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Catedrático:

Abogado Delmer Chinchilla.

Alumna:
Jenssy Marvely Villanueva Contreras

Asignatura:
Seguridad social

Sección:
Única

Jornada:
Matutina

Tema:
Principios y fuentes de la seguridad social

Fecha:
22/ 03/20
INTRODUCCION

A CONTINIACION EN ESTE INFORME SE HABLARA SOBRE LOS PRINCIPIOS Y


FUENTRES DE LA SEGURIDAD SOCIAL ,LOS PRINCIPIOS GENERALES,
VALORES Y PRINCIPIOS BASICOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL.
NOCION, PRINCIPIOS Y FUENTES DE LA SEGURIDAD SOCIAL
Se ha sostenido con acierto que resulta casi imposible acordar con una
definición única del término “seguridad social” ya que, cada autor y en
cada momento en que la pronuncia, podría indicar la propia que en
realidad, tendría en cuenta los valores, la función y los fines que
correspondan al lugar y al momento en que la emita. Por tal razón
preferimos esbozar una noción de lo que ha sido y como ha evolucionado
la seguridad social, en un contexto internacional donde la cooperación
entre países y bloques es cada vez más indispensable como condición para
el progreso, pero que se concreta en el ámbito de cada una de las
naciones según su grado de desarrollo y los valores que en ellas imperan.
Es claro que la seguridad social importa a todos los miembros de una
sociedad porque se refiere a la salud, la vejez, la familia y el trabajo. Por
los temas que abarca se la reconoce como una necesidad fundamental de
la humanidad y uno de los pilares en los que se sostiene la sociedad.
También es claro que su nacimiento es consecuencia de la necesidad de
oponer al individualismo propio del capitalismo y sus consecuencias,
soluciones nuevas a partir de la noción de lo colectivo. Y a partir de allí
buscar una mejor justicia social y redistribución económica basada en la
elevación de los niveles de vida y de bienestar social, pero sin salirse del
propio sistema económico, lo que genera las contradicciones propias de
exaltar el individualismo y el colectivismo al mismo tiempo. Estas nuevas
ideas de protección marcan proyecciones políticas de la seguridad social,
que al plasmarse en las constituciones nacionales y en los convenios
internacionales, sobre todo después de la segunda guerra mundial, excede
ya el concepto técnico de cobertura de necesidades sociales y familiares
para extenderse al ámbito de lo político en el concepto de “Bienestar
Social”.
Sin embargo, este concepto político tiene por un lado el alcance que la
economía puede darle y por el otro, importa la decisión de asignación de
recursos que cada país establece. En consecuencia, la seguridad social es
una variable del desarrollo social condicionada por la economía de cada
país y cada uno tendrá la seguridad social que el desarrollo económico y la
decisión política se lo permita. Así entonces, el concepto político de
bienestar social exige una decisión política orientada a la redistribución de
los recursos. Destinar los recursos a quienes más los necesitan implica la
asignación final al consumo y con esto, la activación del mercado interno y
el crecimiento económico. Pero si no se puede dar una definición
universal de seguridad social, sí se puede señalar que, por los objetivos, la
función y fundamentalmente por los valores de la materia, todo sistema
que pretenda considerarse como de seguridad social, debería incluir las
siguientes directrices sustanciales: 1.- Se trata de un derecho humano y
fundamental que el Estado reconoce a los miembros de la sociedad y por
el sólo hecho de pertenecer a ésta. 2.- Su fin principal es garantizar
protección cuando acaecen determinadas situaciones que afectan a la
salud, el ingreso o el bienestar el individuo o de su familia. Estas
situaciones o necesidades, que no son todas ni cualesquiera, sino sólo
aquellas que establece el Estado, son a las que se llama contingencias o
necesidades cubiertas. 3.- La idea de bienestar social constituye el
fundamento de la política de seguridad social que se interrelaciona con
otras políticas sociales como las de empleo, de salud, de vivienda, entre
otras. 4.- La seguridad social se concreta mediante la redistribución de
ingresos. Esto implica que los recursos pueden tener como origen el
aporte, la contribución, el tributo, mixto u otros, pero el destino es la
