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Una porción de los papiros utilizados por Joseph Smith como fuente del Libro de

Abraham. La diferencia entre la traducción de los egiptólogos y las interpretaciones de


Smith ha causado una controversia considerable.

El Libro de Abraham es una obra de 1835 producida por el fundador


del Movimiento de los Santos de los Últimos Días, Joseph Smith, que
según él se basó en papiros egipcios comprados en una exposición itinerante
de momias. Según Smith, el libro era «una traducción de algunos registros
antiguos... que pretendían ser los escritos de Abraham, mientras estaba en
Egipto, llamado el Libro de Abraham, escrito por su propia mano, sobre papiro».
[1] El trabajo se publicó por primera vez en 1842 y hoy es una parte canónica de
la Perla de gran precio. Desde su impresión, el Libro de Abraham ha sido una
fuente de controversia. Egiptólogos no mormones, desde fines del siglo XIX,
han criticado fuertemente las explicaciones de Joseph Smith sobre los
facsímiles, y muchos afirman que sus interpretaciones son completamente
inexactas. También han afirmado que las partes dañadas de los papiros se han
reconstruido incorrectamente.
La controversia se intensificó a fines de la década de 1960 cuando se
localizaron porciones de los papiros de Joseph Smith. Las traducciones de los
papiros revelaron que las porciones redescubiertas no guardaban relación con
el texto del Libro de Abraham. El apologista SUD Hugh Nibley y los egiptólogos
de la Universidad Brigham Young John L. Gee y Michael D. Rhodes
posteriormente ofrecieron refutaciones detalladas a algunas críticas. El
egiptólogo de la Universidad de Chicago Robert K. Ritner concluyó en 2014 que
la fuente del Libro de Abraham «es el Permiso de respiración de Horus,
incomprendido y traducido erróneamente por Joseph Smith».[2] Más tarde dijo
que el Libro de Abraham está «confirmado ahora como una quizá bien
intencionada, pero errónea invención de Joseph Smith», y «a pesar de su
autenticidad como una narrativa histórica genuina, el Libro de Abraham sigue
siendo un testigo valioso de la historia religiosa estadounidense temprana y al
recurso a textos antiguos como fuentes de la fe religiosa moderna y la
especulación».[2]

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