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Escuela Socialista de Agricultura Tropical

DIPLOMADO TECNOLOGÍA DE SEMILLAS

VALORACIÓN DE LA SEMILLA CAMPESINA:


DESDE LA PERSPECTIVA DE SOBERANIA ALIMENTARIA E
INDEPENDENCIA DE LOS PUEBLOS

Autor: Sonia del Carmen Campos Gutiérrez


Septiembre, 2018
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
DIPLOMADO EN TECNOLOGIA DE SEMILLAS
VALORACIÓN DE LA SEMILLA CAMPESINA:
DESDE LA PERSPECTIVA DE SOBERANIA E INDEPENDENCIA DE LOS
PUEBLOS

Autor: Sonia del Carmen Campos Gutiérrez


Septiembre, 2018

RESUMEN

El presente trabajo tuvo como propósito comprender el significado de la semilla y su


valoración para la soberanía alimentaria e independencia de los pueblos, para ello consideré
hacer una documentación a partir de los inicios de la agricultura, como punto de partida, ya
que la semilla se convirtió en una herramienta que permitió el asentamiento en los
territorios de los pueblos. Asimismo, los eventos por las cuales ha pasado hasta llegar al
control que poseen las transnacionales de semillas y agronegocios en detrimento de la
soberanía alimentaria y el progresivo aumento de la dependencia no solo de otros países
sino de estos oligopolios. Para ello revisé documentos de autores serios en internet y los
réferi haciendo mis aportes e interpretaciones. En conclusión, la semilla campesina es el
elemento fundamental para la alimentación, la sobrevivencia de la población y la soberanía
alimentaria, sin embargo, desde que apareció la tecnología alejada de la ética aunada al uso
de agroquímicos y la visión mercantilista de la semilla dejando a un lado la alimentación
como derecho humano, se ha vulnerado su libertad, uso e intercambio, conservación y
multiplicación siendo controlada por unas pocas empresas para el sometimiento de los
pueblos. Por tanto debe ser revalorada y considerada como una herramienta estrategica
política para la independencia y la sobrevivencia de la humanidad.
Palabras clave: Semilla campesina, transnacionales de semilla, soberanía alimentaria,
independencia de los pueblos.
.
ÍNDICE GENERAL
Pág.

Resumen…………………………………………………………………………......ii
Índice general……………………………………………………………………….iii
Introducción………………………………………………………............................1
Objetivo……………………………………………………………………………..2

DESARR0LLO

Breve reseña sobre la semilla...……………………………………………….......3


Libertad de la semilla y soberanía alimentaria..…………………………………..7
Dependencia o independencia de los pueblos....…………………………………..9

REFLEXIONES...……………………………………………………………….….10

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…...……….......……………………………....11
Introducción