aplicación a servicios y prestaciones. Esto se expresa en la fórmula: “de
quien puede a quien lo necesita”. Cierto es que esto implica traspasar la
delgada línea que separa la seguridad social del asistencialismo. Pero de la
misma manera que la seguridad social se separó del trabajo dependiente
para cubrir a todos los trabajadores, habrá de separarse de los
favorecidos por el trabajo para cubrir las necesidades de todos aquellos
que lo necesitan, eliminando la condición del aporte o contribución
específica para acceder a las prestaciones. La seguridad social ha
descansado en pilares fundamentales entre los que se encuentran el pleno
empleo, la garantía de los salarios o continuidad laboral formal y
determinado tipo de familia. La circunstancia de que alguno o todos no
estén presentes en determinados momentos no importará la exclusión de
la seguridad social, sobre todo en los momentos en que más resulta
necesaria. 5.- Es indispensable que se sostenga en principios propios.
Estos deberían ser los que luego se indican.
PRINCIPIOS EN GENERAL
El principio jurídico es el fundamento de todo ordenamiento jurídico. Es el
que le da contenido y lo inspira, diferenciando a cada rama del derecho y
otorgándole unidad interna como rama autónoma del derecho en general
o por lo menos, como rama que justifica una diferenciación. En
consecuencia, son distintos los principios según se trate del derecho
colectivo de trabajo, del derecho individual del trabajo, del derecho civil,
del comercial, del penal. En cada rama del derecho, los principios tienen
armonía entre sí, dándole unidad a cada una de ellas. Pero también son
los principios los que permiten que puedan diferenciarse y obtengan
cierta autonomía. Se le reconocen a los principios en general tres
funciones o utilidades: a) Informadora: Le otorga información al legislador
al momento de tener que elaborar una norma jurídica de derecho. Si los
legisladores van a proyectar o aprobar una ley, no debería ser contraria a
estos principios. b) Normativa: Forma parte del derecho, y por lo tanto
ante la ausencia de una norma jurídica, actúa como fuente supletoria para
el caso concreto. c) Interpretadora: Le otorga criterios de orientación al
juez o al intérprete. Es decir, que si el caso no está previsto expresamente
en la ley, deben aplicarse los principios ya que no puede dejar de
resolverse la situación bajo pretexto de que no está previsto en la norma.
Esta última función es fundamental para los estudiantes y profesionales ya
que los últimos, son quienes muchas veces son llamados a la aplicación
concreta de las normas jurídicas, sean del trabajo, de la seguridad social
como de cualquier otra rama del derecho. En la aplicación concreta
habrán de encontrarse con dudas o con las llamadas “lagunas del
derecho”, es decir, situaciones no contempladas en las normas jurídicas. Y
estas situaciones deberán ser resueltas aplicando normas previstas para
casos similares (analogía) o los principios propios de cada una de las ramas
jurídicas. Podemos definir entonces al principio jurídico como aquellos
enunciados básicos que contemplan distintas situaciones, con carácter
más general que las normas, en la medida en que su función es inspirar,
entender y suplir al ordenamiento jurídico de que se trate. Ahora bien,
estos principios surgen de algún lugar. Son forjados durante el transcurso
del tiempo y sólo después de que una disciplina está reconocida como
medianamente autónoma podemos decir que existe una rama de derecho
en función de que reconocemos la existencia de determinados principios
que les son propios. Así, la primera fuente u origen de los principios es la
propia historia. Indagar cuales fueron los sucesos que dieron lugar al
nacimiento de las primeras normas es lo que nos permite comprender el
porqué de su existencia. Sólo a modo de ejemplo, si no hubiere existido la
revolución industrial, el individualismo que requiere el capitalismo para su
desarrollo, con las diferencias económicas, sociales y culturales que
implica, probablemente no hubiere sido necesaria la construcción de la
seguridad social. Algunos autores marcan una diferencia entre “valores” y
“principios”. Valores serían los presupuestos éticos y los principios las
normas directrices.

