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La ciencia y Elena G.

de White

Notablemente parece haber un tipo de necesidad entre probar mediante la


ciencia intuiciones, creencias o simples costumbres que se asocian al
cuidado, prevención de la salud o tratamiento de una enfermedad. Y es
complicado aceptar que esas creencias o tratamientos, que, por simple
tradición entre un grupo de personas, funciona.
“Dios es el autor de la ciencia”, por lo tanto, Dios está encima de la ciencia,
no la ciencia por encima de Dios. La ciencia no puede descubrir a Dios, Dios la
descubre a ella de maneras que no son entendibles para nuestra limitada
capacidad de comprensión.
La inspiración de Ellen G. White respecto a temas de salud y medicina podría
haberse visto cuestionada respecto a su confiabilidad en su tiempo, no
obstante, la ciencia pudo y puede, hasta el día de hoy, comprobar que hay
verdad en sus escritos.
Por simples ejemplos, Ellen G. White mencionó sobre el hecho de que los
rasgos personalidad, carácter y conducta de un niño se puedan desarrollar a
partir del feto, no necesariamente desde su crecimiento una vez nacido. La
interacción que el feto tiene con la madre puede influir en sus rasgos y
características del niño como persona. Estos dichos fueron y son
corroborados médicamente.
Actualmente la sociedad padece de enfermedades que ahora, tras
investigación que arroja evidencia científica, son asociadas con estados de la
mente y el impacto que puede tener en el cuerpo. Es decir, las enfermedades
y padecimientos que se pueden provocar a partir de estados de ánimo,
situaciones de presión, estrés o ansiedad, etcétera. Todo esto fue
mencionado por Ellen G. White y corroborado científicamente.
En lo que respecta a la prevención de enfermedades a través de la
abstención del tabaco, drogas, alimentos que puedan detonar en un cáncer e
incluso el uso moderado de la sal, tiene un impacto positivo a largo plazo en
comparación a los que ejercen algún tipo de estas prácticas.
Ellen G. White al mencionar también el uso de la hipnosis en el área médica,
mencionó la importancia de no ejercer un dominio sobre la mente de una
persona, ni aplicar influencia sobre la voluntad de otros.
El hecho de tener la capacidad y el poder de influenciar en las decisiones de
otros a discreción de uno mismo es quitar la individualidad a la otra persona
y su oportunidad de elegir libremente. Pareciera ser, en cierto punto, algún
tipo de sometimiento o esclavitud si esta práctica se alargara.
La mente tiene un poder grande, ya sea el mismo bien para nuestro propio
cuerpo, o en un mal para nosotros mismos al hacer mal uso de esta o
permitir que factores externos influyan en lo que la mente reacciona.
Es interesante que la misma ciencia médica corrobore la posición de Ellen G.
White, pero puede volverse razonable al considerar que, si la mente humana
es tan frágil a ser sugestiva de otra mente, esta mente, la que tiene la
capacidad de sugestión es prácticamente tan frágil y sugestiva como las
demás.
La inspiración dada a Ellen G. White, viene a cobrar relevancia aún a nuestros
días, y gracias a los aportes en cuanto a evidencia y comprobación de la
ciencia médica y los escritos de Elena, la iglesia adventista tiene la
oportunidad y capacidad de compartir este mensaje, como un mensaje de
salvación llevado por el ministerio de curación.

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