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RESEÑAS

sobre la relación alma y cuerpo (Platón, abordar la identidad entre Iglesia y Cuerpo
Aristóteles, Tomás de Aquino, Descartes), de Cristo, la cuestión de la pertenencia a la
y el modo en que esas reflexiones clásicas Iglesia y la salvación, la «presencia de Igle-
inciden en la concepción eclesiológica del sia» en los no cristianos y en sus agrupa-
Cuerpo de Cristo (capítulo 3). Seguida- ciones religiosas, etc.
mente analiza la posición de la Reforma y Es discutible que la noción de Cuerpo
la respuesta de la eclesiología bellarminia- de Cristo, a juicio de la autora, «preceda»
na y su posteridad en la teología católica teológicamente a la de Pueblo de Dios (p.
(capítulo 4). La tercera parte aborda la 45). No estamos seguros de que plantear la
aportación del card. Journet, quien aplicó relación entre ambas nociones en términos
con agudeza la relación cuerpo y alma en de precedencia sea la perspectiva adecuada.
sus reflexiones sobre el «alma creada» (la No obstante, la investigación de Diriart
caridad) y el «alma increada» (el Espíritu constituye una aportación estimulante, y
santo) de la Iglesia (capítulo 5); y la coex- sustancialmente acertada, para la eclesiolo-
tensividad del «alma» con el «cuerpo» gía actual.
eclesial (capítulo 6). Finalmente, la autora
muestra la relevancia de esta reflexión para José Ramón VILLAR

Mauro PIACENZA, El sello. Cristo, fuente de la identidad del sacerdote, Madrid:


Palabra, 2011, 154 pp., 13,5 x 21, ISBN 978-84-9840-522-4.
El autor, el cardenal genovés Mauro ¿Cómo se custodia la vocación sacer-
Piacenza, es Prefecto de la Congregación dotal? Se custodia en el afecto a Jesucristo
para el Clero desde el 7 de octubre de cultivado en la oración personal; un afecto
2010. Este breve libro publicado original- que impulsa a la radicalidad y totalidad de
mente en italiano en el año 2010, reúne va- la entrega. El sacerdote no debe dejar de
rias intervenciones del cardenal entre los lado nunca la oración, resulta un «elemen-
años 2009 y 2010 (un retiro para semina- to absolutamente indispensable para custo-
ristas, diversos encuentros con el clero y diar la vocación, para conocerla, para ali-
conferencias en congresos) en torno a la mentarla, sostenerla, preservarla..., en una
identidad del sacerdote: su vocación y su palabra, ¡para amarla!» (pp. 20-21).
misión en la Iglesia. Es interesante la referencia explícita y
La dimensión esencial que configura la subrayada por parte del el autor sobre la
vida del sacerdote –el sello– es el sello sa- formación humana del sacerdote. Ésta evi-
cramental que recibe el día de su ordena- ta el peligro del dualismo (la vida espiritual
ción, un sello que abre la vida del nuevo por un lado y la vida material por otro) e in-
sacerdote a un don recibido de Dios y se- serta la fe en la propia existencia cotidiana
ñala y garantiza su pertenencia a Cristo y (p. 25). La formación humana del sacerdo-
su configuración con Él. te se articula inseparablemente con la cer-
El libro recorre, con claridad, optimis- teza de la filiación divina: saberse amados
mo y fidelidad a la Tradición de la Iglesia, por Dios da seguridad y estabilidad a la
algunos elementos esenciales de la vida propia vida sacerdotal (p. 26). En esta mis-
sacerdotal. Podríamos destacar algunos de ma línea, señala el autor, no se debe descui-
los contenidos más interesantes. dar la cordialidad y el trato educado (p. 29).

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RESEÑAS

El contacto personal con Cristo (pp. el encuentro con el misterio, dando priori-
29-30) en la oración y en los sacramentos dad al Señor, conscientes de que «no so-
constituye el eje central de la vida del mos nosotros quienes salvamos al mundo»
sacerdote. Su trabajo pastoral no resulta de (p. 83). El sacerdote debe hacer vida en él
una técnica más o menos estudiada y asimi- mismo las palabras de la consagración de
lada; la pastoral, sobre todo, nace del Cora- modo que, con Jesucristo, pueda decir
zón de Cristo (p. 34). El sacerdote se hace también con verdad sobre su propia vida...
también voz pública de la Iglesia que ora a «que se entrega por vosotros» (p. 92).
Dios con el rezo del Breviario (pp. 73-75). En definitiva, recuerda el autor, la
Con extraordinaria claridad y sencillez fuente de la identidad del sacerdote es
el autor saca a la luz la sutil tentación que Cristo y la vida de unión con Él. Éste es el
aparece a menudo en la vida del sacerdote: sacerdote que necesita la Iglesia y el mun-
la autosuficiencia y de la desunión. «Cuan- do: «un sacerdote enamorado del Señor, de
do expresamos reservas subjetivas e infun- la Iglesia, de la Santísima Virgen, Madre
dadas sobre el Magisterio, sobre las deci- de la Iglesia y Reina de los Apóstoles, y de
siones y actuaciones del Santo Padre y de su propia vocación, se convierte en rayo
la Iglesia, del Obispo y de nuestros supe- de luz» (p. 151).
riores, en realidad nos anteponemos noso- Este breve pero intenso libro resulta
tros mismos al Señor, damos precedencia a una estupenda lectura, llena de amor al
nuestro corto y parcial punto de vista sobre sacerdocio, escrito con claridad y optimis-
la sintética y global visión de la Iglesia» mo, en continuidad con el magisterio de
(pp. 76-77). Benedicto XVI. De gran interés, sin duda,
Algo esencial en la vida del sacerdote para seminaristas y sacerdotes.
es, sin duda, la Eucaristía bien vivida, con
unción y respeto, viviendo personalmente José Manuel FIDALGO

Laurent TOUZE, L’avenir du celibat sacerdotal et sa logique sacramentelle,


Paris: Parole et Silence, 2009, 281 pp., 15 x 23,5, ISBN 978-2-283-61091-6.
El autor, profesor asociado de la Ponti- implicación alguna en el momento actual.
ficia Universidad de la Santa Cruz, aborda Es decir, hacer del tema del celibato una
en primer lugar la cuestión desde sus oríge- mera cuestión histórica que pertenece a un
nes históricos, sobre todo a partir de los úl- momento superado dentro del decurso
timos estudios de Christian Cochini y Ste- temporal. Sí lo será sin embargo en sentido
fan Heid (cfr. pp. 15-22), donde se muestra estricto en el caso del obispo –sigue dicien-
que los ministros de los primeros siglos do–, por lo que –al proponer el Vaticano II
–casados o no– estaban sujetos a la ley de la la sacramentalidad del episcopado y la uni-
continencia. Sin embargo, esta razón histó- dad entre obispos y presbíteros– se podrían
rica resulta insuficiente si no está iluminada mantener unidas las respectivas disciplinas
también por razones teológicas, afirma el en torno al celibato (cfr. pp. 22-27). Sin
autor. En este sentido, rechaza tanto consi- embargo, afirma Touze, el motivo funda-
derar el celibato como una tradición apos- mental será teológico, y no meramente ca-
tólica strictu sensu, como hacer de ella una nónico o histórico: por un lado recuerda y
venerable tradición antigua que no tendría analiza el carácter nupcial de la entrega en

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