Está en la página 1de 4

13.

Ravel, Debussy

Debussy

Mientras que Mahler y Strauss extendieron la armonía wagneriana a nuevos niveles


de intensidad teórica, su contemporáneo Claude Debussy (1862-1918) tomó una
dirección diferente: hacia el placer del momento. Sintió a la vez admiración y rechazo
por Wagner y extrajo de la tradición francesa la preferencia por la sensibilidad, el gusto
y la contención. Asimiló también ideas de: compositores rusos como Borodin, Rimsky-
Korsakov…, de la música medieval (organum paralelo) y de la música de Asia.
Mediante la fusión de estas influencias compuso obras de una gran individualidad que
tuvieron mucho impacto en compositores posteriores.
Su música ha sido llamada impresionista, pero es más próxima al simbolismo. Con su
música pretende evocar un estado de ánimo, un sentimiento, una atmósfera o una
escena. Crea imágenes musicales mediante motivos, armonías, escalas exóticas (de
tonos enteros, octatónica, pentatónica), timbres instrumentales y otros elementos que
yuxtapone en sus composiciones. Estos motivos no se desarrollan sino que se repiten
con pequeños cambios, como si se vieran desde diferentes perspectivas.
Estos rasgos se hacen evidentes en su música para piano, donde Debussy mantuvo por
regla general un centro tonal aunque desafiando las relaciones tonales convencionales
entre acordes, dándole a cada uno un grado de independencia. “No hay teoría alguna.
Usted solo tiene que escucharla. El placer es la ley.”
Compuso también música para orquesta, música escénica y canciones.

Ravel

Su música abarca una multiplicidad de influencias, a la vez que lleva su sello


caracterizado por un gran conocimiento del oficio, por las formas tradicionales, por las
melodías diatónicas y por las armonías complejas dentro de un lenguaje esencialmente
tonal.
En “Juegos de agua” se puede ver el lado impresionista de Ravel y algunas de sus
diferencias con Debussy. En ella, Ravel introduce muchas texturas innovadoras como
acordes paralelos y disonantes por debajo de veloces escalas y figuras arpegiadas y trata
sus sonoridades de tonos enteros como armonías disonantes que deben ser resueltas (en
una reelaborada cadencia tonal tradicional).
Destaca el impresionismo en su gran imaginación musical, la técnica instrumental y las
armonías llenas de colorido. Absorbe ideas de la música francesa más antigua y de la
tradición clásica (danzas estilizadas y suites barrocas). Ravel evitó repetirse a sí mismo
gracias a un gran espectro de fuentes, poniendo en cada obra su sello individual.

14. Albéniz, Granados, Falla, Holst, Janacek

Albéniz

Fue un célebre compositor y pianista español,  compuso música para otros instrumentos


a parte del piano, teatros, varios temas orquestales y de cámara.
Albéniz prácticamente definió el romanticismo español en materia musical y ejerció
además una considerable influencia en otros compositores nacionalistas posteriores
como Turina o Falla. Sus composiciones evocan las imágenes y sonidos de España.
Granados

Fue un compositor y pianista español. Es conocido por su obra pianística,


especialmente por la suite Goyescas, en la que basó también la ópera homónima.
El estilo de Granados es una original mezcla que recoge la gran tradición romántica de
Schumann y Chopin y el impulso del nacionalismo musical. En su música, manifestó
una especial atracción por los períodos clásico y romántico de España, y hacia los temas
tradicionales madrileños. El mundo de la tonadilla, el folclore urbano de Madrid y su
admiración por Goya inspiraron sus trabajos más destacados. Sus mejores obras se
encuentran posiblemente entre la producción pianística (Danzas Españolas y Goyescas)
y vocal (Tonadillas).

