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Definición
El dispositivo
El programa o la aplicación de lectura
La red en la que se inscriba la obra
Los sistemas de DRM o de gestión de derechos digitales (DRM, del inglés digital
rights management) que fijan los usos permitidos de la misma.
Características
Una de las principales características de la lectura digital es que la misma es de carácter
“interactivo”, dejando de ser una lectura lineal requiriendo diferentes estrategias para la
comprender la misma. Entre las técnicas se encuentran:
Como bien menciona Acuña, el usuario debe estar habituado al nuevo entorno para ir
construyendo su propio texto conforme va leyendo e integrarlo de una manera coherente.
Partiendo de esta premisa las habilidades básicas a desarrollar para la lectura digital a
continuación:
Técnicas
- Ser capaz de seleccionar páginas web relevantes para su plan y de abandonar rápidamente
páginas abiertas que finalmente resulten irrelevantes.
- La lectura digital debe realizarse alternamente a la lectura del papel, puesto que ambas
desarrollan habilidades diferentes pero complementarias.
Por otra parte, el tema de la navegación, fue esencial en este estudio, ya que el proceso de
lectura digital no podría llevarse a cabo si el lector no supiera recorrer y moverse a través
del texto, los puntos relevantes al respecto son:
Una buena comprensión lectora de textos electrónicos requiere una navegación efectiva, es
decir, elaborar rutas a través de las páginas con información relevante para la tarea que se
demanda.
Cuando no se requiere navegación, los buenos lectores tienden a no distraerse con páginas
irrelevantes.
Los buenos lectores empiezan la tarea con una ruta de navegación eficaz.
Aunque las tareas aquí presentadas tienen muy limitado el campo de navegación, a muchos
alumnos les resulta muy difícil seguir una ruta útil y “se pierden” en la información de que
disponen. Este resultado implica que, al contrario de lo que muchas veces se asume,
muchos “nativos digitales” no saben manejarse con soltura en el entorno digital, y es una
necesidad que se debería ayudar a adquirir en el medio escolar.
Antes de embarcarse en una ruta concreta, los alumnos deben saber por qué están leyendo
lo que leen, y qué es lo que están buscando; deben entender que a veces es necesario
consultar más de una vez la misma página; necesitan, pues, discriminar y ejercer un
pensamiento crítico.
Por tanto, la alfabetización en el medio digital, debe empezar como la tradicional, es decir,
aprender o mejor dicho re aprender a leer, volver a los inicios y de esta manera disminuir la
llamada brecha digital, para lo cual PISA propone que los educadores deben:
Abordar las diferencias que se registran dentro de una misma escuela y entre escuelas.
4Y entonces ¿Por qué promover dichas habilidades para leer de forma digital? Hoy día es
fundamental para el acceso y oportunidades en esta sociedad de la información y así como
en su momento saber leer y escribir de la manera tradicional permitía mejores
oportunidades, lo mismo ocurre en el siglo XXI con la alfabetización digital.
El mundo de la lectura como sistema complejo involucra diversos actores como son la
escuela, la biblioteca, los creadores o el mercado mismo forman parte de este ecosistema,
por tanto sigue siendo fundamental alfabetizar a nuestros lectores en estos nuevos
contextos. El reto esta en activar políticas educativas que fortalezcan la formación de
lectores, acciones que permitan el desarrollo de habilidades lectoras, pero sobre todo
promover el entusiasmo por la lectura placentera.
Es cierto que las cifras rara vez revelan algo que no haya sido previamente pensado, pero
propician el conocimiento de las líneas de fuerza, los ritmos de crecimiento, las tendencias,
las mutaciones coyunturales, y las expectativas generadas por fenómenos como el que
ahora estudiamos. Y lo que revelan, en una primera instancia, es un cambio de tendencia en
el ciclo de transferencia de la información que afecta al sector editorial en general y al de
los libros en particular. Si la historia de la comunicación podemos analizarla desde la óptica
de las relaciones entre emisor y receptor y los procesos que han determinado las mismas,
observamos como su evolución ha estado determinada por la paulatina restitución del
emisor, e incorporación del receptor, en el proceso global. La aparición del documento
posibilitó la conservación de éste y su transmisión en la distancia y el tiempo, pero
desagregó los elementos espacio temporales inherentes a la comunicación oral. Las
tecnologías de la comunicación que han ido apareciendo a lo largo de la historia, pero
fundamentalmente en los siglos XX y XXI, han permitido la reintegración de los
elementos, primero de manera parcial (sonido, imagen), y después, con el desarrollo de la
web 2.0, total, posibilitando la transmisión de información en tiempo real, y la intervención
del receptor en la articulación de los procesos comunicativos.
