puede estar defendiendo una forma de entender la dis
iplina que se nicga a hacerse problema de sf misma, Creo que es
preferible entender cualquier definici6n de este tipo como aproxi~
macisn provisional al problema de cuél es realmente el objeto de
estudio de nuestra disciplina y cud} es Ia forma adecuada de estu-
diarlo, No creo que la definicién de la Didéetica sea una cuestion
axiomética: se estipula y punto. Hay razones de peso para defender
{gue ta Didactica deba ser una cosa y no otra, para que entienda su
‘Sinbito de trabajo de una manera y no de otta, para que ctea que su
trabajo debe ser de un tipo y no de otto
Ciertamente, se podria decir, sin necesidad de dar mas vueltas,
que la Diddetica es «la ciencia de la ensehanza». Pero, cieriamen-
te también, seria poca y confusa la informacién que abtendriamos
de esa definicidn. Las propias caracteristicas de los fenémenos de
seflanza ¥ el peso pasitivista con el que solemos recibir la pala-
bra sciencia», nos requieren una mayor claridad si queremos una
Is