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Haga un bosquejo de su escrito describiendo técnicas de lectura digital y como a través de

esta se promueve el uso adecuado de las TIC.


Las técnicas de lectura digital y como a través de esta se promueve el uso adecuado de
las TIC

Definición

La lectura digital, es la lectura que se


desarrolla en cualquier tipo de pantalla
mediante el uso de un programa que permite
visualizar correctamente los contenidos, que
pueden ser textuales, iconográficos o
audiovisuales. Se trata de un tipo de lectura
que se desarrolla en diferentes tipos de
dispositivos. Tablet, e-reader o dispositivos dedicados, que emplean la tinta electrónica,
Smarphones y ordenadores tanto portátiles como de mesa son los principales espacios en
los que se desarrolla ésta.

La lectura digital implica una transformación de la lectura tradicional, la lectura digital es


en realidad una forma de redefinir la lectura.

La lectura digital se puede desarrollar en diferentes entornos y con diferentes posibilidades


dependiendo de:

 El dispositivo
 El programa o la aplicación de lectura
 La red en la que se inscriba la obra
 Los sistemas de DRM o de gestión de derechos digitales (DRM, del inglés digital
rights management) que fijan los usos permitidos de la misma.

Características
Una de las principales características de la lectura digital es que la misma es de carácter
“interactivo”, dejando de ser una lectura lineal requiriendo diferentes estrategias para la
comprender la misma. Entre las técnicas se encuentran:

- Leer los paratextos

- Investigar acerca del autor, sitio de publicación y género discursivo.

- Indagar acerca del significado de las palabras subrayadas. 

- Ingresar a los enlaces que se encuentren marcados en el texto.

- Releer fragmentos específicos para de esa manera interpretar relaciones intra e


interpárrafos.

- Realizar anotaciones marginales (insertando comentarios mediante un lector PDF).

- Resaltar contenido importante. (por ejemplo: subrayar mediante un lector PDF).

- Ingresar a los videos que se encuentren en el texto. 

- Participar en los foros.

Habilidades básicas a desarrollar

Como bien menciona Acuña, el usuario debe estar habituado al nuevo entorno para ir
construyendo su propio texto conforme va leyendo e integrarlo de una manera coherente.
Partiendo de esta premisa las habilidades básicas a desarrollar para la lectura digital a
continuación:

 Perfeccionamiento de la lectura en texto impreso.


 Desarrollar conocimientos avanzados en computación.
 Conocimientos y habilidades para utilizar y navegar con diversos motores de búsqueda
(Google, Yahoo, etc.).
 Interactuar con formatos de textos nuevos (libro electrónico, hipertextos, etc.).
 Habilidades para manipular innumerables bases de datos y capacidades para buscar,
ubicar y establecer, conexiones entre recursos desde diversas perspectivas.
 Facultades de investigación a través de palabras claves, así como para realizar
descubrimientos por accidente (Serendipia).
 Capacidades de exploración, asociación, interpretación, valoración, fragmentación,
reordenación y edición de información, combinando signos, símbolos, imágenes,
palabras y sonidos.
 Desarrollo de nuevos procesos de pensamientos y ampliación de nuevos, conocimientos
inter y multidisciplinarios.
 Destreza para leer entre líneas, codificar y seleccionar información y juzgar su
autenticidad.
 Conocimiento y comprensión de lenguas extranjeras (principalmente el inglés).

Técnicas

- Exige que el lector tenga un plan de lectura inicial claro.

- Debe evaluarse constantemente para evitar perderse en el ciberespacio.

- Ser capaz de seleccionar páginas web relevantes para su plan y de abandonar rápidamente
páginas abiertas que finalmente resulten irrelevantes.

- Evalúe de forma crítica la veracidad de las páginas y de la información.

- La lectura digital debe realizarse alternamente a la lectura del papel, puesto que ambas
desarrollan habilidades diferentes pero complementarias.