De acuerdo a Pérez (2011), la agricultura ha estado durante mucho tiempo en las


manos de campesinos y campesina que trabajaron para mejorar los rendimientos, el sabor,
el valor nutricional y la adaptación a los ecosistemas locales, a partir de sus semillas
tradicionales; También su conservación, la resiembra y el intercambio gratuito de semillas
han sido la base de la biodiversidad y de la seguridad alimentaria. Este intercambio incluía
también una difusión de conocimientos, ideas, costumbres y culturas heredadas.
Sin embargo, luego de la revolución verde y el contexto presente en que vivimos a
escala mundial, con respecto a la disponibilidad de alimentos en los mercados y su
incidencia en la alimentación de la población, nos invita a reflexionar para comprender que
está ocurriendo en la actualidad con la producción de alimentos y su relación con la semilla,
desde la perspectiva de soberanía alimentaria e independencia de los pueblos. Sobre este
tema Stedile y Martins (2010) refieren que se vive una situación mundial en la que nunca
antes el planeta había producido tantos alimentos, en función de las técnicas agrícolas y de
la capacidad de beneficio y almacenamiento, y aun así, nunca antes tantas personas
estuvieron privadas del acceso a este derecho humano, que hiere la sobrevivencia de la
propia especie.
Se pensó entonces que con la transformación de la agricultura tradicional a través de
la revolución verde estaba resuelto el problema del hambre en el mundo, sin embargo, nos
hemos llenado de controles y normas para proteger a las trasnacionales de las semillas y se
deja a un lado el derecho de los agricultores, el derecho a la alimentación de los pueblos. Se
conduce a la humanidad a la estandarización de los alimentos a consumir, al control de toda
la cadena productiva y a la pérdida de biodiversidad y diversidad cultural. Con ello la
soberanía alimentaria es cada día más incierta, fortaleciendo la dependencia de los pueblos.
La valoración de la semilla y su significado para la especie humana parte de conocer
este contexto y en este sentido es importante el conocimiento sobre los eventos resaltantes
relacionados con este tema ya que, su reconstrucción, las motivaciones que lo han
impulsado, hasta llegar a la agricultura en el sistema económico capitalista actual de
grandes transnacionales de semilla, debe ir más allá de algunas concepciones históricas, que
miran los hechos aislados, sin ver las trasfondos que despiertan en los seres humanos(…).
Es necesario tenerlo en cuenta para comprender el presente por cuanto ha cambiado la
forma de percibir el mundo por las personas (Campos, 2015).
Los aspectos que contempla este trabajo son una Breve reseña sobre la agricultura y
la semilla, libertad de la semilla y soberanía alimentaria, dependencia o independencia y
reflexiones.
PROPOSITO

Comprender el significado de la semilla y su valoración para la soberanía


alimentaria e independencia de los pueblos.
DESARROLLO

Breve reseña sobre la semilla

La agricultura se inicia a partir del periodo neolítico, hace más de 10.000 años y
desde entonces la semilla se convirtió en un elemento imprescindible para la supervivencia
y el asentamiento de los pueblos en los territorios, por cuanto vivían de un lado a otro,
nómadas, preponderantemente de la caza, pesca y recolección y se convirtieron en
sedentarios, cuya actividad principal fue la agricultura. Nuestros antepasados producían
alimentos bajo una concepción de agricultura tradicional en armonía con la naturaleza, con
prácticas ancestrales que mantenían la biodiversidad.
Con el paso de los años, la experiencia y el intercambio de saberes, la relación
hombre- naturaleza más estrecha, la observación y la práctica de cultivos ancestralmente,
entre otros, permitieron a estos grupos construir conocimientos sobre las plantas cultivadas,
iniciándose así la selección y el resguardo de semillas de plantas productivas y adaptadas a
las zonas, acordes con la cultura de alimentación de la época. Según Pérez, Felicien y
Saturno (2016) las semillas, como elemento central de las sociedades agrícolas:

Han estado asociadas desde tiempos milenarios y de forma ritual a la


reproducción de la vida, y han estado sujetas a la adaptación a múltiples climas
y ecosistemas. La diversificación de semillas y cultivos constituye una práctica
histórica que se ha venido aplicando de la mano de tecnologías como la
selección natural (p. 18).

El Grupo Semilla de Colombia, desde esta perspectiva desarrolló un concepto sobre