En materia de seguridad social es muy difundida la clasificación entre


principios “básicos” y principios “técnicos”. Los principios básicos son los
que hacen a la filosofía del sistema y en cambio los técnicos, son los que
hacen a los modos de implementación del sistema para lograr una mayor
eficacia. Sobre la base de la historia de la seguridad social, su evolución y
los aportes realizados desde la doctrina social de la iglesia, los organismos
internacionales, trataremos de sintetizar y explicar los valores, principios o
fundamentos básicos y técnicos de esta rama que han sido abordado por
distintos autores, sin hacer juicio de valor sobre su correspondencia.
VALORES O PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL:
Pondremos en este lugar a lo que se ha considerado como presupuesto
de la seguridad social o como aquello que hace a la filosofía del sistema.
1.- Dignidad del hombre y su libertad. La Doctrina Social de la Iglesia
Católica desde la Encíclica “Quadragesimo Anno” de 1931 indica que “...el
cambio de las condiciones sociales hace que muchas cosas que antes
hacían aún las asociaciones pequeñas, hoy no las pueden ejecutar sino las
grandes colectividades. Y sin embargo, queda en la filosofía social fijo y
permanente aquel principio que no puede ser suprimido ni alterado: como
es ilícito quitar a los particulares lo que con su propia iniciativa y propia
industria pueden realizar, para entregarlo a una comunidad, así también
es injusto y al mismo tiempo de grave perjuicio y perturbación del recto
orden social, confiar a una sola sociedad mayor y más elevada lo que
pueden hacer y procurar comunidades menores o inferiores. Toda
intervención de la sociedad debe por su naturaleza prestar auxilio a los
miembros del cuerpo social, nunca absorberlos o destruirlos...”. Este
párrafo de la encíclica ha sido tomado como bandera en el delicado
equilibrio de defender la seguridad social sin ofender al sistema
capitalista. Deja así en claro que el individuo no puede ser absorbido por
la sociedad o por el Estado, en franca oposición a sistemas económicos
cuya filosofía no fuera –como en el capitalismo-, la de asignar al hombre y
a la familia el lugar primero y preponderante. Más concretamente, que
aceptar la seguridad social organizada desde el Estado no implica
necesariamente admitir la necesidad del comunismo como sistema.
Sostener a rajatabla este principio importa indicar claramente que la
seguridad social no es un modo de cambiar al capitalismo como sistema
económico político, sino de humanizarlo o de asegurarle su permanencia.
2.- Derecho humano fundamental. La evolución del derecho en general y
de los fines de la seguridad social en particular, permite que se la
considere como valor o principio propio, como derecho nato de cada
hombre, que debe ser respetado y garantizado por la sociedad y el Estado,
removiéndose los obstáculos que impidan su ejercicio. No se trata de una
dádiva, limosna o regalo. El ser humano por el sólo hecho de ser tal tiene
el derecho a reclamar a la sociedad en su conjunto y al Estado en
particular, la cobertura de las necesidades básicas que permitan su
subsistencia, evolución y reproducción. Lo que es propio de la seguridad
social, es asegurar aquello indispensable para la subsistencia de la raza
humana y que garantice su continuidad. 3.- Subsidiariedad. Este principio
pretende exhibir que a la seguridad social no le corresponde reemplazar lo
que cada hombre debe realizar en el ejercicio de su libertad y
responsabilidad. Así, los estados no deben resolver en forma exclusiva
todas las necesidades humanas, sino recurrir en ayuda a quien no ha
podido resolver la necesidad por sus propios medios. Por ello, la seguridad
social no cubre todas las necesidades, sino sólo aquellas que el Estado
como representante de la sociedad ha considerado digna de protección.
Pero una vez establecida, le corresponde a todos sin importar la condición
económica o social y por el sólo hecho de cumplir los requisitos
establecidos en la norma. Así denota también el derecho natural que
posee el hombre desde su nacimiento, a acceder a todos los beneficios de
vivir en sociedad. Sin embargo, ante la imposibilidad de alcanzarlos por
algunas de las condiciones personales, sociales o económicas (falta de
empleo, bajos salarios, pobreza generalizada, incapacidades o
discapacidades, etc.), existe por parte del Estado, la sociedad y sus
organizaciones sociales intermedias, una obligación de suplir y ayudar al
que carece de cobertura. Este principio es en gran medida idéntico al ya
visto 1.- Dignidad del hombre y su libertad. Pero mientras el primero
apunta a la filosofía el de subsidiariedad lo hace al funcionamiento. 4.-
Equidad y justicia social. No obstante lo expresado anteriormente, es
imposible concebir un sistema de seguridad social sin los valores de la
equidad y de la justicia social. Son estos valores los que han promovido los
sistemas precisamente para atenuar las graves consecuencias del
individualismo propio del capitalismo y que dieron lugar a lo que se llamó
