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Y digo barrera pues el legislador usa la cuantía de lo que está en juego en el litigio como
esclusa que permite el paso de aproximadamente pleitos al recurso de apelación de las
sentencias de los Juzgados contencioso-administrativo en frente de las Salas.
La paradoja radica en que esos 30.000 euros se refiere a la “cuantía neta”, o sea, sin
recargos y también intereses, y cuando son múltiples conceptos de diferente naturaleza
(distintas pretensiones) no se acumulan, como tampoco se acumulan las reclamaciones de
varias personas en comunidad de bienes o coherederos, unido a que en el campo tributario
la cuantía no es el monto total reclamado sino más bien la del devengo trimestral, por
ejemplo.
Es cierto que algún filtro hay que poner y que la Constitución solo ha garantizado la segunda
instancia para la vía penal, mas a veces se producen situaciones que mueven a la
perplejidad.
Ahora bien, dado que una sanción de suspensión de funciones es un baldón, se propongo
como cuestión de interés casacional si debía considerarse de cuantía indeterminada, a
efectos de abrir la vía de la apelación, puesto que son muchos los desdoros que comporta la
sanción, y no valorables a nivel económico.
La STS del veintiocho de mayo de 2019 (rec. 262/2016) aborda la cuestión y confirma el
criterio tradicional estableciendo:
4º La sanción de suspensión temporal de funciones es susceptible de medirse en términos
económicos, lo que alcanza a todos los conceptos que conforman la retribución salvaje o
íntegra de la que se priva al sancionado a lo largo del lapso de tiempo de la suspensión, y
fuera del mismo por la minoración que en las pagas extraordinarias se haya producido por
razón de la reducción del tiempo no trabajado en la anualidad. Se toma como referencia la
retribución bruta pues exactamente la misma forma el derecho individual o económico
afectado por la sanción cuya anulación se pretende.
sorpresaPor tanto, conforme esta sentencia, tiene que estarse a la cuantía económica que
representa la sanción y no al desdoro o bien daño moral, que para la Sala ha de
demandarse como pretensión autónoma, que va a poder o bien no acumularse a la de la
sanción (mas no abre la apelación a esta).
Temo que considerar que una sanción de suspensión de funciones tiene únicamente la
cuantía objetiva de la privación retributiva no se ajusta a la realidad del daño que supone. No
solo el suspenso pasa a una situación administrativa nueva sin el conjunto de derechos y
deberes del funcionario, sino s sabido que, del mismo modo que en la vía penal, existe la
“pena de banquillo” de sufrir el expolio y llevar el sambenito de estar sometido a
investigación, en las Administraciones el ser sancionado con suspensión de funciones
supone estar en boca y ojos de todo el mundo; y si se trata de una Administración local
pequeña, va a correr como la pólvora e incluso entre los vecinos.
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saeslacuantadeloslitigioscontenciosoadministrativoslpojs lo mismo el sufrimiento por una
multa de tráfico que por el hecho de que te separen de tu trabajo, a los ojos de tus
compañeros y familiares. Como no es exactamente lo mismo reclamar un mes de
vacaciones (que bien puede cuantificarse según la nómina) que reclamar por ser castigado
un mes sin vacaciones.
De ahí que no me sorprendió que por STS de seis de febrero de 2020 (rec.2909/2’17) que
cambia de criterio y dispone respecto de la suspensión de funciones del funcionario su
consideración como cuantía indeterminada:
Con esto, bastante difícil resulta imaginar una liquidación de cuotas que exceda, como
principal, los treinta € mensuales, con lo que son cuestiones abocadas a resolverse en única
instancia. Este criterio una parte de no distinguir el derecho a apelación cuando se trata del
trabajador que discute una liquidación que cuando es el administrador de la compañía
responsable de un conjunto de liquidaciones de sus trabajadores. Afirma esta sentencia:
«reiteramos, que aunque este Tribunal ha mantenido, durante un tiempo, la admisión del
recurso de casación cuando lo que se discute no son las liquidaciones concretas que
integran el pacto de derivación de responsabilidad, sino la procedencia de dicho pacto como
acto único, siempre que el importe total derivado superase el límite legal para acceder al
recurso (de casación), ahora replanteando la cuestión, se llega a la conclusión contraria, al
comprender que, con carácter anterior al examen del acto único de derivación de
responsabilidad, ha de examinarse cada acto administrativo de liquidación y, en
consecuencia, solamente van a poder acceder al recurso de casación, por razón de la
cuantía, las liquidaciones derivadas cuyo débito primordial supere el límite legal»
Insisto en que no puede todo el mundo recurrir todo en todas las instancias y con derecho a
todo tipo de recursos, (no hay sistema judicial ni economía que lo resista) mas bien estaría
que fuera el legislador el que fijase los criterios con mayor detalle, objetividad y adecuación
a la realidad de las cosas.
Al fin y al postre, nadie litiga por gusto, y si mal está que te desestimen el recurso, peor
sienta que te lo inadmitan, y además con motivo de la cuantía, cuando el gravamen que
supone un acto administrativo en la esfera personal solo lo sabe el afectado.