semilla donde reconoce el trabajo pionero de nuestros antepasados, en el refiere que “Las
semillas son el resultado del trabajo colectivo y acumulado de cientos de generaciones de
agricultores que la han donado, conservado, criado, utilizado e intercambiado desde épocas
ancestrales” (p. 10).
Consideran, de acuerdo a estos estos argumentos, que la semilla debería de ser libre
porque son patrimonio colectivo de todos los pueblos, y por tanto no deberían estar
controladas por patentes y normas de producción de obtentores vegetales (UPOV).
Sin embargo hoy día la diversidad de especies cultivadas y el futuro de las semillas
se encuentran amenazados ya que de 8.000 plantas comestibles utilizadas para la
alimentación, sólo 150 son cultivadas actualmente y nada más que ocho son
comercializados a nivel mundial. Esto implica la desaparición irreversible de las semillas y
de la diversidad de los cultivos ya que según datos del Convenio de Diversidad Biológica,
sólo 15 variedades de cultivos y ocho de animales representan el 90% de nuestra
alimentación.
Antes con esa producción se alimentaba a un alto porcentaje de la población a partir
del trabajo en esas pequeñas parcelas con una diversidad de rubros, y lo siguen haciendo
como lo señalan los compiladores Pérez y otros (Ob. Cit): “La producción diversificada a
pequeña escala, que hace uso de la multiplicación e intercambio de semillas locales, y otras
prácticas tradicionales, sigue siendo la fuente que alimenta al 70% de la población
mundial” (p. 17). Sus semillas representan un tercio en el mercado mundial de semillas.
Sin embargo con la llegada de la revolución verde, con el pretexto de superar la
hambruna con una alta productividad, aun cuando el trasfondo fue utilizar infraestructuras,
equipos, maquinarias e insumos de la segunda guerra mundial, se impusieron paquetes
tecnológicos, incluyendo la semilla mejorada que tendieron a homogenizar la agricultura
estableciéndose los monocultivos y la implementación del uso de maquinarias y
plaguicidas. Se buscaba mayor rendimiento del cultivo. La diversas variedades de planta
alimenticias disponibles inician un descenso en su utilización porque se produce para las
grandes potencias no para el consumo interno. Hay un crecimiento acelerado de los
agronegocios que permiten el control y mercado de la semilla, como herramienta de
dominación de los pueblos. Hoy la semilla campesina ha perdido su libertad.
Ciertamente con la tecnología en el campo de la agricultura, hubo muchos avances,
variedades mejoradas, técnicas de manejo y cultivo, pero también se fue perdiendo la
riqueza en la diversidad biología que poseemos. Hoy la producción de alimento esta como
nunca antes concentrada en un pequeño grupo de empresas transnacionales, que según
Stedile y Martins (ob. Cit.) estiman que tienen el control mayoritario de la producción de
semillas, de insumos agrícolas y de la producción y distribución de los alimentos en todo el
mundo. El derecho a la alimentación, bajo el manto del capitalismo internacionalizado, no
es más un derecho humano.
La semilla campesina permitió el asentamiento de los pueblos indígenas y la
ocupación de los territorios, el establecimiento de toda una cultura, pero las restricciones en
el acceso a la semilla nos está conduciendo al abandono de esos territorios porque no
podemos producir de manera independiente los alimentos para la población. Así el enfoque
mundial de la agricultura, llamado revolución verde, significó la sustitución de unas
variedades por otra, la desaparición de miles de especies cultivables y la mercantilización
del derecho a la alimentación y la vida. En la actualidad con el uso de híbridos,
transgénicos y alta tecnología sin ética, aunado al control de la semilla por las empresas
trasnacionales, no solo se pierde la diversidad de cultivos, se pierde la cultura del manejo,
la identidad con los territorios, sino la producción de rubros en función de las necesidades
de las grandes potencias olvidando las demandas locales, estandarizando los alimentos a
consumir, fue la supresión de todo un conocimiento acumulado y la eliminación del manejo
agroecológico de cultivo, (ver cuadro 1): Así reflexiona este agricultor de las Lajitas, en
entrevista sobre saberes ancestrales:

Se dejó de producir la gran variedad de productos en cada región que alimentaban a


los pueblos. Se está produciendo mucho, mucho, mucho pero se está alimentando menos
¿verdad?, horita la agricultura para mí, es más como comercial que alimenticia (Pedro
Segundo García, agricultor).
Libertad de la semilla y soberanía alimentaria

Cabe preguntarse ¿Cómo es que si hay tanta tecnología para producir, y de hecho
así ha sido en algunos productos, la escasez de alimentos cada día es mayor el hambre y la
desnutrición en los pueblos y no satisfacen la demanda? Según Josué de Castro, citado por
Stedile y Martins: señala que:

El hambre y la desnutrición no son un acontecimiento natural, sino el resultado


de las relaciones sociales y de producción que los hombres establecen entre sí
(…) sus causas están en el control de la producción y en la distribución de la
producción y de la renta entre las personas (p. 14).