la “Cuestión Social”. 5.- Solidaridad. Este principio establece la
participación en el esfuerzo de la instalación y acrecentamiento de la
Seguridad Social, de parte de todos los individuos, empresas, instituciones
en general, la sociedad y el Estado. Se presupone que no todos los
individuos tienen necesariamente que hacer uso de la seguridad social,
sino que habrán de recibir las prestaciones aquellos que las necesitan.
Pero para el otorgamiento de estos beneficios todos, por lo menos los que
integran el grupo, deben contribuir al sostenimiento. Este principio se
expresa en la máxima “de cada cual según sus posibilidades a cada quien
según sus necesidades”. En cada uno de los subsistemas se revela un
pacto social. En el caso de la previsión social se presupone un pacto
intergeneracional en donde aportan los jóvenes para que reciban los
mayores; en el de salud que aporten todos los que estén comprendidos y
reciban el beneficio sólo los enfermos; en el de riesgos del trabajo
recibirán prestaciones sólo los que padezcan accidentes o enfermedades
aunque los empleadores paguen la prima o contribuyan por todos.
También como parte de este principio y en cuanto se refiere al aporte o
contribución, algunos exigen que para que los sistemas se correspondan
con la solidaridad los aportes no deben ser de sumas fijas sino que deben
estar relacionados proporcionalmente a los ingresos. De esta manera no
se aportará en forma igualitaria sino que quien más perciba tendrá que
realizar un mayor aporte, aún cuando los beneficios sean idénticos para
todos los que los reciban. En consecuencia, tampoco consideran que
habría solidaridad cuando las prestaciones fueren diferentes con
fundamento en el diferente monto del aporte o contribución. La realidad
es que desde su nacimiento, la mayoría de los sistemas de seguridad social
brindan prestaciones diferenciadas en función del monto del aporte o
contribución. Y no se ha considerado que exista falta de solidaridad sino
más bien que se asegura la equidad. Es claro que si uno aporta sólo para
sí, o prepaga para su propio uso o el de su familia, no estamos en
presencia de sistemas de seguridad social porque se carece del elemento
básico que es la solidaridad. Estas situaciones encajarían en los sistemas
de ahorro individual o incluso en los de ahorro colectivo, pero nunca en
los de seguridad social. Por último, la solidaridad es percibida
exclusivamente desde el punto de vista de quien recibe el beneficio, es
decir, la persona física que tiene la necesidad. En consecuencia, no existe
solidaridad entre empleadores o contribuyentes como principio de
seguridad social. 6.- Responsabilidad social concertada: Se menciona
también como principio a la responsabilidad social concertada. Se señala
de esta forma que esa responsabilidad no es individual y tampoco es
válida como una actitud de parte, sino que necesariamente es admitida y
establecida como parte de una concertación de los distintos sectores
sociales. Cierto es que la concertación entre sectores del trabajo ha dado
un gran impulso a la seguridad social e incluso, ha creado subsistema.
Pero esto sería más un instrumento que un principio.
VALORES O PRINCIPIOS TÉCNICOS: Pondremos en este lugar a los que se
han considerado como aquéllos principios que hacen a los modos de
implementación del sistema y con el objeto de darles mayor eficacia. Al
decir de Ricardo Moles, “... entre la verdad social y la verdad política es
necesario ubicar la verdad técnica que defina los medios y las fórmulas
que permiten adoptar la soluciones sociales y la evolución del sistema a
las posibilidades económicas, así como lograr un aprovechamiento
racional y efectivo de los recursos disponibles en relación con las
necesidades reales que deben ser protegidas por la seguridad social.”
(conf. Revista Estudios de la Seguridad Social, Edit. AISS, Nº 89 año 2001,
pág. 233). En suma y como ya expresamos, los principios técnicos son los
que hacen a los modos de implementación del sistema para lograr una
mayor eficacia. Indicamos los que han sido mencionados por distintos
autores y también sin hacer juicio de valor sobre su pertinencia: a.-
Universalidad o generalidad: Según este principio sus beneficios deben
extenderse a todos los individuos de las categorías comprendidas y a
todos los integrantes de la sociedad. La seguridad social ha tenido
expansión vertical y horizontal. Esto significa que con el transcurso del
tiempo en todos los países se ha progresado alcanzando a la mayor
cantidad de personas posible. Por eso este principio de universalidad es
también conocido como de “expansión horizontal” o de generalidad, en
tanto busca que la seguridad social llegue a la mayor parte posible de la
sociedad. La universalidad apunta a cada beneficio concreto (jubilaciones,
salud, protección familiar, etc), es decir, que cada prestación alcance a la
mayor cantidad de personas que tengan la necesidad. b.- Integralidad o
integridad. También llamado de “expansión vertical” busca cubrir, no ya a
la mayoría posible de personas, sino a la mayor cantidad posible de