Por otra parte, el tema de la navegación, fue esencial en este estudio, ya que el proceso de
lectura digital no podría llevarse a cabo si el lector no supiera recorrer y moverse a través
del texto, los puntos relevantes al respecto son:

Una buena comprensión lectora de textos electrónicos requiere una navegación efectiva, es
decir, elaborar rutas a través de las páginas con información relevante para la tarea que se
demanda.
Cuando no se requiere navegación, los buenos lectores tienden a no distraerse con páginas
irrelevantes.

Cuando es necesario comparar información de distintas páginas y la navegación se torna


más compleja, los buenos lectores suelen hacer varias visitas a la misma página, e ignoran
las páginas irrelevantes.

Los mejores lectores saben controlar el tiempo disponible.

La exploración mínima de páginas, antes de decidir si la información contenida es o no


relevante, suele corresponderse con una lectura ineficaz.

Los buenos lectores empiezan la tarea con una ruta de navegación eficaz.

Aunque las tareas aquí presentadas tienen muy limitado el campo de navegación, a muchos
alumnos les resulta muy difícil seguir una ruta útil y “se pierden” en la información de que
disponen. Este resultado implica que, al contrario de lo que muchas veces se asume,
muchos “nativos digitales” no saben manejarse con soltura en el entorno digital, y es una
necesidad que se debería ayudar a adquirir en el medio escolar.

Antes de embarcarse en una ruta concreta, los alumnos deben saber por qué están leyendo
lo que leen, y qué es lo que están buscando; deben entender que a veces es necesario
consultar más de una vez la misma página; necesitan, pues, discriminar y ejercer un
pensamiento crítico.

Por tanto, la alfabetización en el medio digital, debe empezar como la tradicional, es decir,
aprender o mejor dicho re aprender a leer, volver a los inicios y de esta manera disminuir la
llamada brecha digital, para lo cual PISA propone que los educadores deben:

Entender la naturaleza de la lectura digital.

Conocer las habilidades de sus estudiantes.

Abordar las diferencias que se registran dentro de una misma escuela y entre escuelas.

Reclamar un mejor acceso a la tecnología para estudiantes y profesores.


Promover el uso frecuente y efectivo de la tecnología en las escuelas.

4Y entonces ¿Por qué promover dichas habilidades para leer de forma digital? Hoy día es
fundamental para el acceso y oportunidades en esta sociedad de la información y así como
en su momento saber leer y escribir de la manera tradicional permitía mejores
oportunidades, lo mismo ocurre en el siglo XXI con la alfabetización digital.

El mundo de la lectura como sistema complejo involucra diversos actores como son la
escuela, la biblioteca, los creadores o el mercado mismo forman parte de este ecosistema,
por tanto sigue siendo fundamental alfabetizar a nuestros lectores en estos nuevos
contextos. El reto esta en activar políticas educativas que fortalezcan la formación de
lectores, acciones que permitan el desarrollo de habilidades lectoras, pero sobre todo
promover el entusiasmo por la lectura placentera.

Las cifras estadísticas, aunque no hablen por sí mismas, permiten descubrir


interdependencias y diferencias entre fenómenos no apreciables a simple vista, sugieren
interrogantes que en una primera aproximación permanecerían ocultas. Permiten la
integración de datos a menudo heterogéneos en un sistema de análisis coherente que
posibilite el establecimiento de modelos prospectivos aplicables a otras situaciones.

Es cierto que las cifras rara vez revelan algo que no haya sido previamente pensado, pero
propician el conocimiento de las líneas de fuerza, los ritmos de crecimiento, las tendencias,
las mutaciones coyunturales, y las expectativas generadas por fenómenos como el que
ahora estudiamos. Y lo que revelan, en una primera instancia, es un cambio de tendencia en
el ciclo de transferencia de la información que afecta al sector editorial en general y al de
los libros en particular. Si la historia de la comunicación podemos analizarla desde la óptica
de las relaciones entre emisor y receptor y los procesos que han determinado las mismas,
observamos como su evolución ha estado determinada por la paulatina restitución del
emisor, e incorporación del receptor, en el proceso global. La aparición del documento
posibilitó la conservación de éste y su transmisión en la distancia y el tiempo, pero
desagregó los elementos espacio temporales inherentes a la comunicación oral. Las
tecnologías de la comunicación que han ido apareciendo a lo largo de la historia, pero
fundamentalmente en los siglos XX y XXI, han permitido la reintegración de los
elementos, primero de manera parcial (sonido, imagen), y después, con el desarrollo de la
web 2.0, total, posibilitando la transmisión de información en tiempo real, y la intervención
del receptor en la articulación de los procesos comunicativos.