Falla

Los compositores franceses, rusos y de otros lugares tomaron a menudo elementos


hispanos para crear una atmósfera exótica. A principios del S. XX, los compositores
españoles intentaros reivindicar su tradición nacional empleando materiales autóctonos
auténticos, con el fin de atraer a su propio pueblo y de asegurarse un lugar en el
repertorio internacional. El principal compositor español fue Manuel de Falla (1876-
1946), recopiló y arregló canciones folclóricas nacionales y presentó al gran público la
variedad de esta tradición folclórica. Sus primeras obras- El amor brujo, la vida breve y
el sombrero de tres picos- están empapadas de las cualidades rítmicas y melódicas de la
música popular española.

Holst

El renacimiento musical ingles tomó un rumbo nacionalista en el siglo XX, cuando


los compositores buscaron una voz específica para la música culta inglesa. Destaca
Holst, que aportó obras notables para la escena, obras corales y obras para orquesta y
banda y se vió influido no sólo por la canción inglesa sino también por los textos
sagrados hindúes a los que puso música. Es conocido sobretodo por una obra no
nacionalista, la suite orquestal The Planets.

Janacek (nacionalismo checo)

En los pueblos del este de Europa, sometidos a los Imperios Austro-húngaro y Ruso,
el nacionalismo fue tanto de una cuestión cultural como una gran preocupación política.
Se buscó por ello una música que reflejase la lengua y las tradiciones del pueblo tanto
en casa (reivindicar la identidad nacional) como en el extranjero (solicitud de
reconocimiento internacional como nación).
El compositor checo más destacado fue Leos Janácek que trabajó con los géneros de
la música culta occidental, especialmente la ópera, aunque con un estilo nacional.
Recopiló y editó música folclórica de su región natal (Moravia), estudió los ritmos de
inflexiones del discurso y de la canción campesina y concibió un idioma muy personal
basándose en ellos. Su música se basa en sonoridades, armonías, motivos y colores
tímbricos contrastantes ayudándose de la repetición o yuxtaposición de ideas.
15. Sibelius (nacionalista), Rachmaninov, Scriabin

Sibelius

Sibelius nace en Finlandia. Cabe destacar su original tratamiento de la forma.


Además de reelaborar la forma sonata de manera novedosa, utilizó técnicas llamadas de
“forma rotativa”, que giran repetidas veces en torno a una serie de elementos temáticos
variados, y de “génesis teleológica”, un proceso con de generación de un tema a partir
de fragmentos motívicos.
Sibelius tuvo un estilo moderno, con un distanciamiento radical de los
procedimientos tradicionales. Pero en la década de 1910 fue considerado como
conservador por continuar usando melodías diatónicas y armonías tonales. Esto
contribuyó a que su música fuese popular en su propio país, Gran Bretaña y EEUU,
pero perjudicó su reputación en Europa, por lo que dejó de componer a finales de los
años 20. Destaca por intentar fusionar la tradición clásica con su estatus de persona
ajena y por equilibrar la innovación con elementos tradicionales, cosa que se puso de
manifiesto en muchas corrientes fracasadas del S.XX.

Rusia: Rachmaninov y Scriabin

Las obras de Rachmaninov y Scriabin ilustran la amplia variedad de estilos


personales de este periodo. Cada uno desarrolló un idioma individual basado tanto en
las tradiciones rusas como en la herencia europea.
Sergei Rachmaninov se ganó la vida sobretodo como pianista. Sus obras más notables
comprenden 3 sinfonías, el poema sinfónico “la isla de los muertos” y la sinfonía coral
“Las campanas”. Pero su música más importante es para piano: 24 preludios, 4
conciertos para piano…
Su celebridad radica en su lenguaje apasionado y melódico. A veces fue tachado de
compositor anticuado pero lo que buscaba era atraer a los oyentes clásicos ofreciendo
algo nuevo e individual basándose en la tradición. Creó melodías y texturas haciendo lo
convencional de una manera que nadie antes había empleado.
Alexander Scriabin recorrió una senda diferente. Comenzó escribiendo nocturnos,
preludios, estudios y mazurcas a la manera de Chopin y posteriormente asimiló poco a
poco el cromatismo de Liszt y Wagner, la escala octatónica y otros elementos de
Rimsky-Korsakov y las yuxtaposiciones de textura, escala y figuración de Debussy y de
compositores rusos. Desarrolló así un complejo vocabulario armónico propio.
Los cambios en su lenguaje musical pueden seguirse en sus 10 sonatas para piano, de
las cuales las 5 últimas no tienen armadura ni tonalidad. Sustituyó la armonía tonal
convencional por la elección en cada obra de un acorde complejo que actuase a modo de
tónica y material melódico y armónico de la obra.
Además de su música para piano, escribió sinfonías y otras obras orquestales.