situaciones de necesidad o contingencias. Es decir, las múltiples y distintas
situaciones y condiciones que inciden negativamente sobre los
trabajadores y sus familias o sobre todos los individuos de la sociedad.
Este principio es el que lleva a la seguridad social al deber de cubrir las
necesidades del hombre “desde la cuna a la tumba” (from the cradle to
the grave). La seguridad social empieza cubriendo necesidades desde que
se es concebido (mediante prestaciones familiares prenatales o salud en el
plan materno infantil), continuando con las prestaciones durante el
transcurso de su vida y hasta luego de la muerte (mediante los seguros de
sepelio y asignaciones especiales). c.- Igualdad: Es un principio básico de la
constitución nacional pero se lo considera técnico en la seguridad social.
Se traduce en que los requisitos para el reconocimiento y otorgamiento de
los derechos y el alcance de los beneficios, deben guardar similitud o
equivalencia en los casos, sin acordar privilegios ni excepciones. Sin
embargo esta igualdad se refiere a la igualdad en iguales circunstancias.
En el sistema norteamericano de la Social Security Act y en el del
Medicare, se utiliza la expresión de “elegible” para aludir a quienes tienen
el derecho al beneficio. Y al igual que en nuestro país, el sistema elige,
mediante pautas establecidas de antemano, quiénes, en igualdad de
condiciones y oportunidad para todos, son los que habrán de recibir los
beneficios. d.- Unidad de gestión: se considera que la seguridad social es
más eficiente cuando existe unidad de gestión. Esto no necesariamente
lleva a la gestión única de todos los subsistemas de seguridad social, pero
sí a que dentro de cada uno de ellos se tienda a la centralización en la
decisión y del control. De la misma manera, se considera de eficiencia la
descentralización de la ejecución. e.- Gratuidad, bajo costo o accesibilidad:
los beneficios de la Seguridad Social deben ser sin costo o de costo
accesible, cualquiera sea la forma de su financiamiento (contributivo,
fiscal o mixto). Encontraremos diferencias según los subsistemas y
también entre los distintos países de acuerdo a su derecho interno de
reglamentación. No es indispensable que para que sea un beneficio de
seguridad social éste deba necesariamente ser gratuito. En casi todos los
casos existe un aporte o contribución directa o indirecta de quien recibe el
beneficio, aunque se presupone que este aporte o contribución es menor
que el beneficio recibido. Aún en aquéllos sistemas a los que se define
como asistenciales, existe alguna contribución mínima, aunque más no
sea mediante los impuestos que gravan el consumo, mediante el trabajo
personal o el cumplimiento de una carga o condición (enviar a los hijos a la
escuela para recibir la asignación universal). f.- La compensación relativa:
Este principio podría ser aplicable a algunos de los subsistemas de
seguridad social. Por compensación relativa se entiende que el beneficio o
la prestación no cubre la totalidad de la necesidad, sino sólo la
compensación prevista en el sistema de prestaciones y de acuerdo a los
recursos asignados, la que en principio, es inferior (relativa) al monto de la
necesidad. Por ejemplo, en el Sistema de Obras Sociales no se cubren
todas las prestaciones de salud sino sólo aquellas que el programa médico
obligatorio establece como tales; en muchos subsistemas se establecen
topes monetarios a los beneficios, co-pagos de prestaciones, entre otros.
El sistema de jubilaciones pretende que el haber previsional sea
sustitutivo del salario, pero en realidad esto sólo sucede en algunos
regímenes especiales y que representan la minoría del sector. Se ha
sostenido que la participación del beneficiario en el pago de algunas
prestaciones contribuye al autocontrol del sistema y a evitar desvíos,
gastos innecesarios y abusos. g.- Internacionalidad: La seguridad social
tiende a ser internacional en la medida en que los movimientos
demográficos y la inmigración de trabajadores se hace más extendida. La
internacionalidad se logra con los convenios de reciprocidad, con el
otorgamiento de prestaciones a nacionales residentes en el extranjero y
también en algunos casos, con extensión de los servicios a los extranjeros
residentes en el país.
FUENTES DE LA SEGURIDAD SOCIAL
Cuando hablamos de fuentes nos referimos a los lugares de los que surge
un derecho determinado. Al hablar de las fuentes de la seguridad social
tenemos que indicar de dónde surge el derecho y en lo posible, hacerlo
respetando la jerarquía de estas normas de modo de incluir en primer
lugar a la de mayor grado.
En este sentido podemos mencionar a las siguientes normas: Constitución
Nacional: Es la norma de mayor jerarquía de la seguridad social como en
todas las ramas del derecho de nuestro país. Baste aquí mencionar que la
seguridad social está contemplada explícitamente en los artículos 14 bis o
nuevo incorporado en la reforma de 1957 y en los artículos 75 y 125 según
la redacción de la reforma de 1994. A estas normas se volverá al tratar
cada una de las contingencias o subsistemas de seguridad social.