En el caso del libro nos encontramos con unas formas de comunicación en las que la
vocación de mensaje totalizado y universal propicia la descontextualización del contenido y
se erige en condición de su capacidad comunicativa, diluyéndose en una pluralidad
caracterizada por la interactividad, la vinculación múltiple, y la hipertextualidad. Las
conexiones entre accesibilidad, difusión, y publicidad, desaparecen, borrándose los límites
materiales y fenomenales entre documentos y colecciones. Este cambio de prioridad tiene
el efecto de desestabilizar las mediaciones tradicionales, las encargadas de los textos
legitimadores, como empresas o comités editoriales, y aquellas que regulan la economía de
los intercambios, como los derechos de autor y el copyright

En agosto de 2013 Ewan Morrison publicaba un artículo en el que el autor vislumbraba el


universo digital desde la atalaya del año 2043, al que se había trasladado como antes hiciera
su precursor ilustrado Luis Sebastien Mercier . Desde la misma, observaba una serie de
fenómenos que sirven para caracterizar, desde un punto de vista paródico, algunas de las
características de la lectura digital y sus derivaciones sociológicas, empresariales y
culturales. Autores, editores, bibliotecas y lectores habían cambiado en sus definiciones
canónicas y en sus prácticas de creación, producción y consumo. Los autores, habían
devenido en franquicias, en las que sus obras eran utilizadas para configurar un universo
híbrido en el que cualquier tipo de remezcla, combinación o secuela estaba propiciada por
un sistema de versiones múltiples. Los sistemas de creación algorítmica propiciados por
programas altamente desarrollados permitían, por otra parte, el desarrollo de títulos de
cualquier naturaleza y estilo, según el gusto de los lectores. La concentración editorial
había alcanzado su máxima expresión, de tal manera que muy pocas empresas dominaban
el mercado de contenidos digitales, y todas las propuestas culturales habían sufrido una
vampirización por parte de un sistema canibalizado por las empresas de alta tecnología.

Lo interesante de este ejercicio prospectivo no es tanto el dibujo un tanto apocalíptico e


infundado, que es habitual en los momentos de disrupciones tecnológicas, sino el panorama
de un sistema en el que se van desdibujando conceptos y fenómenos que estaban
ampliamente asentados en el modelo analógico, la articulación de un nuevo sistema en el
que la transición, el cambio y la renovación permanente se erigen en paradigmas de las
prácticas de creación y consumo digital.

La revolución digital representa una modificación de todos los elementos que,


parcialmente, habían sufrido algún tipo de transformación en momentos históricos
precedentes: de los soportes de la escritura, de la técnica de reproducción y diseminación, y
de las maneras de leer. Tal sincronía resulta inédita en la historia de la humanidad. Aunque
el cambio más significativo es el de la aparición de las mediaciones, o de las
intermediaciones tecnológicas. Junto al muro del código aparece ahora el del cristal
necesario para acceder al código, y el de todo el resto de los códigos contextuales que es
preciso interpretar para poder acceder correctamente al mensaje. Un mensaje que se
complejiza por la intervención de elementos dinámicos, de hipervínculos, de puertas de
entrada y salida al contenido que lo va refrescando, transformando y modificando,
dotándolo de una significación única para cada lector.
La singularidad de la interpretación ya era una constante en el contexto analógico, pero en
el digital se normaliza por las posibilidades de carácter tecnológico que este le otorga. Si en
el libro convencional era el contexto, el bagaje cultural el que determinaba en gran medida
los matices interpretativos, en el digital a esta condición se le adhieren los sistemas de
tránsito a través del espejo de la máquina y de sus posibilidades. Nunca como hasta ahora el
medio es el mensaje, pues este deja ser una corriente continua y controlada para convertirse
en un piélago de afluentes.