Es decir, el problema no es la producción, sino la distribución de los alimentos ya


que a pesar de los grandes oligopolios de las semillas, los grandes rendimientos provocados
por las semillas mejoradas y el uso intensivo de maquinaria, además de la industrialización,
no se ha revertido la escasez de alimentos y el acceso por poblaciones altamente
vulnerables, de bajos ingresos económicos continua en descenso.
En la declaración de Yvapuruvo (2013) en Paraguay, acordaron que:

Las semillas son la base fundamental del sustento. Si hoy podemos nutrirnos de
la agricultura en el mundo entero, gozar de los sabores y formas de
alimentación, sustentarnos y sustentar a la humanidad, es porque los pueblos las
han cuidado, llevado consigo y permitido su circulación. Esa base del sustento y
de la existencia está hoy bajo ataque. El objetivo de este ataque es acabar con la
agricultura campesina e indígena y especialmente con la producción
independiente de alimentos, intentando cerrarle el futuro a la soberanía
alimentaria, para convertirnos en una población sin territorio (…) Es un ataque
que se despliega de diversas formas y mediante mecanismos múltiples.
(p. 101).

También refieren que el centro más visible del ataque a las semillas y todo lo que
ellas significan está dado por la propiedad intelectual, cuya forma más común son hoy las
llamadas leyes de derechos de obtentor o leyes UPOV, pero que también incluye las leyes
de certificación, los registros de variedades y las leyes de comercialización. Son leyes y
reglamentos que legalizan el abuso y el despojo y específicamente, permiten que las
empresas se apropien de las semillas campesinas, ya que prohíben y convierten en delito el
uso, la conservación, el manejo, el intercambio y la reproducción de semillas campesinas,
permiten la confiscación y la destrucción de las semillas campesinas, cultivos y cosechas,
obligan a aceptar el allanamiento de las tierras, bodegas y casas, incluso con intervención
militar, e imponen multas y penas de cárcel mediante procedimientos que ni siquiera
permiten una defensa adecuada, ya que parten del supuesto de que los agricultores son
culpables.
Según esta declaración, las leyes violan los derechos sobre el patrimonio genético
de la nación, los derechos colectivos de los pueblos para el libre uso, producción y
comercialización de las semillas y criminalizan el uso de las semillas por los agricultores.
De acuerdo a Grain (2005), referido por el Grupo semilla, las leyes de semilla van
más allá de un simple precio y tipo de semilla a vender, buscan romper con el sistema de
semillas nativas conservadas por milenio que han generado la autonomía de los pueblos.
Ciertamente, esa serie de imposiciones obligan a la utilización por parte de agricultores y
campesinos de semillas de las empresas trasnacionales con los paquetes tecnológicos
incluidos, sopena de ser sancionados, con el objeto de apoderarse de toda la cadena
producción y comercialización.
Estos acontecimientos lo palpamos en la realidad cuando sabemos que solo diez
empresas multinacionales controlan el mercado de semillas y tres de estas (Monsanto,
Dupont y Singenta) controlan el 47%, siendo patentadas la mayoría de las semillas que
producen, incluyendo las destinadas a cultivos agrícolas. Las empresas multinacionales
controlan no solo la semilla, sino también toda la cadena relacionada con la producción de
semillas, cultivo, pesticidas… Han comprendido que al controlar las semillas que
constituyen la base de la alimentación de la población, controlan la soberanía de los
pueblos, la soberanía alimentaria, violando el derecho a la alimentación como un derecho
humano básico, incluido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de las
Naciones Unidas “todas las personas tienen derecho a una buena nutrición como condición
sine qua non para un desarrollo pleno, físico y mental” (artículo 25).
La soberanía alimentaria según conferencia de los pueblos sobre cambio climático
realizada en Cochabamba, citada por Stedile y Martins (2010), se refiere a:

El derecho de los pueblos a controlar sus propias semillas, tierra y agua,


garantizando, por medio de una producción local y culturalmente apropiada, el
acceso de los pueblos a alimentos suficientes, variados y nutritivos en
complementariedad con la Madre Tierra y la profundización de una producción
autónoma, participativa, comunitaria y compartida de cada pueblo y nación (p.
17).

