La poliarquía es un régimen político que se distingue, en el plano más general, por
dos amplias características: la ciudadanía es extendida a una proporción comparativamente alta de adultos, y entre los derechos de la ciudadanía se incluye el de oponerse a los altos funcionarios del gobierno y hacerlos abandonar sus cargos mediante el voto. Los liderazgos políticos son importantes en la poliarquía pero estos no pueden desentenderse de sus representados si es que quieren renovar sus mandatos. Hay un conjunto de instituciones que caracterizan a la poliarquía:
Funcionarios electos que tienen el control de las decisiones en materia de
políticas públicas. Elecciones libres e imparciales que se llevan a cabo con regularidad. Sufragio inclusivo según el cual prácticamente todos los adultos tienen derecho a votar. Todos los adultos tienen derecho a ocupar cargos públicos en el gobierno. Libertad de expresión. Existencia de distintas fuentes de información protegidas por la ley. Existencia de autonomía asociativa que valide el derecho a constituir asociaciones relativamente independientes como los partidos políticos o los grupos de interés. Existencia de un pluralismo social y organizativo que garantice la existencia de grupos y organizaciones sociales relativamente autónomas entre sí y con respecto al gobierno. Ampliación de los derechos individuales.