La comunicación digital tiene un carácter holístico, implica a todos los sentidos. El proceso
se rompe con la aparición del documento, el emisor se separa del receptor para facilitar la
comunicación en la distancia y en el tiempo. Con los documentos manuscritos se
conservaba, en cierto modo, la impronta del autor, en la medida en que seguían
manteniendo un carácter distintivo, cada uno obedecía a las características y circunstancias
del momento. Cada copia, aunque fuera de manera indeleble, era distinta de todo el resto,
aunque hubiera salido de una misma mano. Con la imprenta el proceso se serializa y la
despersonalización adquiere su máxima intensidad, los únicos signos distintivos obedecen
al diseño y a las marcas editoriales. El discurso, su estructura, sus tipologías las fija el
editor. Durante 500 años hemos asistido a un distanciamiento de autor-lector, a una
separación de emisor-receptor-documento, y a una serializacion de los contenidos,
marcados por las decisiones del editor que fijaba la forma del discurso.

Con las nuevas tecnologías los elementos del proceso comunicativo se reagrupan
incorporándose de nuevo a este desde un punto de vista total (imagen-sonido-texto-
interactividad) o parcial (sonido o imagen), y además se incorporan todos los elementos de
personalización que habían desaparecido con la imprenta, rompiéndose de esta manera el
orden de los discursos, el de la razones y el de las propiedades que habían singularizado la
época impresa.
En todo este proceso subyacen los procesos de visibilidad, extimidad y sociabilidad que
caracterizan a las nuevas prácticas de lectura, que rompen igualmente con el carácter
hermético y ensimismado que había adquirido esta, excepto para círculos reducidos de
lectores. Por su parte visibilidad y accesibilidad están estrechamente relacionadas con el
concepto de apertura, que ya hubiera pergeñado Umberto Eco, en un ensayo premonitorio
articulando practicas lectoras completamente diferenciadas. Frente al concepto de lectura
cerrada, acabada, concluida en los límites que circunscribe la fisicidad de un libro impreso,
surgen nuevas nociones de lectura que dan fe de prácticas vinculadas con los nuevos
medios y que resitúan, tangencialmente, las nociones de borrador y obra. El libro como
objeto impreso reviste la impronta indeleble de la intervención editorial, que le confiere su
realidad formal y conceptual, pero también legal a través del contrato de edición. El libro se
distingue fácilmente de cualquier otro producto impreso, por su singularidad estética y
simbólica, por sus elementos referenciales y por su imagen inscrita en el inconsciente
colectivo que lo percibe como tal. El editor le proporciona a la obra su forma material,
inscribiéndola en los sistemas de explotación que la colocarán en una escala de legibilidad
próxima al lector y al autor.

La digitalización constituye una ruptura de este universo, permite la multiplicación del


discurso, la diseminación indiscriminada, su explotación multiplicada, su fragmentación y
deconstrucción, y en algunos casos, su pérdida de identidad total o parcial. La digitalización
introduce una diferencia de naturaleza con respecto a las obras impresas, no solo de grado,
tanto en la producción como en la distribución y explotación de las obras. El libro
electrónico deviene en sistema, un sistema abierto, versátil y en constante evolución.

Si el acto de la publicación supone la operación fundacional en la vida de una obra y, para


el caso de los documentos impresos, está perfectamente establecida, cuando trabajamos en
el seno de las redes electrónicas el acto primigenio que da origen a un documento escapa,
en muchas ocasiones a cualquier tipo de control, existiendo la posibilidad de constantes
cambios que dificultan su filiación.
Existe una suerte de crecimiento biológico del documento que, en muchos casos, va
incorporando comentarios, añadidos, correcciones, modificaciones sumarias, que lo
transforman en una especie de palimpsesto digital, en el que la última versión acumula y
refunde las anteriores que pueden haber desaparecido. El libro como una suerte de
palimpsesto digital susceptible de una permanente renovación, de un crecimiento
ininterrumpido, de una contemporaneidad constante.