Declaraciones, pactos y convenciones internacionales con jerarquía
constitucional. El art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional, enumera una
serie de declaraciones, pactos y convenciones internaciones que “...en las
condiciones de su vigencia tienen jerarquía constitucional, no derogan
artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben
entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella
reconocidos...”. Algunos de estos convenios regulan materias que hacen a
la Seguridad Social. Entre ellos, la Declaración Americana de los Derechos
y Deberes del Hombre de 1948, cuyo artículo 16 indica que “Toda persona
tiene derecho a la seguridad social que le proteja contra las consecuencias
de la desocupación, de la vejez y de la incapacidad que, proveniente de
cualquier otra causa ajena a su voluntad, la imposibilite física o
mentalmente para obtener los medios de subsistencia.”. La Declaración
Universal de Derechos Humanos, del mismo año expresa en el artículo 22
que “Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la
seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la
cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos
de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y
culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su
personalidad.”.
Todas las normas internacionales mencionadas en la Constitución
Nacional contienen disposiciones relativas al derecho a la seguridad social
como un derecho humano fundamental. Veremos también en cada caso
las disposiciones particulares al tratar cada contingencia o necesidad en
particular.
Tratados internacionales.
Los Tratados concluidos con los demás Estados y con las Organizaciones
Internacionales, tienen una jerarquía superior a nuestras leyes nacionales,
de conformidad a la reforma introducida en el año 1994 al art. 75 inc. 22
de la Constitución Nacional. La Corte Suprema de Justicia de la Nación en
nuestro País adoptó la posición monista en el caso “Ekmekdjian c/
Sofovich”, al sostener que cuando la Nación ratifica un Tratado, se obliga
internacionalmente a que sus órganos (legislativos, jurisdiccionales y
administrativos) lo apliquen a los supuestos que el tratado contempla,
“siempre que contenga descripciones lo suficientemente concretas de
tales supuestos de hecho que hagan posible su aplicación inmediata”. De
igual manera, los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo
en tanto ratificados por nuestro país, poseen jerarquía superior a las leyes,
porque se los considera tratados concluidos con las organizaciones
internacionales.
Aquí aunque existen otros, son de fundamental importancia el Convenio
102 relativo a la norma mínima de Seguridad Social de 1952 y el Convenio
118 relativo a la igualdad de trato de nacionales y extranjeros en materia
de Seguridad Social de 1962. Estos convenios tienen carácter normativo y
no se limitan a una mera declaración general del derecho a la seguridad
social, sino que avanzan e indican las prestaciones y condiciones que se
considera deberían estar incluidas en las normas internas de cada uno de
los Países que los ratifiquen.
Aún cuando nuestro país, no ha ratificado ninguno de los dos convenios,
esto no implica que tales instrumentos resulten carentes de incidencia ya
que por la adhesión y aplicación en importantes países en un mundo
globalizado, fuerzan la tendencia a incorporar sus conceptos en la
normativa interna. Como se verá al tratar cada uno de los beneficios o
contingencias de la seguridad social, las prestaciones establecidas en los
convenios ya son obligatorias en nuestro país, vía del derecho interno.
Leyes, decretos reglamentarios, resoluciones, disposiciones
administrativas.
La fuente principal en el derecho de la seguridad social (en el sentido del
lugar en donde se concretan y establecen en general los derechos y los
grandes temas de la seguridad social), son las leyes, decretos
reglamentarios, resoluciones y disposiciones administrativas.
La constitucional nacional y los tratados establecen derechos generales
cuya aplicación al caso concreto resultaría casi imposible si no existiera
una normativa que regulase, como mínimo: quien tiene derecho, a qué
tiene derecho, cómo se pide ese derecho, a quién se lo pide y cómo se
financia o con qué fondos se paga el derecho que se reconoce. Al tratarse
cada subsistema de seguridad social se hará referencia a sus normas
fundamentales.
Convenios colectivos de trabajo y laudos con fuerza de tales.
Los convenios colectivos de trabajo y los laudos con fuerza de convenios
homologados han sido y son fuentes de la seguridad social.
Ocasionalmente también pueden surgir normas de los organismos
paritarios creados en las convenciones colectivas.
En algunos casos, el convenio colectivo fue el instrumento en donde se
estableció la totalidad del subsistema de seguridad social como lo ha sido
el de obras sociales. Más aún, un tratadista recuerda como la Obra Social
de los Obreros Textiles nació en 1965 gracias a un laudo del Ministerio de
Trabajo que puso fin a una huelga de 45 días.