No es suficiente entonces que haya seguridad de acceso a los alimentos a toda la


población en las cantidades requeridas porque pudieran llegar de cualquier parte del
mundo. Es necesario que sea una alimentación culturalmente aceptada y producida por
nosotros mismos y con todos los medios al alcance, en respeto con la naturaleza. El
concepto de soberanía alimentaria evolucionó a partir del de seguridad alimentaria porque
continuaba creando dependencia de otros países para la alimentación de los pueblos, por
cuanto no promueve la producción interna sino que los gobiernos para garantizar la
accesibilidad y demás condiciones pueden recurrir a cualquier medio, incluida las
importaciones, oportunidad clave para los grandes consorcios alimenticios para colocar sus
productos aumentando el hambre y desencadenando todas las consecuencias negativas para
los pueblos, países o regiones.
Mientras que la seguridad alimentaria se refiere a los aspectos de cantidad y calidad
de los alimentos, la soberanía alimentaria integra las condiciones de acceso a esos
alimentos y los modos de definición de esas condiciones en los aspectos económico,
ecológico y social. En este sentido, la soberanía agroalimentaria es un nivel superior al de
seguridad alimentaria por cuanto no solo considera la accesibilidad, la disponibilidad, la
tradición alimentaria; sino también la manera cómo van a ser obtenido esos alimentos a
través de la producción local en relación armónica con la naturaleza pero que también
promuevan un desarrollo de la economía local y nacional.
En este contexto, los gobiernos de cada país se deben plantear la necesidad de
establecer estrategias para lograr una mayor diversificación de producción de alimentos
para satisfacer los requerimientos alimenticios y recuperar la soberanía alimentaria, bajo un
enfoque de sustentabilidad. Esto pasa por la protección, conservación y mejoramiento de
nuestra semilla campesina, amparadas en una Ley de semilla, como eslabón fundamental en
la cadena productiva y la construcción y aplicación del concepto de soberanía alimentaria
que involucra los conceptos de seguridad agroalimentaria y derecho de alimentación por
tanto deben verse con un enfoque integrado. Se requiere participación activa de los
ciudadanos de una nación, organización, y una verdadera democratización de las políticas
públicas para crear un contexto más humano, solidario que nos permita autoabastecernos.
El libre comercio, lejos de disminuir el hambre en el mundo, lleva más pobreza y
coarta el desarrollo productivo local de nuestros pueblos. De aquí la importancia de que
este principio de soberanía alimentaria estén consagrado en las constituciones de cada país,
en sus leyes que establecen la forma de operar y que se practiquen porque es la vía para
erradicar el hambre, la desnutrición y garantizar la seguridad sostenible.
Se requiere la protección de la actividad agrícola interna frente a las actuaciones de
la Organización mundial del comercio (OMC), instituciones financieras (FMI, Banco
mundial) y multinacionales, cuyo objetivo es la privatización y mercantilización de los
alimentos, servicios básicos, tierra, agua, conocimientos, semillas y patrimonio natural
(biodiversidad). Los alimentos agrícolas no pueden ser mercantilizados porque satisfacen
una necesidad y un derecho fundamental.
Es necesario promover paralelamente la internalización de esa nueva forma de
producción, sus ¿por qué? y su importancia en el ser humano para el futuro de la
humanidad, para fortalecerla, crear pensamiento colectivo, solidario, ético, de respeto
mutuo, de complementariedad
Debemos comprender, sin embargo, que estos procesos requieren políticas no solo a
corto plazo, sino principalmente políticas de largo plazo que permitirán una transformación
verdadera, de fondo, apropiación de esos conceptos, que se sientan que forman parte de
cada accionar de la población, no solo del sector agropecuario sino de todos, porque todos
tenemos derecho a la alimentación sana, pero también todos somos corresponsables de
producir lo que necesitamos, generar una nueva forma de producción para tener una nueva
forma de pensar.
Nuestro país ha dado grandes pasos en la búsqueda de esa soberanía que garantice el
derecho y la seguridad a la alimentación de manera sustentable de nuestro pueblo, pero
necesitamos avanzar y profundizar más porque el modelo capitalista globalizante,
pervertido y mono productor no está dispuesto a ceder espacios. El concepto de soberanía
ha ido evolucionando en cuanto a nuevos elementos y en cuanto a la aceptación, pero sigue
siendo más teoría que práctica, porque ya no solo se trata de cuestionar los intercambios y
tratados internacionales sino de ver la agricultura, la alimentación, la vida rural y la relación
campo- ciudad de otra forma