16. Música postonal, Vanguardia, Erik Satie, Futurismo

Música tonal y postonal

Para todos los compositores de la época, la tonalidad fue una cuestión inevitable; la
demanda de la originalidad hizo que la progresión convencional de acordes pareciese
anticuada, aunque el hecho de ir demasiado lejos habría podido hacerles perder a su
público.
Rachmaninov, Strauss y Ravel dejaron claro que todavía era posible componer
música tonal en el S.XX, hallando nuevos matices y posibilidades dentro de la
tonalidad. Otros compositores como Debussy, Falla, Janacek y Scriabin desarrollaron
un lenguaje musical personal que seguía sus propias reglas con un lenguaje armónico
muy alejado de la práctica común. El término para esta música es postonal, que abarca
todos los modos nuevos que los compositores encontraron para organizar los tonos, de
la atonalidad a la neotonalidad.

Vanguardia

Los años previos a la Primera Guerra Mundial trajeron consigo los primeros indicios
que desafiaban la tradición clásica que irían creciendo en importancia a lo largo del
siglo: la vanguardia. Este término viene del nombre que le daban los militares al grupo
de avanzadilla que preparaba el camino al ejército principal. Éste fue adoptado por y
para los artistas franceses que se veían a sí mismos como vanguardia explorando nuevos
territorios. Se aplicó finalmente a un arte iconoclasta, irreverente, antagonista y
nihilista, un arte que intenta empezar de cero rompiendo con la estética aceptada. El
movimiento está marcado no por elementos compartidos de estilo, sino por actitudes
compartidas, en particular una implacable oposición al statu quo.

Erik Satie

Destaca Erik Satie, que puso patas arriba las ideas convencionales. Sus tres
“Gymnopédies” para piano desafiaron las nociones románticas de expresividad e
individualidad. Son sencillas y sin emoción, con tempo lento, mismo esquema de
acompañamiento… También escribió varios grupos de música para piano con títulos
surrealistas como “Tres piezas en forma de pera”. La mayoría con indicaciones como
(pesado como una cerda” y “retira tu mano y métela en el bolsillo” (Sátira a la música
descriptiva).
Satie criticaba la idea de música de concierto y reivindicaba una música para el recreo
del intérprete. Su espíritu cómico y satírico se puede ver reflejado en su música:
ahorrativa, seca, caprichosa, breve, reiterativa e ingeniosa. Satie no sobresalió por crear
obras maestras que obtuviesen un lugar en la tradición, sino por desafiar las bases
mismas de la tradición.

Futurismo

En El arte de los ruidos: Manifiesto Futurista, el pintor Luigi Russolo argumentó que
los sonidos musicales se habían vuelto anticuados y que el mundo moderno requería un
nuevo tipo de música basada en el ruido. Dividió los ruidos en 6 familias y con sus
amigos construyó nuevos instrumentos llamados intuonarumori (emisores de ruido)
capaces cada uno de emitir un tipo de ruido diferente en el ámbito de al menos una
octava y media, y compusieron piezas para estos instrumentos, solos o con instrumentos
tradicionales.
La música futurista fue efímera. Este movimiento continuó de diversas formas en
Italia, Francia y Rusia, que estimuló numerosos desarrollos posteriores como la música
electrónica, la composición microtonal y la búsqueda de nuevos timbres instrumentales.

También podría gustarte