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Este es parte del panorama ambiental que se observa como consecuencia de la minería practicada
de forma ilegal. Foto: Archivo particular.
Seis años después, el panorama ha cambiado con la formalización de la operación, que ha
permitido encadenamientos productivos que involucran al 75 por ciento de las empresas
del municipio.
En Muzo, Boyacá, Charles Burgess, presidente de Minería Texas Colombia, recuerda que
antes de que se formalizara la operación actuaban 12 buldóceres, con los que se arrasaron
los bosques en busca de las esmeraldas. Luego de que comenzó a formalizarse la
actividad, hubo una invasión de la mina en el 2013, por mineros ilegales, y el debilitamiento
que tenía la montaña permitió un derrumbe en el que murieron tres personas.
Actualmente, la operación ya no es a cielo abierto sino subterránea, lo que ha
permitido recuperar los bosques.
La extracción de oro es en donde generalmente se registran los mayores índices de
ilegalidad. De acuerdo con cifras del Ejército Nacional, 170 municipios fueron afectados en
2018 por la explotación ilícita de este mineral.
De hecho, en numerosas ocasiones, la actividad ilegal ocurre en las mismas zonas en las
que hay minería formal: “Permanentemente tenemos entre 30 y 100 invasiones en
nuestra mina. Cuando se presenta una invasión, solicitamos un amparo administrativo,
hablamos con las autoridades y les informamos a las personas que están operando
ilegalmente en nuestro territorio, pero no podemos hacer más que eso”, aseguró Andrés
Restrepo Isaza, presidente de Mineros S. A.
La perturbación de los títulos legales de explotación o de las áreas cercanas a estos es
recurrente, según la Brigada contra la Minería Ilegal del Ejército, porque ya hay una certeza
de que en esa zona está el mineral, lo cual genera recurrentes fricciones entre formales e
informales.
La persistencia de la actividad ilegal obedece a razones como ausencia estatal o
rentabilidad. La brigada señala que un kilo de oro vendido informalmente cuesta 90
millones de pesos, y el valor asciende a 135 millones de pesos si es exportado.
Informes de la brigada determinan que en la explotación ilegal con retroexcavadora, el costo
mensual de cada máquina llega a 18 millones de pesos y se puede obtener una
producción bruta mensual de entre 135 y 225 millones de pesos, y una ganancia neta
de 86 por ciento.
La rentabilidad estimula la extracción ilícita de yacimientos mineros, un delito contemplado
en el artículo 244 del Código Penal, que prohíbe cualquier tipo de captación de minerales
de propiedad nacional y privada sin el correspondiente título minero o autorización del titular
de la propiedad.
Varios observadores coinciden en que la persistencia de la ilegalidad también es producto
de significativas falencias institucionales. Aunque la Agencia Nacional de Minería (ANM) es
una de las entidades donde se puede solicitar el amparo de títulos –figura de protección de
las propiedades–, la única autoridad que cuenta con la competencia para autorizar a la
Policía a ejecutar la suspensión de actividades irregulares es el alcalde de cada municipio.
En este sentido, fuentes presentes en los territorios sostienen que en determinadas zonas
del país, los amparos no se ejecutan dada la negación de los funcionarios, por los vínculos
con los mineros informales.
Parte de la planta de Minería Texas Colombia, que formalizó la extracción de esmeraldas en el
municipio de Muzo, en Boyacá. Foto: Cortesía Minería Texas Colombia.
En muchas zonas donde se hace minería ilegal hay un daño ambiental irreparable. Foto: Cortesía
Séptima División del Ejército.
“Cuando uno hace la comparación con cultivos de coca, la coca es ilegal desde el
comienzo, en cualquier momento que descubran la coca es ilegal, el oro no. Yo puedo
tener mi anillo de oro, y puedo tener mis gramos de oro, pero eso no es ilegal”,
destacó Sandra Rodríguez, analista sénior de procesamiento digital de imágenes satelitales
de UNODC.
En este sentido, si bien no se puede aseverar que todas las situaciones apunten a que hay
una correspondencia entre los mineros de los municipios y los grupos ilegales, sí se han
encontrado evidencias de que existe una relación entre estos, ya sea voluntaria u obligada.
Fuentes consultadas en los territorios advierten que para un minero pobre es más fácil
pagarle a un ilegal para que lo proteja de las autoridades que cumplir con los requisitos
legales. Terminan pagando una vacuna al Eln u otros grupos para que los protejan de la
autoridad.
La complicada ruta a la formalización en el país
En el último censo minero, en el 2011, el 63 por ciento de las 14.357 unidades de producción
minera encuestadas (UPM) no contaban con un título minero. En oro, el porcentaje
llegaba al 87 por ciento.
Hace algunos años, la producción legal solo representaba entre el 20 y 30 por ciento de la
actividad nacional, pero actualmente la producción legal del oro alcanza el 40 por ciento del
total nacional, dice Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería
(ACM).
El avance, dice, obedece no solamente a factores como la apertura de nuevas minas que
aceleran la producción, sino también a que “viene existiendo un marco regulatorio que
ha estrechado las posibilidades y el espacio de la ilegalidad”.
En este sentido, mecanismos implementados por el Gobierno, como el Registro Único de
Comercializadores (Rucom), el Registro Único Tributario (RUT) y, recientemente, la
plataforma Sistema Integral de Gestión Minera (ANNA Minería) han contribuido a registrar
y controlar la actividad minera en el país.