En otros casos los convenios colectivos han creado sistemas jubilatorios


complementarios, como es el caso del seguro de retiro La Estrella para los
Empleados de Comercio que otorga un beneficio previsional adicional.
Y aún hoy, los convenios colectivos son fuentes en donde se establecen
fondos específicos de seguridad social o complementario de sistemas
nacionales, sobre todo, en materia de adicionales suplementarios de
previsión o de salud.
Si conflicto, negociación y sindicato no pueden concebirse como
elementos disociados del todo, seguridad social y sindicalismo tampoco
pueden dejar de tener una íntima relación. Sobre todo en países en donde
la acción gremial tiene una concepción amplia, cuyo objeto no es sólo
mejorar las condiciones de trabajo sino también las de vida y en definitiva,
de redistribución de la riqueza.
Ha sido esta relación tan estrecha, que los orígenes de la seguridad social
se remontan a los orígenes de los reclamos de los trabajadores
organizados. Y es hoy tan estrecha que las organizaciones sindicales
participan en los organismos de seguridad social y en algunos casos llegan
a administrarlos.
La voluntad de las partes, reglamentos de empresa, jurisprudencia y la
doctrina.
La jurisprudencia y la doctrina de los autores, no tienen ni más ni menos
influencia que en cualquier otra rama del derecho.
La voluntad de las partes del contrato individual de trabajo y los
reglamentos de empresa no establecen, en general, derechos de la
seguridad social. Sin embargo pueden generarlos cuando las normas
(leyes, decretos, resoluciones), se refieren a ella. Los depósitos convenidos
y las imposiciones voluntarias en la ley 24.241 es un claro ejemplo de la
voluntad individual del trabajador o del acuerdo individual de trabajo.
La voluntad individual del empleador ha sido fuente de derechos de la
seguridad social. El inicio de las prestaciones familiares (“salario familiar”)
reconoce el esfuerzo y voluntad de los empleadores católicos que
pretendían equiparar el salario de los trabajadores solteros o sin cargas de
familiar con el de aquellos que asumían obligaciones familiares.
Es bastante común que algunas empresas otorguen a los trabajadores una
prestación de salud diferenciada mediante la contratación de una entidad
de medicina privada y a su cargo. Sin embargo, es común que tales
beneficios se consideren parte de la relación individual del trabajo, bien
como remuneración, bien como beneficios sociales.
La realidad es que la seguridad social es, por definición, un esfuerzo
colectivo y las acciones individuales deben inscribirse más en el ámbito de
los seguros privados que en la seguridad social.

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