En el caso del libro nos encontramos con unas formas de comunicación en las que la
vocación de mensaje totalizado y universal propicia la descontextualización del contenido y
se erige en condición de su capacidad comunicativa, diluyéndose en una pluralidad
caracterizada por la interactividad, la vinculación múltiple, y la hipertextualidad. Las
conexiones entre accesibilidad, difusión, y publicidad, desaparecen, borrándose los límites
materiales y fenomenales entre documentos y colecciones. Este cambio de prioridad tiene
el efecto de desestabilizar las mediaciones tradicionales, las encargadas de los textos
legitimadores, como empresas o comités editoriales, y aquellas que regulan la economía de
los intercambios, como los derechos de autor y el copyright
La comunicación digital tiene un carácter holístico, implica a todos los sentidos. El proceso
se rompe con la aparición del documento, el emisor se separa del receptor para facilitar la
comunicación en la distancia y en el tiempo. Con los documentos manuscritos se
conservaba, en cierto modo, la impronta del autor, en la medida en que seguían
manteniendo un carácter distintivo, cada uno obedecía a las características y circunstancias
del momento. Cada copia, aunque fuera de manera indeleble, era distinta de todo el resto,
aunque hubiera salido de una misma mano. Con la imprenta el proceso se serializa y la
despersonalización adquiere su máxima intensidad, los únicos signos distintivos obedecen
al diseño y a las marcas editoriales. El discurso, su estructura, sus tipologías las fija el
editor. Durante 500 años hemos asistido a un distanciamiento de autor-lector, a una
separación de emisor-receptor-documento, y a una serializacion de los contenidos,
marcados por las decisiones del editor que fijaba la forma del discurso.
Con las nuevas tecnologías los elementos del proceso comunicativo se reagrupan
incorporándose de nuevo a este desde un punto de vista total (imagen-sonido-texto-
interactividad) o parcial (sonido o imagen), y además se incorporan todos los elementos de
personalización que habían desaparecido con la imprenta, rompiéndose de esta manera el
orden de los discursos, el de la razones y el de las propiedades que habían singularizado la
época impresa.
En todo este proceso subyacen los procesos de visibilidad, extimidad y sociabilidad que
caracterizan a las nuevas prácticas de lectura, que rompen igualmente con el carácter
hermético y ensimismado que había adquirido esta, excepto para círculos reducidos de
lectores. Por su parte visibilidad y accesibilidad están estrechamente relacionadas con el
concepto de apertura, que ya hubiera pergeñado Umberto Eco, en un ensayo premonitorio
articulando practicas lectoras completamente diferenciadas. Frente al concepto de lectura
cerrada, acabada, concluida en los límites que circunscribe la fisicidad de un libro impreso,
surgen nuevas nociones de lectura que dan fe de prácticas vinculadas con los nuevos
medios y que resitúan, tangencialmente, las nociones de borrador y obra. El libro como
objeto impreso reviste la impronta indeleble de la intervención editorial, que le confiere su
realidad formal y conceptual, pero también legal a través del contrato de edición. El libro se
distingue fácilmente de cualquier otro producto impreso, por su singularidad estética y
simbólica, por sus elementos referenciales y por su imagen inscrita en el inconsciente
colectivo que lo percibe como tal. El editor le proporciona a la obra su forma material,
inscribiéndola en los sistemas de explotación que la colocarán en una escala de legibilidad
próxima al lector y al autor.
Para Lizardo Carvajal, de Lua Books, “es deber de los creadores de contenidos para niños
determinar cómo darle vida al papel en el contexto de lo digital”. Esto implica tomar parte
de las prácticas naturales de su generación para incentivar la lectura en sus propios códigos.
Aprovechar, por ejemplo, las infinitas posibilidades de lo transmedia creando relatos donde
la historia fluye sistemática a través de diferentes medios de comunicación y plataformas,
con el propósito de ofrecer una experiencia de entretenimiento coordinada y coherente
donde cada medio debe contribuir al desarrollo de lo contado.