“Tenemos una meta de formalizar 27.000 mineros que no están actualmente en la legalidad.
En este momento están haciendo tránsito 10.000, y en la medida en que ellos estén en la
legalidad podemos fiscalizarlos y acompañarlos”, dijo recientemente Carolina Rojas,
viceministra de Minas.
Sin embargo, pequeños mineros aseguran que aún hacen falta normas diferenciadas que
contemplen las distintas escalas de hacer minería en Colombia. Juan, minero de Chocó,
manifiesta que “exigirle una certificación de contador a un pequeño minero de
subsistencia es obligarlo a pagar y a llevar contabilidad de algo que simple y
llanamente le está dando es para sobrevivir”.
No podemos decir que el Gobierno no ha hecho esfuerzos por simplificar la formalización,
lo que podemos decir es que esos procesos no han sido tan exitosos como deberían ser
Andrés Restrepo Isaza, presidente de Mineros S. A., concuerda con esta afirmación al
exponer el trabajo de acompañamiento que la compañía realiza con dos comunidades, a
las que les concedieron parte de su título, las cuales están en sendos procesos de
formalización.
“La Empresa de Mineros de Jobo Medio (Emijom) –dice Restrepo– lleva más de 6 años
tratando de formalizarse y no ha podido cumplir con los requisitos porque son comunidades
en donde generalmente no tienen ni un bachillerato, y les llegan con unos requisitos que
ellos no pueden cumplir. No podemos decir que el Gobierno no ha hecho esfuerzos por
simplificar la formalización, lo que podemos decir es que esos procesos no han sido tan
exitosos como deberían ser”.
‘La minería que se hace con las manos no produce para sobrevivir’: pequeño minero
Juan* es un veterano minero del Chocó, que cuenta que la minería siempre ha sido una
actividad tradicional del municipio donde nació, pero que los pequeños extractores hoy se
sienten fuertemente estigmatizados.
Desde 1959, recuerda, el Estado colombiano confinó gran parte del territorio del Pacífico
para que hiciera parte de la ley segunda, una norma que protege las zonas forestales del
país prohibiendo cualquier intervención económica, pero sin tener en cuenta la actividad
tradicional de las personas que vivían en la región. De acuerdo con el monitoreo de la
Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC), el 95 por ciento de
las 35.194 hectáreas del Chocó son zonas en donde está prohibido hacer minería o está
fuertemente restringida la actividad.
Los materiales que se usan para la extracción de oro son mercurio, cianuro, entre otras sustancias
peligrosas. Foto: Cortesía Policía Nacional.
“Tengo la claridad suficiente para explicar por qué la mayoría de los mineros del Chocó hoy
no tenemos un título minero. Obviamente, el Gobierno considera la minería sin títulos como
una minería criminal, como una minería amiga de la delincuencia organizada, lo cual no es
cierto, pero parte de la culpa la tiene el Estado por su lentitud, su incapacidad y falta de
política clara para atender situaciones como esta”, asegura Juan.
Asimismo, es enfático en que el Código de Minas debería actualizar su glosario puesto que
algunos términos allí consignados van en contravía de lo que es la actual actividad minera
a pequeña escala.
“La minería que se hace en el departamento del Chocó es la minería de hace 500 años,
una actividad esclavista. Esta minería se hace con las manos y sin ningún tipo de
herramienta mecanizada. No le produce al ciudadano ni siquiera para sobrevivir, y
tiene que mecanizarse de alguna manera porque la máquina es necesaria para poder
escarbar y abrir sitios de hasta 5 o 6 metros de donde esté el depósito”.
Asegura que no se puede juzgar con el mismo rasero a una retroexcavadora que a una
pequeña motobomba que se utiliza para manejar un malacate, o que tiene algo de
mecanización.
Juan, así como muchos otros mineros a pequeña escala en Chocó, pide que se cumplan
los compromisos planteados por el Gobierno desde el 2012 para resolver su situación de
formalización que en la actualidad los mantiene en un limbo.
Se refiere al replanteamiento de los límites de la ley segunda, un código de minas
diferenciado que permita la inclusión de pequeños mineros y la suspensión de operativos
de intervención de la Fuerza Pública; todos, algunos de los reclamos de las comunidades
en los municipios chocoanos.
Términos claves de la minería
Extracción ilícita de minerales: actividad de extracción que se realiza sin ser legalmente
propietario del suelo, sin los títulos ni permisos correspondientes. Puede estar asociada con
organizaciones criminales.
Minería de subsistencia o ancestral: actividad de extracción de metales preciosos
realizada por una persona o grupo de personas que utilizan herramientas manuales hasta
de tres metros de longitud que les permita generar ingresos como medio de supervivencia.
Barequeo: actividad popular de los habitantes de terrenos aluviales. Se limita al lavado de
arenas por medios manuales, sin ayuda de maquinarias, con el objeto de separar metales
preciosos de dichas arenas.
Zonas excluibles de minería: lugares donde está prohibido realizar actividades de
extracción, como páramos, parques naturales y reservas forestales.
Zonas de minería restringida: lugares que requieren autorización especial para ser
explotados. Están incluidas las zonas de especial interés arqueológico, histórico o cultural.
MARÍA CAMILA PÉREZ GODOY Y MAURICIO GALINDO CABALLERO
REDACCIÓN ECONOMÍA