Dependencia o independencia de los pueblos

La necesidad de las trasnacionales hoy día en aras de seguir apropiándose de la


semilla campesina y en nombre del aporte económico y solidaridad entran a nuestros
campos, y roban la información de las semillas resguardadas por nuestros guardianes para
luego apropiárselas, patentarlas y hacernos mas dependiente. Los países que producen
semillas para exportar, no son soberanos, independientes, ejemplo Chile un gran productor
de semillas de Sur América pero no produce semillas para su consumo interno, sino para
exportación.
Si un país no tiene el control de la semilla y de los recursos para producir sus
propios alimentos, y si esos alimentos no tienen como principal objeto la alimentación de
su pueblo, no goza de soberanía alimentaria, soberanía política, y mucho menos
independencia, porque es vulnerable de ser sometido a través de los alimentos. Necesaria es
la valoración de la semilla y reconocer los controles a que está siendo sometida para
comprender las acciones que debemos emprender. Gutiérrez y Vélez consideran que:
Las poblaciones rurales latinoamericanas y del mundo entero enfrentan grandes
amenazas al libre uso, gestión, circulación e intercambio de las semillas que
sustentan sus actividades productivas, sus culturas y su propia alimentación.
Estas amenazas tienen que ver con el papel del poder transnacional y los
Estados cómplices que, en el contexto de su afán por tener un mayor control
sobre el sistema agroalimentario mundial, ven en el dominio sobre las semillas
una fuente de incalculable lucro (p. 10).
Hoy los países a través de sus políticas gubernamentales que han aceptado y se han
sumado a los convenios internacionales para el uso de semillas de las trasnacionales han
sido sometidos, porque con ello le dan apertura al control de todas las actividades agrícolas
que le sobrevienen, así lo deja ver, Ribeiro (2008) cuando dice que la escalada por el
control total del mercado es vertiginosa, y en épocas de crisis alimentaria mundial se
magnifica quedando sujetos estos países al control de precios, condiciones y tipo de
variedades que se les ocurra poner en el mercado a estas empresas.
Dado el imperio de los consorcios, continúa la autora, que han conformado un
pequeño grupo de empresas que dominan la semilla y la cadena de las actividades agrícolas
en el mundo no se puede hablar de Soberanía alimentaria ni soberanía nacional, mucho
menos de independencia porque se depende de una empresa para comer.
En nuestro país Venezuela, refiere Núñez (2005) que gracias a la participación
activa del movimiento popular venezolano que vino impulsando distintas acciones en
defensa de la semilla, se pudo discutir La nueva ley de semilla para su aprobación en
segunda discusión dándole impulso a través de espacios como la feria agroecológica en el
Parque los Caobos, el VI congreso venezolano de diversidad biológica que se centró en el
debate sobre la semilla y la soberanía alimentaria; y en la décima edición del día de la
semilla campesina organizada por la comunidad de Monte Camelo y sus organizaciones
populares como el Semillero Socialista, la cooperativa La Alianza, y toda la comunidad en
general. Una actividad pionera a nivel nacional que se ha convertido en referente
latinoamericano para la defensa de la semilla.
Durante esta actividad, Gaudi García, organizadora y fundadora del evento
manifestó que:
…Ya son 11 años los que llevan recibiendo en el caserío Monte Carmelo, de la
parroquia Pio Tamayo del estado Lara, a personas de todo el país para
celebrar una actividad tan importante como lo es el resguardo de la semilla
campesina, Informó que luego de conocer una experiencia de bancos de
semillas en Ecuador, iniciaron con un grupo de campesinos y con el apoyo del
Instituto Nacional de Investigaciones Agrícola (INIA), un trabajo para
promover, el resguardo, la recuperación y cultivar la semilla autóctona,
logrando en la primera sistematización más de 300 tipos de semillas
únicamente en esa zona…