Y es en todo este entramado donde la lectura digital cobra nuevos significados y


modalidades. El internauta deviene en mobinauta, impulsado por una lectura que se plasma,
cada vez con más frecuencia, en dispositivos móviles, una lectura conectada,
hipervinculada, social y colaborativa. El lector interpreta y participa del contenido
ubicándolo en un contexto diferentes, viralizándolo a través de redes sociales generales o
especializadas, empleando para ello aplicaciones de lectura social como Readmill, Dot Dot
Dot, Openmargin, Hipothes.is, etc. que integran las posibilidades de colaboración,
anotación y etiquetado en el propio sistema lector. Los contenidos adquieren una nueva
dimensión en el ámbito digital, desde el momento en que son sometidos a audiencias que
pueden crecer exponencialmente, favoreciendo sistemas de recomendación y
coparticipación diferente.

El libro se convierte en un territorio documental nuevo, en un lugar de encuentro de


lectores y autores, donde los metadatos, los algoritmos de búsqueda y los sistemas de
descubrimiento se erigen en plataformas de un nuevo ecosistema que tiene al lector como
elemento central del mismo. La importancia se desplaza del objeto al contenido, y aunque
autores como Chartier, Laufer, McKenzie, y otros estudiosos de la sociología de los textos
demostraran que las formas también producen sentido, este se va debilitando en beneficio
de un contenido multiforme, ideado para un lector ubicado en un sistema tecnologíco
itinerante y permanentemente renovado, un lector ubicuo para el que la tecnología es cada
vez más transparente y los conceptos que le afectan son los de accesibilidad,
interoperaliblidad y sociabilidad

y motivar a hacerlo a quienes se habían alejado de ella.

Para Lizardo Carvajal, de Lua Books, “es deber de los creadores de contenidos para niños
determinar cómo darle vida al papel en el contexto de lo digital”. Esto implica tomar parte
de las prácticas naturales de su generación para incentivar la lectura en sus propios códigos.
Aprovechar, por ejemplo, las infinitas posibilidades de lo transmedia creando relatos donde
la historia fluye sistemática a través de diferentes medios de comunicación y plataformas,
con el propósito de ofrecer una experiencia de entretenimiento coordinada y coherente
donde cada medio debe contribuir al desarrollo de lo contado.

1 habla de que el universo digital en constante expansión concederá mayor valor a la


formación de habilidades de alfabetización informativa como la lectura básica y las
competencias con herramientas digitales, advirtiendo que las personas que carezcan de
estas habilidades enfrentarán obstáculos para su inclusión en una creciente gama de áreas.
La tendencia núm. 2 considera que la rápida expansión global de la información y los
recursos educativos en línea harán más abundantes las oportunidades de aprendizaje, al ser
éstas más baratas y accesibles, además de generar un mayor reconocimiento a la educación
no formal e informal (Martín Hernández, Silvia, 2013). La tendencia enumerada como
núm. 5 pone de manifiesto que la proliferación de dispositivos móviles hiperconectados va
a transformar la economía global de la información. Los modelos de negocios de diversas
industrias experimentarán cambios generados por innovadores dispositivos que ayudarán a
las personas a continuar económicamente activas desde cualquier lugar en el futuro. Es
decir 3 de las cinco tendencias tienen que ver con lo que aquí exponemos: información
digital y aprendizaje, que sin lugar a dudas se configuran como tendencias ineludibles en un
futuro próximo.
sería más propio hablar de un concepto más amplio como es el de lectura digital, que
implica la introducción de una tecnología disruptiva que está cambiando los modos y
maneras de todos los elementos de la cadena editorial, desde las formas de escritura
mediatizadas por un concepto de inmediatez, con mensajes más directos propios de la
cultura digital, hasta los procesos de edición, de comercialización, difusión, consumo y
aprendizaje, llevando a nuevas experiencias de usuario que se incorporan a las precedentes
experiencias del contexto analógico.

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