La ley de semilla (2015) contempla la prohibición de semillas transgénicas; la


promoción del intercambio solidario y el acceso libre a la semilla, contra la propiedad
intelectual y patente sobre la semilla local, indígena, campesina y afrodescendiente así
como toda semilla generada con recursos del Estado; y el reconocimiento de la semilla
como ser vivo y parte constituyente de la Madre Tierra y por tanto como objeto y sujeto de
derecho y de aplicación de las normas sobre la preservación de la vida en el Planeta y la
conservación de la diversidad, entre otras.
También es importante el reconocimiento de los aportes del instituto nacional de
investigaciones agrícolas (INIA) a través del equipo que conforman, dedicado a la
investigación comprometida, producción de semillas y extensión, ya que constituyen un
recurso invaluable en los aportes a la construcción de soberanía alimentaria del país. Todos
independientemente de la profesión u oficio deberíamos ser AGRICULTORES, y también,
deberíamos ser INIA. Sin embargo requiere de equipamiento y mejoras laborales al
personal para su mejor desempeño, así como concienciar al personal sobre lo valioso de su
trabajo y el servicio que prestan.
REFLEXIONES

La revolución verde propició la satisfacción momentánea de producción de


alimentos al triplicar la producción, pero hoy lo estamos pagando caro seguimos viendo la
hambruna en el mundo, y por el contrario, el enriquecimiento de empresas como Monsanto,
Basf, Bayer, Syngenta y otras. Esto nos dice, que la necesidad no solo era de elevar la
producción para satisfacer la demanda de alimentación de la población, sino de mantener la
diversidad, usar la tecnología con ética y hacer una distribución equitativa de alimentos. Sin
semilla no hay soberanía alimentaria, no hay apego a los territorios y tampoco
independencia de los pueblos.
No basta con ser un país productor de semillas, si su principal mercado es el
exterior y no el interno, es necesario satisfacer también las necesidades internas de nuestro
pueblo. Los avances tecnológicos en la agricultura, utilizados sin ËTICA han ido en
detrimento de la soberanía alimentaria, y por el contrario, en el fortalecimiento de los
agronegocios, por ello las organizaciones sociales y campesinas enfatizan que la soberanía
alimentaria es más que un concepto, según Stedile y Martins (Ob. cit.):

Se trata de un principio y de una ética de vida que no responde a una definición


académica, sino que emerge de un proceso colectivo de construcción,
participativo, popular y progresivo, que se fue enriqueciendo en cuanto a sus
contenidos como resultado de un conjunto de debates y discusiones políticas
iniciadas en el propio proceso de conformación de la instancia que abriga las
organizaciones campesinas, críticas de las actuales políticas agrarias
liberalizadoras y de alimentación (p. 16).

La valoración de la semilla para su selección, conservación, multiplicación e


intercambio como base de la soberanía alimentaria no debe ser solo un tema de la
actualidad, por la escases de semillas y el alto costo a las que se encuentran, requiere la
profundización e ir mas allá, con un alto nivel de conciencia de lo que ella significa, para la
sobrevivencia de la especie humana, la soberanía alimentaria y soberanía política de los
pueblos. Si se pierde esa coherencia valórica en el devenir histórico, la comunidad entra en
un camino de desintegración y pérdida del territorio.
Esta valoración parte por darle un reconocimiento a la Ley de semillas que existe
en nuestro país, que si bien tiene aspectos a optimizar permite el uso, intercambio, manejo y
multiplicación de las semillas criollas y mejoradas, a pesar de que a escala internacional, la
tendencia es a la unificación de criterios para el control de la semilla, mediante la
adecuación de la ley de semilla de cada país con las normas de unión de protección de
obtentores vegetales, propiedad intelectual y patente que incrementan y fortalecen los
oligopolios y criminaliza el uso de la semilla. Cada día producimos con menos diversidad
de cultivos, perdemos nuestra semilla, la cultura de su manejo y nos hacemos mas
dependientes, ya no solo de otros países, sino también de las Transnacionales de semilla…
Y si controlan el alimento, controlan el mundo…
¿Qué hacer desde la familia, los investigadores, las instituciones y el Estado
para promover la valoración y la conservación de la semilla?

 El mejoramiento genético tiene un alto valor para la humanidad, pero es necesario


que se realice paralelo a las multiplicaciones, dentro de la Ética y principios de
humanidad.
 La creación de los bancos de semillas por regiones para el resguardo y
conservación de la semilla y que iniciativas como este Diplomado en Tecnología de
Semilla sea compartirlo con los agricultores y campesinos, como herramienta de
enseñanza de algunas prácticas a nivel de campo y como motivación en cualquier
espacio o contexto a la comprensión de la importancia de la semilla.
 Educar, Conciencia individual, Conciencia colectiva en principios éticos
(principio humanistas).No podemos hacer sin saber por qué y para qué.
 El reconocimiento de las formas de organización popular y su gestión sobre el
resguardo de las semillas.
 La valorización de los conocimientos tradicionales y la innovación en respuesta
a las necesidades.
 Concienciación y reconocimiento de la semilla como elemento estratégico para la
soberanía alimentaria y la independencia.
 Motivación, formación y acompañamiento para la conservación artesanal y
multiplicación de semillas. .
 La vuelta al campo, todos sumarnos a la actividad agrícola, incorporarnos,
independientemente de la profesión u oficio. NECESITAMOS AGRICULTORES.
 Reflexión acción reflexión…DISPOSICION.
 Pérez y otros, ob. Cit. la promoción y multiplicación de las semillas campesinas
como herencia cultural cargada de significados espirituales, pero también como el
arma material que definitivamente nos hará libres ().

¿QUÉ HAREMOS AHORA LOS PARTICIPANTES DE ESTE DIPLOMADO?

Hasta cuando conocimientos, pasemos a la acción… Daunarima Renaud


REFERENCIAS

Campos, S. 2015. Saberes agroecológicos ancestrales: Entre su valoración y amenaza de


extinción. Trabajo de grado de maestría, no publicado.
Cartilla semilla patrimonio de los pueblos (2013). Declaración de Yvapuruvo. Paraguay.
Grupo semilla. Biodiversidad, cultura y soberanía alimentaria. Bogotá, Colombia.
Gutiérrez, L. y Vélez, G. La lucha por las semillas libres de los pueblos latinoamericanos.
Ley de semillas. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Numero 6207
extraordinario, Caracas 28 de Diciembre de 2015. Tomado de
http://www.innovaven.org/quepasa/agroley15.pdf el 28 de Julio de 2018.
Núñez, M. 2005. Las semillas campesinas hacen la diferencia. Red Voltaire.
www.voltairenet.org/article123930.html. 15 Septiembre de 2018.
Núñez, M. 2005. Semillas y soberanía agroalimentaria. Red Voltaire, ,
www.voltairenet.org/article132470.html. 15 Septiembre de 2018,
Núñez, M. 2005. https://www.sudamericarural.org/noticias-venezuela/que-pasa/4234-
venezuela-dia-de-la-semilla-campesina-decima-edicion. 15 Septiembre de 2018,
Organización de las naciones unidas, 1944. Declaración universal de los derechos humanos.
Pérez, S. 2011.Semillas, multinacionales y movimientos sociales. Paco Puche.
http://www.rebelion.org/docs/135595, 15 Septiembre de 2018.
Pérez, M.; Felicen, A. y Saturno, S. 2016. Semillas del pueblo. Luchas y resistencias para el
resguardo y reproducción de la vida.1 era Edición. Editorial El Perro y La Rana.
Caracas- Venezuela.
Ribeiro, S. 2005. Asalto corporativo a la agricultura. Revista ciencias.
http://www.revistaciencias.unam.mx/es/41-revistas/revista-ciencias-92-93/219-
asalto-corporativo-a-la-agricultura.html.Septiembre 15 de Septiembre de 2018,
Stedile, P. y Martins, H. 2011. Brasil sem fome. Editado por el Ministerio de
desenvolvimiento Social-MDS, Brasil.
Venezuela celebra 11 años del rescate de la semilla campesina.
http://www.inia.gob.ve/index.php/informacion/noticias/1058-venezuela-celebra-11-anos-
de-rescate-de-la-semilla-campesina.

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